LIBRO DEL DRUIDA- Octubre 2021

[Asenath]

LIBRO DEL DRUIDA

 

Asenath recorría su espada una y otra vez con aquella roca, afilándola a pesar de ser muy consciente que nunca perdía filo. Era una forma de pasar el tiempo, una que la relajaba y despejaba su mente. Se encontraba sentada con las piernas cruzadas a un lado de un largo camino, frente a una improvisada fogata que podría mantenerse encendida toda la noche si la Guerrera así lo deseaba. El danzar del fuego daba a su piel chocolatosa un brillo llamativo.

El sendero que pasaba a su derecha se extendía de un poblado a otro, por un valle desértico. Allí había citado a su único alumno de ese mes, sabiendo que no habría mucho tránsito de viajeros. Esperaba que el joven se adaptara a su ritmo y no le diera problemas… aunque nunca esperaba demasiado de los magos. 

El cielo hacía unos momentos era celeste brillante, pero cuando la morena alzó sus ojos grises para contemplar el firmamento, distrayéndose de su labor por un momento, se había plagado de estrellas y pasado a mostrarse azul intenso. No veía la luna, posiblemente se encontraría a sus espaldas. 

Una caminata larga los llevaría lejos de allí, pero en lo inmediato solo esperaba que aquel tal Arcanus llegara y conocer sus intenciones, así podría evaluar si era digno de esos aprendizajes.
 

Editado 3 de Octubre del 2021 por Asenath

[Invitado Arcanus]

La magia avanzada que el joven estaba aprendiendo era realmente impresionante. Cada libro de hechizo, era aún más complicado que el anterior pero lo hacía poseedor de una magia muy poderosa. Su objetivo, era adquirir todos los conocimientos posibles para aumentar sus habilidades como mago y a decir verdad lo estaba haciendo muy bien. 

Se apareció en el lugar donde lo había citado la guerrera Uzza, con los anillos y amuletos correspondientes al libro del equilibrio. Por lo que había oído, solamente sería él en la clase. Por lo que debía dar el cien por ciento para no equivocarse tontamente y darle una mala impresión a quien decidiría si estaba apto para manejar aquellos extraordinarios poderes. A lo lejos, por fin diviso la figura de Asenath y velozmente se dirigió hacia allí.

- Buenas noches. Vengo a mostrar que soy digno para aprender la increíble magia que el libro del druida puede aportar. - Exclamó y realizó una exagerada reverencia.

Lamentaba no tener compañeros aunque eso haría que todo fuera más rápido. Pero los Uzza eran demasiado poderosos y sería más difícil vencerlos a ellos en un duelo que a otro alumno. Sea como fuere, el joven Arcanus estaba decidido a adquirir esa magia a toda costa.

[Asenath]

-Buenas noches, mi nombre es Asenath. Siéntate- su voz era firme. Acompañó sus palabras con un movimiento en su mano que le indicó que lo hiciera a su lado.

Dejó su espada del lado opuesto al indicado a su nuevo pupilo y rebuscó entre las tiras de su falda una bolsita que pendía de la cintura, la abrió y dispuso uno a uno los objetos que traía: un anillo, un amuleto y un pequeño frasquito con polvo rojizo como la lava. 

-Como ya debes saber, nunca abandones los amuletos que los Libros te brindan. No solo es cuestión de conocer hechizos, sino saber aprovechar aquella magia que quedó grabada en esos objetos para que ustedes los magos puedan utilizar -ella no era adepta a enseñar su magia, pero lo hacía por fidelidad a aquel tratado que su pueblo había hecho con Merlín tanto tiempo atrás. 

Tomó el pequeño frasquito, el cual iba amarrado con una tira de cuero para llevarlo como collar. Lo abrió y se echó un poco sobre la mano para luego extenderla y acariciar las llamas. 

-El Polen de los Lirios de Fuego permite exponerse a llamas o fuentes de calor extremas sin recibir daños. Hay que usarlo con cuidado para evitar que se vacíe el frasco, pero se rellena solo siempre que queden restos - tapó el frasquito y lo agitó suavemente antes de colgarlo de su propio cuello. -También puedes invocarlo pronunciando "Ignea" y una lluvia del mismo polen saldrá desde tu varita. Es muy útil en enfrentamientos... inténtalo -lo invitó. 

@ Arcanus

 

[Invitado Arcanus]

Lo que apenas notó el joven y que le encantó era que Asenath iba directamente al grano, no perdía el tiempo y no daba vueltas con vanas explicaciones. Al parecer era tenía un pensamiento similar al de Arcanus, que se aprendía más con la práctica que con la teoría. Sin perder ni un segundo, el joven tomó los elementos pertenecientes al libro del Druida que lo ayudarían a conocer sus secretos para poder utilizar esa avanzada magia. Prestó atención a cada movimiento de Asenath para evitar cometer un error.

Según lo que había leído en el libro, el Polen de los Lirios de Fuego era muy útil para protegerse de las quemaduras producidas por el fuego. Además se podía usar como ingrediente para fabricar una pomada que permitía que las manos de adhirieran a cualquier superficie. Y tal como le había dicho Asenath, el polvo de aquel frasquito se iba reponiendo poco a poco. El hechizo Ignea había sido utilizado sobre él, hacia muy poco tiempo para protegerlo al entrar a un lugar el cual se estaba incendiando, por lo que ya conocía su funcionamiento aunque todavía nunca había sido capaz de utilizarlo por él mismo.

- Ignea - Exclamó Arcanus con decisión agitando su varita. En seguida notó como el polen comenzaba a rodearlo, aunque realmente no había un fuego del que debiera protegerse. Sin embargo, estaba de acuerdo con la Guerrera Uzza, era bastante útil en combate para evitar sufrir quemaduras.

- Bien ¿Qué es lo siguiente? - Preguntó el joven mirando a Asenath, muy concentrado.

[Asenath]

Observó al mago experimentando con aquellas primeras enseñanzas. Sabía que las utilizaría en forma adecuada, lo notaba en sus modos. De no ser así, solo él se pondría en riesgo y desaprovecharía las enseñanzas de su pueblo. Lo siguiente... tomó un anillo que se encontraba entre los objetos. Lo sostuvo en la palma de su mano y lo mostró a su aprendiz. 

-Este anillo te servirá para pasar desapercibido en situaciones en que lo requieras. Te garantizará privacidad de meradas indiscretas....- se puso el anillo, esperando no necesitarlo, por fortuna el camino estaba tranquilo- El amuleto te ayudará a escapar de cualquier prisión, no importa si se trata de una cárcel de esas que ustedes los magos utilizan... con él podrás escapar, pero consumirá mucha de tu energía, así que es mejor usarlo solo cuando sea necesario realmente. - guardó el amuleto, ya no quedaban objetos, pero el libro enseñaba además varios poderes. 

Se puso de pie, era más alta que las brujas promedio con las que se había cruzado, y su figura de guerrera era imponente. 

-Obsistens-  pronunció, generando una capa luminosa rojiza -no necesitas pronunciarlo, puedes solo pensarlo y se generará. Es muy útil como defensa en enfrentamientos, te defenderá de cualquier tipo de ataques. - explicó y se detuvo, solo quedaban dos poderes más, pero quería asegurarse de que había comprendido bien hasta allí.  -¿Alguna duda?

[Invitado Arcanus]

Las cosas iban realmente sobre ruedas. Arcanus por primera vez en su vida, estaba disfrutando una clase. Todo lo que tenía que hacer era escuchar una breve explicación de la guerrera Uzza y realizar el encantamiento que correspondía. Nada de buscar cosas, ni pelear contra criaturas inanimadas carentes de inteligencia. Todo era rápido, simple y eficaz. Ojalá todos fueran así de eficientes como ella. Dado que después de todo nadie estaba allí para vivir una gran aventura, solamente era pagar, obtener el conocimiento e irse por más ancestral que fuera aquella magia.

Arcanus oía atentamente todas las explicaciones y utilizaba los objetos tal como lo hacía Azenath. Le gustó mucho el poder que le confería el anillo, a veces lo mejor era pasar desapercibido, por lo que lo llevaría siempre con él. En cambio el amuleto, no le veía utilidad en estos tiempos. Tal vez en el pasado cuando las guerras entre los Mortífagos y los miembros de la Orden del Fénix eran constantes, hubiera sido más útil.

- No, ninguna duda. Comprendo perfectamente los usos de esta avanzada magia antigua. - Exclamó Arcanus cuando Azenath terminaba de realizar la invocación Obsistens. Realmente útil para cuando uno se encontraba arrinconado y necesitaba una buena defensa. Aún faltaban un par de hechizos, ya que el joven había visto a otros magos utilizarlos. Le interesaba el Cantar de Eléboro, el hechizo que protegía de la pérdida de los sentidos y además era capaz de restituirlos, sin duda sería muy útil en un duelo.

- ¿Continuamos?