objetos malditos 呪われた ゴブリン <Norowareta goburin>

[toji]

Tazz Malfoy

Llevaba mucho tiempo sin pisar Londres, sin embargo, había algo en el aire de la lluviosa ciudad que le atraía de una manera casi que no podía explicar. Quizás el gris constante del cielo o quizás sea la incesante lluvia que cae día sí y día también. Ahora, de adulto, el pelinegro no desperdiciaba la oportunidad de recorrer sus húmedas calles, caminando a veces sin rumbo fijo o cuando visitaba a algún conocido que vivía en la ciudad. Toda oportunidad de aprovechar para estar solo con sus pensamientos o simplemente para sopesar entre una cosa u otra. –Te echo de menos… 

 

En esta ocasión lo que le había llevado a Londres era la misiva que había recibido por parte de su amigo nipón, en ella le pedía que se vieran cuanto antes porque había temas importantes que tratar y que no lo podían hacer mediante lechuza. Tazz recordó al pie de la letra la carta que había recibido en la lejanía de su viaje. –...seguro que no será nada más allá de los problemas que ya teníamos– pensó mientras se adentraba una vez más por las callejuelas oscuras y llenas de magos y brujas de dudosa moralidad. 

 

Desde el día de la inauguración del local que el Malfoy no se pasaba por la sociedad que compartía con el japonés. Últimamente solo le enviaba reliquias y objetos mágicos malditos que encontraba en sus viajes y que servían para abastecer y satisfacer los gustos refinados de los magos y brujas que entraban por la puerta del local. Finalmente tuvo en visual el cartel gigante con las letras en japonés que rezaban el nombre del local de objetos malditos. El sonido de las campanillas que anuncian a los clientes que entraban en el local delataron al pelinegro, este tardó un par de segundos para acostumbrar sus ojos al interior opaco y cargado que había en el interior del local. 

 

–Buenas tengan todos…– saludó a las personas que estaban charlando cerca del mostrador. Se quitó la capa de viaje y la colgó en el perchero que había junto a la puerta. –Me gustaría hablar con el dueño del local– esta vez se dirigió al elfo que acababa de atender a una cliente que acto seguido se despidió dejando el local. 

 

Miró a la pareja que hablaba cerca del mostrador, el peliblanco se le hacía conocido, incluso la mujer con la que hablaba este, pero no se aventuró a equivocarse, simplemente se acercó más al mostrador para esperar la respuesta del elfo. 

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Dorei

Elfo doméstico encargado del local. 

 

–Mi señora… esos ingredientes son muy exclusivos… no estoy autorizado a venderlos a cualquier mago o bruja que venga a solicitarlos…. – contestó el sirviente con un tono seco. – Si me dijera para quién serán o con qué fines se usarán… quizás mi amo…. – el elfo doméstico cruzó su mirada con el Malfoy. El pelinegro hizo un ademán que el elfo interpretó como una reafirmación de complicidad. La criatura conocía muy bien la tapadera de Toji y Tazz y el tipo de negocio que habían montado en la trastienda del local, no podía permitirse que un descuido llevase a husmear a gente del ministerio. –Y bien… ¿mi señora?

 

@ Ada Camille Dumbledore  @ Noeline Malfoy McFarlan

[Ada Camille Dumbledore]

El día estaba frío en Londres, agradecía estar dentro del local mientras observaba a lo lejos un poco por los vidrios del ventanal como el cielo estaba gris.

Mi ida aquel lugar tan singular tenia una finalidad, por baja una poción muy singular que estaba experimentando, era algo que mi título en pociones me permitía pero lo que buscaba no era algo común. El joven con el que charlaba era un compañero de la selección de Francesa de Quidditch y la verdad es que era un chico muy callado y propio. Yo solo estaba allí por un objetivo pero la charla se había tomado bastante afable y era que el joven Dubois ( @ Noeline Malfoy McFarlan )  era bastante interesante, tenía puntos de vista que no eran muy con unos para mi y había sido muy entretenido hablar con él.

La puerta se escuchaba cuando miré a la puerta un joven de cabello negro y ojos profundos, dejo su capa a un lado y lo observe, jamás lo había visto pero me parecía familiar de alguna manera, y yo que quería pasar desapercibida. Me falto poco para golpearme la cabeza con la mano.

El elfo fin por fin se dirigió a mi, con amabilidad lo observe para hablar con él.

- Estoy experimentando una poción de olvido, quiero esos ingredientes porque ambos tienen propiedades que quiero en la poción.

No pasó inadvertida el intercambio del joven de cabellos negros y la criatura, dirigí mi mirada esta vez a los ojos del joven @ toji

-Son fundamentales para mi ambos ingredientes, y alguien cercano y de confianza me recomendó este lugar por tener elementos muy singulares.

Acentúe las últimas dos palabras siendo muy insistente en mi pedido, esperaba el comprendiera mi necesidad.

 

 

Editado 8 Marzo por Ada Camille Dumbledore

[Noeline Malfoy McFarlan]

Belmont Dubois

 

El aire fresco y húmedo de Londres se colaba por las calles empedradas, mientras las nubes grises cubrían el cielo, amenazando con una lluvia inminente. El ambiente estaba impregnado de una atmósfera misteriosa y cargada de energía, que parecía resonar con los secretos y las maravillas que aguardaban dentro de la tienda. Era eso, o la mente de Belmont lo traicionaba. 

―No soy muy hábil con las pociones, Ministra― murmuró, pasando una mano nerviosa por su cabello desordenado. ―Ni con la magia en general, en realidad,― agregó con un tono de resignación, consciente de que estaba hablando con una de las magas más poderosas que conocía. A pesar de su destreza en la fuerza, montando una escoba o en medio de una batalla, las cosas que requerían de más concentración se le escapaban, era difícil retener su mente en un solo sitio, durante mucho tiempo.

Las campanillas resonaron en la tienda, interrumpiendo sus pensamientos. Instintivamente, Belmont giró el cuello para ver quién llegaba, con la esperanza de que fuera Toji. Sin embargo, una vez más, no era él. Otro mago de cabellos oscuros se unía a la clientela, mientras que el misterioso japonés brillaba por su ausencia.

La incertidumbre se apoderó de Belmont. A pesar de su valentía y energía habitual, la idea de no saber qué hacer o cómo actuar lo dejaba nervioso y desorientado. Desvió la mirada por la vitrina cercana. Curioso, se acercó y contempló maravillado una serie de objetos de magia oscura y reliquias antiguas. Entre ellos, destacaba un cetro de ébano tallado con runas antiguas y un frasco sellado con un líquido brillante y misterioso. ¿Qué secretos ocultaban? ¿Qué historias podían contar? Con un suspiro, Belmont centró la mirada. ¿Debería seguir esperando al nipón o sería mejor que no vieran al cazador de los Paris Promise por ahí?