Prueba del Libro de Merlín - Candela Vs Asenath

[Asenath]

Cuando sus alumnos parecieron no tener más dudas respecto a los poderes que estaban adquiriendo.

-Recuerden, estos poderes los hacen responsables de todo lo que hagan con ellos -dijo seriamente antes de posicionarse frente a cada uno de ellos y crear tres portales. Uno… dos… tres… los cuales los conducirían a sus respectivas pruebas.

Los tres conducirían hacia el interior de la montaña nuevamente. El primero y el tercero a la misma caverna, pues dos de sus pupilos se enfrentarían entre ellos, mientras el segundo llevaría a otra cueva muy similar en la cual la pupila restante se enfrentaría con ella.

Los detalles de cada cueva los descubrirían al llegar al lugar, cuando las antorchas dispuestas alrededor se encendieran.

Ella aguardó a que el último de los tres cruzara el portal que tenía en frente, antes de crear el propio y también cruzarlo, posicionándose a ocho metros de distancia de la Triviani y haciendo una leve reverencia antes de alzar la varita hacia ella. La dejaría comenzar. 

Condiciones

• No existen límites entre la respuesta de la Uzza y la alumna.
• Duración del Duelo: 21 al 27 de febrero.
• Nos regiremos por las Reglas de Asaltos y Duelos
• Listas de Hechizos (enfocándonos principalmente e los del Libro de Merlin) 
• Quedan prohibidos los Off's y las ediciones. 
• Consultas, dudas o sugerencias, referirlas a este topic Consultas Libro de Merlin 
• Al llegar, la alumna deberá dar detalles del escenario.

Editado 21 de Febrero del 2022 por Asenath

[Mentita]

Candela frunció el ceño, claramente confundida por la creación de nuevos portales. Guardó el libro dentro de los bolsillos de su vestido y aguardó, de pie frente a uno de ellos, sin decidirse a atravesarlo. Miró de reojo a la guerrera, esperando la orden para cruzar pero ésta no llegó. Asenath estaba ocupada vigilando a los otros dos sin saber que, quizás, la más inestable era la propia gitana. No, no era soberbia. Era la certeza de saberse peligrosa, incluso para consigo misma. Tras asegurarse de que tenía los amuletos donde correspondían, entró por el portal.

El lugar en el que había aparecido no era muy distinto del que había salido anteriormente, incluso sentía el mismo olor a humedad, a moho y a soledad. Los pies descalzos de la bruja sintieron el suelo frío y se estremeció porque, de alguna manera, le recordaba a sus tantos años recluida en las mazmorras en Rusia. Desde algún lado de donde sea que se encontrase, había una gotera, podía escuchar cómo caía el agua gota a gota, lento. 

-- Lumus --iluminó con su varita, pues lo único de lo que estaba segura era de la gota de agua, de la humedad y de la oscuridad que reinaba.

Era una caverna, la profundidad de la misma no era muy preocupante. Sus dimensiones eran suficiente como para que la mantuviera a una distancia prudente de quien sea que le tocara enfrentarla, como luego comprobó en cuanto llegó la mismísima Asenath, que se colocó a unos ocho metros de distancia de la gitana. Alrededor de ambas no había absolutamente nada, sólo los muros rocosos que conformaban la cueva, la gota de agua que, se dio cuenta, caía detrás de la guerrera y que no representaba ningún tipo de peligro, y una vegetación apenas visible que crecía en las pequeñas aberturas de los muros. 

-- Supongo que seremos usted y yo, guerrera. --sonrió, mientras que, con la mano libre, tomó el Amuleto Caudex que colgaba de su cuello y lo pasaba dos veces a la altura del corazón y, posteriormente, se remangaba un poco el ruedo del vestido-- Cinaede --murmuró para empezar con la lucha. El gas venenoso comenzó a rodear a Asenath con la clara intención de la asfixia.

[Asenath]

La varita de su pupila se encendió frente a ella, entonces la pudo ver a la distancia. Sabía que la bruja podría manejar el poder que estaba adquiriendo, solo necesitaba comprobar que lo hiciese a consciencia. Sabía que algunos de esos magos estaban por allí lanzando hechizos sin medir consecuencias, eso era lo que ella detestaba de esos sujetos, no solo el hecho de que el pacto la obligase a enseñar, sino el verlos alardear con esa magia que no les pertenecía. 

Como realizando el movimiento en espejo, Asenath pasó el amuleto Caudex por su pecho, en muestra de que estaba lista para usarlo ¿lo haría? No. Pues no consideraba que fuese necesario dentro de aquellas pruebas, a fin de cuentas, quería que su pupila utilizara los hechizos. 

El primer efecto lanzado por Candela era uno de los que todos los que desfilaban por sus clases se apropiaban con mayor frecuencia, sabía que el veneno era una de las armas preferidas de esa comunidad. 

-Vara de cristal - su varita se estiró sin dejar de mostrar partes de madera, pero revelando una especie de núcleo de cristal luminiscente -Sectusempra- no se vería el rayo, solo el impacto del mismo. -Anapneo -agregó en su mente, eliminando el veneno que no dejaba de ingresar en sus vías respiratorias, volviendo a respirar con normalidad. -Curación- pensó finalmente, necesitaba eliminar el veneno de su sistema y revertir el daño.  

[Mentita]

La insultó. En su mente se había creado todo un arsenal de palabras malsonantes en contra de Asenath cuando los cortes que traspasaron su vestido y de donde brotaban sangre, hicieron evidente su ataque, palabras que se guardó a fin de que no se agarrase de eso la guerrera y terminase por desaprobarla. Pero, ¿Qué le importaba? Al fin y al cabo, no había llegado allí por motus propios sino por obligación, inconsciente y a la fuerza. Y aún así, se llamó al silencio porque, ya que estaba allí, no iba a dejarse quebrar por una mujer que seguramente tendría el doble de la edad de su madre y actuaba como si el mundo y la magia en él le perteneciera.

«Vulnera Sanentum» pensó y se asombró, aunque no lo demostró mucho, de lo rápido que habían empezado a curarse las heridas causadas por un Sectusempra cuyo rayo no vio. Para cuando se dio cuenta de que Asenath había hecho lo propio con el gas venenoso, Candela ya no tenía rastros de ataque en su cuerpo, lo que le dio el impulso para volver a atacar.

Invocó la Daga del Sacrificio y ésta se materializó en una de sus manos. 

— Immolo Oppugnare —pronunció, teniendo en la vista a Asenath como objetivo, mientras que, con la daga, se producía un corte profundo en el abdomen del que comenzaba a manar sangre. La herida gemela se produjo en el abdomen de la guerrera, lo que le provocó algo de gracia ya que anteriormente casi le salta a la yugular por cortarla con un Sectusempra y en ese momento ella se estaba cortando a sí misma. Curó su herida con Curación.