Prueba Libro de Merlín - Abril 2022

[Asenath]

El rostro de Asenath se mantenía impasible ante la presencia de la Blackthorn, no existía nada que le sacará de la profunda concentración en la que se había sumido irremediablemente. Las enseñanzas que le proporcionará a la mujer, ya estaba  sembradas como las semillas en un campo que ha sido dispuesto para dicha tarea, el germinar de las mismas ya no dependía de la guerrera, sino de su aprendiz. Invitándola a entrar en la tercera sala, sitio donde todo mutará de manera radical, ya no estaban dentro de una zona segura, sino todo lo contrario. El suelo se volvió inestable como una masa amorfa que estaba compuesta por huesos molidos y sangre fresca, arrancada directamente de las venas de los que no pudieron llegar con éxito a vincularse con el Libro de Merlín.

— Los verdaderos vínculos son los que afianzamos con la familia, aquellos que son más espesos que el agua y el aceite. Están creados por la sangre que nos corre por las venas, alianza que jamás podremos lanzar al fuego y ver que se consuma con el mismo, sino todo lo contrario—sentenciaba cruzando un puente que estaba sujetado por dos cuerdas roídas y poco resistentes. Sus ojos detallaban todos los grabados que estaban plasmados en las paredes, testamento viviente de los antiguos Uzzas. Ella misma tuvo que pasar por diversas pruebas, obstácu.los que le forjaron algo más que el carácter y la determinación para entregar su vida al arte de seguir aprendiendo nuevas tácticas que aplicar dentro del campo de batalla.

— Recuerde lo aprendido, si desea puede tatuárselo en el cuerpo. Considérelo un hierro ardiente que será moldeado por el oscuro fuego que habita dentro de su alma, dele la apariencia que deseé y deje que guie sus pasos dentro de este duelo—el consejo de la Nesedy era puramente una forma de demostrarle a la rubia que confiaba en sus capacidades. Aunque no siempre se llevaba una buena primera impresión, no podía descartar de una que algunos de los que salían de ahí se iba con algo más que la frente en alto— El amuleto Caudex, puede serle de suma utilidad, solo no lo use en una oportunidad que no sea la idónea—desviaba sus ojos hacia el dragón que protegía a la Alemana. Recordando a su compañero Uzza Gahíji que tenía uno en su poder y no era para nada amigable con los que osaban acudir a el para cursar el libro de las Auras. 

Abriendo un boquete enorme entre ambas mujeres, la guerrera simplemente se limitó a mirar con fascinación la lava que corría dentro de ese hueco. La sangre de la tierra que clamaba por un alma que acallará sus demandas y satisficiera de manera total el precio que tuvo que pagar la Ángel Caído para hacerse con el poder del Libro que estaba por vincularse con ella eternamente. Dando dos pasos hacía atrás, no se pensó dos veces el lanzar el primer ataque—Arena de Hechicero—pensó con tranquilidad lanzando al aire los huesos cristalizados de un mago que pereciera victima del fuego mágico. Aquel efecto dejaría imposibilitada a Kahlan de poder divisar con claridad donde estaba Asenath y atacarla con libertad o de manera certera.

— Espero que este lista, porque esto no será una prueba común—la advertencia de la guerrera era clara y desafiante. El camino que tendría que andar la mujer delante de ella, podría ser un verdadero calvario o un campo repleto de rosas, pero rosas carnívoras que no dudarían en devorar carne humana fresca y plagada de poder ilimitado como el que poseía su alumna.

 

Condiciones

• No existen límites entre la respuesta del Uzza y el alumno.
• Duración del Duelo: 20 al 29 de Abril 2022
• Nos regiremos por las Reglas de Asaltos y Duelos
• Listas de Hechizos (enfocándonos principalmente e los del Libro de Merlín) 
• Quedan prohibidos los Off's y las ediciones. 
• Consultas, dudas o sugerencias, referirlas a este topic Consultas Libro de Merlin

[Kahlan Blackthorn]

 

Blackthorn sentía su sangre hervir como la lava de un volcán, experimentando la misma carga de adrenalina que despertará en ella, el tener que demostrar de lo que era capaz dentro del campo de batalla. Viéndose rodeada por sus dos más cercanos colaboradores y los hermanos del hombre que le desafiaba a cada instante con sus desmedidas provocaciones— La vida suele estar plagada de toda clase de pruebas, pero la más grande ha sido creer que podes vencerme—respondía clavando sus ojos en los zafiros del caballero. El viento agitaba con fiereza las capas de viaje de ambos, envolviéndoles en una estela oscura que les daba una presencia más imponente y elitista— Sea como sea, no pienso ceder ante ti—dejando que poco a poco la memoria volviera a sumergirse como lo hace un submarino en las profundidades del océano. 

Ella emergió del abismo igual que su gemelo Kyle, almas corrompidas por los pecados cometidos por sus ancestros. No se les podía denominar como daños colaterales, sino todo lo contrario, simplemente era la imagen pura de la maldad más devastadora que pudiera existir dentro de la faz de la tierra. La Alemana no se pensaba dos veces el asesinar a sangre fría a quien se cruzará en su camino, aquellos que osaban interponerse en su andar buscando truncar sus planes— He hecho tantas cosas malas que ya no recuerdo lo que es una buena acción o que la luz entre por la ventana de mi habitación por las mañanas—sonreía de manera despreocupada asintiendo ante el ataque de la guerrera Asenath. Parecía que deseaba echar toda la carne al asador de una y no se andaría con rodeos—Pienso irme de aquí con el poder del Libro de Merlín, no me importa el costo que deba pagar—tronando los dedos de su zurda se materializó su varita azul eléctrico. 

Poco común podría resultar esa tonalidad dentro del campo de batalla, pero eso era lo que le agradaba de su personalidad destacar de manera más que peculiar y arrogante. La manera de comportarse en una situación de batalla, distaba mucho de todo lo que podía representar viéndola como la asesora de su gemelo Kyle dentro del Ministerio Holandés, recatada y elegante sin medida— Expavescerent—soltó como si se tratará de un dardo envenenado lanzado por una cerbatana. Emanando de la punta de su varita una pequeña chispa que anulo el efecto de la Arena de hechicero, su vista no se vio afectada por el conjuro que buscaba dejarla con la vista a media luz. Recordaba que ella tampoco podría usar la Arena en contra de la Uzza, pero ese mal era el menor de los que aguardaban dentro del duelo.

— Buen movimiento, pero aprendí de los mejores—siseó al traer al presente las clases que tomará con los otros guerreros. Sus ojos estaban fijos en la mujer que estaba a pocos metros frente a ella, dando un fuerte latigazo con su varita una sola palabra surco sus pensamientos— Flechas de Fuego—salieron disparadas de la punta de su varita una andanada de filamentos de fuego, buscaban quemar la piel de la Nesedy, provocándole un dolor lacerante. Además de heridas sangrantes que antes de que fueran curadas, debía pensar en apagar el fuego que abrazaría su cuerpo. Aguardo paciente el siguiente movimiento de su profesora, le interesaba aprender todas las estrategias que sabía que escondía bajo la manga la guerrera.

[Asenath]

El accionar de la Ángel Caído, no impresionó a la Uzza, aunque no demeritaba el esfuerzo de la mujer que se empeñaba en hacerse con el último Libro de hechizos que le quedaba en el tintero. Centrando sus ojos en los movimientos tan medidos de su alumna, detectó la ira que proyectaba cada uno de ellos, como si deseará arrojar fuera de ella todo ese cumulo de sensaciones amargas que experimento en su pasado. No era una contienda para psicoanalizar a nadie, pero pasar por alto esa clase de detalles era imposible, sobre todo con la fuerza de la naturaleza que acudió a esa clase. Percibiendo un enojo que se materializaba en cada uno de los conjuro que emergían de su varita mágica, dando un profundo respiro, no le quedó más que aceptar que su Arena de hechicero, no volvería a hacer acto de presencia.

— Se que ha aprendido de los mejores, yo soy una de ellos. Acaso ya olvido, aquella vez que le di clase o quizás sea yo la que este confundida—intentaba sumirla en una duda infundada de manera intencional por parte de la Nesedy. Unas flechas de fuego venían contra ella, pero no le daría la oportunidad de causarle daño con aquellos filamentos incendiarios— Obsistens—pensó Asenath creando un cerco de material luminosa tan poderosa que destello como el astro rey, pegando de lleno en este las flechas de fuego lanzadas por su aprendiz.

Apretando los dientes no dudó en arremeter de nueva cuenta contra la rubia, tal y como ella lo predijo los peores males estaban por desatarse dentro de ese templo. Usando las mismas armas que la Alemana, daba un fuerte latigazo con su varita, la energía que emanaba de esta era sumamente poderosa y capaz de dañar de forma grave a quien osará desafiar tan arteramente a su poseedora—Cinaede—soltaba con tranquilidad la guerrera. Rodeando a su rival con un gas extraído de los pétalos de pensamiento, aquel que se adentrará por sus fosas nasales y colapsará en el acto sus vías respiratorias y el sistema nervioso. 

Kahlan debía curarse de ese daño o al menos evitar que le causará más problemas de los esperados, ya que morir era una opción viable si no actuaba de manera inteligente y astuta, Asenath adoptaba una postura displicente y desapegada, porque debía ser de ese modo. No sentir la menor simpatía o agrado por sus estudiantes, ya que lo que menos importaba era salvarles la vida si la misma pendía de un hilo.

[Kahlan Blackthorn]

 

— Los mejores nos podemos jactar de serlo, no he puesto en tela de juicio que usted lo sea—la respuesta por parte de la Alemana fue directa y sin rodeos. Vaya que las cosas se estaban poniendo interesantes entre ambas mujeres, saltando al ruedo como dos toros de miura buscando clavarse las afiladas astas que adornaban sus cabezas. Pensando con calma su siguiente ataque, no se precipitaría y tomaría las cosas con la calma que las mismas ameritaban—Silencius—pronunciaba con total claridad la Ángel Caído, evitando de ese modo que de los labios de Asenath brotará el gas venenoso que le haría un severo daño a la rubia. El Cinaede jamás pudo concretarse, gracias a que hábilmente la Vidente pudo intercalar con éxito una defensa que dejaba por momentos contra las cuerdas a la Nesedy.

Se podía jugar el mismo juego desde ambas bandas, no veía nada de malo en usar un poco de lo mucho que pudo aprender de los guerreros Uzza. Sentía un especial respeto por Bakari, Runihura y Gahíji, no haciendo menos al resto. Pero su relación con los tres antes mencionados, le inculco la mejor manera de crear innumerables estrategias que le serían de utilidad dentro y fuera del campo de batalla— Ante todo los modales, no piense que me sobrepase con mi defensa. Pero tengo que irme de este recinto con lo que tanto anhelo obtener—afloraba en sus palabras esa determinación que pocas veces dejaba que se expresará en el campo de batalla. 

—Vara de Cristal—se desprendió de sus labios aquel conjuro que solo uso una vez en el pasado. Pero que ahora le daría el control total de la contienda. Su varita se transformó en una vara de color azul eléctrico al ser de cristal puro, dentro de la misma se vía como levitaban pequeñas estelas que eran las almas de los que cayeron al sentir el poder que ostentaba—Mutis—ese rayo se convirtió en un efecto dejando muda por un turno completo a Asenath era como tener una mordaza que le impedía hacer uso de la palabra para arremeter contra la Blackthorn. Cerrando sus ojos por un breve instante se remontó al momento justo donde ella y Xav, estaban enfrascados en su último encuentro antes de salir cada uno por sus lado a conquistar las metas que no tenían en común.

 

[Asenath]

Las cosas realmente se habían tornado encarnizadas entre la alumna y la profesora, ninguna daba espacio para que la otra pudiera colar sus estrategias, como lo hace la humedad por las viviendas. Dejando sin la posibilidad de poder lanzar ningún hechizo verbal, solamente le quedaba un as bajo la manga a Asenath. Haciendo uso de la experiencia que le corría por las venas, no se pensó dos veces en castigar de manera certera el accionar de la Alemana. Era bueno contar con aprendices tan apasionados, pero todo debía tener un limite entre lo que era permitido y lo que ya vulneraba las reglas establecidas por los guerreros Uzza. 

— Flechas de Fuego—pensaba con la tranquilidad que embarga a una persona que esta sumida en una profunda meditación. Saliendo de la punta de su varita una andanada de filamentos de fuego uno detrás del otro, pegando de lleno en el cuerpo de la Alemana. Provocándole quemaduras y heridas que debía sanar, ahora la balanza ya no estaba tan inclinada a su favor y eso le restaba un poco de ventaja a la aprendiz. El calor que abrazaba su piel, podía ser comparado con el que emanaba de la entrañas del infierno, confiada en que no moriría la Nesedy, no contuvo su siguiente ataque,

— Mutis—usando el mismo conjuro que su rival, le devolvía el favor dejandole muda por u  turno completo. Era entretenido tener esa clase de encuentros con personas tan poderosas y al mismo tiempo peculiares, no se le olvidaría jamás todo lo que estaba aprendiendo de la rubia con mechones rosados en su cabello. Desviando sus ojos hacia la tercera sala, ahí comenzaba el principio del fin para la Ángel Caído, ya que le sería relativamente complicado escapar de lo que estaba detrás de esa puerta. Una sorpresa improvisada por parte de la guerrera, pero era valido ya que todo se valía dentro del campo del amor y la guerra.