Búsqueda del Elixir de la Inmortalidad

[Kahlan Blackthorn]

 

— Promete dar un poder ilimitado a quien lo pille, piénsalo. Romper maldiciones que han sido lanzadas sin una razón valida a personas como nosotros, si que amerita enfrascarse en dicha aventura—vislumbraba la duda palpitando en los ojos de la Rosier— Yo también poseo una herida que no sanará jamás y créeme que es la peor condena que han lanzado sobre mi persona—evitando a toda costa revivir la obsesión que esa mujer fijará en su ser, al grado de lastimarlo severamente en cuerpo, alma y mente. Acomodándose en el sillón lanzaba un suspiro que quedó sumergido en una profunda cavilación— Lo que te aqueje, no pienso permitir que lo siga haciendo por más tiempo—aseguraba endureciendo su tono de voz.

Estaba un poco cansado de permitir que los hilos impuestos cual marioneta, siguieran controlando cada una de sus decisiones o movimientos. Levantándose como impulsado por un resorte, volvió a buscar la cercanía con Juliette— No es mi intención presionarte, solo deseo que seas feliz y no importa el costo que deba cubrirse para lograrlo—tomando con delicadeza la barbilla de la joven, cruzaba una mirada cómplice con ella. Tomando la mano de la castaña con suavidad, conducía la misma desde su costado derecho hasta la parte donde descansaba su marcado abdomen— ¿Sientes eso?—preguntó esperando no incomodarle al tener esa cercanía con su anatomía.

— Te lo contaré en algún momento, sabrás que significa y todo lo que me ha costado durante más de cinco años—estacionándose en su mirada una sombra que se extendió por toda su gallarda faz. El esqueleto de su armario que amenazaba con salir y reavivar una vez más el suplicio que le impusiera una desquiciada que deseaba tenerlo para ella y someterlo a sus deseos— He estado con muchas mujeres, pero jamás fue por amor de verdad—murmuraba lamentando todo lo que les hiciera pasar.

—Ame a dos hace tiempo y una de ellas, sigue viva dentro de mi. Dudo poder olvidarle del todo, contigo se que es diferente y no pretendo usarte para arrancarle de mi—confesaba siendo sincero— Contigo quiero lo que jamás tuve con nadie y aspiro a obtenerlo con el elixir o sin el—quedando el silencio, no le sacaba los ojos de encima, esperando que sintiera lo mismo que el Ángel Caído.

@ Juliette Macnair ❤️ 

Editado 6 de Octubre del 2022 por Kahlan Blackthorn

[Ada Camille Dumbledore]

 

El tiempo se había dado, era momento de hacer lo que se debía para obtener el poder, por supuesto estaba interesada en usar el poder de los mortifagos para lograr mis fines, hasta podría conquistar Gran Bretaña y hacer que de una vez por todas fueran una sola nación bajo mi mando. Cavilaba mis pensamientos mientras que me ataviada con mi varita y algunas dagas envenenadas que usaría en contra de todo el que se interpusiera en mi camino. No era de usar muchas armas pero si podía hacerlo y que pareciera un accidente bienvenido fuera. Si llegaba a ser la nueva líder de la marca podría hacer cambios que siempre había deseado con ella. 

 

Mi primera tarea sería ingresar al Castillo de Balmoral, lo que mis antepasados de la casa de Bourbon anhelaban conocer por dentro aquel lugar, siempre habíamos deseado que los gatos y los Británico fueran una sola fuerza, pero había sido imposible gracias a nuestro querido primo que primero nos había lanzado la guerra antes de permitir que hiciéramos algo diferente a lo que el deseaba para su reino.

 

No importaba lo que pasara esta noche encontraría el elixir y saldría triunfante, obviamente tendría que toparme con muchos muggles, pero cada uno de ellos tendría su merecido. 

 

Llevaba el cabello en una media cola, vestida totalmente de negro atuendo militar negro de piel a cabeza y una pañoleta que me cubría el rostro parcialmente y solo dejaba mis ojos al descubierto.

 

CASTILLO DE BALMORAL, Escocia 

 

Los terrenos de Ballater estaban aún bañados por la oscuridad de la madrugada, según los informes la custodia del Elixir había fallecido a las 3 10 de la madrugada  hacia no más una hora, por lo que todos los esfuerzos estaban puestos en ella y en lo que pasaría con el sucesor del trono  era mi momento de entrar en acción. Mi primer lugar para buscar sería nada más y nada menos que las habitaciones es reales, seguramente ella las tenía allí y esto estaba ubicado en el ala suroccidental del Castillo. Ingresar era algo fácil, los amplios ventanales cedían a un simple alohomora. Ingrese al  lugar ahora la misión es llegar hasta las habitaciones es reales sin ser vista.

[Kahlan Blackthorn]

Primer Ministro de Holanda

—Te amo...—

Aquella palabra quedó levitando en el aire como lo hace la hoja seca de un árbol en medio del otoño. Sus ojos inexpresivos miraban aquellas cuencas que no les inspiraban nada, perdiéndose en la inmensa oscuridad que emanaba de ellas— Se ha perdido todo, no puede recuperarse lo que jamás te ha pertenecido—hablaba clavando la daga en el costado de la mujer. La vida comenzaba a escapársele como lo hace la luz en medio de una tormenta eléctrica, sumiendo todo en una penumbra abismal. Ni una sola sombra amiga pudo salvarle de su cruento final, perdiéndose en los labios fríos del Ángel Caído se despedía de un amante que nunca le perteneció del todo.

— Yo jamás te ame—dedicándole esas palabras sumergía la afilada hoja como si fuera el ancla de un navío que llegaba a un puerto desconocido. Experimentando una sensación liberadora, ya nada le ataba al pasado que la joven, le impusiera como una maldición imposible de romper— No nos debemos nada—cerraba sus ojos dejando que ella se desparramara como lo hace el agua sobre el suelo. Volviendo poco a poco al presente, estaba solo dentro de su habitación en la mansión que habitaba en Holanda.

Los gritos de su hijo André, le llegaban como un golpe de energía que poco a poco le arrancaron una sonrisa de los labios— Ojalá tuvieras un hermano, tal y como yo los tuve, jugar con él y disfrutar de lo bueno que te ha legado la vida—perdiendo su mirada en los jardines admiraba la destreza de su pequeño. Aferrando con sus manos el huevo de dragón que le obsequiará la noche anterior— Pronto te llevaré a dar un largo paseo, donde ambos estaremos libres de cualquier presión—la mirada de la rubia le escudriñaba con severidad.

— Tenemos que hablar, lo sé, lo sé—tomando su mano, no deseaba que nadie estropeará ese momento tan especial. Sintiendo como poco a poco, volvía a la realidad y se encontraba dentro de la Torre Negra. Siendo sorprendido por el rugido de uno de sus dragones, buscando con la mirada el trozo de pergamino que le dejará como testigo mudo la Vidente.