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Gomita Haughton Westrong

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Mensajes publicados por Gomita Haughton Westrong

  1. Sexta planta con Leya y Athena


    La información teórica la tenían a la perfección, las chicas estaban atentas a lo que les explicaba y tomaban nota de todo. Estaba segura de que una buena práctica les serviría perfecto para reafirmar aquellos conocimientos que ya poseían, así que se me ocurrió sugerir.

    —Perfecto Athena —así es precisamente como es.

    Mencioné respondiendo a la pregunta de la chica mientras cerraba el libro y me guardaba la varita mágica en el bolsillo de mi bata de hospital. Luego me puse de pie y miré a un par de enfermeras que pasaban por el pasillo en ese momento y les llamé.

    —Disculpen... —¿Podría ser posible que las chicas realizaran una pequeña práctica de RCP con los muñecos de la planta?

    —Claro que sí, cuando gusten están a sus órdenes —respondieron ellas.

    —Muchas gracias —respondí de buen humor y luego miré a Leya y Athena —ahora, si ya no quedan dudas, vengan conmigo.

    Y me dirigí a una especie de bodega cuyo interior albergaba un sinnúmero de cajas de cartón y plástico, cuyo contenido consistía desde termómetros, torniquetes y los conocidos muñecos para practicar.

    —Adultos... niños... bebés... ¿En cuál les gustaría?
  2. Sexta planta con Leya y Athena


    —"Se recomienda que todo paciente en paro cardíaco reciba reanimación, a menos que —continué —la víctima tenga una instrucción válida de no ser reanimado; presente signos de muerte irreversible como el rigor mortis, decapitación o livideces en sitios de declive; no se pueda esperar un beneficio fisiológico, dado que las funciones vitales de la víctima se han deteriorado a pesar de un tratamiento máximo para condiciones como el shock séptico o cardiogénico progresivos."

    Continué con la explicación luego de escuchar la información que las chicas tenían y sonreí. Al parecer ya venían preparadas con datos ellas también, así que no fue difícil continuar con lo que yo tenía.

    —"También es apropiado abstenerse de intentos de reanimación en la sala de partos cuando se trata de un recién nacido con gestación menor de 23 semanas o un peso al nacer menor de 400g, o que tiene una anencefalia, así como también en casos confirmados de trisomía 13 o 18."

    Luego de terminar, miré a las chicas un momento y esperé sus comentarios, dudas... sin embargo Leya había comenzado con algo muy importante.
  3. Sexta planta con Leya y Athena *O*


    —Bien de acuerdo... —comencé a explicar —el uso de éstas técnicas es muy poco frecuente debido a la gran cantidad de pociones y hechizos realizados con ayuda de la varita, pero es un recurso de vital importancia cuando no se tienen al alcance ninguna de las anteriores.

    Dije recordando aquellas palabras que solía leer en los libros de medicina mágica dentro de la biblioteca del hospital. Recordaba que en el pasado, solía escuchar que se impartían en las escuelas de medicina muggle y en alguna ocasión yo misma había deseado tomar algún curso de primeros auxilios donde se explicara tal técnica. Lamentablemente no había sido posible, pero al trabajar en San Mungo había podido comenzar a aprender. Mientras pensaba con qué comenzar primero, alcancé a ver que Athena llegaba al lugar y sonreí.

    —Hola amiga, yo estoy bien gracias ¿Y tú? —le pregunté cuando la vi —bien... estaba a punto de responder algunas cosas que Leya me preguntó, así que creo que es momento de comenzar... ¿No?

    Y saqué la varita del bolsillo de mi bata blanca, la levanté y murmuré un hechizo. En ese momento un grueso libro apareció en mi regazo y lo tomé para revisar la portada, después de verificar que se trataba del libro que necesitaba, volví a mirar a las chicas, a las que ya les había ofrecido sentarse para comenzar con la explicación. Inhalé profundo, me sentía un poco nerviosa ya que de lo que respondiera dependería en gran parte, si no la nota de las chicas, mi buena preparación como sanadora.

    —Bueno... primero comenzaremos con lo que consiste esta técnica. La reanimación cardiopulmonar (RCP) es un conjunto de maniobras temporales y normalizadas internacionalmente destinadas a asegurar la oxigenación de los órganos vitales...

    Luego les invité a que se acercaran y una vez estando juntas, abrí el libro donde explicaban las generalidades de la técnica.

    —"La reanimación cardiopulmonar debe practicarse sobre toda persona en parada cardiorrespiratoria, es decir, que se encuentre inconsciente o sea que la persona no se mueve espontáneamente, no reacciona ni al tacto ni a la voz —comencé leyendo — y que no respire, después de la liberación de las vías aéreas y al haber desabrochado la ropa que pueda molestar la respiración no se observa ningún movimiento respiratorio y no se siente el aire salir por la nariz o la boca...
  4. Sexta planta con Leya °°


    —Hola, oye lo siento... estoy muy distraída últimamente...

    Mencioné a la chica luego de apagar mi reproductor de música y guardarlo en la bolsa de mi bata junto con los audífonos. Mientras pensaba que definitivamente tenía que hacer algo para no sentirme tan ausente o tendría algunos problemas, escuché a Leya pidiendo tiempo para hacerme algunas preguntas.

    —Claro que puedo responderte, no te preocupes... —comencé —si hubiera algo que no pudiera resolverte, pues investigamos en la biblioteca del hospital ¿Te parece?

    Le mencioné para animarla un poco, ya que al parecer no se sentía muy segura de que yo pudiese ayudarla. Sonreí luego y le pedí que me acompañara a las sillas del pasillo, aquellas que hacían de la sala de espera de la planta seis, luego le invité a sentarse y lo hice también.

    —Bien... creo que ya estoy lista.

    Dije con una risita. Hacía mucho que nadie me hacía preguntas así después de terminar la academia.
  5. Sexta planta con Leya n.n


    —Estás loca ¿Lo sabías? —me dijo una de las enfermeras.

    —Nada más tantito —le respondí mientras soltaba una risita.

    —Es que mira... ¿Cómo te puede gustar el secuestrador obsesivo de las alcantarillas?

    —¿Cómo puedes llamarle así? —dije con sorpresa.

    En ese momento la enfermera se fue riendo mientras llevaba una caja con material de curación, yo la seguí casi corriendo casi deseando lanzarle el estetoscopio, pero me contuve. Sonreí soñadora y mi mente se transportó a otro lugar mientras continuaba con los audífonos puestos, escuchando aquella canción que me encantaba, por lo que no dejaba de cantarla ni de día ni de noche.

    —Ya me las pagarás... —mencioné —cuando no tengamos tanto trabajo...

    —Está bien, pero ya deja en paz ese aparato —me respondió.

    Yo me reí, sabía perfectamente que se refería al reproductor que llevaba en el interior de la bolsa de la bata blanca. Segundos después me dirigí al archivo a dejar algunos expedientes en su lugar y me quedé un momento dentro, mientras observaba entre los anaqueles, ya que había sentido un aroma un tanto particular. Sabía perfectamente que no había nadie en el interior, pero me había puesto un poco nerviosa así que decidí salir...

    Todavía continuaba tarareando mientras me dirigía por el pasillo hacia las primeras habitaciones del hospital, y fue en ese momento que alcancé a ver a una joven que iba entrando a la planta. Me detuve algunos segundos para observarla bien y al verla aparentemente bien, continué mi camino hacia ella con tranquilidad para ver si en algo podía ayudarle. Fue ahí donde me di cuenta de quién se trataba.

    —¡Hola! ¿Qué te trae por aquí? —pregunté, tal vez necesitaba revisión.
  6. Sexta Planta

    Dando de alta a Bínfeyd n.n


    Los minutos pasaron y pronto la joven fenixiana comenzó a recuperar su color. Para mí era un alivio ver que respondía rápido al tratamiento por lo que podría darle el alta sin mayor problema. Aquella forma que me encontraba llenando estaba casi lista, salvo uno que otro detalle que comenzaba a llenar en ese momento y una vez que lo hice, levanté la mirada para ver a mi amiga.

    —Oh... de nada —dije con una risita al ver cómo se percataba de su atuendo.

    En ese momento Biny se levantó y se dirigió hacia mí para darme un abrazo, el cual correspondí con la misma emoción con el que recibí el suyo. Me sentía feliz de haberla podido ayudar, pero luego me preocupé al ver que había utilizado todas sus fuerzas para esa demostración y se desplomaba de nuevo sobre la camilla. Aquello me hizo recordar la poción revitalizante, así que rápidamente tomé el frasco y lo acerqué.

    —Si te tomas esto, te sentirás mejor y puedes recibir tu alta... ¿Comida? Claro que sí... veamos... —salí rápidamente de la habitación y en menos de un minuto ya llevaba conmigo una bandeja con algo para comer —provecho —dije con una risita.
  7. Sexta Planta

    Recibiendo a Bínfeyd n.n


    —¿Entonces me dejarán quedarme con ustedes?

    —Claro, pero si prometes que te comerás todo lo que viene en el menú para hoy.

    —No me gustan las verduras...

    —¿Y así piensas aguantar el trabajo del día?

    Discutía con las enfermeras acerca de mi alimentación, la cual no solía ser muy balanceada últimamente. Igual por falta de tiempo o de ganas, solía saltarme las horas de las comidas y dar solamente dos o a veces una, de la misma forma que omitir muchos de los alimentos importantes para mí. Esto había llegado a oídos de las enfermeras que trabajaban en la planta, y me había ganado una buena regañada.

    —Oí un ruido, ahorita vengo —mencioné levantándome de la silla en la que estaba sentada dentro de aquella habitación y salí al pasillo —¡Por Merlín!

    Y corrí hacia la joven que se encontraba descansando sobre una camilla, el cual denotaba claramente que se encontraba sin vida. Una vez que la miré bien estando cerca de ella, resoplé de mal humor al ver las inscripciones que tenía sobre su piel. Aquello era demasiado para mí y pensé que no podía quedarse así, por lo que mientras la empujaba hacia la sala de resucitación, pensaba en algo para poder frenar aquello.

    —No te preocupes... estarás bien —mencioné mientras comenzaba con el proceso de curación, el cual poco a poco devolvería a la vida a la joven fenixiana. Obviamente primero eliminé con magia las marcas de escritura de su piel y transformé sus ropas en una bata limpia de paciente de hospital para que estuviese más cómoda. Estaba segura de que pronto despertaría.
  8. Sexta planta. Heridos y resucitación de aurores

    Dando el alta a Aimé ^^


    Pronto los signos vitales de la joven comenzaron a estabilizarle, el color de su piel comenzó a hacerse evidente y logré darme cuenta de su respiración. Suspiré aliviada al notarlo y comencé a pasar mi varita sobre su cuerpo para cerciorarme de que las heridas internas que pudiese tener desaparecieran. Afortunadamente aquellas habían desaparecido, así que preparé la poción revitalizante y llené la ficha de alta para hacerle entrega una vez que se sintiera mejor.

    —E... ¿Estás bien? —pregunté cuando me di cuenta de que había abierto los ojos.

    Y fue en ese momento que noté algo anormal en ella. Conocía perfectamente la mirada de la fenixiana como para darme cuenta de que aquella era bastante distinta. Incliné mi cabeza a un lado muy sutilmente sin dejar de mirarla, y luego retrocedí un paso sin soltar la tabla de los expedientes. Luego froté mis ojos y en ese momento negué con la cabeza y sonreí extrañada al ver nuevamente sus pupilas con la usual tonalidad azul.

    —Mira, ésta poción te ayudará a recuperarte y cuando estés lista podrás salir del hospital con ésto —mencioné.

    Le había entregado un frasco con la poción y posteriormente dejaba la ficha de alta sobre una mesita al lado de su cama.
  9. Sexta planta. Heridos y resucitación de aurores

    Recibo a Aimé ^^


    Habían pasado algunas horas más desde que Jessie se hubiese recuperado por completo. Aún había quedado bastante confundida y yo lo relacioné con su reciente resucitación. Aunque había sido un tanto curioso, ya que por lo regular ese estado solía desaparecer luego de poco tiempo de haber retomado la conciencia, pero no me preocupé demasiado, puesto que sabía que pronto recuperaría su lucidez y sus sentidos al máximo.

    —Definitivamente las cosas cada vez están peor...

    Mencioné casi en un susurro a la enfermera que arreglaba la habitación junto conmigo. Los ataques de los mortífagos, como siempre, solían causar bastante daño en la población en general, pero principalmente en los miembros o simpatizantes de la orden del fénix, los cuales eran constantemente atacados por los enmascarados. Anteriormente yo misma había sufrido de aquellos ataques, pero luego bajaron su frecuencia por alguna razón inexplicable.

    —Oh vaya... —mencioné cuando noté el cuerpo sin vida de Aimé descansando sobre la camilla.

    No tardé mucho tiempo y pronto ya la llevaba a la sala de resucitación con ayuda de la enfermera y, al igual que en el resto de los compañeros, comencé con el proceso de curación. Pociones y hechizos comenzaron a llover sobre ella hasta que lograra ver una chispa de vida.
  10. Sexta planta. Heridos y resucitación de aurores

    Alta de Jessie ^^


    El semblante de mi amiga comenzó a tomar color y a dar claras muestras de recuperar la vida y la salud. Yo sonreí satisfecha mientras que la enfermera se encargaba de las atenciones que necesitaba mientras que yo tomaba su ficha de alta para llenarla. Seguramente la necesitaría de inmediato, por lo que no debía perder el tiempo, así que una vez que la llené, la dejé sobre una mesita al lado de la cama de la paciente.

    —Realmente no estoy segura de qué te pasó... seguro fueron los mortífagos. Como siempre —. Le pregunté una vez que la vi despertar —¿Cómo te sientes?

    Sabía de antemano que inicialmente no tendría las fuerzas suficientes como para levantarse y salir puesto que aún hacía falta suministrarle la última poción, la cual servía para reponerle sus energías. La poción herbovitalizante sería muy necesaria si quería salir ese mismo día del hospital, por lo que le extendí el frasco cuyo contenido aún no lograba que fuese de un agradable sabor.

    —Con esto te sentirás como nueva —comencé —y con esta ficha podrás dejar el hospital.

    Continué haciéndole entrega de la ficha de alta totalmente llena. Esperaba que pronto saliera de la confusión en la que parecía haber caído.
  11. Sexta planta. Heridos y resucitación de aurores

     

    Recibo a Jessie

     

     

    Leya se había recuperado totalmente y se retiraba del hospital después de darme las gracias. Yo la despedí deseándole lo mejor y me quedé sola de inmediato en la habitación, por lo que me dispuse a recoger todo lo que había utilizado y el resto de frascos vacíos. Acomodé la sábana de la cama y con un movimiento de varita todo estuvo en orden. Una vez que revisé visualmente todo el lugar, salí de la misma tarareando una canción en voz baja.

     

    —Necesito más pociones... —mencioné en voz baja al revisar cómo la vitrina estaba casi vacía.

     

    Realmente ahora que había más compañeras dentro del hospital, era más complicado tener un control exacto del número de frascos y la cantidad de la misma, por lo que había terminado casi vacío. Sin esperar un momento más, me dirigí a la sala en la cual se tenían bajo resguardo y ahí fue cuando me di cuenta de la presencia de alguien. Caminé lo más rápidamente posible hasta ella de manera que mi bata se agitaba por el movimiento de mis pasos.

     

    —Oh por Merlín... —mencioné sorprendida al ver que se trataba de Jessie.

     

    En ese momento, una enfermera que estaba revisando la habitación de al lado escuchó mi voz y al salir, se acercó a mí para brindarme apoyo con el cuerpo de la fenixiana, a quien conocía perfectamente bien debido a que teníamos un estrecho lazo de amistad. Un minuto después, Jessie descansaba en una camilla, la cual era empujada por mí hasta la cámara de la resurrección.

     

    —Estarás bien —fueron mis palabras antes de iniciar con el tratamiento.

     

    Una a una, las pociones iban siendo administradas a la joven, quien esperaba que pronto recuperara la vida y el color de su semblante. Las heridas internas y externas fueron sanadas a la vez por hechizos realizados con ayuda de mi varita mientras que la enfermera se encargaba de sus signos vitales. Con su ayuda, pronto Jessie podría despertar y recuperarse.

  12. Sexta planta. Heridas y resucitación de aurores

    Dando el alta a Leya ^^


    Todo transcurrió perfectamente. Leya sobre la camilla, recostada y recibiendo atención mientras sus heridas estaban siendo curadas por la magia tanto de mi varita como de las pociones. Pronto pudo recuperarse por completo, al menos físicamente, y yo me quedé más tranquila. Mientras rellenaba la hoja para darle su alta, me pregunté si acaso sería obra de los mortífagos y sonreí en mi interior.

    —"Por supuesto... —pensé —...¿Quién más?"

    Dudaba que un grupo de chicos hubiesen lanzado semejante maldición por error en dos ocasiones, y tomando en cuenta las experiencias pasadas, bien podría afirmar que se trataba de una batalla más contra los enmascarados. Inhalé hondo mientras miraba que la chica se bebiera la poción completamente, y mientras lo hacía volví a pasar la varita por su cuerpo para confirmar que no tenía lesiones internas.

    —No tienes que dar las gracias, al contrario —comencé —me da gusto que estés bien y gracias a ti por tu confianza.

    Finalicé mientras extendía la mano para tomar el frasco vacío. Leya pronto estaría totalmente curada y yo me sentía más tranquila de saber que lo había logrado. Ahora era momento de esperar y así lo hice, luego de cinco minutos de descanso, pude darle la ficha de alta para que se le permitiera salir del hospital. Ante esta idea, una ligera sonrisa se dibujó en mis labios y recordé las ocasiones en las que yo misma había tenido que recibir atención.
  13. Sexta planta. Heridas y resucitación de aurores

    Recibiendo a Leya ^^


    Me encontraba terminando de revisar cada una de las habitaciones de la planta, cuando un sonido un poco extraño me hizo girar la cabeza al salir de la última. En ese momento mi sorpresa no pudo ser más grande, al ver llegar por el pasillo a ni más ni menos que Leya, una fenixiana herida que se acercaba a recibir atención por su propio pie. Sin perder más tiempo, rápidamente saqué la silla de ruedas más cercana y la acerqué a la joven para permitirle que se sentara. Posteriormente la empujé rápidamente a la habitación.

    —Claro que puedo curarte —respondí a la pregunta de la joven —no te preocupes...

    Finalicé. Mientras tanto, ya le había ayudado a acostarse en una de las camillas y con un movimiento de varita logré transformar sus ropas ensangrentadas en una bata limpia de paciente de hospital. Leya había mencionado que sus heridas se debían a un par de sectumsempras, así que sin pensarlo dos veces, pronuncié un par de episkeys para sanar sus heridas y al momento pude notar mejoría en su piel, la cual ya se encontraba totalmente lisa y libre de heridas. Ahora solamente necesitaba reposo y reabastecer su sangre...

    —Bebe esto... —mencioné mientras le acercaba un pequeño frasco color verde, cuyo contenido amargo le haría reponer la sangre perdida —cuando lo tomes, te pondrás bien y podrás irte..
  14. Sexta planta


    De un tiempo a la fecha aquella planta se había vuelto bastante solitaria y no tenía noción del momento en el que ocurrió. Los ataques mortífagos, como siempre, hacían acto de presencia cada cierto tiempo provocando la desaparición no solamente del personal del hospital, sino del pueblo entero. Los medios de comunicación dentro del mismo no hacían mucha propaganda a los sucesos, tal vez por cuidado a futuras recriminaciones, pero las noticias llegaban se publicasen o no.

    Ese día, luego de colocarme mi acostumbrada bata blanca de manga larga, me até el cabello en una colita alta para evitar que el cabello me estorbara en la realización de mi trabajo. Después de dar una larga revisión a la sala de archivo, me di cuenta de que todo estaba en orden y decidí salir del lugar antes de que sucesos pasados en relación a ciertos portales en el tiempo volvieran a ocurrirme. Mis pasos apenas se escuchaban cuando me dirigí a la puerta y la abrí para salir, quien estuviese en el pasillo jamás creería que había alguien en el lugar.

    Mientras caminaba por el mismo, una vez que me alejé de la habitación, llevaba en mis manos una tabla con un par de expedientes en blanco para ser llenados en caso necesario. Iba también tarareando una canción que se me había grabado hacía poco tiempo, mientras mantenía la mirada al frente en busca de alguna de las enfermeras de turno. Hacía tiempo que no hacía alguna broma con ellas, y ellas al igual no la habían llevado a cabo conmigo y eso me tenía un poco extrañada, ya que estaba fuera de lo acostumbrado.

    Revisé las habitaciones y, una a una, fueron registradas en la hoja de revisión que también llevaba conmigo. Las enfermeras aún se encontraban en sus respectivas ocupaciones y por un momento me pareció que yo era la única alma en esa planta del hospital. Al resto de mis compañeras no las había visto todavía, pero confiaba en que se encontraran realizando sus actividades en algún lugar fuera de mi vista, pero dentro del hospital. Lamentablemente aquello no era así, ya que la mayoría de ellas se encontraban presas en la cárcel de los mortífagos.
  15. Para haber sido la primera navidad dentro de la Academia de Magia, y haber participado activamente en la cena de la misma no estaba nada mal. Las cosas habían salido de lo mejor y ahora me encontraba descansando tranquilamente en una de las habitaciones que la casa tenía. El vidrio ya reparado, lucía transparente mostrando todo el paisaje exterior asombrando a cada uno de los presentes dentro de la misma. Recostada, solamente respiraba hondo con los ojos cerrados mientras abrazaba aquél grueso libro que se me había entregado a manera de regalo.

    El primer día que había admirado ese lugar lo recordaba perfectamente bien. Había sido unos años atrás cuando me asignaran como estudiante en esta misma casa en compañía de mi hermano, quien se encontraba un curso más adelantado que yo. El convivir con él en esa sala había sido lo máximo aunque lamentablemente había tenido que dejar la Academia por un largo tiempo, a causa de diversos problemas personales. Tiempo después se me volvía a asignar a la misma al ingresar nuevamente pero lo había hecho sola.

    –Es increíble cómo cambian las cosas...
  16. Después de haberle entregado el regalo a la estudiante ganadora, volví a mi asiento y suspiré mientras mi vista se dirigía a los directores de la academia de magia. León había hablado ya y era ahora turno de Deiwan, quien después de un momento comenzó. El director fenixiano comenzó su discurso y yo le escuchaba atentamente sin perderme una sola palabra de lo que decía, mientras balanceaba mis pies debajo de la mesa.

    —Ya vienen los reyes magos, ya vienen los reyes magos... —comencé a tararear una canción muggle en voz baja.

    Mientras tanto, también acomodé un poco mi bufanda para cubrirme del frío y metí mis manos enguantadas dentro de los bolsillos del abrigo que traía puesto todavía. Siempre había adorado el frío, pero en ocasiones éste era tan duro que me costaba un poco soportarlo. Sin embargo, ahí me encontraba junto al resto del alumnado y mis compañeros, celebrando aquella noche especial.

    —Felicidades a todos chicos, es un premio muy bien merecido —mencioné cuando Deiwan terminó de felicitar.

    Me di cuenta de que la casa de los tritones, aquella de la cual era jefa, ganó el tercer lugar en las jornadas navideñas y sonreí. Un tercer lugar no era malo, pero sabía que se podía trabajar para mejorar mucho más y esperaba lograrlo la próxima vez. Luego estiré mi brazo para tomar una taza con chocolate caliente que los elfos había preparado y bebí un poco después de dar una probada a un trozo de pan.
  17. La cena se estaba llevando de la forma más tranquila que podría imaginar. Claramente había habido algunos inconvenientes que nos habían complicado un poco aquella celebración, pero al final gracias a los chicos se había logrado recuperar la paz aquella noche navideña y todo volvía a la normalidad. Las luces de los adornos brillaban en el gran salón, todo en orden luego de aquella larga pero linda jornada como nunca antes había pasado otra desde que fuese alumna, hacía relativamente muy poco tiempo.

     

    Levanté la mirada de mi cena, de la cual solamente quedaban restos. Las conversaciones de los alumnos me parecían escucharlas muy lejanas, mientras que miraba a mi alrededor notando a los elfos ir y venir para cerciorarse de que todo estuviese en orden. Yo no podía sentirme más satisfecha y tranquila, por lo que después de dar un largo suspiro, dejé los cubiertos sobre la mesa y puse atención a mis compañeras de la academia, al igual que al alumnado que gratamente nos había acompañado aquella noche.

     

    En ese momento escuché atentamente algunas palabras, tan distraída me encontraba que no había notado que el nuevo director se había presentado a aquella cena. Sabía que había un nuevo encargado de llevar aquella casa de estudios junto con el profesor Deiwan, pero hasta ese momento me enteré de quién sería el encargado de cumplir tan importante función. Boquiabierta, miré con atención a ni más ni menos que León Corvinus, mi propio padre, a quien tendría cerca también dentro de ese lugar.

     

    —Es excelente —mencioné en voz baja y solté una risita entre nerviosa y divertida mientras me ponía de pie.

     

    El momento de la clausura de tan importante festejo se había llegado, las demás jefas de casa habían pronunciado algunas palabras y premiaban a los chicos por su excelente desempeño en las actividades que se habían llevado a cabo en éstas fechas. La búsqueda del muérdago había sido un éxito, y ni qué decir de la búsqueda del mismo ser que amenazaba con echar a perder aquella noche que al final salía de lo mejor. Luego de descubrir de quién se tratara, era momento de felicitar al alumno que lo había logrado y Lisa lo hizo así, por lo que esperé para felicitar también.

     

    Lili Luna Black comencé —has logrado hacer un excelente trabajo, por lo que así como lo menciona mi compañera Lisa, te hacemos entrega del premio para reconocer tu constancia y tu participación —de pronto no se me ocurrió más qué decir —muchas felicidades —luego me incliné un poco para tomar una caja de regalo que le hice entrega a la joven una vez que la tuve cerca y sonreí recordando lo que había en su interior.

  18. Hola chicos!!!

     

    Yo no sé escribir cosas bonitas :c solamente puedo decir que igual espero que este fin de año lo pasen genial y que el que viene sea mucho mejor que el que para mí, está a punto de terminarse ^^ para los que ya viven en el futuro felicidades!!!! *O*

     

    Definitivamente el año que se fue estuvo cargado de muchas emociones tanto buenas como malas. Entre las buenas fue encontrar a magníficas personas que me han dado su apoyo en las buenas, regulares y malas jajaja, que han soportado mis arranques de mal humor y de momentos estresantes cuando de plano quería mandar a volar a todo el foro ajajaja

     

    Ahora mirándome acá, rodeada de tantas personas de excelente calidad humana, me di cuenta de que permanecer en el foro fue una de las mejores decisiones que pude tomar y aunque de pronto me la paso perdida de estas cosas, me gusta mucho formar parte de esta gran familia ^^

     

    Hasta luego chicos y feliz año nuevo!

     

    *Dejo papas fritas y gomitas aciditas con azúcar* :3

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  19. Seta planta con Pandora


    - ¿Pero qué te pasó?

    Pregunté mirando cómo las cejas de Pandora se encontraban en un estado un poco extraño. Al mirarlas durante un rato pude darme cuenta de que se las había quemado ya que su aspecto se parecía mucho al de una persona muggle que había sufrido lo mismo por obra de un calentador de agua. De inmediato saqué mi varita y le apunté, en el mismo momento en que Athena hacía su aparición y la saludé.

    - Entonces... ¿Creo que será mejor una poción... - mencioné bajando la varita después.

    Nunca había reparado cejas chamuscadas con magia y me preocupaba que si lo intentaba esta vez, terminaría en peor estado en el que ya se encontraba de por sí. Sin embargo, había algunas pociones reparadoras que seguramente harían su trabajo si mi compañera se las tomaba, así que sin pensarlo demasiado, luego de dejar sobre la mesa las pociones que yo llevaba en las manos, salí corriendo por ella.

    - ¡No tardo! - dije al tiempo que corría por los pasillos para conseguirla.

    Un minuto después ya me encontraba de regreso, y es cuando noté la salida acelerada de Athena y un par de camillas con heridos, a los cuales Paú estaba atendiendo y logré ver que Aime salía también. Era evidente que no necesitaban ayuda, por lo que solamente me acerqué a ellas y les di un par de caramelos de fresa pero no interrumpí. Ahora ya estaba con Pandora en la habitación donde la había dejado.

    - Dicen que esta es muy buena - mencioné enseñándole la poción con aspecto fangoso - pero definitivamente no se ve nada apetitosa...

  20. Edyan


    El pequeño animalito se divertía corriendo ante las miradas divertidas de las personas que caminaban por el callejón, ninguna de ellas se animaba a acercarse, ya que los maullidos del gatito al que seguía no dejaba de maullar desesperado tratando de escapar.

    Yo había salido tarde de mi trabajo ese día, sin embargo sentí la necesidad de caminar un poco para distraerme antes de llegar a la mansión de mi familia. Cerré la librería y luego, con mi mochila colgada a mi espalda, caminé por todo el callejón mirando atentamente los escaparates. Las luces navideñas adornaban todas las vitrinas y suspiré al acordarme de algo que me hacía sentir nostalgia.

    Mi pequeño huroncito blanco de ojos negros caminaba tras de mí, como siempre, jugando y siguiendo ésta vez a un pequeño gato totalmente negro que se cruzó en mi camino. A pesar de mi llamado, Edyan continuaba corriendo tras el gato, el cual corrió y se adelantó a mí nuevamente con mi pequeño animalito tras él. Tenía que aceptar que la escena era verdaderamente graciosa, algo que no me había tocado ver antes...

    - Ya llegamos pequeño, ven acá...

    Mencioné cuando me detuve frente al negocio de las varitas. Necesitaba hacerle algunos arreglos a la mía así que no había mejor lugar para ello.
  21. Sexta planta. Heridas y resucitación de aurores


    —Cuídate mucho Eli —mencioné a la chica que ya se sentía mucho mejor.

    Luego correspondí a su abrazo y la miré irse. Ahora tenía que continuar con mi trabajo dentro del hospital, ya que había muchas actividades que dejé incompletas gracias a mi reciente captura. Definitivamente tendría que dar muchas explicaciones a mi jefa, ya que últimamente pasaba más tiempo en prisión que cumpliendo con mis obligaciones. Aquello ya lo arreglaría cuando Belu se desocupara, mientras tanto yo continuaría con lo mío y regresé al cuarto donde se tenían las pociones. Definitivamente los bezoares tenían que cambiar de sabor y por lo que dijo Eli, de olor también.

    —Fresa con crema, chocolate con leche... —pensaba en los sabores que podría tener —o de muchos para dar opción a elegir...

    Mientras revisaba el frasco de los bezoares, continué tarareando la misma canción que ya tenía desde hace días y que me gustaba mucho aunque obviamente no podía cantarla debido a mi evidente falta de voz. Destapé el frasco y miré su contenido, ya quedaban solamente tres y a pesar de que los pacientes no venían por problemas de envenenamiento con frecuencia, tenía que reponerlos por lo que decidí salir. Llegué al pasillo con el frasco en mis manos y caminé con tranquilidad hasta que una voz hizo que detuviera mi marcha.

    —¿Sí? ¡Aquí yo! —grité en respuesta a la pregunta de Pandora —¡Ya voy!

    Me dirigí hacia donde había escuchado que provenía la voz y entré a la cafetería, una cafetería a la que no acostumbraba entrar ya que no sabía que teníamos acceso a ella. Siempre había acudido a la que se encontraba al lado de la oficina de Belu, y era el lugar de donde solía extraer galletas con frecuencia y comer mi acostumbrada torta ahogada o los tacos que tanto me gustaban.

    —Vine —dije haciendo alusión a lo obvio y sonreí divertida mientras sostenía el frasco de los bezoares en mis manos.
  22. Sexta planta. Heridas y resucitación de aurores.

    Dando de alta a Eli ^^


    —¡También los escuchas! —dije con emoción.

    Era obvio que mucha gente dentro de esos lugares mágicos solamente escucharan música proveniente de grupos de magos y brujas, por lo que composiciones de muggles, así fuesen de lo más increíbles, serían desconocidas para ellos. Mientras pensaba en aquello presté especial atención a las palabras de mi amiga, y ahí es donde confirmé mis sospechas de que eran los mortífagos los causantes de todo aquello. Como siempre...

    —Envenenada... entiendo... —mencioné preocupada después de su explicación.

    Miré un momento sus piernas, las cuales ella mencionaba tenerlas entumecidas y ahora hasta acalambradas, ya que la vi hacer un movimiento un poco extraño para alguien en buen estado de salud. Sabía perfectamente lo que tenía que hacer, así que disculpándome con ella, corrí rápidamente hacia el área d las pociones y me apoderé de un pequeño bezoar que se encontraba guardado en el interior de un frasco de cristal color ámbar debidamente etiquetado.

    —Toma, cómelo —realmente no hacía falta mayor explicación. Eli sabía muy bien para lo que servían aquellas piedrecitas ya que no sería la primera vez que había visto una —algún día lograré que tengan sabor a dulce —mencioné mientras esperaba a que la comiera. Luego le entregué la ficha de alta para que se retirara cuando así lo deseara —puedes quedarte unos minutos a descansar si quieres, pero con eso será suficiente...

    En ese momento tomé mi varita y la pasé frente a la fenixiana, de arriba a abajo y pude comprobar que no tenía ninguna otra herida que requiriera atención. Eli podría retirarse en el momento que quisiera, y en lo que esperaba su respuesta, hice algunas anotaciones en su expediente para enviarlo al archivo.
  23. Sexta planta luego de escapar de Paú :3

    Recibiendo a Eli ^^


    Había logrado correr por el pasillo y terminé refugiada en el cuarto de los archivos. Era una suerte que la sanadora había recibido más pacientes y se haya olvidado de mí, ya que aún me encontraba mojada por el baldazo de agua que Paú me había echado encima para hacerme despertar. Una vez que me cercioré de que en efecto la chica estaba entretenida, salí del archivo y entré en el vestidor, en el cual había ropa limpia para mí y me cambié rápidamente. Pronto me encontraba vestida con una falda larga, blusa de manga tres cuartos y zapatillas de piso.

    —Ya era hora —pensé y luego estornudé —demonios...

    Mencioné en voz baja mientras me colocaba mi bata blanca y salía a recorrer el pasillo para verificar que todo estuviese en orden. No tardé mucho en darme cuenta que así era, por lo que decidí volver al archivo para organizar los expedientes que había dejado desordenados. Definitivamente mis ausencias comenzaban a notarse en el trabajo que me tocaba, ya que el resto de las sanadoras tenían suficiente con sus actividades y hacían bastante por mí cuando a los mortífagos se les ocurría capturarme.

    —"Canta mi ángel de la música..." —recité en voz baja ese trocito de canción —"...canta para mí..."

    Continué revisando habitaciones y al salir me di cuenta de que alguien acababa de llegar. Estaba con vida y eso me alivió. Suspiré satisfecha mientras caminaba hacia ella y me sorprendí al ver de quién se trataba. Seguramente a Eli también le había tocado la mala suerte de ser atacada por esos enmascarados, por lo que no se me ocurrió preguntarle el motivo que la llevaba al lugar.

    —Eli... —la miré bien un tanto extrañada ya que no mostraba ningún signo de herida —¿Qué pasó? ¿En qué te puedo ayudar?
  24. Sexta planta

    Rol 3. Alta :3


    —Sí puedo... —dije mientras daba un largo suspiro.

    Luego escuché cómo Paú buscaba y rebuscaba entre las pociones pero no me importó demasiado. Sabía que por fin podría descansar después de tantos días sin lograr hacerlo, por lo que no presté atención a su voz nerviosa. No la escuché, pero sentí muy bien la leve sacudida que me dio en el hombro y bebí la poción que me dio. Ésta seguramente me devolvería las fuerzas, pero al parecer la sanadora no lo creyó así con lo que me hizo luego.

    —¡No! ¡Me dará frío! —dije luego de sentir el agua de la cubeta mojándome toda.

    Me limpié un poco el rostro y la miré con los ojos entrecerrados, mientras las gotitas aún resbalaban por mi rostro y tomé aire hondo. Ésta sí me la pagaría. Como obviamente el sueño había desaparecido a causa del agua fría, pude levantarme rápidamente y tomé mi varita para apuntarle. Sin embargo, antes de hacerlo tomé mi alta y el caramelo que me dio para luego guardarlos muy bien conmigo. Seguidamente...

    —¡Aguamenti! —dije en voz alta apuntando a mi amiga.

    El chorro de agua salió certeramente de la punta de mi varita hacia Paú. Luego corrí por el pasillo hacia los vestidores de la sexta planta al mismo tiempo que destapaba el caramelo y me lo ponía en la boca.
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  25. Sexta planta

    Rol 2. Recibiendo atención +.+


    —Sí... estoy bien —mencioné.

    Paú había llegado a mi encuentro y comenzó a curarme de inmediato. Yo simplemente me quedé sentada ahí sintiendo mucho sueño de repente. Mi compañera y amiga ahora estaba enterada del porqué de mi ausencia a lo que me hizo sonreír un poco, las desapariciones eran algo muy frecuente. Afortunadamente pronto comencé a sentirme mucho mejor, ya que las heridas de mi cuerpo desaparecieron.

    —No me duele nada... solamente siento mucho sueño.

    Mencioné luego de que la fenixiana se alejaba por algunas pociones. Era verdad que me sentía muy cansada y si tenía la oportunidad dormiría durante días. Froté mis ojos y bostecé. Ahora que mis heridas estaban curadas sabía que podía dormir todo lo que deseara, ya que no había dolor que me lo impidiese. Esa fue la razón por la que aproveché el alejamiento y la distracción de la sanadora para recostarme en un par de sillas y cerrar los ojos.

    —Así mejor...

    Di un largo suspiro mientras comenzaba a quedarme dormida sin remedio.

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