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Allen Joe Walker

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Mensajes publicados por Allen Joe Walker

  1. Como intentando descubrir el significado de algún refrán de una cultura desconocida, al Walker le tomó algunos parpadeos poder decodificar el significado de la expresión de su sobrina al reconocerlo. Un reflejo de preocupación que halló en su mirada se esfumó cuando, corrigiendo su postura para equilibrarse y no ser arrollado, recibió el impacto de la puberta sobre su pecho, quién casi voló desde la cima de la escalera hasta él. Le abrazó con fuerza, con el sentimiento que se cobija a la familia. Sonriente, acarició sus cabellos, enterrando su rostro en sus ondas cobrizas, percibiendo ese particular aroma a flores que poseen las Macnair: a gardenia, en el caso de Ámbar. Con suavidad, tomó su rostro entre sus manos marmóreas, ligeramente magulladas, acariciando una de sus vírgenes mejillas mientras se ponía de cuclillas frente a ella, para apreciar mejor su rostro. Embelesado, se dejó agredir por aquella mirada esmeralda que había heredado de su madre, adornada por las comisuras felinas revestidas de largas pestañas, igual que su padre.
    -Cuánto has crecido, mi niña. Qué maravilloso es volver a verte, después de tanto tiempo, después de tanto añorarte.- Dijo, tomando ahora su mano. -¿Cómo estás? Intuiré que es tu primer año en ese loco castillo, Hogwarts.- Acotó, riendo.
    Fascinado de su elocuencia, se convirtió en el publico de aquel discurso fantástico, abarrotado de la emoción que reflejaba con cada relato de sus hazañas. Rió un par de veces, como hace mucho no lo hacía. Por un instante, dentro de él, se esfumó la incertidumbre que sintió al llegar a la mansión y en la posibilidad de un asedio inoportuno en su contra, logrando sentirse como en casa, su antiguo hogar, gracias a la simple presencia de un ser tan amado para él. Como un reflejo de su tranquilidad, optó por esconder a Solem de nuevo en su gabardina, a fin de sentirse menos alarmado. Por un momento, la manera en la que movía sus manos al hablar, le recordaba a la manera en la que Arya discutía con él cuando trabajaban juntos para la Orden del Fénix... Cuan distintos eran los tiempos ahora.
    -Me alegro mucho de que vivas una vida emocionante, cielo.- Musitó con una sonrisa en sus labios, contagiándose de toda su ilusión. -Según sé, hace poco menos de un año que has despertado de nuevo. ¿Cómo te va aquí, en casa? Espero que te estés llevando bien con tus primos. ¿Qué hay de tus hermanos? Sé que tu madre dio a luz hace poco...-
    Y contrario a lo que esperaba, al final de la pregunta, el rostro de la pequeña pelirroja se tornó en un pequeño espasmo turbio y amargo, pero expectante, como el de un estudiante que prueba su primer whisky de fuego. Mencionó algo relacionado a su estancia y sus familiares, pero al final se mantuvo en silencio y el albino decidió no insistir en sus pesares emocionales. Después de todo, el ritmo de vida con los Macnair nunca ha sido algo color de rosa; como un plus, tener a Arya de madre tampoco es cosa fácil. Poniéndose de pie de nuevo y viendo que el mandarina en el cielo comenzaba a tornarse en oscuridad, sintió sus maori llamarlo de nuevo, volcándole el corazón a retomar el objetivo que había presupuesto al volver al hogar de su familia en este país.
    -¿Está Arya en casa? Vamos, me da mucha curiosidad conocer a tus hermanos.- Tomando la mano de su sobrina se dispuso a ir escaleras arriba. -Aunque, como es natural, sé que no serán tan guapos como tú.- Apuntó, haciéndole un guiño de reojo.
    Cada paso que daba a lo largo de los escalones, se tornaba más silencioso que el anterior, aún manteniendo la precaución. Intentó mantener sus órganos internos en su lugar en un afán de mantener todos sus sentimientos en orden. La presencia de Ámbar era un bálsamo refrescante a toda su visión del mundo, pero el compromiso que le urgía a su propia razón de permanecer en este mundo se hallaba sólo a unos pasos de él. Después de perderlo todo, a todos y a sí mismo, sólo le quedaban ellas...
    ...Sólo le quedaba ella y su sonrisa.

    @@Arya Macnair
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  2. La última vez que hubo puesto un pie en su antiguo hogar recordaba un panorama por completo distinto. En ese momento, a la tenue luz del atardecer otoñal, lucía irreconocible en medio de los enormes nogales que abrazaban la gran edificación desde sus jardines laterales, separada de él por la enorme verja que daba a la calle y el extenso paseo adoquinado hasta su porche. Y es que muchísimo antes de que llegase a tener siquiera un nombre en este país, en esta diminuta coyuntura del universo, las enormes puertas frente a él fueron las primera (y las únicas) que le tendieron una mano solidaria. Por ese suceso y por muchos más, el exorcista viviría el resto de su existencia agradecido con las matriarcas de tan renombrada familia. Hacía sólo unos segundos que se había aparecido, en medio de lo que parecía un pequeño incendio generado de la nada, entre brazas blancas y plateadas, similares a la luz que produce la luna llena sobre un lago de aguas turbias.
    No era capaz de extraer de su memoria la cantidad exacta de tiempo que llevaba fuera de Inglaterra, lo que resultaba abrumador. Después de su pequeño paso por el Callejón Diagon en busca de restaurar sus propias motivaciones y recuperar la paz de su alma, pareció sólo un sueño difuso tras volver a las trincheras de la lejana China, donde aún se libraba la batalla poseer los pergaminos Arcadios, objetos mágicos sumamente poderosos que podrían cambiar el curso de la historia. Sin embargo, y más allá de toda premisa, las partes en guerra llegaron a un acuerdo que puso fin al conflicto, horas después de un par de firmas a un viejo papel que yace en una urna desde hace unas semanas. Ahora, era libre... De nuevo. Irónicamente, cuando ya no se pertenecía ni tenía a donde regresar.
    <<¿Y, entonces, qué hacemos aquí?>> Inquirió, su doppelgänger, en medio de algunas risillas.
    -Vengo a recuperarla.- Se dijo a sí mismo en medio de un ligero suspiro.
    Acomodaba las mancuernas de su gabardina negra, un obsequio de uno de sus generales en Shangai, mientras miraba sus manos. Había demasiadas cosas que debía considerar antes de irrumpir en su antiguo hogar, como la posibilidad de no conservar los permisos necesarios para aparecerse dentro, o atravesar el portico, o llegar a ser detectado por los escudos. Quizá, la que fue su habitación podría no existir y podría ella ya no estar en la misma estancia en la que llego a la mansión antes de ser la matriarca. ¿Y qué pasaría si Pik llegaba a verlo? ¿O algún hermano de Sybilla? Cada probablidad corría por la mente inquisitiva y milimétrica del Walker, que desprendía las ideas como pequeños hilos que enmadebajan cada uno de los cabellos plateados que caía de su cabeza.
    Levantó la vista y sonó su garganta en un siseo. Como si no hubiese pasado el tiempo, tomó la reja cuan muggle cualquiera, abriendo el cerrojo del hierro atropellado por los siglos, aún de pie, luchando contra la realidad que buscaba extinguirlo. Andó con las manos en sus bolsillos, la varita al interior de su gabardina y el cabello anudado en una coleta mediante una tira de lino rojo. Su caminata hasta el porche tomó mucho más tiempo de lo esperado, pues sus sentidos se hallaban en constante alerta ante una inminente autodefensa de la mansión; con el corazón en la garganta y su respiración serena, tomó el pomo de la puerta y se adentró en la enorme edificación, que mostraba su imponente y lujoso vestíbulo, capaz de deslumbrar ojos virgenes de maravillas. Dentro, se despojó de sus zapatos y tomó a Solem, su varita, a pretención de cualquier imprevisto.
    Le tomó uno par de segundos centrarse en el lugar exacto de la casa al que debía ir, pues los maori en sus brazos tardaron en reaccionar a la esencia de la mitad demonio. Andó a pasos rápidos y silenciosos que parecían susurros sobre la madera, pues sabía que la casa era capaz de amplificar cualquier sonido. No obstante, se vio en la penosa situación de ahogar un grito y detenerse súbitamente con el estómago en sus pies, pues dar la vuelta al pasillo que daba a las escaleras, la vio.
    Parecía inmaculada, milagrosa, como la imagen de alguna santa perteneciente a la literatura de las doctrinas muggles. Estaba de pie, frente a una ventana que derramaba la luz mandarina del ocaso sobre su espalda y sus cabellos, mirándole desde la cima de las escaleras. Perplejo, el ojiazul le reconoció al instante, pero le costó asimilar lo mucho que había cambiado.
    -¡Ámbar!-

    @ @@Arya Macnair
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  3. ¡Hola! Qué buen momento para retornar al foro. :D Quisiera el paquete de bienvenida. Me la he pasado leyendo todos los puntos de las recientes reformas y creo que merezco un premio por ello. No estaba activo desde el 2017. :rolleyes:

     

    Nick: Allen Joe Walker.
    Id: 93205
    Criatura que deseas: Hipogrifo.
    2 Conocimientos que deseas:
    -Conocimiento de Maldiciones.
    -Encantamientos.

     

    ¡Gracias! B)

  4. Había caído la noche y, con ella, la agradable temperatura del atardecer veraniego. La humedad del ambiente post primaveral comenzaba a sofocar los adoquines del callejón, haciendo que el calor incomodara la ya exasperante expectativa del Walker, quién jugaba con sus dedos ansiosamente en aquella banca frente a Pandora's. Se vio en la obligación de safar el cuello de su camisa para dejar respirar su cuello a través del flojo nudo de la corbata. Con el ceño fruncido, se esforzaba por esclarecer el panorama situacional que envolvía a los cuatro presentes dentro del club nocturno; sin el propio interés del espionaje, sino por saciar su habitual y osada curiosidad. La pequeña flama plateada que había generado hacía un par de minutos había conseguido extinguirse en medio de su destino: atravesar los sentidos de la directora de El Profeta. <<A pesar de todo, regalame tu mejor sonrisa... siempre.>> Pero, muy a su pesar, no causó el efecto que esperaba.
    <<¿Y ahora qué?>>
    -Ya no tengo ninguna excusa.- Musitó el albino a la voz en su cabeza. -No me gustaría ser descortés e interrumpir una reunión familiar por el simple capricho de mi paz.-
    <<Ya sabes quiénes están dentro. Puedes usar la situación como un comodín.>>
    -Es desagradable, Exael. No sé desde cuando te has vuelto tan mal consejero.- Aludí, sanjando la conversación con mi doppelgänger.
    Y sí, ya lo sabía. El don heredado de su ancestral y extinta familia le permitía al exorcista ver la energía que emanaban las personas, habilidad que facilitaban sus labores de reconocimiento en el área médica, pues distinguía a cabalidad y en segundos los posibles daños recibidos por el paciente y su tratamiento a requerir a fin de normalizar sus pulsos energéticos. Cómo cazador de demonios y espíritus, gozaba el reflejo de identificar entre obstáculos las presencias de los seres vivos, siendo capaz de fijarlos como objetivos previsibles en un tablero de posibles movimientos. De ese modo, dio con Sybilla Macnair y su excompañero y comandante de guerra en la antigua Grecia, Marcus Argéadas, a quién tenía que agradecerle haber forjado su perfil analítico entre los aranceles de la batalla y con quién compartió espada bajo el cobijo del emperador Magno. Los acompañaba otra fémina que, de momento, desconocía, pero que exhudaba la casta Macnair desde cada poro de su piel.
    Habiendo fijado sus orbes marinas en la puerta de madera y sin más remedio que su necia determinación, tomo las bolsas de compra y atravesó el umbral del negocio con la sutileza que lo haría cualquier cliente. Dentro, la iluminación tenue del pub agotaba la vista al primer enfoque, pero tomaba tan solo segundos acostumbrarse. Cómo a mitad de la escena central de una obra teatral, el mojado vampiro mostraba sus dientes a sus interlocutoras en un torcido gesto que emulaba coqueteo, Cissy mantenía su ceño fruncido arremolinándose en una sonrisa maquillada de cotidianidad, Arya parecía a punto de desmayarse por algún efecto narcótico que parecía estar curando la barandilla a la que se sujetaba, mientras la desconocida comenzaba su propia pequeña fiesta. De todos los momentos que pudo tener lugar en aquella reunión, determinó que el instante en que eligió sumarse había sido, probablemente, el peor.
    -Hola. ¿Ya tienen servicio disponible?- Preguntó con una media sonrisa despreocupada, cerrando la puerta a su espalda. Tal y como se entraría a la fiesta de cumpleaños de una persona muy anciana que quiere hacer revuelo. Caminó unos pasos dentro del pub hasta quedar a la misma distancia de todos los presentes, a la vista de todos y con todos a su vista.
    -Comandante Marcus.- Susurró con rostro severo, llevando el puño derecho a su pecho. -Poco más de un milenio y los años pasan sobre usted. Qué honor volver a saludarle, aunque curioso verle aquí.- Inclinó la cabeza en un pequeño pero firme ademán, haciendo que cayeran algunos mechones plateados sobre su rostro. Al erguirse, se volvió a Cissy, cuyo rostro parecía estar seguir en disputa entre el asombro y el disgusto. -También es todo un placer volver a verte, Cissy. Sigues tan radiante como las sombras te lo permiten.- Acotó con un gesto de viva gratitud, el mismo con el que la contemplaba desde el primer día que fue adoptado en su mansión, por el apellido de la renombrada familia. -¿Cómo está Artemis?-
    A la desconocida le miró de arriba a abajo con cierto dejo de desinterés, tal como se ojearía un libro para revisar que esté en buen estado. Sin afán de parecer descortés, levantó la palma de su mano libre con un gesto formal, a modo de saludo. -Allen Walker. Un placer.- Dijo sencillamente, pasando por encima de cualquier protocolo estricto de interacción: hace mucho que no se relacionaba con nadie que no fuesen soldados heridos, moribundos o cuerpos sin vida, con sus almas pendiendo del espectro de la perdición, a través de los ojos vacíos del horror de la guerra mágica. O Exael, pero ese era otro tipo de interacción, del cuál no se sentía orgulloso en absoluto.
    -Y tú...- Se volvió a Arya, que parecía debatirse entre estar y desaparecer. Sólo por un instante, creyó que se lanzaría a golpearlo hasta morir sólo por el tipo de mirada que le lanzó: a medio camino de entre quien recibe un cumplido romántico y quien sufre de una jaqueca cancerígena que amenaza con aplastarle el cráneo. -Ven aquí y dame tu mejor sonrisa.-

     

     

     

    @ @@Arya Macnair @@Juliette Macnair

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  5. China.


    Miró sus manos como como si fuera la primera vez, entre la humedad de sus pestañas y la polución del ambiente. Debía afilar sus ojos más de lo normal para poder avanzar a cada paso cuidadoso, pues la densidad del aire evitaba que sus sentidos le hablaran de lo que ocurría a su alrededor. Desde que dejó el Reino Unido tras la destrucción de lo que pudo haber sido su hogar y patrimonio a manos de los insurgentes al margen del Ministerio de Magia, se sumió en su propio exilio bajo el cobijo de la comunidad asiática, en China, donde la situación resultaba precaria. Sin embargo, era una nación que le permitía disfrutar de su privacidad y de su labor regular como medimago. Disfrutaba de las caminatas por la tarde, bajo la mirada adormecida y enfermiza del sol, atravesando con esfuerzo la nube de contaminación que dormía sobre el terreno imperial; aquél día cubría su rostro con dos vueltas de una bufanda de fina lana verde, cuyo nudo quedaba oculto en los pliegues anchos de su gabardina de anchas solapas, desgastada y roída. Le permitía respirar mejor, pero la incomodidad era la misma. Se sentía cansado, aturdido y distante de sí mismo, como si se contemplase desde afuera, de manera ajena a su propio ser, desconocido. Reposaba sus impulsos en el letargo de la monotonía, como un instrumento cansado de hacer arte y se dedicó sólo a realizar sonidos aleatorios, sin un rumbo armónico.


    -Necesito ropa nueva.- Se dijo a sí mismo como si conversara con alguien más, mirando sus propias manos.

    <<Sí, podemos hacer un viaje rápido antes de volver a la unidad.>> Dijo la voz en su cabeza, mientras intentaba alizar la tela desgastada antes de devolver sus manos a los bolsillos.

    -¿Estará Dolce y Gabbana funcionando aún en el Callejón Diagon?- Se preguntó en un susurro, haciendo que la bufanda devorara la onda sonora. Se detuvo por un momento y enfocó la poca atención que le quedaba en los locales en torno a él: odiaba las tiendas en Shanghái. Después de todo, no requerían demasiado esfuerzo para ocultarse en una de las ciudades del mundo con más población por metro cuadrado.

    <<¿Qué tal si lo averiguamos?>> Incitó el eco de su conciencia.


    Al instante, un chasquido seco lo borró de las escena, llevándolo a un pequeño sótano ubicado en el distrito costero. Con un silvido de sus labios, su gabardina se despojó de su cuerpo y ardió en unas pequeñas brazas plateadas: ya había pagado con creces su valor y no era necesario conservarla. Corrigió su aspecto con una camisa blanca de mangas largas y se encajó un sutil chaleco de olán color petróleo; anudó su plateado cabello en una coleta con ayuda de un lazo rojo y se adornó con una corbata escarlata de líneas plateadas. Por un instante, se sintió listo para alguna especie de cita, un encuentro clandestino o un escape fortuito a los ojos de cualquier curioso. Se intuía preparado para un escape a Tanbarun, pero no se creía con la suerte suficiente. Habría de necesitarse un milagro que hiciera justicia a los maori tatuados en sus brazos para poder verla con sólo poner los piés en el Callejón Diagon. Se provocó un suspiro para llamar a la calma de su destartalada sensibilidad y, cuando percibió la llegada de la noche a través de la pequeña ventana sobre su armario, desenfundó a Solem antes de arden en llamas.


    * * *


    Reino Unido.


    En medio del callejón, algunas personas debiron dar un par de pasos a un costado al generarse densidad calórica en el aire, de la nada. Del oxígeno, chispas criparon creando brazas diminutas que se arremolinaron en una llamarada de fuego blanco platinado, de la cuál emergió el exorcista. Para Allen resultaba la manera más fácil de apacerse a grandes distancias, evitando los riesgos de una dispartición y un gasto excesivo de energía: la autoinvocación de sí mismo. Apenas comenzaba a caer el sol en el comercio mágico cuando entornó sus ojos en la calle adoquinada, de modo que necesitó eclipsar la luz con la palma de su mano para establecer su ubicación. Se encontraba justo en frente de la Botica Macnair, el segundo local, al principio del callejón. Con una ligera media sonrisa que pareció iluminar su rostro encendió un cigarrillo luego de guardar su varita en el bolsillo interior de su chaleco.


    Cuando salió de Gringgotts, el crepúsculo ya pintaba de naranja los ventanales del Callejón Diagon. Llevaba lo necesario en un pequeño monedero de cuero cepillado, recursos con los cuales se dió el placer de comprar un par de gabardinas, algunos conjuntos y zapatos; see pidió un café y un par de postres en Juan Valdéz que merendó con el más grande de los placeres. Y resultaba una de las cosas que más amaba del comercio británico: sin resticciones, sin afanes, sin calidad a medias; se respiraba una libertad hogareña inmarcesible desde todas las caras, siendo el pleno día del horario familiar hasta la caída de la noche y el ascenso de la reina en los clubes nocturnos esparcidos por toda el área. Echó una vista a su reloj mientras se preparaba para volver a sus aposentos roidos y confinados, pero jamás se perdonaría dejar la tierra que tanto lo amó y donde tanto amó sin ver a los ojos al ser que representó todo aquello en la etapa más emocional de su vida.


    El Walker estaba sentado en una banca a la sombra del porche de una librería, mirando al cielo aduraznado; se frotaba las manos de manera inquieta y pensativa, esperando.


    <<¿Qué esperas? No crees que haya cambiado de residencia, ¿o sí?>>

    -Puede que esté con alguien. Podría ser inadecuado e insulso. Lo mejor será ser prudente.-

    <<¿Y qué hay de Ámbar? Se lo debes. Se lo deben...>>

    -Y sería enormemente vergonzoso que supiera que estuve aquí y no fui a verlas. Debería escribirle una carta y...-


    Entonces, un estruendo mental.


    <<Ni lo sueñes, roja.>>


    De inmediato sus ojos, como mar turbio por el viento del litoral, viraron violentamente hasta el porche adornado del Pandora's Club. Allí estaba ella, con su esencia turbia y su aroma a jazmines. El albino sintió como el piso se sacudió bajo su centro de gravedad; quiso correr a abrazarla, pero su cuerpo no se movió. La conmoción de sus emociones fue más fuerte que su determinación para lograr la sinapsis que lo echara a correr. Inmaculado, sólo pudo escuchar el susurro de sus palabras llegar hasta él con ayuda del silvido del viento. Su piel se estremeció violentamente: no era capaz de recordar cuando fue la última vez que escuchó su voz... Que sintió su respiración tan cerca.


    <<Sabes tanto como yo que eso es mentira, por eso estás aquí. ¿Cuándo fue la última vez que pisaste éste lugar desde nuestro...?>>


    Pero no fue suficiente. Sus pensamientos simplemente cayeron bajo las tiendas, junto con el sol y el torbellino en su estómago, escurriéndose entre los adoquines. Debía marcharse justo en ese instante, o se metería en problemas. No obstante, y contrario a todo lo que se esperaría de su sensatéz y calcudamente estricta determinación, continuó sin moverse. Exhaló. Las bolsas de las compras temblaban en sus manos.


    Con un chasquido de sus dedos creó una pequeña flama blanca que se escabulló entre la gente y siguió a la mortífago hasta el interior del club nocturno en busca de su perturbada presencia.



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  6. Desde su punto de estación, a varios metros de lo que significaba el ápice de la ceremonia celta, resultaba ampliamente distinguible el modo en el que cada uno de los presentes se conglomeraba al rededor del manantial de luz que profesaba el inicio de la primavera. Sin embargo, segundos después de apreciar la sonrisa de Rose en medio de la multitud, acercándose a él, toda presencia en torno a su fisionomía se convirtió en algo insignificante.
    El delineado contorno que iba desde sus hombros hasta su caderas y que oscilaba musicalmente al compás de sus pasos acabó por convertirse en la banda sonora de su noche. ¿Quién demonios iba a pensar en un piano después de eso? El Fierabrás en sus manos pareció resbalar en un descuido a mano de sus, evidentemente, embelesados sentidos; podía atreverse a sentenciar que no escuchaba más que las hebras de su cabello ser azotadas al viento, no podía oler más que el perfume de sus violetas y ver su iluminada fisionomía a contraluz de la ceremonia de iniciación estacionaria, sumado a la impresión del osado escote que invitaba a la imaginación a darse un par de volteretas en pro de un ímpetu descontrolado. Magnus, como un centinela a su lado, se encargó de traerlo de vuelta a la realidad para recibir con inmaculada elegancia a su compañera de esa noche... <<Y ojalá por mucho tiempo más.>> Se sorprendió profesando.
    -Muy buenas noches, mi Lady.- Susurró con una singular venia impropia de su comportamiento, lo cuál evidenció una trascendencia de la broma con Rose. -Digamos que el claustro musical llevó mi sedentarismo al límite y, casualmente me entero que hay un coven en Hogwarts dispuesto a celebrar la Ostara, por lo que me resultaba insulso inasistir a un evento de tal magnitud.- Respondió a su pregunta antes de tomar delicadamente su mano y posar sus labios sobre el dorso en un formal beso. -¿A que se debe el honor de encontrar a Lady Walker en un evento como éste, tierras tan distantes?- Continuó sin cesar su tono teatral antes de tenderle uno de los vasos de cerveza artesanal, que si bien poseía un aroma bastante rudimentario, su sabor se asemejaba a un bálsamo refrescante, un descanso de frutos verdes y cebada fermentada con un toque de jengibre.
    Escudriñó con sus ojos en cada una de las curvas que desvestía su sonrisa y, de repente, pensó en Vanessa. Sólo hasta ese momento descubrió lo bien que se sentía estar lejos de ella; y aunque su fiereza siempre le resultaría increíblemente atractiva, era su personalidad lo que acababa por denigrar sus "relación", de poder denominarse así. No obstante, los liláceos ojos de Rose le transmitían calma y ligereza; le hacían sentir en medio de un manantial de agua cálida a la luz de la penumbra, en medio del silencio y la naturaleza: era como vivir un perfume, sentirlo, alimentarse de su sensación de confort.
    ...<<La amo.>> Se aterró de pensar, abriendo los ojos como platos y sintiendo como los colores abarrotaban su rostro descontroladamente.


    @@Rose V.Walker
  7. Sus pasos mudos resultaban acompañados del cripar de las ramas bajo sus pies, única cosa que le resultaba desagradable del Bosque Prohibido: Su imposibilidad para mantener la calma y el silencio. A pesar de aquello, resultaba increíblemente evidente la discrepancia entre el comportamiento habitual del ecosistema y la resolución del mismo para esas fechas, eventualidad que consiguió extraer de él una sonrisa en medio de su iracunda preocupación por mantener impío su traje blanco.


    Por fortuna y para favor de sus prácticas ritualistas, el wicca hacía parte crucial de su diario vivir. Desde la celebración de último Samhaín en Francia antes de su regreso a Inglaterra, su ceremonia del Yulé fue la última que llevó a cabo luego del levantamiento de la casa Walker, drenamiento de energía que acabó por imposibilitar su celebración Imbolic durante Febrero. Hasta la tarde anterior no hubo tenido plena conciencia de la existencia de covens estacionarios en Hogwarts, por lo que le emocionaba la idea de compartir la celebración del equinoccio de primavera en compañía de otras personas. Esperó, desde el fondo de sus ansias, encontrar a alguien conocido en el círculo; no obstante, sentía intriga por qué clase de personas y criaturas desconocidas hallaría en la festividad... Cuanto le habría encantado traer su piano, pero supuso que no sería apropiado hasta distinguir si el ambiente lo necesitaba o no.


    Marchaba calmadamente, observando el mapa de vez en cuando para verificar que su andar se mantuviese dentro de los parámetros correctos. Con su varíta arriba, sólo eran distinguibles sus orbes marinas y su corbata roja, única prenda que contrastaba con la vestimena y rasgos del albino, cabello níveo plateado desordenado con un mechó cayendo descuidadamente sobre su rostro y tez lechosa, apenas distinguiéndose de su traje. A lo lejos, las voces de las personas y los cánticos de las hadas resultaban un bálsamo reconfortante a sus medianamente aturdidos sentidos geoestacionarios; tras distinguir el cripar de una voráz fogata y los diferentes grupos de conversación dió el Nox a su varita para entrar con las manos en sus bolsillos.


    -Buenas noches, festivos.- Susurró el Walker, quien inclinó la cabeza a muchos de los conocidos. No conocía a la chica con quien hablaba, pero Groter parecía bastante entretenido, mientras que la matriarca Stark y Morrigan parecían sofocarse con presencias poco deseadas, pero igualdad de derechos de estar presentes. -Me alegra haber llegado en el momento justo, espero no interrumpir la ceremonia.- Agregó al concebir la primera aparición del signo primaveral: el manantial de las luces. Hadas y música conglomerada al rededor del estanque a punto de dar concenso a la primavera anual... El lapizlásuli del Ostara.


    En comunión de otras pequeñas reuniones, distinguió personalidades a las que hace mucho no veía, pero que se setía feliz de ver. Al siguiente segundo y muy cerca de uno de sus familiares distinguió a Rose, adornada con sus inigualables flores lila... Lucía radiante y hermosa. Llamó su atención con una ligera sonrisa y le guiñó un ojo para invitarle a una bebida que tomó de un par de hadas antes de su comunión con la naturaleza. Simplemente esperó.


    -¿Donde están esos ánimos?-

  8. Buenas noches, duendes.

    He abierto un par de veces el topic para abrir la bóveda de la Familia Walker y en ambas ocasiones se me ha efectuado una negación cerrando el mismo. No tenía ni idea (hablo muy en serio) de que se debía pasar por aquí para solicitar una apertura formal. Deberían decirlo en alguna parte y, en caso de que ya esté dicho y lo haya pasado por alto, en verdad lo lamento. Sin embargo, aquí está mi solicitud de apertura. Pido en el encarecido favor de que se me notifique por cualquier medio si el tema cerrado (link que dejaré en la ficha de la solicitud) podrá ser reabierto o si debo abrir un tema nuevo.

    Un millón de gracias por su atención. :D

     

    • Nombre de la Familia: Familia Walker.
    • Link y N° de la Bóveda del Familia: Bóveda N°108168.
    • Trámite a Realizar: Aprobar
  9. ¡Hey! ¿Cómo va todo? :D

    Llevo algún par de días leyendo todas las ideas que han ido posteando aquí acorde al Ranking de Duelos (quiero que se siga llamando así *-*) y me parece fantástico. Quiero ayudar. B) He leído casi todo el debate de acuerdo a lo que se quiere llevar a cabo y bueno, no sé que necesitan a parte de todo lo ya mencionado.

     

    Sobre los puntos y continuando con la idea de Mei de restar el +1 por duelo abierto (ya que la cosa se puede convertir en un negocio) pregunto ¿siempre habrá +1 en caso se perder o ganar contra un AR? Digo, porque se podría convertir en el mismo negocio. Me abro N duelos al mes y puede que no gane ninguno, pero tendría N puntos que un novato que al igual que yo ha perdido todos los duelos con miembros normales y no tiene punto alguno. O, todos los AR abrirían duelos entre ellos y ellos terminarían por sumarse más puntos que los novatos al final del mes aunque hayan perdido.

    No se si se da a entender la idea. Obviamente no digo que los novatos no se enfrenten a AR (o viceversa) porque ello aumenta la calidad del aprendizaje en cuanto a experiencia, pero si me parece eso de los puntos es irrelevante sólo por enfrentar un AR.

    ¡Saludos!

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  10. Resultaba ser un día soleado, radiante. Un medio día pleno e iluminado constantemente; el cielo profesaba una temperatura templada, pero aquí abajo se sentía la ventisca propia del deshielo que evidenciaba la salida del invierno, sumado a la densa humedad del aire a puertas de la primavera.
    Allen llegó caminando con paso sereno y mudo: Se sentía como en casa. China se había convertido en el único lugar del mundo donde no le disgustaba el ruido excesivo de las calles; sus adoquinados paseos y sus estrechos mercados llenos de marginados solían despejar de su mente la fantasía del mundo, lo fácil, lo inocuo... Despertaba su humanidad, el sentido de la supervivencia y la habilidad de la adaptación. Sus pies descalzos transmutaban en su imperceptibilidad y, gracias a la agitada y desventurada vida humana, lograba pasar desapercibido entre la multitud. Sólo una anciana, cuya sabiduría lograba transgredir la edad que sus arrugados y casi invisibles ojos profesaban, inclinó su cabeza para saludarlo: Yuen Ling. Hace doce años, el albino libró a uno de sus nietos de una poderosa maldición gracias al exorcismo. Hoy Guam Ling, con veintidos años, dirigía el negocio de pescado de la familia.
    -¿Algún trabajo nuevo, Sr. Walker?- Inquirió la anciana con una sonrisa conciliadora.
    -Un compromiso muy importante.- Respondió inclinando su cabeza y tomándole de la mano con suavidad, acariciando sus dedos. -¿Cree usted que podría usar el templo Foang para llevar a cabo mi encuentro?- Pidió respetuosamente.
    -Sr. Walker...- Expresó misericordiosamente. -Usted y los suyos siempre serán bien recibidos en nuestra morada. Adelante.-

    Se apareció.

    El dojo Foang, de veinte metros cuadrados, era perfecto para Lisa, quien se apareció exactamente a seis metros de él con ayuda del traslador que hubo hecho llegar a su oficina en el ministerio. La estancia presumía un fino piso de madera de pino agreste, tan pulido que resultaba reconfortante para la planta de sus piés; las paredes gozaban de un elegante y casi romántico tapiz de cerezo y madera de palorrosa, resinosa y de un aroma fresco que brindaba una sensación campestre. Los pilares eran bastos troncos de arce a medio pulir, pero barnizados para un agarre efectivo, mientras que los tejados de arcilla milenaria se soportaban en barandas de firme caoba montañosa, madura e increíblemente pesada pero igual de resistente. Todas las máquinas artesanales de entrenamiento marcial muggle estaban arrimadas contra una de las paredes. Resultaba ser un recinto ejemplarmente nulo para la magia orgánica, pero perfecto para las varitas, un digno cuarto de entrenamiento físico y mental. Sólo una persiana los separaba del mundo real.
    El peliplatinado atravesó a la Knight con sus ojos marinos y le sonrió con una amabilidad propia de su refrescante cortesía. Mantenía las manos dentro de los bolsillos de su pantalón negro de grueso dril, lleno de hebillas por todos lados; llevaba una camisa blanca a medio cerrar obsequiando el asomo de una cicatriz que surcaba todo su hemisferio izquierdo, y con las mangas recogidas hasta los codos permitiendo ver todo su tatuado, mientras que su cabello permanecía atado en una despreocupada coleta con ayuda de un lazo carmesí.
    -Siempre es un placer verte.- Susurró inclinando su cabeza al igual que ella lo hizo la primera vez que se vieron formalmente. -Espero que el lugar sea de tu agrado. Pensé mucho en qué parte del mundo podría serte idealmente cómoda... ¿Acerté?- Inquirió en una avergonzada risilla nerviosa. En realidad buscaba que su contrincante contara con su máxima condición. Sin embargo, luego de escuchar su respuesta, oscureció su gesto y afiló sus ojos denotando determinación y espíritu de batalla. Los ojos de quien conoce la guerra y sabe como enfrentarla.
    Al desenfundar sus manos dejó ver como un fugáz borrón a Solem, su varita, la cual blandió como una espada, cortando el aire en medio de zumbidos respaldados por la acústica del dojo.
    -Sectusempra.- Conjuró en un siseo, haciendo que de su varita emergiera un rayo que impactaría de lleno en el pecho de Lisa, quien acabaría desangrada a causa de múltiples cortes por todo su curvilíneo cuerpo de vampireza. Inmediatamente el rayo empezó su trayectoria, el ojiazul se agazapó en el amaderado suelo y se impulsó para dar un par de saltos que lo separaron tres metros más de la comandante de la Orden del Fénix.
    Observó atentamente los movimientos de la fémina con sus piés fijos en el piso, los ojos bien abiertos y los sentidos despiertos; midiendo milimétricamente cada sombra... Cada az de luz, cada respiración.
  11. ¡Ey! Paso por acá a hacer parte del censo. ^_^

    Varita: Obsequiada por el lider de un coven francés, esta varita está hecha de madera de roble morado, naturalmente rígida y susurrante. El centro el un ojo de basilisco, por lo que su poder corresponde a los estados de conciencia del portador siendo fuertemente influenciado por su estado físico y anímico. Posee ornamentaciones a lo largo de la madera semejantes a ramificaciones, mientras que en el mango, como detalle personal, tiene insertada una perla de Jade, símbolo de la familia Walker. Allen decidió denominarla Solem, pues así solía ser conocido el hombre que se la obsequió.

    Patronus: Tigre siberiano blanco adulto. Del doble del peso y casi del doble del tamaño de un humano adulto, su patronus casi parece sacudir todo a su paso al aparecer corriendo en medio de su plateada corporiedad. Sus rayas sombreadas y pequeña, pero densa melena, resaltan la intensidad de su mirada y su desafiante mandíbula.

  12. -Mejor tarde que nunca, señor.- Le consoló su elfo Dorian, quien terminaba de acomodarse una bufanda púrpura sobre su chaqueta de cuero negra. Vaya que vestía a la moda.

    Y sólo hasta entonces, el exorcista se hubo puesto su gabardina.

    Durante aquellas últimas dos semanas, apenas y llegó a tener un pequeño espacio en su línea temporal de ocupaciones en el que asistió a la gala de los Premios Fénix y pasar efusivamente a la entrega de los mismos; todo aquel asunto de legalizar la apertura de la nueva mansión familiar lo mantuvo enclaustrado en las oficinas del Ministerio más de lo esperado: jamás estuvo dentro por tanto tiempo y gracias a ello, reiteró una vez más su desagrado por aquel sitio. Definitivamente necesitaba volver al hospital mágico... Pero eso no venía al caso ahora. Es tiempo de fiesta y, sólo por ese día de pesado invierno, estaba dispuesto a dejar todo de lado y disfrutar de la compañía de todos sus allegados dentro y fuera de la familia Odefa. ¿Y qué mejor que la Madriguera? Contaba con el ambiente propicio que el Walker amaba: tranquilidad, calor de hogar, amables invitados, comida y una gran chimenea para descansar y conversar apaciblemente. Simplemente perfecto.

    -Estoy listo.- Musitó con una sonrisa llena de tranquila expectativa luego de mirarse al espejo y anudar su cabello en una coleta despreocupada. -¿Puedes llevarnos, Dor? Hoy estoy demasiado cansado como para aparecernos.- Y sin ánimos de parecer demasiado formal ni reflejar un semblante más tosco de lo habitual, anudó una bufanda a su cuello, resguardándola dentro de los plieges de su gabardina.

    -Será un placer, señor.- Chilló el elfo con una sonrisa quien, de inmediato, le tomó de la mano para desaparecer en un chasquido.

     

    * * *


    Y sonó un crack en medio del silvido del viento a sólo unos metros del gran punto de reunión extracurricular de la Orden del Fénix. Lucía espléndida: cada pequeño brillo, la iluminación interna, la corona de la puerta y los pequeños manteles de nieve esparcidos por el techo le daban un aire de tranquilidad imperturbable sólo hubo conocido una vez en su antiguo hogar. A paso lento -y para apreciar cada detalle antes de entrar- Dorian y Allen se encaminaron hacia el porche, pasando por la barrera invisible a manos de los hechizos de seguridad efectuados por los organizadores.

    -¿Por qué no habíamos venido aquí antes, señor?- Inquirió la criatura a su lado quien permanecía deleitada ante la arquitectura improvisada del refugio y maravillada de igual manera por la decoración.

    -Porque no había conseguido el momento adecuado, Dor. Y ése momento es este.- Susurró llegando al porche, encontrando que la puerta se abrió por sí misma, consiguiendo que la corona que la adornaba destellase pequeñas chispas de celebración. -Aunque yo he, incluso, vivido aquí por pequeños lapsos.- Pero su voz quedó un poco aplacada por, además del sacudir de sus botas, las voces dentro del recinto, conversadores y comensales.

    No pudo evitar dibujar una sonrisa en su rostro: era justo como lo había imaginado. Incluso, se desconcertó en reconocer a Mei, líder de la Orden, quien obviamente se desvinculó de sus ocupaciones por un momento para disfrutar del ambiente familiar. Encontró además, muchos rostros conocidos: su antiguo profesor de academia, Elvis; Jessi, con quien estuvo recientemente aquí; Adryanie a quien hace mucho no veía; Bel Evans, a quien encontró muchas veces en San Mungo; Kirara, con quien alguna vez tuvo un duelo y un par de encuentros... Entre otras muchas personas, incluyendo niños.

    -Felices fiestas.- Dijo con tranquilidad, expandiendo una sonrisa para saludar a los presentes. -Espero no llegar tarde.- Agregó antes de sacarse un poco de indistinguible nieve de su cabello plateado iluminado por las velas con un reflejo naranja. -Hemos traído brownies, esperamos que les gusten.-

    Con una pequeña palmada en la cabeza de su acompañante dio señal para que éste apareciera los brownies en una bandeja de la gran mesa en el centro del comedor expandido.

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  13. @ Vale, comprendo a cabalidad el asunto de los apellidos compuestos, así que por ello sólo se quedará 'Familia Walker'. ^_^

    Sobre la Orden Oscura está bien, estaré al pendiente; sin embargo, quiero aclarar: sí; hay un clan dentro de la OdF que lleva ese nombre, pero en lo que concierne a la historia de la familia Walker no se trata de un clan, sino de una organización que fue comandada por toda clase se seres que se dedicaban exclusivamente al exorcismo. De cualquier modo, es un asunto hipotético en donde simplemente hubo una casualidad de nombre en dos lugares del mundo diferentes en aquel tiempo (aunque hace un milenio no sé si existía ya la OdF). Espero que no llegue a ser un impedimento porque preferiría no cambiar la historia de la familia.

    Gracias de antemano.

  14. ¡Felicitaciones a todos los ganadores! ¡Pero que buenos premios estos!

    La verdad, jamás esperé ganar nada este año en los premios Fénix. Tan sólo tengo un mes de haber vuelto y ya me consideran el más sexy de los aspirantes... ¡Fue una enorme sorpresa para mí! Mayormente porque no tuve la oportunidad de estar en las votaciones (y el poco tiempo que tuve también me impidió votar) y créanme, no había votado por mí mismo jamás. HAHAH

    Por otro lado, felicito a todos aquellos repitentes de premios. Espero estar mucho más activo este año que viene y a ver si arrastro a Rose conmigo. xDD Ya nos hace mucha falta estar por acá más tiempo.

    En últimas, quiero agradecer a todas aquellas personas que votaron por mi en las nominaciones. ¡Les dejo un abrazo enorme! Y a los que no, ¡También! ¡Hay amor para todos! xDD

    ...¡Y no soy aspirante por siempre! <_<

  15. @ Gracias, hombre. Agradezco de mil maneras el post. :D

    Paso a avisar que Rose V.Walker (matriarca) ya posee un espacio libre en su ficha para agregar a la familia Walker, mientras que Oniria será momentáneamente removida del matriarcado hasta que pueda resolverse su situación puesto que tiene una prolongada ausencia de actividad dentro del foro.

    Sobre el hecho de que las familias no pueden poseer apellidos 'compuestos' me he fijado en que las familias 'Black Lestrange', 'Evans McGonagall' y 'Potter Blue' los poseen, así que pido que, por favor, se me aclare el porqué. Sin embargo, en caso de continuar con la restricción, solicito al editor y publicador del post de registro que sólo se quede el apellido Walker.

    ¡Gracias por la atención! ^_^

  16. Hola, a quien atienda.

    Hace ya una semana (creo) hice un post en el topic de registro de familias para comenzar el proceso de construcción de la familia Walker, el cuál contenía la ficha correspondiente. Dicho post debe ser aprobado antes por un moderador para que sea visible y, así, abrir bóveda, abrir el topic en Ottery, etc.

    Vengo porque, al parecer, dicha ficha no fue aprobada dada la no publicación del post, pero desconozco la razón; razón que me encantaría conocer para que, a la hora de intentarlo nuevamente, no me vuelva a ser negada.

    Gracias por la atención.

  17. De las muchas cosas que realmente conseguían desagradar a Allen, una de ellas resultaban ser convivir con niños. Su carencia de vital paciencia y tacto al intercatuar con los seres humanos le imposibilitaba, de muchísimas maneras, el converger con los infantes; sin embargo, desde el primer momento en que tuvo a Ámbar en sus brazos llena de sangre y casi al borde de la muerte antes de su primer respiro, vislumbró que aquel podría ser un pequeño faro que diera fin a aquella aflicción suya. Después de todo, no era que odiase a los niños o algo por el estilo, incluso sentía alguna empatía por verlos reír, pero ello no estaba en él. De algún modo, había nacido sin el don de la 'sangre dulce' como lo llamaban los muggles.


    Ver a la pequeña rizada volcada hacia él con los brazos dispuestos conjuró una expresión llena de ternura, una de esas que ves cada cien años en el rostro del demonio, quien a punto de tomarle de las manos y conseguir un primer contacto con ella luego de mucho tiempo, se detuvo al escuchar las palabras de la misma. El Walker sintió estallar su rostro en rubor y, de inmediato, apretó la mano de su compañera esa noche justo antes de verle al rostro para buscar una cuartada que le permitiese un ligero tiempo de reacción, pero descubrió que no había sido una buena idea: la Macnair había acabado mucho más perturbada que él mismo. Vino a su mente, casi como un relámpago en medio del silencio, el recuerdo de lo poco fructífera que había resultado la relación de la fémina con Aziid, quien a pesar de haber progresado mucho después de aquel episodio en su vida, sabía que aún hacía parte de sus fibras más sensibles a la hora del entretejer los hilos de una conversación.


    Escuchó entonces las palabras que Arya dijo a la niña luego de cargarla, quien parecía un poco confundida al intentar recibir la información. La mente del exorcista se movía rápidamente entre el raciocinio y los sentimientos, temía cometer una locura o delizarse hacia un disparate, pero el vínculo que había creado con Ámbar desde el instante de su nacimiento se lo pedía a gritos, más aún con la imposibilidad latente que poseía el peliplatinado para tener hijos. Esa suceción de ideas atravesando su consciencia acabó por hacer que las palabras de la pelirroja pasasen de largo por sus sentidos, captándolas ligeramente, pero dejando de lado su apropiada asimilación.


    -No le creas a esa loca, mi niña.- Susurró con la mirada aguamarina impregnada de dulzura, entrelazando la pequeña mano de la niña con la suya. -Para ti puedo ser amigo, tío, lo que quieras... Incluso, papá Allen.- Terció, haciéndole un ligero guiño, dedicándole una sonrisa de complicidad.


    En los ojos de la Targaryen encontró la incomodidad, el desconcierto y la prudencia. Ante su pregunta no sólo mostró una afirmativa, sino que pareció, de inmediato, arrancarle a la niña de los brazos, la cuál elevó hasta lo más alto que sus extremidades le permitieron para detallarle mejor: era la viva imagen de su madre, era desmesuradamente hermosa y llena de gracia. Imaginó por unos instantes que Arya pudo haber sido así en su primera infancia y aquello lo llenó de una ternura sin precedentes. Una que jamás había experimentado hasta ese vívido momento plasmado en su memoria para siempre. Giró sobre sus talones un par de veces, haciendo un efecto helicóptero que llenó a ambos de carcajadas, armonizando de una manera insólita la imposible noche que Allen hubo gestionado en su cabeza... y que ya no existía.


    -Deberíamos buscar algo de comer, ¿no?- Dijo en medio de una risa adolescente, regresando a miniatura de fénix al regazo de su pecho, aludiendo a su madre y a Groter. -Morimos de hambre.- Apuntó imitando un puchero que Ámbar dibujó en su rostro, asintiendo dramáticamente.

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  18. Resultaba complicado para el Walker describir lo que sentía al ver a Arya sonreír; si bien hace mucho le exigió que siempre mantuviese su mejor sonrisa para que él se quedase a su lado, la petición real descansaba bastante lejos de aquel precepto: En realidad, él había decidido quedarse cerca para saber su sonrisa más cercana... Como ahora.

    Fue cuando perpetró la imagen de la pelirroja en su memoria tras aquella risa fresca como el verano que, inevitablemente, causó un acto espejo en él, sacándole una febril sonrisa; y sólo hasta ese instante, luego de que luciera frente a él ese vestido tan ceñido y lleno de ella, que vislumbró lo mucho que había cambiado en lo corrido de aquel año. Distinguía algunas muy imperceptibles cicatrices cerca a sus hombros, una figura majestuosa forjada por el ejercicio del oficio y en el mar cristalino de su mirada una fachada que escondía detrás los horrores contemplados a lo largo del tiempo y de su vida. Una frialdad invisible y aferrada a los errores que cobraba vida con la fuga de su paciencia, pero con la cuál estaba dispuesto a vivir el resto de su posible eternidad.

    <<¿Eternidad, dices?>> Le fue interrumpido. <<Vamos, Walker. Estas bastante lejos de ser un príncipe.>>

    ...Y dejó salir un suspiro. Cuando la fémina regresó a sus brazos, dio cuenta de que no estaba ahí para desnudar su nueva personalidad, si no para disfrutar de ella. Enredó sus dedos en sus fogosos cabellos, justo en el área de su nacimiento al borde de la nuca, y acarició su cuero con delicadeza, proporcionándole calma. Notó entonces que ese pequeño hábito estaba creciendo en él como la voraz llamarada de un dragón enojado. La siguiente frase logró hacerle recordar el momento y el lugar en el cuál la había profesado por primera vez en su presencia, seguido de una absoluta sensación de grandeza producto del resultado de aquella particular noche en la Academia: bailar con ella encajó como una de las experiencias más reconfortantes.

    -Lo sé.- Susurró simplemente, fijándose en sus ojos repletos de nostalgia. -En lo personal, no son para nada de mi gusto; siempre que intento huir, acabas atrapándome. Recuerdo...- Y sus palabras terminaron cruzadas en diferencia de sintaxis, pero con el mismo objetivo. Se mordió el labio inferior con un dejo de complicidad y asintió con suavidad deslizando su mano con ligereza desde su nuca hasta la punta de su mentón. -Lo recuerdo.- Musitó con nostalgia.

     

    <<¿Qué habrá sido de ella?>> Pensó de repente. Hacía poco más de una semana que había pisado Inglaterra y tenía menos de cinco en Ottery, pero sólo hasta ese momento se había preguntado por su prima Oniria. Buscarla sería arriesgarse a adentrarse entre los Mortífagos, pero podría preguntar a un par de personas; de seguro sabrán algo. Sin embargo, justo antes de dar el momentáneo primer pie a su investigación, notó en la Targaryen un cambio; un descenso rápido y una subida aún más abrupta. Algo había estado en su mente desde que llegó y en ese punto de la espera, un clic que puso final a sus expectativas causó la reacción dentro de ella: un claustro de silencio sentimental.

    ...Dejó salir una risilla imperceptible a los ojos marinos de su interlocutora, quien no dio cuenta de ella al tener su mirada fija en el panorama a su alrededor. -¡Pues vamos!- Accedió con júbilo siendo halado por ella entre los asistentes y elfos, como siempre. ¿Qué jamás perdería esa costumbre?

    -¡Groter!- Exclamó con sorpresa, sonriendo ampliamente. -¡No recuerdo cuándo fue la última vez que te vi! ¿Cómo est...?-

    Pero no acabó la frase, puesto que sus ojos oscilaron rápidamente a la pequeña fénix posada a su lado con prudencia en medio de todas las criaturas y personas presentes.

    -¿Ámbar? ¡Por Gaia! ¡Estás enorme!-

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  19. <<Demonios y yo.>> Misión 1: Pasar desapercibido hasta la calma. Fallida.

    A pesar de todo, en medio del creciente ruido que parecía ahogar sus oídos cuan presión de la profundidad improfanable del mar, reconoció aquella dulce y crocante voz que había mantenido en las fibras más sensibles de su memoria durante todo un año y que, hasta hacía sólo días, había podido disfrutar -sólo así describía el hecho de escucharle hablar- nuevamente.

    Se detuvo en seco. Por instantes que parecieron puestas de sol decoradas con el perfume que estornudan las flores en primavera, giró sobre sus talones y le contempló -al igual que los presentes a su alrededor, luego de que la fémina captase la atención de todos gracias a tan desmesurado alarido- correr hacia él. Apoyó su pié derecho hacia atrás, 45° a su centro de gravedad, y la recibió con la energía producida por su peso aumentado cinco veces, a causa de la velocidad... Pero le sostuvo, aunque aquello hubiese costado una importante grieta que arruinara el mosaico del suelo a causa de la fuerza de impacto impresa a su resistencia a la inercia. Inherentemente al movimiento de los brazos de la medimago, los propios se movieron instantáneamente a su cintura, levantándole un poco de suelo y aprisionándola contra su propio cuerpo, manteniendo la postura de recepción; cerró los ojos y se dejó llevar más allá de la pradera de jazmines que desprendió su cabello de fuego al regresar lentamente a la posición natural de caída.

    La regresó al suelo con la suavidad que le ha caracterizado al tratarle desde aquella recóndita noche en el pub Pandora's Box, dejando especial cuidado en que sus tacones no alimentaran el ruido contextual actual; aquél que desapareció lentamente al contemplar aquella sonrisa de amanecer veraniego y el mar taciturno reproducido en sus pupilas.

    -Hola.- Susurró apenas, perplejo de sí mismo.

    Más que la sorpresa de la intromisión ocasionada por la Demon Hunter a su, evidentemente, desordenado estado de ánimo festivo, lo que le detuvo al dilucidar su propia incapacidad de hablar fue el resultado de la disposición que ella instauró para reconstruir su noche, reconfigurar su ánimo y echar a andar sobre el paseo del gozo... En términos sintetizados, el resultado de ella misma, su vestido y su amplia sonrisa. Descubrir que transcurrieron poco menos de tres minutos tras atravesar la puerta, poco más de dos escuchar y reconocer el llamado y casi quince segundos el tenerle tan cerca, sumado a la apropiación de todo lo que Arya producía en el exorcista hizo que, bajo ningún control, la sangre se abarrotara en su rostro, reflejando la construcción de un suave rubor nada efímero. El peliplatinado tragó en seco, retuvo la respiración y exhaló toda la presión producida por sus sentires, relajándolos.

    -No preguntes como estoy, porque yo no necesito preguntarte como estás.- Interrumpió, de repente, las siguientes palabras de la ojiazul, tomándole delicadamente de la mano. -Luces radiante hoy... Terriblemente hermosa.- Musitó con un suave e inequívoco movimiento de sus labios, haciendo innecesario el escuchar sus palabras para ser entendido; eso, dejando de lado el posible resultado del uso de sus poco frecuentadas antítesis. Su aliento desprendió un suave olor a yerbabuena y canela, propio de la pipa que consumió al llegar el atardecer de aquel día.

    ...Desplegó una rápida mirada a su entorno con el rabillo del ojo. ¿Flores?

    Vaya que los sentimientos hacían cosas extrañas en los seres vivos, sea la raza que seas.

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  20. Jamás había estado en una fiesta antes. Por lo menos, no una en la que tuviese gratos recuerdos.

    No es que fuese un enemigo del armario pero, por esta vez, no sabía precisamente que llevar puesto. No quería desentonar con una elegancia elaborada y exhuberante, pero tampoco le gustaría ir en contra del modelo convencional de formalidad llevando cualquier cosa. Sin embargo, y luego de echar un par de miradas al espejo para dilucidar un concepto de sí mismo para sea noche, su elfo Dorian -salido quién sabe de donde- le tendió un percho en el que reposaba un traje que sólo había usado un par de veces, pero que se acercaba a la perfección en cuanto buscaba.

    -Siempre sacándome de apuros.- Musitó con una risilla agradecida antes de palmear la cabeza de su mejor amigo. -¿Cuándo volviste? Supe que estabas en Alaska.-
    -En cuanto me enteré que iba a estar de fiesta hoy. Necesitaría alguien que cuide la cabaña, ¿verdad?- Terció con su voz chillona, sacudiendo sus zapatos de la nieve.
    -Eres el mejor.- Terció como quien se refiere al acto de caridad del año. -Pero no es precisamente de fiesta. Aún así, gracias.-

    A sólo minutos de vestirse y ajustarse sus elegantes botas de cuero marrón labrado y enmarcado por finos detalles a mano con terminaciones negras, se miró al espejo. Ajustó sólo un poco más la corbata perlada a juego con un formal smoking blanco, para nivelar la comodidad de su cuello; la sensación que le produjo portar el traje esta vez terminó por ser reconfortante, especialmente por el contraste que producían los detalles negros con su piel de porcelana. Ajustó, de igual manera, las mancuernas de sus mangas para anudar su cabello en una coleta artesanal gracias a un lazo del color carmesí que extrajo de un cajón del nochero, del color de la sangre humana.

    -Excepcional, señor.- Dijo el elfo con un dejo de impresión justo antes de que el ojiazul se dedicara una sonrisa frente al espejo y pidiera su opinión. -Que tenga una gran noche.-

    -Gracias.- Susurró el Walker segundos antes de guardar una cajetilla de cigarrillos en el bolsillo interior del saco y chasquear sus dedos para desaparecer tras una llamarada de fuego plateado.

    * * *

     

    Luego de que la llamarada terminó por escandalizar a tres o cuatro presentes considerando sobre ingresar al salón, el Walker emergió de ella con su habitual serenidad al caminar, evaporándola de inmediato. Dejó salir un breve suspiro para calmar su ímpetu y atravesó la doble puerta que lo recibió con un enorme bullicio musical a causa de un Lockhart que había visto por ahí recientemente, muchísima gente conversando en medio de los altos decibeles de las bocinas y elfos por todas partes con bandejas abarrotadas de comidas, bebidas y documentos para llenar en representación de las postulaciones para los premios fénix del presente año por terminar.

    Un inevitable gesto de desagrado fue dibujado en su rostro tras cerrar las puertas, tragó en seco y se mordió el labio inferior antes de robar un shot de Wishkey de Fuego de una de las bandejas andantes, el cuál deslizó por su garganta a gran velocidad, haciéndolo exhalar levemente. Sacó un cigarrillo de su saco y lo encendió con una flama que emergió de su dedo índice; dando un par de caladas inmediatas... Caminó por la alfombra roja hasta lo que parecía una zona de descanso.

    Reconoció varios rostros pero, por el momento, sólo deseaba pasar desapercibido. Tenía que llamar a la calma de sus sentires. Éste no era un ambiente propicio para él... ¿Quién demonios le había metido en la cabeza irse de cabeza a ese infierno?

    ...Y cuando creyó que estaría a salvo, escuchó gritar su nombre de una voz conocida.

    Era el fin.

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  21. Buenas noches, moderadores. Después de una larga ausencia, me revindico con la actualización de la ficha al modelo actual.

     

    Datos Personales:

    Nombre del Personaje:
    ~Allen Joe Walker Grunwald.
    Sexo:
    ~Masculino
    Edad:
    ~Adulto joven.
    Nacionalidad:
    ~Athenas, Grecia.
    Familia(s):
    ~Familia Walker.
    Padre(s) Sanguíneo:
    ~Damael Walker.
    ~Amanda Grunwald.
    Padre(s) Adoptivos:
    ~Artemis Macnair Malfoy.
    Trabajo:
    --
    Poderes Mágicos:
    Rango Social:
    Bando:
    ~Neutral.
    Rango dentro del Bando:
    --
    Puntos de poder en objetos:
    --
    Hechizos adicionales:
    --
    Puntos de poder en criaturas:
    --
    Criaturas controlables en asaltos y duelos:
    --
    Habilidades Mágicas:
    * Habilidad 1: --
    * Habilidad 2: --
    * Habilidad 3: --
    Conocimientos Especiales:
    * Primeros Auxilios.
    * Herbología.
    * Artes Oscuras (Conocimiento Adquirido).
    Medallas:
    --
    Perfil del Personaje:
    Raza:
    ~Demonio.
    Aspecto Físico:
    ~Tez pálida, casi traslúcida. Cabello blanco -comparable con las canas- con brillo plateado y de una longitud mediana, ojos azules marinos que parecen escudriñarlo todo, cejas torneadas, pómulos delicados, naríz enganchada, labios tersos y sonrísa encantadora; de rasgos finos y bastante definidos. Manos grandes y bastante suaves, dedicadas a la sanación y al piano; torso no muy marcado pero de mucha fuerza y resistencia. 1,82 cm de estatura. Como vestimenta habitual opta por las gabardinas, largas o cortas según la estación, prendas que portan un escudo enmarcan la desaparecida orden de exorcistas a la que perteneció su familia; pantalones ebillados con muchísimos bolsillos y cualquier tipo variado de botas.
    Cualidades Psicológicas:
    ~Despreocupado, muchas veces despiadado, calculador y muy retórico. Su estilo elegante le da un toque de fría despectividad a su personalidad, aunque muchas veces se comporte de manera adorable y persuasiva. En momentos casuales suele mantener un perfil bajo, bastante callado, pero analítico. Observador en exceso, siempre al pendiente de los cambios a su alrededor, lo que lo convierte en un lector compulsivo de personas y situaciones. En momentos de presión, su mente brillante y su astucia sagaz le ayudan a salir del más intenso aprieto en circunstancias sorprendentes. Su ambición por el dinero y el poder le llevaron inicialmente a una neutralidad inteligente y sigilosa de la cual salió al verse inmerso con asuntos de alto riesgo. El lado demoníaco que posee aporta en gran parte a una psicología precisa y madura. Su conciencia y siglos de vida logra le otorgan cimientos sólidos a sus pensamientos e ideales. Además de esto, los mismos genes le llevan a desarrollar una capacidad lógica impresionante y un dominio casi perfecto de las emociones y percepciones de los demás, dando un giro drástico a sus visiones.
    Historia:
    La familia Walker, reconocida por su labor como exorcistas y alquimistas miembros de la Orden Oscura(*) levanta su mansión y se instala en Escocia como representantes en Europa de la organización. Para su distribución pertinente, Damianari Walker(*) patriarca de la familia, envió a un miembro diferente a cada país del continente para que velaran por la seguridad mágica internacional. Damael Walker(*) se instala en Grecia y contrae matrimonio años después con Amanda Grunwald(*), bruja con quien tendría 3 hijos: Amonth(*), quien fuese el mayor; Alestroid, quien llegaría 3 años más tarde y Anabbah(*), la hija menor. Damael, siendo el 2d0 hijo del patriarca Walker, empleó su mano dura y dedicación en la crianza de sus hijos. Amanda, por su parte, dedicó su vida a servir a su familia, administrar las tierras del campo Griego y aprender exorcismo y alquimia de la mano de su esposo, haciendo del matrimonio un aprendizaje recíproco.
    En la última guerra por el domino del poder mágico en Europa y medio Oriente, la Orden Oscura, incluyendo familia Walker, es aniquilada casi en su totalidad tras caer presa del ejercito de la Orden Avernal(*), quien estaría maldita por los pactos con demonios del submundo. Alestroid, quien sería el último sobreviviente de la familia en cuestión, fue dejado con vida tras formar parte de las filas de la Orden Avernal al lado de otros sobrevivientes de la Orden Oscura. De este modo firmó un contrato sellado mediante un soneto, parte de su sangre y un juramento íntimo con los líderes de la organización.
    Tras recibir las influencias avernales de los múltiples demonios del círculo extrapolar del infierno y adquirir la inmortalidad longeva, cambia su nombre a Allen. Bajo ese "psudónimo" se declara vengador y extingue la Orden Avernal tras despertar su poder al cien por ciento de su capacidad, creando a Exael: su alterego demoníaco.
    Así, Allen Alestroid Joe Walker emprende su camino por el mundo, estudiando el comportamiento humano como pedagogo, exorcista y alquimista. Sobreviviendo de trabajos varios, se instala en España, documentando desde las aberraciones del Santo Oficio de la Inquisición hasta la construcción de las calaberas de Colón en su viaje a la India, en el cuál terminó descubriendo América. Participó silenciosamente y con una neutralidad inteligente gracias a su ubicación estratégica en la ejecución de la Primera Guerra Mundial, la época de posguerra, la Guerra de los Mil Días, la Guerra Fría y la Segunda Guerra Mundial como consejero de naciones, brindando información registrada confidencial, confrontando frentes de ataque, rompiendo planos políticos y atravesando límites de dominio: era un arma de destrucción masiva y un observador agudo. A su vez, y como recompensa, recibiendo beneficios de naciones, dinero, posición y prestigio anónimo de los representantes y frentes nacionales. Su última participación fue en la Guerra de Vietman tras instalarse la URSS, contexto en el cual, de sus manos, tuvo lugar el derramamiento de sangre más grande la historia de las bestias sobrenaturales: Su última cena antes de volver a Europa.
    Luego de derrochar todas sus adquisiciones, propiedades y ganancias de las batallas, a finales de milenio se instala en Francia, viviendo en medio un coven Wiccano asentado al sur, en los bosques de Saint-Pée, Nivelle. Allí toma cartas de aprendizaje en cuanto a la hechicería orgánica y la conexión con la naturaleza, controlando al máximo su poderes demoníacos y su liberación porcentual, alcanzando un estable grado de cordialidad y convivencia con Exael.
    Su posterior destino sedentario fue Inglaterra donde aspira tener una vida tranquila luego de su documentación y comprensión de las bases psicológicas humanas, lo que lo llevó a una mejor comprensión del proceder histórico pasado. Tras cursar la Academia de Magia y Hechicería, se asienta en Ottery donde es adoptado temporalmente por los Macnair para luego alzar el vuelo y tomar partido en reorganizar la mansión y sangre Walker. Improvistamente y sin preverlo, reconoce a un antiguo miembro de su familia: Oniria Walker, hija de Lanuara, quien desconocía su propia historia pero a quien acogió íntimamente como su igual y parte fundamental de sus pasos en el mundo mágico del legendario Potter. Años más tarde, abandona por fin su neutralidad, convirtiéndose en miembro de la Orden del Fénix, organización donde explota al máximo sus habilidades como sanador para favorecer la paz del mundo mágico, cumpliendo sus leyes.
    Pertenencias:
    Objeto Mágico Legendario:
    --
    Objetos Mágicos:
    Objeto 1: Varita, 32 cm, roble, ojo de basilisco, rígida y manejable, perfecta para la ejecución de hechizos de ataque y defensa.
    Clasificación: AA.
    Puntos de poder: 20.
    Objeto 2: --
    Clasificación: --
    Puntos de Poder: --
    Pociones Mágicas:
    Objeto: --
    Clasificación: --
    Puntos de Poder: --
    Criaturas Mágicas:
    Criatura: --
    Categoría: --
    Puntos de Poder: --
    Poder en asaltos: --
    Criaturas en la Reserva:
    Criatura: --
    Clasificación: --
    Puntos de poder: --
    Libros de Hechizos:
    Libro: --
    Nivel: --
    Poderes de Criaturas:
    Tipo de Poder: --
    Consumibles en Batallas: --
    Elfos:
    * Elfo Doméstico: Dorian.
    Licencias, Tasas y Registros:
    Licencia de Aparición:
    Licencia de Vuelo de Escoba:
    Registro de XXX:
    Personajes Secundarios:
    * Personaje 1: --

    Otros Datos.

    Otros Datos:
    ~Es inmortal longevo: Sólo se le puede privar de la vida por medio del asesinato. Jamás tendrá una muerte natural.
    ~Sus brazos estan tatuados con Maori, sellos que contienen en su cuerpo los demonios que lo mantienen inmortal gracias a la maldición.
    ~Sus ojos cambian concurrentemente a un color amarillo brillante, lo cuál es un signo de que su Maori está activo.
    ~Tiene la habilidad de la comunicación telequinénitica por un tiempo limitado y bajo el tributo de una enorme energía física.
    ~Su poderes de demonio son manejados a su voluntad, puede despertar cuando desee a un nivel de pocentaje controlado o completo.
    ~Habla en susurros suaves. Considera que los decibeles elevados son una manera irrespetuosa e innecesaria de comunicarse.
    ~El único aspecto que envejece o cambia de su cuerpo es su cabello: Crece como cualquier otro.
    ~El nombre de su varita es Solem.
    ~Es experto en artes marciales: Ninjutsu (manejo de lanzas y cuchillos), Kung-Fu, Taekwondo y Judo.
    ~Por mucho, Dorian, su elfo doméstico, es el mejor amigo que siempre ha tenido.
    ~Tiene una estrecha relación con Rose V. Walker.

    Cronología de cargos:
    Premios y reconocimientos:
    --
    Links de Interés Referentes al Personaje:
    Link al Perfil de Comprador MM: --
    Link a Bóveda Personal: Bóveda nº 93712.
    Link a Bóveda Trastera: Bóveda n° 75080
    Link a Bóveda de Negocio: --
    Link a Bóveda Familiar 1: --
    Link a Bóveda Familiar 2: --

    ¡Muchas gracias al moderador atento! :D

  22. ¡Hola, hola, hola, novatos! :D

    Ya que estoy de regreso y desde hace poco más de un año llevo conservando el mismo estilo (que triste) he decidido que un cambio de firma me vendría de maravilla justo ahora. ;) Así que paso a dejar una imagen para que algún alma misericordiosa me regale una... ¡Se lo estaré infinitamente agradecido! Me han dicho que por estos tiempos no abundan los buenos firmeros. :sad:

     

     

    Imagen: ¡Aquí!
    Texto Firma: Allen J. Walker. Desnudo de mi mismo.
    Medidas: A placer, pero dentro de la normativa.
    Colores: Me gustaría sólo un poco de iluminación para que el ambiente de la foto parezca más frío, si la iluminación está en un degradado entre azul cielo y verde suave será maravilloso.
    Otras especificaciones: La imagen no es de altísima calidad, pero luce bien. Si no funciona, no se esfuercen de más. Podré buscar otra. Si lo logran, les llenaré el perfil de chocolates. :love:

     

     

    ¡Gracias de antemano! ^_^

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