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Melrose Moody

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Mensajes publicados por Melrose Moody

  1. Sólo para avisar que desde hace ya un tiempo he visto la pluma del fénix algo abandonada, y no tanto por los blienkies, sino en cuanto a firmas.

     

    No tengo idea de como se este llevando el asunto, por eso no culpo a nadie en particular. Veo que durante un tiempo Kris estuvo llevando los pedidos pero ya luego no sé quizá porque evidentemente llevarlo todo rebasa las posibilidades de cualquiera (repito que no estoy muy enterada, es la impresión que me lleve revisando las últimas páginas de la pluma).

     

    Yo misma pedí un banner, que al final conseguí de una tercera persona (Grace) que me hizo el favor de hacerlo. Incluso le hice esperar alegando que ya se lo había encargado a alguien más, porque un miembro de la pluma me prometió entregarme el pedido, pero al final nada.

     

    Sólo espero que la situación no siga así, mal que bien, también es parte vital dentro de la orden

     

    Salu2

  2. Bueno, no se si el tópico sirva para anunciar que no se estará en el simulacro, pero dado que soy miembro de almas eso vengo a hacer

     

    ¿La razón?

     

    Estaré de visita en casa de una amiga el fin de semana y aunque de repente por allí pueda revisar la pc, no puedo estar atenta a ella con la frecuencia y tiempo que requiere una redada. Además, mi madre nos visita este finde también .___.

     

    So, ahí mis razones. Últimamente me estoy perdiendo mucho esto, pero espero estar pronto en otra

     

    Salu2

  3. A pesar de que me agradaba sobremanera regresar, a pesar de eso, sentí un extraño pesar en mi pecho. Últimamente me hbía sentido demasiado presionada por el trabajo, además de que no era correcto curar pacientes en tensión, siempre una debía estar relajada, en calma consigo misma. Los viales, una vez más, pesaban en mis bolsillos. Era tiempo de sanar a otro mortífago que aún permanecía inerte.

     

    La celda se encontraba entre los niveles más bajos, de manera que no me hizo falta caminar demasiado. Una vez estuve cerca el olor a putrefacción invadió mi nariz. Había sido un descuido de mi parte irme sin haberlo revivido antes, pero la angustia de dejar a mis pacientes sin cura posible había primado en mis intereses.

     

    <<¡Fight ~Fight ~Fight the power!>>

     

    Al tiempo que abría la celda aquella melodía resonaba en mi cabeza sin cesar. Era un himno para toda aquella persona que creyese en la justicia y en las formas de combatir la oscuridad. Para mí, era una forma de sacarme a mí misma de aquel vicio, no por gusto era de la Orden Oscura. Los trabajos sucios nos tocaban no por obligación, sino por placer.

     

    -Episkey- pensé apuntando al cuerpo aún inerte.

     

    Al instante las heridas empezaron a cerrarse. El mortífago (Zack Crouchs) ahora no presentaba más símbolos de la antigua putrefacción que unas pequeñas ronchitas, que le quedarían por el resto de su estancia en la prisión como efecto secundario y que le picarían como el diablo. Luego le apliqué díctamo, para sanar los daños más profundos.

     

    Acto seguido, cargué al enmascrado hasta la cama de paja de la esquina. Sobre ella lo coloqué y procedí a darle de beber la poción de resurrección. El dorado elemento no tardó en brindarle sus beneficiosos efectos y noté satisfecha que su respiración era regular.

     

    -Incárceus- las tres gruesas cuerdas viajaron en dirección al tipo (Zack) y le ataron las manos, pies y boca respectivamente.

     

    Dicho esto no quedaba mucho por hacer. La verdad era que no me gustaba atarlos, pero a veces me obligaban a hacerlo. Como ahora por ejemplo. Sin esperar más, salí de allí, sellando la reja y, por segunda vez, volviendo al trabajo que me reportaba satisfacción: San Mungo.

  4. Luthien - Agente Hunter

     

    Luego de haber entregado a aquella mujer (Evalera) a las manos de Kotee pude observar con extrañeza que a unos metros más allá, debajo de un voluminoso escritorio, se encontraban dos cuerpos tirados en el suelo (Rocío Malfoy y Daphne Malfoy). No las había notado por la ruma de papeles que se agolpaban a su alrededor, pero en esos momentos la máscara de una de ellas me hizo reaccinar con rapidez. Eran, indudablemente, un par de mortífagas.

     

    Fui hacia ellas al instante y las recogí desde debajo de los escombros. Estaban inconscientes, talvez producto del escritorio que había caído sobre ellas. Pero no tenía mucho tiempo para pensar en cómo tratarlas. Y de cualquier forma ellas sí eran mortífagas, no había duda sobre eso, la máscara lo confirmaba.

     

    Las tomé como a un par de fardos luego de soltar las astillas de las varitas de Kathy y la otra mujer (Bridget Wenlock). Esta última aún lucía como una doble de una de las empleadas que acababa de conocer, pero que de seguro ya el efecto estaba por terminar. Pero yo ahora no me preocupaba por ellas, sino por las enmascaradas que llevaba al hombro. Luego de dejarlas detrás del escritorio junto al resto de aurores susurré:

     

    -Petrificus Totalus

     

    Al instante la primera de ellas (Rocío Malfoy) se encontraría petrificada. Sin detenrme volví a susurrar:

     

    -Petrificus Totalus

     

    Para mi horror, luego de haber apuntado a la segunda (Daphne Malfoy), justo en esos momentos, alguien me habló desde mi espalda. Reaccionando como por inercia me giré apuntando hacia la desconocida con la varita en alto. Se trataba de Bel Sohma, desde luego que la conocía, pero... ¿Cómo saber que era la real?

     

    -¿Quién eres? ¿Cuál es el nombre de tu elfina?

     

    Nadie más que ella y personas muy allegadas sabíanla respuesta a la segunda pregunta. El que lo hiciera significaba que se trataba de alguien de confianza. Y el que yo lo supiera... era algo natural, puesto que en una de mis patrullas y, luego de ser presentada como una persona de extrema confianza por Ashley, había escuchado las confesiones de la mujer en el Aqua Maorí.

  5. Luthien - Agente Hunter

     

    La oscuridad era impenetrable y ni siquiera cuando movía mi mano en las sombras frente a mi rostro podía verla. Era el momento perfecto en que los mortífagos atacaran. Pero ¿cómo diantres había pasado eso? se suponía que estábamos en el Ministerio de Magia. Aquellos sucesos estaban fuera de toda posibilidad, aún teniendo en cuenta que alguien los hubiera planificado.

     

    Sin embargo la respuesta al problema llegó en esos momentos. Desde luego era imposible que dejaran al Ministerio sin luz. Había demasiada concentración de magia en el lugar. Por ello mismo, en el momento en que me disponía a pararme en medio de la oscuridad las luces regresaron , pero no eran como las anteriores. Estas eran el sistema de luz de respaldo, el respaldo mágico que alumbraba emulando a la luz solar.

     

    Aliviada dirigí la vista automáticamente hacia las mujeres, mortífagas, en el piso(Kathy Daray Van Halen y Bridget Wenlock). Ellas aún permanecían en el suelo y sus varitas se encontraban a su lado. Rápida como un rayo me acerqué hacia las dichosas varitas y las sujeté con fuerza en mi mano. A pesar de que sabía que lo que haría a continuación no era del todo correcto, no tenía otra opción, aquellas mujeres eran mortífagas.

     

    Sin mayores miramientos, quebré ambas varitas en dos... y luego en más partes.

     

    Mantuve en mi mano el grupo de madera y astillas. Una varita no podía componerse con ningún hechizo, de manera que ahora ellas eran vulnerables. Pero no había contado con la presencia de otra mujer (Evalera). Era de pelo corto, rellenita, y pecosa y se encontraba también en la segunda planta. Con todo el desorden que allí había, la gente había ido desertando del pasillo, de manera que su presencia allí era extraña. Por ello me apresuré a decir:

     

    -Incarcéus

     

    Tres gruesas cuerdas volaron en su dirección (de Evarela), una atándole las manos, otra los pies y la tercera en la boca. Si sólo era una pobre civil la situación iba a ser en demasía incómoda, aunque era por su propia seguridad. Por otro lado si no era así... pues entonces ya se vería.

     

    -Lo siento, es por tu seguridad- dije al tiempo que me acercaba a ella y la halaba hacia el grupo de aurores detrás del escritorio, entregándosela a Kotee- mucho ojo con ella, debemos mantener a los ciudadanos de a pie alejados de todo esto.

     

    Lo cierto era que no sólo la alertaba ante la posibilidad de que la atacaran a ella, sino por el contrario, de que aquella mujer fuese una impostura, pero me contuve. Kotee era inteligente y de seguro había captado la advertencia al instante. Ahora teníamos un par de mortífagas confirmadas, dos civiles de sospechosas, y el tiempo seguía transcurriendo. Apenas habían sido un minuto sin luz, pero con toda la acción el reloj de la pared, milagrosamente en marcha, indicaba que ya habían transcurrido quince minutos más ¿qué hacían los refuerzos que no llegaban?

  6. Luthien - Agente Hunter

     

    Luego de haber enviado mi patronus aprovechando todo aquel alboroto sólo nos restaba permanecer en silencio. Después de todo, a pesar de estar dentro de la oficina, no estábamos a salvo. Debíamos esperar alertas ante cualquier cambio a nuestro alrededor y la verdad es que tenía una idea bastante clara de quienes podían ser los causantes de todo aquel desorden. Mis pupilas amarillas aún permanecerían de aquella manera por un par de horas.

     

    Ahora que nos habíamos deshecho de la bomba las cosas parecían estar mucho menos aceleradas. Sin embargo aún el peligro aguardaba allí, latente, a punto de manifestarse. Podía sentirlo, pero no era capaz de precisar que tan cerca o lejos estaba ni tampoco el tiempo que transcurriría antes de que fuera capaz de enfrentarlo. Así, me limité a salir al exterior.

     

    Afuera todo era un revoltijo de escritorios volcados, papeles desperdigados y un sinfín cajones aquí y allá. Muchos de los cuadros de la pared se habían caído. Fue en esos momentos que pude ver la escena. La mujer más cercana alzaba su varita hacia otra de ellas. El rayo salió hacia la más joven y entonces noté que esta caía al suelo. Sin embargo no me había parecido para nada una muerte. Fruncí el ceño mientras evaluaba aquello. Pero la situación no me dio más tiempo pues otro rayo había salido disparado en mi dirección.

     

    Reaccionando a tiempo, me incliné hacia atrás tal y como había observado en una película muggle (Matrix) hacía mucho tiempo. Por ello mismo el ataque de la mujer (Bridget Wenlock) no llegó a su destino. Vaya chasco, aquella tipa parecía muy segura de sí misma. Pero a mí no iba a engañarme, era una mortífaga, sólo aquellos bastardos lanzaban maldiciones asesinas. Aprovechando que ya se encontraba al lado de otra de aquellas delincuentes de poca monta, murmuré:

     

    -Diffindo

     

    Al instante el rayo rojizo impactó en la araña del techo, que se encontraba sobre sus cabezas. El delgado soporte que mantenía la enorme lámpara unida al techo se rompió, haciendo que aquel elemento de vidrio y metal cayera pesadamente sobre la cabeza de ambas (Bridget Wenlock y Kathy Daray Van Halen). Al parecer habían tenido planes de retirarse, pero aquella acción hizo que quedaran tendidas en el suelo, desmayadas producto del impacto. La sangre resbalaba por sus cabezas y a través de su cabello a borbotones.

     

    Al acercarme noté con horror que yo conocía a una de aquellas mujeres. De porte arrogante, la había visto un par de veces en cenas formales de la Mansión Rambaldi. La misma mujer que segundos antes había lanzado una maldición asesina hacia otra de las chicas, que ahora se encontraba tendida en el suelo (Athena) aunque al parecer sólo inconsciente. Su nombre acudió a mi cabeza como un flashazo.

     

    <<Kathy Daray Van Halen>>

     

    Sólo de ver su rostro surcado de sangre la solté asqueada. Era una mortífaga, simplemente no podía creérmelo. Pero en esos momentos tenía otras prioridades.

     

    -¿Te encuentras bien?- dije al tiempo que me colocaba al lado de Sophie.

     

    Había sido alcanzada por estillas y parte de su cara estaba cubierta de sangre. No podía tardarme más.

     

    -Episkey

     

    El efecto fue instantáneo y la herida de la cabeza se compuso. Pero ella aún seguía tensa y débil. Por ello le apliqué díctamo y poción para heridas. Finalmente, una vez sus heridas estuvieron del todo curadas, pues había puesto especial cuidado en retirar las astillas, le lancé su capa. Incorporándome, me dispuse a encargarme de las mortífagas inconscientes que aún aguardaban tiradas en el suelo sobre los papeles, ahora cubiertos de sangre, pero en esos instantes la luz se fue por completo.

     

    -¿Qué diablos?- alcancé a articular despacio al tiempo que me agachaba y colocaba detrás del escritorio estropeado para mayor precaución.

  7. Ya estaba harta de todo aquel desencuentro. No era mi estilo salir antes de tiempo, pero ahora sentía que todo había sido un absurdo. Tenía ganas de gritar de rabia pero me contuve. Que más daba ya. Sin detenerme a ver hacia atrás salí hacia los alrededores de la prisión y, con la mente en blanco, me encaminé hacia San Mungo.

     

    Quizá podría aprovechar y divertirme un poco con el cuerpo de Gode cuando este llegara al hospital por medio del sortilegio de la prisión. Al fin y al cabo, me había hecho pasar un buen rato para nada. Quizá dejarle morado o quizá aplicarle ortiga para quitarle el dolor... también podia hacer uqe le quedaran unas ronchas molestas como presente...

     

    Con esos pensamientos me alejé hasta perderme de vista.

  8. Pasado aquel tiempo considerable (?) vi que otro fenixiano estaba en problemas. Al parecer mislabores en aquella ocasión eran distintas a las de ataque.

     

    -Ve hacia él.

     

    Al instante el patronus con forma de oso panda se plantó entre el hechizo del mortífago (John Black Lestrange) y mi compañero fenixiano (Gitax) protegiéndole de una maldición asesina que iba hacia él. Sin perder tiempo, pensé apuntando hacia otro enmascarado (Spectum Crouchs)

     

    -Limitate

     

    A la siguiente este se vería limitado de lanzar rayos

  9. Muchos de mis compañeros estaban en problemas pero uno de ellos llamó mi atención. Mi padre. No tenía tiempo de pensar siquiera cuando vi que se enfrentaba a otro mortífago.

     

    -Floreus.

     

    El hechizo iba dirigido a aquel enmascarado (Patrick Colt). En lugar de el hechizo que pretendía lanzar (Confundus) a continuación sólo tendría en su mano un bonito ramo de gladiolos.

     

    Y debía continuar

     

    -Silencius

     

    Al instante el mortífago (Patrick Colt) se vería imposibilitado de pronunciar palabra, mermada dicha capcidad gracias a aquel hechizo, de manera que se vería imposibilitado (de lanzar el FM)

  10. El grueso de fenixianos avanzó sin descanso a través de la senda que habían abierto valientemente (?) un par de compañeros, al adelantarse. El camino libre era algo que no se podía desperdiciar y por ello mismo aproveché para sumarme a aquella lucha. Los rayos pronto empezaron a viajar en ambos sentidos. Nunca había imaginado los bosques de Albania como un lugar tan hostil.

     

    -Corpus Patronus

     

    Al instante un animal, un oso panda de un blanco perlado de metro y sesenta centímetros, pero corpóreo se asentó a mi lado. Tenía la orden de protegerme ante hechizos indeseados.

     

    -Sectusempra- dije sin detenerme

     

    El rayo salió disparado en dirección al mortífago más cercano (Martin N'Roses).

     

    Al instante su pecho se llenó de heridas lacerantes y profundas que lo desangrarían en pocos segundos. Debía curarse de inmediato, o moriría.

  11. Luthien -Agente Hunter

     

    Mi partida en dirección al Ministerio de Magia, lugar que sólo visitaba cuando me veía forzada a hacerlo, era por un motivo que rebasaba mis posibilidades. El local en donde trabajaba había sido disminuido y no podía permitir semejante afrenta. Había estado en patrulla en el momento que habían atacado el The Hunters. La rabia que había sentido al regreso de la misma, había sido equiparable a mi pena.

     

    Mi cabello, mientras corría a través de las escaleras, se agitaba en un vaivén constante. ¿Por qué demonios se habían averiado los ascensores? el desconcierto que se respiraba en los pisos inferiores me dio mala espina. Algo raro sucedía y aunque no estaba del todo segura de que podía tratarse quizá podía ser de alguna ayuda.

     

    Al llegar al Cuartel General de Aurores noté que en este el caos iba en aumento. Abriéndome camino como pude dirigí mis pasos hacia la Oficina de Denuncias, más específicamente la de Sophie, puesto que ya en una ocasión ella me había avisado que en lo posible debía presentarle las denuncias a su persona. Allí sólo pude encontrar escombros en lugar de puerta. Un grupo desigual, de entre los cuales sólo pude reconocer a Kotee y Seba se encontraba reunido como si se tratase de un comité de bienvenida. Sus miradas eran desconfiadas y sus expresiones abiertamente hostiles.

     

    -Vine por una denuncia, pero al parecer no es tiempo.

     

    Mi voz sonaba dulce y tintineante, tal y como era cuando llevaba ese disfraz, gracias a la poción multijugos, de cabello plateado y ojos amarillos. Por suerte era consciente de ello o sino quizá me hubiera dirigido directamente hacia Kotee en un ameno saludo. Una mujer histérica (Keaton) parecía insistir en querer ayudar, aunque la verdad era que no estaba enterada de que demonios sucedía allí. Ni falta que hizo, puesto que en una frase Kotee resumió bastante bien lo sucedido.

     

    -¡¿Una bomba?!- dije al tiempo que me volvía hacia ella estupefacta- tienes que estar bromeando...mujer ¿acaso estamos en una película de acción muggle?

     

    Mis ademanes no eran nada amables, pero tampoco era como si la situación lo ameritase. Debíamos apresurarnos. Y para colmo la resistencia de la mujer (Keaton) parecía haber irritado la paciencia de los aurores. Cualquiera en su sentido común hubiera hecho lo que le decían unos aurores alertados, pero al parecer aquella señora no lo tenía.

     

    Aprovechando el alboroto subsiguiente susurré: Expecto Patronum

     

    El quetzal salió raudo, en busca de ayuda, Ahora mi bando estaba informado, aunque aquello no podía ser visto a ojos de cualquiera.

  12. Era una lástima llegar tener que llegar aceleradamente a ese tipo de situaciones que significaban tanto en la vida de cualquier miembro de la Orden del Fénix. Sin embargo mis pacientes en San Mungo era primero y a eso me había dedicado hasta esos momentos.

     

    Mi raída túnica era todo cuanto llevaba encima. El aviso que había recibido, de parte de un patronus en forma de perro de la pradera era más que evidente. Sin mucha prisa, a pesar de que sabía de que esas situaciones requerían rapidez, me plegué la grupo de fenixianos que ingresaría a aquel recóndito lugar, llamado Nurmengard.

     

    -Fight! Fight! the power~!

     

    Era esa la melodía que últimamente se había quedado impregnada en mi cerebro, y era por eso que no dejaba de canturrearla al tiempo que avanzaba. Mis pies desnudos cada vez se resentían menos ante el suelo destemplado.

  13. Las presiciones que necesitaba al momento de sanar a un paciente, se veían claramente disminuidas en la prisión fenixiana. Mal que bien, era un establecimiento que me otorgaba una paz que no alcanzaba en otros sitios, salvo quizá el hospital. Aquel día iría a devolverle la vida a un par de mortífagos que no la merecían, pero era mi deber.

     

    Los frascos pesaban en mis bolsillos, pues contenían pociones de toda laya, ya fuere para curar o para revivir. Los vastos muros, a pesar de las defensas modificadas, guardaban el mismo tipo de atmósfera atrapante e inquietante que hacía que mi pulso se recobrara y que la necesidad de emoción que siempre se guardaba en mi interior se viera satisfecha. Era mi refugio, la zona en donde me sentía liberada.

     

    La primera de las celdas que tenía que visitar se encontraba ocupada por dos personas. Pateé al primer enmascarado (Zack) para asegurarme de que estaba muerto y efectivamente lo estaba. Sin embargo no lo dejaría al lado de aquella mujer. Ya suficiente escándalo hacía un sólo mortífago como para que encima mis oídos tuviesen que soportar la molestia de tener que escuchar a dos de ellos. Así que cargando el cuerpo de la mujer (Zorces) al hombro, salí de allí asegurando la puerta.

     

    Luego de subir un nivel dentro de la torre, dejé caer pesadamente el cuerpo de la enmascarada dentro de otra celda.

     

    -Episkey

     

    Moví la varita sin prestar mucha atención mientras era consciente de que muchas de las heridas de la mujer ahora estarían curadas. <<Tienes que>>. Acto seguido le apliqué díctamo sobre el cuerpo. Con eso bastaría. Luego de unos segundos, saqué de mi bolsillo la poción final, la dorada que le devolvería la vida. Se la di de beber rápidamente y una vez noté que respiraba salí de allí sin mirar atrás, sellando la reja. No valía la pena quedarse para oír sus lastimeras chácharas.

     

    Un piso por encima de la celda que acababa de abandonar, se encontraba otra, en este caso prácticamente la más mugrienta y desolada que había. El camastro de paja aguardaba en una esquina, pero la mujer (Juve) había sido colocada sobre el suelo de piedra. Sin necesidad de acercarme noté que también estaba muerta. Al parecer había sido entragada mucho antes que el otro par, puesto que presentaba señas de putrefacción en el cuerpo. Pero no importaba, muy a mi pesar tendría que curarla y revivirla.

     

    Echando mano de las pociones que guardaba así lo hice. Y una vez más, al ver que respiraba me retiré sin mayores preámbulos. Los había dejado débiles, pero vivirían todo lo que tenían que vivir. Sin muchas ganas de permanecer en el lugar salí a paso rápido, puesto que no merecía la pena quedarse cuando sabía que más pacientes, de los que verdaderamente deseaba curar, aguardaban en el hospital.

  14. La presión en mi voz empezó a ceder y entonces noté que la tonada había terminado. Un extraño alivio invadió cada partícula de mi ser. No entendía como era posible que aquello pasara con ese tipo de artefactos, es decir, yo ni siquiera estaba habituada del todo a ellos y aún así habían sido capaces de hacer que mi pesar se fuera a otra parte. En silencio, salí de la cabina y acto seguido empecé a manipular los manubrios que se encontraban sobre el tablero.

     

    No entendía nada de aquello, pero en el momento en el que aplasté un botón verde y cuadrado la música volvió a resonar y para mi asombro empecé a escuchar mi voz en estéreo. Por unos momentos me desesperé intentando hallar la forma de apagar aquella cosa y por poco le doy una patada. Pero una vez hubo transcurrido buena cantidad de tiempo desde que la melodía iniciase noté que no lo había hecho tan mal. En realidadno había perdido el tono y mi registro era bueno.

     

    Aliviada, me tumbé sobre la silla con ruedas. A pesar de todo lo que había hecho (y aprendido) allí en unos cuantos minutos, seguía confundida por todo a mi alrededor. A veces, el mundo parecía ir tan deprisa y yo tan lento que era como perderse en un mar de gente desconocida: saber que quieres ser parte de ellos, pero no hallarte en ninguno de los rostros...ningún amigo, ningún pariente.

     

    Pero a medida que iba terminando la canción me di cuenta que estaba siendo injusta con mi no-vida. No era que yo viviera lentamente, era sólo que prefería apreciar aquella fluidez, la aceleración de la vida humana, en lugar de ser parte de ella. Era una observadora distante y callada, como casi todos los de mi especie. Lo llevaba en la sangre, aunque a veces mi carácter indómito se revelara a aquel designio de la naturaleza.

     

    -Hora de partir- me dije a mí misma al tiempo que apretaba el botón al lado del de color rojo.

     

    Con un sonoro ¡bip! la grabación de mi voz había quedado borrada. Me incorporé y me dirigí hacia la puerta. Nuevamente, volví a encontrarme en medio de la encrucijada de puertas ¿cuál tomaría ahora? era como jugar a las adivinanzas y eso me emocionaba.

     

    -Naranja sea.

     

    Avancé hacia aquella puerta de colores vivos y luego de pasar dentro la cerré. Con lo que no contaba era con encontrarme con alguien más allí dentro. Inconscientemente mi rostro mutó a una cara de perplejidad para seguidamente torcerse en una de fastidio. Amaba mi soledad, y aunque estar acompañada no estaba mal, no solía tratar fácilmente con desconocidos. Sin embargo, por una vez mi curiosidad pudo más que mis reticencias.

     

    -¿Qué es eso?- dije en voz alta señalando con el índice la guitarra que sostenía- ahmmm... no tengo idea, me rindo- concluí

     

    Estaba segura de que debía antojársele super extraño a aquel desconocido (Gastón Weasley) que yo no conociera de guitarras. Me quedé allí esperando su respuesta algo inquieta. Si decía algo desagradable... bueno siempre quedaba la opción de golpearlo y salir de allí a la carrera.

  15. Las celebraciones del cumpleaños de mi hermana me habían dejado completamente agotada. Necesitaba un lugar en donde desestresarme, además de que por necesidad, prefería que este fuera solitario o al menos quitado de bulla y gente. Ni siquiera podía ir a alguno de mis negocios, ni al Aqua porque la piscina siempre tenía gente, ni al cine, en donde de seguro encontraría al inepto del repartidor. Mas cuando vi ese local casi de salida del callejón me di cuenta de que era lo que buscaba.

     

    Los momentos de retiro que solía tener me ayudaban a encaminarme de nuevo por el sendero de mi propia realización, o mejor dicho, de encaminamiento para no perder el norte de mis ideales. Al inicio me sentí un poco desorientada por su diseño moderno, dado que la tecnología siempre tenía la propiedad de abrumarme. Pero una vez pude ubicarme de manera adecuada no tardé en subir a la segunda planta.

     

    Ya allí tuve que decantarme por una puerta. Rogando por hacer una buena elección tomé la verde, a pesar de que mi color favorito era el azul. Si me decidía por la incorrecta sabía que en mi estado actual no tendría ni la energía ni el valor para retornar por donde había venido. Pero para mi suerte me encontré en un estudio de canto. Los equipos aguardaban listos, como si aquella habitación fuera mágica y esperase al visitante ya preparada de antemano. Y no había nadie allí más que yo.

     

    Aliviada y contenta al ver que también había un karaoke simple y al alcance de mi manejo, me instalé detrás del micrófono, similar a una paleta de niños en su forma, y que usualmente usaban los artistas para sus canciones. Antes claro, me aseguré de que la puerta se cerrase, aunque me dio la impresión de que esta lo hacía automáticamente, así que no me preocupé.

     

    Respiré varias veces antes de animarme a empezar aquella canción a capella. Me agradaba sobremanera y sentía que aquella manera de deshacerme de mis preocupaciones era como una sutil manera de gritar a los cuatro vientos todo lo que llevaba encima. Además, la sala era a ojos vista insonorizada. No era como estar en un sitio en donde habrían cientos de ojos sobre mí, o al menos más de una decena de ellos.

     

     

    Las palabras salían de mi propio interior con verdadero sentimiento. A pesar de mi tristeza no perdí el tono en un quiebre innecesario. Lo que en verdad buscaba era sacarme aquel fantasma, el de mi amigo muerto, de la espalda. Pero ahora le invocaba porque en el fondo de mi alma sentía que él era mi complemento, para siempre perdido en el mundo de los muertos. Nunca volvería a verle, a escuchar su risa o su voz... y todos esos sentimientos encontrados hicieron que prestara poca atención a la puerta.

  16. Al ver como mi final se acercaba decidí que debía luchar como la guerrera que era. No iba a quitar rostro como una cobarde.

     

    -Expelliarmus-grité apuntando a la mortífaga (Mistify Malfoy) que hacía apenas unos segundos me había atacado luego de salir de su niebla personal (?)

     

    Alcancé a decir. Al instante luego de haber dicho aquello recibí una llamarada feroz que me corroyó hasta la carne. En definitiva estaba demasiado débil ya, pero la mujer que me había lanzado el hechizo (Mistify Malfoy)... perdería su varita viéndose imposibilitada de luchar.

  17. Al ver como mi final se acercaba decidí que debía luchar como la guerrera que era. No iba a quitar rostrocomo una cobarde.

     

    -Expelliarmus

     

    Alcancé a decir. Al instante luego de haber dicho aquello recibí una llamarada feroz que me corroyó ahsta la carne. EN definitiva estaba demasiado débil ya, pero la mujer que me había lanzado el hechizo... perdería su varita viéndose imposibilitada de luchar...

  18. Algunos de sus compañeros empezaban a marcharse, pero yo debía permanecer en batalla. Sin embargo no podía permanecer indiferente frente a otros compañeros. Por ello mismo al ver que una de nuestras compañeras fenixianas se veía que tenía deseos de irse.

     

    -Episkey- pensé al tiempo que apuntaba hacia mí misma.

     

    Al instante sentí como mis huesos se componían. No era novedad que aquel hechizo fuera tan molesto. Ahora el daño era asunto del pasado.

     

    <<Episkey>> volví a pensar mientras seguí apuntando hacia mi muñeca con la misma determinación. Ahora mi muñeca estaba completamente curada y sostenía la varita más fuerte que nunca (xD!)

  19. Aquellla pantera se había lanzado encima mío y luego de morderme se agitaba sobre mí sin piedad.

     

    -Episkey-pensé al instante.

     

    A pesar de que mi voz había regresado no tenía otra opción, puesto que había sido atacada por una criatura feroz enviada por una enmascarada (Daphne Malfoy) sin embargo no había calculado que esto, sumado a las flechas, serían un aliciente a mis defensas. Al instante sentí como la criatura caía al suelo sin vida. Era increíble como luego de haberme lanzado a aquella pobre bestia, ahora la mataban sin piedad dos de las enmascaradas (Daphne y Afrodita) pusto que los sectusempras lanzados en mi dirección fueron a impactar a la bestia que se encontraba sobre mí.

     

    Una vez esta cayó inerte a tierra, y con mi cuello sanado, dije:

     

    -Protego-

     

    Aquel hehcizo me defenderáio de el último de los rayos que iban dirigidos hacia mí por parte de la misma mortífaga (Daphne).

  20. - Episkey- volví a pensar como si se tratase de una letanía, dejando esta vez mi fémur completamente curado.

     

    Mi cuerpo se recuparaba a una velocidad increíble. Era algo innegable sin duda. Sin embargo sólo una vez más...

     

    -Protego- pronuncié esta vez defendiéndome de un hechizo de parte de la mortífaga (Afrodita Malfoy) .

     

    Acto seguido miré a mi alrededor. Sí sólo...

  21. Las heridas tenían que ser curadas con mayor premura.

     

    -Episkey- pensé dispuetsa a curarme del fuego de aquella mortífaga (Taurogirl) , sino luego podría agravarse.

     

    -Episkey- volví a pensar curándome de un hueso roto o la herida podría pudrirse e incluso dejar inutilizadas mis extremidades.

     

    Debía ser veloz o sino estaría muerta antes de tiempo...

  22. <<Bastante cómico>> pensé mientras alzaba mi varita.

     

    -Corpus Patronus

     

    Un hermoso quetzal de unos dos metros de alto por otros tres de envergadura salió de mi varita. La visión era increíble y de no haber estado en la situación que me encontraba hubiera silvado. Aquel hermoso animal tenía la orden de protegerme contra cualquier hechizo que fuera lanzado en mi contra, a pesar de lo maligno que pudiese ser.

     

    Y efectivamente así pasó. Sin embargo el hechjizo de la mortífaga (Afrodita Malfoy) no pudo alcanzarme, impactando en su lugar en el animal que acababa de invocar al igual que un fuego negro enviado por otro mortífago (lacrimosa malfoy) (?). Al instante luego de ello sentí que perdía la voz y un fuego en forma de thestral me impactó viniendo de parte de otra mortífaga (Taurogirl Crouchs Lavigne). Debía curarme pronto... y las heridas causaban un dolor agudo, pero me indicaban que aún vivía.

  23. Casi antes de arribar al lugar de los hechos, recibí de manos bastante cordiales una varita. Era una señal bastante evidente, de manera que tomándola de las manos de aquella agradable camarada, continué mi camino en silencio.

     

    Al principio había creído que se trataba de un simple rumor est.úpido, pero al llegar a la zona de las celdas me di cuenta de que no era así. Al detectar aquel sonido de arrastre tan característico, que había aprendido a reconocer en los lugares salvajes y exóticos en los que había vivido años de retiro, cerré los ojos y empecé a guiarme por el sentido auditivo, además claro esta del sentido del tacto.

     

    No era fácil, sin embargo alcancé a llegar bien a la zona en donde podía reconocer la presencia de algo mucho más humano y cálido. El reo que se encontraba al interior (Boss Elessar) era una persona muy cercana, aunque en esos momentos yo no fuera consciente de ello.

     

    -Sectusempra- dije alcanzo mi varita en el momento justo en que pude percibir que la bestia se lanzaba hacia mí.

     

    Por ello mismo, el hechizo le dió de lleno en la cabeza, teniendo además la propiedad de cegar a aquella bestia. No fue necesario ni siquiera abrir los ojos para adivinar que la sangre empezaba a chorrear a borbotones, es decir, podía olerla.

     

    -Alohomora- susurré sin más preámbulos abriendo los ojos por fin y apuntando hacia el seguro de la celda.

     

    Este saltó al instante y me apresuré ahcia el interior. Boss Elessar se encontraba allí, y era terrible observarle en aquel estado. Sin más demora saqué el vial del interior de mi brassier (?) y le di de beber el contenido de aquella dorada poción. Al instante su respiración me indicó que se encontraba con vida. Una vez más no hacían falta las palabras, por ello coloqué su varita en su mano.

     

    -Tenemos compañía.

  24. Al final el dolor de cabeza remitía cada vez más. Siempre la adrenalina tenía esas propiedades sobre mi cuerpo. Era emocionante y a la vez... era como una expriencia que no había sentido en mi vida. Estaba deslumbrada y de alguna manera eso mermaba un poco mi razón. A "Lord" mi varita, la mantenía sostenida firmemente con la siniestra, mientras una varita extra reposaba en el bolsillo derecho de mi túnica. Un vial de resurrección se encontraba escondido en las profundidades de mi ropa interior superior (?) mientras que un segundo vial, sólo porsiacaso, se encontraba en el bolsillo izquierdo de mi capa.

     

    Al poco rato fuimos capaces de observar con claridad la prisión y ni falta hizo que me diera cuenta de la premura de la situación. Con más animo y sintiendo el suelo bajo mis pies desnudos continué el avance hacia otra de las celdas.

  25. Era la primera vez que iba a pisar la prisión mortífaga. De alguna manera una extraña mezcla de adrenalina concentrada y sudor frío era el efecto que aquel acontecimiento me causaba a nivel corporal. Dos denuestras compañeras se habían adelantado para sortear las defensas primero y dejarnos el camino abierto. Era un gran gesto de su parte. Por ahora toda la compensación que era capaz de darles era seguir sin detenerme al grueso del grupo para de esa manera mantenernos en buen ritmo.

     

    Los bosques de Albania quizá de día no fueran tan peculiares, pero de noche eran como un mundo aparte. Parecía mentira que hacía sólo unas horas había estado en la mansión Evans con un dolor de cabeza terrible y fue entonces cuando apareció la paloma de nuestra líder. La sola visión de aquella criatura había sido suficiente como para levantarme de mi cama de tirón. Luego de correr los doseles, salí por el balcón.

     

    A esas horas el viento formaba nubecillas a mi alrededor, pero esto no me impedía en modo alguno la visión. La luz que iluminaba mi rostro cubriendo mis facciones hacía un bonito juego con la oscuridad reinante. Por el contrario, mi cuerpo, que antes había estado aletargado, y ahora era capaz de seguir perfectamente el ritmo de la curiosa "cuadrilla"...

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