Melrose todavía le está dando lengüetazos a su paleta cuando escucha su nombre. No había prestado atención al hombre que hablara de ella al inicio, estaba acostumbrada a ver ingleses estirados (o no) burlarse de su forma de vestir, sus modales o su condición de medio humana. Sin embargo, la segunda voz es conocida y, más allá de eso, amiga.
De cierta forma.
Su rostro cubierto con colores suaves se vuelve sorprendido por encontrar ante sí la cara del párroco. No, párroco no es el término correcto, está casi segura de que el hombre ya le ha corregido alguna vez sobre eso pero se le hace imposible recordar el término que él define como adecuado. De cualquier modo, agita la mano para saludarlo de forma amigable, hasta que él habla de forma grosera de los Venus Victory.
Es extraño, su sonrisa se congela por un instante, antes de recuperarse y sacudir la cabeza todavía sonriendo, aunque con ciertos tintes de incredulidad. Es casi como descubrir que las lagartijas tienen dientes...o algo así.
-Este es uno de los últimos lugares en el que habría esperado verlo, señor Despard -señala Mel sin guardarse nada-, pero me temo que se equivoca -su voz seguía siendo serena, aunque decidida-. La buscadora de este equipo es Cassidy Fortescue. Jupiter Justice está destinado a perder.
Aún cuando sabe que no tiene mucho tiempo, deja que la información se asiente en el ambiente, antes de darle una mordida a su paleta, deseando que no empiece a derretirse del todo.
Flechas de oro