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Joaquín Granger

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Mensajes publicados por Joaquín Granger

  1. Había sido bien recibido por la Lestrange, eso me alegraba, siempre era lindo saber que uno no estaba demás en un lugar. Sin embargo me sorprendí cuando recibí un abrazo de bienvenido, no estaba muy acostumbrado a esas muestras de afecto, pero aún así decidí corresponder a su saludo. En aquel momento me sentí aceptado por la familia, o al menos por mi prima, que era lo que a fin de cuentas importaba más allá del lugar en el que vivieran, que era un hermoso Castillo.

     

    Al separarnos ella me ofreció algo de beber, medité mis opciones, ella era humana sin duda alguna, dudaba que tuviera sangre a su disposición, además de la suya, la cual no estaba dispuesto a aceptar. Tampoco pediría una Martini en mi primera vez pisando aquel lugar, no era apropiado, para nada. Bebería agua, además era lo que de verdad me apetecía en aquel momento, tenía algo de la sed, que yo consideraba superficial, culpa de que había preferido ir por medios muggles y no apareciendo o de las múltiples formas que disponía.

     

    Si tomaré asiento-dije sonriendo y tomando lugar en uno de los sillones, al tiempo que ella llamaba a una elfina, que me miraba, o más bien nos miraba con curiosidad. Su ama la puso a disposición de nosotros, y ordenó té y galletas. Ese era ya un gran recibimiento, luego Sol había dirigido la mirada y atención a Kraven, que se negaba a moverse y cambiar su cara -ni te molestes en él, es muy celoso, no le gusta que comparta la casa con otras personas, ya verás lo detestable que puede ser si no te toma afecto -afirmé dirigiéndome a Sol.

     

    Luego desvié la atención a la elfina que se presentaba. Le sonreí y cambié mi sonrisa a una divertida al ver a Kraven, que contemplaba embelesado a Haydie pero duró pocos segundos él se había dado cuenta de que lo veía y volvió a su antipatía.

    -Gracias pequeñita, lo tendré en cuenta- le dije sonriendo -Mi nombre es Joaquín y el malhumorado de ahí es Kraven, haber si logras convencerlo de que no es malo vivir con otros elfos- Le dije a Haydie.

     

    Sol volvió a tomar la palabra, y me hizo revivir viejos recuerdos cuando estábamos ambos, muy pequeños, en la casa familiar de mis padres jugando bajo uno de los manzanos de la huerta. Que tiempos aquellos, uno podía vivir sin preocupación alguna, pero ya éramos grandes y hacía muchos años que no sabíamos uno del otro. No entendía el por qué de aquella separación familiar, sin embargo así se había dado, pero ya estaba allí para volver a unir ambas partes Lestrange.

     

    -Vaya que si prima, la última vez que estuvimos juntos fue hace años en la casa de mis padres, cuando vaciamos el árbol de manzanas de la huerta ¿Recuerdas? -comenté riendo- bueno pues luego de que nos mudamos a España pasaron muchas cosas, por lo pronto ambos desarrollamos las habilidades mágicas al igual que nuestros padres. Pues no hay mucho que decir de mi, como buen Lestrange con una gran montaña de oro, mi padre fundó su empresa, una cadena de hoteles a decir verdad -comenté.

     

    -Yo por mi parte me mudé a los 21 a Francia, dónde me convirtieron en vampiro -Sonreí mostrando mis colmillos- y luego de eso abrí mi propia cadena de Bancos de Sangre, que me ha generado grandes ingresos, y los he cambiado por unos cuantos Galleones para venir aquí -dije ya casi finalizando- Había viajado un par de veces a Londres pero no tenía manera de comunicarme contigo por lo que no había podido venir antes -aclaré, y sonreí luego- Pero dime que hay de ti querida, ¿que ha sido de tu vida?- Le pregunté sumamente interesado.

  2. La velada se tornaba maravillosa, tranquila y perfecta. Ambos nos contábamos cosas pero manteniendo el respeto mutuo. La cita también era formal y tranquila, como las que me gustaban a mí, pero aún así era divertida y agradable. Era la combinación idónea, una excelente y agradable compañía, un ambiente muy bonito y una comida sumamente exquisita ¿Qué más podía desear yo en aquel momento? nada, absolutamente nada.

     

    Sonreí anta las palabras de Bodrik, no podía negar que a veces salía alguno que otro coqueteo, no con toda la intención, pero me alegraba saber que lo había tomado a bien. Volví a escuchar lo que me decía la SemiVampiro. No pude evitar pensar lo genial que sería tener toda esa cantidad de habilidades, si para un simple vampiro era fácil hacerse con una presa, para alguien como Boo sería cuestión de segundos, y me atraía eso de que podía manipular mentes ajenas, simplemente era grandioso.

     

    La chica volvió a hablar mientras yo llevaba uno de mis últimos bocados de garbanzo a la boca, la comida también era deliciosa. Sus palabras, no lo voy a negar, me emocionaron, porque jamás nadie había dicho que le gustara mi vampirismo. Si bien siempre decían que estaba bien o que no era un detalle muy importante, no era que les gustara. Por eso en aquel momento había conocido a alguien que me entendería ¿Es que podía caerme mejor esa joven?

     

    -Vaya... -dije sonriendo radiante- nunca nadie me había dicho que le gustaba mi vampirismo, gracias -dije y bebí un sorbo de mi cerveza de mantequilla.

     

    Continuaba comiendo y casi acababa, no sabía si era porque yo comía muy rápido o porque Bodrik lo hacía muy lento, en todo caso ya me había llenado y no tenía la necesidad de comer más solo las ganas. Miraba discretamente a Boo, ella era la compañía ideal, educada, elegante, respetuosa y no evadía las preguntas, además de que era muy directa cuando quería saber algo, reunía todos esos atributos de forma perfecta, y la verdad no podía guardármelo.

     

    -Boo -dije sonriendo- aunque no haya terminado la cita aún déjame decirte que has resultado ser la compañía perfecta -comenté manteniendo la sonrisa.

  3. No había esperado mucho tiempo desde que el elfo se había marchado en busca de sus amas. Y lo había pasado mirando por la ventana, contemplando la extensión del Castillo. Kraven ya se había resignado a que no me iría de ahí, por lo que dejó de modular cosas y miraba todo con desprecio. Pronto se acostumbraría a aquel lugar, le daría unos pocos días para que intentara adaptarse, aunque dudaba que lo hiciera, por eso se lo ordenaría.

     

    Sonreí recordando el drama que hizo cuando le había dicho que dejaríamos el Castillo en Rusia para ir en busca de mi familia, y le había advertido que quizás habrían más elfos en el hogar, o que en todo caso debería tener más amos. Me había amenazado con quitarse la vida, con que se liberaría, me había rogado y llorado que no abandonara nuestro hogar y todo en vano pues fine de todas formas, y el vive feliz en la mansión, es solo porque no le gusta adaptarse.

     

    Una voz a mis espaldas me sacó de la concentración. Yo aún estaba contemplando el paisaje con las manos en mi espalda cuando llegó la dama. Me di la vuelta para saludar a mi prima, mi nueva familia. La contemplé sonriendo un segundo, yo la reconocía, la había visto varias veces en Ottery y el Callejón, además de que ella fue mi primera profesora en la academia. La vida daba vueltas muy extrañas, un día era una conocida, y al otro era mi prima.

     

    -Sol... -Dije acercándome para saludarle con una sonrisa- Es un placer para mi unirme a la gran familia Lestrange.

  4. Desplomado en el sofá con la copa de sangre en la mano, y contemplando la botella ya pronto no quedaría nada, en cuanto me sirviera lo último, que no alcanzaba ni para media copa. Contemplaba a la demonio en su piano, y más que disfrutar de la música, que ya de por si era bellísima, disfrutaba contemplándola a ella, la interprete de las melodías, y como no, si era hermosa, se me hacía irresistible, no sabía como aún no me había dejado vencer.

     

    Tomé mi copa y la de la dama, la de ella llena, por haber estado tocando el piano, y la mía no tanto, la completé y dejé la botella vacía sobre la mesa. Me acerqué hacia la joven y le tendí la copa mientras la miraba con deseo ya sin disimulo alguno, pero no intentaría nada en aquel momento, no sabía que haría ella, antes que nada era mi socia y la necesitaba no quería ofenderla en lo absoluto.

     

    Choqué mi copa levemente con la de ella e hice fondo blanco, no sabía cual era el motivo pero tenía demasiada sed. Volví a ver a la joven y ya era algo fuera de lo común no podría aguantarme otro segundo, tenía que poseerla. Me acerqué y tomándola en mis brazos la besé, sintiéndome más tranquilo, pero a la vez deseoso de más. Aquel había sido un día extraño, era consciente que nunca se me habría pasado por la cabeza hacer eso, pero en el negocio había sido un día muy extraño.

  5. No había esperado más que unos pocos minutos, y dudaba que fuera por no querer atender, más bien era por lo grande que era el castillo. Kraven estaba sumamente molesto, si seguía así lo despacharía hacia la mansión Granger y buscaría otro para el Castillo Lestrange, ya era suficiente su actitud en el negocio, no aceptaría esa clase de insolencias en la nueva familia, ambos debíamos causar una buena impresión, así lo tuviera que ordenar.

     

    -Kraven, yo te ordeno que te comportes como debe ser, nada de descortesías y mal humor -le dije serio

     

    El elfo había hecho una reverencia, contra su voluntad, y me pareció oírlo despotricar contra mi decisión, pero lo dejé, podría ser un malhumorado pero si cumplía una orden. Un nuevo elfo había aparecido, muy servicial, y con una reverencia me atendió al momento. Miré a Kraven que sacaba chispas por los ojos, no era ninguna novedad que odiaba que otros elfos se me acercaran o directamente, cualquier persona que podría ganarse el corazón de su amo.

     

    -Buenos días pequeño -dije, haciendo un esfuerzo por tratarlo decentemente- ¿Se encuentra alguna de las Matriarcas? -Le pregunté suavemente.

     

    La criatura me invitó a pasar, y acepté, no podría negarme sentía suma curiosidad por conocer el interior. Miré a Kraven que modulaba sin producir sonido alguno, no era tonto sabía que yo escucharía cualquier murmullo suyo. Llevó las maletas tras de si, mientras el otro elfo nos guiaba. Yo miraba todo con mi ojo crítico, y adoraba lo que veía. Sin embargo no nos detuvimos ahí, seguimos hacia el salón, el pequeño se fue a buscar a sus amas, y yo me acerqué a un ventanal. Podría acostumbrarme a estar ahí.

  6. -¡Amo! -Exclamó la criatura- ¡Piénselo por favor! -No dejaba de suplicar- ¿Ha pensado en la reacción de la familia y la Ama Valeskya? ¿Qué dirá ella?.

     

    -¡Kreven!- le dije ya irritado -Deja eso, hace mucho tiempo soy independiente, y la Ama Valeskya es mi hermana no mi madre y tu sabes lo odiosa que es, pero si tu lo deseas vete con ella ¡Ve! no te lo impido, a ver si ella te trata mejor, ve con quien quieras tu.

     

    -¡No amo no!- dijo Kraven mientras hacía una reverencia mientras caminaba -Kraven no vive sin el amo Lestrange a él le debe la vida es solo que... -La criatura suelta un suspiro largo- ¿Abandonará usted a Seishiro, si lo adora, y él a usted, no comprendo sus intenciones.

     

    -¿Como sugieres semejante idiotez?- le pregunté levantando una ceja- Tu sabes que yo no podría abandonarlo, solo me voy a instalar aquí, y luego podrá venir conmigo, pero yo sé que no es ese tu problema ¿Que es lo que te preocupa? -Le pregunté, hasta incluso tenía curiosidad.

     

    -Kraven no conoce a esta gente, Kraven cree que el amo puede estar metiéndose con gente peligrosa, que no conoce- confesó bajando la cabeza.

     

    -¡Por favor Elfo! -exclamé ya al borde de la cólera- ¿Me crees tan insensato que pueda ir a una mansión de gente que no conozca? -Le pregunté mientras le lanzaba una profunda mirada de cansancio sobre el tema- Son sangre pura, te caerán bien, ya deja el drama -le exigí.

     

    Caminábamos por las calles de Ottery, hacia el castillo Lestrange Lupin, la nueva familia a la que formaría parte desde el momento en que entrara y me recibieran. Estaba sumamente emocionado de haber encontrado un segundo hogar ideal para mí y lo cierto era que la gente que vivía ahí me caía muy bien por lo que no tendría ningún problema de convivencia, sin embargo no podía decir lo mismo de mi elfo que ya venía de mal humor.

     

    Abrí las rejas para hacerme paso hacia los vastos terrenos, los cuales contemplaba con alegría y optimismo. Seguía caminando pero con paso más lento quería contemplarlo todo, la primera impresión del lugar la que no cambiaría, y tener el recuerdo de como iba con una sonrisa permanente hacia mi nuevo hogar. Con Kraven de mal humor y las maletas tras de sí. Recuerdo que sería eterno, sin duda alguna.

     

    Iba vestido, como no, con un traje, recto de 3 botones, gris a rayas, una corbata negra, una camisa celeste, y zapatos negros, un atuendo formal, como era típico en mí. Llegué hacia la puerta, y me arreglé por la mente no se me pasaba la idea de entrar así sin más eso no era propio de mi. Llamé a la puerta mientras, pensaba si me atendería un elfo o alguno de mis nuevos parientes, pero me desconcentré por los bufidos del elfo, más bien parecía un crío. Le lancé una mirada para que hiciera silencio.

  7. Vaya que la situación se había vuelto extraña, quería estar con Ariane, ahora, más que con ninguna otra persona, y no sabía cómo había pasado eso, pero ni siquiera me importaba, yo solo la miraba a ella, embelesado. Ya no me importaba la familia, los estudios o el trabajo. Me ofreció más sangre, no podría negarme la verdad es que estaba exquisita, no lo podía negar, tenía un porque especial y no sabía que era, solo me hacía desear más.

     

    -Si... por favor -dije aceptando el ofrecimiento.

     

    Acepté la copa llena hasta el borde y al aceptarla toqué su mano, suave hermosa, delicada, la de una dama ¿Pero que decía? mil veces había tocado aquella meno y no me había pasado nada, pero ahora parecía que un simple roce me traía a la vida, como un humano inmortal, e incluso me pareció volver a sentir calor, por más de que fuera imposible pues hacía años ya, mi piel era una piedra, así como mis lágrimas eran sangre.

     

    -Yo no tengo mucho interés en irme, Seishiro ya debe estar durmiendo y no tengo nada que hacer en casa -me encogí de hombros- prefiero escuchar una linda melodía en el piano -Informé, aunque lo que quería era verla a ella- ¡Vamos!-Exclamé.

     

    Vacié mi copa, y ya me parecía ver todo color de rosa con una sonrisa atontada, y en el centro de mi visión estaba siempre Ariane. Tomé la botella y salí del taller haciéndole señas a la joven de que me siguiera, yo la iba mirando discretamente mientras caminaba, arriesgándome a tropezar y caer pero valía la pena. Subimos las escaleras, atravesamos el pasillo y llegamos por fin a nuestro destino, dejé la botella y mi copa en la mesilla ratona y me tiré sobre el sofá.

  8. No recordaba cuando había sido la última vez que había pasado tanto tiempo con la familia, y se me hacía extraño, pero aún así me gustaba eso, no lo podía negar. Como si lo hubiera llamado con el pensamiento, o hubiera formulado alguna pregunta a mi mente, llegó la imagen a mi mente de cuando nos aventuramos, Luna, Sophie Annick y yo, claro a ese mismo sótano, por aquella hedionda plaga de Bundimun. Sonreí levemente, parecía ser que los Grangers gustábamos de locuras y aventuras, y que cuando la familia se juntaba solía ser siempre algo único y memorable, con un cierto nivel de crueldad entre nosotros, o más bien entre las chichas, yo no hablaba nunca.

     

    Sin embargo nunca solía suceder eso, pues cada uno andábamos en nuestras ocupaciones, era una suerte contar con elfos o la casa sería un desastre, en eso también me compadecía de los muggles ellos no tenían ni tendrían un servicio de limpieza gratis y tan eficaz como lo eran aquellas desagradables criaturas. Al pensar en la palabra "desagradable" miré instintivamente a Valeskya, quien curiosamente me lanzaba una mirada asesina. Levanté una ceja ¿Que había hecho yo en aquel momento? Vaya uno a saber, la demonio últimamente se ocupaba de molestarme, aunque en el interior ya parecía ser algo de las familias normales, que los hermanos se peleen.

     

    ¿Que sería de Lunita? ¿Aún saldría a luz en privado, o aconsejaba a Valeskya en algunas cosas? No tenía ni idea, y no podía preguntarlo tampoco, que yo supiera que Valeskya no es otra personalidad de Luna, sino una Demonio con más años que la injusticia. Era una suerte que aquella odiosa mujer no fuera mi hermana verdadera, no quería ser el hermanito menor. Dejé de pensar en ella, y presté la atención a Sophie que acababa de terminar con su presa, no había querido ver eso, no estaba convencido de que me gustara del todo ver como otro vampiro se alimentaba ante mí.

     

    La seca voz de la Granger de pelo negro, había salido al aire nuevamente, respondiendo al ofrecimiento de la rubia. Yo miraba al hombre que yacía casi muerto, y cada vez más, yo me encargaría de cortarle la cabeza, no me interesaba tener a otro vampiro metido en el sótano, y que pueda destruirlo todo. Abrí los ojos como platos, indignado y furioso, y toda la culpa la tenía Valeskya. ¡Maldita Perra Odiosa Vieja y Detestable! ¿Cómo podía siquiera insinuar que yo podía comer sobras? ¡De ninguna manera! así como tampoco permitiría que esto quedara así. En aquel momento solo le mandé una profunda mirada de odio.

     

    La Granger rubia ya se había retirado a la sala, dejándome a solas con mi hermanita, sin embargo no dije palabra alguna, miraba al hombre que yacía ya seco de todo alimento era un empaque. Aparecí un pequeño puñal de plata, no dejaría que un inútil muggle fuera una criatura tan majestuosa como lo era yo, o cualquier vampiro, mejor dicho casi cualquiera. Me arrodillé y acomodé el cuerpo del humano, mis ojos azules, que carecían de otra emoción salvo el odio, se posaron en el puñal, miré discretamente a la ojivioleta, podría arremeter contra ella en aquel momento, decapitarla y tener su cabeza como un bonito trofeo en mi chimenea. Pero a la mente venían los momentos que viví con Luna y no podía hacerlo, ¡Maldito sentimentalismo! Igual podría hacerle la vida imposible. Sonreí con malicia y corté la cabeza del hombre que apenas soltó algo de sangre.

     

    -Iré en un momento Val -dije fríamente, y luego de verla alejarse sonreí, a ver que le parecía pasar la noche con las sobras de su prima- ¡Kraven! -Exclamé en voz bastante baja, y levanté la mano para que no hablara y se olvidara de las reverencias, no tenía tiempo para esas formalidades, yo solo necesitaba que cumpliera bien la orden- Escúchame bien, Quiero que lleves ese hombre de ahí, si, su cabeza también, y lo acuestes en la cama de la ama Valeskya, es una sorpresa para ella, así que no debes comentarlo con nadie, NADIE ¿Lo has entendido? -Le pregunté serio. El elfo asintió y se retiró, volvería en unos 15 minutos más. Yo por mi parte salía a reunirme con Valeskya.

     

    Seguía a Valeskya, aunque no sabía a donde me llevaba para discutir tranquilos, la discusión era un echo, con esa joven uno no podía mantener una charla tranquila, te incitaba a que le echaras todo el enojo que pudieras estar guardando. Ella abrió la puerta de la sala, extraño, hasta donde recordaba siempre había visto esa puerta abierta. Miré a Valeskya, con esa expresión suya, me inspiró curiosidad, soltó una risa tonta, y me abrí paso para ver que sucedía. Mi rostro formó una expresión de sorpresa que no podía ocultar y de un momento para otro solté la carcajada sin miramiento alguno. La situación era cómica, y yo había creído que Sophie era más reservada, bueno me equivocaba, ya la veía en la sala con su acompañante.

     

    -Esta vez estoy completamente de acuerdo contigo hermanita -Solté luego de haber reído tanto, no sabía el por qué de la risa, no es que hubiera sido algo especialmente cómico lo de Sophie, supuse que era todo producto de la sorpresa.

  9. El torno sonaba, y producía una sensación agradable, pensando que uno estaba haciendo una varita aunque en realidad el torno hacía la mayor parte del trabajo. La verdad trabajar era una de las cosas más fáciles, al menos ahí en Ollivander's las varitas se hacían prácticamente solas, y no había una gran cantidad de clientes.

     

    Acepté la copa mientras Observaba a Ariane dar otros toques a la varita. Ella aceptó mi brindis, chocamos copas y bebí un sorbo. Como siempre estaba exquisita, suave, pero con un fuerte aroma, Estaba algo dulzona, y su textura algo más aligerada que de costumbre. La bebida en general no era tan oscura como de costumbre, pero quizás era porque poseía alguna especia.

     

    El torno había dejado de girarse, y había prestado mi atención a Ariane. ¿Qué tenía aquel día? Un toque especial, algo único, estaba hermosa, completamente deseable. Ella habló, y expresó lo mismo que yo pensaba. La miré a sus ojos, que se hacían irresistibles y sonreí, me acerqué más a ella. No sabía porque pero aquella tarde quería estar con ella, quería tenerla toda para mí.

     

    -Es lo mismo que yo pienso de ti -Solté en un susurro.

  10. -No pongo en duda que me divertiré -Dije mientras sonreía, ya se había despertado mi curiosidad sobre el local y lo que me ofrecía, para ser sincero, estaba ansiando que fuera el sábado a las nueve de la noche.

     

    Propio de una dama, al momento que me habían dado el si, me había puesto a pensar en el traje que usaría aquella noche, porque como siempre debía ser un traje elegante el que me vistiera. El problema era que yo no debía pensar eso hasta el viernes al menos, con un rato libre que me tomara por la tarde para revisar mi extenso armario de infinita variedad de esa vestimenta formal, pero de seguro, iría de compras, ya que a mi elfo no se le quitaba la costumbre de usar mi ropa muggle y costosa como simples trapos de piso. Largué un suspiro si no volvía a ser el de antes terminaría despanzurrado.

     

    La entrada de una nueva Centauro, me distrajo de todo pensamiento, aunque instintivamente miré para abajo, de no haber recordado que estaba en una fiesta de disfraces habría lanzado un grito de horror al ver casi todo mi 1,90 cubierto de pelo blanco fabricado de plástico barato. Contemplé como ambas jefas de casa saludaban a la recién integrada y decidí yo también acercarme, ya había saludado a todo mundo, no sería cortés ignorarla a ella.

     

    -Hola, Mi nombre es Joaquín Granger, Es un placer -dije a modo de saludo.

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  11. Holaa, de nuevo yo, bueno vengo a aclarar los puntos que me faltaban para ir a rolear a la familia.

     

    Que la habitación (con la descripción ahí en la ficha) Sea en el último piso, o en una torre, o algo así, lo que esté libre, en todo caso luego voy y lo roleo

     

    Y con respecto al parentesco, pues que alguien me adopte, o como ustedes quieran, yo solo quiero unirme a la familia, y puedo ser cualquier tipo de familiar.

     

    Quizás en la noche me paso por la mansión.

     

    Eso es todo

     

    Saludos Familia ^_^ !!

  12. Comencé a reír junto con la joven, mi ignorancia sobre el asunto de las varitas era muy evidente, pero eso sería por poco tiempo, en un poco más ya aprendería por completo el arte de las varitas, y sería un verdadero maestro en eso. Guardé mi adorada varita de pino en el bolsillo del saco, y contemplé unos momentos a la joven, que me invitaba a ir al taller, a lo que acepté encantado, me gustaba ver la fabricación de una varita, y pronto iría a casa, a Seishiro ya lo había visto por lo que no estaba tan apurado aquel día.

     

    -Pronto dejaré de creer que cuando hablas con esa voz misteriosa, hablas de varitas, y saques la tuya, estás hablando de un robo -comenté sonriendo divertido -Te acompaño, a Seishiro ya lo vi hoy al medio día, incluso me dormí junto con él, hoy no tengo tanto apuro como en otras ocasiones -informé.

     

    La seguí por el pasillo, bajamos las escaleras, y para acortarlo, solo basta decir que hicimos todo el recorrido al taller, al que ya habíamos ido varias veces, y me sabía en camino de memoria, sin embargo me dejé guiar por puro placer de no tener que mirar por donde iba, pues tenía a Ariane que era mi punto de referencia, e iba enfrente mío. Ella se puso a fabricar la varita, mientras yo la veía, y aprendía un poco más de ese arte que no parecía muy complicado en aquel momento, sin embargo no era nada fácil tampoco.

     

    -¡Por supuesto! -exclamé mientras que tomaba la copa, que ella me ofrecía -Sabes que adoro tus existencias -comenté, y era cierto -¡Brindemos por nuestro negocio, que nos genera, más que galeones buenos ratos! -volví a exclamar levantando la copa.

  13. La velada se tornaba muy agradable, tranquila, con una comida deliciosa y una muy buena compañía, Pero lo mejor para mí era que nos contáramos estas partes de nuestra vida, que permanecía en secreto, sin embargo y con la naturalidad con la que hablábamos, parecía que ambos contábamos las cosas a un amigo de toda la vida. Llevé otro bocado a mi boca, la comida disminuía de a poco, pero la bebida se mantenía casi al mismo nivel, di un sorbo para rebajarlo un poco.

     

    Contemplaba a la joven, era cortés, elegante, amable, y hablaba con propiedad. Nunca hubiera siquiera pensado en su edad verdadera, y si lo pensaba bien, ni siquiera hubiera creído que de verdad tuviera 16 años, yo ingenuamente pensaba que ella podría quizás tener 20 pero que su rostro se conservaba en el de una adolescente. Recordaba mis 16 años, edad en la que sin pensarlo mucho escapé del orfanato, la mejor decisión de mi vida.

     

    -No tienes que agradecer, solo digo lo que pienso -respondí ante su agradecimiento -Y si, puede que seas una completa mescolanza, pero eres una criatura fascinante, con cada pequeña parte de las habilidades de todas las razas que has heredado ¡Tiene que ser fantástico! -Exclamé sin el mínimo interés en ocultar mi entusiasmo por las criaturas mágicas.

     

    Una pregunta por parte de la joven, hizo que mis ojos soltaran ese brillo particular, como siempre que me preguntaban sobre mi vampirismo, uno de mis temas favoritos de conversación. Sin embargo no quería aburrir a la joven como me convertí en vampiro, y fui desarrollando mis poderes. Como gracias a ellos obtuve mi pequeña fortuna y una buena vida por largos años, y como fui, también testigo de los adelantos de la tecnología. Todas esas historias, propias de un viejo, no saldrían de mí aquella noche.

     

    -La verdad que ser vampiro fue lo mejor que me hubiera podido pasar -comenté, mientras sonreía -Y aquí entre nosotros, para serte sincero debo decirte que por ser vampiro he podido vivir, de otra forma hubiera muerto a los 24 años -agregué, esa era otra parte de mi vida, bastante oculta -¿Y tú qué opinas de poseer todas esas razas? -le pregunté interesado, luego bebí un sorbo de mi cerveza.

  14. Sonreí luego de que la jefa de casa aceptara mi invitación a una cita. Y ahogué una risa con cerveza al verla sonrojarse, no negaba que me gustaba mucho causar sorpresa en las personas, ya sea invitando a salir a mi superior, o apareciendo entre las sombras para atacar a mis víctimas. La única condición impuesta era que fuera en su negocio, no representaba ninguna molestia para mi, aunque me despertaba la curiosidad, ¿Qué tipo de lugar tendría?

     

    ¿Habrían los otros escuchado mi propuesta hacia Bodrik? No sabía que pensar, era natural sentir curiosidad sobre la vida de los demás yo mismo la sentía muy a menudo, y no negaba que agudizaba el oído en cualquier charla que pudiera ser de mi interés. De todas formas, luego podría deducir si habían oído o no, si no sabían disimular sus miradas o sus gestos, ahí responderían ellos mis dudas. Bodrik volvió a tomar la palabra. ¿Un negocio Árabe? no recordaba haber pisado uno en mis años de vida, sería interesante.

     

    -lo dudo -comenté con una risa -soy alguien bastante solitario y de pocos amigos -informé -Aunque de verdad quiero conocer tu negocio, que sea el sábado a las nueve de la noche ¿te parece bien? -le pregunté en voz baja aunque no ponía en duda que ya todos conocían mis intenciones.

     

    Escuché como la pelinegra, que ya tenía las mejillas al rojo vivo, extendía la invitación al resto de la gente. Yo cubrí otra risa divertida, con un sorbo de la cerveza de mantequilla, que ya la llevaba un poco menos de la mitad. Ahora que había extendido la invitación parecía ya imaginarme una nueva fiesta en el local de Bodrik. Pero bien, sería muy divertido, no me opondría a la voluntad de la jefa

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  15. Sentí curiosidad por las habitaciones que nos brindaba la casa de los Centauros, pues que una de las jefas te dijera que siempre que podía se quedaba, no era poca cosa, así que deberían ser lugares muy bonitos, en todo caso lo comprobaría más tarde cuando vaya a dormir, luego de haber cambiado mis horarios de sueño radicalmente, suerte que solo era por poco tiempo, en un poco más ya volvería a salir por las noches y dormir durante el día.

     

    Contemplé a la jefa, pelinegra, que me miraba, bastante intrigada, yo sonreí, al parecer ella también quería conocer mis más profundos secretos. Sí, yo lo podía deducir, si se fijaban en mis colmillos, por más que fuera discretamente, y buscaban algo y mis ojos azules, solo podía significar que nuevamente, alguien quería saber que maravillas escondía tras mi piel blanca y dura. Sin embargo mi alma guardaba celosamente sus secretos, y no los dejaba irse tan fácil.

     

    -¿Intrigada? -le pregunté, discretamente con una sonrisa perspicaz, -Acepta una cita conmigo y yo te diré todo lo que quieras saber- bebí un sorbo de mi bebida, aún jarra casi llena

     

    De un momento para otro parecía haber despertado de un sueño ¿De verdad había invitado a salir a la jefa de casa, y había aceptado contarle mis secretos? Vaya, eso no era efecto de la cerveza, era demasiado extremo para eso, yo estaba con la cabeza en otro lado, quizás ese traje tuviera un resto de alguna poción de veritaserum, y yo había aspirado todo el contenido. Había dicho todas las verdades que pasaban por mi mente. Miré a Bodrik, no me arrepentía, en nada, confiaba en que yo también podría sacarle algún secreto.

  16. Holaaa Bueno, vengo a unirme, claro,

     

    Ficha para la inscripción:

    • Nick: Joacoo Lestrange

    • Fecha de Nacimiento: 4/12/1711

    • Bando de preferencia: Mortífagos

    • Parentesco y de quien: No tengo preferencia alguna

    • Mascotas y/o elfos: Elfo, Kraven

     

    • ¿Esta será tu familia sanguínea o adoptiva: Adoptiva

    • Link a la ficha de personaje: Aquí

    • Link a la bóveda personal: Aquí

     

    • Link a una imagen que te represente (Solo si se tiene): Ninguna definida, imagínenme y listo XD

    • Link a la imagen de tu habitación o en su defecto, descripción del dicha estancia: Imagen no, descripción: Es una gran estancia, con grandes ventanales, que consta de dos partes, una parte es un salón, y el otro la parte de habitación en si, tiene también un baño, bastante amplio, con paredes de color beige con molduras de oro, y piso de moqueta de color verde.

    Posee muebles muy finos, tallados a mano, generalmente representa serpientes que van subiendo por la madera de roble. En la sala poseo un juego de living, compuesto por un diván, y dos sillones, ambos fabricados en madera y forrados en una tela verde esmeralda con pequeños diseños formados con hilos de plata. Una estufa de mármol, una mesita ratona, con base de mármol y patas de roble, una biblioteca privada, y un pequeño bar donde guardo botellas de sangre, completan esa parte de la gran habitación.

    Posee una cama gigantesca, con doseles, que posee unas gruesas cortinas (verdes, como no) que se cierran cuando sube el sol, al igual que todo el resto de las cortinas del lugar. Un par de mesitas de noche, en donde hay dos lámparas.

    Un gran armario tallado, y un espejo de cuerpo completo muy antiguo completan esa parte de la habitación.

    Por último en el baño hay, entre todo lo básico, una gran bañera de mármol con plomearía en plata, que ocupa gran parte del blanco e inmaculado baño.

    Por último, se entra a la habitación a través de una estatua de piedra con forma de serpiente, que se abre solo mostrando un medallón especial, o diciendo la contraseña.

     

    Bueno no hace falta más, las dos lineas las pasé sin duda

    Saludos!

  17. La noche se tornaba muy agradable y divertida. Y era todo una sorpresa que así lo sintiera yo, comenzaba a preocuparme, ¿un ente fiestero no se habría metido en mi? Ni idea tenía, y en todo caso no sería algo tan malo, pues al fin y al cabo, ahora que volvía a ser estudiante yo me olvidaba de las demás obligaciones que tenía además de aprobar esta vez, y no volver a aquel lugar a menos que por mi mente pasara la idea de dar clases.

     

    Di un sorbo a la jarra de cerveza, aún tenía la mayor parte del contenido, siempre tuve un gran control sobre el alcohol y no lo iba a perder. La jefa de la casa, Bodrik, se me había acercado, y me preguntaba que me parecía la casa. Pues me gustaba el lugar, por más de que fuera natural, las habitaciones no las conocía aún, pero era lo de menos, lo que yo menos hacía era dormir, y era para lo que la usaría, y pues toda la gente de allí me caía muy bien, no tenía motivos de queja.

     

    Justo cuando iba a responder otra mujer apareció, y muy amablemente se presentó, ¿Una nueva jefa de casa? Cuan poco informado estaba yo con respecto a las casas y la academia, siempre creí que era una sola jefa. Ya había aprendido algo nuevo, Bodrik había ido a darle la bienvenida a su colega, y yo aún vestido de hombre de las nieves, y sintiéndome muy ridículo, decidí hacer lo mismo. Vaya que no era normal eso.

     

    -¡Bienvenida Alissia!- exclamé sonriente hacia la desconocida -Mi nombre es Joaquín Granger, y al igual que tu me incorporé hoy a los Centauros -Comenté, sin necesidad alguna.

     

    Volví mi atención a Bodrik, luego de haber bebido otro pequeño sorbo. Afortunadamente la cerveza de mantequilla no había, ni haría su efecto, pues esa sería la única que bebería en aquel día, no era el momento ni el lugar para probar suerte con las bebidas alcohólicas, era mi primer día y no quería llamar la atención, al menos no estando ebrio.

     

    -Te iba a decir que me encanta el lugar, desde el mobiliario y la estancia, hasta las personas con las que conviviré, ¡es simplemente fantástico!- Exclamé sonriendo.

  18. La situación se tornaba divertida allí con la joven presente en donde hablábamos con total libertad. Crueles bromas y comentarios que nunca tomábamos a mal, sino para la risa. Sonreí al ver que me daba la razón con respecto a los amantes. Siempre sentí curiosidad por saber que se sentía, pero no más que eso, yo era más clásico. Limpió el labial que había dejado en mi rostro, justificándose que lo hacía por Seishiro, aunque no entendía mucho sus motivos, Seishiro aún no cumplía el año, no sabía ni lo que significa "papá"

     

    -Tu no tienes necesidad de buscar un amante dos veces, para ti son como el papel, y tienes una papelería entera a tu poder querida -comenté sonriendo -Y por Seishiro, no te preocupes, el aún no llega a cumplir el año, puedo llegar a las 3 am con la camisa el cuello y la cara llenas de labial, y el no me dirá nada, reirá como siempre que me ve, y yo sonreiré ante su inocencia -comenté y reí, ya conocía como la palma de mi mano a mi ahijado.

     

    Pronto cambiamos de tema, ahora ella respondió a mi pregunta. Había supuesto que todo había sido por culpa de Ministerio, pero nunca imaginé un ataque mortífago, ni la ausencia de jefes. De verdad que había un alto nivel de renuncias, y cada vez mayor, aunque confiaba en las nuevas generaciones, ellos parecían hambrientos de trabajo. Ahora volviendo al tema de los mortifagos yo los admiraba, y aspiraba a ser uno de ellos, pero no consentía que derramaran una gota de sangre pura, cada gota mágica era pura, como vampiro lo aseguraba.

     

    -Espero querida, que todo se arregle pronto -dije con una sonrisa de comprensión -esas actitudes de los Mortífagos no me agradan, deberían usarla contra los muggles.

     

    De pronto una sensación me invadió, aunque no era muy fuerte, y miré preocupado a la joven quien también pareció sentirla, pero ella estaba mucho más tranquila. Se limitó a preguntarme si sentía lo mismo que ella, a lo que asentí, y luego sacó su varita. No lo entendía en lo absoluto, sin embargo saqué mi varita de pino del bolsillo de mi traje verde botella, y la miré a ver que haría a continuación, yo por mi parte, estaba bajo sus órdenes.

     

    -Te sigo Ari -dije mientras apuntaba con mi varita, inútilmente.

  19. Buenaas Según me dijeron tenía que venir aquí y editar, y poner que me afiliaba, y como en vez de editar fui directo a añadir otra respuesta, pues bueno nada, lo seguí. Aunque ya me quedé sin inspiración y entonces me voy a lamentar porque nos hacen escribir estas lineas. Ya cumplí, ahora, a lo que vine.

     

    Bueno quiero afiliarme al negocio.

     

    Ficha:Aquí

    Bóveda:Aquí

     

    Bueno, creo que ahora ya puedo ser legalmente un empleado +.+

     

    Saludos!

  20. Yo ya había confesado, mi historia, o al menos la mayor parte de ella, y ahora era el turno de la joven que estaba frente a mí. Eso me gustaba, que ambos habláramos sobre nosotros, y nuestra vida, al fin y al cabo nuestro objetivo principal era conocernos en aquella ocasión, y hasta ese momento lo estábamos haciendo, y de buen grado, comí otro bocado de Falafel, mientras escuchaba atentamente las palabras de la jefa de casa.

     

    Así que era de descendencia Francesa. Oh Francia, que lindo país, yo no tenía ni idea de donde procedía mi familia, suponía que éramos todos Ingleses, pero era un gran país, siempre sería mejor que Rusia. Saber que ella nunca tuvo problemas con la academia, me hizo darme cuenta de lo distinta que fue nuestra crianza, y nuestra vida también. Ella ya tenía su vida preparada, tenía empleo y una vida llena de logros, la mía en cambio, que ya debió haberlo estado, pues recién lo estaba consiguiendo.

     

    Continué escuchando, interesado, todo lo que ella decía. Por supuesto, la suerte y algunos contactos siempre eran buenos, pero no ponía en duda que Bodrik también puso mucho empeño para llegar a ser Jefa de Casa. Yo jamás me habría planteado tales posibilidades, me gustaba pasar desapercibido, pero a la vez triunfar en lo que me proponía. Sin embargo, siempre ocurría algo que me impedía poner toda mi concentración en mi trabajo, o mis clases.

     

    -La suerte y los contactos, claro, son siempre muy importantes -dije con una sonrisa -Pero el trabajo duro lo es más, y no pongo en duda de que tú has trabajado muy duro -Afirmé.

     

    Me tranquilicé cuando dijo que no le molestaba toda la edad que yo tenía. Fue lo que terminó de quitarme un gran peso de los hombros, pues yo sabía que no cualquiera podría entenderlo. Ella me miraba, y yo también a ella con una mirada sonriente, era bella, y no podía negarlo, a pesar de que yo no solía fijarme en alguien tan menor, o al menos mucho menor de la edad que yo aparentaba en aquel momento. Que lo aceptara hizo que mi aprecio por ella subiera.

     

    Había llevado otro bocado de aquella deliciosa comida muggle, cuando comenzó a hablar nuevamente y casi me atoro, nunca había esperado que ella me dijera que solo tenía 3 años. Hubiera sido más factible que me dijera que tenía 265 años de edad o algo así, pero nunca tres. Se me hizo muy tierna, al verla con timidez, siempre me había pasado. La escuché mientras continuaba contándome sobre sus múltiples razas. ¡Que interesante era conocer a alguien con tantas mezclas de razas! y al verla sonrojada me di cuenta que era algo muy secreto de ella.

     

    -Vaya... -dije pensando en lo de su edad -Nunca lo hubiera imaginado, pero si me permites decirlo, aparentas unos muy bien vividos y bellos 16 -le comenté sonriendo -y creo que eres fascinante, toda tu mezcla de razas, siempre me gustó eso- dije y volví a sonreír, viéndola sonrojada.

  21. -Lo que quieras, donde quieras, cuando quieras, Marbetz- Dije mientras le guiñaba el ojo, también, y le estrechaba la mano.

     

    Contemplé, a mi hermana en aquel momento, que no disimulaba muy bien su diversión al ver mi rostro ante la invitación de Marbetz. Evidentemente me sorprendí, pero más se sorprendió ella cuando acepté. Solté una risita, que logré disimular, bastante bien. Había que reconocer que la mansión generalmente estaba vacía, pero cuando había actividad todos se reunían, incluso los pequeños. Desvié la vista hacia el niño, que, más que alimentarse, jugaba con el hombre. Linda escena era la que tenía en frente, era lo que me mantenía distraído, pronto llegarían los hijos de Sophie, sentía curiosidad por lo que harían los tres

     

    Un grito me quitó toda la concentración, y me hizo formar un gesto de puro desconcierto, y no era para menos, que una voz desconocida, pidiera su varita, y que lo hiciera desde la mansión, no era cosa de todos los días. Lo mío era un gran desconcierto, y fue mayor cuando a la joven que acababa de conocer, le entró una repentina urgencia por irse de allí. Era lo que tenía haber llegado no mucho tiempo antes, no entendía nada. Bien siempre tenía más tiempo para saber más cosas de la familia. Volví mi cabeza a los gemelos que acaban de llegar y se unían al juego con Caleb.

     

    La situación más que aclararse se oscurecía, y cada vez me causaba más gracia. Devolví mi atención a los adultos, quienes a su vez todos miraban a la mujer de aspecto lamentable y al parecer con bastante ira acumulada. Marbetz nerviosa, al parecer no quería que le entregaran la varita, a Robin, la cuarta matriarca, según había dicho Sophie. Al parecer las miradas de odio eran para la mujer que tenía por único objetivo salir de ahí, me preguntaba que habría pasado entre ellas dos, sin embargo no era tema mio, no era momento para preguntar, luego lo haría discretamente.

     

    Me sorprendí al enterarme que Marbetz era la madre de Robin. Más curiosidad sentí por saber que había sucedido. Sophie intentó calmar a la mujer que cuando intentó escapar cayó al suelo, yo reí por dentro, no tanto por la caída sino por todo lo que pasaba. No podía concebir aún lo mucho que me estaba divirtiendo, sin embargo desvié la cabeza a mi hermana, quien no podía dejar de demostrar que Valeskya seguía ahí, maldita Valeskya ¿Cuando se iría y dejaría volver a Lunita?

     

    Soltó una exclamación, muy seca para ser broma, Por favor que no se apareciera Annick si eso significaba morir, aunque me gustaría ver que harían las 4 juntas, desastres seguramente ¿Que más sino? Volví a escucharla, aunque había sido un simple murmullo, vaya resentimiento había guardado la joven, seguro era otra de las cosas de Val. Me miró momentáneamente, le devolví la mirada, serio, sabía lo que pensaba, pero ya sabía ella que no era alguien de muchas palabras, prefería contemplar, como aquello que vivíamos, tan cómico.

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  22. Andaba de muy buen humor la chica, peinándose despreocupadamente el hermoso cabello que poseía. Tomé la mano que ella me ofrecía para guiarme y me coloqué tras ella, ahí vi mi reflejo, sonreí, me encantaba verme perfectamente bien, y sobretodo mis colmillos. Eso era un complejo Narcisista, pero había vivido con él muchos años, ya era parte de mí, y no era tan fuerte, yo no me había enamorado de mi mismo, ni lo haría.

     

    Efectivamente, ella saldría aquella noche, y bien merecido se lo tenía después de tanto trabajo que tuvo, y lo que la obligó a abandonarme por unos días, largos días. Ante la broma de la joven, me hacía gracia imaginarla embelesada, sobre un caballo, y con un vestido antiguo, cabalgando con un hombre muy guapo hacia el horizonte. Eso no era el estilo Ari, me parecía más bien algo de "Fantasía Selene" me preguntaba que sería de ella.

     

    -A ver si te toca un buen hombre para la noche, que olvides a la mañana siguiente, al igual que olvidarás la cantidad de alcohol que tomaste, y no sabrás como llegaste a tu cama ni como lo hiciste con el misterioso hombre -solté riendo por la cruel broma.

     

    Abrí los ojos como platos ante su invitación. Muy amable si, pero no tenía en vista mujer alguna para mi vida, no en aquel momento. Solté la carcajada sin reprimirme en absoluto, de solo imaginarme bailar disco con una mujer, me sentía ridículo, esas cosas ya no eran para mi, ahora era un padre de familia, no tenía tiempo para esas tonterías. Seishiro era la única persona que tenía en mente, él requería todo mi tiempo libre. Se acercó y me dio un beso en la mejilla, dejándome una perfecta marca carmesí

     

    -Las damas no tienen tiempo en mi agenda, Seishiro las sustituye -comenté riendo -Pero ahora que tengo esta marca nadie creerá que soy un padre de familia, todos pensarán que me anduve revolcando con alguna amante -bromee -si me acosan con preguntas hazte responsable -le giñé un ojo, divertido con la situación.

     

    La ausencia de la joven se notaba, el negocio quedaba completamente vacío, incluso depresivo, y uno no veía la hora de que fuera la hora de cerrar, o viniera un cliente. Sin embargo con ella en la tienda, todo era más animado y alegre, hasta gracioso, no le iba a negar que la extrañaba, ya que ella era mi único contacto con el mundo exterior. Ahora que lo pensaba debía arreglar eso, pero no sería aquel día.

     

    -¡Por supuesto que la extrañé! -exclamé respondiendo su pregunta -todo era muy silencioso sin ella, sobre todo eché de menos a mi socia en los almuerzos, era yo solo para comer -le conté poniendo cara de víctima -¿Pero que hizo mi socia en estos días que no la vi? cuente cuente -la incité con una sonrisa

  23. Caminaba por los pasillos de la academia, con un simple objetivo, empapelar todo con aquellos afiches tan pequeños y adorables que me habían entregado, que en mi opinión quedaban mejor como calcomanías para cuadernos o ventanas. Pero me crucé de hombros al pensarlo, lo que yo pensara no importaba, no en aquella ocasión, yo solo debía cumplir ordenes. Ordenes que me había sorprendido de recibir, sin embargo, las acepté con mucho gusto.

     

    Ahora tocaba salir a la intemperie, a los Jardines Sumaes. El maldito sol brillaba en todo su esplendor, como si me provocara a salir hacia donde él iluminaba. Maldito fuera él, que aunque no era del todo necesario salir para colgar aquel afiche, ya veía anuladas mis esperanzas para tomarme un ratito en los Jardines. Solté un suspiro, a veces ser vampiro era una maldición, pero era solo un pequeño sacrificio en comparación con sus beneficios.

     

    Busqué una pared bonita y visible para pegar aquella miniatura de afiche, y terminar pronto con mi trabajo. Saqué mi varita y lo pegué. Había traído cinta adhesiva pero eso no detendría al papel sobre la pared de piedra mucho tiempo, no entendía por qué no ponían un tablón de anuncios ahí, o quizas yo no la encontraba. Eso daba igual, mi trabajo ya estaba hecho por lo que solo sonreí satisfecho y me retiré del lugar.

     

     

    http://i.imgur.com/bJXIG.png

  24. -Permiso -dije mientras entraba en la oficina.

     

    Allí la vi frente a un gran espejo, peinando su largo y negro cabello, que poseía algunos reflejos rojos. Sonreí, nada había cambiado, ella seguía siendo Ari y su cabello que tanto me gustaba seguía siendo suyo. En verdad el cabello era la parte que definía la parte de pulcritud e interés personal se tiene. Si uno se lava el cabello, es pulcro, y se puede estar cerca sin la necesidad de sentir asco por el olor a mugre que podría tener, no sería un sucio.

     

    Pero si alguien, como lo hacía Ari en aquel momento, lo cepillaba con esmero, dedicación, y mucho trabajo, significaba que lo cuidaba, y eso significaba que se importaba a sí mismo, y que quería causar buena impresión mediante el cabello. Yo sucumbía ante un cabello bien arreglado, me encantaba eso de las mujeres. Sin embargo ella no solo se había cepillado, tenía sus labios pitados de un rojo muy intenso, y tenía un vestido precioso, había que reconocerlo, ella estaba preciosa.

     

    -¿A dónde va mi socia tan sexy? -Le pregunté curioso -¿A romper la noche a algún salón de baile o a beber alguien y conseguirte una presa nocturna.

  25. No pasaban dos minutos sin los que la joven no soltara alguna de sus preguntas inteligentes y personales a la vez, aquellas que me ponían en aprietos. No comprendía como lo hacía, siempre que creía librarme de una pregunta, soltaba otra, igual o peor que la anterior. Eso parecía muy encaminado a convertirse en un ciclo, así que mejor comenzaba a responderle o yo me quedaría con mis dudas, ella no me dejaría tiempo a quitarme las mías.

     

    -La verdad es que hace un año llegué aquí, desde que tengo memoria Rusia ha sido mi país de origen. Me crié como huérfano, en un extraño país a quien nunca pude aprenderle ni su idioma ni sus costumbres. Alguien me había dicho que mi familia era de aquí, de este lugar, y que eran mis iguales, y la encontré, o parte de ella al menos, mis padres habían desaparecido tiempo antes -le comenté mirándola a los ojos -Pero aún así un año me habría dado para aprobar de no ser las múltiples cosas que pasaron en mi vida -dije para responder a su pregunta -¿y tú? -le pregunté con perspicacia -¿Cómo has ascendido tan rápido? Si, lo sé, ni siquiera estás en la mayoría de edad, cuéntame tu historia.

     

    Tomé uno de los bocados de garbanzos, y lo llevé a mi boca. En efecto la comida de aquel lugar era tan exquisita como la decoración y el ambiente.. Como el caballero que era, y lo refinado también, mastiqué disimuladamente un largo rato, luego tragué sin dejar notar que el bolo alimenticio pasaba por mi garganta. Y por último limpié mi boca aunque no tenía restos de comida. Sin embargo la joven no había probado ni un bocado y solo mostraba su insistencia por que le dijera la verdad.

     

    -Está bien te lo diré -acepté con una inclinación de cabeza -Pero antes deja que te felicite por la exquisita comida de aquí -mis felicitaciones eran sinceras aunque ella podía creer que era para ganar tiempo. Solté un suspiro. -A riesgo de que huyas despavorida, o se vuelva incómoda la noche te diré la verdad, tengo 301 años Boo -confesé, y me sentí más aliviado -¿Sorprendida? me extrañaría si no.

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