Xell Vladimir Potter Black

Buenas!! Me han chismado a la oreja que aquí se piden firmas para hacer regalitos de navidad en la No-gala del foro. Apuntarme, aunque sea un pago de roles en una mansión o negocio a elegir, pro.eto pagar el regalo de alguna manera. Gracias a Ada y a los que han trabajado con ella para tener un regalo de Navidad, ya que el foro no ha tenido oportunidad para hacer la gala habitual. ¡Que la magia del foro no decaiga nunca! ¡Feliz Año Nuevo a todos!

Me tocaron 2 llaves Hogwarts a elección: quiero una llave de la Casa Gryffindor y otra llave de la Casa Hupplepuff. ¿El resto de premios están entregados? Espero haber llegado a las líneas, no quiero cometer spam.

No entiendo el idioma de los animales, tampoco me había traído el anillo uzza que permite entenderlos un poquito, así que desconocía qué se estaban diciendo el perro y el gato, es decir, Sean y Sagitas. Por la forma de comportarse, sin embargo, era fácil de entenderlos. Por la expresión corporal, también podría adivinarlo, y sabiendo con antelación que, como personas, siempre se estaban peleando, pues no era nada difícil saber qué es lo que estaba sucediendo a mi alrededor. Me extrañaba que Matt no estuviera poniendo paz entre los dos, aunque también podía ser que estuviera tan anonadado como yo lo estaba. "Te voy a comer", "tú no comes a nadie, so fea", "so fea tú madrina, Sean; tú eres el feo", "no, tú lo eres más y no me alcanzas". Ahora, la tía volvía a saltar y le perseguía, sin alcanzarle. "No corras, que te voy a dar un besito", "antes me muero que tú me beses", "ven, ven, ven..., que te pillo..." Me puse a reír con el diálogo inventado de esos dos. En serio que parecían dos críos malcriados, persiguiéndose entre la gente, en el Hall del Macusa, como si fueran pequeños, como si fueran dos animales sin sentido. Algo de eso había, sí, pero ese comportamiento tan indecoroso... Me acerqué a Matt y le pregunté en voz bajita: - Oye, ¿no deberíamos decírselo a algún sanador y que preparen algún antídoto? Al final se harán daño o lo que es peor, harán daño a una tercera persona y tendremos que pagar los desperfectos. Oye, ¿aquí también sirven los galeones o tendremos que pagar en dólares? Era mejor no tentar a la suerte, así que añadí: - Yo atrapo al gato y tú a tu madre, ¿de acuerdo?- Supongo que estaría de acuerdo, al fin y al cabo, él sabía manejar a Sagitas mejor que yo, a él le hacía más caso, al menos. - Gatito, gatito lindo, ven, ven con mami Xell, ven, bonito. Sean lindo, ven, miss, misss, ven con mami, gatito. Anda, no seas malo, ven a mis bracitos.

La situación era hilarante, de eso no hay duda. Un gato y un perro, dos animales maravillosos que, juntos, según la tradición animalística, solían perseguirse, atacarse, ser enemigos entre ellos. Yo era consciente de que eso no es siempre así, pues he tenido gatitos y perritos, pero, en este caso, siendo Sean el gato y Sagitas el perro, iba a ser imposible que fueran amigos, con todo lo que se habían estado metiendo el uno con el otro durante la gala. Me puse a reír. Sé que a Sagitas no le gusta que me ría de ella, pero fue imposible el resistirme, al sentir a Matt que necesitábamos a Fenrir, su mascota lobuna, para entender lo que decía su mami. Menos mal que no lo habíamos traído o ahora estarían hablando entre ellos, haciéndose confesiones y, seguro, dejando rojo a Matt con lo que le confesara. - ¿Qué poción llevarán estas chocolatinas? Pido llevarnos alguna y estudiarlo, son interesantes - no sé porqué lo dije si Sagitas seguro que diría que no; yo llevaba un par que me había dado Sean antes, así que no tenía que preocuparme por eso. - Sí, primo Matt, ahora sólo falta que se pasen los efectos para que vuelvan a ser normales. "Aunque no serán muy diferentes", pensé, sin decirlo en voz alta, o la tía seguro que se enfadaba. Sean se comportaba como un gato y empezó con un bufido ronco, con gestos raros. Le acaricié. - ¿Qué te pasa, bonito? Así, suave, tranquilo, no ronronees, tú tranquilo, que la fea de Sagitas no te alcanzará aquí. ¿Para qué habría hablado? Justo acariciaba la cabecita de Sean cuando Sagitas se echó encima de mí. Así, literalmente, sin un sólo aviso, al menos que sus gruñidos de perro fueran eso y no los hubiera entendido. Tal vez hubiéramos necesitado a Fenrir. - ¡Aaaay, tía bruta, quita! Me perdí la disputa entre ambos, aunque Sean era tan listo y tan ágil como un gato y no se dejó atrapar. Menos mal que levitaba y la tía saltaba para alcanzarle; así pude separarme de ellos y controlar los daños. - Me has quitado más de la mitad de las hojas de mi vestido. - Casi lloraba al ver lo sucedido, las ramas deshojadas. Soy muy sensible con los pobres arbolitos que mudan sus hojas, ¡la tía las había arrancado! - Ahora tendré que trasplantarlo y cuidarlo para deshacer lo que has hecho.

No sé si lo había dicho antes, pero si cuando estaba vivo y vivía en casa con la prima Perenela, para mí, Sean siempre fue un primo genial, de ideas prácticas y algo extravagantes, uno de los pocos que era capaz de enfrentarse con Sagitas sin miedo y sin borrar esa bonita sonrisa, ahora, de muerto, se superaba. No había perdido para nada su sentido del humor y, además, levitaba. Era estupendo y conseguía levantarme el ánimo. Se había ido un momento, aunque no tardó casi nada y ya estaba a mi lado, enseñándome un par de chocolatinas. - Jajaja, primo Sean, eres malo. No digas eso de la tía Sagis? ¿Y si te oye? - Porque sí, él era un chico (ahora poltergeist) con mucho ánimo y con un ánimo siempre alto, capaz de enfrentarse con Sagitas sin ningún esfuerzo, pero yo... Era mi tía y la líder de Bando, algo muy difícil de superar. Ay, quien tuviera la facilidad de palabra que tenía el primo. - No la llames perrito. Bueno, para decirlo bien, le había llamado perro, que es más feo, y creo que, por la forma de frenarse en seco y girarse, que la tía le había oído. Me dieron ganas de encogerme, pero resistí la tentación. Que había sido Sean, no yo. Aunque yo le había invitado a venir con nosotros a pesar que la tía se lo había prohibido. Así que sí, terminé por encogerme un poquito. La tía había estado echando insultos al creador de la chocolatina con arroz inflado, dejando bien claro que era un dulce que no le gustaba. ¿Por qué hacía tantos aspavientos y no cogía otro, sin más? No era para tanto. A juzgar por los envoltorios de mil colores, seguro que había de mil sabores también. ¡Cómo le gustaba el drama! De repente, la tía empezó a ladrar. Sí, a ladrar, como los perritos. Eso he dicho: a ladrar. Y nada de metáforas lingüísticas, no. A ladrar, literalmente, como si fuera un perro enfadado. Además, babeaba. como un lindo perrito. - Pero tía... ¿Qué has hecho? Y aquí todo se convirtió en algo raro: Sean se puso a reír y , cual escarbato ladrón de monedas, dejó caer de sus bolsillos un montón, no, corrijo, cien montones de chocolatines, una fuente entera de chocolatinas, hacia el suelo. Me llevé las manos a los oídos, intentando tapar el chiste que había hecho sobre el bozal. Seguro que ahora, tía Sagis, lo mataba sin piedad. Pero no fue así, o aún no, al menos. Sean se puso a maúllar, aún con una chocolatina en la mano. Miré la que yo aún sostenía y, discretamente, las metí en el bolsilllo. Ni loca probaba una. - Creo que a esto se le llama Karma. Un perro y un gato, creo que no va a salir nada bueno de todo ésto.

Como Sunar no recuerdo bien, algo me dice que sí roleé contigo pero sería yo muy nueva, recién entrada tal vez, no lo recuerdo bien. Sin embargo, sí recuerdo rolear con un pequeñito llamado Argento, que jugaba con Ithilion. ¿Era algo así como que tenía el poder de hacer hielo? Ithi tenía el poder del fuego, si no me equivoco. Hace mucho tiempo de eso. Aprovecho para darte la bienvenida a la familia, bueno, el retorno a la familia.

Todo el valor adquirido desapareció casi al instante. La chocolatina estaba buenísima y la comí enseguida, no tanto por gula sino por hacer rabiar a la tiita Sagitas, para que no pudiera probarla. En cuanto acabé, sin embargo, el valor, como he dicho, desapareció y esperé la bronca verbal (y esperaba que no de acción) de mi tía. Me desarmó en cuanto mencionó a mi mamá. Reena había desaparecido del pueblo y pocas veces teníamos noticias de ella, cada vez menos, la echaba muchísimo de menos. Que la tía la mencionara sonó como un golpe bajo, pues ella sabía lo que necesitaba yo una imagen materna en estos momentos. - Tiita, yo... Ella no me dejaba decir nada de nada, imponía su criterio por encima de mis palabras, ahogándome. La amenaza de un monasterio en no-sé-qué convento tesalomónico, que ni sabía qué era ni dónde estaba, tuvo un efecto contrario en mi, como si hubiera recibido un empujón. Así que protesté, esta vez un poquito más alto, aunque no mucho. - Tiita, yo... yo soy sacerdotisa pagana, no monja cristiana. - No sé si se refería a eso, pero ahí quedaba mi propuesta, para que supiera que no me gustaba la idea. Ni sonreír pude cuando dijo que le daría una patada en cierta parte de su anatomía que la mencionó de forma muy rara. No sé porqué Sagis nunca llama las cosas por su nombre, como si fuera una puritana, algo que no es. Yo doy fé de eso. No se puede ser puritana y líder de La Marca Tenebrosa a la vez. - Pues menos mal que te pillamos de buenas... No soy tan valiente. Sí, eso último lo dije bajito, para que no se enterara. Sólo el primo Matt podía llamarla gruñona y no morir tras tal atrevimiento. ¡Menos mal que su hijo la conocía y se la llevaba mediante frases que la calmaban! Tendría que aprender de él, pero claro, yo no era su hjio, sólo la sobrina perdida y abandonada por una madre que ahora a saber dónde vivía. Matt le había conseguido otra chocolatina y parece que, a partir de ahí, volvería la calma. Eso si no se revolvía contra Sean. Aunque, de momento, sólo era contra quien había tenido la mala idea de mezclar el chocolate con el arroz inflado.

Hola, lancé tirada aquí y no se ve el dado, seguro que no le di a aceptar, ¿puedo editar para ponerlo, o ponerlo vosotros, por favor? https://www.harrylatino.org/forums/topic/118307-6-6-6/?do=findComment&comment=5503521&_rid=112814 Edito para poner el dado: https://rolhl.foroactivo.com/t156p475-juego-666#17171

Motivo de lanzamiento (si es el diario, con fecha): extra mazmorra - 2 Resultado del dado: 1, 1, 6, 3, 6, 1 = 18 Premio obtenido: Sigue intentándolo

Motivo de lanzamiento (si es el diario, con fecha): extra mazmorra - 1 Resultado del dado: 5, 4, 3, 5, 1, 5=23 Premio obtenido: 2500g

RETROCESO AL CASILLERO 26: EL DELIRIO ES TAL QUE EMPIEZAS A ATACAR A TUS PROPIOS COMPAÑEROS DE EQUIPO. DEBES LANZAR UN DADO CON TANTAS CARAS COMO COMPAÑEROS TENGAS Y, SEGÚN EL RESULTADO, ES LA CANTIDAD DE ROLES EXTRAS QUE DEBEN REALIZAR. CADA ROL DEBERÁ TENER 3 HECHIZOS/PODERES DIFERENTES Extra 1 La vi. Era una chiquilla jovencita con un vestido algo estrafalario. Por un instante, quedé sorprendida al notar su presencia y me paré delante de ella. Pareció no verme pues estaba mirando a la tía Sagitas con mucho interés, a través del globo rojo que llevaba en la muñeca. Yo también sentí interés por ella. Parecía una niña despistada, muy atraído por todo lo que sucedía en aquel lugar que... ¡Oh, estaba lleno de objetos extraños! Sonreí un poquito. Me di cuenta que la tía estaba muy cómoda en aquel lugar tan raro, como si estuviera en casa. En cierta manera, juro que la niña desconocida y la tía Sagitas parecían ser la misma, como si estuviera delante de una Sagitas pequeñita, aunque algo más estrafalaria y frikie, con lo raro que parecía eso. - ¿Y tú quién eres, bonita? La niña desapareció a la vez que el globo rojo de la tiita Sagis. La busqué porque tal vez se había asustado entre tantos humanos desconocidos (que ahora éramos nosotros), tal vez también estuviera perdida y buscara la salida. Podíamos ayudarla. Así, me arrodillé para buscarla mejor, pues seguro que se escondía detrás de algunos de los artefactos locos que se movían por el aire. Entonces, estalló el caos. Duró muy poco, pero en el tiempo en que yo buscaba a la niñita y me volvía hacia el ruido que estaban armando mis primos y tía (y Sean), ellos se peleaban con la varita. La tía Sagitas no hacía más que decir "demonios" por todas partes mientras usaba hechizos contra Matt. El resto también le atacaban y se defendían. - ¿Pero qué ha pasado? - En realidad, me preocupaba más el cómo había pasado, pues el primo Matt atacaba a su madre sin control, como si le quisiera ver muerta, y repetía una y otra vez el nombre del viejo que había secuestrado a mis primitos. - ¡Qué no es él, que es Sagitas! ¿Pero cómo Sagis se había atrevido a herir así a su hijo? Me quedé a-lu-ci-na-da ante ese hecho y la miré feo. - Anular Kiorke - hice un efecto señalando a Matt, para que no volviera a usar ese hechizo nunca más, así no volvería a atar a la tita. - Maldición - esperaba que, con este hechizo, el primo pronunciara mal su siguiente hechizo, con lo que no tendría efecto real sobre ninguno de nosotros. Con ésto, más los que lanzaban el resto, Matt tendría difícil para atacar a la tía. Así que busqué a otra persona: - Homenum Revelio - Con este efecto que detectaba presencia humana, intentaba buscar a la niña, sabía que ella era la culpable. - ¿Quién eres? ¿Por qué estás haciendo ésto?

Aunque me esperaba la reacción del primo @ Matt Blackner y de la tía, me dolió que ella me gritara de esa manera. Es cierto que no había sido del todo sincera con lo ocurrido, pero no tenía derecho a tratarme como a una niña y chilar desmesuradamente en medio del hall, que todo el mundo se giraba para vernos. Menos mal que @ Sean -Ojo Loco- Linmer me defendió y les dijo que me dejaran en paz. Y consiguió que dejaran de mirarme a mí para mirarle a él, con el trozo de pavo que estaba comiéndose. Sentí envidia, al menos él podría comer algo de aquella gala, porque había tenido el valor de desobedecer a Sagis y acercarse a las bandejitas llenas de comida. - Muchas gracias - contesté al poltergeis, de forma amable, cuando dijo que sólo lo compartiría conmigo. Alargué la mano y conseguí un pellizquito que probé. ¡Aaaaaah, qué rico, todo con grasita y con especias muy sabrosas! Me entró tanta hambre que ahora sabía que no podría pasar ni un minuto más sin probar nada de comida americana. Menos mal, Matt accedió a no echarme la culpa, pero @ Sagitas E. Potter Blue seguía en sus trece y no daba su brazo a torcer. Estoy segura que, para ella, no cambiaba nada, por lo que yo seguía siendo maldecida por su boca y su lengua viperina. Esto no lo leerá Sagis, ¿verdad? Me puse toda roja cuando acusó a Sean de estar en mi vestido. Aquello me enfadó. Puede ser mi tía, puede ser la matriarca de la familia y también la líder del bando a quien le debo respeto y obediencia. Pero el Semper Fidelis no incluía a quién metía yo entre mis piernas. Así que sí, me enfadé. - Para que lo sepas, no llego enaguas, sólo braguitas de encaje y meto entre mis ramas a quien yo quiero. No necesito de tu permiso, tía. Y, en un acto heroico, le quité la chocolatina que le había dado una bruja y la abrí. Le pegué un mordisquito y solté un "oooooooh" de gozo al probarla: de chocolate y caramelo con cierto sabor a miel. ¡En serio, estos americanos tenían delicias! Tendría que comprar un montón de estas antes de volver a Londres. Por cierto, Sean no estaba entre mis piernas, había sido un decir.

Motivo de lanzamiento (si es el diario, con fecha): Diario 5/11/2022 Resultado del dado: 1, 3, 6, 4, 1, 4 =19 Premio obtenido: 1000 Galeones

Motivo de lanzamiento (si es el diario, con fecha): Tirada diaria (04-11-22) Resultado del dado: 6, 6, 3, 1, 5, 2 =23 Premio obtenido: 2500 g

Casillero 20: 5000 G ¿Por qué odiarían tanto a Sean, con lo amable que era? Era el único que me ayudó con las malditas ratas, impidiendo que mordieran mis lindos tobillos. No hay nada que más guste a una rata que meterse entre las ramas de un arbolito y mordisquear la madera hasta hacer una madriguera, para salvaguardar las nueces en las ramas más altas. O tal vez me confunda y sean las ardillas. Tampoco me gustan las ardillas. Son como ratas voladoras, así que más de lo mismo. El primo Sean consiguió dejarme espacio libre para ir avanzando sin perder mucho terreno respecto a los demás. No quería perderme en aquel territorio en el que no se veía nada con la niebla y los bichejos atacándonos. Además, aquellas ventanas que lucían como espejos, eran verdaderamente aterradoras. Yo seguía el consejo del primo Matt de no mirar los espejos colgantes. Era imposible, sin embargo, no echar una miradita cuando se movían, impulsadas por un viento inexistente, interponiéndose en el camino. En un momento dado, juro que vi una mano descarnada que tenía una copa dorada en la mano y un enorme anillo que, si no me equivocaba, se parecía a uno mío. ¿Esa era yo? ¿Anunciaba mi muerte? ¿Dónde estábamos? Por supuesto que no lo dije en voz alta, después de los gritos de la tía Sagis cuando había preguntado lo mismo hacía unos minutos. ¿O cuánto tiempo habría pasado? Sentía los murmullos de Sean sobre chicas desnudas, unos comentarios fuera de lugar en cualquier otra persona excepto en él, pues aunque ahora era un poltergeist, seguía manteniendo el mismo instinto que tenía de vivo. Contuve las ganas de reír por lo mismo, pero la prima Helike se metía con él y le decía que hiciera algo útil. - Para mí es útil - le defendí. Ay, pobre poltergeist, qué triste su vida y qué mal lo trataban. Sentí un ruido de cristales rotos y grité, temiendo que hubiera pasado algo grave. Si al menos la bruma desapareciera...La voz del primo sonó algo enfadada, reclamando a Helike que hubiera mirado uno de los espejos. Guardé silencio, no quería que me riñera si le decía que yo también había visto "algo" en ellos. Busqué el contacto con Sean, quien parecía estar cómodo conmigo, para que me diera fuerzas para avanzar. Tenía los nervios a flor de piel. - Si tuvieras un tirachinas, le tirarías a la Tía, confiiésalo - le dije, flojito, para que sólo él me oyera.

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empieza ya?

aun una pagina

oooooh

aaaaaah

que empiece!

aaaaah, no veo la página

puzles bonitos