Fue mi culpa:
Había de confesarlo, que estuviera la Ojo Loco así de destrozada, era culpa mía y sólo mía. Tendría que haber obedecido a la Tía Sagis, no haber abandonado la mansión, haber tenido cuidado de los niños. Los elfos parecían estar algo aturullados por lo sucedido, aunque no creo que hubieran bajas. Uno de ellos, estaba mal herido y todos temimos que la tinta acabará con él, cuando le dijo que un viejo mago se había llevado a los niños.
- ¡No, Sagitas! - solté un grito cuando ella apuntó al elfo con la varita, como si quisiera vengarse por lo sucedido con él.
Fue un error pensar eso. Aunque fuera un alto rango en el bando, ella seguía siendo leal a la familia y los elfos lo eran. Murmuró un hechizo curativo que sanó por completo al elfo. Sin embargo, no demostró ninguna emoción al pasar a mi lado, como si me ignorara. El primo Matt, que también había aparecido a nuestro lado, me dijo que no me preocupara, intentando levantarme el ánimo.
- No, primo @ Matt Blackner , tiene razón. Fue culpa mía, no debí ir a París de polizona.
Me sentía muy culpable, no podía evitarlo. La tía volvió a desaparecer aunque yo sabía a dónde iba, a la Potter Black. Matt también lo sabía, por supuesto, sus mentes eran muy parecidas y lo que uno sabía, parecía que el otro lo intuía.
Los dos salimos de nuevo con la Aparición de los hogares de la familia, aunque yo tuve que salir del territorio para poder hacer el uso de la técnica sin llegar a una desparticion, ya que no era matriarca de ninguna de las mansiones.
Cuando llegué a la Mansión Potter Black, los dos ya habían llegado. La puerta había desaparecido y varios elfos cuidaban de puntillas a un Babila herido, que estaba sentado en el suelo. Tenía sangre así que les ayudé a recomponer la cabeza del herido.
- No, Babila, ahora no puedo ponerte una tirita con hipogrifos. Cuando encontremos a SJ y a Ithi, la buscaré. Te daré un beso en la frente para que te mejores.
Aunque soy muy altirucha, yo también me puse de puntillas para darle el besito. Babila era adorable. Después, el viento azotó el interior de la casa, entró por la puerta desaparecida y revolvió lo poco estable que había quedado de la batalla. Fue cuando pregunté por aquel viejo malvado y los elfos que ayudaban a Babila a ponerse en pie, me indicaron los jardines.
- No, Babi, tú no salgas. - El negrito no me hizo caso y salió detrás de mí. Ambos intentamos avanzar en medio de un torbellino o un huracán; para el caso, era lo mismo.
Matt y Sagis estaban allí, junto a un viejo decrépito y a los dos niños.
- SJ, Ithilion, venir con la primita Xell, jugaremos al escondite.
Pero no me hicieron caso. Aquel hombre debía haberles hecho algo. Era viejo, ¿cómo podía tener tanto poder? Seguro que no era para tanto.
- Expelliarmus - le grité, para que me oyera en medio del ruido. Seguro que podría quitarle la varita y le daríamos su merecido.
@ Sean -Ojo Loco- Linmer @ Sagitas E. Potter Blue