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Thomas E. Gryffindor

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Mensajes publicados por Thomas E. Gryffindor

  1. Rol ¿privado? y alternativo a la trama de Made xD

    con @


    La varita del legilimago temblaba en una mano insegura que no sabía si debía alzarse o descender de la postura algo obligada que Thomas había adquirido tras ver el emerger el patronus de Agatha en medio de su patinaje en el hielo superficial de aquel estanque a las afueras de los terrenos de La Orden. -¿Cómo puedo estar yo seguro que tus intenciones son honestas, Haughton? Si tu hechizo repulsor de dementores dice lo contrario- expresó en el acto con voz titubeante, percatándose que los ojos de la mujer se llenaban de lágrimas antes de atreverse a pronunciar la siguiente interrogante que le dejó pensativo por breves segundos. -¿Mica? Pues... ese nombre es fruto de la leona plateada que aún revolotea con mi mono. Se me vino a la mente de forma casi espontánea, pues su energía y vitalidad me recuerdan a una poderosa hechicera, a la cual quise mucho... pe... pero eso no viene al caso ahora, Agatha. Quiero saber el porqué de tu patronus... No siempre se puede ser testigo sobre el raro compartir de un mismo espíritu protector ¿O me equivoco? Y no vengas con declaraciones mediocres eh, mira que aunque seas una mujer... no vacilaré en tumbarte en el piso si osas atacarme ¿Vale?- respondió Elros, esperando que la aspirante al bando contestara con prisa antes que él perdiese la paciencia. Todo lo que rodeaba a Agatha era un misterio para el patriarca de los Granger, sobretodo porque él desconocía aquella parte de la historia donde la melliza de su padre sucumbió bajo el control de un demonio que le hizo efectuar tanta crueldad y daño a seres indefensos que no profesaban los ideales de La Marca Tenebrosa. Por otro lado; la imagen de su amada y respetada tía Mica estaba viva en su consciencia, y la memoraba del futuro de una forma tan diferente a la que vislumbraba a través de la Haughton, que le era imposible tratar siquiera de hacer una conexión entre ellas.


    -Quiero que comiences desde el principio, Agatha... y nada de mentiras ni pensamientos ocultos... mira que yo igualmente lo sabré a través de esto ¿Estamos de acuerdo?- manifestó el fenixiano con sensatez, al mismo tiempo que realizaba un gesto con su dedo índice derecho apuntando hacia su propia sien; haciéndole saber que él tenía una habilidad muy especial que le serviría de uso si ésta se resistía. Claramente, el intimidar a una chica no estaba en el repertorio de caballerosidad del medimago; pero la situación actual sí lo requería, en especial si éste deseaba sacar algo en limpio de todas las sospechas infundadas que rondaban en su cabeza en relación a la verdadera mujer que tenía frente a sus expresivos orbes esmeraldas.

  2. -¿Eneas?- fue la interrogante que surgió en los labios del Gryffindor cuando divisó al elfo de su madre desde la otra esquina donde se encontraba su taller mecánico, llamándole la atención que el pequeño se quedase quieto por más de lo habitual, frente a la fachada donde debía estar la entrada metálica con la cabeza de león que no dejaba de rugir ante el arribo de un visitante; hecho que tampoco sucedió en aquella ocasión. <<Algo extraño debe estar pasando aquí>> caviló nervioso Thomas, apurando el paso con tal de cruzar lo antes posible, y así analizar con sus propios ojos lo que más temía. Escombros, rocas, madera quemada, líquido desparramado, fierros y neumáticos trozados en pedazos de caucho y goma; era parte del panorama que ingresó a presión a su cerebro algo inmaduro, reconociendo inmediatamente que su tan anhelado sueño había sido blanco de terrorismo mágico. -¡Claro que estoy aquí, Eneas! Y no tienes que hacer tal gesto de cortesía ante una desdichada que no lo merece... pues es cierto que no lo merece ¿No es así señorita Day?- resonó la potente voz del adolescente por toda la antesala de la vulcanización; erizando los pelos de Misty, la misma que dejó caer una bandeja de plata con dos copas de cristal que contenían agua para Emmet y Antoni. -Se... señor Gryffindor... Yo puedo explicarle to...- alcanzó a pronunciar la Finnigan, siendo silenciada por un rápido movimiento de varita del pelirrojo. -Lo que yo puedo ver acá... me deja en claro lo que aconteció, Misty. Lo que no entiendo es el porqué de tu no aviso hacia mi persona, siendo yo quien manda aquí ¿Quién te crees mujer? ¿La propietaria? ¿Cómo es posible que tú no hayas mandado una nota a mi domicilio? Mira el desastre que hay aquí adentro- exclamó con enojo, avanzando hasta el diminuto ser de ojos castaños, orejas grandes y nariz respingada. -Eneas... acompáñame afuera. Ahí podremos platicar tranquilos sobre lo que tu ama te confió ¿Vale?- le susurró al elfo tras agacharse un tanto, para posteriormente recuperar su postura bípeda y así mirar el entorno.


    -Antoni, Emmet... Lamento mucho las molestias, eh ¿Se encuentran bien? Ehh... iré unos segundos afuera para no dejar al elfo de mi tía esperando, puede haber pasado algo allá también. Enseguida regreso con ustedes para que platiquemos ¿Está bien? ¡Ah, y Emmet! Me alegra ver que mis reliquias están intactas; luego hablamos de todo lo que pasó y sobre lo que estaban haciendo antes del atentado- manifestó con una sonrisa tímida a flor de labios; encaminándose con Eneas hasta la fachada del taller donde se mantenían algunas motos voladoras, que gracias a Merlín no estaban instaladas al momento del ataque mortífago. -Muy bien, Eneas... soy todo oídos- incentivó al pequeño con el propósito de que éste comenzara a relatar lo que la McKinnon le transmitió.

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  3. <<Inhala... exhala... Muy bien, sigue así Elros>> se auto-motivaba el Gryffindor, conservando aún la misma y cómoda posición sobre la tierra a la salida del laberinto; dando gracias a Merlín por haber salido con vida de aquella travesía infernal que lo enfrentó a un brutal cocodrilo que estuvo a pasos de devorarlo. Si las cuentas no le fallaban, aún le restaba sortear un obstáculo más para llegar al Ouroboros; barrera que obviamente sería muy complicada de pasar, al igual como aquella vez en que Sajag lo orientó con la música de su bansuri para que no perdiera el rumbo y lograse arribar victorioso al salón circular donde le aguardaba su máximo desafío. -He llegado hasta la pirámide... ¡Grandiosa construcción ancestral eh! Debe ser antiquísima. Jamás se me ha pasado por la mente el preguntarle a un Arcano sobre la leyenda que Mr. Pippin relata a todos los estudiantes cuando ingresan a su despacho para inscribirse a una habilidad- reflexionaba en voz alta el fenixiano, al mismo tiempo que se ponía de pie, con el propósito de sacudir sus ropas ligeras níveas (que ahora parecían ser de color café mimetizado por las manchas de lodo que se manifestaban por doquier) y posar sus orbes esmeraldas en la cima del monumento del Ateneo. Fue así que el apuesto muchacho extrovertido decidió continuar con su misión, avanzando hasta los escalones que lo conducirían hasta donde Suluk lo esperaba; pero cuando sus pies tocaron el cuarto peldaño de piedra, una inesperada aparición desde el cielo le dejó con los nervios alterados. Se trataba de una esfinge; una bestia con tendencias algo violentas que tenía el cuerpo de un león: grandes patas con garras y una cola larga y amarillenta que terminaba en un mechón castaño. Su cabeza, sin embargo, era la de una mujer de finos ojos almendrados tonalidad avellana; mismos que se fijaron curiosos en la fisonomía espantada del chico de escasos veinte años de edad. "Un pastor tiene que pasar un lobo, una cabra y una lechuga a la otra orilla de un río, dispone de una barca en la que sólo caben él y una de las otras tres cosas. Si el lobo se queda solo con la cabra, se la come; si la cabra se queda sola con la lechuga, se la come. ¿Cómo debe hacerlo?"


    <<¿Un enigma?>> caviló el patriarca de los Granger, recordando que dichos seres mágicos gozaban con poner en serios aprietos a los humanos con sus difíciles acertijos. ¿Por qué Suluk pondría una prueba así? ¿Qué tiene que ver esto con mi aprendizaje? ¿Un hombre, una cabra, un lobo y una lechuga? Eran los cuestionamientos que se formulaba el medimago del Control de Comercio Universal; pensando en una rápida solución antes que la esfinge intentara asesinarlo por su evidente osadía al estar ahí. -Claramente esto trata sobre la cadena alimenticia del ciclo de la vida de los animales... como cuando el cocodrilo intentó comerme... o cuando el oso me atacó en la reserva canadiense tratando de proteger a sus crías- hablaba solitario hacia el cielo, meditando en una salida viable que le permitiera el paso a la estancia con la estrella de cinco puntas. -Ya sé... esto es una maniobra totalmente astuta, querida... El pastor pasa primero a la cabra, la deja en la otra orilla y regresa por el lobo. Al cruzar, deja al lobo y vuelve con la cabra. Luego deja la cabra en el sitio del comienzo y cruza con la lechuga. Finalmente deja la lechuga con el lobo y vuelve por la cabra. Así termina pasando a los tres sin que nadie se devore- respondió con una radiante sonrisa tras su raciocinio; argumentos que fueron válidos ante la criatura oriunda de Egipto, la misma que se elevó por los aires hasta perderse entre las nubes. <<Suluk sabe muy bien lo que hace... Todo lo que viví en el Lago Moraine, en Los Ángeles y aquí... se unen en un tema tan delicado e importante como lo es el ciclo de la vida>> concebía psíquicamente el Gryffindor mientras su brújula prosiguió con su caminar hasta que su silueta masculina cruzó el umbral donde se hallaba la inuit con Mei. <<¿Tendrán algo de fruta y agua?>> se cuestionó dubitativo.


    -Me alegra verle, maestra Akku. También a ti, Delacour. Se te ve entera... gracias a Morgana- bromeó el chico con su amiga y Líder de bando; guiñándole su ojo izquierdo mientras se ubicaba a su flanco derecho, en señal de complicidad por todas las aventuras que habían tenido que pasar juntos. -Sí, mentora... Soy digno de probar mi fortaleza ante el portal. Acepto con gusto enfrentar la prueba de la Animagia con todo mi entusiasmo y sabiduría. He leído todos los documentos que el Ministerio me entregó cuando Pip permitió mi presentación ante usted. ¡Estoy listo!- exclamó con agallas el retoño menor de Annick y Elvis, vislumbrando con añoranza aquella serpiente que se mordía su propia cola en el suelo al interior de la mitológica pirámide que custodiaba su organismo mortal por tercera oportunidad. -Eso sí, Arcana... me gustaría comer algo antes... mi apetito es algo... voraz- finalizó.

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  4. <<La familia está primero>> eran las palabras de Sofía que aún resonaban en su consciencia; frase que fue dada a conocer por la francesa durante aquella reunión veraniega que sostuvieron junto a Jessie y los gemelos en las comodidades de la sala más próxima al comedor donde cenaron previamente. Por su parte, Thomas prometió cuidar de la nueva hija adoptiva de la vampiresa, siempre y cuando ésta estuviera resguardada en la mansión; ya que como empleado ministerial y miembro activo de La Orden del Fénix, no iba a permitir que la Stabolito causara desastres cubriendo su rostro con una máscara como una vil rebelde antisocial. El día poco a poco comenzaba a terminar, y los últimos rayos de sol se manifestaban débiles frente al ocaso; instante preciso en que el chico de fornido cuerpo apareció en los jardines traseros de su residencia a través de un portal tridimensional que conformó con ayuda de la magia del Druida. <<Amo el aroma de los cerezos. Bellos y elegantes sakuras>> caviló con los ojos cerrados mientras inhalaba con fuerza una masa de aire que ingresó por las fosas nasales hasta su sistema respiratorio, brindándole de una sensación de pureza natural que regocijó a su espíritu paladín que se hallaba despierto hace mucho tiempo atrás. -Más te vale, Black Lestrange. No quiero verme en la obligación de tener que usar "ésto" en contra tuya- exclamó en voz alta y con varita en mano diestra el adolescente, tras alcanzar a oír la confesión de la inquisidora hacia su madre; la misma que parecía tener un semblante y actitud muy diferentes a las que él recordaba desde que era un bebé en brazos de Annick y Elvis. -Hola Sofía... ¿Nuevo look? ¿Visos o reflejos? El rojo te viene muy bien, querida... te da un toque Gryffindor que no puedes negarte a aceptarlo- bromeó Elros, no pudiendo controlar la risa que brotó espontáneamente en él frente a las brujas que parecían estar muy serias y pensativas.


    -¿De quién es esta mascota? Cuidado con andar defecando por ahí, eh... Mira que el trabajo extra como jardinero en esta residencia británica no me lo paga nadie. Será bueno que mantengas tus patas lejos de los árboles que planté la semana pasada... o te las verás conmigo- decía Thomas al animal, sabiendo que sí lo comprendía; ya que desde el primer instante en que él se había transformado en un mono, supo que las criaturas sí podían tener un intelecto que los humanos comunes desconocían. -¿Cómo están ustedes? Las noto melancólicas y tristes... ¿Es que pasó algo y yo no me enteré?- consultó extrañado el patriarca, desviando su mirada esmeralda desde Jessie a Sofía y viceversa, esperando que alguna de las dos alzara la voz con una respuesta convincente.

  5. <<No recuerdo haber pasado por este claro antes>> reflexionó con algo de intriga el Gryffindor, avanzando en su forma animal con mucho cuidado; observando con detalle cada rincón del perímetro que cobijaba a su organismo de personalidad extrovertida que no paraba de razonar con duda acerca de las verdaderas intenciones de la Arcana con sus dos aspirantes. <<Suluk es una mujer muy misteriosa, eh... pese a sus años, no deja de sembrar una luz de jovialidad en sus estudiantes con sus enseñanzas>> volvía a pensar para sus adentros, recordando aquellos momentos en que estuvo at portas de lanzar la clase al demonio tras sentir que su maestra no confiaba en él ni en sus métodos como mago. Pero fue en eso, justo cuando su mente volvía a despejarse de aquellas inseguridades, que una radiante y resplandeciente cuenta de hielo del collar de la inuit le dejó pasmado; incentivándole a seguir con su camino directamente hasta donde se hallaba tal preciado objeto que atraía a la nieve y del cual se le conocían varios mitos y leyendas, tales como ésa que narraba sobre la propiedad de transformación de la mismísima agua congelada en gemas dotadas de facultades mágicas increíbles. <<Maravillosa>> caviló asombrado luego de cogerla en su mano izquierda; hecho que desató una reacción en cadena que terminó por encandilar sus ojos hasta sumergirlo en un profundo sueño del que no despertaría tan fácilmente. Ahí, en medio de los brazos de Morfeo, se plasmó la figura de Thomas siendo humano al interior de lo que parecía ser un circo. A lo lejos se podía ver a un hombre con un látigo en la mano, azotando a un grupo de monos que se negaban a hacer lo que él les ordenaba. -¡Animales del demonio! Hagan caso... o los mataré a correazos- era lo que aquel sujeto muy despreciable vociferaba, lanzando una serie de golpes que desataban el dolor en sus pequeños amigos. Elros se sentía indefenso, vulnerable y sin fuerzas para frenar dicha abominable acción. De alguna forma, él sentía las heridas de los primates floreciendo en su piel humana; llagas que le ardían a tal punto que cayó de rodillas al suelo con los ojos llenos de lágrimas. <<Detente... por favor... no lo hagas, detente>> meditaba con tristeza, sin poder explayar vocablo alguno ante lo despiadado que era aquello que veía con recelo.


    -¡Ya basta!- gritó el patriarca de los Granger desde lo más profundo de su corazón, auto-desgarrándose el alma con aquel vozarrón que cautivó la atención de aquel tipo que no dudó en aproximarse hasta él en actitud de muy pocos amigos y desafiante. -¿Qué es lo que dices, mocoso entrometido? ¡Lárgate de mi circo! si no quieres que yo mismo te saque a patadas- exclamó el malnacido, levantando su mano con ansias de golpear al fenixiano; el cual detuvo en el aire la extremidad del agresor. -Eres un poco hombre... un animal que no tiene consciencia de sus actos. Me avergüenzas... por humanos como tú, las criaturas no nos quieren. El respeto se gana- declaró con molestia el veinteañero; cogiendo el látigo con tal de lanzarlo lejos, justamente a la jaula de los leones, donde ellos mismos lo destruirían. Había hecho justicia, y eso le enorgullecía. Su misión era proteger a los más débiles, y en esta oportunidad sus carismáticos parientes se lo agradecieron. Poco tiempo después, Thomas abrió nuevamente los ojos en el claro; parecía que había dormido horas por el dolor bajo el cuello que le daba tirones en las orejas, siendo aún un bello ejemplar de mono araña. <<Abuso de poder, maltrato... como odio a esos tipos crueles que torturan a los animales>> gruñía con desasosiego en su mente, viendo cómo la bola de la bruja de Groenlandia desaparecía en su mano para abrirle el paso a la entrada del laberinto.


    <<Árboles y setos del tamaño de un hombre... vaya, a ti sí que te recuerdo>> fue la frase lúdica que surgió en las deducciones psíquicas del vidente convertido en animal; optando por avanzar a través del sendero místico que cambiaba de dirección con cada oportunidad que el paladín posaba su presencia allí con ansias de llegar hasta el núcleo de la isla. Poco a poco la oscuridad y el frío fue colmando el ambiente, tanto así que una sensación de miedo se forjó en su espíritu sin previo aviso. No estaba solo; eso lo sabía muy bien al tener todos sus sentidos afinados al cien por ciento. <<Merlín>> caviló alterado cuando se lanzó de un salto a uno de los árboles del lugar, logrando evadir una potente mordida que trituró la corteza del roble. Se trataba de un enorme cocodrilo sacado de las aguas del Nilo para devorarlo de una única mascada. <<Santo Dios>> fue lo que soltó Thomas a través de un chillido de auxilio que se escuchó por doquier; revoloteando y trepando por todos lados a la siga del descomunal reptil que no paraba de embestir los obstáculos que lo separaban de su presa. El cansancio, la fatiga y la falta de aire le pasaban en cuenta, pero no debía decaer; no estaba en sus valores el dejarse morir ante la adversidad. Saltó, corrió y escaló como pudo; hasta que finalmente logró salir victorioso del laberinto, adoptando una vez más su forma humana frente al espejismo del yacaré que se desvaneció con un soplido del viento que también meció sus revueltos y transpirados cabellos rizados de tonalidad carmesí. -Ya pasó, Elros, ya pasó- se sosegaba el adolescente, tomando la posición fetal sobre la tierra a la espera de recuperar en parte sus energías para continuar.

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  6. Misty Day Finnigan

    Recepcionista del Taller Mecánico


    Tras su última declaración de desahucio humano, Misty no pudo evitar taparse la boca con la palma de su mano derecha; asombrándose al vislumbrar el nuevo estado en que se hallaba el taller mecánico del Gryffindor. Unas cuantas piezas de metal con abolladuras por doquier, trozos de madera calcinados, pintura y barniz sobre todo el piso y tambores con gasolina en llamas luego de haberlos hecho explotar con vaya a saber Morgana sobre la dimensión de los poderosos conjuros que convocaron los mortífagos. <<No quiero que Thomas vea esto>> cavilaba muy nerviosa, inclusive con los pelos erizados de la impresión ante todo lo vivido a escondidas en el refugio que el dueño del local comercial había implementado hace un tiempo atrás para su dragón azabache. -Perdone, joven Gaunt. Creo no haber entendido su frase... ¿Dice que yo no estoy calificada para recibir el pedido de vuestra tienda? ¿Acaso me pasa por tonta? Sé muy bien cómo se debe tratar a muchachos altaneros como usted que miran a la gente de la clase trabajadora por debajo del hombro- comentó la Day muy alterada; deseando, para sus adentros más ocultos, no haberle salvado el pellejo a Emmet, desconociendo obviamente sus inclinaciones. -Pues, tómese todo el tiempo del mundo, señor Haughton... porque yo, ni demente, lo llamaré ahora... a sabiendas de cómo se halla su vulcanización. Primero que todo debo cuidar mi trabajo, y segundo... limpiar todo el desastre que los buenos para nada y malnacidos seguidores de Lord Voldemort hicieron aquí. Así que tome asiento con sus reliquias, por mientras yo llamo al Cuartel de Aurores para que venga a revisar el área- gruñó malhumorada la rubia, indicando con su índice derecho uno de los divanes que no resultaron dañados luego del ataque. -Y para mí no es más que una simple vara metálica, pues no creo en la mitología griega... soy cristiana, y a mucha honra- agregó con el pecho inflado del orgullo, al mismo tiempo que se persignaba en dos oportunidades frente a ambos hechiceros.



    -Señor Tonks... si gusta, podría esperar por aquí también. Ahora mismo lo atiendo para ingresar su vehículo en la zona del garage. Gracias a Merlín que el incendio no llegó hasta allá- platicó con mayor amabilidad hacia el joven Antoni, el mismo que demostraba un grado mayor de caballerosidad que el vampiro de orbes azules. Fue así que la Finnigan, rápidamente escribió una misiva de puño y letra con una pluma que estaba sobre el mesón, y al rotular en la parte externa el nombre de @@Ley Gryffindor Rosier, hizo un gesto con su varita con el propósito de transformar aquel pergamino en un pájaro de papel que salió volando por uno de los ventanales rumbo al sitio donde laboraban los expertos en Defensa Contra las Artes Oscuras en el Ministerio de Magia. El memorándum decía lo siguiente: "Estimada Srta. Directora. Hemos sido víctimas de un ataque por parte de los mortífagos en las dependencias de la Vulcanización Mágica del Callejón Diagón. Ruego a usted, con toda humildad, enviar personal de apoyo e investigación a la brevedad." -Les ofrezco un vaso con agua- exclamó hacia los dos visitantes.

  7. Rol Ministerial

    Control de Comercio Universal


    -Pues en los papeles de registro que pude revisar antes de acudir hoy a tu negocio; me pude fijar y corroborar la información que te estoy entregando, Jessie. Actualmente Lillian Potter Evans sigue siendo tu socia, no así Otto Black, el cual no figura en ningún manuscrito legalizado- comenzó explicando el legilimago a la hija de Sofía, esperando que no se enredara más de la cuenta. -Creo que tu solicitud estuvo mal tramitada, amiga; debido a que presentaste la salida de la sociedad de Lillian en el mismo lugar del registro del negocio, y no en la ventanilla ministerial donde se llevan a cabo las modificaciones y consultas. Por eso mismo, la bóveda en Gringotts no ha sido cambiada en lo absoluto... y temo contarte que las ganancias de "Cintas de Colores" van a ser repartidas en partes iguales al no existir evidencia acerca de los porcentajes de ganancia-pérdida entre las dos propietarias de la tienda- prosiguió el fenixiano con cautela, observando que la Stabolito guardaba uno de sus pañuelos en el bolsillo del delantal rosa que vestía. -Está bien, te explicaré más lento- concluyó justo cuando la mujer detuvo su constante vaivén por la cafetería, apoyando ambas manos sobre sus hombros. Fue así que el pelirrojo siguió a la inquisidora hasta la zona privada detrás del mostrador, encaminando sus pasos a lo que parecía ser la oficina administrativa donde la Black Lestrange dirigía su recinto. -Comprendo lo que estás relatándome, Jessie. Pero no hiciste los trámites donde se debían; lo lamento. Y sobre ese detalle de tu novio... pues ya lo sabía, desde esa última jornada como empleados de Misterios ¿La Epidemia, lo recuerdas? Ahí pude darme cuenta de las verdaderas intenciones de Black contigo. Pero descuida, no soy un entrometido de la vida ajena de los demás... Sólo cuídate, ¿vale?- platicaba el Gryffindor con templanza, sentándose en uno de los cómodos sillones frente a la bruja que se había acomodado en posición india con confianza. -Los servicios de Red Flú y de Hechizo Anti-aparición, están bien registrados... buen trabajo, eh- agregó.



    -Así que no es necesario que nos preocupemos de eso ahora... Está todo en orden con Transportes- volvió a hacer hincapié en la labor del director y la certificación del departamento anexada por Ethan Lenteric en la ficha de registro de la propiedad gastronómica y festiva de la Stabolito. -E... espera, aún no termi...- fue lo que pudo pronunciar el vidente, ya que su amiga dio riendas sueltas a sus palabras con lo que ella debía contarle acerca de la fugaz visita a la mansión de sus padres en Ottery. <<¿Citación y orden de cateo?>> era la frase que no paraba de rondar sus pensamientos mientras Jessie hablaba, memorando que todo eso debía ser por lo acontecido en el Atrio ante la revelación de la Orden del Fénix. -Gracias por los pergaminos... Los guardaré bien, aunque temo decirte que no estoy en las facultades para indicarte una u otra mansión para el cateo. En la Granger, tú sabes y conoces a tu madre... Sofía me mataría... Y en la Gryffindor, no soy patriarca; por lo tanto no puedo permitir el libre acceso de nadie a no ser que ellos lo autoricen o vayas a la fuerza ¿Comprendes?- dijo el legionario, esperando que su ex-compañera ministerial entendiera.

  8. <<Eso era lo que esperaba escuchar>> eran las palabras que aún rondaban por los pensamientos del apuesto mago del linaje de los leones de Ottery; frase que la Arcana de Animagia había pronunciado delante de sus antiguos compañeros en el aprendizaje de la habilidad en los terrenos hostiles del zoológico de Los Ángeles. Pese a que Thomas se sentía seguro de que estaba listo para enfrentar una vez más el portal en la Pirámide del Ateneo, le llamaba mucho la atención que Suluk confiara en sus estudiantes del modo como lo demostró aquella tarde; hecho que le incentivó a entrenarse aún más duro mientras esperaba el mensaje proveniente de la esquimal, el cual le indicaría que debía presentarse en las inmediaciones del perímetro seguro y permitido donde se llevaría a cabo la prueba que lo ligaría al anillo de la inuit. <<Rosália y Sajag depositaron su fe en mí... La maestra Akku también lo ha hecho... No los decepcionaré>> cavilaba el muchacho con optimismo la noche anterior a que Tanis le hiciera entrega de una misiva proveniente de la Universidad por la mañana; carta certificada que le pedía que asistiera al sitio del reto inmediatamente, cerciorándose a la distancia que efectivamente el Gryffindor había descansado lo suficiente como para poder tener la entereza de encarar los obstáculos sin decaer en pleno trayecto hacia el área definitiva donde la anciana de orbes grises aguardaría por sus dos pupilos. -Rhaenya... tus amos están al tanto de mi deber como aprendiz de habilidades. Sólo diles que acudí al llamado de Suluk, y que pidan a Merlín por mi salud e integridad- platicó el medimago a la elfina de su mansión familiar, justo antes de salir hacia la fachada de la morada fenixiana con tal de conformar una puerta tridimensional con su varita, la misma que materializó su cuerpo vestido con ropas ligeras de lino albino en las orillas de la recordada ínsula que por tercera oportunidad visitaba con entusiasmo.


    -No recordaba haber estado en esta zona de la isla... la ausencia de árboles me asusta un poco, me siento un tanto desprotegido y observado por alguien desde todos los ángulos. Vaya vista privilegiada que adquirió la veterana, eh- masculló en voz alta el patriarca de los Granger, al mismo tiempo que sus pies se encaminaban inquietos y ansiosos a través de un tosco sendero de piedras afiladas que delimitaban una especie de senda que indudablemente tendría que cursar para poder llegar al centro. <<¿Qué se traerá entre manos?>> reflexionaba con aquella chispa de curiosidad innata en él, tratando de imaginarse todo lo que la bruja de Groenlandia pondría como barreras; pero su intuición quedó corta cuando sus órbitas se abrieron como platos al vislumbrar una gran pared de hielo que le impedía continuar con su ruta de viaje. Sin pensarlo dos veces y luego de inhalar una bocanada de aire que expandió sus pulmones vírgenes; optó por desenvainar a "Lion" para hacer el encantamiento que acabaría con dicha molestia, pero para su incredulidad y asombro, su varita no funcionaba. <<¿Qué es lo que haré ahora?>> se cuestionaba mientras rascaba su cabeza con insistencia, mismo gesto que le hizo memorar que estaba en una prueba de Animagia, y como tal debía sacarle partido a su habilidad y no a su destreza de pelea como solía hacerlo en las batallas contra los miembros nefastos de La Marca Tenebrosa.


    Fue así que su fisonomía varonil y encantadora comenzó a mutar, variando en un rostro muy amistoso que luego se acompañó de extremidades velludas y largas que se entrelazaban con una graciosa cola que se movía con un sutil vaivén al compás del viento. <<Las piedras>> pensó acertadamente, recordando el camino que lo había conducido desde su arribo hasta la pared gélida. Poco a poco, y con la astucia propia a la de su especie primate, el mono araña acarreó más de una decena de piedras hasta los pies de la muralla y, sin permitirse un margen de duda que lo retrasara aún más, empezó a clavarlas con fuerza en el hielo con el propósito de conformar un tabique de escalada que no demoró en subir con la desenvoltura que le caracterizaba. Al llegar a la cima de la estructura, Thomas no pudo evitar recordar su aventura con Badru en el desierto sobre aquella plancha vertical caliente que tuvo que sortear con Mei, por lo que emitió un simpático grito antes de deslizarse con ayuda de su cola para direccionar la última piedra que le sirvió como plataforma para no quemar su cuerpo con el hielo. <<Bien Elros, lo hiciste>> se auto-motivó al aterrizar, sin problemas, en lo que parecía ser un claro muy peculiar que no paraba de sembrar en él una pizca de inseguridad emocional.

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  9. -¿Escaso coeficiente intelectual, dices? Vaya, Keaton... Lo único que provoca tu ironía en mí es decepción. Me gustaría que no siguieras con tus comentarios ofensivos; por lo menos durante el transcurso de esta clase, pues mis intenciones eran las de pasar una jornada de aprendizaje amena fuera de lo estresante que es cursar todas las enseñanzas de los Arcanos y Uzzas. Así que... será tiempo para que coordinemos bien nuestras varitas antes que el profesor nos repruebe por conflictivos ¿Vale?- expresó el pelirrojo con un dejo de molestia evidente que se reflejó en sus orbes esmeraldas al posarse en los ojos aceitunados del Ravenclaw; quedando estupefacto con la serie de movimientos que su compañero realizó no siendo lo suficientemente precavido ante la sencilla tarea de confeccionar un pantano mágico en el aula universitaria. -Claro que vas muy rápido, muchacho presumido y sabelotodo. Es más... diría que tu atolondramiento acaba de lanzar por la borda mi hechizo anterior- respondió Thomas con fastidio, mientras su atención se centró en los lirios de agua que flotaban majestuosos y sublimes sobre el espacio húmedo del estanque donde había señalado con su arma de duelos. -No sé si estás al tanto que antes de llenar la zanja con agua... debes poner un cimiento de piedras muy unidas para evitar que el líquido se filtre hacia abajo y hacia los lados... ¡Tergeo!- manifestó el Gryffindor, brotando desde "Lion" un rayo dorado que absorbió toda el agua que se asentó en la ciénaga; para posteriormente efectuar un lento movimiento con su muñeca diestra que hizo desaparecer las flores originarias del sur de África. Aún en su mente rondaban las explicaciones del vampiro luego de su pregunta en relación a la definición de encantamiento; pero, pese a no haber quedado cien por ciento satisfecho con dicha intervención, debía continuar con la misión que Filius les había dejado, por lo que giró sus pies hacia una muralla que servía de división con otra estancia del nivel donde se hallaban y apuntó sin vacilaciones ni temores infundados.


    -¡Confringo!- exclamó el veinteañero, segundos previos a que una explosión hiciera pedazos la pared; quedando de ella, pequeños trozos de concreto que servirían para conformar el ambiente propicio del pantano. Fue así que con una seguidilla de conjuros levitatorios; el patriarca de los Granger finiquitó a la perfección con esa etapa del decreto de Flitwick, sonriendo con orgullo por la pulcritud de su accionar como mago; al contrario de su ex-profesor, el cual parecía no reflexionar con inteligencia y madurez. -Ahora puedes seguir con el agua y la vegetación que irá en la superficie, ya que así se evita la evaporación y se promueve una temperatura óptima dentro del área... pues ése es un factor trascendental- concluyó Elros mientras lanzaba con sus manos el último puñado de tierra que se había desprendido del Deprimo; esperando que el Karkarov volviera a pronunciar los hechizos previos, pero esta vez con la seguridad de que todo estaba en orden con la base del estanque mágico que el catedrático les había encomendado.

  10. Una sonrisa chancera se dibujó en el rostro jovial de Thomas cuando el profesor Flitwick encaró a Keaton por su falta de educación y escasa colaboración con la clase que el cuestionado docente estaba efectuando serenamente en el aula universitaria, utilizando la propia varita mágica del vampiro con tal de propinarle un fuerte golpe que resonó con el eco de la sala de estudios. -Muy bien, señorito Ravenclaw... soy todo oídos para escuchar la excelente respuesta que le dará a mi pregunta- incitó con malicia el Gryffindor, no despegando sus orbes verdes de la mirada ofuscante que su ex-maestro de Historia de la Magia le brindó de forma directa y algo intimidante, sin tener un mínimo de complacencia frente a la imagen de un veterano ya mayor de edad. Fue así que, mientras esperaba a que su compañero contestara su duda; el fenixiano aprovechó ese instante para lanzar una fugaz y repentina ojeada al tomo de "La búsqueda de la quintaesencia", con el propósito certero de indagar aún más en el mundo de los Encantamientos más elaborados y complicados de efectuar; especialmente aquellos que no eran parte del temario común y corriente de los estudiantes de pre-grado en Hogwarts. <<No es muy alentadora toda la información que trae el libro... aunque hay conjuros muy extraños que jamás he pronunciado>> cavilaba el chico de cabellos rojizos; logrando alzar la vista justo cuando Filius entregó las siguientes indicaciones para el desarrollo de su doctrina, llamándole bastante la atención el pedido extravagante que solicitó con eso de la creación de un pantano como los que solían hacer los gemelos Weasley y que tantos berrinches provocaron en la malnacida de Umbridge. -Por mi parte, no se preocupe profesor Flitwick. No están en mis ideales el estar dando muerte a los demás... El vil acto de asesinar es inherente a los miembros de La Marca Tenebrosa- manifestó el patriarca de los Granger, haciendo hincapié en su gran sentimiento de repudio en contra de los mortífagos y de los adeptos a dichas prácticas oscuras.


    Ya con la misión encargada y con las manecillas del reloj corriendo en su contra; Elros desenvainó su maderosa de pirul y, mientras lo hacía, trataba de pensar en una buena alternativa que le favoreciera en la construcción de una ciénaga que pudiese ser revertida sin muchos inconvenientes en un breve lapso temporal cuando el docente regresara una vez más al aula para verificar el esfuerzo de sus pupilos. -¿Tienes algo que aportar, Karkarov? Obviamente si es una crítica constructiva al plan... y no una pesadez de ésas que has estado haciendo el día de hoy a la orden del consumidor, eh. No recordaba que fueses así- platicó el veinteañero, al mismo tiempo que su arma apuntó con cautela al piso que estaba a unos metros de distancia de sus pies y los del empleado del Magic Mall. -¡Deprimo!- exclamó con astucia, causando un agujero en el suelo que perforó lo necesario como para no pasar al nivel inferior de la institución británica universitaria. -¡Ups! Casi toco fondo- agregó, rascándose la nuca con insistencia; señal que el legilimago únicamente hacía cuando estaba estresado o nervioso por alguna cosa de la cual no estaba cien por ciento seguro.

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  11. Luego de dejar de hacer levitar el conjunto de libros próximos a la figura del profesor Flitwick; el fenixiano miró de reojo y casualidad a los ovalados y aceitunados orbes del Ravenclaw, haciendo uso de la habilidad de la "Legilimancia" para adentrarse en su mente, justo en el preciso momento que la palabra "Lamebotas" brotó en los pensamientos del vampiro que aparentaba alrededor de treinta años. -¿Qué has dicho?- vociferó el adolescente de cabellos rojizos revueltos con cierta incomodidad; intentando ponerse de pie tras golpear con fuerza de puño la cubierta del pupitre que, segundos más tarde, fue el soporte que le ayudó a no golpearse en el mentón ante el hechizo "Zancadilla" que le había atado unas cuerdas a los tobillos como a un rehén. -Vaya, vaya, vaya... Hasta que el "chupa-sangre" sacó a relucir su verdadera personalidad... ¡Qué lástima, Keaton! Tenía una imagen muy diferente de ti al haber cursado uno de mis conocimientos siendo tu alumno. ¡Qué decepción!- comenzó diciendo el legionario con sinceridad, oyendo a continuación aquella palabra que anteriormente casi le hace perder su templanza en medio de la clase de Encantamientos. -¿Lamebotas? ¡Eres un maleducado, Karkarov! ¿Eso es lo que tus padres te han inculcado, eh? Ser un grosero, antipático y falta de respeto con los demás. No dejas de sorprenderme, Keaton. Será mejor que mantengas tu enorme boca cerrada si no quieres que te la llene de todo el excremento de dragón de mi taller mecánico- arremetió con ímpetu el vidente; no olvidando pensar en un efectivo "Evanesco" que hizo desaparecer aquello que le impedía mover sus pies con libertad, lo que le ayudó para volver a recuperar la postura bípeda con tal de sentarse, una vez más, en la silla frente al escritorio del docente diminuto.


    -Profesor Filius. Pasando por alto las tonterías del Ravenclaw, aquí presente... quisiera hacerle una pregunta que me tiene confundido luego de haber leído una definición en el libro de Miranda Goshawk. ¿Qué es, en término teórico, un encantamiento? Me refiero a qué es lo que le distingue de un hechizo ordinario. ¿Será un movimiento de varita más puntual? ¿O una pronunciación mucho más acabada? ¿O simplemente el efecto que tienen?- fue lo que consultó el patriarca de los Granger, observando con miedo al catedrático y su actitud silenciosa que no paraba de perturbarlo; tanto así que estaba dispuesto a usar su destreza mental para saber qué era lo que reflexionaba el veterano mago que estaba supliendo a la maestra titular de la sapiencia de post-grado. También reconocía lo que el Ravenclaw había expresado con molestia; aquello sobre que ambos eran avanzados en la materia; pero eso no le hacía partidario de la manera en que el pelinegro tenía para manifestarse frente a una autoridad erudita en el tema en cuestión.

  12. Misty Day Finnigan

    Recepcionista del Taller Mecánico


    -¡Muy bien, señorito Tonks! Me alegra saber que está conforme con el trabajo que se realizó. Con su firma en este formulario, nosotros podremos hacer cobro de los 5100 galeones directamente de su bóveda en Gringotts; y la copia le queda a usted como comprobante de garantía por si ocurre algún problema que tenga que ver con lo que nosotros efectuamos... No respondemos por fallas técnicas tras dar un resultado favorable del scanner- dijo Misty con templanza; para luego recibir el pergamino que Antoni le tendió, revisarlo detalladamente, y extraer la hoja que estaba detrás de la ficha con tal de pasársela al joven inefable. -¡Vaya! Una moto voladora... pues no habría inconvenientes, muchacho. A mi jefe le vendrá muy bien esta noticia- agregó la Day con una sonrisa a flor de labios; justo en el segundo en que sus oídos se afinaron con el sonar del rugido de león que indicaba que alguien se aproximaba hacia la zona del recibidor del taller mecánico. -¡Buenas noches, señor Haughton! Por si no se ha dado cuenta, la luna aún está sobre el firmamento- respondió la secretaria con apatía, debido a que le pareció muy mala la forma en que el sujeto le había pedido ir por su patrón sin poner un "por favor" en el mandato que expresó abiertamente frente a Antoni. -El señor Gryffindor no se encuentra. Hace bastante que no se pasa por su negocio... según él, labores ministeriales- añadió con un dejo de chisme. -Así que tendré que yo atenderle, joven Gaunt. Estoy al tanto de la compra de mi jefe en el Atelier- platicaba la bruja, no sin antes encaminar sus pies desde la zona posterior del mostrador hasta donde se hallaba el vampiro junto a dos paquetes que levitaban a la perfección a ras del suelo. -La cabeza de un dragón y una vara metálica ¿No es así?- consultó con curiosidad y fisgoneo, no despegando sus ojos de las encomiendas embaladas; hasta que el sonido del timbre se escuchó una vez más desde el patio externo de la vulcanización. <<Más clientes>> caviló sorprendida Misty, acudiendo al llamado con una radiante mueca satisfactoria.



    -¡Madre de Dios!- gritó la mujer desesperada al ver avecinándose al menos a cinco mortífagos cubiertos con sus máscaras tenebrosas y envueltos en túnicas azabaches más sombrías que la noche más fría. Fue así que, sin dejar que sus miedos la atormentaran, la Finnigan extrajo su varita de nogal albina y apuntó directamente hacia el cuadro secreto que revelaba la zona del subterráneo donde más adelante viviría el Ridgeback Noruego del joven Gryffindor. Tras abrir la entrada clandestina; la rubia hechicera incentivó a algunos mecánicos y empleados, en conjunto a los dos clientes (Antoni y Emmet) para que se escondieran en el amparo de dicha estancia no habitada por nadie, siendo ella la última en cruzar el umbral previo a sellar con magia el paso a los seguidores de La Marca Tenebrosa. -No hagan ruido... nos podrían encontrar- susurró Misty con el arma en ristre; sintiendo que afuera colisionaban rayos, surgían explosiones y brotaban improperios que desearía no haber oído jamás. Luego de una hora en el refugio; la mujer optó por salir a ver lo que había pasado, quedando absolutamente estupefacta con todo lo que divisó. -Thomas me va a matar- fue lo único que salió de su boca, imaginando aquel momento en que el medimago posara sus pies allí.

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  13. Rol Ministerial

    Control de Comercio Universal


    -¡Es un agrado verte, Jessie!- correspondió el Gryffindor al saludo de su ex-compañera de Misterios, fijándose que todo su vestuario y rostro estaban absolutamente manchados por artículos que quizás ésta utilizaba en la sección de pastelería de su local comercial. -Me alegro que te esté yendo de maravillas, Stabolito. Un pedido de grandes magnitudes solamente refleja el esmero y la dedicación que pones a tu trabajo fuera del Ministerio de Magia. Y bueno... la falta de personal se puede suplir con nuestra varita ¿No lo crees?- expresó sonriendo el legilimago, desviando su mirada esmeralda hacia todos los rincones del lugar, llamándole la atención una especie de pared en arco que separaba el salón de té de lo que, supuestamente sería la tienda de regalos, por el color llamativo de decenas de globos que flotaban por todas las esquinas. -Sí, querida. Supe que estuviste en la mansión de mi familia sanguínea... Me dieron tu recado, y justamente ése también es uno de mis motivos para venir a visitarte, Jessie. Pero primero vamos a lo que me compete, amiga- agregó con seriedad, al mismo tiempo que abría su maletín y extraía un portafolio bruno donde permanecían inmóviles una serie de pergaminos en blanco que el patriarca de los Granger prontamente rellenaría. -Mi misión aquí es la de fiscalizar toda la parte administrativa de tu cafetería, linda. Vengo como jefe del Control de Comercio Universal para analizar si todo está correcto con los papeles y que no haya nada ilícito o fuera del marco de la ley ministerial- dijo Elros con templanza, esperando que la pelirroja comprendiera el motivo de su repentina llegada. -Desde que migré de la novena planta; tuve que hacerme cargo de esta tarea, amiga... y justo se dio la oportunidad de acudir a tu local ante la ausencia de uno de mis empleados que presentó cambio para este período de Septiembre- finalizó, paseándose en círculos por el recibidor.



    -Me gustaría partir por una cosa en particular, Jessie. En el registro ministerial se señala que este negocio es propiedad tuya y de una bruja que se llama... a ver, déjame chequear... sí, se llama Lillian Potter Evans. ¿Ella es tu socia actualmente? Lo digo porque me percaté de una petición que tú efectuaste a mediados del mes de Agosto donde la diste de baja para anexar como co-dueño a Otto Black ¿En qué quedó todo eso? Ya que se puede leer que, posterior a tu solicitud, el Departamento de Deportes y Transportes Mágicos pasó a visar la conexión a la Red Flú y el Hechizo Anti-aparición- consultaba el vidente, tratando de exponerle bien el caso a la hija adoptiva de Sofía con tal de que ésta no se confundiese con tanta palabra técnica. -Y claro, después podemos ir a tu oficina para conversar de mi tema... en privado- añadió en tono simpático, no olvidando hacerle una mueca osada a la ojigris, con el propósito de molestarla infantilmente, porque ésta tenía un poco de chocolate en la comisura labial derecha.

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  14. Rol Ministerial

    Control de Comercio Universal


    Una nueva jornada de trabajo veraniega comenzaba para el joven medimago, ya que debía suplir la visita de su compañero Groter en el local comercial "Cintas de Colores", ubicado a un par de puestos de la heladería de Floreans. Sabía que dicho negocio pertenecía a Jessie Stabolito, su ex-camarada en Misterios e hija adoptiva de Sofía en el linaje de los Granger, misma familia donde él era el patriarca; hechos indiscutibles que debía pasar por alto si encontraba al interior de la tienda alguna anomalía que no se correspondiera con el registro que se tenía vigente en el Ministerio de Magia. Tanis, uno de los elfos de su padre, le había comentado días atrás que la actual inquisidora acudió a la morada de los Gryffindor con el propósito de entregar una carta certificada para él, pero ante situaciones poco decorosas que estaba viviendo en su dormitorio luego de una borrachera de ésas, no pudo bajar a atenderla desde la tercera planta de la residencia; así que esta visita mercantil también serviría para poder platicar sobre eso "tan importante" que no pudo comunicárselo a Elvis para que éste re-transmitiera el mensaje. <<Veamos... Regalos, cafetería y pastelería... Vaya, así que los mortífagos también disfrutan de las bondades de la vida gastronómica y festiva>> caviló frunciendo el ceño; debido a que Elros sabía, de primera fuente, que la italiana pertenecía a La Marca Tenebrosa, pues ella misma se lo había confesado en una de aquellas aventuras que compartieron durante la Epidemia que cubrió gran parte de las inmediaciones de la edificación del gobierno mágico de Gran Bretaña. -Será lo que Merlín quiera- pensó en voz alta, segundos antes de salir de la fachada de su casa con tal de aparecerse en uno de los tantos recovecos del reconocido callejón Diagón.



    Al sentir el aroma a pastel recién horneado mezclado con café tostado, al más puro estilo colombiano, el chico supo de inmediato que debía estar cerca de su lugar de destino; por lo que apresuró aún más el paso hasta que arribó a un establecimiento donde una chica menor de edad y cabellos rosas lo recibió con una enorme sonrisa detrás de lo que parecía ser el mostrador principal del salón de té. -Buenas tardes... Lamento interrumpir lo que pareciera ser una fiesta, pero vengo por un asunto muy serio... Necesito hablar con Jessie Stabolito. Por favor, dígale que Thomas Gryffindor la busca- expresó el veinteañero de ropas ligeras a la niña con dos altas coletas y delantal blanco; esperando que la ojigris prontamente se plasmara en plena escena donde muchas personas estaban reunidas en post de una celebración que el aspirante a animago de La Orden del Fénix desconocía.

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  15. Misty Day Finnigan

    Recepcionista del Taller Mecánico


    -Claro que puede ver el resultado, señor Tonks. Permítame unos minutos para ir en búsqueda de su escoba que está en la zona de bodega. Por mientras le pediré que firme este formulario de despacho, pues nosotros debemos llevar un orden de todo lo que ingresa y sale de la vulcanización. Don Thomas es muy exigente con mantener al día toda la documentación del taller mecánico; por algo es el jefe del Control de Comercio Universal- explicó la Finnigan con amabilidad, segundos antes de encaminar sus ágiles pies rumbo a la despensa subterránea, muy cerca al área donde descansaría el dragón Ridgeback Noruego de su patrón. <<Algo le sucede al joven. Él no es así... tan... introvertido. Quizás la rutina adentro del Ministerio lo tiene agobiado. No es para menos. Aún recuerdo la cara del señor Gryffindor cada vez que llegaba de una jornada con el Departamento de Misterios. Lo único que hacía era dormir tardes completas con tal de recuperar las energías>> cavilaba para sí misma la Day, justo cuando su silueta femenina se dibujó con la tenue luz de la antorcha mágica que iluminó la estancia en donde se hallaba el medio de transporte del inefable. Tras coger el envoltorio con el rotulado correcto y dar por finalizada la misión de rastreo, Misty volvió a transitar por el mismo pasillo que le hizo aparecer en la antesala donde Antoni estaba esperándola con los ánimos por el suelo. -Venga por acá, joven Tonks. Ésta es su nueva Saeta de Fuego. La letra que utilizamos para su nombre fue una variante de la cursiva, la cual no tiene detalles en exceso, sino es más bien sublime y atrayente a la vista de cualquiera- platicaba con entusiasmo la secretaria, mientras sus manos rasgaban el papel flexible color café donde estaba embalado el objeto volador sobre la cubierta del escritorio principal en el vestíbulo.



    -Como puede ver y notar, señorito Karkarov... Se hizo un trabajo enmarcado en la pulcritud. Espero que usted esté satisfecho con el resultado. Mi jefe me pidió, expresamente, que le diera las gracias por haber confiado en un proyecto nuevo en las inmediaciones del callejón Diagón. Usted fue su primer cliente, y eso demuestra el grado de compañerismo con sus camaradas. ¿Qué me dice entonces, Antoni? ¿Conforme o discrepante?- comentó la nigromante, sin dejar de posar sus ojos inquietos en las perlas amieladas del hechicero, anhelando que éste le diera su opinión con una sonrisa, la misma que escaseó en su rostro tras su arribo.

  16. -Muchas gracias por su amabilidad, señor- respondió el fenixiano con el ceño fruncido ante la intriga de toda la situación que estaba viviendo al interior del aula; acercándose hasta donde se encontraba el docente, con tal de tomar asiento en la única banca vacía que estaba junto al pupitre de Keaton. -¿Filius Flitwick? Ehh... claro que su fisonomía es idéntica a la del viejo y reconocido maestro de Encantamientos de Hogwarts, pero sé que... o sea, creo que debería ser usted un fantasma, señor. A menos que las bondades de su raza mixta aún le permitan vivir como en los años dorados de su existencia... Pero bueno, no cuestionaré la decisión que la titular de la cátedra tomó con su reincorporación a las salas de clases. Razones de sobra tendrá la señorita Macnair para mandar a buscar a una eminencia en este conocimiento- expresó el adolescente, estando consternado con todo lo que sus orbes esmeraldas veían y su cerebro no creía. -A todo esto... perdone mi falta de cortesía evidente, caballero. Soy Thomas Elros Gryffindor, mucho gusto profesor Flitwick- agregó el muchacho sonriendo luego de coger con su diestra una curiosa pluma nívea con detalles en azul que yacía sobre la cubierta de la mesa de su escritorio y el de su compañero de habilidad en Animagia.


    Todo lo que estaba ocurriendo ahí adentro era muy peculiar, desde la figura diminuta e "inusual" del mago que impartiría la sapiencia, hasta la pila de libros tras su propio mostrador que le colaboraban con esos centímetros de falta que necesitaba para asomarse con normalidad por el mueble y así quedar en completa exposición ante las ojeadas incrédulas de los dos estudiantes universitarios de Gran Bretaña. <<Jamás pensé que me encontraría con uno de los mitológicos de aquella época de Voldemort>> reflexionó maravillado, memorando el dato relatado por su padre acerca de que ese sujeto de ascendencia no humana había derrotado a Antonin Dolohov, el mortífago que asesinó a sangre fría al añorado Remus Lupin en duelo en pleno colegio.


    <<¿Recordar nuestros nombres? ¿Es que acaso este veterano tiene Demencia Senil o Alzheimer?>> caviló el chico mientras extraía de su bolsa dos ejemplares que le colaborarían con el aprendizaje. Uno era el "Libro estándar de hechizos" escrito por Miranda Goshawk, y el otro se trataba de "La búsqueda de la quintaesencia"; tomos que su madre le había comprado en su última edición la semana pasada en una librería del callejón Diagón. -¡Claro! Hay que empezar desde lo básico hacia lo complejo. Es una buena forma de evolucionar- platicó el pelirrojo, analizando la postura de la varita en mano del maestro en conjunto con la pronunciación del hechizo que hizo levitar el objeto liviano con bordes grisáceos que Filius poseía. -Wingardium Leviosa- masculló sin dificultad el paladín de La Orden del Fénix, pero esta vez apuntando directamente a otra ruma de libros que no eran los que sostenían los pies del Flitwick. Posteriormente le correspondía el turno a Keaton, por lo que Thomas pensó en una inesperada "Maldición" hacia el Ravenclaw para que éste pronunciara de mal forma su encantamiento, la cual mutaría a una versión ridícula de la original que, probablemente, causaría algún estrago (o explosión) como los acostumbrados por parte del reconocido Seamus Finnigan.

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  17. Rol ¿privado? y alternativo a la trama de Made xD

    con @


    Los orbes esmeraldas de Thomas se posaron fijamente en las perlas ambarinas de la Haughton; y fue ahí, en ese preciso instante, en que el Gryffindor hizo uso de su habilidad de Legilimancia para entrar en la mente de la aspirante a La Orden del Fénix, encontrando un sinfín de miedos encabezados por: el desprecio, la soledad, los enredos y las confusiones que no solían hallar un cabo para ser resueltas; situaciones y emociones que no se dejaban de complementar las unas con las otras, hasta que la escocesa decidió pronunciar una frase que nubló al resto de los pensamientos que había leído el medimago sin su permiso. <<Temor a ahogarse en el mar>> era la oración que recorría la consciencia del adolescente de cabellos rojizos en esos minutos de silencio mientras patinaban sobre el pequeño lago congelado en compañía de su patronus; pero su santiamén de reflexión personal se opacó inmediatamente cuando la bruja desenvainó su varita mágica y convocó su encantamiento protector que dio origen a un conglomerado de hilos plateados resplandecientes que se unieron para materializar la figura de una leona que empezó a revolotear por las cercanías junto al mono araña del patriarca de los Granger. -Esto no puede ser posible- exclamó con los ojos como platos al sentir la energía que emanaba del felino, pudiendo ver y reconocer aquel conjuro peculiar que, desde pequeño, había distinguido de una única persona en el mundo; y por eso, el legionario no dudó en pronunciar un nombre que salió desde sus labios como una poesía. -Mica- fue la armónica melodía que, a ciencia cierta, Agatha escucharía; soltándola rápidamente de la mano para quedar mirándola de frente mientras los patronus continuaban jugando ahora en las orillas gélidas del estanque.


    <<No... esto no puede estar pasando. Ella es... mi tía; pero si mis padres me contaron que... espera, Elros. Mica sí estaba el día del atentado a la familia en el futuro... esa noche que Elvis y Annick murieron. Pero, por qué en este tiempo, cuando soy un bebé, ¿no existe?... ¡Por Merlín! No comprendo nada>> cavilaba el vidente, llevándose ambas manos a la cabeza en señal de caos y desconcierto; no logrando discernir el lío mental que tenía dentro de sí con aquella información que estaba procesando a duras penas. -¿Quién eres tú? ¿Quién eres realmente, Agatha? ¿Estás aquí para hacerme daño?- preguntó un ofuscado legionario, no olvidando poner su arma en ristre en dirección a la rubia, pues no se sentía seguro frente a una silueta que en esos tiempos no existía, pero que en un futuro sí recordaba aunque con una fisonomía completamente distinta a la que vislumbraba ahora.

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  18. Misty Day Finnigan

    Recepcionista del Taller Mecánico


    <<Es muy extraña esta mujer>> caviló para sus adentros la Day con cierta intriga, ya que el comportamiento de Sofía dejaba mucho que desear, sobretodo por lo malhumorada que era a la hora de socializar con gente ajena a su diario vivir. -E... espere que el...- fue lo que alcanzó a pronunciar Misty antes que la Granger saliera del vestíbulo del taller mecánico, con el casco embutido en su cabeza, hacia la zona donde permanecía su moto voladora Ducati Streetfighter 2016. -No logro entender cómo el jefe Gryffindor se mudó a la casa de esta loca de patio... Claramente Don Thomas debe estar igual de desquiciado que esta mujerzu...- gruñó en voz alta la recepcionista del lugar; tragándose las últimas palabras justo en el santiamén exacto en que la vampiresa se asomó por la puerta para agradecer el trabajo realizado. -Muy bien, señorita Granger. Descuide que yo le diré a mi patrón... personalmente, que usted vino a retirar su encargo y que regresará pronto. Que tenga un buen día... y vuelva cuando guste- se despidió, con ironía, la bruja de la francesa; observando desde uno de los vastos ventanales del recibidor el instante preciso en que la rubia se lanzó a volar por los oscuros cielos del callejón Diagón, vaya a saber Merlín hacia qué destino desafortunado. -Mujeres como ellas son las que ensucian nuestro género... y después se preguntan por qué están sin marido- chismeó la nigromante, al mismo tiempo que archivaba el documento de despacho de la ex-reportera y guardaba los galeones de la transacción bajo un encantamiento protector de robos. -Veamos... falta que llegue la señorita Rouvás, y el joven Tonks... sí, ese niño de cabellos verdes tan carismático- formulaba la secretaria con seriedad, quedando completamente helada cuando escuchó el rugido del león de la puerta de ingreso.



    -¡Buenas noches, señor @! Me alegro que haya recibido la misiva que enviamos a la mansión de los Karkarov. Su escoba está lista para ser retirada- saludó cordialmente Misty, notando que el chico estaba con los ánimos por el suelo, hecho muy extraño en él. -Su Saeta de Fuego, año 2015... no mostró ninguna anomalía de fábrica al momento de hacer el scanner mecánico. Estaba en excelentes condiciones cuando la compró. Se hizo el barnizado en tono cedro, el tallado de su nombre en el mango y se instaló el detector mágico con la patente rotulada en: (AT-17-09). El gasto total es de: 5100 galeones, señor Tonks- explicó la Day, para luego extraer uno de los formularios de despacho que estaba en la carpeta sobre el mesón, con el propósito de rellenarlo una vez que el inefable diera el beneplácito sobre la labor que desempeñó la vulcanización de su ex-compañero.


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  19. Rol Ministerial

    Control de Comercio Universal


    -Entiendo a la perfección, Emmet. A veces el rellenado de papeles es tedioso cuando hay que firmar demasiados documentos para una simple transacción. El Concilio pone reglas, también el Ministerio... súmele a eso, todo el trabajo de Gringotts y del Control de Comercio Universal para visar y legalizar el trámite- comentó el mago de cabellos rojizos, justo cuando el vampiro le extendió el mítico tridente del Señor de los Mares. -Y vaya que se nota, señor Haughton. Es bastante pesado, que digamos. No cualquiera podría tomarlo con sus manos; en especial niños y gente de la tercera edad. Me alegra saber que el acero de Irlanda sea tan buen material para objetos así... Lo tendré en consideración si deseo forjar alguna pieza para los pedidos que tengo a diario en mi vulcanización. Cuando gustes puedes pasar por allí, eh- agregó sonriendo el fenixiano, percibiendo el grado de fascinación que el propietario del Atelier tenía por la cultura griega en sí. -Que sean los 9000 galeones. Prefiero llevarme también el pedestal. Uno nunca sabe las complicaciones que pueden aflorar de la nada, así que hay que ser precavidos... eso es lo que mis padres me inculcaron desde pequeño- platicó, no dejando de apreciar los tres zafiros brillantes que adornaban el mango del arpón del hijo de Cronos y Rea. -Claro que entiendo, joven Gaunt... Y créame que estoy muy satisfecho con mi visita a su negocio. Le pediré, por favor, que envíe el cetro junto al dragón a mi taller mecánico... Si no estoy yo, mi secretaria... Misty Day le hará el favor de recibir las piezas ¿Vale? No me las llevo yo, porque debo fiscalizar otras tiendas- explicó el extrovertido adolescente, sacando la cuenta mental de 14000 galeones por los dos preciados bienes adquiridos sin querer queriendo. <<Comprador compulsivo>> reflexionó.



    -Entonces, Sr. Haughton... Le hago entrega del certificado que acredita, por un año, que su local está bajo el amparo de la ley mágica y del Control de Comercio Universal. También le dejo el vale vista por los 14000 G del total de mis compras. Usted podrá hacerlo efectivo en la ventanilla de atención al cliente del banco. Bueno, con esos dos papeles... creo que estoy listo para marcharme a mi siguiente destino. Si gusta, me puede dejar en la salida, por favor- indicó el patriarca de los Granger, segundos antes de dar la media vuelta y empezar a descender por las escaleras rumbo al primer piso de la estancia de decoraciones. -Muchas gracias por la ayuda y la colaboración, Emmet. Espero recibir noticias pronto sobre mis objetos... Que tenga un buen día- dijo el fiscal mercantil con amabilidad; cruzando el umbral con tal de orientar sus pasos hacia su nueva aventura en las tierras londinenses.

  20. Las palabras de Mei aún recorrían los pensamientos del Gryffindor; reflexiones certeras que decían relación al reto que la Arcana había impuesto a cada uno de sus discípulos desde el arribo del Lago Moraine a través de dicho portal que los transportó a ubicaciones absolutamente diferentes, pero enmarcadas siempre por las cercanías de la región de Los Ángeles donde se hallaba el zoológico que ahora los cobijaba. <<Suluk fue muy sabia en dejarme instalado en una de las jaulas de los primates. Creo que esa tarea fue la más fenomenal que pude vivenciar para comprender el porqué de mi lazo con el mono. Las visiones, las suposiciones y los credos, pasaron a ser verídicos desde el santiamén en que mi corazón de unió con el espíritu animal que llevo adentro desde que mi alma fue forjada al nacer>> cavilaba ensimismado el fenixiano, logrando salir de aquella especie de "trance" justo cuando el Macnair platicó frente a todos acerca de su nexo con una ave muy peculiar. -"Cría cuervos, y te sacarán los ojos"- susurró Thomas al oído de Mei, haciendo alusión al refrán popular que hablaba de la "ingratitud" de las personas; ya que ese pájaro carnívoro acostumbra a comer cadáveres comenzando por los orbes, lo que simboliza al desagradecido que paga con el mal todo el bien que le han hecho. <<No podía ser otro mejor>> se guardó para sí, no pudiendo controlar una sonrisa burlona que se dibujó en su rostro pulido de forma casi instantánea tras el comentario del sueco de cabellos azabaches. -¡Una pantera suelta!- exclamó con asombro cuando el felino negro se sentó sobre sus patas traseras a la derecha de la esquimal; pero el alegre y vistoso vaivén de su cola fue el gesto que le permitió discernir de que no se trataba de un ejemplar salvaje que había escapado de la reserva.


    <<¿Una última pregunta?>> se auto-cuestionó muy dubitativo el patriarca de los Granger luego de oír con mucha concentración la frase de la inuit; vocablos que le erizaron los pelos de punta al pensar que ésta lo mandaría de regreso con el veterano de Mr. Pippin por su falta previa tras la aparición de Pik. Tanto fue su hermetismo que únicamente se despabiló con el codazo que la Delacour le proporcionó para que respondiera pronto, antes de que la Arcana se arrepintiera de lo que había expuesto. -Yo también, maestra Akku. Deseo tomar la prueba de la habilidad de Animagia, porque me siento preparado para afrontar el reto del portal y los obstáculos del arduo sendero que llega hasta la pirámide del Ateneo- contestó el pelirrojo con satisfacción, debido a que se sentía digno de poseer el aro que lo ligaría energéticamente a la docente que ahora le miraba con regocijo, pasando y transmitiendo toda su sapiencia a través de aquellas expresivas perlas grisáceas rasgadas que reflejaban toda la experiencia de una bruja de más de cuarenta décadas de edad desde su supuesto alumbramiento en las tierras mitológicas y lejanas de Groenlandia.

  21. <<Les sugiero que se encuentren en el camino>> eran las palabras de la Arcana que resonaban, una y otra vez, en la mente del Gryffindor mientras contemplaba nervioso la escena del granjero que se acercaba a pasos sigilosos hasta donde estaban los dos gorriones que la hermosa jobberknoll le había incentivado a observar desde que el adolescente se la encontró en pleno vuelo en escoba a la salida del zoológico de Los Ángeles donde se estaba llevando a cabo la doctrina de la esquimal. El sujeto portaba una escopeta, y su actitud de "pocos amigos" únicamente demostraba que no estaba muy contento que digamos; vaya a saber Merlín el porqué de su malhumorado carácter que se correspondía con la edad del añoso hombre muggle. Uno de los pájaros no tardó en alzar el vuelo hacia un nido que estaba en una de las ramas más altas del nogal; en cambio el otro silbó un canto peculiar que envolvió los oídos del pelirrojo antes de que sus orbes esmeraldas se abrieran como platos al vislumbrar la transformación espontánea del ave en su escurridiza amiga. <<Vaya... Hasta que dominó a su espíritu animal... me alegra mucho>> cavilaba Elros para sus adentros, no queriendo interrumpir el momento de su Líder frente al abuelo que, prontamente, pasó a ser víctima de su varita al caer bajo las garras del típico conjuro desmemorizador que era necesario de efectuar para borrar la impresión vivida.


    <<Astuta, eh. No me esperaba menos de Mei>> volvió a reflexionar el Granger, esbozando una sonrisa de satisfacción que se dibujó en su pulido rostro cuando la hechicera emprendió el rumbo hacia una carretera que estaba pasando el campo de maizales. Fue así que Thomas (posterior a guardar su Nimbus 3000 y declinar los efectos del amuleto Uzza que estuvo utilizando para no ser descubierto) optó por hacerle una broma a la Delacour, dando paso a su silueta animal que se lanzó a correr con efervescencia por los terrenos plantados de maíz; logrando escuchar el comentario de la fenixiana sobre su aura, antes de lanzarse a ella por la espalda y escalar hasta su hombro derecho con la agilidad e inteligencia representativa de un primate como el mono araña. Luego de revolverle sus ondulados cabellos castaños oscuros, como si estuviera buscándole piojos, el mamífero bajó de un salto al piso; dejando entrever ahora el cuerpo de un sonrojado adolescente que no paraba de reír a carcajadas al ver la nueva melena "aleonada" de la directora trasandina de la Oficina del Ministro de Magia y Servicios Administrativos del Wizengamot de Gran Bretaña.


    -¡JaJaJaJa! Perdóname, Mei... No me pude aguantar la tentación- manifestaba un inmaduro muchacho que no dejaba de mirar, con sus ojos brillantes de alegría, a los orbes achocolatados de su camarada. -Claro... Suluk me envió por ti. Ya es tiempo de regresar al claustro de animales norteamericano- comentó el legionario, al mismo tiempo que la jobberknoll de la Delacour se posaba sobre el sitio que antes ocupó el vidente en su apreciada forma animal. -No logro comprender el porqué de su decisión de trasladarnos del bello Lago Moraine a esa zona tan triste y llena de dolor. Los zoológicos no debiesen existir, solamente están ahí para aumentar el ego y la superioridad de los humanos... pero bueno, amiga... Debemos volver- platicó el inglés antes de desenvainar su varita con tal de convocar el "Haz de la Noche" que los llevaría directamente hasta la entrada del recinto un tanto desagradable a la paciencia del legilimago. -Las damas primero- añadió, dejando que Mei cruzara primero el portal azulado que se conformó delante de sus ojos en aquella autopista. -Maestra Akku... He cumplido con la misión que me encomendó... He traído a Mei, sana y salva- expresó al salir de la puerta tridimensional, hallándose entremedio de la anciana inuit que estaba con: Keaton, Helike y el odioso Macnair.

  22. Una nueva cátedra estaba por comenzar en las dependencias de la Universidad Mágica de Gran Bretaña; clase que el Gryffindor se había apuntado con el propósito de mejorar su actual manejo con la varita y la pronunciación de una serie de hechizos que se le dificultaban a la hora de convocarlos en un duelo o en la vida diaria que comúnmente sobrellevaba el joven adolescente inserto en los terrenos de Ottery. Aquella mañana era una más de las típicas jornadas de verano, tanto por la suave brisa que mecía los pastizales a las afueras de la morada de sus padres, como también por la ola de calor que sofocaba al legilimago; mismos rayos de sol que pasaron por las cortinas de sus ventanales y le incentivaron a levantarse temprano para alcanzar a hacer todo lo que debía antes de acudir al aula donde le estaría esperando su profesora. <<Nathaly Macnair Karkarov... Creo que jamás la he visto>> cavilaba el pelirrojo, pues ser el hijo del Director de dicha institución académica tenía ciertos privilegios como el conocer el nombre de su docente antes de posar sus pies en la estancia. Fue así que el muchacho lanzó hacia abajo las sábanas de su cama, y se deslizó rápidamente hacia el cuarto de baño con tal de tomar una refrescante ducha que le permitiera barrer el sudor nocturno que su cuerpo poseía. Tras secar sus partes nobles con una delicada toalla de algodón nívea, el fenixiano empezó a vestirse con: una sudadera sin mangas de tonalidades azules, una bermuda de jeans desgastada, y un par de deportivas blancas que gustaba mucho de utilizar en las tardes cuando salía a trotar por los alrededores de su residencia. -Con un par de libros... y toda la batahola Uzza-Arcana que tengo a estas alturas del partido... me iré con la bolsa llena de objetos... ¡Desagradable idea, Elros!- refunfuñaba en voz alta mientras empacaba lo necesario; apurándose para bajar a comer el desayuno que los elfos le habían preparado en la cocina. Zumo de naranjas con miel, tostadas con dulce de leche y un postre de papayas con crema; eran las delicias que la elfina Rhaenya le tenía sobre la mesa del comedor; tentaciones que iluminaron las esmeraldas del veinteañero, el cual se devoró con ansia todo.


    -Mis padres saben que estaré afuera por un período. Cualquier cosa que suceda... ellos me avisarán ¿Vale? Que estén muy bien... y muchas gracias por el alimento- manifestó el vidente a los sirvientes, con una sonrisa a flor de labios; al mismo tiempo que cogía una manzana roja del canasto de frutas y la guardaba entre sus ropas antes de dirigir su brújula física y mental hacia la fachada de la casa de los leones de Londres. Luego de sumergirse en aquella desagradable sensación que inducía la aparición; el organismo fornido del extrovertido inglés se materializó en las proximidades de la facultad de estudios mágicos, encaminándose con agilidad hasta la sala que se rotulaba con la cátedra de "Encantamientos". Posterior a unos prudentes toques sobre la madera de la puerta, optó por cruzar el umbral de la cámara; encontrándose de frente con la figura de baja estatura de un ¿hombre o duende? de cabellos tan claros como la leche, junto a un conocido a quien saludó con una fugaz alzada de su mano derecha. -Buenos días, Keaton... y señor ¿Yo a usted lo conozco de alguna parte?- cuestionó el patriarca de los Granger; tratando de ubicar con sus orbes a la mujer que debía estar presente al interior de la sala de clases. Sin lugar a dudas, aquel hechicero era Filius Flitwick, el legendario profesor del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, jefe de la casa de Ravenclaw en los tiempos de Harry Potter; pero ¿qué era lo que él hacía ahí? Era la interrogante que Thomas no lograba resolver por más que reflexionara; actitud pensativa que lo envolvió absolutamente a la espera de poder conocer las verdaderas intenciones de su nueva, y también ausente, maestra.

  23. ¡Buenos días Universidad! ^_^

    Vengo a dejar plasmada mi postulación a la vacante que dejó mi amigo Lestat

    Gracias a Juv por la cátedra pasada... me ayudó bastante el desarrollo de ésta junto a Lyra ¡Saludos!

     

    * Nick: Thomas E. Gryffindor
    * Conocimiento que quiere dar: Runas Antiguas
    * Motivo: Empatía con la asignatura y ganas de enseñar. Tengo visión pedagógica al haber sido docente en mi universidad muggle. Soy responsable y de buen trato con los estudiantes. Recientemente cursé el conocimiento y me quedó gustando todo lo que leí en los textos que analicé con el fin de llevar a cabo mis roles junto a mis compañeras y profesora
    * Cargos y responsabilidades desempeñadas con anterioridad y actualmente en el foro:

    - Trabajos en el Ministerio de Magia en: Transportes, Cuartel Auror, Escuadrón para la Aplicación de la Ley Mágica (Aprendiz, Empleado, Jefe de Oficina, Director de Departamento), Actualmente Medimago Jefe OdF del Control de Comercio Universal

    - Orden del Fénix: Initié, Legionario (Actual)

    - Ex. miembro del Claustro de docentes como titular del conocimiento de "Primeros Auxilios"

    - Experiencia en cursos de postgrado en la Universidad (Ateneo de Conocimientos, Habilidades y Magias Guerreras)
    * Estado del plan de estudio: Enviado

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  24. @

    ¡Hola Valky! Ahora te saludo por acá xD ¡Claro! Tu indicación está más que entendida, linda. Comprendo que el personaje no pueda poseer la habilidad de Nigromancia; al ser, ésta, algo especial que únicamente se consigue de la mano de los Arcanos en el Ateneo Universitario. Así que estamos de acuerdo con el retiro de esa parte de la historia de Dorothy y lo tendremos en consideración a la hora de confeccionar la Ficha definitiva que irá en el tópico indicado. Eso sí... tengo una duda: ¿Podremos abrir una cuenta organizativa asociada a Dorothy, como la que tiene el centauro profesor de Aritmancia? ¿O será un personaje organizativo que podrá ser roleado por la Trinidad y por mí (al ser el jefe del CCU según las Normas de Resurrección de Bandos) poniendo solamente el nombre y el link a la ficha del personaje al inicio del post como se debe hacer con los personajes secundarios comunes de los usuarios del foro? Te dejo aquella interrogante, y esperamos el beneplácito para abrir la Ficha como es debido y previamente autorizados por ustedes, los Modes. ¡Saludos y cariños! Te leemos o/

  25. La personalidad de Suluk dejaba mucho que desear, sobretodo por los cambios de humor que sufría con respecto a la imagen que proyectaba Thomas frente a los allí presentes; haciendo hincapié en la falta de concentración y disposición de éste en la cátedra, con cada una de las odiosas palabras que le transmitía sin pudor. <<No es necesario que le contestes, Elros... el silencio es el mejor aliado en estos casos>> reflexionó el muchacho para sus adentros, apretando la mandíbula para no cometer alguna falta de respeto con la mujer esquimal, la cual podría costarle su período de estudio de dicha habilidad. -Entiendo, Arcana. Me limitaré, desde ahora en adelante, a manifestar solamente lo ligado a su clase- masculló con dificultad, fijando su mirada en los ojos grisáceos y fríos de Pik, quien parecía gozar con el berrinche de la anciana en contra de su alumno. -Estoy de acuerdo con su misión, maestra Akku. Buscaré a la señorita Delacour y la traeré hasta acá- respondió con un dejo de cortesía que rompió, un tanto, con la tensión que se había conformado en el ambiente; dando paso a la voz del Ravenclaw y su vivencia en la selva amazónica con la pantera. -Conforme a sus designios, me retiro. Nos vemos pronto- concluyó justo en el santiamén que el Macnair emprendió el vuelo dramático hacia el confín de sus problemas con su forma animal; detalles que no le interesaba conocer al medimago fenixiano, pues desde la intervención del recién llegado en la Revelación de La Orden en el Atrio del Ministerio, su carácter sarcástico y maleducado únicamente lo entrelazaban aún más a las patrañas de los mortífagos; y esos ideales jamás los compartiría con nadie, menos con ese sujeto de cabellos tan azabaches como el petróleo, el mismo que parecía sufrir un síndrome de exceso de confianza y superioridad.


    Fue así que el Gryffindor orientó su andar hacia el interior del zoológico, tratando de buscar a Mei a través de fugaces vistazos que daba entremedio de todo el tumulto de gente muggle que paseaba por todo el lugar. De alguna forma, sentía el dolor y el padecimiento de los animales que vivían encerrados como prisioneros a la exhibición de los humanos; era un acto reprochable el no tenerlos en un ambiente natural digno donde pudiesen realizarse con absoluta normalidad entre sus pares. <<¿Qué ideas pasan por la mente de los administradores de un sitio así?>> pensaba con reproche mientras sus pies arribaron a una especie de cabina tras haber recorrido las instalaciones del parque por más de media hora, sin tener noticias de su Líder. Ya algo desesperado y al corroborar que la Delacour no había aparecido por las proximidades del perímetro luego de cruzar el portal que Suluk conformó en Canadá; Thomas optó por activar su Anillo de Salvaguarda contra Miradas Indiscretas, y así garantizar la privacidad del acto que realizaría a continuación. Sin pensarlo dos veces extrajo, tras un Accio efectivo y diligente, su Nimbus 3000; la cual montó inmediatamente con tal de salir en búsqueda de su amiga y conseguir el beneplácito de la inuit al obedecer su mandato.


    A las afueras de la reserva o claustro de animales de Los Ángeles, se hallaba una granja custodiada por un campo repleto de maizales, donde el patriarca de los Granger agudizó todos sus sentidos para tratar de percibir algún indicio del aura de Mei; capacidad que éste había desarrollado en su Clan Paladín, y que tras haber asesinado y al minuto revivido a Mei con su propio amuleto en la prueba del Libro del Druida, se afiató aún más la conexión entre ambos partidarios de la luz de Dumbledore. -¿Dónde estarás? ¿Será que...- fue lo que alcanzó a pronunciar el extrovertido veinteañero mientras surcaba el cielo en su escoba, ya que sin darse cuenta, junto a él estaba volando una bella jobberknoll que parecía querer guiarlo hacia uno de los árboles que se enaltaban a muy escasos metros de la casa de campo confeccionada de madera. -Tú eres... sí, me acuerdo de ti. Estabas con Mei en el Lago Moraine- exclamó con entusiasmo; decidiendo seguir al ave mágica hasta donde ésta lo condujo. Allí (escena consecutiva al aterrizar en silencio), a los pies de un nogal, permanecían dos aves (una más pequeña que la otra) de colores de la línea del marrón muy similares entre sí. El alquimista las miró con curiosidad y luego comprendió que algo muy extraño estaba aconteciendo. En eso, un hombre añoso con sombrero de paja y escopeta en mano, se asomó desde la fachada de la residencia; buscando con insistencia algo que, a ciencia cierta, se le había perdido. Pero Thomas al estar bajo el encantamiento del anillo de los Uzza, era invisible a sus ojos. <<¿Qué haré ahora?>> se cuestionó, viendo que el tipo se acercaba cada vez más hacia donde estaban los dos pájaros.

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