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Sherlyn Stark

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Todo lo publicado por Sherlyn Stark

  1. Se alivió al escuchar que Sunar no venía por un peluche, ya que creía que el perrito era el único que vendía en la floristería. Tenía interés por saber lo pediría ella, así que permaneció donde estaba. Se escuchaban ruidos desde la trascienda, quizás Amya estaba jugando con algunas plantas para que estas crecieran felices o, de seguro, clasificaba los tipos de ramos florecidos por la temporada de primavera. De pronto, apareció Amya para atender a Sunar, quien quería ramos de flores y jarrones para adornar la fiesta de su hijito Argi. Luego escuchó las características que quería que estos tuvieran. Jamás había escuchado hablar sobre los jarrones “zen”, estaba segura que serían bonitos y quedarían fantásticos en la fiesta del pequeño. Miró con atención el catalogo que mostraba Amya. El último jarrón estaba más lindo, quizás compraría uno para ella o para regalar a alguna amiga suya. No logró decir ninguna palabra, ya que en esos instantes Amya se retiró para revisar asuntos internos de la floristería. — A mí me gusta el último jarrón, Sunar ¿Cuándo será el cumpleaños de Argi? —preguntó la castaña y al rato escuchó la voz de la Adler. Aunque estuviera lejos escuchó lo que mencionaba Amya, ¿acaso había caracoles en el local?, hasta ese momento no había visto ninguno pero sería encantador encontrarse con alguno. Le gustaban mucho esa clase de criaturas, quizás la tomarían por loca por eso pero de esa forma era feliz. — ¿Con quién hablabas, Amya? —se giró para preguntarle. Fue muy extraño para ella, los ruidos de la trastienda, parecían dos personas hablando o jugando a algo. — ¿Con las plantas de la trastienda? —prosiguió.
  2. Asistente - Podía mirar detrás de la espalda de la joven, cómo se movía la serpiente. Podría llegar a ser un animal muy peligroso, pero por suerte estaba todo supervisado en ese local. Suponía que su nerviosismo se notaba, pero esperaba que su cliente no lo hiciera, ya que terminaría perdiéndola. Era su imaginación, pero notaba como la serpiente se movía sin cesar. No le gustaban ese tipo de criaturas. — ¿Los veterinarios? —preguntó saliendo detrás del mostrador para mostrarle el establecimiento. — Ella está allí, atendiendo a una cliente que acaba de llegar. Quizás sean asuntos urgentes —comentó. Esperaba que eso no le molestara a la joven. — Como veras, estamos de apertura y, sólo tenemos un solo veterinario a nuestra disposición, aunque sé algo de medicina veterinaria. Si me permites puedo revisar a tu mascota yo —prosiguió esperando que ella aceptara su proposición. Estaba claro que no lo hacía por la serpiente, sino por la muchacha que le había caído muy bien. — Puedo regalarte juguetes para serpientes al ser la primer cliente —informó mostrándole un juguete de madera en forma de aquel animal. No tenía ni la menor idea si las serpientes jugarían con eso, lo más probable era que confundiera la lengua con orejas de conejo e intentara comerlo. Estaba actuando de una manera patética, lo sabía, pero desconocía el porqué de su vergüenza.
  3. Encargó al asistente de la veterinaria que se dirigiera al Emporio de las lechuzas para que asistiera a una criatura herida del local. Esperaba que la asistencia sirviera de mucho y lograran salvar a la pobre lechucita del emporio, no sólo para que se ocupara de las misivas que le pedían. Siempre había tenido muchas ganas de conocer ese negocio para enviar alguna carta a su madre o algunos amigos. Se giró hacia Nela en el momento que la veterinaria entró para atender a Tequila. Al parecer, los lobos no tenían parentesco alguno, sólo eran muy parecidos físicamente. Había jurado que eran hermanos, aun así ninguno dejaba de parecer bonito. Darle un baño a Safir sería una tarea muy complicada, pero al final lo harían de manera eficaz, era lo que esperaba. — Lo bañaremos las dos, Nela, si quieres, haría muy bien al lobo, ya que fortalecería su confianza hacia ti —respondió la castaña. Las pesuñas de Safir parecían ser verdaderamente un problema ya que estaban negras como las había descripto su compañera hacia unos instantes. — Será mejor que vayamos a los lavados, Nela ¿Te parece? ¿te gustaría seguirnos, Helen? —preguntó antes de darse la vuelta para indicarle el lugar. *-*-*-*-*-*-*-*-*-* Caroline – veterinaria — Así que un chequeo ¿eh? —indagó examinando con la mirada a la cachorra que la cliente tenía en sus brazos. — No habrá problemas en atenderte en este momento —prosiguió. Los informes ya estaban completos y ordenados en su oficina, ya estaba apta para atender a algún animal. — Los chequeos generalmente no suelen tardar mucho tiempo, pero primero debes responder a algunas preguntas —siguiente a aquello sacó un pergamino y a la vez su pluma para sacar nota a lo que la joven respondería. — ¿Cuántos tiempo tiene? —al mirarla nuevamente supuso que no llegaría a los dos años, aún era una pequeña cachorra
  4. Ya había visto que los carteles de karaoke eran muy bonitos, con un diseño excelente, por lo tanto no le importaba cual llegaba a ser predeterminado. Quizás utilizarían todos los folletos como presentación, no lo sabía ya que aún no le afirmaron su participación para repartir. Recordaba que Heliké le había dicho que se mantuviera tranquila, debido al comentario que hizo de los pájaros. De lejos, veía como un grupo de jóvenes magos charlaban de forma entretenida, o eso era como lo veía, a veces su punto de vista distorsionaba la realidad. Los elfos seguían rodeando la zona para ver en que podían servir. Se veían muy adorables para ser parte del personal. De seguro los elfos eran empleados para atraer a las personas y así, suponía ella. Le interesó la llegada de una persona nueva al local. Era una muchacha pelirroja, casi del mismo tono que la joven que estaba junto al grupo. Hablaba con alguien, pero desde esa distancia se le hacía imposible saber con quién. La presencia le llamó mucho la atención, ya que para ella estaba hablando sola o, ¿con unos cuadros de la entrada? Algunos miembros del personal ya se encontraban atendiéndola. Estaba a unos metros cerca, también sobre la barra. Quizás, una conversación con una persona que no fuese un cuadro seria lo mejor. Existía la posibilidad de que ella fuese la cantante que Sagitas estaba esperando o, en el caso que no lo fuera de seguro se interesaría en el karaoke que estaban programando. Kirara por su parte aun no terminaba la limonada que había pedido instantes atrás. Sí no lo hacía antes de tiempo, sabía que los efectos de hidratación en su pie no darían resultado. — Disculpa, ¿Te interesaría participar en un karaoke que la señorita Sagitas está programando para esta noche? —le preguntó al acercarse a ella. Estaba segura que si ella aceptaba y cantaba bonito sería muy entretenido.
  5. Antes de recibir una respuesta de parte de su compañera, le llamó la atención una lechuza que acababa de entrar. Tenían más trabajo los veterinarios, eso estaba muy bueno, suponía ella, ya que su local estaba teniendo mucho éxito. Debía contratar más personal de veterinarios, porque sólo había dos y unos asistentes, los cuales tenían al menos conocimientos básicos más que ella. Se acercó a la carta preguntándose quién podía ser. La caligrafía de la carta, era muy bonita y prolija. No supo de quién provenía hasta terminar de leer la carta. La bonita lechuza se quedó esperando a que respondiera la carta, tal como había indicado Xell en su carta. El personal veterinario estaba dispuesto a dirigirse al emporio lo antes posible. Sentía lastima por la pobre lechuza que había sufrido un accidente en su patita. Lechuza para Xell Vladimir: http://i228.photobucket.com/albums/ee150/sagitaspotter/988008f8-8de2-4336-b7e8-9541191abed5_zps36bb37e7.jpg Lechucería Postal Local - Nacional - Internacional REMITENTE: DESTINATARIO: local [ X ] - nacional [ ] - internacional [ ] Dirección: El Emporio de Lechuzas (http://www.harrylatino.org/index.php/topic/101854-el-emporio-de-las-lechuzas-mm-b-101853/page-1) CONTENIDO: Sobre [ X ] Mensaje para Xell: Buenos días, Xell. Espero que la lechuza se recupere pronto de su patita y que sea algo grave. Siendo un caso de suma urgencia, no es necesario sacar una cita. El personal de veterinaria se encargara de hacer una visita lo antes posible. Estoy segura que se recuperará. Besitos. Kirara Ruak BULTOS: 1 [ X ] 2 [ ] Más: especificar [ ] Ellos necesitaban una respuesta de forma urgente, por eso no la releyó y se apresuró en dejárselo a la lechuza para que lo sostuviera con su patita y se encargara de entregárselo. Paso seguido se dio media vuelta para llamar a uno de los asistentes a que fueran al local de Sagitas. Recomendaba que si fuera algo muy grave avisaran a una de las veterinarias a que asistieran rápido.
  6. Esperaba que la respuesta de la venta del palo borracho fuera afirmativa ya que quería llevárselo a su casa al igual que los objetos que había comprado minutos atrás. Quería regalar flores a sus familiares cercanos y, para eso debía comprarlas en el mejor negocio de flores dentro del callejón Diagon. Sin dudas, las flores del local eran las más bonitas y llenas de vida que jamás había visto. La puerta se abrió por la llegada de Heliké, quien de seguro estaba por comprar objetos para las flores de su invernadero, algún polvo que las ayude a crecer en primavera o de seguro preparándose para el verano comprando remedios que las cuiden de los rayos del sol. También, podía haber ido a visitar a Sagitas y ayudar en la venta. Aún su compañera no había dado un propósito de su visita, peor no importaba, le agradaba u presencia. — ¡Hola, Heliké! —saludó Kirara girándose hacia ella. Parecía que estaba esperando a ser atendida, así que lo mejor era apurar su elección. No pasaron muchos minutos hasta que se escuchó nuevamente un sonido proveniente de la puerta. Alguien entraba a la floristería y al mirar hacia allí reconoció a Sunar. Era un día precioso, no resultaba extraño que las personas ingresaran al local y más si la primavera había llegado hacia dos semanas. Ella saludó al igual que Heliké, en general. — ¡Buenos días, Sunar! —exclamó la castaña mostrando un ánimo muy simpático ante ella. Era raro que su hijo no estuviera con ella, aunque podía tratarse de un regalo que le haría. Esperaba que Sagitas tuviera más perritos de peluche, porque no quería entregar el suyo, sí es que Sunar quería llevarse el suyo.
  7. Había dejado a Heliké a un lado creyendo que la veterinaria aparecería para atenderla, pero no fue así. Estaba segura que ella estaba ocupada ordenando asuntos interiores, quién sabía. Se encontraba mirando a Safir en ese momento, preguntándose qué parentesco tenía con la mascota de su jefe. Las características eran similares, al igual que el tamaño y sus orejas. Era verdad que el lobo de su compañera necesitaba un baño urgentemente. Lo llevarían al área de lavado, si es que su dueña lo permitía. Tenía la posibilidad de entrar y ayudar en el baño, sí así lo prefería. Helen había aparecido en la escena dando la bienvenida a las dos chicas y preguntando si necesitaba ayuda para atender el negocio, lo necesitaba, más que nada quería saber dónde estaba la veterinaria. Le estaba preocupando. Giró hacia su socia, estaba a punto de responderle hasta que Heliké habló sobre su cachorra diciendo que necesitaba una revisión. Según decía, era pequeña Tequila, aunque lo único que podía distinguir a simple vista era que era muy bonita. La tenían muy bien cuidada, así que apostaba que los resultados de la revisión saldrían de maravilla, estaba segura. Asintió con la cabeza. Contrataría más veterinarios, creía que era lo necesario en ese momento, igual, no descartaba la idea de que si era algo grave tendrían que ir al departamento de la cuarta planta para ser atendidos con especialistas. Deseaba que el aethonan de Heliké estuviera en buen estado y no sea nada malo lo que le estaba pasando. No sabía si los Aethonans podían bañarse, sería genial. — Oh, Heliké, no te vayas ahora. Helen irá a buscar a la veterinaria, tiene mucho trabajo hoy, rellenando papeles y cosas internas, ya sabes, ¿Quieres ir al lavado para ver si a Tequila le gusta el ambiente? —preguntó la castaña. Pensaba que sería una buena idea ver si las criaturas se sentían cómodas ahí. Aprovecharía que Pere también quería ir con Safir y, no habría problemas, ya que había distintas zonas clasificadas según el tamaño de la mascota.
  8. ¡Hey! o/ ¿Qué tal? Bueno, le comenté hace unos días a Heliké que iba a pasarme por acá xD y bueno, acá estoy Me gustaría formar parte de la familia, bueno, en realidad sería adoptiva xD Quizás podría entrar como prima lejana o pariente lejano de Heliké jajaj Así que ahora completo alguno de los datos de la ficha para que pueda ser aceptada dentro de poco:
  9. Hey! ¿Qué tal? xD Tengo una idea, bueno al menos sólo interviene en mi personaje y no en algún miembro de la familia. Decidí sacar la Tonks de mi familia adoptiva, pero aún así quisiera seguir perteneciendo a ella siendo ahijada de Sunar. Sain puede seguir siendo mi hermana, si quiere después hablamos bien en skype y vemos cómo podemos formar un trama para nuestros personaje. Sería genial xD En fin, este mes voy a procurar ser activa en la Hacienda para divertirme junto a ustedes. Besitos @@Sunar PBT
  10. Le hubiera gustado ayudar a a taberna participando en el karaoke que Sagitas organizaba, pero le avergonzaba estar en publico y, más sabiendo que lo más probable no cantaba bien. Jamás lo había intentado, bueno sólo a sus mascotas les cantada y componía una canción, aunque no era lo mismo. Xell decía que los elfos cantaban mal, pero Sagitas lo desmentía en realidad, Kirara no tenía ni la menor idea, pero sería muy tierno ver un grupo de esas criaturas. Matt decía que tampoco sabía cantar, ni bailar aunque se disponía a ayudar a su madre en lo que necesitara. Lo más probable era que vería a sus compañeros del departamento cantando, a Xell porque se lo intercambiarían por una limonada y a su jefe en el ámbito laboral, por un favor. Estaba segura que sería muy interesante, aunque seguía pensando en el grupo de elfos que cantaban en Escocia. Se percató de la presencia de una chica y un chico que entraban a la taberna, y más tarde entraba otra chica. Ellos estaban muy lejos como para ir a establecer una conversación, además de que no los conocía. Un elfo del personal se encargaría de ellos encargándose de sus necesidades. Recordaba la limonada que le habían preparado, ambas tenían un excelente sabor. El comentario de Heliké le había hecho mucha gracia, aunque pobres pájaros si en verdad le sucediera eso. Era terrible, pero no dejaba de ser una simple broma que causaba gracia a más de uno. Se imaginaba como los inefables, empleados del departamento de Misterios, intentaban descubrir sobre la desaparición repentina de las aves. Sin esa clase de criaturas ya nada sería lo mismo, pensaba ella. Observó con atención los carteles que Sagitas tenía en la mano. El diseño de los folletos eran estupendos, según creía y se interesaba en ayudar a pegarlos por alrededor de la taberna y el exterior. - Oh, son muy bonitos, pero el primero llama más la atención ¿Puedo ayudar a repartir? -preguntó la castaña. Si no se animaba a ayudar participando en el karaoke, al menos se sentiría mejor ayudando de otra manera.
  11. La veterinaria se encargaría de revisar a Tequila y, esperaba que los resultados salieran bien. Se giró en el momento en que escuchó que entraba alguien en e lugar, era Perenela con su lobo Safir. Era muy parecido a Fenrir, sólo que tenía otro aura. Este parecía que iba a comerse a las personas en cualquier momento, en cambio la mascota de su jefe era muy amigable y movía la cola cada vez que alguien nuevo se acercaba. Se acercó a su compañera mientras admiraba la belleza de Safir. Se había olvidad por completo de la visita a domicilio y sabía que debía disculparse con Nela. Podía notar que había intentado bañar al lobo por su cuenta ya que llevaba un par de marcas en sus brazos, aunque no parecía ser tan grave. — Safir es precioso, Nela ¿No quiere bañarse? —preguntó sabiendo que era algo obvio. Sabía que bañar a un animal de esa características no era igual que bañar a siete globos que no tenían dientes, ni garras. No sería para nada fácil. Miró a Safir con preocupación, tratando de creer que se dejaría bañar. — ¿Lo bañaremos aquí o en tu casa? Siento no ir a tiempo, surgieron inconvenientes —se disculpó recordando que en el local había un centro de baño y con el aroma y la tranquilidad, las criaturas lograban calmarse. — En el negocio existe un centro de lavado donde se puede bañar a las mascotas sin inconvenientes, es algo mágico —comentó ella, procurando que esa técnica sirviera para Safir. — Se parece mucho a Fenrir ¿Qué es de él? —indagó la castaña mientras se dirigía al cuarto de lavado esperando que su compañera la siguiera.
  12. Se acercó a Heliké sin dejar de observar a la pequeña mascota que estaba frente a sus ojos. Era un perro de raza cocker, y muy bonito según creía ella. Jamás se le había ocurrido secuestrar a los animales mientras ellos estaban en la habitación ambiental, sería buena idea. Tequila, la perra de Heliké era preciosa, calculaba que no llegaba ni a los dos años. Escuchó con atención a su compañera, que decía que la perra necesitaba un chequeo con la veterinaria. Todos los veterinarios estaban al tanto de los animales, hasta por ellos podían tener una conexión con una clínica para que trajeran más enfermeros a atenderlos. No se notaba mal la mascota, en realidad estaba más bien de lo que imaginaba pero, agradecía que Heliké la haya llevado. — Tiene un buen estado —comentó la castaña atreviéndose a tocar una oreja de la perrita. Pensaba que Heliké al parecer tenía una gran variedad de animales en su casa, ya que mencionaba a una lechuza que no haya podido llevar ya que se le hacía difícil con dos mascotas en los brazos. — Ojalá no sea nada grave lo de tu lechuza —dijo al final mientras la seguía escuchando. Existía el servicio a domicilio, por supuesto que sí. Atendían animales muggles y mágicos, por eso los veterinarios estaban dispuestos a revisar cada tipo de criaturas. Miró hacia la recepción donde se reunían los veterinarios, en aquel turno sólo se encontraba una de las doctoras, aunque era muy buena, suponía. Le agradaba que Heliké dijera que el local superaba las expectativas. — Gracias, Heliké, tus negocios también, son muy bonitos ¿Cena de empresas? —preguntó. Era la primera vez que escuchaba acerca de una cena de ese tipo y le asustaba un poco al pensar que era un tema serio. Vio como Arya y Groter se retiraban y siguió para hablar con Heliké con más tranquilidad. — Sí, los veterinarios pueden encargarse de tu Aethonan, sólo que la veterinaria en estos momentos está en horas de servicio, revisara a Tequila —dijo volviendo a mirar a la recepción haciendo seña para que se aproximara. Era una mujer con aspecto muy amigable. Se acercó a un pergamino y a una pluma para anotar los datos de la mansión. — Me gustaría que dijeras el nombre de la mansión, en qué dirección se encuentra, el día y la hora de la cita, veré si algún veterinario se encuentra disponible —agregó Kirara teniendo la pluma en su mano preparándose a escribir.
  13. Agarró el osito de peluche de Xell, era muy suave y suponía que sería calentito en invierno. Pensaba en devolvérselo o no, ya que sus ojitos le hipnotizaban muchísimo con lo que sólo pudo apretarlo más fuerte. La rubia se enojaría mucho por robárselo, además que quitar las cosas ajenas por más hermosas que fueran no era apropiado. Luego de que Sagitas le diera un poquito de agua a su cuchi-cuchi y mirar de reojo al osito de Xell se dedicó a mostrarle el perrito. — Oh, toma, Xell, te lo devuelvo — Le entregó el oso de peluche a Xell mientras seguía mirando fascinada el perrito de peluche que estaba ante sus ojos. Era precioso, además Sagitas decía que se movía como perritos de verdad, lamía y ladraba. Claramente quería ese peluche sólo para ella y si había de más animales se los llevaría todos. El catálogo de jarrones le hizo apartar la vista del peluche. — Son muy bonitos todos — Dijo mirándolos con determinación, sí por ella fuera se llevaría todos sin pensarlo antes. — Me gustaría el verde alto del catálogo cuatro — Pidió la castaña, aunque si iba a llevar una variedad de flores necesitaba más jarrones. — No, mejor quiero todos los del catálogo cuatro y el perrito, estoy segura que no me arrepentiré — Después, miró los cactus que estaban en venta. Ninguno, por más que quisieran, era igual que cuchi-cuchi, pero eran preciosos de todas formas. Estudió cada uno de ellos pudiendo ver que llevaban una flor encima de distintos colores. Eligiría el que tenía pinches pequeños y un corazón rosa encima, aquel le llamaba la atención. — Aquel, con corazón rosa grande y cuerpo de botella — Comentó señalando su preferido ante la multitud, pensando en que todos tenía cuerpo de botella. Esperaba que con todo lo que pedía le alcanzasen sus galeones. También pensaba en llevarse el palo borracho al cual Xell le rascaría para que la plantita se pusiera feliz. — Y, ¿El palo borracho se encuentra en venta? —
  14. Kirara pensaba que los elfos que había visto en la entrada quizás se trataban de otro grupo y, no había visto a Galadriel ya que la mirada de aquella elfina llegaba a ser muy reconocible además que la habría saludado al instante si así fuera. Heliké preparaba la limonada de una forma que no podía descubrir ya que, una vez había intentado realizar jugo de naranja de una forma tradicional muggle y, también de manera mágica aunque se le olvidó en el instante. Agradecía la sugerencia de Sagitas quien le decía que en el negocio de Mega Ayudas vendían una receta casera realizada por un elfo experto en dermatología. Debía ser una criatura encantadora al tener tanto conocimiento en su cabeza. Los elfos en sí, sabían más de lo que debía por eso y muchas cosas más, debían tratarlos a todos con mucho honor. El vaso ofrecido era precioso y de un tono cristalino. Heliké también ofrecía su limonada así que en ese momento se dedicaría a probar las dos bebidas y distinguir quién lo había realizado el más delicioso. Ambos lucían un color estupendo, le encantaba la limonada aunque también los limones naturales recién cortados del árbol. Había escuchado que cuando cortaban los frutos de los árboles a ellos no le molestaban para nada, sino que eran una bendición para ellos. Agarró el vaso preparado por Heliké, estaba a punt0o de acercarlo para probarlo, pero al instante Matt entró a la taberna. Sin darse cuenta había estado varias horas en el sitio por lo que era muy de noche. No fue la única de preocuparse por el reloj, sino que Sagitas se puso de pie de repente para informar sobre un karaoke en el sitio. La cantante asesinada el otro día no podía asistir, así que no había función. — Oh, no, cantar no es lo mío ¿Los elfinos suelen cantar también? — Preguntó la castaña al imaginarse una docena de elfos cantantes, sin dudas sería una gran ternura para ella. Sin pensarlo dejó el vaso sobre la barra para probar el otro, y así comprobar cual tenía mejor sabor, aunque no expresaría su respuesta en alto.
  15. Agarró la carta de su amiga que estaba sobre la mesa de la veterinaria mientras escuchaba voces provenientes de la recepción. Una de ellas era su compañero Groter quién decía que el negocio le había quedado muy lindo y, eso lo sabía ya que suponía que los animalitos merecían la mejor atención. En ningún momento había visto a su elfina por el lugar, por lo que le preocupaba mucho su paradero. En un momento, sintió la voz de una recién llegada que reconoció al instantes, se trataba de Helen, la otra propietaria del negocio. No pudo evitar sonreír ya que la joven llegaba en el momento oportuno pensando que ella atendería el negocio mientras se dirigía a completar la primera misión de la veterinaria. Jamás había lavado mal a un animal ya que la táctica muggle era más que efectiva para eliminar la suciedad de sus patas. Próximamente, apareció Arya, quién felicitaba por el hermoso local que había construido hace muy poco. Esperaba que Nela no se molestara si Kirara tardara un poco más en dirigirse a su casa para lavar a Safir. Guardó el sobre en el bolsillo de su túnica pero antes de encaminarse a la entrada escuchó a Heliké quién al rato pudo saber que no venía sola sino que con su cachorra llamada Tequila. Parecía que muchas personas necesitaban de su presencia, así que era mejor ocuparse de cada una con su dedicado tiempo. La perrita era lo más importante en el momento ya que podía estar sufriendo heridas y por algo la había llevado Heliké. Antes de llegar se encontró con la elfina de Helen que, de seguro, quería comenzar con su trabajo en la veterinaria. — Gracias, Groter, es verdad, el lugar es muy bonito. Gracias a ti también, Arya, por las felicitaciones —Comenzó a agradecer la castaña sin saber si la pelirroja se retiró. Quizás ella tenía otras cosas en las cuales ocuparse. — ¡Helen! Qué gusto verte. Vi a Irri hace un rato. Espero que seas bienvenida a nuestro negocio — Comentó Kirara feliz al ver a su compañera. — ¡Heliké! ¿Qué le ha pasado a Tequila? ¿Se encuentra bien? — Interrogó curiosa la muchacha mientras veía con mucho interés a la cachorra cocker que le acompañaba. Las veterinarias se encargarían de la perrita de manera satisfactoria y, de eso estaba muy segura.
  16. Se dirigió hacia Sagitas cuando preguntó acerca de su venta. Ya estaba olvidándose del propósito de su visita pero, le comentario le hizo volver a la realidad. No tenía idea de qué plantas podían gustarle a Paú, tal vez ella era alérgica a estas y ni enterada estaba. Las alergias mínimas no solían causar mucho daño en el organismo de una persona, así que suponía que recibiría su regalo de todas maneras. Amaba las rosas y, suponía que existía la posibilidad de que haya heredado los genes de su madre o tal vez no ya que en alguna parte su padre tenía que estar. Lamentablemente Cuchi-Cuchi no estaba a la venta, aunque desconocía si otros cactus lo estaban, no precisamente debía comprar flores sólo para su madre. Había escuchado en alguna parte que las rosas se regalaban en un día del amor o la amistad. — Gracias por las recomendaciones, Sagitas — Agradeció la castaña mirando las distintas flores que había en el lugar. Las rosas amarillas eran preciosas al igual que las rosas y blancas. Se quedaba completamente fascinada al ver el centenar de flores de distintas clases que había en la floristería. Había visitado el sitio en cierta ocasión pero renovaron algunas flores ya que no era la misma temporada que hace tres meses. — ¿Qué es el perrito de Crisantemos Blancos? Me llevaré el ramo de rosas amarillas, blancas y rojas ¿Venden jarrones también? — Preguntó y pidió al escuchar los gritos de Amya desde la trascienda, la cual también indicaba algunas cosas a Xell y a Matt. — ¿Otros cactus se encuentran en venta? — Interrogó nuevamente, pero quería esa clase de planta para ella y no para obsequiar.
  17. Preguntar acerca de los limones había sido la interrogación fuera de lugar y, tal vez haberse presentado hubiera sido la mejor manera de forma de captar presencia, sí era eso lo que ella quería. El olor a limón era completamente encantador, a ella le encantada todo lo que tenía que ver de limón y hasta había plantado una planta de esa fruta sobre su residencia. Los elfinos de la taberna parecían trabajar con suma dedicación en el negocio. En el negocio vendían distintas clases de bebidas y, entre ellas, limonada o limones, según la respuesta de Sagitas. El sitio parecía agradable pero, aún así era un poco oscuro al ser una taberna, o tal vez debía ser su impresión al estar acostumbrada a los lugares llenos de luz. De pronto, se sintió una risa, tras otra, pero supuso que se trataba de algún comentario anterior que habían sacado a la luz minutos antes de su entrada. - Oh, muchas gracias, Heliké. Por cierto, buenos días. Oh, sí, Sagitas, desearía probar una limonada porque el ambiente invernal hace que la piel se reseque y el limón ayuda mucho en estas circunstancias o eso es lo que mi elfina dice pero, sí esta muy frío el cerebro podría congelarse, por eso, de seguro, es mejor tomarlo natural en estas épocas - Comentó la castaña acercándose un poquito más hasta poder llegar a la mesa donde se encontraba el resto de sus compañeros. Al principio tal vez estaba un poco incomoda porque sentía estar interrumpiendo una reunión familiar o algo por el estilo, pero decidió pensar en otras cosas como en el tema de los elfos. Había jurado ver un par de elfos en la entrada aunque no se trataba precisamente de Galadriel y, de seguro eran ajenos al local. - Pude ver a varios elfos rodeando la entrada, tal vez ¿Estarán tomando un descanso? o podrían ser elfinos curiosos por el aroma a limón - Comentó ella, recordando que esas criaturas solían ser bastantes curiosas a la hora de percibir los olores de la naturaleza.
  18. Observó como Phoebe se retiraba el establecimiento sin conocer si Arya aún seguía en la planta baja. Sí estaría con ella, la castaña no la había escuchado. Cerró con cuidado la entrada de la simulación ambiental terrestre para que ningún cliente vuelva a entrar sin permiso. La actitud anterior de la muchacha no le molestó, aunque si volvía a ocurrir mientras una mascotita estuviese dentro sí, se enojaría porque estarían interrumpiendo la privacidad que las criaturas merecían. De seguro anotaría en un pergamino para gastar las siguientes recaudaciones en una buena seguridad para que ningún persona volviera a subir a la planta superior sin supervisión. Se dirigió hacia la escalera y, en el camino pudo ver como una pequeña elfina se transcurría hacia el mostrador para dejar una carta. Para ella no era muy común que la primera semana de inauguración mandaran cartas por gastos. Bajó las escaleras con tranquilidad con al intensión de ir a leer la carta. ¿Sería una invitación o una deuda? No lo sabía aún y moría de curiosidad por saber de quién provenía. Su local había quedado encantador con todas letras, al menos para ella, aunque, de todas maneras aún necesitaba más decoración e iría a una casa decoradora en busca de más muebles que pudiera utilizar para que le ayudase. Se acercó al escritorio con la intensión de leer el sobre prolijo que estaba sobre la mesa. Al tenerlo ya en sus manos podía leer una caligrafía linda y perfecta; se trataba de Nela, su compañera de departamento. Po lo que recordaba ella tenía un lobito, al igual que Matt o era lo que creía. Se encontraba dispuesta en ayudar a su compañera a lavar al lobito aunque, como decía la carta, el canino contenía de muchas manchas difíciles de sacar. - Oh, muchas gracias por traer la carta - Agradeció a la elfina creyendo que la pequeña todavía seguía allí.
  19. El aroma de la tienda era fascinante para ella ya que, era una mezcla de todos los pétalos de las flores. Un ambiente muy natural donde se podía pasar toda una tarde sin quejarse de no tener aire. La primera en percatar su presencia fue Amya quien le explicó que las plantas tenían la libertad de elegir cómo trasladarse. Miró al cactus de Sagitas llamado ¿"cuchi-cuchi"? Era un nombre fantástico, de seguro tenía un gran aprecio por la plantita. - Oh, entiendo - La segunda había sido Xell, a la cual Kirara no había sacado la vista de encima al osito de peluche que tenía en sus brazos. Parecía muy lindo y, ella deseaba tener uno igual algún día. Intentaba no desear tener ese mismo, claro que no, porque de seguro Xell lo quería demasiado o eso era lo que pensaba ya que lo llevó a la floristería. De tan solo pensarlo hubiera traído a su gusamoco para que le hiciera compañía al osito. Escuchó con atención la respuesta de Sagitas. Era muy cierta. Las plantas, en sí, no dejaban de ser criaturas vivientes que respiraban y demás. A ella le encantaba todo tipo de plantas y las flores que ofrecían. Debían tenerle mucho respecto al ser maravillas de la naturaleza, las cuales no le hacían ningún mal a nadie. - Vengo a comprar flores a mi madre, Xell y, de paso a visitarlos, Sagitas - Respondió Sherlyn ante las preguntas que le hacían ante su visita. Todavía no había dejado de mirar con mucha curiosidad al perfecto osito de la muchacha, tanto que parecía más interesada en él que en las plantitas. No creía que Xell fuera a prestárselo ya que si lo hacia estaba segura que era capaz de secuestrarlo e irse corriendo: muy buena idea. - Me gustan las rosas para mi mami pero, ¿Me prestas tu osito, Xell? -
  20. Hola, chicos ¿Qué tal? El patriarca se encuentra un poquito ausente últimamente pero como integrante de la familia me correspondería pasar por acá a ¿aceptarlos? no sé si puedo, la verdad pero, me agradaría mucho que pasaran por la Hacienda Tonks, es muy bonita y agradable -ya @@Sunar PBT nos dirá qué hacer-. Hace poco hubo un caso parecido con Sain pero logramos ubicarla con un trama bastante interesante. Yo los acepto como ahijados a los dos, chicos. Cuando quieran pueden pasarse por allí. Los estaré esperando o/ Besitos @RiikiiSuarez @Nymphadora Tonks Weasley
  21. Visitaría a su madre, por lo tanto necesitaba flores para regalarle. No le gustaba ir a la mansión con las manos vacías después de meses sin verla o mandarle aunque sea una carta de presencia. Debía disculparse por su comportamiento anterior recompensándola con flores y una buena charla que de seguro aclaraban todos sus asuntos; estaba lista para enfrentar esa nueva realidad. Gracias a su licencia reciente pudo aparecer satisfactoriamente sobre el Callejón Diagón para dirigirse a la floristería de las Tres Hermanas, la cual le traía los mejores recuerdos de cuando sacó a pasear a los pequeños globitos parlantes de colores. Al recordarlos una sonrisa se le formó en su rostro mientras examinaba la apariencia de los negocios a su alrededor. No sabía si a su madre le gustaban las flores y, ni qué tipo de ellas le gustaba. Temía mucho en que fuera a desagradarle la presencia de ella en la mansión y peor por llevarle esas flores. Si no le gustaba se las regalaría a alguien que aprecie toda la naturaleza sin importar el daño que podría ocurrir. En ese momento se apenó al sentir que no conocía nada de Paú, era una recién conocida pero, necesitaba ganarse su cariño para que tomara mejor el papel de madre biológica. « ¿Las rosas?» Nadie podía resistirse a esas plantas, ni al aroma de sus pétalos de cualquier color o la tranquilidad que le daba al ver como las blancas se posicionaban formando una fila. Todo eso era pensamiento de ella, aún no había llegado a la tienda tan característica y llena de vida. Deseaba que la floristería tuviera las flores que ella quería comprar aunque, de seguro vendían de todas clases. Al entrar percibió la presencia de dos propietarias de la floristería, también estaba su jefe y Xell, el hijo al igual que a Amya, jamás los había visto fuera de su ámbito laboral. Deseaba no haber interrumpido algo. Había un cactus encima del mostrador, estaba muy quieto como si le faltara algo. — ¿Cómo es que las plantas cobran vida? — Preguntó la castaña adentrándose un poco más a la tienda. Ahora estaría mucho más avergonzada al no haber saludado desde un principio. — Oh, los siento mucho, buenos días —
  22. Al ser el primer día que abrían estaba segura que los visitantes del local se encontrarían sumamente interesados por conocer cada rincón que ofrecían. Helen se demoraba un poco en llegar pero conocía muy bien las responsabilidades que tenía su compañera, por lo tanto no había ningún problema por la tardanza. Todos los clientes estaban siendo atendidos satisfactoriamente pero, le vendría mejor una ayuda de parte del personal. Arya había respondido ante su pregunta diciendo que era hijo de Groter. No podía creer que el pequeño que la pelirroja tenía en brazos era hijo de ellos, ni siquiera eran novios que supiera pero, ya se enteraría bien la situación. Con tan solo pensar se desconcertaba con tan solo pensarlo pero, para ella no era nada desagradable. Existía la posibilidad que se amaran en secreto. « ¿Quién supiera?» No era quién para juzgar a nadie. Dejando de mirar a la pelirroja con el bebé dio media vuelta para encaminarse a la planta superior. Suponía Arya se demoraría un poco en encaminar ya que tenía al bebé en brazos aunque, por lo que había escuchado se lo entregó al padre para que lo tuviera en brazos. Por su parte, ella jamás había pensado en tener un hijo, sí en una familia pero, no estaba preparada para esas decisiones a su edad. — Oh, por supuesto que te esperamos — Avisó la castaña deteniéndose esperando a que sus clientes se dirigieran junto a ella a conocer las simulaciones. Estaba segura que les encantaría a todos y, en especial a los animales ya que disfrutarían de un ambiente tranquilo. Era un sitio con una extrema seguridad por eso, las personas tenían prohibido el paso cuando la zona cuando el animal el sitio se reservaba. — Existen tres simulaciones ¿Cuál prefieren? Actualmente en las terrestres se pueden ver animales salvajes rodeando la zona. No hay que adentrarse mucho, por eso aconsejamos caminar con mucho cuidado… también la escalera ya que el sonido puede espantar a nuestros animales — Pidió la castaña, antes de subir por la escalera esperó a que las chicas —y, quizás Groter y Brandon— la siguieran. Estaba emocionada por mostrar por primera vez el hermoso lugar reservado para animales. Sonrió esperando a que ambas muchachas le dieran al menos una señal para ya proceder con su paso. La escalera ubicada delante de la zona de golosinas era circular peor, sin darse cuenta Phoebe ya se había adelantado. ¿Cuándo que no se había dado cuenta, se apuró en subir las escaleras y notó a la muchacha en la primera puerta. Claro, no estaba asegurada al no tener ningún animal de un cliente dentro. No importaba, tampoco la regañaría ya que cualquiera tendría la curiosidad por conocer aquellos terrenos de la tienda. — Me alegro que te haya gustado, Phoebe. Puedes venir cuando quieras y traer animales ¿de la calle? Pedirle prestado alguno a tu familia para traerlos. Espero verte pronto — Aconsejó.
  23. Frunció el ceño al sentir que la puerta se abría con mucha brusquedad —o al menos así lo había sentido ella— pero, su rostro se desarmo cuando se dio cuenta que era Arya con un bebé en sus brazos. « ¿Sería su hermanito o sobrino?» Se preguntó ella. Jamás se había enterado que su compañera había tenido un bebé, por supuesto que no podía ser posible. La muchacha saludó a todo el local y se acercó hacia ella. Estaba interrumpiendo y, lo sabía, por lo tanto no hacía falta responder ante su pregunta. Parecía que la joven no conocía a Phoebe pero, pensaba que la muchacha sería nueva en el mundo mágico. Debería conocer muchos lugares antes de adaptarse por completo a esa sociedad pero, estaba dispuesta a ayudarla en lo que fuera. La pelirroja felicitó a Sherlyn por haber abierto un local tan hermoso, por lo que hizo sentirse más agradecida a quienes les ofrecieron ese espacio para el local. Sintió como Arya de pronto la abrazó como forma de saludo, sin embargo desde el primer momento en que conoció a la muchacha sabía que podía ser muy dulce en ocasiones. Era verdad, el bebé tenía la carita muy tierna, además que se veía realmente un angelito junto a la manta azul que le había preparado su compañera. — Claro, Arya. Es muy precioso… ¿Es tu hermanito? — Decidió preguntar la castaña para despejar sus dudas ya que tenía un aire bastante notorio a su amiga. No podía creer que su amiga había tenido un bebé, en ningún momento la había notado embarazada peor, podía ser también que lo hubieran adoptado. A veces, las personas adoptadas se adaptaban a los gestos de sus padres. Sí fuera así, decidiría ya no preguntarle ninguna cosa más a su amiga. — Por supuesto, Phoebe. La zona de ambientación se encuentra en la planta superior ¿Alguien más quiere venir? — Preguntó ella hablando en general por si alguien quería pasar. No pasaría nada malo por que quisieran unirse a la excursión. En las zonas de ambientaciones se podía ver de lejos a los animales salvajes pero no cruzar aquel limite ya que podía ser peligroso. Había muchísimas cosas que ofrecer en aquella tienda, recordaba las golosinas para animales, los artículos, rascadores para gatitos, etcétera. Tal vez, lo mejor era realizar un folleto para que se guíen mejor.
  24. Kirara solía detraerse de cualquier cosa por esa razón había dejado que su compañero de la academia, Vladimir, tomara el café tranquilo y luego de le preguntaría si necesitaba alguna otra cosa más. Observó cómo tres personas nuevas entraban al local, una de ellas llevaba una serpiente detrás de su espalda. Sus ojos brillaron al verla, al parecer era una bonita criatura en manos de su ama. Eso sí era amor. Ahora tenía ganas de tener una criatura como esa. Conocía a la última persona que había entrado. Se trataba de su amigo y compañero de bando, Groter. Antes de su amigo entró una muchacha que nunca antes había visto en su vida. Ella estaba preguntando acerca de la vente de animales en el local y eso le provocó cierta curiosidad ya que sabía que ellos podrían confundirse de lugar a la hora de llegar hasta allí. — ¡Bienvenidos!— Saludó la castaña acercándose hacia ellos para ofrecerle su ayuda. Esperaba que su presencia les fuera de buena ayuda y no terminara molestándolos. Quería responder la pregunta de la chica pero no sabía cómo formularla. La miró una vez más mientras creía que lo mejor era recomendarle un buen sitio donde poder comprar sus mascotitas de buena calidad y con seguridad. Se giró hacia Phoebe para hablar: — Mi nombres es Kirara, soy propietaria de este local espero que tengas una linda estadía. Aunque creo que a Groter ya lo conozco — Dijo la castaña haciendo referencia al muchacho que entró después de ella. Había carteles de animales encima de la recepción y algunos se movían pareciendo reales, de seguro ella se había confundido con criaturas de verdad. Había un perrito animado que se mantenía siempre en el mismo lugar sacando la lengua y parándose en dos patas. — Lo siento mucho, en serio. Aquí no comerciamos animales pero, en Magic Mall se pueden encargar — Informó Sherlyn. Era un local nuevo que todavía no tenía la autorización de vender mascotas por lo tanto, había que esperar. Se sentía apenada por no poder ayudar a la chica a conseguirle un animalito pero, luego recordó algo que de seguro a ella le encantaría y, se refería a las zonas ambientales donde siempre solían aparecer animales salvajes de la nada. — ¿Les gustaría ver las zonas de simulación ambiental? —
  25. Acomodó su nueva túnica para que la protegiera con más satisfacción y así el frío no entraba. Lo que más quería era evitar que le cogiera algún resfriado de manera imprevista. La cálida iluminación del sol hacia que se sintiera más cómoda, hacia horas que estaba caminando y pronto ya no sentiría más frío. Traer a Blondie un día como aquel hubiera sido una buena idea pero, la elfina estaba muy enojada con ella esos días. Sintió un aroma muy fuerte a limón. Por supuesto que no le molestaba, por una extraña razón le encantaba el limón también había saboreado muchas veces el jugo de este. Le llamó muchísimo la atención aquel pequeño negocio de madera. Por el anuncio sobre la puerta se dio cuenta que se trataba de una taberna. En las tabernas bebían alcohol pero, con el olor a limón se le hizo irresistible entrar. Al entrar al lugar podía saber que se trataba de uno con cierta cantidad de antigüedad. Era muy bonito, los elfinos que trabajaban como empleados o asistentes recibían a los clientes y limpiaban el ambiente para que se mantuviera reluciente como quizás solía estar. Ellos eran criaturas muy trabajadoras y por supuesto que les daría una propina por el trabajo que realizaban. — Xell ¿Aquí venden limones? — Preguntó al percatarse de la presencia de varias personas muy conocidas, así como Heliké y su jefe en la tercera planta del ministerio. Quizás, era un negocio familiar y ella se había metido por equivocación para preguntar si vendían limones. No podía estar más nerviosa que en aquella ocasión, no sabía qué hacer tal vez regresaría otro día pero irse corriendo sabía que no era una buena opción.

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