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Sherlyn Stark

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Todo lo publicado por Sherlyn Stark

  1. http://i.imgur.com/gVL1Gmh.gif Volvió a mirar y a prestarle atención a las palabras de su jefe, al parecer para él también era una buena idea ir a ver cómo estaban siendo atendidos los muggles. Desconocía por completo si llegaron todos, y se arrepentía de no haberlos contados, pero tal vez Sean, Perenela y Hayame tenían esa cuenta, por lo que no debía preocuparse. Dio media vuelta para encaminarse hacia la planta baja. Deseaba que esas personas aún estuviesen en ese lugar o al menos las enfermeras, ya que podía interrogarlas. Siempre había pensado que los objetos oscuros eran más peligrosos de lo que se imaginaba, y supo que estaba en lo cierto al escuchar el relato de su jefe. Menos mal que no había estado presente, ya que escenas como aquella no eran de su agrado. No le haría nada bien ser testigo de semejante momento, por suerte había salido a los jardines en esos instantes, pero por una parte hubiera podido hacer lo necesario para detener al objeto maligno. No entendía por qué Matt lo tomaba con mucha tranquilidad, sabiendo que era un tema muy serio. —Debió haber sido terrible, Matt —comentó sorprendida y preocupada por lo que escuchaba. Seguían descendiendo hasta la planta baja—, ¿pero no pudieron hacer nada para detenerla? —añadió con una pregunta. Imaginaba que la respuesta era afirmativa, ya que de lo contrario no lo hubieran encontrado en ese lugar sino que le dieran asistencia de urgencia. — Es muy lindo de parte de Heliké que te haya sanado —mencionó, suponiendo que la nueva jefa de desmemorizadores lo había hecho. — ¿Qué hicieron con la daga? —decidió finalizar sus preguntas con ésta última.
  2. http://i.imgur.com/gVL1Gmh.gif No pasaron ni dos minutos para que dejara de estar molesta con Amya, ya que al fin de cuentas consideraba que no era mala su intención y prefería dejarlo pasar. Observaba el pasillo en donde se podían ver a las enfermeras ir y venir en distintas velocidades. Se preguntaba si su jefe la dejaría ir a ver a los muggles que estaban en la planta baja, suponía que sí, ya que no habría por qué oponerse. Sintió los pasos detrás, así que se giró para preguntarle. — Matt… —comentó, pero este estaba a unos metros queriendo saber qué le había pasado a la nariz de su respectivo tío—. ¡Matt! —volvió a nombrar caminando hacia él para poder hablar mejor. Esperaba que le diera permiso para ver a los muggles que habían llegado, ya que de lo contrario tendría que esperar unos minutos más y no podía, no sabía en qué podía ayudar allí. — Quiero ir a supervisar a los muggles que están en la planta baja, a ver si llegaron bien —dijo, y miró al final del pasillo donde próximamente se dirigiría si su jefe le permitía. Sería un alivio saber que habían sido atendidos de una manera correspondiente al menos ella estaría muy feliz al tener ese conocimiento sobre el tema. Tal vez por la intranquilidad que comenzaba a sentir le había parecido que el tiempo transcurría con velocidad—. ¿Puedo? — ¿Qué te sucedió? —preguntó ya que ese detalle se le había pasado por completo. Por alguna razón él y Heliké tendría que estar en la clínica en esos momentos y era algo que no había pensado antes. Tenía la hipotesís de que quizás sólo fue a hacerse un chequeo y no pasaba nada grave de lo contrario no quería saberlo.
  3. http://i.imgur.com/gVL1Gmh.gif Es que sí, sí Amya seguía riéndose alocadamente lo más probable era que el otro chico explotara y terminaba matándoles a todos. Esperaba que la paciencia se apoderara de él y, así, no terminaba con la vida de ninguno de los presentes. Miró a su alrededor, sin percatarse que su comentario le había asombrado a su compañero. Había un mar de gente, y recién en ese instante se daba cuenta. Se preguntaba si los muggles que habían llegado serían ellos, tenían una venda verde sobre el brazo y creía que podrían ser los que estaban en buen estado. Miró con determinación a una mujer adulta que miraba con ojos bien abiertos, y aquello le resolvió la duda por completo, no eran magos. También, había enfermeras cerca, pero antes de atreverse a hablar con alguna de ellas, sintió que Amya le tomó de la mano y la llevó hacia uno de los box siguiendo al desmemorizador. Era mejor no quejarse, ya que creía que podía ser efectivo, y así no se perdía ante la multitud. Escuchó una voz muy conocida entre los murmullos, era la de Sagitas, o eso se imaginó al no tener la oportunidad de mirar para verificar. — No tan fuerte, Amya, que duele —advirtió al darse cuenta que la jefa de Revensiones le apretó su mano con más fuerza., aunque consideraba que era para que no se perdiese. Desconocía para qué quería llevarla con ella, sí tal vez su presencia sería más oportuna en la entrada que en el box, o eso creyó al encontrar a su jefe en una situación un poco comprometida. Se preguntaba por qué estaría ahí. Existían cosas en la vida que prefería no verlas, giró su cabeza y se alivió que Amya la hubiese soltado, pero duró poco ya que próximamente le agarró y la llevó fuera, cosa que lo agradeció; pero le molestó que no pidiera su permiso. — Amya, ya —se quejó por la acción de la adleriana—, no lo vuelvas a hacer —advirtió, dándose cuenta que la jefa se escabullía por los pasillos. Por lo visto los muggles habían sido atendidos adecuadamente en la clínica, pero para sacarse la duda, se lo preguntaría a alguna de las enfermeras o a alguien a cargo y que fuese del personal. Observó su entorno, pero no veía a nadie.
  4. Parecía estar agobiando a la elfina con tantas preguntas, pero no era su intención; sólo había veces en las que necesitaba sacarse la cantidad posible de dudas. Escuchó con mucha atención sus respuestas, pudiendo escuchar que aún no tenían folletos de guía y, por supuesto que no importaba ya que confiaba que la pequeña lo haría personalmente y de forma estupenda, como una buena recepcionista. Volvió a leer el cartel que estaba sobre la ventanilla, el que indicaba sobre la falta de personal del establecimiento y, por esa razón Bolinda le comentaba que no había clases comenzadas. Era interesante saber cómo era el funcionamiento de las clases y demás, aunque todavía no estaba segura de inscribirse a alguna. Aun así, no dejaba de ser una excelente oportunidad para quién le gustaría profesionalizarse en aquel ámbito, además que era genial que el diploma fuese valido en ambos mundos. Era una lástima que aún no hubiera espectáculos para ver. Dirigió su vista nuevamente a la elfina y se acercó un poquito más a la ventanilla para poder escuchar el supuesto “secreto” que le diría. No se le había ocurrido en ningún momento que fuese una fiesta de inauguración, pero sonaba estupendo, y haría lo posible para ayudar a la amable elfina. Aunque, «Adrián», había escuchado ese nombre en más de una oportunidad ese día. Era inimaginable y patético creer que todos los que tenían ese nombre eran asesinos de seres inocentes. No deseaba que la recepcionista se fuese, ya que desde que ingresó le pareció era una presencia agradable dentro del negocio. Resultaría inoportuno decirle que no se fuera, porque lo más probable era que tuviese cosas para hacer. Se separó unos centímetros de la ventanilla y se dio la vuelta mirando la parte central de la encantadora entrada que estaría abierta para salvar su vida, o al menos eso pensó al escuchar la voz del propietario. ¿Cuánto minutos le quedaban? Tenía su varita ante cualquier percance. Estaba siendo paranoica, y sobre todo estaba juzgando mal, pero no dejaba de tener buenas razones. No le importó no mirarlo y negó con la cabeza, ya que no necesitaba su ayuda, sí ya había tenido la de Bolinda anteriormente. Por otra parte, no quería que él pensara que le temía., además que conocer la azotea sería una excelente idea. — ¿De verdad? —preguntó con cierto tono irónico en su voz—, sería fantástico conocer la azotea —comentó, esta vez resignándose a observar a su compañero de departamento. ~ OFF: ¿Cuándo va admitir tu personaje que muere por mi Kirara?(?)
  5. http://i.imgur.com/gVL1Gmh.gif Era una hermosa clínica, no muy diferente a San Mungo, pero no dejaba de tener características particulares. Por lo que tenía entendido era una clínica privada que, la utilizaban para emergencias, y por diversas causas. Se interesó, más que nada, en los muggles que habían ingresado recientemente, sí es que aún no se habían retirado. Desconocía si Sean les había borrado la memoria, esperaba que sí, ya que de lo contrario no podrían irse a vivir una vida normal. Sentía un fuerte e inaguantable olor a antiséptico, y podría deberse por ser la primera vez en visitar el lugar, ya que los demás no se percataron. Le encantaba ver la decoración de los sitios, e intentaría distraerse observando la hermosa entrada de cristal opaco, dejando que se adelanten. Recordó la preocupación que sentía por los pobres muggles que habían llegado días atrás. Al darse la vuelta, no veía ninguna enfermera cerca, así que lo más apropiado era preguntar a la recepcionista. Se acercó a sus compañeros de departamento que, ya estaban delante de la señorita que se encargaba de la recepción, y se sobresaltó al escuchar la terrible risa de la jefa de Revensiones. En realidad, no existía persona en el mundo que no la haya escuchado semejante risotada. — Amya —nombró la castaña, sin todavía percatarse a qué se debía el acto, pero al observar a su compañero se borraron todas sus dudas—, pobre señor, no es bonito reírse de sus desgracias —comentó, aunque por un lado creía que se lo merecía por tratar de matar a las mascotas del departamento.
  6. — Muchas gracias, preciosa —dijo, al escuchar la melodiosa voz de la elfina que estaba detrás del mostrador condujo, inmediatamente, su atención hacia ella. Al parecer, poseía el oficio de recepcionista y se encargaba de recibir a los clientes. La observó unos instantes quedándose muda por no saber qué responder, ya que aún no se había decidido en qué era lo que quería realizar, tal vez la pequeña tenía algún folleto que pudiese ser de buena ayuda para orientarle—. Disculpe las molestias —se disculpó, luego de dejar pasar un minuto. — Veras, me agrada la idea de ver alguna obra de teatro —respondió, poniéndole más importancia a ese tema, ya que era más interesante que ver una película en el cine, en opinión propia—, pero no sé qué días las exhiben —agregó, esperando que la pequeña le respondiera aquella duda. Por otra parte, tenía intriga de saber qué otras actividades se ejercían, porque aprender a tocar un instrumento también sonaba excelente; pero aquello se lo preguntaría después, cuando estuviese más segura. — ¿Tiene algún folleto del negocio? —preguntó. Creía que sería de muy buena ayuda, de esa manera ahorraría hacerle interrogatorio a la hermosa criatura. Creía que el folleto combinaría con la estética del lugar, por lo que era imposible olvidar de leerlo mientras estuviera fuera del establecimiento y pasaran días de haberlo visitado—. Sería encantador tener un folleto del negocio —mencionó, desviando su vista para admirar el resto de su alrededor. — ¿Se puede asistir de expectante a alguna clase? —volvió a cuestionar. Ya eran bastantes preguntas, tal vez la elfina se estaba agobiando de ella—. Siento mucho preguntar tanto —lamentó, volviendo a mirar a la recepcionista.
  7. Se sentía hipnotizada con el hermoso color de las paredes del local, por lo que no se percató de la llegada de un mortífago. Claro que no los temía, ella tenía su varita, por lo que podía defenderse sin problemas. No le gustó para nada el atrevimiento que tuvo en su presencia, qué falta de humanidad, sólo merecía que lo ignorara, pero al estar agrediéndola verbalmente. No le gusta el tono en el que hablaba, pero se debía a las ideologías que tenía el sujeto. No, ella no quería un tatuaje, sólo necesitaba que la dejaran en paz. Tenía ganas de reír, ya que el mago no sabía ni lo más mínimo sobre su historia, ni siquiera tenía conocimiento de su familia, qué pobre por él, hablar sin antes pensar. La buja frunció el ceño y no tardó en sacar la varita para utilizarla en defensa propia. Esas personas necesitaban estar en el lugar correspondiente, por su mala educación. De pronto, sintió la llegada de otras dos personas, compañeras del mismo. — Avis —exclamó Kirara dirigiéndose a la bruja, Valkirya, que estaba atacándole con un Sectusempra. De la varita de la castaña saldrían doce aves que evitaría que el hechizo hiciera efecto sobre ella. — Episkey —susurró, para curarse de las heridas provocadas por el absorvere mandado también por la bruja Valkirya.
  8. Transcurrieron unas horas desde su llegada al Callejón Diagón, aún no había podido escoger un local que le llamara la atención, a pesar que todos tenían un maravilloso aspecto. Necesitaba algo nuevo, que pudiese cambiar un poco su rutina cotidiana, pero con eso no insinuaba que otros negocios fuesen iguales, todos tenían un toque maravilloso puesto por el dueño. Pasó su mano por su frente para secar algunas gotas que caían producto al sofocante calor veraniego. A esas alturas necesitaba un refresco y, claro, en vez de un restaurante en frente suyo tenía un local llamado “Ink Master” según por las prolijas letras del cartel. Al verlo se olvidó completamente de su sed. Estaba fascinada al ver un establecimiento tales características, ya que su estructura era muy bella, pero su apariencia no llamaba mucho la atención; tal vez por eso no recordaba haberlo visto antes. Le daba curiosidad saber de qué se trataba y a quién pertenecía, pero lo sabría si se acercaba más al mismo. Sus vidrieras eran amplias y relucientes, parecía ser un sitio nuevo por la magia que se sentía desde el exterior. No dudo en abrir la puerta para conocer cómo era la parte de adentro. Ella podía percibir que en los aspectos de la mayoría de los locales, existía cierto color proveniente de los dueños. — Buenos días —saludó, pudiendo apreciar la hermosa tonalidad purpura, « ¿o era violeta oscuro?» Le era complicado descifrarlo, sobre ellas había cuadros con certificados y trofeos, que desde donde estaba, no podía leer con claridad qué decía sobre él. Cuando terminó de observar el lugar, dirigió una vista sobre Adryanie y Hank, quienes estaban allí. Ya no era necesario preguntar de qué trabajaban, ya que las tintas y agujas hablan por sí mismas: un centro de tatuajes. Jamás imaginó estar en un sitio similar al no ser lo suyo.
  9. Qué bueno que te gustó o/ Jajaj Sos estupenda, Pando *-* , por supuesto, vamos a cuidar muy bien a las mascotas de la Evans McGonagall y la Stark, o cualquier otra mascota que vaya a refugiarse en Aethonan's xD Bueno, vine a decir que ya actualicé la primera página del negocio con tus datos, ahora los del concilio pasarán, me imagino. Te esperamos allá, Pando *-* Estoy segura que te vas a divertir. :3 ¡Besitos!
  10. Aunque hiciera memoria, no recordaba haber visto aquel objeto sobre el mostrador. Un tema muy extraño, según creía, pero se solucionaría tan pronto como era posible. Pensaba que si lo llevaba al departamento podrían encontrarle el desperfecto, aunque debían tener mucho cuidado para intentar que este no sonara. Negó con la cabeza ante la pregunta de Seba y, en ninguna conversación debía faltar una respuesta con palabras, así que contestó: — Jamás lo había visto en mi vida —. Se acercó a él, y lo depositó sobre su palma con mucho cuidado. Verificaba si en él había algún símbolo que pudiera servir de pista. Era una lástima que su compañera se perdiera tras escuchar el sonido, pero creía que no tardaría mucho en llegar, en cuanto terminara el efecto aparecería. Seba le comentó que muchos dueños de los negocios ya había vivido una situación similar. Era un hecho que se escuchaba terrible, pero intentarían descifrarlo. — No le encuentro ningún rasgo extraño. Parece ser una campanilla común y corriente, pero hay cierta magia oscura en ella —contestó, resignándose, no podría conocer el propósito por el cual dejaron semejante artefacto peligroso sobre su mesa. ¿Qué propósito podrían tener? Pronto se sacaría aquella duda, ahora lo importante es tranquilizar a Irri. Miró a su alrededor, notando que no muy lejos estaba Adri con su serpiente, estaba siendo atendida por uno de los asistentes, y alguien acababa de entrar junto a una hermosa pantera. De ninguna manera volvería a dejar aquel artefacto sobre el mostrador, era peligroso para la sociedad mágica. — Lo dejaré aquí, pronto sabremos quién provoca este asunto —dijo mirando a Irri que seguía con su rostro preocupado. Y cómo para no estarlo. — Tal vez podamos hablar con las personas que fueron testigo de las mismas situaciones, así comparan escenas —informó, caminando hasta detrás del mostrador y dejándolo dentro de uno de los cajones, no para restarle atención, sino para que nadie lo toque. — Toma una “Paleta para Elfos”, Irri —le obsequió Kirara a la criatura. — ¿Sabe qué otros negocios tuvieron el mismo percance? —preguntó a Seba. No podía negar no sentir aprecio por la pantera que estaba en frente suyo, que de aquella distancia, podía verla muy bien. Uno de sus empleados se encargaría de atender al recién llegado, que según escuchaba, necesitaba consejos sobre los cuidados de panteras. Había folletos para los cuidados de cada animal, esperaba que el asistente lo tuviera en cuenta. Wilmor Stiler ~ Asistente. La serpiente estaba creciendo bien, sino fuera por ese terrible cambio de temperatura que se había determinado. Sentía la preocupación en el rostro de la joven, pero no debía preocuparse. Él creía que tenía bastante conocimiento para saber diagnosticar el estado de una mascota, ya fuera muggle. — ¿Cómo es el terreno donde tiene su “espacio”? —preguntó con interés. A veces su temperatura corporal dependía del habitad donde vivía. — Recomiendo que le des un baño de agua tibia, estoy seguro que le gustará mucho —dijo. No era experto para afirmarle que no era nada grave, pero conocía lo suficiente. La veterinaria no tardaría en desocuparse y, sí era un caso muy grave, se dirigiría hacia ellos para verificar la situación. — ¿Qué tamaño tenía el ratón? —interrogó, marcando en la libreta sus apuntes para después mostrárselo a la veterinaria. Era normal que las serpientes tuvieran ese tipo de situación, de no querer comer sus presas, pero de a poco se solucionaba. Tal vez el ratón era grande para la serpiente y necesitaban que fuera más pequeño. — ¿Y en qué condiciones estaba su presa anterior? —volvió a preguntar, refiriéndose a las temperaturas o las horas en la que vivía. Era un riesgo que la mascota no fuese quién había matado al animal. Steve Willor ~ Asistente — Buenos días —saludó al recién llegado. Podía percatarse una pantera, al parecer de unos pocos meses, junto a él. El joven necesitaba saber sobre los cuidados que necesitaban esa clase de criaturas, por lo que inmediatamente recordó lo que las propietarias del local habían informado sobre los folletos. Cuando terminara la visita se lo daría para que lo tuviese en cuenta. Escuchó con atención lo que el cliente le decía. Debía tener mucho cuidado con criaturas de esas características, ya que solían comer animales domésticos. — Déjame ver —pidió el asistente mirando con atención las características que la criatura poseía. No era peligroso, aun, pero debían amaestrarlo cuanto antes. — El cuidado es similar al de los lobos, debes dejarlo en un ambiente amplio, y tratar de avisarle si hizo algo mal —respondió ante la consulta de Jeremy. — Es pequeño, pero ya no depende de su madre, por lo tanto puede comenzar a comer roedores e intenta que conviva con tus animales domésticos, así ya sabe que no tiene que comérselos. Esa diferencia que debe aprender es importantísima —Respondió, seguro con lo que decía. — Aquí vendemos alimentos y golosinas para panteras —recordó, estaba casi seguro que aquel día había llegado el paquete que correspondían a la alimentación de estas criaturas. Shogusha era un nombre interesante por su significado, sí Kirara lo hubiera escuchado quedaría fascinada. — Las vacunas se las inyecta nuestra veterinaria, que en este instante está ocupada —le respondió el asistente. — Pero, puedes sacar turno —dijo mostrándole la libreta de reservas. — También tenemos juguetes que puede gustarle a su mascota —.
  11. Antes de escuchar la respuesta de Cye, se distrajo con los gritos de la elfina de Helen. Le preocupaba que la pequeña estuviese tan alterada, deseaba que mantuviera la calma sea cual fuese el asunto. Antes que nada, debía permanecer ella también tranquila. Se dio vuelta para encontrarse con la criatura, dándose cuenta que alguien ya lo estaba haciendo, estaría atenta por lo que la pequeña contara. — ¿Qué sucede? —sólo consiguió susurrar, con preocupación ante las exclamaciones de Irri. Ella fue directa al contestarle a Seba que su ama había desaparecido. Era muy imposible, ya que Helen entró al local, no hacia una hora que la había visto. Se acercó un poco más hacia donde estaban conversando. Irri afirmaba haberla visto en el local, pero de la nada desapareció. — Por favor, Irri., ¿estabas presente cuando ella desapareció? —preguntó la castaña, siguiéndola hacia el mostrador. Seba también estaba haciéndole diversas preguntas acerca del tema. Miró con atención la campanilla que les mostraba. Y cómo no llamarle la atención los objetos con magia oscura, si de eso trabajaba. En ese momento, no estaba en horas de trabajo, pero presentía que había algo maligno en el artícu.lo. No recordaba haber visto nunca, tal vez Helen la acababa de comprar. — No recuerdo haber visto antes la campanilla —respondió la pregunta que le habían hecho a Irri. Tal vez la pequeña podría sacarles la duda sobre si su ama acababa de comprar la campanilla o ya estaba desde antes. — Permíteme tocarla —pidió, no era peligroso ya que tenía los guantes de piel de dragón puestos, y gracias a ellos bloqueaba la magia oscura.
  12. ¡Hola! o/ ¿Qué tal? *-* Ains, no creí poder escribir esto, pero algunas veces hay que hacer algunas reformas en la vida foril. Voy a ser directa: pido baja en la familia. Tampoco creo que se sienta mucho mi ausencia, ya que casi no entraba :c ¿Puedo quedar como amiga de la familia? Sería genial para mí serlo, así puedo visitarlos con más frecuencia. Pido disculpas a Paú :c Yo la quiero mucho, y para Kirara siempre será su madre de corazón *-* No pido que sea la madrina, sólo que podamos seguir con el trama hasta "aclarar" que Kirara no es hija tuya. T.T Suena tan cruel escribirlo. Sólo eso, les tengo mucho aprecio a todos, aunque no hayamos roleado mucho. u.u Me voy a seguir pasando para "recompensarles" por haberle dado hogar a mi Kirara. xD ¡Saludos! ^^
  13. No comparaba con nada al ambiente matutino en verano. Era una situación que no tenía precio alguno, más por la tranquilidad que se podía sentir, por no percatarse de la presencia de alguna persona alrededor. Mientras su varita estuviera en su poder, podría decirse que se encontraba protegida. Aquello le preocuparía más si su elfina, Blondie, estuviese cerca de ella. Ese día libre lo utilizaría con el propósito de puntualizar algunos negocios del Callejón Diagón, y así otro día podría pasear en paz junto a su Micropuff, luego de lo sucedido con su gusamoco y el local de su amiga, había decidido conocer el negocio antes de llevarlos. Se le dificultaba la decisión de escoger los negocios, porque para ella todos merecían la visita de clientes. Se detuvo al ver un negocio que le llamó la atención. Podía verse muy destacado con sus tres pisos, a comparación con los que estaban a su lado. Por lo que decía el anuncio, el local se trababa de un teatro, y prometía otras actividades del ámbito artístico. Su aspecto era agradable, lo cual sumó puntos en el momento en que eligió adentrarse a su interior. Tenía un hermoso Hall. Su decoración era magnifica e indiscutible al estar bajo la propiedad, como pudo leer, de Cye. Ya había visto otros trabajos de ella, como la adornación de la mansión Lockhart, o de otros negocios que le pertenecían. Era un sitio como pocos, ya que en él podía sentir el aire mágico que corría a su alrededor. Se encaminó a la recepción en busca de más información de las actividades que brindaban. Los teatros le daban un bonito recuerdo, ya que sobre aquello se trataba el primer negocio que visitó en el Callejón Diagón. Podía pensar que también era una escuela, pero en ella podían admirarse funciones. Desconocía si en "Ars & Vita" daban funciones. Era algo que preguntaría al llegar al mostrador, donde quizás algunos elfos que eran parte del personal, contestarían sus dudas. Viendo el cartel de información, tenía la oportunidad de tomar alguna clase con algún instrumento. Desde siempre le habían gustado los instrumentos, pero pocas veces fue al foco del tema. — Buenos días —saludó la castaña al personal que creía que estaría detrás del mostrador. Reconocía que era falta de educación hablar sin mirar al receptor, pero el juicio era diferente si en ese instante, ella se entretuvo leyendo el cartel sobre la necesidad de personal.
  14. Se sentía feliz porque al lobo Safir le gustara la sala de lavados. Era una criatura que perecía muy bonita, y a la vez peligrosa. En el fondo sabía que al estar criado por Perenela, el animalito tendría un corazón muy enorme, el cual contenía mucho cariño por dar. Las garras eran un lugar muy difícil de lavar, pero el ambiente estaba hechizada para que el animalito se tranquilizara. — Quédate aquí un momento, Nela. Yo iré a ver si algún cliente necesita ayuda —comentó la castaña saliendo de aquella sala a dirección a la parte principal. Esperaba que todo estuviese bajo control, hacia uno minutos que no escuchaba nada, ya que estaba lejos de la zona. Los veterinarios se engarrarían de todo. Al llegar, observó omo la chica de la serpiente seguía por allí, al igual que Heliké con su perrita. Ya estaban atendidos, por lo tanto no debía intervenir. La elfina de Helen estaba junto a una muhacha pelirroja que se le hacia muy conocida. Estaba segura que la habia visto antes. Al momento también llegaba una nueva cliente, Cye. A ella si había reconocido fácilmente. Era una mujer encantadora, y por eso se apresuraría a atenderla para conocer que era lo que necesitaba. Su compañera de oficina parecía estar buscándola, y cómo no sí fue ella quién la invitó a la veterinaria. — ¡Bienvenidas! — — Siento mucho haberte hecho esperar, Hayame —se disculpo la castaña, para luego girar hacia la Lockhart. — ¿En qué le puedo ayudar, Cye? —preguntó Kirara con un tono amable. Le guardaba mucho aprecio a la recién llegada, ya que en un principio le enseñó mucho sobre el mundo mágico. Hayame también le comenzaba a agradar, ya que parecía una joven de mucha confianza.
  15. Era agradable que la pelirroja hubiera aceptado cantar en el karaoke, por ahora sólo consiguieron dos personas para que lo hicieran, aunque tenían que encontrar más. Sí no se animaba frente a todo el público, pero le haría muy bien cooperar para que la presentación pudiera llevarse a cabo en la taberna. ¿Y si en vez de eso terminaba espantando a las personas? A muchos no les gustaba cantar y por eso temía que se retiraran del local. No importaba, repartiría los folletos sin importar, pero primero visitaría los lavados, si es que la taberna los tenía. Era la primera vez que visitaba el lugar y había cosas que no sabía nada de aquel hermoso negocio. Esperaba que a nadie le molestara que se dirigiera a la parte de adelante del negocio, cerca de la entrada. Necesitaba algo de paz y no quería molestar a alguien por la simple pregunta de dónde estaban los baños. Giró su vista hacia adelante pudiendo observar que más personas se acercaban a la barra o seguían en la mesa. Estaba presenciando la bonita música con el piano que recitaba la pelirroja (Hayame). Sus notas eran encantadora y preciosas, tal vez luego le preguntaría acerca de su experiencia. Era en el momento que ya no veía más a Matt en la escena, quizás se estaba preparando para su turno. La hermosa Hayame, que aun Kirara no conocía su nombre, comenzó a cantar con una melodiosa voz. Existía la posibilidad que el sonido del piano llamó la atención a las personas del exterior, puesto que algunas comenzaron a hacer su llegada en la taberna. Era una joven de cabello rubio que no conocía, además que parecía que estaba esperando a alguien y era por eso que no se atrevía a darle el folleto del karaoke. No había visto a Aysha cerca de la barra, aunque pensaba que la chica estaba con compañía y prefirió no entrometerse.
  16. La mirada penetrante del lobo de Perenela le hacía tener miedo. Parecía como si en cualquier momento se la tiraba encima de ella para atacarle, pero no lo creía. Suponía que su amiga estuvo un tiempo muy ocupada para educar al pequeñito, por eso tampoco era su culpa. Podría ser también que así fuera la forma de ser de la criatura, y era algo que no podía juzgar. Safir por fuera era adorable y, creía que por dentro también, pero aún tenía mucho miedo a las personas nuevas. Era precioso para ella, se parecía mucho a Fenrir, el lobo que tenía su jefe. Aunque no fueran hermanos ambos animales podían llevarse muy bien si sus dueños se lo proponían. Se dispuso a dar media vuelta para indicarle el camino de los lavados donde el pequeño podía bañarse con tranquilidad y sin que nadie externo interrumpiera su privacidad. Al llegar pudo notar como el carácter de Safir se neutralizaba. Se lo notaba más pacífico como si le gustara permanecer en ese lugar. Era lo normal, ya que estaba encantado para que las preciosas criaturas se sintieran cómodas y se animaran a ser lavadas. No quería ni imaginar la reacción del pequeño cuando Nela lo llevó a su mansión, ya había supuesto cómo reaccionaba al estar cerca de Fenrir. — Me alegro mucho que le guste, Nela —comentó la castaña agachando su cabeza para ver al lobito estando allí investigando todo. Los animales eran muy curiosos por eso pensaba que él podría estar revisando todo para saber de qué se trataba el lugar. — Ven, les mostraré la bañadera para perritos —indagó Kirara para que la chica la siguiera junto su mascota. Era una bañadera muy amplia, él podía estar ahí de forma tranquila mientras su dueño podía atender sus necesidades sin que este se enojara antes. --- Veterinaria - Sus suposiciones eran ciertas, la pequeña perrita tenía no más de dos años y al parecer estaba muy bien de salud. Sí fuera que la iba a vacunar le hubiera pedido los papeles de compra a la muchacha, pero prefirió dejar pasar ya que sólo era un chequeo. Era una cachorra todavía, por eso sabía que tenía que tener mucho cuidado para realizar el chequeo, en realidad, siempre debía tener cuidado de tocar porque si no el animal podía lastimarse y era lo que no quería. Miró hacia el otro lugar, donde una chica llevó un animal para lavarlo, esperaba que no tuvieran problemas con él. — Comencemos con el chequeo. ¿Puedes ponerla encima del mostrador? —preguntó la veterinario encaminándose hacia el mostrador y se dedicó a agarrar un estatoscopio para conocer la frecuencia cardiaca de la cocker.
  17. http://i.imgur.com/gVL1Gmh.gif Le desconcertaba el hecho que la pobre criatura estuviese realmente muerta. Sí bien lo confirmó gracias a los comentarios de Xell y Matt. No se había imaginado la magia que el libro podía ejercer ante cualquier artefacto. En realidad no conocía nada acerca de este, pero intentaba mantener sus pensamientos lejos del asunto de la defunción de la ratita. Según su jefe, la criatura no había podido sobrevivir al calor extremado del fuego. El tema le había quedado más que claro, así que ya no necesitaba ir con Matt al departamento. Le haría bien tomar aire fresco y recorrer el Callejón Diagón. Agradecía los ánimos de parte de su jefe, pero no era lo necesario. Sentía ganas de irse, estar sola y pensar sobre lo que hubiera pasado sí la rata hubiera sobrevivido. Xell sin esperar más se fue corriendo subiendo las escaleras. El día libre era lo adecuado. Siguió a Matt para regresar a la primera planta donde se ubicaba la tienda. Xell estaba a unos metros en compañía de Lisa. Asintió la respuesta de Matt, dejarlas solas era la mejor idea. Quizás ellas conversarían de libros o de revistas de mejor manera estando ellos ausentes. Salió de la librería tras su jefe, para luego despedirse de él. — Gracias, ¡hasta pronto, Matt! —se despidió la castaña caminando en dirección contraria. No tenía planeado ir a ninguna tienda, sólo caminar hasta, ¿desaparecer? Sí, un lugar más tranquilo le sentiría mejor.
  18. http://i1028.photobucket.com/albums/y348/AmyaAn/Ministerio%20de%20Magia/DAMyC/00_DAMyC%20v%200%204/00_PLANILLA/2013Ago/ICON_08-KiraraS_zps5fa176be.gif Al darse cuenta que esa persona que se había olvidado se trataba de Aysha, decidió no interrumpir en su compra. La joven le había dicho que se entretuvo en el callejón, de seguro era porque estaba muy cansada y necesitaba descansar sus pies de tanta caminata. Era muy cierto que podían haberse aparecido fácilmente, pero era mejor de esa forma, así se conocían mejor entre ellas. Se distrajo mirando todos los objetos que la primera planta ofrecía. Deseaba algún día tener todos esos artículos bajo su poder, pero siempre y cuando lo necesitase. Suponía que Aysha terminaría su compra rápidamente, así que espero a que ella le diera la señal para avanzar. Mientras tanto, seguiría examinando las distintas mercaderías. No hacía frío afuera, pero un objeto que la protegiera del viento no era para mal. Sintió como alguien la tomó del brazo para que ya se fueran a las calles nuevamente. En ese momento tendría la oportunidad de ver más vidrieras junto a su compañera. Notaba que no estaba de buen humor, quizás la habían dicho algo que se molestó. Era muy raro. In darse cuenta transpasaron el umbral de la puerta estando ya en en el exterior del establecimeinto. Post salida
  19. http://i1028.photobucket.com/albums/y348/AmyaAn/Ministerio%20de%20Magia/DAMyC/00_DAMyC%20v%200%204/00_PLANILLA/2013Ago/ICON_08-KiraraS_zps5fa176be.gif Deseaba tener un vuelaplumas, ya que este le ayudaría muchísimo en temas ministeriales, rellenar formularios, entre otras cosas. Aunque ella no perteneciera más a la familia de Vrael, lo seguía considerando como un hermanito. Estaba más grande que la última vez que lo vio, de seguro había tomado una poción de vejes, no lo sabía, o quizás en verdad pasó mucho tiempo. — Los visitaré cuando me sea posible. Hasta luego —comentó la castaña despidiéndose del muchacho. Ya sabía cómo eran los trámites de una compra en el Magic Mall, así que no debía preocuparse por este mismo. De su bóveda se descontarían unos galeones en unos días, pero no era un problema ya que al mismo tiempo recibiría su vuelaplumas. Dio media vuelta. Sentía que algo le faltaba, algo muy importante pero por más que intentara no lo recordaba. Mirar los distintos objetos que vendían en la primera planta no era mala idea, ya que se quedaba fascinaba al ver todos los tipos de artícu.los que vendían. Estaba segura que en algún momento algún empleado se acercaría a preguntarle qué era lo que necesitaba, pero en verdad, no quería nada. La sensación de haber perdido algo no se le iba, por lo tanto no se retiró del establecimiento esperando una respuesta dentro de sí. Aysha, su nueva compañera de departamento. La última vez que la había visto fue en las calles del callejón, no sabía dónde estaba la chica y Matt la regañaría si la perdía.
  20. http://i.imgur.com/gVL1Gmh.gif Para ella la rata era muy bonita sin importar las emociones de molestia que debía tener la pobre en ese momento. Estaba quieta, parecía que ya había pasado al otro mundo, pero no era así. La pequeña comenzó a moverse en el instante que Matt movió el libro. Kirara había procurado no mirar hacia ese lugar imaginando que el animal no estaba vivo, pero se le hizo inevitable. La pobre criatura comenzó a chillar, como advirtiéndole a Matt que no agarrara el libro. Su jefe maldecía por la acción de la rata, pero él no pensaba que la pequeña chillaba por el bien de él, según creía ella. Estaba mal maldecir al animalito, aunque suponía que su jefe estaba muy enojado en ese instante para elegir las palabras adecuadas. No se enojaría con él. Matt decía que estudiaría a la rata junto a Sagitas. No quería que la mataran, era una criatura viva y merecía tener una vida digna con el resto de su familia de ratas. — Yo quiero ir también, Matt… —le dijo a su jefe en el instante que las miró a ella y a Xell. Ellos no serían capaces de matar al animal, estaba segura, ya que Sagitas le gustaban mucho las criaturas. Temía que la rata fuera tocada por manos despiadadas, alguien que no fuer como Sagitas y Matt. — Quiero saber cómo estará la rata —comentó la castaña con preocupación.
  21. Su compra no había tardado en ser efectuada por el jefe del Magic Mall. Al verlo, se alegró mucho que el hijo de Aziid fuera el que estuviera a cargo de realizar cierta actividad, ya que sabía que era una persona responsable. Hacía tiempo que no veía a ninguno de los dos. Era una pena, pero en la vida uno elegía diferentes rumbos. Apartó la pluma de su pergamino y se giró hacia él para que le indicara en cuál campo se equivocó. Solamente una sola había comprado en la Primera Planta, y sólo era un simple error de número. Mientras este atendía a otra cliente, ella no tardó en borrar y escribir lo que correspondía. Desde siempre había querido un vuelaplumas, aunque su trabajo ministerial le impedía tener ese tiempo en algunas ocasiones. — Oh… gracias —agradeció la castaña extendiéndole el pergamino con su compra. Esperaba que de esa manera estuviera mejor. La bruja que estaba siendo atendida al mismo tiempo compró una nimbus 3000, por lo que tenía entendido, una de las mejores. Suponía que sería una experiencia maravillosa viajar en una escoba como la que tendría ella. Su vuelapluma también sería un objeto grandioso, por eso lo cuidaría muy bien. ID: 113426 Nick: Kirara Ruak Bóveda: N°101718 Fecha: 27-04-2014 Nombre del producto: Vuelapluma. Objetos, Criatura o Poción: B. Catalogación: A. Puntos por unidad: 10. Cantidad de unidades: 1. Precio por unidad: 500 g. Precio total:500 g. Total de Puntos: 10 p. Si es una criatura para personaje, colocar el Rango Social del comprador: Unicornio de Bronce
  22. Hacía meses que quería comprar algo en magic mall, y una de esas cosas era un vuelaplumas. Sentía lastima por las plumas comunes, ya que se requería de tinta y esta se esparcía y manchaba el pergamino si uno no tenía cuidado al utilizarlos. En ese momento tenía un negocio, por o que le serviría de mucho, ya que este anotaría todo lo que ella le pedía. Al principio se le había hecho de perezoso comprarlo ya que realizaban el trabajo por ella, pero al final optó por obtenerlo, olvidando todo lo que pensó anteriormente. La primavera llegaba a muchos rincones de la comunidad mágica, el calor comenzaba a sentirse y las primeras flores primaverales florecían a un paso ligero. Toda la comunidad estaba teñida por un verde natural. Resultaba muy saludable para la salud de las personas y criaturas. Al cruzar el umbral de la puerta del establecimiento se dedicó a observar cada uno de los objetos que estaban en el lugar. Todos eran muy interesante y algunos bonitos. Le encantaría probar cada uno de ellos por sólo adquirir tener esa experiencia. Se dirigió hacia el mostrador y con una pljuma normal rellenó su formulario. ID: 113426 Nick: Kirara Ruak Bóveda: N°101718 Fecha: 25-04-2014 Nombre del producto: Vuelapluma. Objetos, Criatura o Poción: B. Catalogación: A. Puntos por unidad: 10. Cantidad de unidades: 1. Precio por unidad: 100 g. Precio total:100 g. Total de Puntos: 10 p. Si es una criatura para personaje, colocar el Rango Social del comprador: Unicornio de Bronce
  23. http://i.imgur.com/gVL1Gmh.gif El lugar era un poco más oscuro de los que frecuentaba, pero las paredes no eran tan húmedas como otros sótanos que muy pocas veces visitó. Ese era el lugar que menos le gustaba del local, parecía escalofriante por la falta de iluminación que presenciaba, ¿o sería por estar un buen tiempo en el sol del Callejón Diagón? Era lo más probable, todavía no se le iba el reflejo solar. Había tenido razón al decir que empujándolo sería una idea efectiva, aunque no todo lo dicho fue cierto, ya que tuvieron que utilizar magia para abrir el agujero sobre la pared. Antes de poder acercarse sólo veía la iluminación que producía la varita de su jefe quién pocos instantes después informaba haber encontrado el libro maldito que habían buscado. Se quedó pensando unos segundos, ¿a qué bolsa se refería Matt? Era despistada en ocasiones por lo que no recordaba haber escuchado hablar sobre una bolsa. No creía que necesitaba cualquier bolsa, ya que si no le hubiera pedido a Xell quien era la propietaria del negocio. Se podría decir que estaba muy nerviosa, así que miró a todos lados en busca de alguna respuesta que le sirviera. En su cartera llevaba algunas herramientas necesarias que se requerían para realizar aquel trabajo ministerial. Así que se dedicó a buscarlo rápidamente por el interior. Deseaba no estar tardando tanto, ya que no sabía lo peligroso que podría llegar a ser el libro maldito. ¿y si mataba a su jefe, a Xell y después seguía por las personas que estaban arriba comprando libros? Todo sería su culpa. — ¿Hablas de esta bolsa, Matt? —preguntó la castaña haciendo referencia a una bolsa opaca de tela que parecía muy resistente. En ella podrían entrar objetos de cualquier tamaño, o eso creía ella. Tal vez neutralizaba la magia del objeto que contenía magia indebida. Se acercó a él pudiendo ver como una rata muerta se hallaba muerta sobre la portada del libro. «Sólo está dormido, sólo está durmiendo…» trataba de pensar para no sentirse mal por la pobre criatura. — Esperemos no haber interrumpido la siesta de la rata… debe estar durmiendo profundamente al no darse cuenta de nuestra presencia —comentó con tristeza. En verdad no podría soportar a un animal en ese estado, le daba mucha pena.
  24. http://i.imgur.com/gVL1Gmh.gif Estaba interesada por saber los distintos escondites que guardaba la librería dentro de su hermosa arquitectura que reflejaba el cuidado que le tenían. Era muy bonitos, como todos los negocios en los que Sagitas era la anfitriona, lo bueno era que la mayoría resultaban ser muy entretenidos, no eran simples negocios. No dejaba de posar su vista sobre los distintos libros depositados en las estanterías. Escuchaba como la Reventora decía que en su trabajo no necesitaban guantes, o al menos no lo requerían en el momento de restaurar. Pensaba que Xell debía sentirse incomoda al negarle que no tocara nada de su propio local. Aun así, sabía que era una chica que comprendería lo grave de la situación, sobre el libro maldito y los problemas que posiblemente causaría a muchas personas. Luego, escuchó como la rubia procedía diciendo que no tenían escondites, aunque decía que la madre de Matt tenía uno cerca de las escaleras; esperaba que no se “comiera” a nadie por entrar al lugar sin su permiso. Sobre el suelo se encontraba una escalera de caracol que les dirigirían al sótano de la librería. Le daba vértigo bajar las escaleras, así que procuró no mirar hacia abajo por miedo a pisar mal los escalones que estaban en buen estado. Al pisar, por fin, el suelo pudo ver un hueco cerrado, al que Xell no sabía qué hacerle para pasar el umbral. Decidió no adentrarse mucho y quedarse cerca de las escaleras. No se le ocurría cómo hacer para que el hueco se abriera. — ¿Empujándolo se podrá correrlo? —preguntó.
  25. http://i.imgur.com/gVL1Gmh.gif El negocio de Xell era bastante bonito, más que nada porque había un centenar de libros acomodados como correspondían. El ambiente era agradable y, en el aire se esparcía el aroma de algunos libros nuevos que suponía, que eran los que estaban más adelante sobre el ventanal. Era una pena no poder detenerse a mirarlos para comprar alguno. En otra ocasión sería, ahora lo importante era seguir las indicaciones de Matt. Se adentró más al negocio siguiendo a su jefe. Kirara no dejaba de mirar la diferentes portadas de los libros que ofrecían la tienda. Contenía para todos los gustos, así que no le impresionaba que personas visitaran con frecuencia el local. Era inevitable mirar las estanterias, pero por otro lado prestaba atención lo que decía Matt. El libro era un objeto peligroso para la comunidad mágica, así que tenían que encontrarlo lo más antes posible. Sacó los guntes de piel de dragón de los bolsillos. comparado con los de Matt, estos estaban un poco más nuevos, ¿o sería que él había tocado más objetos que contenían magia indebida? Luego le preguntaría, en ese momento lo más importante era seguir las instrucciones que el decía. Era una pena que Xell no tuviera los guantes, pero de igual manera podía seguirlos y mostrarles escondites de la librería. - ¿Tiene escondites? - preguntó la castaña con interés. Jamás se hbía imaginado que un lugar como aquel tuviera lugares ocultos, aunque no había que dejarse engañar con las apariecias. Estaba segura que era un sitio del que había mucho que descubrir. Su arquitectura en las paredes era perfecta, además que aún no conocía el mapa del lugar.

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