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Ellie Moody

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Todo lo publicado por Ellie Moody

  1. Hola! Hace tiempo que no me paso por acá. Ando trabajando en mi ficha, pero de momento sólo pediré un cambio pequeño, para que esto no se me llene de polvo y antes de que se me olvide Sólo quiero que se modifique la parte de "Premios y reconocimientos", y quede así: Creo que es todo... eeen fin, nos vemos, y gracias de antemano xD
  2. Buenas! Sólo quería pasarme a saludar, ver cómo estaba la gente y eso (?). Okya, nomás vengo por un cambio. En esta ocasión es uno pequeñito, y que estaba esperando a pedir para cuando me cambiaran el nick. So,quiero que se cambie el título de la ficha a "Ficha de Madeleine Stark"... y ya es todo, no es la gran cosa xD Nos vemos, y gracias de antemano
  3. —Lulú —Madeleine alzó la voz, cuando llegó al Refugio Mágico. Cargaba otra caja como la que su elfina había empujado al local, aunque más grande y un poco más cargada de lo que fuera que planeara transportar aquella tarde—, ¿qué haces acá? —preguntó, pero al parecer no fue escuchada. Elvis, su abuelo, se dirigía a Lucy y a Freya; se preguntaba si la presencia de la última significaba que Pandora estaba cerca. Lucy prestaba atención con enormes ojos expectantes a las palabras del mago. El discurso le pareció bastante convincente y honesto, por lo que le sonrió de vuelta, sin darse cuenta de que su ama estaba a las espaldas del grupo. Cuando la caja entre sus brazos comenzó a levitar, junto con ella, la elfina se trepó en ella hasta sentarse en la parte alta. Emocionada, le hizo una seña a Freya para que los siguiera dentro del local, sin darse cuenta de que tanto su comportamiento como sus preguntas resultaban nerviosos. Con el mismo desenfado, Madeleine se encogió de hombros y, luego de Adry, entró al negocio. Como de costumbre, su indumentaria parecían la de un chico en lugar de la de una señorita; usaba una holgada sudadera gris, unos vaqueros oscuros, y tenis rojos manchados y desgastados por el constante uso. Ya que no había trabajo en San Mungo, pensó que sería una buena idea ayudar a su elfina en lo que planeaba para el Refugio Mágico. Si bien se había desligado de aquella sociedad, le seguía teniendo cierto cariño al negocio. —Buenas tardes —saludó, mientras dejaba su caja junto a la que Lucy había llevado. Le dio una palmadita en la espalda a su elfina antes de levantar la vista a sus compañeros—. No recordaba que el Refugio fuese tan concurrido —comentó con honestidad—. Uhm... Freya, ¿qué haces acá? —preguntó, sin importarle lo abrupto que pudiera parecer el cambio de tema. De verdad quería saberlo— ¿Pandora te envió con algún recado, o ella está aquí? http://i.imgur.com/aoAUVIM.png
  4. ~ Lucy. Había tenido que abrir la puerta por sí misma, ya que se desesperó pasados unos segundos del primer golpe. Segura de que nada malo podía pasar, se dispuso a empujar la caja de cartón bajo el umbral de la puerta; era su responsabilidad que ésta llegara a las manos de Kassandra, Laimi o —según las palabras de su ama— alguien confiable. Pero antes de conseguir avanzar mucho, la voz de un mago junto a ella hizo que se sobresaltara y se resbalara. Por fortuna, la caja impidió que cayera al suelo. —Uhm... Lucy no sabe —murmuró, levantando la vista al mago. Lo observo unos momentos, entrecerrando los ojos. Su ama le había enseñado que un poco de ayuda nunca venía de más (a pesar de que Madeleine detestaba que Lucy se metiera con sus cosas); sin embargo, no estaba segura. No había sido capaz de revisarla, pero algo valioso debía haber en la caja. ¿Y si ese hombre era en realidad un vándalo que quería robarla y luego vender el contenido en el Callejón Diagón, al doble de su precio legal? No sonaba muy loco... Se apresuró a sacudir la cabeza. —No, Lucy no sabe —repitió, pues no se sentía lista para tomar una decisión final sobre tan importante asunto—. La ama Maddie dijo que sólo podía darle la cosa a la señorita Kassandra, la señorita Laimi o a alguien confiable —por un momento, estuvo segura de que se negaría; no obstante, le pareció acertado preguntar—: ¿Es usted alguien confiable? Supuso que sería una buena idea montarse sobre la caja, para poder observar a los ojos a Elvis. Pero antes de hacerlo, se dio cuenta de que había alguien más cerca de ellos. Por fortuna, era otra elfina doméstica, aunque estaba segura de no conocerla... claro, era más fácil fiarse de ella. http://i.imgur.com/aoAUVIM.png
  5. ~ Lucy. —Al final del Callejón Diagón —se repitió Lucy, avanzando por el camino pavimentado con pasos pequeños y temblorosos. Cargaba una enorme caja de cartón que, por el ruido que provocaba a medida que la elfina doméstica avanzaba, podía decirse que estaba llenos de cosas. Ella lo sabía, claro, pero no se había atrevido a revisar su contenido; simplemente, siguiendo las órdenes de Madeleine antes de que ésta se fuera a San Mungo, la tomó del ático para llevarla al Refugio Mágico. Hacía un par de meses que su ama se había desligado del negocio, pero seguía enviando recados con Lucy. —¿Lucy se habrá perdido? —se cuestionó en voz alta, una vez que los negocios desaparecieron del panorama. Ahora lo único que había era un extenso jardín, un camino polvoriento y, frente a él, la rústica residencia de color blanco, que por muchos magos y brujas (la mayoría nómadas y viajeros era llamada "el asilo del peregrino". Dejó la caja frente a sus pies, allí en la acera, y levantó la vista a la estructura. Hacía meses que no visitaba ese lugar— Debe ser éste el Refugio —suspiró sencillamente. Volvió a recoger la carga del suelo y caminó por un camino de piedras hasta llegar a la puerta de entrada. En lugar de golpearla, se puso de puntillas sobre una maceta hasta que los dedos de su mano derecha alcanzaron a tocar el timbre. http://i.imgur.com/aoAUVIM.png
  6. Abbie Boyle. —Vaya —suspiró, al ver el montón de nombres en el pergamino que Madeleine le había dado. De vez en cuando Abbie se ofrecía a atender sus negocios, llevar a su elfina a casa y, como esa tarde, repartir invitaciones de los eventos que patrocinaba la sociedad a la que Madeleine pertenecía... pero eso no significaba que la joven se aprovechara de su amabilidad—. Sólo, espero que esta vez me pague bien —se acomodó las gafas cuadradas y guardó el pergamino en el bolsillo trasero de falda artesanal de colores. Sabía que esos estampados no favorecían en nada su figura, regordeta e infantil, pero ¿siempre tenía que usar negro para verse más delgada? ¡Bah! Podía verse gorda y todo, pero le gustaba la ropa alegre. El primer negocio que encontró en su recorrido fue el Refugio Mágico. Junto con un par de colegas, Madeleine había abierto el local, una cómoda y familiar posada. Sin embargo, hacía unos meses que la joven había renunciado a él, sin llevarse un solo galeón. Y ése había sido sólo el principio; poco tiempo después, cerró Battrek Fly y el Central Perk... a veces, le parecía muy rara. Era demasiado apasionada y amargada para su edad; su impulsividad, por otro lado, era propia de una adolescente. Pero también tenía otra cosa; una tristeza que no parecía tener motivos de existir. —Ya, olvídalo —se dijo Abbie, sacudiendo la cabeza. Ya estaba frente a la Posada del Peregrino—. No puedo perder tiempo entrando... Sacó una de las invitaciones de su mochila junto con un rollo de cinta adhesiva. Pegó con cuidado la tarjeta, con el mismo efecto mágico de las fotografías de El Profeta, en la puerta delantera de la casona. Luego la golpeó, para que alguien al salir la viera, y comenzó a alejarse por el jardín, hasta alcanzar las calles del Diagón. http://i.imgur.com/YIPFu5U.gif
  7. Ok... edité toda la ficha en general. Coloqué mi nueva familia (creo que tengo que esperar a que editen la bóveda de la Stark, para ponerla acá, ¿no?), "acomodé" la historia y los campos de rasgos físicos/psicológicos, añadí otros cargos, puse otro colorcito y otras imágenes. Nos vemos y gracias de antemano
  8. ¡Buenas, Rambaldinos! Esta vez vengo a pedir baja de la familia, pero esta vez en serio (?). Éste ha sido mi lugar favorito de todo el foro desde que me uní, pero creo que voy a probar nuevos rumbos, a ver qué tal me va. Entre hoy y mañana pediré los cambios en bóveda y ficha para que no tengan problemas en esa parte... Pero eso sí, se equivocan si creen que los dejaré de llamar tíos, primos, sobritíos, hermanos y todo eso ñ_ñ Y por último: ¡Deiwanoso! Contigo ya hablé sobre ésto, pero me alegra verte de vuelta y roleando de nuevo. Como te vuelvas a ir voy a ser yo la que saque las pinzas (?). Nos vemos
  9. Buenas noches ºº Pareciera que me sincronicé con Jank, pero su noticia también me sorprendió bastante, especialmente cuando me había ilusionado con su regreso meses atrás. Asdfgh, hermano, ¡que te vaya bien! Tu sabes que te quiero mucho a pesar de mis maltratos xD Igual de ti no me despido, porque SIEMPRE hablamos y nos vemos en la Orden*-* Yayayaya, ahora a lo que venía yo. Bueno, mi solicitud es la misma, en realidad. Pido que se me de de baja de matriarca de la familia, así como se la familia en sí. Sólo diré que ya no tengo tanto tiempo para cumplir correctamente con mis responsabilidades y, además, me gustaría probar nuevos horizontes. Sin embargo, me llevo muchos recuerdos (la mayoría bonitos xD) y, obviamente, los seguiré viendo a TOOOOODOS por acá. El foro es bien pequeñito, gracias al cielo. Sé que Lisa, Roxie y Ashley seguirán llevando la familia de maravillas. Acá sólo tengo una hija. Adr., así que seguramente será ella quien escoja a alguien más para que la adopte o lo que sea. Igual onrol siempre será la protegida de Made y sus novios deben pedir visita a ella(?). En fin, no me despido, sólo les diré que nos vemos pronto Les agradezco todos los roles y locuras, especialmente en la fiesta que organizamos para el Aniversario. ¡Fue genial! Si se siguen haciendo, espero poder ir a ellas, por lo menos a hacer bulto.
  10. ¡SONNYYYYY! ¡YO ME ACUERDO DE TI! Creo que nos conocimos cuando mi nick era Marijo Lovegood, ¿no? +.+ Creo que fuimos a una gala de navidad o algo en un grupo de mujeres \o/ y si no es así... perdón por confundirte con alguien más xD Bueno, de más está decir que estás aceptada xD Pásate a rolear cuando gustes*-* Pronto pediremos que editen el árbol, no te preocupes si pronto no apareces ahí xD Trataremos de que hagan los cambios lo más rápido posible. Nos vemos (:
  11. Buenas \o/ Ya pasó más de un mes desde que pedí los últimos cambios, así que acá me tienen de nuevo. No son cambios muy grandes, sino más bien son para acomodar unos detallitos que se me pasaron en febrero xD La edad, que siempre olvidaba ponerle, y para arreglar algo de las bóvedas. Soy un poquito quisquillosa nomás Es todo, supongo. Gracias de antemano!
  12. Holaaaºº Antes que nada, claro que eres bienvenida. Ehm, creo que no sabes, pero Deiwan te añadió al árbol familiar como hija de Galedra. Así que eres bienvenida a pasarte a la mansión a rolear. Y también puedes pasarte al Semper Rambaldi, en las tres escobas, para socializar off rol. En el primer post encontrarás los links que te llevarán a éstos lugares(: ¡Saludos!
  13. Madeleine sonrió al sentir un pequeño montón de monedas tintinear en uno de los bolsillos de su abrigo. Eso significaba que no había terminado de gastar la mesada que su padre le había dado. Se despidió de él luego de salir de la trastienda y se dirigió, sola, a la primera planta del Magic Mall. Al llegar, buscó de inmediato entre los estantes, segura de lo que buscaba. Tenía tiempo ahorrando para comprar ese objeto. Y menos mal que Kris se había ido directamente a la mansión Gryffindor, pues esperaba que fuese una sorpresa para él, para su madre y su madrastra. Apenas localizó el artefacto, lo llevó entre uno de sus brazos hasta la caja registradora. —Aquí está la planilla —dijo apenas se encontró al frente del empleado, una vez que llegó su turno.
  14. Holaa, chicos! \o/ Pues apenas pidas la baja de la familia Gryffindor, puedes venir a dejar tu ficha de inscripción. Luego puedes pedir los cambios en tu ficha y bóveda, pero recuerda hacer los cambios con brevedad. Lo mismo va para todos los que se han anotado a la familia: procuren tener su ficha y bóvedas actualizadas. Creo que es todo +o+ Nos vemos P. D.: Ahora que leo bien... ¿30 de febrero? xDDDD
  15. ¡Hola, Ale! Primero que nada, bienvenida a la familia*-* Deiwan es el que actualiza el primer post, pero igual estás aceptada :B Ahora, como veo que deseas tener parentesco con algún patriarca/matriarca, pues vengo a ofrecerme \o/ No como madre, porque tu pj es mayor que el mío y sería raro (Siempre que actualizo la ficha olvido poner que mi pj tiene 16, pero lo haré cuando pueda v.v xDDD) Así que si quieres, podrías ser mi hermana, mi prima, mi ahijada(?) o lo que decidas^^ Nos vemos
  16. Heeeey \o/ Luego de un tiempo, vengo por fin a actualizar mi ficha Actualicé casi todos los campos y acomodé unas cositas y puse uno que otro detalle por ahíºº Creo que al fin quedará a mi completo gusto xD Vamos a ver:3 Gracias de antemano a quien edite la ficha*-* Saludos
  17. —Apura Madeleine —sonó con dulce enojo una voz—, no quiero tener que desquitarme con el vendedor… «¿Apurarse?» pensó Madeleine, todavía inmersa en el sueño. Era aquella voz irritante y familiar, una voz que había conservado intachablemente en la memoria pero que, no obstante, no podía traspasar la muralla de sueño que había levantado a su alrededor. Parecía provenir de todas y de ninguna parte. —…no alcancemos mi Aethonan. Al abrir los ojos, los recuerdos de la promesa que había hecho la tarde anterior se arremolinaron en torno a su cabeza y le hicieron levantarse lo más rápido que pudo. Luego de mirar la ventana y entrecerrar los ojos al sentir lo brillante del sol encandilarle la vista, se giró hacia el armario y se vistió la más rápido posible con unos vaqueros oscuros, un suéter de rayas rojas y negras y unos tenis rojos. Después simplemente fue al baño para cepillarse los dientes y peinarse un poco los bucles castaños, para que no fuera tan obvio que había olvidado levantarse temprano. Al bajar la escalinata principal de la mansión Gryffindor a la carrera, escuchó nuevamente la voz que le había hecho despertar. Se trataba de Kris, su padre, con quien iría esa mañana al Magic Mall. Él tenía deseos de comprar animales, ya que su último antojo se trataba de armar un zoológico en su hogar; mientras tanto Madeleine simplemente deseaba adquirir una cámara de fotos mágica y quizás «algo lindo» que viera por ahí. En el Magic Mall, específicamente en la trastienda, donde vendían criaturas mágicas y no mágicas, Kris se apresuró a buscar sus animales y dejó a Madeleine a la deriva. Eso no le hacía mucha gracia. Mientras caminaba cerca de las jaulas, cargando con una bolsa llena de cacahuetes para Marduk, se puso a observar a las criaturas. Ninguna llamó su atención, salvo por unos lindos animalillos un poco más grandes que un Micropuff. Maddie sonrió al verlos y, sin poder evitarlo, hizo que uno de sus dedos entrara por entre las rejas de la jaula en donde estaban y acarició a uno de ellos. Era muy suave. Con una sonrisa, se despidió de ellos y fue a la caja en donde estaba Kris, pero no le dijo nada; Madeleine simplemente tomó uno de los formularios, lo lleno fugazmente y lo entregó cuando por fin fue su turno.
  18. Encapuchada #3 Canelita —¿Ricitos de oro? ¿Dama de negro? ¿Ojos del bosque? —preguntó la joven encapuchada, nerviosa, acercando el pequeño Walkie Talkie a su boca. Caminaba son ansiedad por las callejuelas más oscuras y estechas del Diagon, buscando a sus compañeras. No sabía si su aparato estaba fallando o ellas estaban en aprietos, pero de una manera u otra Canelita no recibía ningún mensaje— ¿Hay alguien? Cambio. La nieve seguía cayendo suavemente desde el cielo, enredándose en los bucles despeinados de Canelita —que, por cierto, poseían un color similar al de la canela— y posándose sobre sus hombros. Cuando sus dedos comenzaron a entumecerse, la joven sacó un par de guantes de lana de uno de los bolsillos de su gabardina y se los colocó, sin dejar de avanzar. Sus planas botas de cuero negro dejaban huellas sobre la nieve que, quizás por el viento o los copos que seguían cayendo, se camuflaban y no quedaba rastro de ellos. Luego de un rato —no sabía si habían pasado minutos o una hora— los negocios comenzaron a ser menos abundantes a medida que Canelita llegaba al final del Callejón Diagón. Pronto se encontró en unas zonas verdes que más bien lucían blancas, escarchadas bajo la luz de la luna. Y lo único que la encapuchada encontró fue una edificación que parecía una cálida casa rural más que un negocio o establecimiento. —¡Perfecto! —susurró al llegar, ya que conocía bien ese lugar. Canelita comenzó a andar a grandes zancadas hasta que se encontró en el portón del frente y, sin detenerse a tocar o a llamar a alguien, giró el pomo y empujó la puerta con suavidad, esperando no causar algún ruido.
  19. Laia, elfina de Battrek Fly. ―Ya era hora, Dwarf ―bufó Laia, poniendo los ojos en blanco. No pretendía quedarse mucho tiempo en ese lugar; habían muchos negocios en la lista que las hermanas Gryffindor les habían entregado. Quizás necesitarían toda la noche para terminar las entregas pero, por lo menos Laia, estaba dispuesta a lograrlo en esa oportunidad. Luego de dejar una bolsa de papas fritas y unas ranas de chocolate sobre el mostrador del lugar, la elfina se apresuró a correr hacia Dwarf y le tomó de la mano; no obstante, no se trataba de algún gesto cariñoso o romántico... ¡no, nada de eso! Laia simplemente lo hizo salir del negocio y, una vez se encontraron en los callejones, desaparecieron con un único chasquido.
  20. Laia, elfina de Battrek Fly. Una pequeña elfina se materializó al frente de las puertas del negocio, aunque ésta parecía más bien una duendecilla navideña que la criatura que en realidad era. Ésto se debía a que las dueñas de Battrek Fly la habían hecho vestir con un chaleco verde y rojo y un gorro parecido al que debía usar Papa Noel. Cargaba una cesta llena de ranas de chocolate, Grageas de Todos los Sabores de Bertie Bott y bolsas de papitas; todo para obsequiar a las personas que se encontrasen en los negocios del Callejón Diagón. ―¿Dónde se habrá metido Dwarf? ―se preguntó Laia en voz alta, mientras se acomodaba los guantes e ingresaba al local llamado "Ollivander's". Nadie se percató de su presencia todavía, así que Laia simplemente comenzó a caminar por los pasillos, esperando a que alguien notara su presencia para poder obsequiarle un par de dulces.
  21. Holaaa xD Bueno, felicidades a los que se llevan los galeones, bien hecho chicos! \o/ También me paso a aceptar como hija adoptiva a Adr. *-* Mi primera hija, Dios o.o xD No me imaginó a Maddie con hija pero no importa, ya veremos como va(?) Tendré que robarme tu msn para poder fastidiarte con más comodidad/???? Ok, no xD Espero que roleemos mucho, porque me encanta hacerlo xD Y, pues... ya Dei te pondrá en el árbol +.+ Nos vemos
  22. A decir verdad, ya no estaba segura de por qué había sacado al joven al jardín. Sus ojos buscaron entre las flores y los rústicos adornos de madera un motivo que no pareciera una farsa, aunque no tuvo mucha suerte con eso. Siempre había sido mala improvisando. Entonces vio su roja bicicleta contrastando con las blancas paredes del Refugio y rápidamente ideó algo que, aunque podía ser rechazado, sería una buena excusa. ―No tiene pinta de ser fiesta ―dijo Madeleine, honestamente, al recordar el panfleto―. Parece algo así como un concierto o qué se yo... ―al recordar que la invitación mencionaba La Madriguera, no pudo evitar preguntarse si Mikael conocería ese lugar― ¿Alguna vez has ido a ese lugar? No a una fiesta; te he visto en más de una. Me refiero a La Madriguera ―susurró, sin saber qué esperar. A pesar de lo que pudiese responderle, podía estar segura de algo: él no debía saber que se trataba del lugar de reunión de la Orden del Fénix. Y no podría saberlo nunca. Soltó a Mikael y se agachó para recoger su bicicleta. No se montó en ella, pero la mantuvo a su lado. ―Oh, vamos a darte un paseo por el Callejón ―anunció Maddie, encogiéndose de hombros― a ver si eso logra que me digas exactamente que traes en ese estuche... ¿o no se puede?
  23. Le hubiese encantado poder decirle a Mikael dónde estaba su hermana, segura de que eso lo haría sentir mejor. Además, la culpa la invadió a oleadas. Sabía que estaba siendo demasiado impasible, por no decir maleducada, y también sabía que él no se lo merecía; a decir verdad, se habría sentido menor incómoda consigo misma si el joven Haughton hubiese decidido comportarse de la misma manera, pero estaba segura de que él no habría sido capaz de eso. No fue capaz de decir nada, así que se limitó a escuchar la explicación que Mikael tenía sobre ese curioso estuche. Madeleine sentía que ya había visto uno de esos antes, pero no fue capaz de recordarlo o de intentarlo siquiera, porque estaba ocupada imaginado que de verdad allí podrían haber más rosas. ―¿Un jardín? ¿Así como en el Jardín Secreto? ―murmuró Maddie, componiendo una microscópica sonrisa y esperando que Mikael no lo advirtiera. Rápidamente, miró por encima de su hombro y, al ver que no había nadie, tomó al joven de la mano y lo sacó por la puerta del frente para conducirlo al jardín. Se sentía encerrada en ese negocio que, quizás en poco tiempo, iría directamente a la ruina. Quizás fue por eso que no le incomodó el tacto de Mikael... o quizás, de verdad lo extrañaba. Lo mejor era que estaba segura de que él no le preguntaría nada sobre eso; Maddie sentía que no sería capaz de decir nada.
  24. ―Vaya, qué lindo lugar para perderte ―replicó la joven Rambaldi, poniendo los ojos en blanco. El Refugio o era precisamente el primer lugar en el que habría pensado si hubiese querido alejarse de las personas uno de esos días; y no era porque no estuviese vacío, ya que así era, sino que sentía que no podía relajarse en ese lugar―. ¿Gomita no sabes dónde estás, verdad? ―quiso saber Madeleine, esperando que de repente su hermana atara cabos que nunca debían ser atados― ¿O tu no sabes dónde está ella? ―añadió, con la voz bajita. A decir verdad, tenía días sin ver a su compañera, y es sólo podía significar una cosa... En algún momento, Mikael hizo aparecer un pequeño obsequio en el aire. Estaba segura de que ambos sabían muy bien a qué se debía eso. El hecho de que Maddie no quisiera no pensar en eso no significaba que no lo hacía; eran cosas que se vez en cuando aparecían sin previo aviso en su cabeza y que eran imposibles de evitar. Por algún motivo, quizás para zanjar de una vez el tema o sólo porque era un lindo detalle, la joven Rambaldi tomó la rosa. ―No necesito una flor ―murmuró, recordando lo familiar que era esa francesilla―, pero está muy linda. Gracias. Guardó la rosa en uno de los bolsillos de su abrigo y, de repente, se topó con ese curioso estuche que no parecía querer soltar. ―¿Qué traes allí, eh Mike? ―quiso saber Madeleine, señalando vagamente a lo que el joven Haughton parecía aferrarse tanto― No me digas que son más flores.
  25. Se había propuesto a mojar su pluma en un tintero cuando escuchó aquella familiar voz anunciano su llegada. Se disculpó con aquel sujeto (Andy) y, vacilante, se acercó al portón de entrada. Ahí, bajo el umbral de la puerta, estaba aquel muchacho que conocía —o por lo menos creía conocer— tan bien. Recordó la última vez que lo había visto, hacía un par de semanas; sin embargo, ese asunto no podía saberlo nadie y él lo sabía perfectamente. ¡Seguro que ni siquiera su hermana estaba enterada de lo que había pasado! Eso la tranquilizaba, pero también la altera, pues significaba... ¡eso! que sólo era entre ellos dos. Y eso ponía incómoda a Madeleine. —Hey, Mike —murmuró la joven Rambaldi, cruzando los brazos— ¿Qué haces por acá? —preguntó sin poder contenerse. Le resultaba raro que hubiese esperado tantos días para verla... pero tampoco era que le molestara, claro. No tenía por qué molestarse. No sentía la necesidad de verlo... «¿O sí?» «No, claro que no». —Hoy no tienes una «sorpresa» para mí, ¿verdad?

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