Keira Katina

Al escuchar las palabras de Juliene, una chispa de esperanza se prendió dentro de ella, dejó de moverse y su boca se torció en una sonrisa fugaz. La idea de volver a verla después de tanto años era refrescante, sólo quería saber si estaba bien, si era feliz, si tenía una pareja... simplemente qué había pasado con Gia, ni siquiera esperaba poder hablarle.

— Oh... sí, entiendo lo que dices — pasó sus ojos por el escritorio pensando cómo responder a la pregunta que le había hecho; no podía decir toda la verdad porque la metería en problemas, aunque eso había pasado hace casi seis años, no iba a ponerse en evidencia frente al Ministerio.

Abrió y cerró la boca un par de veces sin saber cómo comenzar, con cada segundo que pasaba sentía que su jefa sospecharía algo, después de todo ella no sabía nada de su pasado ni esa obsesión que tenía con los muggles; tampoco iba a abrir sus secretos como si nada en medio de esa oficina.

— Es importante porque... la última vez que la vi tenía trece años — comenzó hablando despacio — y hubo un accidente... jamás supe nada más de ella y sólo quiero saber si está bien, con encontrar su dirección estaría bien. Sólo sé que fue a vivir a Irlanda, su nombre completo es Georgianna Zaikin, su madre es italiana y su padre iraní.

Volvió al departamento unos días después, cuando ya no estaba tan ocupada con el trabajo y podía tomarse el tiempo de hacer el examen, había hablado con su madre por lechuza ya que ella estaba muy ocupada; le entristecía un poco el distanciamiento pero al menos le había firmado el permiso. Lo llevaba guardado en su bolso marrón, que colgaba de su hombro derecho y chocaba con su cadera al andar.

Esta vez ya sabía con quién debía hablar, así que luego de avisarle a la recepcionista que debía entregar un consentimiento, pidió permiso para ver a C'Nedra Malfoy. Luego, al verla le sonrió emocionada y estiró la mano para darle el papel que la dejaría a tan solo un paso de aparecerse.

— Hola, aquí tengo el pergamino firmado, espero que esté todo correcto.

Consentimiento Informado:

La aparición/desaparición es un conjuro avanzado que permite al que lo dice desaparecer de un sitio y reaparecer en otro instantáneamente. Para lograrlo se debe pasar por un entrenamiento exhaustivo y poseer un gran dominio de las 3 D's: Destino, Determinación y Deliberación.

Como todo hechizo realizado por un mago novato tiene su riesgo, puesto que si el mago no se concentra bien en las 3 Ds’ podrían ocurrirle terribles consecuencias que lo mandaría directo a San Mungo. Por este motivo el Departamento de Transportes Mágicos no se responsabiliza por las posibles lesiones con las que pueda quedar su hijo, ya que sólo depende de los examinados el dominio y la correcta realización del conjuro.

Cabe destacar que el aprobar el examen de aparición es vital dentro de la vida de todo mago, es por este motivo que es tan importante que los alumnos se preparen bien para que rindan un buen examen.

Yo, Evarela C. Black Haughton, madre de Keira Haughton Ryddleturn, he leído y comprendido el presente informativo, asumo los riesgos que mi parentesco con el examinado corre al realizar el examen de aparición y libro de toda responsabilidad al Departamento de Transportes Mágicos.

Evarela C. Black Haughton
Link de la ficha del responsable.

voto a Cillian *huye*

Voto a Rachel Brice

Voto por Pik Macnair, votaría a Mathías pero no quiero crear más drama de lo necesario en la Ryddleturn (??

Mi voto es para Taurogirl Crouchs, la única y más sexy de todas, con su pelo celeste totalmente natural, mata de envidia a todos (?) xD

Vengo a votar a Arya Lockhart porque de verdad es muy activa, o al menos lo fue durante el 2013 cuando apenas entró *-* recuerdo que me sorprendió eso, yo ando de vaga nomás, puro off *deja besitos para Maca *

Hola, vengo a pedir mis conocimientos y ya que estoy de paso una actualización a mi ficha.
Primero que nada quiero: Idiomas y Estudios Muggles


Y entonces la ficha actualizada quedaría así:

Gracias y que tengan buen día

En ese momento llegó una bruja pidiendo unos papeles para tramitar, así que la Haughton se despidió de las chicas con la mano, y luego caminó detrás de su jefa hasta la oficina. La vio sentarse en el escritorio e hizo lo mismo; sus manos no paraban de moverse, primero las puso en el posabrazos luego sobre sus piernas y después comenzó a tocarse el cabello sin cesar, era obvio que estaba ansiosa.

— Bueno... verás — se volvió a acomodar en la silla, cambiando la posición de los pies — estoy buscando a una persona, o sea, quiero encontrar a una persona... que vive en el extranjero. Realmente es importante para mi localizar su paradero — carraspeó —. Es... una vieja amiga de la infancia — oh si que lo había sido —. El problema es que ella es muggle y bueno, no sé si el Departamento puede hacer eso... si puede ayudarme — la miró a los ojos insegura.

Sabía que allí podían hacer eso, pero el hecho de que Gia fuera muggle lo hacía más complicado, quizás tenía que explicar por qué era tan necesario encontrar a alguien así; además no quería cometer un error, por lo que estaba siendo muy cuidadosa con las palabras que elegía para explicarse. Contuvo el aliento esperando la respuesta de Juliene, si no era ella, tendría que buscar a alguien más que la ayudara.

— Departamento de Transportes Mágicos, Sexta Planta

Se escuchó en el pequeño elevador donde iba Keira junto con otros tres magos, en cuanto pudo suspiró de alivio y salió de allí sin mirar atrás. Esos pocos minutos habían sido muy incómodos, un hombre llevaba una gallina extraña que le había estado picoteando la espalda, otro lloraba como si su madre hubiera muerto ahí mismo y uno no había dejado de mirarle fijamente en todo el trayecto.

Así daban ganas de simplemente tomar las escaleras, total el Departamento de Cooperación estaba a una planta de diferencia, pero los días en que trabajaba no tenía ganas de quedarse más tiempo de lo necesario en el Ministerio, así que prefirió usar su jornada libre para ese tramite y poder tomar el examen una vez por todas; no veía la hora de dejar de usar el transporte público mágico, que ya bastantes problemas le daba.

— Buenos días, estoy aquí para pedir un formulario, es para el examen de aparición — le dijo a la persona que estaba en la recepción, luego sacó un caramelo de su bolsillo y se lo comió disimuladamente.

La melodiosa voz de su jefa la sobresaltó, andaba con la guardia baja entre las pelirrojas, había olvidado como se sentía alrededor de Juliene y la dureza que tenía al hablar no la ayudaba a relajarse tampoco. Se giró para verla y sonrió nerviosamente, tratando de parecer inocente y simpática.

― Ummm Hola ― ¿le había leído la mente? ― ... yo nunca dije que hubiera sido su culpa, los sanadores dijeron que esa enfermedad es muy común en esta época del año... ― no iba a admitir que con la ensalada se había quedado con hambre y había comido pizza.

― Kassandra está en su oficina ahora mismo, junto con una asesora de la Oficina del Ministro ― respondió Cassie a la pregunta de la Black Lestrange.

Ahora que la tenía en frente ya no estaba segura si seguir con la idea, la mujer parecía estresada aunque así se veía la mayoría del tiempo, como si necesitara un día de spa urgentemente. Keira se moridó el interior de la mejilla pensando rápidamente; por un lado su problema tenía que ver con ese departamento, pero por otro significaba que debía contarle una parte de su historia que guardaba con recelo.

No conocía a Juliene lo suficiente como para saber si era de confianza, sí sabía unas pocas cosas al estar en el trabajo durante ese tiempo, además de haberla visto en un bar exclusivo para mortífagos, ¿eso decía algo sobre ella? ¿la traicionaría? Tampoco se le ocurría otra persona que la pudiera ayudar.

― ¿Podemos hablar en tu oficina por favor? Necesito... comentarte algo importante ― le dijo tratando de transmitir seguridad.

Aunque ya había estado trabajando en el Departamento de Cooperación desde hace varias semanas, Keira se sentía igual de nerviosa como si ese fuera el primer día otra vez; aún no se sentía del todo bien pero no quería seguir faltando, así que se bebió una poción para sentirse mejor y regresó a sus deberes. Al entrar lo primero que vio fue la decoración navideña que quedaba de las fiestas, luego se encontró con las dos pelirrojas que trabajaban con parsimonia en sus escritorios.

— Hola Cassie, Charlotte — les sonrió haciendo un movimiento con la cabeza.

— Keira, bienvenida otra vez. ¿Cómo te sientes? —preguntó amablemente Cassie dejando la pluma que estaba usando a un lado, habían recibido la carta donde explicaba su ausencia en el trabajo por una enfermedad mágica.

— Gracias chicas... y bien, me siento mucho mejor ahora, aunque por culpa de la Meringinitis Exofoideal no pude festejar la Navidad ni presentarme a mi graduación. Los sanadores dijeron que quizás fue causada por comida intoxicada... — les comentó con voz taciturna recordando esa pizza que se había comido la última vez (?) —. Pero ahora sólo quiero retomar esto, ponerme al día y ayudarlas ¿Qué están haciendo? ¿Y dónde andan Kassandra y Juliene? — inquirió mirando alrededor, todo parecía bastante tranquilo.

Esperaba hablar con su jefa, quería ponerse al corriente con lo que andaba pasando en el Ministerio, las noticias internacionales, si el asunto del Vasilev había terminado bien o no; además de pedirle un consejo sobre un tema privado que venía rondandole en la cabeza últimamente.

— Heyy que tal si saludas a los Slytherins con forma de loba, a ver que hacen — le sugirió a Felicity cuando ya había vuelto a su forma humana — O tal vez a los Gryffindor o Hufflepuff, andan bastante tranquilos, necesitan algo de acción

Rió divertida con el pequeño acto de los animales, así le daban ganas de poder ser metamorfomaga también, quizás se podía convertir en águila y volar por todo el Gran Salón, se preguntó si era muy dificil poder lograr serlo. El azúcar de los muchos chocolates que se había comido desde la mañana la hacían sentir hiperactiva, quería correr o hacer algo loco.

— ¡Lyra! No sabía que eras tu, te vez linda en forma de gata. Sí, aún quedan unos pocos dulces por algún lado, si no es que cayeron en medio de todo eso jaja

— ¿Enemigo? ¡Ni que fueras de Hufflepuff! — Keira rió con ganas y le pasó chocolates a Lisa que desentonaba escandalosamente con sus colores entre tanto azul — ¿Es que la mesa de Gryffindor está aburrida y pasaste a saludar? — le preguntó sonriendo todavía, quizás luego ella se pasaría por las otras mesas a chismear también o a hacer travesuras.

Lyra seguía robando la atención de todos y recibía mimos de las águilas, parecía estar pasándola genial, hasta que Felicity se transformó en loba, haciendo que se escucharan varios "woow" por la mesa.

— Wooo, no sabía que había varios metamorfomagos por acá... — abrió los ojos con mucha sorpresa al ver al animal tan grande comparado con la pequeña gata ¿la quería comer?

— Todos saben que los Ravens amamos el chocolate, es un hecho de la vida — dijo Keira segurísima y se sentó al lado de Athena, que la había visto por algún lado antes y era muy amable con todos y de Sherlyn porque la conocía desde aquella vez con los zombies (?) — ¿Y quién es esta gatita? creo que se me hace conocida...

Dejó la caja de chocolates abierta en la mesa para que todos pudieran comer e intentó seguir el hilo de la conversación, aunque aún no comprendía del todo de que iba, más bien parecía que la gata se había robado la atención de todos.

— ¿Tienes hambre? — le preguntó y tomó un poco de pollo asado de la mesa y se lo dio para que comiera — ¿Snape? Oí que una vez transformó a un chico en hurón... ¿o era alguien más? da igual, era espeluznante...

— ¡Ohhh adoro la Navidad! ¿No es lo mejor del mundo? Feliz Navidad a todos — Keira se apróximo a la mesa de Ravenclaw con una caja de chocolates en la mano (regalo de su tía) y una gran sonrisa en el rostro.

La decoración del Gran Salón le parecía la cosa más hermosa que había visto, las pequeñas águilas voladoras eran tan tiernas y los colores azules por todos lados hacían que su corazón se llenara de alegría. No le importaba si no conocía a muchos de sus compañeros, solo tenía de vista a unos cuantos pero por el solo hecho de ser de Ravenclaw ya los quería.

— ¿De qué hablan? ¿Alguien quiere un chocolate? — empujó la caja en los rostros de todos los presentes, también le ofreció a la chica de Gryffindor que pasaba por ahí y a la gatita persa que maullaba porque seguramente tenía hambre.

Un edificio en llamas ardía como una antorcha en el medio del caos, no sabía cómo había llegado hasta el pero allí estaba, como si la hubiera llamado desde lejos. Luego de la niebla misteriosa y quedar sola, había comprendido que eso se trataba de una prueba más, que debía probar algo sin ayuda de nadie.

Muy pocas personas sabían que Keira tenía debilidad por el fuego, le gustaba verlo moverse y consumir cosas, el olor que dejaba, hasta a veces se quedaba horas mirando las brasas en la chimenea del castillo por eso. Pero en ese momento no le parecía hermoso, no quería entrar por más que escuchara el llanto y los gritos de ayuda de una persona, que sin dudas había quedado atrapada dentro.

— Ayuda, por favor — aulló otra vez la mujer y junto con ella, esta vez pudo percibir el llanto de unos niños. Entonces tomó valor y corrió hasta la entrada que estaba abierta y despedía humo como si fuera una cocina.

Los ojos le ardían y tosió muchas veces mientras atravesaba la casa, pasando habitaciones, evitando el fuego para no acabar con quemaduras, siempre sosteniendo la varita en frente como un escudo. Al llegar a una sala, pudo ver a dos magos encapuchados apuntando a una joven madre que protegía a dos infantes detrás suyo.

La chica parecía tener sólo unos cuantos años más que ella, quizás veinticinco o veinticuatro años, tenía el rostro cubierto de cortes y el cuerpo de moretones; sus hijos gemelos yacían desmayados o dormidos ¿O es que había llegado tarde y estaban muertos?. Notó todo eso en un segundo, porque inmediatamente los hombres se giraron y la miraron intimidantemente.

— ¿Qu-qué están haciendo? ¡Déjenla en paz! — dijo la Haughton sin saber muy bien qué hacer.

— No te metas en asuntos que no conoces, vete de aquí bruja — respondió el de la derecha apuntándole con la varita, su voz era áspera y cortante —. Vete antes de que nuestra paciencia se acabe.

Titubeó un par de segundos presa del pánico, tenía que enfrentarse a dos personas si quería ayudar a esa desconocida y además la casa estaba cayéndose a pedazos, dio unos pasos para atrás y luego actuó por impulso, lanzándole un Desmaius al que había hablado y empujando para tirar al piso a su compañero; le metió la varita en el ojo y lo petrificó, ese año recorriendo el mundo le había enseñado algunos trucos para defenderse rápidamente.

— Vamos, hay que salir de aquí — le gritó a la chica y estiró su mano para ayudarla, pero ella la rechazó.

— No... — sollozó sin mirarla, pasando una mano por el rostro de sus hijos —. Tengo que quedarme con ellos ahora, tengo que arrullarlos mientras duermen — los cubrió con su cuerpo, manchándolos con su sangre y lloró más fuerte.

— ¿Están... muertos? — preguntó sin obtener respuesta, y ante la negativa rotunda de la mujer tuvo que salir del edificio para no quedar atrapada y morir allí. Corrió confundida y con los ojos llenos de lágrimas, sin saber muy bien si eran producto del humo o de la situación, de no poder haber salvado a ninguna de esas personas, escuchando como finalmente las llamas tiraban abajo el lugar.

Holaaa si, bueno yo tengo una pregunta. Shirley roleo su defensa a mis ataques pero fue después de 24 hs, entonces ¿son válidas o no? porque tenía entendido que si pasaban 24 hs los hechizos se consideraban impactados y eso, no se que rolear realmente.

Y aparte del simulacro, no entiendo las intercalaciones cuando hay una redada, se me complica, mi cerebro se estruja. Serías tan amable de explicarme, porque no sé, pasan muchas cosas al mismo tiempo

Graciaaas y saludetes

Mientras Keira atacaba al hombre lobo, Shirley acabó con su tortura usando el finite incantatem, no estaba dispuesta a dejarse derrotar tan fácilmente. así que en cuanto recuperó su visión y su rostro a la forma normal, le lanzó un embrujo a la Haughton para romperle el radio, logrando su cometido. La bruja sintió el crack del hueso rompiéndose por la mitad y soltó la varita por un segundo.

— Ahhh maldición — soltó por el dolor, pero sabía que debía defenderse así que ordenó mentalmente a su jaguar para que atacara a Shirley, haciendo eso podía ganar un poco de tiempo. El animal salió corriendo rápidamente como un rayo, y saltó sobre la la chica Black para despedazarla con sus dientes y garras.

Tomó la varita del suelo con la mano izquierda mientras le caía una lágrima por el dolor y temblaba de nervios, no quería perder el brazo. Al mismo tiempo vio como Irina atacaba a Emmet con Fuego maldito, esperaba que se pudiera proteger, pero sino lo ayudaría a sanarse en cuanto pudiera.

— Episkey — susurró moviendo la muñeca izquierda y se curó el hueso, que quedó como nuevo, luego apuntó a Shirley otra vez — Seccionatus — bramó y una docena de medialunas cortantes de 10 cm de diámetro salieron de la punta de su varita. Iban dirigidas específicamente al rostro de la castaña, para cortarla y dejarla débil, sin que pudiera ver o hablar.

Holaa compañeros, me paso por acá para dejar una idea que comencé con mi último post, así saben más o menos a qué apunté con todo eso xD

Bueno primero seguir con la idea de Arya de las doce velas y aparte también que alguna especie de fantasma de la navidad aparezca para ayudar a los chicos, así le damos un poco más de variedad al rol, es que se me está haciendo repetitivo. Quizás podemos "pelear" o discutir con el fantasma para que nos ayude un poco, que nos muestre cosas, no sé, que les explique lo de las velas. Imagino a alguien juguetón que conozca toda la historia de los chicos.

No sé si les parece o no...

Saludos!

Arrugó la frente cuando el hechizo impactó en Shirley, lo que le produjo a su rostro fue bastante horrible, haciendo que Keira se sintiera un poco culpable. De todas formas había sido bastante amable con ella, podía haber usado embrujos más letales si hubiera querido. Suspiró y desvió su atención a Groter que estaba a su lado, era hora de encargarse de él.

— Reducto — susurró apuntando a la pared que se encontraba alrededor de donde estaba el chico para explotarla, donde antes había querido ocultarse. El rayo salió disparado hacia donde la Haughton deseaba, volando en mil pedazos el muro y provocando más caos del que ya reinaba en la ciudad. Tenía que admitir que destruir cosas le gustaba, era algo liberador.

— Fuego Maldito — invocó después con la varita apuntando hacia Groter una vez más, quería crear una llamarada con forma de águila, que se expandiría hasta su oponente y era tan poderosa que podía quemar cualquier cosa, incluso a criaturas. Si el joven no se defendía podía lastimarlo seriamente.

Trató de prestar atención a lo que hacían sus compañeros pero los hechizos iban y venían entre Irina, Emmet y Arya, le pareció que hasta ese momento nadie estaba en peligro de muerte. También miró a su jaguar que seguía con vida como si nunca hubiera sido un automóvil, aún esperando para defenderla o atacar en una emergencia.

La Haughton se apoyó contra una pared derrumbada cruzándose de brazos y frunciendo el ceño. Vio como Arya hablaba con Emmet y lo consolaba, parecía que allí también había más que una amistad, recordaba sus anteriores clases donde se habían convertido en amigos rápidamente. Sintió un poco de celos por eso, rememoró su anterior relación fallida con Dante, cómo la había lastimado yéndose de un día para el otro, dejando sólo una nota para ella.

— Tal vez El Estatuto del Secreto no debería existir... — dijo mirando a Elvis a los ojos. Era algo que tenía en mente desde hace mucho tiempo, ellos eran magos, era más que obvio su supremacía ante los muggles y a veces le enojaba tener que esconder su naturaleza.

Cuando miraba su colección de libros de historia no mágica, se imaginaba un mundo donde todos eran brujas y magos, donde la magia era celebrada y no ocultada. ¿Por qué debían hacerlo? Creía en lo más profundo de su ser que si seguían así hasta podían desaparecer con el tiempo, los muggles avanzaban tecnológicamente y ellos en cambio seguían utilizando técnicas medievales. ¿Y todo para qué? Siempre se volvían a juntar ambos mundos, ocasionando caos.

— Tal vez el Ministerio necesita un cambio — dijo en voz alta sin pensar demasiado, no sabía si lo que estaba diciendo causaría molestias entre los presentes, pero tenía que sacárselo de encima.

Ese era un motivo por el cual quería estar entre el bando mortífago, porque ellos una vez habían seguido el ideal de un gran mago, que cometió el est****o error de creerse invencible, y con su caída había bajado también ese ideal. Estaba orgullosa de tener sangre Haughton, de ser mágica y de saber mucho sobre los muggles; sabía que Tom Riddle había comenzado sólo como un niño huérfano con una creencia, que luego se convirtió en un líder y ¿por qué no podría pasar de vuelta?. Quizás esta vez las personas aprenderían de sus errores y juntos podrían formar un mejor mundo para los magos, con el lugar que se merecían.

Entonces se sintió segura, si debían pasar por otra guerra, por muerte y destrucción, que lo hicieran. El fin justificaba los medios, una nación formada completamente de magia lo valía. Decidió no pensar en las pérdidas muggles para no recaer en confusiones otra vez, eso se vería con el tiempo, quizás podían encontrar una forma no genocida de que su sueño se volviera realidad.

Finalmente ambos grupos habían aparecido en la ciudad para comenzar el simulacro, Keira sólo quería comenzar y tratar de acabar con ello lo más pronto posible, ganar si se podía pero sino sólo dar lo mejor para que fuera una batalla interesante. Respiró hondo un segundo mientras ponía sus pensamientos en orden, observó a sus compañeros y les hizo una seña con la mirada, decidió ser la primera en lanzar un hechizo y elegir a quién atacar.

Apuntó directamente a Shirley, con quien había dueleado anteriormente, y pensó «Embrujo Punzante». El rayo salió rápidamente con un color ocre y un sonido chirriante, si daba en su objetivo desconfiguraría el bonito rostro de la Black, llenándolo de algo parecido a una reacción alérgica y produciendo dolor agudo, así no podría ver claramente.

— Morphos — susurró luego apuntando al viejo automóvil oxidado que tenía enfrente, para transformarlo en un hermoso jaguar adulto con garras y colmillos mortíferos que la protegería con su agilidad y ferocidad. El animal era bastante grande con una longitud de 1,70 metros y aproximadamente 80 kg de músculos fuertes.

Charlotte comenzó a ponerse nerviosa, lo que hizo que Keira tuviera que reprimir una sonrisa mordiéndose el interior de la mejilla, la había tomado por sorpresa, comenzó a titubear pero justo en ese momento Cassie apareció para salvarla. Salió del despacho sin decir una palabra más, huyendo con la carta en sus manos, dejando a las chicas mirándose entre ellas.

— Humm... ¿Sirenas Caribeñas has dicho? Eso es... interesante — la Haughton se sintió un poco culpable por incomodar a su compañera, no fuera que después pensara que era una chismosa metiche —. Espero que no se haya enojado por eso — susurró insegura —. Y, claro... mejor hablar con su representante, quizás hasta consigamos entradas gratis, nunca he escuchado de ellas pero seguro cantan bonito por naturaleza — le sonrió a Cassie —. Pero antes debemos enviar todas estas cartas a las embajadas, mejor dejárselo a los elfos.

Juntó en una gran pila todos los pergaminos que habían escrito y los ató con un cordel, hizo un moño sencillo y con un papel de color diferente anotó las direcciones para las lechuzas. Seguía con hambre porque lo único que había tomado en todo el día había sido ese desayuno ligero, sintió su estómago gruñir vergonzosamente.

— ¿Podríamos pedir algo para almorzar? Estoy famélica — se quejó una vez más.

El olor inmundo que reinaba en el lugar fue lo primero que llamó su atención, no fue la niebla ni el desolado paisaje, o el sonido de gruñidos proveniente de los lobos que despedazaban un cadáver. «Que asco» pensó haciendo una mueca y luego miró a sus compañeros de equipo que acababan de aparecer junto con ella, acababan de usar un traslador con forma de botella.

Levanto la mirada hacia el cielo que estaba tiñéndose de colores anaranjados y rosáceos, era lo único bonito a la vista, todo lo demás era edificios derrumbados, hierba creciendo entre las grietas de las calles, abandono, muerte, decadencia por doquier. Al parecer a los profesores les gustaba recordar a sus alumnos todo eso en cuanto pudieran, desde que había comenzado con la Academia no paraba de ver devastación.

— Comencemos de una vez... — suspiró llevándose la varita a la boca para sostenerla un momento, con movimientos rápidos y seguros se hizo una larga trenza rubia para que el cabello no le molestara. Pasó sus manos varias veces por la fina túnica negra en un acto que demostraba nerviosismo, volvió a tomar su arma y caminó descalza hasta llegar frente a un viejo automóvil muggle oxidado.

Desde ese lugar podía ver árboles creciendo dentro de las viviendas, incluso una solitaria H color verde que colgaba de los restos de un hotel, ahora habitado por nada más que ratas y alimañas rastreras. La niebla le limitaba la visión, así que algunas cosas se le escapaban, como los charcos de agua radioactiva o las montañas de cráneos en las esquinas.