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Joa Macnair Crowley

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Todo lo publicado por Joa Macnair Crowley

  1. La mujer no parecía tener mayores intenciones de responder, y, sinceramente, a la Macnair le daba igual. Si realmente la conocía de algún lugar, ya se volverían a encontrar, de momento, que fuesen los elfos que se encargasen de atenderla. Ella debía intentar ser una buena anfitriona para Nicole, y vaya que sería interesante, había perdido práctica en aquel aspecto, sin mencionar que jamás había tenido alguna clase de protegida. Eso de velar por alguien más no era lo suyo, pero no se diría que no lo intentara. —¡No es una pijama! —Exclamó casi ofendida apuntando a sus pies—. ¿Ves? Botas, ¿quién usa pijama con botas? La gente creerá que estoy loca, pero tengo sentido común… Y ya no te burles —si su humor normalmente resultaba bastante cambiante, ni qué decir cuando sentía que su cabeza explotaría con cada latido de su corazón, además, la luz natural en el exterior no ayudaba para nada. Casi deseaba volver a la comodidad de su cama y dejar que su invitada deambulase sola por el castillo descubriendo los secretos que éste escondía, pero entonces, una idea mucho mejor, y más apetitosa, se le ocurrió. —Mejor entremos, ¿quieres pastel de cerezas con té? O solo cerezas. Si no te gustan, siempre hay galletitas, yo no me opongo, serán más cerezas para mí —sí, aquella era su grandiosa idea, para ella no existía nada que aquel jugoso fruto no pudiese curar.
  2. Finalmente, después de una eternidad intentándolo, he venido a pedir un cambio de nick ¿Tengo que llenar líneas acá también? *mirando a los demás* al parecer si. Bueno, solo mencionaré que estas semanas todo será muy confuso u.u con todos cambiando de nick, me pierdo muy fácil, pero ya me acostumbraré :3
  3. Suspiró, acostada en su cama observando el techo de su habitación. No, no acababa de despertar; de hecho, el día estaba demasiado avanzado como para que siguiese en su habitación, pero ante la persistente jaqueca que le atormentaba, solo su almohada parecía reconfortarle un poco. A diferencia del sonoro clac que anunciaba la llegada de Yö, su elfo personal, seguido de su chillona voz soltando palabras a toda velocidad. —Yö… —susurró esperando que fuese suficiente para acallar a la criatura, mas, seguía hablando como si todo el tiempo del mundo no alcanzase para expresar su mensaje— ¡Yö! ¿Podrías hablar más lento, más bajo? O simplemente callarte. Te juro que justo ahora no me molestaría en lo más mínimo encargarme de que no vuelvas a pronunciar una palabra más en lo que te quede de vida. El elfo ni siquiera se inmutó ante la amenaza de la chica, conocía a la Macnair desde que era una niña y sabía lo cambiante que podía ser su humor, aun así, comenzó a hablar de nuevo, pausadamente y su voz convertida casi en un murmullo. —Una joven ha llegado al castillo preguntando por el ama Joa. Cattelyn venía a anunciarla pero Yö… —¿Quién es? —Le interrumpió incorporándose, ligeramente sorprendida de recibir una visita. Además, sabía que el sirviente solo explicaría como había logrado ser él, y no la elfina, quién diera aviso de la invitada. Celos. —Pues… no ha dicho su nombre —respondió con inseguridad. —¿Quién llega de visita y no da su nombre para ser presentada adecuadamente? —Se quejaba mientras calzaba sus zapatos, revisaba que su blusa y pantalón, ambos negros, no estuviesen demasiado arrugados y, posteriormente, se dirigía a la entrada del castillo. Al llegar a dicho lugar, se detuvo reconociendo a Nicole(?) junto a otra mujer. Solo hasta ese momento, recordó que le había invitado a su hogar. No era un secreto lo distante y desagradable que podía ser la Crowley, sin embargo, aquella chica le había recordado un poco a sí misma. A fin de cuentas, ella también había llegado al Reino Unido buscando a su familia. —Eras tú —dijo intentando mostrarse más amable de lo que acostumbraba—. Vamos, pasa. La próxima vez no olvides mencionar tu nombre, nunca se sabe qué clase de persona podría llegar de visita —agregó esto último en un susurro antes de voltear la vista a la otra fémina—. Y tú, ¿quién eres? —Indagó cruzándose de brazos. El rostro se le hacía conocido de algún lado, pero tampoco era un secreto su mala memoria.
  4. Hola, hola, modes, ¿cómo andan? He venido a hacerle un cariñito a mi ficha en vez de ponerme a rolear que veo que los links de imágenes están malos y no me gusta verla así T_T se ve abandonada. Así que traigo algunos cambios, no son muchos (e.e eso creo, sino, no me maten, please (?)) CAMBIOS: Creo que fue más de lo que pensaba e.e *deja chochos y huye* Gracias a quien edite :3
  5. Ir de compras debía ser una experiencia agradable para cualquier chica, ¿no? Pues para la Macnair no lo era. O sí, solo odiaba tener que rellenar esas odiosas planillas del Magic Mall que le quitaban el aspecto impulsivo a su malgasto de dinero, le hacía sentir como si siguiese en su puesto de trabajo dentro del Ministerio. Sin embargo, existía una razón por la que hacía tal sacrificio: un anillo. Regalo de Ariadna, su madre adoptiva, por su graduación de la Academia hace varias generaciones atrás, Con lo despistada que solía ser la pelinegra, no era de extrañar que lo hubiese perdido, pero tenía la remota esperanza de encontrar uno igual en aquel lugar. A fin de cuentas, era el Magic Mall, si no podía encontrarlo ahí, definitivamente tendría que rogar que su madre no notara la falta del obsequio; si volvía alguna vez, claro. Además, se había enterado por ahí, que cierta brujilla mortífaga trabajaba ahora en el lugar y nunca le parecía mal momento para cierto tipo de visitas. —Buenas, buenas —saludó con voz ligeramente alegre a Leah en el mostrador luego de haberse distraído un rato con los exhibidores del recinto—. Necesito un anillo de plata con una pequeña esmeralda, dime que tienes uno, por favor —a pesar de su aspecto calmado, sonaba como una niña pequeña pidiendo dulces. Solo necesitaba la argolla, luego se encargaría de grabarle su nombre. ID: 115031 Nick: Joa Jordison Bóveda: 96461 Rango: Unicornio de bronce Fecha: 23-08-2014 Nombre del producto: Anillo Objetos, Criatura o Poción: A Catalogación: A Puntos por unidad: 10 Cantidad de unidades: 1 Precio por unidad: 500 g Precio total: 500 g Total de Puntos: 10
  6. No pudo evitar soltar una suave risa ante el sorprendido balbuceo de agradecimiento proveniente de Fokker; él no esperaba que se comportara de aquella manera, lo cual resultaba gracioso puesto que la Macnair nunca lo había escuchado tartamudear de tal forma. Sin embargo, al recuperar la compostura, mostraba una interrogante mirada que la chica traducía como “ahora, cuéntame exactamente qué pasó”, ganando de inmediato un suspiro de fastidio de su parte mientras se alejaba buscando también algo que tomar. No era la clase de persona a la que le gustase dar explicaciones; contar qué hacía o dejaba de hacer, no formaba parte de ella. Aun así, sentía que, a causa de su exageración, debía al menos una parte de la historia. —Solo salí a dar un paseo en el Callejón, el castillo puede ser terriblemente aburrido algunas veces —comenzó a contar con desgano—. Terminé en The Cawing, ignorando que fuese tu negocio. Dominiv ya estaba allí, aparentemente me reconoció y decidió molestarme un rato. No es la persona más divertida, así que intenté marcharme pero me desarmó. Conseguí mi varita de regreso, me besó y huyo —se encogió de hombros, tomando un trago de lo que había estado buscando: vodka—. Maldito cobarde. Solo pensar en el vampiro y algo dentro de ella se revolvía. Seguía pensado que físicamente era un hombre atractivo, pero de lo más insoportable. Por no mencionar cuánto había tenido que contenerse para no saltarle encima y matarlo aquella noche. —Podríamos demostrarle de dónde sale el lema de la familia —sugirió a la pregunta de Ariane.
  7. ¡Buenos días! /o/ Esta vez me provocó venir a recibir a las nuevas :3 Natalia (porque así es más fácil que tu nick xD), Alexis, bienvenidas sean ambas dos de par dueto a la honorable familia Riddle. Mientras esperamos a que la Sra. Marca venga a agregarlas a la lista y reciban sus permisos, pasen a conocer On Rol a los adorables mortis y minis en la mansión, donde están compartiendo en la fogata como una linda y unida familia(?) Ok, ya, basta de cursilerías(?) xDD Pero en serio, pasen a conocer mortis en la mansión donde debería pasar yo también diviértanse y pásenla bien que es lo que importa. Saluditos :3
  8. Por un breve instante se complació con la reacción de Fokker ante sus palabras. Sin embargo, tan pronto como había iniciado, su ira se desvaneció al notar como la acusación hecha afectaba a su hermano más de lo que había pensado. Se quedó observando a Ariane, sin saber qué hacer ni cómo explicar que había exagerado un poco las cosas mientras el Crowley se alejaba de ambas en medio de la creciente tensión en el ambiente. Aún no sabía cómo Dominiv era su socio y no el furioso hombre en la habitación, seguía sintiendo cierto recelo al respecto, pero cierto sentimiento de culpa hacia mella en ella. ¿De verdad su hermano se preocupaba mínimamente por ella? ¿Cómo iba a explicarles que de hecho había exagerado un poco la situación? Sus pensamientos fueron interrumpidos por la ruidosa aparición de la elfina del patriarca, cuyas palabras al fin le permitieron entender que en realidad el demonio no sabía qué había llegado reclamando la chica. Volvió a mirar a su hermana, esta vez sus ojos luciendo el tono rojizo de siempre, en una silenciosa pregunta, con el golpe a la pared todavía resonando en sus oídos. Suspiró y sacó su varita, acercándose a Fokker, tomó la mano fracturada y con un susurro la curó. —Solo me besó… —confesó con desgano en el tono adecuado para que sus hermanos apenas escucharan, sin esperar la reacción de ambos por haberse acercado así al Cygnus—… y me dejó amarrada —mostró las marcas en sus muñecas, dejando aparecer luego una pequeña y tímida sonrisa. No se comportaría así normalmente, pero sabía que su acusación había llegado a preocupar a su hermana, e incluso Fokker parecía estarlo. En aquel momento no era el chico que intentó matarla en Duelo Avanzado, su tío, ni la persona que le cambió la vida diciendo que León era su padre; por primera vez lo veía como lo que era: su hermano mayor.
  9. Forcejeó contra el agarre de Fokker como si el contacto físico con su hermano quemara. Le molestaba inmensamente que se mostrase tan ignorante. ¡Él debía saber! Ella había visto la firma en el pergamino, el Crowley simplemente disfrutaba dar largas a aquella situación. —Suéltame —exigió en un susurro cargado de rabia, con sus irises tornándose cada vez más rojos—. ¿Por qué no lo admites y ya, o es que Dominiv ni siquiera te pagó? ¿Solo pasaron la noche juntos y amaneció con tu firma? —Su tono de voz ya no era elevado, en cambio se había convertido en una burla baja e impregnada de odio. La mayor recriminación que tenía era a sí misma, por haber confiado mínimamente en Fokker, pero aun así lanzaría toda la culpa en él. Se sentía traicionada, su hermano prácticamente la había vendido al mejor postor. —No pudiste, al menos, prevenirme. Tuve que conocerlo en tu negocio, donde por cierto, parecía estar muy a gusto, ¿te visita a menudo? —Cruzó los brazos en espera de una respuesta—. ¡Casi abusa de mí! —Era una acusación un poco exagerada, mas, esperaba que llegara a algún lugar en la consciencia del Cygnus—. Pero tú debes estar muy feliz, ¿no es así?
  10. ¡Hola! ¿Cómo están modes lindos? Vengo yo de nuevo a seguir intentando mejorar mi ficha pasito a pasito. Aunque mi historia no está completa, no es lo que más me incomoda por ahora e.e *mira su ficha* nonono Así que les dejo esto, desde ya, gracias por editar *deja té y galletitas* Actual: Cambio:
  11. La expresión de los presentes no denotaba nada más que sorpresa ante su, un tanto agresiva, llegada. Podría considerar creerlo de la mujer, pero no de Fokker, él debía saber algo, qué hacía su firma en aquel pergamino, por ejemplo. Aun así, intentó calmarse un poco, más que nada intentando recordar quién era la mujer que por lo visto sabía su nombre. —No quiero tomar nada, gracias… ¿Ariane? —Intentó adivinar. Creía conocerla aunque en tal momento la ira afectara un poco sus recuerdos. Sin embargo, se atrevía a asegurar que se trataba de otra hija de León—. Ya he bebido suficiente en compañía de “mi nuevo socio”. Seguro lo conoces muy bien, ¿no, hermanito? —Preguntó con veneno empapando su voz antes de comenzar a golpear al hombre en el pecho, escena bastante graciosa considerando la diferencia de estatura entre ambos Crowley, aun cuando la chica llevase tacones—. ¡Deja de fingir! No pudiste hacerte responsable del casino ni por un mes y vas y me dejas con el primer pervertido que te ofrece Merlín-sabrá-cuántos galeones. Sí, el cambio de socio le había afectado y necesitaba un desahogo, más aun considerando las circunstancias bajo las que había pasado la velada.
  12. Después de decidir que aburrirse en el castillo no era para nada divertido, había decidido salir a cierto negocio, que después supo, era de Fokker. Deshacerse de las ataduras impuestas por Dominiv no había sido mayor problema, superar el beso salvaje que le había dado, lo sería. Era solo un cobarde, amarrándola para poder escapar después de su invasivo acto. Sin embargo ya tendría la oportunidad para cobrar una pequeña venganza. De hecho, era por ello que regresaba al castillo hecha una pequeña furia. ¿Cómo es que su socio era Dominiv y no su hermano? Desde antes de aceptar abrir un casino con Fokker, sospechaba no poder confiar en él. Seguro se le olvidaría hacer los pagos, le dejaría todo el trabajo a ella. Lo que nunca esperó es que fuese directamente a entregarle su parte del negocio al primer desconocido que le pasara por delante. O bueno, quizás no tan desconocido, debía existir cierta historia entre Fokker y Dominiv, pero ese no era asunto suyo, el casino sí. Aun así, a pesar de andar siempre renegando la relación con el Cygnus, quizás era aquello que decían de “la sangre llama” lo que le llevó directamente a la cocina, donde se encontraba el mencionado Crowley, bebiendo acompañado de otra mujer. —¡Te voy a matar! —Amenazó intentando no gritar, mas, en la aparente soledad del lugar, resonó el eco de su voz.
  13. Casi sonríe a través de la maldición. No habría sido necesaria, pero si Dominiv creía que solo se acercaba a él gracias a su momentáneo control sobre ella, muy bien por su ego. La Macnair casi había conseguido lo que quería, lo que pensara su inesperado acompañante le daba igual. Aunque claro, aquello no quitaba lo molesto del olor a cigarrillos y los dedos del hombre sobre sus piernas. —Bastante bien, de hecho —comentó con respecto a su comodidad ya sentada en el regazo, con su mente regresando de la niebla provocada por el Imperius—. En realidad, si te callaras podría ser perfecto —murmuró apenas rozando sus labios con los del hombre. Tal declaración era cierta. Cabello oscuro y ojos azules, Dominiv encajaba fácilmente en los gustos físicos de la chica, sin embargo, al hablar no hacía más que molestar, igual que Santus. Merlín, ¿tendrían que ser así todos los hombres? ¿O sería solo cosas de vampiros? De cualquier forma, no era momento de reflexionar sobre el sexo masculino, tenía que centrarse en el presente. Jugaba con el cabello de su sorpresivo nuevo socio y acariciaba su pecho por encima de su camisa, aplicando lo aprendido de Santus. —Tendrías que hacer mucho más que pasar una buena noche conmigo para conseguir mi firma, no soy Fokker —declaró antes de levantarse, habiendo logrado sacar su varita del bolsillo de Dominiv—. Y te agradecería no vuelvas a llamarle “mi hermano” —argumentó con un deje de molestia en su voz, volviendo a la silla donde originalmente estaba sentada. Sus sentimientos hacia sus hermanos, y cualquier Crowley en general, eran bastante confusos. Aun así, preferiría tener de vuelta como socio a su querido hermano mayor antes que tener que soportar al vampiro frente a ella a diario.
  14. —Entonces debería comunicarme con el resto y formar un club “Anti-Dominiv” —comentó distante—. Usaremos lindos uniformes y tendremos té y galletitas en cada reunión, ¿no suena lindo? —Su voz sonaba indiferente a pesar de sus palabras. Se estaba aburriendo de aquel juego, todo lo que quería era su varita, y lo cierto era que el hombre no hacía la velada mínimamente más interesante. O al menos no de manera agradable, dada la última noticia soltada por el pelinegro, confirmada por el pergamino que ofreció. Quería matar a alguien, si se trataba del i****** de su hermano o del est****o y creído hombre frente a ella, no lo tenía claro. Aun así, mantuvo la calma y la inexpresividad de su rostro, no perdería el control solo para darle el gusto a Dominiv, además, no había mucho que pudiese hacer estando desarmada. El placer más accesible, destrozar el papel, no sería de gran ayuda; estaba segura que no andaría paseando con el original. —¿Volverás con lo de “piernas sexys”? —Preguntó evadiendo el tema, restándole importancia—. Pensé que estabas muy orgulloso de ti mismo al poder llamarme Joa. Quizás yo debería llamarte “Piernas Cómodas”, aunque debería probarlo primero —reflexionó, mirando pensativa esos terribles ojos azules—. Solo por curiosidad, ¿tuviste que pasar la noche con Fokker para obtener un “autógrafo” tan lindo?
  15. Sonrió con malicia ante el comentario de Dominiv sobre su copa. No estaba en sus planes inmediatos el volver a bañarlo de licor, pero el comentario del hombre al respecto no podía más que causarle gracia, y quien sabe, podría cambiar de opinión. —Los accidentes ocurren, querido, no puedo hacer mucho por evitarlo —explica inocente encogiéndose de hombros—. Tú debes saber mucho del tema, sin embargo, estoy segura que no muchas personas consideraran tu nacimiento como una bendición. Lo observó mientras tomaba de su trago, posteriormente alzando una ceja ante sus palabras. ¿Conocía a los dueños del negocio? Si así era, no lo recordaba. Tampoco es que le diese importancia a tal hecho, pero sin duda él sabía algo sobre ella, comenzando por su nombre. Se suponía que debía sentir algo ante tal hecho, pero lo cierto es que le daba igual. —No sé quiénes son los dueños de este negocio, pero puedo conseguirte un autógrafo de ellos, si tanto lo deseas, ya que dices que los conozco —contestó indiferente, sosteniendo la mirada de esos fríos ojos azules mientras tomaba un poco de su copa.
  16. Y así la diversión había acabado. Al principio la llegada de su padre brindó más emoción al pequeño drama de la mujer embarazada, obligando a la Macnair a suprimir el sonido de su risa ante las expresiones indignadas de la pelirroja, seguidas poco después de la salida definitiva, y se atrevería a decir “furiosa”, de la misma, acabando así con el ligero momento. Debía reconocer, mientras se dirigía a su habitación, que había resultado bastante interesante, no solo el pequeño espectáculo, sino también el observar a tantos miembros de la familia reunidos, por primera vez desde la crisis sufrida poco antes, ahora en condiciones menos trágicas. En ocasiones como esa dejaban de parecerle solo un montón de extraños viviendo en el mismo castillo, incluso encontraba similitudes entre ellos. Negó con la cabeza ante la puerta de su habitación. Mejor dejaba de pensar estupideces, buscaría algo que leer antes que tales pensamientos, o el aburrimiento, le enloquecieran.
  17. Un nuevo *-* Ok, solo aclaro que me pasé porque vi el post en el inicio porque nunca activé la cosa de las menciones xDD (ºº claro, yo espiando cuando debería estar haciendo otras mil cosas) Bienvenido, Noah ^^ e.e solo ya me confundí, el pj es niño o grande?? Soy fácil de confundir, sobre todo cuando me duele el cerebro x_x Ahora que leo que Noah es demonio... Joa es demonio e.e debí avisar eso antes?? Creo que mis ideas andan desordenadas xDD en fin, querido nuevo Macnair, no me ofrezco para adoptarte porque mi Joa aun es muy joven, pero bienvenido ^^ espero que ames la familia tanto como nosotros y te diviertas mucho :3 Saluditos.
  18. —¡Oh, pero que caballero! —Soltó con ironía. Hasta el momento no lo había pensado, pero quizás más que amenazarlo podría morderlo… No, demasiado salvaje. Mejor le seguía la corriente por un rato más, aunque no sabía qué tanto podría soportarlo, quería su varita de vuelta. Si tan solo dejara de mirarla con esos ojos tan azules. —No me digas, ¿eres adivino? —Finalmente Dominiv desvió la vista un momento, distraído con el espectáculo al que ella no le prestaba ni la más mínima atención. Si bien la razón principal para asistir a aquel local esa noche había sido disfrutar de un poco de buena música, gracias al impertinente hombre, su salida estaba arruinada. —Fuiste tú quien me retuvo aquí, así que vamos, muéstrame qué tan interesante eres. Por cierto, a tu cuenta, ¿no? —Preguntó y sin esperar respuesta llamó a algún empleado del lugar por una bebida.
  19. A veces veo mi ficha y pienso que es una vergüenza y no sé ni por dónde comenzar a editarla x.x Pero por algo debo empezar, así que hoy me he dignado a venir a pedir cambio, espero no darles mucho trabajo queridos modes, de antemano muchas gracias *deja chocos* Dice esto: Cambio:
  20. Aparentemente aquella reunión no sería tiempo perdido, León comenzaba a ser, por mucho, el Crowley que más le agradaba. Era más despreocupado y agradable que los demás, menos predispuesto a las ironías, si le preguntaban, y tenía ese algo… no sabía qué era, pero lo hacía casi tierno, como un tigrito, aunque no tuviese muy claro cuál era la diferencia de edad entre ellos. Por supuesto, eso era lo que pensaba por ahora, estaba casi segura de que si se atrevía siquiera a acercar su tenedor al pastel del chico, sería capaz incluso de rugir y despertar ese lado tan familiar. —Buen provecho —deseó sonriendo y alzando una ceja antes de tomar un trago de su taza de té—. Lo cierto es que no me imagino a todos los hijos de León viviendo juntos de pequeños. ¿Te imaginas cuántas peleas hubiese habido, por ejemplo, entre Fokker y tú, ó, Marissa y Valent? Claudia no podría haberlo soportado. Siguió el ejemplo de su hermano y comió un poco de su propia tarta, no tan vorazmente como él, pero lo suficiente para callar un momento. —¿Conoces acaso a un mago en Ottery, de buena familia, que no sea un pervertido? —Preguntó con la misma sonrisa que le brindaba él—. La cuestión es no atraer ninguna clase de mirada cuando estoy con mi hermano, resultaría… incómodo, como mínimo. De cualquier forma, ¿cuántos años tienes? Aún me confundo con tanta diferencia de edades.
  21. El hombre pareció pensar por un rato la idea de la academia, ¿se lo habría tomado en serio? El solo hecho de pensarlo provocaba que los labios de la Macnair formaran una fina línea, conteniendo una sonrisa. No sabía qué resultaría más gracioso, las competencias entre Marissa y Valent, o, León y Fokker. Lo cierto era que ninguno cedería a perder. Vengativos, orgullosos… Deja solo a los Crowleys en una clase y no te extrañes de conseguirlos heridos y deseando matar a los demás. Todo un amor. Y, por las palabras de León, no era la única en pensar en ellos de esa forma. Aunque a los siguiente no sabía bien qué responder. Al menos ahora estaba segura de que solo Fokker conocía su posición en la familia, pero si eso era un consuelo o no, no podía afirmarlo. Se limitó a observar al chico frente a ella, además de estar muriendo de sueño, parecía ser bastante relajado. Quizás si lo soltaba sin darle importancia… A fin de cuentas, el patriarca tenía un sinnúmero de hijos, una más no era una gran noticia. —No crecí cerca de los otros Crowleys —de hecho no los había conocido hasta su llegada a Inglaterra—, así que no puedo recordarte de antes de esa especial reunión unos meses atrás en el castillo —ante la memoria, una sonrisa irónica se dibujó en su rostro, pero se perdió antes de continuar—. Soy hija de León, entonces somos… hermanos. Ese tema, habiendo crecido como hija única, aún le incomodaba por lo que prefirió enfocarse en la cuestión del vestido. —¿No te parece que es muy temprano para eso? —Preguntó alzando una ceja—. No digo que no lo haga, pero hay mejores ocasiones para atraer miradas.
  22. Aquello ya se había convertido en un verdadero espectáculo, por lo que la chica solo tomó asiento y se limitó a disfrutar de éste, con Aicitel y Marissa atacando a más no poder a la pelirroja engreída. Ella misma hubiese colaborado si no se estuviese preguntando si burlarse de una mujer embarazada no era éticamente incorrecto. De cualquier forma, cubrió sus labios con una de sus manos, intentando disimular la su expresión ante la situación, y ni hablar de contener la sonora carcajada que amenazaba con escapar de sí debido a la aparición de las elfinas con tan ridícula vestimenta y la palabrería de la supuesta prometida de su padre. Quizás si fuese buena idea quedarse rondando por el castillo, con eso de tener funciones humorísticas a diario, por lo menos hasta el nacimiento del nuevo Crowley, cuando ya la mujer no fuese intocable. Se cuestionó si habría una lucha para ver quién acabaría con ella. Aicitel, Marissa, quizás, Claudia. La misma Macnair sería capaz de competir por obtener un lugar en la tortura. Fue la voz del propio León lo que la sacó de sus reflexiones. —Pasa que tendremos boda, padre —tan extraño era su humor en aquel momento que ni siquiera lo pensó mucho al decirlo—. O bueno, tú tendrás boda. Solo dime, ¿organizamos el casamiento o el divorcio de una vez? —Cuestionó más distraída—. Deben haber cerezas, solo por eso asistiría, porque si me preguntan, no apruebo su gusto por la moda, solo basta observar a sus elfinas. Terminó divagando en susurros, para después volver su atención de nuevo al tenso entorno. Ya descubrirían qué tan sincero era ese amor.
  23. Cruzó las piernas y los brazos, observándolo aburrida ante sus palabras. No importaba qué tanto dijera, el haberle quitado su varita solo demostraba que era un cobarde ante sus posibles ataques, porque, ¿para qué negarlo? Era eso precisamente lo que ansiaba hacer, atacarlo. No era más que un idi*** acostumbrado a no escuchar más que un “si”. La única razón por la que seguía allí era su varita, aunque fácilmente encontraría la forma para hacerle sufrir sin ella si se atrevía a tocarla de nuevo. —Vuelve a tocarme, querido, y puede que a tu mano le falten algunos de esos hermosos dedos que te gastas —amenazó sonriendo con ironía, poco después sustituida por soberbia ante la risa sin gracia del hombre. Podía negarlo, pero el comentario de la Macnair tuvo que haberle afectado de alguna forma para provocar tal reacción. Entrecerró los ojos y tuvo que morderse la lengua para no responder lo primero que se le pasó por la mente ante la interrogante repetida del hombre: no necesitaría saber su nombre porque en cuanto le regresara su varita no volverían a verse jamás. Sin embargo, supuso que eso no le ayudaría mucho a recuperar su arma. —Bueno, si nos vamos por apodos, no creo que los que te tengo sean muy halagadores —comentó desinteresada antes de pronunciar el primer nombre que le llegó a la mente, el de su madre, o mejor dicho, como su madre prefería ser llamada—: Katherine Kivilaakso, ¿feliz? Ahora regrésame mi varita.
  24. —Pues en mi opinión, si quieres hacer comentarios tan machistas, deberías tener ciertas aptitudes, y me parece que no cumples con los requisitos —comentó estudiándolo tan descaradamente como había hecho él a ella. Sí, había detenido su avance, pero era casi imposible detener la capacidad de la chica para lanzar improperios tan fácil como le era respirar. Aunque aquello último no fue del todo sencillo cuando Dominiv la acercó a sí. Decirle a sus pulmones que recogieran un poco de oxígeno tenía cierto grado de complejidad cuando un par de ojos hermosamente azules estaban fijos en los de ella a tan corta distancia. La mirada de ella cuando finalmente la alejó, dejaba claro que no estaba para nada feliz con que la hubiese desarmado. Pensó en irse sin su varita y buscar otro local para pasar el rato, pero aquel pedazo de madera era para ella más que una simple arma. —A ver si entiendo esto, primero haces semejantes comentarios machistas y luego me desarmas —comenzó mostrándose aburrida, sentándose de nuevo—. ¿Acaso temes los ataques de una débil chica? ¿O será que tener dos varitas te ayuda con ciertos complejos?
  25. Si había algo que le molestaba de aquel hombre era su seguridad. Parecía estar acostumbrado a ganarse el mundo con un par de palabras y hacer que las mujeres se arrastraran a sus pies por parpadear un par de veces. Si era eso lo que pretendía encontrar en ella, bien podría ir a buscar a otro lado antes que se cansara y terminase desperdiciando un valioso trago, como lo era el vodka, lanzándoselo encima. —¿Es, acaso, esa la cuestión? —Preguntó alzando una ceja—. ¿Si acepto la copa de un desconocido estoy declarando mi “confianza”? —Sonrió dejando el vaso que sostenía en la mesa. Él no debió haber dicho eso—. ¿Conocerme? Lo primero que debes recordar es… —la copa comenzó a moverse lentamente a través de la mesa hasta caer del otro lado, en la piernas del desconocido, mojándolo con el licor—… Que no soporto que me miren de esa forma. Además, como podrás notar, no soy precisamente una persona tolerante. Odiaba que la observasen de aquella manera, como si no fuese más que un objeto y no se diera cuenta de semejante estudio. Casi se sentía sucia después de ello. —¡Oh, lo siento! Yo no soy quien saca a pasar animalillos por ahí el fin de semana, pero prometo averiguar y enviarte una lechuza, así te llevan a socializar un poco —sonrió y se levantó sin esperar respuesta alguna de él—. Yo soy alguien a quien le hartó compartir “una copa” contigo. Buenas noches. Se alejó del Mills, cambiando su elección de mesa por una al frente, esperando que con aquello bastase para librarse de él.

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