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Aaron Black Yaxley

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Mensajes publicados por Aaron Black Yaxley

  1. Francia, cuna de la revolución social y política. Una mueca de disgusto se manifestó bajo la ligera máscara que cubría mi semblante, mientras una pareja de nomjas o bien conocidos como muggles, se reflejaba en la oscura pupila de la característica mirada gris que me precedía digno de uno de los linajes más emblemáticos del mundo mágico, los Black. Aparecer allí, de la nada, tomó por sorpresa a todos los presentes que vagaban por el sector...

    -¡Un mago! ¡un mago!...

    Nos tenían terror; el gobierno de Ada Camille Dumbledore había sido impuesto por persuasiones políticas que la levantaron al poder, sin contar que las prácticas de su guardia mágica eran tan dictatoriales como los alemanas con Von Alexandros o como lo fueron en mi gobierno algunos de los que hoy nos considerábamos como supremacistas de un culto que velaba por la libertad y el derecho de poder.

    Los gritos se habían intensificado y antes de que saliesen corriendo, ya los tenía colgando por una muñeca, tobillo o bien, del cinturón. Pataleaban, alegaban, se quejaban, pero aquello no era más que un show a mi vista. La pareja que se había reflejado hace poco en la mirada, intentaba abrazarse en el aire sin lograrlo. Sonreí y de pronto chisté un ardor dentro del pantalón; ligera prenda que combinaba con una delgada y oscura túnica de cuello prusiano. ¡Era el prendedor del ciervo!.

    -¡Los salvó la campana...! - exclamé irónicamente mientras les enseñaba el objeto de los Yaxley, uno que compartía junto con mi prima, Maida Yaxley o mejor conocida dentro del bando como Persefone- ... o lo que sea...

    Me consumí en una llamarada de fuego negro y sin más, me aparecí hombro a hombro con mi la bruja; las estaturas eran evidentemente distintas.

    -Nunca he entendido cómo es que funciona el prendedor de Orión y Gatiux... ¿saben que se los robaste verdad?... quizás queman como la pasión que esconden- le dije, mientras movía los hombros en círculos. Sinceramente estaba tenso- ... Creo que al estar cerca, éstas cosas arden. ¿Viste al resto por casualidad?...- pregunté mientras pasaba la varita lentamente frente a nosotros, susurrando un- ... fidelio...

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    El auguery de fuego maldito se había extinguido entre las mismas columnas de humo que unificaban a cada uno de los incinerados muggles. El salón comenzó a apestar a quemado, por lo que enarbolé la varita tras dar unos pasos sobre los pequeños montículos de ceniza, ocasionando un remolino que terminó por dispersar el aire denso de la estancia. La Reina estaba muerta y con ella, su guardia real. Achiné la mirada en una sonrisa que no se apreciaría tras la máscara mortífaga y observé a la mayoría de los presentes, todos y todas con rostros cubiertos. Formábamos un cónclave, uno de aspiraciones elitistas y porqué no, sanguinarias.

     

    Un espacio de silencio era aturdido por algunos taconeos que se acercaban hasta el lugar, abriendo la única puerta de par en par, para que Shiva y Yume condujesen al auror ante la vista de todos. Se le veía algo desaliñado, chascón y con la barba desordenada, mientras que las marcas de grilletes mágicos enseñaban un severo enrojecimiento en la piel. La gente murmuró la sorpresa e hicieron un camino para su entrada, custodiado por aquellas fieles mortífagas que lo habían traído hasta nosotros.

     

    -¡Bienvenido al nido de víboras!- saludé a Elvis con una leve e irónica reverencia- disculpa el olor...-inspiré aligerando la muñeca en círculos hacia mi máscara para que se percatase y sintiese el leve aroma- ...Nos gusta quemar algunas cosas, o me gusta, ¡como sea!...- satiricé con indiferencia. Puncé la punta de la varita bajo su mentón y presioné para que elevase la mirada- .. ¿nos querías reunidos?, aquí estamos...- observé al resto y extendí mis palmas- Elvis Gryffindor, ¡el Auror!...

     

    Se oyeron algunos abucheos y algunas risas sin sentido, cuestión que silencié con una rasgada fugaz de mi varita.

     

    -¡¿Quiénes se creen que son?!- reté a varios de los espectadores-... ¿cuántos de ustedes han tenido la valentía del mago aquí presente?, ¿a cuántos aurores han enfrentado?...¡tú o tú!...- dicté a un par de enmascarados, incitando a que siquiera dijeran algo. Volví a centrarme en la multitud- ...¡Mírenlo!... Él defendía a quienes nos han dañado, escondido y desconocido, ¡al muggle!. ¡¿Quieren terminar como él?!...

     

    Apunté la varita hacia el techo y casi al mismo tiempo de un estruendoso bombarda, nos protegí de los escombros que reventaron el cielo tras un básico conocimiento que había aprendido bajo el culto mortífago. Ipso facto se formaría una cúpula invisible que detendría el tiempo para todos quienes estuviésemos allí dentro, con partículas y trozos de concreto en el aire, cayendo a una lentitud tan elevada, que prácticamente parecían suspenderse en el espacio que nos reunía.

     

    -Morsmordre...- susurré, aún con varita en mano, para que todos apreciaran la chispa verde e inestable que subiría lentamente hasta salir de la atmósfera protectora, rayando hacia el cielo una línea esmeraldina que estallaría en la imperiosa Marca Tenebrosa.

     

    Varios elevaron la mirada, incluyéndome y alejando un gran pedazo de concreto con el dorso de la mano que extendía mi varita. Puse la otra mano sobre el prisionero y dejé caer la cabeza hacia el hombro que le daba, con naturalidad. Le hablaría al oído en ese momento.

     

    -...El futuro...- sostuve mientras observaba la guía de Lord Voldemort en el cielo- Puedo asegurarte que no soy el inquisidor, jefe... No necesito más que esto...

     

    Sí, le había hablado tal cuál me refería a su persona cuando trabajábamos para el cuartel. Sabía que se percataría de la identidad bajo el seudónimo con el que me reconocerían dentro del legado volderista: Caelum. Y dejaba en evidencia que no me era necesario ser el inquisidor para que la gente sintiese temor de mi nombre. Presidía un culto que había iniciado con el mago tenebroso más poderoso de todos los tiempos y con ello...

     

    "-¡Ustedes saben lo que quiero!- exclamé con un sonorus para que dejasen de embobarse con la serpiente enroscada en la calavera- ...¡Nuestro derecho de ser libres!."

     

    ...Las prácticas Grindelwalistas.

     

    >>Y esto terminará con una última sentencia, una que determinará un enfrentamiento que no cesará hasta que caiga el último de uno u otro lado... ¡Muerte a la Orden del Fénix! - les enseñé una vez más al Auror- ¡¿VIVO O MUERTO?!...

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  3. Buenas ^^ !!! Espero vayan muy bien y que las vísperas de éstas fiestas sean amenas, en familia y ojalá en la máxima armonía posible <3 ! . Como es debido, vengo a dejar mis votos para lo que se considera como "Mejor Rolero". Agradezco a todos los que han votado por mí, de verdad me hacen sentir bien pues uno reconoce falencias y a la vez aspira a ser como otros dentro del juego de rol, como por ejemplo, la escritura de Sagitas o Mackenzie, quienes tienen un potencial envidiable. Sin embargo, quiero desatacar otros nombres:

     

    -Kraven Von Alexandros: Su rol en Confederación fue genial!, su personaje va tomando un perfil que al menos a mí me gusta muchísimo pues los antagonistas dentro del marco de historia foril son escasos y creo de sobremanera que la clave está en darles tribuna, sea él u otros.

     

    -Nate Weasley: Uff! Qué decir... nada contra Goderic o Rory (a quienes deseo éxito en la última fase para liderato de la ODF) pero debo decir que si hubiese tenido plumas, mi voto habría sido para el sr. Weasley xD. Quizás pueda ser el hecho de que compartimos algunas visiones del rol global o porque hemos roleado un par de veces, pero bastaron aquellas situaciones para darme cuenta de un usuario pleno! con un rol pulcro y un personaje marcadísimo !

     

    -Hayame: Una usuaria con un talento innato, fin xD ... ¿no lo creen? ¡lean sus roles!. Una narración fina y entregada de lleno al lector; me gusta su ánimo e ímpetu para enriquecer las tramas y de hecho extraño leerle más seguido (tirón de orejas (?)) xDD. Agradable leer otros patrones dentro de lo que pueda ser común.

     

    ¡Oh! Cierto que Kraven no estaba en la lista, pero sin quitarle atención a los que ahí figuramos, creo que debió haber sido considerado independiente de la cantidad de roles. La cantidad no enseña nada, pero la calidad es algo que muchos agradecemos al meternos de lleno en una trama... (por algo éstas votaciones ¿verdad?) Quería darle un toque más sustancial a nombres distintos de los de siempre (hace poco tiempo), pues todos son dignos del juego de rol y conocemos en gran parte, sus facetas del ON.

     

    Podría hacer mención a otros que se han ido integrando hace poco, como Gatiux, quien sinceramente entrega un personaje totalmente vivo a la historia!... en dos o tres roles marcó una senda dentro de Día de Amnistía, o Shelle, quien dio un giro fundamental en la misma trama. También está Leslie, el gran Elvis, o muchas y muchos que podrían marcar una pauta distinta con las motivaciones correctas... en fin, siempre me voy en profundo xDDD

     

    Abrazo gente!! Saludines.

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  4. Capitulo 1°

    "La caída del Auror"

    ***En estos días traigo banner***

     

     

    En las frías y húmedas catacumbas, lugar donde se hallaban las salas de prisión, un roedor olfateaba desde lo alto de una biga, un pan sin morder. La estancia donde Elvis Gryffindor se encontraba capturado, estaba resguardada con magia tanto para reducir sonidos como también para desorientar a quienes no poseían el grabado tenebroso, activo en su piel. La gotera de alguna cañería filtrada era lo único que podía apreciarse sobre el adoquinado suelo.

    Encapuchado y enmascarado bajo la apariencia de Caelum- seudónimo con el que me daría a conocer libremente ante mis convicciones- bajé las escalinatas para encontrarme a un par de brujas frente a la celda. Acomodé el cabestrillo que sujetaba uno de mis brazos, herido por la daga que me había dañado hace un par de días y me detuve frente a ellas, buscando luego un espacio entre ambas para mirar al viejo Gryffindor desde el otro lado de los barrotes. La voz no sería más que un eco en susurros.

    - ¿Quién lo diría?- cuestioné mientras aferraba la mano libre a uno de los barrotes, haciendo amague de querer arrancarlo, demostrándole que nadie podría rescatarlo de allí- ¡El auror por excelencia!, esperando su sentencia... bien hecho Shiva...- recalqué, enhorabuena por la hija del prisionero, quien se encontraba ahí junto a Yume. Había pasado tras de ella, deslizando la diestra de hombro a hombro- No todos los días se captura a una eminencia de la bandada de fenixianos...¡Súbanlo dentro de veinte minutos!, el juicio será público frente a los conservadores del culto, y de la casta a la que ellos llaman... tenebrosa...- un brillo cruzaba el gris opaco de mis ojos.

    Dicho tal, giré sobre mi eje para dirigirme hacia los salones de bienvenida.


    ***



    Al exterior el ocaso se teñía entre lilas y anaranjados, colores que se escondían tras los nubarrones que auguraban una noche fría. De momento, lo único que se oía eran los grillos, algunos revoloteos indiferentes y el correr del agua en la fuente, lugar donde aparecieron un par de magos y brujas. Todos descalzos, llevaban túnicas blancas, pulcras y de capa larga que arrastraban tras su coordinante andar.

    -Repello muggletum...repello muggletum...

    Repetían una y otra vez mientras se alejaban en distintas direcciones para resguardar un área edificada, conocida como el palacio de Holyrood, en Edimburgo. Y así, como si fuese encerrado en una burbuja, el cascaron de magia invisible se extendió veloz hasta todas las entradas, caminos y carreteras, que pudiesen ser utilizadas por los seres no mágicos.

    Se sabía, o al menos se intuía, que los muggles habían mantenido una reunión de naciones en la que algunos exponentes de la sociedad mágica habían sido expuestos a la vista pública. Se comentaba que planeaban un atentado, sobre todo ahora que el Inquisidor había quedado como héroe tras el ataque a Hogwarts, San Mungo y el Ministerio Inglés. ¿Estarían vinculados? ¡desconocíamos tal cosa!

    En paralelo a ello, con Sagitas al mando del gobierno mágico, habríamos algunas y algunos que no confiaríamos en la mano dura que debiese recaer sobre la inferioridad del nomaj, y junto con ello, el peso de la ley sobre los fenixianos, bando rebelde que había escalado tribuna dentro de la política mágica logrando un duro frente ante al conservadurismo escondido entre prácticas mortífagas. Una lucha indefinida e incesante por el culto mágico; una guerra fría que parecía ser una bomba de tiempo.

    Todo preparado, la invitación había sido hecha para cada miembro del legado volderista, como así también para cada supremacista y conservador de los principios genuinos de la magia. Aquella noche habría un sacrificio para rememorar una sociedad oculta, un grupo que cada vez se oía más fuerte en los callejones mágicos, un círculo aclamado por muchos y odiado por otros tantos, el círculo del sagrado veintiocho.


    ***



    En algún lugar del palacio, los mortífagos y las familias que clamaban por el conservadurismo mágico, se reunían para reconstituir y glorificar uno de los cultos más antiguos del mundo mágico, el famoso círculo de las familias sagradas.

    -...No estoy aquí para pedirles lo obvio, que es ir contra el inquisidor, ¡más bien estoy aquí, para realzar el legado que hemos olvidado, los principios que se han fracturado y el poder que se ha desvirtuado!...- enmascarado, les hablaba con ímpetu, sin pararme sobre tarimas ni escenarios céntricos, mientras la reina muggle levitaba de boca al techo con los brazos caídos y las piernas flectadas. Había sido aturdida por algún otro miembro de los mortífagos y la tenía allí, a merced de los seguidores de la serpiente enroscada a la calavera junto a su guardia real. Todos éstos últimos arrodillados a penitencia de unos cuántos enmascarados- ¡Hoy habrá sentencia sobre aquellos que desconocen el poder que nos fue otorgado y con el que hemos de prevalecer nuestra existencia!, por nuestro legado, por nuestro bando- dicté, aligerando el alardeo de mis discursos- ¿A favor de la ejecución?...

    Ironicé entre ecos desbordantes mientras elevaba el brazo sano extendiendo mi varita, esperando que supiesen escoger sabiamente pues no toleraría encrucijadas ni reacciones con las que pueda dudar de la lealtad que depositaban allí. Varios comenzaron a levantar sus brazos, exigiendo la ejecución de los muggles allí, en medio de todos nosotros.

    -Está bien, está bien... nadie les impide llorar...- sopesé ante un muchacho, uno de los soldados que debían de dar su vida por la corona muggle, mientras tiritaba sobre un charco que manchaba sus pantalones- ¡Oh! no se trata de lágrimas...Está bien, hijo. Serás el primero...¡Avada Kedavra!...

    El haz de luz verde iluminó en destellos la sala, sombreando las máscaras y rostros descubiertos de los muggles, golpeando duramente el cuerpo del muchacho al que había dictado sentencia de muerte; la luz fue arrebatada de su mirada y lo que pareciese ser un quejido en realidad había sido su último suspiro.

    -Muy bien, ¿Quién sigue?...

    Cada uno de los guardias de palacio serían ejecutados a la vista de la casta tenebrosa, siendo la reina quién concluiría con aquella ola de asesinatos a sangre fría, cuando un augurey invocado en fuego maldito e intensificado en tamaño, abrazaría sus alas rodeando a su majestad para consumirla y no dejar rastro de ella. En su vuelo, misma suerte correrían los cadáveres de los soldados desarmados y levitados mediante magia.

    -¡Traigan al auror!

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  5. El viejo Yaxley y mi madrina no parecían estar al tanto de lo que había ocurrido los últimos años en el mundo mágico; suponía que si no se los había tragado alguna clase de vórtice astral, habían pasado ebrios la mayor parte del tiempo. Cuestión que a su vez desconocía; jamás les había visto beber. Con la caída del velo mágico, las brujas y los magos habían sido más que una atracción de circo para los muggles, ¡el mundo entero dio de qué hablar cuando eso pasó!, con enfrentamientos mágicos a la vista pública, desapariciones inesperadas, un levantamiento de la supremacía mágica y la política puesta en la mesa.

     

    - ¿En qué mundo viven?...- cuestioné un tanto molesto- estamos bajo amenaza de los no mágicos desde hace meses, hay un tipo que se hace llamar el Inquisidor. Tiene un ejército de fieles y corre el rumor de que un grupo de muggles han descubierto la forma de neutralizar nuestra magia. El estatuto del secreto ya no existe...- asentí a mi padrino cuando éste me pidió ayudarle con la mesa. No bastó más que una ligera floritura para que las tazas, platos y algunos cubiertos, comenzaran a sobrevolar la estancia desde sus estantes-... y no, no herví el té. Qué me crees oso viejo, ¿un yankee? ...

     

    Había algo que reconocía abiertamente, y era que Orión tenía una buena mano para la cocina. A Maida siempre le quedaba una tela a medio cocer sobre el huevo frito y eso no lo hacía muy apetecible, sin contar que en más de alguna oportunidad se le quemaron las tostadas por andar preocupada de sus pociones amorosas. Sin conocer que un elfo estaba ojo al piojo con la Manor, extrañaba a los elfos de los Black, ellos hacían todo y así no perdíamos el tiempo. En fin, quizás mi padrino me había enseñado algo, después de todo ¿quién desayunaba en familia estos días?.

     

    - Con tres hijos me basta y me sobra respecto de relaciones amorosas, tío. Aparte han fortalecido las alianzas con los Triviani; los contactos de la Zíngara son de temer... -comentaba mientras levitaba algunas rebanadas de pan para cambiarle la cara, buscando una crujiente mordida-... aparte, sabes que las relaciones no son lo mío. ¿Quién aguantaría a un mago como yo? ¿verdad?...- insté a Macnair quien parecía haberse quedado muda. Lo cierto era que sí escondía un amor, pero con la contingencia que me rodeaba, solo la pondría en peligro- y tú, Idylla, ¿estás comprometida o algo?...

  6. Aaron Augustine Black Yaxley

     

    -Buenos días, ¿A quién busca?...

     

    Un joven Aaron de aproximadamente dieciséis años acababa de pisar el mítico Cuartel General de Aurores. Algunas papeletas con diversas formas de animales sobrevolaban desde un lugar a otro, ¡entre oficinas!. Un pequeño pichón de papel se había posado en mi hombro algo desorientado, por lo que le invité a posarse en mi dedo para que emprendiese nuevamente el vuelo; ¡observaba todo como un verdadero muggle!. En las paredes, se apreciaban algunas fotografías de los Aurores más destacados, de hecho y con un marco de oro al final, el legendario Harry Potter se cruzaba de brazos y te sonreía amablemente varita en mano.

     

    -Joven, ¿a quién busca?...- volvió a repetir la secretaria del lugar. Sus cabellos lilas contrastaban armónicamente con la pared blanquecina del fondo. ¡Me dieron ganas de tomar un helado de crema frambuesa! de seguro le pediría a mi hermana Evarela o al tío Orión que soltasen un galeón.

     

    -Disculpe...- le dije, mientras terminaba de observar a un grupito de brujas y magos con elegantes túnicas de tonos pasteles, salir desde un pasillo aledaño-... mi nombre es Aaron, Aaron Augustine Black Yaxley. Me he ganado una pasantía de verano en el cuartel y querría saber desde cuándo podría comenzar...

     

    -¡Desde hoy mismo!- exclamó una agradable voz.

     

    Volteándome algo torpe hacia la dirección en que provenía tal exclamación, sonreí algo tímido a dos magos que se acercaban hasta el mesón de secretaría. Gryffindor y Granger se presentaban con el mejor de los ánimos, extendiendo sus manos para un apretón amigable y ameno para luego atender a un certificado que validaba mi presencia allí; algo así como una beca de estudios. Seba duplicó su cámara fotográfica y mientras Elvis dejaba caer su mano en mi hombro, un vínculo de satisfacción me hizo sentir más cómodo que en mi propio hogar.

     

    ****

     

    Observando los filamentos plateados que expedía la varita del auror, me concentré rápidamente en una cúpula astral , creando así un pequeño círculo a mi alrededor donde el espacio tiempo sería controlado a mi antojo. Los pliegues de mi túnica parecieron elevarse lentamente pero no era más que un manejo para limitar la velocidad en un pequeño diámetro a mi alrededor. Algunos magos y brujas lograron aflojar sus detenciones y optaron por esfumarse tras elevar la vista al techo de la estancia, mientras que algunos duelos aislados comenzaban a propagarse con diversos destellos luminosos.

     

    Con las manos puestas en frente, en una posición que esperaba detener la embestida del azabache animal, no logré definir la presencia de Shiva, como tampoco la de Luna quien había regresado en defensa de su padre. Yo estaba solo, lo había pedido así. En eso ¡el hipogrifo arremetió con todo la barrera mágica!, pero ya dentro del círculo astral su aleteo fue lento y pesado, momento que aproveché para correr hacia el y enrollarme en su cuello, montándolo. Fue también, el segundo en que crucé mi gris mirada con la de Darla, sopesando la actitud que tomaba al posicionarse junto a Elvis.

     

    Entonces aferré ambas manos al plumaje oscuro de la creación del auror y salimos sobrevolando todo el lugar. Por supuesto que la bestia querría botarme, más yo me apegué con gran fuerza, apretando las piernas y tomando mis muñecas sin soltar aún mi varita, momento en que y tras golpear un ala en uno de los gruesos pilares de la estancia, me concentré en un Obsistens...

     

    El contorno de mis manos se iluminó en un tono lila que sombreó algunos rincones del lugar, proyectando un cerco mágico que fue enredando a la criatura, ¡aprisionándole!, hasta que cayó arremetiendo contra algunos puestos, implosionando en un punto ciego que terminaría por consumir al hipogrifo sin dejar rastro alguno. Por mi parte, ¡había caído!, rodando un par de veces, por lo que me levanté sujetando mi varita mientras sacudía mis prendas del polvillo que ambientaba la escena.

     

    ****

     

    Es muy fácil, al menos así lo había hecho saber el director del cuartel. Mi trabajo constaba en tomar algunas fotografías de las escenas donde los bandos rebeldes habían perpetrado los crímenes. Elvis siempre me había invitado a una taza de café o chocolate caliente con galletas o grajeas luego de la jornada, jamás me había hecho sentir distinto, diferente al resto por pertenecer a una familia que hasta esos momentos era de una dudosa reputación social, al voz populi. ¡Los Black! ¡el Toujours Pur!... Sin duda alguna, comenzaba a ver a Gryffindor como un mentor, una opinión que claramente escondía de mis pares, de mi círculo, de un bando que me había rodeado toda la vida pero que en ese momento desconocía en plenitud; al menos la participación de mi propia familia. Hasta esa etapa de mi vida, por mis años en Hogwarts, había creído que solo formábamos parte de una familia elitista más no tan oscura, no después de la caída de Lord Voldemort. A veces no dejaban que me juntase con quienes ostentaban apellidos traidores al culto mágico, como los Weasley o los Rambaldi, más ¿qué sabría un chico en plena adolescencia?, yo no era Tom Riddle y mis particulares ideales no eran más que semillas que se desarrollarían con el pasar de los años.

     

    Le tenia un gran aprecio a Elvis, a Annick, a sus hijos o los que pude conocer, a su círculo. Nunca supe, nunca se me cruzó por la mente pues la ingenuidad de los sentimientos me habían cegado en poder dudar de él y sus principios. Siempre pensé que había sido más listo al irme infiltrando con el paso de los años, a creer que la seguridad mágica iba contra ambos bandos, ¡pero no!, ¡los principios fenxianos siempre habrían de velar e ir en contra de cualquier legado que Voldemort pudiese haber instaurado en algún momento!... Cómo fui tan tonto...

     

    ****

     

    La Orden del Fénix iremos contra cualquier persona que quiera atacar o herir a cualquier inocente...¡Y tú, Aaron Yaxley eres el primero!...

     

    Aferraba mi varita en su contra, con algún dejo de compasión cuando le vi allí, pudiendo sentir aún esa nostalgia tras el vínculo de almas que había logrado. Sin embargo, su postura me daba la razón una vez más... ¡los sentimientos te volvían débil!... tensé la mandíbula y escupí algo de sangre. Mi mejilla ardía y cosquilleaba, seguramente algún rasmillón habría de tener y a pesar de la sacudida en mis prendas, aún estaba manchado con polvo.

     

    -¡Absorvere!- dicté con mi arma mágica en dirección a Elvis, el auror. La determinación, la intención en la magia oscura con la que acababa de atacarle sostenía una decisión tan crucial, que casi pude oír, cómo los huesos de su tobillo se quebraban cuan ramillas del Otoño.

     

    Antes... quizás antes de apegarme a la norma del culto tenebroso que hoy por hoy me entregaba todo lo que necesitaba, tal vez, Elvis podría haber guiado de mejor manera mis principios, más hoy no había nada que nos atara. Él era un fenixiano ¡un traidor más! y pagaría por ello. En algún momento de mi vida podría haberle visto como un hijo a un padre- siendo yo un crío de padre ausente- pero con lo que acababa de oír, estaba seguro de que jamás podría haberme formado bajo las alas del fénix. ¡Quería verlo de rodillas!

     

    @

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  7. Tiendas de Campaña cercano al Bosque- Terrenos de los Yaxley

     

    -...¿Qué dijo qué?...- cuestionó una voz en tono autoritario. Un comandante de escuadrón que deslizaba unas cuantas fotografías de algunas brujas y unos cuantos magos que distinguían dentro del mundo mágico, hasta dar con la imagen de una mujer con cabellos color lila.

     

    - ...Que compró el terreno a una tal Sagitas Potter Blue, señor...

     

    -...¡Son magos!...

     

    El pitido después del corte de comunicaciones por radio pareció extenderse más de lo normal. Unas cuantas señas en off decretaron la avanzada de un escuadrón que acababa de llegar en otra camioneta, la última que había salido desde la manor de los Yaxley; las alarmas no fueron más que indicaciones mudas para rodear la carpa donde Orión y Gatiux se encontraban. Al menos una treintena de soldados armados, con trajes aparatosos y armas alteradas, modificadas para disparar el suero antimagia, apuntaron hacia el grueso género beige.

     

    -¡Brown!...¡Brown!- chistó uno de los oficiales, en el más mínimo silencio mientras presionaba un botoncito en la corona del comunicador- ¡Sal de ahí, esos dos no son de los nuestros!...

     

    El tipo, que se encontraba dentro de la carpa a cargo de la capitanía de Gutierrez, cruzó miradas con el supuesto señor Thomson y deslizó rápidamente el género hacia un lado para salir de la estancia.

     

    >>¡¡Están bajo supervisión y detención en nombre de la Organización de las naciones unidas. Se les advierte no utilizar magia, de lo contrario se abrirá fuego a discreción!!<<

     

    Por el megáfono, el apercibimiento había sido más que claro. Seguramente la señorita Dana Gutierrez no se esperaría tal cosa, tampoco fuese algo de gusto, pero a modo de consuelo ella sabía que el sacrificio le rescataría algunos honores que solamente su familia oiría; era el protocolo y no había nada que pudiese hacer. Se oyeron el desbloqueo de los seguros, o al menos los jóvenes e impacientes soldados lo oyeron entre nervios de no saber si estaban haciendo realmente lo correcto, sin embargo, la venganza de los daños que algunos miembros de la comunidad mágica habían ocasionado hacia los suyos, los nomaj, los muggles, les devolvía el ímpetu de arremeter contra quien poseía una varita.

     

    >>¡¡Deben dejar sus varas de madera en el suelo y salir con la manos sobre la nuca!!...A la cuenta de diez... nueve... ocho...<<

    **********************

    Nueva York- Broadway, Manhattan.

    Una seguidilla de camionetas negras, ostentosas, relucientes y llamativas, atravesaban libremente uno que otro puesto de avanzada con el que los muggles habían buscado el control de la ciudad. Luego del atentado en el coffe bar de la ONU, la situación se había salido de control y el despliegue de las fuerzas armadas como también las de orden y seguridad, había apostado por un plan de emergencia que mantenían hace al menos una semana.

     

    Por su parte y unos cuántos días antes, los funerales de Amanda y Roman se habían llevado a cabo con total discreción, con uno que otro miembro diplomático, algunos políticos y sus familiares más cercanos. En el caso del viejo Jones, solo habían asistido sus dos hijos (gemelos) con sus respectivas tenidas tanto de la armada como la fuerza militar estadounidense; la ceremonia había cautivado la emoción de los presentes, con un protocolo digno de su estirpe, bandera sobre el ataúd y unos cuántos sorbetes de nariz cuando comenzaba el descenso de los seres queridos.

     

    Un alto en pleno Brodway detuvo al vehículo que encabezaba la misión.

     

    -Tenemos ordenes...- dijo el tipo que bajaba el vidrio del blindado mientas extendía un documento firmado por altas autoridades muggles.

     

    -¿Hacia dónde se dirigen?- cuestionó el recluta, mientras intercambiaba miradas con otro de su clase quien le asentía a lo lejos.

     

    -Al 223 Edificio Woolworth...

     

    El resto no se oyó bien, pues unos cuatro helicópteros de guerra sobrevolaron la zona en la misma dirección a la que se dirigían el grupo de vehículos blindados.

     

    -Adelante, pueden seguir.

     

    -Gracias hijo...- comentó el tipo, mientras tomaba su hoja de vuelta con un timbre de agua y daba dos golpes a la puerta con el brazo que sacaba por la ventana.

     

    No pasarían ni cinco minutos para cuando las fuerzas especiales allanarían uno de los lugares más emblemáticos del mundo mágico, El Magicongreso Único de la Sociedad Americana. Las fuerzas eran hostiles y no iban con la intención de negociar. Arremeterían por los tejados, por tierra, ¡de sorpresa y sin previo aviso!. Sin obviar que las armas que manejaban, contenían el suero antimagia.

     

    El golpe para la sociedad de brujas y magos sería a escala mundial, coordinado y sin infiltrados... ¿Cómo escaparían de ello?

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  8. Aaron Augustine Black Yaxley

     

    Sin duda alguna, ambos ya no éramos los mismos. El joven Elvis que conocí en los pasillos alfombrados del Ministerio de Magia inglés- con tapices relucientes y oficinas tan pulcras como ordenadas-, ya no era más el mismo mago; su afable sonrisa se había borrado del rostro y las sienes se manchaban de un color ceniza. De seguro, los años le otorgaron mucho más que sabiduría. Las arrugas en su mirada o las facciones caídas denotaban una vida de esfuerzos y valores que, de forma indudable, implementó a diario por su gente, por el mítico cuartel de aurores, por su familia. La tenue luz del lugar sombreaba nuestros rostros. Pero Gryffindor se notaba fractalizado, podía sentirlo a través de un vínculo de almas que quizás solo él pudo percatarse, de hecho, estaba seguro que sabría que la oclumancia no le serviría de nada, como así mismo, era imposible para mí encontrar el punto de quiebre en él, ya que el nexo que había aprendido como aprendiz de Asra Boswell solo me permitía sentir o hacer sentir, más no conocer lo esencial.

     

    Por mi parte, también reconocía un cambio en mí. Ya no era el chico sencillo y amable de aquellos años, ni el innato meritorio servicial que aquél valiente mago pudo conocer; la vida misma me había cambiado y la casta tenebrosa había sido un soporte ¡un escape!, un camino que me guio hasta lo que era hoy en día. Mi semblante, mi apariencia, ya no eran de un carácter indulgente- una fina cicatriz bordeaba la base de uno de mis ojos y otra se escondía en el cuello prusiano de la túnica. Ambas producto de la guerra mágica-, sino más bien parco, ¡indiferente!, pero con un carisma bastante particular.

     

    "Y por la misma razón que lo instruí, también estoy seguro que su mayor logro será llevar a toda la comunidad mágica a la ruina"

     

    Una docena de filamentos de intermitentes colores anaranjados, amarillos y rojizos, se elevaron como un arco por lo alto de la estancia hacia donde yo me posicionaba. Iluminaron las milenarias vigas y cadenas estructurales, como también e incluyéndonos, las coronillas de los presentes; fue el momento en que unos cuantos seguidores de Von Alexandros elevaron sus varitas hacia el legandario auror, mientras yo elevaba el rostro hacia las flechas de fuego, concentrándome seria y serenamente en un salvaguarda mágica para volverme intangible. Cerré la gris mirada con plena armonía cuando los filamentos atravesaron mi cuerpo sin ocasionar daño alguno, entonces abrí ambos brazos e inspiré el poder que me rodeaba.

     

    -¡No se entrometan!...- advertí a los magos y brujas que Elvis había logrado desarmar con facilidad, escena que se reflejó en el gris y frío iris que me caracterizaba- ... El Auror está errando y desconoce la finalidad de éste quorum. ¡Como he sido quien ha tomado el control de Reino Unido, seré yo quien haga un juicio de esto!...- comenté mientras empuñaba una mano y la soltaba violentamente frente a mí, expandiendo rápidamente un polvillo espeso, que de seguro cegaría al viejo Gryffindor tras haber canalizado unas arenas del hechicero que concentré en el ingenio de mis conocimientos mágicos

     

    >>Esto es entre él... y yo; mentor...- murmuré vagamente, en un hilillo sentimental que acababa de cortar.

     

    @

     

    OFF: KEMOZIÓN! :3

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  9. Aaron Augustine Black Yaxley

     

    No había tenido duda alguna de que la bruja no se dejaría atrapar fácilmente, era parte de una familia con el valor del coraje por delante- ¡Qué necios!; si lograran comprender la causa del porqué intentaba unificar las varitas contra la hostilidad muggle, serían un grupo de brujas y magos que ayudarían bastante- sin embargo, pareciera que no estaban preparados para comprender el porqué de mis actos. No les culpaba, la sangre no era un principio para ellos...

     

    Observé al grupo de magos del Führer mágico acercarse hasta las brujas, cuando de pronto un intercambio de hechizos encendió las miradas de los presentes iluminando cada rostro entre destellos verdes, rojos y azules, colores que sombrearon la sonrisa ligera en mi rostro ante las palabras de Luna. Alcé mi varita para concentrarme en una que otra maldición asesina, pero una explosión gatilló aún más los ánimos del lugar. Un tipo alto con un pearcing en la ceja y un cabello rebelde que rozaba sus hombros apareció junto a Sagitas y Gryffindor, tomándolas del brazo para desaparecer conjuntamente entre una explosión de polvo y plumas... Chisté en una mueca de disgusto y defendí mi frente de una ráfaga mágica que por poco me alcanzaba...

     

    Fue el momento en que un hombre de rostro quemado y cabello oscuro alzó la voz. En medio de los destellos mágicos, el brujo parecía ser un tipo poderoso pues también se defendió de algunos que intentaron abalanzarse mientras se acercaba más y más a mí; ¡Yo tenía el apoyo de la supremacía mágica!, ¿qué se creían aquellos que atentaban contra el derecho digno de la bruja y el mago por sobre el muggle?. Enarqué una ceja y varita en mano intenté oír alguna de sus palabras.

     

    -...Ya ....¡ Ya no!...- exclamé hacia el egipcio en medio de un tumulto en rebeldía, con algunos cobardes que no se atrevían a levantar la fuerza mágica en contra del Inquisidor; enarbolando la varita en círculo para crear una cúpula invisible que logró protegerme, a mí y a suerte de él, de unas proyecciones con las que muchos soldados de Von Alexandros, intentaban la captura de los rebeldes- ¡NO HABRÁ PAZ HASTA QUE NO TENGA LA CABEZA DEL INQUISIDOR EN FRENTE!... ¡ A ÉL!...- ordené a un grupo de brujas y magos fieles que se abalanzaron con hechizos en su contra.

     

    Dicho tal, me envolví en una voluta de espesa niebla oscura hasta posicionarme en el centro del incinerado podio donde muchos habían dado su opinión, lugar desde donde divisé claramente a Maida junto a mi nieta y un tipo desconocido. Hice un gesto a Ada para que levantase sus fuerzas (brujas y magos de la milicia francesa) y retuviesen a quienes quisiesen volverse contra ésta alianza...

     

    >>Aaron Yaxley...al fin se digna a dar la cara, señor<<

     

    La voz de mi instructor mágico me pilló de sorpresa, una tan fugaz que fue correspondida con una media curvatura en el frío e indiferente semblante que tanto me caracterizaba, una que no vio pues le daba la espalda.

     

    - Sonorus...¡HALT! (alto)...- ordené a los fieles de Kraven, requiriendo un alto al fuego para apuntar con mi varita a uno de los magos más connotados de las últimas décadas. El tipo se veía acabado, a simple vista se apreciaba, pero no por ello había que subestimarlo. Elvis Gryffindor era un reconocido cazador de brujas y magos tenebrosos.

     

    Muchos de los adoctrinados magos del Reichstag mágico, quedaron con evidente sumisión hacia quienes intentaron escapar o bien, sobre quienes osaron desconocer la alianza que a la fuerza, les ofrecía- sin fijarme en los franceses, pues éstos ya habían demostrado su lealtad y qué mejor que estar bajo órdenes de alguien leal a mi familia como lo era Ada- con sus varitas puestas en las sienes y gargantas de los desarmados; un comandante reuniría aquellas varitas para darlas a Kraven, él sabría qué hacer con ellas.

     

    - ¡Uno de mis maestros!- comenté con ironía, observando a los que apreciaban ésta eventual y contenciosa plática- ... sí, ¡el gran Elvis Gryffindor!...- proseguí en un sarcasmo innato aunque muy paradójico pues jamás desconocería a alguien de su talla- ... un adulador de los principios de los Aurores, ¡un guerrero!... ¡El león!...- sostenía entre exclamaciones halagadoras hacia el brujo que me había enseñado, en parte, cada resquicio en mis inicios dentro del cuartel, pues él y Seba, el mítico Granger, habían sido dos pilares para mí cuando había ingresado a trabajar en el Ministerio de Magia y Hechicería británico- el mago que me acogió en mi inicios y que ahora... ¡ME ACUSA DE IR CONTRA DE MI GENTE! ¡MIS HERMANAS, MIS HERMANOS! ¡LA MAGIA! .... ¡MI CULTO!...- acusé en un abrupto cambio de voz, grave y hostil- ¿El Inquisidor? ¡¿YO?!...

     

    >> ...No le temo a un juicio mágico, Gryffindor...- sopesé, observando que ninguno de los retenidos se moviese del lugar; de ser así, serían asesinados de ipso facto por la milicia de Kraven. Mis influencias eran reconocidas- ... no mientras siga convencido de que nuestro derecho de libertad no debe estar sometido a un escondite ni vista ciega hacia aquellos que no comprenden ni reconocen una fuerza superior, ¡sí!, ¡Hablo del nomaj, del muggle, de los que no son dignos de la magia!- bufé molesto mientras las necrohand que estaban ofuscadas, atentas de defenderme, cubrían cualquier desnivel ante mi ligero andar- ... Ya lo dijo Gellert alguna vez, ¡y por mucho que éste se haya equivocado en sus prácticas, siempre tuvo razón en algo!...- me adelanté, apaciguando los criterios poco críticos- ¡Nosotros no somos los hostiles!... ¿Qué vas a esperar?, dime Elvis... ¿Vas a esperar a que reconozca algo que no soy?, ¿perderás tu tiempo hasta que confiese ser contra quién deseo enfrentarme?... ¡¿mientras él y sus redentis amenazan con la extinción de nuestra sociedad?!...

     

    >>Quizás muchos me culpan de haber abierto la puerta, de darnos a conocer, de hecho y en su terquedad... ¡de entregarnos en bandeja!...- reí, reí sosteniendo mi vara mágica como si fuese una extensión plena de mi cuerpo- ... ¡No he hecho más que mostrarles cuán cautivos nos tenían!, ¡amenazados de no demostrar nuestra magia!... nuestra esencia...-murmuré en un teatralizado acto de desesperanza- ... ¡Somos distintos!, la historia nos ha demostrado que sus viles actos desconocieron nuestra experiencia, ¡pudimos ser de ayuda en muchas ocasiones!, pero su ego ... el pie de su ego nos tenía en el suelo una y otra, y otra vez...¡pero ya no más!. Hoy se jactan de un héroe que no ha hecho más que amedrentarnos, ¡atentar contra nuestro pueblo!, uno que destruyó Hogwarts, que inhabilitó San Mungo, y que crea un ejército a diario ¡para aniquilarnos!.... ¿En serio me crees capaz de eso, después de profesar toda mi ferviente pasión hacia los míos?...

     

    Cuestión que prácticamente no era mentira; los míos eran quienes servían fielmente el legado del mago tenebroso más grande de todos los tiempos, pero eso, Elvis ni cualquier otro, podría saberlo.

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  10. FJfifyT.png

     

    Y como parte de un ritual, la máscara mortífaga había cubierto mi identidad sin siquiera pasar la varita por sobre mi rostro. ¡Sin duda alguna era un sueño!... ese sueño. Tras las rendijas de la identidad tenebrosa y bajo el seudónimo de Caelum, observé el desesperado parpadear de la bruja hasta que musitó unas palabras con las que pareciese haberme logrado enfocar otra vez, fue justo en ese momento que dibujé una media luna con mi muñeca y la extensión de mi varita en su dirección...

     

    -...séneca...-murmuré. No quería atacarle, aún no, pues no entendía muy bien el contexto de todo esto; tan solo sabía que era una escena constante, una que esperaba, no se transformara en la pesadilla de siempre.

     

    El hechizo sería certero, secando su garganta a tal punto de evitar el habla. Sin embargo y al parecer, Ishtar había logrado arremeter contra mí un conjuro más, uno verbal con el cuál sentí como si una fina aguja se incrustara en mi sien... olvidando... quizás qué cosa. Por consecuencia, volví a ejecutar un latigazo de mi brazo cuya extensión mágica daría de lleno en la bruja, buscando que ella olvidara lo que ella en mí; tan solo recordaba la palabra, más no la intención con la que actuaba la magia en su lugar.

     

    -¡Anular confundus!- exclamé. Era un movimiento espejo, sí, pero no tan igual al reflejo del sueño que nos enlazaba. Ahora iríamos partiendo en posiciones similares...

     

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    @@Arya Macnair

  11. Cuando la bruja entró en la casona de los Yaxley, nos dirigimos hacia la cocina, estancia donde los leños se apilarían ordenados e irían entrando al fogón para alimentar la combustión y poner las mil y un teteras a hervir. Bastó que dejase el vaso sobre un estante para que un paño de cocina- bordado con una "G" color lila en una de sus esquinas- me diese un latigazo en el dorso en señal de reproche; bufé desinteresado mientras el mismo pañito se enroscaba por el vaso y lo llevaba hasta el lavavajillas para limpiarlo por arte de magia.

     

    -Agradezco sus halagos hacia éste hogar. Le pertenece a Orión y Gatiux...¿les conoce verdad?-comenté al tiempo que buscaba el frasquito de café haciendo amague de alcanzar el azúcar y otra botellita que parecía frasquito de pociones. Una cinta pegada en diagonal rezaba "Endulzante de Maida"- ¿azúcar o endulzante?... aunque le recomendaría el azúcar; Mi prima suele esconder ciertas intenciones en sus soluciones mágicas...- sostuve adelantándome a su respuesta.

     

    Le invité a tomar asiento frente a mí, en una mesa pequeña de tres anchos tablones y unas cuántas sillas a su alrededor- todo muy campestre- para chasquear los dedos y observar que la tetera roja de Evedhiel no quemara a Macnair mientras rellenaba su tacita con agua hirviendo. Yo me serví un poco de té inglés; viejas costumbres de un culto arraigado. Destapé un frasco con grajeas y le ofrecí a que sacara con total libertad, a fin de cuentas, los sabores eran toda una ruleta.

     

    - Las alianzas que he mantenido con la familia Macnair han dado más fuerza al bando, Ariadna. Sin duda alguna es un gusto que se haya acercado hasta acá...-le dije al tiempo que enseñaba parte de la estancia con total gracia-... es una vía de escape para mí. Al mundo mágico le acechan guerras terribles; ya tomó conocimiento de lo que puede lograr un demente como el Inquisidor, atacar niños en un colegio no es un buen precedente ¿verdad?. Muchos me culpan de haber levantado el velo mágico, desconocer el estatuto, ¡me vinculan a ese loco desquiciado!, pero pocos son los que han comprendido la verdadera intención de mis actos...los muggles jamás reconocerán una fuerza superior, nos cazaron en un pasado y lo harán ahora...- afirmé llevando la tacita humeante hasta mis labios; sonreí y bebí.

     

    La plática cobraba sentido, al menos para mí, sin embargo tampoco dudaba de que la bruja estaba allí para demostrar una lealtad, un reconocimiento que no se debía solamente a mí, sino al legado del mago tenebroso más grande de todos los tiempos. Fue entonces que se oyeron los pasos por la escalera, o eso intuí sin percatarme que alguien ya se acercaba hasta la cocina. Bebí de golpe un tercer sorbo que acababa de asimilar y me puse de pie al instante para acercarme a la recién llegada.

     

    -¡Gatiux!...- exclamé tomándole por el brazo para ayudarle a sentarse junto a nosotros. Lucía demacrada y simple vista, algo débil- ¿qué te ha pasado?, mi padrino...¿él está bien?...

     

    No alcazaba a terminar de interrogar cuando un estruendo en la entrada aumentó las tensiones. Un tipo envuelto entre capas de polvo y una alfombra, rodaba sin control hasta el umbral de entrada; desenvainé la varita y le apunté... ¡era él!, sin duda era él. Agilicé la muñeca para soltar la gruesa capa que el envolvía y observé absorto la escena del reencuentro.

     

    -¿Dónde estaban ustedes dos?, ya creía que la guerra había terminado con sus vidas...- sostuve aún de pie, para observar a Macnair y presentarle a una parte de mi familia, instando un gesto de discreción, pues los recién llegados no sabían que aún formaba parte del culto tenebroso y mucho menos, que era uno de los que dirigían su actuar- Ariadna, ellos son Gatiux y Orión...padrino, ¿madrina?... Ariadna Macnair.

     

    @@Idylla Macnair T. @@Gatiux @Oriónelosocomilón

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  12. Roman Jones

     

    Jones quedó en completo silencio cuando la bruja le reprochó su escueta decisión en la asamblea de la que habían participado hace un par de horas. Casi pudo sentir la presencia de Marina, su difunta mujer, quien en más de alguna oportunidad le había desaprobado las acciones políticamente correctas que había tomado a lo largo de su carrera. Pero sonrió, regaló una ligera sonrisa a Amanda cuando volvió a prestarle atención; sin saberlo, había concordado justamente en su propia declaración, corroborando una vez más que Amanda Hookstraten era tan política como él.

     

    -Son nuestras decisiones las que controlan el diario vivir, Amanda. Alguien tiene que llevarse el peso de ello y creo sinceramente, que nacimos para ello. Somos mártires de la humanidad, de otra manera, ¿cómo explicar los vicios?...- bromeó tan intelectual como aburrido. Y es que el viejo Roman Jones, no era más que un anciano que había cumplido con el sueño americano aparte de ser una eminencia en su profesión. Dio una calada al cigarrillo y lo apagó en el cenicero mientras su teléfono celular comenzaba a vibrar.

     

    Sacó sus anteojos y se los puso con sumo cuidado, elevando modestamente la diestra sobre la barra para que la mujer le permitiese contestar- meras conductas que bordeaban la inercia de la buena educación-. Sus ojos se abrieron de par en par cuando la pantalla del móvil se reflejó en el cristal de sus lentes. El mensaje era preciso y conciso: La asamblea había sido presenciada por infiltrados mágicos... ¿habrían éstos, alertado a los suyos?...

     

    Elevando la celestina mirada hacia la comisionada de los derechos humanos, se percató de que un hombre se les había acercado lo suficiente como para tener el tiempo de dar aviso a las autoridades competentes. Observó la vara de madera y sin segundos para reaccionar, sintió como salía expulsado varios metros de la barra luego de que la misma fuese explosionada. Sus lentes se había trizado tras caer a unos metros más allá de él, la gente corría de un lugar a otro, la alarma del local sonaba y la red de protección contra incendios humedeció toda la estancia. El smartphone de Roman vibraba en su diestra mientras él solo intentaba enfocar el techo al mismo tiempo que se quejaba de una astilla de madera clavada a un costado del torso...moriría sin duda alguna.

     

    La última notificación en el teléfono celular de Roman Jones, era un mensaje de uno de sus hijos. Los alistaban para la guerra y, así como él y los suyos, otros atentados dirigidos por las nuevas alianzas mágicas que se habían levantado contra el Inquisidor, se daban en distintas partes del mundo. ¿Qué depararía el futuro?

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  13. Aaron Augustine Black Yaxley

     

    >>¿Entiendes que estás creando una dictadura?<<

     

    Silencius!- exclamé molesto, dando un latigazo determinante con el brazo que extendía mi varita en dirección a Luna. Después de aquel cuestionamiento, no oiría más.

     

    No estaba allí para negociar una tragedia evidente; el mundo mágico se caía a pedazos, el Inquisidor aumentaba sus fuerzas a diario y con ello, los muggles se creían con la desfachatez de tener el control de un mundo que nos pertenecía. Estaba harto de las mentes débiles. Y muchos allí no tomaban una decisión que pusiera fin a la famosa confederación; el tiempo valía oro, cada segundo era un secuestro más de nuestros pares, una muerte acechada por la cobardía humana que desconocía nuestra magia.

     

    -¡Ustedes!- exclamé hacia un grupo de militantes alemanes del Canciller- lleven a la bruja a los calabozos, estoy harto de oír comentarios sin sentido. ¡Los demás!, escolten a la Ministra al carruaje de vuelta a Londres, se le ofrecerá protección en su mansión mas no podrá dejar sus terrenos... es una orden...

     

    Los magos del Reich se miraron incrédulos, dudosos de hacerle caso a alguien que no fuese su comandante. Fue entonces que extendí ambas palmas hacia ellos, proyectando en su máximo esplendor, unas manos fantasmales que surgieron producto de un necrohand que invoqué en pleno salón. En forma de puño, golpearon sus cuerpos que arremetieron contra algunos puestos y pilares del lugar. Entonces otros de los seguidores de Von Alexandros se pusieron de pie, formándose como les dictaba la norma marcial, ofreciéndome su lealtad, tal cuál lo hacían con Kraven. Los caídos serían detenidos junto con Luna, para luego ser deportados y advertidos a su Führer.

     

    Cuatro magos uniformados, espigados, de tez pálida y ojos de distinto color, se acercaron hasta Gryffindor y Sagitas, mientras que eran custodiados por otros tantos, ¡muchos de ellos!, que comenzaron a levantar sus varitas contra quienes no hicieran caso al levantamiento que había convocado. El mensaje oculto era más que certero; era cuestión de bando, contexto en el que no siempre se iba a requerir de capuchas o máscaras. Sin embargo, nadie podría acusarnos de nada. No habían pruebas fehacientes de que la casta mortífaga estuviese detrás de todo esto.

     

    -¡Quienes quieran unirse a ésta alianza contra la comunidad muggle que se comporte de forma hostil y el inquisidor, o cualquier otro que quiera hacernos frente, es bienvenido de levantar su varita contra los desertores!... ¡LA MAGIA ES PODER!...

     

    OFF: Vamos vamos, pónganle tinte al cuento ^^... Les invito a pasar por El día de la Amnistía. La ONU planea un ataque contra el mundo mágico #Momentopublicitario (?) Puede obviar el "no me gustan los roles políticos" pues al rol lo que es del rol; las variantes son infinitas. :P

     

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    La Marca Tenebrosa, legado de nuestro señor tenebroso, dicta que Hades Ragnarok, habiendo cumplido con los requisitos establecidos, obtiene el conocimiento de Fuego de Tártaro en concordancia al conocimiento de Bando 4 correspondiente al clan Senescales de Caronte, por lo que su tatuaje evolucionará impregnando la tinta mágica en su piel con un ardor que no le permitirá olvidar su nuevo poder.

    Atentamente.

    Aaron Black Yaxley; Líder de la noble casta tenebrosa.
    Arya Macnair & Cissy Macnair; Lugartenientes de la noble casta tenebrosa.

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    La Marca Tenebrosa, legado de nuestro señor tenebroso, dicta que Arya Macnair, habiendo cumplido con los requisitos establecidos, obtiene el conocimiento de Armadura animal en concordancia al conocimiento de Bando 2 correspondiente al clan Caballeros de Walpurgis, por lo que su tatuaje evolucionará impregnando la tinta mágica en su piel con un ardor que no le permitirá olvidar su nuevo poder.

    Atentamente.

    Aaron Black Yaxley; Líder de la noble casta tenebrosa.
    Arya Macnair & Cissy Macnair; Lugartenientes de la noble casta tenebrosa.

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    La Marca Tenebrosa, legado de nuestro señor tenebroso, dicta que Juv Macnair Hasin, habiendo cumplido con los requisitos establecidos, obtiene el conocimiento de Señor(a) de las almas en concordancia al conocimiento de Bando 1 correspondiente al clan Senescales de Caronte, por lo que su tatuaje evolucionará impregnando la tinta mágica en su piel con un ardor que no le permitirá olvidar su nuevo poder.

    Atentamente.

    Aaron Black Yaxley; Líder de la noble casta tenebrosa.
    Arya Macnair & Cissy Macnair; Lugartenientes de la noble casta tenebrosa.

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    La Marca Tenebrosa, legado de nuestro señor tenebroso, dicta que Sybilla Macnair, habiendo cumplido con los requisitos establecidos, obtiene el conocimiento de Forma Tenebrosa en concordancia al conocimiento de Bando 2 correspondiente al clan Discípulos de Nosferatu, por lo que su tatuaje evolucionará impregnando la tinta mágica en su piel con un ardor que no le permitirá olvidar su nuevo poder.

    Atentamente.

    Aaron Black Yaxley; Líder de la noble casta tenebrosa.
    Arya Macnair & Cissy Macnair; Lugartenientes de la noble casta tenebrosa.

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    La Marca Tenebrosa, legado de nuestro señor tenebroso, dicta que Azrael Licaón, habiendo cumplido con los requisitos establecidos, obtiene el conocimiento de Temporis en concordancia al conocimiento de Bando 2 correspondiente al clan Senescales de Caronte, por lo que su tatuaje evolucionará impregnando la tinta mágica en su piel con un ardor que no le permitirá olvidar su nuevo poder.

    Atentamente.

    Aaron Black Yaxley; Líder de la noble casta tenebrosa.
    Arya Macnair & Cissy Macnair; Lugartenientes de la noble casta tenebrosa.

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    Cuando los adeptos a los clanes de los Nosferatu, Walpurgis y Senescales, llegaron hasta la pulcra y blanquecina mansión de las tierras del olvido, todos los entes que allí se encontraban parecieron esconderse y refugiarse en las interminables alcobas y recovecos. Y aunque a simple vista pareciese que era tan solo una casona muy grande, todo allí cambiaba cuan escalera del mítico Hogwarts. Sin embargo, siempre se oía la serena melodía del pianista y muy a lo lejos, al menos ésta vez, un vals que encantaba a un grupo de enmascarados que parecían haberse perdido en el tiempo.

    Las ilusiones eran parte de la defensa del lugar, evocando recuerdos que intentaban arremeter contra las mentes frágiles para así alimentarse y encaminar a los sujetos hasta un paraje más crudo y duro que la misma muerte; el olvido. Aún así, y claramente por lo que respecta a continuación, es que Ishtar, Umbra, el hijo de la noche, juntos con Malfoy y el titiritero, lograron llegar hasta allí sin mayor novedad que los engaños propios de los terrenos por los que vagaban. Jamás se percataron que sus cuerpos dormían al compás de una frecuencia inaudible, en el corazón del bosque que custodiaban Kobo y Norma, los duendes de la cabaña. Nunca pensaron que caerían presos de la magia prístina y hermana de otra como lo era el amor. El olvido era un duro camino y ellos lo habían enfrentado con determinación tras las enseñanzas de Cassian, Lucan y Asra.

    El lugar tembló, tembló tan fuerte que supo el porqué de la llegada de las tres brujas y el par de magos. Buscaban un recuerdo celoso y muy bien resguardado: El alma olvidada del gemelo de "Il Santo" había esperado éste momento como quién controla la videncia a su antojo. Fue así como el mago rompió la burbuja, trizó su prisión y salió disparado, envuelto en una voluta espesa y azulina, recorriendo cada habitación de la mansión hasta estallar un gran ventanal y escapar de las tierras del olvido...

    ...En algún lugar, su pintura sería restaurada y entonces recién ahí, podrían saber quién era realmente el gemelo que se proclamaba como la santidad mágica y su hermano olvidado...



    Discípulos de Nosferatu

    APROBADOS

    Sybilla Macnair (conocimiento 2)



    REPROBADOS

    Isabella Hawthorne (conocimiento 1)

    Matthew Triviani (conocimiento 1)



    Caballeros de Walpurgis

    APROBADOS

    Arya Macnair (conocimiento 2)



    REPROBADOS

    Anne Gaunt M. (conocimiento 1)



    Senescales de Caronte

    APROBADOS

    Hades Ragnarok (conocimiento 4)

    Azrael Licaón (conocimiento 2)

    Juv Macnair Hasani (conocimiento 1)



    REPROBADOS

    Shelle Dumbledore B.L (conocimiento 1)


    Gracias a quienes participaron de ésta aventura. Espero les haya gustado y hayan hilado con la Comunidad Mágica Internacional, que es parte de la esencia de éstas actividades de conocimientos y habilidades de bando. Si tienen dudas o quejas, pueden hacerlas llegar por MP. A partir de aquí, no se podrá rolear más en éste tópico. Se solicitará su eventual cierre.
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  20. Aaron Augustine Black Yaxley

     

    Me mantuve en silencio toda la primera parte de la sesión, una que supuestamente reunía altos mandatarios y figuras de renombre que representaban o proyectaban cada nación mágica del mundo- o al menos de Europa-, oyendo un enredo de paradigmas que creía, terminarían en el receso; sobre todo la acusación infundada hacia la presidencia del Magicongreso Único de la Sociedad Americana. Aquella hora de descanso, la dividí, primero para ser el último en salir de aquél salón o especie de anfiteatro, y caminar por las instalaciones entre saludos y venias sin sentido, y segundo, para una caminata serena por los antiquísimos pasillos de las instalaciones que el canciller alemán había escogido.

     

    Cuando regresamos para la segunda parte de la confederación, tomé el mismo asiento incómodo y me mantuve con una expresión parca todo el tiempo. Crucé la pierna por sobre la otra tan solo un par de veces, mientras que en algunos debates acariciaba mi barbilla con suma indiferencia. Me crucé de brazos tras oír las palabras de Ada y sinceramente hubiese aplaudido su discurso, tanto como el de Alessandra, si hubiese querido llamar la atención de los medios que tomaban nota en el lugar; las posiciones políticas de hoy en día debían ser resguardadas más que nunca, y ser parte de los bandos rebeldes no era un juego de niños.

     

    La discusión entre la aurora y la delegada de Escocia había captado un tanto mi atención, pero más aún, y fuera de las palabras de un tipo desconocido, era el rostro inexpresivo de la ministra inglesa que cautivaba mis sentidos. Luna le había hablado varias veces, como si le pidiese disculpas o permisos para expresarse ante los demás, siendo que entre nosotros, esas cuestiones no eran más que una muestra de debilidad y falta de determinación. Fue entonces, en el momento en que el canciller alemán parecía perder el control y salía en búsqueda de la mortífaga, que me puse de pie y desenvainé la varita, no sin antes idear un círculo astral, sencillo conjuro con el que aceleré el espacio tiempo de un área reducida a mi alrededor...

     

    -...fuego maldito...- murmuré. Dos llamaradas se entrelazaron frente a mí, conformando una serpiente de unos diez metros de largo, ancha y robusta, que se abalanzó contra los puestos vacíos, consumiendo todo a su paso hasta el centro del lugar, donde se enroscó en el podio y se esfumó tras incinerarlo. Tenía el conocimiento necesario sobre maldiciones.

     

    >>¡Verán!, tan solo quería llamar su atención...- sostuve con un ademán de bienvenida en mis palabras y una leve venia ante los presentes-...para los que ya me conocen no me presentaré como es debido, pero a quienes no, sepan darle la bienvenida al precursor del conservadurismo mágico, ¡de la supremacía!- exclamé con un puño apretado a la altura de los hombros- ¡del poder que nos corresponde!... ¿Qué más da si hubiese sobrevivido la mitad de brujas y magos a través de los tiempos?- cuestioné a la aurora. Me encogí de hombros e hice una mueca de falsa preocupación- quizás no tendríamos que estar acá, tal vez ya hubiésemos detenido al Inquisidor, o pudiera ser que la fría guerra entre fenixianos y mortífagos no haya existido nunca...- girando sobre mi eje, con los brazos extendidos en un armonioso y falso abrazo comunitario, proseguí-.. Pero de algo estoy seguro, ¡y es que nuestro derecho de no tener que vivir escondidos no se hubiese vulnerado jamás!...¿Quién nos protege hoy en día?, ¡Miren a la señorita Potter Blue!- sostuve desviando nuevamente mi varita, ésta vez en su dirección- ¿Ella?...¡ha estado en silencio desde que llegamos!, o acaso ¿seré yo?... ¡NO!... son nuestras acciones, las de cada quién, las que determinan nuestra supervivencia, y hoy nuestra existencia pende de un hilo porque a un maniático se le ocurrió atentar contra Hogwarts y San Mungo. ¿Qué esperaremos para el día de mañana?, ¡¿Que los muggles atenten contra nosotros?!...

     

    El silencio fue brutal. Sospechaba que era producto de la maldición que acababa de utilizar, pero aún así, puse más énfasis en mis palabras, dictando con determinación lo que la regente inglesa no se atrevía a mencionar; claramente con mis propias cartas en juego, una mano de naipes que sabía jugar muy bien. Esperaba que los presentes, sobre todo los miembros del culto tenebroso, comprendiesen cada frase, entonación o expresión, para que supieran que no estaban solos en esto y que juntos podríamos ser más que una fuerza dominante.

     

    - ¡Somos seres excepcionales!, ¡manejamos a nuestro antojo, lo que otros no ven!, tenemos el poder en un chasquido de los dedos...- proseguí con la recreación adecuada- ¡¿a qué demonios le temen?!...¿a perder la magia?... ¡ENTONCES LUCHEN POR ELLO!- mantuve el discurso elevando la voz. Acto seguido sellé todas las puertas del lugar con una rasgada limpia de mi varita; impidiendo entre ellas que el alemán y su compañera saliesen de allí y dicté- ¡Hasta que desaparezca el Inquisidor, tomaré el gobierno mágico de todo Reino Unido!, son las consecuencias de un gobierno inoperante que no ha sabido tomar cartas en el asunto. ¡Hago un llamado al levantamiento consecuente de la supremacía mágica e invito a los países aliados para defender nuestros linajes! ¡NO CAEREMOS ANTE EL INQUISIDOR, NI ANTE EL MUGGLE!

     

    Y así sería, pues y por mucho que Sagitas tuviese sus seguidores o simpatizantes, nosotros compartíamos todo un bando, uno que poco a poco comenzaría a levantar sus fuerzas para dominar de una vez por todas lo que los famosos tenebrosos antes de nosotros no pudieron lograr.

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  21. Roman Jones

     

    -Un hombre de mi clase se constituye en lugares como éste, señorita Hookstraten... con el círculo indicado claro está.- respondió Roman, con el cigarro en su boca mientras desabrochaba el primer botón de su camisa. Expidió el humo hacia un costado y tan servicial como torpe, acercó la cigarrera que reposaba sobre la barra con el sobresaliente cigarrillo que le había ofrecido hacía tan solo un minuto y contando- ...¡por supuesto!, tenga...

     

    Sacó un encendedor del bolsillo de su camisa y saltó la chispa a media llama para que la comisionada de los derechos humanos, encendiese el tabaco. Dejó el mechero al costado de la cigarrera- a la que convidó libremente abierta- y dando unos toques sobre el cenicero, descansó su vicio para beber un sorbo del whisky irlandés. Dirigió la mirada hacia otro de los bartender para que acercase un cenicero para ella e instintivamente volvió a observar la estancia, casi con nostalgia, pues allí cenaba cada noche de viernes con su amada y ahora difunta esposa.

     

    -Creo que por mi reputación habrá oído diversos comentarios sobre mí persona, Amanda...- caló el cigarrillo que volvió a tomar entre sus dedos- ... he sido muy determinante en varias de las competencias de mi cargo, pero no soy más que un personaje de vasto conocimiento, ¡como usted!...- sonrió-... sin embargo, intuyo en su esquiva mirada, que no le agradó mi postura frente a éstas personas o lo que quiera que sean. Serví al ejército de los estados unidos, tal como mi padre y el padre de éste; familias que sufrieron la calamidad de la guerra...- volvió a darle unos toques sobre el cenicero y bebió otro sorbo del whisky- dos guerras; mis hijos militan, uno en el ejército y otro en la armada, ¡hijos de nuestra patria más que solo míos!- comentó con orgullo- pero también conozco las intenciones del enemigo, o al menos solía conocerlas, pero a ellos no. Es exactamente eso lo que me desconcierta, lo que me preocupa de esta sociedad oculta para mi gente, y cómo no, para las naciones que conforman éste gremio internacional... ¡somos políticos, señorita Amanda!, no lo olvide nunca.

     

    ******

     

    Aaron Augustine Black Yaxley

     

     

    Cuando Ishtar tomó asiento, seguí tan solo un par de pasos hasta detenerme ante la división de la última fila pública; me apoyé en su pared y dejé que el eco armonioso de mi andar, se perdiera por los pasillos de la sala. Le oí con atención cuando comentó sobre la dirección de la prensa mágica del ministerio, ¡un punto a favor de la casta mortífaga sin duda alguna! y le sonreí mientras asentía de brazos cruzados. Cerré los ojos y me concentré en unos sonidos cercanos a ambos.

     

    -Muy bien, muy bien Macnair...- murmuré casi en un murmuro de ultratumba mientras frotaba el anillo contra oídos indiscretos para que solo nosotros pudiésemos oír lo que hablábamos- ...estamos aquí porque buscamos información sobre el gemelo de El Santo....- sinceré mientras quitaba un pergamino largo y extenso desde un bolsillo encantado de mi túnica. El mismo pareció moverse, ¡como si tuviese vida propia!- y está aquí, es su pintura...-sonreí ligero mientras volvía a guardar la evidencia-... debemos saber cómo es que se mueve el Santo para lograr dar con el Inquisidor. Intuyo días fríos, Arya... más fríos de lo que fue la pérdida de Juliette en el castillo. No solo el mundo mágico pende de un hilo, sino también el muggle... ¡y es ahí cuando ataca la manada!- exclamé en un eco que se recogió retumbante dentro de la protección del anillo mágico-... cuando el enemigo esté débil, haremos frente a la orden del fénix y nos proclamaremos por sobre el muggle...

     

     

    @@Arya Macnair @@Nate Weasley

     

    OFF: Sorry la demora chicos <3

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