Jump to content

Helike R V PB

Magos Expertos
  • Mensajes

    3.154
  • Ingresó

  • Última visita

  • Días ganados

    14

Todo lo publicado por Helike R V PB

  1. - ¡Hola cariño! - saludé con efusividad- la verdad es que tu madre tiene un humor peculiar a la hora de saludar a las personas - le dije con una sonrisa. - y bueno ¿vamos entonces vamos con esa comida? - dije con una sonrisa a los presentes. - Yo no sé cómo funcionan esas cosas, así que, vosotras - me dirigí a Reena y a Sagitas- tendréis que guiarme en el proceso (?)... - Espero que me dejéis comer con un buen whisky de fuego en vez de con agua, ya sabéis que los vampiros no necesitamos hidratarnos - y sin poder evitarlo estallé a carcajadas, pero tuve que terminar riéndome por lo bajo, por eso de que era un lugar sagrado. - Entonces habrá que salir afuera para hacer la fogata ¿no? - pregunté con curiosidad - claro que es cierto que aquí en el confesario sería bastante peligroso - reí por lo bajo.
  2. Sentí cómo alguien me tiraba algo y miré a mi alrededor... Sin entender, hasta que vi una cabellera pelirroja sentado en una de las mesas... No pude evitarlo y sonreí de oreja a oreja. Se acercó a mí y me agarró de la cintura para luego darme un beso. - Hey -después de un beso tierno... - no, no es eso, es que me dio la impresión de que necesitabas estar con tus pensamientos - me encogí de hombros- o cómo que necesitabas hablar con alguien... - ¿Todo bien? - pregunté preocupada - si necesitas algo, ya sabes que puedes contar conmigo - le hice una carantoña. - Para nada, tú no haces nada malo - dije con una sonrisa. Me levanté del taburete y agarré el vaso que contenía mi whisky de fuego para agarrarle con la mano que tenía libre y llevarlo a una mesa. - Y bueno ¿qué me cuentas, alguna novedad? - pregunté con curiosidad.
  3. No pude evitarlo y al escuchar la voz de Matt di un pequeño bote en mi asiento... - ¡Anda! Me has asustado, cariño - le dije con una sonrisa y le di un beso. Me quedé esperando cómo me explicaba el hecho de tardar... -¿Lilian, quién es? - Pregunté con curiosidad y antes de nada... - no, no siento celos sólo quería indagar quién es - le dije con una sonrisa mientras bebía de mi copa. - ¿Vamos a sentarnos a una mesa? - le indiqué con la cabeza y me levanté del taburete para dirigirnos al fondo del bar (¿?) en dónde estábamos del hotel. - No, para nada - negué con la cabeza mientras llevaba mi copa - acabo de llegar hace unos quince minutos, pensé que estarías por aquí, avisé al camarero para que te llamara - le dije con otra sonrisa.
  4. Las palabras de Sagitas me cogieron desprevenida... - ¿Eh? ¿Qué? - abrí los ojos como platos. No me esperaba para nada algo de eso... - No sabía que existía ceremonias para ese tipo de cosas. Sabía lo de la pipa de la paz de los indios americanos, pero nada comparado como ésto - dije con una sonrisa triste. Aunque dentro de mí se encendió las alarmas. Un aviso. Quizá fuese un ataque indirecto, pero, ¿podía hacerlo dentro de un lugar sagrado como el Confesionario? Es cierto que, desconfiaba de ella pero tantas peleas habían hecho que no me fiase ni de mi propia sombra (bueno, si es que la tenía xD). Aunque no pude negar que me apetecía muchísimo probar el vino ese del que me hablaba mi tía... No creía que me fuese a envenenar delante de Reena ni del pequeño Akira. Pero debía de ir con los pies de plomo. Esperaba que no me provocase aunque, estando casi 24 horas al día juntas eso era casi inevitable... Lo pensé durante un segundo, tanto los pros, como los contras... - Está bien - asentí con la cabeza- tendrás que guiarme en éste proceso. Mi hermana sabe más de éste tipo de cosas y ya sabes que yo, mucho no es que crea la verdad - me encogí de hombros, ahora, con una sonrisa alegre- pero confío en tu buena voluntad de hacer bien las cosas, yo te prometo que haré lo mejor que pueda para que, nuestra relación sea buena. Por el bien de todos - mi voz era calmada y sincera. Por supuesto las voces de alarma en mi interior proseguían, no les hice caso. Aunque al mismo tiempo, mi instito decía que confiase por primera vez. Un aroma conocido... Giré la cabeza. - ¡Matt! -exclamé con alegría... - Sagitas, no te metas con él mujer - dije risueña. La verdad es que me sentía contenta. - Vienes justo a tiempo para ver un acto de conciliación entre las dos -señalé a su madre y a mi misma pero sonreía con ganas, no podía evitarlo. Sentía que los miedos poco a poco se alejaban para sentir como la paz, volvía a mi interior. << Cuando quieras podemos proceder - asentí con la cabeza- no sé si mi atuendo es apropiado para ésto... Y sin poder evitarlo, aproveché la energía que había en el ambiente para hacer algo de magia y sin varita. Con unas clases "extras" que me había enseñado mi hermana Annabelle proyecté alzando las manos y cerrando los ojos, una especie de estrellas brillantes, de todos los colores... Sentía que el pelo atado ondeaba como así también mi capa. Hice que la magia llegase a cada rincón del confesionario... Era absurdo hacer algo así, pero tenía ganas... Abrí los ojos y me fijé que el pequeño Akira intentaba coger con sus manitas las pequeñas luces que yo, había creado. Me arrodille a su altura y le susurré. - ¿Te gustan, verdad? - Sonreí de oreja a oreja mientras éste asentía feliz. Cómo sabía que preguntarían, me anticipé: - Mi hermana Annabelle me enseñó a canalizar la energía - y me callé esperando con ganas a que se celebrase la ceremonia de conciliación que había dicho Sagitas.
  5. Empecé a rebuscar con la mirada pero la verdad... ¿Cómo buscar algo si no sabía cuál era los hierbajos a sacar? Miré a mi alrededor y había un montón de plantas. Algunas las conocía por el simple hecho de que las usaba en mis pociones. Como por ejemplo, hiedras y otras plantas... A lo lejos me pareció divisar un reflejo... ¿Sería la fantasma que me había dicho Sagitas? Bien pudiese ser... Solamente había hablado con uno y era mi propio tío Jack, marido de Sagitas, pero de los extraños como ese... Nunca. Bien podía seguirlo pero sabía que luego la pelivioleta quizá me echase en cara que, no le ayudase a quitar las malas hierbas... Di un puntapié a una piedrecita y ésta rodó un par de metros mientras mi suegra (?) se decía a hablar con la "extraña pareja" con la que nos habíamos encontrado en el parque.
  6. En cuánto mi pareja puso los libros encima del mostrador enseguida lo cogí con las manos. Tenía una bonita cubierta y por arte de magia el caldero que tenía dibujado, parecía que cobraba vida. Se me iluminó la cara, contenta. - ¡Es precioso! - exclamé, contenta. Pero seguro que me costaba un riñón... Bueno esperaba que no, aún así, tampoco es que me importase mucho. Ojeé las hojas mientras Matt hablaba... - La verdad, en mis clases no hay ni exámenes ni deberes - comenté con una sonrisa- sólo una serie de pruebas, con instrucciones. Si las superas tiene el conocimiento - me encogí de hombros - es más fácil así. Los alumnos aprenden y yo también puedo aprender de ellos... - ¿En una clase con Sagitas? - sonreí - bueno su principal materia es Estudios Muggles. Así que, hay que arreglárselas sin magia... Un poco tonto, pero bueno - moví mi cabeza, negando. - Ya me dirás lo que te debo cariño - le dije con una sonrisa, sabiendo que así, picaría a su madre.
  7. En un momento dado parecía que todos nos hubiésemos callado. Escuché decir a Matt que parecía que esa cosa quería cogerlo. Palidecí por un segundo... - Matt, hay que tener muchísimo cuidado - comenté casi en un susurro. Había pasado por tantas cosas que esa me parecía fuera de lugar. No entendía cómo una niebla cómo esa pudiese hacer tanto daño. - Parece que estoy en un dejà vú. Creo que la primera vez que viví ésto fue por Halloween ¿no? - pregunté, intentando recordar. - Y casi siempre cuando estamos todos reunidos. ¿Será que detecta la magia? - moví la cabeza intentando disipar las malas sensaciones que me producía ese fenómeno meteorológico que por supuesto, no era natural. Me fijé en que el pequeño, Ithilion, se divertía con Fenrir ajeno a las preocupaciones que los mayores poseíamos sobre lo que estaba pasando fuera. - Si es magia oscura se puede deshacer. Pero hay que saber... Los antecedentes - comenté preocupada. Bien podía ir por la red flú a la mansión Rambaldi a buscar mis libros. Porque salir por la puerta estaba más que descartada en esos momentos. - Si tenéis la red flú puedo ir a la mansión o llamar a Galadriel o a Harpo para que me lleven allá - negué con la cabeza. Espantando las malas vibraciones que sentía. Parecía que, de momento, la magia que había hecho para endurecer las paredes aún resistía. Aunque el tiempo, no tenía ni idea, sólo esperaba que esa dichosa niebla, pasara pronto.
  8. No me había dado tiempo a siquiera a responder o decir el motivo por el que había ido a la librería cuando mi cuñada había hablado. Al parecer estaba con un joven que a decir verdad, no conocía de nada. Pero las presentaciones no tardaron en salir. Al parecer era un amigo y yo me encogí de hombros. - Es un placer Shôji - saludé con la cabeza mientras se disponían a hablar con la pelivioleta. Escuché su comentario sobre Matt. - Pues la verdad es que no venía a buscarlo, tampoco pretendo ser una novia acosadora que va a buscarlo por todos lados - terminé de decir, gruñendo por lo bajo. Pero como había más gente que atender... - Bueno, entonces si os molesta yo voy a ir a buscar por las estanterías - y los dejé que hablasen mientras yo fui a rebuscar por la zona de la biblioteca, buscando algún libro de Artes Oscuras, aunque los que me interesaban estaban en la zona prohibida, tendría que buscar una ocasión para tratarlo con Sagitas.
  9. Sabía que, cuando Sagitas lanzaba sus piques era para enfadarme. Y la verdad es que la mayoría de las veces conseguía hacerlo. Me había indignado bastante el hecho de que sugiriese que usara mis potingues para dañar a sus queridos animales. Arqueé una ceja, un poco enfadada... Debía de obviarlo pero a veces no podía, como en esa ocasión. - Sabes de sobra que yo no puedo morir Sagitas - dije yo, toda enfurruñada. - Está bien - asentí con la cabeza- pero me tendrás que indicar qué plantas son. Date cuenta que no tengo el conocimiento de herbología así que, mis conocimientos son básicos - me encogí de hombros. Corrí detrás de Sagitas, parecía a punto de darle un ataque de nervios. Decía algo de duelos, pero no se veían los flashes de los hechizos, más bien parecían armas vulgares. Invocó el hechizo para detectar humanos... En cuánto llegamos mi cuñada estaba practicando con sus armas con alguien a quién desconocía. No tenía ni la menor idea de quién era... - Va, Sagitas, déjalos, si están entrenando no debería de haber mayor problema - dije yo, con un deje de cansancio. Siempre preocupándose por vanalidades, pensé para mí. Y escuché las palabras de mi cuñada... Pero bueno, como siempre mi tía preocupándose de más.
  10. Parecía que el único lugar seguro era estando en Londres desde lo sucedido en Italia, pero la verdad es que debía de resolver algunos asuntos en España. Más concretamente en mi tierra natal. Ciertamente ya lo había hecho hacía tiempo atrás, pero quería asegurarme de que todo estuviese en orden. Lo que tenía más "miedo" por decirlo de alguna forma es que mis enemigos volviesen a la carga y que hiciesen lo que no habían podido en Italia. Pero estaba preparada, llevaba mis armas favoritas para hacerles frente. Simplemente esperaba que, Sagitas, no se inmiscuyese en esos asuntos. Me había puesto una ropa bastante informal. Pantalones vaqueros, botas de piel de dragón una camiseta de tiras y una chaqueta de cuero. En mis bolsillos las pertenencias que siempre llevaba conmigo, además de los galeones. Me aparecí a unos tres metros delante del local... Y la verdad no estaba muy decidida a entrar, parecía que dentro del negocio había ya, bastante gente y quería sobre todo, discrección aunque, sabía que, con mi tía eso era casi imposible.
  11. (si no os importa iniciamos otra nueva trama jeje) Días más tarde: ¿Qué mejor lugar que tomarse algo tranquilo que en "La Taberna de la Tía"? Pues para allá me había ido. Iba vestida bastante formalmente básicamente por el simple hecho de que, había pasado de casualidad, por varias calles muggles y de ahí el Caldero Chorreante. La puerta de entrada al mundo mágico por excelencia. Llevaba puesto unos pantalones vaqueros, botas de piel de dragón y una camiseta de tiras, además de una cazadora de cuero del mismo material que las botas, en mis bolsillos las pertenencias que siempre llevaba conmigo. Después de traspasar la puerta mágica y de saludar a Tom el tabernero, me giré sobre mis talones y me aparecí a unos tres metros delante del negocio de mi tía. Abrí la puerta y el aroma a limón me dio de lleno en mis fosas nasales. Respiré profundamente haciendo que mis pulmones se llenasen de ese olor especial... En cuánto entré divisé a Matt a lo lejos, pero seguramente cómo pensé en esos momentos iba en busca de su madre. Yo le pedí a uno de los elfos que me pidiese un whisky de fuego. Me gustaría ir a saludarlo pero me daba la sensación de que tenía otros asuntos que atender, más urgentemente.
  12. En dirección: - Ésto es la primera vez que me pasa. No poder controlar la situación cómo me gustaría -susurré más para mis adentros, pero la verdad había dicho en voz alta lo que pensaba. Seguramente ese fuese uno de los efectos de que esa cosa estuviese cerca... - Parece un dementor... - sin poder evitarlo, sentí un escalofrío por mi espina dorsal. Aunque sabía claramente que ambas "criaturas" no tenían nada que ver. Nada en absoluto. Pero la afirmación de Matt, en vez de tranquilizarme no es que fuese muy halagüeña. Era un mal presagio que esa cosa rondase por la clínica con tanta alma para devorar... No. Había que hacer algo, pero sabía en las aptitudes de mi pareja para cercar a esa criatura y si pudiese ser atacarla. - Está bien cariño - le dije con una sonrisa. Mientras veía a Xell comer despacio aunque parecía que con ganas. Aunque en su cara mostraba un poco de cansancio. Algo lógico. ¿Que sabía mucho de Artes Oscuras? Por supuesto, pero también sabía de magia blanca. Bien podría crear una barrera protectora para que esa cosa no entrase en el lugar en dónde estábamos... Me levanté de dónde estaba y moviendo la varita susurré varios encantamientos protectores. Las paredes brillaron informándome de que los hechizos aplicados ya estaban funcionando. Era mejor tener unas piedras de cuarzo, pero cómo no había había tenido que echar mano del uso de mi arma mágica.
  13. Ivanova Selenska Había pasado ya muchísimo tiempo desde la última intentona de asesinato dentro de la guardería, pero en ésta ocasión no debía doblegarse ante sus sentimientos y actuar sin presteza. Al menos matar a un niño para darle como aviso de que ella pasaría por ahí. Sabía que debía de mantener la calma. La bruja había pasado muchísimos años antes de volver al lugar en dónde su pequeño niño había muerto... Tendría que preparar mejor el ataque. Quizá asalto y muerte era lo mejor, como actuaban los famosos mortífagos. Con su varita de álamo temblón de madera fina, con pelo de thestral esperaba que le diese la fuerza necesaria para volver a actuar. Ya que, la última vez no había podido. Estaba a varias callejuelas de la guardería, y en un callejón oscuro, esperó para trazar un plan mejor que el de la otra vez.
  14. Extraje una pitillera de plata del bolsillo y saqué un cigarrillo. Lo encendí con la varita mientras saboreaba con gusto la copa que había pedido. El lugar estaba tranquilo. Algunas parejas estaban cenando y otras bebiendo algo, descansando del largo día en el Parque Acuático. Por puro aburrimiento tomé el periódico El Profeta Vespertino y empecé a ojearlo. La verdad es que no tenía nada de interesante, sólo por hacer algo... La verdad es que estaba inquieta por la tardanza de Matt, seguramente se había encontrado con alguien conocido y por eso tardaba. - ¿Necesita algo, señorita? - me preguntó el camarero. Negué con la cabeza y puse una de mis mejores sonrisas, pero después... - Bueno sí, saber dónde está Matt. ¿Podrías ir a buscarlo y decir que su novia está aquí? - pregunté. Parecía que, mi cara de preocupación se había mostrado en mi cara. El mesero asintió con la cabeza y desapareció de la barra.
  15. Escuchaba las voces detrás de la trastienda pero la verdad es que estaba más ocupada en recoger lo que había ido ahí a buscar que en atender conversaciones ajenas. Busqué con la mirada unas tijeras pequeñas. Las encontré encima de la mesa del mostrador y las recogí. Con una bolsa especial protectora para proteger las plantas, me dirigí hacia a ellas y con varios 'chas' 'chas' recogí varias hojas y también varias raíces de mandrágora, además de sus hojas. Las fui metiendo dentro de la bolsa... Me fijé también en que había otros especímenes jóvenes de Lazo del Diablo y recorté varias raíces que cayeron en la bolsita. Cuando ya estaba preparada la cerré y la puse encima del mostrador. - ¡¡Eh!! - grité para que se me notase- ¿Alguien viene a cobrarme, o me voy sin pagar? - pregunté, sabía que vendrían corriendo para que no me marchase del lugar sin depositar galeones.
  16. Había llegado como siempre tarde. La verdad era que, la puntualidad no era mi fuerte desde luego. Debería de comparme un reloj mágico pero ya lo haría otro día. En ésta ocasión me había vestido elegantemente, con un traje chaqueta y botas finas de aguja, llevaba la varita en el bolsillo trasero y en otro el monedero de piel de moke. Me había aparecido a unos tres metros de la entrada principal y fui andando tranquilamente llegué hasta el bar del local y pedí un whisky de fuego mientras esperaba. Cuando paseaba veía como los críos iban saliendo de las piscinas y los padres recogiendo las cosas, eso me dio una sensación de familiaridad que nunca había sentido antes.
  17. Sagitas bajó corriendo del desván. Era lógico, esa maldita niebla hacía que todos nos pusiésemos nerviososo. - Yo, podía haber traído algo más no sé. Alguna protección especial - comenté un poco triste- pero claro, ésta niebla es difícil de predecir. Abracé también a Matt a pesar de que, seguramente recibiría miradas recriminatorias de Sagitas. No sé cómo me fijé en su omóplato que parecía que tenía un fuerte hematoma (moratón). - ¿Qué te ha pasado? - pregunté alzando las cejas. - Mira que eres cabezón - dije bajito riéndome, pero claro, tenía que ir a buscar a Ithilion. - Hay que curarte esa cosa, no vaya a ser que... - pero me quedé parada- mejor que lo haga tu madre - y sin poder evitarlo, estallé a carcajadas. - Si tienes el botiquín Sagitas, eso se hará en minutos además de darle una poción energizante. Me quedé callada, la niebla parecía rodear Mega Ayudas. Las ventanas retemblaban como esa cosa quisiese entrar. - Parece que detecta la magia - saqué la varita del bolsillo del chándal que llevaba puesto y con un movimiento de mi varita endurecí todas las partes frágiles del lugar en el que estábamos. - Alguien debe ir arriba y hacer el mismo encantamiento. No vaya a ser que luego tengamos problemas - sugerí yo. - Recuerdo que hice ésto mismo también en la Taberna de la Tía - me encogí de hombros - sólo espero que no pase más nada y que pase de largo. No sé porqué pero ésto me recuerda a las 7 plagas de la Biblia muggle - moví la cabeza para desechar ese pensamiento aunque lo hubiese dicho en voz alta.
  18. Me quedé parada ante el grito lanzado por Sagitas, por supuesto era porque Reena estaba en el interior y sonreí. Pero también había escuchado su voz. - Hola prima Reena - le dije con cariño. - Hola Akira - le hice una carontoña al pequeño, que pareció esconderse entre las piernas de su madre. Sonreí con tristeza. Me quedé parada y asombrada por la contestación dada por la Suma Sacerdotisa pelivioleta. Arqueé las cejas y me senté en uno de los bancos del confesionario. - La verdad, estoy bastante cansada de seguir peleando - me encogí de hombros- vine aquí en busca de paz y tranquilidad. Además de poner en orden mis pensamientos - comenté. - Pero la boda se celebrará de todas maneras - dije en un susurro. No quería peleas, no quería gritos y mucho menos liarla dentro de un lugar santo.
  19. De un momento a otro las cosas parecían complicarse. No entendía nada. Pero Sagitas se había largado al piso superior para seguir leyendo el libro del fantasma. Me revolvía inquieta, la verdad es que a veces me pasaba con ciertos comentarios pero es que... ¡ya estaba cansada! Aunque yo muchas veces era cierto que la provocaba... pero también era cierto que, también me gustaba picarla... - ¿Cerrar? - pregunté confusa. Había visto como Sagitas había entrado de nuevo y nos había mandado cerrar puertas y ventanas. La verdad es que mi pregunta era tonta. - La verdad es que no tengo ni idea -respondí a la prima Xell. Me levanté y me dirigí hacia a una de las ventanas. Parecía que de repente había mucha niebla... - Qué raro - susurré. Escuchábamos a Sagitas desde el piso de arriba, decía algo de astrológico... No lo sabía pero recordaba lo sucedido en la Taberna, lo recordaba bastante bien y no me había gustado en absoluto. - Está bien - asentí con la cabeza al oír la sugerencia de Matt. Sí, la última vez había funcionado bastante bien y no había entrado esa niebla... No había sopesado las palabras de Xell... - ¡Matt! - grité yo- ¡ten cuidado cariño, recoge al crío y a Fenrir y vente pronto! - le pedí yo. Abría la puerta urgentemente al pedido de mi pareja. El lobo traía al chico, trotando y parecía ¿feliz? Bueno, nunca había sabido cómo interpretar sus gestos. Tiré del brazo de Matt hacia adentro y bloqueé la puerta... Vi un salero cerca y lo esparcí por debajo. - Bueno ahora sólo esperar y que se largue de una maldita vez - gruñí yo, por lo bajo. - ¿Estás bien? - pregunté... Porque la verdad esa niebla no me daba mucha confianza, mejor dicho, ninguna.
  20. - ¡Claro que sí! - protesté yo, con una media sonrisa al ver cómo nos avisaba de si podíamos estarnos calladitas sin armar follón. La verdad es que a veces me daba pena... - Cariño - enfaticé la última palabra. No podía evitarlo, picar a Sagitas siempre me había gustado sólo esperaba que no me armase bronca- no tardes mucho anda - le había enviado una mirada picarona pero esperando que mi suegra no lo viese. Pero parecía que mi prima rubia se interesaba más porque no hubiese un incendio dentro de la tienda. Algo que agradecí. - Bueno hay algunos docentes que prefieren enseñar lo básico. A mí me gusta ir más allá. Que mis alumnos experimenten y si pueder ser en una situación real, mejor que mejor - le sonreí a mi prima. - Y además me gusta mucho el eso de experimentar en casa - me encogí de hombros- si en El Profeta veis en algún momento que hubo una explosión en el pueblo, ya sabéis de dónde proviene - sin poder evitarlo, estallé a carcajadas. Pero Matt no había tardado demasiado y ya había traído los libros. Me fijé en el mío, por la cubierta parecía de lo más interesante... - Ya tengo ganas de verlo Matt - le sonreí de oreja a oreja. Eso era una de las cosas que me hacían más ilusión, la verdad. Investigar a fondo sobre todo tipo de magia y si era en pociones, mejor.
  21. Me había quedado parada ante la reacción de la tía Amya. Me pasaba la lengua por la mejilla... Enseguida le pasé la mano, no fuese que hubiese algo peligroso en sus bacterias (? jajaja) - Lo mismo digo Sagitas. También puedo informar al Ministerio de tus trapicheos ilegales con Sean - le dije guiñándole un ojo a Sagitas, al ver como afirmaba en que no me defendería si me pillaban presa para Azkaban- si te callas, yo me callo, simple. O nos caeremos juntas - repliqué yo. Sabía que eso la dejaría muda. - Muy bien, tú misma - dije ahora con una sonrisa de oreja a oreja. Si pensaba que me iba a achantar en menos de nada, es que por supuesto, no me conocía lo suficiente. Creía que ya lo había demostrado en más de una ocasión. La pobre de Xell siempre intentando mantener la paz entre nosotras. Ella era buena, mucho mejor de lo que todos podíamos decir en los que estábamos ahí en la floristería. - Al menos la prima Xell confía en mí, tu confianza deja mucho que desear Sagitas - dije su nombre entrecerrando los ojos a causa de la rabia. - Por supuesto prima Xell, pero odio que desconfíen de mí. Bien puedo usar esas plantas para la claes de pociones, pero creo que eso es asunto mío. Ellas me venden, en que los utilice es cosa mía - vale, no debía enfadarme con Xell pero es que a veces me era imposible no sacar el genio. Amya parecía que había desistido y sonreí: - Tranquila, yo siempre pago lo que compro - le dije haciéndole un guiño pero creo que no me vio porque se iba atrás de la tienda a hacer según qué cosas (?). Preferiría mejor no saberlo. Y parecía que todo se desbordaba de un momento a otro. Al parecer unas plantas atacaban a Amya. Yo seguí a lo mío, encontré las plantas que necesitaba. Una mandrágora y la planta flor de Luna, las localicé enseguida. Estaban cerca de la entrada pero no a vista de los demás cerca de los sacos de estiércol de dragón. Mientras escuchaba gritos dentro de la trastienda y escuchaba a Matt preguntando en voz alta, pero la verdad es que yo estaba ocupada recortando las hojas que necesitaba... Y eso que no había llenado la mitad del saquito y todavía no estaba satisfecha. Yo sólo había ido a comprar así que, ahí iba.
  22. En la dirección con Xell y Matt: - Estoy de acuerdo con Matt - le dije con cariño. - Estás débil y yo no voy a permitir que hagas nada hasta que te recuperes del todo. Después de que te lo comas, te daré una poción revitalizante para recuperar fuerzas y sin rechistar, ¿vale? -le dije yo con una sonrisa. Me senté en el suelo y a pesar del silencio que se formó en esos momentos. Yo no estaba tranquila, para nada. Al cabo de unos quince minutos el elfo de la clínica al que le había pedido la comida trajo una bandeja y también el agua. Con un movimiento de mi varita hice aparecer una mesa y le puse todo cerca de Xell para que empezase a comer. - Aquí tienes prima, buen provecho - terminé de decir con dulzura - espero que todo esté rico. No sabía porqué pero sentía que ese ser estaba cerca. Me puse en tensión enseguida. Sentí la voz de Matt en mi cabeza y asentí risueña. << Cariño, ten cuidado que está cerca. Puedo sentirlo >> le advertí para que tuviese precauciones.
  23. - jejeje eso sí que no puedo hacerlo - le dije a Matt siguiendo su broma- pero estaría bien ¿no te parece? - le dije con una cara risueña. - Cuando son pociones un tanto peligrosas uso los guantes de piel de dragón. Tampoco soy tan boba - y solté una pequeña carcajada. - Hum, creo que sí, no lo sé - me encogí de hombros, la verdad es que últimamente era bastante olvidadiza. Tendría que tomarme alguna poción de ese estilo para recordar más las cosas. Pero suponía que hablaba con Xell, ya que, con Sagitas acababa de llegar por supuesto buscando bronca. Apreté los labios intentando no liarla dentro del negocio. Negué con la cabeza con un gesto automático. Sagitas se disculpó pero claro yo seguía sin decir palabra. Pero Xell como buena persona que era enseguida se puso a defendernos. Le sonreí agradecida. Aunque no pude evitar soltar una risilla nerviosa cuando mencionó lo de los nietos. - Siempre gruñendo - negué con la cabeza al protestar un poco por ver que Matt apenas le hacía caso sobre los libros que había ido allí a buscar. La verdad es que yo, mucho caso no es que le hiciera. - Pues espero que el Ministerio no haga tantas reformas o al menos que se estén quietecitos - susurré un poco enfadada. Por lo menos parecía que las cosas no iban a cambiar y eso al menos me calmaba, en parte. - Necesito un libro de pociones - dije, al recordar que también había ido allí a por eso - sobre las nuevos brebajes que salieron hace poco y me gustaría investigarlos un poco antes de introducirlos en clase - me encogí de hombros.
  24. Yo ya me había cansado de seguir traduciendo, pero para mi desgracia a quién le había pasado la nota era a... ¡Sagitas! Bueno, maldita suerte la mía. Refunfuñé un poco y salieron unas burbujas... Me fijé además en que los demás hacían impervius, << maldita sea>> pensé para mí. Debería de haberlo hecho. Pero al ser vampira tampoco tenía tanta necesidad, veía tan bien de lejos, como debajo del agua, gracias a la ponzoña que me habían inoculado ya hacía unos cuántos años. Al final después de varios quejidos, todas estábamos debajo del agua. La verdad es que el lugar era bastante impresionante. No cabía en mi cabeza cómo los seres del agua podían construir esas maravillas sin más ayuda que sus manos e inteligencia. Nosotros los que supuestamente nos creíamos "superiores" por tener la magia de nuestro lado, necesitábamos de un palito para canalizar nuestra magia. Y más que para canalizarla, sobre todo la usábamos para quehaceres tan básicos cómo limpiar el suelo. Y aún así a lo lejos había algas y seguro que estaban los gryndylows. Ahí eran dónde solían esconderse y atrapar a la gente descuidada que bajaba demasiado profundo al lago. - Sagitas, ballenas lo dudo - negué con la cabeza- estamos en una zona de agua dulce. Ellas están en agua salada, en el mar - comenté yo. - ¡Deja de excudarte! - protesté yo- ¿acaso no ves que es difiícil? - pregunté yo. - ¡Eres una bruja y tienes varita, así que, úsala! - exclamé yo. No me extrañaría nada que nos siguiésemos peleando debajo del agua y peor aún lanzando hechizos si Verónica no lo impedía. Pero estábamos dando una materia y era hora de mantener las formas. - Por mucha cara de buena que me pongas, no va a colar - y puse mis ojos en una delgada línea. Claro que no, me la conocía bastante para saber cuándo se ponía de ese modo. Si no habían puesto por parejas era por algo.
  25. Y Sagitas seguía hablando en latín pero con mucha mala leche, desde luego. Arqueé una ceja, luego otra. Había captado parte del mensaje. - Me voy a casar con él quieras ¡o no! - le dije con los ojos rabiososo. Me daba lo mismo si no le contestaba en latín, no era un idioma que dominase perfectamente, por desgracia, como todo lo demás. Y por supuesto, seguía hablando en ese idioma que supuestamente era una lengua muerta. Bah, pensé para mí, ya se cansará de chillar y chillar... Morgana me había respondido pero en ésta ocasión con otra frase que para mí en esos momentos era ininteligible. - Y tú - le dije nuevamente señalándola con el dedo. Ya me estaba cansando de tanta tontería... - Déjate de hablar en idiomas y habla con uno con el que podamos entenderte - le sugerí, enfadada. Vale, sí, era idioomas, idiomas pero no teníamos porqué entender tooodo lo que decía la mala bruja esa. Y le había entendido lo último.. Sin poder evitarlo lancé una sonrisa de oreja a oreja. Al menos tenía mucha razón en eso. Pero parecía que la supuesta ayuda se estaba cansando. En un instante de confusión, todo se volvió negro y parecía que un zumbido lejano se había apoderado de mis oídos. Cuando cerré y abrí los ojos de nuevo, parecía que reconocía el sitio. ¿Era la universidad? Me fijé en todos los detalles. Y eso era. O a mí me daba la sensación. La profesora pareció sentir alivio al comprobar que estábamos todos. Sí, al menos eso parecía de momento. No confiaba en la bruja Morgana a decir verdad. Ya había tenido viajes suficientes para una larga vida (?). En esos momentos se apareció un elfo mejo dicho, elfina. Habló con nuestra tutora y le entregó unos pergaminos. Sin entender mucho más, me fijé que un ser del agua había salido de ella y había "hablado" claramente en sirenio. Tuve que tapar los oídos para que no me perforasen los tímpanos. Después de ese breve momento, Verónica se internó en el agua... al parecer continuaríamos la clase ahí abajo. - Maldita sea, parece que tenemos que seguirla - refunfuñé por lo bajo. Saqué la varita y con decisión me metí en el agua. No creía necesitar el casco burbuja, pero por si acaso pensé << casco burbuja>> una forma plateada se formó alrededor de mi cuello, permitiéndome respirar o aparentar que lo hacía. - Una cosa es oírlo, otra cosa es entenderlo - refunfuñé por lo bajo. Cogí el pergamino de la bruja en dónde estaba el significado e intenté descifrarlo. - t-o-d-a-s d-e-b-e-n v-e-n-i-r - deletreé cada palabra y volví a alzar las cejas. Si no fuese que estaba en un medio acuático, le lanzaría una maldición que se iba a enterar los de su especie quién era una bruja con mala leche (?). Pero no hice ningún comentario y esperaba que las demás viniesen conmigo. Puse la varita en la boca y la verdad, aunque no fuese buena nadadora daba buenas brazas, hasta que al final, llegamos a un lugar subacuático bastante impresionante. Una ciudad submarina, que si no fuese que estábamos en una clase, me pararía a admirarla. A nuestro encuentro vinieron más seres del agua, nos separaron por parejas y nos dieron a cada una, un trozo de pergamino a descifrar para poder salir de ahí... - Ésto es una maldita broma - susurré yo. Tomé el primer pergamino, esperando que al menos, el significado fuese bastante comprensible... Esperaba que, la persona que me ayudase siendo mi pareja... Rogaba que no fuese Sagitas... Empecé a intercambiar ese entramado abecedario por el nuestro y ésta fue lo que había salido (primer pergamino; por la mitad, más o menos xD ) : - Bienvenidas a nuestro hogar etsamos para ayudar... - y ahí se me había atascado el abecedario, me había quedado a la mitad. Ya tenía un dolor en las sienes así que a la compañera de turno que tuviese le pasé el pergamino, para que continuara el descifrado... - Te acabará doliendo los sesos - le advertí no sin formar un mohín de disgusto en mi cara.

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.