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Helike R V PB

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Todo lo publicado por Helike R V PB

  1. Al fin mi tía parecía que estaba reaccionando, porque yo ya no tenía más ideas para llevarlas a cabo correctamente. Matt estaba echando la sal, y no tenía ni idea para qué serviría eso, pero si lo usaba por algo sería. Escuché su consejo, me sorprendió: -¿Una bruma asesina? –Pregunté estupefacta – será una bruma para despistar y luego atacar. Así me había salido, podía ser fácilmente un método de distracción y que el mago o bruja que lo haya invocado podía aprovecharse eso. Así que no hice ningún comentario al respecto. A pesar de que la cristalera estaba encantada para que no se rompiese, no podía estar segura de que accediese por la parte trasera del almacén. Mi tía recomendó hacer otro hechizo así que para evitarnos males mayores, antes de que nadie actuase lo hice yo. Me dirigí rápidamente hacia el cristal y exclamé: -¡DURO! –moví la varita de derecha a izquierda mientras un rayo de color morado salía de la punta de Maat hasta terminar en la junta del cristal. Ahora estaba doblemente forzada. -Bien, me voy a ir a la parte trasera para fortalecer también esa parte, no podemos fiarnos y espero que nadie la dejase abierta –comenté. Seguí la dirección de la barra hasta pasar por el lado derecho (?) de la zona del piano y del karaoke. Abrí la puerta con un movimiento de varita. En su interior, miles de cajas de bebidas, comida y todo tipo víveres para servir en el local. Me dirigí recto hasta el fondo y aliviada pude comprobar cómo el acceso a la parte trasera del negocio estaba cerrada, apunté la varita hacia a ella y susurré el encantamiento: -duro –otro rayo morado salió de Maat e impactó en ella. Brilló al instante, dándome a entender que sería imposible de entrar. Pero para evitar males mayores, volvía agitarla: -fermaportus –otro rayo dorado salió de mi compañera mágica e impacto en el acceso. Aunque en esos instantes se escucharon tres golpes fuertes y tembló toda la zona en la que estaba, no pude evitar que un escalofrío me recorriese la espina dorsal. Y ésta vez estando segura de lo que hacía y fui al salón principal de la taberna. A pesar de estar la chimenea apagada, no quise que hubiese problemas, y lanzando un “incendio” hacia a ella potentes llamaradas surgieron de la varita que tenía en mi mano. -No –dije en voz alta- nos vamos todos, tía, no es la primera vez que atacan este negocio y no será la última así que por una bruma peligrosa no vamos a acobardarnos por huir de ella. Pero si igualmente queremos evitar que salga y permanecer todos juntos, será mejor calmarnos… -¿Cuánto tiempo tardó la primera vez en desaparecer? –Pregunté- ésta vez no está Ithilion para que se lo lleven, así que podemos estar en parte tranquilos ¿puede ser una venganza? –volví a cuestionar, era una pregunta para las personas que habían vivido eso, yo lo desconocía por completo, ni el inicio ni el final de la historia. -Para saber cómo luchar contra ella, necesito todos los detalles de lo que pasó para así saber actuar, tengo conocimientos de defensa de artes oscuras, así que si es magia negra, podemos defendernos entre todos –y para terminar bebí un sorbo de whisky de fuego que ya estaba casi acabado y con el hielo completamente derretido. Estaba aguado.
  2. Hoola! Después de afiliarme a la Clínica y al Bloody Mary, vengo a registrarme también en este. Así que, más galeones para fin de mes xDDDD náh, me gusta rolear y así nos ayudamos mutuamente xD. Lo que tengo que decir para cumplir las dos líneas sin cometer spam. Había olvidado antes de registrarme como afiliada que me gustaba y me encanta rolear en este negocio Bueno, paso a dejar mis datos (? xD Ficha de Personaje: enlace Bóveda de personaje: enlace Muchas gracias!
  3. No sabía por qué, pero ese grito espeluznante me puso muy nerviosa me daba mala espina, muchísima. Siempre me había enfrentado a cosas peores cómo a los ataques de los mortífagos, pero sabía dónde me metía y conocía “su forma de trabajar”. Pero eso era muy diferente, extraño, raro. Escuché a mi primo y lo miré con los ojos desorbitados por el terror, eso era lo que más miedo me daba, siendo humana y vampira el desconocimiento por las cosas inusuales y que no tenían explicación me hacía que me pusiese así. Enseguida vi a mi primo actuar, usó un accio para echar sal, la miré asombrada, al parecer conocía esa niebla rara y por las pintas que tenía ya se habían enfrentado a ella anteriormente, sus palabras así me lo confirmaron. -¿Un demonio quiso llevarse a Ithilion? –Pregunté confusa- quizá esté preparando de nuevo un ataque, pero no está con nosotros, así que no tiene motivo para atacar de nuevo –dije confundida, no entendía nada de lo que pasaba. Vi que Matt se quejaba del fuego al parecer daba mucho calor, yo apenas lo sentía: -Oh, disculpa Matt, pero el fuego disipa la niebla e impedirá entrar pero enseguida lo apago –comenté sin más, me acerqué a la chimenea y susurré: -aguamenti –efecto fue inmediato, de la punta de la varita surgió un chorro de agua que apagó la fogata que nos daba luz y calor en esos momentos. Salieron volutas de humo, aunque pensaba que la única oportunidad de defendernos de esa cosa se había desvanecido por completo. No estaba molesta, ni mucho menos sólo preocupada, así que me senté en una de las sillas y poniendo la varita delante de mí, agaché un poco la cabeza y puse las manos detrás de mi cuello. Intentaría pensar una solución, aunque ahora lo veía un poco remoto en cómo podríamos salir de ese embrollo.
  4. Me había quedado estática mirando la ventana después de repararla. Pero una pequeña bruma había conseguido entrar dentro del local, y parecía que hacía trizas todo lo que tocaba. Eso me sorprendió. Me alejé unos pasos más atrás. Apenas miré a mi prima cuando me comentó que sería una buena reparadora en el departamento de accidentes. Sólo hice un breve comentario: -Es extraño. Nunca he visto algo así. Escuché las palabras de mi tía, parecían inconexas, ya que Xell estaba tomando algo sin alcohol y para más yo también lo veía. Me giré completamente al oír su última respuesta: -¿Qué secuestra gente? –Pregunté sorprendida- si es cierto lo que dices. Será mejor no salir del local, por nuestra propia seguridad. Eso es una pequeña bruma, no nos hará nada –respondí, sabiendo que eso era cierto. Al instante en el exterior escuché un grito agudísimo y en un lado del ventanal se manchó de sangre. Me quedé más helada de lo que ya por sí era. Fui rápidamente hasta mi tía y le empecé a hablar muy deprisa ¿me entendería? Esperaba que sí. -Tendrás que contarnos todos los detalles de esta densa bruma. Hay sangre en la ventana, pero está encantada para que no se rompa, lo dicho tía, hay que cerrar todos los conductos de ventilación y esperar a que pase el tiempo. ¿Hay algún método seguro para salir de la taberna sin salir al exterior? –pregunté ansiosa. -Habrá que mirar las existencias que hay por aquí por si no podemos salir. Cerrar todo a cal y canto para que podamos salir ilesos de aquí –le comenté.
  5. Escuché las palabras del sirviente. La verdad tenía razón apenas conocía el mundo salvaje del mundo mágico. Me sorprendía cómo un ser pequeñito podía conocer tanto. Vi como arreglaba los bonsáis que había escogido para que estuviesen presentables. -Bueno, pues mantendremos su secreto y no se lo diremos a nadie –le sonreí. -Yo creo que más bien esa hada quizá se haya desorientado y apareció en ese negocio, y por tanto mi tía la haya ayudado y ahora con esto para recuperarse mejor. Me enseñó el tipo de acuario que quería, Harpo estaba en todo, parecía como si me conociese de toda la vida. -Sí, ese es perfecto –asentí con la cabeza. -Claro por supuesto, firmaré en dónde sea necesario –luego escuché sus palabras, que decía que su ama pagaría eso. Suspiré, la verdad le iba a salir bastante caro. Ésta vez me dirigí al mostrador para firmar la factura para que constase que se había hecho la compra. Mientras esperaba que el ser se presentase para hacer una pequeña rúbrica en el pergamino que me indicase. Seguro que hacía un excelente trabajo.
  6. Sonreí ante el enfado del elfo. La verdad es que no conocía la faceta de recoger animales extraviados y que los llevase a sus negocios. Vi cómo el elfo preguntaba. -Sí, azul, ¿Qué pasa? –después el sirviente parecía que le iba a dar un ataque. -Pues no sé si serán a ese tipo de hadas, eso fue lo que me dijo ella, que enfermaron por eso. Ahora yo era la que estaba preocupada. Si eran de contrabando podían cerrarle el confesionario y no creía que mi tía estuviese dispuesta a eso. Vi cómo el pequeño ser se llevaba un buen coscorrón con un caldero, me acerqué a él corriendo: -¿Estás bien Harpo? –Parecía que tenía otro en la cabeza –si quieres puedo curarte esos golpes –le dije amablemente. Enseguida fuimos a ver esos árboles en miniatura. Eran maravillosos, yo los miraba fascinada, estaban geniales: -pues, escogeré éste –le dije señalando el que tenía la maceta negra- y éste –volví a señalar a otro que tenía forma redondeada de color rosa –imagino que con eso será suficiente –le sonreí. -También recuerdo que quería un acuario, como si fuese para peces, pero abierto por la zona superior ¡ah! y flores de todo tipo–y temiendo que me iban a salir por un ojo de la cara “suspiré”. Y rogaba que no fuese muy caro. -Se puede enviar al confesionario ¿no Harpo? –pregunté- es que no quiero que con la desaparición perder algo –dije un poco sonriente ante esa ocurrencia. Si lo hacía, Sagitas me mataría. Eso seguro.
  7. Enseguida vino alguien a recibirme me di cuenta de que era Harpo, el elfo de mi tía. Me rasqué la barbilla dudando un poco sobre lo referente a hadas, no tenía ni idea: -Pues, la verdad Harpo es para el confesionario, su ama me encomendó que viniese a comprar bonsáis. Y no tengo la menor idea de qué tipo –respondí confundida- además plantas y flores, supongo que con variedad. Preguntaba si era para las mansiones de las familias a las que pertenecía. Negué con la cabeza: -¿Tipo de hada? –Pregunté, Sagitas no me había dicho nada de eso- pues no lo sé, sólo que se pusieron enfermos con un polvo azul –quizá eso le diese la pista- pero están bien, todos –solté rápidamente para tranquilizar al elfo.
  8. A pesar de que la floristería estaba en el otro lado del callejón Diagon decidí usar la aparición para trasladarme. Sí, era toda una vaga, pero en el tiempo que usaría para caminar estaría comprando cosas para el confesionario. O mejor dicho para el hada. Y esperaba que hiciésemos un hábitat propio y cómodo para ella. Aún repetía mentalmente las cosas que me había encargado mi tía, y me adentré en su interior. Ya había estado de la otra vez, cuando tenía que comprar un ramo y que en ese momento no recordaba para quién había sido. El aroma de las plantas me embriagó por tan sólo unos momentos y me acerqué hasta el mostrador, mi elfina estaba allí y me alegró de comprobar que seguía mis órdenes, por supuesto mi tía no podía faltar y también estaba otro familiar que reconocí enseguida: -¡Hola Reena! –Saludé con alegría- ¡Hola tía Sagitas! Venía a comprar unas cosillas y si tienes un momento claro, es para consultarte sobre el hábitat de un hada –comenté tranquila observando todas las plantas que había por allí.
  9. Mi prima Xell enseguida me dijo que había subido al piso superior, confusa miré hacia arriba. Pero conociendo a nuestra tía, seguro que se había quedado dormida leyendo algún libro, o investigando si había algo extraño en ese lugar, aunque no me sorprendería, los negocios aunque fuesen nuevos, sus paredes siempre tenían su historia aunque fuesen remodelados por completo y dándoles un aire nuevo. Fuimos interrumpidas por una joven. La escuché atentamente. Al parecer venía de El Profeta para hacerle una entrevista. Yo sonreí de oreja a oreja. Seguro que era por todo lo que había pasado en su cumpleaños. Enseguida nos dejó a solas con lo que mi pariente se la llevó a la biblioteca que tenía el negocio. Yo mientras tanto, me dirigí hacia la zona en dónde estaban los volúmenes de astronomía y les echaba un vistazo, pensando o no si comprarme otro. El que me había llevado era genial y me había gustado mucho, pero quería formar una pequeña biblioteca en mi habitación, sin tener que ir a la Rambaldi a consultar cualquier otra cosa. Vi que despedía a la joven, y me volví a acercar hacia a ella: -Oye prima, ¿tienes más nuevos libros de astronomía? Estuve consultando pero la verdad es que no me decido por ninguno, son todos excelentes –dije, sonrojándome un poco. Aunque luego lo pensé mejor y le comenté: -y si tienes también algún libro de magia avanzada, para practicar y eso, también me lo llevo, es que quiero formar una pequeña biblioteca en mi habitación –aclaré y terminé con una sonrisa, siempre me gustaba experimentar con la magia así que sería una buena ocasión para llevarme siempre unos buenos libros para investigar.
  10. Un ruido particular de un sonoro golpe encima de la barra y giré la cabeza, Sagitas había puesto algo encima de ella. Una caja de bebidas. Le sonreí para decirle que estaba todo bien y que no le guardaba ningún rencor por lo sucedido, pero la sentí molesta, o quizá enfadada. No sabría muy bien diferenciar ese sentimiento. Apoyó mis palabras en cuánto lo de Matt, pero no dije un comentario más sobre lo sucedido, dejándome absorber por mis propios pensamientos. Pero otro ruido particular y vi otra vez a mi tía sacando una botella de whisky de fuego, eso me sorprendió. Yo bebía ese tipo de alcohol como si fuese agua y apenas me sucedía nada. Aunque a ella quizá le había afectado lo que había pasado momentos antes. La tormenta seguía tan fuerte o más que antes, parecía un huracán en medio de los callejones y la calle principal de Diagón. Pero todo cesó de un momento a otro, una densa niebla lo empezó a cubrir todo. Me quedé ensimismada por lo que estaba pasando. ¿Qué podía ocurrir ahí fuera? Sabía de los fenómenos meteorológicos extremos ¿sería uno de eso? -Es mejor cerrar bien los conductos de ventilación, esa cosa rara me da miedo Sagitas –le comenté. En ese instante un chasquido de un cristal, había una rajadura en la ventana. Alcé la varita y me dirigí hasta ahí. Teníamos varita y también magia, así que desplacé mi vara hasta apuntarla a la otra zona de la gran cristalera y murmuré un encantamiento. Uno que hacía que las cosas fueran irrompibles, pero en cambio con un sencillo “reparo” lo casi roto. Parecía que había sucedido cuando mi tía había empezado a beber alcohol. Pero que afectase al exterior ya era raro, mucho. Generalmente la magia de uno y fuera de descontrol se producía en el interior, reventando cosas y alterándolas. -Sagitas, será mejor que no bebas más –le sugerí. De nuevo apunté la varita hacia la chimenea e hice que saliese por medio de la invocación una llamarada potente. Aunque pensándolo mejor quizá con los polvos flu, podríamos llegar a casas sanas y salvas aunque manchados de hollín. De momento mi instinto me decía que debíamos de estar dentro. Debía de mantener la seguridad de todos. Fuese o no auror el instinto básico de protección aún lo conservaba y agradecía a Merlín por poder ponerlo en práctica a cada momento u ocasión que pudiese.
  11. Bueeeeno, aquí está la que faltaba xDD Vengo a registrarme en este negocio y me gustaría trabajar como Jefa de Enfermeras sip, cobrando pluses de nocturnidad, peligrosidad etc etc, ok no xDDD Aunque en este caso sería de sanadores, pero bah, da igual jajajaja. Total todo lo que hay que hacer para rellenar las dos líneas espero rolear compulsivamente cómo en el bufete (?) xD bueno vale, rolearé y roleaaré... en fin desvarío xDDD Vengo a dejar mi ficha de personaje y mi bóveda
  12. Mi prima no daba venido, y suponía que era porque tenía clientes que atender y tampoco se lo iba a reprochar, llevar un negocio no era fácil, pero por lo menos con ayuda de la magia se hacía todo menos tedioso y sobre todo si conllevaba tener elfos en el mismo. Al poner los pies encima de la mesa e inclinándome con la silla perdí el equilibrio y me caí de bruces en el suelo, y si fuese humana quizá me rompería la muñeca, con varios “ay ay” me levanté cómo pude y rogando que no se escuchase la caída fuera del despacho de mi pariente. La coloqué en su posición original y frotando un poco la muñeca maldecía un poco por lo bajo por esa metedura de pata. Cansada ya de estar ahí dentro, coloqué la capa que se me había descolocado por la caída y me salí de la zona de dirección hasta la zona de venta de los libros que poseía Xell. Comprobé cómo había ya gente en el local hojeando libros y demás revistas interesantes del mundo mágico. Vi que estaba Reena saludando a su hija, mientras el resto de la familia de Sagitas rondaba por ahí, y por lo que parecía no había rastro de ella. ¿Dónde se había metido ésta mujer? Negaba con la cabeza ante la sola ocurrencia de buscar alguna nueva aventura en un negocio tan particular que era la librería. Me dirigí sigilosamente hacia Reena y Xell: -¡Hola Reena! Hola de nuevo Xell –le dije sonriente, seguro que se había olvidado de mí (?) atendiendo a otras personas: -¿Dónde se ha metido nuestra tía? –Pregunté con curiosidad- cuando entré en el despacho estaba atendiendo a alguien con un par de críos pero no la volví a ver más hasta que salí de la habitación -¿cómo podía saberlo? Quizá sentirla sí, pero nada más, de momento apenas había detectado nada extraño dentro del establecimiento.
  13. Sentada en la barra de la taberna, estaba dándole vueltas al vaso mientras los hielos se iban descongelando dentro de la bebida. Escuché un ruido de una puerta y ni siquiera me había fijado que era mi prima Xell. Parecía que llovía ya que llevaba el pelo totalmente mojado. La verdad es que estaba bien insonorizado el local, porque apenas se escuchaban los rayos y truenos que caían en el exterior, sólo el abrir la puerta se habían escuchado. Pedía una toalla, con un movimiento de varita invoqué una toalla del baño. Ésta vino enseguida a mis manos y se la pasé a mi prima: -Aquí tienes, y sécate bien, no vaya a ser que pilles una pulmonía –sonreí. Hablaba sobre lo que había pasado hacía cinco minutos. -El juego se ha acabado prima –le dije un poco molesta y bebí un poco de mi bebida- Galadriel, ponle algo caliente –la elfina enseguida le puso un chocolate caliente bien humeante con nata. Era necesario que entrase pronto en calor. -Has llegado tarde –le dije sonriente- si llegas a venir antes, quizá podías ver cómo hice sonrojar a Matt –y solté una pequeña carcajada.
  14. El “juego” en cuestión seguía. Mi tía se estaba partiendo de la risa al dejar al pobre chico en vergüenza y a mí la verdad es que me daba algo de pena. No me gustaba meterme en esos sentimientos tan fuertes y menos aún dar detalles de algo diríamos “tan privado”. Pero lo que sí, mi pariente, me daba la razón en cuánto a que el amor era muy grande. Por lo menos eso era cierto. Teníamos muchas evidencias de eso en el pasado. Regañó a mi primo por decir el nombre y aún con los ojos vendados, sonreí. Así que era ella. La había visto alguna vez por el Ministerio y alguna que otra vez por algún negocio de mi tía, pero no recordaba haber entablado conversación con ella. Me pedía el tiempo, eso era más difícil aún. Así que hice un esfuerzo e intenté dejar la mente en blanco, porque las preguntas del cómo estaba Cye aún rondaban en mi cabeza. Parecía que era de hacía mucho tiempo: -Por lo menos desde hace bastante. No puedo decir cuánto eso es difícil de concretar tía –le dije con una pequeña sonrisa. Al final había salido a relucir el motivo por el que estaba tan deprimida la cuñada de Sagitas, fruncí el ceño, no quería hacérselo pasar mal estando nosotros delante. Así que quité la venda y me dirigí a Sagitas: -Eso es mejor que lo habléis en privado, no me gusta meterme en dónde no me llaman –le respondí un poco de malos modos (?). Y levantándome de la silla cómo dando a entender que el juego había acabado. Ya sería bastante para Cye tener que contar lo que le pasaba sin que tener que averiguarlo por mi don. Así que me dirigí hacia la barra y viendo que estaba Galadriel le pedí un whisky de fuego, mi mala cara le debió de decir algo que enseguida me lo puso, le di un sorbo y encendí un cigarrillo con la varita que había extraído anteriormente de la pitillera de plata y que tenía el escudo Rambaldi.
  15. Galadriel –elfina de Heliké Después de trabajar un tiempo en el negocio de la ama Sagitas, Heliké en esta ocasión me había recomendado ir a trabajar a una floristería. Sabía que la tía de la ama Heliké era dueña de medio callejón pero lo que no sabía es que también vendiese ese tipo de productos. Aunque no era de extrañar, era una bruja muy ocupada, tanto en el Ministerio cómo en sus negocios y era de extrañar que la viese poco tiempo en la mansión. Me aparecí delante del escaparate que ya de por sí era extraño, tenía un montón de flores, de cada especie diferente. Con paso decidido abrí la puerta del lugar y ya vi que la ama Sagitas ya estaba atendiendo a otra joven, y viendo quién era, di un saludo cortés agachando la cabeza: -¡Hola ama Reena! –Hice lo mismo propio con Sagitas- Hola ama Sagitas. Venía para ofrecerle mi ayuda, Heliké me da permiso así que si usted lo desea puedo atender o hacer cualquier cosa que usted me diga –otra inclinación en señal de respeto. Eran buenas brujas así que me daba mucho placer servirlas, aunque quería mucho a la ama Heliké a veces le tenía miedo por el genio cuando saltaba. Pero eran familia así que no había problema.
  16. No había terminado de hablar cuando sentí otra presencia, parecía que estaba preocupada, pero al estar más pendiente de Matt apenas me había “fijado” en ella. Me producía inquietud, pero tampoco quería ser indiscreta y hacerla parecer incómoda. Escuché las palabras de mi primo, no conocía a la joven. O por lo menos no había tratado con ella. -No tienes porqué sonrojarte primo –me giré hacia él aún con los ojos vendados, pero por su forma de hablar así me lo indicaba. -Lo que me dice es que estáis hace más que un poco de tiempo –sonreí- pero no te preocupes, yo no soy una atrapa novios –y empecé a reírme a carcajadas por la ocurrencia- además somos primos, así que, cómo que no –comenté terminando con otra sonrisa, pero quién me preocupaba de verdad era la joven que se había sentado a su lado. Le envié un mensaje mental a mi tía, << ¿Es Cye la que está sentada al lado de Matt? Me preocupa, por eso no dije nada. Hay algo en ella que la aflige mucho>> sabía que tenía el poder de la oclumancia, pero era de vital importancia enviar ese mensaje para que lo entendiese y que así yo no fuese indiscreta, o por lo menos esas eran mis intenciones.
  17. “El juego” había empezado, mi tía entre medio risa y media regañina me dijo que no debía usar ese “sentido” especial que teníamos los vampiros. Pero no podía evitarlo. Era una capacidad para la caza de humanos y así nos distinguía la diferencia entre humano y hombre lobo. No pude evitar soltar una pequeña risilla. Pero un comentario que hizo posteriormente consiguió que soltase una gran carcajada: -tía, no puedo sentir a los animales, sólo a los humanos –dije entre risas -. Mi primo había llegado y comentaba curioso mi nuevo don. Asentía con la cabeza a cada palabra que decía que aunque no podía verla, podía sentirla, estaba animada con esa pequeña distracción ahí en la taberna. Sentía a Matt muy cerca de mí pero al mismo tiempo Sagis me había pedido “sentir” qué era lo que le estaba pasando en su interior. Mordí el labio, no me gustaba ese tipo de cosas, además que era muy personal y muy íntimo. Intenté concentrarme. Cerré los ojos a pesar de que los tenía vendados y dejé la mente en blanco. Dejé que mi nuevo poder fluyese libremente. Y lo sentí. Algo muy importante estaba en su interior desde que parecía hacía tiempo. Lo que no identificaba era de quién. -Vaya, interesante –comenté- ¿Matt, de quién estás enamorado? –sonreí un poco burlonamente- espero que te corresponda, el amor es más fuerte que cualquier magia –comenté con una sonrisa sincera. Esperaba no ponerle en un apuro al decir eso.
  18. Un aroma particular llegó a mí antes de que incluso Matt se presentase ante nosotras o incluso aunque hubiese hablado lo reconocería en cualquier lugar. Cómo cada hombre lobo tenía su toque personal en ese sentido. No pude soltar una pequeña carcajada al regañar mi tía a mi primo. Pero él cómo sabía no valía, sentía que estaba entre preocupado y contento y parecía que en él había algo más, lo qué no tenía ni idea. -Hola Matt –respondí con una sonrisa, a pesar de llevar los ojos vendados sabía perfectamente quien era –no le riñas Sagis, a él lo detecto por el aroma que desprende –le susurré, pero había cometido otro error garrafal sin darse cuenta, de nombrar a otra persona que estaba dentro del local, a ella también la había detectado, era una humana. Me empecé a reír casi sin control y entre risas le dije: -Tía, si nombras a todos no podremos hacer el experimento –le comenté soltando otra carcajada –pero además de Matt y la chica, siento a una elfina y por lo que parece es de Cye –dije segura –lo sé porque está preocupada siempre por servir bien a su ama –respondí. -Por lo demás, noto que todos están tranquilos, aunque alguien parece que aparenta estarlo pero creo que es mi elfina Galadriel, está histérica por servir bien a todos –carcajeé de nuevo con otra risotada –en total estamos dos elfos, Sagitas, yo, Matt y dos jóvenes más una de ellas creo que es Cye ¿está bien? Porque no lo parece –pregunté a mi tía, estaba de frente eso lo sabía aun a pesar de que tenía la venda en los ojos. Volví a sonreír de nuevo, para desgracia de Matt los vampiros teníamos un oído muy agudizado y le respondí yo: -Sí Matt, es empatía, hace poco que digamos lo tengo. Y necesito aprender a controlarlo bien porque si no, puede causarme problemas –comenté mordiendo el labio inferior.
  19. Cuartel Auror Jefa de Oficina de Denuncias contra las Artes Oscuras <<Mantén la calma, mantén la calma>> me repetía una y otra vez para no alterarme. Sabía que una bronca en medio de un local en dónde fue atacado no sería bien visto por nadie, y debía contener la ira que enseguida empezó a brotar en mi interior. Había olvidado completamente que tenía que ir a otro sitio al negocio nuevo, quizá estaría perdiendo facultades (?) o tal vez fuera un despiste mío al aparecerme allí pensando que era el Emporio. Solamente deseaba que el joven hiciese bien su trabajo. Escuchaba al chico y mantenía mi mirada fija en él para no dejarme llevar por el enfado. Y con calma le susurré: -Es cierto, me he equivocado de negocio. ¿Sangre humana? Yo me alimento de sangre de animal compañero –dije farfullando – yo no pretendo hacer daño a la comunidad mágica, aunque no dudo que tú te aprovecharías a la mínima oportunidad de atacar a alguien desprevenido en medio de la noche y quizá culpar a otros –dije entrecerrando los ojos. -¿Gallinero de plumas mensajeras? –Repliqué indignada –podrías mostrar más respeto, se ha producido un ataque, cómo el producido aquí hace unas horas. Si fueras tú el atacado en ese sitio o dueño de ese negocio no creo que te mostrases tan burlón como ahora, atacado o secuestrado, una de dos –lo miré ceñuda. -Me pasé directamente al salir aquí, si no está mi tía seguramente me atienda alguien, o usaré a un elfo para que vaya a buscarla. No debe de tardar en salir del trabajo –respondí. -Yo tendré cuidado de coger todas las pruebas descuida, tú haz lo mismo. Y espero que no se te olvide nada –le dije guiñándole un ojo, aún así desconfiaba de él. O por lo menos que ese caso no quedase impune ante la comunidad mágica. Cómo él decía, siendo padre, muchos se horrorizarían al enterarse de semejante escaramuza. -Pues espero que como padre y teniendo una familia entiendas la gravedad de este hecho, yo no tengo esa oportunidad, pero más te vale que consigas todas las pruebas para capturar a los culpables. Nos vemos en el cuartel mañana –y con un ademán me despedí de él. Salí de la guardería y me dirigí con pasos lentos hasta el Emporio de las Lechuzas, y esperaba que por lo menos hubiese alguien para atenderme en el caso de que no estuviese Sagitas.
  20. Cuartel Auror Jefa de Oficina de Denuncias contra las Artes Oscuras No había tardado en tramitar la denuncia que me dio la impresión de que Enrick desapareció completamente del lugar, yo hice lo mío propio, me cambié los ropajes y me puse un traje de pantalón chaqueta negro, con mis botas finas de aguja de piel de dragón y la varita guardada en la pierna derecha. La capa ondeaba furiosamente a través de mi aparición por la brisa que caía ese día. Llevaba las denuncias interpuestas por mi tía guardadas en los bolsillos, seguramente algo arrugadas. Era para investigar lo sucedido en la guardería, no tenía que quedar impune, algo que realmente no me gustaba en absoluto, un lugar en dónde los futuros magos y fue atacado completamente por unos salvajes. Que ni siquiera Bellatrix Lestrange en sus buenos tiempos haría, y eso que era una de las brujas más peligrosas del círculo allegado de Voldemort. Enseguida llegué al local y vi una espalda muy familiar, era mi compañero Enrick, de la Oficina para las relaciones ministeriales, lo que no entendía es qué demonios hacía ahí. Así que con un paso decidido atravesé la verja de madera y me adentré en el local de mi tía. Ahí estaba Enrick elegantemente vestido. Parecíamos agentes de los FBI muggles, pero éramos aurores. Le hablé cerca de la oreja, esperaba que no se asustase y me atacase con magia, aunque era más una recriminación que otra cosa: -Vaya Enrick, te diste mucha prisa en venir a este local ¿verdad? Se supone que tiene que ir un auror de denuncias y otro de cateos, ¿se puede saber qué haces aquí? Porque si necesitabas ayuda podías avisarme y veníamos juntos. Aunque quizá quieras hacer el trabajo de un auror de cateos por supuesto –dije frunciendo el ceño, no esperaba ninguna bronca en el negocio, pero me parecía rarísimo que enseguida fuese atender un caso que seguramente tardaríamos días en ir. Aunque quizá la falta de personal había hecho que él acudiese hasta allí.
  21. No pude más que evitar sonreír ante la ocurrencia de Xell. Aunque era buena idea, eso de matarla era bastante tentadora, pero no. Tendría que hacer las cosas por la vía legal y con mucha paciencia, pero bueno, ahí estábamos y teniendo mucha paciencia. Por lo menos haber si así se podrían sacar las cosas con más premura, y de dejar sacar en el periódico del profeta a gente que sin pruebas y sin mi consentimiento. Se pasaba por alto muchos pasos y ya era hora de enfrentarla: -Xell –solté una risotada –ganas de matarla no me faltan, no te lo discuto, pero mejor actuar por la vía legal, y si puedo desenmascararla mejor todavía, y sí así puedo ayudar a la Orden aunque no esté en ella, pues estaré más que contenta –le sonreí. Pero enseguida fuimos interrumpidas por un joven y le dejé que se marchase a atender al cliente, mientras estaba en el despacho y observando el pequeño habitácu.lo, estaba todo ordenado, si fuese mío estaría hecho una pena. Pero mientras cavilaba y pensaba en todo lo que habíamos dicho en ese momento. Mientras Xell no viniese puse los pies encima de la mesa, esperaba que no me pillase en medio de la faena. off: lo sé, asco de rol para el próximo más y mejor ^-^
  22. Tal y cómo me lo había imaginado mi tía se negaba rotundamente a que le pagase en efectivo todo lo referido a las sesiones. Pero yo era muy a mí manera y aunque fuese de la familia no me gustaba aprovecharme de esas situaciones para sacar ventaja. Pero eso era una situación delicada, y a pesar de estar mal psíquicamente no iba a discutir con ella por culpa del dinero. -Está bien tía, cómo digas –le comenté. Pero lo que me sorprendió fue ese gesto cariño de revolverme el cabello y con una sonrisa le agradecí el gesto. Sentía su preocupación y eso era lo que más me mataba, mucho más que mis propios sentimientos. No me gustaba hacer o dar pena por lo que yo estaba pasando. Me había imaginado que podría controlarlo yo misma pero estaba visto que no, necesitaba ayuda y Sagis era quien me la estaba proporcionando. Se levantó y me tomó de la mano me dejé guiar hasta dónde me indicaba para sentarnos nuevamente en otra mesa más apartada. Escuché lo que me decía yo pensativa susurré: -Creo que todo influye, tanto en los ojos como el sentirlo. De la primera vez no había mirado a la persona directamente, solamente el dolor que sentía bastó para que me tumbase en el suelo –y me estremecí al recordarlo. Hablaba algo de una servilleta o de una invocación y no pude evitar soltar una pequeña carcajada, siempre hacía que las cosas más “graves” por así decirlo no lo fuesen tanto, así que riéndome le dije: -mejor prefiero lo segundo tía, además que en el momento que quiera puedo romper la venda sin problema –seguía riéndome con ganas, las ocurrencias que tenía sólo se le ocurrían a ella.
  23. La cuñada de mi tía se había marchado en cuánto hubo terminado de beber su zumo de naranja, parecía que tenía mucha prisa, y yo la notaba preocupada. En cambio Sagitas la animó a venirse con nosotras pero había desaparecido por la puerta rápidamente. En cuánto se hubo ido mi tía se fijó en mí nuevamente y escuché sus palabras. Era lo que me temía, ese poder no se podía neutralizar tan fácilmente, si no que tenía que aprender a dominarlo y cuanto antes mejor. -No me importa lo duro que sea tía –comenté con determinación –necesito saber controlarlo porque entonces cometeré suicido –y aunque sabía que no le haría gracia lo que había dicho, yo solté una sonora carcajada. Aunque me había preocupado algo lo de los efectos secundarios. -Si hace falta muchas sesiones yo te pagaré lo que sea, con tal de que me ayudes, si necesitas gente trae la que necesites no me importa. Ya bastante duro es ser inmortal para encima tener que soportar este tipo de dones –y acabé de hablar bebiendo un sorbo de zumo de naranja que previamente nos había servido mi elfina, mientras seguía fumando del cigarrillo no para de darle vueltas a todo lo que había pasado ahí dentro.
  24. En cuánto llegamos al despacho de mi prima del negocio yo tomé asiento sin esperar a que ella dijese nada. Suponía que no le importase. Antes de entrar en el despacho no pude evitar sonreír picaronamente: -Vamos Xell, sabes que es una broma. Lo acabarán aceptando ya lo verás –le dije guiñándole un ojo. Mientras tanto seguíamos hablando del tema. La escuché atentamente. Tenía razón en lo que decía, habían actuado sin mi permiso expreso. Incluso aunque fuese la directora yo era la jefa del departamento de denuncias y debía de comunicármelo: -La verdad, es todo bastante sospechoso que actuase sin siquiera consultar con los restantes jefes de los departamentos. Porque tendría que preguntar por lo menos, tienes razón sí, hablaré con ella, aunque dudo que eso sirva de algo, soy una simple subordinada a sus órdenes, pero eso cambiará pronto –una sonrisa malévola apareció en mi rostro como así un destello particular en mis ojos. Estaba segura de que cambiarían las cosas muy pronto.
  25. Galadriel –elfina de Heliké La joven y prima de mi ama estaba encantada con la magia que había hecho. Se le notaba bastante. Para mí era un placer ayudar y siempre que podía lo hacía de buen grado. Había hecho que los bocadillos ocupasen el espacio mínimo en una mochila como así la cantimplora: -señorita tenga cuidado con la garrafa. Si la abre puede verter varios litros de agua ¿y no querrá desperdiciarla verdad? –le pregunté sonriente. Esperaba que me hiciese caso. A mi lado se puso la sirviente de Cye y escuchamos atentamente las palabras de la joven bruja: -descuide señorita, no diremos ni una palabra a nadie –comenté inclinando la cabeza en señal de respeto: -si desea algo más no tiene más que llamarme –volví a decir. La muchacha era bastante amable cosa bien diferente de algunos brujos que eran despreciables. La vi desaparecer de la taberna con la comida que le había preparado, pero no podía preocuparme ¿estaría bien? Sabía que sí era una bruja con gran poder y sabría defenderse.

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