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Helike R V PB

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Todo lo publicado por Helike R V PB

  1. Escuché atentamente la historia que estaba relatando Matt, sin olvidarme de beber sorbo a sorbo y con el cigarrillo en la mano. Realmente parecía interesante, pero lo que más me gustaría saber a mí, era porqué todas estábamos casi desmemorizadas... Todo era bastante extraño: -Así que te debemos la vida primo -y le sonreí - lo que más raro me parece todo es que no recordemos lo que ha pasado ¿Sería por tu escudo mágico? -Pregunté curiosa... -Yo siento cómo si me hubiese dormido varias horas, aunque no me haga falta -me encogí de hombros- ni recuerdo tampoco como llegué a la mansión, sólo que Galadriel me despertó, ya sabéis, mi elfina -informé a los presentes- eso me gustaría saber, yo creo que deberíamos de avisar a Eledwhen, seguramente ella tenga una respuesta para eso, o si tal, con un pensadero. Aunque yo no tengo. Y lo que no me explico es cómo tengo tanta reserva de energía, siento que si pudiese crear una magia tan grande que no me desfallecería -seguí hablando- -¿Vosotras os sentís así? Quizá yo sea la única excepción, por ser vampiro. Y mis sentidos estén más alterados de lo normal por culpa de la niebla... Terminé el cigarro, y lo hice desaparecer con la varita, mientras tanto tomé otro y lo encendí con mi arma mágica. Seguramente mi tía protestase, pero en ese momentos me daba igual, me coloqué lo más cómoda posible en el sillón, cruzando las piernas, y esperando alguna contestación por parte de las demás.
  2. Mientras esperaba a que me atendiesen, miraba con curiosidad todo el lugar, realmente era precioso. No me imaginaba que un lugar así pudiese dar cabida dentro del callejón Diagón. Seguramente me pasase ahí mucho tiempo, ya que, los otros lugares eran más serios y aquí en este negocio eran todo risas. Una elfina se me acercó a mí, rápidamente, enseguida para atenderme. -Oh, hola, venía por si encontraba a mis familiares por aquí -sonreí a la sirviente (Nuba). Una voz conocida llegaba a mis oídos, ¿era Matt? Sí, era él, además con el pequeño de la familia Ithilion... -¡Primo! -exclamé contenta, y me acerqué hasta su altura- paseaba por aquí y vi esto abierto, me entró curiosidad y entré - sonreí- ¿ésto es tuyo? -Pregunté curiosa, algo me decía que sí, que era suyo, pero vamos hasta que no me lo dijese no podía afirmarlo completamente. -Es precioso -alabé- seguro que tendréis muchos clientes todo el año. Espero que me hagas de guía por aquí, que no lo conozco, y a ver si te pasas por el centro Vulturi, estamos organizando una fiesta, y espero que vengas -le dije guiñándole un ojo, esperando así convencerlo y así depaso le hacía un poco de publicidad al negocio.
  3. Mi prima me preguntó si me había hecho daño, negué con la cabeza, y escuché sus sugerencias: -Pero que sea la dueña, no quiere decir que conozca todos los secretos de este lugar –comenté sonriente. Me desplacé lentamente, a pesar de que Xell me urgía que entrase, abrí la puerta y ésta estaba completamente a oscuras: -Vaya, ¿quién puede trabajar así aquí a oscuras? –Pregunté curiosa, así que con un movimiento de mi varita susurré “lumus” ésta iluminó la punta de mi arma mágica y la dirigí hacia el interior. -¡Mira! –en su interior había una especie de dos cajas, un bote de tinta tirado en el suelo y éste casi vacío. Era evidente que caía a través de la ranura de la madera y nos había dado justamente encima de nuestras caras. Moví la vara de nuevo y éste dio en un hermoso libro: -¡Ohh! –Exclamé sorprendida por su belleza – debe ser muy antiguo, mucho antes de que se levantasen las paredes de esta librería, mira los tonos dorados que tiene, parece de oro –me desplacé despacito y la luz iluminó el resto de la habitación y vi también una especie de candil viejo. -¿Qué hacemos? –Pregunté- ¿Lo dejamos todo aquí y bajamos? –cuestioné de nuevo.
  4. Vesta –Elfina de Heliké La pequeña doméstica se quedó mirando a la bruja dependienta, parecía que le estaba dando insolación, pero nada que ver. Estaba pensando en cómo podía ayudarla con su regalo. Vesta esperaba que no se acercara por allí el elfo que la había molestado una vez, porque cómo su ama, ésta tenía mucho carácter, y a ella lo que más le disgustaba es que se anduviese de tonterías cómo intentando conseguir algo… Al final obtuvo la respuesta de la bruja. Al final le enseñó unos delicados bombones cubiertos de flores, la elfina le respondió: -¡oh! ¡Es precioso señorita! –Dijo dando pequeñas palmaditas de alegría- aunque, si llevan licor creo que le gustarán aún más, y sobre todo si están rellenos de Whisky de Fuego, aunque de eso me encargo yo –sonrió un poco con picardía. Un poco de magia de aquí y allá y estarían exquisitos. Así que sacó unas cuantas monedas de oro de su pequeño forro y las contó mentalmente, esperaba que con sus pequeños ahorros le fuese suficiente para pagar el detalle. -¿Será suficiente? –preguntó a la dependienta. En su manita tenía unos cuarenta galeones que le mostró a la chica. Una verdadera fortuna para una elfina que ahorraba poco a poco.
  5. Enseguida la joven tomó los calderos pedidos y vi cómo el sirviente traía los otros pedidos, la verdad pensaba en esos momentos qué más comprar, porque le daba la sensación de que se le olvidaba de algo, chasqué los dedos y exclamé: -¡la tinta! –seguramente pensara que la joven dependienta estaría loca, pero no me importaba en esos instantes. -Esto sí, tinta normal y también que cambie de color –dije sonriente. El elfo me enseñó la pluma de águila real, no pude más que observar maravillada. -¡Vaya! –Exclamé- es preciosa –admiré mientras la veía- seguro que son más duraderas que las otras –y solté una sonrisilla, estaba realmente contenta con todo lo que estaba comprando, además no dudaba de que eran de excelente calidad. -Y también querría los ingredientes típicos para pociones –dudaba que lo hubiese pedido anteriormente, sólo recordaba el a ver pedido los recipientes para fabricarlas. -Y además túnicas, de color negro y negro perla –le informé a la joven- no sé si tenéis de eso –pregunté dudosa, mientras esperaba a que me contestase la chica.
  6. Vesta –elfina de Heliké Enseguida la chica se apresuró a atenderla. La verdad no sabía lo que le motivó a ir allí a comprar, pero ya que estaba bien podía regalarle algo a su ama. Vesta estaba segura que por lo menos con ese detalle, le tendría más consideración, ya que siempre estaba encargada de otras tareas del hogar, no como Galadriel, que no sabía porqué pero siempre le asignaba “misiones” especiales, y eso era lo que a Vesta más enfadaba. Estaba segura de que podía hacerlas tan bien cómo cualquiera de sus sirvientes. Dudó un momento y le respondió: -Pues, la verdad señorita, unas flores no estarían mal –contestó inclinando su pequeña cabecita. -Es para mí ama Heliké –le informó- no sé cuáles flores le gustarían más, pero esas que dice que esparcen escarcha etérea suena muy bien –respondió ilusionada- aunque no creo que a la amita le guste ver parte de su habitación con hielo perenne –y soltó una risilla al imaginarse el enfado. -Aunque lo que usted me recomiende estaría bien –asintió feliz a la vendedora.
  7. Vesta –elfina de Heliké La chica que parecía que era dueña de la floristería no tardó mucho en atenderla, pero una joven clienta de pelo rubio se presentó en el lugar pidiendo algo especial. Vesta en esos momentos no se podía imaginar a quién se podía referir la joven chica, pero le dio lo mismo. En esos momentos un elfo se presentó junto a su ama y no pudo más que evitar que el color de la cara se le cambiase a un pálido enfermizo. Ese maldito sirviente había intentado, no sobrepasarse, pero había dejado claras sus intenciones, y Vesta no tenía ningún interés por él. Tanto que si se pasaba de listo le arrearía una buena bofetada. Se quedó por un momento estática y pensativa, mientras el sirviente hablaba con su joven ama y le estaba sirviendo cosas a la chica éste al escucharme parecía que se escondía, o eso le doy a la joven elfina esa sensación… Dos brujos más entraron al lugar y viendo que tenía prisa, le dijo a la mujer (Amya): -Em, disculpe, ¿me puede atender rápido por favor? –pregunté educadamente ya que la elfina no quería que fuese echada del local por andar mirando sin comprar nada. off: perdón por el rol tan corto, cómo no sabía que poner, puse ésto jejeje
  8. Llegué a la mansión Rambaldi después de escuchar los “gritos” calmados de mi tía Sagitas que además de mi jefa en el ministerio también lo era en la clínica. Aunque en cuánto llegué pensé en Xell y me sentó fatal, me había ido rechinando los dientes sí, pero la había dejado sola y además había dejado con la palabra en la boca a Sagitas… Contrariada fui hasta mi habitación y me cambié de ropa, iría a la clínica sí, pero como visitante y no como jefa de enfermeras, ya que había terminado mi turno. Me puse una camisa de tiras, un pantalón con campana y unos botines altos. Tomé de nuevo mi varita y lanzando un suspiro la guardé dentro de la capa en cuánto me la puse al cuello. Me giré sobre mis talones y me aparecí delante del edificio hospitalario. Llegué caminando a pasos lentos hasta el interior con la cabeza gacha, y me senté en uno de los asientos. Una de las enfermeras llegó y me hablo: -señora –alcé la ceja, mirándola con una seriedad que mataba- he terminado mi turno hace media hora –le respondí cortante. -La Directora Sagitas estaba muy nerviosa y lanzando chillidos a una joven y la hemos dormido –me informó la chica y asentí con la cabeza. Aún no sabía los nombres, pero no olvidaba las caras. Pero si no estaba mejor en la mansión Rambaldi, no estaba mucho mejor en cuánto nombró a Xell, aunque no había dicho su nombre sabía que se refería a ella: -Bueno, pues que la duerman un poco más, necesita descanso –y poniendo las manos sobre la cara, frotándome los ojos, necesitaba relajarme, así que me levanté y le dije: -Si pasa cualquier cosa, estoy en la cafetería –y me levanté rumbo a los elevadores hasta la última planta.
  9. http://s6.tinypic.com/24q1dli_th.jpg Jefa de enfermeras con Xell y Sagitas en la habitación privada: post salida Parecía que nuestra tía se hacía la dormida. En cuánto se oyó el chasquido de la puerta cerrarse, se mantuvo así durante un minuto o dos. No sabía cuánto tiempo había pasado hasta que abrió los ojos y con una gran sonrisa empezó a hablar. Nos hizo acercarnos, pero hablaba tan suavemente que cualquiera diría que estábamos ante el peligro. Pero su pregunta hizo que algo en mi interior se removiese. Pero no dije nada, ni una sola palabra, aunque tenía razón yo también tenía mi orgullo. Nos reñía eso saltaba a la vista y del modo en que lo hacía era cómo si una leona estuviese esperando el momento oportuno para cazar a su presa. ¿Cuánto tiempo tendríamos que esperar para ver su ataque? Ahora estaba conociendo otra faceta que desconocía de mi tía. La había escuchado gritar por el departamento, es cierto, pero en esa ocasión era muy calmada, demasiado para mi gusto y la propia costumbre. La vi moverse una mano, y algo en lo que había dicho mi tía, había hecho que girase completamente la cabeza hacia mi prima, un pequeño chasquido y me froté la nuca. Me había dolido sí, pero la impresión que me había dado al escuchar la información por boca de la Directora lo había empequeñecido... Pero esa vez respondí, tan muda que había estado cómo si se me hubiese olvidado cómo se hablaba: -¿Tú no has visto cómo llegó aquí mi hermana no? -Pregunté- no, claro que no, si la desobedeció fue por protegerla, casi se desangra por contener a esa... -iba a insultar a esa auror, pero no merecía mis insultos- si no acató esa orden seguramente fue por causas mayores -ahora defendía a las dos a pesar de que no me gustaba nada de lo que había pasado hacía unos minutos antes. Pero las dos eran parte de mi familia. -Ayudaré a Xell a hacer el informe, y contendrá mi nombre, pero no esperes ni por un momento algo de mi parte de esa ocasión, porque por entonces era enlace departamental con la oficina de aurores, así que no sé que especie de informe quieres - y en ese momento le envié un mensaje mental a mi prima <<tranquila, estaré contigo con todo lo que necesites>> después de eso, me salí de la habitación, quería dar un portazo pero si no me contenía quizá pudiese ser despedida pero aún así sonaría más infantil... Después de estar en un segundo en ese pasillo, saqué la bata que tenía encima sacando el permiso de entrada, y la eché en uno de los cubos, luego me dirigí hacia mi taquilla y me cambié de ropa, para después llegar hasta la zona de entrada, y ya estando en la calle me giré sobre mis talones y me dirigí hacia la mansión Rambaldi. Había sido un duro día.
  10. http://s6.tinypic.com/24q1dli_th.jpg Jefa de Enfermeras, con Xell Debería de controlarme o seguramente recibiría una buena queja por parte de los enfermos que estaban ingresados en esa planta. Mi prima parecía al punto del llanto, pero no podía reprochárselo, si alguien me atacaba de la misma forma en que lo estaba haciendo yo quizá actuaría así, o peor, saltándome el mal genio y sacando la varita. Pero ella no, lancé un suspiro… Formulaba muchas cuestiones que en mi cabeza intentaba ordenar para contestarle tranquilamente, o lo más que podía ya que parecía que el genio fluía con altibajos y debería de serenarme primero… Otro suspiro… Con voz muy baja casi en un susurro pero para que ella me entendiese le respondí: -No es la primera vez que está acusada de pertenecer a la Marca, ingresó varias veces en la torre blanca en el tiempo que estuvimos ahí. Si eso no te dice nada –contesté flojo- me refería a eso, a la Orden –éstas últimas palabras las moví con los labios y haciendo que de esa manera ella pudiese entenderme sin hacer ningún sonido – por supuesto ella no sabía que entonces trabajaba para ellos, pero tú empezaste a tener la conexión ahí. Si piensas que no me doy cuenta de las cosas estás equivocada –parecía que decía palabras inconexas, pero la rabia que sentía hacía que borbotase las palabras atropelladamente y muchas de ellas, intentando no gritar… Sus últimas palabras me chocaron un poco ¿quererla mal? Ahí me dejó muda, pero con una sonrisa sincera me acerqué a ella y le di un abrazo: -No quiero que te suceda nada malo –hacía mucho tiempo, meses que no daba esas muestras de afecto, pero sabía que cuando se daban a cuenta gotas, después era mejor. -Simplemente no puedo aprobar algo que no entiendo –no quería ponerla peor pero tenía que ser sincera. -Nuestra tía intentó explicármelo, pero sólo espero que no suceda nada grave para que yo entre en razón y apruebe vuestra relación, sólo te digo que os estaré vigilando –y le hice un guiño con el ojo. En ese momento una joven enfermera salió de no sé dónde. -Em disculpe –hice girar mis ojos y me solté del abrazo que le estaba dando a mi prima, pero intentando mantener la calma le contesté: -¿Ocurre algo? –pregunté. La chica asintió con la cabeza – la directora las quiere ver a ambas – respondió mirando hacia Xell y se alejó lo más rápidamente posible. -Mis disculpas Xell por mi culpa recibirás la bronca de Sagitas –con la cabeza le indiqué que me acompañara hasta la habitación, si tenía algo que decirme no iba a dejar que me afectase, cerré la puerta y comprobé que mi prima estuviera ahí: -¿Querías algo tía? –pregunté educadamente.
  11. Después de terminar mis labores ministeriales, decidí ir al callejón Diagón a ver si había alguna novedad pero no sin antes, me había pasado por mi bóveda de Gringots a coger unos cuántos galeones para después gastarlos en los lugares mágicos que más me gustaban… Una suave brisa recorría el callejón esa tarde que hacía ondear la túnica que portaba y que alborotaba un poco mi pelo suelto. Un sonido particular de risas captó mi atención. Caminé un poco más rápido y localicé una especie de parque. Altas verjas abiertas de par en par daban paso al cliente… Así que me adentré en su interior para ver si localizaba a alguien conocido ahí dentro. -¡Hola! –Saludé alegremente- ¿hay alguien por aquí? –pregunté, ya que por el momento no veía a nadie en particular.
  12. ¤ Vianne Rocher, recepcionista ¤ Esperó unos momentos y después de un breve silencio la chica le dijo que estaba mejor así. -Cómo desee –momentos después una joven se apareció en el lugar, y Vianne se retiró a su lugar para seguir anotando cosas en un cuaderno. Pero volvió sobre sus pasos al recordar… -Señoritas, disculpen la intromisión. Puedo hacer que una camarera vaya a atenderlas y que enseguida les lleven lo que quieran –y gentilmente la bruja agachó la cabeza esperando su contestación (tanto para Isabella como Kuktsy, ya que quería que tuviesen atención personalizada y que se marchasen contentas del lugar y por supuesto que regresasen pronto.
  13. Vesta –elfina de Heliké A pesar de que la elfina se encargaba de las habitaciones privadas de su ama en la mansión Rambaldi y Vladimir también tenía el encargo con los otros elfos de cuidar los jardines y los demás lugares de las dos casonas. A pesar de todo no escatimaba en detalles para que todo quedase finamente decorado, aunque por supuesto sin extravagancias… Estaba podando tranquilamente un rosal en la mansión Vladimir cuando se le ocurrió una idea un tanto peligrosa, en el sentido de que seguramente su ama la mataría en cuánto se enterase de lo que le llegaría a esa casa horas más tardes… Con una pequeña sonrisilla en su boca, la elfina con un chasquido de dedos se apareció dentro del local que regentaba la tía del ama pero no podía olvidar el elfo descarado con el que se había encontrado, solamente esperaba que le atendiese una bruja, sólo pedía eso… -em, ¿hola? –Preguntó con su dulce voz, un poco aguda, sólo para hacerse notar -¿alguien podría atenderme? –ahora sólo le tocaba esperar a la elfina.
  14. Subí las escaleras con cuidado mientras las voces resonaban amortiguadas por la madera, al parecer había clientes dentro del negocio, pero yo mientras seguía subiendo poco a poco, la madera crujía un poco al compás lento de nuestras pisadas. Un pequeño aroma vino directamente a mis fosas nasales, me giré y le dije a mi prima en un susurro: -Sagitas estuvo por aquí –le conté- su aroma es inconfundible… Seguí ascendiendo unos pasos más, pero llegamos a un lugar que no había nada. Nada en el sentido de tétrico, raro o extraño. Arqueé una ceja. Apoyé la mano en una pared y por poco me caigo. Me agarré fuertemente al suelo para no llevarme de narices el bordillo de las escaleras. Con cuidado me levanté otra vez y me fijé que había un pequeño cuartito… -¡Hey! –Exclamé- ¿Sabías que tenías esto aquí Xell? –le cuestioné curiosa.
  15. Esperé unos minutos mientras la chica me mostraba en un cartel los precios y el material del que estaban hechos. Si ya era difícil escoger uno, era mucho más con tanta variedad, me fijé en los detalles. Lo que me sorprendió en esos momentos era ver que se hacía de oro, ya que lo común y lo que enseñaban en la Academia, era que las pociones se hacían en calderos de peltre aunque suponía y viendo el precio por ser más barato. Así que siendo drástica le dije a la chica: -Bien, pues quiero los tres últimos, de cobre, plata y oro –y viendo mi monedero de piel de moke comprobé que tenía dinero suficiente para adquirirlos. Escuché la sugerencia de la joven, tenía razón: -Es cierto –le confirmé- y no sólo eso, también depende de los productos y si se realizó con cuidado los efectos serán de una manera u otra –hablaba con profesionalidad y no era para menos, con mi propia experiencia había aprendido de eso, aunque por supuesto había cometido errores con los ingredientes, haciendo que en más de una ocasión se me chamuscasen las cejas. -Ahora si puede ser, quería comprar un set de pergaminos, muchos pergaminos -le dije sonriente - ya he gastado los míos así que no tengo de repuesto -le comenté. -¡Ah! -exclamé - y no te olvides de la pluma de águila real -le dije guiñándole un ojo.
  16. Coloqué la botella encima de la mesa con su respectivo vaso, mientras pensativa intentaba recordar todo lo que había pasado el día anterior. Me serví un poco de whisky mientras quitaba la capa y la colocaba a un lado, la varita la puse encima del mueble mientras cruzaba mis piernas y me servía un poco de whisky de fuego. Escuchaba las palabras de mi tía y sin esperar a que me dijese nada más saqué un cigarro de la pitillera de plata mientras otra vez me reclinaba para encenderlo con la varita. Necesitaba estar activa, así que sin muchos miramientos le contesté: -Yo creo que más bien el tiempo ha vuelto a su estado normal. La niebla era lo raro, muy espesa, apenas se veía a un metro desde detrás del cristal. Cualquier cosa que se hizo para deshacerla seguramente haya funcionado y no volverá más. O eso espero –comenté teniendo un poco de esperanzas con eso, mientras fumaba tranquilamente, pensando, pero ningún recuerdo me venía de la noche anterior, algo muy raro, ciertamente.
  17. http://s6.tinypic.com/24q1dli_th.jpg Jefa de enfermeras, con Xell primera planta... Me había olvidado completamente de Reena, si tuviese un poco de sangre, seguro que me pondría tan roja como se puso Xell en esos momentos cuando terminamos de instalar a nuestra tía y que ahora en los pasillos hablábamos del tema. -Será mejor tenerla contenta, porque no veas la bronca que nos ha echado estando en los boxes –“suspiré” en esos momentos. Me di cuenta que estaba un poco agotada. A pesar de ser una de las enfermas “graves” ahora se estaba recuperando perfectamente, pero podía esperarme cualquier cosa o mejor dicho, cualquier griterío, me extrañaba más aún que no dijera nada al instarla en la habitación. -Ya me dirás qué demonios haces con ella –le dije rechinando los dientes- es mi hermana, ¿¡no te da vergüenza!? –ahora parecía que la que gritaba era yo. -Supe que era ella porque os vi el otro día en el parque y no soy tonta para no atar cabos. Y entonces lo entendí. Nunca pensé que una sacerdotisa de tu calibre estuviese con una –no quería decir el nombre y mucho menos por si alguien estaba cerca y podía meterla en problemas. -¿No puedes pensar que pueden matarla? –Otra vez preguntas- O matarte a ti si descubren vuestra conexión. vamos, vamos a la zona de la cafetería y ya verás más tarde a nuestra tía, cómo me oíste necesita descansar, luego bajas a verla –tenía mala cara, eso seguro y cómo no me controlase podía liarla más aún, pero tenía que mostrar profesionalidad o seguramente Eledhwen me echaría un buen grito por perturbar a los demás pacientes.
  18. ¤ Vianne Rocher, recepcionista ¤ A pesar de estar poco tiempo abierto, el día había sido bastante agradable, con muchas visitas de jóvenes que deseaban tomar una taza de té, e incluso elfos nos visitaban el lugar en busca de un descanso en sus jornadas laborales. Estaba en mi lugar de trabajo cuando vi que una joven abrió la puerta hasta acceder a su interior, la observé atentamente, salí de dónde estaba y me dirigí a la chica: -Bienvenida al Ladurée. ¿Desea tomar algo señorita mientras espera? –pregunté amablemente (a Kutsy). -Puedo asignarle una mesa cerca de la entrada –comenté con una gran sonrisa. Ahora le tocaba el turno a ella responderme, el local se encontraba muy animado, y las cosas parecían que volvían a estar de nuevo en marcha.
  19. Sentí una ligera presión en el brazo y miré. Era el pequeño sirviente que se agarraba a mí con su ama para hacer la desaparición. En un suspiro llegamos a la cuarta planta. Me fijé en que había un montón de calderos, con diferentes tamaños y materiales. Me llevó hasta allí y me fijé en cada uno de ellos, pero no aparecían los precios, o por lo menos yo no los veía ahí anotados… Me dirigí hacia la chica: -disculpe joven –le llamé con amabilidad– me gustaría saber los precios, y el material en el que están hechos, porque no sé por cuál decidirme y la verdad están muy bien, pero quiero uno que sea de excelente fabricación y que pueda contener todo tipo de pociones. - ¡Ah! –Exclamé- y que sea rápido en la cocción, ¿me recomienda alguno? –le pregunté a la dependienta. Porque miraba y miraba hasta parecía que había uno hecho de oro, y otro de cobre. Pero no quería arriesgarme y que los brebajes fuesen una pena y con un resultado desastroso.
  20. Escuchaba atentamente las palabras de la joven. Parecía que a la chica no le gustaba que fumase en el local, pero eso era lo que menos me importaba en esos momentos. Poco a poco parecían que iban entrando nuevos clientes, y las camareras iban de un lado a otro para atenderlos. Mientras tanto un joven me había servido lo que había pedido anteriormente, mientras me ponía unas pastas para la consumición. Mientras tanto tomé uno de los periódicos que había de El Profeta y me dispuse a leerlos tranquilamente, hasta que viniese la camarera de terminar de atender los clientes y de retomar nuevamente la conversación pendiente.
  21. Hola Marabella!! Bienvenida a la mansión Rambaldi, con gusto te recibimos con los brazos abiertos, y por lo que sé, ya traes hijitos *-* mis sobrinos! xDD siéntete con gusto de rolear por el tópic de la familia cuando quieras, así conoces a tu otra hermana, que ahora no recuerdo el nombre (no me matéis, tengo mala memoria yo xDDD) así que nada, bienvenida doble... En cuánto lances rol, un elfo te recibirá en la mansión *-* Bienvenida!
  22. No tenía ganas de estar en casa. A pesar de que Matt me había dicho que podía cuidarlas, no tenía el cuerpo para echarme en el sofá, aún necesitaba movimiento y mucho. Porque si no, sabía que mi magia podía hacer estallar todas las cristaleras del callejón diagón. Estaba necesitada de descargar mucha energía, parecía como si tuviese que volver a las filas de la Orden para parar la maldad mortífaga, pero sólo en mi fuero interno era una utopía, en su momento estuvo bien, pero eso ya pertenecía al pasado. A través de las puertas de la terraza abiertas veía cómo ésta estaba completamente nevada, después de la misteriosa niebla, parecía como si el tiempo se hubiese tranquilizado y mostrado tal y cómo era. Paseaba de un lado a otro con las zapatillas puestas de estar por casa, mientras Galadriel me miraba preocupada: -¿Se quiere estar quieta ama? –preguntó temerosa. Ignoré por completo su comentario, tomé la varita que tenía encima de la mesa y con un movimiento de ésta abrí las puertas de par en par, con otro movimiento más, saqué todas las prendas del armario hasta que se pusieron todas en el suelo. La elfa me miraba de muy mala manera, sabía que después tenía que colocarlas todas, pero con la energía que tenía en esos momentos y seguramente si me dijese algo de mala manera, la echaría de la habitación en menos que se dice quidditch, así que se encontraba expectante ante todo lo que hacía. -¿Sabes dónde se encuentra mi capa negra con los bordes plateados? –pregunté mirando ante el revoltijo que tenía delante. El ser me miró con los ojos muy abiertos, sorprendida: -¿Se quiere parecer a un Malfoy? –parecía que tenía la etiqueta de esa familia, túnicas verdes, broches plateados pero tampoco le iba a consentir semejante grosería: -Cómo vuelvas a mencionarla te llevas una bofetada -solté de muy mal genio. Ésta se calló de nuevo al ver la expresión de mi cara. Me señaló con su dedo pequeño en dirección hacia la silla, ahí estaba. Me di una ducha rápida, aunque no me hacía falta, me relajaba los nervios, aunque en parte. Volví a salir completamente desnuda y con el pelo mojado, con un movimiento de mi varita mi cuerpo estaba completamente seco. Me puse todas las prendas necesarias, y después de decidirme durante un minuto ya estaba más o menos decente. Me había puesto algo sencillo, un traje pantalón chaqueta, botas finas de aguja, y una camisa blanca y el pelo atado en una coleta alta (además de la mencionada capa). Puse la varita dentro del bolsillo y con el monedero de piel de moke en el otro con muchos galeones me giré sobre mis talones y me aparecí delante de la entrada del local, agitando de nuevo la varita, abrí de nuevo la puerta con ella y me adentré en el local, con otro giro volví a que se cerrase de nuevo, ésta vez unos copos de nieve se quedaron por el local, vi que Matt y Sagitas estaban por allí… -¿Recordáis algo de lo que pasó? Yo siento cómo si me hubiesen hecho un obliviate, porque lo úlitmo que recuerdo es que me aparecí acostada en cama ésta mañana sin recordar lo que sucedió aquí –Pregunté- hoy estoy cómo si necesitase descargar un montón de energía. Con otros movimientos de varita hice que un buen whisky de fuego y un vaso viniesen a mí, y antes de que mi tía frunciese el ceño dejé unos cincuenta galeones encima de la mesa. -Esto es por adelantado tía, la botella es buena y me la beberé yo sola, espero que sea suficiente –tomé la copa y la botella y me dirigí a uno de los sofás que tenía el local para por lo menos ver si así me relajaba un poco.
  23. Fumaba tranquilamente sentada en el taburete mientras miraba el periódico matutino atrasado, que estaba colocado al lado de la zona de muestrario de los dulces hasta que una voz conocida hizo que me girase completamente. Era una de las camareras del salón de los muchos que tenía el ladurée. La reconocí enseguida, y la saludé alegremente: -Hola Summer ¿Qué tal las vacaciones? –pregunté cortésmente. Vi que ésta estaba preparando las mesas con delicadeza observé que fue detrás de la barra en dónde yo estaba y sacó una especie de paquetito, lo desenvolvió y descubrió unas delicias de chocolate, se me hizo la boca agua. -¿Así que nuevos experimentos eh? Espero que tengan éxito –lo tomé con la mano y lo probé, estaba delicioso: -Exquisito, exquisito –me relamía de gusto con lo bien que sabía ese postre. El sonido de la puerta que se abría mostró que alguien había entrado al negocio. -Mira tienes nuevos clientes, mientras los atiendes espero a que me sirvas un té de frambuesa y el fin de semana bien, sin mucho movimiento –y sonreí tranquilamente a la joven.
  24. Hacía muchísimo tiempo que no pasaba por el local que regentaba con mi padre, bueno, mejor dicho éramos los accionistas pero siempre había que llevar la contabilidad ya que era lo primordial. Era bien sabido que yo odiaba los números pero si queríamos saber las ganancias que producía había que llevarlo todo bien controlado. Después de estar cerrado durante una semana por vacaciones y cambios en la directiva, el Ladurée se encontraba abierto en su horario normal y después de las vacaciones navideñas y de mucho ajetreo el local se encontraba tan silencioso como de costumbre. Mi vestimenta en ese día era de lo más sencilla, un traje pantalón chaqueta de color azul oscuro, y una camisa blanca, botines de aguja y el pelo recogido en una coleta alta. Llevaba por debajo de la camisa el medallón de avisar el peligro y un monedero de piel de moke con unos cuántos galeones y a pesar de que tenía bebidas gratis, los llevaba por si acaso. Me desaparecí de la mansión Rambaldi con el rumbo puesto en el negocio. Con un sonoro chasquido rebelé mi presencia ante los demás empleados, que estaban limpiando la barra y atendiendo las mesas, me dirigí a uno de los taburetes y me senté cómodamente, sacando del monedero una pitillera de plata, saqué un cigarrillo y lo encendí con la varita que tenía guardada en el bolsillo, mientras esperé a que me atendieran.
  25. http://i.imgur.com/NCKtg.jpg Abrió sus puertas como panadería de la mano de Louis Ernest Ladurée; posteriormente se transformó en pastelería y más adelante, Jeanne Soucherd, esposa de Ladurée tuvo la idea de convertirlo en uno de los primeros salones de té de la ciudad, logrando con acierto mezclar la idea de café parisino y pastelería. Cuando entras, el tiempo parece haberse detenido; conserva todo el encanto de un antiguo salón de té, lámparas de araña, servicio exquisito, minúsculas mesas de madera, frascas de cristal antiguo, suelos de marquetería Las mesas son muy pequeñas y pegadas unas a otras, de forma que el camarero literalmente ha de encajonarte para que quedes acomodado junto a otros comensales, cuyas conversaciones escuchas sin querer. Para degustar los dulces, Ladurée posee tres salones refinados de estilo Napoleón III donde el mármol antiguo y los frisos de época recuerdan el arte de vivir a la francesa: Le Salon Castiglione, le Salon Paéva y la Bibliotèque. http://i.imgur.com/hgWd5.jpghttp://i.imgur.com/734vd.jpg http://i.imgur.com/WMrp0.jpghttp://i.imgur.com/00E2D.jpg Dispone además de una tienda exterior a modo de escaparate con grandes vidrieras que muestran la distinta gama de dulces de la casa para llamar la atención de los transeúntes y atender al publico que decida comprar artículos para llevar, entre los que también se encuentran velas y perfumes. Pequeños, redondos y para comérselos. Así son los macarons Ladurée, que son hoy en día el producto estrella. De coco o granadina para el verano, de castaña o praliné para el invierno, la imaginación no se limita al paso de las estaciones. La creación es permanente, entre sus últimas obras podemos destacar: albaricoque-jengibre, algodón de azúcar, champaña y muguete. La pastelería inventa un nuevo sabor de macaron cada temporada. El lugar es también ideal para desayunar un pain chocolat y pistacho, un croissant relleno de almendras o escoger entre el amplio surtido de crépes; además ofrece a sus clientes un amplio surtido de todos los chocolates posibles. Los productos estrella son: el Croissant tradicional (a 1,55 galeones); Bostock: una tartaleta como tarta de Santiago (en cajita rosa, a 2,80 galeones). Kouglopf: magdalenas con azúcar (a 2,20 galeones); Cannelé: bollito esponjoso pequeño (a 1,90 galeones). El café cuesta 3,50 galeones. Todo, delicioso. ¤ Empleados ¤ ¤ Louis Ernest Ladurée, propietario ¤ Jeanne Soucherd, propietaria ¤ Rocco Rogiasso, cheff ¤ Vivian Gandillon, recepcionista ¤ Vianne Rocher, recepcionista ¤ Axel Dubois, mesero de Le Salon Castiglione. ¤ Summer Mosh, mesera de Le Salon Paéva ¤ Nöel Deroux, mesero de La Bibliotèque. ¤ Afiliados ¤ ¿Te gustaría obtener grandes beneficios como 200 Galeones al mes? No esperes más. Entra al registro y entérate de cómo hacerlo. (¤) Personajes inventados para rolear por los dueños y los afiliados del local. http://i.imgur.com/jeYM4xz.png

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