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Binny Evans

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Todo lo publicado por Binny Evans

  1. Bóveda editada para regularizar situación del Libro de los Ancestros a pedido de la Universidad.
  2. http://i.imgur.com/55Nqaee.png?1 Ficha editada a pedido de los Directores de la Universidad para regularizar el Libro de los Ancestros. Quitándolo de la situación transitoria que se encontraba. Se agrega también una medalla de 12000 puntos de Experiencia. Un abrazo. Binny Evans Moderadora de HarryLatino.org
  3. El lugar era desconocido para ella, sin embargo, Dúnedain parecía un verdadero elfo de mundo. Le convenció de llevarla a cambio de un galeón, quizás dos si le dejaba frente a Jeremy. Así lo hizo, o mejor dicho, cayó en la trampa, pues el elfo desapareció luego de negarse a recibir el dinero argumentando que no era una taxi y ya tenía un sueldo mensual. Binny no entendía la poca ambición de su querido amigo, ni cómo se conformaba con siete galeones al mes, pero bueno, comía y dormía en el castillo Evans McGonagall donde nunca faltaba nada. Guardó el dinero en el bolsillo del enterizo negro, del mismo lugar donde sacó la varita. Los climas así le agradaban tanto que no podía evitar pensar en el vampiro. El día era nublado y lluvioso, perfecto para dar un paseo con Alexander. Se quitó la capa para sentir la temperatura aún mejor. La lluvia cayó sobre ella tiernamente de modo que temía que parara. Los restos del castillo lucían enormes y peligrosos, como si pudieran caerse con un estornudo. Esperaba que no encima de ella. Tuvo cuidado al andar pues había charcos nada cristalinos. No podía asegurar si era mañana, tarde o estaba a punto de anochecer pues las nubes negras empezaban a cubrir el cielo. Mientras más se internaba, la lluvia empezaba a golpear más fuerte, se dio cuenta al verla pasar por los boquetes del techo. Unos metros más allá vio a Jeremy, su profesor de Artes Oscuras, una clase brillantes que duró lo necesario. —Buen día, Jeremy —añadió una reverencia como respuesta—. ¿Este castillo le pertenece a tu familia? Pero el duelo había empezado. El rayo salió de la varita de Jeremy rápidamente hacia ella, así que no le quedó otra opción— Protego —dijo. Se cubrió con el escudo mágico, el cual absorbió el sectusempra iluminando su rostro con una luz grisacea. ¿Sería extraño preguntar si los hechizos tenían temperatura? Quizás sí, así que declinó la pregunta. No podía ser tan extraña... tan pronto. —Silencius —dijo para no perder el ritmo. Jeremy quedaría mudo, lo suficiente para no lanzar otro rayo mortal—. Directo al grano. Así debería ser siempre, es más riesgoso y por ende más interesante ¿No te parece? Los duelos son mejor si nos empujan hasta el límite —Evans sonrió. Ciertamente no le agradaba la idea de asesinar a alguien, prefería hacerlo solo si era necesario como proteger a una familia entera, por ejemplo. Así que la estrategia era desarmarlo. Off: Jeremyyy +.+ Genial el duelo, a ver que nos sale! Por ahora puedo decir que me gusta mucho el escenario y ya que estamos calentando la varita, el sectusempra es válido pues los errores de tipeo no dificultan que se realicen los hechizos. Cierto, las reglas de duelos e intercalaciones no están visibles, pero probablemente en unos días se puedan visualizar. Hasta eso podemos seguir hablando en off +.+ Un abrazo!
  4. Empezaba a preocuparle el correr de los días. Si no reparaba el giratiempo tendría que pasar tres días completos —y soleados— en Londres asistiendo a clases. Claro que obtendría muchos beneficios, y Badru resultaba muy interesante, pero esperaba volver a investigar en el tiempo como siempre. Ciertamente tenía una vida extravagante y alejada de las costumbres de la actual Londres, mas eso le complacía en lo absoluto. Por otro lado, la calma de Ateneo era conmovedora, solo tuvo que caminar hasta llegar al aula de Historia de la Magia. No tocó pues la puerta estaba entreabierta, además se escuchaban muchas voces. Cuando ingresó al aula notó la cantidad de cuadros mágicos y le dio curiosidad saber quiénes eran, reconoció a un árbitro de quidditch y a un ministro que fue famoso por apoyar los deportes mágicos. Pensó entonces que quizás no eran cuadros al azar sino personajes relacionados al quidditch. Hizo una reverencia como saludo a la profesora, que en ese momento interrogaba a Dennis, y tomó asiento en una de las carpetas cercanas a la pared donde podía escuchar a los cuadros. —¿Comenzaron hace mucho? —susurró. —Apenas un minuto —respondió Barberus Bragge con otro susurro—, siempre viene a este salón y nos manda callar. Los magos estudian historia, pero olvidan que nosotros fuimos ministros, jefes de consejo... árbitros famosos. El hombre lucía una mirada severa. Binny asintió, sabía que la forma más cruel de callar una queja era ignorándola, pero no pudo lograrlo. —¿No tienes otro cuadro en otro lado? Podrías ir para allá y olvidarte de esto. —En el ministerio. Pero hay una plaga de chinches y termitas. —Cuando termine la clase puedo ir para acabar con la plaga, si no te molesta. —Tenemos un trato —susurró por última vez Barberus. Ahora no fruncía el ceño. Los otros cuadros escuchaban, pero estaban algo atemorizados de intervenir en la conversación. Binny los dejó ser tan raros como eran. Por otro lado, Dennis estaba por responder a Anne. Quizás, si le hicieran la misma pregunta diría que estaba interesada por dos temas en particular que le generaban gran interés y además resultaban graciosos de pensar.
  5. Ficha y perfil actualizados para añadir compras certificadas en bóveda trastero: #63
  6. Bóveda trastero actualizada para añadir compras certificadas: #63
  7. Una nueva mañana, una nueva motivación. Luego de largos días en que acudió a conocer a Rosalía y desertó ante el caos de recuerdos, pues sentía firmemente que los portadores estaban tan aturdidos que ni siquiera entendían quiénes eran y cómo se mantenía su esencia en la existencia, regresó. Su tarea pasada era inútil, sabía que no llegaría a nada, así que dejó el invernadero consciente de que Rosalía comprendería cómo había llegado a esa conclusión. Aquella nueva oportunidad se mantuvo firme hacia la cabaña a sabiendas de que nadie estaría con la arcana, se había asegurado de revisar que no estaría con aprendices. Requería encontrarla a solas, pues su clase era tan especial que no podía verse interrumpida nuevamente. Tocó la puerta de la cabaña dos veces, se presentó con un traje escarlata impecable y una blusa blanca renacentista. —¿Buenos días? —¿saludó?— ¿Rosalía? Espero que estés ahí... Lo último fue un susurro lastimero. Se apartó para ver mejor la cabaña desde cierta distancia, quizás si rodeaba podría encontrarla o buscar en el invernadero, como la última vez. O explorar libremente, con intención de encontrar algún secreto. No escuchó nada, hasta que empezó a marchar hacia el invernadero y el hada que la había ayudado le indicó que regresara. Bastó con mirar sus ojitos para saber que era un alma noble, tan inocente y bella que no podía desconfiar, aunque la estuviera enviando plácidamente hacia un acantilado lleno de quimeras. Tocó de nuevo la puerta, pero esta vez dio un pequeño empujón. Estaba abierto, la puerta ni siquiera crujió. Le hizo sentir una sombra silenciosa y de reflejos rápidos, pero sus modales no le permitían entrar. Que costumbre más reprochable era la de entrar en casas ajenas sin ser invitado. Suspiró, suavemente cerró la puerta, y fue al lago donde se sentó en una banca a meditar. El hada se sentó a su lado. Se preguntó qué había hecho para caerle bien a esa pequeña criaturita, pero entre más lo pensaba más creía que tenía relación con Avalon y su recorrido en la vida como sacerdotisa. —Ya no soy una sacerdotisa, pero aún me queda la esencia —le dijo a la hadita. Le pidió que se acercara y lentamente hizo aparecer una flor blanca levitando sobre una mano. No necesitaba la varita para hacer eso, pues de niña le gustaba jugar así, y sabía que otros niños tenían otras cualidades similares que admiraba. Sopló la flor y esta fue a dar sobre el hada, esta la abrazó con cuidado y sonrieron mirándose la una a la otra—. También puedo sentir lo que sientes —susurró—, ahora estás muy feliz, agradecida y te caigo bien. También me caes bien. No bromeaba, le gustaba esa sensación, pero no en todas las personas. Por eso solo se abría con las criaturas mágicas que encontraba. Por esa misma razón poseía una gran colección de ellas escondidas en su sombrero, donde podía cuidarlas y sentirse libre. Solo que no podía controlarla a la perfección, a veces simplemente sucedía, así que necesitaba ayuda de Rosalía. A todas estas ¿Dónde estaba?
  8. Binny Evans

    Libro de los Druidas

    Ahora que Badru estaba frente a ella, notó los ojos negros que se asomaban por el pañuelo rojo. Era una mirada penetrante e inexorable. No pudo romper el contacto visual, permaneciendo inmóvil unos segundos, mientras recordaba que las viejas brujas contaban que en cambio su sonrisa era resplandeciente como el sol. ¿Sería cierto lo que decían de él? Ni la flecha con punta de piedra a un lado pudo despejar su atención. Escuchaba sus palabras, las entendía, pero hubiera preferido centrar la conversación en él y en su historia. Gracias al cielo el sentido común volvió a su lado y recapacitó ¿Quién era ella, además de una desconocida, para intentar saberlo todo... tan pronto? Asintió, qué más podía hacer, Badru sacaba conclusiones rápidamente y por su cuenta. Y lo agradecía, Binny era de pocas palabras, además el tiempo seguía avanzando y corría el riesgo de que Alexander reparara el giratiempo de plata por curiosidad y sin ayuda. Le vio sacar la varita y antes de que ella misma se pregunte qué había decidido Badru, ya estaba cayendo. Se dejó absorber por el portal con un débil grito de sorpresa. A donde llegó se las ingenió para mantenerse en pie con gracia. El lugar era tan negro como los ojos de Badru, pero sin historias para contar. La oscuridad era perfecta para esconder el brillo de curiosidad en sus ojos. Supo que Badru seguía cerca cuando escuchó su voz de nuevo, era un susurro misterioso, como si no quisiera irrumpir en aquella nada. El mundo de los muertos parecía vacío, silencioso, quizás solo hubieran muertos descansando en paz. Sonrió culpable ante la idea, obviamente no podía decirlo en voz alta. —No quisiera que me malinterpretes, pero valoro mucho la soledad —le respondió—. La idea de la nada y del tiempo detenido siempre me genera calma, como una pausa de la humanidad. Parece un lugar excelente para entrenar ¿No es así? —Claro que en realidad solo hablaba de su obsesión— Expecto Patronum. La gacela de luz trotó a su lado iluminando su rostro y luego cerca de Badru, a sus espaldas solo había más oscuridad. Le pareció escalofriante mirarlo, era como si tuviera dos concavidades huecas en el rostro. "Maravilloso" pensó, la forma en que compenetraba con el espacio era espectacular, seguía siendo escalofriante, pero digno de presenciar. Era un recuerdo hermoso que seguramente le mostraría a Alexander, ojalá este estuviera ahí, le hubiera encantando descansar en la nada misma, donde ninguna profecía podía afectarle ni había familia que buscar. —Es una gacela —dijo, seguramente el silencio sería largo e incómodo mientras ella permaneciera allí—. Es mi guardián. La varita seguía lista, esperaba una señal. Según sus cálculos debería escapar de ese lugar como parte del entrenamiento, en realidad lo esperaba. El Fulgura Nox estaba en su lista de pendientes. Y de no ser así, seguiría esperando hasta poder hacerlo. No era como si no hubiera pensado en ello, era solo que aún no lo había intentado por su cuenta, pues precavida como era prefería hacerlo con Badru cerca, solo por si uno de sus portales dejaba escapar una criatura del inframundo y luego no podía regresarla. Aguardó durante unos sepulcrales segundos, Binny era impaciente. La gacela ahora trotaba a espaldas de ella. El sombrero puntiagudo parecía estorbar, así que con un movimiento lento se lo quitó y este desapareció. —Si aquí solo estamos los dos ¿Entonces seremos contrincantes? ¿O invocarás un obstáculo? —preguntó, sabía que era indiscreta. Su cabello cayó en su espalda —Me gustaría saber qué harás.
  9. Ficha actualizada para añadir bóveda trastero a nombre de Baby Catwoman: Link a Bóveda Trastero: Bóveda Nº 112566 Esta información debe ser copia exacta de la vertida en en el índice de bienes, por lo que se ruega al usuario no hacer modificaciones en formato y contenido del campo de pertenencias. Cualquier información extra que desee agregarse deberá ir al campo Otros Datos, de la ficha de personaje. Atentamente, Binny Evans Moderadora Global de HarryLatino.org
  10. http://i.imgur.com/55Nqaee.png?1 Luego del revisado y traspasado de todos las posesiones, se procede a la aprobación de la Bóveda Trastero a nombre de Baby Catwoman. La bóveda contiene los títulos de propiedad de todos los bienes adquiridos y resguardarán los libros de hechizos y poderes de criaturas que el usuario pueda o desee adquirir a posteriori. Se recuerda al usuario que está terminantemente prohibido la edición de la ficha. Los pedidos de actualización deberán ser tramitados a través del Topic correspondiente y tendrán una periodicidad mensual. Ficha y perfil actualizados. Atentamente, Binny Evans Moderadora Global de HarryLatino.org
  11. Ficha y perfil actualizados para añadir compras certificadas en bóveda trastero: #55
  12. Bóveda trastero actualizada para añadir compras certificadas: #55
  13. Ficha actualizada para añadir compras certificadas en bóveda trastero: #38
  14. Bóveda trastero actualizada para añadir compras certificadas: #38
  15. Ficha actualizada por el siguiente motivo: Sale de la reserva: Fénix (XXXX) debido a que ya tiene nivel para usarlo.
  16. Sale de la reserva: Fénix (XXXX) debido a que ya tiene nivel para usarlo.
  17. Binny Evans

    Libro de los Druidas

    Aquel día, Binny dejó el giratiempo roto en manos de Alexander. En la plata se reflejaba el rostro del muchacho, como si nunca se gastara, un rostro serio de ojos severos. Dejarle su reliquia era, para ella, una enorme señal de confianza que ambos entendían bien. Observó durante unos segundos a Alexander y luego de nuevo al giratiempo antes de partir, le besó la mejilla y se alejó lentamente sin mirar atrás. Sus zapatos resonaron en la torre hasta que el eco espantó a los cuervos en el techo y unos segundos más tarde desapareció. Debía hacer lo que tenía pendiente en el Ateneo, continuaría con el aprendizaje del libro de los druidas, pese a que ello significaba dejarle solo en la búsqueda interminable de recuperar el tiempo a través de decisiones que sumaban muchos más daños colaterales. Aunque los segundos corrían y su tiempo era preciado, sumamente preciado para su propósito, entendía a la perfección el valor de los portales que podrían llevarla al futuro, al pasado, al inframundo. Un poder público de esa inmensidad no debía mantenerse desconocido para ella, era esencial utilizarlo y eso haría. Esa fue la idea a la que se aferró para seguir andando y no volver a la torre. En su cuello ya no estaba su precioso recuerdo, sentía en ella la nostalgia cubierta de una blusa de lino blanco; sin embargo, decidida siguió hasta la Plaza del Árbol de Fuego. El sombrero puntiagudo le protegía de los rayos del sol y las botas del mismo escarlata le permitía mantenerse en pie a la espera de Badru. Aun así, el calor era intenso. En algún momento de su juventud le hubiera resultado exquisito, mas ya era tarde para eso. Por otro lado, seguramente Alexander odiaría estar ahí, y sin percatarse dejó escapar una risita al imaginarlo. Al cabo de un instante notó la presencia de alguien así que dijo: —Es la primera mañana soleada que veo en cuatro siglos, muy conmovedor —su voz era suave. Se acomodó el sombrero para ver mejor el rostro de quien aparecía—. Mucho gusto, soy Binny Evans. Sonrió elegante, mientras se inclinaba en una pequeña reverencia. Del bolsillo del pantalón negro de lino sacó la varita tan rápida como su habilidad para hacer trampa en los juegos de cartas le permitía. La madera de avellano era firme, en este momento parecía rebosante como si empezaran a brotar pequeñas hojas verdes y florecitas blancas de todas partes. Binny tuvo que sacudir dos veces la mano para que vuelva a la normalidad, una fresca rama del bosque. En un sutil movimiento de esta hizo aparecer los anillos, los amuletos y colgantes que eran necesarios para empezar la clase. No le resultaba cómodo, pero sí necesario.
  18. Bóveda trastero actualizada para añadir compras certificadas: #33, #34
  19. Ficha y perfil actualizados para añadir compras certificadas en bóveda trastero: #16
  20. Bóveda trastero actualizada para añadir compras certificadas: #16
  21. Ficha y perfil actualizados para añadir compras certificadas en bóveda trastero: #47
  22. Bóveda trastero actualizada para añadir compras certificadas: #47
  23. Ficha y perfil actualizados para añadir compras certificadas en bóveda trastero #31
  24. Bóveda trastero actualizada para añadir compras certificadas: #31
  25. @@Alondra L. Santoro Ohh tu padre es Matthew, mi jefazo +.+ Cambios listos en: padre adoptivo, familia y bóveda familiar. Recuerda que los próximos deberán ser dentro de un mes: 24/05/2019 Un abrazo!

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