Sin miramientos y aprovechando las ventajas que Asenath les había dado, su compañero Martín había más bien pensado, en conjurar sus tres objetos en aquella sala. Desde un cofre a las espaldas del castaño y piedritas por el lugar, luego una columna de concreto al lado de Martín, a unos metros de distancia. Kraven de igual manera sabía que podría realizar aquello. Una columna de concreto apareció detrás del cofre que Martín había hecho aparecer, una colunma de al menos dos metros de ancho y que llegaba a rozar el techo con sus cinco metros de largo. En cada lado, en medio de los duelistas aparecieron dos muros de metal, de tres metros de largo y tres de ancho. Todos los objetos estaban para ser usados en el fragor de la batalla, como último escape.
Ahora que los objetos estaban creados y observando a su rival, como se libraba de la magia del gas venenoso del anterior Cineade . Kraven sabia que utilizaría su siguiente movimiento en atacarle, debía adelantarse a ello. Con la nueva magia por aprender Kraven alzó su varita en contra del mago. "¡Maldición!" pensó Kraven en contra de Martín apuntando su varita, así con el efecto que le impacto haciendo que su ataque verbal o no verbal fuera mal pronunciado y de su varita saliera otra versión mala de la original.
De nuevo observó que era su oportunidad de atacar para ello pensó en "¡Arena del Hechicero!", así de su varita el efecto cegaria a su rival con solo la posibilidad de usar magia sin punteria.
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