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Allen Abbadonia

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Mensajes publicados por Allen Abbadonia

  1. Yeeeeei!!!! *toma el ava, rueda por todos lados feliz y se lo lleva al otro foro* Me ha encantado ahora si!! Incluso me agrada más el tono de piel actual que tiene al que le había puesto originalmente, muchas gracias!! Y perdona la exigencia de lo otro, pero como yo hice ese dibujo en paint, pues quiero que luzca T_T

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  2. Accidentalmente había llegado a aquella fiesta al tocar uno de los trasladores dentro de la universidad, al pretender tomar prestadas unas de las gafas. Al terminar el vertiginoso viaje, cayó de frente al suelo, que para su fortuna era solo suave arena. Se reincorporó un poco y se sacudió ligeramente, miró a su alrededor sin caer en la cuenta de que había llegado a una fiesta, y parecía algo movida.

     

    ¿?— En silencio, el joven pelinegro contempló el lugar solo para caer en la cuenta de que nadie le parecía conocido. Ladeó la cabeza una y otra vez, buscando, pero al final admitió que sus esfuerzos eran en vano. Una vez que se dio cuenta de ello, se puso de pie y se sacudió la arena que le había quedado encima sin ningún problema.

     

    Con la mano derecha acomodó su sombrero de paja, y su inquieta mirada aun seguía de un lado a otro, adornando aquel gesto con aire y expresión inocente. Afortunadamente, la suerte le sonreía pues sus ropas eran las adecuadas. Una camisa roja de seda, que con la caída se había abierto, dejando ver su torso y la cicatriz en forma de "x" en su pecho, a juego con las bermudas azules que llevaba, sus sandalias y su sombrero.

     

    !— Los ojos de Allen se abrieron de par en par, ocultando ligeramente la cicatriz debajo de su ojo, y sus labios formaron una enorme sonrisa, su mirada reflejaba el brillo de alguien sumamente feliz, sin dudarlo se aceleró para llegar en pocos segundos. La barra de comida y botanas. Nada más tener la distancia reducida a nada, Allen empezó a comer y comer, llevandose patatas, refresco, snacks y todo cuanto sus manos tocaran a la boca, masticando apresuradamente sin importarle si alguien más le veía.

     

    Ñom, ñom, ñom, ñom, ñom.... Glup, glup... ñom, ñom, ñom... ¡Que ricooooooooo!— Exclamó con la boca llena de comida, continuando en lo suyo.

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  3. Paso a dejar constancia de que he visto mi pedido. Si me gustó, pero no me convenció al 100%. Si aun se puede hacer modificaciones, no me gusta que todo se vea negro de lo que debería ser el "traje", se pierde la forma del brazo a la izquierda (la que esta metida en el bolsillo del pantalón), supongo es el brillo excesivo D: pero de ahí en más, el fondo y el estilo me han encantado, incluso supera por mucho mis expectativas!!! Gacias @

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  4. Holaaaa!! No se si se puede, pero paso a pedir un avatar, aunque no necesariamente para aca, si se puede se agradece, y si no, tambien P.D. No me suban la advertencia porfavor T_T

     

    Bueno, primero, necesito el ava en 300 de alto x 150 de ancho. Y la imagen es esta:

     

    http://s7.postimg.org/6gzwv44e3/AVA_2.jpg

     

    Link de la imagen: http://s7.postimg.org/6gzwv44e3/AVA_2.jpg

     

    Se que es algo mala la calidad, pero es porque yo hice ese dibujo y en paint x-x. De fondo, quisiera que se viera un cielo azul, y quizás alguna nubecilla que se vea, si no, pues queda a elección del diseñador que usar de fondo, cualquier sorpresa es bien recibida o3o.

     

    En la parte inferior derecha del ava que diga "Miroslav" con letra fuente como de fuego, pero que sea fuego azul claro con amarillo >.< ... son muchos detalles, lo se, espero no sea mucha molestia T_T

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  5. Una vez hecho su juramento se puso de pie y avanzó al frente con pasos pequeños y lentos, sus brazos no se balanceaban mostrando que estaba bajo la influencia de la bruja. El agua amenazaba con tocar los zapatos del chico, pero hizo caso omiso a la advertencia y de igual manera entró un poco en el mar, siguió caminando hasta que este cubría hasta la altura de sus rodillas. Su mirada vacía estaba fija en la prisión que mantenía encerrada a la bruja, de pronto volvió a escuchar su voz.

     

    Ella no es quien dice ser. Los pone en peligro... Solo quiere obtener tu poder.— Dijo aquella cautivadora voz, advirtiendo al pelinegro de la amenaza. Solo entonces apartó su vista para darse media vuelta y observar la casa de campaña en la playa. El mensaje estaba más que claro, el peligro era la mujer que los había llevado a todos hasta ese lugar. —Ven a buscarme, te estuve esperando tanto.— Concluyó la voz de aquella hechicera.

     

    Sus pasos lo llevaron de nuevo a la orilla de la playa, de donde pudo ver salir a uno de sus compañeros corriendo y detrás de el la profesora salió también seguida de la casa de campaña siendo incendiada. Por un momento, el engañado muchacho, tuvo un disparo propio de enojo contra la profesora. A sus ojos estaba persiguiendo al que era probablemente el más joven del grupo, ¿por qué huía de ella?, ¿realmente era un peligro como advirtió la voz?. Sumado al control que ejercía la hechicera sobre el, aquello no abonaba nada bueno a la situación. Dejó pasar a Antoni y se interpuso en el camino de la Malfoy.

     

    No te permitiré que te salgas con la tuya.— Dijo Allen a Mistify, levantando su brazo derecho con varita en mano de forma perpendicular a su cuerpo, como si le bloqueara el paso. Los ojos del pelinegro tenían la mirada perdida, haciendo evidente que no estaba consciente de lo que hacía. Además, la voz de Allen por un momento se agudizó ligeramente, como si las palabras dichas anteriormente fueran un mensaje de la hechicera hacía la profesora del grupo a través de una marioneta.

     

    Meteolojinx Ecanto.— Dijo con total ausencia de emociones en su timbre de voz y su expresión corporal, esta voz con su voz normalizada. Acompañado al hechizo hizo una floritura con su varita. Había utilizado un hechizo de meteorología mágica, y aprovechando la gran cantidad de agua, el calor de la playa y el frío de la llovizna condensó la humedad y generó niebla, una niebla tan densa que no se podía ver más allá de un metro al frente, y con un área relativamente grande de terreno abarcado gracias a que las condiciones eran por si mismas ya favorables.

     

    Allen se movió en silencio, aprovechando que la arena generaba relativamente poco ruido al andar, haciendo gala de su capacidad de acecho adquirida por sus aventuras en la naturaleza cuando era joven y que de vez en cuando repetía. Solo era cuestión de un murmullo, un quejido, un suspiro largo, un hechizo, algo que delatara a la Malfoy para que Allen disparara algún hechizo en contra de ella. Sabía de antemano que no tenía posibilidad alguna de enfrentarla en una lucha directa y que incluso su estrategia podía ser mermada pronto.

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  6. ¡¡Yahoooooo!!— El gritó de un joven varón invadió el lugar, y de pronto en la entrada dió un portazo con una patada para internarse en el lugar con una larga zancada que más bien fue un salto. Quien había osado entrar de forma tan brusca era ni más ni menos que un novato en las filas del Fénix, Allen. Aquel mocoso despreocupado de poco más de dos decenas de existencia había estado bebiendo previamente, y aquello se hacía evidente en la botella de cerveza que llevaba en su mano derecha, en lo sonrojado de sus mejillas y en la alegría que transmitía, aunque eso era una característica normal en el.

     

    Había decidido entrar en bebida después de su primer entrenamiento, de modo que aun iba con la misma ropa con la que había ido a la playa. Una camisa ligera de color rojo, que cerraba con botones pero los llevaba desabrochados, mostrando apenas un poco de la parte superior de su cuerpo, si bien no era musculoso si era atlético, aquella prenda acompañada de su bermuda de color azul mezclilla, una especie de faja del mismo material que la cintura pero de color amarillo envolvía su cintura, y para andar llevaba sandalias. Finalmente, su articulo más importante, su sombrero de paja, lo llevaba amarrado con una cinta a su cuello y reposaba en su espalda.

     

    ¡¡¡OEEEEE, Cantinerooooo!!!— Exclamó, pasando con brincos y pasos acelerados entre las mesas, hasta llegar a la barra donde el amargado de Eugenio lo observaba. —¡¡CERVEZA, CERVEZA, CERVEZA!!, ¡¡Y carne también, muero de hambre, necesito comidaaaa!!— Seguía gritando a pleno pulmón, lleno de emoción. Huraño como de costumbre, el cantinero sirvió un tarro de cerveza, dejando aquella deliciosa espuma que no era poca pero tampoco excesiva, la comida iba a tardar un poco. Allen se percató que tenía a alguien a su lado en la barra, estiró el brazo para rodearle los hombros y lo hizo chocar hombro con hombro.

     

    ¡Cantinero, otra más para el, hahahaha!— Solicitó, dejando escapar una carcajada. No tardó mucho, ambos tarros de cerveza bien helados fueron servidos, uno para Allen y otro para el desconocido al cual estaba invitando una ronda como camarada. Alzó su tarro alto, con la intención que el lo acompañara a brindar también. —¡¡Kampaaaai!!— Gritó alegre, esperando chocar tarros para darle un largo sobro a su cerveza.

     

    @@Dimitri Croft

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  7. Pocos días llevaba en Ottery el joven del sombrero de paja y no dudó en seguir los mismo pasos que alguna vez su madrina dio: Unirse a la Orden del Fénix, aunque no sabía que el destino y su misma madrina habían cambiado de planes. Esa no era la preocupación del momento, de hecho no había preocupación, todo lo contrario, él estaba muy entusiasmado porque iba a recibir su primer entrenamiento en el arte del duelo por parte de la mujer que había seleccionado como su mentora.

     

    Su memoria era mala, pero no tanto, recordaba que esa misma persona fue su maestra de Duelo Avanzado cuando cursó la Academia, y de hecho no terminaron su duelo, lo cuál suponía una revancha en esta oportunidad. Habían acordado que Allen seleccionaría el escenario de batalla y una vez hecho esto el daría aviso a su mentora.

     

    Bien, creo que llegué un poco antes al lugar.— Dijo el pelinegro para si mismo, observando todo el lugar con una expresión de duda. —O he llegado demasiado tarde o temprano, o me he perdido.—Volvió a comentar de forma individual, rascando su nuca con la mano derecha. No la iba a encontrar quieto, así que empezó a caminar por el lugar.

     

    Se trataba ni más ni menos que una playa. Su brillante arena se extendía por kilometros a lo largo de toda la costa, donde pasados algunos cientos de metros la playa daba inicio a una selva tropical. Dicha playa estaba realmente limpia, apenas y había piedras por la zona y no había nada de basura. El agua era clara y su ritmo relativamente bajo, al parecer la marea ahí era muy suave. Era medio día, así que el sol estaba en su mejor momento, dando de lleno con todo su calor en el lugar.

     

    ¡¡Oeeeeee!!, ¡maestraaaaaaaa!— Exclamaba el chico, colocando sus manos a los lados de su boca para hacer un efecto megáfono. El clima no le molestaba en absoluto, al contrario, le agradaba mucho y llevaba la ropa indicada para estar ahí. Una camisa muy ligera de seda de color rojo, de aquellas que cierran con botones, pero por el calor Allen decidió ir con la prenda abierta, mostrando un poco de la parte superior de su cuerpo. Para acompañar, llevaba unas bermudas azules con efecto de mezclilla, sandalias ligeras de color café y su caracteristico sombrero de paja.

     

    Hmmmm.— Para este punto se detuvo y cruzó de brazos, sus labios dibujaban una línea completamente horizontal, haciendo una expresión graciosa. —Creo que mejor la espero aquí.— Propuso.

     

    Y así fue, Allen se sentó en la arena, mirando al mar por un rato, le estaban dando ganas de entrar al agua, pero afortunadamente su espera no fue mucha, Mei había hecho acto de presencia finalmente.

     

    Fiuu... Pensé que me había perdido.— Le dijo. —Bien, no hay tiempo que perder, manos a la obra.— Agregó con una amplia sonrisa. Ambos contrincantes se prepararon, tomaron una prudente distancia de unos ocho metros sin que nada obstaculizara en medio y simplemente esperaban a que uno iniciara el duelo, privilegio que le fue cedido a Allen por parte de Mei.

     

    Bien, no voy a dejar que me derrotes tan fácilmente.— Externó, dedicando una mirada y sonrisa desafiantes a la mujer. —¡¡Sectusempra!!— Exclamó y agitó su brazo como un látigo. El ya conocido por todos rayo verde salió disparado de la punta de la varita del mago, que ahora viajaba amenazante en dirección de Mei, que de impactar devengaría en una serie de heridas severas y su consecuente perdida de sangre, dichas heridas si no eran tratadas adecuada y rápidamente causarían la muerte de la hechicera, pero Allen sabía que eso no iba a pasar, era solo el inicio.

  8. Una lechuza perdida con una invitación a un duelo había sido más que suficiente para que Allen iniciara comunicación con una persona llamada Vladimir. Llevaba muy pocos días en Ottery, y realmente no tenía muy fresca su memoria respecto a los duelos, pero por eso mismo esa carta era una oportunidad de oro para retomar el sendero perdido en los duelos. Allen contestó la carta y dio las referencias para llegar al lugar de combate.

     

    Allen había llegado primero para explorar un poco el terreno de batalla. Para su sorpresa aquello iba a ser sumamente difícil, era en la base de una montaña. Previamente hubo un derrumbe y todo a quinientos metros a la redonda eran escombros, grandes piedras, troncos caídos y algo de tierra. Ninguno de los contrincantes podría estar saltando de un lado para otro sin tropezarse, la andanza era difícil. Allen decidió que iba a pelear justo al centro de todo ese desastre, teniendo grandes, medianas y pequeñas rocas y árboles secos regados alrededor de todo el hasta 20 metros a la redonda, de modo que su rival también estaría cerca de todas esas cosas, de hecho estaba parado sobre dos piedras medianas, una por cada pie, era prácticamente obligatorio hacer eso para mantener el equilibrio, de otra manera caería.

     

    Para el duelo, vestía una camisa roja de tela demasiado liviana que ondeaba con suavidad con el viento, pantalones de mezclilla azul cielo, bota para caminata y su infaltable sombrero de paja sobre su cabeza. Allen miró al cielo, una gota trás otra empezó a caer hasta formar una ligera llovizna, acompañada de aire frio. El mago se abrazó a si mismo y castañeo los dientes.

     

    Brrrr, que frío, seguro pescare un resfriado.— Dijo. Esperó un poco más y por fin su oponente hizo acto de presencia. Contento con esto, Allen apuntó con su varita mágica al recién llegado.

     

    Bien, hora del duelo. ¡Sectusempra!— Exclamó lleno de energía, dándole a su rival una sonrisa y mirada desafiantes, demostrándole la emoción que tenía por volver a tener un combate. De la punta de la varita del chico del sombrero de paja fue disparado un brillante rayo de color verde, que al impactar en Vladimir iba a crearle terribles cortes que devengarían en una mortal hemorragia, que de no tener la atención y curación pertinentes le llevarían al desangramiento hasta morir.

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  9. Nada más hacer su petición, la directora aceptó al joven mago en la clase como un oyente, aunque para ser honesto iba ahí con la firme intención de aprender igual que sus compañeros, incluso se sentía menos experimentado que casi todos. Tomó una pluma, pero antes de firmar el documento miró a la profesora de la clase para contestar su pregunta.

     

    Allen Abbadonia es mi nombre. He escuchado lo más importante, no tengo problema con ello.— Aclaró lo más sereno que pudo, sin embargo, una sonrisa pequeña se le escapó, no podía contener la emoción y el alivio de ser aceptado en el grupo. Leyó brevemente el documento para saber que estaba firmando, no pretendía retractarse, solo saber a que se exponía. Finalmente firmó y dejó la pluma donde la había encontrado.

     

    El hecho de estar en calidad de alumno, le hacía sentir tranquilo. La ultima vez que había dicho su apellido a una Malfoy, más en especifico a Afrodita, había sido victima de un largo cuestionario sobre sus orígenes, su familia, su sangre y demás cosas. A juzgar por el temple de la persona a cargo de la clase, lo más seguro era que no se iba a interesar realmente, y si hubiese algo de eso, lo más probable era que se lo reservaría. Esta era la lógica de Allen ante el escenario.

     

    Antes de firmas y después, principalmente las chicas hablaron mucho, sobre posibles estrategias y algunas cosas más que no eran de mayor relevancia, aun así el pelinegro escuchó lo más atento que pudo, después de todo estaba lo suficientemente incomodo en esa situación como para tornarla peor.

     

    Con una ultima instrucción de la profesora a su asistente, avanzó a la salida del despacho para tomar rumbo a aquella misión, no sin antes hacer una pregunta a la que nadie respondió con palabras sino con acciones. Allen salió casi al final de la sala y siguió al grupo sin alejarse.

     

    *****

    Por medio de una aparición en grupo habían llegado a Londres, que a pesar de ser territorio de muggles, ninguno se dio cuenta de su llegada al estar resguardándose de aquella lluvia tan leve que caía sobre la ciudad. Allen levantó la cabeza al cielo y entrecerró los ojos, la sensación era refrescante y agradable, aunque ver un cielo tan tupido resultaba melancólico. Agachó la cabeza y volvió la mirada al grupo, los observó rápidamente pero su mirada al final se posó en Mistify que dio indicaciones sobre la forma en que iban a llegar: a pie.

     

    Para el, caminar no era una molestia, al contrario era todo un gozo, el problema estaba en la compañia, no conocía a nadie y no se sentía en confianza de bromear ni cruzar más palabras de las necesarias, por lo que tomó casi literal el ser solo un alumno "oyente". Aun así, no iba ni al final del grupo ni al principio, iba más o menos en medio para enterarse un poco de todo. La tarde pasó, la caminata fue de bastantes horas, e incluso el que podía afirmar tener buena condición para estas cosas sabía que necesitaba un descanso.

     

    Cuando los hechizos repelentes, protecciones mágicas y aquella tienda de campaña engañosa estuvieron debidamente colocados, era tiempo de descanso y posible esparcimiento. Allen optó por estar solo en un principio. Recogió un poco de madera seca de la vegetación cercana y montó una pequeña fogata a diez metros de la arena mojada por el impacto de las olas en la playa. Con un buen fuego a su izquierda, se quedó contemplando el mar como si de verdad tuviera algo interesante que mostrar al joven mago, pero no era así. Aunque también había algo ligeramente extraño, su hiperactividad se había desvanecido desde hace algunas horas en la caminata, ya no estaba ansioso, ni tan temeroso, ni emocionado, el ambiente era raro para el. Era posible que ante su inexperiencia mágica estuviera sucumbiendo a las maldiciones defensoras del lugar o a la influencia del poder de la bruja.

     

    Libérame.— Escuchó Allen, pero aquello fue como un susurro directo en su oido, casi podia sentir la respiración de alguien cerca de el. —Aquí estoy.— Volvió a pronunciar aquella voz, una voz femenina, encantadora y persuasiva, que era como escucharla lejos y cerca al mismo tiempo. —Ven...— Aquella ultima palabra la arrastró de más la voz. Allen se estremeció, tenía la piel erizada y no sabía que pasaba. Su fogata a un lado por unos momentos perdió intensidad.

     

    Lo haré...— Susurró muy bajito, como si respondiera una petición. La mirada del chico se ensombreció ligeramente, miró en la dirección donde se presumía estaba la bruja pero no hizo gesto alguno. La fogata a su lado recuperó la vida que tenía anteriormente sin explicación alguna.

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  10. Continuando con la merodeadora aventura de Allen, ahora paso a este topic para llenar la ficha correspondiente. Creo, qu7e de momento no tengo mayores dudas, así que las iré externando conforme pase el tiempo y las valla teniendo. En fin, puro relleno de palabras para llegar a dos líneas de post.

     

     

    Nick: Allen Abbadonia

    Área de interés ( Duelo, Rol, Social): Duelo y Rol

    Skype: charly.gusanillo

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  11. Bueno, tirando un dado de 16 caras para elegir padrino o madrina, me ha salido una tirada de 12 (mi número, yeah!), que corresponde ni más ni menos que... Pues a una persona del bando de la Orden del Fénix, que ojala tenga algo de tiempo y exagerada pasiencia, y ya si no, pues tiro dado de nuevo. Llenadas las maldetas líneas, procedo a dejar ficha.

     

     

    ~ Nick del aspirante: Allen Abbadonia

    ~ Área del foro de interés (rol, duelo o ambas): Ambas

    ~ Clase de la academia que cursas / Graduado: Graduado, ¡*****!

    ~ Nombre del padrino que eliges: Mei Black Delacour

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  12. Solo unos pocos días habían pasado desde que el joven mago había vuelto a Ottery, y desde el principio se había dado a la tarea de deambular por todas partes para recordar y conocer el lugar. Incluso la academia había cambiado por completo, y en su lugar ahora existía una institución conocida simplemente como la "Universidad". Preguntó por el trasfondo histórico para ponerse al día de lo que había pasado, ya que era un cambio radical, y se enteró un poco de la situación, así como de una nueva estructura organizacional y demás detalles. Ante esto le asalto una inquietud.

     

    ¿Sus viejos conocimientos aun serían de utilidad?, ¿sería capaz de estar a la par con un posible nuevo plan de estudios que no conocía? Esas y muchas preguntas más daban vueltas en su mente en los últimos días y no le dejaban tranquilo, cosa rara en su extrovertida y despreocupada forma de ser. Pero tenía en cuenta que debía conseguir empleo. Desde su regreso, había estado pernoctando en un hotel-posada al no tener familia o parientes en el lugar, los galeones tarde que temprano debían terminarse, era una carrera contra reloj el conseguir un ingreso, y para ello debía hacerse de un perfil académico atractivo.

     

    Actualmente, solo recordaba muy bien lo aprendido en Meteorología, pero fallaba en las otras dos artes que supuestamente dominaba. Por ello, aquel día optó por ir a hacer una petición para cursar la especialidad de Conocimiento en Maldiciones en calidad de oyente.

     

    Según había escuchado, una de las nuevas directoras era una Malfoy. A el vinieron recuerdos de su querida ex-novia, May. También recordó como era un poco esa familia, y lo mejor sería dar una impresión al menos buena, o lo menos peor posible para que su petición no fuera denegada. Por lo tanto, para acudir ese día a la universidad decidió vestir bien, aunque fuera en contra de su estilo, incluso no llevó con el su querido sombrero de paja. Para la ocasión decidió usar una túnica negra larga que llegaba a media pantorrilla, adornado con con bastilla dorada en cuello, mangas y la solapa. Dicha túnica tenía bolsillos a la altura de la cintura, y en el derecho había guardado su varita mágica. Por debajo de la túnica llevaba una camisa blanca, pero no era visible al estar cerrada.

     

    A medida que avanzaba por el lugar, sus zapatos hacían eco contra el duro suelo de piedra. Su andar era ágil y de largas zancadas, al menos los pantalones de aquel conjunto eran bastante cómodos y prácticos para ello. Pero había un problema, no sabía exactamente a donde debía ir. Decidió preguntar a una mujer que estaba sirviendo algunas bebidas no muy lejos de donde el estaba.

     

    El pelinegro al parecer corrió con buena suerte aquel día. En primer lugar, ella resultó ser la asistente de una Directora, en segundo lugar, era la Directora también la profesora de la asignatura que pretendía cursar, en tercero, acertadamente había elegido el código de vestimenta adecuado, ya que resultó ser la misma persona en la que había pensado para ir así. Aun faltaba un último golpe de suerte, ser aceptado como oyente.

     

    La asistente guió a Allen y le contó a grandes rasgos cual iba a ser la actividad que iban a desarrollar los alumnos, pero no dio muchos detalles. Al llegar al despacho de la directora, el pelinegro se quedó bajo el marco de la puerta y escuchó a la profesora desde que empezó a decir "Bien, ahora que todos estamos cómodos". Ella empezó a contar la historia de la legendaria bruja, que para colmo de males, Allen nunca había escuchado de ella a pesar de ser tan milenaria. Siguió hablando, y sus palabras solo aclaraban lo poderosa que era esa persona, al punto de asegurar que de no asesinarla, sería un peligro latente después. Eso sonaba a una gran aventura y un poderoso enemigo que derrotar, eso emocionaba bastante al joven, además, se sentía algo intimidado pero seguro de sus compañeros, que llevaban la experiencia marcada en sus rostros.

     

    Buenas tardes.— Saludó educado el pelinegro, adentrándose en la oficina, manteniéndose del otro lado del escritorio de la directora, alejado del mueble varios centímetros, pero no más de un metro. Inclinó la cabeza en señal de respeto y después la levantó de nuevo. —El motivo de mi visita es una petición. En los tiempos de la Academia cursé Conocimiento en Maldiciones, de eso ya un año y me interesa estar actualizado en la materia. ¿Me permitiría participar como oyente en este curso?— Preguntó, tan templado como le fue posible, pero aquello era complicado, los nervios, la emoción y su propia personalidad le jugaban en contra.

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  13. Allen solo entrecerró los ojos con el comentario de la mujer, pero hizo caso omiso y continuó hasta el final la curación. Mientras realizaba los hechizos de curación agradeció enormemente haber escapado de las filas tenebrosas antes de que siquiera le grabaran en su brazo aquella espantosa y fea marca, eso en primer plano, y en segundo, se salvó de rodearse de gente como ella: egolatras, malvadas y egoístas. Aun no olvidaba que tenía una deuda enorme con aquel sabio llamado Levit, y con la mujer que fue su profesora de Bando y Perfil en la academia por parte de la Orden del Fénix por hacerle abrir los ojos y escapar a tiempo.

     

    Tal y como estaba divagando el pelinegro, cuando la chica volvió a hablar se negaba rotundamente a un auxilio ajeno, afirmando que ella sola podría terminar de sanarse. "Pero que terca y orgullosa es esta gente..." pensó en silencio. Pero, una vez más acudió a su mente aquel sabio, su profesora e incluso su abuelo. No podía dejarla a su suerte aunque no simpatizara con sus ideas, en cambio, debería tratar de hacer empatía con ella de algún modo, aunque no fuese por mucho tiempo.

     

    Con esto claro, Allen le sonrió ligeramente, pero reflejando una evidente sinceridad. Miró de reojo al cocodrilo cuando la chica hizo mención de una revancha, la cual si pensaba tomar pero no en ese momento. Aun así guardó silencio y no dijo nada más.

     

    Finalmente y para su sorpresa, la chica le agradeció la ayuda y le dio un beso en la mejilla, aquello le dejó atónito, pues iba en contra de lo poco que conocía de ella. Se recompuso pronto y sonrió nuevamente.

     

    Puede que no sea todo maldad... Quien sabe.— Dijo para si mismo. Ella se alejaba pero lentamente. Se debatía si acompañarla y asegurarse que llegara con bien o dejarla ir. Era complicado, quizás entrometerse más de la cuenta en sus asuntos no sería buena idea, después de todo apenas y ha aceptado su ayuda para curarla. Finalmente decidió quedarse ahí afuera del museo. Sacó la varita de su bolsillo e hizo unas florituras en el aire.

     

    Meteolojinx Ecanto.— Pronunció. Frente a el se formó una nubecita pequeña de color negro, apenas un poco más grande que su cabeza. Ya que no tenía mucho más que hacer se pondría a jugar cono mini hechizos meteorologicos, y con algo de suerte se le ocurriría alguna travesura que hacer.

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  14. A pesar de haber logrado mantener la compostura, el joven por dentro explotaba por soltar el comentario de "si esta chica es sexy comparada con la muerte, la muerte debe ser terriblemente fea". Sin embargo, había logrado controlar su lengua en una excepcional ocasión, y que mejor, estaba delante de una terrible asesina.

     

    Caso contrario fue el de tocar el tema del orgullo, que al parecer si consiguió una reacción negativa por parte de la chica que le lanzaba una amenaza ahora. Intimidado, Allen volvió a abrir los ojos de par en par y mostró sus dientes, su expresión era de claro miedo, incluso se inclinó para atrás con la intención de mejor irse por donde había llegado, no quería meterse en problemas con una persona peligrosa.

     

    Escuchó la pregunta, pero palideció y se asustó aun más con la aclaración de que su necesidad era sangre, y que además pasaba por su mente tomar un poco de la del muchacho. Apoyó ambas manos en el suelo, a los lados de su cuerpo, esa era una clara señal de escape y correr por su vida. Para bien o para mal, no se movió cuando la chica al parecer intentó sanarse, identificando que no obtuvo el efecto deseado. El miedo poco a poco se transformó en curiosidad, y posteriormente en preocupación, no podía dejarla ahí a su suerte, aquello iba en contra de los principios dictados por su abuelo.

     

    Son tan raros ustedes.— Argumentó, llevando la mano derecha al bolsillo del mismo costado de su pantalón, de ahí sacó su varita mágica y la acercó a la zona que parecía provocarle más dolor a la bruja. —Episkey.— Susurró para usar a favor de la bruja el hechizo y sanar sus heridas. Repitió la operación un par de veces más por algunas zonas de su cuerpo que se veían lastimadas.

     

    Listo, es lo mejor que puedo hacer.— Admitió, guardando el arma mágica nuevamente donde la tenía, posteriormente le sonrió un poco. —Te compartiría de mi sangre, pero dudo que siquiera seamos de un tipo compatible. Deberías ir a un hospital mejor.— Agregó menos nervioso. Un escalofrio se apoderó del joven, miró inquieto de un lado a otro, buscando algo, pero no veía nada. Tenía un mal presentimiento.

     

    Oe, ¿y si mejor entramos a ese lugar?— Sugirió señalando el museo. —Para pedir ayuda de alguien más...— Argumentó.

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  15. Allen prestó algo de atención a lo que la mujer decía. Primero sobre su petición, el joven vio de reojo la varita en el suelo y después volvió la mirada a la chica, analizándola de pies a cabeza rápidamente. La solicitud le pareció incongruente, en ese lamentable estado difícilmente podría ponerse de pie, ante esto el joven ladeó la cabeza a la izquierda con curiosidad. A continuación vinieron dos preguntas más, ambas muy fáciles de responder. El chico le dedicó una amable sonrisa, la cual se borró al ver una mueca parecida a un gesto de dolor en la chica cuando se sacudió con las manos. Inmediatamente se puso de pie.

     

    ​Lo ultimo que recuerdo de ti fue que me acabaste con veneno, y no fue algo precisamente agradable. Además, durante aquella competencia todo el tiempo demostraste que se te debe tener miedo.— Argumentó para responder a la primera pregunta. Avanzó unos cuantos y se agachó para levantar la varita de la mortifaga. —Además con esa forma de verte, es como tener a la mismísima muerte por delante.— Agregó, sumándole un gesto raro al torcer la boca. Sus ojos y palabras transmitían incertidumbre, miedo y curiosidad.

     

    Dicho esto de nuevo se puso de cuclillas delante de ella y le entregó la varita mágica. Posteriormente se sentó en el suelo, con las piernas cruzadas, tal y como hace la gente que medita.

     

    Y bueno, esta mañana estaba desayunando. Y ayer me encontré de nuevo con mi madrina, y una chica que no recuerdo su nombre. Y antier recién llegué por aquí. Ante-antier estaba en el tren en camino...— Empezó a relatar con inocencia, levantando un dedo de su mano derecha por cada día que mencionaba, como si los estuviese contando.

     

    Pero eso no importa ahora. ¿Necesitas ayuda para sanarte o tu orgullo es más grande?— Preguntó de forma directa, sin meditar que palabras así podrían ponerlo en problemas. Además, salvo el hechizo Episkey, el pelinegro no tenía ni la menor idea de como hacer una curación.

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  16. Aquella épica batalla de voluntades no cesaba, y parecía lejos de llegar a su fin. Una rivalidad donde ninguno de los contendientes le daba la más mínima ventaja al otro. Un cruce de miradas mortal, que con cualquier descuido le costaría el duelo a aquel que lo cometiera. Para Allen, aquel suceso debería ser recordado por generaciones, una victoria o derrota tan legendaria que pondría en alto el apellido Abbadonia.

     

    Pero, aquel tramposo cocodrilo hizo una fechoría, algo digno de un maleficio tramposo, un acto de cobardía comparable a tirar tierra a los ojos del rival en un combate a muerte de caballeros. Si, seguro había sido el quien, de alguna u otra forma, le tirara encima a una persona, para derribar al joven y quedarse con la absoluta victoria de aquel encuentro.

     

    En el suelo, Allen se sacudió un poco para recomponerse, y con la diestra alcanzó su sombrero de paja que había caído a algunos centímetros de distancia. Haciendo una mueca de enfado meramente infantil ancló su mirada en la persona que lo había derribado, la cual le reconoció casi de inmediato, pero el joven tuvo que mirarla fijamente en silencio para poder reconocerla.

     

    ¿Raro?— Cuestionó, poniéndose de pie con un leve brinco. —Puede ser.— Divagó, alzando la mirada hacía el cielo. Finalmente recordó quien era ella, y si hubiese sido posible, los ojos se le hubiesen saltado y los cabellos se hubieran puesto de punta. Pero en cambio, solo consiguió abrir sus ojos, mostrando asombro y al mismo tiempo miedo. —¡¡Tuuuu!!— Exclamó señalándola.

     

    —¡Voy a morir, voy a morir, voy a morir!— Exclamó, entrando en pánico y corriendo en círculos pequeños. Lo ilógico era que no huyera al sentirse en peligro, y en su lugar cometía esas acciones erráticas. —¿Qué es lo que quieres aho...?— No terminó su pregunta y ahora la observó con más cuidado. Estaba lastimada, y muy agitada, en ese estado apenas y podía moverse al parecer. Aquella pequeña chispa de humanidad inocente se encendió en el muchacho, el cual se acercó y se puso de cuclillas frente a ella.

     

    Oe... ¿Qué te pasó?— Preguntó totalmente desconcertado. Aquellos cambios tan repentinos en el carácter del joven eran normal para el, pero obviamente no para el resto del mundo, cosa que podía traducirse en desconfianza o insultos contra el.

  17. Era un buen día. El clima era agradable, era poco pasado de medio día, no había muchas novedades, el joven ya se había instalado y a falta de responsabilidad académica o laboral había decidido ir a dar una vuelta por ahí. Se había paseado por una buena parte del Diagon en busca de algo que hacer, pero el lugar estaba atiborrado de bares, cafés, restaurantes y demás lugares de alimentos, cosa que le mosqueaba un poco, al buscar algo diferente.

     

    O estoy ciego o aquí falta algo como un teatro... O no, mejor una casa del terror... O no, mejor un simulador de escenarios... O no, mejor...— A medida que caminaba por las calles, divagaba con las más extravagantes ideas de entretenimiento, pasando desde un campo de tiro con arco hasta un lugar de plataformas de trampolín, donde se pudiera brincar y ejercitar de forma divertida. Pero ninguno de esos sueños vería la realidad mientras tuviera tan escaso dinero, pero no importaba.

     

    En una esquina, la atención del muchacho fue atraída por un lugar algo difícil de describir, había llegado al museo, pero lo que más le llamó la atención fueron los animales exóticos que había afuera, entre ellos un cocodrilo en miniatura. Al llegar donde estaba el reptil le acercó la mano, por instinto el animal quiso morderlo y Allen quitó la mano de inmediato para soltar una risa.

     

    ¿A qué te atrapo sin que me muerdas?— Le retó el pelinegro, como si el animal pudiera entenderlo, y así se puso en guardia, mirando a los ojos al reptil, en una batalla silenciosa donde solo el más ágil e inteligente iba a ganar.

  18. Cuando el profesor le dió la indicación de sentarse, Allen se sentó en el pupitre de una fila hasta adelante, y la más cercana a la posición del maestro, de modo que podía apreciar todos los movimientos que este ejecutara. Tuvo que prestar demasiada atención para no perderse, eran muchos conceptos para una mente tan torpe como la del joven. Siguió atento con la mirada la linea roja en el aire que iba trazando primero dos circulos irregulares representando la tierra y después unas florituras, acompañadas de un hechizo que crearon unas esponjosas nubes negras sobre la cabeza de ambos magos, el pelinegro abrió la boca asombrado mirando hacía el techo.

     

    Woooow...— Susurró impresionado. —Que increible...— Volvió a decir en voz baja. Tardó algunos segundos en recuperar la compostura y concentrarse. —Bien... Presión y temperatura... Como si quisiera estrujar la nube.— Dijo en voz alta y cerró los ojos, sosteniendo la varita mágica con su mano derecha.

     

    El joven se veía concentrado, como si estuviera meditando los conceptos antes dados por su profesor, en busca de aquel equilibrio fisico que le permitiría crear lluvia. Pasados uno o dos minutos abrió los ojos convencido, sin embargo solo apuntó muy poco hacía arriba al tiempo que susurraba.

     

    Meteolonjix Encanto.— Fueron las palabras. Sin embargo, algo no salió bien, pues repentinamente Allen pareció quedar "aplastado" por dos masas de aire contrarias, que hicieron que su ropa se moviera como si estuviera en mitad de una ventisca, su sombrero de paja voló hacía arriba y su cabello terminó todo en punta, como el de un "saiyajin", aquellos personajes de animación que veía de joven en el mundo muggle. Su mirada reflejaba sorpresa y una inocente confusión como la de un niño que no entiende cuando le explican por primera vez las matemáticas.

     

    Pero que...— Dijo consternado, el "aplastón" de viento duró solo unos segundos, no más de cuatro, aunque había notado que era una masa de aire frio en especial, seguro con eso el agua evaporada se debía condensar y caer en forma de lluvia, si es que no se equivocaba y había prestado la suficiente atención al profesor.

     

    Que divertido es esto.— Soltó de repente, riendo a carcajadas, pues logró verse en su propio reflejo a través del cristal de la ventana del salón. —¡Parezco Vegeta!— Continuó con sus risas, hasta que se puso serio de golpe y apuntó a la nada. —Te aplastare, maldito insecto.— Agregó en una absurda imitación de aquel personaje.

     

    Vale... Hora de ponerse serios. ¡Meteolonjix Encanto!— Bramó, apuntando ahora si hacía arriba, realizando momento antes la floritura del hechizo, también por eso le había salido mal. Una gota cayó sobre su hombro, otra sobre el escritorio, y así sucesivamente aquel fenomeno meteorologico fue adquiriendo más y más fuerza, el joven miraba maravillado su propia obra, o más bien el complemento que hizo a la obra de su profesor. —Esto es... Asombroso...— Dijo.

     

    OFF:

    Tarea entregada!!

     

    De hecho, también trabajé algunas veces en el omnilife en las barras de micheladas, mi jefe en el bar tiene consesión en el estadio! ¿Hace cuanto que veniste?, si fue hace poco, puede que si sea, el bar esta en zapopan, sobre avenida patria frente a Plaza Tepeyac, el lugar es azul y blanco y precisamente la especialidad son los clamatos xP, a ver si es aquí a donde veniste!

  19. Allen había estado esperando por mucho tiempo el llamado parra acudir a su clase de meteorología la cual esperaba con muchas ansias, pero en ningún momento le llegó ninguna carta por parte de la academia y aquello lo decepcionaba un poco pues se había enterado que otras clases ya habían comenzado. Aquel día había permanecido en casa de sus padres, un hogar humilde pero espacioso para tres personas. Desde su habitación se había asomado por su ventana para contemplar el exterior un rato, pero algo le pareció extraño, en las ramas del árbol que estaba delante había un sobre atorado entre las ramas, el cual observó con mucha curiosidad.

     

    Accio carta.— Murmuró, sacando la varita de su bolsillo para formular el hechizo. El papel tembló un poco pero finalmente voló hasta su mano libre. Al tener el documento en su mano lo abrió, era más bien un pergamino enrrollado. Conforme lo iba leyendo sus ojos se abrían más y más y su piel parecía ponerse muy pálida, pues estaba tan sorprendido como asustado, aquello era la carta que había estado esperando, ¿pero porque estaba ahí?. Aun así no perdió tiempo.

     

    ¡Morphos!— Exclamó apuntando a su cama, la cual se transformó en un fuerte y ágil puma, subiéndose al lomo de este. —A la academia, ¡pronto!— Ordenó con prisa, subiendo al lomo de la criatura, la cual saltó al árbol a una rama fuerte que se partió, pero la bestia fue tan ágil que se impulsó antes de la caída y llegó al suelo de forma grácil, a partir de ahí comenzó su apresurada carrera con su creador sobre su lomo.

     

    Gracias a un encantamiento el sombrero de paja del joven permanecía en su sitio, agitandose sus cabellos que aun quedaban al descubierto por el viento que daba en su contra. No se había dado el tiempo de buscar abrigo como dijo su profesor, pero iba con ropa para soportar un poco de frio, una camisa formal en color rojo, pantalón de vestir negro y zapatos formales del mismo color.

     

    Al llegar a la entrada de la academia el efecto de su morphos terminó, volviendo a convertirse el puma en una cama que de momento le restó importancia. El pelinegro corrió y corrió por los pasillos y escaleras, en busca del aula en que se le había citado. Después de una larga carrera la encontró, giró la perilla sin tratar de normalizar su respiración y abrió la puerta despacio, topandose al parecer con quien iba a ser su profesor, tenía un aspecto curioso y su actitud alegre pareció indicarle que no estaba molesto, así que obedeció y entró al salón.

     

    Allen no pudo decir nada de principio, estaba tan agitado que unicamente podía dedicarse a respirar, y su profesor continuó con una breve presentación. El pelinegro tuvo que esperar unos segundos antes de poder hablar de nuevo.

     

    Mi nombre... Mi... Faaaa...— Trataba de hablar, pero poco conseguía realmente. —Soy Allen... Allen Abbadonia...— Comenzó ahora si con más normalidad. —Y nunca me llegó ninguna carta a mí— Aclaró con un aire un poco molesto, pero no mucho, más bien parecía una pequeña queja contra "Alaska". —Mi carta... se atoró en las ramas de un árbol afuera de mi casa...—Concluyó, enderezandose por fin, puse había doblado su torso hacía adelante, apoyando sus manos en las rodillas en un claro gesto de agotamiento.

     

    Y bueno, estoy muy emocionado por aprender sobre el clima, sus conceptos y quizás de ser posible tratar de manejarlo un poco, o entenderlo lo suficiente para combinarlo con lo que ya se en Maldiciones y Artes Oscuras. —Explicó con una amplia sonrisa, que de inguna manera expresaba maldad o algo similar como para hacer parecer que tenía malas intenciones, que de hecho no las tenía, en realidad aquellas artes las había aprendido para aprender también a como contraarrestarlas, y ahora buscaba aprender meteorología para combinarlas en un futuro.

     

    ¿Qué es lo primero que hay que hacer, maestro?— Preguntó claramente emocionado.

     

     

    OFF:

     

    Bueno, ahora la presentación en OFF. Mi nombre es Carlos pero todo mundo me dice Charly, tengo 20 años y también soy de México, paisano! o/ De la ciudad de la torta ahogada y el tequila, Guadalajara. Actualmente trabajo como gerente en un restaurant-bar llamado La Clamantina, así que por aquí no me veras mucho viernes, sabado y domingo, pero los demás días cuenta con que estare aquí!

     

    De rolear apenas pido una disculpa, estuve atento siempre a la parte de "Temas Recientes" y nunca ví creado este tema, y como no me pasé hasta hoy, pues sorry T_T me hubieras mandado un MP! De igual manera ya te mando uno yo avisando que postee. Yo puedo rolear de dos a tres veces por semana, una por cada día que tengo disponible, así que más bien yo me adapto a tus tiempos. En el MP que te mando avisame cuando rolees y yo te aviso, para así no perder tiempo, ¿va?

     

    Y pues nada, a ser de los privilegiados que tienen el conocimiento de meteorología. B)

  20.  

    Hola, vengo a editar mi ficha, he agregado un par de cosillas y a un personaje secundario.

     

    -Agregada raza "Paladín" a Allen.

    -Extendida descripción psicologica.

    -Agregado personaje "Rillianne D' Autriche"

     

    Ahora, se que sigue registrar la raza, ¿no?, ¿donde y como hago eso?

    Eso y bueno, para aclarar, he puesto a Rillianne como aprendiz en la marca, pues con Allen he decidido renunciar al bando, pero que se quede con su lugar Rillianne, pues tengo intenciones de seguir dentro de la marca >.< Si hay algún fallo o algo me dicen para corregir. Me falta extender la historia de Allen para mostrar el pasado en común con Rillianne, pero eso ya el mes que viene. (?)

     

    ALLEN ABBADONIA

     

    FICHA DE PERSONAJE

     

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    Datos Personales:

     

    Nombre del Personaje: Allen Abbadonia

     

    Sexo: Masculino

     

    Edad: 20 años.

     

    Nacionalidad: Español

     

    Familia(s): --

     

    Padre(s) Sanguíneo:--

     

    Padre(s) Adoptivos:--

     

    Trabajo: Escuadrón para la Aplicación de la Ley Mágica, Oficina del Cuerpo de Seguridad, Aprendiz.

     

     

    Poderes Mágicos:

     

    Rango Social: Unicornios de Bronce

     

    Bando: Neutral

     

    Rango dentro del Bando:--

     

    Nivel de Poder Mágico:--

     

    Puntos de poder en objetos: 20

    Puntos de poder en criaturas:--

     

    Habilidades Mágicas:--

     

    Conocimientos Especiales:

    Conocimiento en Maldiciones

    Artes Oscuras

     

     

    Perfil del Personaje:

     

    Raza: Paladín.

     

    Aspecto Físico: Allen es un chico practicamente ordinario para alguien de su edad. Su altura es de 1.78 metros, teniendo un peso acorde a su estatura de 68 kilogramos, el chico tiene una complexión regular, de manera que no se ve flacucho ni débil u obeso y fuerte. Su cabello es de color negro medianamente largo, llevándolo siempre desalineado u ocultándolo con gorras, sombreros o cualquier cosa que pueda ponerse en la cabeza. Sus ojos son medianos y expresivos, de un color café claro que en la sombra parece tener un tono más oscuro pero que a la luz del día demuestra su brillo natural, las facciones de su rostro le hacen ver más joven de lo que en realidad es. Suele vestir algo desalineado o "muggle" pues no le importa como la gente lo vea.

     

    Cualidades Psicológicas: Allen es un chico que en todo momento esta sonriendo, es alguien bastante optimista y alegre, al punto que muchas veces parece un est****o. Es una persona que no tarda mucho en confiar en las personas de las que tiene un buen presentimiento, sin embargo, debajo de esa personalidad oculta a alguien muy observador, inteligente, curioso y cuidadoso, evitando a toda costa mostrar dichas cualidades, pues prefiere evitar conflictos de cualquier naturaleza. Rara vez se le ve triste o enojado. Considera que el valor más importante sobre todas las cosas es la lealtad, y es capaz de dar su vida misma si es para salvar a alguien que aprecia o a un perro, pues son animales que el ama incondicionalmente.

     

    Recientemente, al graduarse de la academia, ha ganado cierta madurez y piensa las cosas dos veces antes de ejecutarlas. Fiel creyente de la paz, decidió permanecer como "neutral" buscando la forma de llegar a una paz sin necesidad de pertenecer a ningún bando, pero no por ello sin pelear.

     

    Historia: La historia de Allen no es en absoluto extraordinaria, pues no es alguien que haya aprendido magia de joven, que hablara parsel de pequeño o alguna cosa relacionada a eso. Sus padres son ambos de sangre limpia, sin embargo, por alguna razón encontraron más agradable el vivir en el mundo muggle. Allen supo de su descendencia como mago hasta los diez años, pero no mostró interés alguno en educarse en ello, por otro lado siguió su vida como todo adolescente normal, pero gracias a sus papas podía ir al mundo mágico de vez en cuando. A la edad de dieciocho años, la familia entera se mudó nuevamente al mundo mágico y han llevado una vida de lo más normal y tranquila, con un hijo que se dedica solo al ocio, las bromas y pasársela bien.

     

     

    Pertenencias:

     

    Objeto Magico Legendario:

     

     

    Objetos Magicos:

    Objeto 1: Varita

    Clasificación: AA

    Puntos de poder: 20

     

    Mascotas y Criaturas:

    Criatura 1:

    Clasificación:

    Puntos de poder:

     

    Elfos:

    --

     

     

    Licencias, Tasas, Registros:

     

    Licencia de Aparición: --

     

    Licencia de Vuelo de Escoba: --

     

    Registro de XXX: --

     

     

     

    Otros Datos:

     

    Otros datos:--

     

    Cronología de cargos:--

     

    Premios y reconocimientos:--

     

     

    Links de Interés Referentes al Personaje:

     

    Link al Perfil de Comprador MM: --

    Link a Bóveda Personal: Bóveda 103093

    Link a Bóveda Trastera: Bóveda nº XXXXX

    Link a Bóveda de Negocio: Bóveda nº XXXXX

    Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda Familia XXXXXXXX.

    Link a Bóveda Familiar 2: Bóveda Familia XXXXXXXX.

     

    ALLEN ABBADONIA

     

     

    RILLIANNE D' AUTRICHE

    FICHA DE PERSONAJE

    http://media.tumblr.com/tumblr_m34jasVoNm1qfbfds.gif

    Nombre: Rillianne D' Autriche

     

    Sexo: Femenino

     

    Nacionalidad: Rumana

     

    Edad: 20 años

     

    Raza: Demonio

     

    Bando: Mortífago

     

    Rango: Aspirante

     

    Aspecto Fisico: Rillianne es una mujer que se puede definir como "promedio" físicamente. Su cabello es lasio de color negro, con un largo suficiente para que suelto le llegue a media espalda. De ojos color ambar, con mirada penetrante y severa, demostrando la frialdad que existe dentro de ella. Su piel es de tez blanca, suave al tacto. Mide 1.65, su cuerpo no es exageradamente curveado, por ello podría considerarse "promedio". Como "princesita mala" que es, su vestimenta nunca va a ser muy sencilla, por el contrario, puede incluso llevar prenda sobre prenda si el conjunto es de su agrado.

    .

    Cualidades psicologicas: Rillianne buscaba implacablementemente la perfección y no se conformaba con nada menos de sí misma o de los que la servían. Ella creía que el poder y la dominación es lo que hacía a una persona fuerte. Tenía absoluta confianza en su "derecho divino de gobernar, con el que ella creía que había nacido. Ella no tenía ni piedad ni misericordia sobre los que marcaba como traidor o inferior.

    .

    Rillianne fue conocida por una clara falta de empatía. Incluso cuando era una niña, se le vio reaccionando con hostilidad cuando menos, cuando empujó a una de sus mejores amigas al suelo después de que le había derrotado en la gimnasia. Este comportamiento caracterizaría su relación con sus amigas durante muchos años. A pesar de que podría mostrar simpatía hacia ellas, nunca se preocupaba por sus sentimientos y las manipulaba como ella creyera conveniente. Rillianne es capaz de asesinar o traicionar a sus compañeros con tal de lograr sus propios fines.

     

    Rillianne era conocida por tener una personalidad extremadamente cruel. Desde una edad muy joven, Rillianne demostró una agresión sádica y una ausencia casi total de remordimiento con sus amigas, sirvientes, familia y animales. Su propia madre dijo una vez: "¿Qué le pasa a esa niña?" después de observar sus crueldades ocasionales.

     

    Historia: Rillianne nació hace 20 años bajo la cuna de la burguesía Rumana. Nunca le hizo falta nada, por lo que irremediablemente se convitrió en una persona muy caprichosa. Desde muy pequeña fue muy estudiosa en el aspecto mágico, familiarizandose con el odio de su familia por los impuros y sus defensores, por lo que siempre tiene el constante deseo de acabar con ellos. A pesar de esto la historia de la chica es bastante simple, creciendo bajo un alto estándar de perfeccionismo personal que hace que crea que es una persona superior a todos los demás.

     

    A la edad de veinte años, es enviada por sus padres a Londres con dos misiones. La primera de ellas, unirse a la Marca Tenebrosa para convertirse en una mortífaga, pero no en cualquier mago tenebroso, sus aspiraciones son alcanzar la cima sin importar sobre que o quien deba de pasar. La segunda, consiste en asesinar a alguien que resulta ser un pariente algo lejano, Allen Abbadonia. Abbadonia y D' Autriche tienen un pasado en común que será relatado más adelante.

     

    Para conseguir entrar a la marca tenebrosa, en una ocasión salvó a Allen, justo el día que casi era asesinado pero que solo tuvo un daño en la vista. Ella lo había estado vigilando todo el tiempo, y al salvarlo consiguió un mechón de su cabello el cual usa constantemente para una poción multijugos, haciéndose pasar por el para ingresar al bando tenebroso, con el pretexto, de al ser descubierta, tratar de demostrar sus habilidades en el espionaje.

     

     

  21. "¿Y ahora que se supone que voy a hacer?", se preguntaba repetidas veces en silencio. Allen se había sentado sobre el tronco caído de un árbol de gran tamaño, aprovechando la calma de la noche y la concentración de gente muy lejos de el. Su mirada se mantenía en el suelo, con un gesto de concentración muy raro en el, pues nunca se le veía tan serio. —Aun no quiero volver a España... Pero...— Seguía pensando, cuando el sonido de unos pasos aproximándose lo alertó, y eso que los pasos aun se escuchaban un poco lejos. No tenía sentidos paranormales, pero el estar ciego un tiempo le ayudó a desarrollar sus demás sentidos.

     

    Sin embargo, no volteó a ver a esa persona hasta que ella se colocó delante de el, y entonces se quedó sin habla. Ahí, frente a el estaba su madrina, la cual había cambiado mucho desde la ultima vez que la vio hace años, era ya una mujer adulta y no la joven que en muchas ocasiones veló por su bienestar. Allen, paralizado y sin dar crédito a la presencia de su madrina no pudo contestar nada, pues al tratar de articular palabra alguna solo soltaba palabras a medias entre murmullos.

     

    Sintió aquel gesto de moverle el cabello, como cuando buscaba contentarlo hace años, pero lo que le sorprendió aun más fue que la mujer alzó su varita y de ella surgió una brillante luz blanca, que si bien consiguió que su pupila se volviera algo más pequeña, no lo cegó realmente. Las memorias volvieron a el de golpe, el montón de recuerdos de su estancia en la Academia, con May, pero sobre todo con Catherine. La luz finalmente cesó, Catherine agregó unas palabras más sin mirarle a los ojos y se apartó un poco. El silencio nuevamente se apoderó de ambos, y como de costumbre en esas situaciones, ella empezó a fumar. Fue ahí, como si encajara un rompecabezas, que entendió ahora si todo lo que había pasado. El joven se puso de pie y miro con los ojos entrecerrados a su madrina, un gesto que parecía de desprecio.

     

    Así que tu...—Murmuró, dejó un breve tiempo de silencio, contemplandola seriamente y después de unos eternos segundos sonrio ampliamente y la abrazó con fuerza, cargandola lo suficiente para que los pies de la mujer se separaran del suelo, dando una vuelta sobre su propio eje en un claro gesto de alegría.

     

    ¡Veniste!— Exclamó mientras daba una segunda vuelta más, para después bajarla al suelo pero sin soltarla, en caso de que hubiese perdido el equilibrio. —¡Que alegría volver a verte, madrina!— Agregó. El brillo en sus ojos y la felicidad en sus gestos había regresado con sus memorias, y ambas cosas gracias a ella. —No pensé que volvería a verte, mucho menos ahora con lo que recuerdo.— Agregó.

     

    Creo que tenemos mucho que platicar ahora, ¿no?... Pero antes que eso... Perdoname.— Dijo con arrepentimiento, agachando la mirada con vergüenza. —Fuí un completo idi***. No debí comportarme de esa forma la ultima vez que nos vimos, y aunque no me lo merezco me gustaría que me perdonaras, ¿si?— Aquello se lo dijo después de un suspiro y mirandola a los ojos, demostrando arrepentimiento, más no una conducta sumisa.

     

    No debí, ni debo dudar de la persona que eres, así pertenezcas a cualquier bando... Se que estas haciendo lo mejor para todos.— Aclaró con una sonrisa gentil. —Y el darme cuenta de eso fue gracias a un tipo llamado Levit y a una señora con una luz en el rostro... Seguro debía ser uy fea como para esconder su cara.— Dijo aquello haciendo una cara rara, una combinación entre un puchero y una expresión filosofica, aunque para su mala suerte, Allen no sabía que estaba hablando de la misma persona que tenía enfrente, y que la había llamado "señora".

  22. Aquel día, como muchos otros, el joven pelinegro estaba haciendo el vago, o más bien, estaba reflexionando sobre muchas cosas, pues la Academia le había dejado un tanto confundido. Un avión de papel lo pico en la cabeza repetidas veces, de principio el joven no hacía ningún caso, pero cuando la pasiencia se le terminó tomó la hoja de papel y la desdobló. Leyó la carta y sintió como la sangre se le iba hasta los pies, era un citatorio de su superior con el cual no se había reportado realmente, sabía de su solicitud de cambio de departamento y confesó el propio. De alguna forma era como si esa carta le transmitiera un profundo deseo de frustración que golpeó la consiencia del muchacho.

     

    ¡Bueno, manos a la obra!— Exclamó, dejando el sitio donde estaba para pegar carrera hacía el ministerio de magia. En el trayecto aplicó un morphos sobre su ropa informal, de modo que ahora vestía un pantalón formal negro, zapatos del mismo color bien lustrados, una camisa roja de manga larga, con el ultimo botón suelto y una corbata negra aflojada, aquello era lo más presentable que el joven podía vestir para poder seguir corriendo.

     

    Al llegar al edificio gubernamental entró al ascensor y picó repetidas veces el botón de la segunda planta, recibiendo una reprimienda por parte de la maquina que exclamó: "Usuario, deje de estar ***iendo que con una sola vez que presione el botón basta." El viaje fue corto, Allen salió corriendo, sujetando su sombrero de paja contra su sombrero, y para su suerte no se perdió en los pasillos, pues a la primera dió con el despacho de su jefe, del cual solo conocía su nombre, más no su apariencia.

     

    Ploff... Disculpe... La... Demora... *****... Me canso...— Decía jadeando por el cansancio.

  23. El día de la graduación, aquel día que al principio tanto añoraba pero que ahora desearía que no hubiera sucedido. Después de aquella clase de Bando y Perfil, el joven había perdido todo motivo para permanecer dentro de la Marca Tenebrosa y del mundo mágico en si. Aquella guerra que se estaba llevando a cabo, y en la cual no estaba involucrado realmente, le agobiaba de cierta manera. Aquella mujer con la luz, junto con Levit, le hicieron ver que con venganza no llegaría a ningún lado, además aquella gente que odiaba no le había hecho mucho daño a May realmente, como para lograr que la venganza fuera un firme deseo en el muchacho. Ese sentimiento era lo único que lo ataba al bando Tenebroso, con el cual no compartía sus ideales, mucho menos sus métodos.

     

    Con el enjambre de ideas y sentimientos en su cabeza, el joven se presentó al evento de su graduación con pocos ánimos, su chispa se había apagado momentáneamente. Su vestimenta era un traje completamente negro, camisa, zapatos formales, pantalón y saco, todo del mismo color, a excepción de la corbata que rodeaba su cuello, la cual era blanca y el sombrero de paja, adornado con una cinta roja que descansaba en su cabeza, manteniendo su desarreglado cabello un poco menos alborotado.

     

    Cuando escuchó su nombre subió a recibir su diploma y contestó un seco "gracias" a la directora, sin darle mayor atención. Miró el listón de su diploma, al principio adquirió un color verde claro, que rápidamente se difuminó hasta quedar en el mismo dorado que al principio, al ver eso el muchacho solo suspiró y dio paso a la siguiente alumna. Dio un vistazo nuevamente al listón del diploma, que por un momento parecio querer adquirir un color rojizo, pero permaneció dorado al final. El muchacho decidió dejar aquello por la paz y dejó botado el diploma en una mesa que tenía cerca.

     

    Se dispuso a salir del recinto ya, no tenía nada más que hacer ahí, había recibido su diploma y no conocía a nadie en el lugar, nisiquiera a sus propias compañeras de clases y generación, a pesar de que la pelirroja había dicho que si se conocían de antes, pero entonces, ¿por qué no recordaba haberlas visto antes?. Ya tenía demasiadas inquietudes en mente como para ponerse a reflexionar otras más.

     

    Pero no pudo lograr su objetivo al ser abrazado bruscamente por la misma pelirroja en la que había pensado antes, el joven tuvo que moverse varios pasos para lograr disipar aquella fuerza y mantenerse en equilibrio. La chica lo soltó y se disculpó, Allen pudo ver en los ojos de la chica un brillo especial y una ilusión, estaba realmente feliz a diferencia de el, que tuvo que forzar una sonrisa lo mejor que pudo para no verse muy grosero.

     

    Oh, gracias chica... Felicidades a tí también.— Respondió con unas palmaditas sobre su hombro, aprovechando que una mujer los felicitaba a todos los graduados, para darse a la fuga. Salió con paso apresurado de la enorme sala, caminó un rato hasta llegar a ese lugar que tanto le servía para pensar, los Jardines Sumaes.

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  24. Justo cuando Allen se preparaba para lanzar su primer ataque, escuchó la voz de una chica cerca de el, lanzandole un hechizo de curación. El joven ganó algo más de salud y fuerza con esa curación, aunque aun le faltaba recuperarse pues seguía un poco herido y cansado de su duelo con May. Entonces, al voltear a verla, Allen identificó a la pelirroja, que a pesar de llevar mascara, sabía que era su compañera de clase a la cual acababa de conocer apenas ese día, según su memoria, que había sido borrada días atrás.

     

    Se sorprendió bastante al ver como ella, a pesar de haber decidido pelear del lado de los violentistas, lo estaba protegiendo a el que luchaba del lado de los ascendentes, no se explicaba el porque de esa acción. Pero lo sorpresa lo dejo tan shockeado que no pudo "silenciar" a Anna para evitar que lanzara aquella maldición asesina contra uo de los que compartían los ideales tenebrosos.

     

    Gracias por ayudarme... Pero no hacía falta que lo mataras...— Susurró un tanto molesto, pero no demasiado, hasta ese momento le debía la vida a la chica.

     

    Con eso, hizo acto de presencia la castaña que había detestado desde el inicio de la clase, Sira era su nombre si no se equivocaba. Aquella odiosa, cruel y mimada niña se había ganado en poco tiempo el completo desagrado del muchacho a pesar de no conocerla. Regañó a Anna e incluso la tiró en el suelo, Allen solo la miró molesto pero en lugar de tomar armas contra Sira, se agachó para ver si Anna estaba bien y la ayudó a ponerse de pie.

     

    Tu "amiga" es la persona más desagradable que jamás he conocido en mi vida.— Comentó a la pelirroja, cuando Sira se había alejado ya lo suficiente. —Siento pena por ella... Una persona así nunca podrá estar en paz consigo misma ni con el mundo...— Agregó en forma de murmullo, dirigiendo su mirada en la misma dirección en que la castaña se había marchado. Sentía unas tremendas ganas de hacerla callar de una buena vez por todas, pero, con aquel vaje, había descubierto que el no era quien para hacer eso, que cada quien tenía su propia forma de pensar en base a su vida y que a el le tocaba únicamente pelear por un lugar más justo y tranquilo.

     

    Sorpresa tras sorpresa llegaba, pues quien hizo acto de presencia ahora fue la profesora, que realizó un hechizo que se dividió en tres y fulminó a los violentistas restantes. El joven se quedó boquiabierto y emocionado, primero aquel espectacular escudo que hizo con el profesor suplente, y ahora esto, el solo conocía los hechizos básicos y algunos se le hacían extraordinarios, por lo tanto esto era algo fuera de liga. La mujer ordenó una retirada oculta en sus palabras, y al ver como Allen estaba cansado lo cargó y se lo echó al hombro, el joven abrió los ojos de par en par, ¿desde cuando una mujer era tan fuerte como para cargarlo como si nada y moverse con esa agilidad?, el solo conocía a una persona así.

     

    A medida que avanzaban, un fenix de color blanco brillate iba sanando las heridas que le quedaban con sus lagrimas, que cerraban completamente las pocas heridas que le quedaban. Al llegar, la profesora lo bajó al suelo y empezó a curarle los detalles finales con una poción y unas gasas. Allen, entonces, se sentía de alguna forma en gente de su confianza a pesar de no conocerles de nada. Aun sentado e el suelo, mostró una amplia sonrisa y dejó escapar una leve risilla.

     

    Oe, pelirroja... Te llamas Anna, ¿no?— Preguntó el muchacho. —Gracias por salvarme... ¿Pero por que lo hiciste?, nisiquiera nos conocemos y a pesar de ayudar a los ascendentes y tu a los violentistas me has protegido... ¿Por qué?— Cuestionó, haciendo completamente evidente a la pelirroja y a Catherine que efectivamente tenía un fallo en su memoria al no recordar a su compañera de academia nisiquiera.

     

    Y usted.— Dijo ahora girandose para con su profesora, que llevaba el rostro cubierto con una luz que difuminaba su rostro. —Me recuerda mucho a una persona que aprecio mucho pero que no he visto en años... ¡Ella también es bastante fuerte e increible!, cuando termine la academia hare lo que sea necesario para ser como ella y como mi abuelo.— Agregó con bastante energía, el cansancio de sus heridas se habia desvanecido.

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