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Allen Abbadonia

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Mensajes publicados por Allen Abbadonia

  1. Justo cuando estaba hablando con Titanovic, Navi salió del sombrero de Allen y voló para colocarse a la altura de su rostro. El pelinegro escuchó el tintineo que producía la hada de manera que pudo seguirla con su sonido.

     

    Ya te aburriste de estar ahí, ¿verdad Navi?— Preguntó tan animado y sonriente como siempre.

     

    Algo así... ¿Podrías seguirme unos momentos?, hay algo que tengo que decirte.— Respondió ella y empezó a alejarse, pero gracias al sonido que provocaba el podía seguirla, aunque usando su bastón, para evitar caerse en ese lugar en el que no estaba familiarizado. Usando su magia, la hada abrió una puerta corrediza que daba al jardín, en el cual podía escucharse con claridad una caída de agua continua, pero de pequeñas dimensiones, lo más seguro era que se tratara de una fuente.

     

    ¿Y bueno, de que se trata?— Cuestionó, una vez que con su mano y su bastón encontró la fuente para sentarse al borde de esta. El clima ahí afuera era agradable, no hacía calor ni frío, y solo alcanzaba a escuchar el agua y unos pajaritos cantar cerca, la sensación de paz era increíble, casi mágica. como si se estuviera en un oasis.

     

    Pues que vas a tener que ir al baile sin mí, yo no puedo mezclarme entre muggles, si me ven será un desastre, así que solo te ayudare con tu vestimenta y poco más.— Fue lo que contestó ella, con un tono un poco triste, quizás porque ella también tenía ganas de ir al baile.

     

    ¿Y solo esto querías decirme en privado?— Interrogó, ladeando la cabeza y haciendo una mueca. Pero no obtuvo una respuesta verbal, pues haciendo uso de sus poderes ella lo empujó hacía atrás, provocando que cayera al agua de golpe, le había preparado una pequeña broma y ella estaba riendo a carcajadas, siendo sus risas escuchadas por el joven aun debajo del agua, pero poco a poco su mente se nubló y las risas parecían distorsionarse...

     

    *****

    Las risas ahora eran las de un hombre maduro, de voz grave y potente. De pronto, el pelinegro era sacado del agua con mucha facilidad, siendo tirado de su playera color blanca, además que no resultaba complicado para un viejo fuerte cargar el peso de un niño escuálido incluso con una sola mano. Se trataba de una memoria de Allen, cuando contaba con apenas siete años de edad.

     

    ¡¡Deja de hacer eso, abuelo!!—Reclamaba furioso el joven, dando pataletas que poco se notaban, pues la mitad de su cuerpo permanecía bajo el agua. En esta epoca de su vida, Allen aun veía el mundo gracias a sus ojos color avellana, su cuerpo era delgado sin ninguna carne sobrante que pudiera delatar al menos un poco de musculo o grasa extra. Pero lo más importante de todo, era que el sombrero de paja no era de su propiedad, si no del hombre que lo tenía de la camiseta.

     

    ¡Entonces deja de decir tantos disparates, pequeño gusanillo!— Exclamó el viejo en respuesta. El hombre, a pesar de estar sentado en una pequeña barca de pesca, sobresalía con facilidad y era evidente que medía más del metro noventa, su rostro era ligeramente cuadrado, adornado con una barba de candado plateada, que acompañada con algunas marcas de guerra y del tiempo, evidenciaban su edad. Su espalda era ancha, dándole un aspecto aun más robusto gracias a sus hombros y brazos que reflejaban un intenso entrenamiento, lo mismo en sus piernas. Pero a pesar de ese cuerpo tan intimidante, solía vestir camisas hawaianas y bermudas, acompañadas por el sombrero de paja, esto cuando no estaba trabajando.

     

    ¡Prefiero mil veces ser un pirata libre que un Marine obediente!— Chilló el niño, de manera que el hombre volvió a sumergirlo en el agua, después de ver que el chamaco había tomado una bocanada de aire, pues no quería asfixiarlo de verdad.

     

    ¡Nada de eso!, ¡Te convertirás en un gran y respetado Marine igual que tu abuelo!— Regañó con aire orgulloso, sacándolo del agua para permitirle respirar nuevamente. El abuelo de Allen, había sido un mago prodigioso, pero aun así había dedicado su vida entera a la defensa de la vida de los muggles, enrolándose en la Marina desde la edad de veinte años, y ahora, después de varias décadas de servicio y duro trabajo era un famoso Vice-Almirante a poco del retiro, y aunque el niño no compartiera sus ideales de unirse a la Marina, admiraba y quería a su abuelo como a nadie más en el mundo.

     

    *****

    El recuerdo se oscureció, y ahora aparecía en otro. El niño ahora estaba en pijama, tapado hasta arriba con una cobija, sujetando un termómetro con la boca y teniendo un pañuelo húmedo en la frente, aquella memoria era de el día siguiente del recuerdo anterior, y gracias a tanta zambullida en el agua con su único cambio de ropa puesto, Allen había pescado un resfriado.

     

    Los niños ya no los hacen como antes... En mis tiempos nos hacían entrenar desde niños bajo la lluvia y...— Fue así como su abuelo comenzó con una historia larga, de sus vivencias de sus años de joven, y a pesar de estar enfermo, Allen le ponía toda su atención, sorprendiéndose o soltando carcajadas casi a cada momento, dado que su abuelo o si tuvo aventuras así o era muy bueno para inventar cuentos.

     

    ¡De grande quiero ser como tu abuelo!— Gritó emocionado, incorporándose, al menos de la parte superior de su cuerpo, muy de golpe, casi como si hubiera recuperado su salud con el relato.

     

    Bueno, los hombres grandes y fuertes tienen que aceptar una inyección cuando es necesario.— Soltó así nada más, mostrando una jeringa cargada con el medicamento. El chico se quedó blanco al momento, pues tenía una fobia terrible a las inyecciones, y más por parte de su abuelo, que al no tener ningún conocimiento médico, tenía que pinchar varias veces antes de lograr acertar en una vena para inyectar la medicina en el torrente sanguíneo.

     

    ¡¡¡KYAAAAAAAAH!!!— Gritó repentinamente, poniéndose de pie de un salto sobre la cama, su abuelo se le abalanzó para tratar de sujetarle de los tobillos, pero el menor logró saltar, pisandole los hombros logrando así estamparlo en la cama y de otro salto bajó al suelo para salir corriendo de la habitación. Los gritos iban y venían por toda la casa, que afortunada o desafortunadamente, era la casa del abuelo de Allen y no de sus padres, pues ellos ya hubieran regañado a ambos por igual por el escándalo.

     

    Al no encontrar más remedio, el pelinegro salió de la casa, siendo perseguido con la misma energía por su abuelo, que llevaba la jeringa en mano, exclamando cosas como "esta vez prometo acertar antes de la quinta vez la vena" o "los hombres de verdad no huyen" o también "regresa, gusarajo del mal", entre otras. Unos vecinos, que charlaban tranquilos entre ellos, miraban la escena tan cómica, incluso no evitaron reirse al verlos.

     

    Garp debería aprender a ser más cuidadoso, le va a dejar un trauma a su nieto.— Comentó uno de ellos. Y así fue. A la fecha, la fobia más grande de Allen son las inyecciones. Nuevamente todo fue oscuridad por unos momentos.

     

    *****

    La nueva imagen, era la de Allen a sus diez años, a los cuales ya había navegado más de una ocasión en el barco que su abuelo comandaba, el cual a pesar de llevar un uniforme muy bien portado, siempre complementaba con su sombrero de paja, hasta aquí ya habían vivido campamentos, aventuras, e incluso una batalla naval, sin embargo el panorama era diferente a todo eso. Estaban en una habitación blanca, el viejo en cama y el pre-adolescente mirándolo, acompañado de sus padres, y varias personas que apenas conocía, pues eran subordinados de la Marina. Estaban en un hospital, y la salud de Garp se había deteriorado bastante en los últimos años a causa de una enfermedad terminal.

     

    Papa... El abuelo va a estar bien, ¿verdad?...— Preguntó con esperanza el joven, alzando su inocente mirada para buscar la de su progenitor, pero este solo le devolvió una mirada triste sin ninguna palabra que le pudiera acompañar. —¿Mamá?— Volvió a preguntar, moviendo sus ojos para que se encontraran con los de su madre, pero solo encontró lo mismo que con su padre. Sentía una presión en el pecho y un nudo en la garganta.

     

    Allen... Ven...— Ordenó el peliplateado, su voz trataba de reflejar la firmeza de siempre, pero se notaba que le costaba mucho trabajo hacer eso, era un esfuerzo enorme el que hacía, pero todo fuera por reconfortar un poco a su nieto. El muchacho se acercó despacio hasta estar a su lado. —Hijo... Mi estancia aquí esta por terminarse... Empezare una nueva aventura en otra parte... Lo conquistare... Y algún día... Espero lejano... Te guiare en ese nuevo camino...— Expresó con una voz debil que se esmeraba en parecer fuerte, y aun así, el hombre estaba sonriendo, contrario a Allen, que ya estaba derramando muchas lagrimas.

     

    ¡No te vayas abuelo, no quiero que me dejes!, ¡Tu puedes quedarte, yo lo se!... ¡Un hombre solo necesita inyecciones para estar bien, ¿no?, si quieres voy por la enfermera.— Decía Allen en medio de su llanto, su madre se llevó una mano a la boca y sus ojos se tornaron cristalinos, entristecida y conmovida por la inocencia de su hijo, que tuvo que abrazarse a su marido para no dejar ver sus lagrimas.

     

    No Allen... Yo le tengo mucho miedo a las jeringas...— Mintió el mayor, su voz estaba quebrándose poco a poco y sus ojos empezaban a humedecerse también. —... Quedate aquí hijo, que aun tengo un favor que pedirte... Algo que solo un hombre de verdad puede hacer...— Murmuró.

     

    ¡No, no no!, ¡Pero yo no puedo ser hombre aun!, ¡soy un niño!, ¡abuelito, yo te quiero mucho, resiste!— Gritaba desesperado, sus mejillas y su nariz estaban rojas, y su llanto era cada vez más fuerte, en uno de los momentos ocultó su rostro en el pecho de su héroe, buscando su protección, pero también para escuchar su petición.

     

    Por eso, quiero que tengas esto...— Continuó, dejando escapar una lagrima, quitandose aquello que el consideraba su tesoro más preciado, su sombrero de paja, el cual puso cariñosamente sobre la cabeza del muchacho. —... Mientras tengas ese sombrero... Yo siempre estar contigo... Quiero verte viviendo muchas aventuras... Para que en el siguiente destino... Me las cuentes todas... Ahora... Tu eres un hombre... No... Un Almirante... Almirante Allen Abbadonia... Póngase firme... Salude... Y deme su mejor sonrisa...—Pidió, con lo que parecía ser su ultimo aliento.

     

    S...S-si señor... C-cumplire la misión... Vice-Almirante Garp Abbadonia...— Afirmó lo mejor que pudo, para enderezarse de golpe y saludar de manera militar con el sombrero puesto, portando una sonrisa grande que mostraba sus dientes, a pesar de que sus ojos seguían derramando lagrimas como dos cascadas. Garp, sonrió de la misma manera e hizo el mismo saludo.

     

    Haz de este mundo... Un lugar mejor... Y que todos sepan quien eres...— Fueron sus ultimas palabras, para acto seguido cerrar sus ojos y que la maquina que marcaba sus pulsaciones ahora no hiciera más que un largo y continuo sonido, avisando así que había partido al más allá.

     

    Todo se desvaneció, para mostrar una ultima escena, en la cual Allen, con varios años más, navegaba en una pequeña barca, construida por el y sus cuatro mejores amigos, en la cual los cuatro estaban sorteando una fuerte corriente en un rio bajo la cálida luz del sol del mediodía.

     

    Mirame abuelo... Aunque no soy Marine, seguiré tu ejemplo de andar por el agua, vivir mis aventuras y hacer de este un lugar mejor...— Dijo en voz alta, sosteniendo el sombrero de paja en su mano derecha y viendolo con una gran sonrisa, colocandoselo en la cabeza y alzando ambos brazos con las manos cerradas. —¡¡Vamoooos!!—Exclamó.

     

    *****

    ¡Vamos!— El grito se distorsionó, subiendo varias octavas hasta que era la voz de Navi la que sonaba en su cabeza. —¡Venga, despierta Allen!— Volvió a exclamar ella. El se reincorporó, sentándose un poco y moviendo la cabeza para sacudirse un poco.

     

    ¿Qué pasó?— Preguntó confundido.

     

    Te tire a la fuente a modo de broma... Pero te quedaste ahí demasiado tiempo, te saqué con ayuda de mis poderes, porque te quedaste ahí casi un minuto sin moverte y pensé que te habías ahogado... ¿Estas bien?— Explico con preocupación. Allen tomó su sombrero, colocandolo delante de su rostro como si pudiera ver, recordando de nuevo a su abuelo y las vivencias ocurridas con el, y como consecuencia el pelinegro dejó escapar una suave risa, que al apagarse dejó como rastro una gran sonrisa.

     

    Mejor que nunca, Navi.— Contestó, poniéndose de pie, no se explicaba como por caer a la fuente pudo experimentar aquel recuerdo, pero no era algo que se preguntara tampoco, ignorando por completo que se trataba de una experiencia mágica en la fuente que debía vivirse con la vista, pero al carecer de ese sentido, el la vivió al entrar en contacto con sus aguas.

     

    Pasado un rato, estaba en la habitación con los demás chicos, Allen estaba sin camisa, con su torso descubierto, pues existía la confianza.

     

    Bueno, Aster ya tiene a Sira, ¿los demás ya eligieron con cual chica ir?... Si alguna de ellas es fea, pueden dejármela a mí, como no veo, no puedo llevarme el susto, ha ha ha.— Explicó para los demás, aunque como de costumbre, estaba hablando con una pared. Sin embargo, todos se llevaron una gran sorpresa al ser atacados repentinamente por globos de agua y espuma, y las responsables eran las chicas. El pelinegro trataba de huir, pero siempre tropezó y no consiguió nada más que quedar embarrado de espuma, con peinados raros que Anna le hizo. A pesar de todo el no dejaba de reir en ningún momento hasta que se fueron.

     

    ¿Pero que narices ha pasado?... Nos han atacado en nuestro propio fuerte... Señores, prepárense, que esto es Italia, y en Italia hay una palabra muy famosa... Vendetta.— Dijo con un porte mafioso lleno de seguridad. —O algo así... No hablo italiano, el punto es que significa venganza.— Agregó llevando su mano a su barbilla como si fuera un pensador. —Como sea... El plan es este, en sus abrigos lleven todo el perfume y desodorante en aerosol que puedan, el resto se los digo más adelante... Mientras ire a darme un baño, o me enfermare...— Finalizó, abriendo una puerta para entrar al acceso que daba, cerrándola detrás de el. —¡mier**, esto es el armario!... ¡Sáquenme de aquí!— Chilló, al no poder abrir la puerta desde adentro.

     

    Después de gritos con palabras altisonantes, Navi muerte de risa, un buen baño y usando ropa adecuada para un baile, Allen bajó las escaleras despacio, provocando un pequeño "clap" con la suela de aquellos zapatos de vestir en color negro. Sin embargo, no era el único sonido, pues algo más golpeteaba el suelo, y era el bastón que había encontrado, este era de madera fina, pintada en color negro, con un acabado plateado justo donde terminaba e impactaba en el suelo y con dos serpientes del mismo color y material que se entrelazaban entre si para formar el mango, seguro perteneció a alguien mayor pero con muy buen gusto. El traje de Allen era completamente negro, el fino pantalón que hacía ver sus piernas más largas, el saco italiano que le daba un toque mafioso y más robusto al ser una prenda con hombreras, e incluso la corbata que se ocultaba bajo el cuello de una camisa color tinto, que apenas era un poco visible a través de la "v" que se formaba con el abrigo. En sus labios sostenía un puro, que se encontró de suerte, con un gesto "malo". Sus ojos, en lugar de cubrirlos con la venda, lo hizo con unos lentes oscuros, y lo único que no cambió fue su sombrero de paja.

     

    Saludad il padrino.— Dijo en voz alta, con un pésimo acento italiano y sin saber si de verdad decía algo, extendió sus dos brazos y siguió avanzando, tropesandose con un sillón, dando una vuelta en el aire y finalmente cayendo al suelo de sentón, su escenita no salió como el quería. Recordó que las profesoras dijeron de salir al jardín, y sin más se puso de pie, se sacudió un poco y salió al jardín, donde una vez más escuchaba la caída de agua de la fuente.

     

    OFF:

    Tarea:

     

    FICHA DE PERSONAJE


    Datos Personales:


    Nombre del Personaje: Allen Abbadonia

    Sexo: Masculino

    Edad: 20 años.

    Nacionalidad: Español

    Familia(s): --

    Padre(s) Sanguíneo:--

    Padre(s) Adoptivos:--

    Trabajo:--

    Poderes Mágicos:

    --

    Rango Social: Aprendiz

    Bando:--

    Rango dentro del Bando:--

    Nivel de Poder Mágico:--

    Puntos de poder en objetos: 20

    Cita

    Hechizos adicionales:--


    Puntos de poder en criaturas:--

    Cita

    Criaturas controlables en asaltos y duelos:--


    Habilidades Mágicas:--

    Conocimientos Especiales:--


    Perfil del Personaje:


    Raza: Humano.

    Aspecto Físico: Allen es un chico practicamente ordinario para alguien de su edad. Su altura es de 1.78 metros, teniendo un peso acorde a su estatura de 68 kilogramos, el chico tiene una complexión regular, de manera que no se ve flacucho ni débil u obeso y fuerte. Su cabello es de color negro medianamente largo, llevándolo siempre desalineado u ocultándolo con gorras, sombreros o cualquier cosa que pueda ponerse en la cabeza. Sus ojos son medianos y expresivos, de un color café claro que en la sombra parece tener un tono más oscuro pero que a la luz del día demuestra su brillo natural, las facciones de su rostro le hacen ver más joven de lo que en realidad es. Suele vestir algo desalineado o "muggle" pues no le importa como la gente lo vea.

    Cualidades Psicológicas: Allen es un chico que en todo momento esta sonriendo, es alguien bastante optimista y alegre, al punto que muchas veces parece un est****o. Es una persona que no tarda mucho en confiar en las personas de las que tiene un buen presentimiento, sin embargo, debajo de esa personalidad oculta a alguien muy observador, inteligente, curioso y cuidadoso, evitando a toda costa mostrar dichas cualidades, pues prefiere evitar conflictos de cualquier naturaleza. Rara vez se le ve triste o enojado. Considera que el valor más importante sobre todas las cosas es la lealtad, y es capaz de dar su vida misma si es para salvar a alguien que aprecia o a un perro, pues son animales que el ama incondicionalmente.

    Historia: La historia de Allen no es en absoluto extraordinaria, pues no es alguien que haya aprendido magia de joven, que hablara parsel de pequeño o alguna cosa relacionada a eso. Sus padres son ambos de sangre limpia, sin embargo, por alguna razón encontraron más agradable el vivir en el mundo muggle. Allen supo de su descendencia como mago hasta los diez años, pero no mostró interés alguno en educarse en ello, por otro lado siguió su vida como todo adolescente normal, pero gracias a sus papas podía ir al mundo mágico de vez en cuando. A la edad de dieciocho años, la familia entera se mudó nuevamente al mundo mágico y han llevado una vida de lo más normal y tranquila, con un hijo que se dedica solo al ocio, las bromas y pasársela bien.

    Pertenencias:


    Objeto Magico Legendario:


    Objetos Magicos:

    Objeto 1: Varita
    Clasificación: AA
    Puntos de poder: 20

    Mascotas y Criaturas:
    Criatura 1:
    Clasificación:
    Puntos de poder:

    Elfos:
    --

    Licencias, Tasas, Registros:


    Licencia de Aparición: --

    Licencia de Vuelo de Escoba: --

    Registro de XXX: --


    Otros Datos:


    Otros datos:--

    Cronología de cargos:--

    Premios y reconocimientos:--

    Links de Interés Referentes al Personaje:


    Link al Perfil de Comprador MM: --
    Link a Bóveda Personal: Bóveda nº XXXXX
    Link a Bóveda Trastera: Bóveda nº XXXXX
    Link a Bóveda de Negocio: Bóveda nº XXXXX
    Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda Familia XXXXXXXX.
    Link a Bóveda Familiar 2: Bóveda Familia XXXXXXXX.

     

  2. ¿Mi culpa?— Preguntó Allen ladeando la cabeza, mostrando una mirada confundida ante la acusación de la francesa. Su nacionalidad era más que evidente con su acento y la primera palabra que dijo, la cual el no entendió en absoluto. La ayudó a ponerse en pie y miró a su alrededor, había tanta gente desconocida, que reconocer a otro desconocido era algo bastante complicado.

     

    Oe, no se quien es la tal Alexia.— Respondió el pelinegro pronunciando mal el nombre por accidente, rascándose la nuca y poniendo una cara de pereza. —Pero yo solo venía a desayunar, aunque veo que eso esta complicado ahora mismo...— Agregó con desilusión al ver el mar de gente.

     

    ... Tengo una idea para encontrar a tu amiga.— Dijo repentinamente, como aquel que hace un gran descubrimiento. —Yo no conozco a tu amiga, y tu eres lo suficientemente bajita como para no ver nada.— Agregó, poniendo su mano derecha sobre su cabeza, conteniendo una carcajada. —Así que, sube a mis hombros, así qui´zas puedas encontrarla, ¿qué dices?—Terminó, dándose media vuelta y poniéndose de cuclillas para hacer más fácil aquello.

  3. Allen Abbadonia - Séptimo Curso - Hufflepuff

    El día había llegado ya, Hogwarts sería la sede de un Torneo de grandes magnitudes, que a pesar de causar furor entre todos los participantes, también creaba un ambiente misterioso en torno a aquella organización de las "Lanzas de Plata", o al menos, así era como lo percibía Allen. Se había levantado temprano para ducharse, como todos los días, para después colocarse de forma desalineada su uniforme como siempre acostumbraba, el chico no tenía ningún remedio para corregirse, literalmente era un desastre para todo y eso se veía reflejado en el hecho de re-cursar dos años en Hogwarts ya, sin embargo su espíritu y confianza nunca se vieron afectados por esto.

     

    El joven de negra cabellera salió apresurado de su sala común, su túnica negra con bordados amarillos y el escudo de su casa estampada a la altura del corazón, ondeaba al ritmo de sus pasos al igual que las mangas de esta, pues Allen nunca acostumbraba a pasar sus brazos a través de estas, dándole un toque diferente al del resto de los alumnos, sumando eso a su corbata de franjas amarillas y negras que siempre iba floja, y uno de los botones de su camisa blanca abierto, dándole un toque desalineado y ligeramente rebelde que a el le gustaba complementar con su sombrero de paja para así ordenar un poco su salvaje melena, que si bien no era larga, no se acomodaba a ningún peinado.

     

    Su destino, a pesar de ser un día común y corriente, era el Gran Salón para atragantarse con toda la comida que su estomago pudiera almacenar, que para ser honestos no era poca. Sin embargo, desde que llegó a las escaleras las cosas iban mal, había demasiados alumnos aglomerados contemplando la llegada de los de otros colegios, de manera que su paso era bastante lento y empezaba a malhumorarse al sentir como su estomago le exigía alimento.

     

    ¿Por qué no se mueven?... Si solo son más personas, ¡caramba!— Dijo en voz alta, consiguiendo que un pequeño grupo de alumnos, más jovenes que el se apartaran para que pasara. Tras algunos empujones, disculpas, escaleras, pasillos y demás obstaculos, el pelinegro consiguió llegar a su meta, para desafortunadamente ver que estaba aun más lleno.

     

    —¡Graaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!— Exclamó con fuerza, tomándose el sombrero con ambas manos, para luego golpearse repetidas veces la cabeza contra la puerta abierta del lugar, no podía creer todo ese caos. —Que... Me... Parta... Un... Mal... Rayo...— Reclamaba entre golpe y golpe, hasta que finalmente el dolor y el mareo hicieron de las suyas, haciendo que dejara de golpearse a si mismo.

     

    Ojala no se hayan terminado las bolitas de pollo, o esos de "las lanzas de plata" me van a conocer...— Murmuró en voz baja, sobándose la frente y con la vista en el suelo, por lo que irremediablemente chocó contra alguien, haciendo caer a esa persona, y con el tropiezo el también cayó, alcanzando a meter las manos para no aplastarla.

     

    A pesar de su mal estado, abrió los ojos como platos para ver con quien había tropezado que para su suerte era con una chica de cabellos morados. Ella era más baja que el en altura, su cuerpo delgado y su piel fina, dándole un aspecto frágil que poco combinaba con su peinado tan extraño y el piercing que llevaba.

     

    Lo siento, no ví por donde iba, soy un tonto.— Alcanzó a murmurar el muchacho, apartándose de ella y poniéndose de pie con mucha facilidad, para luego inclinarse y tenderle la mano para ayudarla a ponerse de pie. —No todos son así de torpes como yo, así que no pienses que en Hogwarts todos son iguales.— Agregó con una gran sonrisa llena de confianza.

     

    OFF: @@Litah Black Lestrange en el rol choco con tu pj (?)

  4. Nombre del Personaje: Allen Abbadonia

    Sexo: Masculino

    Edad: 20 años.

    Nacionalidad: Español

    Varita: 27 centímetros, madera de sauco, nucleo de nervio de dragón


    Patronus: Una llama blanca de mirada simpática con ojos saltones, algunos restos de paja entre sus dientes chuecos y que al enviar algún comunicado pronuncia "ola ke ase" al principio.

    Colegio: Hogwarts

    Aspecto Físico:Allen es un chico practicamente ordinario para alguien de su edad. Su altura es de 1.78 metros, teniendo un peso acorde a su estatura de 68 kilogramos, el chico tiene una complexión regular, de manera que no se ve flacucho ni débil u obeso y fuerte. Su cabello es de color negro medianamente largo, llevándolo siempre desalineado u ocultándolo con gorras, sombreros o cualquier cosa que pueda ponerse en la cabeza. Sus ojos son medianos y expresivos, de un color café claro que en la sombra parece tener un tono más oscuro pero que a la luz del día demuestra su brillo natural, las facciones de su rostro le hacen ver más joven de lo que en realidad es. Suele vestir algo desalineado o "muggle" pues no le importa como la gente lo vea. Lo más destacable es su sombrero de paja que lleva siempre.


    Cualidades Psicológicas:
    Allen es un chico que en todo momento esta sonriendo, es alguien bastante optimista y alegre, al punto que muchas veces parece un est****o. Es una persona que no tarda mucho en confiar en las personas de las que tiene un buen presentimiento, sin embargo, debajo de esa personalidad oculta a alguien muy observador, inteligente, curioso y cuidadoso, evitando a toda costa mostrar dichas cualidades, pues prefiere evitar conflictos de cualquier naturaleza. Rara vez se le ve triste o enojado. Considera que el valor más importante sobre todas las cosas es la lealtad, y es capaz de dar su vida misma si es para salvar a alguien que aprecia o a un perro, pues son animales que el ama incondicionalmente.
    Historia:
    La historia de Allen no es en absoluto extraordinaria, pues no es alguien que haya aprendido magia de joven, que hablara parsel de pequeño o alguna cosa relacionada a eso. Sus padres son ambos de sangre limpia, sin embargo, por alguna razón encontraron más agradable el vivir en el mundo muggle. Allen supo de su descendencia como mago hasta los diez años, pero no mostró interés alguno en educarse en ello, por otro lado siguió su vida como todo adolescente normal, pero gracias a sus papas podía ir al mundo mágico de vez en cuando. A la edad de dieciocho años, la familia entera se mudó nuevamente al mundo mágico y han llevado una vida de lo más normal y tranquila, con un hijo que se dedica solo al ocio, las bromas y pasársela bien.

    Pertenencias: Su varita, su sombrero de paja y un perro mestizo de "raza" grande llamado Luffy.

  5. Allen, estaba en una de esas ocasiones tan particulares que hacían que pareciera que el mundo se va a terminar, pues en todo momento se quedó callado y escuchando las presentaciones del resto de sus compañeros, que por ahí escuchó algún nombre nuevo. Durante las presentaciones Sira lo empujó en una ocasión y le regaló algo por "San Valentin", a lo que Allen respondió con un leve "gracias" para seguir escuchando. El ultimo en presentarse y que al parecer había llegado tarde había sido Titanovic, dejando que su imponente voz se adueñara de la atención por algunos momentos, antes de que la profesora Anne volviera a tener uso de la palabra.

     

    La profesora llamó la atención a Sira por una conducta un poco "desconsiderada", si es que se le podía decir así, haciendo énfasis en que todos merecen ser escuchados y que obviamente se tiene la obligación de escuchar. Después anunció que iban a estar todo el fin de semana en Venecia en la casa que podían ver. Desde ahí Allen puso mala cara, ¿qué acaso nadie tenía consideración de la gente que no veía?, pero el enojo se le pasó al suspirar, pues era un aviso "general" y no por uno las cosas debían cambiarse. Con aquello en mente, el joven sonrió y siguió los pasos de sus compañeros a oído y bastón hasta que llegaron a la casa mencionada, donde uno a uno fueron pasando a través de la puerta.

     

    El lugar tenía un ambiente acogedor, la sensación hogareña lo llenó aun más de alegría y de inmediato ya quería ponerse a conocer la casa, pero nuevas instrucciones fueron dadas. Durante la noche, todos asistirían a un baile, y la ropa para la ocasión se encontraba en las habitaciones de cada "grupo", pues se dividirían en chicos y chicas. Lo único que pasó por la mente del pelinegro en ese momento fue May y el deseo de que ella estuviera en ese lugar, pero debía buscar la forma de pasarla bien igualmente, y más que pensar en una noche de baile y cosas así de la gente "normal" el tenía en mente hacer un desastre, una travesura de grandes proporciones que hiciera que Italia siempre recordara al "chico del sombrero de paja", pero para eso necesitaba aliados.

     

    Oe, Titanovic. ¿Quieres ser recordado por siempre por una gran hazaña en este lugar?— Le preguntó con una sonrisilla malvada. Dentro del grupo, solo a el le conocía de antes y quería hacer buenas migas con el y los demás chicos, tener camaradas de copas, aventuras e incluso desventuras, pues socializar solo con chicas lo estaba abrumando al punto de que cada día se le hacía más aburrido. También tenía intención de invitar a Aster, pero seguro el iba a estar muy ocupado con Sira, y con los nuevos, había que hablar con ellos para conocerlos un poco más.

  6. Sira se acercó a donde estaban Allen y Mia, conversando con Millie para presentarse ella misma, presentar a Aster y a Anna, inevitablemente ese modo de presentar le causó gracia y le sacó una sonrisa. Sin embargo, la profesora Aimé les llamó la atención, diciendo que harían una pequeña demostración de un duelo, cosa que emocionó al pelinegro, que si bien no podía ver, pondría atención y pediría detalles visuales a Navi.

     

    El intercambio de hechizos fue muy corto, aunque habían un par de cosas que le extrañaban al joven, algunas cosas no eran como se las habían contado ciertos conocidos y no le cuadraba del todo lo que había pasado. Pero pronto, el profesor aclaró que hubo errores cometidos con intención y que los alumnos debían averiguar. Allen ya iba a responder hablando, pero en sus manos apareció una pluma y un pergamino, seguido de la indicación de apuntar ahí los errores. Ante esto, no pudo evitar poner cara de pocos amigos y empezar a mascullar por lo bajo.

     

    Oh, claro... Dejemos un ejercicio escrito y que el ciego se ***a, ¿no?... Que gracioso, me parto de la risa.— Fue algunas de las tantas cosas que empezó a decir, para sentarse en ese mismo sitio, donde afortunadamente había una piedra plana que le hacía más comodo aquello. Como pudo, empezo a escribir, pero su lista era un completo asco, las lineas estaban chuecas, la separación de las letras no era la correcta e incluso la oración final se le encimó en la penultima. Con algo de esfuerzo mental y visual, los profesores podrían entender lo que el joven había apuntado ahí. Cuando terminó, se acercó a donde el creía que estaban.

     

    Ya terminé.— Dijo lo más tranquilo que pudo, extendiendo su brazo con el pergamino y la pluma en su mano, pero se estaba dirigiendo a un árbol que estaba a lado de sus tutores.

     

    ... Once en punto, retrasado.— Le corrigió Navi. El joven solo dejó escapar un leve "oh" y se giró un poco a la izquierda, ahora si dirigiendose a sus profesores.

     

    —Ya terminé.— Repitió, entregando su tarea.

     

    OFF: La tarea la mando al MP en unos minutillos. Por cierto, no le hicieron corrección a Titanovic o.o

  7. Tras la presentación de Allen y Mia con Millie, la pelirroja accionó con su magia una tabla que golpeó a uno de los osos, y pudo escuchar el fuerte impacto de esta contra el animal. Allen negó con la cabeza decepcionado, ya muchas veces le había dicho a ella que no fuera así con nadie, ni siquiera con sus enemigos y al parecer tendría que repetírselo nuevamente delante de su nueva compañera.


    Oe, Mia, no es necesario que seas tan grosera ni tan agresiva, hay maneras menos violentas de hacer las cosas.— Reclamó el, pero con bastante calma, había estado aprendiendo a controlarse tal y como Sophie se lo había recomendado, y ejemplo de eso era que no le había dicho ni hecho nada a Sira o Aura. Millie contestó a sus palabras y con ello Allen volvió a sonreir.



    Pareciera que estas nerviosa, más bien, ¿tu cómo estas, Millie?— Contestó el pelinegro con una amplia y confiada sonrisa. Hasta ese momento, Navi había permanecido fuera de la vista de la nueva, por el angulo en que estaba parado Allen. Pero la pequeña hada, dejó de estar sentada en el hombro del joven para volar un poco, observando el brazo de Mia que había sido herido de un zarpazo, aquello sin duda debía de doler horrores. Navi era una hada de vestimenta azul cielo, sus alas que salían de su espalda eran transparentes pero con tonalidad azulosa, su cabello era largo, ligeramente ondulado y de color negro y todo su cuerpo desprendía un brillito azul, ella era la guía visual de Allen.



    Allen, Mía esta lastimada.— Informó la criaturita, de apenas unos centímetros de estatura. El pelinegro le pidió a su compañera que le acercara su brazo un poco, cuando por fin pudo sentirlo con su mano libre le apuntó con su varita. Episkey.— Murmuró. Por arte de magia las heridas de Mia se cerraron, dejándola bien nuevamente.



    Ah, y ella es Navi, como yo no puedo ver, ella me ayuda bastante para eso.— Explicó, dirigiéndose a Millie.



    ¡Once!— Exclamó Navi. El oso que Mia había aturdido estaba recuperándose de nueva cuenta, Allen apuntó al frente pero con un poco de dirección a su izquierda, que era a donde Navi le había dicho. Desmaius.— Pronunció con claridad, disparando un rayo que viajó velozmente hasta el animal, impactándole y provocando que cerrara los ojos, para que este finalmente cayera inconsciente.



    ¿Lo vez Mia?, así evitas golpes innecesarios para tí y para el, además este hechizo no provoca dolor.— Explicó sonriente.


  8. Los rugidos de los osos parecían ir cesando de poco en poco, cada alumno en promedio se cargaba a dos osos, mientras que Allen y una compañera más habían detenido solo a uno de ellos. A medida que todos terminaban sus hechizos se presentaban, el pelinegro hasta que dejara de escuchar a los osos o hubiera un poco de calma haría lo mismo, pues quería tener al menos un poco de propiedad y mostrar el merecido respeto a sus profesores.

     

    A su lado, Mia le saludó y detuvo a otro oso con un hechizo paralizador, la chica como siempre estaba llena de energía y buena vibra, que no tardó en contagiarle, aunque fuera un poco, a Allen.

     

    Mia, que bueno... emm, verte no es la palabra, ha ha ha, que gusto estar de nuevo contigo. Y lo se, estuve un poco ocupado, pero nada del otro mundo. Lo bueno es que nos tocará compartir una clase más.— Respondió con una sonrisa en el rostro. Cerca de ellos también estaba la chica que no conocían de la clase anterior, Allen, a pesar de no ver y tener sus ojos cerrados giró el rostro hacía ella.

     

    Hola Millie. Yo soy Allen, y ella es Mia, el gusto es nuestro en conocerte.— Saludó animoso y sonriente.

     

    OFF:

     

    Olvidé la presentación off rol en el otro post. Mi nombre es Charly, mexicano de 20 años y vago por excelencia, apenas aspirare a entrar a la uni ._. a la carrera de Contaduria Pública. Me gusta el rol, vaguear y salir con mis colegas, además, de obviamente, One Piece, pues mi pj esta basado en el protagonista de la serie.

  9. Para Allen resultaba en cierta parte sorprendente que May decidiera que el no cambiara, que prefería seguir con ese joven alocado y despreocupado a tener a alguien serio y propio a su lado, sin duda aquel gesto hizo que se emocionara por dentro, pero sobre todo lo hizo muy feliz, más de lo que ya estaba hasta ese momento por y gracias a ella.

     

    Su novia, propuso si se quedaban en ese lugar o le daba un tour por la mansión. El tour no era mala idea, pero no podía ver y por lo tanto de poco le iba a servir, de manera que en cuanto recuperara la vista iba a necesitar una nueva visita guiada. Se lo pensó por unos breves segundos, si se negaba podía llegar a ser maleducado así que lo mejor era acceder.

     

    —Vale, vamos a conocer la mansión.Respondió sonriente, dandole un corto y rápido beso.

  10. Allen se quedó escuchando a las chicas al ponerse de pie nuevamente, su semblante era serio, meditando todo lo que escuchaba, dulces, flores, despertar con May... No, despertar con May era una idea fatal, podía con eso tener a toda la Famili Malfoy buscándolo para ejecutarlo de maneras inimaginables, el simple hecho de pensar en eso le provocó un escalofrió que tuvo que quitarse sacudiéndose completamente como un perro.

     

    ¿Eh?... No, espera....— Trató de excusarse con Sophie, pero le había negado la devolución del saco de dinero y Anna le apoyaba en la idea. El pelinegro suspiro y se quedó pensando, ¿qué podía hacer?. Pensó y pensó, sintiendo que la cabeza le iba estallar, pues pensar no era precisamente lo suyo, hasta que reaccionó repentinamente.

     

    ¡Un barco!, ¡eso!— Exclamó, iba a ponerse a correr, pero no lo consiguió pues tenía un sofa enfrente, su rodilla chocó contra el asiento y se dió toda una voltereta cayendo del otro lado del sofa, golpeandose la cabeza y quedando ahí tirado sin moverse. Además del golpe, ya llevaba rato queriendose dormir.

  11. ¡Seis!— Exclamó una vocesita femenina, que pertenecía a Navi, la hada que servía de guía para Allen. El pelinegro se dio media vuelta y simuló dar un corte al aire con una larga rama que tenía entre sus manos como si fuera una espada de mandoble. Desde que se enteró que tendría una clase de duelo había empezado a practicar hechizos con su varita mágica, pero eso no presentaba tanta dificultad para el como el hecho de poder impactar en un objetivo sin ver, era por eso que se había apoyado en su hada para que le ayudara.


    ¡Tres!— Exclamó de nuevo Navi. El pelinegro ahora dio una tajada al aire girando 45° a su derecha. ¡Doce!— Bramó la hada, haciendo que el joven repitiera un ataque frente a el. —¡Siete!— Gritó una vez más. Allen se dio media vuelta pero se excedió en el giro unos 15° al girar sobre su eje, dando una nueva estocada.



    Durante varias tardes e incluso noches el joven ciego aprendía a sincronizarse con lo que su hada le dijera, con un sistema de ataques comandados, en donde el número que Navi dijera representaba el número en cuestión en un reloj imaginario, de manera que doce era un ataque frontal, tres y nueve uno lateral a la derecha o izquierda respectivamente, y seis por detrás, siendo lo más complicado números intermedios como uno, dos, cuatro o cinco, pues eran giros con una precisión que tardó en dominar medianamente, pues en poco tiempo no podía hacerlo perfectamente. Todos los días se empeñaba lo más que podía para desarrollar sus sentidos a falta de la vista, eso y el trabajo en equipo, sabiendo que en un futuro, cuando volviera a ver esa experiencia le ayudaría de sobre manera.



    Por fin el día tan esperado por Allen llegó, el día de la clase de Duelo, donde pondría a prueba su breve pero intensivo entrenamiento. La clase iba a ser por la tarde, pero aun así consiguió despertarse temprano para entrenar un poco más por lo emocionado que estaba. Tanto en desayuno y comida se alimentó de manera equilibrada, contrario a su exagerado consumo de grasas al que estaba acostumbrado, sin duda alguna había tenido un impacto positivo en el esa clase.



    Su vestimenta para ese día consistía en unos pantalones negros con calzado formal del mismo color, su torso estaba cubierto con una camisa blanca de manga larga, abotonada hasta la altura del pecho, dejando un poco visible su cicatriz en forma de "x" que tenía en el pecho. Sus ojos en esta ocación si los vendó nuevamente y sobre su cabeza colocó su ya típico sombrero de paja. Había decidido estar de lo más presentable para esa clase, y quien lo conocía al menos un poco, sabía que ese no era un hábito normal en Allen, estaba decidido a tomarse en serio esa asignatura y buscar ser el mejor incluso.



    Navi le guió en su camino como GPS y su bastón hacía de "tacto" para evitar tropezar o chocar con alguien. A cada minuto que pasaba el sol amenazaba con ocultarse y dar lugar a la noche, por eso Allen estuvo prevenido y llevó un abrigo un tanto pesado, una larga gabardina negra, la misma que usó para ir a la Mansión Malfoy, portandola de la misma manera, abierta y solamente apoyada sobre sus hombros, sin pasar sus brazos a través de las mangas, de manera que con su caminar un tanto apresurado el atuendo ondeaba junto con las mangas de este, dándole un aspecto ligeramente imponente al tener un semblante serio también.



    Finalmente dieron con el salón de clases, pero no duraron mucho tiempo, pues Navi le dijo a Allen que debían usar un traslador, habiendo varios ubicados en los pupitres. Navi se ocultó en el abrigo de Allen y este tomó uno de los objetos encantados, llenándose de adrenalina con la divertida sensación, para el, de viajar en traslador, pero estaba controlándose, al punto que solo dejó escapar una sonrisa desafiante. La temperatura descendió de golpe, en ese lugar el clima era "malo" y más por la llegada del atardecer, Navi salió del abrigo y se sentó sobre el hombro del joven.



    Llegamos... Este lugar es el Valle de Godric, si no me equivoco.— Informó Navi, al tiempo Allen comenzó a caminar, dandose cuenta que el terreno estaba un tanto resbaladizo, por ello sus pasos eran un poco más lentos y cuidadosos.



    No conozco este lugar Navi, así que de nada sirve que me digas donde estamos, así que solo dime a donde ir, ¿si?— Dijo con aquella sonrisa que albergaba toda su emoción.



    Debemos ir al frente, hasta las afueras de este lugar.— Aclaró Navi, abrazándose a si misma.



    Y así fue, aunque demoró un poco más que los otros, pudo dar con el lugar, ahora las corrientes de aire eran más notorias, pues no había alguna edificación que destruyera las rafagas de viento, y para empeorar un poco la situación del ciego el terreno pasaba a ser irregular, de modo que su movilidad se veía terriblemente entorpecida. Cuando llegó, pasaron unos pocos minutos antes de que los profesores se presentaran, primero fue Aimé, reconoció su voz y recordó su breve encuentro con ella y las chicas, estaba con una directora, así que menos podía comportarse como le diera la gana. El segundo, llamó más su atención, una voz con volumen moderado, pero con una firmeza que imponía orden y respeto, una voz que con esas simples palabras y su tono demostraban experiencia, Allen debía aprender lo más que pudiera de sus mentores.



    Pero este, tenía un método de enseñanza nada suave, pues de inmediato al pronunciar Morphos y dar una orden de ataque el rugido de varias bestias provenía de muchas direcciones, pero todas de frente, de manera que no había nadie que les atacara por la espalda. Sus compañeras comenzaron con la ofensiva, pero realmente se enojó bastante al escucharlas, especialmente con Sira y un poco con Aura.



    Menos mal que son Morphos nada más, que si fueran reales ellas serían las que terminarían en el piso así.— Murmuró furioso para Navi, la cual se asustó un poco con esas palabras. Allen era alguien que protegía la vida sobre todas las cosas, especialmente la de los animales, y al escuchar a Sira ordenarle a uno que hacer con su hechizo, sin respeto alguno, y atacar a otro con aquel hechizo, consiguió que le hirviera la sangre al joven, que contenía sus ganas de atacarla. Aura hizo lo mismo, pero como ella había sido muy amable con el en la clase anterior minorizaba el enojo, además algo le impedía enojarse con ella.



    Una.— Dijo Navi con claridad, un rugido que venía del frente y un poco a la derecha de Allen se escuchó junto con las pisadas del animal acercandose. El joven tomó su varita que llevaba guardada en el abrigo y apuntó en esa dirección.



    Impedimenta.— Dijo con claridad, apuntando en la dirección dada por Navi. Un rayo salió disparado de la varita de Allen, impactando contra el oso, que rugió con fuerza y redujo su velocidad, este movía su cabeza de un lado a otro como si estuviera aturdido, pero era un efecto que no iba a durar mucho.


    Discúlpame amigo... Desmaius.— Dijo con claridad. Un nuevo rayó salió disparado, impactando nuevamente en la criatura, que dejó escapar un debil rugido para caer inconsciente al suelo. El joven se mantuvo alerta, aun había muchos más que detener, pero también habían más compañeros que no habían actuado todavía.

  12. [justify]¡Hey, Allen!, ¡Levántate ya cabeza de chorlito!— Exclamaba Navi, la pequeña hada que Cye le había encomendado a Allen para que fuera como sus ojos, aunque muchas veces hacía las funciones de una madre al tener que regañarle, corregirlo pero también advertirle y protegerle. La mañana recién había comenzado, pero ya era un nuevo día de clases y al parecer a el se le había olvidado pues seguía plácidamente dormido, abrazando su peluche, que según el era una gallina, pero era un pinguino. ¡Alleeeeen!— Volvió a gritar ella, pero sin éxito alguno, siempre mover al joven le resultaba un problema.

     

    Navi suspiró, no le quedaba de otra más que despertarlo de mala manera. Tal y como hizo aquel día en la biblioteca con Cye y el, le lanzó uno poco de polvo mágico que lo hizo levitar en el aire, lo movió unos pocos centímetros para finalmente dejarlo caer a un lado de su cama. Dio resultado y el joven se despertó sobresaltado y un poco adolorido.

     

    Ñam... Creo que me he caido de la cama... ¿Qué hora será?— Preguntó para si mismo, sentándose en el suelo frotándose los ojos, que nunca había abierto nuevamente desde el ataque pues ya no funcionaban y su pupila había pasado a ser de color blanca completamente. Dejó escapar un largo bostezo y se estiró para tratar de despertar un poco más su cuerpo.

     

    Ya es hora de que te vallas a clase, y se esta haciendo tarde.— Respondió Navi, manteniéndose en un solo punto en el aire, con un suave movimiento de sus alas, la luz del sol que apenas se colaba en su habitación hacía que el brillo azul de la hada  fuera más radiante y hermoso, aunque esto no lo podía notar Allen.

     

    Vale, entonces me arreglo y nos vamos.— Respondió con una sonrisa de oreja a oreja, poniéndose de pie en un salto. Con ayuda visual de Navi eligió el conjunto de ropa que usaría para la clase. Dado que el clima ya estaba mejorando con los días estaba decidido a usar la ropa que más le gustaba para poder correr libremente y estar fresco, por ello eligió una camisa azul marino muy ligera, que llevaba sin abotonar, pero para cubrir su torso, por debajo utilizó una playera un poco más ligera de color blanco, sus pantalones eran cortos, rojos y ligeramente holgados, llegando a cubrir apenas sus rodillas en donde tenía un terminado de "peluche" y calzaba un par de sandalias café claro. Su cabeza estaba adornada por unos "visores" de correa naranja que si podían verse gracias a que su sombrero de paja lo acomodó más  inclinado de lo normal. Por primera vez no iba a utilizar la venda en sus ojos, pues gracias a las curaciones de Jessie ya no llevaba la cicatriz tan grande, ya solo tenía una pequeña por debajo del ojo izquierdo. Solo llevaba los ojos cerrados todo el tiempo.

     

    Una vez listo, tomó su delgado bastón blanco con el que guiaba sus pasos y Navi voló para sentarse sobre su hombro, dándole indicaciones para que no se perdiera ni se tropezara. "Ten cuidado"... "Aquí empiezan escaleras"... "Da vuelta a tu derecha... La otra derecha, tonto." fueron algunas de las instrucciones que la hada tenía que darle al joven, pues el camino no lo había recorrido anteriormente al aula citada, pero Navi si lo sabía. Después de andar un rato de aquí para allá, dio con el salón de clases. La puerta estaba cerrada y la golpeó un par de veces, pero no obtuvo respuesta, así que giró la perilla para abrirla el mismo haciendo un chirrido por lo viejas que parecían ser las bisagras de esta.

     

    ¿Hola?— Preguntó con una amplia sonrisa, pero no obtuvo respuesta. Allen comenzó a adentrarse, moviendo su bastón primero a la izquierda, pero muy cerca de su derecha había una butaca que no percibió y se golpeó el dedo pequeño del pie, que parecía ser para lo único que servía este.

     

    ¡¡Yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!, ¡Duele, duele, duele!, ¡Joder! ¿¡Quien puso eso ahí?! ¡ay, ay, ay, ay, ay!— Exclamaba al mismo tiempo que daba saltos sobre su pie que no resultó lastimado. Navi decidió ocultarse bajo el sombrero del chico pues quería morirse de risa pero sin que nadie más la viera. En uno de los brincos, por detrás de el había otra butaca con la que tropezó cayendo de espaldas y volteando el mueble, mientras caía en el aire, tocó un objeto que al parecer estaba ahí solo para sentir como era "jalado" con bastante fuerza, la sensación era como la de la mejor montaña rusa del mundo lo que le hizo olvidar el dolor, para ahora gritar de emoción. ¡Yahoooo!

     

    Pero el viaje duró escasos segundos, pues su caída de espaldas contra el suelo fue efectiva sin saber exactamente que había pasado, pues podía escuchar ahora mucha gente, sentirse en un lugar abierto y en un suelo diferente al del salón. —¿Pero que narices ha pasado?— Preguntó rascándose la nuca, con un evidente gesto de confusión.

     

    No se donde estemos, Allen, pero hemos sido transportados por un traslador, es un objeto mágico de dos direcciones, lleva a un lugar de ida y puede regresarte al lugar de origen... Aquí no puedo ayudarte mucho, pues hay muchas presencias muggles, no deben verme.— Contestó Navi, que había viajado también al esconderse en el sombrero.

     

    Ya veo... Que alegría estar entre la gente normal de nuevo, ya necesitaba un respiro de ese mundo mágico.— Respondió, poniéndose de pie y sacudiéndose un poco la ropa, tomó su bastón y trató de averiguar que hacer, pero la respuesta la dio sus mismos compañeros que estaban que se dirigían a algún lugar. Gracias a que las profesoras solo hicieron gestos el invidente tuvo que adivinar por su propia cuenta y seguir como oveja a los demás.

     

    Las presentaciones empezaron y esta vez Allen si puso atención, la primera profesora se llamaba Elodia y había dicho que estaban en Venecia. "¡¿Estoy en Venecia y no puedo ver nada?!... ¡Joder, que mala pata!" pensó en silencio, agachando la cabeza un poco deprimido, aunque le veía el lado positivo, con algo de suerte podría comer algo rico ahí, Italia era una de las capitales culinarias del mundo, ¿no?. Después vino la presentación de la profesora Anne, que no parecía tener ninguna emoción por estar ahí, el joven solo esperaba no tener que lidiar con una "Rías Segunda", pues no le había caído muy bien que digamos. Con su instrucción, Sira hizo una breve introducción, y como nadie más habló ahora era turno del joven.

     

    Bueno, mi nombre es Allen Abbadonia y tengo veinte años.— Comenzó, era la primera vez que decía su apellido, pues a nadie se lo había dicho desde su llegada a la Academia. Vengo de España... Bueno, realmente vengo de estar cómodamente dormido hasta hace rato. Y lo que espero encontrar...— Ahí el empezó a dudar un poco, llevando su mano libre a su mentón para reflexionar, pero su estomago respondió por el al gruñir de manera exagerada, haciendo que el mismo riera. Pues si encontramos algo rico para desayunar, estaría muy satisfecho, ho ho.— Terminó de decir con mucha energía.[/justify]

     

    OFF:

     

    Bueno, ya todo Generales 104 nos conocemos, pero repito para quienes no tenga el gusto de haber visto antes, detrás de Allen se encuentra Charly, osease yo mero, soy de Guadalajara, México, la tierra del Tequila, el Mariachi y la mejor comida *¬*. Tengo 20 años al igual que el personaje y soy Tecnólogo en Construcción, aunque solo ejercí poco más de un año y ya no me gustó así que me he inclinado a aprender Cocteleria y trabajo esporadicamente en el estadio de las Chivas de Guadalajara haciendo micheladas. Soy aspirante a entrar a la carrera de Contabilidad, que esperemos que si quede.

     

    De hobbies, a diferencia de todos, lo que me hace inculto lo se, no me gusta leer libros o leo muy rara vez, solo me gusta leer rol y ya, ha ha ha, me gusta salir a beber con mis camaradas hasta que el cuerpo aguante, boxear de vez en cuando con ellos y hacer mil y un locuras, como ir al autoservice de McDonalds o franquicias así con carritos de supermercado, o hacer como que desaparecemos en el auto (hay un truco xD) o cosas así. Nos pusimos un reto de correr un maratón en marzo, así que si no vuelvo, es que me dio un paro cardiaco, que no soy nada deportivo que digamos. Y ya de menores soy músico (flauta transversal), cocinero, mini-paramedico, campista (fuí scout, ¡Siempre Listos!), técnico de computadoras, bartender, y ceniciento (?) que me ponen a hacer deberes en casa u-u ... Ah, y mugglemente soy muy muy malhablado, adopté muy malos hábitos y ahora decir groserías es parte de mi habla normal, gracias al cielo no de mi escritura. 

     

    Allen, pues Allen es un pj "inocente" en esto de la magia, ha vivido pocas cosas pero malas experiencias con la orden del fénix, así que por eso es aspirante mortífago aunque nunca en su vida tendrá intenciones de matar, realmente será un fracaso como mortífago. Su personalidad esta más o menos basada en el personaje de Luffy de la serie One Piece, así que muy rara vez estará serio o tranquilo. Y bueno, como quizás no fuí claro con su vestimenta, dejo en el link su aspecto actual en una imagen. Ah, y lo de siempre, es ciego así que nada de "Allen me mira" o así, es ciego completamente e_e.

     

    https://encrypted-tbn2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcRCELALxlB11sxZimot4YQvneStQRTDdQvY8FR8UUEr2PsmBIzt

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  13. Los duendes habían traido una bandeja para las chicas y otra para los chicos, en este caso solo era Allen, que al ver como arrazaba ayer con casi todo le habían traido una porción exclusivamente para el. Escuchó las explicaciones y saludos de sus compañeras mientras se comía bollitos completos y los pasaba con tragos de leche. Las dos discutían de manera graciosa, haciendo que el pelinegro tuviera una sonrisa en el rostro en todo momento mientras seguía devorando lo que podría ser su desayuno o un simple aperitivo, dependía mucho de su humor.

     

    —Estas dos me recuerdan a mis hermanos...Murmuró para si mismo, pues así era más o menos su amistad con los cuatro que consideraba sus "nakamas" incluso, todo era burlas y llevar la contraria al otro, pero siempre se podía contar con ellos para lo que fuera. El recordar eso le puso nostalgico, al punto de dejar de comer y limitarse solo a seguir escuchando. Extrañaba mucho a sus camaradas, las bromas, los juegos y las acampadas, además no consideraba a nadie de ese mundo como su amigo aun, nadie se había ganado a ese punto su confianza, y para empeorar el asunto nadie le acompañaría a sus aventuras, todos eran de seguir normas o "no ensuciarse", y con ello Allen solo conseguía sentirse de verdad solo. De hecho había caido en la cuenta de que había socializado solo con mujeres, ¿qué acaso no había varones?... El quería poder platicar de soccer, automoviles, aventuras y mujeres con alguien, poder embriagarse con algún amigo y hacer el tonto por todos lados, pero aquello parecía no poder ser real, pues los pocos que conoció, como Titanovic, Dark y Aster le parecía que eran muy "amargados" y que quizás no le seguirían el rollo.

     

    Sin embargo, cuando Sira dijo que debía recoger el regalo de Aster, se quedó helado por unos segundos. ¡May!, ya eran pareja y nisiquiera se había puesto a pensar en que regalarle de San Valentin.

     

    —¡¡¡Aaaaaaaaah!!!, ¡¡Rayos, rayos, rayos!!Comenzó a gritar, había alcanzado el peluche que Sira le regalo y lo agitaba bruscamente mientras corría de un lado a otro, gracias al cielo no había nada y no se tropezaba. —¡¿Qué voy a hacer, qué voy a hacer?!Gritaba desesperado, pero cayó en cuenta de lo mismo que lo deprimió, estaba en un lugar solo con mujeres, podría sacar partido de eso.

     

    —¡Oigan, oigan!Exclamó quedandose quieto por fin, con el peluche en su mano derecha. —Ustedes que son mujeres y se entienden entre todas con sus extraños poderes mentales.Dijo apresurado, sin medir sus palabras ni posibles consecuencias. —¿¡Qué podría regalarle a mi novia?!Preguntó. No se podía saber que era más increible, si el hecho de que alguien como el buscara ser detallista, o más aun, que alguien como el tuviera novia.

     

    —Voy a ser un hazmereir para ella.Agregó, poniendose de cuclillas deprimido y pintando circulitos con el indice de su mano libre. —Ella es millonaria y yo un simple Gusanillo.Expresó.

  14. —Descuida, me hago a la idea más o menos.Continuó la broma de la Malfoy con la misma sonrisa, a pesar de que ella se había extendido demasiado en el silencio, ¿acaso se había sorprendido tanto que quedó muda por unos momentos?, solo ella sabía la respuesta. Allen no pudo contener su alegría del "si" y terminó con la distancia que los separaba para unir sus labios con los de ella, en el beso más duradero que habían tenido desde que comenzaron con aquello. El joven tuvo que apoyarse con ambas manos, una en el sofa, rozando el costado de May con la muñeca y la otra en el respaldo del mueble, pues aunque se "abalanzó" de manera más o menos civilizada no quería que la escena se fuera a mayores, no en ese lugar al menos.

     

    —¿Sabes que me has hecho la persona más feliz del mundo?Le preguntó, aunque era más una afirmación. El pelinegro hizo un poco de fuerza y se apartó, pero se quedó justo al lado de ella, buscando una de sus manos para sujetarla. —Tratare de comportarme un poco mejor de ahora en adelante, no quiero que te vean mal por mi culpa.Agregó con una sonrisa que ahora era un poco nervioso, incluso se rascó la nuca con su mano libre, sabiendo que constantemente metía la pata.

     

    —Y bueno... Este es el extraño momento en que todo salió tan bien que uno no sabe que hacer.Comentó para dejar escapar una nueva risa. Jane ya había traido lo solicitado por May y Navi ni corta ni perezosa se lanzó sobre una de ellas, dandole pequeños bocados. La risa del chico fue corta, pues la apagó con un nuevo beso a su novia, este fue rápido, pues después se acercó a su oido para susurrarle.

     

    —Te quiero.

  15. Allen soltó una gran carcajada al escuchar como Cye contestaba que lo unico viejo era su sombrero. Sin embargo, el escuchar a algunos decir que había un obstaculo a unos diez segundos lo emocionó aun más, de manera que ahora se impulsaba con mucha más fuerza con la pierna, tomando una ligera ventaja a Cye con esto, para darse animo empezó a gritar.

     

    —¡¡Ora, ora, ora, roaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!Rugió con bastante fuerza. —¡¡En 3... 2... 1...!!Gritó al unísono con los demás, ya con ese impulso bastaría, así que subió sus dos pies al carrito y se encogió un poco para no crear resistencia con el viento. El primer obstaculo habían sido un par de sillas acomodadas en el pasillo, Allen las impactó sin más hapartandolas a los lados, pero empezó a perder dirección e iba "serpenteando" en el pasillo.

     

    —¡Mei-dei, mei-dei! ¡Perdemos dirección!Exclamó como si fuera piloto de una aeronave, no se atrevía a bajar los pies por lo rápido que iba. —¡Solicito permiso para...!Pero no terminó la frase, pues su carrito chochó contra uno de los libreros y se volteó, lanzando a Allen por los aires, pero afortunadamente tuvo una caida suave, rodó unas tres vueltas y se incorporó. —¡Equipo de pits!, ¡Vamos, vamos, vamos!Gritó apresurado. Un par de los espectadores le ayudaron a ponerse de pie y a reacomodar su carrito en la pista, todo en el tiempo record de siete segundos.

     

    —¡Aquí voy!Gritó, sin saber si aun seguía adelantado a Cye o si ella ya llevaba la ventaja pues no vio la suerte con la que ella corrió.

  16. Al pedir, escuchó como algunos papeles se movían en el aire, seguro la profesora Cye los había encantado para que se acomodaran pero de pronto algunas cintas le pegaron en la cara. Su rostro mostró una mueca de confusión, ¿le había salido mal el encantamiento a la profesora?, no, aquello era imposible, ella debía tener experiencia en eso, así que lo más seguro era que alguien se lo había arruinado y ese alguien debía ser la señora amargada de hace rato.

     

    Después la profesora dijo que el joven no podría ganarle ni en un millón de años y le acepto el reto, diciendole que no la tratara de profesora, si no como una amiga más y así le tomó una mano, llevandolo al piso superior donde dió aviso de la carrera y un silencioso alboroto se hizo presente en el que se escuchaban mesas moviendose, pasos que iban y venían, libros siendo apilados y demás sonidos que parecían hacerse con sumo cuidado. Cye guió las manos de Allen a uno de los carritos y le hizo una nueva pregunta, pero también escucho una voz que le decía que se vendara los ojos.

     

    —Ahora que esta igual que yo, no podrá ganarme.Respondió con una amplia sonrisa, a pesar de estar haciendo buenas migas con ella, se le complicaba hablarle de "tu" en lugar de "usted". —Será como una tortuga comparada conmigo.Advirtió y le sacó la lengua aunque ya no podían verse ninguno.

     

    Finalmente el "en sus marcas... Listos... Fuera." fue pronunciado con un banderazo, Allen corrió tres grandes pasos, para después subir su pie izquierdo al carrito y seguir impulsandose con el derecho adquiriendo más y más velocidad, avanzando a través del pasillo angosto por los estantes tan rápido como le era posible, pues escuchaba en el pasillo contiguo las llantas del carrito de Cye el cual tenía casi a la misma altura, iban empatados practicamente.

     

    —¡Parece que la edad no ha hecho muchos estragos en usted, ha ha ha ha!Exclamó, ya iban a mitad de la carrera.

  17. Al escuchar que el procedimiento no era tardado el joven sonrió emocionado, si había algo a lo que le tenía panico era a estar sometido a un procedimiento médico por un tiempo prolongado y más aun si este tenía que ver con agujas las cuales eran su peor pesadilla. Después sintió como le tomaba de las manos con cuidado, la piel de la hechicera era realmente suave y tibia, quien quiera que fuera su pareja era alguien afortunado, pues incluso desprendía una energía que Allen podía llegar a percibir, una vibra positiva y pacifica que solo había logrado percibir con su profesora, Cye.

     

    Escuchó atento la breve historia que le contó, sobre el ataque de unos seres enmascarados de plata. Dado que Allen no vio si los atacantes de May estaban enmascarados o no, pensó que se trataba de una fechoria de la Orden del Fénix también, y el solo imaginar que habían atacado a una persona tan buena como lo era Jessie hacía que se molestara nuevamente, pero esta vez consiguió controlarse un poco, pues su enojo lo manifestó apretando con fuerza su mandibula. ¿Por qué era tan inseguro ese mundo?, en eso parecía haber cierto parecido con los "muggles", los criminales sueltos por todas partes sin que nadie pudiera hacer nada contra ellos. Jessie le dió un apretoncito en las manos y le soltó que el joven interpretó como un "tranquilizate", y en respuesta suspiro, respirando profundamente para recuperar la calma perdida, pues era demasiado volatil.

     

    Las siguientes palabras de Jessie le hicieron recobrar el temperamento normal y le provocaron ilusión, el poder aprender sobre el arte del duelo sonaba bien, y con la condición de estar curado para esto, Jessie terminó de convencerlo a curarse, para cuando le hizo la pregunta Allen se puso de pie en un salto.

     

    —¡Vamos a San Mango cuanto antes!Exclamó con alegría.

     

    Sophie intervino después, contando una historia también pero el chico no entendió bien lo de "uno u otro grupo", ¿había otra organización además de la Orden del Fénix que operaba de la misma manera?. No sabía como identificar a uno de otro, pero ahora sabía que unos se ocultaban con mascaras plateadas y otros con luz. Si ambos grupos eran enemigos, podría ser que el ataque de May no fuera mera casualidad si ella pertenecía al contrario, pero ninguno era "legal" al parecer. Por un momento, la idea de intentar desbaratar a los dos grupos invadió su mente, pero para ello necesitaría un plan, pero de momento nada podía hacer, ya pensaría en algo cuando aprendiera a usar la magia.

     

    Por andar divagando no se dió cuenta que había más movimiento, hasta que escuchó la voz de Anna preguntandole a Sophie si le ayudaba, ¿ayudarle a que?, el pobre no se enteraba de nada y no se imaginaba que ya había bastante decoración a su alrededor. Se encogió de hombros para si mismo y giró su rostro para hablar más o menos en dirección a donde estaba Anna.

     

    —¿Ayudarle a que, Anna?Preguntó.

  18. El silencio de May fue aun más prolongado que el de Allen a la misma pregunta, sin embargo, no se inquietó en ningún momento, el mantuvo la calma y no dijo ni una sola palabra. Sintió el contacto de las manos de ella sobre una de las suyas, fue entonces cuando se armó de valor y contestó a la pregunta que realizó anteriormente ella misma. La escuchó con el mismo silencio y con una expresión neutral, prestando especial atención a cada una de sus palabras, donde demostraba los pros y los contras de su persona, algo muy honesto de su parte que el joven apreció en gran medida.

     

    Cuando May terminó, Allen se puso a recapitular varias cosas de lo que habia pasado en los ultimos días en torno a ellos dos y lo que tuviera que relacionarse con ellos, como la ayuda que Sophie le brindaría para hacer frente a la Orden del Fénix, las curaciones que Jessie le aplicaría para recuperar la vista, y demás cosas. Sin embargo, también pensaba en los contras, como la diferencia social que existía entre los dos que podía ser algo que impidiera que ellos dos estuvieran juntos, o los secretos que la Malfoy se guardaba, que al parecer eran muchos, incluso su comentario de ser "Juguetona" hizo pensar al joven que irremediablemente algún día ella se aburriría de el y lo deshecharía cuando no tuviera significado, el pensar eso provocó que hiciera un gesto triste.

     

    —May.Murmuró agachando un poco la cabeza, sin haber separado su mano de las ajenas, había demasiadas cosas e contra de aquella relación y tal vez lo más fácil para ambos sería tomar caminos separados y volver a ser amigos unicamente. —Con todo lo que has dicho... Solo me queda por decir una cosa.Agregó con el mismo volumen bajo, apretó un poco una de las manos de la chica, pero sin llegar a hacer mucha presión. Las imagenes mentales, buenas y malas iban y venían por montones impidiendo que el pudiera aclarar bien sus ideas. Dejó escapar un suspiro pesado, la desición estaba tomada y esperaba que las cosas salieran bien.

     

    —May... Al parecer las cosas entre ambos pueden llegar a ser complicadas, y puede que no seamos iguales... Así que... ¿Te gustaría ser mi novia?Preguntó finalmente, con lo cual no pudo evitar sonreir, ahora todo dependía de ella.

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  19. Las palabras, el tono y actitud de Jessie hacían que el pelinegro poco a poco se sintiera más en confianza con su segunda mentora que demostraba preocuparse por su estado aun cuando no se conocían de nada. El sueño se fue espantando para dar lugar de nuevo a la energía que Allen estaba acostumbrado. Escuchó como ella hojeaba un libro y después lo dejaba para acercarse a el, le hizo un mimo y aseguró que podía quedarse sin vista aun pero siendo curado completamente, la idea lo emocionó y provocó que sonriera ampliamente. Jessie lo tomó de las manos para darle palabras de animo sobre lo que es ser nuevo y convencerlo a que se atendiera.

     

    —Bueno, en tal caso esta bien, me atendere esto como usted diga, señorita Jessie. ¿Cuando tendrá tiempo usted?Preguntó curioso al no saber si ella disponía del tiempo en ese instante o tendrían que planearlo para otra fecha. —Gente buena como usted hace falta en este lugar... Pfff, lo unico que había podido ver nada más llegar era caos, gente que solo se interesa en si misma y ataques entre todos.Agregó el pelinegro, aun sonriendo.

     

    —Con su ayuda, y la ayuda de la Señorita Sophie, espero poder convertirme en Auror y ayudar a terminar con aquello que interfiera con la paz de las personas, como los que me dejaron ciego, o los que se llevaron a May. Al decir eso ultimo su sonrisa se borró. —Detesto ser tan inútil... No pude hacer nada para salvarla de ellos...Murmuró con algo de tristeza. Allen no era alguien ambicioso de poder para si mismo, demostraba que el lo unico que quería era proteger a los suyos a cualquier costo.

  20. El pelinegro prestó completa atención a su mentora a medida que iba enrrollando nuevamente la venda en su cabeza, no le gustaba en lo más minimo llevar los ojos descubiertos, en primer lugar por lo incomodo que se sentía mostrando esa cicatriz y en segundo porque le ardía un poco el aire directo. Estaba empezando a darle la seriedad necesaria al asunto al escucharle decir que sus heridas si eran graves y que debían ser atendidas lo antes posible, cosa que no le agradaba en lo más minimo al pelinegro pues no estaba en su planes recuperar su vista a corto plazo.

     

    —Tengo que ser sincero... No conozco ni un solo hechizo, he vivido practicamente toda mi vida en el mundo muggle y no estoy acostumbrado a esto de la magia... De hecho no me gusta mucho este mundo, prefiero mil veces más el muggle, como ustedes le llaman.Expresó. —Bueno... Si me atendere esta herida, pero como dije, no quiero recuperar la vista aun, ¿no hay manera de extender la ceguera siin que llegue a ser perjudicial?.Preguntó, poniendose su sombrero de paja una vez que terminó su vendaje.

  21. Desde su ultimo balbuceo Allen entró en una especie de modo automatico, pues no reaccionaba con nada, no dijo nada al saludo de Anna ni a las recomendaciones de Jessie que se notaba más preocupada por nadie por sus heridas, era como si se hubiera quedado dormido y era más o menos así, pues estaba lo suficientemente cansado como para no reaccionar adecuadamente. Después sacudió un poco su cabeza ya solo quedaban el y Jessie en el lugar, Sira y Anna se habían ido a sus habitaciones y Sophie a su oficina.

     

    —Lo siento... Estoy algo cansado y aburrido pero aun así no sabía la gravedad de mis heridas... ¿enserio son tan malas?, venga, no me siento tan mal realmente...Murmuro confundido. Aprovechando que no había nadie se quitó sus tenis y se acostó apoderandose completamente del sillón en el que estaba.

  22. Apenas cuando May pidió las fresas para ella y para Navi captó el porque ella había apartado sus piernas e incluso ella misma un poco, tal vez la lengua se le fue un poco con sus comentarios, pues por más que la Malfoy se esforzaba por ocultar su molestia no lo conseguía al cien por ciento, aun así Allen guardó silencio y mantuvo su sonrisa como si no tuviera ni la menor idea todavía de lo que había pasado, esperando por el momento más indicado.

     

    Y como premonición, el momento llegó, cuando ella se acomodó sobre su hombro, el solo se limitó a rodearla a la altura de los hombros con su brazo en un gesto cariñoso, el silencio era un poco inquietante, pero finalmente May rompió con el silencio con una pregunta sencilla y a la vez complicada. "¿Qué somos?". Hasta el momento su relación era "abierta" si se le podía decir de algún modo, pues a pesar de existir sentimientos mutuos y puros no habían formalizado nada aun, con lo que no se debían fidelidad, o eso podría pensarse, pero aquella idea nunca atravesó la mente de aquel pelinegro.

     

    —¿Qué somos?Repitió la pregunta después de unos segundos de silencio que parecieron eternos, pues Allen intentaba meditar sus palabras con el mayor cuidado que su torpe mente le podía permitir. —Eso es algo que yo solo no puedo responder, deberías saberlo bien...Contestó tranquilo.

     

    —Hay muchas cosas, me imagino, que no conozco de tí, May. Cosas que puede que no sepa nunca o me entere el día de mañana, eso no lo se y tampoco me interesa ser un entrometido, si me las quieres compartir, puedes contar conmigo para escucharte, apoyarte y no revelar esas palabras. En caso de que no, tus motivos tendrás... Por ejemplo, el ataque de la "Orden del Fénix", ahora se que no fue coincidencia... Una amiga reciente de la Academia, fue agredida de pequeña por ellos y por un simple motivo... "Descendencia Mortífaga"... La familia Malfoy esta vinculada a las artes oscuras, lo se de fuentes confiables, así que si uno de tus secretos es que eres "Mortífaga"... Bueno, ya no lo es para mí.Afirmó. Era impresionante como alguien tan tonto e infantil a simple vista podía llegar a ser tan analitico al punto de encajar las piezas de un rompecabezas que parecía imposible de resolver para alguien con poco conocimiento, sin embargo el destino jugo a su favor. Por una parte, gracias a los mismos agresores que revelaron su "postura" y lo otro era todo gracias a Mía, aquella chica de la familia Loveless que le ayudó a decifrar lo que era la contraparte a esa "postura" que en este caso eran los mortífagos. Finalmente la cereza que adornó el pastel fue Navi y su "inexplicable" miedo por el simple hecho de ir a la Mansión Malfoy por su reputación tan siniestra. El joven supo entrelazar todo eso y realizar su deducción,

     

    —Eso lo averigué hace poco, uno o dos días como mucho... Admitió. —... Y a pesar de eso, aquí estoy, sentado junto a tí en tu casa donde por saber esto ahora mismo podrías terminar con mi vida y la de Navi para que nadie se entere.Continuó diciendo con una leve sonrisa que reflejaba toda la seguridad que había en sus palabras, mientras que Navi estaba en completo shock. —No se que tanto signifique esto para tí, pero lo que trato de demostrarte es que a pesar de cualquier cosa que pase, sin importar el linaje que poseas ni la ideología que persigas... Yo aquí voy a estar, si tu me lo permites, porque no hay ninguna mujer sobre la faz de la Tierra que pueda ocupar ese lugar que tienes en mi vida... Y así el mundo vaya en contra de los dos y deba convertirme en "malvado", yo a tu lado quiero estar, tanto en las buenas, como en las malas... Porque te quiero May, de verdad te quiero.Finalizó, apartando con su mano libre el flquillo que caía sobre la frente de la chica, para dejar ahí un suave y fugaz beso, después del cual se apartó nuevamente dejando la distancia original.

     

    —Como te dije, no puedo decirte "que somos" pero si "quien eres" para mí... Ahora solo resta saber, ¿que soy yo para tí?

  23. May intentaba iniciar una conversación con Navi, cosa que conmovió a Allen y lo dejo un poco más tranquilo al ver que nada malo le pasaría a la criaturita. En cierto momento el estomago de May rugió e incluso el alcanzó a escucharla, cubrió su boca con su mano y no pudo evitar reir entre dientes, hasta ella era un ser vivo y tenía que alimentarse. Pronto tuvo su café en sus manos y se dedicó unicamente a soplarlo para evitar quemarse, sin embargo al sentir la caricia de May en su mejilla bajó un poco la taza y sonrió dandole toda su atención, meditó unos instantes que responder y después se atrevió a hablar.

     

    —... No mucho realmente, la Academia es en verdad aburrida y extraña... Me dormí en la clase de "Generales" y no he aprendido nada, y aun así de nota tengo "Extraordinario", seguro le caí bien a la profesora, que se yo.Respondió encogiendose de hombros.

     

    —Para colmo de mis malas, me han ubicado en una casa donde solo hay mujeres, desde las Jefas de la casa hasta mis compañeras, los días ahí son un infierno, me aburro demasiado y no hay muchos varones en la escuela al parecer... Salvo uno que otro, pero todo mundo amargado.Expresó con autentica molestia. Cualquier otro hombre de su edad estaría maravillado con la situación de vivir rodeado de mujeres todo el tiempo, pero no para Allen, en primer lugar sus días de joven pillo terminaron hace bastante, en segundo estaba ciego, por lo tanto cualquier plan de "espiar" sería imposible para el, y en tercer lugar, el era más de divertirse con varones, pues las actividades que a el le gustan no suelen ser el mayor agrado de las chicas, como sus acampadas salvajes donde se iba armado solo con un cuchillo, cerillos, algo de agua y poca comida.

     

    —Lo mejor que ha pasado fue que me encontré con mi madrina a la que le digo "Tía Pato". ¡La adoro!, es tan graciosa desde que yo era pequeño, pero con la diferencia que ella es más vieja y fea, no tiene la juventud como yo, aunque diga lo contrario, ha ha ha, y lo mejor es que se quedara a vivir ya, pues siempre se la pasaba de un lado a otro.Reclamó, y por primera vez podía entender lo que otras personas podían sentir al no localizarlo por la alocada vida que llevaba gracias a las ideas que se generaban en su cabeza.

     

    En ese momento dió un sorbo a su taza de café, sentía como si volviera a la vida con ese cálido y amargo sabor que revitalizaba su frio cuerpo. Navi finalmente se armó de valor y salió completamente del bolsillo del abrigo, voló un poco hasta quedarse sentada sobre el hombro del joven.

     

    —Muchas gracias, señorita May, pero yo no...Navi trató de decir "yo no tengo hambre", pero al igual que a la Banshee, el rugido generado por el interior de su cuerpo la delató. Tanto su voz como aquel incomodo sonido, en ella sonaba varias octavas arriba que la de un humano promedio, haciendo que se escuchara un poco graciosa, pero lo suficiente como para conseguir que Allen soltará una pequeña carcajada.

     

    —Ella suele comer fruta, las fresas son sus preferidas.Contestó por ella el pelinegro, dado que la criaturita se había tapado el rostro muerta de verguenza, aunque no había comido absolutamente nada desde el desayuno.

  24. El estar así en ese lugar con May era algo que le agradaba a Allen pero al mismo tiempo hacía que no se sintiera comodo en realidad, la forma en que ella se había sentado y pasaba sus piernas sobre las de el era muy coqueto, y el joven temía que alguien más los interrumpiera y que esta vez no fuera precisamente un elfo, sino alguien de la familia de la chica y en realidad lo ultimo que quería era problemas con esta. Aun así no hizo nada por apartarla ni por pedir un poco más de espacio, solo se limitó a sonreir y seguir hablando.

     

    Lo que pasó después lo dejó maravilllado y sorprendido, pues sintió como fue atraido por medio de su corbata hacía ella para culminar en un beso más ardiente que los anteriores, incluso estaba un poco sorprendido por esa manera de reaccionar de ella, con ello se dió cuenta que aun le faltaba conocerla por el lado de "pareja" que parecía ser un poco diferente al de "amiga". Aclaró que con ese gesto demostraba lo que pensaba y Allen sonrió abiertamente, devolviendo aquel "piquito" que May le dió después para interrogarle acerca de su cambio de idea.

     

    Apenas iba a contestar, cuando sintió que Navi se movió y al parecer May también lo detectó, ella empezó a tocar el bolsillo del abrigo donde la hada se refugiaba y en respuesta la criaturita se retorcía dentro de su escondite. No estaba que tan seguro sería hacer presentaciones ahí, pero dado que ya se había descubierto todo, no le quedaba de otra. Allen tomó a May de la mano que tenía sobre el abrigo y la apartó con suavidad y una sonrisa segura.

     

    —No deberías hacer eso, que se enoja con mucha facilidad.Afirmó el pelinegro, mientras con su otra mano extendía su abrigo, dejando la vista interior al alcance de la mirada de su acompañante. —Navi, no te pasara nada, no seas maleducada y presentate.Solicitó.

     

    Movimientos lentos, que reflejaban timidez, se veían en el bolsillo, hasta que finalmente se asomó un poco la hada, mostrando primero solo sus ojos plateados y su cabellera ondulada de color azul, junto con aquel brillo caracteristico de ella de unos pocos tonos más claros que el color de su cabello. Se escondió nuevamente al parecer apenada. Tardó unos segundos más en armarse de valor y mostrarse hasta la mitad de su torso, la hada sonreía timidamente y saludaba con la mano, moviendo los dedos de esta pero sin decir nada.

     

    —May, ella es Navi, una hada de una profesora pero me la ha prestado mientras estoy en la Academia, ella es mi guía y hace la función de ojos y a veces de consiencia, ha ha ha.Dijo riendo al final, pues recordaba que en lo poco que llevan juntos la hada le había regañado demasiadas veces en su vida. —Es un poco tímida con la gente nueva, así que no esperes mucha platica de ella por ahora.Agregó convencido y negando con la cabeza un par de veces. Aquello era falso, Navi era demasiado segura de si misma aun con nuevas personas pero estaba aterrorizada por el lugar en el que estaba y el pelinegro no la iba a exponer tampoco.

     

    —Y sobre mi desición... Fue algo así como una "epifanía"... En primer lugar, tuviste la razón desde el principio, es insoportable el poder estar sin verte y eso es algo que quiero hacer tan pronto como pueda.Admitió. —Y en segundo lugar... Para poder evitar que suceda algo como lo que nos separó, no estoy dispuesto a que vuelvas a estar en riesgo estando o no contigo en el momento... Alguien me dijo que para lograrlo en "este mundo", necesitare mis cinco sentidos y no solo cuatro...Aclaró, tratando de ser lo más indirecto posible a la situación, pero dando a entender que iba enserio y que no permitiría a la Orden del Fénix volver a salirse con la suya. —Ahora no es posible... Pero pronto, sere yo quien cuide de tí.Terminó con una sonrisa, para darle un nuevo beso, lento y un poco duradero que disfrutó los pocos o muchos segundos que duró.

     

    —Estando así he aprendido un par de cosas, y hay otras tantas que me falta aprender... Por eso es que decidí recuperarme hasta salir de la Academia, ¿me disculpas por demorar esto?Preguntó con una sonrisa inocente.

  25. El rostro de Allen cambió completamente cuando se enteró que estaba tratando ni más ni menos que con una de las directoras de la Academia. El era buenisimo para meterse en problemas, así que lo mejor sería alejarse para no provocarlos cerca de una autoridad que pudiera darle su salida en automatico, y no precisamente como graduado. Mia se unió a la escena y saludó a todos.

     

    Hola tu.— Respondió de la misma manera, pues había creado un vinculo de camaraderia con Mia mucho más solido que con ninguno otro de sus compañeros de generación ni de casa. El pelinegro ya se sentía incomodo, e incluso fuera de lugar en aquella charla, hablaban sobre libros, y aunque el pudiera ver no era precisamente un fan de estos. Así sin más se puso de pie.

     

    Directora, Sira, Mia. Yo me retiro... Olvidé unos asuntos que tengo pendientes.— Se excusó el pelinegro, lamentablemente no era muy bueno mintiendo y su sonrisa nerviosa lo delató al momento, pero tal vez y su plan funcionaba y podría salir de ahí libre. —Con su permiso.— Agregó, de su bolsillo sacó su bastón retractil, que era en ese momento del tamaño de una varita mágica promedio, lo extendió completamente y lo uso para encaminarse a la puerta mientras silbaba una tonadita.

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