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Mia Zoeh

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Mensajes publicados por Mia Zoeh

  1. Hola profes! Pues bien, ahora traigo otra duda xD Y es sobre el duelo 1 vs 1 de la clase. En mi último post, yo lancé un Sectusempra y un Disparo de flechas (este último no verbal), y mi compañera, que estaba atada por mis cuerdas, en su turno las hizo desaparecer y me silenció, todo antes de que yo lanzara el Sectusempra.

     

    Mi duda es, eso es posible porque ambos hechizos son efectos o aún así me silencia luego de que sale mi sectusempra?Y mis flechas salen igualmente porque su Silencius no afecta mi hechizo no verbal?

     

    Eso es todo, un saludo! ^^

  2. Me senté junto a la chica. Me estaba comenzando a caer bien; parecía algo tímida hasta que comenzabas a hablar con ella. Su expresión de asombro cuando dije mi apellido hizo que mis ojos brillaran, aunque internamente rezaba porque no fuera hija de Alessandra. Lo dudaba; habitualmente el color de cabello de mi madre se repetía una y otra vez en todos sus descendientes, pero por las dudas, evité nombrarla. Si bien me gustaba conocer a mi familia, tener tantos hermanos a veces confundía un poco.

     

    -Yo soy Targaryen por línea sanguínea. Soy hija de Alessandra Gryffindor, aunque fui criada lejos de Ottery.-tragué saliva. No creía que fuera ni el momento ni el lugar apropiado para soltarle mi historia personal.-También soy Hawthorne; Keaton Ravenclaw me adoptó cuando volví a Ottery por una temporada, y le estoy muy agradecida.-seguí.-La verdad, me la paso topándome con familiares sin realmente darme cuenta, así que puede que seamos familia.-concluí, sonriendo.

     

    ¿Estaba hablando mucho o simplemente era mi imaginación?

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  3. La Croft pudo defenderse con facilidad de mi primer ataque, lo que no me extrañó ya que no era difícil escapar de él. Sin embargo, no tuvo tiempo de escaparse de mis cuerdas, las cuales la mantuvieron atada, impidiendo que su siguiente hechizo saliera. Sonreí, pero no con maldad sino por pura satisfacción personal. Sentía que tenía el control por el momento y eso me estaba gustando mucho.

     

    -¡Sectusempra!- un rayo salió de la punta de mi varita, directo hacia Mary, quien no tenía manera de defenderse a menos que pudiese cortar las cuerdas y conjurar un escudo antes de que el rayo impactara. Aún así, no me iba a relajar demasiado. No dudaba para nada de las habilidades de mi compañera, por lo que estaba segura de que aún podía darme batalla.

     

    Sin embargo, no planeaba ponérselo tan fácil, por lo que fijé la vista en los ojos rojos de la Croft y le apunté con mi varita mientras pensaba "¡Disparo de Flechas!". Un puñado de doce flechas salieron de mi varita en dirección a Mary. No podía controlar dónde iban a impactar, pero sabía que en algún lado lo harían. Sonreí de nuevo; los hechizos no-verbales podrían darme una cierta ventaja.

  4. Sonreí ante la actitud jovial de la chica. Era refinada, muy bien educada, pero sobre todo, se la veía alegre y hasta emocionada por aquella velada. ¿Sería una nueva aspirante? ¿O llevaría varios años entre las filas de Fenixianos? Le resté importancia al asunto; aquella noche todos por igual íbamos a pasarla bien. Esperaba que la gente siguiera llegando; cuantos más, más divertido se haría. Se presentó, lo cual me descolocó un poco pero no titubeé al momento de responder.

     

    -Soy Mía Zoeh Targaryen. El placer es mío, señorita Gryffindor.-eso de llamar señorita a alguien que, posiblemenete, fuese de mi edad, no era el uso habitual que le daba al lenguaje, pero no me quejé. La educación ante todo, pensé.

     

    Volteé a ver a los demás. El hombre allí presente parecía también estar esperando a alguien. No sabía si se trataba de una única persona o, en cambio, se refería a más gente. Aquella velada iba a ser disfrutable costase lo que costase. Me acomodé un poco la máscara, sintiéndola un poco floja y notando cómo resbalaba milímetro a milímetro por mi rostro, comenzando a cubrirme los ojos.

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  5. Bueno, uno de los corazones se me resistió :cry: Así que traigo los tres restantes, en vista de que nadie más se ha pasado (son las 4:45 de la mañana en mi país; no puedo explicarles cómo tengo los ojos en este momento xD). Me recorrí todo el EF, hasta la última página, pero no, no hubo caso :_ Así que aquí están:

     

    1. http://www.harrylatino.org/index.php/topic/104792-padrinos/?p=4716610
    2. http://www.harrylatino.org/index.php/topic/87326-fenixs-madhouse/?p=3569625
    3. http://www.harrylatino.org/index.php/topic/105407-entrega-de-premios/?p=4757664
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  6. Ya encontré dos xD Y sé que dijeron que era mejor dejarlos de a uno, pero bueno, las reglas se hicieron para romperse B) No, mentira *se esconde para esquivar los zapes*. La cosa es que he encontrado dos corazones. Me costó bastante, pero aquí dejo los links ^^ Y ya no es spam :3

     

    1. http://www.harrylatino.org/index.php/topic/105818-afeliz-cumpleanos-karielo/?p=4784151
    2. http://www.harrylatino.org/index.php/topic/104530-el-nido/?p=4702370
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  7. Una chica se acercó con paso tímido al principio pero firme al final hacia donde estaba yo con las otras dos personas. No pude ver quién era ya que también llevaba una máscara puesta. Le sonreí cuando se colocó a la par de nosotros tres. Comenzó a hablar, saludándonos, muy calmadamente. Nos deseó un feliz San Valentín, ante lo que ensanché mi sonrisa. Una única persona cruzó por mi mente en ese momento; esa persona con quien no había podido compartir aquella velada pero a quien tenía presente en cada momento del día. La sonrisa del Crowley permanecía imperturbable en mi mente. Aparté su imagen de mi mente; estábamos bastante alejados como para permitirme pensar en él de esa forma.

     

    -Hola.-ddevolví el saludo a la chica que acababa de llegar mientras escuchaba más pasos acercarse en nuestra dirección.-Feliz San Valentín para tí también; es una alegría tenerte aquí con nosotros. ¿Lista para pasarla bien?-pregunté. Parecía yo la anfitriona, ante lo que reí por lo bajo.

     

    La chica cuyos tacones resonaban un minuto antes se colocó junto a la otra recién llegada. No estaba segura de quién era con exactitud, aunque me sonaba conocida. También le sonreí y correspondí a su saludo, a fin de cuentas, era una compañera como cualquier otra. ¿Llegaría alguien más? Estaba ansiosa por comenzar a divertirme.

     

    La noche parisina aún era joven; parecía que la hora no avanzaba. Me tomé un momento para contemplar el escenario frente a mis ojos. Estaba allí, en la ciudad de la luz. La gente en la calle no parecía notarnos, pero yo sí podía verlos a ellos. Parejas felices paseando; matrimonios de años reviviendo viejos tiempos; grupos de amigos recorriendo la ciudad durante la noche... ¿Podía aquello mejorar?

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  8. @ En serio, qué te dan de comer en tu casa? *-* (???) Es PRE-CIO-SO! Muchas muchas gracias, en serio! Me encantó! Mejor de lo que esperaba, lo juro! Ahora toca hacer espacio para usarlo, pero algo se me ocurrirá. De nuevo, te lo agradezco muchísimo! Y nada, que ya me tendrán por aquí en un tiempo más pidiendo alguna otra cosita :rolleyes:

     

    Un saludo! *deja chocos*

  9. Desde comienzos de Febrero sólo se hablaba de San Valentín entre los miembros de la comunidad mágica; y más aún, entre los pertenecientes a las filas de la Orden del Fénix. Yo estaba emocionada por aquella celebración; no porque fuese el mes del amor sino por el sitio a donde se nos había citado para festejar. Un brillante traslador esperaba a ser tocado en los terrenos del cuartel de los fenixianos. Parecía llevar allí toda la vida y sin embargo, no lo había divisado hasta ese momento. Su brillo azulado clásico ahora lucía más en la oscuridad de la noche; una perfecta noche que desentonaba del todo con la estación en la que nos encontrábamos. Las tomentas y el frío de los días anteriores habían dejado paso a una noche perfecta, con un cielo plagado de estrellas como puntos esperando ser unidos por el trazo torpe de un niño y una hermosa luna llena, plateada, que bañaba de luz todo a su alrededor.

     

    Toqué el traslador, dejándome arrastrar. La sensación no era la mejor; sentir que me jalaban del ombligo no me gustaba para nada. Pero era lo que había y además, podía vivir con eso. Todo a mi alrededor giró y cambió de colores hasta que finalmente, mis pies tocaron suelo firme. Me incorporé, abriendo los ojos de nuevo y observé mi entorno. Una hermosa sala rectangular llena de pétalos de rosa y almohadones mullidos me daba la bienvenida. Los elfos, vestidos como pequeños Cupidos, iban de un lado a otro, cargando bandejas o retocando los últimos detalles. Sonreí.

     

    Me llevé las manos al cabello para asegurarme de que todo estaba en su lugar. Había elegido un rodete alto con algunos mechones sueltos que caían a los costados de mi rostro cual marco de una fotografía. Al mismo le había colocado unos detalles con forma de corazón, brillantes, que reflejaban la luz y hacían el tocado mucho más vistoso. Llevaba poco maquillaje, aunque me había concentrado en los ojos. Mis orbes color zafiro se encontraban delineados con una precisión quirúrgica y resaltaban ante el color negro.

     

    Lo que más me gustaba era el vestido. Su parte superior tenía forma de corazón, y luego de ajustarse a mi cintura, caía hasta el piso. Tenía una abertura del lado izquierdo, por la que se podía ver mi pálida y torneada pierna. Su color azul oscuro y su detalle en plateado cruzando el pecho hasta llegar a la cadera me tenían fascinada y consideraba que era un buen vestido para aquella ocasión. Además estaba hecho de gasa, una tela muy fina y con mucho movimiento. Simplemente, me encantaba.

     

    Un par de tacones plateados y un antifaz con detalles en este mismo color completaban el atuendo de la ocasión. La máscara cubría la parte superior de mi rostro. Era de color plateado, y tenía detalles en negro que la volvían un accesorio idóneo para la ocasión.

     

    Vi a otra chica que me parecía familiar unos metros más adelante, así que hacia allí caminé. Al llegar, pude ver también a un hombre, a quien saludé. Parecía que aún no llegaba nadie más, pero estaba segura de que pronto, la mascarada comenzaría.

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  10. Hola :rolleyes: Vengo a hacer uso de la firmería nuevamente, que me encantan los trabajos que hacen y bueno, eso. En esta ocasión quiero un blinkie, aunque tendré que hacer lugar para usarlo, pero equis e.e También puedo ponerlo en mi perfil por mientras (esto de poder usar sólo cuatro imágenes me frustra u.ú)

     

     

     

    Texto que dirá: Mía & Stan // (cambia a) Share with me only
    Colores que deseas que lleve [poner los códigos nos ayuda más]: #F781BE para el texto base y #DF0174
    ¿Deseas alguna fuente en especial?: Lo dejo a criterio del firmero. Alguna que se vea linda, chiquita.
    Indicar algún modelo en específico o si lo dejas a nuestra inventiva: Lo dejo a vuestra inventiva. Lo que sí me gustaría es, si se puede, agregarle un corazoncito al final, luego del "Share with me only" :)

     

    Eso es todo, gracias a quien lo haga!

  11. La clase de Duelo Avanzado acababa de dar comienzo como tal. Al contrario de mis experiencias anteriores con duelos, esta vez tenía que ir directo al enfrentamiento con una compañera. La vez pasada había sido con mi gemela Beryl, pero en esta oportunidad me tocaba enfrentarme a Mary, una amiga y compañera de clases desde Generales. Un traslador apareció y pude ver como la Croft lo tocaba primero. Aferré mi varita y me acerqué al brillante objeto, tocándolo también.

     

    La sensación de que me estaba jalando desde el ombligo hacia el centro de la Tierra no era la más agradable del mundo, pero era soportable. Cuando volví a tocar tierra firme y abrí los ojos, me encontré en un desierto. Kilómetros de arena era lo único que lograba distinguir entre tantos tonos de amarillo. A unos metros de donde me encontraba yo pude ver enormes construcciones que casi no alcanzaba a visualizar por completo. Estábamos en Egipto, junto a las pirámides de Giza. Quedé boquiabierta, contemplando todo a mi alrededor. El calor era sofocante, por lo que me quité el abrigado suéter de lana que llevaba, quedando con una camiseta sin mangas de color crema.

     

    Mi compañera ya se encontraba también allí y parecía estar esperando por mí. En el suelo, piedras de distintos tamaños reposaban sobre la caliente arena, como si llevasen allí toda la vida. Algunos cáctus, muy separados entre sí, rodeaban la zona donde nos encontrábamos. La vegetación era sumamente escasa; esperaba no morir allí.

     

    -Hola Mary. Me encanta este sitio.- exclamé mientras hacía una sutil reverencia ante ella, mostrándole que estab dispuesta a comenzar el duelo.

     

    Me alejé un poco más, quedando a ocho metros de distancia de la Croft. Su primer hechizo no se hizo esperar; un escorpión negro avanzaba hacia mí velozmente. Sonreí de lado y le di tiempo a que se acercara hacia mí.

     

    -¡Expelliarmus!- exclamé y un rayo salió de la punta de mi varita directo al pecho de Mary. De impactarle, perdería su varita y tendrí que irla a buscar tres metros hacia su derecha.

     

    Cuando volví la vista al piso, el escorpión estaba casi a una distancia prudente como para picarme, por lo que como quien se quita una pelusa de la ropa, lo pisé, aplastándolo y asegurándome de que muriera. Un montón de arena cubrió el cuerpo inerte del escorpión transformado. Volví a fijar la vista en mi compañera.

     

    -¡Incárcerus!- tres gruesas cuerdas salieron en dirección a Mary. Iban separadas; una se dirigía hacia su boca, la cual sería amordazada si la cuerda le impactaba. La segunda iba hacia su torso, con órdenes de atar sus brazos a su cuerpo para impedirle ejecutar correctamente un hechizo. Una tercera iba hacia sus tobillos para atarse y hacerla perder el equilibrio.

     

    Observé el resultado de mis acciones, viendo cómo reaccionaba ella ante mis ataques.

  12. Hola! Pues bien, casi envío mi duda por MP pero se me dio por leerlo, así que aquí vengo xD No es tanto una duda del duelo (aunque sí tiene que ver con eso) sino que es de un hechizo puntual.

     

    El Avis puede usarse para evitar el ataque de un animal creado con Morphos? Es decir, mi compañera ha creado un escorpión con Morphos; yo puedo utilizar Avis para que las aves reciban el ataque y no yo? El animal desaparece luego de atacar o debo matarlo ded alguna forma?

     

    Eso es todo, espero no estar incumpliendo ninguna norma aquí :B Un saludo!

  13. Pues hola! Vengo a ser la primera en pasarme por aquí :) Me alegra haber comenzado ya las clases y saber que estoy más cerca de graduarme. Empiezo a presentarme, que me enrollo hablando...

     

    Mi nombre es Sara, tengo 16 años (por unos días más) y soy de Uruguay, un país pequeñito pero muy hermoso en el sur de Sudamérica. En este momento estoy disfrutando los veinte días que me quedan de vacaciones de verano, pero a partir de Marzo comenzaré a cursar mi último año de Bachillerato. Soy Bachiller en Ciencias, más específicamente Físico-Matemático (Ingeniería). Planeo estudiar la carrera de Ingeniería en Sistemas y trabajar de ello, ya que las computadoras y los sistemas informáticos son mi gran pasión desde pequeña :love: Además, hablo Inglés y tengo la intención de dar clases en algún colegio mientras estudio la carrera. Otra de mis aspiraciones es aprender Alemán y Francés (y más idiomas, pero esos dos son los que me tienen enloquecida justo ahora, jajaja).

     

    Como a la mayoría por aquí, me gusta Harry Potter :love: Además de leer, escribir (relatos cortos, vivencias, algún que otro fanfic, etc). Disfruto mucho de las películas y las series (sobre todo si las veo sola) y también de la soledad; me gusta tomarme un tiempo para estar conmigo misma :3 Por otra parte, también la paso genial con amigos, caminando por la noche en verano o comiendo pizza en Invierno.

     

    Y paso a dejar la ficha de mi personaje; busqué que fuera totalmente distinto a lo que estoy acostumbrada a manejar con Mía, ya que así sería un reto para mí misma (me encanta ponerme a prueba). Espero esté todo bien ^^ Un saludo!

     

     

     

    Ficha de Personaje ~

     

    Nombre: Dominik Van Der Bergh.

    Sexo: Masculino

    Edad: 25 años

    Aspecto físico: Es un hombre joven y muy alto, alcanzando el metro noventa. Tiene el cabello rubio y los ojos grises, que junto con los demás rasgos lo perfilan como el estereotipo alemán conocido por todos. Posee un rostro simétrico; ojos grandes, nariz afilada y un poco respingada y labios carnosos, no muy gruesos y sobre todo pálidos. Mandíbula marcada y rostro alargado sin llegar a afilarse. Pómulos apenas prominentes. Tez clara. Viste siempre con trajes grises o negros y camisas blancas, acompañadas de una corbata a juego.

     

    Cualidades Psicológicas: Altanero, soberbio y arrogante. Terco como el que más; no da el brazo a torcer con facilidad. Inteligente, calculador y muy astuto. Frío cuando debe serlo. Le gusta tener todo bajo control y estar al mando. Tiene cualidades de liderazgo, cosa que le apasiona hacer.

     

    Breve historia del Personaje: Nacido en Alemania, Dominik es el hijo único de un matrimonio multimillonario, dueño de una de las mayores corporaciones del país germano. De pequeño su infancia fue tranquila, llena de lujos y caprichos cumplidos, los cuales han forjado su actitud altanera y soberbia. Se ganó el amor de unos pocos y el odio de la mayoría de la gente que lo rodeaba. Su padre falleció cuando él tenía dieciséis años, pero a pesar de ser el legítimo heredero de su fortuna, se negó a aceptarla y se marchó del país a los dieciocho. Empezó su propia empresa, en la que ejerce como jefe y la que lo volvió a colocar en un estatus social más alto que el de la media. No siente rencor hacia su país ni hacia su familia, pero simplemente no tiene planes de volver a pisar suelo alemán.

     

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  14. Caminaba apresuradamente por las calles de Ottery, escuchando cada paso que daba y asegurándome de que no fuese de alguien más. Desde hacía un tiempo, cada vez que salía lo hacía con una capa de viaje con capucha, cosa de poder cubrirme parte del rostro con la capucha. Llevaba, además, mi varitaen el bolsillo delantero de los jeans, como habitualmente hacía. Esperaba no tener que usarla, pero sencillamente me gustaba estar preparada para cualquier eventualidad que tuviese que sortear.

     

    Un único recuerdo poblaba mi mente en ese instante; una película que se repetía una y otra vez dentro de mi cabeza, como si una cinta de vídeo hubiese sido implantada allí sólo con esa escena. Una Mía de seis años, con su cabello rubio y levemente ondulado caminaba de la mano de su madre adoptiva; una mujer griega de cabello y ojos negros por una calle de Londres, muy similar a la calle que me encontraba recorriendo yo en ese momento, once años después. Además de la pequeña Mía, dos chicos mayores que ella iban del otro lado de su madre. Nadie parecía estar al tanto de lo que ocurriría luego.

     

    Era el recuerdo de la noche en que había sido mordida. Tragué saliva, recordando ese día como si no hubiese ocurrido once años atrás sino sólo un par de horas antes. Un nudo se formó en mi garganta al recordar a mi familia adoptiva; a los muggles que me habían criado como su propia hija. Sonreí para mí misma, refugiándome en la completa oscuridad que me rodeaba.

     

    Las cosas no estaban bien en Ottery y eso podía verse en los rostros de cualquier persona. Las luchas de toda la vida ahora no eran entre bandos, sino que los miembros de los mismos se estaban aliando por raza: vampiros por un lado y hombres lobo por el otro. Eso había sido lo único que había podido sacar en claro de una conversación que oí sin realmente quererlo en el castillo Hawthorne. No era difícil darse cuenta de que las cosas no estaban bien; los rostros de los miembros de la Orden simplemente lo reflejaban, si bien no comentaban nada ante los aspirantes.

     

    Otro factor que me tenía preocupada era que, desde el encuentro con mi antítesis en la clase de Rol Básico, ya no me sentía sola nunca. No me había vuelto a atacar, pero yo sabía que estaba allí, a mi lado. En ese mismo instante, la sentía caminando junto a mí como si fuésemos dos personas distintas y no una misma cosa. Tragué saliva y levanté la vista cuando llegué al final de la calle.

     

    Dos caminos; uno hacia la derecha y otro hacia la izquierda. Sabía que el de la derecha era clandestino, pero antes de que pudiese tomar la otra calle, unas señales provenientes de la mitad del camino me indicaron que allí tenía que ir. Me aseguré de que no me estuviesen siguiendo antes de girar hacia mi diestra y seguir avanzando. Había decidido no aparecerme por el hecho de que no sabía exactamente a dónde tenía que ir.

     

    Avancé hasta que finalmente, dos figuras ensombrecidas aparecieron en mi campo visual. Aferré mi varita por las dudas, pero al acercarme pude comprobar que eran los dos profesores... O eso suponía. No parecían quererme atacar, por lo que me relajé un poco.

     

    Cuando me coloqué frente a ellos retiré la capucha de mi cabeza, dejando que mis ojos azul zafiro reflejaran la luna llena que bañaba de luz plateada todo a nuestro alrededor. La luz del astro arrancaba destellos dorados de mi cabello rubio característico; el que me hacía idéntica a mi madre. Ese cabello rubio que todos mis hermanos por línea sanguínea poseían.

     

    Guardé la varita; no era momento de utilizarla. Di un paso más hacia los docentes, quienes parecían estar esperando a más gente. Sabía que no íbamos a ser muchos en la clase, pero no esperaba que fuesen sólo dos personas más las que apareciesen allí, en aquella calle clandestina de Ottery. ¿Por qué habrían elegido aquél sitio en medio de todo el problema que había en la ciudad? Intenté pensar en otra cosa; quizás había oído mal la conversación de mi padre, o lo que yo pensaba estaba totalmente fuera de contexto. No iba a alarmarme en ese momento, no si no me atacaban a mí o a mi familia.

     

    Mientras esperaba a que las dos figuras que caminaban hacia nosotros llegaran, decidí presentarme ante los profesores, que eran quienes no me conocían de nada. Los miré unos segundos a cada uno, inspeccionándolos detenidamente. Me observaban fijamente, intentando decidir si atacarme o no. Me aclaré la garganta antes de empezar a hablar.

     

    -Buenas noches. Mi nombre es Mía Zoeh y tengo diecisiete años. Petenezco a las familias Targaryen y Hawthorne y pienso unirme a las filas de la Orden en cuanto me gradúe. Soy un vampiro, aunque casi no bebo sangre.- hice una pausa. ¿Qué más podía contarles de mí? -Soy bastante introvertida hasta que llego a conocer a la gente. Y creo que eso es todo.- finalicé, esperando alguna clase de respuesta.

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  15. Hola ^^ Pues paso a cumplir con la tarea. Hoy no está siendo un buen día a nivel muggle, pero espero que esto me ayude a despejarme un poco de todas esas preocupaciones ^^ Además, el saber que estoy un paso más cerca de graduarme me alegra muchísimo.

     

    Comencemos...

     

    Off rol, me llamo Sara, tengo 16 años (hasta el 25/02 :P ) y soy de Uruguay. Soy estudiante de Bachillerato de Ciencias, puntualmente Físico-Matemático (o Ingeniería, como se lo conocía antes). Pienso estudiar Ingeniería en Sistemas, aunque no sé exactamente hacia qué rama lo voy a enfocar. Me interesa mucho la programación, pero quizás las cosas cambien de aquí a tres años. Toco el piano (más o menos, jajaja), estudié Solfeo y Teoría Musical y llevo dos años en un coro de mi localidad. Tengo intenciones de comenzar a estudiar canto. Mis aficiones, además, pasan por la lectura, la escritura, ver series y películas o simplemente pasar un rato ameno con amigos. Dentro del foro, si bien los duelos me gustan, prefiero más un buen rol.

     

    On rol mi personaje se llama Mía Zoeh. Es Inglesa, pero fue criada por una familia de inmigrantes Griegos que la adoptaron. Convivió casi toda su vida con muggles, por eso a veces los problemas los resuelve manualmente y no utilizando la magia. Tiene 17 años y es un vampiro, aunque su condición comenzó a los seis años de edad y a veces no se manifiesta tanto sino que sigue pareciendo un humano. Es alta, bastante más alta que la media femenina. Tiene el cabello rubio claro y los ojos azul oscuro. Es Aspirante a la Orden del Fénix y tiene unos ideales muy claros en cuanto a eso; sin embargo, tiene muchos amigos y conocidos del bando contrario. Pertenece a las familias Targaryen y Hawthorne.

     

    Es sensata e inteligente. Muy capaz y perseverante. Perfeccionista al extremo; prefiere no hacer algo a hacerlo mal. Odia la mentira, la hipocrecía y la falta de sentido común. Tiene un sentido del humor muy amplio y la mente muy abierta ante todo. Casi cualquier cosa la hace reír; es muy risueña. Ágil, audaz; esas dos palabras la definen a la perfección.

     

    Trabajaba como Aprendiz en el Centro Examinador de Aparición del Departamento de Transportes Mágicos, pero ahora está esperando recuperar su puesto (aunque no hayan más oficinas y el Departamento se haya fusionado con el de Deportes Mágicos) xD

     

    Para finalizar, aclarar que creé a Mía en base a mí, tomando como punto de partida los caracteres de mi propia identidad y elevándolos a un nivel superior para atribuírle esas características a mi personaje. No me agrada la idea de desprenderme de lo que soy y tener que amoldar mi personaje a otras circunstancias que me desagradan o me disgustan; aunque Zoeh es muy "moldeable".

     

    Y ya, creo que no hay nada más para decir de mi personaje; todo lo demás se encuentra en la ficha. Además, creo que para una presentación es más que suficiente xD.

     

    Estoy muy ansiosa por ver qué nos depara esta clase, aunque debo admitir que no puedo esperar a graduarme xD

     

    Un saludo! ^^

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  16. No era la única que se había topado con su alter ego; Mary parecía dispuesta a huir en cualquier momento. Su sombra la perseguía, burlándose de ella. O al menos, de eso se quejaba. Yo me concentré en mi propia antítesis; la Zoeh que no era yo caminaba a mi lado, mirándome fijamente para no perderme de vista pero sin atacarme. Nos dirigíamos hacia la cascada; era lo último que deberíamos atravesar para llegar a la Academia y acabar con aquella pesadilla.

     

    El sonido del agua se hacía más fuerte a cada paso que daba. En determinado momento parecía estar a mi lado, aunque aún faltaban unos cuantos metros para llegar a ella. Aún mi antítesis no había hecho nada más que molestarme un poco, tironearme del cabello o cosas así. Lo prefería así a que estuviese atacándome; al menos de esa forma no alteraba mi cordura en ningún sentido.

     

    Finalmente, el reflejo azulado neón del agua entró en mi campo visual, aumentando su tamaño con el correr de los segundos. Apresuré el paso; temía que mi antítesis (la que iba pegada a mis talones) intentara atacarme justo cuando fuese a cruzar la cascada. No miré atrás; quería acabar con aquél infierno lo antes posible. Los últimos metros los troté sin esfuerzo alguno, pero antes de llegar a tocar el agua, alguien me sujetó por el suéter.

     

    Suspiré, frustrada. Estaba segura de que eso ocurriría. Volteé la vista y pude ver a una demacrada Mía sujetándome con una fuerza que parecía poco probable en ella debido a cómo lucía de delgado su cuerpo. Su ceño se desfiguró, dando paso a una macabra mueca; y la risa maquiavélica y forzada que antes me había puesto paranoica volvió a emerger de lo más profundo de su garganta. Tragué saliva. ¿Qué iba a hacerme ahora?

     

    Me acercó a ella de un tirón, dejándome cuerpo a cuerpo. Me pasó su delgado pero fuerte brazo por el pecho, impidiendo que escapase de cualquier manera y acercó su boca a mi oído. Su aliento olía a tabaco; mi estómago se revolvió. Su voz sonaba áspera, imaginaba que producto de la nicotina y el mal hábito. Sus palabras eran frías en mi oído.

     

    -¿Creías que ibas a irte así de fácil, niña tonta?- me dijo, y me estremecí. Debió haberlo sentido ya que su agarre fue más fuerte, llegando a clavar las yemas de sus dedos en mi hombro. ¿Y ahora? No podía escaparme de su agarre; parecía débil y delgada pero la realidad era otra muy distinta; la otra rubia era muy fuerte y lo estaba demostrando en ese momento.

     

    Aferré mi varita. Los hechizos eran inútiles; sólo el Lumos parecía tener algún efecto en las antítesis. Cualquier otra artimaña que utilizara acabaría haciéndome daño a mí misma. Conjuré el hechizo, haciendo que una nueva bola de luz apareciera en mi varita y la acerqué lo más posible a ella. Su agarre aflojó un poco, pero aún me tenía sujeta sin dejarme moverme demasiado.

     

    -¿Qué quieres? No puedes escapar de aquí y lo sabes.-le dije entredientes, sin alejar la luz de ella. Su respuesta me heló la sangre momentáneamente. ¿Qué clase de criatura infernal era aquella?

     

    -Te quiero a tí...-me respondió fríamente.-En realidad, quiero utilizarte para escapar de aquí. Perderás la cordura y te quedarás encerrada aquí como lo he estado yo. Y yo podré escapar al mundo. Obviamente, siendo tú.-me estremecí y comencé a forcejear. No me imaginaba a mis amigos y mi familia siendo atraídos por mi alter ego. No me imaginaba cómo acabarían mis conocidos si mi antítesis de hacía pasar por mí. Tragué saliva.

     

    -¡Suéltame!- empujé su brazo, intenté escaparme de varias maneras y sólo conseguí aflojar su agarre aún más.-¡Sabes que no puedes escapar de aquí! Cruzaré esa cascada y no podrás hacer nada por evitarlo.-finalmente, luego de forcejear unos minutos más, su brazo cedió.

     

    Aproveché la mínima ventaja que me daba el que estuviese descolocada luego de mi escape para correr. Eché a correr hacia la cascada sin detenerme. Podía sentirla corriendo detrás de mí, intentando alcanzarme. Pero yo llegaría primero...

     

    Estiré el brazo, haciendo que mi mano fuese lo primero en tocar el agua y romper la cristalina superficie. Luego siguió todo mi brazo y finalmente pasé yo. Me estremecí, presa del frío que me produjo el choque con el agua pero comprobé, una vez más, que estaba completamente seca. Me volteé y pude ver a los demás cruzando la caída de agua. Además, al fondo, mi antítesis parecía furiosa, pero algo le impedía avanzar a buscarme. Le dediqué una sonrisa burlona y eché a andar con los demás de camino a la Academia.

     

    -Ya se acabó... Ya se acabó...-me repetía a mí misma en busca de una tranquilidad que recién en ese momento estaba empezando a experimentar. Cada célula de mi cuerpo estaba comenzando a relajarse. Suspiré y seguí al grupo. Sólo quería llegar a mi casa y descansar de todas las emociones experimentadas aquella tarde. Mis músculos comenzaron a doler de nuevo, pero simplemente no les presté atención.

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  17. Corrí los metros que me separaban de ella. Verla caer, presa del pánico que el dolor le estaba causando me había hecho llorar; ¿qué clase de monstruo era? ¿Cómo había podido hacerle eso a mi hermana, a mi propia sangre, a mi otro yo? Caí de rodillas a su lado, viéndola desangrarse. Tomé su mano y la apreté, para darle la seguridad de que estaba allí y no me iría. Tomé mi varita con la mano libre y me sequé las lágrimas de los ojos. Le apunté, temblando, y comencé a intentar remediar mi error.

     

    -¡Episkey!- el efecto fue instantáneo; las heridas más grandes cerraron, pero notaba que ella aún no se encontraba bien. Besé su mano y acaricié su cabello, oyendo cómo sin fuerzas me explicaba lo que había pasado. Ni yo me conocía a mí misma; yo no era así.

     

    -¡Episkey!- un segundo hechizo le devolvió la vitalidad a su rostro; al menos en parte. La ayudé a incorporarse y a no perder el equilibrio. Había perdido mucha sangre y eso sólo curaría con algo de tiempo. Pero no iba a morir; al menos no a manos mías. La abracé, llorando aún, para sentirla más cerca que nunca. Había intentado matarla y casi lo había logrado, pero el efecto de lo que fuese que me habían lanzado cesó justo a tiempo.

     

    Entrelacé las manos en su pelo, pegándola a mí. La Hawthorne temblaba, aún débil por la pérdida de sangre. No habían cicatrices ni marcas en ella ni en su piel. Sólo esperaba que pudiese perdonarme y dejar atrás lo acontecido.

     

    -Hermana, por favor perdóname.-comencé a hablar con la voz ahogada y un nudo en la garganta que me impedía tragar.-En serio, no sabía lo que hacía. Estaba bajo el efecto de alguna maldición. En serio, yo...-tragué saliva.-Yo te adoro. Eres mi otro yo, Beryl.- agaché la cabeza, esperando que la rubia pudiese perdonarme algún día.

  18. Mi compañera se colocó a la par mía casi en seguida, y tras unos segundos de duda, tomé el picaporte de la puerta y lo giré, dándonos paso al salón. Una nube de polvo se elevó a causa de la corriente de aire que ingresó repentinamente al aula. Me cubrí la boca con la manga como había hecho antes, esperando que se disipara un poco la tierra del abiente. Ya se había ocultado el sol, por lo que la única luz era la de mi varita.

     

    -Yo empezaré por la derecha; tú ve por la izquierda y vamos moviéndonos hacia el medio, así puede que terminemos antes.-le dije sin realmente saber si era el mejor plan. No lo había pensado demasiado; lo suficiente como para darme cuenta de que quería irme de allí lo antes posible.

     

    Un ruido proveniente del interior mismo de mi abdomen me recordó el hambre que sentía y el tiempo que llevaba sin comer. Suspiré, ignorando los rugidos de mi estómago, desesperado por algo de comida. No podía parar en ese momento; estábamos tan cerca de encontrar el libro y marcharnos y no quería sucumbir al hambre en ese instante tan crucial. Por eso, avancé hacia la pila de libros del lado derecho del salón, comenzando a moverlos uno por uno y repitiendo constantemente las características del volumen que buscaba, aunque sabía que por sí solo no llegaría a mis manos.

     

    No eran tantos como la habitación anterior... ¿O sí? Me parecía que no ya que, antes de siquiera darme cuenta, me encontraba avanzando hacia el centro del aula al igual que Mary, quien parecía haber concluído la búsqueda de su lado. Al principio no lo noté, pero al mover un pesado volumen de tapas azules, el destello azulado se hizo más intenso. Llamé a mi compañera; estábamos juntas en aquella búsqueda y no iba a llevarme toda la gloria yo sola. Corrí un par de libros más e iluminé el destacado con la varita, comprobando que, efectivamente, era el tomo verde oscuro con el símbolo de la Academia en oro. Sonreí y lo levanté, dejando que Mary lo sostuviese también.

     

    En ese momento, llegó Zarco con los demás. Pude notar en su rostro que él también estaba hambriento y con ganas de irse, pero sobre todo, estaba preocupado. ¿Era por nosotras? No pude comprobarlo, ya que su expresión cambió notoriamente al comprobar que teníamos el libro en nuestras manos y estábamos ilesas. Nos hizo señas de que saliéramos; ya era hora de abandonar aquél sitio en el que a nadie le gustaba estar.

     

    La formación se estableció de nuevo; fila india, un profesor por delante y el otro por detrás. Le había entregado el libro a Oniria; no quería cargar con la responsabilidad de lo que pudiese ocurrirle en el trayecto de vuelta; además algo me decía que no sería tan fácil como volver sobre nuestros pasos y atravesar nuevamente la cascada. Iba a haber algo más...

     

    Y lo había. Tras correr, intentando mantener el paso entre todos y que ninguno se separase del resto, llegamos a la cueva de la que habíamos salido antes. Las paredes grises de piedra parecían no haber sido testigos de la batalla que se había llevado allí. Las antorchas del lugar iluminaban, ahora que era de noche, apenas poco más que en el día. Yo aún seguía con la varita encendida, rompiendo con la oscuridad del sitio. No estaba dispuesta a que mi sombra, si es que volvía a aparecer, me hiciese presa del pánico nuevamente, aprovechando la oscuridad.

     

    Sin embargo, una bruma negra que parecía querer impedirnos el paso se nos acercaba. ¿O éramos nosotros que trotábamos hacia ella? Tragué saliva; la cosa no se veía bien. Sólo quería irme y no sabía si estaba en las condiciones adecuadas para hacer frente a un nuevo encuentro con mi otro yo. Creía estar segura de que no se alegraría de ver que había sobrevivido a las arañas y al bosque en general. Volví a tragar, esta vez con un poco más de dificultad. Sentía mi corazón latir aceleradamente, sintiéndose ya presa del pánico. Caminaba hacia el abismo y lo sabía, pero no podía detenerlo.

     

    Y allí estaba.

     

    Al acercarnos unos metros más, mi varita comenzó a arrancar destellos rubios del cabello corto y descuidado de mi alter ego. Quise ignorarla, pero me tomó del brazó y me jaló hacia ella, sacándome de la fila. ¿Cómo lo había hecho? Parecía estar al borde de la desnutrición. Su rostro y el mío quedaron frente a frente, separados por apenas unos centímetros de distancia. Su mano quemaba en mi piel; ardía. En sus ojos azul grisáceo podía percibir destellos de odio y furia. No me la iba a poner fácil; luchar era en vano porque siempre acabaría atacándome a mí misma.

     

    Cerré los ojos y coloqué la varita entre ambas, y ahí pude percibir cómo su mano soltaba mi brazo. Pero sabía, por propia experiencia, que eso no sería suficiente. Se alimentaba del miedo, del pánico... Lo más horrible de la psique humana era su mayor fuente de vitalidad. Podía decirse que se alimentaba de la desesperación que ella misma provocaba, dejando a su presa débil, al borde de la locura y apenas sabiendo quién es. A veces ni eso. Tragué saliva para aclararme la garganta.

     

    -Vete.- dije entredientes, clavando mi mirada en ella. No me detuve a ver cómo iban los demás; si habían seguido sin mí no me importaba, mi intención era escapar con vida de allí. Agradecí no tener el libro encima.

     

    La otra Zoeh comenzó a reírse con su maquiavélica risa. Me estremecí; había olvidado cómo se oía y era escalofriante, al punto de erizarte la piel. Cerré los ojos un momento, intentando resistir. No iba a llevarme de nuevo al borde del abismo; no si podía impedirlo. Volví a abrir mis párpados y allí seguía ella, materializándose cada vez más.

     

    -No eres real. Jamás escaparás de aquí. Seguirás siendo una sombra multiforme que se alimenta del miedo y la desesperación. Siempre lo has sido y eso nunca va a cambiar.- dije en su dirección, dando un paso por cada palabra que daba, acercándome más y más hacia ella. Podía percibir que no estaba tan segura como antes. Había aprendido a lidiar con ella; no me iba a dejar manipular tan fácilmente.

     

    Me volteé, dejándola sola e intentando seguir. Podía oír, a lo lejos, el sonido de la cascada. Ya estábamos cerca; ya faltaba poco para legar y que todo quedara como un mal recuerdo. Si tenía suerte, puede que incluso se me olvidara al pasar los años. Avancé, pero sabía que no estaba sola. Percibía que la otra Mía me seguía el paso firmemente, pero simplemente no intentaba atacarme. Me escoltaba, aunque me tenía intranquila ya que no estaba segura de cuándo volvería a atacar. Me animé a mirar por encima de mi hombro para ver cómo le estaba yendo a los demás. ¿O sólo me habían atacado a mí?

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  19. La Hawthorne estaba defendiéndose de todos mis hechizos, lo que me frustraba enormemente. El no poderla atacar me ponía frenética. Apreté los dientes y fruncí el entrecejo mientras veía cómo se volvía a colocar en guardia. Había hecho desaparecer mis cuerdas sin ningún esfuerzo y eso me tenía mal. Tomé aire y lo exhalé, tranquilizándome. ¿Qué le pasaba?

     

    -¡Zancadilla!- exclamé y observé el rayo dirigirse hacia la rubia, haciéndola caer de bruces al suelo. Contuve la risa ante su caída. Si bien era arena lo que cubría el piso, sabía que igual el golpe y la sorpresa la habían descolocado.

     

    -¡Sectusempra!- grité, totalmente fuera de mis cabales. Ya no quería jugar; ahora la cosa iba más en serio que nunca.

     

    Algo hizo clic dentro de mi cabeza al oír las fuertes palabras de Beryl. Cerré los ojos, sintiendo algo parecido a una descarga eléctrica recorrerme la médula espinal y esparcirse por mi cuerpo, alcanzando todos mis nervios. Recordaba esa sensación... La había experimentado caminando por el Callejón Diagon la noche antes. Cuando volví a abrir los ojos, éstos habían recuperado su color azul grisáceo natural; lo sabía aunque no podía comprobarlo.

     

    Miré a mi hermana, con rostro de preocupación. Tragué saliva, ¿qué estaba haciendo?

  20. El libro que teníamos que encontrar no estaba allí; de eso podía estar segura. Me incorporé, volviendo secarme el sudor de la frente con la manga del suéter, esta vez siendo la última. Los últimos rayos de sol, los que lograban atravesar la espesura de las hojas y las ramas de los árboles se colaban por la única ventana que tenía el aula, bañando el lugar con una luz anaranjada, lúgubre en cierta forma. Estaba comenzando a cansarme; aún no me había recuperado del todo de mi encuentro con mi antítesis, el cual me había dejado física y mentalmente agotada.

     

    Había retirado cerca de treinta libros; más de dos docenas de gruesos volúmenes con las hojas amarillentas y las tapas cubiertas de polvo habían sido removidos de su sitio original para ser puestos unos metros hacia la derecha. Decidí salir a tomar un poco de aire mientras los demás acababan sus respectivas búsquedas.

     

    Afuera encontré a Mary, quien había ido con Oniria y los demás. Me acerqué a ella; se veía cansada también. El encuentro con nuestros opuestos nos había agotado a todos, y eso se notaba en las miradas y los rostros de cada uno de los presentes. Coloqué una mano en su hombro y le sonreí con sinceridad. Parecía que su grupo tampoco había tenido éxito en la búsqueda.

     

    Aún quedaba un salón que no habíamos revisado, por lo que le ofrecí ir allí a fijarnos.-¿Vamos a buscar el libro en el cuarto salón? No creo que nos digan nada; a fin de cuentas, no nos alejaremos mucho...- eché a andar hacia la cuarta construcción. Las últimas dos permanecían ahí, selladas mágicamente. Tenía la intriga de saber qué se escondería allí, pero primero agotaríamos las posibles opciones.

     

    @

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  21. No quería ir.

     

    Mi estado de negación había comenzado tras las Reformas, y permanecía en mí como una bruma oscura que opacaba mi habitual simpatía y buen humor. En ese momento me encontraba en mi dormitorio de la Sala de los Tritones, enfundada en un vestido largo de color vino con detalles en dorado y removiendo con un pañuelo los restos del maquillaje negro que se había corrido de mis ojos, arrastrado por las lágrimas que llevaba media hora soltando. Una máscara blanca que cubriría sólo una mitad de mi rostro al mejor estilo de El Fantasma de la Ópera descansaba a mi lado, impecable, como si estuviese hecha de mármol puro. En la invitación no se especificaba que hubiese que llevar una, pero hacía tiempo que tenía ganas de usarla.

     

    Tragué saliva nuevamente, intentando no volverme a quebrar. Dos mechones de cabello rubio que me caían por el pecho se movían al ritmo de mis desiguales respiraciones; subiendo y bajando bruscamente. Pasé nuevamente el pañuelo blanco por mis mejillas, limpiando más maquillaje corrido y lágrimas que caían. ¿Por qué estaba tan triste? La Academia no había sido mi hogar por mucho tiempo, pero había sido un sitio lleno de emociones, en donde había conocido gente maravillosa.

     

    Sonreí mientras recordaba a todas aquellas personas que me habían tendido una mano o abierto los brazos allí; y a las que, como yo, se habían sentido perdidas hasta que lograron hallar su lugarcito allí. Sabía que no era el fin de la Academia, sino que sólo se fusionaría con... ¿Con qué, exactamente? Algo de conocimientos magistrales y Antiguo Egipto había quedado retenido en mi mente, pero no sabía con precisión en qué se convertiría aquello que había sabido ser mi hogar.

     

    Me incorporé, dirigiéndome hacia el espejo para retocar mi maquillaje. Una gruesa capa de delineador negro enmarcaba mis ojos color zafiro. Cuando consideré que ambos ojos habían quedado idénticos, até la máscara detrás de mi cabeza por debajo de mi cabello rubio y me aseguré de colocarla en su sitio. La misma casi se perdía con la palidez habitual de mi rostro, resaltando aún más el contraste entre el negro del delineador y el azul de mis ojos.

     

    Respiré profundamente y arreglé lo más posible mi vestido. Lo alisé con ambas manos, eliminando toda arruga que pudiese haber aparecido. No estaba segura de querer realmente asistir, pero sentía que debía hacerlo. Por lo que alguna vez había sido mi hogar. Por lo que vendría.

     

    -Por la Academia.-me dije en voz alta antes de salir del dormitorio.

     

    Eché una última mirada a la Sala Común de los Tritones. Sus tonos azules y verdes me tenían enamorada cada vez que los veía; sus piedras preciosas incrustadas en las paredes me instigaban a pasar mis manos por ellas una última vez. Eso era lo que más me dolía; que las Casas se disolverían. ¿Pensaban reemplazarlas con algo?

     

    Salí por la estatua del Rey Tritón y le dediqué una última mirada triste. Podría haber jurado que hasta la criatura estaba sintiéndose fatal, ya que no intentó atacarme como siempre hacía con todos. Caminé lentamente hacia el Gran Salón, apreciando hasta el último detalle de Los Jardines Sumaes y el lago. Di un largo paseo y me tomé mi tiempo para llegar al lugar donde la celebración tendría lugar. Quería disfrutar de todo aquello por última vez; respirar aquella paz antes de que todo se volviese un caos.

     

    Finalmente, tuve que hacer frente a lo pautado, por lo que puse un pie dentro del Gran Salón y miré a mi alrededor, deteniéndome en el umbral. Caras conocidas y otras no tanto; estudiantes de mi Generación e incluso menores se hacían presentes de a poco. Habían asistido hasta graduados y muchas otras personas que, de alguna u otra forma, habían estado ligadas a la Academia alguna vez. Sonreí de lado mientras avanzaba, con paso firme, hacia donde se encontraban las Jefas de Casa.

     

    Saludé a mi madre, nuevamente poniendo toda mi fuerza de voluntad en no quebrarme justo en ese momento. Lisa, mi madrina, se encontraba también por allí. Ella era la Jefa de mi Casa, y a quien le tenía un aprecio increíble, no sólo dentro de la Academia sino fuera. Planté dos besos en sus mejillas y fijé mi mirada en su rostro. Nostalgia; eso era lo que reflejaban los orbes de la Weasley.

     

    -Que comience la fiesta, ¿no?- pregunté volteándome a ver a mi madre atentamente. Aunque no sé qué hay que festejar aquí, pensé, pero mantuve mi boca cerrada para evitarme problemas.

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  22. Vengo a por mi firma antes de que me la quiten D: Que tengo miedo de no poderla tener, y la amodoro con todo mi ser :love: Además encaja con mi personaje e.e La cosa es que no puedo esperar a la Gala, y seguro que toda la Orden se ve super guapa con estas firmas tan geniales que tenemos B) Los mejores firmeros están aquí, sin dudas :) Tenían razón más arriba; los posts rellenitos se ven más lindos, así que ya me dejo de palabrería y dejo la ficha de pedido ^^

     

    Formulario de Pedido

    • Nick que desees que lleve la firma : Mía Zoeh
    • Número de Firma elegida: Número 9 :love:
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  23. La voz del Bulche me sacó por un momento de la burbuja en la que me encontraba inmersa. Solía perderme en mis pensamientos, pero en aquél momento lo que estaba era en extremo alerta. Podía sentir el sonido de las miles de patas rompiendo ramitas mientras avanzaban hacia donde me encontraba. También estaba la risa maquiavélica y burlesca de mi alter ego, la cual no me había pasado desapercibida; aunque no lograba descifrar si había resonado dentro de la cueva o había sido sólo dentro de mi cabeza.

     

    Sin embargo, por unos segundos volví al mundo en que me encontraba y obedecí las órdenes de Zarco. Sujetaba la varita en mi diestra temblorosa. Estaba paranoica; volteaba seguido por sobre mi hombro sintiendo un par de ojos fijos en mi espalda. Cualquier ruido, por mínimo que este fuese, lograba poner alerta todos mis sentidos. ¿Cuándo había estado así? Nunca. No podía pensar claramente, pero estaba casi completamente segura de que en ningún momento de mi joven vida me había encontrado en ese estado.

     

    Con la misma voz paternal y protectora, el vampiro se volteó levemente hacia mí, amparándose en el murmullo del viento para deslizarme una pregunta que no pude responder. ¿Qué era exactamente lo que había visto? Arañas. Me estremecí ante el simple recuerdo de las miles de criaturas acechándome; incluso por un momento me pareció ver un par de ellas por el rabillo del ojo. Sin embargo, ¿cómo le explicaba todo aquello?

     

    No fue necesario. El puño levantado del Bulche me indicó, al igual que al resto de la comitiva, que nos tocaba detenernos allí. Estábamos nuevamente en un claro en el que lo único que parecía completamente fuera de lugar eran los salones construidos allí. Aunque aparentaban llevar allí mucho tiempo, la naturaleza no había vuelto a reclamar su espacio por lo que podían verse impecables. ¿Habría algún hechizo en ellos?

     

    Nos dividieron en grupos. Pude ver cómo mi hermana gemela se dirigía con Oniria hacia el segundo salón, mientras que yo seguía de cerca a Zarco hacia la primera construcción. Aún podía sentir mis manos temblar, pero me encontraba un poco más calmada. Mi antítesis no había hecho acto de presencia y estábamos a un paso más cerca de conseguir el libro y poder marcharnos de allí. Ojalá sea rápida la búsqueda, me quiero ir de aquí, pensé mientras el profesor intentaba detectar algún rastro de maldiciones en el picaporte de la puerta.

     

    Cuando estuvo lo suficientemente seguro de que se podía entrar sin problemas, lo giró, dándonos paso a un aula enorme atestada de libros, humedad y polvo. Me cubrí la boca y la nariz con el brazo al entrar y entrecerré un poco los ojos. No podía realmente sufrir de una alergia, pero sí sentirme incómoda y que me picasen los ojos debido a la cantidad de tierra que se levantaba a cada paso que dábamos.

     

    -Libro verde oscuro, viejo y amarillento y con el símbolo de la Academia en la tapa...- repasé en voz alta, recordando las indicaciones del volumen que buscábamos. A simple vista no parecía haber ningún libro de ese color, pero aún así seguimos buscando un rato. Nos dimos por vencidos todos poco después y, volviendo a salir de allí, nos encaminamos con paso firme hacia el tercer salón.

     

    -¡Lumos!- exclamé, y una bola de luz apareció en la punta de mi varita, sirviendo como linterna para poder escudriñar más a fondo dentro de la tercera edificación. El sol estaba comenzando a ocultarse, lo que nos jugaba en contra. Íbamos a contrarreloj y todos lo sabíamos. Si bien no tenía el don de leer mentes, estaba segura de que ninguno de nosotros quería averiguar qué nos deparaba aquél sitio cuando el último rayo de sol desaparecía detrás del horizonte.

     

    Más polvo y humedad fue lo que recibimos al ingresar en la tercer aula. Pilas y pilas de libros se amontonaban por todos lados. ¿De dónde había salido tanto material? Me daban ganas de hojearlos, pero preferí no hacerlo para no retrasar más la búsqueda. Me dirigí hacia un rincón en donde dos montañas de libros casi de mi altura esperaban ser revisadas. Parecía que llevaban allí milenios sin haber sido utilizados por nadie.

     

    Tras un vistazo general, comencé con la tarea de retirarlos uno por uno para ir destapando sus portadas. No estaba tan segura de qué tan oscuro era el verde ni qué tan amarillas estarían las hojas, por lo que prefería guiarme por el símbolo. Me sequé una gota de sudor que comenzaba a deslizarse por mi sien y seguí apartando pesados volúmenes en busca del libro indicado.

     

    OFF:

     

     

    Bueno, primero que todo traigo mi ficha, a la que le hice algunas modificaciones en la historia y en el apartado de "Otros Datos" (donde agregué el consejo de Zarco de explicar por qué mi personaje pudo crecer. Lo coloqué allí ya que no pude encontrarle un sitio en la historia. Además, agregué otros datos. Aún no modifico la ficha oficialmente; primero me gustaría que le diesen ustedes el visto bueno para ya hacerlo de una vez ^^ Así que aquí está.

     

     

    Historia:

    Hija de Alessandra G. Delacour por línea sanguínea, nació el 23 de Agosto de 1997. No nació siendo una niña vampiro, sino que fue mordida a los seis años. Por circunstancias ajenas a ella, fue separada de su madre sanguínea apenas con unos días de nacida. Tras una corta estancia en un orfanato muggle, fue adoptada por una familia de inmigrantes griegos que se encontraban viviendo en el Reino Unido. La familia ya tenía dos hijos más, ambos varones. Mientras que su familia tenía los característicos rasgos griegos (si bien ambos varones habían nacido en tierras Británicas), Mía era rubia y tenía ojos de color azul grisáceo. Sin embargo, siempre fue criada como una hija biológica, sin diferencias con sus hermanos.

     

    Por esto, Mía fue criada como muggle, asistiendo al colegio al que iban sus hermanos. Era una buena escuela cerca de donde vivían. Sin embargo, a los siete años, comenzó a mostrar signos de lo que, hasta los once, no supo que era magia. Sus padres, extrañados, la hicieron ver por médicos, sin resultado alguno. Para evitarle burlas o aislamiento, la sacaron de la escuela a los ocho y continuaron su escolarización en casa. Su padre era un abogado, y su madre, profesora.

     

    La sorpresa apareció en Agosto de 2009, cuando llegó una carta a nombre de la joven Zoeh. Tenía un sello raro, con un escudo que nunca había visto en su vida. No le sonaba de ninguna escuela secundaria de la zona. La abrió y leyó junto a sus padres y hermanos, quienes también se asombraron de las noticias: Mía era una bruja, y debería asistir al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería a partir del primer día de Septiembre. Si bien al principio no lo creía, la emoción de la niña durante ese mes parecía no acabarse jamás. La familia se lo tomó de buena manera, lo que alentó aún más a la pequeña.

     

    Fue junto a sus padres al Callejón Diagon a comprar su material escolar. Todo era nuevo para ella, y era todo muy emocionante. El primero de Septiembre del mismo año tomó el Expreso de Hogwarts rumbo al Colegio de Magia.

     

    Los años pasaban y la chica retornaba al colegio cada Septiembre; volviendo a casa al final del curso. Sus notas siempre fueron buenas, llegando a ser nombrada Prefecta en su quinto año allí.

     

    Un día, sin saber muy bien el por qué, decidió buscar a su madre biológica. Debía de ser una bruja, ya que de su familia, nadie había hecho magia jamás; ni siquiera sus antecesores. Por lo que, dedujo, debía estar en Ottery.

     

    Las vacaciones de invierno de ese año las dedicó a averiguar un poco más sobre su pasado, hasta que finalmente, se dirigió al Ministerio de Magia para intentar averiguar realmente quién era. Si era una bruja, debía haber registro de ella en algún lado del mundo mágico. Y al final lo encontró. Su apellido era Targaryen y su madre se llamaba Alessandra Delacour. Vivía en Ottery, así que hacia allí se dirigió a buscarla.

     

    Cuando finalmente la encontró, se presentó como su hija. Su madre la reconoció al instante y aceptó que se quedase allí en el Castillo de los Targaryen. Le comentó que tendría que hablarlo con su familia muggle, y que para el inicio del próximo año escolar se mudaría para Ottery. Eso hizo, y tras pasar su último verano en Londres, empacó sus cosas y viajó a Ottery a fines de Agosto, para disfrutar de su corta estancia allí antes de tener que volver al colegio. Si bien al principio era raro estar en una familia de magos las veinticuatro horas del día, luego se acostumbró. Al fin y al cabo, se pasaba el año escolar rodeada de magos y brujas.

     

    Pasó, además, un tiempo con la familia Hawthorne, quien la acogió en su castillo mientras buscaba a su familia sanguínea. Keaton Ravenclaw hizo el rol de padre adoptivo, brindándole el resguardo de un hogar y tratándola como una hija sanguínea.

     

    Al día de hoy, la bruja cursa su último año en Hogwarts y además, estudia en la Academia de Magia y Hechicería. Aún conserva enseñanzas y aprendizajes de los muggles, los que aplica para resolver situaciones cotidianas que a veces sus compañeros magos no logran solventar con magia. Está deseando acabar el Colegio para comenzar a trabajar en el Ministerio.

     

    Otros datos:

    -Si bien fue convertida en vampiro a los seis años, pudo crecer debido a un tratamiento realizado en secreto por su familia sanguínea, del cual supo ya de mayor.

    -Para Mía, la Amortentia huele a rosas blancas, chocolate, limón, hojas de libro nuevo y tierra mojada de lluvia.

    -Su Patronus es un tigre de bengala; el cual es su animal favorito.

    -Su bebida muggle favorita es el té de limón.

    -Domina el tiro con arco a la perfección.

     

     

    Y luego, traigo el acertijo.

     

     

    Un señor entra en un pub y pide un vaso de agua. El barman le da el vaso y saca un pistola y le apunta a la cabeza. El hombre deja el vaso, le da las gracias y se va. ¿Por qué dijo "gracias"? ---> Porque tenía hipo. (lo conocía de antes pero igual tuve que pensarlo un poco... Espero que igual valga :blush: )

     

     

    Y ya por último (y prometo que no alargo más esto), discúlpenme por haber posteado el último día.

     

    Un saludo!

     

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  24. Reí. Reí con ganas. Sentía mi abdomen subir y bajar al ritmo de mi risa. Reí con maldad, burlándome de la apariencia de mi gemela ante mi hechizo. Se curó sin problemas, pero la imagen de ella hinchándose lentamente sería algo que recordaría siempre. Sin embargo, el duelo aún no acababa, por lo que no quedaba más que seguir hasta el final. Yo estaba comenzando a cansarme, pero no por estar herida sino porque ya llevábamos bastante tiempo allí.

     

    -¡Incárcerus!- exclamé, y vi cómo tres gruesas cuerdas se materializaban desde la punta de mi varita, recorriendo la distancia que nos separaba. Una iba dirigida a la boca de mi hermana, dispuesta a servir como mordaza e impedirle hablar. La segunda se dirigía hacia su torso con órdenes de atarle los brazos alrededor del cuerpo e impedirle realizar los hechizos correctamente. La última de ellas hacía su camino hacia los tobillos de la rubia, para obligarla a perder el equilibrio.

     

    Su Finite Incantatem me golpeó, y una sensación de frío me recorrió la médula. Pero nada más. No podía afirmar que algo hubiese cambiado, porque realmente me sentía igual. Parpadeé varias veces; ¿a qué estaba jugando la Hawthorne?

     

    -¡Rictusempra!- un rayo salió de mi varita camino al pecho de mi gemela. De impactar en ella, las cosquillas le impedirían hablar correctamente.

     

    -¿Qué clase de juego estás jugando?- le pregunté, burlándome de ella. Me encantaba reírme en su cara; me provocaba una satisfacción inimaginable.

  25. Hola de nuevo ^^

     

    Bien, muchas muchas gracias por las explicaciones! Ahora sí entendí mejor y ya no tengo dudas xD Aunque ahora que escribí todas las intercalaciones, me he dado cuenta de los errores que hemos cometido ambas... Pero todo será cuestión de mejorar, verdad?

     

    Juv, no te preocupes por haber mencionado otra regla; sé que quizás no me di a entender bien en el MP, por eso luego posteé acá, para dar más detalles y que todos nos entendiéramos bien xD

     

    Así que gracias de nuevo; no tengo más que decir ^^ Me iré a dejar mi respuesta al duelo intentando no cometer más errores.

     

    Un saludo!

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