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Maida Black Yaxley

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Mensajes publicados por Maida Black Yaxley

  1. Luego de semejantes tribulaciones por las que se vio obligada a pasar Maida Ivashkov, era justo —o así lo pensó ella—, un poco de descanso. Originalmente pensó en un corto viaje a Escocia o Gales, sin embargo, no tenía registrada en Ottery más direcciones que las de su madre en el Castillo Ivashkov y las de su protectora en el Castillo Triviani, y bueno, la primera mencionada no estaba en casa, así pues, terminó decidiendo probar suerte con la matriarca Triviani. Ordenó a su elfo doméstico que pusiera un par de prendas en el bolso y algunos sombreros, tenía manía con ellos, la mantenían cerca del recuerdo paterno, sólo sería una visita corta, pero prefería estar lista.

     

    El imponente castillo se alzaba frente a sus ojos, y aunque un estanque podía parecer que aminoraba la majestuosidad de la visión, sólo lograba ordenar el cuadro. Se preguntó si los mitos urbanos que albergaban los familiares eran cierto y si pronto ella misma sería víctima de aquellas maldiciones, pero claro, eso no la inquietaba, estaba acostumbrándose a lo malo. Sus balerinas de baja suela la llevaban hacia el pórtico casi en silencio absoluto, por eso le sorprendió que cuando quiso tocar o llamar la atención de alguna manera, un elfo doméstico saliera a su encuentro y la hiciera pasar al vestíbulo.

     

    — Maida Ivashkov —le dijo sin mayores presentaciones—, quisiera ver a la Señora Triviani, seguramente ella entenderá mi visita.

     

    Su voz no había sido autoritaria aunque si firme, por lo que el sirviente desapareció dejando a la joven sola entre la opulencia de aquella decoración italiana. Pronto un espejo llamó su atención y muy a su pesar, dejó que sus ojos azules evaluaran su atuendo y forma de verse. Le gustaba demasiado caminar por lo que sus mejillas estaban bastante sonrojadas, la melena castaña oscura caía alborotada sobre sus hombros sin ningún pudor, haciendo contraste con aquel vestido de volantes sueltos y de color claro. Se mordió el labio inferior y dejó el bolso en el suelo, siendo razonables, parecía que hubiera caminado desde la misma Bulgaria, y había que lucir presentables frente a Alyssa.

     

    Dejó que la temperatura del ambiente bajara los colores de su rostros mientras sus dos manos trenzaban el cabello rápidamente hacia un lado. Al menos así, parecería más una bruja de Ottery que una campesina muggle.

     

    @@Alyssa Black Triviani

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  2. Si, creo que queda mejor así, sino suena más enana de lo que de por sí ya me hice en la ficha jajaja

     

    Apenas ponga un pie en el Castillo,te etiqueto <3

     

     

    Si, a mi el Google me ayuda con el búlgaro xD

     

    Beso n.n

     

    Edito para poner algo vital, no para completar las dos líneas, nooo. Emmm se puede ir ya con las maletas para el finde, no? Jajaja xD

     

    Ahora si, beso n.n

  3. Gracias y si, me gusta mucho la idea de ser la "ahijada/protegida" tuya. Así ya tengo con qué amenazar a todos (?) Broma xD

     

    Seguro me pasó por el Castillo a pasar el fin de semana por ahí. Por cierto, pensé en mi apodo mafioso, pero no sé nada de italiano, me gustaría "Pequeña duquesa infernal" que es como mi guardián (personaje inventado) me llamaba de niña *-*

     

    @@Alyssa Black Triviani

    • Me gusta 1
  4. Bueno, bueno, para variar yo xD pues nada, andaba paseando y me topé con este topic de pura casualidad (?) na, es mentira, pero es que buscaba una segunda familia (adoptiva) con la mayoría de integrantes mortífagos y bueno, aquí estoy. Me gusta porque aunque me han dicho que la familia es antigua, es pequeña y compacta *-* xD, así no me pierdo en tantas ramas de árbol genealogico.

     

    Como sea, pues, dejo ficha.

     

    Nombre de Usuario: Maida Ivashkov

    Ficha de Personaje: http://www.harrylatino.org/topic/108867-ficha-de-maida-ivashkov/

    Bóveda Personal: http://www.harrylatino.org/topic/108870-boveda-de-maida-sc/

    Preferencia sobre por quien quieres ser adoptado: Por Susan (¡?) xD jajaja mentira, que es muy joven para ser madre xD No sé, me es indiferente esta vez xD Es más si desean me adoptan como la prima búlgara lejana (?)

    Seudónimo Mafioso: --

    Trastorno Mental (Opcional): Mezclar apellidos extraños, cuenta? xD No, ninguno desde ahora.

    Beso n.n

    @@Alyssa Black Triviani

    • Me gusta 1
  5. Al ingresar por dónde Lionel le había indicado pudo vislumbrar un mostrador vacío, no le tomó importancia y prefirió escuchar las respuestas que tenía el adolescente por contarle. Así que sólo animales muggles, sería interesante tener alguno, uno que no requeriera tanto espacio, pero bueno, ya tendría tiempo de pensarlo con mayor detenimiento. Sobre tener una lechuza aún se encontraba indecisa porque finalmente, si necesitaba comunicarse con suma urgencia, siempre podía usar el elfo doméstico, que para eso servía.

     

    — Así que entonces si no la encuentro en casa, estará por aquí —de paso que se comunicaba un poco y dejaba de parecer una estatua andariegda, tomaba notas mentales de aquel lugar que parecía no tener fin—. Rodeada de animales y de la compañía de sus empleados, ¡Ay! Creo que debí decirlo al revés.

     

    No pudo evitar sonrojarse, no quería ser grosera, tampoco era su estilo sonar tan burra, pero pues, eso de tener tacto a la hora de hablar nunca había sido su mejor cualidad. Ojalá Lionel también compartiera algo de su carácter.

     

    — No me importa caminar, sobre todo si la compañía y el lugar son gratos, y la familia siempre es lo principal —le comentó mientras le seguía los pasos al menor de sus hermanos —. Para serte sincera, si me sorprendió enterarme, pero a lo largo de mi vida he estado metida en tantos secretos que creo que debería tener por lo menos el doble o triple de edad, por lo que no estoy en posición ni en ánimo de pedirle explicaciones a Maminina.

     

    Encogió los hombros porque él pareció extrañarse del apodo.

     

    — No sé, supongo que me resulta en mayor confianza llamarla así —escondió una risilla, no estaba segura finalmente si a ella le agradaba el apodo o no, pero lo usaba de todas maneras—. Acabo de terminar las clases y con todos los trámites que tuve que hacer en el Ministerio de Magia, la verdad, necesitaba un descanso. Una consulta, ya que eres el que más convive con mamá, ¿tienes idea de si ella puede hacerme alguna especie de hechizo desmemorizador potente? Luego si deseas te contaré que es lo que quiero olvidar, pero la verdad, me vendría de maravillas algo así.

     

    Y antes de ella misma verse envuelta en sus propios recuerdos, fijó la vista en los paisajes y detalles del lugar, preguntándose seriamente como era que se escondía un tren en un negocio de Diagon. Maminina tenía habilidades bastante más sorprendentes de las que Maida imaginaba.

     

    @@Lyra Katara Selwyn

    • Me gusta 1
  6. Una voz sobresaltó a Maida mientras quedaba colgada sin saber como saludar al elfo, que ahora sabía, se llamaba Venkman, detrás de la criatura apareció un adolescente que podía ser el retrato vívido de su madre, aunque claro, masculino y menor. Sin duda alguna ese debía ser Lionel, del que su madre le había hablado una vez pisó el Castillo Ivashkov. Le sonrió sorprendida mientras escuchaba algo de unas fotos en la cabaña, igual que fotos de Eliah, no era raro, a pesar del carácter poco sociable de Maida, se había permitido a lo largo de su corta vida, algunas licencias para sus seres queridos, fotos para Lyra era una de aquellas permisiones.

     

    Contuvo nuevamente una risa cuando le vio tratando de alisar unas arrugas inexistentes en su vestimente, al parecer, era un rasgo genético el que compartían los hermanos. Quiso demostrarle lo contenta que estaba de por fin conocerle, sin embargo, algo tiró de su ombligo y no pudo acercarse a él. >>Paciencia<<, pensó y le hizo una reverencia ligera con la cabeza acompañandola con una sonrisa. A pesar de saber que compartían el apellido y la sangre, Lionel era un hombre, y al parecer, la ojiazul tendría que pasar terapia para poder comenzar a relacionarse mejor con ellos.

     

    — Muchísimo gusto, Lionel, y si, yo soy Maida, la de las fotos —comentó sonriente antes de darle paso a un semblante de curiosidad—, ¿Eliah por aquí? La verdad es que llevo mucho tiempo sin verlas a ambas, estuve en Hogwarts, pero acabo de terminar mis TIMO's y venía a descansar un poco en brazos de mamá.

     

    Mientras le explicaba eso, notó que el pequeño elfo andaba a un costado, un poco sin saber como reaccionar o qué decir, por lo que ella hizo un ademán con los brazos y continuó.

     

    — No retes mucho al elfo, en realidad, creo que estaba a punto de llevarme con mamá, pero claro, teniéndote a ti de guía, estoy más que segura que llegaré sana y salva —refirió para por fin dar un par de pasos en el interior—. Consulta rápida Lionel, ¿qué clase de animales vende por aquí?

     

    Aunque era extraño conocer de aquella forma a su hermano, supuso que para él también sería raro que siendo una jovencita, no se lanzara a sus brazos y fuera más demostrativa. Ella misma no sabía que hacer con sus manos. El rostro del adolescente le recordaba tanto a su madre, que honestamente, casi podía sentir la misma calidez que su Maminina le proporcionaba. Tiempo al tiempo, y bueno, espacio al espacio, estaba segura que pronto despegaría sus miedos y podría demostrarle verdaderamente cuanto le alegraba no ser hija única como se había criado.

     

    Incluso por un momento pensó en su padre, pero antes de dejarse invadir por la nostalgia, decidió escribirle una carta apenas llegara a casa y con eso, calmó los remordimientos de saberlo solo en Bulgaria.

     

    @@Lyra Katara Selwyn

    • Me gusta 1
  7. La ojiazul no se encontraba del mejor de los ánimos, las recientes clases en Hogwarts sumados a sus trámites en el Ministerio de Magia sólo la habían orillado a encerrarse nuevamente en el Castillo Ivashkov, se dio cuenta que aún todo era muy reciente y que necesitaba de su madre y de sus habilidades especiales para sobrellevar lo que se venía encima. Supo a través de su elfo doméstico, que su madre poseía un negocio en Diagon en el que seguramente podía encontrarla sin necesidad de usar el traslador hasta Transilvania, pero al llegar a la ubicación indicada, se topó con un letrero que pedía, ¿cariño?

     

    Maida casi no pudo contener una risa traviesa y comenzó a acariciar con la mano derecha el letrero.

     

    — No vengo por un animalillo, pero la dueña es mi madre y te agradecería muchísimo si me dejaras pasar —le contó sin saber si los extraños la tildarían de loca o de bizarra—, por favor.

     

    Pasaron unos segundos en los que la Ivashkov no supo si seguir acariciando el lomo de aquel letrero, ponerse a cantar o darle un beso, pero afortunadamente, en ese instante, la puerta se abrió dando paso a un elfo que ella desconocía. Se separó unos pasos hacia atrás y le saludó sin saber si hacer una reverencia, darle la mano o qué.

     

    — Bueno, buenas, yo soy Maida Ivashkov y venía a buscar a mi madre, Lyra, ¿crees que puedas ayudarme pequeñajo? —preguntó lo más amable que pudo. Ella aún no entendía el porque algunos magos tenían la horrible tendencia de maltratar a sus sirvientes.

     

    @@Lyra Katara Selwyn

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  8. Buenas noches, yo vengo a pedir remodelacióbn de Ficha y bueno, de paso añadir y quitar algunas cosas.

     

    Quitar: Familia Adoptiva Rambaldi.

    Añadir: Bóveda Familiar Ivashkov.

    Modificar: Historia de Personaje, Cualidades Psicológicas, Otros Datos

    Y entonces, quedaría algo así:

     

     

    http://i65.tinypic.com/2i9shli.jpg

    http://i65.tinypic.com/16gjss7.jpg

    http://i68.tinypic.com/28km1r8.jpg

    http://i65.tinypic.com/10fdjwy.jpg

     

    Nombre del Personaje: Maida Ivashkov

     

    Sexo: Femenino

     

    Edad: Joven

     

    Nacionalidad: Búlgara

     

    Familia(s):

    · Familia Sanguínea: Ivashkov

    · Familia Adoptiva: --

    Padre(s) Sanguíneo: Lyra Katara SelwynIván y Pietro Grouch**

    Padre(s) Adoptivos: --

     

    Trabajo: --

     

     

    http://i67.tinypic.com/2ih7782.jpg

     

    Rango Social: --

    Bando: Neutral

    Rango dentro del Bando: --

    Puntos de poder en objetos: 20

    Hechizos adicionales: --

    Puntos de poder en criaturas: --

    Criaturas controlables en asaltos y duelos: --

    Habilidades Mágicas: --

    Conocimientos Especiales: --

    Medallas: --

     

     

    http://i65.tinypic.com/o0ctfs.jpg

     

    Raza: Demonio

     

    Aspecto Físico:

    De estatura relativamente baja, cuenta con 1.60 m. De tez clara sin llegar a ser pálida, mejillas sonrosadas y ligeramente pronunciadas, de labios delgados y ojos azules. Su cabello es castaño oscuro con ligeras ondas, casi siempre lo lleva suelto, le llega a la mitad de la espalda. De contextura delgada, muy curvilínea aunque no le gusta demostrarlo, usa siempre ropa holgada, sacos largos. Lo único característico en su forma de vestir es que usa sólo ropa de un joven diseñador italiano, predomina el negro en sus prendas y sobretodo en sus sombreros.

     

    Nunca se le ha visto transformada en el demonio que habita dentro de su ser, Alouqua, pero cuando se encuentra demasiado alterada, sus ojos se tornan verdes.

     

    Cualidades Psicológicas:

    Maida es una joven acostumbrada a pasar desapercibida, no por timidez ni nada por el estilo, es que siempre le inculcaron el guardar las apariencias en el mundo muggle e incluso en el mundo mágico por su condición de demonio. Trata a los demás según tenga el humor y en cuanto a decisiones, no suele pedirle permisos a nadie, hace lo que siente en el momento en el que lo siente. No es muy ambiciosa, aunque tenga planes específicos de ingresar al Bando Oscuro para asumir los ideales que siempre ha tenido. Muy ordenada en los estudios y desordenada en sus sentimientos, no se ha caracterizado nunca por terne muchos amigos, pero los pocos que tiene, los guarda en muy alta estima.

     

    Maida fue moldeada de cierta manera por su demonio guardián por lo que sus recuerdos y su manera de tratar a las personajes siempre estará ligada a esa estricta instrucción. Rehuye el contacto físico con los varones salvo se trate de Agares o Pietro, con las mujeres no tiene ningún problema para relacionarse, de hecho es incluso cariñosa.

     

    Historia:

    Maida era hija de Lyra Katara Ivashkov Selwyn y de un habilidoso sombrerero búlgaro, uno de los pocos romances que se había permitido la hija de Lucifer con un muggle. Sin embargo, presa de la genealogía demoníaca que por medio de su madre poseía, en sus venas y en su alma, la esencia de un demonio residía, la llamada en tiempos remotos, Alouqua.

     

    Desde muy pequeña, estuvo destinada a ser objeto de la venganza de su abuelo materno hacia un duque infernal llamado Agares*. Este, se había rebelado contra él poniendo sus treinta y tres legiones de demonios contra el Príncipe de lo Oscuro, estando a punto de perecer en semejante empresa. Apenas Maida cumplió los tres años de edad y su parte demoníaca estuvo intentando controlarla, conoció al demonio llamado Agares, como su demonio guardián, el que le enseñaría como dominar —y en el caso de ella, específicamente esconder—, puesto que su abuelo prefería tener a un demonio como Alouqua bajo control.

     

    Con el correr de los años, Agares descubriría de quién se trataba la reencarnación que se ocultaba tras los ojos azules de Maida, un demonio femenino al que él no podría resistirse y que sin embargo, no podía tener. Alouqua jamás pasaba más de una noche con sus amantes, jamás se enamoraba, jamás se quedaba al lado de nadie, y él la quería para la eternidad, dejaba de lado todas sus obligaciones, simplemente para verla dormir de noche en las habitaciones del Instituto Durmstang, dónde fue enviada a estudiar Magia y Hechicería. El demonio por fin entendió la venganza de Lucifer cuando lo puso al cuidado de la pequeña hija de Lyra.

     

    Llegado a los dieciséis años, Maida se descubrió enamorada de su demonio guardián, esto claro, impulsado porque él casi no le había permitido el contacto con ningún compañero de clase siquiera, y las largas horas que pasaban entrenando para continuar controlando su esencia demoníaca. Este nuevo florecimiento, dio ideas a Agares, de tener para él mismo a Maida y no despertar a Alouqua jamás, después de todo, ambos se querían.

     

    Lyra conoció de alguna manera los planes de Agares y advirtió muchas veces a su hija que no hiciera caso de las insinuaciones del demonio, que su abuelo no aprobaría la unión y que claro, había mucho que ella no conocía del demonio. Maida, era entonces una típica adolescente, y seducida como estaba, accedió finalmente a escapar con su guardián.

     

    Ya en Venecia —sitio favorito de Maida—, un demonio de menor categoría, le contó la historia de la rebelión de Agares, sintiéndose burlada y usada como un instrumento para chantajear a su madre y quizá a su abuelo. El demonio que poseía su amor, intentó explicarle, quiso contarle la naturaleza de sus sentimientos, todo, y ella no le dejó hablar. Entendió la disyuntiva en la que se encontraba y cuando estuvo por tomar una decisión final, se dio con la ingrata sorpresa de que él se había marchado.

     

    Su salida de Italia fueron días que ella jamás olvidaría, despertó en ella una fobia por todo contacto humano, rehuía la mirada de cuantas personas reparaban en ella, y con todo eso encima, decidió ir a la casa de su madre, al Castillo Ivashkov, para que ella la protegiera mientras lamía sus heridas. Se juró a si misma no volverse a enamorar, ni a permitir que Agares volviera a su vida. Ni él ni nadie. Desde aquel momento, si vida giraría en torno a sus padres, y sus hermanos.

     

    Porque llegada al Castillo Ivashkov, descubrió que no era hija única de Lyra, Eliah y Lionel compartían el mismo vínculo materno, y lo agradeció en silencio, pues en el fondo, y temeroso del demonio escondido en la piel de Maida, su guardián jamás había intentado hacerla más sociable.

     

    En una conversación privada con su madre, ella le explicó que desconocía las razones por las que Agares había desaparecido así de pronto, lo que mantiene a Maida Ivashkov en una constante alerta, y una ambivalencia que no determina si quiere volver a verlo o matarlo apenas cruce su camino nuevamente.

     

    Ya involucrada en la vida de su madre, decidió cursar lo que le restaba de estudios básicos en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, dónde conoció a diversas personas que fueron inclinando su balanza de principios e ideales hacia el camino de la Marca Tenebrosa de dónde ahora es aspirante.

     

    http://i63.tinypic.com/23ro844.jpg

     

    Objeto Mágico Legendario: --

     

    Objetos Mágicos:

     

    Objeto: Varita (25 cms, madera de pino, núcleo de nervio de drágon)

    Clasificación: AA

    Puntos de Poder: 20

     

    Pociones Mágicas:

    Objeto:

    Clasificación:

    Puntos de Poder:

     

    Criaturas Mágicas:

    Criatura:
    Clasificación:
    Puntos de Poder:

     

    Criaturas en la Reserva:

    Criatura:
    Categoría:
    Puntos de Poder:

     

    Libros de Hechizos:

    Libro:
    Nivel:

     

    Poderes de Criaturas:

    Tipo de Poder:

     

    Consumibles en Batallas:

    Nombre:
    Descripción:
    Categoría:

     

    Elfos:

    Mushu, elfo de apenas cincuenta y cinco centímetros, piel parda y una extraña poca cantidad de pelo en la cabeza. Siempre de buen humor y dispuesto a complacer los pocos caprichos de su dueña.

     

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    Licencia de Aparición: --

    Licencia de Vuelo de Escoba: --

    Registro de raza: Demonio

     

    Personajes Secundarios: --

     

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    Otros Datos:

    - No piensa volver a Italia, bajo ninguna circunstancia.

    - Conoció en su llegada a un mago al que le regaló un amuleto contra el mal humor.

    - Detesta los transportes mágicos de cualquier tipo, disfruta los viajes en barco.

    - Tiene la manía de tocar entre sí la yema de sus dedos cuando está nerviosa.

    - Su elfo personal, fue un regalo de su madre, Lyra Katara apenas llegó al Castillo Ivashkov.

     

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    -Premios y reconocimientos: --

     

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    Link al Perfil de Comprador MM: --

    Link a Bóveda Personal: Bóveda N° 108870

    Link a Bóveda Trastero: --

    Link a Bóveda de Negocio: --

    Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda Familiar Ivashkov

    Link a Bóveda Familiar 2: --

     

     

    ¿Así se hace? Mil gracias al que le toque hacer el cambio, gracias, gracias, gracias ♥

    • Me gusta 1
  9. A pesar de estar muy atenta a lo que decían su madre y su hermana, Maida se quedó en la luna tratando de averiguar cómo es que iba a recuperar su equipaje y sus pertenencias personales, aún todo eso estaba en Italia. Consigo llevaba lo que tenía puesto, su varita y unas cuantas prendas en un bolso, nada ostentoso, nada indispensable. Tanta había sido su necesidad de irse.

     

    — ¿Sorpresa? —preguntó cuando sintió que si no respondía quedaría como una tonta, tomó un palillo de esparragos entre los dedos y se puso de pie— Yo seguiré tu consejo e iré a mi habitación, mientras más rápido me instale, mejor me acomodarán las ideas en la mollera.

     

    Intentó que su sonrisa fuera lo más sincera posible, pero pues, ahí estaba, sin saber exactamente que terreno pisaba. Sea cual fuere su destino ahora, al menos contaba con familia. Una que no permitiría que se hiciera daño a sí misma, por mucho que quisiera hacerlo.

     

    Caminó hacia la puerta de la habitación y se acordó de despedirse.

     

    — Que tengan buenas tardes, noches o lo que sea, ha sido un gusto conocerte Eliah, si necesitas algo, ya sabes dónde nos ha colocado nuestra mamá —dijo a punto de estallar de risa—, que estés bien, Maminina —un viejo apodo que le tenía a ella en exclusivo.

     

    Salió del cuarto materno y cruzó el pasillo para encontrarse con una criatura de lo más extraña, debía medir unos sesenta centimetros por lo menos, de piel parda y nariz muy puntiaguda. Unos cuantos pelos en la cabeza con esa piel arrugada y una expresión extraña, una mezcla de temor y ansiedad. Maida arrugó la nariz, no porque oliera feo, quizá por precaución.

     

    — Supongo que tú eres mi sorpresa, ¿verdad? —preguntó.

     

    — Así es señorita Maida.

     

    — ¿Tienes nombre?

     

    — Mushu, mi señorita, el elfo a su servicio se llama Mushu.

     

    — ¡Vaya nombre raro! —apuntó ella mientras se adentraba a su nueva habitación e indicaba al elfo que la siguiera— Bueno, no sé exactament...

     

    Pronto la puerta se cerraría y las órdenes de la Ivashkov comenzarían a llenar la lista de deberes del sirviente.

    @Eliah Ryddleturn

    @@Lyra Katara Selwyn

  10. Maida escuchaba atentamente lo que se suponía eran las explicaciones de Lyra acerca del distanciamiento de las hermanas, a ella le encajaba todo perfecto, aunque dándole honor a la honestidad, hubiera sido agradable conocer a su hermana antes, quizá si ella hubiera estado cerca, la menor de las brujas jamás hubiese pensado siquiera en desafiar los consejos maternos. Sacudió un poco la melena, despejando semejantes pensamientos de su revoloteada cabeza. Ya pensar en aquello no valía la pena.

     

    Se escabulló de las miradas de ambas comiendo un poco de las verduras que había pedido, y es que si comía era por no morir de hambre, puesto que las ganas no las había recuperado aún, y estuvo atenta a las indagaciones que aún hacía Eliah. ¿Selwyn? Eso si que despertó su curiosidad, ella siempre había tenido el mismo apellido Ivashkov, claro que no sabía nada del árbol familiar, para ella su mundo siempre habían sido su padre, su madre y bueno, él. Por lo que saber que habían lazos mezclados con otra familia, ¡Qué manera de ocultar información la de Lyra!

     

    Sus ojos azules se posaron en su hermana como si tan solo viéndola pudiese descubrir esa parte de la historia familiar que desconocía, y claro, preguntándose a la vez, ¿por qué ella tenía que controlar su naturaleza demoníaca mientras que a Maida le habían enseñado a reprimirlo? No era lo mismo, la castaña ni siquiera sabía como es que perdía el control, o bajo que situaciones podía ocurrir esto. Ella simplemente ignoraba ese lado suyo, casi a la perfección.

     

    — Hay tanto por descubrir con ustedes dos que francamente siento que vuelvo a tener cinco años en lugar de los que poseo ahora —comentó dejando a un lado el plato y los cubiertos—, Eliah, ¿te molestaría si en otro momento puedo acosarte a preguntas? Realmente creo que serías buena maestra para ciertos aspectos que sería mejor tener a raya.

     

    La menor de las hijas de Lyra se hallaba ya más cómoda ante la presencia de ambas mujeres, y hasta cierto grado había olvidado el produndo tajo que dividía sus emociones en los últimos días. Aunque era una costumbre muggle, había que reconocer que la frase caía a pelo "tu hogar está, donde está tu corazón". y aunque apenas estaba conociendo a su hermana y había pasado mucho tiempo desde la última vez que vio a su madre, la Ivashkov se sintió reconfortada.

     

     

    @@Lyra Katara Selwyn @@Eliah Ryddleturn

  11. @

     

    Gracias Cissy, es que no sé, mi pj tiene mucho de la personalidad de Rory Gilmore xDDD entonces me parece prudente usar la misma actriz xDDD al menos de momento.

     

    A mi me parece que te ha quedado genial, y en realidad, bastante oportuna al momento que estamos atravesando maida y yo en eso de descubrir su demonia interior xDDD

     

    Muchas gracias :P

    • Me gusta 1
  12. Maida utilizó el ofrecimiento a comportarse como el elfo doméstico del Black para calmar su ansiedad ante el contacto de este, y el desliz de haber bebido de su copa, ¡gracias a Merlín no se había ruborizado por completo! Le sirvió nuevamente el licor en la copa. Ella misma volvió a llenar la suya. Una de las desventajas de haber crecido tan apartada era justamente eso, que sus posibles debilidades le resultaban hasta irrisorias.

     

    Era cierto, si Aaron era un mortífago debía estar preocupado por los detalles de su apariencia, morada y situación en el bando que poseía la ojiazul, pero bueno, era mucho más díficil de lo que él podía imaginar intentar sacarle información, quizá con un Imperius. La Ivashkov había logrado por casi una década y media dominar el demonio que habitaba en ella, controlar la curiosidad del mago tenebroso que tenía al frente no le iba a resultar tan díficil, o eso pensaba.

     

    Sin embargo en los siguientes segundos descubrió que lo realmente díficil iba a ser complacerlo.

     

    Sonrió en dirección a él, sosteniendo una copa entre sus dedos y sin alzar la mirada para enfrentarlo. Ella nunca había matado, y si se preguntaba en el fondo, no estaba segura de si podría hacerlo. Vio una varita moverse un poco y supo que todos, incluida ella, estaban encerrados en el local. Aunque existía una diferencia entre los magos y brujas del local, y ella.

     

    Sobre ella ahora pesaba una advertencia de muerte.

     

    Y entonces, sus ojos azules confrontaron el rostro del Black, quien, con los ojos cerrados, parecía esperar escuchar gritos y llantos como canción de cuna. ¿Se atrevería a tanto Maida? ¿Era tanta su necesidad de ver hasta dónde llegaba la fama que precedía a los Black?

     

    Se puso de pie abandonando su copa en medio de la mesa.

     

    Caminó unos pasos para colocarse frente a Aaron y, de una forma que ni siquiera ella supo explicar, acercó su mejilla hacia la de él, sólo que en lugar de un beso, le dejó oír su respiración por un segundo.

     

    — Soy nueva en Ottery, no en la magia —susurró y sacando su varita de debajo de la manga de su túnica, lanzó un chorro de luz azul que selló los oídos de todos los presentes, salvo los de ella y Aaron.

     

    Se apartó de él para ver el espectáculo, los asistentes se miraban confundidos ante el súbito silencio, movían las varitas intentando recuperarse y fue entonces cuando, Maida, como si le hablara a la punta de su varita, susurró un hechizo para que en los oídos de los afectados apareciera un pitido insoportable, que unos segundos más tarde, les rompieron los tímpanos.

     

    Algunos comenzaron a gritar y la Ivashkov aprovechó el momento para verter el contenido entero de su copa por la garganta. Acto seguido, se la aclaró y puso a la defensiva su varita, lanzando una por una las doce maldiciones asesinas que completarían su tarea, o casi toda.

     

    Dejó viva a una bruja de túnica esmeralda que se retorcía de dolor apoyándose en la barra del bar.

     

    — Esa te la entrego de obsequio, "bonito" —sentenció mirándolo, sin darse cuenta ella, porque seguramente él si, que sus pupilas, normalmente azules, ahora eran verdes.

     

    En el pecho de la bruja podía sentirse una respiración agitada, producto claro, de la adrenalina de un primer asesinato. Era extraño, en algún momento pensó que sentiría culpa, pero no, aquel sentimiento estaba totalmente ausente de su cuerpo. Dejó su varita en el centro de la mesa, para demostrarle al mortífago que no intentaría nada contra él, tampoco era suicida.

     

    — Matar sin torturar no tiene sentido alguno —comentó tomando asiento—, aunque claro, los chillidos de dolor son algo molestos. ¡Silencius!

     

    Y claro, la bruja que pronto moriría, dejó de ser una molestia para sus oídos.

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  13. El Black había puesto su mano en un ligero roce sobre la suya y aquello la dejó tensa, nadie se le acercaba así, ella no lo permitía, no desde que...nadie. Tuvo que concentrar toda su mente en responder la pregunta para no levantar la mano hacia el rostro de su invitado e intentar bajarle un par de dientes. Un par de segundos después y antes de contestar se pasó las manos por el cabello en un segundo intento de contenerse.

     

    — Digamos que soy reportera de "El Profeta", Aaron, no podría revelarte mis fuentes —seseó justo antes de aclararse la garganta —y, si, digamos que espero que puedas ayudarme siendo algo así como mi "tutor" —la palabra le parecía ofensiva, tanto para él como para ella, por eso la había recalcado—, sólo...

     

    Pero no pudo continuar, él se puso detrás de ella para susurrarle y eso fue todo lo que pudo toleras, se puso de pie en un salto casi, como si fuera un gato asustado que se prende de la araña que cuelga del techo. Una hilera de nervios le latigueó la espalda y la dejó a por lo menos un metro de distancia del Black.

     

    — No vuelvas a hacer eso... nunca —espetó cerrando los ojos unos segundos con las manos frente a él, como haciendo énfasis en lo que había requerido del mortífago—, yo...no...yo no, soy nueva en Ottery.

     

    Se alisó unas arrugas inexistentes en la túnica para recobrar un poco la compostura y procedió a beber un poco del bourbon, sin darse cuenta claro, que había tomado la copa de Aaron.

     

    — Hasta puedo sugerir que me pongas a prueba, si soy digna de seguir enseñanzar tuyas, ya me lo harás saber.

     

    Los magos de la otra mesa se habían dado cuenta del azoramiento de la ojiazul y solo por disimular, Maida les sonrió y tomó asiento en dónde anteriorme se había posado Aaron. ¿Quién la había mandado meterse en semejante aprieto? Podía haber seguido el camino normal, pero aquello le parecía infructifero. Aaron parecía el tipo de mago que no aceptaba errores, y una presión así era la que ella necesitaba, tener la mente totalmente enfocada.

     

    Sin distracciones externas.

     

    Entrelazó sus dedos sobre la mesa y le clavó los ojos azules al cambiante Black.

     

    — ¿Puedo ser tu pupila, "bonito"? —bromeó imitando el mismo tono de voz que él había usado.

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  14. @

     

    - No soy una erudita en familias mágicas, pero ¡Salazar me libre de pisar terreno de los Black sin antes recibir invitación! -dijo casi soltando una carcajada mientras con una mano desaparecía el vaso de cerveza de mantequilla y ponía en su lugar, el trago ámbar que Aarón le había ofrecido- No crecí en un establo muggle, tengo modales, y claro, un sano respeto a su fama de...temperamental.

     

    A lo mejor aquello último le resultaba ofensivo, pero la Ivashkov era un poco suelta de lengua y pocas veces medía las palabras. Sus ojos azules buscaron los del portador del apellido Black, sólo para descubrir lo observando a unos magos en otra mesa.

     

    Ella también lo hizo, no conocía a ninguno, así que regresó los ojos a su invitado.

     

    - Espero que los conozcas, porque caso contrario he de admitir que me considero más digna de observar que aquel par -destacó enarcando una ceja divertida- ¿o es que realmente debí acercarme a la residencia Black en prendas ceñidas y escote?

     

    Bebió un trago del fino licor sintiendo el calor invadir su garganta, echando la cabellera castaña por detrás de sus hombros. A pesar de conocer que la mayor parte de la clientela de ese bar era parte de la Marca, no era prudente gritarlo a los cuatro vientos como si no estuviera en Ottery.

     

    - Te vi en una reunión a la que me invitaron hace un par de semanas, a la que fui invitada -inclinó un poco el rostro a ver si el tono de voz también descendía con eso-...por mis futuras intenciones y lealtades.

     

    Maida entonces aprovecho unos segundos para retirarse el guardapolvo negro y dejarlo a un lado.

     

    - No me gusta aprender al lado de cachorros, si puedo pedir la ayuda de hábiles sabuesos, Aarón Black. Por eso te he pedido que vengas aquí.

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  15. Unos minutos más tarde y mitad de vaso bajando por la garganta, la figura masculina que había estado esperando hizo acto de presencia en el local, alzó una mano intentando ser lo más femenina que se pudiera, aunque claro, no era algo a lo que estuviera acostumbrada. le observó de pies a cabeza, de hecho se veía incluso más atractivo que la primera vez que lo vio, aunque quizá era efecto de la cercanía y no de la belleza en sí. Encogió los hombros como si hubiera hablado en voz alta mientras el mortífago se acercaba a su lugar.

     

    — Buenas noches, Maida Ivashkov —se presentó esbozando una sonrisa a su invitado, si podía decirse de alguna manera—, aspirante a engrosar las filas oscuras.

     

    Volvió a beber un poco de cerveza de mantequilla puesto que la valentía que había usado para escribirle a un completo desconocido que además, era muy probable que tuviera uin carácter endemoniado, se estaba evaporando en el denso ambiente de aquella cantina. No se había equivocado en lo más mínimo mientras se imaginaba la estirpe de los Black, tenía el aspecto de alguien que poseía la elegancia de las familias victorianas y parecía desconocer el detalle. Como un distinguido personaje de Wilde, un escrito muggle que ella disfrutaba mucho.

     

    O quizá era que estaba acostumbrada a la tosquedad de Pietro y la comodidad de Víctor.

     

    — Espero no le haya molestado mi invitación, soy muy mala para las presentaciones grupales —dejó caer justo después de que sus labios se separaran del borde del vaso y alzó su mirada azul a su interlocutor—, y todos saben dónde habitan los Black.

     

     

    @

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  16. El día que fue aceptada como aspirante a las filas mortífagas, a la ojiazul le llamó la atención uno de los magos más apartados del grupo, quizá claro, porque ella misma se sentía de aquella manera. Luego de pensárselo más de la cuenta, decidió por medio de su madre averiguar de quién se trataba, eso sí, sin delatarle a ella que sabía de su pertenencia a las filas oscuras. Lyra era una persona que ocultaba muchas cosas en su pasado, y a Maida no le constaba que hubiera pertenecido al grupo. El mago en cuestión era nada más y nada menos que Aaron Black, miembro de la casa tan popularmente conocida por ser cuna de tantos magos tenebrosos, y según incluso se había informado, había engendrado algunos líderes de la Marca. Armada de un valor que incluso ella desconocía, rasgó unas escuetas líneas en un pergamino y alucinantemente empoderada como se encontraba, dio por sentado que aquella persona acudiría a la Cantina del Sr. Mulpepper , así que se dispuso a alistarse.

     

    A las diez de la noche, en la mesa más apartada del ruido, si, esas eran las indicaciones que había escrito, las recordó mientras la túnica que había dispuesto para aquella velada se intentaba enredar entre sus piernas, siempre le ocurrían cosas similares cuando caminaba muy a prisa.

     

    Al llegar a la cantina, decidió dejarse ignorar e ignorar al resto de visitantes, porque ya tenía un propósito en mente para esa noche y era, claro, despejar todas sus dudas con respecto al bando al que profesaba toda su devoción. Había escuchado cosas no muy favorables y por muy leal que se sintiera, quería también sentirse a gusto. Ahora, la pregunta caía de madura, ¿Acudiría el Black o caería bajo la reputación de distantes y orgullosos que tenía la mayoría de integrantes de su familia?

     

    Maida decidió esperar sentada —por si se cansaba (xD)—, frente a un gran vaso de cerveza de mantequilla.

     

    @

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  17. A pesar de ver ya, como dos mortífagos eran vendidos como si fuera aquello alguna barraca elegante de esclavos, Maida seguía sin entender demasiado el ejercicio. Es más, estaba un poco preocupada por el futuro bienestar de ambos magos, la gente que había pujado por ellos no parecían tener las mejores intenciones, y aunque no los conociere, algo parecido a la compasión de desató en su interior. Se preguntó si algún día ella estaría en la tarima ofreciendole a nuevos integrantes a sus compañeros, seguramente si se llevaba mal con alguno sería divertido ponerlo a la venta, pero no estaba del todo segrura.

     

    Revisó algunas de las cosas que había traído en su bolso mientras esperaba al tercer encuerado de la noche, ¿Conocería ella a alguno de los que ahí se iban a ofertar? Lo dudaba, o en todo caso, lo esperaba. Tampoco es que hubiera llevado galeones para llevarse a nadie. Ella sólo había asistido por el show, es más, estuvo determinada a retirarse del lugar, una vez se vendiera el tercer mortífago.

  18. La joven aspirante se quedó de piedra al escuchar que había sido especialmente invitada a ese lugar, que significaba tanto para él, asintió con gentileza mientras unos empleados le traían una carta. Lo cierto era que no tenía demasiada hambre, no era una persona con el apetito particularmente desarrollado, aunque claro, significaría una completa grosería por su parte no pedir algo, aunque fuere pequeño.

     

    — Hagamos algo, tú ordena algo dulce para mí y yo lo comeré sin chistar, en este menú hay tantas opciones que terminaría por rendirme y no ordenar nada —concedió cerrando finalmente la carta y cediéndosela—. Con respecto a mí, pues he estado haciendo unos trámites un poc engorrosos para certificar mi llegada a Inglaterra y bueno, eso me ha tenido un poco atareada, de hecho, esta es la primera vez que salgo del Castillo.

     

    Ladeó un poco la cabeza, como sopesando lo que contaba, dándose cuenta que estaba en lo cierto, desde que se había reencontrado con su madre casi que no había puesto un pie fuera de casa. La tranquilidad en esos días era algo que tomaba por invaluable y bueno, había que disfrutarla o al menos valorarla. Examinó un poco al elegante caballero que tenía al frente, estaba muy consciente de no haber respondido a sus halagos, y es que ella no estaba acostumbrada a recibirlos, terminando siempre con frases que la delataban como una tontuela más. No quería dejar esa impresión, y ya consideraba un gran logro el hecho de no haberse ruborizado hasta la orejas.

     

    — Por cierto, sigo sin saber porqué me dices "princesa Búlgara", no ostento ningún título nobiliario que lo avale, aunque he de recordar que la primera vez que nos vimos, mencionaste que te gustaba mi acento —empezó—, nunca he sabido agradecer las galanterías, pero quiero que sepas que si las valoro mi buen Albus.

     

    Miró las calles una vez más, buscando contener su ansiedad de manera satisfactoria, mientras veía algunios sombreros que le llamaron la atención. Una anciona lucía una panela bastante desproporcionada pero ella sabía llevarala, había que reconocerle eso. Albus para nada parecía un hombre tímido y Maida supuso que debía ponerse a la par, aunque no supiera como hacerlo exactamente, así que aprovechaba sus distracciones pequeñas para poder tomar impulsos.

     

    — ¿Tú ya terminaste de estudiar en Hogwarts? Yo estoy por iniciar apenas, parece ser que mis años en Drumstang no han servido de mucho y bueno, no pienso dejar el nombre de mi buena familia por los suelos, toca volver a los pergaminos y calderos —explicó regresando su mirada al apuesto mago que tenía al frente—, aunque la verdad, nunca he aprobado la manera en la que Hogwarts admite con tanta facilidad la diferencia entre los magos. Incluso entre los mestizos hay clases, algo que mi nuevo colegio, no cree.

     

    Y es que claro, ella misma era una mestiza, hija de un simple muggle fabricante de sombreros, sin embargo, por línea materna estaba emparentada con una familia sangre pura, aquello la hacía distinta. No era una Weasley cualquiera, no se relacionaba con cualquiera y durante años, incluso tuvo las amistades que buenamente seleccionaban para ella. Mestiza o no, no era de la misma categoría que los mestizos que profesaban en sus líneas optar por matrimonios con muggles, ella jamás se metería con un muggle. Y dada su última experiencia, tampoco con demonios.

     

    @@Albus Severus Black

  19. Buenos días, no sé si esto compete por aquí pero como veo firmas muy lindas e igual todo sigue siendo de la red HL xD pues me vengo a posar por estos lares para pedir un fashion emergency, pero para una historia de Potterfics.

     

    El tema es Muffliato, y como no tengo más ideas, por eso decidí dejarselos a ustedes los creativos :P

     

    Para mí me gustaria una firma con esta imagen porfa.

     

    Imagen:
    https://www.wattpad.com/102947474-actrices-para-personajes-alexis-bledel

    Texto: Maida (en itálica por favor)

    Texto 2: I wish I had your angel tonight
    Avatar: Sip porfa.

     

    Gracias de antemano n.n

    • Me gusta 1
  20. Era un tema indiscutible el tener que participar de las invitaciones que llevaban el símbolo de la Marca Tenebrosa, las entendiera ella o no. Decidió que el estar encerrada en el Castillo Ivashkov poco o nada el importaba al bando por lo que, sin chistar, comenzó a alistarse, aún a sabiendas que llegaría tarde. Usualmente no era una chica impuntual, pero tampoco es que estuviera haciendo esperar a alguien en particular, haría acto de presencia, trataría de llevar el evento con la mayor celeridad posible y volvería a su habitación, aunque claro, también podría aprovechar para ir a Londres y hacer el trámite que necesitaba para obtener la licencia para su elfo doméstico.

     

    Con algunas cosas en su cabeza terminó de vestirse de una manera muy sencilla, jamás había ido a una subasta por lo que algo intermedio, un vestido a la rodilla de tonos rojizos y una chaqueta de cuero negra le parecieron adecuados, todo en combinación con unos botines y una boina en los mismos tonos. Para cuando llegó al lugar, se sintió automáticamente opacada por la opulencia del sitio y pidió en su fuero interno que no sea un evento de gala.

     

    No lo era.

     

    Algunas sillas ya estaban ocupadas por personas que no tenía el agrado o disgusto de conocer, pero eso era más culpa suya que del resto, no había salido de la casa materna desde que puso un pie dentro. El mago que encontró en la parte superior del escenario le llamó la atención, un boxer de cuero negro no parecía pertenecer a aquel lugar. La ojiazul tomó asiento en un lugar un tanto apartado para no interrumpir a nadie y se pusto presta a oír las indicaciones que daba una rubia escultural que, al parecer, presidía la ceremonia.

     

    ¿Qué haría con él quién ganara la subasta? ¿Por qué lo estaban subastando? Aquello parecía un eco de las antiguas fiestas romanas y la verdad es que Maida se estaba comenzando a abrumar. Ni siquiera estaba segura de contar con los galeones suficientes. Mejor no ofertar y disfrutar el espectáculo. Alguien ofertó cien galeones. Si, claro, la Ivashkov no contaba con ese prespuesto, se cruzó de piernas dispuesta a ser una mera espectadora de la subasta mortífaga.

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  21. A decir verdad, lo expresado por su hermana y madre la confortaron un poco, al lo mejor eran las circunstancias de su llegada al Castillo lo que motivaban o mejor planteado, desmotivaban sus palabras. Estaba mental y emocionalmente agotada, lo suficiente para incluso ignorar el tema de no haber sabido de la existencia de Eliah hasta esos precisos instantes. Se decía una y otra vez que no estaba por cuestionar a su madre y por otro lado, estaba siempre la tentadora opción de verla en aprietos. No había exacta necesidad de ser crueles, pero si de divertirse un rato.

     

    Pronto los elfos trajeron algunos potajes y entre ellos, un plato con unas rodajas moradas del fruto que había solicitado, cogió un tenedor y cuchillo para dedicarse unos minutos a cortarlas en trozos más pequeños.

     

    — No, yo no creo que debamos hacerle preguntas Eliah, de hecho no se me ocurre ninguna ahora mismo —dijo comenzabo a sentir la vena traviesa palpitar en su sien—, aunque mmm, veamos, ¿Bulgaria era un país muy grande como para no hacer coincidir a tus dos hijas? Me lo pregunto porque la última vez que revisé un mapamundi no me lo pareció así, pero a lo mejor es sólo que jamás fui buena con la geografía muggle.

     

    Decidió no mirar a Lyra mientras se llevaba un trozo del morado fruto a la boca. Le faltaba sal. ¿era real la sensación que tenía de querer asesinar a alguno de esos pequeñajos? Sonrió y miró a su hermana, le parecía que con este ligero cuestionario pornto se harían, mucho antes que amigas, cómplices. Muggles, brujos o demonios, era sabido que es un placer culposo de los hijos, poner en aprietos a los padres.

     

    @@Eliah Ryddleturn

    @@Lyra Katara Selwyn

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  22. Antes de acudir a la reunión, la ojiazul tuvo la precaución de averiguar un poco sobre el lugar, sonrió muchas veces frente al espejo al encontrarse divertida mientras escogía entre sus múltiples sombreros. Terminó escogiéndo una boina negra que le permitía llevar el cabello recogido en un moño lateral. Impermeabilizó mediante magia todo su atuendo pues el día estaba repleto de nubes grises y seguramente cuando llegara a la panadería estaría chorreando lluvia por todos los lados. Prefirió la comodidad de un par de jeans negros y una blusa holgada negra atada al cuello, se cubrió con una capa roja de pana, solo para no estar muy monocromática y se enrumbó al lugar indicado.

     

    Estaba ligeramente tarde para cuando llegó al Callejón Diagon, pero afortunadamente y a pesar de la lluvia, que finalmente había llegado, seca. Ingresó y preguntó a una señorita del staff por el joven Albus Black, siendo inmediatamente conducida a uno de los salones del lugar. Maida sonreía muy complacida del lugar, las lámparas colgando, el fino mármol y los muebles la habían transportado a un sitio muy diferente al de la lluviosa calle. Lo distinguió a lo lejos, observando la calle desde su asiento.

     

    Recordó, cuando en la estación de tren, su compañero de vagón había preferido ir al Ministerio de Magia que escoltarla, un grupo de amgos la entretuvieron y le indicaron un hotel indicado dónde poder descansar. Entre esos magos se encontraba el moreno Albus Black, había acordado con él volver a verse, aunque para ser sinceros, ella había esperado dilatar ese encuentro lo más posible. Cuando recibió la lechuza con la invitación en el pergamino, no tuvo el coraje de declinar la invitación.

     

    Se armó de valor tomando una bocanada de aire y se quitó el abrigo rojos, no era necesario ahí dentro, con la iluminación que además de amarilla, era cálida. Tomó asiento frente a él intentando ser lo más sigilosa en sus movimientos y cogió los lentes de sol puestos en el centro. Se los colocó y llamó su atención aclarándose la garganta.

     

    — ¿Qué cuentan los bares de Londres a los que pretendían llevarme? —dijo con un marcado acento búlgaro, sabía que a él le gustaba, se lo había hecho saber en los primeros cinco minutos de conocerse— No deberías ver lo gris que están las calles justo cuando tienes una verdadera obra de arte en este local.

     

    Puso su abrigo doblado al lado de su asiento, y se sacó las gafas de sol para volverlas a su sitio mientras le sonreía a su interlocutor.

     

    — ¿Has pedido ya algo? —preguntó curiosa Maida volviendo a perder su mirada en los detalles decorativos de aquella instancia— ¿Crees que María Antonieta habría aprobado este diseño o ella sería incluso más exigente?

     

    La pregunta la había realizado con un tono ligeramente inquisitivo e instigador, como si ella misma estuviera evaluándolo. Finalmente añadió.

     

    — Yo estoy fascinada, has hecho una buenísima elección.

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  23. Los ojos de la bruja se movían cautelosos buscando aquella cafetería que estaba segura se encontraba dentro de aquella tienda y claro, luego de unos segundos notó que su mano se había quedado en el aire, justo como las palabras del mago que, ahora sabía, se llamaba Aziid. Se quedó pensando un poco en sus palabras, no entendía quién podía estar en contra del manifiesto religioso que significaban los dioses en alguna cultura, es decir, no es que ella hubiera escogido ser una virgen de Apolo de haber vivido en la antigua Grecia, pero todos necesitaban algo en que creer. O bueno, era una convención universal en la que poco o nada podíamos hacer. De todas formas no dejó ver su enojo por el desplante de la mano y simplemente resopló muy quedamente.

     

    - No fue idea mía venir aquí, creo que conociendo tus gustos y disgustos —explicó llevando sus manos a sus cabellos por unos segundos—, ha sido tu primo el que ha querido jugarte una ligera broma. No lo culpo, pareces el blanco perfecto para bromas de este tipo —lo estudió un poco de pies a cabeza—. además, tú encajarías perfectamente como un dios griego de los páramos, guapo, atlético, de buen porte, seguramente las historias te pintarían rodeado de muchas ninfas del bosque.

     

    Le sonrió,

     

    - Y no conozco ningún hombre que deteste la idea de verse rodeado de niñitas tontas bailándoles alrededor.

     

    Caminó unos pasos hacia uno de los ventanales de la pirámide, disfrutando de la vista que Aziid tanto parecía detestar y sopesó su pregunta. Como siempre, estaba la alternativa de ser directa y contestar lo que ella creía era la cuestión indicada, o estaba la opción más entretenida, aunque más cliché de jugar su mismo juego y hacerse la interesante. Entretanto lo consideraba abiertamente, se dedicó unos segundos a quitarse el abrigo, no estaba haciendo tanto frío como había pensado al inicio del día.

     

    - Si te refieres a qué hago aquí en el Atelier, ya que dije que fue idea de tu primo, y si te refieres a qué hago aquí en Londres, pues su´pongo que tentar a la suerte, intentar perderme entre tanta bruja y así, mil cosas indefinidas realmente —informó decantándose por no verse tan pagada de sí misma—, vamos a otro lado si así lo prefieres, no tengo inconveniente, pero si no te importa, quedémonos aquí y echemos un vistazo a los jardines, puede que a ti no te interese complacerme pero en mi caso particular, no sabría como hacerlo, apenas te conozco.

     

    Colocó su saco en uno de los percheros cerca de la puerta dándole poco menos de dos minutos para tener alguna respuesta y se posicionó frente a él, intentando con el mayor de sus esfuerzos posibles, comenzar de cero, sin que ambos terminaran cayéndose mal. Aunque hizo una nota mental para enviarle un vociferador a su ex compñaero de Drumstang.

     

    - ¿Y entonces? ¿Te vas, te quedas, nos quedamos o nos vamos?

     

     

     

     

    @Röv

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