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Talia Mckinnon

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Todo lo publicado por Talia Mckinnon

  1. La biblioteca de los Gryffindor contenía grandes tesoros. La pelirroja no sabía si la familia estaba enterada de ello, pero ella hacía poco lo había descubierto. Hacía un par de días que había decidido aparecerse por la mansión, impulsada por un ferviente deseo de volver a encontrarse con su hermana y por una casi tangible necesidad de interactuar con personas mas... normales; aunque el calificativo en realidad no iba bien adecuado. Solo quería sacudirse de tanto embrollo de divinidades griegas que la habían perseguido incluso en aquél lugar. El primer día no se había topado con ningún alma, contrario a lo que recordaba cuando había puesto pie por primera vez en aquéllos terrenos. Los integrantes de la familia brotaban a cada segundo, como flores de cerezo en primavera, al grado que era difícil para la semidiosa recordar a todos los que había conocido ese día; y eso era decir demasiado. Haciendo una pequeña excursión por salas y pasillos, perdiendo una que otra vez el camino y reencontrando en otras la dirección correcta, fue como había llegado de nuevo a la imponente biblioteca. Las grises tormentas de sus ojos relampaguearon con anhelo, devorando con la vista cada título en cada tomo. Ese día tomó uno, y comenzó a leerlo mientras seguía deambulando por la mansión. Para aquélla noche, habiéndolo finalizado, sus pies habían terminado terriblemente hinchados. El segundo día, habiendo dormido en la acogedora habitación que gentilmente su hermana y cuñado habían dispuesto para ella, volvió a la biblioteca y tomó dos libros más, regresando con ellos a la habitación de donde no se le vio salir más. Al quinto día ya tenía una pila de no menos siete libros sobre la cama, y otros cinco sobre la mesilla de estar. Para entonces la pelirroja intuía que nadie en la mansión estaba enterada aún de su presencia. Decidió volver a salir, evitando el camino que ya de memoria sabía hacia su fuente inagotable de sabiduría, deseando que, aún cuando no se encontrase aquél día con Annick, por lo menos alguien (corpóreo o incorpóreo... lo que sea) se le cruzase por el camino.
  2. El corazón de la pelirroja dio un vuelco cuando el profesor comenzó a la clase y se presentó como un Gaunt. Inmediatamente sus pensamientos volaron no muy lejos del lugar, reanudando con la ansiedad que le causaba estar postergando cada vez un encuentro con su madre adoptiva. Tal vez ya era hora, se dijo a sí misma, de encarar a aquélla mujer finalmente. Pero no era ese el momento para preocuparse por ello, y pronto su mente volvió a donde tenía que estar. Una taza de café humeante estaba dispuesta para ella, y en ese instante su compañera de clase ya había tomado la palabra, para la sorpresa de Talia, que tuvo que hacer un pequeño esfuerzo para retroceder y comprender lo que el profesor les había pedido, y maldiciendo mentalmente por haberse distraído tan fácilmente. Avril Malfoy dijo bastante, y por un momento la escocesa no supo que podría agregar para complementar la información, pero tenía que hacer un esfuerzo. Pensó es sus antiguas clases en Hogwarts, en sus años de servicio como sacerdotisa y cazadora, y cómo había tenido que aprender de la naturaleza para protegerla, restaurarla e inclusive usarla a su favor en ocasiones. Para ello había tenido que conocerla y estudiarla. Pero todo había sido conocimiento experimental. —Bueno, además de lo ya dicho por la señorita Malfoy —miró y sonrió cordialmente a su compañera al mencionarla —, debo agregar que el estudio de las plantas, y sus efectos en el planeta y los seres vivos, han tenido lugar desde épocas prehistóricas, por lo que es fácil suponer que ha sido una de las materias mas arcaicas que existen y que aún tiene gran auge en la actualidad por sus grandes aportes mágicos y medicinales. Sin olvidar, de la importancia que actualmente conlleva su cuidado para evitar la extinción de numerosas especies. Pensó en mencionar a algunos herboristas famosos, pero quizás mencionar nombres muggles no sería buena idea. Tampoco podía mencionar a Deméter, ¿o si? Sin duda aquélla diosa griega había aportado demasiado al tema, sin mencionar el hecho de que había sido por un par de meses su propia tutora en el antiguo templo de Segesta, dedicado a ella. De modo que tenía que recordar mas nombres, que no fuesen tan extraños. —Elladora Ketteridge —continuó —, sin mal no recuerdo fue la bruja a la que se le atribuye haber sido la primera en descubrir las propiedades de las branquialgas— técnicamente ahogándose con ellas hasta que metió la cabeza en un cubo de agua. Al recordarlo, Talia esbozó una sonrisa. No cabía duda de porqué el nombre lo recordaba tan bien —. Aunque fue realmente Beaumont Marjoribanks quien introdujo tales conocimientos al mundo mágico, y sin duda fue un pionero en el tema, gracias a su recolección y clasificación de innumerables plantas mágicas. —En pocas palabras, me parece que el objetivo de la Herbología es proveer el conocimiento necesario para el uso correcto de las propiedades de las plantas y hongos mágicos, así como para su cuidado. Terminó. Sus manos rodeaban la taza de café, tamborileando los dedos sobre la porcelana. @@Emmet Haughton Gaunt @@Avril Malfoy
  3. —Pensarás que ya lo sabes todo —había dicho él, añadiendo un esbozo de sonrisa a sus labios que restaba seriedad a su expresión, pero la pelirroja supo que en aquél momento ella había alzado una ceja de aquélla forma en que lo hacía cuando ponía algo en duda —, pero las cosas allá no te serán tan sencillas por el simple hecho de abrir un libro y devorarte las letras que contiene... Talia exhaló con cierto fastidio al recordar las palabras de su mentor, pues haciendo honor a sus palabras, no había errado en afirmar aquéllo. Desde que había regresado a su vida mágica las cosas se volvieron un tanto intransigentes para la Gaunt, pues además de que tener que terminar con todo lo que había dejado pendiente cuando, quitada de toda pena, se hubo marchado para "no volver" -desde sus inconclusos estudios en Hogwarts hasta la falta de conciliación con su complicada vida familiar-, debía ponerse al corriente con las numerosas reformas mágicas que se habían creado. Eso incluía tener que demostrar sus conocimientos de una forma mas ceremoniosa. La lechuza con el aviso de su clase había aterrizado esa mañana en el alféizar de la ventana de su oficina de su recién inaugurado negocio dentro del Callejón Diagón. Había ido corriendo hacia ella pensando que era una carta mas... personal, pero su rostro se ensombreció en cuanto leyó al remitente. De modo que, con el corazón comprimido por la desilusión, preparó todo para desaparecer todo el día de sus obligaciones y se dirigió a los terrenos de la universidad mágica. No le fue difícil encontrar el camino hacia los invernaderos, pero conforme se acercaba al lugar que se le había indicado, el humor de la escocesa fue mejorando; después de todo, estudiar era uno de sus pasatiempos favoritos. Tenía que estar mas emocionada, pero en las últimas semanas se dejaba llevar por las faltas de noticias de... bueno, ella no quería ni pensar en el nombre porque caería en el mismo pozo de nuevo. Debía concentrarse en lo que tenía por delante. Una vez convencida de esto, paso lista mentalmente de todas las herramientas que tenía a la mano para esperar una fructuosa cátedra de herbología, la cual había sido la materia que mas le urgía aprobar. Por supuesto, una larga vida rodeada por la naturaleza y, durante un largo servicio como sacerdotisa, estando al cargo de cuidar de ella, era sin duda su carta mas fuerte. Al llegar, sus grises ojos hicieron una rápida inspección del interior del invernadero tres. Allí ya se encontraba el profesor y una mujer que no reconoció. Pero no había esperado lo contrario. Al cruzar el umbral atrajo sus miradas, y entonces Talia sonrió con cortesía. La luz que se filtraba por el techo en forma de tragaluz acentuaba cada peca en su rostro —Buen día. Espero no haberles hecho esperar mucho tiempo... Se terminó de acercar hacia el tablón medio que se extendía a lo largo del invernadero —Soy Talia McKinnon, es un placer —aseguró, inclinando levemente la cabeza hacia ambos personajes, y entonces guardó silencio, otorgándole al profesor la oportunidad de iniciar con la clase. @@Emmet Haughton Gaunt @@Avril Malfoy
  4. Hola, según se puedo inscribirme para adquirir un conocimiento... si no, pues pueden ignorarme (?) Nick: Talia Mckinnon ID: 120612 Conocimiento: Herbología Nivel de Magia: II Link a la Bóveda: No. 109020 Link a la Ficha: Ficha Gracias.
  5. Instalada en la oficina principal, la pelirroja se preparaba para un día como cualquier otro, y tal pensamiento le arrancó un profundo suspiro. Le había parecido buena idea asociarse con Galery. Juntas habían abierto un nuevo negocio en el Callejón Mágico, y además Talia había aceptado la propuesta de la rubia de ayudarle en el restaurante, lo cual le había dejado con una gran responsabilidad de golpe. Aunado a eso, había convencido a la Grindelwald de tomarse unas vacaciones con el fin de que se despejara, se relajara, y revalorizara todos sus proyectos futuros. Lo cual había dejado a la semidiosa con el reto de encargarse ella sola del restaurante, con ayuda del administrador oriental al cual había agredido el día en que se habían conocido, lo cual no había ayudado a crear un ambiente laboral amistoso. El squib la odiaba, o eso era lo que Talia leía en sus ojos cada vez que se encontraban, y aunque no le reprochaba ese trato, le venía dando igual. No era la primera vez que colaboraba con la hostilidad. Los números estaban bien, las cuentas eran favorables y el servicio estaba a reventar; Talia revisaba cada documento que Kaneshiro le hacía llegar. Por lo menos, el oriental sabía hacer muy bien su trabajo. Taki-Tou había tenido la amabilidad de dejar en el despacho muy temprano, y el aroma de la deliciosa comida ya provocaba rugidos en su estómago, por lo que dejó el papeleo a un lado y comenzó a comer. Aquél elfo podría haber sido nombrado dios de la gastronomía latina, su comida era tan buena que le provocaba remordimientos devorarla tan rápido. De no ser por la reconfortante comida, Talia habría decidido encargarse del lugar desde otro lugar. La ausencia de Galery la sumía en un estado de nostalgia que realmente no comprendía del todo...
  6. Taki-Tou. Elfo Taki-Tou estaba feliz. La señorita Talia había decidido visitar el restaurante un día más y eso significaba grandes noticias para el elfo, que parecía haber encontrado finalmente a alguien que apreciara todo su repertorio culinario e incluso de sus experimentos con sabores mayormente mexicanos. Se hallaba en camino a las cocinas cuando escuchó las campanillas de la puerta de la entrada al abrirse, anunciando un nuevo cliente. El elfo aguardó unos segundos, esperanzado de que algún otro elfo se acomediera en atender pero nadie bajó. Eso significaría que tendría que desprenderse de la cocina por unos instantes, y con un bufido salió al encuentro del cliente, pensando en pronto pedir un aumento a la señorita Grindelwald, dado que hablar con el caradura del administrador sería una pérdida de tiempo. Un elfo doméstico aguardaba, lo cual no le sorprendió. Al restaurante comúnmente llegaban los sirvientes de los magos a realizar pedidos a domicilio, lo cual a veces significaba una buena propina. Taki-Tou se alisó el falso mustacho bajó la nariz y se acomodó bien el sombrero charro sobre la cabeza —Bienvenido a The Ramen Kingdom, ¿Qué desea llevar y porqué no agregamos unas quesadillas picantes a su orden? A tu amo les encantará —le guiñó un ojo — Se han vendido como pan caliente —mintió... @@Shena Cindy de Ryvak M. Talia La pelirroja sonrió ante la respuesta del mago, pero parecía estar a disposición del itinerario del mago que le acompañaba. Tener mas acompañantes para la comida le parecía muy buena idea, no deseando abrumar a Galery ni aprovecharse de su cortesía, haciéndola sentir obligada a acompañarle cada vez que se le antojaba comer en el restaurante. Hasta el momento, no la había dejado sola ni un solo día. —No se imaginan las delicias que preparan aquí —aseguró, instándolos a quedarse —, aunque debo advertirles antes que pueden ser adictivas —sonrió —. Es cierto, Albus, aún tenemos ese asunto pendiente, y no creas que me he olvidado de ello ¿Estás en un equipo de quidditch? Tienes que invitarme alguna vez a algún partido. Talia instó a los dos magos y a la Grindelwald a seguirla a la mesa más cercana, no estando ni siquiera a cinco pasos lejos de donde se hallaban; se sentó en un extremo, invitándolos a que hicieran lo mismo —Realmente no he hecho demasiado. Terminé mis estudios académicos y realicé un viaje de promoción, al volver me puse en marcha para abrir un negocio aquí en el Callejón... debes visitarme por allí un día de estos, Albus... Miró hacia el otro mago, Antoni, y sonrió con cortesía. Hasta ese momento no había dicho demasiado, y no deseando ser grosera les preguntó si trabajaban juntos. @@Albus Severus Black @
  7. Hola Vengo a avisar que abrí la bóveda de mi nuevo negocio :3 Nombre del Negocio: Sirens Link a la Bóveda del Negocio: http://www.harrylatino.org/topic/109606-boveda-negocio-sirens/ Trámite a realizar: Aprobación de Bóveda de Negocio Muchas gracias!
  8. Talia no insistió con el tema del oriental que había estado escuchando a hurtadillas la conversación entre ambas, y aunque no bajo del todo su guardia cuando la rubia le afirmó que su empleado era de su confianza, quedó más tranquila. Galery no daba pinta de ser una chica ingenua a quien cualquiera podía tomarle el pelo, no obstante la semidiosa sintió mucho que la Grindelwald tomara su acto como un movimiento sobre protector. Nadie mejor que ella sabía la autosuficiencia, fiereza y suma destreza que podría demostrar una mujer a la hora de defenderse o atacar, y no había sido su intención menospreciar esas cualidades en su nueva amiga: por todo lo contrario, se había tratado de un asunto de viejas costumbres que, aunque le desagradara la idea, tenía que comenzar a dejar atrás. Fue entonces que por primera vez pensó que quizás se había sobrepasado con aquél hombre. —Galery, por favor, no me malinterpretes de esa manera —le pidió, mientras se volvía a aproximar a la mesa para sentarse de nuevo. De forma automática tomó un par de palillos y sus manos comenzaron a juguetear con ellos para pellizcar un poco el arroz de un pequeño onigiri que tenía tan buen aspecto como toda la comida en general —, no era mi intención ofenderte de ninguna manera y te puedo asegurar que mi agresión ha sido, simplemente, un reflejo provocado por tantos años de... Se detuvo, levantando la vista hacia sus ojos verdes, tratando de buscar las palabras adecuadas y evaluando a la rubia al mismo tiempo, preguntándose qué tanto podría compartir con ella; sin embargo, pareciendo advertir sus preguntas mentales, la Grindelwald se lo preguntó directamente, con las justas palabras que tanto se había hecho ella misma. Tras un breve momento, la pelirroja suspiró y le dedicó una sonrisa contenida en un mar de melancolía. —Eso trato de averiguar, Galery —respondió, sin desviar sus mercuriosos ojos en otra dirección. Sus sentidos estaban alerta desde la intromisión del administrador, y nadie más las acompañaba en los jardines en ese momento —Obviamente no quiero parecer muy enigmática así que, te diré lo básico que hay que saber sobre mi, aunque muy pocas personas se enteran de ello —bebió un poco de su clamato. —Hace un momento, cuando me presenté contigo, te indiqué que era hija de Anne... y eso es cierto, no te mentí. Sin embargo, debo aclarar que ella es mi madre adoptiva —hizo una pausa, recordando las numerosas veces en que, en su niñez, había deseado que la Gaunt fuese su verdadera madre —, y aunque siempre he sido tratada como una Gaunt legítima, nunca he podido llevar una vida mágica "normal" por culpa de mi verdadera madre. »Ella... bueno... ¿Qué tanto conoces sobre mitología Griega? DÍAS DESPUÉS, EN LOS MISMOS JARDINES... Talia había decidido ir a visitar a su amiga aquélla mañana, contando con tiempo suficiente para quedarse más tiempo del habitual. Sus visitas al Ramen Kingdom se habían hecho muy habituales y con frecuencia había incluso ayudado a la Grindelwald con varios asuntos del negocio, cuando la bruja estaba muy enrollada con tantos asuntos. En ese momento, se hallaban ambas brujas en los jardines, charlando sobre un tema tan random que había surgido repentinamente. En medio de la conversación dos magos hicieron su entrada, y la pelirroja notó que se acercaban. Sonrió cuando reconoció a uno de ellos, Albus, a quien había tenido el placer de conocerle en los eventos de Halloween en los que había participado, e con quien inclusive había hecho muy buen equipo. Al llegar, ambos saludaron. —Que gusto verte, Albus —le respondió, sonriendo por su pregunta sobre boggarts —. Yo siempre tengo alguno escondido en el armario —le guiñó el ojo. Arqueó las cejas sorprendida al escuchar aquélla vieja broma sobre los wombats, mirando a Galery de reojo, pues sabía cuan personal se tomaba aquélla jugarreta que hacía tiempo habían dejado atrás. Para cambiar el tema, la pelirroja saludó al otro mago. —Hola, soy Talia —le tendió la mano, observando en ese momento que un viajero más los había acompañado sin haberse percatado de ello. Era un lindo micropuff que no tardó en brincar a los brazos de Galery, quien parecía ser su nueva dueña. —Si no tienen mucho por hacer, permítanme invitarlos a comer —dijo a ambos magos —, así nos ponemos al día, Albus... ¿Que les parece? @@Albus Severus Black @ @@Galery Grindelwald Malfoy
  9. La semidiosa jamás lanzaba promesas vacías, y estaba más que dispuesta a cumplir con su advertencia. Pese al enojo, mantuvo la varita firme en su mano y ningún titubeo se delataba en su rostro sereno, hasta que el hombre oculto entre la flora salió para encarar a las dos brujas. Las sombras ocultaron unos segundos mas su rostro, pero la hija de Atenea pudo oler la sangre desde la distancia. —¿Quién eres? —lanzó tajante la pregunta, una vez que el oriental se acercó lo suficiente para que ambas pudieran verle el rostro. El hombre miraba a la escocesa con furia, pero esta no dudo en sostenerle la mirada. La Kunai que le lanzó había atravesado limpiamente su palma, y la sangre le escurría hasta el suelo. Galery, por su parte, se acercó a él una vez que lo hubo identificado como el administrador del restaurante; las cejas de la pelirroja se arquearon ante la sorpresa, y fue hasta entonces que decidió bajar la varita. Observó a la peli-plateada obtener el díctamo de su bolso y verter unas gotas en la mano del hombre una vez que le sacó la cuchilla, curando su herida en cuestión de segundos. Por un breve momento la escocesa pensó en ofrecer una disculpa al administrador pero cambió de opinión de inmediato. Sus fieros ojos no habían dejado de estudiarlo, y podía sentir emanar de él una nociva energía que invadía toda su aura... una energía sin pizca de magia. No obstante, lo único que le preocupaba a la semidiosa era haber ofendido a su anfitriona con su comportamiento. —Lo lamento, Galery —dijo, pasando de él —, por lo único que me disculpare es por no haber correspondido a tu genial hospitalidad, y entenderé si deseas dar por terminada nuestra tertulia —la pelirroja esperaba al menos que la Grindelwald no estuviese demasiado molesta con ella —. Hay costumbres que no pueden dejarse de la noche a la mañana, y no estoy habituada a pasar por alto este tipo de comportamiento... Pensó en decir que había casi matado a hombres por menos que eso pero concedió mejor guardárselo. —Si aceptas un consejo de una amiga, creo que deberías hablar con tu administrador sobre no escuchar conversaciones a las que no ha sido invitado —lo miró fijamente —, no es un comportamiento que invite a la confianza. @@Galery Grindelwald Malfoy
  10. Tan solo en instantes la noche había caído sobre la ciudad, llegando la hora en que las lumbreras de los jardines del restaurante se encendieron para ayudar a las luciérnagas a iluminar la escena. Mientras escuchaba a la Grindelwald, con toda la atención que podía brindarle, le pareció que la bruja misma iluminaba también el lugar, como un sol. Le recordaba a algunas de sus hermanas cazadoras, hijas de Apolo, solo que Galery tenía "algo más" que aún no llegaba a descifrar. La McKinnon no pudo evitar percatarse de que la rubia estaba descargando muchas cosas que le habían estado molestando, tanto en su cabeza como en su alma, y lo mas curioso de todo ello era que lo estaba haciendo con ella misma: una desconocida. Por las palabras que salían de sus labios, expresando sentimientos y emociones muy coherentes, Talia podía darse al menos una idea del carácter de Galery y de que no era sencillo para ella abrirse de esa manera. Fueron conjeturas que enseguida la rubia le confirmó. —Descuida, Galery —sonrió Talia con franqueza —. Yo misma entiendo que en ocasiones es difícil encontrar refugio en alguien, aunque sea solo para hablar y ser escuchada —desvió la mirada un segundo hacia el cielo estrellado de la noche pensando en su propia madre, quien no había dado señas de escucharla en un tiempo — y, si te soy franca, aprecio que lo hagas conmigo. Puedes hacerlo siempre que desees... puedes considerarme una amiga. Se levantó de la silla y se acercó al estanque junto a ella, donde daba trozos de pan a los peces. Se acuclilló y con el índice dibujo un símbolo en la superficie del agua tras lo cual hundió toda la mano y enseguida todos los peces se arremolinaron en torno a ella, dejándose acariciar sin temor alguno. Al referirse Galery de aquélla forma de los animales, Talia terminó de convencerse de que se había topado con una chica de lo más interesante, y muy especial además. Se reincorporó y la miró sonriendo, sin decir nada más, y justo en ese momento regresaba el elfo con más comida. La pelirroja sintió que se estaba "enamorando" de ese elfo, y aunque hacía tiempo que había estado evitando beber alcohol -unos ocho años, aproximadamente- le concedió a la bebida una oportunidad, no deseando rehusarse a la invitación de Galery. De modo que, tomó uno de los tarros y lo levantó en torno a la rubia. —Por la llegada del día en que los humanos entendamos la verdadera belleza de la naturaleza —brindó, tomando uno... dos... tres... cuatro tragos de cerveza. Estaba absolutamente deliciosa. Cuando bajó el tarro se disculpó entre risas, explicando lo mucho que le había gustado. No obstante, algo en las sombras, oculto entre las plantas, llamó su atención. Aún cuando se hallaba perfectamente escondido no pudo escapar de los sentidos de la semidiosa quien, en un rápido e imperceptible movimiento hizo que una kunai saltara a su mano desde el interior de su bolso y lo lanzó con perfecta puntería a lo que les acechaba a doce metros de distancia. Se oyó un gemido de dolor humano, de un hombre adulto. Los ojos de Talia centelleaban. —Sal de tu escondite o lo próximo que te lance no será solo una cuchilla —exclamó, desenvainando la varita. @@Galery Grindelwald Malfoy
  11. —Me parece que este es el lugar —murmuró la joven pelirroja, un poco mas segura después de tanta indecisión. Había dado ya varias vueltas por diferentes plantas pero la primera parecía la adecuada. Se acercó hasta el mostrador, no sin antes detenerse en varios aparadores donde se exhibían objetos de todas clases. La escocesa repasó mentalmente el presupuesto que se había fijado para gastar aquél día, tratando de controlar sus impulsos por comprar varias cosas que llamaron su atención. «Si no los necesitas, mejor aparta la vista» Por suerte había en existencia lo que había ido a buscar. —Buen día —saludó en el mostrador —, me gustaría hacer esta compra... ID: 120612 Nick: Talia Mckinnon Link a la Bóveda Trastero: -- Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda No. 109020 Nivel Mágico: I Fecha: 2016-11-28 Objeto: Cámara de Fotos Mágica. Puntos: 20 Precio: 1000 G Objeto: Guantes de Piel de Dragón Puntos: 10 Precio: 500 G Total de puntos: 30 Total de Galeones: 1500 OFF: Solo para aclarar que en el apartado de Nivel Mágico puse I pese a que no me aparece aún en apartado alguno el nivel que poseo, y lo desconozco. Es mi primera compra en el Magic Mall y, aunque no se que tan cierto sea, me dijeron que tras mi compra el nivel aparecería.
  12. Vuelvo antes de que hagan caso a mi petición anterior (post 17) y luego no me dejen venir hasta el mes siguiente, solo para añadir a mi petición que también se me agregue el conocimiento de Encantamientos ahora que han venido a anunciar mi aprobación de Éxtasis. En Resumen: ~Agregar Encantamientos y Cuidado de Criaturas Mágicas como conocimientos de personaje ~Quitar a familia Gryffindor como mi familia adoptiva y la bóveda correspondiente. Gracias.
  13. Hola, Quisiera pedir la edición de mi ficha para quitar a la familia Gryffindor como mi segunda familia, así como los links de la bóveda de la misma (Bóveda familiar No. 2) y, aprovechando, deseo que se me agregue el conocimiento de Cuidado de Criaturas Mágicas, que no había tenido oportunidad de venir a pedir por tanto merequetengue. Gracias
  14. Lo siento mucho Bastian, pero sigo sin entender... ¿Realmente es así como toman ese tipo de decisiones? No soy quien para meterme en asuntos administrativos, vamos, soy solo una simple usuaria ¿no es así? Prácticamente nueva, además, que realmente no es así. No obstante me dices que esto ya se había tratado desde el 2012 y no he encontrado en ningún lugar en el reglamento o en el manual de rol, algo que se refiera al control de razas o características de personaje que no son permitidos, si lo dice en algún lugar POR FAVOR indícame el camino. Como ya había mencionado, me parece incongruente la lógica que se utiliza para aceptar demonios y semidioses no, que es este caso, simplemente excusándose de que siempre han existido los demonios en el foro (y si, estoy consciente de que al querer normalizar esto se les vendría medio foro encima y también le rehuiría a tal revolución... pero como yo soy solamente una pues... ni hablar) ¿Es un elemento que se puede añadir de forma natural? ¿Que hay de los cazadores de sombras? Siguiendo el hilo, siempre hay quienes cazan y exorcizan demonios... también se pueden añadir de forma natural ¿no? ¿Religiones? ¿Dioses?... ¿Hace falta normalizarlos? Nadie dijo nada sobre inventar nuevos dioses o religiones, que simplemente vienen implícitos en cualquier historia ya sea si se menciona en el tema o no. La propia existencia de los demonios implica la existencia de su contraparte, ángeles y por lo tanto, dioses. Vuelvo a preguntar, ¿Porque permiten sacerdotizas entonces?. Y respondiendo a la pregunta de Crazy de que si vamos a mezclar mitología griega con HP... ustedes ya lo hicieron... Creo recordar inclusive una temática de gala en la que llevaron todos al Monte Olimpo y rolearon con cuentas de dioses como Afrodita ¿a que no? Esfinges, centauros, etc... todo es parte de mitologías diversas. Sí, no es el tema del foro, pero todo tema es abarcado y es usado para, y simplemente, enriquecer un rol... que es lo que yo traté de hacer con la historia de mi personaje: enriquecerlo, pasando la muralla de lo cotidiano y las tantas historias repetidas en contexto que hay ya en este lugar. Simplemente enriquecer MI rol... no inventarme poderes ni llevarlos a todos a la adoración de dioses Griegos. Y algo más, que hay sobre los guerreros Uzza? Creo que, deben a sentarse a hablar seriamente el tema porque hay demasiados huecos, y aunque se que se requiere de un gran esfuerzo por parte de ustedes mantener en pie este foro, no pueden llegar con este tipo de alegatos sin base ni consistencia, y simplemente con solo opiniones personales.
  15. Con todo el respeto que se merecen los administradores y moderadores, y sin afán de ofender a nadie, apelaré lo siguiente.... Se me hace una tremenda estupidez que se me pida editar la historia de mi personaje con el solo argumento de "En nuestro rol, potterico en esencia, no existen deidades griegas." que es mas hipócrita e incongruente que cualquier cosa que haya leído en este foro. En un rol "potterico en esencia" tampoco existen los demonios, no existen los vampiros (tal cual y la mayoría los describen), no serían válidas las familias con apellidos de otras sagas (y tampoco serían permitidas las historias con que las las conectan al rol)... si bien, la petición es parte de regularizar las historias de todos estos, entonces no tendría porqué decir nada, pero como sé que no lo es, no entiendo de donde se saca esto. Mi historia, si bien menciona que mi personaje es hija de una Diosa y de un mago, que yo sepa no interviene con el rol general... pottérico... que 'en esencia' se lleva en este foro. Sírvanse a revisar mis roles hasta ahora... mi personaje no tiene poderes ni nada que se pueda utilizar para un abuso de rol de mi parte, solamente siendo característica la sola procedencia. Ni siquiera mi raza, que es sacerdotisa, y que esta incluida en la lista de razas permitidas, es "potterico en esencia"... y me pregunto, sacerdotizas de quién, si no es de dioses? De modo que, no voy a editar nada en la historia, y si la quieren dejar en blanco, déjenla en blanco... que yo seguiré mi rol como lo he estado haciendo hasta ahora. Y hasta que este mal entendido no se aclare, no optaré por cambiar de opinión. @ @@Crazy Malfoy @@Mackenzie Malfoy
  16. No pensé que fuera a ganar algo, peeeero no voy a reclamar eso Cambio de Nick Para cambio de Subtitulo Edité por un error ortográfico
  17. La escocesa esperó a que la rubia acabara con su platillo, sin poder recordar cuando había sido la última vez que había visto a alguien engullir un jugo tan picante; ni siquiera ella misma soportaba beberlo de un solo trago, solo a pequeños sorbos. Mientras se disculpaba, la pelirroja observó el bonito color impreso en las mejillas de la bruja por causa de la pena, y ello le sacó una sonrisa. —Será mejor que pidamos más — dijo, ofreciéndole una servilleta. Talia se sorprendió ante la reacción de Galery cuando mencionó el adjetivo que usaba siempre para dirigirse a su hermano. Si bien, la Gaunt lo llamaba 'príncipito rumano' era porque realmente se trataba de un chico perteneciente a la nobleza rumana, no porque pensara que se comportaba como tal, añadiendo el hecho de que ella jamás había tratado con él y siquiera sabía cómo era físicamente. Simplemente le conocía porque su madre le había contado sobre él en alguna ocasión. No obstante guardó sus comentarios, dándose una idea del muchacho en base a las palabras de la Grindelwald. Permaneció atenta a sus palabras, mostrando interés, mas que nada en el elfo doméstico, sonriendo ante sus extravagancias. A la pelirroja le gustaban ese tipo de cosas: personas, criaturas, cosas fuera de lo común, y un elfo que se declaraba libre en sí ya era sumamente especial. Talia echó una carcajada al aire cuando Galery mencionó ser comparada con una capirotada. —Me gusta tu cabello —se escuchó diciendo de pronto, dejándose llevar por la conversación. Sus mejillas se sonrojaron un poco, pero ante el hecho de era tarde para pensar primero en las palabras, continuó como si fuese de lo más normal para ella elogiar los atributos de sus amistades —. Si bien tienes algunos rasgos de Hungría, pero sin duda posees la delicadeza y el encanto inglés. No pasó por alto descubrir que la rubia también era Malfoy. Así como tampoco descubrir la razón por el brusco cambio de humor de la rubia hacía un rato atrás cuando decidió hablarle a la pelirroja con total franqueza. Talia no esperaba que la bruja le soltase algo como aquéllo, descubriendo que había tenido alguna especie de complicada relación con su hermano Roman y este se había alejado de ella sin mas explicación. Cuando finalizó, la Gaunt no pudo evitar sentirse un poco incómoda pues, entrelineas, Galery parecía desear tener noticias del rumano y al presentarse ella allí ese día, como hija de Anne, posiblemente le había dado esperanzas a la rubia de obtenerlas a pesar de que tratara de aparentar que ya no le importaba, pues era evidente que algo quedaba de esa decepción. Suspiró, esperando que las palabras adecuadas salieran de sus labios para hacer que la Grindelwald se sintiese mejor. —Uff... 'Hombres' —exclamó, elevando las cejas al decirlo para encerrar en una sola palabra una lista de defectos muy comunes del sexo opuesto. Sonrió y con total naturalidad tomó una rodaja de pepino que se llevó a la boca —. Sabes? Me encantaría decir algo bueno sobre mi hermano, pero resulta que realmente jamás se dio la oportunidad de que él y yo nos conociéramos en persona... »De hecho —continuó —, hace poco que regresé a Inglaterra después de años de haberme ido, y antes de que eso sucediera, Roman solo era el nombre de un hermano que seguramente no iba a conocer jamás... lamento mucho que las cosas entre ambos no haya funcionado, y lamento no poder ayudar a aclarar la situación —estiró la mano por encima de la mesa, apoyándola sobre la mano de la rubia —. Mejor olvídalo... @@Galery Grindelwald Malfoy
  18. Talia realizó un aspaviento con la mano para restarle importancia al asunto. Si bien, era verdad que no compartía muchos rasgos de los Gaunt, dado que no eran su familia sanguínea a pesar de que en sus registros figuraba como tal, también era cierto que en la familia había una gran diversidad de rasgos, razas e incluso personalidades. Aunque, si la pelirroja lo pensaba con detenimiento, ni siquiera ella conocía a muchos de ellos. —Pues si, algunos somos mucho más guapos que otros —bromeó, guiñando un ojo a la rubia. En los últimos días la escocesa se había visto por todos lados con el mejor humor del mundo. No obstante, dado el tiempo que estuvo ausente, lejos de las grandes urbes, y sin la oportunidad de convivir con personas normales y dueños de una vida propia, Talia se levantaba todas las mañanas con el temor de no lograr encontrar de nuevo su lugar entre todos ellos. Cualquiera que la viese aseguraría sin dudar que lo estaba logrando, pero la verdad era que le estaba costando en sobremanera. Le era mas simple convivir con las chicas, si estas llegaban a compartir algunos rasgos de carácter con las cazadoras, aunque incluso aún de esa manera le costaba desenvolverse con naturalidad. Sin embargo no podía negarse a sí misma unas palmadas de felicitación por como iban las cosas últimamente, y mucho menos allí, en ese lugar y en ese preciso momento, donde se podía dar el lujo inclusive de bromear de forma natural. No sabía como catalogar a Galery, pues aunque eran pocos los minutos desde que la había conocido, la semidiosa era generalmente buena analizando el comportamiento, el argot y apariencia de las personas. La Grindelwald, sin embargo, le decía mucho al punto de considerarla sumamente interesante, por no mencionar de que era dueña de una belleza perceptible y casi palpable; no obstante, era evidente que callaba más de lo que decía. Le fue imposible no reír al ver que la rubia sufría por el picante del aguachile, al punto de casi escupir fuego por la boca. Talia la escuchó, acalorada, cambiar de opinión sobre el platillo que al parecer probaba por primera vez. Le explicó a la pelirroja el asunto con el elfo, arqueando ambas cejas cobrizas por la sorpresa ante la mención de un nombre en particular. —¿Roman? —ladeó la cabeza, pensativamente, frunciendo el ceño hasta que recordó de qué hermano suyo hablaba la Grindelwald y entonces conectó sus ideas —Así que el principito rumano estuvo por aquí —hizo una pausa, citando en su mente las palabras de la rubia que hacía momentos había articulado "su dueño no regresará". Sería un tema que trataría sin lugar a dudas con su madre en cuanto se reencontrara con ella. Volvió los ojos hacia Galery, mientras tomaba otro bocado —Pues te aconsejo lo conserves, sería un desperdicio no hacerlo. Pero si en el futuro deseas echarlo, por favor, avísame... estaré encantada de ofrecerle un trato beneficioso. — Sobre todo por la deliciosa comida que prepara, agregó mentalmente —Pero, cuéntame un poco sobre ti, me parece intrigante escuchar el apellido Grindelwald en tierras inglesas —era cierto, la escocesa no había dejado de reparar en aquél asunto —. Apuesto la mitad de mis pecas a que no eres de aquí, verdad? @@Galery Grindelwald Malfoy
  19. —Descuida, Galery —sonrió la pelirroja, aunque no se tragó que todo hubiese sido por causa de los tortuosos zapatos pero la rubia le pareció sincera, de manera que lo olvidó. Lo que no pudo ignorar fue descubrir que no tendría noticias nuevas de su madre aunque quisiera, pues al parecer no se había pasado por el lugar en un largo periodo —Créeme, ya somos dos... no negaré que albergaba la esperanza de saber de ella. Yo... Se interrumpió a si misma, limitándose a inspirar ese delicioso aroma que repentinamente inundó sus narices. El estómago gruñó en respuesta de manera audible, haciendo que sus mejillas se encendieran al pensar que la Grindelwald lo había notado —Lo lamento —soltó entre risas —, no he probado bocado desde la mañana, pero lo que quería decir era que estuve ausente algunos años, y no me he tomado el tiempo para visitar el castillo de los Gaunt aún. Razón por la cual no puedo darte señas de mamá. Un elfo, el mismo a quien Galery había reprendido en el recibidor por haberse quedado dormido, arribó a la mesa con una bandeja repleta de platillos diferentes que hicieron brillar los marrones ojos de la pelirroja. Era como si le hubiesen leído la mente al llegar y hubiesen preparado todo lo que a ella le encantaba; a lo primero que le echó ojo fue al delicioso aguachile, pero optó por comenzar primero por el ramen de res. Agradeció que Galery le ofreciera el agua, y tomó un sorbo para endulzar su paladar. La engreída luz del crepúsculo hizo gajes de su magia sobre el ambiente y la escenografía, instando a las luciérnagas a salir de sus escondites y proveer de luz natural a las brujas. Talia estaba enajenada con aquél lugar. Sus brillantes ojos volvieron a Galery cuando la bruja se disculpaba por la invasión cultural de los platillos. —En realidad, todo esto tiene tan buena pinta que resultaría un insulto para el cheff negarse a probar algo —comentó —, pero no te preocupes, ya he tenido oportunidad antes de probar estas delicias. Me alegra conocer un lugar donde podría venir a comerlos. Pero, porqué dices que no sabes la razón por la que conservas al elfo? —se aventuró a preguntar, una vez que la criatura se había retirado por más comida —, recuerdo que hace un momento mencionaste que lo había abandonado el dueño, ¿Fue así? Oh, lo que daría porque Beauregard se metiera a la cocina... Tomó un camarón del aguachile y se lo llevó a la boca. Estaba perfectamente marinado en limón y el picante era el adecuado para que no fuera incomible para la escocesa, quien no era muy buena aguantando el escozor de comidas demasiado condimentadas. Se acercó el plato de ramen, y tras inhalar el aroma, tomó un par de palillos y comenzó a comer, esperando que la Grindelwald hiciera lo mismo, pero al levantar la mirada notó que sus peculiares ojos verdes la escudriñaban. Sintió sus mejillas encenderse de nuevo, mas no pudo evitar sonreír. —Puedo adivinar que estas pensando en que no me parezco en nada a Anne ¿no es así?... @Galery Grindelwald Malfoy
  20. Para la pelirroja era evidente que la bruja debía ser una de las dueñas del restaurante por la forma en como había actuado con el elfo, mas esto no significaba que conocía su nombre, y la rubia no se interesó en proporcionárselo; muy por el contrario, y a pesar de que al principio se había mostrado agradable, Talia fue muy perspicaz al notar que una sombra había cruzado el rostro de la bruja apenas había mencionado su apellido y su parentesco con Anne. Le pidió a la escocesa que la esperara en los jardines del cuarto piso sin más, para lo cual ya entonces Talia se había arrepentido de pedir que le acompañara a comer pensando en que quizás se había visto obligada a aceptar; inclusive pasó por su mente la idea de haber dado a entender que por ser hija de Anne no tenía pensado pagar, pero llevaba suficientes galeones en el bolsillo como para comer cada platillo del menú (a pesar de no haber revisado los precios aún). —Si gusta acompañar a Tofu, la guiará a los jardines —indicó el elfo, refiriéndose a si mismo. La escocesa lo miró, aún confundida, pero finalmente lo siguió hasta el cuarto piso. A pesar del desaire, el escenario que se encontró fue lo suficientemente extraordinario para levantar su ánimo nuevamente, obligando a sus labios a curvarse en una sonrisa amplia. Cuando había escuchado la palabra 'jardín' en conjunto con 'cuarto piso' se había imaginado algo al estilo de la terraza del Cacao Caffé, con mesas y sillas alrededor de un pequeño estanque artificial, pero no se había imaginado que pudiesen recrear todo un Edén en un piso elevado. —Que magnífico —calificó, sacando instintivamente su cámara fotográfica del pequeño morral que casi siempre cargaba con ella. Tomó un par de fotos, mientras Tofu le daba un pequeño recorrido hasta llegar a una mesa que se hallaba justo al lado de un pequeño salto de agua, donde no solo el agua caía, sino también unos que otros peces de vivos colores. Inspiraba el aroma dulzón del ambiente cada vez que podía, transportándose a miles de lugares. Aún con la cámara frente a su rostro, enfocó la lenta hacia la escena que había dejado atrás para una foto panorámica, y sin preverlo la joven rubia salió en su mira. Talia sostuvo la cámara, observando como se desenvolvía en el entorno, recordando sin saber porqué aquélla última estrofa de un poema de Lorca que hacía mucho había encontrado: "... Y el sol entró por el balcón cerrado, y el coral de la vida abrió su rama sobre mi corazón amortajado." Apretó el obturador y regresó la cámara en su bolso, decidiendo ir a sentarse para no quedarse allí parada como una tonta. Curvó sus labios intencionalmente, aguardando a que la rubia terminara de acercarse mientras ella tomaba nota de las diferentes plantas que allí se exhibian, notando que algunas le eran desconocidas, lo cual generalmente nunca sucedía. —Este lugar... es fabuloso —indicó, recibiendo nuevamente a la Grindelwald. @@Galery Grindelwald Malfoy
  21. Una chica rubia entró en el local tras la pelirroja, quien al no recibir respuesta alguna del elfo se giró para observarla. Por supuesto, su rostro no le pareció familiar de ninguna manera, mas no había esperado que lo fuera. Lucía vagamente exhausta, e inmediatamente otro elfo apareció para recibirla, tomando su bolso y su abrigo para guardarlos. Talia arqueó una ceja cobriza con interés, mientras la rubia se acercaba al mostrador, justo donde la escocesa aguardaba. Cada uno de los pasos de la bruja claqueaba por causa de sus tacones sobre el suelo, y la Mckinnon hizo un mohín al recordar lo cansado y doloroso que era llevar zapatos como aquéllos. No la culpó por casi arrastrar los pies en el camino, aunque la rubia sabía disimularlo muy bien y con bastante elegancia. Ella no había notado la presencia de la pelirroja hasta después de despertar al elfo; Talia por su parte, logró evitar soltar una carcajada al descubrirse engañada por la canija criatura dormilona. —Descuida —interpuso, entre risas. Se percató de que la bruja aparentaba tener mas o menos su edad, y eso le dio mas confianza. Como si fuera una de sus hermanas cazadoras, ya que todas eran muy jóvenes... eternamente jóvenes —. No creo que haya necesidad de invitarme la comida, pero la compañía será muy agradecida,... si aceptas —sonrió, acercándose un paso para extenderle la mano —Soy Talia... Gaunt. —le pareció mejor usar el apellido de su madre adoptiva, y con el que estaba identificada en los registros ministeriales, siendo aquél un negocio en el que intervenía la matriarca de la familia —Tú debes ser la socia de mamá por lo visto, es un placer conocerte... @@Galery Grindelwald Malfoy
  22. —Un calimocho, con solo un cubo de hielo —ordenó en la barra, no queriendo empezar con bebidas más fuertes. Era temprano aún, y la escocesa no quería perder los sentidos antes de media noche. El lugar era increíble, y la música gloriosa. Talia dio un giro en su asiento, recargando los codos y la espalda en la barra, para poder tener una mejor visión del grupo que tocaba en vivo, cabeceando al ritmo de la música. Sin querer, sus marrones ojos se pasearon por las mesas, inspeccionando los rostros congestionados de algunos ya subidos en tono, y de los que charlaban de forma amena entre sí. En una de ellas una chica enviaba una nota al cantante. Risas, carcajadas, o simplemente como ella disfrutando de la música y las bebidas. El barman le llevó en seguida la suya y la pelirroja puso un galeón sobre la barra. Eso alcanzaría para un par de tragos que iría ordenando. Tomó la copa y la llevó a sus labios para sorber un trago y refrescar su garganta, notando el sabor dulce del vino mezclado con coca-cola; asintió con aprobación. Fue en ese instante que logró conectar su mirada con la de alguien inesperadamente familiar. Thomas, el "sobrino" de su hermana se hallaba en el lugar, y cabía resaltar que tenía hermosa compañía, por lo que desde la distancia la pelirroja convino en solo sonreír y guiñarle un ojo para no interferir. Repentinamente una joven se acercó a ella, preguntando si se conocían de algún lado. Talia ni siquiera había reparado en el momento en que la joven se había colocado a su lado, por lo que la sorpresa impuso que tardara en reaccionar a su pregunta. Se trataba de la misma chica que había visto mandar una nota al músico. Escudriñó su rostro, encontrándola vagamente familiar. —Lo lamento, hace tanto que no estoy en Inglaterra —repuso —, pero me resultas familiar —y así era, aunque Talia no sabía cómo ni de dónde, y ello era muy extraño porque jamás olvidaba una cara. No obstante le ofreció su mano a la vampiro — Talia... Talia Gaunt —dudó —, más precisamente Talia Mckinnon, pero siempre he sido reconocida como Gaunt. ¿Tu eres? @@Beryl Serenity Hawthorne
  23. La luz del sol se desvanecía detrás de los edificios del callejón, llevándose consigo la animada algarabía que caracterizaba a los visitantes diurnos, entrando y saliendo de los locales, con los brazos llenos de paquetes envueltos y las carteras vacías. En aquélla hora del crepúsculo se encendían las luces del sin fin de anuncios pertenecientes a los centros nocturnos, las tabernas, hostales y restaurantes que seguían con las puertas abiertas. La joven pelirroja volvía a constatar que mucho había cambiado aquél paraje desde la última vez que había estado en Londres; lo cuál, había sido muchos años atrás. Conforme caminaba por el estrecho camino adoquinado, podía percibir que se acercaba más al edificio de Gringotts, al final del callejón, el cuál era la principal referencia para llegar al lugar que deseaba visitar. Sus ojos marrones, llenos de una luz fatua por las luces, inspeccionaron los locales cercanos, ubicando aquél que tenía pinta de garage muggle; sus labios sonrieron débilmente cuando ubicó el portón y se acercó con autosuficiencia para tocar las iniciales de la leyenda que indicaba el nombre del bar: Elviris Pub. —Vaya, tengo que pedirle a mamá una de estas —sentenció, una vez que había accedido por la puerta dibujada en el portón y encontró una lujosa Harley-Davidson. La escocesa pensó, que si la Gaunt no se lo concedía, ella misma se haría con una. Recorrió el pasillo, atravesando la cortina que lo separaba del resto del negocio. Apenas entrar y sus oídos se rindieron ante la buena música de fondo, mientras sus pupilas bailaban por las mesas de billar, la barra y los asientos vacíos. Talia fue directamente hacia la barra, no deseando usar una mesa para sí sola y, ¿por qué no? Averiguar si de casualidad su madre estaría por allí.
  24. Las mejillas de la Mckinnon se encendieron al realizar la pregunta, y solo esperaba no parecer impertinente frente al Lockhart. Lo cierto era que verdaderamente sentía una montaña de curiosidad al respecto y antes de conocerlo a él no había tenido la oportunidad de un encuentro pacífico con un vampiro, ni mucho menos al grado de compartir un café y más de tres oraciones de conversación. Esa había sido la razón que le había empujado a aventurarse. No obstante, Alexander respondió. Si acaso había prolongado una pausa de silencio, pero Talia pudo notar que reflexionaba al respecto. Lo escuchó, tal vez con más atención de la que pudo haber empleado. Conforme le explicaba, sin poder evitarlo, imaginaba lo que le relataba, viéndolo recién converso, sediento de sangre, confundido y temeroso, y comprendía perfectamente la sensación de indomabilidad que te daba el poder. Recordando cuando ella misma pasó por una etapa similar. Similar, mas no igual... y pudo ver que su amigo entendía la diferencia. Captó la tristeza en su sonrisa, evidentemente avergonzado de sí mismo por los recuerdos que claramente le había atraído la pregunta. La escocesa se sintió culpable por un instante, sintiendo la necesidad de decirle algo reconfortante para sentirse mejor consigo misma, y por supuesto, para que él también se sintiese menos conflictuado; aunque bien, ella sabía que posiblemente nada de lo que le pudiese decir podría lograrlo. Solo uno podía alejar a los demonios propios. —Es la naturaleza de un vampiro —concedió. —No muy ortodoxa para la sociedad, pero la naturaleza de ustedes al fin y al cabo. Y más que sentirte culpable o avergonzado, en mi personal opinión, y aunque no crea que hayas de avergonzarte de algo, pienso que es admirable cuando alguien llega a poder dominar esa naturaleza, sea de la raza que uno sea. Sonrió, esperando haberse expresado con claridad. A grandes rasgos, el vampiro le había explicado lo que era ser como él y la única conclusión rápida que Talia podía sacar era que no había ser o criatura en el planeta que pudiese escaparse de los líos emocionales y racionales. No pensó en preguntarle mas ni extender el tema, y no porque lo considerase aburrido, sino porque no deseaba inmiscuirse demasiado en la vida de su nuevo amigo. Apenas se estaban conociendo. Tomó un sorbo de café; le encantaba tomarlo frío. Alexander se mostró interesado por su vida antes de llegar a Inglaterra lo cual no le sorprendió pues, quizás, ella misma lo había dirigido a ello. Reflexionó un instante su respuesta —Bueno, yo... —realmente no podía decir mucho acerca de sus actividades como cazadora por juramentos, así que fue un poco más atrás, a lo que había iniciado todo. Pellizcó una magdalena. —... Sucede que soy hija de un mago y una famosa Diosa Griega —levantó la mirada hacia su amigo para cerciorarse de que no se riera de su declaración. La gente lo hacía a menudo cuando se enteraban por primera vez, incrédulos a ello —. Y estuve mucho tiempo sirviendo como sacerdotisa en un Templo dedicado para ella. No había sentido mucho apego a mi vida como bruja hasta hace poco —se mordió el labio —. Después de ello, cuando me aburrí del templo, me uní a un grupo de semidiosas para viajar por el mundo cumpliendo misiones, asesinar monstruos y tener aventuras... Nuevamente lo miró, reprimiendo una sonrisa. —En simples palabras, he sido una vaga belicosa la mayor parte de mi vida. @@Alexander Fox
  25. Talia admiró, con las cejas cobrizas arqueadas, de abajo a arriba la peculiar torre de ornamentos orientales que se erigía al extremo del Callejón Diagón. Había recorrido toda la singular callejuela en busca del popular edificio, y aunque había visto en el trayecto todo tipo de negocios con extrañas y llamativas estructuras, la pelirroja concluyó que ninguno se podía comparar con aquél. Le gustó de inmediato, por supuesto, felicitando en sus pensamientos a su madre, Anne, por su buen ojo para los negocios pues, según la información que tenía, la Gaunt era co-propietaria del restaurant. Razón que la había llevado a visitar el lugar. Se internó en el recibidor. Sus pupilas bailaban no queriendo perder detalles de la decoración. El ambiente lo inundaba un aroma exquisito que despertó a su estómago de un largo letargo (no había comido nada desde la mañana), lo cual le hizo percatarse de lo hambrienta que llegaba. No había tenido oportunidad de informar a su madre sobre su visita, y tampoco era que esperaba verla allí, pero simplemente deseaba enterarse más sobre los asuntos en los que ella había estado sumergida en sus largos años de ausencia. Si casualmente la encontraba allí ese día, sería por mera fortuna. Mientras la escocesa se reprendía por no haber puesto a su madre al tanto de su presencia en Inglaterra, se acercaba al mostrador acomodando uno de sus mechones rojizos tras la oreja y alisando su trenza por delante del hombro derecho. Sus ojos marrones se clavaron sobre un elfo que la observaba, quieto y en silencio, con sus grandes ojos desde el momento en que había puesto un pie dentro del establecimiento. Talia frunció el ceño notando como el pequeño ni siquiera parpadeaba —Em... ¿Estás bien? Me gustaría comer algo...

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