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Agnes Lynn

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Mensajes publicados por Agnes Lynn

  1. Independientemente de su relación con Voldemort, creo que el sombrero estaba apuntando a algo más básico. 

    La característica dominante de Slytherin es la ambición, que por sí sola no es mala. Esto significa, entre varias cosas, que las personas de Slytherin tienen ambición suficiente para perseguir posiciones importantes a nivel gubernamental, académico. O incluso a perseguir el poder. Si Harry fuese un Slytherin se hubiese rodeado de todas esas personas, lo que creo que le hubiera dado una ventaja después de Hogwarts. 

    Me lo imagino así como pertenecer a una fraternidad exclusiva en la universidad, después de ello las oportunidades son inmensas. 

  2. Que bonito toparse aquí con un poco de amor para ASOUE, por mucho mi saga de libros infantiles favorita. @ Cillian Haughton , me gustó mucho tu reseña. Fíjate que yo a la película de Barry Sonnenfeld no la tengo en tan buena imagen, se me hace que se enfoca más en la estética que en la historia, pero la serie de Netflix se me hizo una adaptación muy buena, precisamente por eso de que toman elementos de All The Wrong Questions y los otros libros de la saga. Los libros originales dejan muchos cabos sueltos (por su propio diseño, no creo que una historia deba de explicarte y resolverte todas las dudas, mi cosa favorita acerca de los libros es que para entener ciertos puntos y eventos, tienes que jugarle tú mismo al detective), y la serie hace un buen trabajo de presentarlos al público en general. 

    A mi punto de vista, la serie hizo un trabajo perfecto expandiendo en los personajes secundarios (Jacques y Kit Snicket, mis adorados), Olivia, y hasta los hermanos Quagmire. En los libros sólo tuvimos un vistazo pequeñito de ellos, pero la serie les da una personalidad tremenda. 

    No sé si vaya a haber más acerca de estos libros en Netflix, pero una adaptación de All The Wrong Questions no estaría nada mal, yo creo. 

  3. Agnes Lynn

    Un golpeteo en la ventana la saca de sus pensamientos, con cuidado de no desarmarlo, pone el artefacto que tiene en las manos en la mesa. Todavía no sabe qué será el objeto que está creando, pero incluye una cantidad específica de cristales que deben manejarse con cuidado.

    El pergamino que carga la lechuza la termina de sacar de su ensimismamiento, justo la noche anterior se la había pasado leyendo el libro de sangre en preparación para su clase. Aunque aún tiene dudas acerca del mismo, la idea de poner en práctica los conceptos del libro le llena el estómago de emoción.

    Elige un vestuario simple, unos jeans holgados y unas botas negras de cuero, con una camiseta blanca de manga corta; para esta clase, ignora el pesado abrigo que carga a todos lados, dejando sus brazos pálidos y delgados sentir el aire frío. A su lado derecho, a la altura de la cadera, cuelga un bolso de piel color arena que contiene el libro de la sangre.

    Para su buena suerte, la prueba se llevará a cabo en la universidad, así que no tiene problema localizando el lugar. Pierde un par de segundos admirando la torre de Astronomía, y hace una nota mental para no olvidar que debe refrescar sus conocimientos acerca de los astros mismos. En el claro que está a lado de la torre la espera una mujer de cabello rubio vestida con un pantalón de cargo. Agnes asiente como un gesto de saludo y antes de que pueda decir algo, la mujer se presenta.

    Su profesora es directa y concisa, su tono firme -aunque no agresivo ni frío- inmediatamente le recuerda que está ahí para aprender una habilidad mágica importante, una que mal empleada podría costarle más que sólo sangre.

    — Mi nombre es Agnes. Agnes Lynn. — Empieza después de unos segundos. — He estado leyendo el libro estos últimos días. Entiendo que está centrado en el sacrificio, cada acción que se toma con la daga es un intercambio equivalente de energías, ya sea para dañar o proteger, el costo es nuestra propia sangre.

     » En teoría, creo que tengo los conceptos claros. Entiendo que el conjurar la daga no se toma como una acción al momento de un duelo, sólo el usarla. Veo que al menos el uso de la marca de sangre requiere de contacto físico, y que debemos pronunciar “Obedire”, sobre esa misma acción se da la instrucción que la persona debe realizar, ¿correcto? O tenemos que esperar una acción en lo que la marca toma efecto.

     Tiene bastante que Agnes no está presente en algún combate, y con los cambios en la sociedad mágica las nuevas reglas aún le resultan un poco abrumadoras. Espera que su profesora no confunda su inseguridad con cobardía, ya que es lo último que desea transmitir. Antes de que la Black pueda responder, Agnes extiende la mano y se concentra en las instrucciones de libro.

     Encima de su palma extendida se materializa una daga, el diseño es simple con un mango negro, un par de runas grabadas en la hoja son el único detalle en el arma. Al igual que su profesora, procede a mostrar su daga para que se inspeccione.

  4. En poco tiempo, cada uno de sus compañeros ha traído un objeto al vestíbulo. Apenas ha tenido tiempo de observarlos, ya que los estremecimientos de Erast son cada vez más rápidos y fuertes. Para Agnes esa es la mejor señal, el edificio está molesto, sabe que si destruyen el vínculo que tiene con los espíritus perderá su poder y está intentando detenerlos.

    Aún puede sentir el frío, pero es ahora un malestar secundario. Frente a ella, los miembros de la orden usan los poderes de los diferentes clanes para obtener -y destruir- los objetos, y ella se siente en un sueño.

    Cuando piensa en la Orden, lo primero que le viene a mente es valentía, honor, deber, idealismo. Adjetivos que describen a gente como Scavenger, que aunque tiene un espíritu que pertenece al bosque aún se las arregla para regresar a la comunidad mágica y pelear por lo que considera correcto. No sería una mentira el decir que sólo aceptó la invitación a la misión porque la idea de decepcionar a su amiga era insoportable, pero parada ahí a la mitad de un edificio tambaleante, mientras las personas a su alrededor se mueven a su propio ritmo y con su propia magia, ahí se da cuenta de que tan mal ha entendido todo.

    Esa claridad es la que la obliga a moverse de nuevo, su mente apenas recitando el Phantom que le permite moverse a la otra habitación sin tener que buscar una puerta o entrada. No tarda mucho en encontrar una corriente de aire frío, y dejándose guiar completamente por su instinto, deja que su cuerpo la siga.

    No se considera una persona particularmente valiente, o especial. Hay una voz en su cabeza que ha vivido ahí desde los once años y que ha repetido variaciones de la misma pregunta desde entonces. Una década y media después, Agnes aún no tiene una respuesta. Ha leído tomos enteros acerca de biología, genética, historia, incluso teología; por todo lo que sabe, fue el azar. Nada más que el orden aleatorio y caótico de un universo que siempre esta cambiando. Una pequeña variación en sus células fue lo suficiente para darle acceso a la magia, la primera de su clase en su pequeño árbol familiar.

    Con el tiempo ha aceptado la incertidumbre, pero nunca ha podido hacer mucho por esa sensación de pérdida y soledad que le oprime el estómago cuando piensa en su magia. Tan acostumbrada a percibir su situación como una desventaja, atrapada entre dos mundos y no perteneciendo completamente a uno solo, nunca se le había ocurrido pensar en su situación como una ventaja. La gente le teme a la oscuridad, porque en las sombras se esconden los horrores del mundo. Pero eso no es verdad, Agnes puede probar ahora que no es cierto. En las sombras hay posibilidad, descubrimiento. En la oscuridad hay libertad. Uno sólo debe saber cómo moverse en ella.

    Se detiene cuando siente una corriente de frío golpear su pecho. Parpadea un par de veces hasta que la habitación donde se encuentra toma forma, iluminada por un rayo de luz de luna. A diferencia de la otra habitación, esta no está vacía. Apenas visible bajo la luz, un espíritu está plantado a la mitad de la sala. Sólo su torso es completamente visible, las extremidades se pierden en la sombra, ahí donde deberían estar sus pies descansa un reloj de bolsillo, no muy diferente al que ella carga.

    Decidiendo evitar confrontaciones directas (más les vale salir del lugar lo más pronto posible, antes de que los tremores terminen de derribarlo), Agnes se concentra en ese sentimiento de libertad que la inundó antes y dice en voz alta — Umbra.  

    Sabe que umbra es una invocación delicada, y más importante, que no debe usarla por mucho tiempo, pero aún así se toma un par de segundos para digerir la sensación. Se siente como si estuviera cubierta en una capa de hielo, de repente. En su cabeza hay una presión firme, pulsante. Agnes piensa en dar un paso, y aunque sabe que su cuerpo no se ha movido, siente claramente la sensación de movimiento. Después de una vida completa existiendo en dos lugares a la vez, es casi reconfortante el poder poner palabras y emociones al sentimiento.

    Su sombra toma el reloj y en un par de pasos está de regreso con ella. Con un suspiro, Agnes siente el frío disminuir al mismo tiempo que la presión en su cabeza desaparece casi por completo, dejando un dolor muy ligero detrás. Está a punto de regresar cuando escucha un susurro no muy lejos de ella.

    Cierra los ojos intentando sentir alguna corriente fría, pero no puede detectar ninguna. Con la varita en alto, se dirige hacia la fuente del susurro. Hay una puerta que liga con otra habitación, ahí encuentra a uno de sus compañeros, puede ver su respiración forzada, como si estuviera exhausto. La mano que no sostiene la varita se encuentra encerrada en un puño, con los nudillos casi en blanco.

    — Cubías, — está casi segura de que ese es su nombre. — ¿Pudiste encontrar el objeto? Nosotros no podemos destruirlos, necesitamos buscar a los paladines.

    Camina hasta quedar cerca del moreno, ofreciendo su cuerpo como apoyo para que este empiece a caminar. — Hay que regresar al vestíbulo, ahí destruirán los objetos.

    Lentamente, comienza el camino de vuelta al vestíbulo, con Cubías a su lado y ambos objetos en sus manos.

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  5. Agnes Lynn

    La habitación en la que se encuentra esta vacía, salvo por un par de mesas y sillas de madera. Una ventana en la parte superior de la pared deja entrar un par de rayos de luna apenas suficientes para distinguir las formas al centro de la habitación, pero comparado con la oscuridad de hace un momento, es como si el sol mismo brillara frente a ella.

    Sus pies tocan el suelo y siente el tirón de la gravedad pegándola al concreto. Sólida de nuevo, se gira y mira la pared que acaba de traspasar, la palma de su mano sintiendo la roca firme. Su respiración está un poco forzada, como si hubiese corrido una larga distancia, recuerda haber leído que como toda fuente de poder, la energía interna es finita y que uno de los desafíos más grandes es saber cuándo utilizarla para que sea efectiva. Con su poca experiencia en el campo, Agnes sabe que no podrá usar las habilidades de los oscuros por mucho tiempo, así que tendrá que ser selectiva.

    Enfocándose en la habitación, vuelve a sentir esa ligera corriente de viento, aunque no parece que venga de la ventana que alumbra el lugar. Siguiéndola como si fuese un rastro de migajas, sus pasos la llevan hasta la esquina más alejada del cuarto, donde justo debajo de una mesa figuran un par de objetos.

    Lumos, — es un alivio comprobar que sea lo que sea que los mantiene a oscuras en el vestíbulo, parece estar concentrado ahí por el momento, probablemente porque es donde la mayor cantidad de personas aún están reunidas. La luz de su varita alumbra por completo la esquina de la habitación, mostrándole claramente qué es lo que está viendo.

    Según las imágenes que Despard ha compartido con ellos, los espíritus eran gente común y corriente, así que tiene sentido que lo que hay frente a ella sean objetos mundanos. Un pedazo de tela que en algún momento pudo haber pasado por una bufanda, un puñado de papeles cubiertos de polvo, un par de zapatos. Si cierra los ojos, casi puede verlo, un hombre encogido, escondiéndose en un rincón y probablemente esperando que la tragedia pasase. No hay sangre en el rincón, ni ningún signo de lucha; el hombre no murió ahí. Está a punto de darse la vuelta para seguir examinando el salón cuando uno de los pedazos de papel llama su atención, extiende la varita para girarlo y poder examinarlo correctamente: es una foto.

    Bingo. El papel está dañado por el tiempo, pero el hechizo todavía funciona correctamente; un infante mira directo hacia la cámara y después de un par de segundos sonríe. Si tuviese que adivinar, sugeriría que la foto pertenece a un hijo. Y por si acaso su instinto no es suficiente, el aire frío que la golpea en la cara en cuanto la varita hace contacto con el papel confirma que el objeto correcto.

    Ninguno de sus poderes le permite aún ver espíritus que no se manifiestan físicamente -un recordatorio de cuánto le falta por avanzar, aunque el canal abierto hacia su energía interna aún está activo y es justamente eso, no su visión, lo que le advierte del golpe, lo siente antes de verlo. Supone que a esto se refieren los textos de los oscuros cuando hablan de caos, en el modo en que ni siquiera tiene que detenerse a pensarlo, siente un movimiento a su costado y en un segundo su cerebro ya ha formado la idea del phantom fuerte y clara, haciendo que la silla pase a través de ella y termine estrellándose en la pared con un sonido hueco.

    — Sé que no lo entiendes ahora, pero estoy intentando ayudarte, — dice en voz alta, segura de que el espíritu no puede oírla, su consciencia entumida por el frío y reemplazada por enojo. — Y aunque me gustaría quedarme a platicar contigo, no puedo desperdiciar tiempo. No eres el único que se quiere ir de aquí.

    Sin perder más segundos, se pone de pie y se dirige a la pared de nuevo, haciendo uso del mismo phantom para regresar al vestíbulo. En cuanto cruza la pared su varita deja de proyectar luz, la oscuridad igual de opresiva que hace un par de minutos.

    — Tengo aquí un objeto, — empieza, esperando que algún paladín esté presente. — No encontré nada más en la habitación de a lado. ¿Dónde los vamos a reunir? Los espíritus son reactivos cuando se tocan los objetos, por cierto.

    No les dice a los demás que tengan cuidado, no quiere ser redundante. Da un suspiro profundo para calmar su corazón después del uso de su energía y espera instrucciones de los paladines.

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  6. Hola, hice mi petición el sábado pero no tuve respuesta, la dejo de nuevo. 

    ID: 121148
    Nick: Scavenger Weatherwax
    Link a la Bóveda Trastero: B 111085
    Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: B 110428
    Link a Tópic de la clase o a la prueba: --
    Nivel Mágico: 10
    Fecha: 2021-10-16

    Nombre del producto: Libro de la sangre
    Consumible o Libro de Hechizo: Libro de la sangre
    Nivel (del libro): 7
    Precio: 7000 G

    Precio total: 7000 G

  7. Precisamente esto es por lo que no salen muy seguido. Las luces y la gente son para Agnes una distracción más, y en lo que para ella es un abrir y cerrar de ojos, un gran rato ha pasado. Más gente ha llegado y en un punto Scavenger tuvo que aceptar que ni siquiera ella conocía a todos los presentes. Echando un vistazo a su alrededor, puede ver que las personas están regadas por toda la habitación en pequeños grupos, juzgando por los gestos y expresiones, parece que algunos están manteniendo conversaciones muy intensas.

    Nadie parece alerta o preocupado, así que asume que estas conversaciones son naturales entre familias tan largas, ella con su apartamento vacío no tiene contexto para lo que es tener una casa llena de gente. A su lado, Scavenger observa a las personas con una mirada triste.

    — Okay. Suficiente. Es tiempo de socializar. — Suelta, mientras toma a su amiga del brazo y la guía al grupo de gente más cercano (que no parece estar a la mitad de una pelea, al menos).

    — No estoy--

    — Sin excusas, — interrumpe a la morena. — Estás a punto de dejar este lugar por quién sabe cuánto tiempo y no te vas a pasar tu última tarde mirando a tu familia desde una pared.

    En el grupo más cercano, una mujer de cabello oscuro sostiene un celular en la mano. Scavenger la había señalado como Lilian, a su lado otras dos mujeres cuyos nombres, según su amiga, son Melrose y Hannity. Por las miradas que Lilian lanza hacia el karaoke, parece que está eligiendo una canción.

    Jalando a Scav del brazo, saluda a las mujeres, con una sonrisa.

    — Hola, — dice Scav después de ella, sus mejillas un poco sonrojadas, aunque no puede adivinar si es por pena o por el vino. — ¿Van a usar el karaoke? — pregunta.

    Antes de que puedan responderle, Agnes aprieta su brazo levemente, y Scav se apresura a añadir.

    — Esta es Agnes, por cierto. Viene conmigo.

    Agnes sonríe para las presentes, esperando que no hayan interrumpido alguna plática importante.

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  8. Agnes Lynn

    No puede evitar soltar un pequeño grito cuando el fuego de Madeline se apaga, instintivamente levanta la varita para conjurar su propia luz, pero las voces a su alrededor intentando iluminar la sala la detienen, parece que la magia es inútil para alumbrar su entorno. Está a punto de comentar algo cuando al fin, el pastor habla.

    Que estén rodeados de fantasmas no le sorprende, el frío que desciende sobre ellos no es nada natural, sino que está enmarcado por enojo, ese enojo que sólo se obtiene después de mucho tiempo en pena, que no distingue entre causa y efecto, que con el tiempo volvería hasta al más poderoso de los magos en un conductor de destrucción.

    Es en medio de todo ese frío que le está empezando a entumecer los dedos que las imágenes llenan su cabeza: miedo, enojo, y sobre todo, frío. Agnes no conoce la historia de la Abadía lo suficiente como para comprender bien lo que ve, pero puede distinguir los detalles, y nuevamente la voz de Madeline confirma sus sospechas.

    — Creo que entiende, — comienza. — Las personas reportan que algo las persigue hasta que se alejan de la abadía, pero parece que nosotros estamos encerrados aquí. Creo que sabe quienes somos, o más bien, de lo que somos capaces. Creo que planea encerrarnos aquí hasta que terminemos igual que ellos. — extiende los brazos señalando a su alrededor, aunque sumidos en la oscuridad como están, seguro que nadie puede verla. — Los espíritus, quiero decir.

    Las instrucciones de Madeline y Despard son claras, aunque no por eso simples. La abadía, o lo que sea que habita en ella, quiere despojarlos de su propia esencia. Sus convicciones y principios. Casi por reflejo las palabras de Scavenger regresan a su mente: »Son tiempos difíciles, Agnes, a veces no tendrás más opción que ayudar«. Siente el frío adentrarse un poco más en sus huesos, y está segura de que si no fuera por la presión creciente en su pecho se estaría riendo a carcajadas. Si tan solo Weatherwax pudiera verla ahora, apenas una misión y ya está fallando. Te lo dije, se imagina diciéndole a su amiga, te dije que no era una buena idea.

    Irónicamente, son las palabras del pastor las que la regresan a la realidad. No puede verlo, pero so lo imagina como el sacerdote de Bromley en los sermones dominicales hablando acerca del miedo y de cómo es lo único que nos mantiene atrapados, con una sonrisa en la cara y los brazos abiertos, como si pudiera envolver a todo el mundo. Agnes no ha puesto un pie en una iglesia desde la muerte de su madre, pero por un momento la imagen es tan clara que invoca una presión diferente, familiar, en su pecho.

    A su alrededor puede escuchar a sus compañeros hablar, la abadía se estremece como si quisiera forzarlos a moverse, y ella se centra en las instrucciones que ya había recibido antes, tanto de Madeline como de Nathan. Todo es energía, y la orden oscura se centra en la energía interna, así que hace lo que siempre cuando necesita sentirse presente. En su gabardina hay un reloj de bolsillo con un par de iniciales que sólo ella conoce, no puede verlo en la oscuridad pero la visión no es necesaria en estos momentos, sus manos conocen cada detalle del aparato. Rodeada de oscuridad y con un frío que le impide moverse, rodea el reloj con su mano izquierda y hace lo posible por parar sus pensamientos.

    Le toma un par de segundos, pero eventualmente puede localizar el tic toc del segundero. Está diseñado para que pueda sentirlo si toca la parte frontal del reloj. Y como lo ha hecho desde que era niña, empieza a respirar siguiendo las vibraciones en su piel. De nuevo, Scavenger viene a su memoria, las largas caminatas que solían tomar cuando eran jóvenes, la manera en que su amiga podía caminar sobre cualquier terreno sin nunca perderse. Sólo tienes que escuchar, solía decirle, el mismo aire te llevará a donde debes. Déjalo que te guíe.  Cuando abre los ojos de nuevo sigue sumergida en la oscuridad, pero el frío en sus manos y en su pecho ha disminuido considerablemente.

    — Hay que separarnos entonces. — dice. — Los espíritus se quedan atados a objetos personales, pero se sienten diferentes. El frío mismo nos guiará, estoy segura.

    No tiene idea si los demás sienten lo mismo que ella, pero entiende ahora que no puede decirles más. Cada uno tiene que hacer el viaje solo. Agnes siente una corriente de frío hacia su costado derecho y decide por una vez en su vida no detenerse a pensar. No necesita la vista para guiarse, y tampoco debe preocuparse por los obstáculos físicos. Phantom, susurra, y da un paso experimental a la derecha.  

    Es como correr contra el viento, como si volara. Es libertad en su estado más puro; sabe que hay una pared a su costado pero al seguir avanzando no hay nada que la detenga. Sin perder más tiempo, se enfoca en esa corriente de frío que sintió antes, y sin mirar hacia atrás, se dirige hacia ella.

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  9. Agnes Lynn

    Con la llegada de más personas, las jerarquías y relaciones entre todos se tornan más claras. Agnes se asegura de juntar todas las caras presentes con los nombres que va escuchando, hace una nota mental de pasarse por el cuartel de la orden cuando tenga tiempo, para presentarse como se debe. Sigue la indicación de Madeline y se acerca a ella mientras los demás comienzan a adentrarse en la abadía, pero no es hasta que escucha el intercambio entre Nathan y Ludwig que entiende el por qué de la petición.

    Scavenger le comentó, una tarde mientras ella montaba el nuevo taller, acerca de los clanes en la orden. Le explicó que ella formaba parte de los sacerdotes, le habló acerca del lazo con la isla de Avalon y lo que significaba para ella. Agnes había escuchado con atención, fascinada no sólo por la reverencia con la que su amigaba hablaba acerca del clan, sino con la idea misma de los clanes.

    Agnes no cree en la magia negra -del mismo modo en el que no cree en la magia blanca, para ser honestos. El estado actual del mundo mágico no permite esos lujos. Esto no quiere decir que no haya magia que no sea oscura, que viole leyes fundamentales de la naturaleza o que invalide la autonomía de algún ser vivo. Como todas las cosas, es acerca de la intención. Ella y Scavenger discutieron horas acerca de esto, antes de que la bruja tuviera que retirarse y la dejara con la idea de la orden de los oscuros en la cabeza.

    No menciona todo esto en voz alta, no es momento de una discutir acerca de moral o libre albedrío. Al igual que Ludwig, ha leído acerca de las habilidades básicas de la orden y tiene una idea, teórica, de cómo funcionan.

    — Energía interna. Comprendo. — comenta, más para sí misma que otra cosa. Torna su mirada hacía Ludwig, —también soy nueva en esto, así que aprenderemos juntos. Las habilidades importan, claro, pero la creatividad y el ingenio pueden ser más útiles que el poder.

    Espera que su tono sincero sea notable, no quiere insultar a nadie, pero tiene la idea de que la mayoría de las personas en la misión son magos y brujas con más habilidad que ella, y planea usar esta oportunidad para aprender de ellos tanto como le sea posible.

    Siente la temperatura bajar de golpe justo cuando cruza las puertas, y por instinto abrocha el cuello de su abrigo. A su lado, Madeline conjura una esfera, pareciera que de fuego, pero hay algo acerca de la energía que la esfera desprende que la inquieta, aunque no le permite fijarse en su entorno.

    La luz no cubre toda la habitación donde se encuentran, pero aún así no puede ver más que muros de concreto y lo que parece ser un vestíbulo de buen tamaño. Se queda atenta a la respuesta de Despard, otro más a quien recuerda haber visto en la fiesta de los Evans, ya que desde atrás no puede ver mucho.  

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  10. Agnes Lynn

    Scavenger le advirtió acerca de esto antes de irse, con una mano en su hombro y una sonrisa cansada: el trabajo no se detiene, a veces la Orden pedirá ayuda. Son tiempos difíciles, Agnes, a veces no tendrás más opción que brindarla. Confía en tus instintos, y recuerda que puede que no termines el trabajo, pero jamás debes abandonarlo. 

    De modo automático, extendió una mano manchada de tinta hacia la lechuza que se encontraba en su escritorio y tomó el pergamino que traía atado a la pata, absorbiéndose en la lectura de este sin siquiera notar al ave escapando por la ventana, su misión terminada. Le tomó tres leídas procesar por completo las palabras en el papel, una misión, un pueblo, una maldición. Simple. 

    Aunque, viniendo la misión de la Orden misma, estaba convencida que simple era lo último que encontraría la abadía. Durante unos momentos contempló el no responder el llamado, sería fácil regresar a sus notas, el instrumento en su mesa de noche llevaba ahí casi una semana y quizás esta era la noche en que finalmente podría usarlo. Pero las palabras de su amiga flotaban en su memoria; con un suspiro se levantó y tomó la gabardina de la pared. 

    Las instrucciones de aparición eran precisas, y una vez segura que tenía todo lo necesario para lo que bien podría ser una batalla, cerró los ojos y dejó que la magia la transportara hacia el pueblo de Erast. 

    El punto de reunión venía en el pergamino, y echando un vistazo a su alrededor pudo distinguir a una distancia moderada lo que supuso era la abadía misma, rodeada de torres y sombras, de una energía que hasta un muggle podría interpretar como una amenaza. Si la apariencia del edificio no era suficiente prueba de que algo andaba mal, el grito que resonó por todo el lugar y que mandó un escalofrío por su espina seguro confirmó su sospecha. 

    Una respuesta normal habría sido el correr hacia el lado opuesto de la abadía y del grito, pero no muy lejos de ella, Agnes observó a un grupo pequeño de personas reaccionar con interés y alerta a ello. Supuso que, si alguien era lo suficientemente valiente como para caminar hacia la boca del peligro, serían miembros de la orden, así que empezó su paso hacia ellos. Nunca había sido buena con las primeras impresiones, así que optó por la simplicidad. 

    — Creó que el grito vino de allá, — señaló hacia la torre central de la abadía. Había alcanzado al grupo justo a tiempo para escuchar a uno de los presentes sugerir que habían llegado tarde. — No me sorprendería que el edificio estuviera protegido contra algún tipo de presencia mágica, ¿han buscado algún tipo de barrera que impida la entrada? Lamento la tardanza, vine en cuanto pude. 

    Enfocó la atención en la muralla rodeando el lugar, si se concentraba, podía sentirlo. Una pequeña vibración debajo de su piel. Regresó la vista hacia el grupo de personas frente a ella, y levantando la mano derecha en un gesto de saludo, añadió: — Agnes Lynn. Gusto en conocerlos.

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  11. En teoría, entendía que las relaciones sanguíneas podían dar como resultado todo tipo de complejidades, aunque nunca las hubiera experimentado. El concepto de familia para ella siempre había sido cambiante, y a la mitad de ese salón lleno de gente (cuya gran mayoría no conocía más que por nombre y pinturas en el castillo Evans, y a algunos ni por eso) podía ver un par de esas complejidades en acción. 

    Después del abrazo fuerte con el que Bel la había recibido, ella y Agnes se separaron un poco del grupo. Confiando en que los demás no notarían si no se mostraban muy activas en la reunión, poco a poco fue explicándole a la pelirroja lo que sabía acerca de cada uno de los presentes. 

    — Déjame ver sí entendí, — empezó Agnes después de la tercera vez que Scavenger admitió el no tener idea de quién era uno de los presentes. Enumerando con su mano enguantada mientras hablaba — Llevas aquí cuatro años, has vivido en el castillo de esta familia por más o menos casi ese mismo tiempo, de algún modo recibiste una invitación para una fiesta privada en la cuál no conoces casi a nadie, y a pesar de todo, me trajiste aquí para presentarme con ellos. 

    Scavenger tomó un respiro profundo. Puesto así sonaba como una locura, sí. 

    — No es una situación ideal, me queda claro. Pero es mejor que nada. — Mirando al grupo de gente reunido cerca de la mesa de regalos, decidió que era hora de socializar, o Agnes jamás se terminaría de burlar de sus habilidades sociales. Con un gesto de cabeza, caminó hasta la mesa, al mismo tiempo que un par de tragos se dirigían flotando hacia ellas. 

    La idea era presentarle a Agnes a un par de personas para que no se sintiera tan sola, recién llegada de su pueblito en la frontera de Inglaterra. Lo que no tomó en cuenta es que ella en sí casi no conocía a nadie en ese lugar, últimamente había pasado más tiempo viajando por motivos personales que relacionándose con la comunidad mágica. Scavenger sabía que tendría que ausentarse de nuevo muy pronto y este era su intento (muy pobre, pero genuino) de darle a su amiga una red de apoyo. Scavenger entendía lo que era llegar a este lugar sin conocer a nadie, el mundo mágico requería cierta destreza que ella apenas y podía manejar, sólo esperaba que Agnes pudiera manejarlo con más facilidad que ella. 

    Tomando un regalo en las manos, lo examinó y dijo en voz alta, — ¿Vuelaplumas? — después lo depositó en las manos de Agnes con una sonrisa. 

    — Eh… ¿Cámara fotográfica? — escuchó a la bruja decir. Sí, era un intento muy pequeño, pero la velada apenas iba empezando. 

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  12. Agnes Lynn

    — Creo, — empezó después de ver en la esquina una caza azul familiar — que es hora de admitir que estamos perdidas. 

    No tuvo que voltear a verla para imaginar la sonrisa de Scavenger a su lado. — Disparates. He caminado por estas calles muchas veces, mi sentido de dirección es excelente. — Se defendió la morena mientras metía la mano en su bolso, claramente buscando algo. Después de un par de minutos, y con una pequeña exclamación de victoria, sacó un papel un poco maltratado por el uso. — Lee esto. 

    Con un suspiro aceptó el papel de su amiga, estaba lleno de garabatos, líneas de poesía y números sin sentido. Estaba a punto de preguntar qué era lo que se suponía que tenía que leer cuando un símbolo familiar llamó su atención, junto a él, lo que pudo distinguir como una calle y un número. Fidelio, entendió al fin. Moviendo la cabeza para darle a entender a Scavenger que había leído la información le regresó el papel a la morena, quien con una sonrisa y un movimiento de muñeca encendió el papel en llamas. 

    — Lección número uno: los Evans no hacen nada a medias. — Sin esperar a que pudiera decir algo, Scavenger empezó a caminar hacia la casa azul, su cabello siendo empujado por el viento y bloqueando un poco su cara, pero sin inmutarse. 

    Cuando se dio cuenta que su amiga no esperaría por ella, Agnes apresuró el paso. — ¿Estas segura que esta es una buena idea? — preguntó sin aliento, tomando el brazo de Scavenger para detenerla. 

    La morena tuvo el descaro de hacer una cara de exasperación antes de responderle, poniéndole una mano en el hombro y mirándola a los ojos con una expresión divertida, como si Agnes hubiese contado un chiste divertidísimo. — ¿Te han dicho que te preocupas demasiado, Roja? Le confiaría a los Evans mi vida. Bueno, a un par de ellos, definitivamente. Son buena gente, y más importante, son personas. A veces creo que pasas tanto tiempo encerrada en ese taller tuyo sola que se te olvidará como hablar con la gente, o como vivir en el mundo. Ellos podrán brindarte compañía, — y aquí su expresión se tornó seria, pensativa. — al menos hasta que yo esté de vuelta. 

    Ah. Esos ojos contra los que no podía enojarse. Empezó a asentir con la cabeza, pero antes de que pudiera decir algo Scav ya había dado vuelta de nuevo, apuntando hacia una puerta en la calle que tenían enfrente. Con la dirección grabada en la cabeza, Agnes podía verla sin problema, donde antes había habido sólo un muro simple ahora se veía una entrada, nada excepcional acerca de ella, excepto el hecho de que se había materializado ahí hace un par de segundos. 

    De reojo observó a Scavenger, quien a pesar de su aparente alegría miraba la puerta con una mezcla entre nerviosismo y algo más que Agnes no podía identificar. Ella sabía lo que era tener una relación complicada con la familia, así que en vez de presionar a la bruja, fingió estar entretenida con su reloj. 

    Después de unos momentos pudo ver a una joven acercarse a la puerta, cabello largo recogido en un coleta y atuendo casual, y dar unos toquidos contra la madera que resonaron en el silencio de la calle. Unos segundos después la puerta se abrió y Agnes pudo ver a una mujer pelirroja recibir con un abrazo a la jovencita. 

    Ese hecho fue suficiente para sacar a Scavenger de su estupor, quien sacudió la cabeza un poco y avanzó hacia las mujeres. 

    — ¡Bel! — le gritó a una de las personas en la puerta, una sonrisa amplia en su cara mientras avanzaba, finalmente, hacia el edificio. Extendiendo una mano en su dirección, añadió en voz baja, — Venga, Agnes. Hora de conocer a la familia. 

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  13. Agnes Lynn

    A través del lente de su cámara la luz era casi soportable, el cóncavo del cristal acercaba el mar a ella y disminuía el reflejo del sol sobre las olas. Agnes hizo una mueca de disgusto, aún tenía que corregir el color y probablemente añadir otro cristal para preservar el enfoque. Presionó el disparador de la cámara, más por costumbre que por arte, y sin muchas ganas le dio la espalda al mar.

     

    Traer el abrigo había sido un error, pero si lo que sus contactos le habían dicho era cierto, no estaría las islas por mucho tiempo. Las excavaciones en las Eolias eran comunes, y hasta donde ella sabía, salvo por alguna pieza de cerámica o huesos enterrados en el suelo, rara vez encontraban algo interesante.

     

    Y sin embargo.

     

    En el bolsillo interior de su abrigo descansaba una carta que la dirigía precisamente a esa excavación, con fecha y lugar perfectamente detallados. La carta en sí no era algo extraordinario, estando en el negocio de artefactos mágicos Agnes recibía reportes de excavaciones de todo el mundo, lo extraño era que usualmente sus fuentes le notificaban ya que el trabajo estaba terminado y los objetos contados. El hecho de que la cita fuera en el sitio cero la excavación era lo interesante, y en el peor de los casos tendría fotos que mostrarle a su padre cuando este le recriminara el tiempo que pasaba encerrada en su estudio.

     

    Echándole un vistazo más a su reloj de bolsillo, decidió que era tiempo de regresar al sitio de la excavación —había tomado un momento de descanso después de un par de horas sin mucha acción en el sitio. Para su sorpresa, la cantidad de gente en el lugar seguía en aumento, y por la pinta que traían, no eran más trabajadores. Si las cámaras y los micrófonos eran algún indicador, los que ahora adornaban el lugar eran reporteros.

     

    — ¿Es mi imaginación o hay mucha más gente aquí de la que había cuando me fui? — la pregunta fue dirigida a Elio, un jovenzuelo de cabello oscuro que había sido su guía hasta el momento. El joven apuntó hacia la tienda principal y respondió — Tutti chiedono del signor Diallo, è lui che ha le informazioni.

     

    No necesitaba del hechizo traductor para entender lo que el joven quería decir, era claro por la cantidad de gente que parecía rodear la tienda principal de la excavación que Dante Diallo era el único con información.

     

    Se despidió de Elio con una sonrisa y se hizo camino hacia el centro del lugar, la sombra de las carpas un refugio perfecto después de su caminata. Apenas llevaba un pie adentro de la tienda cuando escuchó a una mujer cuestionar a Diallo acerca de sus descubrimientos. Sin hacer más ruido, entró a la tienda, esperando también oír la respuesta.

     

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    Nombre: Eleni Volkova

    Edad: 35 años

    Nacionalidad o procedencia: Rusa

    Raza: Hombre lobo

    Personaje principal al que está asociado: Agnes Katherine Lynn

    Relación con personaje principal: Amiga

    Aspecto Físico: 163 cms, piel blanca y pálida. Cabello negro, lacio y largo. Ojos oscuros, casi negros. Siempre vestida con mangas largas y abrigos que cubren la mayor parte de su cuerpo, en gran parte para esconder las multiples cicatrices que ha ido adquiriendo desde pequeña. Líneas de expresión marcan su cara cada vez que frunce el ceño, que es muy seguido; o cada vez que sonríe, que no pasa a menudo.

    Cualidades Psicológicas: Brusca, con poca paciencia y un temperamento que ya desde antes de que la licantropía entrara en su sangre se mostraba como fuerte y reactivo. Eleni es directa y no huye de las confrontaciones. Contrario a lo que parezca, no tiende a iniciar peleas, pero sí a terminarlas.

    Historia: Cuando Eleni era tenía 9 años, su familia completa fue atacada por un grupo de Hombre Lobos mientras acampaban en Khuzhir, Rusia. Desde entonces, su madre y ella fueron infectadas con la maldición de la licantropía. Siendo los Volkova una familia mágica, saben acerca de la maldición y el qué hacer para controlarla. No les fue fácil, pero aprendieron a vivir con ella.

    Contrario a sus padres, Eleni nunca estuvo interesada en el conocimiento o la teoría, sino en la aventura y la exploración. Pasa la mayor parte de su tiempo viajando con su esposo Gaius. Fue en uno de esos viajes donde conocieron a Agnes Lynn y a Scavenger Weatherwax, con quienes entablaron una gran amistad que continúa a través de los años.

    Otros datos:
    - Casada con Gaius Vlahos
    - Su patronus es una golondrina
    - Varita de roble inglés con núcleo de pelo de unicornio, 8 pulgadas (20 cms)

    Condiciones de utlización: Para propósitos de rol, sólo se puede usar por Agnes Katherine Lynn

  15. Nombre: Scavenger Weatherwax

    Edad: 27 años

    Nacionalidad o procedencia: Escocesa

    Raza: Humana

    Personaje principal al que está asociado: Agnes Katherine Lynn

    Relación con el personaje principal: Amigas


    Aspecto Físico: De aproximadamente 165cms, tiene el cabello castaño y a la altura de los hombros. Piel morena, tostada por el sol y ojos cafés oscuros. Favorece la comodidad por la elegancia casi siempre, lo que le da un aspecto desaliñado aún en el mejor de sus días. Tanto tiempo pasado en el sol le ha ocasionado un par de pecas que adornan sus mejillas. Tiene una cicatriz que cruza su pómulo derecho y que no se molesta en ocultar o disimular.

    Cualidades Psicológicas: Si tuviese que describirse a sí misma, Scavenger diría que es una persona tranquila, una que busca sobrevivir el día a día en el caos que es el mundo mágico. Muy segura de sus convicciones, intenta actúar acorde a ellas todo el tiempo. Usualmente muy centrada, pero siempre dispuesta a pelear por las causas justas, por defender a los que no se pueden defender a sí mismos. Apasionada amante de la lectura y el conocimiento, está dispuesta a hacer lo que sea para defender a sus amigos o familiares.

    Historia: --

    Otros datos: --

    Condiciones de utilización: Para propósitos de rol, sólo se puede usar por Agnes Katherine Lynn

  16. Hola,

    Voy a cambiar de personaje principal, así que cambio toda la ficha. Pego el formato completo para que no haya confusiones. Espero que todo esté bien. Muchas gracias a quien se pase :)

    Datos Personales:


    Nombre del Personaje: Agnes Katherine Lynn

    Sexo: Femenino

    Edad: 30 años

    Estado Civil: Soltera

    Nacionalidad: Británica

    Familia(s):
    * Familia 1: Potter Evans
    * Familia 2: --


    Padre(s) Sanguíneo:
    Ada Marie Lynn*
    Kit Horace Lynn*

    Padre(s) Adoptivos: --

    Trabajo: Historiadora


    Poderes Mágicos:

    Puntos de poder en objetos y pociones: 430

    Hechizos adicionales: --

    Puntos de poder en criaturas: 40

    Criaturas controlables en asaltos y duelos: --

    Habilidades Mágicas:
    * Habilidad 1
    * Habilidad 2
    * Habilidad 3


    Conocimientos Especiales:

    • Defensa Contra las Artes Oscuras
    • Encantamientos
    • Historia de la Magia
    • Pociones
    • Conocimiento de Bando 1
    • Aritmancia
    • Estudios Muggles

    Medallas:

    • Total de puntos de experiencia en medallas: 42000 puntos

    Perfil del Personaje:


    Raza: Humana.

    Aspecto Físico: 179 cms, cabello largo a la altura de la cadera, rojizo y ondulado, usualmente recogido en trenzas. Ojos cafés oscuros y piel pálida, por falta de exposición al sol. A primera vista parece de constitución frágil, contenida en sí misma, escondida entre el abrigo un par de tallas más grande, los pantalones holgados y la playera oscura que parece que ha visto mejores días. Tiene un lunar en forma de luna en su palma derecha y las manos usualmente sucias, lleva guantes sin dedos para protegerse cuando trabaja.

    Cualidades Psicológicas: Una primera impresión la pintaría como distraída y distante. Cuando no tiene un artefacto mágico entre las manos, usualmente está jugando con el intrínseco reloj de bolsillo que siempre carga con ella. Pasa la mayor parte de su tiempo en su estudio, armando objectos mágicos o examinándolos pieza por pieza, leyendo acerca del último problema mágico que no puede resolver. La curiosidad la mueve más que cualquier otra cosa, la sed de entender el mundo y la magia que la rodea; aunque irónicamente eso significa no involucrase mucho con el mundo afuera de su estudio. No está interesada en juicios binarios -bien y mal, justicia y castigo, amor y odio, sino en las áreas entre ellos y el cómo se generan o destruyen.

    Historia: Nació en una villa a las orillas de Londres -en Bromley, para ser exactos- de padres muggles, Ada and Horace Lynn. Su madre era una maestra de educación básica y su padre un relojero de poco renombre. Desde pequeña tuvo una constitución frágil, así que pasó su infancia entre enciclopedias, libros de historia, y el taller de su padre en vez de jugar en el campo o con otros niños. Cuando una mujer de expresión firme y sombrero pontiagudo se presentó en la puerta de su casa hablando acerca de una escuela de magia y hechicería fue una sorpresa para todos.

    Sus años en Hogwarts fueron tranquilos, los pasó escondida en la biblioteca y la torre de astronomía. Todos los veranos y navidades regresó a casa, a escuchar a su madre contarle acerca de su última clase, a ayudar a su padre con el taller, a llenar su cuarto de postales y notas. Su casa en Bromley el único lugar donde el mundo mágico y el muggle coexistían para ella.

    De todas sus relaciones en Hogwarts, la más preciada para Agnes fue con Scavenger Weatherwax. La bruja fue el único lazo con el mundo mágico que mantuvo después de terminar sus estudios, cuando la muerte de su madre la forzó a regresar a Bromley. Durante cinco años ayudó a llevar el taller de su padre, y a cuidar la bilioteca de su madre, no fue hasta que estuvo segura que su padre estaría bien en la vieja casa de Bromley que regresó a Londres.

    A través de Scavenger se relacionó con los Potter Evans, en particular Bel Evans, quien le abrió las puertas de su casa cuando lo necesitó. Usando sus ahorros, rentó un cuarto encima de un local vacío del callejón Diagon con la intención de convertirlo en su propio estudio de artefactos mágicos. Poco a poco, empezó a hechar raíces en la ciudad, empezó a escribir su propia historia.

    Pertenencias:

    Objeto Mágico Legendario: --


    Licencias, Tasas y Registros:

    Licencia de Aparición: Aprobado y Certificado

    Licencia de Vuelo de Escoba: Aprobado y Certificado

    Personajes Secundarios:
    * Personaje 1
    * Personaje 2
    * Personaje 3
    * Personaje 4
    * Personaje 5

    Otros Datos:

    Otros datos:
    - Su patronus es un jilguero
    - Varita de madera de pino, núcleo de corazón de dragón, 10 pulgadas (25 cms)
    Cronología de cargos: --

    Premios y reconocimientos: --


    Links de Interés Referentes al Personaje:


    Link al Perfil de Comprador MM: 315
    Link a Bóveda Personal: Bóveda nº 110428
    Link a Bóveda Trastero: Bóveda nº 111085
    Link a Bóveda de Negocio: --
    Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda Familia Lockhart.
    Link a Bóveda Familiar 2: --

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  17. No le sorprende que cada persona gravite hacia los suyos; aunque hay caras desconocidas, puede adivinar fácilmente a qué clan pertenecen por las personas a las que se acercan. Deben ser un grupo extraño, porque las miradas y comentarios en voz baja de los nativos se manifiestan en cuanto ponen un pie Ravenrock y los siguen durante su trayecto hacia la iglesia.

     

    La militarización de Ravenrock es evidente no sólo por la tensión en el aire, sino que hay policías muggles dispersos en diferentes puntos del pueblo, Scavenger evita su mirada y espera que el carruaje sea suficiente cubierta para un grupo tan grande de personas. No puede evitar fijar su atención, mientras caminan, en los habitantes del pueblo; piensa en Avalon llena de vida, completamente opuesta a Ravenrock, que aún con el bosque y mar tan cerca parece un lugar vacío, ausente, un vestigio más de la guerra.

     

    Le gustaría pensar que siempre ha sido buena leyendo a las personas, que con todo lo que ha leído y estudiado acerca de los humanos, de su historia llena de sangre y esperanza, sabe cómo funcionan y lo que los mueve, pero no puede negar que desde su regreso es mucho más perceptiva. Le basta mirar a un puñado de personas en Ravenrock para saber que la emoción predominante es el miedo, pero ¿a qué? Está a punto de comentarlo cuando llegan a la iglesia.

     

    Matt toma la iniciativa, y Scavenger lo agradece, porque el mago es honesto de una manera que casi no se encuentra, y por supuesto, también tiene mucha más facilidad para hablar con la gente que ella misma. Minutos después, cuando el mago les está repitiendo su conversación con el predicador todo empieza a cobrar sentido. Antes de que alguien comente algo, se asegura de chocar su índice sobre su anillo salvaguarda contra oídos indiscretos, para que nadie que no fuera de la orden pueda escuchar lo que está a diciendo. Gracias a la Diosa, el encantamiento en el anillo es lo suficientemente discreto para ser activado sin dar señal alguna.

     

    — ¿Gente que desaparece? Si ya sospechan acerca de los magos nos tenemos que andar con mucho cuidado. No podemos darles razones para que duden de nosotros también.

     

    Está a punto de decir algo más cuando siente un tirón en su suéter. Al girarse se topa con un niño, no puede ser mayor de 15 años, los está mirando con curiosidad en sus ojos, menciona un tour y la historia del pueblo. Scavenger no puede evitar sentirse tentada por esa última parte. Investigar el pueblo antes de que caiga la noche se le hace lo más sentado, está segura que los demás están pensando en algo similar, pero no se puede imaginar a todo el grupo tomando un tour.

     

    — Personalmente, creo que escuchar un poco de la historia del pueblo será entretenido, — comenta, y señalando el folleto que el niño trae en las manos añade, — Resulta que soy una gran fan de Arturo y Excalibur, si alguien se quiere unir es bienvenido. Si no, ¿podremos vernos esta tarde en la Casa del Puerto?

     

    Siendo el pueblo tan pequeño, cuenta con dos hostales que según el predicador se encuentran casi vacíos desde que empezó la guerra, los policías están quedándose en el hotel central junto a la iglesia. La Casa del Puerto es un hostal pegado al mar que apenas y tiene clientes, ella piensa que es el lugar perfecto para que puedan tocar base, lejos de los oídos de los muggles o los oficiales.

     

    Con una mirada curiosa hacia el grupo, espera que los demás decidan su curso de acción.

     

    • Me gusta 3
  18. El sabor del mar en el viento le indica que ya está cerca de Ravenrock, o al menos cerca de la costa. Después de un par de horas caminando por el bosque, sus piernas empiezan a pedirle un descanso. Pudo haber volado o haberse aparecido en el punto de reunión, pero las instrucciones son precisas, sólo ha de usarse la magia en caso de ser estrictamente necesario, por eso ha optado por opción muggle más famosa: un autobús a la estación más cercana y, en vez de un taxi, una caminata.

     

    La caída del estatuto ha sido una crisis para ambos mundos, pero ante la llegada del Inquisidor es imprescindible que los muggles puedan entender la magia como lo que es, un fenómeno natural y no algo peligroso o algo que deben temer. Precisamente por eso, entiende, es que esta misión es tan importante. Aunque a simple vista puede parecer una exageración mandarlos a todos a investigar un pueblo sin habitantes mágicos, Ravenrock presenta una oportunidad magnífica para tantear la perspectiva muggle de todo el conflicto.

     

    El otro motivo por el cuál está emocionada por la misión es que le ofrece una oportunidad que rara vez se da, la de tocar base con los miembros de su bando. Después de estar ausente por un par de años, sabe que es ella quien tiene que ponerse al día, el poder conocer a las nuevas caras del bando es el primer paso en ese camino.

     

    Hace una pausa para revisar las instrucciones de llegada, le parece que en vez de dirigirse al pueblo directamente, van a reunirse en un punto cercano. Espera que alguien pueda darle más información acerca de Ravenrock ahí, ya que sus investigaciones no han descubierto nada especialmente interesante acerca del pueblo, salvo por el puerto y un par de ruinas no tiene otro tipo de atracción. Le alegra el haber tomado estudios muggles en Hogwart, porque de otro modo leer el mapa que compró en la estación de autobuses antes de partir de Londres le sería imposible, después de confirmar su ruta con el pergamino de la orden, resume su camino.

     

    No le toma más de 10 minutos llegar a su destino, después de eso. Escucha el ruido de animales no muy lejos de ella y cuando cruza la última capa de árboles se topa con un par de thestrals que ayudan a transportar un carrito lleno de provisiones. La gran piedra gris que es su punto de reunión se alza casi tan alta como ella desde el piso, y a su lado se encuentra tres rostros familiares.

     

    — ¡Ellie, Madeleine! ¡Qué gusto verlas! — no puede evitar soltar una sonrisa al ver a las Moody frente a ella, le da gusto ver que a pesar de la guerra ambas parecen estar a salvo, al menos tanto como se puede estar a salvo estos días. Hace una pequeña reverencia para saludarlas, y después se voltea hacia el hombre, — Matt, no sabía que te encontraría por estos rumbos, pero que bueno verte. — que el Ironwood sea parte de la orden no es sorprendente para ella, sino que le confirma que el chico es una persona confiable.

     

    Desde esa posición, se pueden distinguir las casas que conforman Ravenrock en la costa del mar, pero por la altura no sería tan fácil para alguien del pueblo el verlos a ellos. Scavenger aprovecha esta ventaja en altitud para poder examinar el poblado.

     

    — Me pregunto qué es tan importante acerca de Ravenrock, — comenta después de un par de segundos. —Espero que las provisiones sean suficientes para que la gente nos deje entrar al pueblo, he oído casos de pueblos en situaciones similares que tienen prohibido el acceso a magos o brujas.

     

    No se esfuerza en esconder la tristeza en su voz, ni el suspiro que acompaña sus palabras.

     

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  19. El alivio de ver a Sagitas y las otras brujas a salvo le duró muy poco. Sabía que no tenía que explicarles qué era lo que estaba pasando, la conexión con Avalón era fuerte en ellas, y con todas juntas fluía con facilidad.

     

    Cuando Sagitas mencionó que había que proteger la entrada, entendió que las espinas y las maldiciones que habían descendido sobre ellas eran nada más que una distracción. La otra sacerdotisa parecía convencida de que algo más se acercaba, y conjuró a un hipogrifo para defender la pirámide. Scavenger apenas tuvo tiempo de sentir asombro ante del claro poder de su compañera, pero sí se permitió sentir esperanza, una convicción de que si trabajaban juntas saldrían victoriosas.

     

    Después de la sugerencia de la pelivioleta, tomó el pequeño fruto entre sus dedos, era del tamaño de un durazno pequeño. Sin perder tiempo se acercó a Lilian y lo puso a la altura de sus labios, dejando que la inercia hiciera su trabajo. Y así fue, Lilian partió los labios y masticó el fruto, aún con la mirada ausente.

     

    — Regresa con nosotras, Lily. Te necesitamos, — susurró en la oreja derecha de su prima con urgencia. Ya había hecho todo lo que podía, no podía pelear esta batalla por Lilian.

     

    Regresó su atención a la entrada cuando Sagitas estaba recitando una encantación, una que si mal no recordaba era también un regalo de Avalon, algo así había visto cuando estaba ojeando el libro con la historia de la isla. El hipogrifo estaba cumpliendo su misión, arremetiendo contra animales típicos de la isla, que con los ojos teñidos de rojo atacaban por doquier. Por su parte, Scavenger apuntó la varita a la entrada, expectante.

     

    Había escuchado las historias, por supuesto que sí, de la Sacerdotisa Oscura. La que le había dado la espalda a Avalon, la que ni siquiera la Diosa en su amor y paciencia infinitas podía tocar. La criatura que se dirigía hacia ellas apenas parecía humana, el simple hecho de mirarla le provocaba escalofríos. Se colocó frente a Lilian y Xell, protegiendo la espada.

     

    — Todas juntas, — repitió las palabras que Sagitas había mencionado antes, sabía que la bruja tenía un plan, y esperaba que eso le hiciera entender que ella estaba consciente de ello. Al igual que lo había hecho antes, empezó a sentir un fuego extenderse por sus brazos. — Estamos contigo.

     

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