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Agnes Lynn

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Todo lo publicado por Agnes Lynn

  1. La decoración en el sótano era mínima, restringida a los muebles esenciales que deben adornar un cuarto, y el hombre que la acompañaba se apresuró a disculparse por el estado del mismo. Scavenger se encogió de hombros. —Una casa es una casa, por favor, no se preocupe. — pensó en el estado de su habitación en castillo Evans, igualmente vacía de cualquier cosa que pudiera llamar suya salvo por lo más básico. —¿Es usted Rory Despard? Hace un par de días había recibido una carta de parte de Rory Despard en la que le pedía ayuda con un objeto, citándola en The Pink Palace si se decidía a ayudarlo. No sabía más información, pero el simple hecho de que alguien supiera lo suficiente acerca de ella para solicitar su ayuda con algo se le hacía de lo más interesante. —Mi nombre es Scavenger, —le dijo extendiendo la mano —La verdad es que me quedé muy sorprendida con su carta, principalmente porque la recibí el mismo día que estaba de regreso en Inglaterra después de haber estado casi todo el año pasado ausente. ¿Podría molestarlo con un té, por favor? Si la vida no le hubiera enseñado a ser más escéptica, ya estaría nombrando al destino o algo igual de cursi. Pero había sido solicitada aquí en calidad de Historiadora, y aunque estaba muy lejos de ser la académica modelo, quería dar al menos la imagen de alguien razonable. Rory, por su parte, parecía muy propio con su ropa planchada y su limpia. Un recordatorio de que en Inglaterra, la imagen era de más importante. Después de todo el tiempo que Scavenger pasó entre bosques y desiertos, elegancia era lo menos a lo que aspiraba cuando se trataba de ropa. Observó al hombre moverse por el cuarto mientras le hacía el té, algo en la firmeza de sus hombros le denotaba nerviosismo. ¿Qué problema podría tener un hombre tan propio como él que lo tenía de aquel modo? —No es local, ¿verdad? — preguntó con curiosidad. — Es el acento. Yo misma vengo de Escocia, así que sé lo difícil que puede ser adaptarse a las costumbres de la gente aquí. Espero estén siendo amables con usted. Dígame, ¿en qué puedo serle útil? @@Rory Despard
  2. >>Sabes, las cosas realmente buenas están en la trastienda. Se había quedado viendo una caja de cerámica pequeña con ilustraciones florales, probablemente china, cuando la voz de Richard la sacó de sus pensamientos. —No me sorprende— le respondió al tiempo que se giraba hacia él. Con la mano en la mejilla y el cuerpo medio recargado en un mostrador. Scavenger no lo conocía tanto como a otros miembros de su familia, pero tenía el sentimiento de que estaba siendo estudiada —Aunque muchas cosas pueden esconderse a simple vista si se sabe cómo. Trató de recordar cuándo fue la última vez que se cruzaron, debió haber sido cuando todavía andaba mezclada en asuntos turbios, en el cuartel de aurores. Otra vida. —Necesitaba alejarme un poco. —ofreció a modo de explicación por su ausencia —A veces siento que entre más me quedó en este lugar más difícil será el irme después, cuando en realidad tenga que hacerlo. Además, hay tantas cosas lejos de aquí valen la pena. Tendría que ser suficiente para el Moody, no porque fuera aburrido sino porque era la verdad. Había pasado varios meses recorriendo diferentes universidades muggles en el último año, tratando de aprender tanto del mundo como le fuera posible. Sólo se atrevió a regresar a Londres cuando le fue absolutamente necesario, pero eso no lo iba a decir en voz alta, no frente a personas cuyas morales aún no entendía del todo. Precisamente por eso Richard la inquietaba, no lograba descifrar qué era lo que lo motivaba, lo que lo movía. Ante esa inseguridad, decidió mover la conversación a un terreno donde se sientiera más cómoda. Tomando entre sus manos la cerámica que había estado examinando antes, empezó: —Chino. Probablemente dinastía Song. No es el más raro de su clase, pero puede ser caro, incluso en círculos muggle. Me imagino que, con tus contactos, el conseguir este tipo de cosas no debe ser tan difícil. >> ¿Por qué no me muestras que tienes de interesante en la trastienda? Por los viejos tiempos. @
  3. Con la fama que tenía el lugar, no se veía tan intimidante. Scavenger levantó el libro en su mano derecha a la altura de sus ojos, comparando la imagen en la página con el edificio real, la diferencia era notoria. El libro era viejo y barato, bajo el título “Los 10 lugares más embrujados de Inglaterra” era obvio que estaba lleno de sensacionalismo y mentiras. Antes de que pudiera sentirse decepcionada por haberle hecho caso a una baratija que compró por £5 en King’s Cross, se percató de un letrero que colgaba en la entrada de la casa: THE PINK PALACE. Vaya nombre para un lugar con esa fama, pero significaba que al menos era un lugar abierto al público. Guardándose el libro en el bolsillo trasero de los jeans, se dirigió al interior de la casa -antes conocida como la casa de los gritos. No es que esperara telarañas, un lugar frío y solo, no era tan ingenua como para pensar que la presencia o ausencia de estas cosas suponían algún estado energético en algún lugar, pero el edificio se veía… tranquilo. Como una casa normal. No había una sola persona en el lobby, pero era claro que había gente habitando el lugar; el jardín estaba cuidado y los muebles limpios. En una esquina de la habitación había un mostrador con una campana encima, una especie de timbre. Scavenger lo accionó para ver quién salía, en su experiencia las personas que viven en lugares famosos están acostumbrados a recibir visitas, así que esperaba no molestar. — ¿Hola? ¿Hay alguien aquí? — canturreó en el vestíbulo vacío, esperando llamar la atención de alguien.
  4. Entre los muchos cambios que habían sucedido en su ausencia, éste era el que más le intrigaba. Nunca dudó de su lealtad o compromiso a la orden, incluso lejos tenía su misión presente, pero los rumores de cambios habían llegado hasta sus oídos y tenía la incertidumbre de qué se iba a encontrar al llegar a la nueva … ¿base? Scavenger no estaba familiarizada con el valle Godric, pero para su suerte la invitación que la había llamado al lugar tenía instrucciones precisas. Miró el papel por última vez antes de centrar su atención en la casa frente a ella. Parecía una casa como cualquier otra, pero estaba segura que -al igual que los otros lugares con la marca del fénix en ellos- adentro la esperarían muchas sorpresas. ¿A quién reconocería adentro? ¿Quién la reconocería a ella? Intentó alejar esos pensamientos de su cabeza, y sin pender más tiempo se adentró a la casa. No tuvo mucho tiempo de observar el lugar antes de que unas voces llamaran su atención hacia la cocina. Una sonrisa cruzó su rostro, al menos ciertas costumbres no se pierden, y el centrarse a conversar junto a té y galletas era una de ellas. Siguiendo el sonido de las voces llegó a la cocina, donde para su alivio la sorprendieron las caras conocidas de Mel y Ellie, y un montón de rostros que no conocía. — Hola,— empezó a modo de saludo —soy Scavenger. Espero no llegar tarde. No parecía que estuvieran haciendo algo más que esperar, lo que la tranquilizó. Decidió entonces tomarse el tiempo de hacerse un té, mientras esperaba más instrucciones.
  5. Nada le hacía recordar que el tiempo es un círculo tanto como el callejón Diagón y su resistencia al cambio. Sin importar qué pasara alrededor de él, se rehusaba a cambiar un ápice. Tiendas diferentes, pero con el mismo propósito: atraer nuevos clientes. Scavenger siempre había disfrutado pasearse por ahí, y ahora que estaba de vuelta tenía muchas ganas de ver las tiendas nuevas. Se detuvo un momento frente a la tienda, observando un poco su fachada; las puertas rústicas, los ventanales grandes, la campanilla en la entrada, esta era una auténtica tienda de antigüedades. Su entrada al establecimiento fue anunciada por el sonido agudo de la campana, y varios estantes la recibieron llenos de todo tipo de objetos. Scavenger sonrió abiertamente. Su gusto por las antigüedades tenía más que ver con la historia de los objetos que con los objetos mismos. Su sentido estético era casi inexistente y una vida de lujos y cosas caras -como usualmente lo eran aquellos que adornaban el lugar- nunca había sido de su interés. Las historias, sin embargo, ahí es donde todo lo bello pasaba. No se sorprendió mucho al ver a Richard Moody ahí. Por lo poco que sabía del hombre, la comercialización de objetos potencialmente caros y/o peligrosos sonaba exactamente como su tipo de cosa. Estaba hablando con otra mujer a la que no conocía, así que Scavenger decidió dejarlos sortear sus asuntos en paz, enfocándose en la fila más cercana a la entrada. @
  6. ID: 121148 Puntos: 1724 (y si es posible todos los que tenga cuando se pasen) Mil gracias <3
  7. Hola, honestamente no sé si aplico para el paquete de bienvenida. Tiene más de un año que no tomo una clase o roleo en el MM, aunque sí me pasé a inscribir a la plantilla el año pasado (aunque nunca roleé ni recibí ganancia por ello). Dejo la petición y si no es posible, igual lo entiendo. Nick: Scavenger Weatherwax Id: 121148 Criatura que deseas: Kneazle 2 Conocimientos que deseas: Aritmancia y Estudios Muggles ¡Gracias!
  8. En algún momento se le tiene que perder el miedo a los duelos, y bien dicen que el que no practica jamás aprende. Nick: Scavenger Weatherwax Bando: Orden del Fénix Nivel Mágico: 5 Libros que posee: Libro del aprendiz ( ) *saludo vulcano de despedida*
  9. ID: 121148 Nick: Scavenger Weatherwax Link a la Bóveda Trastero: B 111085 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: B 110428 Link a Tópic de la clase o a la prueba: -- Nivel Mágico: V Fecha: 2020-04-07 Nombre del producto: Libro de la Fortaleza Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizo Nivel (del libro): V Precio: 5000 G Precio total: 5000 G ¡Gracias!
  10. El camino hacia el castillo era siempre la peor parte; la incertidumbre de quién se encontraba en el recinto y la ansiedad de tener que explicar por qué había tardado tanto en pasarse por ahí se mezclaban dejando un peso muy familiar en su estómago. Scavenger iba de prisa, pero a pie, su Nimbus 300 flotaba a lado de ella, cargando su maleta y un par de plantas que había conseguido en su último viaje en Islandia. Esperaba encontrar gente en el castillo, pero al cruzar las rejas de la entrada escuchó voces y risas a montón. ¿Una fiesta? Vaya suerte la suya para aparecer siempre en los momentos más idóneos. Con un movimiento de su varita detuvo a su escoba y se colgó la maleta al hombro, no quería estorbar. El camino de voces la llevó hasta a lado de la piscina, donde varios Evans estaban de pie rodeados de ¿fantasmas? Durante un segundo pensó en empuñar la varita, pero una mirada a los presentes le confirmó que no había peligro alguno. Melrose estaba de pie frente a los seres, bebiendo discretamente de un vaso, y aunque los demás lucían desconcertados ninguno presentaba señales de enojo. - ¡Lo anotaste mal, idi***! ¡Tú y tu maldita dislexia! ¡Es obvio ahora por qué Encantador no está aquí para recibirnos! Estaba a punto de preguntar qué demonios estaba pasando, pero un vaso se materializó frente a ella -Melrose, probablemente, tratando de tranquilizar a los más agitados fantasmas. Con su mano libre tomó la bebida y le dio un sorbo. Ah, vino. Ahora sí estaba en casa. Después de un par de minutos en silencio, se aclaró la garganta, esperando así llamar la atención de las personas presentes -y vivas. - Esto me recuerda a una historia que escuché en Escocia. Aunque no parece que estos fantasmas sean particularmente violentos, lo mejor en estos casos es tratar de ayudarlos y esperar que así sigan su camino. Aunque -añadió en voz baja -siempre hay otros modos de librarse de ellos. Dándole otro sorbo a su vino miró a su alrededor, aparte de Melrose, no había otra cara conocida. Una mujer que se acaba de presentar como Lily y una chica con una pinta aún más confundida que ella estaban a su derecha. Con una sonrisa, se presentó. - Perdón por la intrusión, llevo tanto tiempo sin compañía que se me olvidan los pocos modales que tengo. Mi nombre es Scavenger, prima de la familia. Viajo mucho, pero siempre que estoy cerca los Evans son tan amables de dejarme quedar aquí. Gusto en conocerlos. Girándose hacia los fantasmas por primera vez desde su llegada, habló con la voz más tranquila que pudo, para no causar más confusión de la que ya tenían los pobres. - Lamento la confusión, pero ¿quién es el dichoso Encantador? ¿hay algo en lo que les podamos ayudar? Con la maleta aún colgada en el hombro, esperó alguna respuesta.
  11. Es la primera vez que camina hacia el callejón en vez de simplemente aparecerse en él. Es un ritual de esos que no comparte con nadie, porque ya nadie queda. Es así porque de algún modo no se siente digna de usar algo tan mundano como la magia en el callejón, no después de haber pasado tanto tiempo lejos, no después de haber desaparecido así como lo hizo. Scavenger se acomoda la bufanda alrededor del cuello cuando siente una ráfaga alborotar su cabello, con la mano derecha aprieta el objeto en su bolsillo derecho y emprende el camino por el callejón. Intenta -y falla- alejar la mirada de los lugares que solía frecuentar y que ya no están, ahora reemplazados por tiendas nuevas, gente nueva. El callejón un recordatorio permanente de que la vida sigue adelante, contigo o sin ti. No es nostalgia lo que la trae de regreso a Londres. Aunque no lo parezca, Scavenger no tiene mucho espacio en su corazón para la sensibilidad. Se alejó del mundo mágico por una razón y lo volvería a hacer si fuese necesario. Un poco de perspectiva tampoco le hace daño a nadie. Lo cierto es que necesita ayuda, y si la memoria no le falla no hay mejor lugar que el callejón para buscar caras conocidas, especialmente ahora que está tan desconectada de la orden, de su familia. Un grito de conmoción la saca de sus pensamientos. Si la situación fuese menos lúgubre ya estaría esbozando una sonrisa ante la familiaridad del momento. Sí, ha estado fuera, pero el tiempo que pasó como Auror rondando estas mismas calles no se le va a olvidar nunca, y no necesita acercarse para saber lo que un círculo de gente mirando hacia el piso significa. No está segura de que tenga el estómago para lidiar con ese problema, pero antes de que pueda siquiera decidirse a actuar una figura llama su atención. — ¿Ellie? — se pregunta más a sí misma. No muy lejos de la Moody puede ver caras familiares, aunque no recuerda sus nombres (sabe que al menos uno de ellos es un Ollivander). — Ellie, — dice en voz alta al acercarse más a la bruja. — Tiempo sin vernos. Le gustaría preguntarle cómo se encuentra o un resumen de todo lo que se perdió cuando se alejó de Londres, pero el ambiente en el callejón le indica que no es el momento adecuado. Está a punto de decir otra cosa cuando es interrumpida por un grito, no muy lejos de ellos. Un hombre que no reconoce sugiere investigar y se dirige hacia el ruido. — ¡Mi niña! ¡Mi niña! — una mujer grita. — ¿Dónde está mi niña? Scavenger siente un nudo en el estómago. — ¿También aquí está despareciendo la gente? — pregunta en voz alta.
  12. Nick: Scavenger Weatherwax Link a la Bóveda: 110428 Rol de Personaje: Historiadora Información Adicional: Investigadora de la historia, tanto muggle como mágica. Con atención especial en historias, mitos u objetos.
  13. Pues me pasa que este foro sólo se me hace relevante por los bandos, y el único bando que en realidad me interesa es este. Así que si voy a regresar, va a ser siempre a la Orden. Nick: Scavenger Weatherwax ID: 121148 Link a la ficha: http://www.harrylatino.org/user/121148-scavenger-weatherwax/ Empiezo lenta, porque me han cambiado muchas cosas, pero me iré poniendo al día.
  14. —¿Un crimen?— repitió después de Dennis, pensativa. Que alguien hubiera cometido un crimen en un lugar tan público como lo era el callejón era preocupante, pero el hecho de que una Auror no fuera permitida en la escena era ilógico. No que esperara algo menos del Ministerio, con todas sus trabas y su claro favoritismo hacia ciertos grupos. Suspiró, siempre con su tendencia de perderse en sus pensamientos. —Podría acompañarte a la escena. Puede que ya no sea una Auror, pero aún tengo un par de secretos bajo la manga. —dijo después de un tiempo. —No puedo hablar por Dorothy, pero tengo un mal presentimiento y esto no hace más que aumentarlo. La oficina en la que estaban no tenía ventanas, así que no podía ver lo que estaba pasando allá afuera. La información que Dennis le había dado no había hecho más que aumentar su ansiedad al grado que tuvo que ponerse de pie. Mientras esperaba junto con las chicas a ver si la Delacour recibía algún tipo de respuesta recordó al hombre en el pasillo, y el hecho de que él había entrado después de ella. A lo mejor él había visto algo. —Creo que puedo preguntarle a alguien— explicó mientras abría la puerta de la oficina. —Alguien entró justo después que yo- Algo andaba mal, lo sabía como sabía que sus ojos eran cafés o que el sol brillaba fuerte en el cielo. A simple vista el pasillo era igual que hace un par de minutos, pero había algo que no encajaba. Por instinto llevó la mano a su varita. Alerta permanente, se recordó a sí misma. Sus sospechas fueron confirmadas al dar un par de pasos hacia adelante. El pasillo parecía más largo; se giró para regresar a la oficina, pero al hacerlo sintió el piso moverse con ella. —¿Qué demonios?—murmuró al sentir el movimiento. Y luego, en voz alta. —Dennis, Dorothy. ¿Pueden ver esto? No sabía exactamente a qué se refería con 'esto'. De repente, enfocar la vista en un solo punto le costaba mucho trabajo, pero quería advertir a las chicas para que estuvieran alertas. Cerró los ojos un par de segundos, para intentar centrarse, pero al abrirlos su visión no era más clara. Al final, decidió apoyarse en el muro más cercano. Con su varita en la otra mano, avanzó un par de metros más, la distancia al final del pasillo parecía no cambiar. —Finite Incantatem— dijo en voz alta. Nada cambió. Lo que sea que estuviera afectándola no era un hechizo, algo que pudiera terminar con un movimiento de su varita. Un par de pasos más y llegó a una de las ventanas que daban hacia la calle. Al mirar hacia el callejón se dio cuenta que afuera del museo todo parecía normal. No había proporciones extrañas, y lo más importante, podía ver con claridad un pequeño cúmulo de personas reunidas no muy lejos del local. A eso se debía estar refiriendo Dennis. —Creo— gritó, porque aunque sólo había recorrido un par de metros, al mirar hacia la oficina de nuevo, parecía que tanto Denis como Dorothy se encontraban muy muy lejos de ella. —Creo que algo o alguien no nos quiere mantener aquí adentro. No creo que nuestras varitas nos vayan a servir de mucho. Podía intentar aparecerse fuera del museo y listo, pero no quería dejar el lugar sin antes estar segura que de lo que estaba pasando, y de que no le pasaría a más personas. Tampoco quería intentar nada sin antes estar reunida con las jóvenes, que aún seguían en la oficina. No tenía idea de qué estaba pasando, pero se le ocurría que entre las tres podrían resolverlo. @@Dennis Delacour @@Dorothy Anne
  15. Parpadeó un par de veces. Estaba a punto de responderle a Dennis cuando una voz habló a sus espaldas. Al girarse, encontró una cara que ya había visto antes, en el castillo Lockhart. No había hablado mucho con ella, pero había algo en su cara que le inquietaba, ¿qué pasaba el día de hoy que todos parecían preocupados? —Nos conocemos— le aclaró a Dennis, que había sido tan amable de intentar presentarlas. Igual extendió la mano al hablar, no quería parecer deseducada, —Hablamos por un rato en el castillo Lockhart, cuando fue la fiesta de Noah. No perdió de vista la mirada furtiva que tanto Dorothy como Dennis lanzaron hacia el desconocido en el pasillo. Su instinto de protección se manifestó en forma de un cosquilleo en las manos, quería poner distancia entre ella y el tipo ese así que lanzó una última mirada hacia el pasillo y cerró la puerta de la oficina en que se encontraban. —No sabía que eran dueñas de este lugar— comenzó, una vez sentada en frente del escritorio. —Lamento si estoy interrumpiendo algo, es sólo qué... Perdónenme si soy muy directa, he encontrado que ir al punto nos ahorra tiempo a todos. Miró a Dennis antes de continuar, —Me acerqué a tu oficina porque quería ver si todo estaba bien. Entraste muy deprisa y parecías preocupada. De nuevo, discúlpame si me estoy metiendo en donde no debo. Se sentía muy tonta preguntando esas cosas cara a cara, pero si algo había aprendido en su estadía en Londres era a confiar en sus instintos, y justo ahora no podía quitarse la mala sensación del cuerpo. Anticipación, nerviosismo. —Lo mismo va para ti, Dorothy. Si puedo ayudarlas en algo, pueden confiar en mi. A fin de cuentas, estamos del mismo lado. Hizo énfasis en esa última palabra. Su paranoia no le permitía mencionar a la Orden en voz alta -había soltado un pequeño brinco antes, cuando Dennis la nombró tan tranquilamente- pero quería que ambas mujeres entendieran que ella estaba disponible, por sí algo andaba mal.
  16. Para su suerte, el museo estaba casi vacío. Con la cantidad de cosas que se pueden hacer en el Callejón, el hecho de que hubiese terminado en un lugar de observación como el museo no era una coincidencia. No quería hablar con nadie, pero tampoco quería estar sola. Tremenda dicotomía. Si tuviera que ser honesta, diría que buscaba un lugar donde pudiera pensar, donde pudiera perderse en sí misma sin que nadie la juzgara o intentara interrumpirla. En teoría, los museos eran lugares perfectos para la reflexión y contemplación. No se esperaba que el Museo Night fuera tan poco convencional en ese aspecto: los cuadros se movían como si fuesen fotos mágicas -incluso los de origen muggle. Las vasijas, cuadros, incluso cubiertos, a donde quiere que mirase se encontraba con objetos en movimiento. Mientras observaba los objetos a su alrededor, hizo una nota mental para indagar en el funcionamiento de los mismos. ¿Era un hechizo de movimiento o algo más profundo? Los cuadros se movían igual que los que decoraban las paredes en el Castillo Lockhart, pero, ¿funcionarían igual? Una idea se formó en su cabeza y no pudo evitar sonreír. El cuadro que se encontraba mirando mostraba una mujer -no podía ser muy grande, aunque la pintura hacía difícil calcular su edad- en un jardín o un bosque. Estaba de espaldas, con una escoba muy rústica en las manos sacudiendo las hojas que habían caído desde las copas de los árboles. Scavenger se acercó al cuadro lo más que pudo. —¿Hola?— susurró. No esperaba una reacción del cuadro, racionalmente no era posible, pero igual sintió una pizca de decepción cuando la mujer siguió sacudiendo las hojas sin prestarle atención. Los objetos estaban en movimiento, pero no había nada de vida en ellos. Alejándose un poco del cuadro, miró a su alrededor para confirmar que nadie la había visto hacer el ridículo e intentar hablarle a una pintura. A parte de ella, sólo había otra persona en la sala, pero para su suerte el hombre no parecía interesado en ella en lo más mínimo, sino que se encontraba observando con detalle los objetos más pequeños de la colección. Iba vestido con ropas muggles, y además del cabello castaño claro como la arena, nada más resaltaba en él. Antes de llegar a Ottery estaba acostumbrada a ignorar a las personas a su alrededor. Pero en los meses que llevaba viviendo ahí, había aprendido -a veces a la mala- que asumir una actitud pasiva en cualquier lugar lleno de magos o brujas podía traerle problemas. Aunque había dejado atrás su vida en el Ministerio Mágico, el entrenamiento Auror había quedado muy bien grabado en su memoria. Se adentró un poco más en el pasillo, como si estuviera contemplando el siguiente cuadro, pero también seguía los movimientos del hombre con el rabillo del ojo. El sonido de unas pisadas apresuradas la obligó a mirar hacia la entrada del pasillo, y otra sonrisa se formó en su cara al reconocer a la joven Dennis Delacour como la fuente de aquel ruido. Dennis era una persona amable con todo el mundo, con una energía que ella admiraba y envidaba a la vez. La bruja sostenía un par de pergaminos en las manos, pero había algo extraño en su expresión. Sin prestarle atención a ella o al hombre, la Delacour cruzó el pasillo con un paso apurado y el ceño fruncido. No sabía que Dennis formaba parte de la administración del Museo, y tampoco sabía qué era lo que la preocupaba, cuando la chica era de lo más amigable con todo aquel que se cruzara por su camino. Decidió acercarse un poco más hacia el final de pasillo, cerca de las oficinas donde Dennis se encontraba. No quería entrometerse, pero tenía la sospecha de que algo no andaba bien. Con un suspiro, le echó un último vistazo al hombre que compartía el pasillo con ella, y se giró para dar un par de golpecitos en la puerta que antes había cruzado la rubia.
  17. No han pasado más que un par de minutos, pero el jardín parece llenarse de más y más gente con cada momento. Puede reconocer algunas caras, pero en su mayoría desconoce a las personas que la rodean. Con un poco de nerviosismo, le da otro trago a su copa de vino. No pasa mucho hasta que Bo, haciendo uso extraordinario de sus podemos Uzza, crea una especie de portal, uno que los llevará a la verdadera fiesta, si lo que ha oído acerca de lo que su sobrina tiene planeado es real. Con una sonrisa, se voltea hacia su hermano, que sigue con ella. —Tenemos que cruzar. No sé que haya del otro lado, pero conociendo a Bo y a Noah, no es algo que nos queramos perder— Con un último trago se termina su vino y procede a caminar hacia el portal, no sin antes darle un ligero empujón a Alexander. —Vamos. Cuando se acerca a su sobrina puede ver que ya casi todos los invitados están del otro lado, un par más de los que ha visto en el jardín. Si la vista no le falla, le parece ver a Bel por ahí también. Hace una nota mental para ir a saludarla, siempre es bueno tener a alguien con quién conversar. —Perdón, Bo, nos distrajimos con los tragos—le dice a su sobrina tan pronto como puede, a modo de disculpa. No se gira para ver si Alexander viene detrás de ella, pero sospecha que así es. Cruzar el puente se siente como cruzar una cortina muy ligera. Si no fuera por el cambio en temperatura y humedad en el aire, está casi segura que no lo hubiera notado. El lugar parece lo suficientemente amplio para acoger a la multitud de personas que se encontraban en el jardín. Ella se queda no muy lejos de la entrada, esperando a que su hermano y su sobrina crucen, expectante. @Bodrick @@Alexander Fox
  18. Planilla de Compras de Huevos de Dragón: ID: 121148 Nick: Scavenger Weatherwax Link a la Bóveda Trastero: (en caso de poseerla) B 111085 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: B 110428 Link al Premio obtenido (en caso de gala/concurso): --- Fecha: 2018-08-22 Llave utilizada: Maestra Huevo de Dragón: Huevo de Ironbelly Ucraniano Puntos por unidad: 160 Precio: 8000 Precio Total: 8000 Total de puntos: 160
  19. Ya decía yo que se me olvidaba algo. Acá les dejo el link a la bóveda de los Evans McGonagall: http://www.harrylatino.org/index.php/topic/97458-boveda-familia-evans-mcgonagall/ Y el link al registro: http://www.harrylatino.org/topic/89281-familia-evans-mcgonagall-mm/?p=3730044 ¡Muchas gracias!
  20. Hola, vengo a solicitar una actualización de la ficha después de mucho mucho tiempo. Vamos por partes. En la parte del Perfil de Personaje dice así: Tiene que decir así: Y también agregar la Familia Evans McGonagall como adoptiva, por favor. Dice así. Tiene que decir así: Acá dejo el link a la bóveda: http://www.harrylatino.org/index.php/topic/97458-boveda-familia-evans-mcgonagall/ Muchísimas gracias a quien se pase por acá <3
  21. Va la mitad del camino cuando algo la obliga a mirar hacia arriba, justo a tiempo para ver un chorro de luz cernirse sobre el castillo, no muy lejos de lo que piensa es la entrada. Está acostumbrada a ver cosas mucho más dramáticas, y con un peor significado, flotar encima de Ottery, así que la visión de esa luz no hace más que causarle una sonrisa. Es la primera vez que pisa el castillo, lo cual es… bueno, es esperado, porque Scavenger no es ella sin ser un poco antisocial. De los miembros de la familia a los que conoce puede intuir que los Evans son honestos, leales, valientes; atributos que no hacen más que ahondar el respeto que ya siente por ellos. Tiene poco más de un año que llegó a Ottery, pero aún no se acostumbra a sus castillos, el camino que la lleva a la entrada del Evans McGonagall está adornado por piedras y plantas. Su relación con la familia le permite aparecerse dentro del mismo, pero al ser esta la primera vez, quiere hacer las cosas bien, entrar por la puerta delantera. No tarda mucho en llegar a la entrada, motivada por la luz en el cielo y su curiosidad, empuja la reja que señala el inicio de la propiedad con fuerza. En retrospectiva, si quería disfrutar de la vista, debió de haber planeado su visita en el día. Las sombras de la noche oscurecen los terrenos, impidiendo que pueda disfrutar del paisaje al completo. Hace una nota mental para regresar a esta parte del castillo en cuanto la mañana llegue. La luz a la distancia, y un poco el instinto, la guían hacia lo que parece ser un jardín. Con alivio, nota que hay dos personas presentes, dos personas que ya tiene el gusto de conocer. Melrose está presente, y ella no puede recordar que alguna vez el tema de las familias haya salido en presencia de la mujer, porque el verla ahí es una muy buena sorpresa; desde que se cambió de trabajo, su contacto con Mel ha sido casi nulo, y no puede negar que extraña trabajar tanto con ella como con Ellie. También se encuentra presente Albus, a él lo conoce más de vista que otra cosa, lo ha visto por ahí en esos lugares que ambos frecuentan, de vez en cuando. Su presencia en el castillo no hace más que reforzarle que su percepción de los Evans es la correcta. —¡Melrose, Albus!— exclama a modo de saludo. A lado de ellos hay una mesa con bebidas y alguna que otra cosa. —No me imaginaba encontrarlos por aquí. Que grata sorpresa. ¿Interrumpo algo? @ @@Albus Severus Black
  22. Como es costumbre en estos escenarios, no pasa mucho tiempo hasta que pierde la noción de la gente que llega. Sonríe a los invitados, porque tiene que ser educada y una sonrisa siempre es bienvenida, pero el socializar nunca se le ha dado de manera natural. Se queda cerca de su hermano Alexander, mirando a los demás con una mezcla de curiosidad y aprehensión. —Gusto en conocerte, Dorothy —le responde la chica después de aterrizar en el jardín trasero del castillo. El vuelo le ha interrumpido un poco la conversación, pero tampoco quiere dejar a Dorothy sin respuesta. —Cuenta conmigo para lo que necesites. No mucho tiempo después aparece Dennis, que siempre parece conocer a mucho más gente que ella. Por ejemplo, saluda a varios miembros de la familia de Sagitas sin problema, y poco a poco, se van saludando los unos a los otros. Por su parte, ella está atenta sólo a una cosa: el festejado. Cuando Noah llega, viene de prisa y un poco despeinado. La saluda con un beso en la mejilla y ella toma su cara entre sus manos, no lo ha visto desde su boda, y hay muchas cosas que quiere preguntarle: qué tal lo trata la vida de casado, si disfruta su nuevo hogar, etc. No le dice nada de eso, porque aunque tiene muchas ganas de saber qué es lo que ha estado haciendo el rubio, entiende que este no es el lugar apropiado. Se conforma con revolver un poco el cabello de su hermano. —Hey. Feliz cumpleaños, vago— lo dice con cariño, sin recriminar. Después de todo, ella misma tiende a desaparecer de vez en cuando. —Ve a disfrutar tu fiesta, nuestra madre y Bo se han esforzado mucho. Después de que el rubio se ha alejado a saludar a los presentes, se gira hacia Alexander. —Voy por un trago. ¿Quieres algo de tomar? @@Noah Lockhart @@Alexander Fox @@Dorothy Anne
  23. Va un poco tarde, para variar. Estaba escondida en la cocina cuando escuchó la voz de su madre hablar acerca de un paseo por los jardines, pero no estaba en condiciones de salir en esos momentos. Ha corrido a su cuarto a cambiarse y se encuentra lista para salir cuando un par de golpes en la puerta llaman su atención. Con la mano ya en la manija, abre la puerta y para su sorpresa se encuentra con un niño al que nunca ha visto antes. —Eh, Hola— dice con interés, pero al alzar la vista puede ver que el niño no viene solo. —¡Sagitas!— exclama, al tiempo que se hace un lado para dejarlos pasar, si así quieren. Su madre le ha hablado mucho acerca de la pelivioleta y sabe que en el Castillo Lockhart, la mujer es una invitada especial siempre. —Mi madre acaba de salir rumbo a los jardines, mencionó algo acerca de un… ¿paseo?— y está segura que la visita de la Potter Blue no es mera coincidencia. —No sé dónde están exactamente, pero los jardines están llenos de cosas muy interesantes— Esto último lo dice en dirección al pequeño, pues su hermano Ezra ama jugar por los jardines. —Si gustan venir. ¡Están en su casa! Claramente no es su mejor momento social, pero nunca ha sido buena con gente que no conoce, y a parte de Sagitas y su hermana Hayame, nadie más del grupo le resulta familiar. Con una sonrisa, se encamina hacia los jardines en busca de su madre. No tiene que buscar mucho, después de caminar un par de minutos encuentra a su familia cerca de los establos. Ezra está en los brazos de su madre, y Bo camina con ellas. Scavenger sonríe mientras se acerca al grupo. —Alexander, qué gusto verte— menciona cuando está cerca de su hermano, sin dudarlo le abraza con fuerza. —Tiene mucho que no coincidíamos por aquí. Se gira hacia la otra persona en el grupo. Ha escuchado a su madre introducirla como Dorothy, no le queda muy claro cuál es su relación con la familia, pero cualquier amiga de Cye y Bo tiene su confianza. —Hola. ¿Dorothy, verdad? Soy Scavenger —Le extiende la mano a modo de saludo. —Gusto en conocerte, espero que disfrutes mucho tu estadía aquí. Una vez que ha saludado a todos, recuerda que no están solos en el castillo. —Por cierto, tenemos visitas— menciona, y mirando a su madre y sobrina añade—Aunque algo me dice que no eso no les sorprende. @ @ @@Ezra Lockhart @@Bodrik @@Alexander Fox @@Dorothy Anne
  24. No tuvo que esperar mucho. Después de un par de segundos, la puerta se abrió con un movimiento simple, frente a ella había un elfo doméstico que resaltaba más que nada por el hecho de que, si la casa no estuviese localizada en el mismo Ottery, uno podría asumir que era una simple casa. Le sonríe al elfo, pero antes de que pueda contestar, aparece a su lado @Kritzai. Scavenger suspira un poco, ya que realizar el trabajo sola sería bastante tedioso para ella. —La llamé, pero no sé si vaya a venir— responde a la pregunta de su compañero. —Igual, creo que entre los dos podemos empezar, y si Dennis gusta unírsenos después, puede hacerlo. Enfoca de nuevo la vista en el elfo. —Hola. Venimos de parte del departamento de Transportes y Deportes Mágicos. Atendiendo una solicitud hecha por la señorita....— revuelve los papeles que trae en las manos y extiende una solicitud— ... la señorita @@Hayame Snape Potter Black. Estamos aquí para habilitar el hechizo antiaparición. —Espero que no estemos interrumpiendo nada— añade, mientras espera a que el elfo le responda.
  25. Aunque conoce a Kassandra desde hace ya varios meses, nunca ha pisado el castillo Gryffindor. Le hubiera gustado hacerlo en mejores circunstancias, pero tampoco hay tiempo para lamentarse. Lo importante es encontrar a Kassandra. Salta de su escoba antes de que sus pies puedan tocar el suelo, el castillo imponente frente a ella. Durante un par de momentos, está segura que no pueden entrar al lugar nada más porque sí, pero al parecer lo que sea que afecta a Kassandra la ha obligado a dejar desprotegida su entrada principal. Para su buena suerte, ya hay un par de personas de la Madriguera ahí, todas mirando a su alrededor. Scavenger no pierde el tiempo y se adentra al castillo. Está pensando en dónde buscar cuando un mago habla cerca de ella. —¿Casablanca?— repite. —Eso es una película, no un lugar real, hasta donde yo sé. Después de un par de segundos, el mago se adentra hacia la casa. A falta de otras opciones, Scavenger camina detrás de él, atenta a su alrededor, por si nota algo fuera de lugar. Mirando tras de sí, se da cuenta que no es la única siguiendo al hombre. @@Vladimir Karkarov @ @ @@Mia Zoeh

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