Rachel Ravenclaw

Siguió a su hija al interior del local donde con desapruebo ve a todos aquellos muggles atontados por la pantalla brillante y el partido de futbol. Rachel era muy fanática de seguir todo tipo de deportes, sobre todo el Quidditch, pero el futbol le causaba cierto desagrado. Pero quizá fuera la solución más rápida a tener que buscar el pasadizo correcto a la comunidad mágica secreta.

 

—Yo tengo galeones, eso será un problema. –le responde.

 

El ambiente apestaba a encierro, alcohol, algo de humo a cigarrillo entre otros olores corporales. Y no por ser un bar de Rusia, sino porque ser simplemente una taberna de mala muerte. Arqueó la ceja al ver como Sasha intentaba comerciar con el extraño hombre, no le gustó que ella estuviera tan atenta a él.

 

—Hacer actos indebidos en este sitio es una oferta muy tentadora –le susurra en inglés a sabiendas de que era poco probable que la entendieran- Pero no quiero que la futura Fiscal Mágica aparezca luego en las portadas del Profeta por culpa de unos muggles rusos.

 

Se pone al frente posicionándose al lado de Sasha y pone sobre la mesa un galeón dorado. La moneda, como moneda, no tenía valor en Rusia y menos en territorio muggle. ¡Pero por favor! Era una moneda de oro, ¡valía más que todas sus miserables botellas! La desliza hacia adelante con mirada firme.

 

—Oro –responde con esa palabra simple que hasta el más inculto podría entender por su extensión en el mundo.

 

El hombre le responde algo de forma socarrona, no tenía ni idea de lo que le estaba diciendo, pero lo más probable es que dudara de la procedencia o material de la moneda. Pero Rachel no podía hacerle una prueba de carbono allí mismo por lo que simplemente toma a Sasha del brazo y sale corriendo de allí. La Askar no deja de correr hasta que se esconden en una calle más pequeña donde dudaba que las hubieran seguido tan lejos.

 

—Ha sido poco ortodoxo, pero creo que no teníamos tiempo y opciones.

 

Estaban mojándose bajo la lluvia cuando una voz sobresalta a la castaña tras ella. Al voltearse ve a una mujer rubia de ojos grises y la piel aporcelanada. Llevaba consigo un paraguas rojo y un abrigo de piel. Esta le dice algo en ruso, pero tras ver la cara de desconcierto de la bruja, se retracta:

 

—Lluvia –dice para luego extenderle el paraguas suyo mientras hacía signo del agua cayendo hacia ellas. Rachel la miró incrédula.

 

—No hace falta. Gracias –contesta.

 

Luego de un “debate” de cordialidades, la rusa consigue hacer que Rachel se quedara con el paraguas rojo para cubrirse ella y a Sasha mientras la mujer seguía su camino.

 

—No imaginaba que la gente fuera mucho más compasiva que en Londres. –dice la aritmántica- Creo que con eso tenemos buenas cosas que comentarle a Gabrielle, ¿no?

 

Rachel abre el peluche con sus manos y saca una llave. Tan solo tocarla todo dio vueltas y sintió tirones en todo su cuerpo. Al abrir los ojos, se encontró nuevamente en la sala de clase.

Rachel se sujetó fuertemente el cabello haciendo un moño con el mismo pelo tras su cabeza, no queriendo estorbos. Incluso se había tomado la molestia de humedecer sus cabellos con un gel para dejarlos impecablemente brillantes y lisos. Si es que hasta en un duelo estaba obsesionada con verse impoluta. Si no fuera tal su necesidad, no se habría molestado en adquirir un Espejo Narciso para que le diera su opinión a cada momento. Sus palabras la tranquilizaban.

 

Se colocó un vestido de suave terciopelo azul marino, casi negro, de mangas largas y sin ningún escote, acabando en la mitad de su cuello. La falda también era corta hasta las rodillas y no llevaba medias finas debajo por una razón; por la humedad que habría en el campo de batalla que había elegido. Sin guantes, ni medias, ni accesorios, decide partir así sin más con unas sandalias color negro.

 

Tomó aire con fuerza para tranquilizarse y luego acarició su varita palpando la rugosidad de la madera. A veces juraba poder sentir la esencia del interior de su arma mágica, aunque solo era una ilusión suya. Le gustaba sentir que no era un simple trozo de madera y aunque no era una espada de paladín, podía hacer verdadero arte con ella. Arte letal.

 

No conocía nada a su oponente así que sería toda una experiencia. Le había enviado una carta con un traslador para citarla en el Cenote de Zací en Yucatán, México. Había elegido ese sitio por varias razones. Además de porque era pintoresco y hermoso; los cenotes en general eran para los mayas sitios sagrados y la puerta de entrada al inframundo. Tenía origen en otra palabra antigua que significaba “Caverna de Agua”. Personalmente, ella era más de climas secos, odiaba la humedad. Pero el sitio era perfecto.

 

Al llegar primero podía asegurarse de que no había nadie, aunque se había asegurado de poner barreras mágicas para los muggles. Todos los cenotes en general eran como grandes estancamientos de agua abovedadas. El de Zací, la distancia que tenía entre la bóveda y el cenote era de unos 26 metros. Estaba recubierta por estalactitas de piedra y el agua un color turquesa. Unos senderos y escaleras tallados en piedra conducían al lugar y lo rodeaban en cierta forma para que la gente no tropezara con el liquen de las piedras y se matara.

 

Rachel se posiciona en uno de desfiladeros de piedra que bordeaban el pequeño lago y para evitar futuros tropiezos, deja sus dos sandalias a un metro de ella. No tenía nada voluminoso a cinco metros a la redonda y tampoco el lago y las paredes de la caverna lo permitían. Aunque si había varias piedritas sueltas por el camino. En la entrada del cenote había vegetación abundante aunque Rachel estaba lejos de ella. Aprieta su varita con fuerza hasta que ve a su oponente llegar, teniéndolo a nueve metros de distancia.

 

Le hace una reverencia educada. Se preguntaba cómo sería, incluso podrían llegar a ser amigas luego del duelo.

 

—Siento elegir un sitio de complicado acceso. Que gane la mejor –le dice con serenidad para luego agitar la varita hacia su pecho- Sectusempra —susurra para provocar que un rayo se despegara de su varita y saliera volando hacia Heliké. Iba directo hacia su abdomen así que de asestarle iba a recibir muchas heridas graves por cortes sangrantes.

Rachel apareció del otro lado. Era otra recámara amplia de columnas antiguas y un montón de grabados extraños. Tenía una única puerta, aparte de la de entrada, que conducía a otro pasillo misterioso. Estaban muy cerca del final, sus alumnos estaban progresando mucho demostrando que eran dignos de conocer la Aritmancia hasta sus últimos detalles.

 

El primero en llegar fue Jeremy, cosa que no le sorprendió demasiado. Parecía algo cansado como si hubiera visto algo fuera de lo normal… La verdad era que, en la sala se encontraban maldiciones antiguas impuestas por los sumerios. Algunas de aquellas maldiciones evocaban extrañas formas que podían representar un peligro inminente si no se aplacaban.

 

—Felicidades –le dice a Jeremy.

 

Pero el resto no venía. Esperaron un tiempo, mas nadie salía de la recámara. La castaña comenzó a preocuparse un poco; sí, solo un poco. Al cabo de un rato antes de que decidiera ir a ver si todo iba en orden vio salir a Noah algo pálido, con la respiración agitada y algo de sudor. Le dio mucha pena verlo así, pero tenía que mantener la compostura. Él era fuerte y ya hablarían de lo que había sucedido cuándo volverán al Refugio.

 

—Señor Lockhart, parece que tuvo…

 

Entonces llegó Hades en condiciones algo parecidas. Lo notó confundido y totalmente desconcertado.

 

—Quizá, señor Ragnarok, debería tomarse un descanso. Creo que lo que se encontró en la recámara fue demasiado para usted.

 

Esperó un poco más, pero Zack nunca llegó, era hora de ir a ver qué le pasaba. Ella no creía que estuviera en un peligro inminente aún… La cámara contenía maldiciones diferentes, cierto, pero se centraban más en paralizar a los incautos más que causarles algún tipo de muerte. Sin decir nada, la Askar deja a sus estudiantes allí, que era terreno seguro, y se adentra en la ante recámara buscando al Ivashkov. No lo encontró allí, aún no se había adentrado. Quizá estuviera practicando el hechizo de focalización antes de ingresar.

 

Pero se le había agotado el tiempo.

 

Asomándose de nuevo a la sala principal, mira al mago mientras apoya una mano en el marco de la puerta.

 

—Señor Ivashkov, me temo interrumpir sus pensamientos o prácticas –le dice- Pero tenemos que continuar. No se preocupe, habrá más pruebas más adelante. Esto no quiere decir nada –dice a modo de ánimo.

 

Tras llamar al alumno perdido, tomando su brazo aparece con él de nuevo en la sala donde ahora estaban Jeremy, Noah y Hades y se separa del grupo para poder mirarlos de frente.

 

—Muy bien. En general, felicitaciones. Ahora vamos con la parte más ‘divertida’ para algunos, y más ‘aburrida’ para otros. La Aritmomancia. Esto no tiene secreto. Os explicaré brevemente cómo va esto y luego cruzaréis esa puerta –señala- Y seguiréis adelante… Hasta encontraros conmigo en el corazón del Zigurat.

 

Abriendo su bolso de Moke saca unos artilugios que comienza a repartirles a los alumnos. Era redondo, como un disco de madera y con varios números y letras en torno a este. También les reparte unos pergaminos con anotaciones que les harían MUCHA falta para continuar, porque de memoria no se lo iban a saber. Rachel, por su parte, abre un pergamino bien grande delante de ella para que vean su contenido.

 

1: A, J, S, Sh

2: B, K, T, Ch

3: C, L, U

4: D, M, V

5: E, N, W, Ñ

6: F, O, X

7: G, P, Y, Ll, Gu

8: H, Q, Z, Qu

9: I, R, Rr

*Dos notas importantes: Rr, Sh, Ch y Ll son fonemas, así que van juntos.

Qu y Gu se utilizan cuando la U no suena, como Miguel.

Cuando Y suena como I, se considera vocal.

Cuando Y suene como Ll, se considera consonante.

—Esto es una tabla de fonemas. No tiene secreto. La Aritmomancia contempla que todos los símbolos tienen un origen matemático y por tanto; los números tienen influencia directa en aquellos símbolos a los que están relacionados. Partiendo de esa premisa; se podría decir que a través de los números podemos deducir “actitudes” en ciertas cosas o incluso personas. Visión futura; no es como tener premoniciones, obviamente. Pero digamos que yo puedo averiguar actitudes de “Zack” sin si quiera conocerlo que me permitan deducir cosas que puede llegar a hacer. Ese es uno de los usos básicos de la Aritmomancia. Hay otros también; codificación. Permite encriptar mensajes y hacer maleficios protectores que funcionen en torno a enigmas numéricos. Los muggles la llaman habitualmente “Numerología”, un poco erróneo el término, ¿pero qué podemos esperar?

 

Toma una pausa para luego cerrar el pergamino. Los decodificadores que había entregado tenían ya los números del 1 al 9 y luego la transcripción a letras latinas y lenguaje sumerio. Aunque no sería tan sencillo en la clase.

 

—Este Zigurat tiene numerosos enigmas que en cierta forma necesitan ser superados conociendo el futuro. Sí hay dos puertas y cada una solo tiene un nombre distinto y ninguna indicación más, ¿cómo sabes que una no te conducirá a un abismo sin retorno? La manera correcta será intentando descifrar el futuro de esa puerta por su nombre. Existen 3 tipos de números obtenibles que nos permitirán conocer un aspecto u otro de lo que estamos analizando. El primero es el Número de Carácter; este número indica el tipo general de personalidad del individuo. En objetos o lugares, nos da una idea básica de la esencia de ese lugar. El procedimiento es simple; se decodifican todos los símbolos y luego se suman todos los valores numéricos. Si el valor es mayor a 9, por ejemplo: 23. Hay que sumar las dos unidades hasta obtener 1 solo número igual o menor a 9. En este caso sería: 5.

 

Enrolla el papiro mientras lo juntaba con otros que lo habían sobrado y caminaba hacia la puerta mientras terminaba de explicar. La puerta estaba cerrada.

 

—Número del Corazón, que se refiere a la vida interior del individuo e indica los deseos y miedos ocultos. Muy útil también para averiguar algo básico de los misterios que encierra un lugar. A veces un sitio es peligroso; pero encierra algo inofensivo. Se calcula sumando todas las vocales del nombre hasta que, como antes, de igual o menos de 9. Por último, el Número Social, que se refiere a la personalidad externa, a la cara que el individuo muestra al mundo exterior. O en caso de lugares, es útil para detectar maldiciones. El Numero Social se determina sumando el valor numérico de las consonantes del nombre.

 

Sobre la puerta había unas letras cuneiformes:

Francia era un hermoso lugar para comenzar. Rachel se había criado allí aunque sus raíces fueran del Medio Oriente. Era un país lleno de costumbres refinadas, pensamientos estoicos y monumentos muy antiguos. Pero a mayores, también ocultaban una legislatura particular que tenía algunos apéndices curiosos. Si iban al norte encontrarían algo curioso relacionado con uno de los transportes muggles más usados. Y por otras zonas descubrirían que había algo legislado sobre los nombres de animales.

 

Rachel las vio desaparecer y se sentó tras el escritorio a esperarlas mientras miraba su reloj platinado. Algo le decía que no iban a contar con el tiempo suficiente para hacer el siguiente viaje que tenía pensado. Pero al menos, si las chicas volvían con las manos llenas de anotaciones haciendo el trabajo que debían, la bruja se daba por satisfecha. Eso más el debate era suficiente para comprender el extraño comportamiento de las leyes.

 

—Espero que no se olviden de disimular que son brujas –pensó en voz alta para sí.

Notaba a la rubia un poco dispersa al principio, quizá no había dormido bien. Pero lo bueno era que en cuanto había terminado su discurso había sido la primera en tomar palabra. Su tono fuerte en las palabras le recordaba vagamente a cómo había tenido un ligero agravio con Arya en las entrañas del laboratorio de análisis investigación clasificada. A pesar de todo, la medimaga había sentido deseos de salvar la curandera Lucía, cuando Rachel ya, hastiada de todos los daños que había causado a las instalaciones, había querido matarla.[/size]

Cuando la susodicha declara haber trabajado en San Mungo sus sospechas se confirmaron. Quizá todos los sanadores y medimagos de vocación tenían ese fuerte sentimiento protector hacia los heridos. ¿Incluso había visto a la Macnair sentir pena por muggles mordidos? Era algo que a la castaña le resultaba desconcertante y algo interesante también.

Sus orbes avellanas se situaron sobre la tímida pelinegra que parecía completar el debate. Suave, humilde y conciso. La bruja aritmántica asintió con su cabeza a cada palabra de Fiamma sintiendo que entendía por dónde iban los tiros.

—No lo habría dicho mejor, señorita Phoenix –le dice con suavidad- Es obvio que esa legislación dista mucho de ser útil, a pesar de los acontecimientos. Si bien es cierto que en el pasado se desechó por la falta de firmas; si no se ha retomado en la actualidad es por eso. Solo que ese no era el punto, ¿verdad? Lo importante aquí es que a la hora de aprobar o redactar una ley hay que mirar las cosas con mucha perspectiva. Como dice, la señorita Delacour, los tiempos han cambiado. Los avances médicos y del conocimiento de la licantropía que hay hoy, no los había antes. En la parte de si en el incidente se transformaron a más personas o no… eso sí que es indiferente. Es decir; el punto es que fueron heridos o asesinados, lo que correspondería una sanción en toda regla.

Tomando claro, que el incidente fuera simplemente obra de un licántropo en descontrol. Obviamente, no era solo ella la que sospechaba que lo ocurrido tenía otro trasfondo, pero no era el punto de la clase.

—Como la señorita Phoenix, explicó. Un accidente amerita una sanción; la cual puede ser menos o más grave dependiendo de la consecuencia final. Obviamente, no será lo mismo una mordedura, una amputación, una transformación y un asesinato. No hay una ley que los castigue de forma particular, porque son seres con capacidad suficiente para pensar y tomar decisiones como nosotros. Que junto con los vampiros, demonios e incluso magos humanos pueden causar el mismo daño. De todas formas, es importante que entendáis que una ley no solo depende de su época; sino que también de su entorno. Aquí eso tiene sentido, pero quizá en otra parte del mundo no.

Rachel abre su bolso de moke y mira la hora para saber cómo iban de tiempo. No estaba segura de sí les daría un margen para visitar el Ministerio, pero al menos podría mandarles la primera gran encomienda. De allí saca dos libritos de tapas rojizas oscuras con el conocido ya sello del Ministerio de Magia y un segundo sello de la Universidad Mágica. Le reparte una a cada una. Dentro tenía unas páginas iniciales con información de la institución y del alumno en cuestión y luego unas páginas con unas pegatinas de países distintos; similar a un pasaporte.

—Lo comprobaréis de primera mano. Estos son unos visados especiales que he conseguido que nos proporcione la universidad. Os dará el permiso de pasear legalmente por una cantidad finita de países mientras dure la clase y en cada página encontraréis una pegatina que funciona como un traslador. Los trasladores ya han sido aprobados por nuestro Ministerio así que las dejará de una sola pieza. Tenéis que pasar por Suiza, Francia y Canadá y traerme cada una, una ley que os parezca extraña o que simplemente en Londres no exista. También pasaréis por Estados Unidos, los estados que prefiráis, es igual, y me traeréis cuatro leyes cada una. No importa si esas normativas son del código penal, civil, de la constitución… De lo que sea. Y me diréis… ¿Por qué no lo buscamos en la biblioteca? Porque quiero que contempléis el entorno y traigáis vuestras observaciones. Deberéis concluir si esas normas allí tienen sentido o son “absurdas” y deberían abolirse o sufrir un cambio.

Había pensado enviarlas a Arabia Saudí también, pero eran las dos mujeres y eso podía llegar a ser peligroso. Ya de por si Rachel tenía suerte de saber moverse por algunos territorios de medio oriente como Egipto o Irak. Otros lugares eran mucho más complicados y no quería tener incidentes.

—Pueden ser leyes muggles o mágicas. Como veáis. Vamos. Cuando estéis preparadas para volver, veréis que hay una página para Reino Unido que os dejará de nuevo en la misma aula. Podéis ir juntas o por separado. Como prefiráis. En total cada una debería poder volver con siete leyes.

La bruja escucha con atención las palabras de la Delacour y sonríe de lado al sentir la emoción en sus palabras. Le remontaba a aquellos días cuando la había drogado con una cápsula extraña… tan solo para que valorara sobre su propia identidad y qué era lo que la diferenciaba de otras personas…

 

O algo así…

 

Prefería no pensar en ello.

 

“Larvas humanas. Esta Gabbs…” no pudo evitar pensar. No sabía cómo hacía que con su humor negro le arrancara una risa interna, a pesar y todo de ser una fanática de los críos. La clase se extendía con profesionalidad y Rachel escuchaba con mucha atención cada una de las explicaciones de la Delacour… Hasta que se viene el ejercicio creativo de la mente retorcida de su profesora.

 

La castaña arqueó una ceja al ver los peluches sobre la mesa y luego la miró incrédula mientras escuchaba la consigna. ¿Vodka?, ¿en serio? Podía determinar que la bruja tenía un serio problema, pero la Askar no le quedaba otra que cumplir con otra de sus extrañas encomiendas.

 

Levantándose con una mano en la espalda mira a Gabrielle y luego a su hija Sasha.

 

—Ahh… parece que nuevamente soy obligada a ser su conejillo de indias, señorita Delacour –ríe entredientes- De acuerdo modmoiselle le traeremos el vodka. Me acompañarás, ¿verdad Sasha?

 

Su mano pasa por el suave peluche para luego sentir varias vueltas ya conocidas. De repente siente un cambio de temperatura brusco. Considerando que estaban a unos 28º C en la primavera británica, pasar a unos 12º C de golpe se sentía considerablemente. Entonces comienza a sentir “cosas” cayendo sobre su piel con velocidad. Entreabriendo los ojos ve el cielo nublado.

 

Estaba lloviendo.

 

Habían caído en el medio de la Plaza Roja en Moscú y parecía que habían pillado el verano, con la mala fortuna de pillar un día de lluvia. Mira a Sasha a su lado para asegurarse de que había aparecido con todas sus partes.

 

—¡Resguardémonos! –le dice corriendo bajo un toldo de una callecita cuyo nombre se le hacía indescifrable. Eran un montón de símbolos geométricos, casi cuadrados, donde muy pocos símbolos se le asemejaban a una letra latina, pero dudaba que fueran lo mismo— No sé si la gente hablará inglés… En cualquier caso, tenemos que observar cómo funciona todo por aquí.

Esperó pacientemente hasta que la puerta chirrió a la llegada de las alumnas. El sonido demostraba el desuso que se le había dado el aula. No solo porque poco se utilizara como herramienta de estudio, sino porque por aquella época no había visto a muchos alumnos matricularse en aquella asignatura. Afortunadamente, no estarían mucho rato allí.

 

A la primera ya la conocía. Rachel no pudo evitar pensar que se presentaba por educación más que nada, lo que le pareció correcto. La segunda si no le sonaba de nada, pero se le asemejaba simpática. Le devuelve el asentimiento de cabeza a Fiamma y le responde con una elegante reverencia para luego coger dos periódicos plegados.

 

—Un placer Fiamma. Y bueno volver a verte, Alessandra. Bienvenidas a la clase de leyes.

 

Pasa por delante de las dos mesas donde les deja un ejemplar de “El Centinela de Ottery” con una noticia conocida por varios medios. El ataque de un hombre lobo a un centro comercial muggle, hecho que aún estaba en investigación y habían salido varios heridos tanto muggles como magos.

 

—No muchas personas sienten interés por la parte legal, ya que no es que haya mucha “magia” al respecto. Así que me alegro que hayáis venido, sea por un motivo u otro. Yo soy Rachel Askar Black Lestrange e intentaré que tengamos una clase amena y más pensativa que teórica. No vamos a comenzar a repasar todas las leyes una por una y repetir como loros… Todos tenemos la capacidad de abrir los libros y los códigos penales y revisar sus artículos. Nosotras veremos la naturaleza de esas leyes. ¿Por qué son así?, ¿son correctas?, ¿son precisas o tienen dobles sentidos? Muchas interrogantes…

 

Así era, el mundo legislativo era un sector en el que habitualmente… no había una respuesta correcta, verdadera y útil para todos los casos. Era un mundillo lleno de interpretaciones y sobre todo de mucha flexibilidad dando pie a la existencia de los Valededores; figuras que se encargaban de conocer estos mecanismos para defender a los magos de sus cargos.

 

—Todas hemos visto en los medios estos sucesos, ¿verdad? –comenta mientras se sienta sobre el escritorio- El Código de Conducta del Hombre Lobo de 1637 –dice de repente- Era un conjunto de reglas que describían las responsabilidades de los hombres lobo, como prevenir los posibles ataques encerrándose de forma segura todos los meses. Nunca se aprobó porque en esa época, a diferencia de la actual, había mucho prejuicio hacia dicha raza y ninguno de los licántropos estaba preparado para entrar en el Ministerio de Magia y firmar el documento… aceptando públicamente su condición. Hoy en día nunca se ha retomado la idea de volver a abrir la aprobación de esa ley… Y ahora ha pasado esto.

 

Lo único que se hacía al respecto de aquella raza era un pequeño registro en el Departamento de Criaturas Mágicas donde se notificaba la condición y se otorgaban algunos detalles como origen de la raza, dieta y niveles de peligrosidad. Pero solo era eso; un registro. Servía más que nada para censar el porcentaje de razas que habitaban la comunidad mágica. No tenía un carácter legal de ningún tipo.

 

—¿Creéis que este suceso debería abrir un nuevo debate en el Wizengamot?, ¿deberían implementarse nuevas normativas y causas penales contra los licántropos?

La Aritmancia era habitualmente un conocimiento que la gente repudiaba por tener una fama de complejidad muy grande, sobre todo por estar totalmente relacionada con los “números” como pensaba la gente. Le habían comentado que muchos magos optaban por dejarla para el final prefiriendo áreas como los encantamientos o las pociones. Como de costumbre, Rachel optaba por hacer lo contrario, ya que había sido la primera área en la que había decidido especializarse y de hecho, era la que conocía mejor por sobre las otras que sabía.

 

Escucha atentamente las respuestas de sus alumnos y la verdad es que estaba muy satisfecha. Las definiciones, aunque incompletas, no estaban erróneas. Quizá lo que le sorprendió oir fue que uno de ellos… acertara bastante con la relación de los objetos. Esperaba que como Zack había especificado, fuera un dilema cuya respuesta quedara solamente en manos de la profesora. La castaña siente un poco de culpa al subestimar al rubio.

 

—Iba a decir que el señor Ivashkov estaba en lo correcto hasta que ha hablado, señor Lockhart –aún algo sorprendida- Es cierto lo que ha dicho, aunque déjeme explicarlo con mayor detalle.

 

Con la varita hace una vuelta y atrae los pequeños elementos en el centro; el vial de agua, el nautilus, la flor y el reloj de arena para que queden en el centro formando un círculo mientras flotaban.

 

—El mundo que nos rodea parece azaroso muchas veces… Pero no es así; hay que mirar con más atención para darse cuenta que casi todo tiene una explicación sólida detrás y lo que no es porque aún no estamos preparados para comprenderlo. En el caso de la naturaleza, mágica o no mágica, es indiferente, esta se basa en los números. Incluso la música, aspecto que aquí no vamos a ver, tiene una fundamentación matemática.

 

En la pizarra aparecen de repente unas imágenes por medio de un hechizo mágico, simulando una especie de pantalla digital, pero con los bordes difuminados como si se movieran. Parecía, más bien, una fotografía mágica gigante y con buena definición de color. Aparecen las imágenes de la flor rosa, el nautilus y una especie de galaxia subexpuestas a anotaciones matemáticas. Señala con su varita.

 

 

—Divina proporción; sección áurea. Comprobemos como desde una flor hasta la cocha de un animal o incluso algo más grande como una galaxia muestran signos de desarrollo matemático. Los números están presentes en todas las formas de vida; no es “azar”. Los huracanes y tormentas e incluso… ¡vuestras propias orejas! Están conformadas por esta proporción. Y a su vez estas cosas son sensibles al tiempo; a cambiar. ¿Cómo medimos el tiempo? Con números… Es la acumulación de segundos.

 

Hace una pequeña pausa porque tampoco quería darles una clase magistral de geometría avanzada y dibujo técnico.

 

—¿Por qué digo esto? Obviamente, la Aritmancia es famosa por su relación con los números y su aplicación para predecir ciertos aspectos del futuro como decís. Pero esto solo es un pequeño aspecto del potencial que tiene el conocimiento. Si la Aritmancia solamente se basara en conocer el futuro; sería tan solo una rama de la Adivinación como la Quiromancia.

 

Los objetos se desvanecen salvo el nautilus y la pantalla vuelve a quedar de un color verde oscuro típico de pizarra.

 

—Aquello que relaciona los números y el futuro se llama Aritmomancia y también lo pondremos en práctica ya que lo necesitaréis sí o sí para poder moveros por aquí –alza la mirada un momento viendo la intimidatoria estructura- Pero también quiero que os familiaricéis con el término… “Virtutem Liberare” .Esto ya es nuevo para usted, ¿verdad, señor Ragnarok?

 

Hace otra pequeña pausa para controlar su emoción. Es que era nada más ponerse a hablar de alquimia y números que la Askar se emocionaba siendo capaz de tirarles una charla de cinco horas... Desde luego, no era lo que tenía pensado por lo que se controla.

 

—Desde Paracelus hasta Bridget Wenlock, sabios magos y alquimistas que sabían de esto y sacaban del fundamento numérico las claves de la magia. Con la Aritmancia aprenderemos a comprender la magia y hacer mucho más que ver el futuro. Cuando la magia interactúa con las cosas, establece un orden sobre ellas, forman espirales que podemos observar si prestan atención… Espiral, ¿os suena? –coge la concha marina- Divina proporción, número áureo. Cuando lanzamos un hechizo, dígase, cuando lanzamos un Expelliarmus, nuestra primera impresión es de un “rayo que despega de nuestra varita hacia el enemigo” Pero realmente no es así; si prestamos atención, entre el rayo que emerge y la varita hay unos pequeños milímetros de distancia. Los sabios le dicen “distancia somática”; pero lo que es en realidad, es la espiral de energía de la que hablaba antes. Número áureo.

 

Explicado el concepto principal quizá estarían preparados para practicar y entender mejor la primera gran habilidad de aquel conocimiento. En la pizarra aparece escrito; “Virtutem Liberare” Conjuro de focalización.

 

—Seguramente todos vosotros deseáis ser la mejor versión de sí mismos. Os puede gustar ser eruditos en encantamientos, unos aviadores insuperables u oponentes temibles en los enfrentamientos de varitas; que en el fondo querréis llevar al máximo vuestro conocimiento. Muchas veces, eso que “falta” no es desconocimiento de la materia, sino falta de concentración y auto conocimiento. El Virtutem Liberare ha sido descrito por alquimistas como aquel conjuro que, fundamentándose en el buen conocimiento de la naturaleza, manipula el flujo mágico para otorgarle al mago una concentración aguda que dura unos minutos. Lo suficiente para que vuestras maniobras sean más fuertes o que aquella respuesta que no encontrabais se venga a la mente.

 

Se sienta en posición de loto sobre el suelo apoyando sus manos sobre los extremos de sus rodillas.

 

—¿Recordáis esa vibración o cosquilleo en la punta de sus dedos a la hora de lanzar un hechizo? Eso es el flujo mágico; una energía que recorre la materia. Este flujo se puede controlar al desestabilizar el orden lógico y natural de la propia esencia para compensar la esencia del exterior. Suena raro, pero lo hemos hecho muchas veces. Cuando hacemos un Morphos se desestabiliza la esencia propia del objeto y así se equilibra el cambio que se ha hecho en el exterior. Esto es gracias al Triedro Mágico, los tres aspectos que permiten que la magia fluya a través de nosotros.

 

Metafísica; si al final hasta la magia tenía un fuerte principio metafísico en el fondo.

 

—Voluntad, inteligencia y amor; estos son los tres aspectos. A veces expulsamos la magia de manera voluntaria, cuando atamos o nos defendemos conscientemente y es cuando el aspecto “Voluntad” del Triedro predomina sobre el resto. Cuando somos niños, es muy normal que la magia sea caótica e involuntaria, se dice que entonces domina el “Amor” que lejos de ser solo un sentimiento romántico; el amor también es un impulso violento.

 

El amor era un concepto complicado que afortunadamente no le correspondía tratar ni le interesaba. De todas formas, aquella “magia” era compleja hasta para los Inefables del Ministerio.

 

 

—La inteligencia es el aspecto ignorado y habitualmente sirve de nexo entre las otras dos. Pero y si… ¿Ahora que sabemos esto hacemos que predomine la inteligencia? El conocimiento de la verdad de cómo funciona la magia. Ahora que conocemos su fundamento matemático, podemos alcanzar el Virtutem Liberare. No penséis en la causa o la consecuencia, pensad en lo que hay entre medio, en aquello que lo hace posible. Pensad en el concepto de la pizarra.

 

La Askar junta un poco sus manos, pero no completamente dejando un vacío claro entre ambas. La bruja aritmántica conocía bien el funcionamiento de la magia y su entorno. Obviamente, no tenía las respuestas del universo, ¡ojalá! Solo conocía una ínfima parte del todo que ahora intentaba retransmitirle a sus alumnos. El resto era una carrera eterna que los cuatro deberían continuar incluso luego de la clase.

 

“Virtutem Liberare” pensó.

 

En ese momento, con tan solo pensarlo, una docena de pequeñas aves nacieron entre sus manos y salieron volando para situarse en otra esquina de la recámara, asustados de los presentes.

 

—Todos sabemos conjurar un Avis, ¿verdad? Un hechizo pronunciable y simple de invocación mágica… ¿Pero qué acaba de pasar?, ¿he roto las leyes de la física?, ¿he desafiado la realidad? No, pero conociendo los principios aritmánticos de la magia he sido capaz de alterar el flujo mágico del hechizo. Mi mente con el Virtutem Liberare se ha visto forzada a trabajar en una concentración única. ¡Son tantas las posibilidades!, ¿por qué no probáis vosotros?

 

La bruja se pone de pie mientras las aves se desvanecían por la corta duración del hechizo. Con un gesto de su mano les indica como una de las puertas selladas vibra y comienza a abrirse por sí sola.

 

—Os esperaré del otro lado… Probad a ver si entendéis el concepto, así puedo ver si lo habéis entendido.

La recámara principal mantenía una temperatura agradable, cálida obviamente, pero no asfixiante, además de que allí estaban protegidos de los peligrosos rayos solares. No era tanto por ella que estaba acostumbrada a ese clima extremo sino por el bienestar de sus alumnos. Lo único que le faltaba sino era que el claustro se le abalanzara encima por matar a sus alumnos por insolación.

 

Miró el reloj de agujas que llevaba en el bolsillo para comprobar que se había hecho la hora. Tenía una obsesión muy grande con la puntualidad así que esperaba que por lo menos los que eran sus alumnos oficiales no se demoraran mucho. Fue en ese instante cuando un hombre de ojos color azul grisáceo llegó a la recámara mostrando en su rostro los signos de haber agonizado fuera.

 

Rachel tuerce sus labios en una leve sonrisa tranquilizadora. Por alguna razón, internamente le había hecho algo de gracia el comentario del mago.

 

—Buenos días, descuide. Soy drástica, pero no tanto. No saldremos durante toda la clase y tengo trasladores guardados –lo tranquiliza sin querer desvelar más lo que tenía pensado.

 

El siguiente en llegar era Hades. Si no se equivocaba, era su alumno oyente. Le intrigaba saber por qué había decidido venir teniendo ya conocimientos de Aritmancia previos. Arquea una ceja cuando escucha su verborrea insulsa que no venía a cuento. Además, no se sentía cómoda de que el vampiro se tomara la clase como una tarde de recreo. Casi a la par llegaban luego Noah y Jeremy a quienes no les tendría ninguna predilección aquel día.

 

—Silencio, señor Ragnarok. –le espeta- No hemos venido a socializar, aunque sea usted un oyente. –luego mira a los otros dos que habían llegado- Buenos días.

 

Habían llegado puntualmente dentro de lo que cabía y eso era ya una buena señal. Antes de empezar a explicar lo esencial para que luego pudieran iniciar una práctica real dice:

 

—Omitamos las presentaciones. A los que sois alumnos oficiales os pregunto; ¿Qué creéis que es la Aritmancia? Es muy común que haya muchas apreciaciones diversas de este conocimiento. ¿Qué pensáis que es y por qué habéis elegido tomarla?

 

Mueve su varita y de las cosas que tenía apoyadas en el suelo vuela hacia cada alumno un objeto distinto. Zack recibe una concha de nautilus, el cascaron de un bicho marino. Noah recibe una pequeña maceta con una flor. Jeremy obtiene un vial lleno de agua. Y por último, Hades recibe un pequeño reloj de arena.

 

—¿Pensáis que vuestros objetos guardan alguna relación entre sí? Esto os lo pregunto a todos.

 

En su experiencia, no muchos acertaban a la primera. A ver cómo se defendían ellos.

—Solo un poco más… -susurra.

 

Su mano se deslizaba con velocidad por un pergamino amarillento mientras lo embebía con tinta negra marcando números y garabatos extraños. Había pasado horas en su oficina descifrando unos manuscritos que había encontrado en la biblioteca del campus. La bruja suspira más aliviada al ver el fruto de su trabajo sobre el papel rugoso. Aunque esa satisfacción se acaba en cuanto voltea a mirar la hora…

 

“Oh rayos” fue lo primero que le vino a la mente. Se encontraba aun en su desordenado despacho de profesora con su khimar azul oscuro y sin su bolso de moke preparado… habiéndose olvidado de que aquel día tenía clase de idiomas. ¡Qué vergüenza! Llegaría tarde y encima delante de su hija, quien ya sabía que iría también. De hecho, la misma bruja Askar le había propuesto tomar aquella clase.

 

—Bueno, ya nos conocemos todos… No es tan grave –susurra para sí mientras apartaba todo sobre la mesa y tomaba su bolso.

 

Lo bueno era que ya estaba en el campus así que solo tuvo que salir velozmente y buscar el aula donde sabía que se impartía el conocimiento. Una vez ve la puerta a lo lejos, la castaña aminora la velocidad y toca la puerta antes de entrar. No se había cambiado la ropa, no tenía tiempo, seguía con el khimar.

 

Sasha ya estaba presente al igual que Gabrielle. La atmosfera parecía tranquila y había entrado justo en un silencio, ¿pero habrían comenzado ya? Unas frases reposaban en la pizarra, preguntas interesantes. Entrando, se dispuso a hablar mientras buscaba un sitio para sentarse.

 

—Buenos días. Lamento la demora y las apariencias –dice primero.

 

Una vez se sienta vuelve a mirar la pizarra. Sasha no decía nada así que quizá ya había respondido o quizá no sabía que decir.

 

—Sí aún estoy a tiempo de responder… Me parece que un idioma es un medio de comunicación. Un paradigma de símbolos y sonidos que las personas utilizan para transmitirse ideas. –responde con total tranquilidad- Hay dos motivos que me han traído aquí. El primero; que me gustaría comprender la base de los idiomas para que me sea más sencillo estudiar lenguas del medio oriente. Muchos de los secretos de mi familia están encriptados en árabe, egipcio antiguo… etc. –hace una pequeña pausa- El otro motivo es que como jefa de los Servicios Administrativos del Wizengamot debería tener un conocimiento de idiomas mínimamente aceptable. No puedo seguir toda mi vida tirando solo de números y leyes.

Es una mujer alta, de melena larga castaña hasta por debajo de los omóplatos. Tiene la piel morena y los ojos avellanas pareciendo que a veces sus ojos se tornaran grises. Tiene una silueta de reloj de arena con una figura delgada, pero con las piernas y brazos tonificados debido a que se mantiene en forma constantemente realizando ejercicio. Tiene un aspecto sumamente refinado e imponente por lo que siempre viste elegante. Su vestuario preferido en las zonas públicas inglesas suelen ser vestidos de terciopelo oscuros y túnicas de seda negras. En el la Universidad Mágica, donde es un fénec solitario, suele preparar sus clases vistiendo un khimar la mayoría de las veces. Su inglés denota el clásico acento francés, no obstante, su inglés es claro y preciso y lo maneja con fluidez. También tiende a hacer gestos con las manos mientras habla que le dan un aspecto grácil como si fuera etérea. Solo con su familia y amigos tiende a vérsela más amigable ya que en el resto de los lugares públicos deja ver mucha seriedad en su rostro.

Es una mujer sumamente refinada que pone los modales, la verborrea y la rectitud por sobre toda las cosas. Suele ser muy molesta a la hora de corregir el comportamiento y los modales de la gente, pretendiendo cambiar a las personas. Es incapaz de decir tacos o hablar 'de manera vulgar' y se exalta con exageración cuando lo oye de otra persona. Rachel es una mujer seria la mayor parte de las veces, con una mirada dura y cuya aura no parece mostrar estar dispuesta a mantener conversación. No obstante, es muy agradable con sus amigos, compañeros de trabajo y familiares, demostrando ser en realidad una persona que se preocupa profundamente por el bienestar de los que formen su círculo, bastante empática con los más jóvenes (sobre todo los niños) e incluso llegando a ser dulce.

 

No tiene por naturaleza meterse en problemas y procura llevar su vida lo más normal y tranquila posible, aunque es capaz de ayudar a todo tipo de personas independientemente de sus comportamientos bruscos. Es muy perseverante con lo que se propone, dígase, la tarea que le manden desempeñar, incluso cuando sea algo que no le agrade. Considera que es muy importante seguir las instrucciones que se le ordenen, pero sin abandonar la capacidad crítica.

Se podría decir que Rachel es una amante del conocimiento, además de las se sesiones de té y pastas. Lo que más le apasiona es leer todo tipo de libros de conocimientos variados, creyendo que es más importante tener una cultura general amplia que una cultura especializada potente. Uno de los campos que más le interesa leer es la Aritmancia, de la que es experta. Le gusta realizar investigaciones y ensayos sobre la educación infantil debido a que siente una gran facinacion por los niños, considerando que estos deben tener inculcadas unas bases adecuadas y precisas para desarrollarse como se debería en el futuro.

Siente mucho aprecio por el arte y la música del Art Noveau y las tendencias modernistas en general, cosa que reflejó en su propio local. Sin embargo, no sabe bailar ni tocar ningún instrumento, ni mucho menos pintar o dibujar. Aunque no le gusta practicar deportes, disfruta de los partidos de Quidditch. También disfruta de mantenerse en forma en largas sesiones de ejercicios gimnásticos.

Rachel siente repulsión hacia muchas cosas; lo viscoso, la suciedad, los insectos... Hasta el punto de que su mayor pavor sea un Bundimun. También siente rechazo (aunque no miedo) por las fiestas y relatos macabros, viéndolo como algo muy infantil.

A pesar de sus virtudes con sus allegados, Rachel es una persona de temer. Debido a que, si bien rehuye los encuentros violentos, es una persona estratégica que siempre buscará la manera de derruir a su oponente por medios indirectos y viperinos.

Rachel nació en Paris, en una fecha desconocida, en el seno del a comunidad mágica francesa. Pasó su vida tranquila y estable viviendo solo con su madre, Eloise Arcenau, tras jamás conocer a su padre quien por motivos desconocidos, escapaba de la ley francesa. Desde temprana edad sus manifestaciones de magia fueron muy fuertes y pudo iniciar sus estudios en la Academia de Beauxbatons donde adquirió una elegancia digna de una reina y muy buenos resultados mágicos. Su mayor pasión hasta ese momento eran los números, por lo que estaba decidida a entrar en el campo de la Aritmancia.

 

Siempre fue consciente de sus orígenes orientales debido a poseer también la nacionalidad egipcia, pero su madre nunca le había contado nada acerca de su padre. En sus clases extracurriculares, Rachel mostró un gran dominio de la esgrima y acabó sintiendo un gran placer por el hecho de practicar combates con armas como mera diversión. Su vida social era estable; estaba rodeada de varios personas usualmente, pero no sentía demasiado apego por ninguna de ellas. Su amigo más leal era un joven llamado Fighter que había conocido en un partido de Quidditch que había ido a visionar ya que era muy fan de ese deporte.

Debido a su capacidad analítica, Rachel tendía a mantenerse en el medio de los problemas, sin tirar para ningún polo concreto. Aunque más allá de esa capacidad, realmente sentía cierta desconfianza inexplicable, como cierto temor a confiar en un grupo. La excepción era Fighter, quien le parecía un hombre muy extraño, pero como trataba muy bien a la Arcenau nunca se cuestionó si debían seguir hablando o no.

Durante un verano, Rachel comienza a tener extrañas visiones desconocidas sobre tierras, batallas y de un hombre que empuñaba una espada, para luego finalizar con unas llamas que la despertaban asustada. Sugestionada por ese asunto y contándoselo a Fighter, este le dice que debe estar relacionado con sus orígenes y que deberían viajar para averiguarlo. Así pues, viajando con el mago acabó descubriendo sus raíces familiares verdaderas.

 

Ambos magos viajaron por Irak, Egipto, Siria... Para luego pegar la vuelta a Europa y pasar por lugares como Irlanda o España. El trayecto no parecía muy claro, objetivamente hablando, pero las pistas de las visiones eran muy borrosas y era todo lo que podían hacer. En el camino, la bruja hace varias amistades a las que abandona a corto plazo para poder continuar su búsqueda. Finalmente, se decantaron por ir a Reino Unido.

Para sobrevivir en Inglaterra con el poco dinero que ya le quedaba, entró a trabajar en el Departamento de Transportes y Deportes Mágicos mientras tanteaba la situación. Fue la Familia Lockhart la que le brindó un apoyo emocional y de recursos importante que le permitió a la castaña continuar con sus planes. Vivir allí se le hacía complicado por muchos motivos, entre ellos, la tensión de la guerra que se respiraba en el ambiente. Su situación mejora drásticamente cuando se reencuentra con un mago llamado Eobard Black Lestrange, donde toda la noble familia recibe a Rachel con los brazos abiertos. La doble oportunidad que le ofreció el mago luego de que ella lo abandonara primero, caló hondo en la bruja que supo que a veces había que dejar segundas oportunidades.

 

En Ottery St. Cachtpole, forja una buena amistad con Bodrik Lockhart quien fue un pilar indispensable para descubrir uno de los mayores secretos de su vida; Rachel era una paladín. Junto con ella, pudo averiguar los orígenes de su familia paterna y la identidad de aquel que le había dado la vida, Alvar Askar. No solo eso, sino que descubre que había varios miembros de aquel linaje aún vivos residiendo tanto en Londres como en los alejados territorios de Egipto. El linaje Askar estaba en sus manos y estaba en su decisión recuperarlo o no.

 

Reuniendo a los pocos familiares que había podido encontrar, descubrió la antigua vivienda de la familia oculta con un Fidelio y comenzaron a desempolvar la historia y los secretos de la familia y el Círculo de Ishtar, una organización clandestina que en la actualidad estaba muerta, pero en su tiempo había sido un grupo potente. De esa manera, la gente londinense comenzó a ver el crecimiento de un nuevo núcleo familiar, los Askar.

 

Con el paso del tiempo, mientras Rachel se introducía en la vida inglesa con facilidad. Interesándose también por las leyes, además de por la Aritmancia, comenzó una profunda trayectoria en la Oficina de Ministro y Servicios Administrativos del Wizengamot. Su decisión de quedarse y querer buscarse un futuro sólido se había debido, no solo a su responsabilidad con los Askar que ahora vivían en Ottery St. Cachtpole, sino que también porque se había enamorado de un mago, Noah Lockhart. La relación de ambos era muy cercana desde el momento que se habían conocido, desde que ella había llegado a la ciudad. No obstante, no fue hasta que pasó las navidades con él que el vínculo de ambos se había desarrollado más.

 

Un día, Rachel es testigo del despertar de un fantasma que albergaba el Refugio, su nombre era Nibiru. Había sido la antigua matriarca de la familia y la última gran maestre del Círculo. Su comportamiento era soez y un tanto tosco, pero aún así acepta a la francesa como su descendiente y nueva líder. No obstante, la aparición de Nibiru supone la revelación de grandes secretos de la vida de Rachel que Fighter sabía y jamás había querido contarle.

En realidad el origen primigíneo del alma de Rachel se remontaba en la antigua Babilonia donde encarnaba el cuerpo de un ángel llamado Harut quien viajaba siempre en compañía de Marut, otro ángel servidor del Altísimo. Dichos ángeles fueron desafiados por el Altísimo a convivir con los humanos para demostrarles a los demás ángeles 'lo difícil que era ser mundano'. Ambos tenían solo tres condiciones: no debían adorar a un ídolo, matar a un hombre ni beber vino. Decretos que acataron por un tiempo hasta que, seducidos por una diosa llamada Al-Zuhara, bebieron vino hasta embriagarse y mataron a un testigo. Tras la demostración del Altísimo a sus ángeles de lo difícil que era vivir como humano, permite a los pecadores regresar a los cielos omitiendo lo sucedido.

No obstante, Marut se niega a abandonar la tierra, embelesado por las costumbres humanas y huye de la visión del Dios convirtiéndose en un Ángel Caído. Como Harut había aceptado regresar, Marut se llenó de ira no queriendo vagar en solitario por el desierto. Fingiendo redimirse por sus actos clamó a los cielos el nombre de Harut y cuando esta se arrimó confiada creyendo en las palabras del hombre este cazó su tobillo y la arrastró hasta la tierra donde le arrancó las alas. Harut intentó buscar consuelo y recuperar sus alas yendo a buscar a Radwán, el ángel que custodiaba el paraíso. Radwán, entristecida por las súplicas de Harut y sabiendo que no podía devolverle las alas decide matarla para que su alma volviera a renacer.

Así pues, años más tarde por aquel de 1245, en pleno crepúsculo sobre las tierras de Borgoña... El mismo día que la Catedral de Notre-Dame era terminada, nació un pequeño mago bendecido por Radwán. Nadie habría podido adivinar el importante futuro que le aguardaría aquel crio que sería recordado por generaciones y generaciones.

 

Jacques de Molay era su nombre y era la reencarnación de Harut.

Era un modelo ejemplar en cuanto a superación, al tener una capacidad innata para las estrategias desde el principio y una gran capacidad mágica en sus venas. Se unió a la Orden del Temple en 1265 cuando visitó la ciudad de Beaune. Se trataba de un poderoso clan de carácter militar y religioso, y como pocos sabían, mágico. Poderosos y determinados paladines que luchaban bajo el nombre de la Fé y bajo la visión del todopoderoso.

Gracias a sus enormes conocimientos y dotes estrategas, reanudando las expediciones militares logró tomar Jerusalén e intentó hacerse con lo que más ansiaba: Alejandría y sus conocimientos. Pero antes de poder concluirlo fue traicionado por la Santa Sede acusado de herejía e idolatría hacia Lucifer por poner una excusa para detenerlo y que dejara de desobedecer sus órdenes y así sellar del todo el destino de los paladines. Jacques tuvo la opción de declararse inocente y confesar sus supuestos crímenes, pero se mantuvo firme hasta el final y fue encarcelado y torturado junto con otros cuarenta caballeros hasta que finalmente el Papa Clemente V ordena su ejecución.

Atado a una pira delante de la catedral de Notre Dame y juntando toda su ira y coraje gritó una maldición para todos aquellos que le habían traicionado cruelmente:

Dicha la maldición, cuando las llamas se encendieron y el humo comenzó a dificultar la vista de los muggles, Jacques enfrió las llamas para no resultar herido y tras fingir lo suficiente se convirtió en un gato y escapó de Francia sellando su pasado con los muggles y sus antiguos camaradas caídos para siempre, no sin antes asegurarse de que su maldición se había cumplido. Queriendo empezar una nueva vida partió hacia el oriente otra vez, donde a pesar de haberse dedicado a matar guerreros egipcios o asirios, sentía un enorme respeto y devoción por la cultura y conocimientos mágicos que allí había.

Su gesta le llevó a Caldea, una región oculta y que se creía desaparecida de Irak que simplemente había elegido ocultarse bajo los ojos de la gente con hechizos. Eso se debía a que su población era meramente mágica y la comunidad caldea parecía aún vivir en la antigua Babilonia, perdurando todos aquellos conocimientos o tesoros que se creían perdidos u olvidados como los Jardines Flotantes. Jacques se instaló allí para el resto de su vida donde se dedicó a aprender la Magia Blanca y Negra de los caldeos y sus secretos para contactar con los espíritus o leer los astros. Aprendió sus historias e incorporó su mitología aunque sin abandonar sus creencias cristianas.

Los habitantes de la ciudad se referían a él como ‘Askar’ que significaba ‘soldado’, al ser un ex paladín de la Orden del Temple. En la última etapa de su vida, luego de casarse con una bruja caldea y dejar descendencia, fundó El Círculo de Ishtar. Un grupo conformado por magos y brujas valientes y sabios en varias disciplinas que se dedicaran a proteger todo el conocimiento que se fuera almacenando, así como defender Caldea de las amenazas enemigas.

Sabiendo la historia completa, Rachel recuperó parte de sus recuerdos, los suficientes para volver a sentir una ira que había olvidado. Una ira incesante hacia los muggles que la habían traicionado luego de haber sido un héroe para ellos. Aunque por un tiempo aquel tema queda en el olvido, no los sentimientos de la bruja que comenzaban a verse más reflejados en sus actos. A menudo juzgaba con la mirada a la gente que pasaba por el atrio del Ministerio de Magia y otros que cruzaba por el Callejón Diagon.

 

Finalmente, Rachel se entera que su primo, Jeremy Askar y su padre, Eobard, eran seguidores de la Marca Tenebrosa, la cuna de los Mortífagos. La bruja al principio se muestra desconfiada viéndose incapaz de formar parte de un bando así a pesar de sentir un gran repudio hacia los muggles. No obstante, la guerra era cruel y despiadada y ella no tenía el poder suficiente para proteger a su familia. Decide, por tanto, iniciar en el camino de la oscuridad. No marchó sola, suplicó por la ayuda de Fighter para que le otorgara algo de su "esencia". Rachel le temía, pero admiraba su porte, tan serio y sádico, sin sangre, cuando había que ser así. Aunque este se había mostrado dudoso de ayudarla, finalmente opta por hacer un pacto demoniaco temporal con la Askar para que cuando necesitara un apoyo extra, Rachel sintiera que todas sus emociones se desvanecieran.

 

Cateos, robos, destrucción, falsificación, eran algunas de las muchas cosas que pasaban por las manos de aquellos asesinos, no tan solo "matar". Rachel se sintió bien mimetizada con aquellas actividades turbias más pasivas e invisibles, pero muy útiles. Como era una novata se le asignaron varios profesores donde comenzó a sudar sangre para dar lo mejor de sí. Fue con Gabrielle y Juv, dos Mortífagas de gran nivel, que Rachel comenzó a encontrar su lugar y sentirse útil. Dio con respuestas de si realmente ella estaba apoyando al bando o si estaba acoplándose a un sitio en el que acabaría encontrando la muerte por incompetente o por no ser lo suficientemente leal. Eso sumado a la gran empatía que comenzó a sentir por su numeroso grupo, sintiendo que ellas la entendían como ella a los demás fue lo que la terminó por decidir a darlo todo por la Marca. Consumaría su venganza y ayudaría a cerrar aquella guerra eterna de una vez por todas.

 

Debido a la nueva confianza que tenía en si misma, dejó de necesitar a Fighter desvaneciéndolo de su cuerpo y consiguió la marca tatuada en su brazo. Paralelamente, Rachel conseguía convertirse en jefa de los Servicios Administrativos del Wizengamot y profesora en el Ateneo y en Hogwarts. Ahora que la parte ideológica estaba cumplida necesitaba salir adelante económicamente para prosperar como familia. Consumó su matrimonio con Noah y tomó a Sasha, Sley, Mikaela, Zen y Jaaziel como sus hijos queridos quienes desconocían las oscuras maniobras de la bruja. Junto con su primo, Jeremy, decidió fundar "Zarathustra" un local bohemio que escondía la venta de licores mágicos fuertes. Como no podía estar a cargo del local, la Askar decidió poner a cargo a uno de sus familiares perdidos, Selk, a quien encontró encerrada en las catacumbas del Refugio cuando había hecho un viaje de exploración con Jeremy, Rhaella, Zoella, Noah y Sasha.

 

Datos Personales:

Sexo: Femenino.

 

 

Imprevistos. No contaba con ello, pero debía responsabilizarse. Al menos se sentía confiada de sí misma, ¿quién mejor para cubrir ese hueco que ella? Al principio se había quedado pensando dónde los podía llevar… Quedarse todo el rato en el aula le parecía algo aburrido considerando que era un tema poco práctico como lo podía ser las leyes y el derecho… ¡Si lo sabría ella! Vivía de ello. Gran parte de su salario salía de la Oficina de Ministro y el Wizengamot. Fue entonces con esa analogía que le vino la idea a la mente. ¿Qué mejor idea que ir al ministerio? El viaje era muy fácil de planificar con el claustro además.

 

Pero primero, un poco de teoría… La bruja terminaba de escribir unas cartas en su despacho una vez hubo apartado todos los pergaminos viejos y olorosos de aritmancia. Tenía un desorden importante en su oficina, cosa extraña considerando que en el refugio lo tenía todo milimétricamente controlado. Quizá sería que pasaba poco tiempo en el campus.

Llegado el momento, la castaña se apresuró a llegar primero al aula que de por si estaba cerrada. Había abandonado su khimar por un elegante vestido de terciopelo azul oscuro sin escote y mangas largas, además de una túnica negra y un colgante de zafiros. Si luego se iba a pasar por su oficina era mejor que estuviera descubierta y prolija. Llevaba consigo poca cosa en el bolso de moke al ser una clase muy oral. Podía notar que el aula había permanecido mucho tiempo cerrada por lo que había un olor a humedad un poco molesto que intenta arreglar con su varita y ventilando el sitio.

 

Se asegura de que la pizarra fuera apta para escribir con su varita y sobre el escritorio deja unas hojas de periódico que saca de su bolso. ¡Cómo le desagradaban los medios de prensa! Pero aquel día le iban a ser algo útiles. Hacía no mucho había ocurrido un incidente en Londres del que había sido testigo. Un hombre lobo se había desatado en pleno comercial causando un gran desastre, violando el secreto de los magos y encima mordiendo a otros muggles que posteriormente desarrollaron una reacción rápida en cadena. En fin, un desastre y un día agotador para la Askar quien estaba en calidad de seguridad y voluntaria curandera.

 

Aquel hecho iba a desenvolver una profunda polémica en el seno de la oficina de redacción de leyes trayendo consigo el recuerdo de una vieja ley jamás aplicada "El Código de Conducta del Hombre Lobo de 1637". A la bruja le parecía un punto de partida interesante para salir del tradicional estatuto de secreto y constitución que ya más o menos todos la conocían. No era cuestión de tragarse las leyes... Eso podían hacerlo en su casa abriendo un libro; era cuestión de entender la funcionalidad de estas, las polémicas que podían sugerir y cómo debían redactarse para que fueran algo flexibles.

 

Todo estaba listo, faltaba las alumnas.

Iba a ser un día de mucho calor, aunque eso era habitual en las inmediaciones del campus universitario. Peor aún, donde irían, pero había tomado las medidas pertinentes para que nadie se le muriera por insolación en el camino. Abriendo el sexto mes del año la Askar debía de preparar las complejas clases de Aritmancia para aquellos magos sabios que viajaban en busca de enriquecer su mente o quizá tan solo de aumentar su poder. A ella poco le importaba lo que ellos quisieran hacer con sus conocimientos; no era su responsabilidad sino la de ellos. Cada quien debía ajustar sus cuentas con el karma.

 

Su cuerpo emanaba una leve fragancia de jazmines. Llevaba un khimar azul oscuro que ocultaba su melena castaña destacando solo su fas morena y sus ojos avellana. Por Londres y Ottery era normal verla con vestidos recatados y con una apariencia bastante ‘normal’ para las costumbres inglesas, pero en el ateneo podía darse el gusto de regresar a sus raíces paternas. Además de que… ¡Con ese calor! Más valiera que protegiera su piel de tantos rayos.

 

Sus manos envolvieron una serie de pergaminos alargados y antiguos, casi desquebrajados, que tenía sobre el escritorio de su despacho en el claustro. Varios de ellos contenían material teórico que tendría que duplicar para que los alumnos se lo quedaran y algunos ejercicios antes de que fueran a por el reto mayor. Le había costado organizar la salida, pero finalmente había conseguido que hubiera una serie de trasladores en el aula de Aritmancia. Luego de guardar los papiros en su bolso de moke, Rachel cierra una serie de sobres, cartas que saldrían volando hacia Zack Ivashkov, Noah Lockhart, Jeremy Askar y Hades Ragnarok.

La bruja aritmántica fue la primera en aparecer delante del zigurat por medio de los trasladores ya que obviamente quería llegar con tiempo para asegurarse de que todo estuviera en orden, además de como señal de responsabilidad. Rodeada de algo de arena se alzaba una imponente estructura de piedra antigua… Unas piedras que habían vivido miles de años y habían visto muchas cosas. Podía sentir el aire místico y mágico que emanaba del lugar. Debido a que el zigurat también era accesible para los muggles curiosos había tenido que hablar con la autoridad mágica local para poder solicitar el permiso de esconder el zigurat.

 

Cualquier persona que no apareciera directamente en un radio determinado, como por ejemplo, donde dejarían los trasladores a los estudiantes, se olvidaría instantáneamente qué venía a hacer y pegaría la vuelta. Además de que no serían capaces de ver nada que pudiera acontecer allí. El zigurat era un monstruo de 21 metros de altura que en contra de lo que sabían varios muggles y magos, ocultaba receptáculos secretos en su interior. Pues gran parte de los antiguos babilonios habían portado el gen de la magia.

 

Rachel sube la escalinata central con la intención de aguardar en la primera recámara del lugar. Dentro había de la recámara principal del nivel medio se podía ver una sala alargada llena de estatuas sumerias polvorientas y antiguas. Paredes de adobe erosionadas pero numerosas tablillas con inscripciones extrañas en las paredes y el suelo. A simple vista parecía que no se podía seguir más adelante, pues la única salida aparente estaba derruida y sellada. O eso pensaba la gente.

 

La Askar invoca con su varita una serie de alfombras o telas alargadas que cubren una franja del suelo con la intención de que los alumnos se sentaran mientras no marchaban a hacer el trabajo de campo. También saca una tablilla a modo de pizarra que poco que iba a utilizar, pero podía ser útil para dejar por escrito algunos datos relevantes, además de para captar su atención. Ahora, solo faltaba esperar.