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Mackenzie Malfoy

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Todo lo publicado por Mackenzie Malfoy

  1. ¿Conoces la nueva sección de HLradio? Si no la conoces, te invito a que pases por aquíy te descargues ese Capítulo 183 en el que se inició una nueva sección rolística en nuestra radio más pottérica. Esta nueva sección es una guía informativa sobre el rol que se juega en el foro. Está hecha por y para roleros, presentes y futuros, en un formato muy ameno e interesante que os va a encantar. A lo largo de diferentes capítulos, que se publicarán mensualmente, Hlradio va a daros a conocer las pautas básicas de nuestro rol. En el capítulo 183 se inició por lo más básico, en qué consiste el rol y cómo se crea un personaje. En el próximo capítulo, nos adentraremos un poco más en el conocimiento de los primeros pasos que hay que dar para participar en el rol. Pretendemos hacerlo muy fácil, para que todos puedan entenderlo, aunque no hayan pisado nunca el foro ni sepan nada del rol. Gracias a HLradio por esta nueva oportunidad de colaboración y no os perdáis este podcast y el que muy pronto vendrá. Os lo recomiendo a todos, roleros y no roleros. Y si eres de los que lo ha escuchado ya, te ha gustado e, incluso, te han dado ganas de participar en este divertido juego del rol, pero aún no entiendes mucho y no te animas, no dudes en preguntar a cualquier miembro del equipo o en acarcarte hasta las oficinas ministeriales. Mejor todavía, publica un topic en King's Cross y verás cuánta gente acude rápidamente a ayudarte.
  2. ¿Has configurado bien las opciones de hora? A mi me muestra bien las horas. Prueba a ver si te pasa sólo con un skin o con todos y revisa tu perfil. Respecto a lo otro, pues varía un poco el funcionamiento de las suscripciones. Hemos procurado que fuese lo más parecido posible a como era antes, pero no es exacto. De todos modos, sí hay posibilidad de que te muestre en el index las suscripciones activas, pero lo quité porque me pareció que sobrecargaba mucho la zona y es una información que ya sabéis.
  3. Bienvenido kampos, te recuerdo del Torneo del Dragón dormido. Estuviste por acá entonces, ¿verdad? Galedra y Dagonet. El espíritu del foro sigue aquí, porque eso lo hacemos entre todos. De todos modos, yo quería aclararos una cosa. Hace un tiempo me compré un coche bastante interesante xD Me lo habían recomendado mucho, pero el coche era muy potente para mi nivel más tranquilo de conducción. Y entonces alguien que entendía un poco de coches me dijo: no tienes porqué utilizarlo si no quieres, pero si alguna vez lo necesitas, ahí lo tendrás y el coche te responderá. Esto es lo mismo. Tenéis lo mismo que teniaís antes. Si no queréis utilizar los perfiles, no paséis por ahí y quitaros las listas que aparecen en el index sobre actualizaciones de status y demás. Le apreteáis a la cruz de los desplegables del index, quitáis todas las notificaciones en vuestras configuraciones y seguiréis teniendo el mismo foro que teniáis, un poquito mejor que antes. Y el día que os interese esa parte, ahí estará para vosotros. Venía a aclarar, principalmente, que los privilegios para el grupo Club de las Eminencias ya están en orden y deberían funcionaros todos ellos. Si no es así, podéis avisarnos por aquí o mandarme un PM. Algunos me han comentado la posibilidad de cambiar el privilegio de poder subir fotos, que ahora tienen todos los usuarios, por otra cosa. Lo estamos viendo y os lo comunicaremos en cuanto decidamos algo. Respecto a poder donar, se puede seguir donando a través del sistema habitual de la PEDDO del .com, diciendo que se quieren los privilegios en el foro. La información podéis encontrarla en el módulo de suscripciones que os aparecerá si pincháis el desplegable que sale junto a vuestro nick arriba en el foro. Esa donación no será específica para la actualización del foro, pero los privilegios generales que están establecidos (ver suscripciones) son bastante similares a los de esta campaña que se realizó.
  4. No se perdió, May. Tu comentario estaba ahí. Es que tengo puesta la validación de comentarios. Me alegra veros a todos satisfechos con el cambio. Eso compensa el esfuerzo, aunque bien es cierto que tengo que dormir largo todavía para recuperarme del todo. Quizás, Julie, cuentas más horas porque te pillaron los prolegómenos de la víspera en la que el foro estuvo un rato desconectado, pero yo no estoy contando esos preparativos en las 31 horas seguidas de desconexión xD
  5. http://i.imgur.com/OvjXk.png Un día después del día D, aquí estamos, con resaca post-actualización, muy cansada, pero satisfecha. Dentro de un tiempo, seguro que muchos pensarán que esto de la actualización fue coser y cantar. Se habrán olvidado ya de aquellos dos infausos días en los que el foro estuvo desconectado. Hasta caerán en la cuenta de que, en realidad, no fueron dos días, sino éxactamente 31 horas (desde las 19:30 del Viernes hasta las 2:30 del Domingo, hora española). Para quienes hemos vivido el largo camino hacia la actualización, esas 31 horas, incluso con el añadido de los preparativos de los días previos, nos parecen apenas unos segundos. Ese camino, para nosotros, empezó en realidad hace años. Ni recuerdo ya la primera vez que oí hablar de actualización, pero sí puedo acordarme de que ni siquiera era administradora entonces. Desde hace mucho, actualizar era un deseo de la mayor parte de los usuarios que han pasado por el equipo de administradores y moderadores del foro. Se decía, sin embargo, que sería un proceso largo, difícil y problemático. Con esa leyenda negra a nuestras espaldas, comenzamos a trabajar en este proyecto Manuel y yo hace más de un año. Investigamos, nos informamos y empezaron las conversaciones con Vito que, en todo momento, nos apoyó para llevar adelante lo que hoy es una realidad. No ha sido fácil, pero tampoco se han cumplido las previsiones de los más agoreros y aquí estamos, actualizados en un tiempo record y con las cosas en su sitio. Como dije ayer en el topic, éste es un momento histórico para el foro que hemos hecho posible entre todos. De nuevo, os quiero dar las gracias a todos los que habéis donado y a todos los que habéis participado con vuestro esfuerzo y con vuestro entusiasmo. Quería estrenar el blog con una entrada sobre la actualización, aunque tampoco diga mucho más de lo que dije ayer en el topic de Noticias. No obstante, quiero aprovechar esta entrada para agradecerle a Manuel (Crazy) el haber coincidido conmigo en llevar adelante este proyecto. Más que coincidir, casi debería decir que él ha sido el principal inspirador de este cambio. Cuando a mi me entraban las dudas, él me alentaba y me daba razones para seguir adelante. Si hay alguien que haya tenido clara la necesidad de este cambio, ese ha sido él. Como siempre, tiene una visión de futuro envidiable. También quiero agradecerle a Vito todo el apoyo que nos ha dado. Sin la dedicación que le puso durante esas 31 horas en el lado oscuro, no estariamos hoy aquí. De no haberlo tenido a mi lado durante todo el tiempo que duró el proceso de actualización, creo que habría sucumbido a un ataque de nervios. La seguridad que da saber que estás ahí vale todos mis galeones acumulados y mucho más. Disfrutad de lo nuevo y de lo viejo. Pasadlo bien y apretad los botones de nuestro nuevo hogar.
  6. Intento contestarte Sagitas, pero te advierto que mi cabeza no da para mucho hoy ya. Líneas de spam, que también preguntaba Bastian. Para ser breve y ser clara, lo mejor es decir que contemos 2 líneas con estos skins, porque la medida que teníamos antes que era la del predeterminado 2005 ya no existe. Además, en estos momentos, nos vendrá bien. Cuando hagamos el nuevo skin predeterminado, ya lo replantearemos si hace falta. Hay un montón de cosas por hacer. Muchos nos habéis preguntado que qué haciamos durante ayer y hoy. No hemos parado y, aún así, hemos preferido abrir con una puesta a punto de mínimos, sabiendo que seguimos en remodelación. Para empezar, hay que revisar las reglas del foro. Aquí hay cosas que no había en el otro foro, como todo el tema de perfiles y el blog. Eso habrá que incorporarlo a reglas. También el tema de las ayudas y las guías. Hay que actualizarlas todas. Y el nuevo skin predeterminado. En fin, sólo estoy nombrando lo más evidente de todo lo que tenemos por hacer. Si hubieramos esperado a tener todo a punto, abríamos tenido que cerrar un mes entero. Así que comprended que esto lo iremos haciendo entre todos. Necesitamos el feedback de lo que vaya surgiendo estos días, los comentarios de la gente, como nos adoptamos todos a las funciones nuevas y va a ser un proceso en el que todos tendremos alguna participación. Respecto a los posteos, en este foro da dos cifras, los posteos activos y los globales. Con motivo de las limpiezas, muchos posteos se eliminan cuando pasa el tiempo. Es por ello que los más antiguos tenemos más diferencia en esas dos cifras, porque en la de posteos activos que sale en el perfil no se tienen en cuenta los eliminados, mientras que en los posteos totales que salen en los topics y en la lista de miembros sí se tienen en cuenta todos los mensajes realizados, aunque estén eliminados al día de hoy. Respecto a los simbolitos, todavía no hay nada. Poco a poco iremos haciendo esas guías. Y, por último, sobre tu última duda, eso es tema de permisos. De momento, aquí están lo más parecido a los permisos que había en el otro foro. Conforme vayamos viendo, iremos implementando funciones que puedan ser interesantes. Lo dicho, estamos de remodelación. Bastian, las suscripciones de pago es un tema que parece que va en un módulo aparte que nos han mandado. Estamos esperando a hablar con los de invision. La hora la configuras en las opciones de tu perfil. Y el nick creo recordar que también era por ahí. Si no lo encuentras, me dices y te lo busco. Aquí tampoco me sé todo de memoria todavía XD
  7. Los Foros de HarryLatino os dan las bienvenida a todos en esta nueva versión que acabamos de actualizar. Quisiera que no fueran mis 2 a.m. para tener la mente despejada y algo más de inspiración, pues éste me parece un momento trascendental en la historia de nuestro Foro. Gracias a todos por el entusiasmo y la colaboración que le habéis puesto a esta idea y que nos ha permitido actualizar el foro en muy poco tiempo desde que se anunció nuestra intención de hacerlo. Nos sentimos orgullosos de pertenecer a esta comunidad y de saber que nos une una pasión especial. Por supuesto, muchísimas gracias al equipo de moderadores, diseñadores y técnicos que han vivido hoy una jornada maratoniana con nosotros para poner todo esto a punto. Espero que disfrutéis todas las novedades que ofrece la nueva versión. No os preocupéis si al principio os sentís desorientados con tanta cosa nueva, estamos por aquí para ayudaros en lo que necesitéis y para aclararos vuestras dudas. Veréis que cambia mucho el perfil, ahora tenéis más posibilidades para comunicaros entre vosotros. Esta versión permite gestionar un sistema de amigos y realizar y recibir comentarios en el perfil, así como publicar estados. También el perfil os va a permitir publicar mucha más información sobre vosotros. El contenido del foro es el mismo que teníamos el viernes, antes de la actualización. No hemos perdido nada y todo sigue como lo dejamos. Veréis que cambia el editor de posteo y que el foro tiene establecidas opciones para linkear en redes sociales. Asimismo, veréis como el index cambia y os proporciona información sobre los últimos estados publicados o lo último visitado. Los que sois moderadores de algun subforo también vais a notar diferencias en la forma de moderar. Estaremos al tanto en todas las oficinas para ayudaros. Muchas cosas, no os quepa duda, que las vamos a ir descubriendo juntos. También para nosotros es todo nuevo, aunque hayamos tenido ya más tiempo para probarlo y para informarnos. Veréis también que hemos adquirido el Blog. De momento, sólo los miembros del equipo tienen permisos para publicar. Conforme vayamos probando las cosas iremos viendo a qué grupos darles acceso a publicar en el blog. También veréis un Chat, que aún no está habilitado. Vamos a esperar unos ideas a ver cómo funciona todo, antes de habilitarlo. Obviamente, los skins que teníamos no sirven para esta nueva versión. Hemos puesto dos skins a vuestra disposición, con su correspondiente versión específica para móviles. En estos momentos estamos trabajando ya en un nuevo skin predeterminado que esperemos vea la luz en unas pocas semanas. Pero no os impacientéis, queremos hacerlo bonito y nos tomaremos el tiempo para ello. Por lo demás, queremos que tengáis especial cuidado con el spam. Recordad que, aunque hayamos abierto al público, estamos realizando todavía muchas taréas de mantenimiento y seguimos en remodelación. No sobrecarguéis el foro de manera innecesaria, por favor. Sed muy cuidadosos con esto o, de lo contrario, podrían producirse caídas en los próximos días, hasta que acabemos toda la puesta a punto. Abrimos, pero entended que seguimos remodelando. A lo largo de los próximos días iremos viendo pequeños cambios. Cualquier cosa que veáis o las dudas que vayan surgiendo, podéis postearlas en este topic y todo el equipo estaremos al tanto para contestaros a la mayor brevedad. Esperemos que disfrutéis de esta nueva versión. Sed bienvenidos. Administradores de HarryLatino.org
  8. Salir del Ministerio sin ser vistos no había sido taréa fácil, pero Mackenzie estaba segura de que nadie los había podido seguir o rastrear. Cuando había creado su nueva oficina, no se había olvidado de dotarla de un par de recursos para situaciones complicadas. Entre ellos, un pasadizo secreto en el que la magia no podía ser rastreada y que sólo se abría con su propia moneda de Wizengamot. Nadie más podía atraversarlo, pero a ella le servía para tener una comunicación con el exterior, exenta de los controles ministeriales y muy útil en casos de emergencia. Además, acababa de añadirle un encantamiento adicional. Nadie que lo hubiera atravesado recordaría haberlo hecho. Alfred todavía se sentía un poco aturdido, por lo que podía apreciar la bruja. Suponía que trataba infructuosamente de rellenar el pequeño hueco en su memoria. - ¡Vamos Alfred! -Le apremió la joven- No sé porqué hemos tenido que aparecernos a esta distancia del Parque. El mago había preferido ser previsor y evitar aparecerse tan cerca que no tuvieran tiempo de reaccionar ante cualquier imprevisto. Confiaba en que Sagitas hubiera podido estar al tanto de Mistify, pero no sabían dónde se encontrarían en aquellos momentos. Era mejor informarse de la situacíón antes de acceder al Parque. Mackenzie no tardó en comprobar que tenía razón. Turku, el elfo del Parque se apareció junto a ellos jadeante. - Ama Mackenzie, amo Alfred -inclinó varias veces la cabeza en señal de respeto, mientras hablaba de forma atropellada- funcionarios, hay funcionarios del Ministerio en High Flights. Turku no los dejo entrar. Ellos no han pedido permiso a Turku, no señor, ni siquiera han saludado. - ¿Funcionarios? -Mackenzie se alarmó y miró al elfo, que asentía con la cabeza, tratando de obtener algo más de información. - ¿Han dicho que quieren? -Preguntó Alfred. - No, amo. Ellos no le han dicho nada a Turku. Turku no sabe, aunque los ha visto hablando con las señoras y ellas se han metido en la salita. A las señoras no parecen gustarles esas personas del Ministerio. - Si nos aparecemos allí, los funcionarios tendrán medios para rastrearnos. Por las cuadras. ¿Lo recuerdas, Mack? La bruja asintió despacio y echó a correr detrás de Alfred, igual que habían hecho tantas veces de niños. Por entonces, cuando el Parque era una reserva natural en un paraje perdido de las Highlands, el castillo había sido tan sólo una fortaleza medieval en ruinas. El padre de Alfred era el guardabosques y su familia atendía a los ocasionales visitantes de la reserva y se encargaba de vigilar la zona y las criaturas que en ella vivían. Alfred había nacido allí y su padre había nacido allí, así como el padre de su padre y casi todos sus antepasados. Conocían las viejas historias, las leyendas escocesas que habían sido trasmitidas de padres a hijos, generación por generación. Una de esas leyendas hablaba de una gran guerra entre dos clanes enemigos. Los MacDougalls habían sido sitiados en la fortaleza por los MacEwen. Cuando creían que tendrían que rendirla al enemigo, un mago se apareció en el castillo y les ofreció construir unos pasadizos que los llevarían fuera de la fortaleza salvando el cerco enemigo, a un lugar desde el que podrían atacar su retaguardia y pillarlos desprevenidos. Mackenzie y Alfred habían inventado mil historias acerca de lo que los MacDougalls le habrían dado al mago como recompensa por salvar la plaza. Un día decidieron emprender la búsqueda de aquellos pasadizos que, según decía Alfred, su familia afirmaba que debían de seguir existiendo, aunque nadie había sido capaz de localizarlos. Y los encontraron. Les costó varios intentos durante un caluroso verano, pero finalmente dieron con un laberinto de pasadizos subterraneos que partía de las cuadras y llegaba hasta las principales estancias del castillo. Por supuesto, cuando Mackenzie transformó las ruinas medievales en el hotel que eran ahora, había dejado aquellos pasadizos intactos. Siempre venía bien tener a mano una salida de emergencia. O, como en este caso, una entrada. La bruja sonrió al introducirse, después de tantos años, en aquel laberinto de pasadizos subterraneos. Después de todo, Alfred debería haber adivinado la forma que ella había utilizado para salir del Ministerio. Alfred pronunció un conjuro que sólo ambos conocían y una trampilla se abrió, silenciosamente, junto a la chimenea de la sala de estar en la que se encontraban Sagitas y Mistify. Fue un alivio para Mackenzie ver que su madre estaba bien y, aparentemente, a salvo de los entrometidos funcionarios. Mientras Alfred pronunciaba varios encantamientos para proteger la estancia de escuchas indiscritas y de apariciones indeseadas, ella corrió hacia su madre y la estrechó en sus brazos. -¡Mamá! -La besó en la frente y en las mejillas mientras la abrazaba. -Estaba tan preocupada. ¿Qué ha pasado? Viendo a su madre allí, sana y salva, y tan bella como siempre, a Mackenzie se le olvidaron sus preocupaciones. Unas horas antes, su mente había estado enfrascada en sus propios problemas y en urdir un plan que le permitiera librarse de cierto inconveniente. Pero ahora ya no le importaba. Lo primero era su madre.
  9. - Claro que sí, esta visita será muy provechosa para los dos negocios -contestó Alfred a la Potter Blue, mientras seguía anotando los datos que ella le daba en su pequeña libreta-. Créame, haremos todo lo posible porque se lo pasen bien. El parque ofrece muchas posibilidades a las familias, les llevaremos a montar en alados, a conocer las Highlands y hasta remar entre en el lago. Ya verá, se quedarán con la boca abierta cuando vean a los dragones y a las mantícoras. ¿Vé aquellos dos Picos con forma de alas allá arriba? -Alfred señaló con la mano, hacia las altas montañas que se divisaban a través del amplio ventanal- Pues allí mismo, hay en estos momentos una Quimera criando. No se separa de su cría en todo el día y no suele alterarse si se atraviesa la zona a una altura conveniente. Volar bajo por allí sería muy pelígroso en estos momentos. Alfred se había emocionado ante la perspectiva de enseñar el Parque a los turistas. Bien era cierto que odiaba que Mackenzie hubiera convertido High Flights en una explotación turísitica, pero una familia, que además fuera a permanecer por allí una o dos semanas, no era lo mismo que la horda de turistas que solían llegar habitualmente y que acababan por alterar la quietud y la belleza del Parque, viéndolo deprisa y corriendo en una mañana y marchándose después como quien ha estado contemplando bellas fotografías durante una hora. Cuando Sagitas pasó a hablar de la madre de Mackenzie, Alfred no pudo por menos que sentir lástima de aquella mujer a la que tanto había odiado. No le caían bien los Malfoy y arrastraba con quien ahora eran Ministro de Magia y Primera Dama, una vieja rencilla de carácter personal. Tal vez ellos ni lo recordaran, pero a Alfred le partieron el corazón cuando a los 17 años le prohibieron volver a ver a Mackenzie. Había sido su íntima amiga, incluso mucho más que eso. Ella lo había sido todo para él, hasta que un buen día, sus padres decidieron que él no era lo suficientemente bueno para ella. ¡Orgullosos, prepotentes y altivos, Malfoy! Tanto cuidar a su hija para que al final ella hiciera lo que le diera la gana, como siempre lo había hecho. Se tenían bien merecido tener que aguantar de yerno a ese auror con aires de play boy. Porque por muchos quemazos que tuviera el árbol familiar, lo cierto es que era su yerno y el padre de sus nietos. Tras escuchar toda la historia, Alfred se debatía entre salir corriendo, alarmado, en busca de Mackenzie o quedarse un rato más con Sagitas, disfrutando de la agradable compañía de la bruja. Estaba encantadora, con las piernas cruzadas y ese gesto de complicidad en la mirada. A Alfred le gustaban las personas abiertas y sinceras, las que no escondían sus emociones ni se preocupaban por dejar demasiado al descubierto sus defectos. Le gustaban las chicas de carne y hueso, no las prepotentes señoritas que siempre querían aparentar más de lo que eran y hablar de lo que no sabían. Ya había tenido bastante de esas, necesitaba algo de aire fresco en las relaciones. - Así es, la Primera Dama se encuentra aquí. Llegó un poquito antes que usted. - Alfred apuró la taza de café y decidió que sí sería una buena idea que las dos damas charlaran mientras él iba a buscar a Mackenzie. Además, si Mistify Malfoy estaba enferma o alterada o ambas cosas, tener a Sagitas allí podría ser de ayuda para que la Primera Dama no decidiera volver a marcharse antes de que llegara Mackenzie. La noticia de que Sagitas era dueña de un circo terminó de aclararle muchas cosas a Alfred. Ahora entendía de donde venía el aire cómico y el espíritu bohemio de la bruja. Sí, definitivamente, aquella mujer podría ser de mucha ayuda. - Voy a ir a buscarla y le preguntaré si desea charlar un rato con usted. De todos modos, Sagitas, -dudó un segundo- ¿podemos tutearnos? El caso es que no sé si Lady Malfoy tendrá ganas de visitas o preferirá descansar, pero en cualquier caso, preferiría que se quedara por aquí hasta que yo regrese. Si la Primera Dama ha estado vagabundeando por ahí, es mejor que alguien se mantenga cerca de ella, no vaya a ser que le de por marcharse otra vez y no sepamos dónde ir a buscarla. Alfred se levantó de la silla y salió de la estancia. Al llegar a la suite presidencial, en la que se encontraba Mistify Malfoy, tocó con suavidad a la puerta antes de entrar. - ¿Puedo pasar? -Preguntó Alfred con delicadeza desde el umbral de la puerta. - Hay una señora aquí que dice que la conoce. Se llama Sagitas Ericen Potter Blue. Si quiere charlar con ella un rato o jugar una partida de ajedrez o de cartas, mientras yo voy a buscar a Mackenzie, está en la salita al final del pasillo. Cuídese -añadió mientras salía- No tardaré.
  10. Alfred sonreía pocas veces, pero sus ojos emitieron un brillo especial cuando abrió la puerta y se encontró a Sagitas alisándose la falda y con una sonrisa culpable en el resto. Fingió no darse cuenta. - Buenas tardes, Señora Potter Blue. ¿O es señorita? - Se inclinó para besarle la mano a la bruja. Llevaba un elegante traje de chaqueta y la falda era lo suficientemente segurente como para mostrar unas altas y bien torneadas piernas. Se la había figurado más seria, pero ahora que aún conservaba el aire risueño e inocente de quien acaba de cometer una travesura infantil, le pareció deliciosa. Tenía un aire cómico y bohemio que a Alfred le llamó poderosamente la atención. Con un poco de suerte, no tendría que atender a otra encopetada dama de la alta sociedad de Ottery. Eran insufribles. Las palabras comenzaron a salir como un torrente de la boca de Sagitas, sin dar ninguna muestra de reserva. Aquello le gustó aún más que la sonrisa pícara del principio. Por fin alguien hablaba sin medir sus palabras. La sinceridad era un bien escaso en un universo lleno de hipócritas. El gesto de Alfred se ensombreció, sin embargo, cuando Sagitas comenzó a hablar de Lady Malfoy. Al principio, había recibido sus palabras con socarronería, pensando que hablaba de la otra Lady Malfoy y sus problemas con el impresentable play boy de su marido. Pero cuando comentó lo del elfo, comenzó a dudar. Y al hablar de enfermedades y espaldas semidesnudas, tuvo la certeza de que se estaba refiriendo a la Primera Dama y no a su hija. Aquello le preocupó. ¿Qué le estaba pasando a la madre de Mackenzie? ¿De verdad estaba enferma? Tal vez aquello explicara la actitud tan extraña que acababa de observar en la Primera Dama. Sagitas comentó que no le molestara que fumara y él aprovechó para encender su pipa, mientras ella continuaba hablando. El humo del tabaco le relajaba y le permitía pensar con claridad. - Una familia con cuatro hijos y un demiguisse - anotó Alfred en una pequeña libreta de notas que llevaba siempre en su bolsillo- lo habrá ningún problema. ¿Ha dicho una semana? Perfecto, eso les permitirá hacer un circuito completo por el parque. Le preparé el itinerario y se lo llevaré a la agencia, para que lo pueda comentar con sus clientes. Supongo que querrán ver los dragones y la reserva de Sílfides. Veré si puedo tener a punto también una visita a la colonia de hadas, eso suele gustarle mucho a los niños. ¿Para cuando tienen prevista la llegada? Alfred iba anotando todos los datos en su libreta y los repetía en voz alta, tal vez para fijarlos en su memoria. Cuando hubo terminado, se quedó mirando a la bruja unos instantes. Tenía unos lindos ojos. Si ella no hubiera hablado sin reservas, tal vez no se hubiera atrevido a preguntar, pero estaba seriamente preocupado y ella le ofrecía confianza. - Si no es una indiscrección, quisiera preguntarle acerca de lo que ha comentado de Lady Malfoy. Estoy más pendiente de mis caballos y el parque que de leer El Profeta. Lo cierto es que he visto una actitud extraña en Lady Malfoy, pero no sabía que tuviera problemas. ¿De verdad está enferma? ¿Qué ha sucedido? Bebió un sorbo de una taza de café y aspiró de nuevo el tabaco de su pipa. Sagitas parecía seriamente preocupada. - Por lo que me dice, conoce a Lady Malfoy. Tal vez la Primera Dama quiera disfrutar de un rato de charla. ¿Quiere que le vaya a preguntar? Y respecto a Mackenzie, si se queda un rato, tal vez pueda hablar con ella. La Primera Dama también quiere hablar con ella, así que tengo intención de ir a buscarla. Creo saber donde está. -Hizo una pausa, deleitándose en la atención que Sagitas ponía a sus palabras-. ¿Sabe? Por un momento, me pareció que Lady Malfoy no recordara a su hija. ¿Cree que esté tan enferma que la haya podido olvidar? Esperó las palabras de Sagitas. Tal vez fuese una buena idea que ambas mujeres hablaran. De paso, él podría ir a buscar a Mackenzie. Las cosas se estaban poniendo cada vez más feas. Y, afuera, amenazaba tormenta.
  11. Cada vez se sentía más extrañado. ¿La madre de Mackenzie no estaba al tanto de las extravagancias de su yerno? Aquello era imposible. ¡Pero si eran la comidilla de toda Inglaterra! Alfred sabía que Mackenzie quería divorciarse, pero Boss no le daba las suficientes garantías de no acercarse a ella y a sus hijos. Mientras tanto, se dedicaba a coleccionar conquistas femeninas y a poner en ridículo a la primogénita de los Malfoy. Alfred no podía evitar sentir un cierto grado de regocijo. Se lo tenía bien merecido. Sabía que a la larga, Mackenzie saldría de ésta como siempre había salido de todas, sin cicatrices, sin culpas y sin canas. La madurez y los problemas de la vida sólo habían conseguido hacerla más fuerte y hermosa. Suponía que era esa fe ciega en la capacidad de Mackenzie para salvar cualquier problema, por difícil que éste fuera, lo que le permitía regocijarse porque ahora sufriera las consecuencias de aquel nefasto y caprichoso matrimonio, sin sentirse culpable por ello. Le mostró a la Primera Dama la Suite Presidencial y bajó las escaleras para encontrarse con la Señora Potter Blue, cabeceando todavía extrañado por las últimas palabras de Mistify Malfoy. ¿Qué estaba pasando? Por un momento, le había parecido que ni siquiera recordaba a su hija. - Buenas tardes - saludó Alfred al entrar en la sala en la que esperaba Sagitas- Soy Alfred, el encargado del parque. En estos momentos, Mackenzie Malfoy no se encuentra aquí, pero si es tan amable de explicarme lo que la trae por aquí, tal vez yo pueda ayudarla. Se sentó en un sillón orejero y le pidió a un elfo que trajera un servicio de café y bebidas, junto a algunos aperitivos. Instintivamente se llevó la mano a la pipa que guardaba en un bolsillo de su chaqueta de cuero, pero después volvió a guardarla. Quizás a la Señora Potter Blue no le agradara el humo del tabaco.
  12. - Entonces, mi querida Primera Dama, supongo que tendré que remover cielo y tierra para encontrar a Mackenzie. No se me ocurriría desobedecer la orden de una Malfoy. -Alfed sonrió a la esposa del Ministro y le guiño un ojo con descaro. Para alguien que no conociera a Alfred, que raras veces sonreía abiertamente, su actitud y sus palabras hubieran podido pasar por solícitas y amables. Sin embargo, si Mackenzie hubiera estado presente, le habría reprochado a Alfred su cínico sarcasmo. - ¿Me permitirá que la guíe al hotel? -Alfred ofreció el brazo a la Primera Dama.- Allí podrá esperarla cómodamente. Está libre la suite presidencial y creo que será de su agrado. A Alfred le pareció que Mistify Malfoy estaba cambiada. Nunca llegó a conocerla demasiado, pero sí la había visto en un par de ocasiones, hacía ya bastantes años. Seguía siendo hermosa y sus ojos verdes, aunque de una tonalidad algo más clara, seguían recordándole a los de Mackenzie, pero parecía más frágil, más inocente. Al principio, el hecho de que no recordara siquiera su nombre le había parecido una señal más de la prepotencia que caracterizaba a los Malfoy. Ahora, ya no estaba tan seguro. Caminaban hacia el hotel cuando un elfo se acercó hasta ellos. - Amo, Alfred, una señora quiere ver a la señorita Mackenzie. Es la señora que estuvo haciendo negocios con el ama Mackenzie. La dueña del Fénix Aventurero -anunció el elfo. - Sagitas Ericen Potter Blue -concluyó Alfred con gesto meditabundo. - Enseguida la atiendo, aunque tendrá que esperar a que acomode a la Señora Malfoy y a que localicemos a Mackenzie. Tráigala al hotel, tengo que acompañar a la Primera Dama. Avanzaron por el camino de piedra hasta llegar al amplio portalón de hierro y madera que abria paso al hall de aquel fabuloso hotel-castillo. Alfred se había sumido en sus pensamientos. Desde que la Malfoy había convertido aquel lugar en un complejo turístico, le llovían los problemas. Hacía pocos días que habían podido solucionar la estraña alteración mágica que sufrió el lugar durante más de una semana, sin que hasta la fecha nadie hubiera podido dar una explicación lógica de lo ocurrido. Y ahora se presentaba allí la mismísima Primera Dama. Alguien a quien había creído que no volvería a ver en su puñetera vida. Le preocupaba la presencia allí de Mistify Malfoy, pero debía atender también a Sagitas Ericen Potter Blue, quien probablemente tendría que comentarle algo relacionado con la agencia de viajes. Aquello no le llevaría mucho tiempo, siempre que ella no insistiera en ser atendida personalmente por Mackenzie. - ¡Puñetera Mackenzie! ¿No podría haber elegido otro día para solucionar los asuntos con ese play boy de pantomima que se echó por marido? -murmuró entre dientes Alfred, mientras abría la puerta del castillo y cedía el paso a la Primera Dama.
  13. Alfred esperaba a la dueña de High Flights en su oficina leyendo un ejemplar de una revista especializada en dragones. Últimamente, por la noche se oía rugir a los dragones, desde lo alto del Pico de la Muerte, como nunca antes lo habían hecho. Le tenían preocupado. La visita a los dragones era una de las más atractivas del Parque Natural, aunque a él realmente eso le traía sin cuidado. Lo que verdaderamente le importaba era que algo estuviese alterando a los dragones de High Flights. Hasta entonces, el Parque había sido un excelente hábitat para ellos. Tal vez fueran aquellos malditos turistas. Mackenzie se retrasaba. ¿Dónde se habría metido aquella maldita mujer? Aún no acertaba a comprender porqué había aceptado su fastidioso encargo de regentar su negocio. Tomó su pipa y la cargó de tabaco de Gales, uno de sus preferidos. No iba a impacientarse, tenía lectura para rato. Colocó sus botas de montar encima de la mesa escritorio y reclinó la cabeza hacia atrás en el respaldo de la silla, deleitándose en el humo del tabaco. El sol que entraba por la ventana le doraba los cabellos que, como siempre, llevaba recogidos en una coleta. Cerró los ojos y se concentro en el problema de los dragones. De pronto se abrió la puerta y apareció ella. Vestía una túnica violeta y llevaba su largo cabello castaño recogido en una coleta alta. Aquellos ojos verdes lo miraban con una intensidad desacostumbrada. - Esto estaba en mi habitación, Alfred. No sé a quién diablos has dejado entrar a mis aposentos, pero más vale que lo tires. Me hace daño a la vista. - La Malfoy extendió la mano hacia Alfred portando un extraño cinturón que agarraba con la punta de dos dedos, como si no quisiera tener mucho contacto con él. Alfred se sobresaltó. En los brazos de la bruja había sangre. - ¡Estás herida! ¿Qué ha pasado? - Se puso de pie de un salto y avanzó hacia Mackenzie para examinarle las heridas. Tenía unos pequeños pero profundos cortes en el antebrazo izquierdo. - No es nada. - Ella apartó bruscamente el brazo que el otro le examinaba y, al hacerlo, una daga cayó al suelo, procedente del bolsillo de la bruja, que rápidamente se apresuró a recoger y a guardar de nuevo en el interior de su túnica. - Déjame que te cure. - Le instó Alfred, mirando a la daga y, acto seguido, a los ojos de la bruja, que se apartaron de él. - No quiero que me cures -su voz sonó desesperada- lo que quiero es que tires esta cosa -volvió a señalar al cinturón. Los rayos de sol se posaron sobre el grabado de una poderosa criatura que portaba la hebilla. Alfred tomó el cinturón y lo colocó encima de su mesa. Poco después apartó un sillón y le ofreció asiento a Mackenzie mientras él se sentaba en la butaca de al lado. Dudaba si comenzar a hablar. Tenía muchos asuntos de los que poner al día a Mackenzie, pero la bruja parecía alterada. Se preguntó si la preocupación que se reflajaba en su rostro era consecuencia de su nuevo cargo de Viceministra. El poder engendra soledad -pensó el mago-. A su manera, ella siempre había sido una chica solitaria. Quizás era eso lo que los unió cuando apenas eran unos niños. Por un instante, sonrió complacido al recordar aquellos años de la infancia. - ¿Qué te pasa Mack? ¿Estás bien? - Alfred la tomó de la mano, como siempre hacía en otro tiempo, cuando sabía que bastaba ese simple gesto para devolver la sonrisa al rostro de la bruja, por más problemas que la preocuparan. La Malfoy guardó silencio. Por un momento, sus ojos se posaron en el objeto que descansaba en el escritorio del mago. Luego volvieron a Alfred. - ¿Alguna vez te has preguntado porqué existe la magia? - Preguntó de pronto la bruja, haciendo dar un respingo al mago. - Supongo que todos nos lo hemos preguntado alguna vez - sonrió, tratando de restar importancia a la pregunta, para añadir con algo de sorna - pero no todos somos expertos arqueomagos con acceso a tan alto y secreto conocimiento. - No te burles - Mackenzie lo miró duramente-. Dime, ¿te has preguntado como afectaría a nuestras vidas si de repente desapareciera la magia? Alfred enarcó una ceja mirando a la joven. Realmente, Mackenzie estaba muy rara. Observó que la bruja volvía a mirar aquel cinturón, cuya hebilla extrañamente había comenzado a destellar. ¿Qué era aquello? ¿Un encantamiento? ¿Estaba aquel objeto encantado o, peor todavía, maldito? ¿De dónde lo había sacado Mackenzie? - Ya basta, Mack. Tenemos muchas cosas de que hablar. No sé cuál es tu juego, pero déjalo ya. - ¿Cómo podría dejarlo? ¿Cómo podría hacer que todo esto desapareciera de pronto? El mago no comprendió las palabras de la bruja ni tampoco le preocupó no hacerlo. Cuando ella había terminado de pronunciar la tercera pregunta, de la hebilla del cinturón habían partido tres fulgurantes rayos que los dejaron a ciegas. Lo último que vio fue la esfinge grabada en el centro de aquel poderoso haz. - ¿Qué ha pasado? -Preguntó Alfred en cuanto pudo recuperar la visión. - ¿Pasado? ¿A qué te refieres? - La mirada de Mackenzie le pareció diferente. ¿Acaso aquellos hermosos ojos verdes habían perdido su intensidad? En realidad, todo parecía menos brillante. La luz era más apagada. Hasta los cuadros de las paredes habían dejado de moverse. ¡Un momento! No es que hubieran dejado solamente de moverse, es que parecían ¡no tener movimiento alguno! Cerró y abrió los ojos con incredulidad. Mackenzie lo miraba extrañada. - ¿Alfred? ¿Te pasa algo? Me encuentro rara con estas ropas. No sé porqué voy vestida así. Creo que iré al hotel a ponerme unos tejanos. La Malfoy abandonó la oficina y, sin decir una palabra, el mago caminó detrás de ella, saliendo al exterior del Parque. El corazón le dio un vuelco al mirar hacia las cuadras. ¿Dónde estaban los caballos alados? Se apartó de la joven, que seguía en dirección al hotel, y corrió hacia el cercado donde había dejado a Acrux pocos minutos antes. Allí no había ningún alado. Lo llamó, pero el alado no apareció. Llamó a otros alados, pero ninguno parecía estar por allí. De pronto, comprobó con horror que los rugidos de los dragones que tanto le habían preocupado durante semanas, habían cesado. - ¡Turku! ¡Turku, ven! ¡Rápido! - Llamó al jefe de la plantilla de elfos. Pero tampoco éste apareció. ¿Cómo era posible? ¿Cómo era posible que un elfo no acudiese a la llamada de su amo? Tenía que investigar lo que ocurría. Sino había alados, tendría que utilizar la aparición. Giró sobre si mismo, encontrándose en el mismo sitio. ¡Diablos! Lo intentó otra vez. Nada. ¿Qué era aquello? ¿Qué estaba sucediendo? Con desesperación sacó su varita del bolsillo. Al tocarla, ya no le quedaron más dudas de lo que había ocurrido. La magia había desaparecido de High Flights.
  14. A ver, tengo que editar mi ficha con los siguientes datos. Familia adoptiva: poner la Ryddleturn, en lugar de la que está ahora. De alguna manera tendría que poner que soy tutora de los co patriarcas de la Ryddleturn, Derek y Sophie, pero ni idea de cómo se pone eso xD Lo pondré como matriarcado, aunque la verdadera matriarca sea Katara. Tengo que añadir los puntos de objetos, que son 60 y de criaturas que son 980. Me fijaré si sólo ponéis los puntos o estáis poniendo también el rango asociado a cada puntaje. Meter dos conocimientos más, pues no actualicé cuando se hizo el cambio. Tendré en total 11, porque tengo 1 adquirido. Los nuevos conocimientos serán Astronomía y Pociones. Tengo que incluir una habilidad más, por lo mismo que antes, no actualicé cuando se aumentó el número de las que podía tener los Orden de Merlín. Así que me quedo con la Metamorfomagia, para añadir a las dos habilidades que ya tengo. Y ya nada más. No lo he hecho todavía, me lo editaré mañana, salvo que algún alma caritativa me quiera quitar una cosa de en medio xD Me lo dejo aquí para acordarme y ya no tener que postear cuando lo cambie. Y me dejo nota también de que no se me olvide pasar por cierto topic relativo a las fichas, que está en la oficina del Wiz. A ver si podemos terminar también esa parte de la reforma.
  15. Montaba a Rigel, el imprevisible y fogoso Abraxan de siete años. Volaban no muy alto, atravesando paisajes encendidos de púrpuras, violetas y dorados del más hermosos atardecer. Mackenzie se deleitaba en aquella belleza como si hubiese pensado que jamás volvería a verla. Se sentía más viva que nunca, más hermosa que nunca, como si ella misma formase parte de aquel paisaje que la casualidad había puesto ante ella. Sentía que el mundo era de ella y ella del mundo. Nunca se había sentido tan plena ni tan completa. De pronto, Rigel dio un giro hacia el este y bajó en picado hacia un valle cortado por abruptas montañas. La oscuridad empezó a caer sobre jinete y criatura y el corazón pareció querer salir del pecho de la bruja tanto por la tristeza de haber perdido, de pronto, aquella sensación de plenitud, belleza y vida, como por la velocidad con la que Rigel se precipitaba hacia un abismo oscuro y escarpado. Tiró de las riendas, tratando de controlar al abraxan, pero Rigel siguió bajando, haciendo caso omiso de la orden de la bruja. Iba a caer, moriría allí mismo, sin nadie en muchas millas que pudiera curarla. La imagen cambió en su mente. Ahora montaba a Sirio, el hermano de Rigel, tan poco parecido a él, a pesar de que compartiesen aquella bella capa de color palomino y la blanca y sedosa crin. No podía comprender porqué se sentía triste. Quizás fuese por esa oscuridad que los rodeaba. ¿Dónde estaba Rigel? ¿Qué había sido de él? Sirio volaba mucho más alto, por lugares donde cualquier señal de vida era una añoranza. Era una noche oscura y sin luna. Quería llorar, aunque no sabía muy bien porqué. Recordaba aquel atardecer como si hubiera sucedido mucho tiempo atrás, aunque sabía que no había pasado tanto. Sin embargo, tenía la sensación de haberse bebido de un trago toda aquella belleza y plenitud, de haber apurado los últimos rayos de luz, hasta agotarlos y perderlos para siempre. Quizás, aquel había sido el último atardecer del mundo y ya no quedaba más luz en él. Empujó las riendas de Sirio hacia abajo, conminándole a obedecer sus órdenes. Y el alado obedeció y comenzó a bajar. ¿Realmente estaban bajando? En aquella oscuridad, resultaba difícil distinguir si bajaban o subían. Sobresaltada, azuzó al abraxan, haciéndolo volar todo lo deprisa de lo que el tranquilo caballo alado era capaz. Tenía que saber dónde estaba, necesitaba saberlo. Le pareció que pasaban los minutos con una lentitud angustiante. Y luego le pareció que habían pasado horas y hasta días, quizás meses, navegando en aquella oscuridad en donde el vacío era el amo. Finalmente, perdió la esperanza de encontrar el día y, reclinándose sobre la suave crin del abraxan, se rindió a la noche eterna que la rodeaba. - Dormir... ¡Tal vez soñar! - Recordó las palabras de Hamlet-. Si al menos la muerte no nos hiciera tan cobardes, si pudiéramos pensar que nada hay detrás de esa lúgubre frontera, que sólo el sueño nos aguarda y dejar de ser, dejar de existir. To be or not to be, he ahí el dilema. Cerró los ojos, tratando de abrazar el sueño. Y despertó. Mackenzie se incorporó en la cama, con el corazón acelerado y la frente empapada en sudor. Había estado soñando, comprendió. Desorientada, caminó hacia un balcón que tenía las puertas abiertas a la fría noche. Estaba tan oscuro como en su sueño, aunque acertó a divisar el lago que rodeaba High Flights. No se había dado cuenta de que estaba en el Parque Natural, hasta aquel momento. Tampoco aquella noche tenía luna y le pareció que no faltaba mucho para el amanecer. Quizás fuese por aquella oscuridad que aún la rodeaba. - El momento más oscuro de la noche es antes del amanecer –sonó una voz a su espalda. La Malfoy se giró en redondo, muda de asombro y con los ojos inundados de lágrimas, al reconocer aquella voz. No podía creer que él estuviera allí, junto ella. ¿Era un sueño? Y, sin embargo, parecía tan real. - Mi amor… -Se abalanzó a sus brazos, casi riendo, con una mezcla indefinible de emociones palpitando en el alma. - ¡Te he echado tanto de menos! Se besaron con la pasión de dos amantes que se han deseado mucho tiempo, se abrazaron con la ansiedad de quien sabe que la felicidad está reservada para un único instante en toda una vida. Lo miró a los ojos y le acarició aquel cabello tan negro y brillante que le llegaba por los hombros. Retiró sus ropas despacio, aprovechando para acariciar aquel cuerpo del que sus manos no se alcanzaban a saciar. Le estorbaba aquel cinturón que ceñía sus pantalones y, al bajar la vista para prestar atención a la hebilla, sonrió y lo retiró de la cintura de su amante, dejándolo con cuidado sobre la mesita de noche. Él la giró de espaldas para besarle el cuello y los hombros, mientras desabrochaba la blanca camisola, que cayó de un golpe a los pies de ella. En el cristal de la balconada sus dos siluetas se recortaban con el clarear del día. Estaba empezando a amanecer. Cuando la tomó en brazos para llevarla a la cama, su cuerpo reclamaba el de él con tanta fuerza que no pudo por menos que gemir desesperada. Luego, olvidado cualquier recato, se dejaron llevar por la danza del deseo hasta quedar exhaustos. Abrazados, el sol despuntó en lo alto. Mientras ellos dormían. ***** - Ama Mackenzie, son casi las doce de la mañana. ¿Se encuentra enferma? –Era Turku, el jefe de la plantilla de elfos de High Flights. - ¿Turku? ¿He dormido todo el día? –Mackenzie se sentía desorientada-. ¿Dónde está él? - ¿A quién se refiere Ama? No ha venido nadie, todo el mundo está en la fiesta de la Malfoy. –El elfo vaciló- En realidad, sí vino alguien, su tía Katara estuvo por aquí y preguntó por el Ama Mackenzie, pero se marchó a la fiesta. Mackenzie miró las sábanas de seda que todavía la cubrían. Llevaba puesta la camisola blanca de dormir y la ropa de cama estaba impecable, ella apenas se movía cuando dormía. ¿Había ocurrido de verdad aquel encuentro o tan solo había sido un sueño? Recordó que él pertenecía al mundo de los sueños, que jamás sería suyo, realmente suyo. - Está bien, Turku. Gracias por despertarme. Dile a Alfred que me tiene que poner al día de todo lo que ha pasado en el Parque durante mi ausencia. Me mandó una carta para decirme que, por fin, habían dado señales de vida los del WIB, aunque no parece que hayan instalado todo aquel dispositivo de seguridad que prometieron. ¡Y pensar que aún se atreven a reclamar los luminosos! Más les vale cumplir su parte del contrato, si quieren ver sus cartelitos en la entrada de High Flights. Mackenzie parecía hablar sola, repasando todo lo que tenía que hacer. Llevaba tiempo sin pasar por su negocio y, aunque se fiaba de Alfred, ya era hora de supervisar un poco lo que hacía ese bohemio tarado. Turku abandonó la estancia y la bruja se preparó para tomar una ducha. Por alguna razón, se sentía extrañamente húmeda. Seguramente, había tenido algún mal sueño durante la noche. Sonrió, mirándose en el espejo. No, realmente, no todo habían sido malos sueños. Algo la sobresaltó. Sus ojos no eran verdes, sino castaños, casi negros, y su figura no era tan esbelta como siempre. De hecho, era bastante bajita. Sin poderlo remediar, gritó frente al espejo, tirando el frasco de jabón que llevaba en la mano. ¿Qué le había pasado a su aspecto? Aquella no era ella. Su cabello también era algo más oscuro y sus facciones eran más redondeadas. Pensó que aquel espejo había sido embrujado y salió del baño para mirarse en el pequeño espejo que había junto a la mesita de noche. Y allí, doblado con esmerado cuidado, estaba su cinturón, con aquella hebilla tan peculiar, que relucía con la luz del sol. Murmuró su nombre, aquel nombre que tan bien sonaba en sus oídos y por el que pocos le habrían reconocido. Después de todo, sí había estado allí. Un recuerdo le vino a la mente mientras reconocía a la mujer que se reflejaba en el espejo, aquella que no era ella o que tal vez sí lo era. ¿Estaba desarrollando tardíamente la metamorfomagia? - … cuidarte en la distancia y abrazarte en mis pensamientos –escuchó su voz desde el fondo de su mente. Sonrió mientras se peinaba en el espejo y, de pronto, comprobó que había recuperado su aspecto habitual. Sus ojos volvían a ser verdes y miraban desde un rostro ovalado de facciones serenas. - Siempre estás en mis pensamientos –murmuró, sonriendo.
  16. He subrayado esa frase de las bóvedas trastero. Los puntos sí rigen. Otra cosa es que no puedo adquirir ninguna criatura más hasta no tener la bóveda trastero. Tendré que pensar en eso, a ver cómo la hago XD Necesito hacer cambios, así que volveré rapidito por aquí, que tengo una familia que cambiar xD Y creo que había alguna cosa más. Gracias por pasar, chicos.
  17. No sé si logrará explicarme xD A ver, si consiguieras leer mi posteo, sin pensar que va dirigido a nadie, ni que se refiere a ningún caso particular, sino sólo como una información sobre reglas y motivos de las reglas, creo que entenderías mejor el sentido de mis palabras. Quítale toda la personalización, agrégale una bonita leyenda con letras doradas de "sirve para todos los casos", remuévelo un poco y, si te parece, le pones anillas y lo metes en un archivador azul sobre explicación de rollos legales y supongo que tendrás la receta de lo que yo pretendía cocinar con ese posteo. No hay ningún tipo de acusación en él ni de reclamo. No es sólo que no lo haya, sino que no "siento" que tenga que acusar ni reclamar a nadie ni pedir cuentas a nadie. Sólo es una explicación. En ningún momento se me ha pasado por la cabeza que tu o Antara quisieráis desestabilizar el juego. Para nada. Yo sólo quería explicarte las razones e incluso quería explicarlas "completas", pero veo que esa explicación del punto 4 te ha confundido más. El caso es que un jugador que se va, es un jugador a quien el juego ya no le afecta. Y, por eso que no le afecta, puede decidir -de buena fe- ceder toda su fortuna a alguien. Pues bien, el problema es que esa acción, aunque no haya ninguna mala intención de por medio, desequilibra el juego. Porque enricece a un jugador por encima del resto, sobre la base no de estrategias con otros jugadores o dentro del juego, sino de una estrategia con alguien que se va y a quien, por tanto, ya no le importa el juego. No hablo de tu caso, ni del caso de Antara, ni de ningún caso en particular. Esa parte es, como si dijeramos, la "exposición de motivos" la razón de ser de la norma concreta que comentaba en el punto 4º. Uno de los casos por los que se pensó esa "cautela" fue para evitar este tipo de situaciones de desequilibrio, que muchas veces no se harían con mala fe, pero no es la buena o mala fe lo que provoca el desequilibrio en estos casos, sino la acción en si misma. Por hacerte un símil, quizás más fácil de comprender. Sería como si estamos varios jugando al monopoly y uno de los jugadores se tiene que salir de la partida porque tiene que ir a hacer un recado urgente y le deja todas sus calles al jugador de su derecha. Igual sólo lo hizo porque tenía prisa en ese momento y no le dio por pensar que, con eso, dejaba un poco mal al jugador de la izquierda, pero el caso es que esa acción desequilibra el juego. Vimos que podía darse esa situación y pusimos la norma a modo de cautela, pero no estabamos pensando en nadie en concreto, sino en situaciones concretas. Respecto a la ficha congelada de Antara, en realidad no he hablado con propiedad. Tenemos mucho trabajo todavía con el tema de fichas por delante y estamos en pleno fregado. La ficha de Antara se congeló por el dragón, pero cuando Antara pasó a decir que lo pasaba a la Potter Black, la ficha se descongeló. El tema es que en ese posteo, Antara pidió la cancelación de la ficha o el cierre o congelamiento o como sea que acabemos llamando a esos casos, porque se iba del juego y no pensaba volver a entrar. Todavía no hemos llegado a poder poner fichas inactivas, pero cuando se haga, esa ficha debería quedar como inactiva, puesto que la jugadora ha comunicado que no quiere seguir en el juego. A eso me referí con que estaba congelada, a que ella la ha cancelado. Yo estaré encantada de que Antara vuelva al juego y de reabrirle la ficha, pero de momento no está, porque ella lo ha querido así. Y respecto a tu duda, lo de empezar de cero es desde que uno toma el control de los negocios o mansiones. Es en ese momento cuando hay que hacer la bóveda y, sino se ha hecho, es porque estamos poniendo todo esto en marcha y resulta complicado adquirir rutinas y que todo esté perfectamente claro para todos. De eso no tienes tu la culpa ni nadie, así que obvio que todo lo que haya ganado la mansión o negocio desde el momento en que empezaste a ser matriarca o propietaria es tuyo y se traspasará a tu bóveda nueva. Pienso que como posteos, para que quede claro que esas asignaciones correspondían a la bóveda nueva. Espero que haya conseguido explicarme. Para nada he pensado en ningún momento que haya nada reprochable ni en tu duda ni en que pidieras esas donaciones.
  18. Paso a responder a Sagitas, respecto a la duda sobre el tema de la donación que planteaba. No se puede, Sagitas. Hay varias razones por las que no se puede: 1º El cambio en las reglas de donaciones respecto a que puedan hacerse por los que no tengan trabajo o a los que no tengan trabajo en el ministerio no se ha aplicado con efecto retroactivo. Dado que la petición es anterior al cambio de la norma, no podría aplicarse el razonamiento que dices, puesto que no se ha hecho con efecto retroactivo. Las donaciones anteriores se realizaron con el criterio anterior, las nuevas se harán con el nuevo critario. 2º No obstante, hay más razones por las que no se puede. Y las dejo dichas, por lo que puedan afectar a otros casos similares. La ficha de Antara Black está congelada desde antes que ella pidiera la donación. Por tanto, no podría hacerse esa donación. La bóveda debería haberse congelado en ese mismo momento también, si bien está pendiente el posteo porque se estaba discutiendo sobre la forma de hacerlo (el texto) y porque dada la abalancha de cambios de fichas y bóvedas estos días no hemos podido llegar a todo todavía. 3º Aún en el hipotético caso de que Antara hubiera podido ceder todo su dinero a la familia, no habría servido de nada. Cuando tu adquieres el matriarcado, dado que no puede hablarse de un co-matriarcado al no estar Antara en el rol, deberias haber abierto una bóveda nueva a tu nombre para la familia Potter Black. Esto lo he repetido varias veces, respecto a la herencia de familias y negocios. Incluso, si mi memoria no falla, creo que lo hablé contigo cuando el caso de Hayame. Respecto a galeones se empieza de cero en estos casos. 4º Aún en el caso de que se pudiera haber superado cualquiera de las 3 razones anteriores o las tres, ésta donación habría sido rechazada. Hay una norma en las donaciones que dice que el Wiz puede rechazar donaciones si estima que van contra el espíritu del juego. Y ésta está en ese caso. Con las donaciones se pretende que haya movimiento de galeones entre jugadores pero lo que no queremos es que alguien que se vaya del juego pueda influir en el mismo dejándole toda su fortuna y haciendo desmesuradamente rico de golpe a otro jugador. No sería parejo para los demás jugadores ni sería justo. Se produciría un desequilibrio en el juego, fruto del abandono de un jugador. En casos extremos podrían llegar a producirse situaciones muy lamentables si se dejara hacer esto. De hecho, el principal motivo por el que se puso esa apostilla en las normas de donaciones, fue por este motivo: para evitar que jugadores que abandonaban el juego pudieran influenciarlo no con el objetivo de seguir el juego, sino de desequilibrarlo. Espero que lo comprendas y repito que sólo he pasado a responder esta duda. Las demás se las dejo a los duendes.
  19. A Alfred no se le escapó el doble sentido de las palabras de Absinthe cuando aludió a la dificultad del granian, tan acostumbrado a la soledad de las Highlands, para aceptar visitantes. Sin embargo, su rostro no mudó el gesto, salvo si cabe, porque sus ojos parecieron chispear con más intensidad, como si, por dentro, se estuviera riendo a carcajadas. Su semblante, sin embargo, seguía circumspecto, ningún asomo de sonrisa se había dibujado en sus labios. - No puede hacerse una idea -replicó serenamente a las palabras de Absinthe-. Igualmente un placer, señorita Malfoy -le besó la mano, sin apartar los ojos de los celestes de ella-. No dudo, al llamarla señorita y no señora. Conocía lo suficiente de la naturaleza femenina, como para saber que no se había equivocado. Ningún anillo de desposada, la lentitud de sus suaves maneras, la sensual cadencia en la voz, pocas joyas, un atuendo seductor y la ligereza en el movimiento de los hombros. Las mujeres casadas parecían cargar un peso adicional en la espalda. Probablemente, si alguna vez estuvo casada, no duró mucho tiempo y apostaría a que nunca había tenido hijos propios. Alfred conocía más de las mujeres de lo que le hubiera gustado saber. Se volvió a una señal de Absinthe para saludar a Katara, su otra visitante, a quien la Malfoy presentaba%
  20. La mañana era hermosa. Una de aquellas raras mañanas de otoño en las que el viento, la lluvia y el incipiente frio desaparecían, de pronto y sin previo aviso, para dar paso a un sol espléndido y majestuoso que avivaba las tonalidades doradas, rojizas y ocres de la estación otoñal, confiriéndo a aquel paraje montañoso una belleza iniguable. Los rayos de sol iluminaban el cercado en donde pastaban algunos de los caballos alados. Un hombre joven y de aspecto indómito cepillaba a un hermoso ejemplar de granian que, a cualquiera que entendiera un poco de alados, le habría parecido tan obstinado como el joven que en aquellos momentos se ocupaba de él. - Venga, Nashir, estate quieto -apremió el joven, acariciando el suave lomo del granian, de color pardo rojizo-. Ya falta poco -hablaba en susurros- ¿ves? una cepillada más y estarás listo. Nashir, el granian, agitó la cabeza arriba y abajo y coceó en el suelo, en un gesto displicente. No le gustaba que lo arreglaran en el cercado, a la vista de los demás alados. Particularmente se molestaba cuando los Thestrals estaban presentes, pues estos no disimulaban su regocijo al ver cómo el granian tenía que ser cepillado como cualquier otro caballo alado. Nashir era un pura sangre que había ganado numerosos premios y carreras. No le gustaba, en absoluto, mostrarse al mismo nivel que cualquier otro caballo, con las mismas necesidades de ser lavado y cepillado que cualquier otro equino. Alfred, el joven de cabello rubio que sujetaba en una coleta, miró al granian severamente. Sabía que lograría calmarlo. Cierto que el encargado del Parque conocía lo suficientemente bien a sus caballos alados, como para no haberse atrevido a cepillar al granian en el cercado, si hubieran estado los tres thestrals presentes en aquella ocasión. Afortunadamente, sólo Anauel, el más tranquilo y menos jocoso de los tres, se encontraba allí. Aún así, Nashir no se confiaba mucho. sabía que Anauel no lo molestaría, pero no le cabía duda de que se reiría con sus dos hermanos en cuanto pudiera contárselo. - ¡Cabezota! -Exclamó Alfred, esta vez, sujetando a Nashir fuertemente de las riendas, hasta que éste inclinó la cabeza y cesó en sus intentos de romper el suelo a coces. - Eres tan presumido y caprichoso como tu dueña. Maldita Mackenzie. Alfred todavía se preguntaba porqué había accedido a dirigir High Flights. Cierto que aquel Parque Natural de Alados era su vida. Llevaba allí tantos años como podía recordar y, naturalmente, que habría sentido tener que marcharse para no ver la atrocidad que la Malfoy pretendia hacerle a aquel paraje natural. Pero lo habría hecho. Unas risas a su espalda le hicieron girar la cabeza. Unos niños muy pequeños, casi unos bebés, aunque hablaban y corrían perfectamente, acababan de llegar al parque. Iban acompañados de dos brujas que Alfred no conocía, a pesar de que la alta de cabello blanco y ojos celestes le resultaba vagamente familiar. La otra era de mediana estatura y su cabello castaño hacía juego con unos chispeantes ojos cafés. No creía haberla visto nunca. Alfred movió la cabeza a un lado y a otro en señal de disconformidad. Dentro de poco tendrían ponies para entretener a los niños. Aquello se iba a convertir en un jardín de infancia, además de en un avispero de turistas inexpertos, más preocupados por hacerse la foto montados en un Abraxan que por entender la maravillosa naturaleza de aquellas criaturas. Le habían preguntado a Turku por Mackenzie, pero ésta se encontraba atendiendo al agente de los WIB. Quizás fuesen conocidos de ella, a juzgar por los retazos de conversación que, involuntariamente, habían llegado a sus oídos. Alfred suspiró, resignado, mientras dejaba al granian y acudía a recibir a las recien llegadas. - Hola, soy Alfred, el encargado del Parque - se quitó uno de los guantes de monta y le estrechó la mano, alternativamente, a ambas jóvenes. No sonreía, pero sus ojos azules mostraban un brillo cálido y acogedor. - ¿En qué puedo ayudarlas? Tal vez, algún día, volvería a escapar de Mackenzie, como ya lo hiciera antaño. Pero de momento, allí estaba, prendido en la red de aquella bruja mañosa.
  21. Qué genial!!! Ya tengo 3 afiliados wiiii Por supuesto, todos aceptados. Me alegra que os haya gustado el Parque de caballitos. Bueh, hay que hablar con propiedad, en realidad es un parque natural de alados. Esto no ha hecho más que empezar XD Prepárate, Severus, me voy a tener que pasar la vida en tu departamento, jaja. Kata, te haré volar y prometo que te va a gustar. Abs, el especimen con coleta mola XD Ya actualicé la lista y nos vemos en el negocio.
  22. Sean conocía bien su trabajo. Su discurso era, sin duda alguna, muy elocuente. Cierto que la situación del mundo mágico era algo convulsa, aunque, sin duda alguna, más para unos que para otros. Le provocaba hilaridad escuchar la argumentación del agente y no podía por menos que reconocer el talento de aquellos que sabían sacar partido de aquellos tiempos complicados, aún cuando fuesen las mismas mentes talentosas las que agitaban los vientos del caos para justificar, después, la necesidad de un refugio seguro. Ella que sabía lo que había estado haciendo su padre el tiempo que duró su secuestro, casi no pudo disimular una sonrisa de socarronería, cuando Sean comentó el suceso. - Supongo que no duda de la efectividad de la seguridad ministerial - Mackenzie enarcó una ceja mirando inquisitivamente a Sean-. No, ya me supongo que no. La joven sonrió al mago y se levantó de su butaca para servirse una taza del te del servicio que reposaba sobre una mesita baja de alabastro, que a juzgar por su forma y sus relieves de escenas de caza, probablemente habría sido adquirida por Alfred a algún montañés de la Cabilia argelina. - Quizás le apetezca una taza de te, - comentó la Malfoy, añadiendo casi a continuación-, ciertamente, ya no hay intocables, nadie está seguro en estos tiempos. El Ministerio gasta una fortuna en seguridad, no le quepa duda, pero poco puede hacer ante la proliferación de actos vandálicos como los que se ven hoy en día. ¿Sabía que no hace mucho intentaron secuestrar a un elfo? ¡A un elfo! ¡Por las barbas de Merlín, ya ni los elfos están a salvo! El recuerdo de aquel suceso sirvió para que su gesto se tornara preocupado y enfadado a un tiempo, sin que tuviera que hacer esfuerzos suplementarios por disimular. Aquello la enfurecía mucho más si daba crédito a algunos rumores que corrían por ahí y señalaban a su futuro ex esposo como uno de los principales instigadores de aquella tropelía, por supuesto, mucho más censurable si se tenía en cuenta que el elfo que habían intentado secuestrar era el mismísimo elfo personal del Ministro de Magia. Sean continuó hablando, explicando los términos del servicio que ofrecían los WIB. A Mackenzie le agradó comprobar que la seguridad que ofrecían era muy completa y le interesaron sobremanera los incentivos de propaganda con los que la Agencia complementaba sus servicios de seguridad. - Creo que me interesará ver ese contrato -anunció la Malfoy tratando de no sonar excesivamente interesada-. Supongo que no pretenderán cobrar mucho a un negocio que se acaba de iniciar. Ya sabe, los comienzos siempre son difíciles y los galeones no nacen de debajo de las piedras. Mackenzie hizo una pausa, mientras el agente buscaba el contrato. Unas risas procedentes del exterior, le hicieron girar la vista hacia la ventana entreabierta. Se llevó una mano a la boca, conteniendo un gesto de sorpresa, cuando descubrió que las risas procedían de sus propios hijos. ¡Estaban allí! Katara los había traído. Y no sólo estaban los niños y Katara, también su tía Absinthe estaba con ellos. ¡Hacía siglos que no veía a Absinthe! Recordaba lo que Katara le había contado acerca de Marius, no sabía si ella lo recordaría ahora, después del proceso de desmemorización al que muy seguramente habría sido sometida. Nunca se sabía qué recuerdos quedarían a salvo de efectos colaterales. Miró de nuevo hacia Sean, que ahora ya tenía el contrato en la mano. De momento, tenía que preocuparse por el tema de la seguridad, seguro que Katara y Absinthe habían venido con tiempo para quedarse unos días. Al menos, eso era lo que esperaba. - Si voy a depender de su agencia para la seguridad de mi negocio, creo que tal vez deberíamos empezar a tutearnos, ¿no cree? - Esta vez la sonrisa de Mackenzie fue abierta y sincera. Tal vez fuese la alegría de volver a ver a sus hijos o que le pareció que el agente rebajaría el precio si se mostraba simpática. En cualquier caso, le había caído bien aquel mago de discurso elocuente. Esperaba verlo más por allí. - ¿Cuántos agentes asignarán a la protección de un lugar tan grande como este Parque? Espero que los servicios de alarma funcionen adecuadamente y te estaría muy agradecida si me hablaras de esos incentivos de propaganda. Hacía un día estupendo. El sol brillaba en el exterior y casi se agradecía la suave brisa, a pesar de encontrarse ya bien entrado el otoño. Era un día genial para enseñar a los niños a cabalgar. Tal vez Sean quisiera acompañarlos, una vez que hubiese terminado su trabajo. OFF Perdón por el retraso en contestar, Sean. Me tomé unas pequeñitas vacaciones, que supieron a poco t.t Chicas, genial que os hayáis pasado. Y gracias por afiliaros, luego me paso a actualizar aquello.
  23. Asintió levemente con la cabeza en señal de haber reconocido la insignia de los WIB e hizó un gesto de la mano para indicarle que prosiguiera, a la vez que se apoyaba la espalda en el cómodo sillón y cruzaba las piernas, adoptando una postura informal. Mientras el agente de los WIB hablaba, la Malfoy observaba escrutadoramente al mago que se había presentado como Sean Linmer. Sus gestos delataban cierto nerviosismo, si bien sus palabras le indicaron a la bruja que no era un agente novato. Tal vez le impresionara el hecho de encontrarse ante la primogénita del Ministro de Magia o, quizás, su cargo en el Wizengamot. - Un agente de los Wizards in Black llegó hace un rato, aunque no pude atenderle yo misma, por encontrarme en aquel momento con una visita. No sé quién era, no dio su nombre en la recepción. De todos modos, si le interesa, puedo preguntarle a Alfred cuando regrese. - Mackenzie hizo una leve pausa, antes de continuar. - En cualquier caso, según me ha dejado indicado Alfred, ocurrió una urgencia y no pudo llegar a hablar con su colega. Le pareció que el agente se relajaba un poco. Incluso, sus ojos llegaron a chispear, como si ocultaran una sonrisa. A Mackenzie le dio la sensación de que al mago no le hubiera gustado nada que otro le pisara aquel contrato. ¿De verdad iba a firmar con ellos? Ahora fue ella la que tuvo que morderse el labio para no sonreir, al imaginar la cara que pondrían sus padres si les decía que no había firmado un contrato de protección. - No se preocupe, que no va a ser repititivo -continuó la joven-. Aunque me gustaría que me explicara bien los términos del servicio que ofrecen. Sonrió afablemente a Sean. Pero sus ojos estaban incendiados de un brillo malicioso. Después de todo, tampoco tenía que ponerselo tan fácil. Mejor dejarlo que dudara un poco e hiciese bien su trabajo.
  24. La Malfoy asintió en silencio cuando Sagitas nombró que había estado en su boda. Le sorprendió que pareciera darse cuenta de pronto. - Otros tiempos ¿verdad? - No esperaba contestación. Sabía de sobras que aquel pasado no tenía nada que ver con el presente, para ninguna de las dos brujas. Sin embargo, el tiempo no parecía haberlas tratado mal, a ninguna de las dos. Durante un fugaz instante, tuvo la impresión de que Sagitas se llevaba distraídamente su mano al antebrazo, como tratando de calmar alguna molestia de la que no acabara de tomar conciencia. Le pareció raro. Siempre había creído que una vez que aquella marca desaparecía de tu brazo, no dejaba cicatriz alguna. Con ella, se iban todos los recuerdos que debían ser olvidados. Tras aquel breve inciso en la memoria de los muertos, la Potter Blue retomó la palabra. Lo que dijo acerca de su bufete de abogados y de su experiencia dejó muy satisfecha a la Malfoy. - Visitaré ese bufete y, descuida, te proporcionaré todas las pruebas que necesites para la demanda. - Aquello no iba a ser difícil. Afortunadamente, Mackenzie raras veces tiraba nada, aunque lo guardase en los más recónditos lugares para no volver a toparse con asuntos que no merecían su atención. - No creo que tarde mucho en hacer esa visita. No podía demorarse mucho, ciertamente. Con todos aquellos rumores que corrían de boca en boca, más le valía darse prisa en cerrar del todo aquella historia. - Me alegra mucho que vinieras, Sagitas. Estoy segura que esta es una magnífica oportunidad para ambas. Estamos en contacto - se despidió. Tomó la elegante tarjeta de visita que le ofrecía para que pudiera ubicar el bufete de abogados y observó como la bruja abandonaba la salita junto con Harpo, el elfo que la había acompañado. Apuró otra taza de te, antes de salir ella también de la estancia y encaminarse hacia la oficina de Alfred. Probablemente, el encargado ya habría terminado de atender a la persona que había acudido a visitarlos de parte de los Wizards in Black. Sin embargo, cuando abrió la puerta de la oficina de Alfred, ésta estaba vacía. Mackenzie miró en torno suyo con sorpresa, pues había esperado encontrar a Alfred allí. Justo en ese momento, la puerta de la oficina se abrió para dar paso a Martha, la recepcionista. - Alfred tuvo que ausentarse, al igual que el mago que vino a visitarlo. Me encargó que le dijera que no habían podido llegar a hablar, realmente. Mackenzie asintió, sentándose tras el escritorio. - Ha venido alguién más, señorita. Antes de que Martha pudiera presentar al recién llegado, la figura de un mago, que vestía un smoking negro, se dibujó en la puerta. La bruja hizo una señal a Martha para que se retirara y observó a su visitante. - Soy Mackenzie Malfoy. ¿En qué puedo ayudarle?
  25. Las palabras de Sagitas revoloteaban en los pensamientos de Mackenzie y daban alas a su imaginación. Tras aquella conversión, Mackenzie se sentía con el ánimo de quien se siente seguro de que no fracasará en sus metas. Aquella mujer le había abierto los ojos a nuevas oportunidades y estrategias de promoción que a ella no se le habían ocurrido antes. - Acepto tu oferta, Sagitas -sonrió, extendiendo la mano hacia la Potter Blue, en señal de querer cerrar el trato-. Creo que esta colaboración será muy buena para ambas. No había ninguna palabra de compromiso en lo que acababa de decir. Si Mackenzie había comenzado la conversación con prudencia y pies de plomo, tratando de evaluar en lo que se metía, tras el rato de charla con Sagitas, no sólo se había convencido de que no había nada que temer, sino de que aquella relación sería altamente provechosa para el negocio. Si Sagitas era capaz de lograr aquel efecto en todas sus relaciones comerciales, Mackenzie tenía mucho que aprender de aquella mujer. Otro motivo más para colaborar con ella. - Me pasaré por El Fénix Aventurero para dejarte los anuncios gráficos para la publicidad -continuó Mackenzie-. También podríamos ver el contrato y hablar sobre lo del autobús. Mackenzie se dio cuenta de la facilidad que había tenido Sagitas para adaptarse a las necesidades de High Flights en cuanto a lo del autobús. Sin lugar a dudas, un indicio más de lo buena comerciante que era. Lástima que no se hubiera presentado a las elecciones al Concilio de Mercaderes. Su visión de los negocios habría sido invaluable en aquella representación de comerciantes. - Hay otro asunto que quería comentarte. -Mackenzie se lanzó en aquella dirección casi sin pensar. Si lo pensaba mucho, tal vez le faltara la resolución. - Verás, he oído que tienes una agencia de abogados -había que ir al grano- o que puedes ponerte en contacto con los mejores abogados de Ottery... Ya casi estaba hecho. ¿Porqué sentía una punzada de pena? No le debía nada a aquel mago que no se habia dignado ni a conocer a sus hijos y que llevaba causando problemas a su familia desde el momento en que se casaron. Tenía que proteger sus intereses y los de sus hijos. Sin duda alguna era lo que tenía que hacer. - Verás, el caso es que necesito un abogado. Un experto en temas civiles. Para un divorcio. - Ya estaba dicho. - Quiero legalizar la separación de mi esposo y proteger mis intereses y los de mis hijos. Oí que tu agencia de servicios "Mega Ayuda Sagitas", podría proporcionarme asesoramiento en ese caso. Incluso me dijeron que tu misma te habías encargado con éxito de algún caso difícil y que, incluso, participabas en algun despacho de abogados. Mackenzie se relajó un poco, si bien sabía que aquello sería solo el principio del revuelo que podría provocar. ¿Cómo reaccionaría Boss? Fuese como fuese, lo iba a hacer. Se divorciaría de él. - Espero que me digas si atenderías un caso de divorcio y cuando podrías recibirme para hablar esto con calma. Ya me dirás los papeles que tengo que buscar y dónde podríamos reunirnos, si estás interesada en el caso. Confiaba en que aquello no provocara una reacción vengativa por parte de su esposo. Sin embargo, tenía que estar preparada para esa posibilidad. Inevitablemente, eso le llevó a pensar en aquella agencia de seguridad a la que estaría atendiendo Alfred. Confiaba en su encargado y sabía que Alfred haría lo que tenía que hacer.

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