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La Hija de Las Tinieblas

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Mensajes publicados por La Hija de Las Tinieblas

  1. Deja mis arrugas en paz <OO< (xD)

     

    Decid la verdad. Esto lo haceis para que, cuando vuelve gente como yo, nos dé una especie de patatús y volvamos a la baticueva o algo parecido. Porque si se me hiciese en el momento que me encuentro con esto, una captura, en serio, más de uno se iba a descojonar de la risa.

     

    Os aburrís mucho, ¿no? xDD

     

    A ver, en serio, es magnífica la labor que habeis hecho... pero, leches... ya tengo una edad para andar procesando estas cosas.Yo soy del viejo rol, de esas cosas que a penas tenían normas y no tenías que pensar demasiado T_T Sí, no me gusta pensar demasiado u_u

     

    En fin xD Ya he drameado demasiado. Oh, extrañaba esto... xD

     

    En fin, vamos. Y lo de las medallas, ¿cómo va? ¿Qué es exactamente? (Se nota que no me he leído una gaitada, ¿no? xD) Y con el Ateneo y las habilidades, no entiendo bien. ¿Hay cursos? Pregunto, porque yo entrando en ese subforo, no veo nada, entonces no sé si es porque de momento no se implementa, o porque no hay suficientes alumnos.

     

    ¿Y cómo subo de nivel? ¿Posteando mucho? O_O

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  2. Hola, soy nueva y no me cosco de nada. Vale, no soy nueva, pero sigo sin coscarme de nada xD

     

    Me gustaría que me hablarais de la reforma esta como si fuera tonta, porque estoy leyendo algo de resetear, poderes que ya no tienes, poderes que te regalan en la Academia... pero yo nunca pasé por la Academia, entonces... ¿yo me quedo sin poderes? :cry:

     

    ¿Y también me quedo sin habilidades? T_T ¿Y cómo las aprendo, si no hay ni un post donde se puedan aprender? Dios, necesito una bolsa de cartón, me estresa esto ;OOO;

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  3. Yo estaba también inactiva, pero bueno, por la Marca aún puedo dar un pequeño empujón más.

     

    En fin, poco más. Que hace tiempo que no entraba y que quiero meterme de nuevo por aquí. No sé, activarme únicamente con la Marca. Lo demás... uff, me da mucha pereza. Pero en fin, poco más, que espero rellenar las dos líneas y bla, bla, bla, que os quiero mucho y que espero mejorar en los duelos y no sé qué más decir xDD

  4. Paprika Malfoy. Colegio Beauxtons. Equipo L'inconnu toujours

     

     

    Paprika resoplaba. Aún se preguntaba qué harían con ella tarde o temprano, dónde la meterían para destaparla. Porque por su cara bonita no estaba ahí, eso lo tenía claro.

     

    Habían logrado descubrir su escapada, a punto de salir pitando del castillo. Poco le había faltado para poder lograr salir de ahí. Amablemente, todo hay que decirlo, la habian invitado a regresar al salón y quedarse ahí hasta que la Directora del Colegio Beauxtons la recogió, tanto a ella como al resto de desconcertados que estaban esperando. En aquellos momentos de espera, Paprika intentó escapar dos veces más, pero las puertas estaban atrancadas. Aquello fustró más a la chica, que a punto estuvo de sacarse de la manga una crisis nerviosa. Pero no era muy dada a hacer espectáculos.

     

    Así que sin poder hacer mucho más, Paprika se instaló lo más cómodamente en aquel Colegio...

     

    - Colegio, quién me lo iba a decir - caviló Paprika sarcásticamente - A lo mejor realmente esto fue lo que provocó mi convocatoria: Mi subconsciente.

     

    Paprika nunca había ido al colegio, ni Muggle ni Mágico. Si hasta hacía 600 años atrás ni siquiera había sabido que era bruja. Todo lo que sabía de escritura se lo habían enseñado después de ser transformada, cuando a penas era una adolescente. Y la magia, siglos después. A veces, cuando se aburría, se entretenía observando a los chicos Muggles yendo al colegio, con sus padres y sus madres. Otras, en el Andén. Y siempre sentía esa punzada de envidia, celos.

     

    A ella también le hubiese gustado haber tenido ese tipo de vida.

     

    - Malditos pensamientos... - Murmuró, mientras se mordía el pulgar derecho - Si me hubiese ido a un psiquiatra a que me quitara las tonterías...

     

    Pero al final, hasta en el fondo se lo estaba pasando bien. Aún enseñándose poco, quedándose sobre todo en su habitación, había hecho algunas amistades, e incluso al final, se había metido en un equipo. ¡Ella, poco dada a relacionarse a la gente! Su carácter seguía haciendo chocar a la gente, pero parecía que su grupo se lo aguantaba. Qué chicas más raras... pareciera que el destino se había querido mofar de ella al encadenarlas con Adrianne Aloïs, Gyvraine, y Victorie.

     

    En aquellos instantes estaban entusiasmadas, locas, como si aquello lo hubiesen estado deseando toda la vida. Paprika no, Paprika no había deseado aquello. Nunca. Aún había pasado poco desde su transformación, desde que había dejado de ser aquella mujer. Era pronto para exponerse a aquello. Pero aún así, mostraba entusiasmo. Más le valía, si no quería llamar la atención. Tendría que simular que aquello le divertía tanto o más como el resto.

     

    Había mostrado mucho interés en cómo llegar al Estadio. Locas ideas se le ocurrían. Aunque le estresase, simulaba que todo aquello le interesaba. O era eso, o empezar con preguntas raras. Así que con cansancio, se mostraba dócil.

     

    Al final habían votado por el carruaje. Cómodo y sencillo para no arrugar sus vestimentas ni acabar con los pelos de punta. Y más con Paprika, que aquel día, después de 1 semana con experimentos, había logrado que su pelambrera se quedase en sencillos rizos que cubrían todo su cabello, bien formados, con distintas tonalidades que cubrían su pelo: Negro, castaño, pelirrojo, rubio... Aquello, lo que componía el colorido de su cabeza, no había querido eliminarlo. No quería tampoco parecer algo artificial.

     

    Era la hora. Era el comienzo del Torneo. Paprika alisó la túnica que llevaba, lujosa, y del mismo color que el colegio. Quería al menos estar presentable.

     

    - Bien, estoy lista - Susurró Paprika a sus compañeras, sonriendo como si tuviese un dolor de muelas.

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  5. Paprika. Mazmorras. Dando el alta a Desireé Sophie Granger

     

    - Bien, ya sabes qué toca - Respondió Paprika en cuanto la paciente desperto, señalando las pociones - A beberlas y entonces sí, podrás irte de aquí volando.

     

    Esperó a que se bebiese los mejunjes que tenía en la mesilla para pasarle los papeles del alta. Uno de ellos se lo quedó la sanadora, que después archivaría en la carpeta de la paciente, el otro se lo quedó en la mano, a la espera de que la Mortífaga se bebiese lo que tenía que beber. En cuanto la paciente acabó de beberlas, Paprika se dedicó a examinarla atentamente, buscando alguna falla en el cuerpo de la mujer que se le hubiese escapada a la sanadora.

     

    - Bien, todo perfecto. Si acabaste de tomarte las pociones, puedes irte.

     

    Paprika esperaba que no hubiese más pacientes al menos durante un instante. Le apetecía salir un rato de San Mungo y distraerse un rato, o irse a su laboratorio secreto y experimentar un rato, o robar un Mortífago o experimentar con él... bueno, lo segundo era un poco complicado.

  6. Paprika. Mazmorras. Dando el alta a Hades Ragnarok y resucitando a Desireé Sophie Granger

     

    - Pues anda que yo... - Replicó Paprika cuando escuchó al Mortífago despierto - Y si aún fueses tú, estaría respirando tranquila, pero por lo que me han informado, venís el regimiento entero... ¿Qué estabais haciendo? ¿Jugar al tiro con arco con los pollos? Ah, y de nada, es mi deber.

     

    Le acercó las pociones que tenía en la mesilla. Sabía que era un trago que todo Mortífago quería dejar, pero la misión de Paprika era evitar que escapasen, y de paso, regodearse en la desgracia ajena. Bueno, más que desgracia, era diversión de ver las caras de los pobres infelices. Aunque en aquella ocasión Paprika a penas tenía tiempo para ello. Aún seguía un poco enfadada porque sabía que aquella noche no iba a tener tiempo ni siquiera para decir "Jesús", y menos para dormir...

     

    - En fin, toma el alta. Estaría más tiempo contigo, pero tus amigos vienen en forma de tsunami. Luego se quejan de que no hay sanadores, ¿pero es que no podeis venir de uno en uno?

     

    Y con una nube de mal humor en la cabeza, Paprika se dirigió al siguiente box, para curar a otro Mortífago o Mortífaga.

     

    **

    Paprika observó con atención a la chica. La conocía bien, de su época de Tinieblas. Pero Tinieblas estaba muerta, y ella era Paprika y no se conocían. Bueno, la paciente a ella no. No importaba, tenía que curarla. Antes de nada, y como siempre, la desnudó para revisar su estado y sus heridas. Para su "placer", estaba muerta.

     

    - Bueno, placer... - Paprika suspiró. Nunca podría experimentar con ningún Mortífago. Y dependía mucho de aquel trabajo para hacerlo.

     

    Las pociones estaban colocadas. Las enfermeras, siempre eficientes. Si no fuesen por ellas, Paprika estaría buscando las pociones de un lado a otro, y lo que se presentaba en aquel momento, aunque sencillo, necesitaba de unas cuantas de ellas, las suficientes para perder el tiempo si una no las tenía. Como siempre hacía con aquellas heridas provocadas por un Sectusempra, fue desinfectarlas con una poción de un azul pálido, claro. Humeaban un poco, y si la paciente hubiese estado despierta, hubiese chillado un poco, pero era necesario, si después no quería regresar a la zona neutral con una infección de sangre por no habérselas desinfectado.

     

    En cuanto acabó con la poción, cogió la loción que tenía al lado, la misma que usó con Hades para unir los profundos cortes. Poco a poco, uniendo músculo y piel, al cabo de un buen rato, los cortes estaban unidos. Entre corte y corte una sustancia sólida, transparente, sobresalía, como si hubiese utilizado silicona, o loctite. Eso, al cabo de unos días, lo acabaría absorviendo el cuerpo.

     

    - En fin, ahora queda despertar a nuestra bella durmiente.

     

    Al igual que con Hades, utilizó unas bolas eléctricas que acumulaba en su varita y que expulsaba hacia el pecho de la paciente, donde tenía el corazón. Lo hizo varias veces, como si usara un aparato muggle de reanimación, hasta que el órgano empezó a latir. A partir de ahí tenía que esperar a que la paciente decidiese despertar, o no. Para no aburrirse, colocó las pociones reponedora de sangre y revitalizadora en la mesilla de la paciente, empezó a rellenar papeles y a rezar que el goteo de pacientes acabase pronto.

  7. Paprika. Mazmorras. Resucitando a Hades Ragnarok

     

    Hacía poco de su último paciente. A Paprika a penas le había dado tiempo a descansar, o más concretamente, a sentarse en un mullido sillón de la sala de descanso. Inmediatamanete, una enfermera le había avisado que un grupo de Mortífagos en cualquier momento iban a hacer aparición en las camillas. Paprika ante aquella advertencia bufó. No era de su agrado tener que multiplicarse por 20 y curar a Mortífagos que tenían el placer de hacerse matar. Y más cuando en aquellos momentos había escasez de Sanadores. ¡Qué oportuno!

     

    Todos esos pensamientos ocupaban su mente, como moscas zumbando, cuando apareció el primer Mortífago. Inmediatamente la sanadora, apartando el enfado de su cabeza, se desplazó al box donde el paciente estaba esperando, muerto. Al menos estaba muerto, aunque a Paprika eso no le servía de nada. Si efectuaba algún paso en falso, luego las responsabilidades caían sobre ella.

     

    - Bueno, podría aprovechar el momento de confusión, y...

     

    Pero aquella frase se rompió en cuanto se puso manos a la obra. Como siempre, la sanadora desnudó al paciente, para poder efectuarle un escaner general, sin la molestia de la vestimenta. Varias hemorragias internas ocupaban el cuerpo del vampiro, que tenía pinta de haber estado en clara inefioridad numérica en el momento de su muerte. Algún hueso roto, desgarros en la piel y poco más.

     

    La hechicera primeramente se encargó de los huesos. Los colocó suavemente en su sitio, observando atentamente, con la varita, que los huesos estuviesen unidos en el momento de efectuar el hechizo. Mal colocados, y el paciente padecería de dolores. En cuanto se aseguró de ello, efectuó un conjuro que durante una hora o menos, estaría reconstruyendo la rotura de los huesos rotos. Luego se encargó de las hemorragias, que empezó a tratar con unas pociones con un leve parecido a agua encharcada. Cuando acabó de dárselas, empezó a masajear el cuerpo del paciente, para que la poción se fuese extendiendo por todo el cuerpo.

     

    Por último, curó los desgarros de la piel del paciente, desinfectándolos con una poción azul pálido, y posteriormente, utilizando una crema transparente que se solidificaba en cuanto entraba en contacto con la piel abierta del paciente, como una especie de pegamento, cerrando así las heridas del paciente.

     

    Al cabo de un par de horas el paciente estaba casi nuevo. Utilizó varios Episkeys para cerrar las heridas más leves, revisionó que no hubiese nada grave en el cuerpo del muerto, que todo estuviese arreglado, y en cuanto lo comprobó, empezó a resucitarlo. Para aquella ocasión emuló con la varita el efecto de la máquina de reanimación muggle: Dejó en contacto su varita con la piel del paciente. Pronunciando unas leves palabras, la varita empezó a acumular electricidad. En cuanto se formó una pequeña bola, la sanadora la empujó al corazón del paciente. Aquello lo repitió varias veces hasta que el corazón del Mortífago empezó a latir.

     

    Ahora faltaba que el paciente despertase. Aún así, Paprika empezó a colocar las dos pociones: La reponedora de sangre y la revitalizadora, y a completar el papeleo del alta, para así tener todo listo y largar al Mortífago rápidamente a casa.

  8. Paprika. Mazmorras. Dando el alta a Anne K. Gaunt Haughton

     

    - ¿Te refieres a esto? - Mientras preguntaba, movía con indiferencia la ropa de la paciente.

     

    Normalmente no solía conservar la ropa, más bien la hacía desaparecer, sabe dios a dónde, pero en aquella ocasión su instinto le había avisado que si hacía eso, iba acabar mal. Por una vez agradecía el hacerle caso a su instinto.

     

    - Bueno, te la daré... - Paprika sonrió, como si fuese una gata con un gran ratón entre las manos - ... en cuanto te tomes las pociones.

     

    Sabía que la Mortífaga no podría negarse a aquello, y aunque quisiera, si se negara, además de quedarse sin ropa, no podría salir de ahí, así que le convenía hacer caso a la sanadora. Mientras la paciente se tomaba las pociones, aprovechando ese momento, Paprika rellenó los papeles. Como siempre, uno de ellos se guardó en la carpeta de la paciente, y el otro se lo entregó a la paciente.

     

    - Jugaría un poco más contigo y te obligaría a pedirme las gracias - Paprika jugueteó un poco más con el alta y la ropa de la paciente - Pero sería un poco cruel de mi parte. Aquí tienes todo. Que no te vea aquí en mucho tiempo.

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  9. Paprika. Mazmorras. Resucitando a Anne K. Gaunt Haughton

     

    De nuevo Paprika se había quedado dormida. La habían zarandeado para despertarla. Era lo que pasaba cuando te pasabas la noche leyendo un libro sobre el linaje de los magos ilustres que habían muerto hacía siglos: Que luego los datos entre nacimientos y muertes de cantaban una nana. Rápidamente se puso la bata mientras se atusaba como podía el pelo leónido.

     

    Por los pasillos se veía actividad, pareciera que había habido baile en el transcurso de su sueño. Aquello hizo sentir un poco culpable a la sanadora. Mientras los demás sanadores se despellejaban, ella se dedicaba a dormir la mona, o a leer historias que a nadie le interesaba (bueno, sí, era interesante leer vidas sobre gente de su edad, desde un punto de vista "actual"). Pero en cuanto llegó al box y comprobó que la paciente estaba muerta, todo en lo que estaba pensando, se le fue de la cabeza.

     

    - Jo, ¿por qué nunca me avisan de lo divertido? - Refunfuño Paprika, aunque tenía los ojos brillantes de la emoción - Si lo hubiese sabido tendría preparado el destornillador.

     

    Lo último lo decía de broma, pero es verdad que los muertos eran más interesantes que los vivos, aunque vigilada como estaba, no podía hacer mucho. Aún había muchos misterios de su cambio que no sabía, y que inspeccionando en especímenes muertos que no podían ser resucitados, no podía descubrir. Los Mortífagos muertos sí podían darle una respuesta, pero... tal como estaba ella, poco podía hacer.

     

    - En fin, Serafín, vamos a empezar con la chica, o nos dan las uvas - Murmuró la sanadora, empezando con lo más sencillo de todo: Desnudar a la paciente. Sabía que no era lo más comodo para los pacientes, pero no podía saber del alcance de sus heridas si estaban tapados.

     

    Lo siguiente que hizo fue usar su varita para observar, como si fuese una especie de escáner, el cuerpo entero de la paciente. Inmediatamente encontró varias hemorragias que seguramente fuesen la causa de la muerte de la paciente. Sin pararse, cogió una poción verduzca, como si fuese lodo, y abrió suavemente la boca de la paciente para poder administrarle la medicina. Posteriormente, donde estaban las hemorragias, colocó la varita y administró pequeñas descargas eléctricas, que junto a la poción, desharían la sangre encharcada y cerraría tanto arterias y venas rotas. En cuanto acabó, administró pequeñas cantidades de crema, de un color negruzco, en las heridas más profundas, desgarros y demases, y apretó la piel hasta que se sintió segura de que músculos y piel se habían adherido entre sí limpiamente.

     

    El último paso, como siempre, fueron varios Episkeys, que dejaron a la herida, aunque muerta, como nueva. Ahora solo faltaría resucitarla, y aquello fueron unos cinco minutos, con el hechizo de siempre, el que se encargaba de encadenar a los espíritus de nuevo a su cuerpo. A penas cerró los ojos para hacerlo. Ya estaba familiarizada con él, y cada vez le costaba menos encontrar los espíritus de los muertos.

     

    Ahora faltaba esperar que la paciente despertase. Paprika, sabiendo que muchos tenían prisa por marcharse, ya preparó las pociones restauradora de sangre y la revitalizadora, por si acaso su paciente era igual, y tenía ansia por beberlas.

     

     

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  10. Paprika dando el alta a Radamantys

     

    - No, no hay otra manera - Replicó Paprika sonriendo, mientras le echaba un vistazo a las heridas cerradas, de las cuales solo quedaba una marca rojiza, al igual que las quemaduras - Si os diésemos una poción con buen sabor, seguramente vendriais a oleadas a querer que os curásemos por cualquier corte que os hiciesen los pollos. Y eso es lo que queremos impedir.

     

    Parecía que el paciente estaba perfecto, sobre todo después de tomarse las pociones. A Paprika aquel momento le gustaba más: Despachar a los pacientes, no estar con ellos las 24 horas del día. Qué suerte había tenido el no ser una enfermera o médica muggle, hubiese acabado medio loca de estar tan encima de los heridos. Bueno, ser sanadora tampoco era una ganga. El dormir poco no se lo quitaba nadie.

     

    Mientras tenía esos pensamientos en la cabeza, fue a la mesilla donde estaba la carpeta con la información del herido. Con la lengua entre los dientes, concentrada, fue rellenando los datos del paciente con rapidez, parándose muy de vez en cuando para consultar alguna cosa que se le olvidaba, o no estaba segura de si era correcto. Acabó de rellenarlos y uno de aquellos papeles fue a parar a la carpeta con los datos del Mortífago, para futuras curas, y el otro se lo dio al Mortífago en cuanto regresó al sitio donde él estaba.

     

    - Bien, aquí tienes tu tesoro. Y cuidate mejor la espalda, porque a lo mejor un día nos da la locura y hacemos las pociones de peor sabor.

  11. Paprika Malfoy

     

    Paprika tenía la habilidad para estar en el sitio y momento equivocado. Desde que era Paprika era así. Seguramente así era porque intentaba escapar de los problemas, huir de ellos, o intentar que no le afectasen, pero aquello era una pérdida de tiempo: Cuanto más huyeses de ellos, más te perseguían.

     

    Había ido a aquella Gala en calidad de Sanadora. Un trabajo rutinario; controlar que si alguien salía herido pudiese curarlo, o si un alérgico se emocionaba con esa comida que NO podía tomar, ella pudiese controlar la reacción... Vamos, lo normal.

     

    Bueno, lo acababa de ocurrir en ese sitio NO era normal.

     

    La Sanadora estaba en problemas. Si habían puesto su nombre en aquel Cáliz es que o sospechaban quién era realmente, y eso era malo, o porque sabían quién era realmente. Y eso era peor.

     

    Aquella situación la hizo estremecer inconscientemente. Mientras dejaba que la máquina que tenía en la cabeza, llamada cerebro, empezase a funcionar a toda marcha, insconscientemente empezó a mordisquear suavemente el labio superior de su boca.

     

    - Qué hago... qué hago...

     

    Todos los sentidos le decían que huyese, que obviase lo que había dicho aquel cacharro, y abandonase toda locura antes de que fuese demasiado tarde. Ahora podía hacerlo, era caos absoluto lo que había en aquella sala. No le debía lealtad a nadie y menos a aquel objeto.

     

    O también podía matarse e intentar una nueva regeneración. Si le había funcionado una primera vez, ¿por qué no una segunda? Era arriesgado, tentar demasiado a la suerte, pero no quería que la descubriesen. El descubrirla no era una opción que entrasen en sus planes.

     

    - Sí, eso es lo que haré... - Murmuró Paprika. Se había dado la vuelta e intentaba caminar entre la multitud - Por favor... paso, soy Sanadora.

     

    Tenía que escapar.

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  12. Paprika, abandonando a Siria, Anna y Mathías. Curando a Radamantys

     

    - Parece que sí, que hay trabajo. - Sonrió Paprika, mientras se recolocaba bien la bata - En fin, les dejo. Mentiría si dijese que ha sido entretenido estar aquí un rato, pero tampoco voy a decir que lo he pasado mal... En fin, dejémoslo a medias.

     

    Y dicho aquello dejó a los sanadores, llendo hacia el box donde estaba el paciente más próximo. No tardó mucho, a penas unos pasos. Ya una enfermera, un tanto impaciente, estaba esperándola para darle los datos del paciente. Cruzaron unas pocas palabras, simplemente para darle algunos detalles sobre el Mortífago encamado. Entre los detalles había una mala noticia: El Mortífago estaba vivo.

     

    - Puedo esperar a ver si fallece y entonces... - Pero la enfermera no la dejó acabar. No sin antes suspirar y poner los ojos en blanco, la dejó, mientras murmuraba algo de "quién habría sido la loca que la contrató" o algo similar.

     

    Paprika lanzó una fugaz sonrisa, recordando los primeros días en las Mazmorras, cuando intentaba escaquearse del trabajo y la perseguían para evitarlo. No habían sido malos tiempos, y se lo había pasado bien. Pero aquello había llegado a aburrirla, y ahora le apetecía de vez en cuando trabajar.

     

    Sí, muy de vez en cuando.

     

    Entró rápidamente en el box. Había perdido un tiempo precioso charlando con la enfermera y pensando en el pasado, y el paciente necesitaba urgentes curaciones. Por suerte (o desgracia la suya), el paciente seguía vivo. Era fuerte, así que Paprika para nada debía entretenerse. Por suerte lo que eran la medicación para curar al Mortífago, ya estaba colocado para ella.

     

    - Hola, hola... - Canturreó Paprika, con una sonrisa - Así que otra vez por aquí... y despierto. Lástima, no creo que esto te haga gracia que te desnude con los ojos abiertos. Pero puedes intentar cerrarlos.

     

    Inmediatamente, con un movimiento de varita, Paprika desnudó a Radamantys. Tenía que ver la gravedad de las heridas, que no pocas: Quemaduras, desgarros, cortes... Los pollos se habían ensañado bastante con él. La sanadora valoró qué primeramente tenía que curar. Decidió que lo que corría más urgencia eran las quemaduras.

     

    Con rapidez, llenó las quemaduras del paciente con una crema azulada, viscosa, como gelatina. Como la crema era también desinfectante, le vendría bien para las heridas del paciente. En cuanto acabó, esperó a que la crema fuese absorbida por la piel del paciente. Aquel proceso tardó unos 10 minutos, pero mientras, había aprovechado para ir preparando una solución nueva y que sustituiría lo engorroso de echarle barro a las heridas de los heridos.

     

    Las quemaduras habían desaparecido, solo quedaban unas marcas que pronto, en unos días, desaparecerían. Ahora le tocaba los tajos que tenía el paciente por el cuerpo. En aquella ocasión, para cerrar las heridas, quiso probar una solución negruzca, parecida al alquitrán. Cada vez que echaba un poco de aquella sustancia en las heridas, presionaba con los dedos la piel suelta, para que el colágeno se uniese a la piel y la juntase. Seguramente el paciente aquello lo sentiría como un pellizco, pero nada muy doloroso, ya que la sustancia tenía un pequeño anestesiante. Cuando acabó de cerrar todas las heridas con la solución, utilizó varios Episkeys, y de aquella manera las heridas acabaron de cerrarse por completo. No estaba mal.

     

    Cuando acabó, hizo una rápida revisión al cuerpo del paciente, para ver si había alguna herida tanto externta como interna, que se le había escapado.

     

    - En fin, creo que esto ya está... casi - Paprika sonrió, un poco macabramente - Ahora tocan esas pociones que tanto os gustan.

     

    Y con un poco de parsimonia, dejó las pociones revitalizante y reponedora de sangre para que el paciente las tomase.

     

     

     

     

  13. Paprika. Con Sira, Anna y Mathías

     

    - Era un chiste, mi querida Anna, ¿cómo voy a querer quemar las Mazmorras? - Paprika puso los ojos en blanco - Lo máximo que querré hacer es rostizar a los pacientes, y te pediré permiso para hacerlo.

     

    De repente una voz sarcástica y aborrecible entró en la sala. Paprika no tuvo necesidad de fijarse mucho para saber quién era. Mathías, con esa voz pausada, seca y monótona, era reconocible a más de 5 km a la redonda. No había ni siquiera que tener oído fino para saber que era él. Aunque parecía ser que el sanador sí tenía mal oído. Sorprendete aquel detalle, para ser lo que era.

     

    - Señor Mathías, yo no me cuestiono la normalidad de estas Mazmorras. - Replicó la sanadora, poniendo ojos de indiferencia - Directamente convivo con lo que hay. Aunque estoy de acuerdo con lo que dice la jefaza: Si tú eres la normalidad de este antro...

     

    No continuó, sabía que el vampiro la había entendido. Al poco rato llegó la aprendiz, Sira. Había escuchado lo último que había dicho, y no parecía muy contenta. Aquello a Paprika le hizo mucha gracia. Lo último que había dicho había sido una tontería, una payasada de su "locura". Pero podía aprovechar aquello para molestar un poco más la aprendiz.

     

    - Oh, lo siento, no me he expresado bien - Respondió la sanadora, encogiéndose de hombros - No me gusta que me roben los chistes, aunque la verdad, puedes quedarte con él. Era malo, y no pega con mi nivel.

     

    Con sus castaños ojos avellana, lanzó una vaga mirada a la aprendiz, como dándole entender que le daba igual lo que ella creyese o no creyese de Paprika.

     

  14. Paprika. Viendo como huye Sira y con Anna

    Paprika observó fijamente a la nueva. Debía ser aprendiz si aún no había metido las manos en algún cuerpo, y por lo que la sanadora recordaba, no la había visto en ningún momento por los boxes. Pero aquello Paprika tampoco podía confirmarlo, llevaba un tiempo sin pasarse por ahí y a lo mejor sí era sanadora, una sanadora que le habría salvado el culo de atender a algún paciente "indeseable".


    - Sí, hola... - Murmuró Paprika, mientras le daba la mano dubitativa.


    Según lo que estaba observando la sanadora, mientras la saludaba, la ¿aprendiz?, parecía un poco hiperactiva. Aunque aquello podía confundirse con nerviosismo, porque habló de algo de incendiar la sala, o eso parecía decir. Tenía pinta de querer hablar por hablar, o al menos de querer espantar los temores que llevaría dentro, de alguna manera. O eso, o que realmente era hiperactiva. Aquello a Paprika se la traía bastante al pairo.


    Por último, sin a ver a penas pasado a penas un minuto, escapó, murmurando algo de un sanador. Paprika siguió en silencio, sin saber que decir. Raras veces le pasaba aquello, pero aquella chica no le había dado tiempo a hablar, además que parecía... rara, como si realmente le preocupase algo.


    - ¿Nunca habrá un sanador normal en esta planta? - Soltó Anna, desconcertada. Nunca llegaría a acostumbrarse a la locura de las Mazmorras.

     

    Paprika no respondió a aquello inmediatamente, directamente le soltó, observándola con curiosidad.

     

    - ¿A esa chica le pasa algo? - Suspiró, mientras reordenaba sus ideas - Además, me ha robado el chiste de quemar las Mazmorras. Ya no me cae bien.

  15. Perdón, me dejé estar y cada vez me daba más pereza hacerlo ;OO;

     

    En fin, aquí está el trabajo hecho :3

     

    - Obscuro: Nada que agregar. La verdad es que es un hechizo bastante inútil para utilizar en un mago, porque simplemente con quitárselo ya está, no pierde acción alguna. Lo máximo en un animal, que puedes hacerle perder algo de tiempo, lo suficiente para o matarlo, o al menos dejarlo quieto unos segundos precioso. Pero yo no gastaría este hechizo en magos, no sirve para nada.

     

    - Incendio: Ya pueden estar bien colocados los libros, el mueble, o derivados, y aún así el hechizo creo que no ayudaría lo suficiente para poder dificultar la vista de tu contricante, ya que no estamos diciendo que sea una superllama, y en el caso de que uno quiera utilizarlo en un mueble, este tardará en arder un rato. Y en cuanto libros... tendrían que estar bien colocados. Si fuese una alfombra, a lo mejor, y tendría que ser grande para suponer un peligro.

     

    - Evanesco: Nada que objetar. De acuerdo en todo :3

     

    - Piertotum Locomotor (efecto): Veo un poco complicado hacer arder una estatua... la verdad. Excepto que esta sea de madera xD Por lo demás, todo de acuerdo, aunque agrego que la estatua, si es grande, es bastante complicado de explotar, sobre todo si eres un neutral o un mortífago de bajo nivel.

     

    - Fuego Púrpura: El problema de este hechizo es su límite de 7 metros, así que sí estás a 8 no te afecta el hechizo. Me imagino que afectará a todos los animales por igual, incluso al dragón, al no ser rayo. El único error que creo que existe, es que creo que el Desmaius no tiene límite de uso (al menos yo no he encontrado nada), pero sí el Fuego, así que es un poco tontería cambiar un Desamius por un Fuego Púrpura excepto que estés afectado por un hechizo que te deje muda.

     

    - Cyclone Maximus: Yo creo que para poder evitar este hechizo hay que aprovecharse el rol del fenixiano. Si no rolea bien, puedes decir que estabas a la derecha del hechizo y te libras de él. Pero bueno, tampoco estoy segura xD

     

    - Electroshock: Estoy de acuerdo con Darla, pero yo creo que este hechizo, si utilizas un Morphos con un animal o derivados, puedes evitarlo, haciendo que choque contra al animal, porque en ningún momento dice que pueda evitar los animales. Además, si dice que no persigue a la persona al que se le lanza el hechizo, eso quiere decir que si te mueves aunque sea un poco, se puede evitar. Pero tampoco sé xDDD

  16. Nombre del Personaje: Paprika Malfoy

    Sexo: Femenino

    Edad: Indefinida

    Nacionalidad: Desconocida

    Varita:
    Varita rígida, de 32 cm, con un extraño tono entre parduzco y grisaceo. Proviene de la madera de un roble milenario de Galicia, con el cuál Paprika, desde que tiene recuerdo, sintió una gran conexión. El núcelo de la varita es de un trozo de mechón de su alocada cabeza. Creyó que la mejor varita para ella, era aquella que tuviese de núcleo algo común con ella.

    Patronus: Un zorro rojo

    Colegio: Colegio Beauxbatons

    Aspecto Físico:

    No se distingue por ser una persona que destaque mucho; podrías pasar delante de ella y nada ni nadie evitaría pararte. No es que sea guapa, o fea… simplemente pasa desapercibida, como si temiese perturbar aquello que te entretuviera en aquel momento.

    Ojos algo ojerosos, de un castaño claro, tirando a dorado cuanto más se acerca uno a la pupila, sobre todo cuando la luz incide en ellos. Una mirada tranquila, aniñada, infantil, joven y vieja, curiosa, abierta y divertida, con cierta burla cuando se cruza con un desconocido, como si intentase provocarlo, como si una vez fuese descubierta quisiese que descubriesen que existe, que merece ser atendida. Algunos comparan su mirada con la mirada de un felino: Coqueto, majestuoso, alerta en todo momento, a punto de saltar en tu encuentro.

    En ocasiones esa mirada, sobre todo "enfadada", cambia. Pasa de ser una mirada ATP (Apta para todo el Público) a una mirada helada, despiadada, capaz de arrancarte el corazón sin contemplaciones. A veces ni siquiera enfadada, simplemente con el ángulo de luz adecuada se puede ver: Escondida, agazapada, esperando a por su víctima. Algunos que la ven, al ser tan breve ese momento, creen que pueda ser un espejismo. ¿Cómo tal persona, dulce y excéntrica a pares, pueda guardar tal mirada sacada de un cuento de Terror?

    De proporciones correctas, dentro de la media, lo único que "destaca" en ella es su altura (y no siempre). Hombros anchos, músculos firmes, piernas rectas y redondeadas… no es una persona flácida, pero tampoco de mucha fuerza. No entraría en el Top de Mujeres más deseable del Mundo Mágico si uno se pusiese a pensar en ella como algo "deseable". Lo único sensual y extraño en ella es su formar de caminar, de moverse y desplazarse; "Andar de Gato" dirían algunos que la viesen. Puede ser considerado extravagante o excitante; depende de cómo se mire.

    Su pelo es un matiz de muchos colores: Castaño, dorado, pelirrojo, negro… Depende de cómo la luz capte su pelo. Normalmente suele ser de un castaño rojizo oscuro, a veces negro en la oscuridad, a veces dorado en los días de Verano… Puede uno pensar que es un intento tras otro de encontrar el color perfecto con tintes Muggles. Incorrecto. Es natural: Extravagante como ella. Igual que la longitud de su pelo: No es largo, pero tampoco es corto; se podría decir que sobresale por todos los sitios; salvaje y dejado de la mano de Dios, con unos rizos por aquí y por allá y una revolución de pelos por el resto del cabello, como si una tormenta estuviese a punto de chocar con ellos.

    En cuanto su piel, destaca no por su palidez extrema, pero sí palidez, como si el mero contacto con el sol fuese un sacrilegio para ella, sobre todo en esa cansada cara; remarcan esas ojeras que no destacan, pero que si uno se fija bien… ahí están. Por suerte su cara está libre de pecas, a penas algún lunar que no molesta mucho.

    Por último, y no menos importante: Sus labios. Unos labios pequeños, achuchables y carnosos; apetitosos. Unos labios que solo cuando realmente sonríe divertida, feliz, solo en ese momento, cuando realmente es hermosa, cuando su cara se ilumina toda, como si dentro de ella existiese un tesoro,… es cuando destaca. No se da cuenta, pero todos sus rasgos se concentran, estallando en fuegos artificiales, aturdiendo a más de uno que la subestima.

    Cualidades Psicológicas:

    Algunos la califican como chiflada. Otros como genio. Lo que se puede decir sin lugar a dudas es que no deja a nadie indiferente. Sus comentarios salidos de la nada, de tono y de cualquier contexto en el momento en el cual esté, no dejan indiferente a nadie. Puede ser asquerosamente irónica, asquerosamente sincera, o asquerosamente mentirosa. Nunca sabes por dónde piensa salirte. Por eso, como se les dice a los niños pequeños cuando dicen un comentario salido de tono, (Y demasiado sincero para su interlocutor): No se le puede sacar de casa (Al menos literalmente no).

    Uno puede creer que es medio retrasada si se entretiene con sus preguntas, quedándose únicamente con ellas, siguiendo esa rama de su mente, dejándose arrastrar entre sus divagaciones, dejándola poner en modo filosófico; y es que le encanta divagar, contestar una pregunta con otra e irse por las ramas sin tener por qué. O puede ser demasiado directa si cree que el interlocutor es demasiado idi*** para su inteligencia. Una niña demasiado grande con cuerpo de mujer. O una anciana demasiado joven con cuerpo de mujer.

    También puede parecer locuaz, incluso melosa y cariñosa, sobre todo cuando uno le presenta alguna botella de Whisky del 943, o una buena cosecha de Tabaco recogida por los Elfos del Norte de Inglaterra. En ese momento tienes toda su atención, y puedes tener seguro que te contestará "sinceramente" (A su manera) a cualquier pregunta. Si no tienes algo que pueda enganchar su atención al menos cinco minutos, ten seguro que se dedicará a jugar contigo, como si de una marioneta del montón fueses.

    Puede hacerte creer que la conoces de toda la vida, o puedes saber sin duda alguna que nunca llegarás a conocer ni siquiera la superficie de su piel.

    Lo que pocas personas saben, y los pocos que lo saben no lo quieren volver a ver, es que si Paprika quiere ser cruel, lo será. En ese momento puedes apelar a tu familia, a tus amigos y a tu vida, que ella únicamente se reirá, a carcajada limpia, con esa mirada helada que traspasa tu corazón una y otra vez, y mil veces más. Cuesta creer, en esas ocasiones, que siendo tan joven (Al menos eso uno cree) puedan esos ojos acumular tanto asco por la vida, tanto cinismo y desprecio. En esos instantes, Paprika no es Paprika, es alguien total y completamente desconocido.

    Con esto no se quiere decir que sea bipolar, tenga desdoblamiento de personalidad, o dos personas estén dentro de ella. Simplemente… Es diferente.

    A veces actúa por conveniencia, otras porque quiere, y en ocasiones especiales porque quiere ser amable. Con Paprika uno no puede saber qué piensa o por qué lo piensa. Uno no puede saber si en realidad te aprecia, o simplemente se está burlando de ti. Lo deja "al gusto del consumidor" lo que pienses o no, o siquiera si piensas algo.


    Historia:

     

    Nadie puede precisar con exactitud quién es Paprika, de dónde es, cuándo nació y cómo acabó en el Mundo Mágico. Ciertamente hay que ser tonto para dudar que sea una excelente Bruja: Hechizos, Maldiciones, Conjuros… Nada se le resiste. La Comunidad Mágica le debe varios favores por su servicio, y varios Magos que no quisieron dejar constancia de su nombre en este informe, entre ellos altos cargos en el Ministerio de Magia, harían cualquier cosa por ayudarla,… si ella lo pidiese. Lo que se duda es si algo que haya contado o escrito sea verdad. Simplemente porque quien lo cuenta es… Paprika. Puede ser cierto… o no. Puede ser una verdad… o una mentira a medias. Nadie excepto ella la conoce.

    Jura y perjura que estudió en Hogwarts con el gran Dumbledore, aunque decía conocerlo de antes. Ha llegado a soltar, por ejemplo, que al menos durante su infancia, en verano, lo pasaba con él y los padres de este, junto a su loco hermano Aberforth y su dulce hermana Ariana. Y para demostrarlo suele contar con todo lujo de detalles anécdotas que supuestamente solo los tres hermanos podían saber. Pero como Aberforth está loco y no habla con nadie, y los dos restantes están muertos… Nadie sabe si es verdad o no. Lo único demostrable en esta versión es que en Hogwarts no ha habido nadie con un nombre tan extravagante llamada Paprika, eso por un lado; por el otro no hay ningún profesor (la mayoría muertos ya) o compañero de casa, que la recuerde. Los que siguen vivos hablan de un extraordinario Dumbledore que daba señales de lo alto que llegaría a ser, pero de Paprika… Ni recuerdos, ni registros, ni papeles. Nada. Ella simplemente lo excusa con una sonrisa y un: "Las polillas gente, las polillas. Siempre he opinado que deberíamos copiarles Internet a los Muggles: No nos pasarían estas cosas"

    Otras veces se cubre diciendo que realmente no aparece en esa lista porque en el tercer año de Hogwarts sus padres murieron, y que tuvo que marcharse con unos parientes hindús a la India. Otras veces dice que en realidad los parientes eran de Pakistán y otras de Japón. El sitio no es fijo. El acento también le ayuda en ello: Es tan extraño como indescifrable. La mayoría lo coloca como Irlandés, pero Paprika solo ladea un poco la cabeza y se ríe. Lo que se sabe fijo es que en las listas de Hogwarts aparecen tanto los alumnos que se graduaron ahí como los que no lo hicieron: Paprika no.

     

    Ha habido muchos rumores sobre ella. Algunos propagados por la misma Paprika, otros inventados por anónimos. Le gusta jugar con los rumores y hacer creer a la gente que es una loca chiflada por propia iniciativa, o una pobre perturbada enferma. Le resulta divertido. Rehuye de lo que son reuniones, multitudes, quedadas. No tiene un hogar fijo y sus 24 horas están dedicadas sobre todo en San Mungo, donde trabaja: "Dormir y destripar" es su lema.

     

    Cómo acabó en el Torneo es un misterio. No se explica. Se podría decir que estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado. También pudo ser algo que imperiosamente llamó su atención. O simplemente le pareció divertido. Sencillamente no se sabe, y Paprika en ningún momento lo explicó.



    Pertenencias:

     

    - Una pipa sencilla castaña, sin adorno alguno, con una boquilla alargada.

     

    - Una bolsita llena de tabaco de los Elfos del Norte.

  17. Mazmorras. Paprika. Yendo hacia Anna y Sira

     

    No había pacientes. Paprika había atendido algunos, pero los últimos habían sido atendidos por otro sanador. No había trabajo, y sabía que si se ponía a dormir, luego se despertaba con 20 años de más y sin tener idea de quién era, qué hacía ahí y por qué tenía pelos de loca. Bueno, lo último nunca se lo preguntaba. Una vez intentó peinarlos, al menos para que los rizos se quedaran en su sitio... Fue inútil. Al acabar pareciera que hubiese metido los dedos en un enchufe muggle.

     

    - En fin, veré si por la sala de descanso hay alguien, o aprovecho y me fumo un poco de tabaco, que eso de salir fuera...

     

    De repente escuchó unas voces. Dos femeninas. Venían de los laboratorios de las Mazmorras. A aquel sitio la sanadora a penas se aparecía. Prefería sus laboratorios clandestinos, donde nadie husmea en sus cosas, o le preguntan qué hace con tantos órganos humanos en formol. Pero estaba aburrida, y un poco de compañía no le venía mal.

     

    - ¿Molesto? - Preguntó Paprika en cuanto entró a los laboratorios, a penas asomando la cabeza.

  18. Mazmorras. Paprika. Dando el alta a Isaac Macnair

     

    Paprika lo ignoró por completo, como si no existiese. Se dedicó a rellener el papeleo mientras Isaac se dedicaba a aburrirla con sus quejas. En cuanto acabó, fijó sus castaños ojos en él, con lentitud, y bostezó, con mucho ruido, demostrando lo que le importaba su opinión.

     

    - Vamos, querido, si quisiera matarte bastaría con aumentar las dosis de arsénico en una de las pociones y parpadear inocentemente murmurando con voz queda y llorosa "Fue un accidente, fue un accidente". Pero bueno, mi misión no es asesinarte, aunque fuese lo más deseable del mundo...

     

    Mientras Isaac se iba quejando del peinado, fue pasándole las pociones revitalizante y reponedora de sangre, bostezando más y más ruidosamente. Aquello le estaba provocando un sueño bestial. En cuanto se marchase se iría a dormir a la sala de descanso. Y si regresaba él para ser curado se haría la muerta... o no, lo utilizaría de somnífero.

     

    - ¿Pero por qué te quejas, alma cándida? Por encima que te hago guapo... Y sí, las pociones te las tienes que tomar si te quieres marchar de aquí. Y tranquilo, yo estas no las he hecho, vienen de la zona de pociones, así que libres de Paprika o ingredientes "made Paprika".

     

    Le acercó los papeles.

     

    - Y en cuanto acabes recoges el alta. Te diría que te quedaras, así me cantabas una nana y acababa de dormirme, pero quién sabe qué me harías si me quedase dormida, así que prefiero que te largues - Terminó diciendo Paprika mientras se cruzaba de brazos - Y si por el camino te pierdes, echaré cohetes.

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  19. Mazmorras. Paprika. Curando a Isaac Macnair

     

    Había estado fuera durante un rato, descansando de sus quehaceres en las Mazmorras. Se había sentido un poco agotada, agobiada de tener que encargarse ella siempre de dos pacientes al mismo tiempo, de cargar con más de los que debería. Pero era su trabajo, y ya había estado mucho tiempo sin hacer nada. Ahora, por desgracia, le tocaba a ella. Era un precio que tenía que pagar para descubrir, poco a poco, lo ocurrido sobre ella. Porque Paprika quería saber qué le había ocurrido a su mente y cuerpo.

     

    - En fin, vamos a ver si hay algún paciente a mano - Pensó la sanadora mientras se volvía a colocar la bata sobre el cuerpo.

     

    No tuvo que esperar. Al instante, una enfermera reclamó sus atenciones, avisando que había un Mortífago que tenía que ser resucitado.

     

    - Mmmm... ¡Muertos, como a mí me gustan! - Exclamó Paprika, frotándose las manos.

     

    No tardó mucho en llegar al box. En cuanto descubrió quién era la persona a la que tenía que atender, la alegría de observar al muerto se le esfumó. El paciente le resultaba desagradablemente familiar a la sanadora. Más que resultarle familiar... desgraciadamente lo conocía. La tentación de meterlo en una caja y dejar que se pudriera, era muy fuerte, pero su deber como sanadora prevalecía por encima de lo demás. Mientras vencía la tentación de cortar el cuerpo en cachitos, fue recogiendo las pociones para curarlo.

     

    En cuanto tuvo las pociones, empezó la curación. Primero, con la varita, para comprobar que todo estaba correcto, fue pasándola por todo el cuerpo, como un escáner muggle. En cuanto vio los huesos rotos, entró en acción lo que era la primera poción, de un color blanquecino, brillante, como si tuviera luz propia dentro, y que hizo beber al paciente despacio. Cuando acabó con esta, cogió otra, de un color rosáceo, y que también dio lentamente al paciente, para eliminar posibles hemorragias internas causadas por algún hueso.

     

    - Si estuvieses vivo, la tentación de ahogarte con poción sería muuuuuy tentadora - discurrió Paprika, distraidamente, mientras dejaba caer la última gota de la poción en la boca del paciente.

     

    Por último utilizó varios Episkeys para curar las últimas heridas, las de la piel, y dejarlo igual que cuando estaba vivo, solo que aún estaba muerto. Eso lo solucionaba la sanadora en un plis, aunque... ¿Y si no lo hacía? Aún estaba a tiempo de tirarlo en una trituradora, o mandarlo al depósito de cadáveres alegando que era imposible resucitarlo.

     

    Al final acabó , no sin un suspiro de por medio, por resucitarlo y quitárselo de en medio ya.

     

    En aquella ocasión se decidió por una poción que llevaba contenida algunos rayos que había podido acumular hacía un tiempo en una solución mágica. Tenía la ventaja de que aquello resucitaba hasta los muertos de hace 1000 años. La desventaja... habia que decir que despertaría con el pelo de todo el cuerpo un poco de punta.

     

    - Bueno, amijo, no pasa nada, luego con un poco de gomina podrás pinchar a la gente - Aseveró Paprika en voz baja, mientras le daba de beber la última poción.

     

    En cuanto acabó esperó a que hiciera efecto y poder efectuar las otras atenciones. Por si acaso el Mortífago se despertaba con prisa, Paprika tenía ya preparadas en la mesilla de la camilla las pociones revitalizante y recontituyente de sangre. Ojalá hubiese sabido antes que aquel paciente iba a pasar por las Mazmorras. Hubiese preparado una poción extra de mal sabor para él en especial.

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  20. Hola!! Ya hubo alguien que hizo la misma pregunta que voy a hacer ahora, pero bueno, yo tengo una duda más concreta:

     

    Bien, en caso de que ya has formado el grupo, pero por mala suerte te haya tocado otra casa, no tengas posibilidad de cambiarla, y no tienes ganas de/no te apetece socializar con gente nueva. ¿Ocurre algo si decides que aunque te has registrado, no quieres al final participar en el torneo?

     

    Pues eso, es una duda que tengo y que me corroe n_n (Y bueno, para rellenar líneas, que agrego que el torneo muy chulo e interesante y... bueno, eso xD)

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  21. Agatha, me refería que si un pollo lanza proyección a un coche y yo lanzo un reducto al coche, ¿la explosión alcanzaría al pollo o a mí? Lo digo sobre todo por la velocidad, y eso.

    En fin, como siempre con retraso, pero bue, aquí estoy, siempre al límite hero:

    Neutrales

    - Bauleo -> Hechizo divertido. Al menos a mí me encantaba en mis tiempos mozos xD Supuestamente puedes meter objetos estáticos en un lugar, pero ahí deja abierto un abanico de posibilidades. Consigue que con unas piedras pequeñas puedas reventarle la nariz (y poder ahogarse en su sangre) o dejarle sin oidos a tu contrincante... Como no especifica qué objetos están permitidos y cuáles no, y si se puede efectuar en un ser vivo, se puede usar perfectamente en una persona.

    - Mobiliarbus -> Este hechizo sirve para mover árboles a dónde tu quieras. No sirve para matar a nadie, y tampoco para librarte de un hechizo mediante el tropiezo de tu contrincante (por lo de intercambio de daños, y eso), pero si roleas que tienes un árbol delante tuya y lo utilizas, al menos puedes utilizarlo para para algún que otro hechizo interesante. También está bien para aplastar a tu contrincante bajo el árbol, aunque aceptes el daño que pueda hacerte, pero al menos te encargas de que esté quieto xD

    - Engorgio -> Este hechizo engrandecedor me gusta porque, si tienes complejo con tu animal creado por Morphos, no tienes problema, porque lo engrandeces y listo. ¿Que quieres una serpiente con pinta de basilisco? No pasa nada, utilizas el hechizo y santas pascuas xD

    Mortífago (Como no quedó claro si solo se limitaba a los de mismo nivel o todos, y todos agarran el abanico de hechizos de todos los niveles, hago lo mismo \\*OOO*// xDD)

    - Anular -> Me sorprende que nadie lo haya nombrado, pero recordad el puñetero Aqueora y lo que toca las narices. Yo al menos, como MO, puedo anulárselo, y me quedo tan pancha. Sea Kinght, Demon o la madre del cordero. Los pollos lo utilizan muchísimo, y quitándoles eso, están indefensos.

    - Absorvere -> A mí este hechizo me parecería interesante si se lanzase dos veces a un mismo contrincante, me refiero, a las dos manos. Porque así, de esta forma, o tendría que pararlo, o quedarse manco. O una mano y una pierna... No sé, es algo que a lo mejor la persona en cuestión no toma demasiado en serio y luego se da cuenta tarde de su erro. O también en la garganta, sobre todo en el primer hechizo, donde si no se cura, se quedaría mudo para siempre.

    Fenixianos

    - Lusentium -> El hechizo el cual ganas con rol. Dices que te pones a 10 metros y puede el pollo ponerse rojo de desesperación que no te afecta. Eso sí, acuérdate siempre de moverte, porque si te pilla con esos "8 metros" te toca las narices quitándote la vista o el habla en dos turnos.

    - Tripio -> Bue, a mí me parece un hechizo un tanto chorra en los asaltos, pero no así en los duelos, en el cual como no lances una defensa fuerte, si te lo lanzan con Sectusempra, te fastidian al menos un buen rato. Para estas cosas mejor ponerse al pie de un Detritus o un Fortificum, porque sino... malo.

    Y eso es todo *-*

  22. Paprika Malfoy. Dando el alta a Radamantys

     

    Al poco rato el paciente despertó. Eso alegró mucho a Paprika. No había algo peor para ella que esperar a que los Mortífagos resucitados tardasen en despertar. La razón era que si no abrían los ojos, la sanadora tenía que estar pendiente de ellos, de que sus cuerpo no sufriese deshidratación alguna, que no sufriesen desnutrición, que siguesen su físico en buen estado... etc, ect, ect., con lo consiguiente de no poder descansar, o escaquearse, robar animales para experimentos, o esas cosas que ella tanto disfrutaba.

     

    - Buenos días, bello durmiente, tienes las pociones esperándote - Aseveró Paprika, mientras señalaba la mesilla donde estaban la poción revitalizante y reponedora de sangre - En cuanto te las tomes te doy el alta.

     

    Esperó a que el Mortífago se las tomase. Aprovechando aquella espera, la sanadora rellenó el alta, guardando uno de los papeles en la carpeta donde estaban los datos del paciente, y recogiendo el otro papel, la copia, para dárselo al Mortífago. Antes de dárselo, revisó que el paciente estuviese físicamente bien.

     

    - Perfecto - Confirmó Paprika cuando acabó de ver las heridas ya semicerradas del paciente - Todo bien, aquí tienes el alta. El cataplasma que te he puesto en la piel se soltará y desaparecerá en cuanto tus heridas estén totalmente sanadas, así que no te preocupes. Cuidate, y no te dejes atrapar por pollos al menos durante un tiempo.

     

  23. Siento el retraso, pero entre vagancia, enfermedad (más lo segundo que lo primero), pitos y flautas... En fin, dejo mis dudas y estoy aquí para reaprender todo *-*

     

    - Engorgio -> ¿Puedes decir que se le hincha la boca lo suficiente para no poder hablar? ¿Aún se puede usar para aumentar de tamaño una flecha de un disparo de flechas?

    - Furnunculus -> ¿Qué tanto puede incapacitar al oponente? ¿Lo suficiente para que no pueda ver o hablar? ¿Y si es así, en cuantos turnos tarda en que no pueda hablar?

    - Impedimenta -> ¿Qué animales grandes no afecta el Impedimenta?

    - Mobiliarbus -> ¿Si el tronco de un árbol está enfrente tuya suelto, utilizando el hechizo da tiempo a para un rayo?

    - Mobilicorpus-> ¿Se puede elevar a una persona para que caiga en picado después?

    - Oppugno -> Si un initié le lanza el hechizo a un animal de un líder, ¿cuánto tiempo lo aturde?

    - Reducto -> ¿Hasta qué tamaño puede reventar este hechizo?

    - Sonorus -> ¿Puede este hechizo aturdir a una persona de tal manera que quede medio KO durante unos instantes?

    - Imperius -> Sin lanzas un confundus y seguidamente un Imperius a un Knight, siendo tú MO, ¿puedes controlarlo?

    - Morphos -> ¿Qué puedes actualmente transformar con ropa? ¿Ranas y serpientes? xD ¿Puedes destruir una varita con un chizpurfle?

    - Fortificum -> ¿Puedes "esquivar" un rayo si solo tienes asomando la cabeza por la muralla?

    - Necrohand -> ¿Pueden dejar inconsciente a una persona?

    - Proyección Mágica -> ¿Puedes hacer volar a una persona si lanzas un reducto a un coche? Hablo sobre todo por la velocidad que pueda alcanzar el objeto en cuestión.

    - Kiorke -> ¿Qué exactamente hace este hechizo? ¿Cortar en pedacitos a los animales?

     

    Listo, estas son mis dudas n_n

     

    PD: Cillian, amo tu firma *______________*

  24. Paprika Malfoy. Resucitando y curando a Radamantys

     

    Paprika habia salido un rato a fumar un poco. No sabía por qué, después de tanto tiempo con aquel nuevo cuerpo, le venía ese ansia de fumar tabaco que cultivaban aquellos bichos con mala leche, los elfos del norte. Cuando era Tinieblas, nunca había encontrado el placer de aspirar aquel veneno con patas, aquel olor repulsivo que se colaba por la garganta. Pero como Paprika sentía la necesidad de fumarlo. Hasta se había visto obligada a trapichear un poco para obtener aquel cultivo tan valioso, porque si no era tabaco de aquella zona, a la sanadora se le atragantaba en los pulmones.

     

    Cuando regresó, después de un rato de haberse despejándo la cabeza, una de las enfermas vino hacia ella con aviso de un nuevo paciente para ser resucitado. Paprika refunfuñó un poco, pero fue inmediatamente a por él.

     

    - Si por cada paciente que resucitase me diesen un órgano suyo... Podría al menos reconstruir un nuevo cuerpo humano y experimentar con él - Murmuró la sanadora, mientras se atusaba un poco el cabello que se le iba loco por todos los lados y entraba en el box, donde se encontró el cuerpo del Mortífago.

     

    Paprika observó con ojo clínico al fiambre, aunque a simple vista, de esa manera, poco podía efectuar. Lo primero que hizo, y que siempre hacía, fue desnudarlo. Sabía que aquello causaba incomodidad en los Mortífagos, pero tenía que comprobar que no tuviesen ninguna herida oculta, ni nada por el estilo. Luego le abrió la boca, para ver que ningún veneno recorría sus venas. A simple vista no parecía que fuese así, pero por si acaso, con la varita cogió un poco de saliva del muerto y la analizó con un poco de poción. Nada de veneno.

     

    - Vamos a ver cuántos hechizos tienes en el cuerpo... - Susurró Paprika, mientras pasaba la varita como si fuese un escáner Muggle - Una, dos, tres, cuatro... Fiuuuu, pues sí que tienes unos cuantos.

     

    Echó un vistazo más por el cuerpo del Mortífago. Huesos bien, órganos bien... solo le faltaba un poco de sangre, pero esa era la última de las preocupaciones de Paprika. Tenía que eliminar el efecto de los hechizos. Para aquello, fue a una de las estanterías que ocupaba el box. Tenía suerte que las enfermeras siempre tuviesen bien abastecido y ordenado aquello, así que no le costó mucho encontrarlo. En cuanto lo encontró, lo cogió, junto a una cajita con unos polvos que había al lado. Echó un poco de aquellos polvitos en la poción y los dejó en su sitio. La poción, de color transparente pasó a tener un color violeta purpurina.

     

    En cuanto tuvo la mezcla, volvió a donde estaba el paciente, y abriéndole la boca con cuidado, se la fue introduciendo poco a poco hasta vaciarla toda en su cuerpo. Como la poción tardaría un rato en hacer efecto, ordenó a una enfermera que pasaba cerca del box que cogiera un paño y agua y fuese limpiando al paciente. En cuanto el paciente volvió a estar impoluto y sin sangre, Paprika fue a ver si los efectos de los hechizos habían sido eliminados por la poción: Sí, el Mortífago estaba limpio.

     

    Por último, antes de resucitarlo, le echó en los cortes más profundos la cataplasma típica que echaba siempre para aquellas heridas, aunque no sin antes desinfectarlas con la poción correspondiente. En cuanto acabó de llenar los cortes y endurecerlos con la varita y efectuar los Episkeys de rigor, para cerrar las heridas más superficiales, Paprika se arremangó la bata y cerró los ojos para efectuar el hechizo encadenante y así poder trar al paciente a la vida.

     

    Tardó un rato, entre atrapar el espíritu con las cadenas y engancharlo de nuevo a su cuerpo, pero cuando acabó, sonrió débilmente y cansada ante el trabajo bien hecho.

     

    - En fin, bello durmiente. Yo ya he hecho el trabajo, ahora te toca a ti despertar - Murmuró la sanadora.

     

    Mientras esperaba, iba colocando las pociones revitalizadora y restauradora de sangre para que el paciente, en cuanto despertase, se las tomase inmediatamente.

  25. Paprika

     

    Paprika estaba ya dentro. Ya era hora de hacer bailar a los pollitos el cha-cha-cha. Las arañas, obedientes, la seguían, pero por orden de Paprika, a un metro y medio, por si acaso un odefo le daba por controlarlas. Subió escaleras, y más escaleras, las piernas empezaban a fallarle, pero al final, la encontró. Había algún pollito más rodeándola, pero ella queriá a Aimé Westrong, quería comérsela con patatas.

     

    Lo primero que hizo fue mandar a las arañas, una a cada pierna, para que la picaran en cada lado, dos veces y que el veneno se extendiese por todo el cuerpo. Lo segundo que hizo fue apuntarle con la varita y gritar un hechizo.

     

    - ¡Incárcerus!

     

    Tres cuerdas fueron inmediatamente lanzadas cara la fenixianas, una a la boca, otra a las manos, pegadas a la cintura, para no poder moverlas. Luego volvió a apuntar y pronunció.

     

    - ¡Sectusempra!

     

    Esta vez tenía intención de poder vaciarla de sangre para poder hacer chulas con ella.

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