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Cillian Haughton

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Todo lo publicado por Cillian Haughton

  1. Louis~ Sonrió. Nunca había estado en un lugar como aquel o mejor dicho tenía demasiado tiempo sin mostrarse en público aunque bueno, decirlo así hacía todo bastante confuso. No hacía demasiado tiempo que se había hecho de la bóveda del Ryddleturn, pero ya era hora de comenzar a gastar poco a poco sus galeones. Buscó a algún dependiente con la mirada, el lugar parecía bastante concurrido. ¿Quién lo iba a pensar? ¿Louis de compras? Era para desternillarse de risa, por lo menos para sus conocidos en esa época. El verdadero Louis era completamente diferente, bastante lleno de vida. Maldijo el momento en que su vida se había cruzado con Cillian y Juliene. Cuando por fin encontró a alguien lo llamó con un toque en la espalda. - Disculpe... -Esperó a quién quiera que fuera se diera la vuelta-. Quisiera comprar esto -comentó al tiempo que mostraba un trozo de pergamino. ID: 30860 Nick: Cillian Nivel Mágico: VII Link a la Bóveda Trastero: -- Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: 101616 Fecha: 2015-02-07 Nombre del producto: Aethona. Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Criatura Catalogación: XX Puntos por unidad: 20 Precio: 1000 G Nombre del producto: Bowtruckle Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Criatuea Catalogación: XX Puntos por unidad: 20 Precio: 1000 G Precio total: 2000 G Total de Puntos: 40
  2. Buen día! En esta ocasión vengo acá para realizar un nuevo trámite,el añadir una nueva matriarca a la familia Ryddleturn, espero que los datos sean los correctos y si no es así sólo dejenmelo saber y modificaré lo necesario. Registro Familia Ryddleturn Mansión Familia Ryddleturn: http://www.harrylatino.org/index.php/topic/105730-mansion-de-la-familia-ryddleturn-mm-b-77616 Bóveda Familia Ryddleturn Y, a su vez, agregar a Caroline Ryddleturn al matriarcado. Ficha Bóveda Edite para modificar un link que había quedado mal.
  3. He dejado el post, lo que no sé es si debo traer el link pero como estoy desde el móvil se me complica un poco. Aún así si debo hacerlo, informame y lo traigo. Muchas gracias por la respuesta rápida, Valky.
  4. Buenas, modes. Vengo hoy con una petición, no sé si lo haré de la forma correcta por que me perdí un poco leyendo el topic principal, pero bueno. Vengo a presentar mis intenciones de reabrir y regularizar los trámites de la familia Ryddleturn. Tenía entendido que lo único que estaba pendiente era cambiar el iniciador del tema de registro, pero al estar cerrado no puedo darle procedimiento a ello como se supone que debe hacerse. Así que espero una respuesta sobre el como debo proceder desde aquí. Les adjunto el link al registro de la familia:http://www.harrylatino.org/index.php/topic/105619-familia-ryddleturn-mm/
  5. - No lo sé... -Mentía, sabía bien el porqué estaba ahí pero simplemente no sabía por dónde comenzar. Dejó escapar un resoplido lleno de rabia, recepción y demás; lo estaba perdiendo todo y lo que no, tenía que dejarlo por voluntad propia. Se acercó hasta el asiento contiguo al de la bruja y se dejó caer en él, acto seguido alargó su mano hasta el vaso que el dependiente acababa de dejar frente a él. - Quiero volver -susurró sin definir exactamente a donde, sabiendo que Tauro lo entendería. Pero también sabía que no era el momento, aún seguía perteneciendo al otro lado y ni siquiera había tenido la oportunidad de probarlo un poco. Sí lograba volver antes de lo que echaran, sabía bien que tenía que darle por lo menos una oportunidad. Llevó el vaso hasta sus labios y dio un pequeño sorbo, aquella noche no tenía intención de beber de más. - Necesito de tus consejos -soltó un par de segundos después-. Sé que no eres exactamente una amiga, pero no sabía a quién más acudir. He perdido Criaturas... He perdido la Ryddleturn -no quería creerlo, pero sabía bien que era una realidad y hasta que no pudiera volver de lleno lo seguiría siendo. ¿Consejos? Quizá no era la palabra adecuada, quizá debió haber utilizado alguna como misericordia.
  6. El Ryddleturn esperaba que los rumores fueran ciertos de verdad que lo esperaba. La verdad era que en una situación diferente nunca hubiera buscado aquella reunión, pero en aquel momento lo necesitaba. Necesitaba disculparse, necesitaba un par de frases hirientes dirigidas hacía él o algo por el estilo. Había perdido su puesto en el Ministerio, había perdido a su familia y seguro que poco tiempo le quedaba en la universidad y el bando, aunque lo último tampoco era que le importara demasiado; no había pasado tanto tiempo dentro como para sentirlo algo bueno. Suspiró, caminaba rápidamente hacia la taberna, no quería perderla. El clima dentro de la universidad siempre era un tanto inestable, pero aquella noche no era ni frío ni caluroso. Atravesó la puerta un par de segundos después de haber llegado y fue entonces cuando la vio, estaba justo en la barra, buscando algo más de beber. Se acercó un tanto temeroso, sabiendo que seguro ya se había percatado de su presencia. - Tanto tiempo, querida -murmuró apenas llegar a sus espaldas-. ¿No me invitas un trago? No se podía decir que fueran del agrado del uno del otro, no, eso nunca. Pero Cillian sentía que tenía algo que lo unía a ella más que a nadie y que aunque se odiaran sin más, siempre estarían el uno para el otro.
  7. Cillian estaba a punto de comenzar a explicarle a su madre sobre las leyes de Gamp cuando una más de las estudiantes llegó; Juve, quien estaba de nuevo en la clase. Cillian la dedicó una sonrisa y la invitó a sentarse mientras ella comentaba sobre el tema que los había pillado hablando. — Debo confesar que no sé que aspecto tiene ese lugar... —Confesó un tanto avergonzado—. Pero eso es lo que intentaremos averiguar en esta ocasión. Y tu ayuda nos vendrá de maravilla —Juve era la experta en el tema de los misterios—, pero tendremos que esperar un par de minutos más antes de partir, faltan aún dos más estudian... Sus palabras quedaron a media por que justo en ese momento el resonar de unos tacones rellenó el lugar, Cillian desvió su mirada hasta el lugar donde procedía y ahí estaba Galedra, si mal no estaba. Otra de las chicas que se había anotado al curso, ya sólo faltaría Mía y podrían partir a dónde sea que fueran. — Eh, una mascota interesante —comentó, intentado adivinar de que podría tratarse—. Y no te preocupes, los percances están siempre a la hora del día y no eres la última, falta alguien más todavía. Suspiró. — ¿Quieres sentarte? Estábamos hablando sobre lo que estudiaremos durante este curso, más bien será una investigación —aclaró—. Y justo antes de que llegaran estaba por explicarle a Lyra, mi madre, un poco sobre las leyedes de Gamp... ¿Las conocen? Esas que son cinco y nos limitan en el tema de crear de la nada la comida, el amor, la vida, el dinero y la información.
  8. Los demás se estaban retrasando y el tiempo con el que contra an iba disminuyendo poco a poco; Cillian no sabía bien cuánto llevaban esperando exactamente, pero seguro ya habían pasado por lo menos una hora desde el medio día. - Las cinco leyes de Gamp -aclaró-. Bastante útiles para no vivir en un Caos, ¿te imaginas qué sería el mundo sin ellas? Muchas cosas serían más fáciles, sí... Pero es mejor que existan. El mundo ya tenía bastantes problemas como para que todo mago contará también con esos poderes. No, lo mejor era continuar así. Una sonrisa se escapó de los labios del Ryddleturn cuando su madre insistió en el plato volador, hasta había convertido una piedra en el ave en cuestión y el plato no se hizo esperar demasiado. - ¿Quieres que lo intentemos de verdad? -Inquirió un tanto animado, seguro que era divertido-. ¿Cómo quieres que lo hagamos? Tenemos varias opciones -le recordó. Negó, aunque en realidad no sabia si estaba relacionado a ello. - Hablo más bien del lugar a dónde van todas las cosas que desaparecemos... Porque a algún lugar deben de ir, ¿no?
  9. — Quizá y eso último sea posible... —Comentó Cillian un poco pensativo. ¿Por qué no? Si los humanos podían convertirse en animales, los animales también podrían convertirse en humanos. Claro está, siempre con la ayuda de algún mago. Pero bueno, sería mejor responder a las preguntas de su madre antes de que las ideas se le mezclaran más en la cabeza. — Y bueno, que todas son una rama de las transformaciones en sí... La diferencia radica en el nivel de dificultad y el resultado que se quiere obtener de las mismas —Bien, teoría, nunca había sido bueno para la teoría pero lo intentaría—. Una conjuración sería lograr crear algo que no existe...Pero bueno, tiene sus límites, ya sabes que existen todas esas leyes y decretos mágicos que no podemos quebrantar. Tomó un poco de aire y continuó hablando... ¿Cuándo había aprendido todo aquello? Recordó su clase con la hija de Leah, pero no logró recordar su nombre en sí. — Y una conmutación es el lograr transformar dos objetos en uno sólo... Para un plato alado necesitaríamos un plato y algún tipo de ave —sonrió, sería bastante gracioso ver algo así—. Y en cuanto a una transformación a medias no es más que un error y es algo que deberíamos evitar siempre. Se acercó hasta los escalones de la entrada e invitó a su madre a sentarse a su lado. — Creo que si esperamos de pie nos cansaremos pronto —comentó—. Y también creo que deberíamos comenzar a hablar sobre lo que investigaremos durante este curso. ¿Has oído hablar del no ser?
  10. - No creo que rompamos nada... Quizá desaparezcan un par de cosas, pero prometo reponerlas -bromeó. Aunque en realidad no tenia pensado realizar la clase en los límites de la mansión, no quería crear ningún desperfecto en la misma... Le gustaba la quietud que tenia su hogar en esos momentos. - ¿Platos voladores? No debe ser imposible, pero sería un tanto complicado. Necesitariamos de una conmutación o una conjuración... O una transformación a medias -añadió, aunque en realidad lo ultimo no era una opción. ¿A dónde iremos? Era obvio que preguntarían, pero bueno, ya lo descubrirían entre todos. ¿Como podría llegarse al no ser? ¿Un traslador? ¿Una aparición? Ni idea. - EH, bueno... Eso de a dónde vamos lo descubriremos una vez que lleguen los demás, si es que no se retrasan demasiado.
  11. - ¿Cómo llegaremos hasta ahí? Cillian seguía enfrascado en sus pensamientos, sabía lo que quería lograr en su clase pero bien podía decirse que era algo imposible. Si bien no es que se tomara el tiempo necesario para hacer investigaciones, tampoco sabía de nadie que las hubiera hecho. Bajó las escaleras mientras trataba de imaginar como sería el no ser, ¿qué aspecto tendría? Podría ser cualquier cosa o no ser nada, simplemente hacer honor a su nombre. Y también podía existir la posibilidad de que si existía de verdad no estuviera siquiera en el planeta que habitaban. - Su madre a llegado, señor... -un pequeño elfo apareció de la nada. ¿Pero si había llegado ya por que esperaba fuera? Ella tenia permiso de aparecer en cualquier parte de la mansión, no cómo los demás que tendrían que aparecer diez metros más allá de los límites de la puerta principal. Le dedicó una sonrisa al elfo y le indicó que él se encargaría desde ahí. Podría decirse que Cillian estaba listo ya para cualquier aventura, ya que tenia en su bolsillo lo único que necesitaba; su varita. Se dirigió hasta la puerta y al cruzarla se encontró con su madre, no la había visto desde hacia semanas así que su primer instinto fue abrazarla. - Me alegro de que hayas llegado -comentó con una sonrisa en el rostro-, estoy seguro que los demás no deben de tardar... Haremos algo interesante, ya lo verás.
  12. - Más que míos son de todos. Podría decirse que un poco más del cincuenta por ciento de las criaturas que residían en la Reserva Mágica pertenecían a algún mago de Londres, algunos cuantos a extranjeros y el resto estaban ahí simplemente por que necesitaban un hogar. - Y yo tampoco -añadió al comentario de Sagitas, era Aleister quién se encargaba de cualquier detalle que tuviera que ver con los Dragones-. Y en cuanto al caballo, esperemos que no sea más que eso. Era bastante obvio que Sagitas estaba de su parte, pero el no querer herir a las criaturas no quería decir que no había que detenerlas. ¿Pero cómo? La respuesta no tardo demasiado, pero antes de eso Cillian aprendió un par de cosas sobre las que no tenia ni idea; los magia siempre estaba relacionada a todo por más muggle que fuera el caso. Tomó el arma que la profesora le otorgaba u se dirigió a una de las ventanas, no estaba del todo seguro de si dispararía a las criaturas o no, la verdad era que aunque fueran simples pelotas de plástico o algo más, no quería herirlas de ninguna forma. - Es una lástima que no cuente con algunas... Sin duda los tranquilizantes hubieran sido una buena opción, pero no quedaba de otra. Comenzó a disparar, errando todos los tiros intencionalmente. - Creo que la puntería no es lo mío -murmuró, intentaba excusarse-. Y en cuanto a la red, no creo que sea algo factible mientras el dragón se encuentre en los aires. Un disparo errado más. - Viví un par de meses entre los muggles, conozco sus transportes; los autobuses, los aviones, los barcos... Bien podía decirse que Cillian no necesitaba de la clase, por lo menos no en detalles actuales ya que había pretendido ser un muggle por mucho tiempo y conocía muy bien su cultura, pero había datos que no conocía y Sagitas parecía saber bastantes cosas más que una persona promedio. - ¿Nos vamos a quedar todo el tiempo aquí? Creo que seremos más útiles abajo -opinó.
  13. - Pero que al final del día quieres convertirlos en tus esclavos -añadió Cillian sin pensarlo. No sabía bien el qué, pero había algo en aquel hombre que no le terminaba de gustar. Nunca había escuchado su nombre y dado que el mismo aseguraba haber hecho importantes aportes a la Magizoología, aquello era bastante extraño. - Increíble -¿acaso ese tipo de respuestas se tenían que dar para pasar la clase? Cillian nunca había sido tan rebuscado, pero tampoco tenia tantos años a sus espaldas para serlo-. Lo bueno es que no tenemos una bomba atómica aquí. O eso pensaba él, quizá la bruja frente a ellos guardaba más secretos de los que cualquiera pudiera pensar. Pero de ser así, ¿qué tan grande seria una bomba de esas como para lograr ser escondida? Si bien contaban con encantamientos de expansión, la misma debería tener por lo menos el tamaño de una casa. Negó, ni pensarlo. - ¿Qué me dicen de esos tranquilizantes muggles? Por lo que sé son algo así como pociones o algo por el estilo,podría ser mejor opción que una bomba atómica, quizá.
  14. ¿Cómo se llegaba hasta aquella torre? Genial, llegaría tarde... Pero, ¿qué era en realidad tarde en aquella situación? Estaba casi seguro de que Sagitas lo había visto desde la ventana y si no, pues ya se lo diría el mismo. Tomó un poco de aire e interceptó al primer elfo que se cruzó en su camino. — Eh, tú —fue más tosco de lo que le hubiera gustado—, ¿sabes dónde encontrar el despacho de la Profesora Sagitas? El elfo solamente asintió y le indicó que lo siguiera, no supo exactamente en qué momento pero un chico más se unió a ellos en el camino. ¿Quién sería? Daba igual, no tenía intención de socializar justo en aquel momento aunque seguro que lo tenía que hacer de un momento a otro así que se presentó. — Soy Cillian Ryddleturn —le dejó saber al desconocido, pero no logró preguntar su nombre ya que justo en aquel momento habían llegado hasta la puerta del despacho. El elfo llamó a la puerta y de un momento a otro estaban dentro. ¿Qué? ¿Un Warlock? Cillian tenía recuerdos aún de aquel disturbio que había creado en el Atrio un par de meses atrás, seguro que no era mucho de su agrado pero que más daba, ya lo había hecho. Se dedicó más a escuchar que a hablar en un primer momento... Al parecer tenía como un compañero a un mago con aire se superioridad o algo así, pero por suerte Sagitas estaba completamente del otro lado. — Ehm, yo podría mencionar algunas... —murmuró un poco indeciso—. Pero la verdad es que la mayoría son verdaderamente dañinas y preferiría no utilizarlas, por lo menos no en ellas —señaló a la ventana—. Estoy seguro de que todo esto no es culpa de ellas, si no... ¿Cómo se explica usted que han llegado aquí desde la isla? ¿Es que se han tomado un barco o un avión? Sí, las criaturas aladas podrían llegar sin dificultades, pero no son las únicas aquí, las terrestres la superan en número. El Ryddleturn de verdad no quería que las criaturas resultaran heridas, mucho menos sabiendo que algunas tenían un dueño esperando que pronto pudieran ir con ellos a casa. Suspiró. ¿Qué podrían utilizar para detenerlas? Sin duda las armas de fuego o cualquier otro tipo de arma no era para nada una opción, pero al parecer Sagitas tenía un plan de armas alternativas. — Y bueno, cómo no considero las armas una opción voy a decir que no tengo respuesta para usted —terminó.
  15. En camino a Estudios Muggles. — Demonios, demonios, demonios. ¿Ahora qué? Su clase de Estudios Muggles estaba a punto de comenzar y justo también tenía que hacerse cargo de ese problema que tenían frente a sus narices. Cillian por su parte quería terminar con todo aquello de la forma más pacifica posible, sin lastimar a las Criaturas que seguro no tenían ninguna culpa, otra vez. Estaban siendo controladas por algún tercero, eso era algo casi seguro, pero ¿quién? ¿cómo? Suspiró al escuchar a Kutsy detrás de él, necesitaba a uno de sus chicos ahí. No era que pensará que su clase era más importante, pero sabía que de un momento a otro volvería a estar apoyando a los demás. Sólo necesitaba que alguien lo cubriera un par de minutos en lo que se presentaba ante Sagitas y averiguaba que harían con la clase en aquella situación. Le dedicó una sonrisa a su hermana porque sí, seguía siendo su hermana aunque no de sangre. — ¡Has llegado! Perfecto, perfecto... Necesito que me cubras un par de minutos, debo hacer algo antes de volver aquí —le informó—. Estoy seguro de que tendrás más ayuda de la necesaria, sólo intenta que no dañen a las criaturas, ¿vale? —Comenzó a caminar hacia el interior del edificio, tenía que alcanzar a la Potter Blue dentro de la torre, cuando escuchó a Cissy—. No tengo idea, pero lo averiguaremos. Vuelvo en un par de minutos, cualquier cosa Kutsy estará aquí. Señaló a su hermana y desapareció entre los alumnos que trataban de huir del lugar.
  16. ¿Dónde es que iban a parar todos esos objetos que los magos desaparecían una y otra vez? Esa era la pregunta que más hacía ruido en la mente de Cillian, actual profesor de Transformaciones, durante aquella calurosa noche de Junio. Se había retrasado un par de días con la clase por problemas externos a él, pero aquella noche mandaría una lechuza a cada uno de sus alumnos para informarles que la clase sí sería llevada a cabo. Pero, ¿qué intentaría enseñarles esta vez? La última clase había sido un mezcla de fracaso y éxito, por lo menos desde su opinión, en aquella extraña lucha que habían llevado a cabo en Francia. Y la Academia, ni siquiera se había pasado por ahí después del incidente con las Criaturas, había preferido manejar cualquier cosa desde casa. Comenzó a escribir las cartas poco a poco, los citaría en su mansión... No estaba seguro de si a su madre le molestaría o no, pero esperaba que fuera la segunda opción. Al final de todo, sólo sería el punto de partida; tenía que ocupar a sus alumnos en algo y seguro que tomar el té de la tarde no era algo tan divertido. Suspiró, la pregunta volvió a pasar por su mente. ¿Qué sería ese lugar que llamaban "el no ser"? ¿Dónde quedaría exactamente? Tenía que existir, las cosas no podían simplemente desaparecer, ya lo decía una extraña Ley Fundamental de las ciencias naturales muggles, quizá y era que tenían un poco de razón. Mordió un poco la pluma, tenía un tema. El resultado de las cartas fue algo así: Siento la demora, intentaré reponerles el tiempo perdido. La cita para el comienzo de su clase de Transformaciones será en la Mansión Ryddleturn en el bosque Sherwood , espero su presencia ahí mañana a medio día, saludos. Cada una tenía un saludo personalizado para las siguientes personas: Lyra Katara Ryddleturn Galedra Azhebel Myrddin Mia Black Lestrange Juv Malfoy Croft
  17. ¡Buenas! Espero no llegar tarde para venir a inscribirme aquí, la estuve pensando demasiado, pero bueno. Nick: Cillian ID: 30860 Conocimiento: Estudios muggles. Nivel de Magia: 7 Link a la Bóveda: 101616 Link a la Ficha: 79095 ¡Saludos!
  18. Una vez más la Reserva Mágica parecía ser un blanco fácil, Cillian no sabía como es que aquel grupo de activistas había logrado burlar las nuevas medidas de seguridad pero el caso es que lo habían hecho, una vez más. La noticia le había llegado, temprano por la mañana, justo antes de despertar. — ¿Qué es lo que tiene la Reserva que es tan vulnerable? —Cillian había pasado noches enteras sin dormir para crear aquella nueva red de seguridad junto a los chicos de Seguridad Mágica. Pero al parecer nada era tan fuerte como resistir a un ataque en conjunto, o algo así, la verdad era que no tenia ni idea. Le costó demasiado levantarse de la cama y mucho más aún el vestirse, terminó con un conjunto bastante ridículo, lo primero que se le había cruzado por la vista. — Y de nuevo han llegado hasta Londres —negó, entendía que las Criaturas voladoras lo lograran pero las terrestres... ¿Acaso tenían magia que no habían mostrado al resto del mundo? Se apresuró a salir de casa, el vociferador que lo había despertado había dejado bien en claro cual era el nuevo objetivo de aquellas criaturas; la Universidad. Perfecto, no en realidad no era nada perfecto... ¿qué le hacían a esas criaturas que apenas salir de la Reserva se volvían en algo peligroso? No lo entendía, dentro todas eran verdaderamente tranquilas y algunas que se decía eran peligrosas hasta solían ser medianamente amistosas. Desapareció de la Mansión Ryddleturn para aparecer a las afueras de la Universidad, el caos ya había comenzado. Divisó a un par de compañeras y a un chico bastante especial en su día a día justo en el momento que una llamarada de fuego cruzó el jardín. Perfecto, perfecto, perfecto... Otra cosa que se había vuelto su día a día era el lidiar con dragones, tanto imaginarios como reales o simplemente chicos que eran tan mágicos que podían convertirse en uno. Necesitaría a su equipo, sin duda. — No deben dañarlos... —Cillian también se había valido de un Sonorus—. Ellos no tienen la culpa, no entiendo que pasa pero creo que con su ayuda lo descubriremos. Claro está, Cillian se refería al cambio de ánimos de las criaturas al abandonar la reserva. Tomó su varita, que guardaba en uno de sus bolsillos y apuntó a un par de piedras frente a él, que rodeaban de alguna manera a las arañas, después de un segundo se transformaron en una prisión para uno de los problemas, las acromántulas... Pero no eran el único había más aún.
  19. — Es hora de volver a casa —informó a los chicos. El problema había quedado medianamente resuelto, no habían atrapado al Chico Dragón pero tenían a dos de sus compiches así que el Ministerio Francés bien podía agradecerles. El problema con la policía muggle se había resuelto gracias al esfuerzo conjunto y al final habían descubierto que sí, en realidad estaban bajo los efectos de los extraños chicos. Cillian y su clase ya no tenían nada que hacer en aquel parque, las autoridades mágicas de aquel lugar se encargarían de ese momento en adelante; borrarían los recuerdos de los muggles sobre esa noche y arreglarían cualquier destrozo que existiera sobre el parque para que así, a la primera hora de la mañana, pareciera que no había pasado nada. — Creo que todos han aprobado... O por lo menos eso parece, aunque no estoy seguro, pronto recibirán noticias —comentó poco antes de que todos comenzaran a irse—. Les agradezco lo poco o mucho que me han ayudado. Bien, sí, era hora de partir. Se despidió de todos con un gesto de mano y le dedicó una pequeña sonrisa a Amya que aún seguía con esa cola de cerdita, pero no por mucho. Más valía desaparecerla, así que Cillian le apuntó con su varita y después de un susurró casi imperceptible, la cola desapareció. — Ahora sí, es hora, nos vemos pronto —sus últimas palabras antes de partir. Seguro que con algunos sería las últimas en mucho tiempo, pero no estaba del todo seguro con respecto a la Directora de la Universidad.
  20. ¿Qué demonios? Todo había pasado en un par de minutos, ese par de minutos en los que el se había quedado pasmado en forma de gato. Todas las personas en el parque estaban recobrando su forma original mientras un par más aparecía de la nada; policías muggles que se habían percatado de todo aquel desastre. ¿Cómo era que habían llegado hasta ahí? La niña que lo había engañado seguía ahí, completamente inmóvil, y el chico con alas de dragón había desaparecido por completo. Genial, genial, genial... El verdadero culpable de todo ya no estaba y después de él, Cillian era el único que había prometido responder por cualquier problema. Suspiró. ¿Qué le dejará la cola? ¿Qué evaluara su trabajo? Bueno, eso último lo haría, pero sería mejor ir paso a paso. Los funcionarios del Ministerio francés comenzaron a acercarse al pequeño grupo de la clase, mientras los muggles afectados trataban de escapar de todo aquello. Un disparo resaltó entre el par de voces. — Nosotros no somos los culpables —murmuró y apuntó con su varitas al grupo de policías que se acercaba rápidamente hacia ellos. Las atracciones también estaban volviendo a su forma original, al parecer lo que sea que Vladimir hubiera hecho había funcionado a la perfección. El problema en general estaba resuelto, pero aún debían atrapar al culpable y arreglar el problema inmediato. Lo primero bien podía quedar ya en manos de los franceses así como el encargarse de los muggles implicados. ¿Podría ser que los policías estuvieran bajo el poder del chico dragón? Un joven de no más de veinticinco se acercó al Ryddleturn y le murmuró algo al oído, era un funcionario del Ministerio Francés del departamento de Aurores, sabían algo sobre el chico dragón y sobre sus acompañantes. Al parecer no eran simples niños si no que eran mucho más mayores de lo que pudiéramos imaginar. — Siempre han sido un problema para nosotros, creímos que esta vez lo teníamos en nuestras manos —terminó. — Por lo menos ésta vez se han capturado a dos de sus amigos —le respondió Cillian, señalando a la pequeña y su amigo un par de metros más allá. Los policías seguían acercándose sin más, como poseídos. — Apunten a sus armas... —gritó, esperando que todos a su alrededor lo hicieran—. Un ligero movimiento en circular y un Xilos bastará para deshacernos de sus armas, las transformara en plumas —explicó y acto seguido hizo lo suyo. El primer hechizo dio de lleno en el policía más cercano y su arma desapareció dejando en su lugar la pluma que el Ryddleturn esperaba. Pero los demás no esperaron más para atacar, al mismo tiempo que la pistola desaparecía los demás comenzaron a disparar.
  21. ¿Qué demonios? El extraño chico aún sobrevolaba el lugar, pero no era lo único que estaba sobre ellos. Un extraño cerdo rosa sobrevolaba a su alrededor ¿de dónde había salido? Cillian ya no entendía nada. ¿Amya? ¿Aquel cerdo volador era Amya? Negó, al parecer estaban perdiendo o quizá habían conseguido una oportunidad. — Amya... Amya, ¿puedes escucharme? —Gritó esperando que la chica "no tan chica" lo entendiera—. ¿Puedes acercarte a él? Al chico con alas de dragón. Desde aquella posición y ante todo aquel caos el chico parecía verdaderamente poderoso y malvado, pero quizá no lo fuera tanto. Cillian depositó al chico petrificado en el suelo y terminó con el encantamiento. — ¿Quienes son ustedes? ¿Cómo han logrado crear todo esto? —El chico parecía asustado, pero en realidad era sólo una fachada. Apenas el Ryddleturn se relajó un poco, el chico se convirtió en un ave extraña y escapó. Ni una sola respuesta, esos niños parecían mantener sus secreto costara lo que les costara. — Entonces, ¿qué han decidido? —Inquirió nuevamente el chico de las alas de dragón—. Ese pequeño cerdito que quieres mandar contra mía no lograra nada. Cillian sonrió, al parecer aquel chico no conocía a los funcionarios de accidentes. Y después de esa sonrisa sintió una extraña sacudida y su piel comenzó a cambiar de tono, el también estaba sufriendo una transformación. ¿Cómo lo hacían? Al parecer Juve tenía algo de razón. — Ahora creo que lo del drag... miau —no terminó de hablar, lo que sea que hubiera convertido a la otra chica lo había alcanzado a él también.
  22. Perfecto, más problemas. El hechizo del Ryddleturn había ido a parar a quién sabe donde y no sólo eso, si no que la atención de los demás había pasado a lo que parecía ser un objetivo más importante. Y sí que lo era, habían descubierto a los verdaderos culpables y aquello, aquello logró que Cillian se sintiera bastante torpe... Había sido engañado por un par de niños. Mientras nadie observaba uno de ellos había escapado, el pequeño que Sagitas había de vuelto a su forma real, y el dragón también había hecho lo suyo; ahora volaba sobre sus cabezas. Cillian pensó por un segundo en que sería mejor retirarse de todo aquello una vez que ese problema se viera resuelto, pero sería mejor que no. Amya había desaparecido para crear esa barrera anti-muggles o algo así, pero al parecer aquello no serviría de nada ahora que la Directora había lanzando algo más de información, los funcionarios del Ministerio Francés estaban justo ahí, atrapados en todo ese caos. — ¿Cómo han logrado todo esto? —Inquirió a la pequeña que había creído inocente. Ella no contestó, ahora que sabían la verdad sobre ella no cooperaría tan a la ligera. Pero, ¿cómo era que un par de niños habían conseguido tanto poder? Cillian no paraba de darle vueltas al asunto, pero sabía que en sus pensamientos no encontraría las respuestas. Las cosas comenzaron a moverse de un segundo a otro, uno de los alumnos estaba en problemas y Sagitas parecía determinada a salvarla, cosa que hubiera hecho de no ser por la llamarada que apareció de la nada (claro, de la nada) y casi termina con la vida de todos; Cillian por suerte estaba bastante alejado del lugar donde la misma había impactado. — Transformaciones y supervivencia, chica... —informó a la recién llegada, pero no alcanzo a decir más por que justo en ese momento otra llamarada los atacaba. Comenzó a correr hasta llegar justo dónde Matt se encontraba. Matt y otro pequeño, otro más; el pequeño le lanzó una sonrisa malvada a Cillian y quiso escapar, pero no lo logró, Cillian logró atraparlo antes de que huyera, petrificandolo—. No creo que sea cosa de ella, Matt, pero más vale que corras si quieres vivir. La llamarada estaba apunto de alcanzarlos así que el Ryddleturn tomó al pequeño en brazos y esperó a que Matt lo siguiera. — Podemos buscar todos los rastros que quieras, querida —comentó al pasar por un lado de Juve—, pero creo que justo en este momento el problema más importante es descubrir como deshacernos de ese Dragón y salvar nuestras vidas, corre —habían escapado de dos llamaradas ya, pero la criatura parecía empeñada en matarles. Y aunque salvar sus vidas era algo importante, también existía otra cosa que tenían que descubrir: ¿Cómo habían conseguido aquellos pequeños tal poder? Ninguno de los que habían destranformado, o eso creían, parecía tener más de diez años así que no habían comenzado con sus estudios aún ni mucho menos tenían permitido tener una varita en sí. Y entonces, algo que nadie esperaba, el dragón comenzó a transformarse pasando de ser esa temible criatura a un ser un niño con alas de dragón. ¿Eso era mágicamente posible? No que Cillian supiera, no existía ni un sólo registro sobre aquel tipo de transformaciones en el Departamento de Criaturas. — Ustedes son más interesantes que sus compañeros franceses —comenzó—, con ellos no tardamos ni un par de minutos. Al principio era divertido, sí... Pero ya me estoy cansado así que, ¿cómo quieren morir? Mis amigos están por todo el parque, cualquiera de ellos puede cumplir su deseo... O tienen otra opción, unirse a nosotros y transformar este mundo aburrido en algo más divertido.
  23. — Lyra esta bien —afirmó, aunque la verdad era que no podía hacerlo con todas la de la ley ya que últimamente no la veía tanto como quisiera—. Y estoy seguro de que le encantaría verte por casa... Podríamos organizar algo, si quieres. Sólo es cuestión de que nos pongamos de acuerdo. Cillian prestaba atención a todo a su alrededor, al parecer Kirara también lo hacia. Caminaron en silencio un por un momento y después la chica comenzó a explicar un poco sobre su negocio. Así que, tenían tres hábitats diferentes, genial- A Cillian le encantaba esa idea y visitarlos los tres era la única opción. — Uhm, comenzamos por el acuario, ¿vale? —Cillian ya se dirigía a las escaleras antes de que su amiga le indicara si podían o no—. ¿Tienes alguna criatura interesante a tu cuidado ahora mismo? No sabía él si su amiga estaba al día con los movimientos del lugar, pero seguro que lo estaba, porque si él fuera el dueño lo estaría. Sonrió y comenzó a subir. Un gusamoco limpio, era casi un chiste, pero estaba seguro de que Kirara no estaba bromeando. Aquella chica era bastante especial.
  24. — Espero que de verdad no quisiera —murmuró en un tono que todos podían escuchar pero que en realidad era un comentario más para si mismo que otra cosa—. Y sí, necesitamos devolverlo a su lugar... ¿Se imagina que pensarían los muggles si un edificio así en un parque tan importante desapareciera de la noche a la mañana, Directora? —No hacía falta que lo hiciera, lo sabía perfectamente. Los magos habían mantenido siempre sus actos en secreto y lo mejor era no violar las leyes que eso bien podía acarrearles un par de problemas. Cillian suspiró y se limpió un poco de chocolate que tenía en la mejila, el único resto del chorro que no había logrado esquivar; la niña estaba completamente limpia. — ¿Por qué no lo haríamos? —En serio, los magos necesitaban re-ordenar sus pensamientos de acuerdo a ese tema—. La niña nos ha dado información bastante valiosa —No prestó demasiada atención a las primeras palabras de Sagitas, pero a las últimas sí—. Pues sí no quiere que levante injurias sobre su departamento, usted tampoco las levante sobre mí, que usted a comenzado. Cillian no había tratado nunca con la directora de accidentes, pero... ¿Era siempre así? La verdad era que no le importaba. — ¿De verdad la van a detener una serie de permisos? No tenemos tiempo de llamar a nadie más —sentenció—, tenemos que arreglar este problema antes de que amanezca. Si no quiere ayudarnos, bien puede quedarse aquí o seguirnos el paso como un espectador. La niña se apretó a sus piernas, temerosa ahora de algo más. Se alejó un poco del grupo, ya sabía que no la tendría nada fácil, había escuchado un par de comentarios por los pasillos. ¿Magia antigua? ¿Limitada? No, aquello no iba tan allá, Cillian no había visto algo que de verdad pareciera tan complicado. — Disculpe, Directora... ¿Cómo se ha enterado usted de todo esto? ¿Quién ha hablado con usted? —Quizá ella pudiera aclarar un poco sobre el porque el Ministerio de aquel lugar no había actuado todavía sobre aquel desastre—. Y Juve, ¿en serio crees que esto se deba algo tan complicado? Si bien tienen un alto nivel de conocimiento en el arte de la transformación, no lo sé, en realidad no han dañado a nada ni a nadie. Cillian no sólo había escuchado los hechizos de Juve, pero no había visto exactamente en que lo había utilizado. Estaba concentrado en lo que los otros decían; otra de las compañeras de Sagitas pareció despertar por fin de su sueño y comenzó a hablar. — ¿Acaso siempre tienes ideas así? —Inquirió con una sonrisa, el primer problema estaba resuelto de no ser por los nuevo comentarios de Sagitas—. Sí, sí, sí... Yo me haré responsable de cualquier cosa que pase. Mientras Cillian aceptaba la idea de Amya, Vladimir había logrado su primera misión. Había logrado destransformar a un cachorro más, uno que no les daría muy buenas noticias que digamos. ¿Un dragón? ¿Cómo es que había llegado un dragón hasta allá sin que el lo supiera? ¿Sería una transformación más? — No lo podemos saber con exactitud, Sagitas. Sabemos que el hechizo sobre las instalaciones es cambiante así que ¿quién nos asegura que este no sea temporal? —Otro sonido extraño y ya sin el castillo que lo protegiera, Cillian supo exactamente de que se trataba—. ¿Quieres jugar con un pequeño amigo? —Inquirió a Sagitas—. Por cierto, si necesita de un hechizo para todo... Entonces, Homorphus —se aseguró de que su tono de voz fuera el indicado para que todos le escucharan— es el que necesita para des-transfigurar. Vladimir, cuida los niños... Los demás, siganme. Acercó la niña a Vladimir, extrañamente era él en quién más confiaba en aquel momento, y después salió corriendo hacia la entrada del castillo. En el centro de aquel lugar vacío ahora, se fue levantando poco a poco una criatura de gran tamaño y color negro, el dragón. — Bien, no sabemos si es un dragón de verdad o simplemente han transformado algo... Si es así, no sabemos que apariencia tenía antes así que esto necesitará de bastante ayuda, deben concentrarse lo más que puedan ¿listos? —Apuntó con su varita hacia el Dragón y gritó el hechizo, esperando que los demás hicieran lo mismo.
  25. — Será mejor que su amigo no se coma a ninguno de los presentes... —La pequeña se removió un poco entre las piernas del Ryddleturn, al parecer la criatura sobre los hombros de Mistify la asustaba un poco—. No podemos permitirnos perder ni una sola vida, todas son importantes. Cillian nunca entendería esa postura de los suyos, los muggles no eran menos que ellos. Trató de sonreír pero no logró si quiera conseguir una mueca. ¿Todos tomarían esa misma actitud? Esperaba que no, estaban ahí para resolver un problema, no para causar otro. Aunque no podía reprochar nada ya que esa actitud era algo normal entre los magos, más en los pertenecientes a su anterior bando. — No deben tardar en llegar, aún les queda un par de minutos —respondió mientras le daba un vistazo al reloj muggle que portaba en su muñeca izquierda—. Y sí, creo que ellos podrían ayudarnos, estaban aquí cuando todo esto comenzó... Sus palabras se vieron interrumpidas por la llega de un nuevo estudiante o más bien tres aunque dos de ellos no hubieran soltado palabra alguna todavía. Un torrente de preguntas aparecieron en menos de un momento así que era hora de dar un par de respuestas. ¿Dónde estarían metidos los demás? Un par de pasos podían escucharse a lo lejos, quizá en un segundo o dos apareciera alguien más, justo para escucharle. — Sí, es la clase de Transformaciones —primero lo primero—. Y no, yo no he convertido a todos en animales —¿acaso pretendía desprestigiarlo?—. Nunca haría algo así, más bien sé de quienes sí. Su departamento, ¿no? Más que resolver problemas, crea uno tras otro. Pero bueno, eso no es lo que nos ha traído aquí y no es un tema que este en discusión. Lo que sí que esta en discusión es el porqué alguien haría algo así. » ¿Es que los animales les han llenado la vista? No sólo se han metido con los muggles si no con toda la infraestructura del parque, si no resolvemos antes del amanecer... Y eso responde su pregunta, Directora, por lo menos yo espero que antes de que un nuevo día comience, estemos todos descansado en nuestros hogares —realizó una pequeña pausa y volvió al tema—. Esto podría causar más y más problemas. Sí, Cillian sabía que quizá aquello no era un tema que estuviera dentro de su incumbencia ni la de sus alumnos, aquello bien podría tratarse desde una perspectiva Ministerial, pero ya no había vuelta atrás. Él había decidido enfrentarlo y si los demás querían seguirlo, serían bien recibidos. Ya que tratar de desenmarañar aquel misterio, podría aportarles un poco más de conocimiento, por que si de algo estaba seguro el chico era de que quién estuviera detrás de todo aquello conocía demasiado sobre transformaciones. Mientras Cillian hablaba, otro estruendo resonó por todo el lugar y no se debía a que aquella tormenta que había atrapado a los chicos de la alfombra en algún punto de su viaje estuviera acercándose, si no por que el castillo estaba cambiando de nuevo de forma. Sí, frente a sus ojos, el castillo pasaba de ser un extraño conjunto de aparatos electrónicos y plantas a estar completamente construido de caramelos. — Creo que alguien se esta burlando de nosotros —susurró para sí mismo y después volvió a subir su tono de voz para que todos pudieran escucharlo de nuevo—. Bueno, un poco más de prisa. Sí, lo recuerdan, Sagitas... Y sí, necesitamos desmemorizadores, pero creo que tú y tus acompañantes podrían cubrir esa parte, ¿no? Después de aquello, Cillian intentó que la niña hablara, estaba casi seguro de que ella sabía algo que podría ayudarlos de alguna forma. — ¿Sabes sí hay alguien más aparte de nosotros en este lugar? —Inquirió. La niña asintió y después añadió: — Sí, yo los vi. Los vi antes de que su rayo de luz... —por un momento parecía haber enmudecido, pero por suerte no fue así— Eso. Eran tres chicos muy divertidos, sabían un par de trucos, ¿sabes? Uno podía cambiar el aspecto de su rostro —por eso había elegido a un niño y no un adulto, al final eran más útiles y menos llorones— y los otros dos se convertían en animales. Yo, yo les dije que quería ser como ellos y... y —Suspiró y al final se puso a llorar. — ¿Eso responde a su pregunta, Directora? Por eso necesitamos la ayuda de un par de chiquillos. Justo cuando terminó de hablar, uno de los acompañantes de Sagitas pareció volver a la vida. — Y sí, es algo bastante arriesgado... ¿Matt? —Era el otro chico de su clase, no podía errar—. Así que, ¿alguno sabe como destransformar? Parece complicado, pero como ya se lo he dicho a Valdimir sólo es cuestión de concentrarse y nada más.

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