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Kahlan Blackthorn

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Todo lo publicado por Kahlan Blackthorn

  1. —Creo que vas a romper más que mis limites—sonrió sintiendo uno de sus afilados colmillos acariciar su lengua. Las sensaciones que despertaba en ella, no podía ser expresadas con palabras o intentarlo siquiera. La frialdad de su piel estaba por debajo de los cero grados, pero extrañamente con cada roce la misma se erizaba de cuando en cuando, tal vez porque las emociones estaban a flor de piel en ambos inmortales. Su cuerpo de dejaba consentir con aquellas caricias y expresiones de amor, experimentando nuevas sensaciones que le eran francamente desconocidas. Le gustaba la forna en que todo se estaba encaminando, tornándose la noche apasionada y lujuriosa. Ella no solía dejarse llevar de primera mano por sus instintos carnales, pero algo en el vampiro tumbaba todas sus barreras de forma irremediable. Su boca esa boca que provocaba un mar de sensaciones cargadas de deseo y desenfrenó, no le detendría por nada del mundo. Le permitiría llegar hasta la cima del cielo llevándole a ella consigo, dándole uno de los placeres más grandes que pueden vivir los seres como ellos. La frialdad pasaba a segundo plano, permitiéndose vivir un estupor cargado de adrenalina pura, deseosa de perderse en esos ojos que ahora eran dos llamas encendidas. Piras enardecidas que quemaban cada parte de su cuerpo, soltándose al grito furioso de dejarse amar sin oponer la más minina resistencia. Tal cual el sol lo hacia con la luna, eclipsando ambos en la manifestación mas pura y legitima de un amor real que les uniría por el resto de sus eternidades. Le buscaba con la mirada, anhelante de volver a perderse en sus labios—No se te ocurra detenerte—le miro provocativamente jalándolo hacia su pecho, dejando escapar un jadeo al sentir la unión de ambas pieles en una misma, provocando una fricción que le hizo cerrar los ojos. —Te puedo asegurar que no vas a olvidar este momento—dándole pequeños besos en los labios, se liberaba de toda prenda que existiera sobre su curvilínea figura. Era fina como el mármol, delicada como la porcelana dispuesta a ser quebrada por esa plegaria que lanzaba su corazón, entregarse por completo fundirse en un mismo ser. Pertenecerse más allá de pensamientos lujuriosos y sueños cargados de imágenes que le haría desear tenerle como estaba ahora con ella. Sintiendo una calidez que le acariciaba como las manos de un dios, le abría camino hacia el paraíso que era la parte más especial y sensible de la vampiro. Abrazándole con ternura atrapaba sus labios con un beso delicado y suave, pero no dejando de lado que sus cuerpos iniciaban una danza que al terminar les llevaría a la cúspide del mismísimo Edén. @Joaquín Granger
  2. —Señorita Malfoy—le corrigió entrecerrando sus ojos—No te bastó con lo que paso dentro del LAIC, no me provoques Askar—esbozando una lóbrega sonrisa apareció loa bebida solicitada por el vampiro. Ella era conocedora de todas las bebidas habidas y por haber, dentro del mundo mágico y muggle—Tú sólo pídelo y lo tendrás—le miró con un dejó de arrogancia en su rostro. No le conocía del todo y era mejor, no tentar al destino y descubrir lo maquiavelica que podía ser Malfoy, si se empecinaba en ello. La reunión no era de carácter social o para pasar un rato ameno, deseaba obtener la ayuda de su compañero de bando a toda costa. —Podemos dejar está absurda dizque rivalidad, no me apetece romperte la nariz en ese momento—soltó seria. No se pensaría dos veces en ponerlo de una vez por todas en su sitio, recordándole que era su tutora y ambos se debían respeto. Poco a poco sus marmóreas facciones se suavizaron, le convenía ser amiga del joven y a el le ayudaría del mismo modo, aquella improvisada sociedad—Requiero de tu ayuda para algo muy especial, no es que desconfié del resto. Pero esto está ideado a la perfección, para que tu lo llevas acabo, no se trata de matar a nadie—bajaba poco a poco el tono de su voz—Bueno, no de momento—recargándose en la silla se desperezaba un poco. —Conozco parte de tu pasado, no es que me haya metido en las cavernas del mismo y haya intentado desenterrar cosas que quizás—se detuvo abruptamente—No deseo tocar fibras sensibles o herir susceptibilidades, pero como sabes podemos reconocernos entre nosotros sin tener que emplear métodos demasiado complicados. No eres un vampiro original como yo, pero podrías aspirar a ello y lo deseas...—bebiendo un largo trago de bourbon esperaba estar captando el interés del rubio, no buscaba nada más que ayudarle a ponerle fin a esa contraparte que de descontrolarse y ponerse en modo activo. No tardaría en aparecer ataviada con unos hermosos y espectaculares vuelos de colores. —Aceptas o no escucharme, porque no pienso forzarte a nada...—terminando su trago relleno la copa hasta casi desparramar el liquido sobre la mesa. Le gustaba beber en grandes cantidades, desde que tuvo uso de razón se volvió fanática de esos vicios y nadie podría decirle que estaba bien o mal. Porque era un alma libre, descarriada y sin freno que le pudiera limitar de alguna forma. @
  3. El ver su torso desnudo, desató el cúmulo de malos pensamientos que comenzaron a generarse, desde que le beso por primera vez. Admirando la gélida piel del vampiro, no contuvo más sus ganas de rozarle con sus rojizos labios, morder con estos cada trozo que le quedará a su alcance—Vaya forma de terminar de provocarme— relamiendo sus colmillos con su lengua se quedo sentada sobre la arena, atrayendo hacia ella el cuerpo del hombre que de un momento a otro, le estaba entrecortando la respiración. Tomándole por la cintura, lo atrajo hacia ella por completo, quedando sólo a pocos metros de sus labios, lamiendo con su lengua la frialdad que emanaba de esa piel que le sacaba el aliento sin poder evitarlo. —Tienes sabor a lujuria y eso me encanta...—elevó ligeramente sus ojos para mirarlo, perdiéndose en ese mar azul que eran ese par de gemas. Que de un momento a otro se volvieron otra adicción más para la vampiro, acariciando su espalda con las yemas de sus dedos, dejaba que sus colmillos arañaran la zona de su abdomen, mordiéndolo sin causarle el menor daño, sólo deseaba causarle el placer más grande que jamás había experimentando en su vida. El viento jugaba con los cabellos dorados de Malfoy, agitándolo dándole una cortina que dejaba sumido en el misterio su placentero accionar, ya no estaba mordisqueando su vientre, ya estaba en un área mucho más intima y privada. Disfrutando del jadeó que escapaba de los labios del joven, no cesaría hasta hacerlo sentir plenamente amado y deseado. Su tarea era únicamente esa de momento, volverlo loco con el simple hecho de sentir su helado aliento, proclamar un sitio tan personal como suyo, volviéndose el único dueño que era capaz de causar esa clase de sensaciones con solo dejarse sentir ligeramente. Sus manos estaban acariciando su trasero, presionando ligeramente este, le estaba dando una sección de placer que parecía durar más de lo debido, pero así era ella a la hora de demostrar su amor de una forma pasional y desmedida. Lamiendo el sudor que se había adherido a sus labios, volvió a mirar al vampiro. Subiendo poco a poco por su pecho, mordía esa zona dejando una llegara marca con sus colmillos, si conseguía plasmar alguna marca que perdurará por el resto de su eternidad, no podía sentirse más que satisfecha por ello. No deseaba marcarlo en el mal sentido de la palabra, pero si deseaba dejar una huella palpable de que el, ya le pertenecía sin lugar a dudas, volcándose sobre este volvía a tumbarle contra la arena, recostando su pecho cubierto aun por el corsé, no le privaría de despojarle de este si lo deseaba. —Me encantas, sabes como ponerme al limite— murmuró mordiendo el labio inferior del ojiazul, para luego besarle con una pasión que encendía más y más el deseo que estaba a nada de estallar en una marea de pasión y deseo mutuo que ambos experimentaban en esos instantes. No les quedaba la menor duda de que sentían lo mismo el uno por el otro, sólo restaba concretarlo de una forma que les dejará un grato recuerdo que les acompañaría en sus sueños y sin duda alguna les haría desear repetirlo más de una vez, dejando de lado la timidez que de un momento a otro, ya no formaba parte de esa postal tan especial. @Joaquín Granger
  4. ―No tengo palabras para expresar lo que provocas en mi―susurró despegando ligeramente sus labios de los del vampiro. Era como una droga adictiva para la rubia, sentirlo tan cerca de ella, unido a ella en diversos aspectos.No sólo su cuerpo estaba debajo del de ella, sino que algo más se estaba conectado entre ambos, aquel órgano que les permitía vivir o eso intentaban creer ambos. La naturaleza de su eternidad, no les daba el poder de regir lo que este sentía o no del todo, aunque varias veces aquel quedará dominado por la razón. Ahora el suyo latía al mismo ritmo que el del ojiazul, comenzando una danza que se compaginaba con sus besos y caricias. Era como si ,se conocieran desde hacia varios siglos, pero hasta ese momento se daban cuenta de que eran el uno para el otro y el caprichoso destino, les estaba colocando en la misma senda para andarla juntos de ahora en adelante. Sus manos acariciaban su pecho con suaves caricias, de cuando en cuando llegaban hasta su rostro dándole un bálsamo que sanaría las heridas del pasado. No podía cambiar lo que ambos vivieron en otras épocas, pero si tenía el poder de darle una nueva oportunidad de amar y darse cuenta de que no todo era tan malo. El corazón de hielo parecía que poco a poco se iba ablandando, gracias a las atenciones y mimos de Malfoy. Sus ansias por tenerlo sólo para ella iban en aumento, cegando por momentos la razón que casi siempre regia cada una de sus acciones o reacciones. Ahora era un barco en alta mar, navegando lejos de un puerto seguro que le brindará cobijo, aventurándose a una tormenta que sería capaz de hundirlo y llevarlo hasta lo más profundo del inmenso océano. ―Deseo quedarme aquí toda la noche y si es posible, quizás toda la eternidad―dejando un suave beso en su barbilla descendió poco a poco hasta su cuello, iniciando un camino de besos que aceleraron la respiración del joven. Aumentando los latidos de su corazón, latidos que eran claramente percibidos por la vampira, presa de un deseo que aumentaba con cada roce sobre su piel, arañando con suavidad cada parte de el con sus colmillos, no buscando causarle daño, sino un placer que jamás había experimentado antes. Viéndose un poco atrevida, deslizaba su lengua sobre la tela de su camisa, mojando la misma con su cálido aliento, deseando que el se terminará de encender de pasión y deseo por la ojiazul oscuro. El viento agitaba las olas de mar, creando una postal digna de recordar. Jugando con las yemas de sus dedos estás llegaron a sus costados, obsequiándole suaves roces que lo harían soltar uno que otro suspiro―Puedes apostar que lo mejor esta por venir―pasando su lengua por sus labios volvió a besar su pecho tirando un poco de la camisa, no deseaba usar las manos y estropear un momento tan intimo y privado para ambos. No dudaba que algún curioso buscará deleitarse con todo aquello, pero que más le daba si estaba centrada en pasar una noche inolvidable para ambos. Las sensaciones que ambos experimentaban eran las mismas, deseo, pasión, lujuria, cariño, amor y quizás muchísimas más―No pienso dejarte ir por nada del mundo―tomando su rostro con ambas manos, le beso como nunca antes arrancando de sus labios un quejido que se vio ahogado por la fuerza de ese beso cargado de deseo y pasión. @Joaquín Granger
  5. Buenas Noches :3 Pues me paso a pedir que se quite esta parte de la historia de mi personaje, no es demasiado y esta al final de la misma. Dejo el texto a retirar y debe quedar del siguiente modo. Esto es lo que se va a quitar Y esto es lo que únicamente se dejará al final de la historia, planeo otros cambios pero de momento, solo solicitaré este: Saludos y gracias de antemano :3
  6. ―Detestó que me hagan esperar más de la cuenta―poniendo los ojos en blanco, no le quedaba de otra que iniciar la búsqueda junto a su jefa. Así demostraba el poco interés Black en lo que le estaba pasando, ¿Por qué el par de féminas tendrían que salvarle el pellejo costará lo que costará?. No acaba de entender ese método a emplear, sacarlo de las fauces del lobo y esté como si nada, se mantenía lejos del sitio donde se había pactado la reunión con bastante antelación. Su cuerpo se tensó como si se tratará de una tabla de surf, rígido como un metal que no cedería por nada al verse sometido al calor de un soplete o a una pira dispuesta a volverlo liquido. ―Iré por este lado, no dudes que te avisaré, si pillo algo que no sea de ayuda o al menos no ilumine un poco ante el tema que estamos tratando―frotando sus manos avanzó con cuidado por un angosto pasillo. Posiblemente dentro de ese estaban los libros que eran sólo permitidos para la lectura de profesores conocedores de dichos temas. Entrecerrando sus ojos percibió un aroma nauseabundo que le golpeo con violencia las fosas nasales, causando que se doblará de forma irremediable. ¿Qué cara...?, aquella expresión se vio acallada por un fuerte malestar que le aquejo de un momento a otro. Ella no tenia la misma marca que Aaron, porque se veía atacada de ese modo y que buscaban con provocar se daño en su persona. Algo no estaba del todo claro en ese asunto, si el dañado era una persona que no estaba presente. Quizás Arya y Juv eran los nuevos blancos, vaya forma de darle un vuelco dramático a todo aquello. Sus orbes lapislázuli destellaron con rabia que no pudo ser contenida, no sería sometida a un juego tan desventajoso para ella y Macnair, ya se encargaría de equiparar las cargas y poner las cosas al mismo nivel. Irguiéndose con un movimiento altanero, decidió continuar con la búsqueda de algún libro que relatará de forma breve o detallada, la forma más eficaz de defenderse sin salir más lastimado por la magia negra de carácter antiguo o milenario. Asomándose en sus labios una sonrisa que era poco común en ella, de esas que causaban temor al que podía verla plasmada en sus delicados labios. Alargando la mano tomo el libro de tapas color vino, destacándose en la tapa un grabado que le resultaba vagamente familiar. No era una runa antigua, pero quizás tendría conexión con ese tipo de magia y ella era una experta en el tema, no por nada se pasaba la mayor parte del tiempo leyendo libros respecto a dicho tema. Además de contar con la antigüedad de haber dado clases de conocimientos dentro del Ateneo, aquello era pan comido para la Holandesa. Aferrando el libro con ambas manos, evitaba de ese modo que fuera a parar al suelo, ahora le tocaba ir en busca de la pelirroja y contarle de su increíble hallazgo. Caminando por el mismo pasillo, ya no detectó aquel aroma pestilente que le quemará momentos antes su respiración, ahora se sentía mucho mejor y lo agradecía sobremanera. Deslizando la punta de su varita por el tatuaje que tenía en su antebrazo, deseaba que Arya respondiera al llamado sin hacer demasiado aspaviento. No deseaba que les descubrieran como miembros de la Marca Tenebrosa, justamente por eso su accionar había sido discreto y sin captar la atención de algún curioso que pudiera estar rondando cerca de la ubicación de la rubia Malfoy. @@Arya Macnair Jul-3
  7. ―Eres un deseo hecho realidad―respiraba de forma entrecortada sintiendo el calor de su cuerpo aumentar, aunque su condición vampírica, le impedía experimentar esa clase de sensaciones. Con tan solo tenerlo cerca el volcán en erupción que era su apasionada personalidad, no pudo quedarse apagado y estalló de una forma inesperada para la rubia. Sus besos, su aroma, aquel tacto que tenía sobre su cadera con sus manos era como una prisión de la cuál, no deseaba escapar y no lo intentaría siquiera―Me fascinas―saboreaba cada roce de sus labios sobre su piel, guardando ese grato recuerdo en sus pensamientos. No daba razón de sus acciones, pero estaba segura de que no era instinto, sino algo más la que le ataba de forma irremediable a estar cerca de el. La noche había dado un vuelco interesante, ya no se dedicarían sólo a charlar o entablar una conversación banal. Juntando más su cuerpo, al de su acompañante pudo sentir los latidos acelerados de su corazón, se preguntaba si ella ocasionaba todo eso con el simple hecho de haberlo besado de forma tan atrevida―Me quedaría así contigo toda la noche―buscando sus ojos volvió a besarle, pero esta vez dejo que su cuerpo dominará por un instante la situación. Cayendo los dos al suelo cubierto de arena, no separó ni por error sus labios del vampiro, ansiaba sentirlo meramente suyo de pies a cabeza. Anhelaba conquistar su corazón y ser la dueña de cada uno de sus pensamientos y sentimientos, quizás estaba siendo demasiado ególatra, pero le gustaba y daría todo por obtener lo que deseaba ahora más que nunca. Estando sobre el deslizaba sus manos por su pecho, acariciándolo como si la vida se le fuera en ello. Sus labios seguían fundidos en un apasionado beso, saboreando el aliento del ojiazul aferrándose con su lengua a la suya, no intentaba dominarle, pero si volverlo adicto a ella. Cada uno de sus besos era diferente y cargado de emociones diversas, le demostraría que valía la pena dejarse llevar algunas veces por los impulsos y no contenerse, le acariciaba con suavidad el rostro con las yemas de los dedos, quería que se sintiera deseado y a la vez protegido por la rubia. Nunca en su vida tuvo la fortuna de experimentar una adrenalina como aquella, no era la típica que te impulsa a saltar por un acantilado, sino la que estaba íntimamente conectada con tus emociones más secretas y profundas. ―Esa es una buena forma de espantar a la timidez y no creo que ambos necesitemos nada de beber en este preciso instante―dejando un beso coqueto sobre su nariz, le volvió atrapar los labios con un beso delicado y suave, rozando sus labios para hacerlo sentir un cosquilleo que le haría desear que no se detuviera por nada del mundo. Una enorme sonrisa apareció en sus labios, engalanada por una mirada coqueta que le dedicaba con un dejó de cariño mezclado con una pizca de lujuria. @Joaquín Granger
  8. ―Como dije antes, no dejas de cautivarme con tu gallardo rostro―expreso sincera los ojos de ese hombre, le tenían atrapada con esa mirada que daba muy poco a conocer sobre el mismo. La brisa le daba un toque romántico a todo aquello, estaba segura que de haberlo planeado a conciencia, no hubiera resultado tan especial y grato ese encuentro―Lo sé, pero debo confesar que esta noche me he puesto mucho más hermosa para ti―esbozando una amplia sonrisa, le agrado sentir los labios de este sobre su antebrazo. No estaba siendo demasiado atrevido, pero se percató que la timidez se apoderaba de sus acciones―No pienso comerte, bueno no del todo―bromeó sin dejar de mirarle. Estaba hipnotizada de pies a cabeza, como sometida por el encanto que irradiaba su sola presencia. ―Pensé que tomarías algo más fuerte, pero creo que los nervios te han nublado un poco el deseo de hacerlo―tomando su mano la llevo hasta sus labios, dejando que sintiera la suavidad de estos. Era capaz de besarle en aquel instante, no le importaban las consecuencias que eso pudiera costarle en ese instante, no razonaba como era debido y ahí radicaba lo emocionante de todo lo que estaba por ocurrir. La playa era el sitio ideal para dejar que las emociones más escondidas y secretas salieran a flote, tal y como lo hacía un submarino que terminaba alguna misión en el fondo del océano. Sus impulsos le dictaban que le robará un beso, aunado a ello la razón le reclamaba sentir esa parte de su cuerpo que de un momento a otro se había vuelto una necesidad para Malfoy. Pocas veces experimentaba una sensación como esa, apenas tenerlo delante de ella y ya era un cúmulo de sensaciones y emociones, sintiéndose nuevamente tentada no dejaría pasar aquel instante. Tomando con ambas manos el rostro del Granger deslizó las yemas de sus dedos sobre este, dejando suaves caricias que le provocarían una indescriptible sensación en todo su cuerpo―Ahora mismo voy a quitarte esos nervios y espantaré a tu timidez...―acercando sus labios a los del joven le dio un beso suave al inicio, para luego subir la intensidad del mismo. Sus bocas se fundieron en una danza armónica, percibiendo lo dulce de su aliento y como sin oponer resistencia respondía a la invitación que le hacia la rubia. Quizás se extralimito un poco con ese atrevimiento, pero que se podía esperar de ella que no se quedaba con las ganas de nada y aquello eran mucho más que ganas por sentirlo mucho más cerca de ella. El tiempo se detuvo delante de sus ojos, absorbida por los latidos de su corazón los cuáles de asemejaban a un conejo que corría escapando de algún depredador natural. Intentando no frenar su beso, le abrazó por el cuello para atraerlo mucho más hacia ella, quería sentirlo tan cerca que de un momento a otro se volvieran uno mismo y aquello no terminará jamás. Respirando con agitación no le soltaba de ningún modo, ya le tocaría a el frenarla, si deseaba hacerlo y cuestionarle porque era tan atrevida y se aventuro a robarle un beso que para ambos estaba segura que sería algo que viviría por el resto de sus vidas en sus recuerdos. @Joaquín Granger
  9. Nick: Juv Malfoy Croft ID: 31143 Conocimiento: Astronomía Nivel de Magia: XXXI Link a la Bóveda: Bóveda de Juv Malfoy Croft Link a la Ficha: Ficha de Juv Malfoy Croft Saludines +.+
  10. —La espera bien ha valido la pena, confieso que pensé que no vendrías—sonrió dedicándole aquel gesto afable al caballero. No podía negar que se veía sumamente apuesto, atractivo de pies a cabeza y con la luna iluminando su gallardo rostro. El ambiente era ideal para dejar volar la imaginación, planear cosas fuera de la martirizarte rutina de la ajetreada cotidianidad. Acercándose a este le dio un suave beso en la mejilla, sólo esperaba que no tomará a mal el atrevimiento que estaba teniendo para con el, pero algo dentro de ella le había impulsado como un resorte oculto en su estomago. No esperaba nada especial de esa velada, salvo llevarse una grata impresión de Joaquín, quizás las cosas cambiarían de un momento a otro. Pero prefería no adelantarse a los hechos y dejar que todo fluyera de forma natural—¿Deseas algo de comer o beber?—preguntó invitándolo a ponerse cómodo. Obviamente no lo haría sentarse en la arena y echar a perder su atuendo, chasqueando los dedos apareció un par de sillas de playa acompañadas por diversas bebidas dispuestas en una mesa. La noche estaba francamente cargada de misterios que estarían a poco de develarse, quizás eso hacía mucho más interesante el contraste de sus personalidades, ambos diferentes en algunos aspectos pero quizás similares en otros—He estado bien, pero creo que ahora estoy mucho mejor—mirándole fijamente buscaba descifrar la mirada de tan peculiar caballero. —Tú, ¿Cómo has estado?—preguntó mostrándose sumamente interesada por la respuesta. Era la primera vez que entablar una conversación, no se mostraba tan abierta desde hacía tanto tiempo. Olvido la última vez que se había sentido tan cómoda en la compañía de un hombre, pero algo en este chico le descolocaba un poco y esperaba dar con eso que le tenía tan enganchada a el de un momento a otro—Te ves realmente apuesto—elevando su mano hasta su mejilla le dejaba sobre la misma una ligera caricia que esperaba que no tomará a mal y le sacará la mano de su rostro. @Joaquín Granger
  11. —Creo que me di a entender de forma errada—musitó continuando con las curaciones que había iniciado. El ser un ser piadoso y compasivo con sus enemigos, jamás fue una cualidad que se destacará en ella, ni por error. Pero algo en el rostro lastimado de ese joven, le estaba haciendo ver las cosas desde una perspectiva demasiado diferente, al grado de cuestionarse si estaba bien o mal su pensamiento anterior. Pocas veces le hacían dudar de cosas como esa y eso era lo que le sacaba un poco de balance.—Volverá a la vida como nuevo—aseguró tajante. Ella no era nadie para juzgar esos métodos, al menos no de forma tan drástica y autoritaria, dejando un poco de lado su cualidad mezquina optaría por algo menos lacerante contra ese sujeto. —Espero que todo me salga bien, porque si no—mordió su labio inferior.—Lo traeré de regreso, pero eso no implica que le perdone sus faltas cometidas contra mi persona.—la frialdad en sus palabras era palpable. Justo por eso no sentía el más mínimo pesar o remordimiento a la hora de tomar una vida, mucho menos si de ello dependía seguir con vida dentro del mundo mágico. Su raza le demandaba beberse varios litros de sangre al día, no era culpa de ella tener que salir a cazar de forma arritaría a todo aquel que se cruzará en su camino y tuviera cara de banquete servido en bandeja de plata. Su cuerpo se tensó de un momento a otro, sintiendo la energía que brotaba del cuerpo inerte. Poco a poco cada una de las heridas quedaron sanadas, sólo se veían las cicatrices que daban cuenta del daño que sufrió su cuerpo. —Está sanado al máximo, no creo que se pueda hacer nada más por el o ¿si?— cuestionó a la Black Lestrange, Tal y como ella lo había citado anteriormente, cada mago o bruja empleaba los métodos de sanación que consideraba adecuados en cada caso. Ella era mucho más practica que metódica, pero eso no le restaba merito a la labor que habpia desempeñado dentro del LAIC y su prueba de Nigromancia. El sanar era un arte para muchos una labor que era parte de su vida diaria, pero en su caso era un medio de ayudar a los que consideraba dignos de ello y a los que no, pues los dejaba reposar en franca tortura en los brazos de la muerte. Deslizando sus ojos hacia otra camilla se percató que debajo de la sábana estaba una mujer, no pasaba los 25 años y ya estaba presa en las fauces de la muerte. Curiosa la forma en que algunos magos y brujas perdían la vida de formas tan absurdas que le causaban una gracia que no siempre terminaba en una sonora carcajada. —Ella murió hace una semana, pero no puedo determinarla causa de muerte—carraspeó con suavidad—Quizás pueda, pero no me permite verlo del todo—aseguró tajante intentando mirar en lo más profundo del ser de la morocha. Era necesario dar con la causa de muerte y así aplicar el método de resucitación ideal para ella, curarle cada una de las heridas y aprender a manejar la piedra que colgaba de su pecho, aquella que le daba el poder de sanar y devolver a un espíritu al cuerpo que lo reclamaba afanosamente como suyo y de nadie más. @@Jessie Black Lestrange
  12. —Sorpresa, sorpresa que es lo que nos tendrá deparado el destino a ambos....—sonrió acomodando su capa de viaje sobre sus hombros. Era la clase de mujer que se dejaba rodear por el misterio, volviéndose una persona indescifrable para los que apenas le conocían. Esa era Juv realmente un baúl repleto de secretos sellado a piedra y lodo, pero sospechaba que con este joven las cosas podrían cambiar o al menos darían un vuelco interesante para ambos. Seria la primera vez que cruzará palabra con este, pero no le atemorizaba dónde terminará todo aquello a decir verdad. El simple hecho de incursionar en algo desconocido para ella, ya había despertado su interés y eso si que era raro sin lugar a dudas. —Espero que este dispuesto a todo o me veré forzada a usar algunos métodos en su contra—relamiendo sus labios terminaba de alistarse para aquel encuentro. Curiosamente iba vestida de una forma poco casual y bastante sugestiva, admirando los pantalones de vestir que se amoldaban a la perfección a su figura estilizada acompañados por un corsé que dejaba poco o nada a la imaginación o eso le daba a entender su mentecilla perversa. No era una cita formal o algo parecido, justamente por eso no se vistió con algo más discreto y que no captará las miradas de todos los caballeros dentro del callejón diagón. Aunque lo internará por todos los medios, jamás dejaría de ser un atractivo visual para el sexo opuesto. Lastimosamente era una maldición que le tocaba purgar, pero que la mayo-ria de las veces, si que le daba buenos resultados. Para su mala suerte, no tenía pareja en ese momento y deseaba encontrar alguien que le brindará buenos momentos, aunque fuera como amigos y el tiempo dictaría si la cosa pasaba a mucho más que sólo un leve estrechón de manos. Desapareciendo de su habitación en la Mansión Malfoy, no se demoró demasiado en aparecer dentro de un local poco concurrido en esos momentos, le gustaba gozar de privacidad para poder realizar sus travesuras con toda la libertad del mundo. Una playa era el sitio ideal, alejada del bullicio de las personas y perfecta para perderse en medio de las inmensas olas del mar o enterrarse en la arena para relajarse un poco. Ojalá a su invitado le agradará el lugar elegido por la rubia, porque en caso contrario, ya buscaría el modo de hacerlo pasar un rato ameno y bastante agradable en su compañía sin lugar a dudas. Caminando por la orilla de la playa sentía la brisa agitar su rubia cabellera, esperando ansiosa la llegada de tan agradable caballero o así se imaginaba ella que era Joaquin. @Joaquín Granger
  13. —He aprendido demasiado estos últimos meses dentro del Ateneo, no puedo decir que no percibió si están o no están dentro de esté plano—dramáticamente el tono de su voz se endureció dejándose para ella esa información. El sentir la energía que emanaba de cada una de las camillas, le recordaba sin lugar a dudas el proceso que tuvo que emplear para sanar y resucitar a un sujeto que murió de una forma bastante cruel. Sus orbes azul oscuro miraban fijamente cada una de las sábanas, algunas tenían manchas de color carmesí y otras estaban blancas como la misma nieve. El mirar un cuerpo inerte, no causaba la menor sensación en ella, no había nada en eso que logrará perturbarle de alguna forma. —Todos han sido atacados por personas como nosotros—musitó aspirando el aroma que brotaba del liquido vital—Yo asesiné a este recientemente—agregó esbozando una lóbrega sonrisa en sus labios. Poco le importaba arrebatar una vida, si contaba con lo necesario para regresarla de golpe al mundo de los vivos y coleantes. Sus pensamientos estaban centrados en la forma que le mato, porque estaba reviviendo paso a paso cada una de sus acciones. ¿Era todo aquello un juego siniestro orquestado por su ojo interior?. El ser vidente, le permitía mirar lo que pasaría antes de suceder, igualmente le daba el poder de visualizar el pasado y el presente, pero el futuro de ese joven, no estaba del todo claro para la Neozelandesa. —Veo la forma en que sangraba antes de morir, puedo sentir cada uno de los cortes en su piel y que varios de ellos alcanzaron a mancillar el hueso de uno de sus brazos—la sábana cayó al suelo tras su revelación. Estaba amoratado de pies a cabeza, destacándose en su rostro una quemadura que parecía ser un escudo de armas, tal vez era el emblema que desde pequeña portaba en honor a su legendaria familia.Una herida similar a una serpiente se extendía por su pierna derecha, elevándose como un camino rojizo que terminaba antes de llegar a su muslo—No ha trascendido, creo que merece la pena regresarlo y ver el sufrimiento reflejado en sus ojos—saboreando la maldad que brotaba de sus labios acaricio con sus dedos la piedra que tenia en su diestra, pensando con fuerza en el calor que brotaba del astro rey, deslizando su mano por cada una de las heridas sanaba poco a poco cada una de ellas. No le dejaría como nuevo, pero al menos se esforzaría por intentarlo. Podía borrar cada una de las cicatrices que quedarán luego de cerrar las heridas. Pero, ¿realmente deseaba darle esa clase de piedad a su victima?, ladeando la cabeza descartó en el acto esa posibilidad de mostrarse compasiva y piadosa. Aquello no pegaba con ella y lo tenía bastante claro, sintiendo como la curación surtía el efecto deseado miraba a Jessie, tal vez esperando la aprobación de la bruja o que le diera alguna reprimenda en caso de que su accionar fuera errado. @@Jessie Black Lestrange
  14. Su naturaleza era alimentarse de otros seres vivientes, pero jamás experimento la necesidad de beber la sangre de los animales. Quizás porque su sed sólo estaba enfocada en los seres humanos o los que ella consideraba los enemigos de su especie. Pero para su buena suerte por más que revolvió el mar de recuerdos que tenía dentro de su cabeza, no dio con ningún crimen perpetrado contra alguna especie diferente a la raza humana. Si la sed comenzaba hacer mella en ella, ya vería el modo de morderse la lengua y no atacar a ninguna de las criaturas que moraban dentro de ese bosque. —Caminar en linea recta—murmuró para si avanzando por el suelo sin maltratar con sus pasos el hogar de algún insecto o pisar accidentalmente una hormiga. Sospechaba que la Arcana, le enseñaría a ser sumamente cuidadosa a la hora de dejarse llevar por sus instintos. Justamente lo que necesitaba luego de pasar por la prueba de Videncia, aunque con eso a su favor el “ver” y “entender”, ya era más sencillo de manejar e interpretar. El canto de los grillos le permitía serenarse sin oponer la más minina resistencia a ello, le agradaba sentir la paz que brotaba de los árboles, acompañada por el silbido del viento. Era como estar en otro planeta, no encontraba nada que le perturbará en lo absoluto. Sin esperarlo siquiera su garganta comenzó a picarle un poco, similar a la sensación de sentir unas ganas insaciables por beberse un cubo repleto de agua hasta el borde. Ahí estaba lo que mencionó la africana, verse tentada por las ganas de comer o beber algo. Aunque para la Nigromante aquello era el pan de todos los días, beberse casi tres litros de sangre de un jalón sino es que a veces rebasaba esa marca impuesta por su insaciable deseo de hartarse del liquido vital. —No, no pienso comer nada de lo que me rodea. No iniciaré esta clase defraudado a la Arcana con algo que es tan sencillo de contener—siseó como una serpiente continuando con su andar. Observando a las ardillas comer pequeñas piñas que sujetaban con sus manos, dando mordiscos que provocaban un roer que le arrancó sin querer una sonrisa divertida de sus labios. Delante de ella a pocos pasos estaba un conejo olisqueando ansioso en busca de un poco de comida, deseoso de poder degustar algunas hierbas o alguna zanahoria. Lamiendo sus labios contuvo sus ganas de hincarle los colmillos y beberse toda la sangre del pequeño, todo lo que necesitaba era autocontrol y lo aplicaría costará lo que costará. Pasando al lado de este su corazón comenzó a latir de forma desaforada y alarmante, el aroma de la sangre que corría por su pequeño cuerpo, no paso del todo desapercibida para la rubia vampiro. Acallando sus deseos por atacarlo, no cedió ante eso, avanzando con paso firme le dedicó una ligera sonrisa al animalito. Era cuestión de enfocarse en su único objetivo en ese momento, encontrar a la Arcana y demostrarle que era capaz de frenar sus ansias por matar y no solo a los animales. Resultaba complicado dominar los instintos más básicos y elementales, pero si de eso dependía aprender lo que era realmente la Oclumancia, no se negaría a ello por ningún motivo. Dando un pequeño respingo ignoro en chillido emitido por sus tripas, ya tendría tiempo de comer a sus anchas, pero no colando en el menú especies que no pertenecieran a la raza humana. Estaba centrada en dar con la ubicación exacta de la mujer, pero dónde estaría en esos momentos. Su mente estaba rodeada de las palabras que está le dedicó antes de iniciar su caminata, aquellas resonaban como una serena brisa que agitaba las hojas de los árboles de aquel bosque. Escuchando el agua correr por un río presintió que estaba a nada de encontrarse con Aailyah Sauda, apresurando un poco el paso quedo a orillas del cuerpo de agua. Expectante a lo que ocurriría mirando todo lo que le rodeaba, no perdió de vista a pájaros que revoloteaban jugueteando animosamente en el firmamento.
  15. —Jeremy Askar— aquel nombre escapó mecánicamente de sus labios. Era su antiguo pupilo dentro de la Marca Tenebrosa, además de tener un nexo que poco le agradaba a Malfoy a decir verdad. No le acababa de agradar la relación que ese hombre tenía con su hermanita Anne, de cuando acá se había vuelto tan celosa y sobreprotectora con la Gaunt. Hasta a ella le extrañaba esa reacción, tal vez era porque de un tiempo a la fecha, el no tener el mismo contacto con la Warlock comenzaba afectar ligeramente el humor de la Animaga. Sus orbes azul oscuro se encontraron con la chimenea que estaba encendida, plasmándose en sus labios una sonrisa cargada de suficiencia—Ya veremos que tal se dan las cosas—dejándose caer en un cómodo sillón espero el momento justo para enviar la misiva. —¿Onix?—inquirió meditabunda la vampiro—Envía está nota al hogar de los Askar, no debe ser vista por nadie de esa familia. Salvo por los ojos de la persona a la que está va dirigida—soltó dedicándole una mirada de hastió. Los fallos de su nuevo sirviente iban en un creciente ascenso. Similares a un cohete que busca llegar a la luna y anidar en su suelo espacial, pero a este poco le faltaba para irse directo al pozo de dónde no lo sacaría, ni su progenitora—No admitiré un fallo más de tu parte, está es la última oportunidad que tenes—apareciendo una copa de vodka en su diestra vertió dentro del liquido unas gotitas de color carmesí. No podía negar su especie ante los ojos del mundo mágico, esconder su gusto por la sangre, no era algo que le causará la más mínima gracia a la joven. —Esperemos que no salga la sorpresita que tiene escondida en su interior—dejando escapar una sonora carcajada de sus labios, deslizo su lengua por el borde de la copa de vidrio. Sintiendo como la frialdad de la misma se impregnaba en su paladar dándole un sorbo, saciaba un poco sus ganas de beberse una buena tanda de sangre fresca. Necesitaba un compañero o mejor dicho cómplice en el crimen, no era lo mismo salir a matar ella sola por su cuenta que tener alguien que le cubriera las huellas y al final de todo aquello dividirse el botín a partes iguales. Además le agradaba la idea de sacarle ese demonio de su interior a Jeremy, porque no se imaginaba tener que lidiar con esa parte tan molesta que habitaba dentro de su compañero de bando. @
  16. —Salvaguarda Mágica—pensó la vampira luego de escuchar atentamente las palabras de Keaton. Poco a poco las dudas con respecto a los hechizos y el topacio amarillo que ahora colgaba de su pecho, ya se habían disipado casi por completo—Entendido, suerte y si necesitas una mano—señaló con su mirada la marca que tenía en su antebrazo izquierdo. Su cuerpo se volvió intangible por completo al igual que el camello en el que iba montada, ambos pudieron cruzar sin dificultad la gruesa pared de la pirámide, quedando dentro de un pasillo que estaba tenuemente alumbrado por una hilera de antorchas que estaban distribuidas a ambos lados del mismo. Una horda de áspids aparecieron delante de la rubia y su transporte, parecía que el faraón se empecinaba en ponerles trabas todo con tal de concretar sus siniestros planes. —Anillo de amistad con las bestias—aquella alianza le permitiría intentar entender el objetivo de esas pequeñas. Quizás estaban ahí para proteger el sitio de extraños, pero Malfoy de momento, no representaba una amenaza ante ellas o eso esperaba. En caso contrario, no dudaría en enviarlas lo más lejos posible o en el peor de los casos llevarlas hasta donde estaba el dichoso faraón y colocárselas como un collar plagado de veneno de cabo a rabo. Sus orbes azul oscuro destellaron con furia, ¿Cómo era capaz e causar tantos problemas, si estaba muerto?. Aquella duda era como un palito de madera que le picaba las costillas constantemente, causando un malestar que se iba acrecentando en la Nigromante. Su cuerpo era una maquina cargada de pura adrenalina, no le extrañaría que dentro de poco el mismo estallará y lo hiciera para mal. Sin esperarlo siquiera un zarpazo se dejó caer sobre su espalda, causándole una herida que le escoció como si un trozo de roca ardiente mancillará con su endemoniado calor el cuerpo de la rubia. Echando la vista hacia atrás, no pudo ver nada a simple vista, no hasta que unas fauces afiladas estaban a pocos centímetros de su marmóreo rostro—¡¡¡ Que cara...!!!—antes de poder terminar la oración un chacal parecido a Anubis el dios de la muerte y la vida. La sangre mojaba sus ropajes blancos, dándole un tirón a las cuerdas que tenía el camello como riendas improvisadas le obligo a moverse quedando a 5 metros de la bestia. Necesitaba curarse de lo que tenía encima o la perdida de sangre, si que le complicaría todo el paisaje. —Curación—pensó imaginándose el calor que brotaba del Sol, cubriendo con su surda la zona donde estaba la herida. Sintiendo como poco a poco sanaba y se curaba, relajando sus músculos estaba a poco de lanzarle algo que le causará bastante daño a ese ser tan peculiar y atrevido. Elevando su varita dando un fuerte latigazo con la misma, no se detuvo a pensar como atacarlo, simplemente reaccionó de la única forma en que su instinto se lo dictaba—Orbis bestiarium—apareciendo un anillo dorado que envolvió el cuello del Chacal, sometiéndolo al control de la Animaga. Le usaría como una defensa, si se topaba con otra sorpresita dentro de la pirámide. Le tocaba ir en busca de Keaton, aquello de estar separados por ese sitio tan peligroso, no le acababa de cerrar del todo a la rubia Malfoy. @@Keaton Ravenclaw
  17. —Si, creo que este libro tiene demasiadas cosas que me gustaría aprender a ocupar. Ya sea para sanar a un compañero de bando o a mi misma—comentó extrayendo de su mochila un amuleto que captó su atención de inmediato. Era un topacio de color amarillo que desprendía otras tonalidades al reflejar la luz de sol en su cuerpo cristalino. La curación era un hechizo que leyó dentro del libro, pero no estaba del todo familiarizada con el mismo—Apenas lo estoy cursando, no tengo la más mínima idea de como ocupar estas cosas o que beneficio me darán al aprender como funciona cada una de ellas—expreso sinceramente. Deseaba aprender a sanar, no sólo por el simple hecho de que le gustaban los duelos y ver sangrar a sus enemigos. Ella estaba convencida de que todo eso iba mucho más allá, ya que la magia que se manejaba dentro de los libros de hechizos. No era nada comparada con la que empleaba dentro de un campo de batalla. El negarse poseer ese plus, no era sensato y con la ayuda de Jessie, si que le tomaría el modo a todo aquello. Además de emplearlo dentro de su cargo dentro del ministerio, el ser una animaga no se limitaba solo a crear pociones o curas para las enfermedades. Sino aprender a sanar las heridas causadas por magia desconocida y conocida para ella, aunado a ello poder traer del mundo de los muertos a sus compañeros caídos o aspirantes a su bando. Sabía todo lo concerniente a la Nigromancia, como traer un espíritu del otro mundo a este, aprender a sanar el daño que sufrió su alma y su cuerpo. Porque de sólo sanar el cascarón, no le ayudaría a volver completamente al plano terrenal. Recordaba vagamente su clase de Habilidad con el Arcano Baleýr, aquel hombre que le obsequiará el grimorio que llevaba a todos lados. Un libro de tapas negras con diversos grabados que iban desde la portada hasta la última de sus hojas, le gustaba el aroma de las mismas y el poder que albergaba cada una de ellas. —Me imagino que están todos muertos, solo me gustaría saber la causa del deceso. Ya sabes, para saber como sanarlos o volverlos a la vida—señaló el libro que sujetaba con su diestra—Curar parece sencillo, pero no dudo que tenga su ciencia y eso me queda más que claro. No solo es lanzar episkeys a diestra o siniestra o ¿si?...—preguntó a la profesora adoptando una postura meramente profesional en esos instantes—Lo que espero de esta clase es simple, aprender a curar, surcir si prefieres verlo de ese modo. Aunque yo diría remendar los daños que la mano mágica y la de la muerte han causado en esos pobres infelices—esbozando en sus labios una sonrisa ácida no dudo en elegir la camilla que estaba al final. Algo le decía que lo que estaba bajo esa sábana, le permitiría sacar lo mejor de lo mejor de ella y no hablaba de la forma de sanar en particular. @@Jessie Black Lestrange
  18. @@Keaton Ravenclaw Eso lo pillo de entrada, pero el asunto es que el tiempo es bastante limitado para emplear los hechizos y los objetos que te da el libro. Yo puedo hacer uso de todo eso dentro de un mismo rol, además de darle lógica a la hora de emplearlos. Lo que me preocupa es el tiempo para usar todo eso. Saludos :3
  19. @@Keaton Ravenclaw Hola :3 Entiendo lo de los tiempos para demostrar que puedo cursar la prueba y todo lo que eso conlleva. Pero hoy es 4 y el 9 se abre la prueba. Eso quiere decir que tengo más o menos 5 o 6 días. Para es tiempo más o menos, ¿cuántos roles debo tener para poder aspirar a presentar la prueba? Saludos /o/
  20. —Espero que me deje abrir algún cadaver o sacarle un poco de sangre al menos—sonrió al imaginarse la cara de Jessie. Ella era demasiado adepta a tratar con esos seres sin vida dentro del LAIC, no por nada le encantaba su trabajo dentro de ese laboratorio mágico. Diversas botellitas de varios tamaños tintinearon la ser rozadas por las yemas de los dedos de Malfoy, sintiendo la toxicidad que emanaba de cada una de ellas—Me esta gustando esto de portar una bata blanca—cerrando de golpe su bitácora de experimentos concluidos, no perdería la noción del tiempo y tampoco alargaría la espera de Jessie. Tomando su varita la resguardo dentro de la bolsa de su bata, acomodando el grimorio que le regalara Baleýr el Arcano de la Nigromancia, no podía olvidar que su ojo interior estaba despierto en todo momento. Le dejaría mostrarle los pasos a seguir, además si las cosas se ponían complicadas recurriría a su Animagia para zafarse de todo aquello. La mochila que llevaría estaba alistada, además con los amuletos que obtuvo al estar cursando el Libro de l Fortaleza. Se estaba volviendo demasiado fanática de las clase del Ateneo, ya estaba dentro de una nueva habilidad, la clase del libro y el conocimiento que estaba a poco de aprender de Jessie. Curar a las personas, no era algo que le causará demasiada gracia o le entusiasmará, como si se tratará de recibir algún obsequio por obtener una buena nota o por cumplir un año más de vida. Prefería despojar a las personas de la luz que habitaba en sus ojos, pero le convenía mostrar otra cara y reservarse sus malas intenciones para futuras travesuras. Esbozando una enigmática sonrisa en sus labios, le dedicaba una mirada cómplice al canino que siempre estaba cerca de ella. —Vamos, no perdamos más tiempo—desapareciendo ambos en una densa neblina azul metálico, no tardaron en aparecer en el aula recién mutada por la Black Lestrange. Su cuerpo se tensó de un momento a otro, no le agradaba para nada el aroma a hospital. No por el hecho de que fuera un sitio especial para curar diversos males y enfermedades que aquejaban al mundo mágico, si no porque todo aquello despertó su lado más salvaje de un momento a otro. El pequeño can comenzó a ladrar ante el malestar experimentado por Malfoy, siempre detectaba todo lo que le causaba un desagrado a su ama o le sacaba de balance de forma irremediable. —Shh, ya todo esta bien...—cerrando sus ojos aspiró con fuerza recuperando su auto control. Iría en busca de la Black Lestrange, cuándo antes dieran inicio a la clase se sacaría ese aroma de sus fosas nasales. Optaría por quizás aparecer algunos frascos repletos de sangre y vaciarlos sobre el suelo, amaba el aroma metálico que brotaba del liquido vital colapsando con eso sus sentidos. Dándole un ramalazo que le volvía a centrar en lo que era realmente—Creo que llegue justo a tiempo—expresó obsequiándole una sonrisa lóbrega a la catedrática. @@Jessie Black Lestrange
  21. —Anillo de Salvaguarda contra oídos indiscretos...—siseó notando que este de amoldaba a la perfección a su dedo indice. La explicación de Keaton disipaba por completo su duda respecto a la sortija. Sin esperarlo siquiera un nutrido grupo de personas estaban arremolinados cerca de la pirámide, esperaba que no desearán interponerse en los planes del par de magos. Acariciando con las yemas de sus dedos aquel anillo activo enseguida el conjuro, librándose de que escucharán los pensamientos que profiera en voz alta. El ver como su compañero perdía una de sus preciadas alianzas, no detuvo a la Malfoy para reaccionar y antes de la petición de este, ella ya había activado el conjuro para apartar a los oídos indiscretos de sus palabras. —No tengo dudas al respecto, solo una cosa antes de que te vayas. Ten cuidado, no me cuadra para nada tener a todo este mar de gente dentro de este sitio—se despidió elevando la mano con un gesto cómplice. Su camello se mantuvo quieto por un breve instante, quizás el detectó algo que la rubia no percibió de primera mano y le estaba echando una mano sin solicitárselo siquiera. Sus ojos se desviaron hacia su espalda, percibiendo un aroma entre incienso y almizcle, el aroma se intensificó más y más quemando sus fosas nasales con su fuerte esencia. Un sabor amargo se cobijo en su aliento, provocando que tosiera sin poderlo evitar—Anillo detector de enemigos—replicó en voz baja notando que la piedra que tenía en el centro se encendió como un faro emitiendo una luz que le avisaba de un inminente peligro delante de ella. Estaba lista para lidiar con eso, no podía llegar tarde al encuentro con Keaton. Además probarse a ella misma que era digna del poder que otorgaba el Libro de la Fortaleza, no era un reto que pudiera lanzar tan fácilmente al cesto de basura. Concentrando toda su atención en dar con el origen de ese aroma, observó a seis metros de ella a un par e sujeto. Iban ataviados con ropajes parecidos a los de los esclavos egipcios, resaltando en sus pechos un escudo que parecía ser el emblema de Keops. Aquel hombre comenzaba a colmarle la paciencia que no tenía y que de poseerla, no les hubiera salvado de lo que les esperaba en manos de la Nigromante. —Orbis Bestiarium—pensó la mortifaga posando sus ojos en una serpiente que reptaba en la arena. Está quedo bajo el control de la bruja apareciendo alrededor de su cuello un anillo dorado que le ponía irremediablemente bajo las ordenes de la bruja, ahora le tocaba a ella causar un aroma a sangre derramada sobre la arena y dejar a ese par tendidos como lagartijas sobre el inminente calor que emanaba el astro rey. Ordenándole picar en el tobillo a uno de sus atacantes inyectó el veneno en esa zona causándole la muerte de forma irremediable, el otro no hizo más que intentar auxiliar al compañero que estaba a poco de dejarlo solo ante tremendo dilema. —Vine aquí para ponerle punto final a las aspiraciones de un loco y no permitiré que ustedes se interpongan en mi camino—clavando su azul mirada en los ojos del hombre, no dudó en darle su merecido—Sectusempra—un rayo escarlata broto de la punta de la varita de la Animaga pegando de lleno en el pecho de su victima, abriéndose varios surcos profundos que le arrancaron grandes cantidades de sangre. Le gustaba la idea de matar y gracias a su anillo de salvaguarda contra oídos indiscretos, todo aquello quedo entre ellos tres y el camello. Este gruño en favor de la fémina recibiendo una palmada de apreció por parte de Malfoy—Vamos, vamos Keaton debe estarnos esperando—tirando de las riendas le indicó que le llevará hacia el ala Norte de la Pirámide. Las personas seguían estáticas en el mismo lugar, no se movían ni para respirar y eso comenzó a inquietarle de verdad. Posiblemente estaban bajo algún hechizo o eran los protectores que impedirían que ellos acabarán con los planes de Keops Una y mil interrogantes se agolparon en su cabeza, ya su cabeza empezaba a fraguar la forma de deshacerse de algunos de ellos y no dudaria an sacarles la vida de tajo. Su maldad no tenía limites y todo esos muggles estaban a nada de conocer la verdadera oscuridad que habitaba en lo más profundo de su ser. @@Keaton Ravenclaw
  22. Hola :3 Pues vengo a solicitar la reapertura de dos de mis negocios, además de algunos cambios que deseo que se realice en los datos de uno de ellos. Dejo a continuación las fichas para que el tramite sea posible y comenzar a activarlos desde ya. acá todos los datos que se requieren para ello: Nombre del Negocio: Douce Tentation & Straripante Link a la Bóveda del Negocio: Bóveda Douce Tentation & Straripante Trámite a Realizar: Reapertura de la boveda, además de agregar a la Familia Black Lestrange y retirar a la Haughton, Bóveda Familia Black Lestrange, Black Lestrange Nombre del Negocio: Link a la Bóveda del Negocio: Bóveda Wishes Banned & Strange Passions Trámite a Realizar: Quitar a la familia Haughton y colocar a la Black Lestrange, Bóveda Familia Black Lestrange, Black Lestrange. Además de retirar a Stephen Malfoy como socio Saludos y gracias de antemano :3
  23. —La mente es un laberinto lleno de diversos conocimientos y pasajes, no todo lo que veas o crees ver es real—siseó la bruja terminando de leer aquel libro de tapas oscuras. El tiempo de iniciar una nueva habilidad estaba por comenzar, agradeciendo cada uno de los recuerdos que le legará su paso por la morada de Sajag. Ahora le tocaba aprender de una nueva fuente de sabiduría, deseaba aprender a controlar su mente y ante todo saber cuando cerrar la misma para que sus pensamientos no fueran del conocimiento de alguien desconocido. Su fuerza de voluntad era inquebrantable y aunado a eso estaba su alto nivel de adiestramiento sobre su mente, sólo revelaba parte del mapa y no el sitio donde la cruz marcaba el sitio dónde estaba resguardado el tesoro. Esperaba no defraudar a la Arcana, ella sabía que cada uno tenía una personalidad única y especial. Siempre siguiendo la línea que marcaba el poder que controlaban y brotaba del anillo que llevaban en su dedo, desviando su vista hacia los tres que ya tenia, no dudaba que dentro de poco la Oclumancia se uniría a la Nigromancia, Animagia y Videncia que ya dominaba. No era sensato contar los pollos antes de verlos nacer y con eso calmaba sus ansias, serenarse era lo más sensato y no seguir perdiendo más tiempo. Cubriendo sus hombros con una fina capa de viaje resguardaba su varita dentro de la pretina de sus jeans, calzando sus pies con unos cómodos tenis anudaba las cintas de la capa para cubrir la remera que llevaba debajo. El aire entro de golpe por la ventana de su habitación, percibiendo un aroma a pino y vida animal. Quizás todo ello era provocado por sus criaturas que deambulaban a placer por los jardines de la Mansión Malfoy. Nadie les molestaba y convivían en armonía, situación que era del agrado de la rubia. Saltando por la ventana de sus aposentos se dispuso a caminar hacia el Ateneo, no le apetecía usar la magia en ese día despejado y lleno de un aire que le sacaba de cuándo en cuándo una afable sonrisa de los labios. Su andar era firme y seguro, apreciando todo lo que se cruzaba en su camino. Le resultaba extraño sentirse de ese modo, pero dejaría esa clase de cuestionamientos para otro momento. Sintiendo que le quedaba poco tramo para alcanzar su destino, deslizó sus pasos con sigilo por los pasillos que le daban un toque misterioso al recinto. Recordándole algún laberinto que viera en alguno de los textos que guardaba celosamente en su biblioteca personal, delante de ella una morada de piedra con el techo de paja captó su atención sin poder sacarle los ojos de encima. El vivir en un sitio tan pacifico y lleno de diversos tipos de vida, le resultaba una experiencia nueva y sin duda alguna enriquecedora sin lugar a dudas. —Soy Juv Malfoy y seré su nueva alumna—se presentó dedicándole una ligera reverencia al hogar de la Arcana. No sabía, si está estaba dentro de la misma, pero no estaba demás mostrar el respeto que una persona como ella se merecía . Esperaba le diera una respuesta o le permitiera entrar en contacto con ella de algún modo, realmente le interesaba aprender lo que ella estuviera dispuesta a enseñarle. Mirando todo lo que le rodeaba aguardaba por si otro mago o bruja le haría compañía dentro de esa clase.
  24. ~ Biblioteca. Sección Prohibida —Curioso lugar para una reunión— Sus ojos iban de un lado a otro, analizando el terreno que estaba pisando. Una biblioteca era la pantalla perfecta, pero que buscaban los tres hechiceros dentro de un sitio que estaba reservado para estudiantes de Hogwarts. El sitio estaba atiborrado de libros de arriba abajo, destacándose los de tapas negras que le susurraba su contenido en códigos clave que solo ella era capaz de entender. Su grimorio estaba en calma, no vibraba o emitía calor alguno, quizás los cánticos estaban esperando el momento justo para ser usados por Malfoy. El silencio que reinaba en ese sitio, si que comenzaba a sacarle un poco de quicio. Era una mujer de acción y tomarse las cosas con tanto sigilo y precaución era obra de su habilidad como vidente. Ahora tenía que ver y sentir todo, antes de poder actuar y dejar una huella imborrable con sus acciones. Entender, comprender y asimilar, además de descifrar cada una de las piezas que su ojo interno le fuera poniendo en su camino. Ahora el objetivo a conseguir era una piedra misteriosa, tal vez la misma le daba poder o maldecía al que era su protector. No le desagradaba que todas las plagas existentes en el mundo cayeran sobre Black, pero si estás por error afectaban a Macnair. Entonces si, Malfoy no se pensaría dos veces el poner a raya al ente o entes que estuvieran detrás de todo aquello. Las brujas no intercambiaban palabras, salvo por algunas miradas que se lanzaban de cuando en cuando. Tenían que esperar por Aaron y por lo tozudo que solía ser, no dudaba que apareciera en el año 2054 para comenzar con todo aquello. Detestaba que se hiciera desear más de la cuenta, ni que se tratará de un rey o un ser procreado por un dios o algo similar a ello. Poniendo los ojos en blanco simplemente se limitó a esperar, detectando la ansiedad que brotaba por todos los poros de la piel de Arya. La bruja se notaba francamente inquieta y desencajada, esperaba que todo aquello fuera pasajero y la serenidad reinará en ella al ver entrar por esa puerta al Black Lestrange. Sino ella misma iría en su búsqueda y le traería a rastras de ser preciso, porque el postergar demasiado su aparición no haría más que complicar las cosas y teñirlas del color de una hormiga. J15 @@Arya Macnair, @
  25. —Creo que de todo un poco, no se nada del manejo de los hechizos. Puede que mi conocimiento en duelos sea amplio y mi experiencia lo avale, pero no puedo mentir sobre que se o comprendo todo lo referente al libro que estás por enseñarme—argumentó sincera. Ahora su vestimenta estaba mucho más acordé, al lugar que ambos hechiceros visitarían, recordaba la incontable cantidad de libros que colecciono sobre el antiguo Egipto. Pero para su mala suerte, no sabía con el nombre mencionado por Keaton. Keops era un ser sumamente poderoso dentro del pueblo egipcio y sin lugar a dudas, podía apostar que dio con el mismo conjuro que Voldemort para fragmentar su alma en varios pedazos. Era conocido por algunos que todo deseo concretado con esa clase de magia siempre cobraba un alto precio y este caso no seria la excepción. —Me interesa bastante ponerle fin al deseo insano de ese curioso faraón, no dudo que haya dejado algún lacayo para que cumpla con sus demandas después de siglos de muerto—algo en sus ojos delataba el sentimiento mezquino que brotaba de su interior. Si la idea era desarticular los planes maquiavélicos de aquel hombre, porque no optar por algo que le brindará un beneficio en todo aquello. Sabía de buena fuente que no podía dejarlo volver, empero. ¿Por qué no usar las partes de su alma para otros fines?. Eso iría en contra todo lo establecido por la Universidad, pero no seria visto del mismo modo por sus compañeros mortifagos o ella. Tomaría la decisión adecuada llegado el momento, volviendo su atención a su profesor se dispuso a desaparecer rumbo a la Pirámide de Guiza. Un par de camellos les esperaban, esbozando una amplia sonrisa en sus labios se acercó al animal para dejar una caricia en su lomo. Su pelaje era áspero y rasposo, pero le agradaba la idea de estar en contacto con los animales típicos de ese país, calmándolo con un par de palmadas en su lomo procedió a montarlo con destreza. No era como montar un Hipogrifo o un Thestral, pero la sensación de adrenalina comenzó apoderarse de su cuerpo. La tierra que albergaba demasiados secretos para la humanidad era la anfitriona ideal, recordando vagamente su último paseo por las arenosas tierras de Egipto. Algo le decía que las cosas serian bastante entretenidas, al poner sus pies cerca de donde estaba ubicada la majestuosa pirámide. —¿Dónde comenzará nuestra misión?—preguntó sin dejar de acariciar a su peludo transporte. Keaton era el que poseía los datos más relevantes del caso, pero Malfoy necesitaba estar al tanto de todo e idear la mejor forma de proceder ante la situación que se les pudiera presentar. No se imaginaba que todo les saliera tan sencillo y a pedir de boca, no estando dentro del sitio donde las maldiciones reinaban a diestra y siniestra, castigando a todo aquel que deseará profanar los tesoros que tan celosamente permanecían resguardados dentro de cada una de las edificaciones que les rodeaban. @@Keaton Ravenclaw

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