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Darla G Dumbledore

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Todo lo publicado por Darla G Dumbledore

  1. --¿Al Guardián del Bosque? --preguntó la rubia sorprendida, intentando entender cómo podía haber visto el bosque en su visión y terminar apareciendo allí junto al joven mago --¿es el que tocaba esa bonita canción? --volvió a preguntar mientras buscaba al hombre del arpa con la mirada para señalarlo. Hacía muchísimos años había oído la leyenda del Guardián del Bosque, algunos decían que era una bella mujer que tenía el poder de convertirse en cierva, para poder trotar entre los animales del bosque sin que éstos se asustaran. Otros le habían contado de un gigantesco guardabosques, que muchos confundían con pequeñas montañas por sus ropajes camuflados perfectamente con la naturaleza. Mientras que otros magos y brujas comentaban que el guardián venía de una estirpe de duendes mágicos que se habían extendido por toda la tierra par cuidar los bosques de los cultivos del hombre, evitando que los incendiasen. La propuesta del peliverde le pareció lo mejor, se acercó a él sonriendo y extendió su mano libre. --Me parece perfecto poder acompañarle Señor Ryvak --aunque la bruja conocía al mago y sabía de la confianza y familiaridad que tenía con la Potter Black y el Granger, quienes lo consideraban un miembro más de la familia, ella no lo conocía tanto como para tratarlo por su nombre, aunque debía reconocer que lo que primaba en éste caso era el hecho de que el mago era de más alto rango que ella, al ser Director, aunque la Black había dejado de trabajar ya hacía un tiempo en el Ministerio. --¿Nos guía para aparecernos allá? ¿O debemos hacer escala en algún otro lugar? --consultó con su compañero de aventuras. http://i.imgur.com/pRPNZzd.jpg @
  2. El frío del lugar la sorprendió, no era habitual que fuera sensible a las sensaciones del clima del lugar, ella era vampiro. Elevó su mirada, observando con asombro las lianas y telarañas que conformaban un tapial que volvía impenetrable al Bosque Prohibido. Por instinto aferró con más firmeza su varita mientras avanzaba unos pasos acercándose a la valla natural pero se detuvo de repente. Un sonido extraño llegaba a sus oídos, sorprendida al descubrir que se trataba de música. La rubia avanzó despacio y si le había sorprendido el hallar así al Bosque, más le asombró el cuadro frente a ella. Un caballero de aspecto extraño, más parecido a un guardabosque que a un músico, había correr sus gruesos dedos con inefable agilidad sobre las cuerdas de un arpa, su sonido era casi celestial. Cerca de él un muchacho peliverde, con los ojos cerrados, escuchando la música ¿o dormía? Su mirada iba de uno a otro, y se quedó como hipnotizada viendo el movimiento magistral de los dedos del músico. No supo si cerró los ojos o había sido transportada, el lugar parecía haber cambiado. A unos metros de ella el peliverde aún escuchaba con los ojos cerrados, lo reconoció. --¿Señor Ryvak? ¿Antoni? ¿Dónde estamos? --preguntó Kimberly sorprendida. http://i.imgur.com/pRPNZzd.jpg @
  3. La rubia había elegido hospedarse en el Caldero Chorreante, sabía que tendría que conseguir otro lugar donde vivir ahora que había decidido regresar a Ottery, pero aún no estaba segura de en dónde. Un hogar en alguna familia sería... extraño. Mientras pensaba en ello observaba el techo de la habitación, no era un lujo, pero como había dicho el posadero, estaba limpio, milagrosamente. Solo unas marcas de antigua humedad jugaban a crear formas en su imaginación. Y no solo estaba limpio, además era cálido, en un rincón una antigua chimenea había proveído de calor toda la noche, por eso le sorprendió al bajar que el lugar estuviera tan frío. Kimberly se había dado una ducha rápida y vestido sus ropas más cómodas, viajaba con poco equipaje, en una mochila llevaba lo indispensable, verdad que tenía un hechizo agrandador en su interior pero nada de otro mundo. Se sentó en una mesa observando los corrillos de gente que leían o comentaban en sus mesas algo del bosque. Cuando le trajeron el desayuno, café, tostadas y el periódico mágico le preguntó al cantinero qué ocurría. --El Bosque Prohibido está encerrado --respondió el hombre con expresión compungida --dicen que el guardián ha desaparecido y nadie sabe llegar al árbol de los deseos, que son los únicos medios de salvarlo, nadie sabe cómo entrar ni cómo están los seres que habitan en él. La Black se sorprendió pero hizo caso a leer la nota que el nuevo periódico mágico había publicado. Comentaban que hasta los gnomos de jardín huían cuchicheando del tema, una bruja aseguraba que los había escuchado preocupados antes de desaparecer. ¿Qué podía hacerlos huír? ¿Solo la presencia de los magos y brujas que habitualmente los echaban del lugar? Lo dudaba. Pensó mucho tiempo, tratando de recordar, ¿cuándo había sido la última vez que había corrido peligro el bosque? cuando ella era humana su nodriza le contaba del guardián del bosque, pequeño, divertido, amigo de todas las criaturas. Pero el tiempo había pasado y la bruja le contó que el pequeño y salvaje ser había ido sufriendo la pérdida de sus hermanos, sintiendo como caían árboles y criaturas mágicas y no mágicas y eso lo había vuelto huraño y desconfiado. La nana solía decir que ojalá el guardián nunca perdiera su ilusión, porque el día que eso ocurriera sería el día en que perdieran ese bosque también. Tras pagar su estadía y sus consumos la bruja salió al patio trasero del Caldero, observó la pared por la cual ingresaría al Callejón Diagon y se lo pensó. No, no podía seguir su camino como si nada. El bosque había sido para ella una de las historias de su infancia, las historias de Gromit, defendiendo su bosque y rescatando animales y plantas habían iluminado sus noches antes de dormir. Suspiró, ¿por qué no? No tenía nada más importante que hacer, así que sin dudarlo más, sacó su varita y desapareció hacia el ingreso del Bosque Prohibido, allí podría encontrar alguna pista y descubrir qué tan real era la caída del lugar. http://i.imgur.com/pRPNZzd.jpg
  4. Título de la canción: Noche de Paz Nombre del cantante/grupo: Andrea Bocelli Género musical: villancicos Dedicatoria: para todos, necesitamos que renazca la magia en nuestro corazón y algo más. Noche de paz, noche de amor, Todo duerme en derredor. Entre sus astros que esparcen su luz Bella anunciando al niñito Jesús Brilla la estrella de paz Brilla la estrella de paz Noche de paz, noche de amor, Todo duerme en derredor Sólo velan en la oscuridad Los pastores que en el campo están; Y la estrella de Belén Y la estrella de Belén Y la estrella de Belén Y la estrella de Belén Noche de paz, noche de amor, Todo duerme en derredor; sobre el santo niño Jesús Una estrella esparce su luz, Brilla sobre el Rey Brilla sobre el Rey. Noche de paz, noche de amor, Todo duerme en derredor Esperando allí en Belén Los pastores, la madre también. Y la estrella de paz Y la estrella de paz Y la estrella de paz... Autoría: Original de Joseph Mohr, compuesta por Franz Grüber https://www.youtube.com/watch?v=9e8P6_QfpBI
  5. Título de la canción: No somos perfectos Nombre del cantante/grupo: Pop Corn Género musical: ni idea Dedicatoria: @@Seba Granger, ya tú sabes u.u Espero que esta vez contestes Hay algo que te tengo que decir Yo se muy bien no soy perfecto Pero que intento cambiar Siempre que algo sale mal Quiero que me perdones Hoy quiero verte y es asi Que te pido que no me culpes Somos humanos, podemos cambiar. Y no busco justificarme Yo nunca te he mentido Yo siempre pienso en ti Solo que a veces por desgracia No nos entendemos Y volvemos a pelear.
  6. Darla sonrió e hizo un gesto tímido y ojitos a su novio ante la pregunta de si no lo dejaría descansar. Un ronroneo escapó de sus labios con cada beso mientras entrecerraba los ojos, disfrutando el cálido roce de sus labios, sintiendo como su piel y su cuerpo reaccionaban ante el contacto de ambos, un contacto tan tierno y suave que la hacían estremecer de amor con cada corazón que él dibujaba en su espalda. Un ronroneo más profundo, casi gemido, había escapado de sus labios con el roce más íntimo y pícaro que había sentido al subir su pierna hacia su intimidad. Una sonrisa entre tímida y coqueta surgió en sus labios al escuchar sus palabras y con su guiño. Sabía que a Seba no le gustaría si ella se mordiese ahí mismo su muñeca y le diera a beber de su sangre para curarlo. Podía intentar una curación mágica o un episkey pero quería que él eligiera. Acaricio su mejilla con ternura. --Yo seré su enfermera mi amor, puedo curarte con un episkey, mi varita está en la mesa de noche, o puedo ponerme el amuleto de curación e imponerte las manos sobre la espalda y curarte, eso es rápido pero algo más complejo --comentó un poco para él aunque más para ella, imaginándose desnuda y poniéndose el medallón solo para curarlo --o... --dudó unos segundos y lo vió a los ojos con amor y curiosidad --si tú quieres puedo verter unas gotas de mi sangre en una copa y cuando la bebas tus heridas sanarán --se mordió el labio y abrazó a su novio, acariciando con ternura las lastimaduras. Amaba tanto a su hombre, a su Seba, pero no se atrevía a volver a hablar sobre la inmortalidad, su mente se perdió entre deseos de poder amarlo para toda la vida. No habían decidido aún si luego de la boda él se transformaría o ella hallaría la manera de volver a ser humana.
  7. La pelirroja sonrió ante la inclinación de la elfina, no podían evitarlo, lo sabía, a ella no le hacían falta muestras de tanto respeto por parte de los elfos, pero las aceptaba porque sabía que ellos eran en cierta forma felices, aunque no les terminaba de entender tampoco los quería ofender. --Claro Christine, muchas gracias, sin aceitunas para Seba --río Darla dándose cuenta que nunca le había preguntado cómo le gustaba las pizzas a su novio, ya tendría de donde "robarlas" puesto que a ella no le disgustaban, al contrario. Se acercó un poquito más para espiar tras la elfina y retrocedió un paso para responder a su novio, no quería estorbar a la pequeña cocinera. --Lo que tú tomes está bien amor, sabes que no soy pretenciosa, aunque lo que me gustaría beber dudo que tu hermana haya surtido la heladera con ello --río haciéndole un guiño a su prometido y señalando su propia vena en el cuello. Hacía unos días ya que no salía de cacería y aunque seguramente lo haría ese fin de semana, no estaba desesperada por beber sangre, su madre le había enseñado bien a controlarse. Recordó en ese momento a la mujer que la había cuidado tras ser convertida, a quien pensaba era la hermana de su madre. Pero no era momentos para nostalgias, como para no sentirse tan inútil, mientras Seba buscaba las bebidas y Christine comenzaba a cortar la pizza en porciones, trepada a un banquito y con un par de platos a su lado, ella tomó un servilletero y lo colocó en una punta de la bandeja. --De verdad tiene muy buena pinta --comentó mientras volvía a acomodarse cerca de la puerta y a un lado del pasamanos que daba al salón de clientes. @@Seba Granger
  8. Las palabras jadeadas por su hombre la hicieron sonreír, sintiéndose aún más inmensamente feliz, ella jamás había imaginado poder tener su corazón o mejor dicho dar su corazón a un ser tan bello como el que la estaba haciendo su mujer en ese momento. Y menos poder sentir que le entregaba no solo su corazón, sino cada fibra de su cuerpo con cada movimiento, contracción y latido de su ser. Sus dedos se entrelazaron a los de su prometido mientras su espalda se curvaba en un suave y salvaje movimiento que recordaba a un gato estirándose, sus piernas abrazaron con más fuerza las caderas de él, sintiendo que todo temblaba en ellas mientras sus dedos se clavaban en la espalda húmeda y cálida a la vez. Un suave y profundo gemido se ahogo en los labios de Seba mientras lo besaba con más pasión, derramándose en él. Segundos después sus dedos recorrían los pequeños surcos que sus uñas habían marcado en la espalda de él, pensando que una curación sería necesaria, mientras lo besaba con mucho amor y él los llevaba a su habitación. Aunque las cuadras estaban climatizadas, para que cada criatura pudiera disfrutar de un ambiente agradable, el cambio fue notorio, sintiendo la calidez del hogar que seguramente los elfos se habían encargado de encender más temprano, antes de que ellos llegaran a su hogar. Darla se enredó con amor al cuerpo de su novio mientras se relajaba a su lado y cubría con tiernos besos, sus brazos y su pecho, mientras ambos recuperaban el aliento lentamente. Sus dedos rozaban apenas con las yemas la piel del brazo de Seba, disfrutando de ese erizar del vello con el roce de ella, río bajito y volvió a besar a su novio. --Te amo tanto, no tienes idea cuánto mi amor --susurró, apoyando sus pechos sobre el torso de él, mientras lo veía a los ojos con amor y su pierna rozaba lentamente el interior de la pierna de él, en una búsqueda de acariciar con todo su cuerpo a la persona que la había sacado del abismo en que no sabía que estaba hasta que la rescató de su soledad --te amo te amo te amo --repitió entre piquito y piquito que daba en los labios de él.
  9. Darla no quería preocupar a Seba con las desapariciones de Akiza, pero obviamente tendría que sentar a su cuñada y hacerle que le explique qué eran esas desapariciones, ya fuera físicas o mentales, como había comprobado una vez en una reunión del Cuartel Inquisidor cuando laboraban en él bajo la dirección de Jessie. Su nariz se había arrugado un poquito con el beso de su novio pero un ronroneo escapó de sus labios en ese momento. --Entiendo amor, Tommy me estuvo informando de los aumentos de precios que pareciera viene el año que viene y de varias ofertas de libreros y editoriales para Navidad --comentó la pelirroja mientras Seba limpiaba la mesa tras bajar las sillas, un poco por costumbre, ya que el lugar lucía impecable en realidad y conocía muy bien lo pulcro de su novio y sus elfos. Río ante el comentario tras asentir ante las palabras de Seba, sí, una pizza era rápida, de eso no había duda. Y mejor que Nana no se enterase de ninguno de los dos hechos, ni de que le había dado hambre tras sus comidas y que había recurrido a viandas ajenas. Darla se puso de pie para seguir a Seba y entró a la misma tras que él le abriera la puerta. --Hola Christine --saludó a la elfina cuando ésta se dio vuelta al sentir que alguien ingresaba, viéndola con ojos de sorpresa. ---Creo que me tendrás que presentar amor --giró hacia su prometido antes de que la elfina demostrara ser digna de tener de ama a Akiza y le tirase alguna cosa por la cabeza --Oye, eso huele muy bien --agregó girando hacia el horno desde el cual surgí el aroma a pizza horneándose, ya casi estaba, su novio tenía razón, era una de las comidas más rápidas --creo que hoy es día de traición a Nana --río Darla mientras veía divertida a su prometido, en verdad olía rico. Sus ojos recorrieron la cocina y reconoció que el lugar se mantenía muy pulcro, aunque nunca habían tenido un departamento mágico de salubridad, no se podía negar que los elfos mantenían el lugar en perfecto estado. Las bandejas apiladas en una mesada junto a los servilleteros y pilas de platos descartables y de loza. A un lado varias pilas de vasos de vidrio y descartables. En los estantes de las despensas se podía apreciar paquetes de harina, sal, y otros ingredientes que ella no reconocía. Una amplia heladera vidriada mostraba diversos productos y bebidas en ella y había una gran fuente con variedad de frutas, seguramente para jugos o ensaladas. @@Seba Granger
  10. En House Of Books, preparándose para la boda. Darla observó la invitación por tercera vez y sacudió la cabeza. Había miembros respetables dentro del SAW que pudieran haber asistido a la boda, estaba segura. En sus tiempos esas cosas no pasaban, es verdad que no podía negar que su ex jefa se encargaba de las fiestas, ella solo había hecho las reservas una vez y la mayoría de las veces le tocaban los divorcios o solo el papeleo previo. Dejó la invitación sobre el bureau y se miró al espejo por última vez, no se veía mal, o eso creía. El cabello lo traía suelto y con su tono natural, un par de aretes, unos zapatos de tacón fino y un vestido no tan largo, de terciopelo verde, mangas largas y cuello redondo pero con un tajo que revelaba sus piernas además de un adorno de cremallera en el lateral izquierdo que fruncía la tela ayudando a remarcar la silueta. Poca joyería y un sobre con un hechizo agrandador en su interior, para contener el monedero de piel de moke con todos sus chiches de anillos, amuletos y obviamente su varita. Nunca había pisado la Black Lestrange a pesar de conocer a la familia hacía añares y hasta haber trabajado en el DAMyC con uno de sus antiguos patriarcas fundadores. No, el tiempo pasaba y ella seguía siendo la misma antisocial, excepto cuando se trataba de salir con Seba. Y como si lo hubiera convocado su prometido apareció, luciendo tan sexy como siempre. —¿Cómo me veo amor? Una capa de noche de terciopelo negro será el abrigo —dijo mientras se acercaba a él y antes que le dijera que las noches de diciembre ya eran frías, lo beso con ternura. Llegando a la Black Lestrange La pelirroja río con el comentario de su novio mientras dejaba que éste la guiara hasta el interior de la mansión. —A decir verdad, a pesar de las indicaciones de Mía nunca he estado tan cerca de la mansión amor —comentó en respuesta al lugar de la aparición. —Perfecta —agregó mostrándose a su novio y revisando que a él no le faltara ninguna partecida dándole unas tierna palpaditas a sus encantos —y tú mi vida parece que también —río mientras le daba un beso y cruzaba con él las rejas del lugar, adentrándose en los jardines, donde más adelante se veía el brillo de lo que la Potter Black reconoció como un portal creado con Fulgura Nox, lo que la sorprendió, aunque ya lo decían en la invitación que habría un traslado posterior, no esperaba esa muestra de poder, pero no sabía por qué se sorprendía, eran Black Lestrange.
  11. Aún estaba algo desorientada por la niebla grisácea que las había protegido, obviamente los poderes de Anne eran mayores a los de ella, por lo cual Darla se alegró en realidad, aunque no lo habían hecho tan mal hasta el momento. Acaricio sin pensarlo las escamas de la gruesa serpiente, sintiendo que todo aquello valía la pena. Mientras descendían en el “embarcadero” la Gaunt agradecía a Alṭimā su ayuda para cruzar y ella misma repitió las palabras e inclinación ante la última serpiente de su especie. Estaba segura que con ayuda de la magia y quizás de algunos estudios muggles, la serpiente podría reproducirse y hacer sobrevivir a su especie. Se propuso hablar de ello luego con el arcano, quizás él aceptase la propuesta por el bien mayor. Siguió a Anne y observó sobre su hombro la caja en la que debían dejar sus pertenencias, no esperaba que tuviera que descubrir cómo abrir la caja en realidad. Se puso a pensar si las dos arcanas le habían requerido eso, las pruebas habían sido ambas muy particulares. La pregunta de Anne le llamó la atención y se acuclilló a su lado, observando la grafía. —Supongo que los humanos podemos haberle dado forma, dudo que las serpientes necesiten escribirla, a menos que ahora descubramos que tienen su historia y prehistoria escrita en algún templo faraónico —la loca idea se le acaba de ocurrir, o quizás no fuera tan loca, ¿por qué no querrían las serpientes dejar grabada su historia? Quizás porque no eran tan orgullosas ni engreídas como los hombres. El susurro en pársel de Anne la trajo de vuelta a la realidad, dándose cuenta que ese susurro era la palabra clave. —Siempre creí que era ábrete sésamo —bromeó mientras se despojaba contra su voluntad de sus pertenencias mágicas, colocó los anillos y amuletos dentro del bolsito de piel de moke incluso su varita —tiene hechizo agrandador —comentó como en el aire mientras colocaba el monedero mágico dentro de la caja. Una vez que tuvo todas sus cosas dentro junto a las de Anne la caja se cerró por su propia cuenta —para mayor seguridad —volvió a bromear para descargar su tensión interior la pelirroja. Frente a ellas lo que parecía una pared de ligustros se abrió, era como si la sombra hubiera mantenido siempre oculto aquel pasaje, Darla se acercó y observó desde un ángulo y desde el otro, efectivamente, aunque de plantas, la entrada jugaba una broma a la visión, ocultándola a la vista de los que estaban más alejados de ella. —Por aquí está la entrada —dijo la Potter Black volviéndose hacia Anne mientras comenzaba a avanzar, por instinto había pensado en tomar su varita, recordando que no la tenía. La pareja recorrió un par de pasillos, que llevaban en una sola dirección y llegaron unos metros después, a su primer encrucijada, los ojos de Darla se abrieron de par en par y se giró, retrocediendo un paso mientras tomaba por los hombros a Anne, haciéndola girar hacia un lado. —Es un basilisco, hay un basilisco en el camino del laberinto —un pequeño escalofrío recorrió su espalda mientras pensaba qué podían hacer —¿tú nos entiendes? —preguntó sin mirar sobre su hombro, aunque por su mente pasaba que le parecía haber visto a la serpiente, pero no sabía si a los ojos. Esperó en silencio la respuesta, no quería ser mal educada, pero la idea de quedar congelada no le hacía gracias. Se mordió el labio, debían socializar con la serpiente para pasar también, pero ¿por qué Lawan les ponía en el camino un basilisco? No tenía miedo, sabía que si las volvía piedra Lawan las sacaría y las reviviría, pero dudo cuál sería la mejor opción en ese momento. Quizás debería dejar que Anne, tomara la posta de esta parte del viaje.
  12. Depósittos realizados Post #643 • Pago a Profesores de Conocimientos - Noviembre Juv Malfoy Croft Hobbamock Graves Bodrik Jeremy Barton Apolo Granger Eileen Moody Orión Yaxley Jessie Black Lestrange Emmet Haughton Gaunt
  13. Anne parecía obnubilada con el pasar del tiempo, ¿sería que el temor a las serpientes o a equivocarse con la elección. Pasó su mano por entre sus cabellos y observó a las dos serpientes intentando pensar cómo resolver el caso. Mientras estaba en ello un suave siseo surgió en su mente, fue un Tic Tac… Tic Tac… que se repitió como un eco, Darla supo que aquello era un mensaje del Arcando indicándoles que les quedaba poco tiempo, mordió su labio y dando una suave palmada en el hombro de Anne se decidió a avanzar. —Lo haré yo —sus castaños ojos se clavaron en la primera de las serpientes, a su derecha. —Mmm… bueno, vamoss a ver, dime algo, si le preguntamos a tu compañera por la Barcaza que nos llevará al otro lado, ¿qué me respondería? —Darla no estaba segura si la idea era comunicarse con las serpientes o lograr entender su forma de pensar, que una serpiente fuera mentirosa y otra no tenía sus ventajas en este caso, pero era más razonamiento aunque también era cuestión de saber escuchar. La serpiente a la que había hablado hizo un movimiento hacia atrás y hacia adelante, como balanceándose, sus redondos ojos parecían clavarse en la Potter Black, estudiándola, miró a la otra serpiente en la barcaza de al lado y tras unos segundos, que parecieron una eternidad respondió primero con un siseo para luego ser más claro. —Pues mi compañera diría que tomarais mi barcaza, sin dudar —y la serpiente se echó hacia atrás, como si les hiciera espacio para que subieran en ella. La pelirroja pensaba que en el caso de que hubiera hablado con la serpiente que siempre mentía, ésta al decirle que la otra serpiente diría que tomen su barcaza, a estar mintiendo, les estaría diciendo que tomara la barcaza que no la llevaría al otro lado. Por otra parte, si le había preguntado a la que siempre decía la verdad ésta le habría dicho que la otra serpiente le diría que la barcaza que debía tomar era la de la serpiente a la que había hablado. Darla frotó su frente, siempre se había hecho un lío con eso, pero algo estaba segura, si le preguntaba a la mentirosa, mentiría respecto a lo que diría la otra y le diría una mentira, diciéndole la barcaza incorrecta y si se lo preguntaba a la que nunca mentía, ésta le diría lo que el mentiroso le diría, o sea, le indicaría cuál era la mentira, por ende, sería la misma respuesta de la mentirosa. Y así todo estaba claro… bueno… no… pero sí… debían tomar la otra barcaza y no la de la serpiente a la que había hablado. —Muchas gracias —dijo la Potter Black inclinándose hacia la serpiente que le había respondido y luego dirigiéndose hacia la otra barcaza dijo —vamos Anne —les esperaba una nueva y larga travesía. —Bienvenidas seáis, las llevaré a vuestro destino, poneos cómodas y agarraos bien, el viaje es corto, pero a veces algo agitado —la serpiente hizo una inclinación, como reconociendo la astucia de las dos brujas —soy Alṭimā y seré su conductora y defensa. —Muchas gracias Alṭimā un placer conocerte y que nos guíes —respondió la bruja mientras subía a la barcaza. Una vez ubicadas ambas brujas en el navío la serpiente comenzó a reptar en el agua, arrastrándolas sobre la barcaza, que sostenía a su cuerpo con una especie de arnés. La pareja de brujas permaneció en silencio mientras avanzaban, siendo el único sonido audible el agua abriéndose a su paso. Habían llegado a lo que parecía la mitad del camino cuando la Potter Black finalmente habló. --¿Haz cruzado a muchos? —era una sonsera preguntar eso, pero ir tan en silencio le ponía los nervios de punta, además de que el agua parecía producir sonidos como de chapoteo sin que ella supiera bien por qué. —Casa prueba es distinta aunque similar, cada hablante de Pársel es distinto y en esencia igual… —había comenzado a responder la serpiente cuando de pronto el sonido del chapoteo del agua fue más cercano y un revuelo se produjo cuando seres del agua les atacaron. El anillo detector de enemigos había comenzado a vibrar en su mano con los primeros chapoteos y ella había aparecido su varita inmediatamente en su mano en forma disimulada. Por eso cuando la primer criatura acuática apareció ella se puso de pie de un salto apuntándole. Orbis Bestiarum, el anillo dorado tuvo un efecto automático, rodeando al grindylow y controlando, la criatura comenzó a defender a la serpiente de las otras bestias que la acompañaban. Darla se alegró de que no hubiera kelpies ni kappas, mientras lanzaba entre dientes algunos oppugnos y aplicaba un protego frente a Alṭimā. Si no fuera peligroso la defendería con un detritus, pero si su arcano las estaba observando de alguna manera, no podían revelarse, solo utilizar los poderes de las magias guerreras y los que estuvieran a su alcance como neutral graduado. Sabía que muchos de sus compañeros no aprobaban su sobre protección, pero a ella no le importaba. --¡Relashio! —chilló cuando una de las criaturas se acercó demasiado a Alṭimā y casi ella misma se tira entre la el grindylow y la serpiente. No recordaba haber utilizado ese rayo antes pero había leído que las criaturas eran vulnerables al hechizo y por eso apuntó con la varita y a corta distancia salieron chispas y la segunda vez un chorro de agua caliente, logrando en ambos casos desmayar a las criaturas atacantes. —Sigue nadando, falta poco —animó a la serpiente mientras ella y Anne seguían defendiéndola contra los locos ataques de aquellas criaturas del agua. Al otro lado, ya a un par de metros, podía vislumbrarse la costa como un embarcadero y sobre el extraño muelle al que se llegaba como por una especie de rampa que surgía desde el agua, se distinguía la figura de una pequeña caja sobre una piedra. Darla se estremeció, pensando que ahora, antes de atravesar el laberinto, tendría que dejar allí todos sus anillos, amuletos y a su querida Edelweiss.
  14. Volverse locos juntos era algo que ocurría cada vez que sus pieles tomaban contacto, si el mago había comenzado la labor, ella la continuó, liberándose lentamente con su ayuda de cada una de las prendas que configuraron las improvisadas sábanas sobre el lecho de heno. Sus manos recorrieron con sensualidad la piel de la cintura para bajar delicadamente por las piernas deslizando el resto de lo que se interponía entre sus pieles. Nunca iba a dejar de maravillarse de lo perfecto que se complementaban su pubis y el de él, su pecho y el suyo, sus pieles se rozaban arrancando gemidos suaves y elevando la temperatura y la humedad del lugar y de ellos mismos. Sus labios buscaron besar no solo los de él sino la piel de su pecho mientras se erguía y volvía a deslizarse bajando con sus besos y caricias. Respodió a sus mordidas en el lóbulo, que la enloquecían, con pequeñas chupaditas en el lóbulo de él. --Me haces la mujer más feliz del universo --susurró entre suspiros al oído del mago sintiendo como todo su cuerpo temblaba, llegando lentamente al punto del placer. Lento y seguido, más de una vez se había dejado llevar de esa manera, abrazando a su amado, sintiendo el acelerar del palpitar no solo de su corazón, sino de su propio interior. Enredó una vez más sus piernas a las de él y lo besó con más pasión, fundiéndose en su ser como él se hundía más en el de ella.
  15. La respuesta no tardó en llegar, junto con el aroma a ingredientes que escaparon de la trastienda cuando Seba abrió por unos segundos la puerta para llegar hasta donde la Potter Black estaba. La bruja se adelantó unos pasos acortando el recorrido que debía hacer su novio hasta ella. Sonrió ante su pregunta y levantando una ceja en forma divertida y una pícara sonrisa respondió a su primer pregunta. --Pues la verdad, eres bueno en todo mi amor, te lo aseguro --río, sabiendo que las mejillas de su novio tomarían color en cuanto notara por su expresión y tono pícaro a qué se refería exactamente con todo. --¿Akiza se perdió otra vez? No amor, no la ví, deberías poner un hechizo anti desaparición para ella hasta en su propio local --bromeó pensando preocupada en que si no deberían poner un aviso de búsqueda por persona extraviada en el ministerio. Claro que llevar esa denuncia al propio Cuartel Inquisidor en donde ella laboraba era algo ridícu.lo y de hecho peligroso, no quería que pudieran despedirla por extraviarse. --Obvio que te extraño cada segundo que no estás conmigo mi amor --agregó respondiendo tras un par de besos y acurrucándose bien a él, para sentir la calidez de su ser. --¿Día de pizzas eh? Que Nana no se entere o nos acusa de alta traición y nos pone a dieta --bromeó una vez más la Potter Black mientras se tomaba del brazo de Seba e iba con él hasta una de las mesas cercana a la cocina. --No creo que esté bien que ingrese a las dependencias ¿verdad? --apoyó su mano libre en la mesa cercana a la puerta y acaricio suavecito el brazo de su prometido --¿pizza de qué?
  16. Río sensualmente mientras sus piernas rodeaban las caderas del mago, sintiendo su cuerpo pegado al de ella, sus brazos lo rodearon mientras se besaban e iban hacia uno de los compartimientos del establo que aún no había sido ocupado, por milagro, donde guardaban el heno para los caballos. Sin desear evitarlo atrapó en labio de él entre los suyos y lo jaló con suavidad, mientras se dejaba llevar por el momento y la intimidad. --Y yo a tí, tú me enloqueces también --jadeó entre un beso y otro y el vaivén de los cuerpos rozando al entero su piel. Cuando la pelirroja había conocido al hombre de su vida, jamás había imaginado que él lo llegaría a ser, era guapo y sexy, pero en ese momento ambos estaban perdidos sin saber que era así. Sus vidas al fin dieron un vuelco y el lazo rojo que los unía los volvió a acercar, un reencuentro, cada caricia, cada beso, cada nueva oportunidad de ser el uno del otro hacía más fuerte esa unión. Ya no había casualidad, había un hombre, una mujer, no, dos almas, dos seres que se convertían con cada latido en uno, con cada espasmo de amor en una perfecta sincronía que entregaba al otro todo su ser. No había nada que Darla no pudiera hacer por él, y compartir cada segundo junto a él buscaba demostrarlo. --Te amo --susurró mientras arqueaba su espalda y buscaba pegarse aún más a él, convirtiéndose en un solo ser y sus labios recorrieron el camino de los besos que aunque lo supiera de memoria, era cada día más sabroso, más perfecto. Un suspiro escapó de sus labios mientras sus dedos acariciaban la espalda del mago, buscando compenetrarse más a él, casi arañando su piel.
  17. Las caricias y el beso conjugaban que de los labios de la pelirroja escaparan suaves gemidos mientras sus manos recorrían el cuerpo de su novio, desabotonando su ropa con lentitud, mientras acariciaba la cálida piel que iba quedando descubierta de él. Sus labios besaban con pasión los de su novio para luego bajar hasta su cuello, dándole pequeños chuponcitos. Darla se echó hacia atrás y lo vio con amor, mientras levantaba sus brazos para que le quitara el suéter y quedar solo con la blusa bajo él. --Hace calor aquí --susurró mientras le ayudaba a que le quitara el suéter. Sin demasiada contemplación arrojó la prenda a unos pasos de ellos mientras volvía a abrazar por el cuello a su prometido y lo besaba con amor, calando entre sus ropas sus manos, para rozar apenas con las yemas de los dedos la piel de él. La suavidad de su piel, el calor que emanaba de él, el sentir toda su hombría contra su cuerpo, lograban hacer que la vampiresa olvidara todo lo demás, no le importaba si sus ropas quedaban arruinadas o no. Lo importante era que estaban ellos dos, juntos. No era simplemente deseo por el otro, era el deseo de entregarle todo, no solo su cuerpo, sino lo que fuera de su alma, su ser, estar, ser uno solo. Él era el dueño no solo de su cuerpo, sino de su corazón, que volvía a latir enloquecido por su Seba, el único hombre en su vida. Se detuvo unos segundos y lo vio a los ojos, con amor y picardía. --Por cierto, yo te amo mucho más --susurró mientras sin pudor se inclinaba sobre él para besar cada rincón de su piel.
  18. La Potter Black se había levantado temprano, tras una ducha había compartido el desayuno con su prometido y había hecho pucheros porque él le dijo que tenía que ir ese fin de semana a revisar las cuentas del negocio que compartía con su hermana. Desde que había vuelto el socio de su sobrina no habían tenido que ayudar a mantener limpio el lugar, el mago parecía haberse ocupado de todo, a su manera. Aunque la vampiresa seguía enviando correspondencia a su sobriegra, manteniendo en paz la situación. Pero con el local con su cuñada era otra historia, recordaba como Kim le había contado que Dash mantenía el lugar en forma espectacular y se había sorprendido cuando al regreso de uno de sus esporádicos viajes Akiza había empezado a hacer limpieza general. En serio, esa rubia estaba loca de atar, pero no la culpaba, el estrés que rondaba su vida seguramente la estaba haciendo perder la chaveta. Hasta había pensado en hablar con las harpías para ver si le reservaban un lugar en su manicomio. Por eso, al ver que el medio día se acercaba Darla dejó dicho a sus elfos que volverían pronto y que iba al local que su prometido compartían con su cuñada. Tomó la capa negra que siempre guardaba en un pequeño armario cerca de la puerta de salida y se la echó sobre el suéter de lana que llevaba, como siempre estaba vestida con jeans y se había calzado los borcegos sobre unos soquetes con osos que usaba de entre casa. Tras salir de House of Book con un sonoro crack se desapareció del lugar, para aparecer segundos después frente a la vidriera del colorido local. --Hola ¿Seba? ¿Akiza? ¿Andan por ahí? --preguntó tras abrir la puerta e ingresar al local. Parecía que debían andar en la trastienda o en la cocina. @@Seba Granger
  19. Darla sonrió divertida ante la pregunta de Seba y le dio un par de toquecitos en la barbilla con su dedo índice. --¿Acaso estás tratando de sonsacar qué te compré de regalo amor? --la pelirroja no daría el brazo a torcer ni le daría muchas pistas de si ya le había comprado o no su regalo --la tienda era para elfos amor, obvio que el tuyo y Antoni salen del mismo lugar que el de Cindy y tu madre --río divertida tras decir eso y escuchar lo de Hagrid. --Pues sí, eso sí que se vería enmarañado mi amor --escuchó las palabras sobre el duende y pensó que el lunes se ganaría una reprimenda, aunque sospechaba que andaba tras una duendecilla nueva que había entrado en abril, seguro que eso le hacía olvidar todo. E igualmente, los duendes consideraban que los asuntos de los magos eran irrelevantes a veces. Un ronroneo escapó de sus labios mientras se dejaba jalar suavecito hacia él y arrugó la nariz con una sonrisa divertida en sus labios y asintió hacia las palabras de su prometido mientras rodeaba su cuello con sus brazos, pegándose bien a él. --Si mi amor, lo siento, yo lo compensaré --susurró la pelirroja besando en la nariz a su novio, obteniendo el mismo gesto juguetón de arrugarla que había hecho ella antes con el beso de él. Sus ojos observaron con amor a su Seba mientras éste la abrazaba por la cintura y comenzó a darle besitos tiernos en las mejillas y los labios, para luego besarlo con más pasión y amor, mientras sus manos acariciaban la nuca y el cuello de su novio, sintiendo sus manos recorrer su espalda y bajar de nuevo hasta la cintura, descendiendo por debajo de la pretina de su pantalón hasta pegarla más a su cuerpo. --Te amo --susurró entre beso y beso, olvidándose de duendes y de las criaturas mágicas, que los observaban con curiosidad cada uno desde su hábitat.
  20. Sonrió con el comentario sobre el unicornio, cerca de él habían aparecido las sombras de los demás que tenían. De verdad era feliz con esa gran familia que conformaban ella, Seba, sus elfos y sus mascotas. Aunque lamentablemente no les estaba dedicando a estas últimas todo el tiempo que quisiera, quizás durante las vacaciones de Navidad o en la Luna de Miel. Uff, no había pensando en ello antes, no habían decidido si la pasaban en su mundo privado o si viajaban hacia algún lado. La pregunta de Seba la trajo de nuevo hasta el presente. --A Leto, Dash y Tommy unos pulloveres tejidos a mano, son muy bonitos y abrigados para estas épocas, para Lualú encontré un vestido que no es de arpillera ni bolsa de café, de hecho tiene flores y unos bordados muy bonitos, le va a encantar. Para Nana conseguí un juego de delantales, agarraderas y repasadores haciendo juego que espero que a tu elfina le agraden, tienen unos cucharoncitos pintados y hasta vienen con gorra de cocinero haciendo juego. Eros me costó más, un delantal y guantes de trabajo me parecían poca cosa, pero había también un sombrero para cubrirse del sol y una caja con herramientas de jardín que espero que le gusten. La pregunta sobre la cortada la desorientó hasta que observó como Seba acariciaba su propia barba, ella estaba entretenida acariciando su cuello y su nuca mientras le contaba de los regalos. --Aaahhh, la barba, pues a mí no me disgusta amor, pero es como te sientas cómodo tú, pero no te me vuelvas un mago peludo como Dumbledore --agregó con tono divertido mientras sus ojos brillaban con una risita contenida --¿te imaginas una barba de ese estilo en la cama? La tendríamos que enrollar --dijo ya riendo sin poderlo evitar, pero se puso seria al escuchar lo que no le había dejado dicho. --Ohh, ¿Ronald el duende de los pisos bajos no te avisó? Le había dejado dicho a él que en cuanto te viera te avisara que me adelantaba a salir hoy para ver a -Anne, lo siento amor, jamás me iría sin decirte antes --con timidez y un gesto de pena en sus ojos acarició la mano de Seba sobre su barba --te amo --agregó con expresión enamorada.
  21. Tommy, elfo de Darla El pequeño elfo puso una expresión que era una mezcla de "pobre chico" con "¿por qué actúa así?". A veces olvidaba que no todos los amos enseñan a leer, pero por más que algunos frascos de pociones tengan calaveras y tibias indicando su peligrosidad, y aunque las etiquetas varíen en colores y formas, es peligroso que el elfo de un boticario, de un experto en pociones, o simplemente de un cocinero, no sepa identificar lo que hay en un frasco o recipiente. Tommy pensó que a Eros le vendría bien aprender y se preguntó cómo haría el elfo para reconocer los distintos productos de abonos y productos contra las malezas y demás pestes de su jardín. --Tommy se disculpa con Eros, Tommy olvidó que Eros no leía, si Eros quiere Tommy le puede enseñar --pero no estaba muy seguro de que el elfo le hubiera escuchado, porque seguía refunfuñando. Tommy tuvo que evitar reír cuando hablaba de la puerta, bueno, tenía razón, la puerta era de madera y vidrio, pero se olvidaba que era la puerta de un local mágico, y en esos casos, nada es lo que parece. Cada dueño tiene sus tips, sus locuras y al menos ésta puerta no abría si no la tratabas bien, como ella o quien la había encantado, quería. Tommy conocía de puertas que habían abandonado a sus atrevidos maltratadores en medio de la Antártida o en el desierto de Goby. --Tommy agradece a Eros que le permita ayudar y Tommy piensa que no será necesario agarrar a Dash de ningún lado, Eros quédese cerca de Tommy porque no sabemos cuándo la puerta sea abierta. El elfo se acercó a la puerta de entrada del local y pasó su mano por la fina madera y luego sobre el vidrio, antes de volver a la madera y apoyar su pequeña y enguantada mano sobre el picaporte de ingreso. Mientras tanto Eros seguía protestando a sus espaldas. --Eros ya irá luego con sus plantas --dijo Tommy antes de acercarse a la puerta y susurrar --los amos Darla y Seba saludan desde el fondo de su corazón a la ama Katara y le piden a la puerta de la Señorita Katara si deja entrar a sus elfos para comprar productos para su local y su casa, Tommy y Eros agradecen a al puerta el dejarlos pasar. Tommy cruzó los dedos de su mano izquierda mientras empuñaba con delicadea y decisión el picaporte de la puerta, bajándolo a la vez que empezaba a empujar suavecito la puerta hacia atrás. ¿Pasarían? @@Seba Granger
  22. Las palabras del mago sonaron en sus oídos haciéndola estremecer. A ella no le molestaba para nada que él le dijera una y mil veces cuánto la amaba, de hecho ella misma estaba dispuesta a recordárselo una y otra vez también, cuánto ella misma lo amaba a él. Pero no fue el tonto temor de él de que eso le pudiera molestar, al contrario, amaba oírlo y decírselo, sino que fue la promesa que le hizo la que la hizo temblar. ¿Estaría él dispuesto a convertirse o le estaba diciendo que aceptaba que ella dejara de ser vampiro? La pelirroja ronroneo con la caricia de su mano y un suspiro romántico escapó de sus labios al sentir el beso tierno sobre su dedo, o más bien sobre el anillo con el cual habían prometido ser marido y mujer, lo que se estaba demorando demasiado ya para su gusto. Una sonrisa tierna y divertida se dibujó en sus labios cuando Seba guardó su beso en su pecho. Amaba cada detalle de ese hombre. Su sonrisa se volvió de tierna a pícara y sin poder evitarlo mordió su labio, asintiendo a sus palabras. --Yo voy con todo el hambre del mundo para comerme enterito ese bocado tan sabroso que tú me das mi amor --susurró la pelirroja mientras su mirada se volvía tan intensa como la de su prometido, sintiendo como la temperatura del cuerpo se elevaba y su cuerpo se tensaba, como si tuviera vida propia y supiera lo que vendría, o mejor dicho, como si pidiera lo alimentaran ya. Su mano entrelazó la de Seba e intentó transmitirle todo el sentimiento y deseo que fluía en su interior, vibrando de amor y pasión. @@Seba Granger
  23. El unicornio pareció retroceder asustado pero en cuanto Seba dio el respingo aprovechó para quitarle de la mano lo que quedaba de una manzana y alejarse hasta estar seguro que la nueva presencia no era peligrosa. Darla amaba a los animales, de hecho buena parte de la culpa de que tuvieran que agrandar y aplicarse hechizos agrandadores a los establos era ella. Pero en ese momento no eran las criaturas ni el establo en si mismo el que atraía toda su atención, sino el guapo hombre que la saludaba y tallaba su barbilla pensativo, antes de responder qué había sido mutuo el extrañar. Eso sacó una tierna sonrisa de los labios de la Potter Black quien acarició las algo ásperas líneas que conformaban el contorno de la barbilla de su novio. Él la había atraído hacia sí jalándola desde la pretina del pantalón y ella no había podido evitar volver a ronronear mientras el pícaro dedito jugueteaba en el borde de su pantalón, rozando sus bragas y su piel. --Pues tenía que hablar con mi madrina y pensé había terminado temprano como para aprovechar a comprar unos regalos navideños para los elfos, ya están escondidos en nuestro dormitorio por cierto --dijo mientras su mano pasaba de la barbilla a la mejilla de su novio mientras continuaba acariciándolo con amor.
  24. Tommy, elfo de Darla El pequeño elfo frunció el ceño mientras Eros hacía su berrrinche, en realidad no entendía por qué el elfo del Granger tenía esas actitudes tan asociales. Quizás él estaba muy acostumbrado a lidiar con elfos más jóvenes y con magos y brujas desde hacía años, no sabía cómo había sido la vida de Eros. --Tommy confía en Eros, Tommy solo quiere ayudar a Eros --protestó el elfo mientras extendía su mano para guardar los galeones que el otro elfo le tendía y los guardó en un bolsillo de su suéter. --Eros lleva lista y Tommy lleva galeones, sí --el elfo asintió mientras Eros empujaba la puerta de ingreso al local, sin éxito. Tommy miró el cartel que había en ella, decía abierto, entonces, ¿por qué no abría? Tommy se acercó a investigar. --"Si deseas llegar a nuestra nueva ubicación, a la puerta con amabilidad debes tratar para que te deje pasar "--leyó en voz alta antes de agregar --Eros debe tratar amablemente a la puerta del local y la puerta nos mostrará la ubicación del nuevo local --el pequeño elfo no estaba muy seguro de que era lo que eso significaba, pero estaba seguro que empujarla a lo bruto no ayudaría. Eros había empujado la puerta una y otra vez, Tommy tocó el cartel junto a la puerta y luego volvió a mirar la puerta de ingreso, no se veía mucho dentro, salvo algunas plantas. Sus redondos ojitos se entrecerraron mientras pensaba, --"A la puerta con amabilidad debes tratar" --repitió mientras apoyaba una manito enguantada sobre la puerta --¿Eros cree que debemos mimar la puerta? ¿o pedirle por favor que nos deje entrar? --preguntó el elfo de la Potter Black mientras miraba a su compañero de compras. @@Seba Granger
  25. Darla salió del local con seis bonitas bolsas, dos rojas y cuatro verdes, todas adornadas con un moño muy bonito y tarjetas que decían los nombres de cada uno de los elfos de ella y de Seba. Miró su reloj y un insulto escapó de sus labios, ¿cómo se había hecho tan tarde? Con un crack desapareció del medio de la vereda en que se encontraba para aparecerse unos segundos después enfrente de su bonito local. Vaya, había olvidado que ya estaban tan avanzados en Diciembre, Lualú había colgado ya una corona navideña en la puerta de ingreso del local. Darla estaba segura que la estaba esperando para poder adornar todo el resto del local. Cuando empujó la puerta levantó su mano llena de paquetes para detener la campanilla pero no lo suficiéntemente rápido como para que Tommy no asomara por detrás del mostrador. --Ey Tommy, ¿qué tal el día? ¿Seba ya llegó? --el elfo asintió ante la última pregunta aún antes de responder. --Tommy tuvo un día normal, Tommy atendió algunos clientes buscando regalar libros. El amo Seba fue a la cocina. Darla le dedicó una sonrisa a su elfo y se desapareció hacia donde él le había indicado. --Gracias Tommy --no había terminado de decirlo cuando apareció en la puerta de la cocina, el aroma era entre dulce y amargo, lo reconoció al instante, recordando cuando una tía muggle hacía esos dulces, asomo la cabeza con timidez, para descubrir que en la cocina solo estaba Nana. Darla lanzó un bufidito y se fue hacia el dormitorio, donde guardó bajo llave los regalos para los elfos, y se asomó por la ventana, alcanzando justo a ver como Seba llegaba a los establos. Éstos habían tenido que ser una vez más agrandados y la pelirroja daba gracias a los hados de que se hubiera desocupado otro local en la parte trasera del de ellos, pues habían podido adquirirlo y era ahora parte de su nuevo y extendido jardín. La pelirroja arrojó sobre la cama el resto de sus cosas y se desapareció hacia los jardines, saludo a Eros al paso, quien no pareció darse cuenta de ello y aceleró el paso hasta llegar a la puerta de los establos, se apoyó contra ellos y observó a su novio dentro paseando entre los distintos espacios de las mascotas. Disfrutó unos segundos de la magnífica vista trasera de su prometido. --Hola guapo --dijo finalmente mientras avanzaba hasta tras su prometido y le daba una palmada en uno de sus glúteos--¿sabes que te extrañé? --y dejó escapar un ronroneo entre sus labios.

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