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Darla G Dumbledore

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Todo lo publicado por Darla G Dumbledore

  1. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que el mago había al fin reaccionado…? Mucho más hasta que ella lo hizo… una carcajada clara y fresca como un arroyo cristalino corriendo entre redondeadas rocas de un bosque olvidado… —Silencio… y ataque a traición… bien… si tú lo quieres… —susurró mientras se preguntaba cuándo había sido la última vez que ella había decidido blandir su varita contra alguien que le resultaba mmm… ¿por qué le molestaba? No tenía ni la más pálida idea… El tiempo pasa Señor Jones… aquellas palabras en su mente la hicieron estremecer pero lo disimuló con un rápido movimiento de su varita mientras susurraba ahora un —incarcerus —aparentemente él la había imitado con la maldición porque en lugar de pronunciar lo que creía era un incarcerus había dicho inca en senus, no, no queráis imaginar un inca desnudo, no fue eso lo que salió de su varita, de hecho no salió más nada que un humo naranja, vaya… en ese momento se dio cuenta que ya no era consciente de los tiempos, todo registro que hubiera llevado lo había borrado y hasta había pensado no regresar jamás a aquel lugar. Entonces… ¿qué hacía allí? No lo sabía con certeza, el aburrimiento y la nostalgia… mentira, no estaba nostálgida, aburrida quizás sí… La práctica que había tenido en el pasado era en este momento nula y solo pensó que ya que él no se había sanado la herida, se desangraría ¿en cuánto? Dos turnos más quizás, igual, dudaba que reaccionara a tiempo antes de expirar su último suspiro. —Protego —pronunció con calma y una sonrisa en sus labios mientras veía materializarse un translúcido escudo de armas frente a su cuerpo, donde se veía un gato ragdoll abrazado a un león… vaya vaya… la invocación absorvería el rayo del sectusempra segundos después de que ambos hechizos fueron pronunciados y la rubia suspiró. —Repito ¿quién eres? ¿qué buscas? Mi paciencia, —iba a decir que tenía límites, pero la de él debería ser mayor luego de ese tiempo que parecía casi una eternidad, como diez meses pasando en cámara lenta, obviamente no le daría ni la información, ni las pistas del secuestrador.
  2. Por algo no era capitana jajajaja joer tendría que volver a estudiar el Q-iddi 🤔

  3. Amaba las ranas, amaba esa sensación de sorpresa que no podía evitar aún a pesar de saber que en algún momento, ya fuera antes o después, alguna de aquellas pequeñas ranas lunares pintadas en la pared saltaría... oh, sí, amaba el saber que la bella Katara había hecho aquel lugar con la magia de sus deseos. Sonrió, divertida, recordó los papeles que ella y Seba habían enviado alguna vez al comité encargado de los negocios y en el fondo ahora agradecía aquel no... más lleno de... sonrió... no importaba. Se detuvo viendo su reflejo en las vitrinas, a pesar del frío invernal de Londres llevaba un vestido de lanilla gris, que le llegaba hasta las rodillas, unos cancanes del mismo tono apenas eran visibles bajo las oscuras botas de cuero negro. Un sacón de hilo tejido, con delicados y profundos bolsillos bordados en los que hundía sus manos por momentos, acariciando el pomo de su varita. Suspiró y empujó con delicadeza la puerta, sintiendo el tintinar de la campanilla y sonriendo dirigió sus pasos hacia la mesa lateral que tanto le gustaba, desde donde se podía observar el ingreso y los jardines, la parte superior y el mostrador de entrada. Hizo una delicada seña con su mano, indicando que aún no pediría, esperaba a alguien... y se quitó el sacón, dejándolo prolijamente doblado en la silla a su lado. Se sentó... él no tardaría en llegar... o tal vez sí... quién sabe, uno no puede confiar ni en su propia sombra en estos días de... de nada... @ Reacon
  4. alguna vez has sentido la sensación de que al pensar en una persona, mientras escuchas una canción, puedes volar y estar a su lado más allá del tiempo y el espacio?

  5. Pero qué gracioso, no solo vengo a hacer spam, sino que también vengo por la misma canción... Título de la canción: A Thousand years Nombre del cantante/grupo: Christina Perri Genero musical: balada pop (?) A quién la dedicas: Seba, siempre que la escucho pienso en ti, no importa la circunstancia y aunque me viene a la mente el tema que me dedicaste y también el video con las escenas de Diario de vampiros, hoy comparto la letra en español. Porque te he amado por mil años y mil años más... ya tú sabes bebé... por siempre y para siempre...
  6. Se acercan tiempos difíciles... tiempos que solo pueden mostrar el lado más valiente o el más cobarde de quien los enfrenta... cuál lado será el que salga de cada uno de nosotros?

     

  7. Darla sonrió, haber llegado de regreso a su hogar era algo satisfactorio siempre, ver como a pesar de no estar sus elfos mantenían la magia aunque más no fuera con un leve dejo de oscuridad. Cumplir las reglas no había sido jamás su fuerte. Sonrió más, recordando como había logrado meterse en la piel entre líderes, joer, si ella nunca había querido aquello. "Sube porque es la novia". ¿Y qué? otros subían por mostrar las lolas, río a carcajadas y su risa sonó en aquella habitación vacía, sus elfos sabían que había llegado pero no la molestarían hasta que ella los llamase. Además, había mantenido el contacto con Tommy todo ese tiempo, ¿cómo no hacerlo? Aún a pesar de su época mortífaga ella siempre había sido una amante de las criaturas, respetándoles su vida y su libertad. --Cómo se extraña que todo se mueva --murmuró mientras su mirada se dirigía hacia el ventanal que daba al Callejón, caminó despacio, acercándose a él mientras se quitaba la chaqueta y con un movimiento mágico la hacía aparecer colgada en el perchero al otro lado de la habitación. Sonrió aún más, disfrutaba saber que tenía aún el poder de destruír y construír en aquel lugar. Con un movimiento rápido y casi imperceptible cambió por unos breves segundos a su aspecto de cuando llegó a aquel lugar. Inocente tejona, sí, aunque había completado su graduación en Ravenclaw, Huffelpuff había sido su lugar de origen y no podía olvidarse de ello. Recuperó pronto su aspecto sin poder evitar un dejo de nostalgia al pensar en Gabriel Van Helsing. Tenía que ir a su casa, sabía que estaba protegida por la magia, pero también que había quien había querido durante años apoderarse de él, mejor dicho adueñarse de todo lo que ellos habían construído. Ahora entendía a Fantine... y a Bruja Vieja, se mordió el labio a recordar al viejo mago que la había visitado en las sombras antes de desaparecer... De pronto sacudió la cabeza, no pensaba dejar que la nostalgia la envolviera... --¡Tommy! ¡dile a Lualú que prepare algo de comer! --gritó a sus elfos como si ellos no la fueran a escuchar y luego se volvió a girar, para mirar un rato más hacia el callejón, como esperando que la magia del pasado hiciera su aparición... mentira... tenía otras cosas en mente...
  8. Se detuvo y observó aquel viejo cartel, sabía que las cosas habían ido pasando y sonrió, todo pasa... pero a ella la vida la había llevado hacia otro lado y la verdad, solo extrañaba algo... su librería... y extrañaba a alguien... la acompañaba en sus sueños y oraciones... oh, sí, desde que se había ausentado oraba mucho, charlaba con aquella mujer de la tierra natal de su amor eterno. Por siempre y para siempre... suspiró... El por siempre y para siempre a veces solo dura diez años... mucho, muchísimo había perdido tras diez años... se giró y observó a su alrededor. La noche era helada, pero a ella no le importaba, llevaba pantalones de un paño azul marino, botas altas, una chaqueta hasta media pierna y un suéter gris. No pudo evitar pensar en la época en que ella y su líder y ex novio lucían los colores típicos de la Orden Oscura. Sonrió, extendió su mano y una scithe se materializó en su mano izquierda y como jugando con el pasado, la giró velozmente creando una esfera de oscuridad, que dudo unos segundos, pensando en lanzarla lejos, pero luego la desintegró junto con el arma. ¿Por qué había hecho aquello? Quizás por nostalgia, extrañaba algo, algo que movía su mente, su corazón, su espíritu. Sin importar si un vampiro tenía o no alma, el espíritu se mantiene, ella lo sabía ahora. Aún guardaba los libros que habían estado estudiando con Seba. Nunca habían decidido si él se convertiría en vampiro o si ella recurriría a la magia oscura y los antiguos hechizos arcanos para volver a ser humana... ahora ya no importaba... Se detuvo y miró las estrellas que asomaban por momentos entre los girones de nubes que corrían sobre su cabeza, sonrió y metió la mano en los bolsillos de su chaqueta, rozando el mango de su varita, empezó a caminar, pensativa, ¿habría vida en algún lugar? Se encogió de hombros, mientras pudiera dar vida a su mundo, ¿qué le importaba lo que había alrededor de él?
  9. --¿Por qué estás acá? La bruja giró sorprendida, había aparecido en los jardines del castillo luego de... ¿cuánto tiempo hacía?, miró la figura frente a ella, sabía que eran sus recuerdos lo que lo habían generado, o no... --He dejado a alguien plantado hace mucho tiempo, se trata de una buena muchacha y me pescó en una mala época, cerca de un aniversario de dolor y llena del dolor de pérdidas fuera del mundo mágico, pérdidas de las que conté nada a nadie... --se detuvo por unos segundos y miró con nostalgia hacia el castillo. --No he logrado hacer mi hogar aquí, mi hogar fue en el bosque en el cual instalamos nuestra cabaña secreta pero sobre todo en el departamento sobre nuestro amado local, nuestra librería, House of Books --la pelirroja suspiró mientras veía desintegrarse la figura que pocos segundos antes estaba frente a ella. El viento arremolinó su largo vestido color lavanda y sus cabellos rojos sueltos y largos hasta media espalda. Sacó la varita de entre sus ropas y haciendo un suave movimiento recogió sus cabellos en un rodete. No pensó en aquello, podría haber utilizado metamorfomagia, pero se sentía cansada, por demás. Desde hacía tiempo tenía esa sensación tan humana que no sabía qué pensar de todo aquello. Despacio avanzó por entre la grava, sin importarle que sus zapatos de tacón se fueran a arruinar. Quería llegar a casa, no era "su casa" pero era el hogar que su amado había elegido proteger y cuidar y que ella no estaba cuidando de la mejor manera posible en realidad.
  10. El tiempo pasa y nos vamos poniendo tecnos...

  11. Debo confesar que estaba convencida que en septiembre había roleado, se ve que la bronquitis me tiene más mal de lo que creía 😐

  12. —¿No te parece gracioso? —la voz de Carlos la hizo volver su mirada hacia él, hasta entonces Darla había estado observando el corrillo en el que habían participado su cuñada, con los Potter Blue, Anthony y otras personas a las que no conocía. —¿Qué es lo que a ti te parece gracioso? —gruñó más que preguntó la pelirroja mientras se giraba y dirigía sus pasos hacia lo que parecía una carpa destinada a la práctica del tiro al blanco con arco. —Madame Dumbledore ¿qué es lo que la hace a usted volverse tan amargada? —preguntó el hombre siguiéndole los pasos. La pregunta pareció molestar a la vampiresa porque se detuvo de golpe y se giró para mirarlo. En su rostro había un mínimo gesto de molestia que pareció disiparse en un fingido mar de calma. —De verdad le gusta ser un forúnculo en medio del cachete derecho ¿verdad? —lo miró de arriba abajo y se volvió para seguir el recorrido que había elegido. La conversación había llegado a ella a medias, pero se había desentendido por gusto, era capaz de percibir el origen y causa de todo aquello pero en verdad no quería verse involucrada, ni siquiera la presencia de su querido Anthony ni la de su apreciada cuñada la hicieron volverse. Carlos la seguía con una risita por lo bajo, motivada más que nada por su anecdótica conversación. La pelirroja habló con la persona encargada de la carpa y eligió un arco rojo, cuya tensión era perfecta, eligió un carcaj con una docena de flechas y un protector de cuero para cubrir su brazo. El mago la imitó, eligiendo un arco un poco más grande que el de ella de color negro y la siguió con su carcaj. En silencio se colocaron los protectores en los brazos, él había dejado sobre un fardo de pasto su saco, junto al sobre y la chalina de ella. Prepararon sus arcos y eligieron un par de flechas. Darla disparó primero. El sonido suave de la tensión de la cuerda, mientras la extendía hacia atrás, apuntando al blanco una buena decena de metros delante de ellos. Las plumas que adornaban la flecha tenían una tonalidad overa y al momento de salir disparada al soltar la cuerda el silbido del metal, la madera y las plumas rompieron el silencio que había entre ellos dos. Segundos después el “toc” cuando dio en el centro, apenas desviado hacia la derecha, hizo que el varón soltara un silbido antes de prepararse para apuntar, intentando alcanzar a la pelirroja.
  13. El elfo estaba haciendo las tareas de la casa cuando el sonido de la puerta de ingreso llegó hasta él, con un veloz crack, se desapareció de donde estaba para llegar al ingreso del Chateau y abrir la puerta para encontrarse con una joven bruja de blancos ropajes y expresión que no lograba definir si era preocupación, tristeza o exactamente qué. —Bienvenida al Chateau Dumbledore, ¿ayudarla cómo podría? —preguntó el elfo tras hacer una profunda reverencia hasta el suelo, haciendo que la especie de levita que utilizaba se viera extraña. La muchacha expresó su deseo de hablar con una de las matriarcas de la casa, la pelirroja Darla Dumbledore. Por lo cual el elfo hizo pasar a la castaña visitante a salón principal de la familia, donde se podían apreciar varios retratos familiares, algunos aún dormitando, otros charlando entre sí, que se quedaron en silencio al notar a la visitante, la chimenea estaba encendida y le daba más calidez al ambiente rodeado de sillones y mesitas ratonas. Tras dejar a la joven bruja en la sala fue en busca de la Dumbledore, quien se mostró sorprendida al saber quién la buscaba, preguntándose si algo habría ocurrido que ella no estuviera enterada. La pelirroja indicó al elfo que avisara a la joven que ya la recibiría y le ofreciera algo de beber. Darla tomó su varita y se acercó al escritorio, acomodando los documentos que había dejado allí y se observó unos segundos al espejo, no se veía mal, aunque sí tuvo que disimular el cansancio que reflejaba por momentos su expresión, tras lo cual se dirigió hacia la planta baja, en busca de su visitante. Mientras tanto el elfo, preguntaba a @ Shena Cindy de Ryvak M. qué es lo que deseaba tomar. —Cindy, que alegría verte, ¿cómo estás? ¿a qué debo el placer de tu visita? No sabía que estabas en Ottery estos días —saludó la pelirroja.
  14. Escribía con lentitud, su mente iba y venía de las palabras que quería volcar en aquel texto hacia el tic tac del reloj pero ¿desde cuándo la inquietaba el reloj? ¿Desde cuándo interrumpía su mente aquel o cualquier otro sonido? ¿Desde cuándo se dejaba distraer por algo tan superficial? Levantó su mirada y se perdió tras el cristal, imaginando el sonido de un silbato de tren y el humo de una locomotora. ¿A dónde había quedado todo eso? Miró el reloj, faltaban pocos segundos para que dieran las once, un suspiro escapó de sus labios y una sonrisa. ¿Cuántas veces se habrían cruzado sin mirarse, cuántas veces se habrían mirado sin verse? Sus ojos volvieron a girar y se posaron ahora sobre el almanaque que marcaba el día primero del mes de septiembre, se permitió un gesto de humanidad y sus ojos brillaron reflejando la mezcla loca de recuerdos que por su mente pasaron. Eran todos pequeñas partes del pasado, flashes de una vida que no volvería. Simplemente sacudió su cabeza a sabiendas de que por más que usara oclumancia con sí misma no podía borrar tan fácilmente las sensaciones y recuerdos de su mente, pero al menos lo intentaría. Debía reconocer que no sabía por qué quería olvidar algunas cosas. Quizás solo bastara hacer como en San Valentín y tener una nueva cita a cambio de un pasado que ya no importaba a nadie. Esta vez sonrió. Alguna vez aprendería a dejar fuera de sí los sentimientos que sin querer afloraban aún a pesar de la esencia de su ser. Se puso en pie y cerró el cuaderno en el que escribía, la carta podía esperar. Dejó la pluma en junto al tintero. Se acercó a la ventana y miró una vez más a través de ella, recordando, separando, dejando solo los más dulces y los que valían la pena, los frutos amargos de la traición quedaron guardados en el arcón de la nada. Sonrió, siempre tan melodramática. Primero de septiembre, once a.m., sonrió, las nubes del pasado y de la nada no alcanzaban a reemplazar el hecho de que ya no existían los trenes a vapor y ya no se escuchaba el sonido de la locomotora número 5972. La verdad es que todo se olvida y muchas veces todos también. Movió con suavidad su diestra y su varita, Edelweiss, se materializó en ella, la floritura fue suave y una suave brisa invadió el lugar mientras sus ropas se cambiaban por un vestido azul bordado, con lazos entrecruzados y unas sandalias plateadas, era hora de pasear por aquel antiguo jardín que era su primer y más cálido recuerdo de amor.
  15. Darla frunció el ceño y se preguntó si su acompañante habría sabido lo de su cuñada. ¿Sería ese el motivo por el cual el cónsul argentino le había pedido asistir a aquella gala? Igualmente no tenía ningún sentido que él se interesara en esos detalles, claro que la vampiresa debía contener todo su ser para no dejar que lo que su instinto le decía ella lo descubriera definitivamente gracias a la legilimancia. Se giró de golpe y miró a Carlos con una sonrisa en sus labios, señaló hacia donde se podían apreciar los diversos juegos de destreza y con la mayor de las inocencias invitó a su acompañante. —¿Le gustaría probar destrezas conmigo? —el mago a su lado la observó con curiosidad, por unos segundos su mirada fue hacia el grupo que ella había estado observando y la volvió de nuevo a la pelirroja. —Creo que me he perdido algo importante ¿qué ha sido? —ella solo río. —No seas ridículo, ahora resulta que me haces venir a una gala que resultar ser no tan formal y no quieres que nos entretengamos —dijo ella encogiéndose de hombros y con expresión de que en verdad le doliera que él no quisiera divertirse un rato. —No he dio eso, pero algo ha pasado, no me quiera engañar, es mi función descubrir lo que la gente oculta —Darla levantó una ceja, observándolo ahora con expresión fingidamente ofendida. —¿De verdad crees que intento engañarte? Pero qué tontería es esa —dijo soltando su brazo y cruzando los de ella con gesto enfurruñado —acaso su único interés es que vaya cual perrito faldero tras mi cuñada espiando qué hace —el hombre dio un respingo y ella le enseñó que había activado el anillo contra escucha de oídos indiscretos. —No me hagas escenas, te conozco lo suficiente para saber que algo no quieres que llegue hasta mí, no insistiré, siempre y cuando no afecte a nuestro gobierno —ella negó con la cabeza, dudaba eso les afectara en algo —está bien —suspiró —juguemos… todos los juegos que usted está proponiendo.
  16. Tess y Sheila La rubia se movió frente al espejo, se sentía feliz, las botas altas, estilo bucanera, un vestido negro, con escote en V, profundo, un ancho cinturón integrado de la misma tela, bordado, y una falda corta de corte acampanado. Nada mal, pensaba la vampiresa mientras disfrutaba de ver su reflejo gracias a la magia de los anillos de plata y lapislázuli. —Te ves genial —comentó Sheila a sus espaldas, la rubia se giró y la larga trenza en que había recogido sus cabellos dio un suave latigazo sobre sus espaldas. —Tú no estás mal —comentó al ver el conjunto de su compañera, una blusa bordada, un pantalón de jean ancho, también bordado y zapatillas cómodas. —No te burles, sabes que me gusta el estilo gitano —protestó la joven Bennett con un deje de puchereo en su rostro. —No lo hago, en serio es muy bella la blusa con esas flores bordadas y a juego con el bordado del jean —respondió la rubia, mientras tomaba una chaqueta de cuero para echarse sobre sus pálidos hombros. Sheila la imitó, tomando una chalina tejida con la cual se envolvió. La joven pareja no tardó demasiado en llegar al lugar en que las luces, el color y el sonido jugaban su papel principal. Todo estaba pensado para impactar los sentidos y permitir que la mente se relajara en un mundo de envolventes sonidos, cálidas y brillantes luces, llamativas figuras y un ambiente que buscaba ser, no solo divertido, sino a la vez demostrar que el mundo mágico estaba de nuevo en paz. Las dos brujas no se cuestionaban demasiado si el mundo estaba o no en paz, solamente disfrutaban de poder estar divirtiéndose mientras seguían el ritmo de una canción. Había tantos escenarios, el principal estaba, obviamente, en el centro del lugar, a los lados, a una distancia adecuada, además de cubiertos con los hechizos suficientes para que las bandas no se mezclaran, había cuatro escenarios más, dos a cada lado.
  17. Castillo de los Vladescu, Gorj - Rumania Debía reconocer que no sentía culpa por haberse desentendido de aquella situación, después de todo era como un juego de truco, en parejas. Ella solo quería obtener un poco de paz, pero, no allí estaba. Su figura lucía como la de una bruja de película, o más bien una vampiro de película, de pie, con su larga gabardina oscura sobre una de las torres del castillo que había sido de los Vladescus. Cuando había llegado a Gorj se había sorprendido de cuánto había cambiado todo. A su mente acudían uno y mil recuerdos de Scarlet, desde su niñez, su adolescencia, su noviazgo, hasta su embarazo de Corvus y su transformación en vampiro. Si te pones a pensar, tener todos esos recuerdos de cientos de años, no solo tuyos, sino de otro vampiro y de cada uno de los que por un momento entregaron su sangre transmitiendo aunque más no fuera unos segundos, minutos, una vida completa de recuerdos a quién le mordía. ¿No es mucho para una sola persona? Darla sonrió, tenía en su mano izquierda el anillo de la hermandad y en la derecha los dos anillos que la identificaban a ella, como ser doblemente mágico. Porque, seamos sinceros, no es el ser vampiro ya bastante mágico como para además ser descendiente de una familia de brujos. La vampiresa se puso a pensar que si no hubieran existido esos genes mágicos en ambas familias ninguna de las dos, ni ella ni Scarlet, hubieran terminado con sus vidas entrelazadas. Aidan Vladescu había elegido a Scarlet por el linaje mágico de su familia, la fuerza de la bruja la había permitido llevar adelante el mayor deseo del vampiro, tener una descendencia. Y Scarlet había elegido a Darla no solo porque su contextura física era similar a la de ella, sino porque su sangre mágica le permitiría sobrevivir a la transición. Y vaya que les había permitido a ambas sobrevivir a aquella transformación. «Horrocrux» la voz susurró en el fondo de su mente, dando a entender a la Dumbledore que la Akane había despertado, quizás tanta mar de recuerdos o el propio ambiente rumano, no lo sabía bien, pero allí estaba. Darla lanzó una suave carcajada al “oir” la palabra. —Sí, —susurró —horrocrux —y la vampira dejó que su cuerpo se transformara con el poder de la metamorfomagia y se dejó caer hacia las baldosas del patio interior del castillo.
  18. Tess y Sheila La pareja de brujas recorría aquel poblado de Gran Bretaña en el que suponía que se organizaría un festival de música. Tanto Tess como Sheila se sentían como en unas vacaciones, merecidas en realidad. Pero a su vez ambas estaban algo tensas, Kimberly les había enviado un patronus contándoles la situación actual, ambas se sentían entre sorprendidas y anestesiadas. Sí, anestesiadas, estas cosas que ocurren a veces y que te dejan como si fuera otro el que viviera las situaciones, como si vieras todo desde afuera y en cámara lenta. —¿Crees que la Señorita Dumbledore siga manteniendo la sucursal en Nueva York luego de todo esto? —Sheila le preguntó a su compañera con un dejo de preocupación en su voz, mientras recorrían las pocas pero nada despreciables tiendas que había en la localidad, buscaban algunas prendas de moda a buenos precios. —Pues Kimberly me ha contado que tanto ella como su difunta pareja amaban esta librería, ella, ambos, incluso en los momentos más oscuros, dudaron mucho en cerrarla alguna vez. Dos veces fue cerrada por remodelaciones la tienda de Londres, en el Callejón Diagon, pero luego la reabrió. Y Darla la ha mantenido con sus elfos con todo el deseo de prolongar la memoria de su amado Seba —Tess tenía una expresión pensativa, hablaba recordando las charlas con sus compañeras sobre la heredera de Scarlet Akane, la conocía, pero no tan profundamente como Kimberly. —Entiendo, sería una pena que se perdiera su legado, además siempre ha mantenido una gran calidad de libros y pergaminos, a la gente le gusta además tomar un café mientras lee sus libros y… oohhh ¡mira! —dijo la morena señalando una tienda en cuya vidriera había unos vestidos y jeans de lo más espectaculares que había visto, pero sobre todo le encantaba el precio ya que un cartel decía muy clarito “Ofertas de fin de temporada”. —Oh la la, creo que hemos dado con la tienda justa para lucir la ropa perfecta en este festival, vamos a ser la envidia del espectáculo, si te animas a que nos inscribamos a cantar —agregó Tess codeando a su compañera. —Ah no no, olvídalo, ya te he dicho que ir al festival es una idea fantástica, pero cantar en él ya no lo es tanto, además, ¿quieres que espante a todos aullando a la luna?—dijo Sheila haciendo un gesto de lobo aullando a la luna. —Ah, calla mujer, que tú cantas muy bien —al menos así lo habían demostrado en privado en karaokes nocturnos durante alguna que otra jornada que habían vivido.
  19. Debía reconocer que no le terminaba de disgustar la presencia de su acompañante pero ella odiaba con todo su ser las galas diplomáticas. Si no fuera que se trataba de la gala de su cuñada. Además que se veía obligada a cumplir con el embajador que le había pedido su presencia. Aunque no entendía aún por qué. Habían salido a los jardines y observaba con curiosidad la zona de las carpas con juegos. Bueno, eso era un tema algo más entretenido, notó a lo lejos la presencia de su cuñada y, frunció el ceño. Sí, sabía bien quién era el mago a su lado, años de ‘conocerle’ si es que se podía decir que había conocido a alguno de la ‘nueva’ generación de la familia PB. Por un momento se preguntó en qué momento le había comenzado a provocar aquella sensación de ser un cero a la izquierda. Suponía que buena parte de los integrantes se lo habían provocado. Dio un respingo cuando Carlos la tomó del brazo delicadamente y susurró a su oído —se nota en su expresión —Darla se estremeció, ¿en serio no lograba dominar la metamorfomagia y la oclumancia, pero la siguiente frase de su acompañante le hizo tranquilizar —¿quiere una copa de sangre verdad? —Darla negó con la cabeza. —He estado cazando los últimos días, creo que con un par de copas de champagne me conformo y puede estar tranquilo, su cuello no corre riesgo —una sonrisa burlona se dibujó en los labios de la vampiresa quien por unos segundos distrajo su atención, no tanto por el camarero que esperaba a un par de pasos sino por una figura familiar más allá, y no estaba solo, aunque la pelirroja no lograba identificar al ser que estaba a su lado. Podía sentir algo extraño, pero el gesto de Carlos entregándole una copa de burbujeante champagne la obligó a desviar la mirada del par de hombres. Aún le costaba mantener a raya algunas de sus habilidades pero otras las había logrado sepultar por puro gusto, saber qué eran suyas pero que no las necesitaba o no las quería usar en cualquier circunstancia era algo que la hacía sentir bien. Pero no podía negar el placer que le había producido dominar la nigromancia, y lo divertido que era hablar con la serpiente que se había mudado con ella luego de la clase de Pársel. —¿Qué ha cambiado? —Darla observó a Carlos con curiosidad mientras acercaba la copa a sus labios —es un leve destello en su mirada, fugaz, sin duda, pero algo ha cambiado —aseveró el argentino arrancando una suave sonrisa a Darla que detuvo su mano y cambió el rumbo de la copa, acercándola a la de él, para brindar. —Por los misterios de la vida Mon Cherie —el suave tintinar de las copas precedió el gesto que finalmente llevó a los rojos labios de la vampiresa el sabor dulce de aquel champagne rosado. —Aunque tiene razón Carlos, hay muchos cambios y no me arrepiento de ellos, pero lamento que mucho de este mundo mágico que ya no tiene mucho sentido para mí se vaya a perder, pero debo reconocer sinceramente que mucho del compost del lugar me alegro que esté donde está —no le sorprendía para nada la desorientación de su acompañante, pero ya sus ojos se clavaron en el grupo que se había formado a varios metros de ellos, las voces habían tomado un tono que le parecían sorpresivo y se negó con todas sus fuerzas a dejar que la curiosidad le ganase y terminara utilizando una habilidad que odiaba. Se sostuvo del brazo del argentino, dejando que la fuerza de su propia voluntad la ayudara a recobrar la serenidad.
  20. "Luego de la muerte de Seba no había podido invocar un patronus corpóreo hasta el 1° de mayo del 2022 que tuvo un nuevo recuerdo feliz."

  21. u.u

    me desilusiona tu indiferencia

  22. El sudamericano cedió el paso a Darla, quien tras tomar un puñado de polvos flú ingresó a la chimenea y tras arrojarlos dijo con voz clara su destino, rápidamente al llegar dio un paso adelante y segundos después su compañero llegaba a su lado. —Permítame sacarle algunos restos de cenizas —susurró el hombre mientras pasaba delicadamente su mano por los hombros de la pelirroja quien emitió un suave gruñido que hizo que el mago quitara su mano rápidamente y le ofreciera su brazo —¿vamos? Caminaron despacio observando el lugar el Palacio, desde donde estaban podían apreciar por los altos ventanales los bellos jardines decorados para la ocasión. En realidad todo Versalles estaba delicadamente decorado con los colores de la bandera francesa y los escudos del ministerio de magia. —Es curioso como intervenimos en todo desde las sombras y hacemos que los muggles sientan suyas cada una de nuestras intervenciones en la historia y como ellos hacen que olvidemos que fue gracias a muggles que logramos llegar tan lejos ocultando muchas veces nuestra magia —comentó la pelirroja mientras observaba un cuadro que representaba uno de los eventos de la Revolución Francesa. —¿Y eso desde cuando nos importa? —preguntó Carlos observando con extrañeza a su compañera, en realidad por su mente se preguntaba cuándo le importaba en realidad a ella. Pero no obtuvo más respuesta que un encogimiento de hombros y continuaron recorriendo el lugar, buscando el lugar exacto del evento y aprovechando a disfrutar de Versalles, al menos él. Darla podía sentirlo, había algo distinto en el ambiente, pero no lograba identificar qué era, no era malo, pero no era habitual. Se detuvo una vez más y observó su reflejo en un espejo, el celeste le quedaba bien y como le había dicho a Carlos, el smoking a él le quedaba más que bien. Él sintió el suave tirón en su brazo al quedarse ella detenida frente a aquel espejo. —Ya no sé qué me importa Carlos, sólo sé que cumplo mi deber —sonrió, claro que ella había elegido cambiar sus deberes, hacía mucho tiempo. Volvió su mirada hacia su acompañante y le sonrió. —Pero no te preocupes, no estoy perdiendo la cordura y no pienso fallarle al embajador, así que quédate tranquilo —la pelirroja amagó seguir caminando y él la detuvo viéndola a los ojos. —No dudo ni de tu cordura ni de tus lealtades pero ambos sabemos que algo ha cambiado ¿verdad? —Darla sonrió más. —Pero no nos afecta, no te afecta ni afectará mi trabajo, así que no tienes que ser mi niñera Carlos —él lanzó un bufido. —No soy tu niñera, que a ti no te agrade es otra historia —ella río. —Muy bien, vamos pues, no te quiero arruinar la velada, creo que pintaba que la ibas a disfrutar y yo trataré de disfrutarla también —agregó Darla mientras le señalaba el pasillo hacia los jardines.
  23. La muerte me sorprendió y me impidió poder volver durante las vacaciones de Julio... es lo que hay no? u.u

  24. .

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    Tú sabes cuánto te amo, te he amado y te amaré. Hoy, ayer y siempre. Always & Forever

    Besos al cielo mi gatito bello, que sea para ti un día tan especial como te lo has merecido en vida.

    Feliz cumpleaños mi amor ♥

  25. No iba a negar que había tenido su momento de berrinche. Esperar que Carlos acomodara su ropa y se preparara para partir hacia el lugar de la fiesta era algo que la estresaba. Se había echado a descansar en el jardín interior que tenían las habitaciones del consulado. No le importaba lo que mostrara el tajo de su vestido ni el escote corazón bordado. De hecho jugueteaba con sus habilidades metamorfomágicas cambiando el color de sus ojos y el largo de sus cabellos mientras golpeaba suavemente el sobre que utilizaba como cartera. Su vestimenta no daba para muchos más detalles en su opinión, llevaba unos anillos en su dedo medio, clásicos, de compromiso entre otros y sin aros ni collares. Solo unas sandalias plateadas y había pintado oscuras sus uñas. —¿Estoy listo y tú? —la voz de Carlos la sacó de sus pensamientos, los cuales ni estaba muy segura cuál era su derrotero en ese momento. —Lamentablemente sí —respondió poniéndose de pie antes de que él pudiera terminar de extender la mano para ayudarla. —No exagere mademoiselle, la llevo a una fiesta no a un velorio —el tono burlón de él y la mirada asesina de ella hicieron un buen complemento. —Ajá —dijo simplemente mientras tomaba una capa de hilos de plata que completaban su atuendo. —Utilizaremos la red flú del consulado, creo que será lo más práctico —comentó el mago sudamericano y Darla simplemente asintió mientras él le tendía amablemente el brazo —no me ha dicho que le parece mi atuendo —dijo haciendo mención a su smokin a lo que ella simplemente contestó casi sin mirarlo. —Está bien —y era verdad, la ropa de gala parecía sentarle bien al mago a pesar de que era un hombre de acción también. Él sonrió resignado, obviamente no tendría una mejor respuesta de la Dumbledore. Con paso tranquilo se dirigieron hacia las habitaciones de seguridad en que se encontraban las chimeneas de la red flú, algunas conectadas allí mismo con distintos lugares de Gran Bretaña, bajo total seguridad, otras con Argentina y la que utilizarían, una de las que iban a la parte continental de Europa, en este caso a Francia.

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