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Avril Malfoy

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Todo lo publicado por Avril Malfoy

  1. La morocha miraba divertida a la Triviani, que había comenzado a vomitar catarata de sarcasmos. Debía estar bastante ofendida con ella, quien sabía el tiempo que le tomaría admitir que la conocía de toda una vida. – Hay que lidiar con de todo en esta vida, y más en un puesto como el suyo, señorita. ¡¿Imagínese si fuera un profesor y su alumna quisiera incendiar la clase?!- podía no sonar con demasiado sentido para cualquiera que escuchar, pero Candela sabría exactamente a que hacía alusión. -Está bien que si ese profesor es un Black, pues yo también intentaría prenderle fuego. No que lo haya hecho nunca, claro que no…- decía, como una loca sin sentido común, y sonreía por lo bajo. Seguía siendo ella. Y eso a Avril no hacía más que regocijarla. Haría más fácil todo, después de todo era su naturaleza, tan parecida a la de ella misma. –Oh Wanda Wanda. Si si que gusto, atiéndeme tu- siguió a la empleada ironizándolo todo- ¿Esta es la famosa Wanda? ¿Qué salió en un video y es famosa? ¿En la fiesta de la Trifue…trifueguina? –concluyó y sus ojos se encendían más y más, pues los buenos recuerdos comenzaban a agolparse en su mente. Que rara era la Malfoy, si la trataban bien posiblemente despertaban sus más bajos instintos, en cambio, si su hermana la trataba así era como volver a casa. La mortífaga siguió a la vendedora que no tenía mucha idea de lo que hablaba. Enseguida cambió su semblante y se puso seria. –A ti no te importa lo que yo digo, haz tu trabajo vamos.- le ordenó en cuanto quiso hacer alguna acotación. Señalo los huevos. La Malfoy se acercó a contemplarlos. ¡Si que tenían diversidad! Este Ministerio estaba loco, tanta burocracia por un micropuff y se ponían a vender libremente huevos de bestias extremadamente peligrosas. No sería un pollito lo que saldría de allí, no señor. Notó que no estaban incubándose, estaban como petrificados allí esperando que alguien le diera las condiciones necesarias para eclosionar. Mostró sus llaves, rápida y fugazmente por sólo un momento, para luego volverlas a su morral. Sacó los galeones, eran muchos. Pero los huevos lo valían. Ya tenía pensado donde incubarlos y donde nacerían: en la Reserva claro. Pero a diferencia de los demás animales ellos estarían supervisados personalmente por su dueño. –Me llevo esos dos- eligió uno alargado y verde pálido, con grietas oscuras que se abrían paso en toda su superficie. En peligro de extinción, sería un tesoro invaluable para la comunidad mágica. Luego, el otro era el más grande de todos, al igual que el dragón que solía salir de él. En tonalidades turquesas y verdeagua, era más parecido a una piña llena de musgo que a un huevo de dragón. En la parte superior poseía unas pequeñas púas. Inclusive el huevo daba miedo, imponía un extremo respeto. Le encantaba. –Rápido, póngalos dentro de mi morral. Tiene extensión indetectable asique cabrán bien- decía la mortífaga abriendo el mismo y haciendo ademanes con la mano para que la vendedora se apresurara. •••
  2. Y la puerta dejó al descubierto mucho más que a una persona. Cuando la misma se abrió y le presentó a quien sería su vendedora, justamente de lo que tenía en mente comprar, la Malfoy se quedó de piedra. Simplemente anonadada. No era ella. No podía serlo. Aunque ya la había visto, muy de pasada, cuando fue a sacar un basilisco de uno de los negocios del Callejón no podía creer que fuera ella la persona que le abría la puerta y que la trataba con tanta indiferencia. ¡Era ella! Si la leyenda de que en el mundo tenemos otra mitad fuera cierta, ella lo sería. O lo había sido al menos. Juntas eran imparables, formaban el mejor equipo que podía existir, se entendían con tan sólo una mirada. Y esa mirada fue la que le dijo que la había reconocido. Pero ella no era quien para desbaratar los planes de la Triviani. Hasta ese punto se respetaban. -Digo, como son las tres de la mañana, supuse que estarían cerrados…- entró y paseó su mirada por todos lados y por ninguno haciéndose la distraída. ¡Cuánto dolía recordar! Y cuan difícil era explicar a los seres que habían sido imprescindibles en su vida porque había desaparecido así. En verdad no sabía como continuar aquel encuentro. Optó por imitarla. -Vine a estas horas porque estoy buscando algo que me gustaría que quede en privado, de hecho no veo ninguno expuesto por aquí, tan abiertamente a la venta…- comenzó evitando constantemente la mirada de la gitana. Rascó su mentón y continuó. –No es algo que debería estar a la venta claro, pero de cualquier manera me enteré que podía encontrar algunos aquí. Busco huevos de dragón.- terció, decidida. Lo más probable era que los mantuvieran en la trastienda, no esperaba que sea de libre venta por eso había traído consigo varios galeones de más. Quizás los guardaban en algún lugar más seguro, de seguro con la temperatura adecuada. No es que se podían exhibir en una vitrina. – Quisiera saber si tienen, que variedad, con que cuidados los trataron…si los puedo comprar. –alzó una ceja. Los tiempos habían cambiado pero aún así seguía con resquemor.- Y cuanto costarían…- Y si me conoces, Candela. Le hubiera gustado agregar. Pero tiempo al tiempo, cada cosa en su lugar. @@Candela Triviani
  3. La pelinegra había comenzado con humor todo aquello. De hecho, le parecía divertido discutir, hechizos mediante, los pormenores de una cena con su hermano. Pero al parecer él no pensaba lo mismo. En vez de jugar con ella, la provocaba constantemente. Eso hacían la mayoría de los hombres, poco hábiles para detectar el humor de una mujer y sus ventajas. La sacaba de sus casillas. Mucho más que tener su muñeca partida, los huesos se arreglaban, el humor difícilmente. Su rayo salió desviado y se confundió enseguida con los del cielo tormentoso. Es que justamente por eso había elegido esa noche y esa ciudad. Los ruidos pasarían inadvertidos, los hechizos podrían ser simples rayos de electricidad. Eso si no te impactaban, algunos de los que ellos provocaban solían ser letales. Hubo un segundo, un pequeño tiempo antes de que ella enviara su ataque con su muñeca rota, que el mago aprovechó. Maldijo por lo bajo y comenzó a vomitar. El asco no era tal como la ira que comenzaba a surgir en su interior. ¿Pero que le pasaba ese? Sus intestinos crujían y su estómago se retorcía para completar la acción con el vómito de una babosa pestilente y muy, muy húmeda y pegajosa. Lo odiaba. No habría ninguna cena. Jamás. Recordó entonces lo aprendido de los Libros de Magia Uzza. Ahí sí que le llevaba una ventaja y si él, sin quererlo, le daba más armas de las que quisiera. Salvaguarda mágica pensó para inmediatamente luego pensar una Curación Uzza. El salvaguarda la hacía intangible, no sólida, atravesable. Nada podía afectarle en ese momento. El efecto duraba poco pero era fehaciente. El rayo con el que su hermano pretendía dañarla no pudo tocarla. Pasó de largo sin dañarla. Y la curación, también estudiada desde el Libro bien adquirido en el Magic Mall restableció su muñeca en un abrir y cerrar de ojos. Nada había pasado. Todo estaba solucionado. Menos su mal humor, claro. Ese había empeorado. Limpió su boca con la manga de su abrigo luego de escupir otra babosa y mientras en relámpago hacía todo tipo de luces detrás de ella lo maldijo. “Eres un cretino Nathaniel Malfoy. Puede que ahora no sea lo suficientemente poderosa para darte tu merecido por esto, pero en algún momento ¡te juro que lo haré!” No pudo decírselo claro, no podía hablar pero su mano estaba totalmente restablecida para invocar un Seccionatus, que formuló claramente en su mente y generó una docena de medialunas en extremo filosas que se dirigirían hacia el mortífago pelirrojo, justo hacia su pecho y extremidades superiores, con el claro objetivo de cortarlo, dañarlo gravemente. O complicarle en algo la situación. Vomitó, asqueada. Lo señaló con el índice, marcándole su venganza. •••• @@Nathaniel Malfoy
  4. La mortífaga no hubiera dicho que el mensaje llegó a sí sin problemas, pero lo había hecho. Si. Asintió mientras el profesor se presentaba, lo escuchó decir que su nombre era Emmet y notó el parentesco, por su apellido. ¿Qué sería del odioso Dovakhin? Esperaba que no tuviera la misma manera de dar clases, sin dudas. Por lo menos no iba pregonando a cada momento que él era el profesor y el dueño de la clase. Detestaba cuando alguien alardeaba de su puesto pero realmente no era bueno para eso. Para saber que tal era el joven que tenía en frente como profesor debía esperar. Pro el momento sólo tomaría una especie de diagnóstico. Era claro que necesitaba saber que era lo que sabían sus alumnas de esta materia. Si bien lidiaba con cosas de plantas en el Departamento, y en su tiempo tenía el conocimiento certificado, debía renovarlo. Y eso quería decir que habían para el nuevo conocimiento leyes nuevas y formularios distintos a los de antaño. Pero ¿La herbología sería distinta? Lo averiguaría… -Bien, yo tuve el conocimiento hace muchos años atrás. De hecho fui la Directora del Departamento de Criaturas en el antiguo Ministerio, algo de esto he de saber…- comenzó a presentarse con sus credenciales antiguas pero agregó.- Aunque estoy consciente de que todo ha cambiado, hoy el Ministerio es distinto y la herbología pues…no lo sé. Se aclaró la garganta para comenzar a decir lo que realmente ella sabía:- La Herbología (en Sudamérica conocida como Botánica) es el estudio de las plantas y los hongos mágicos y mundanos, por lo que es el equivalente mágico a la botánica. Es una asignatura básica en Hogwarts, en la que los estudiantes aprenden a cuidar y utilizar las plantas, y aprenden acerca de sus propiedades mágicas y para qué se utilizan. Muchas plantas proporcionan ingredientes para pociones y medicinas, mientras que otras tienen efectos mágicos de su propio derecho. Los estudiantes pasan el tiempo de clase aprendiendo sobre las diferentes variedades de plantas mágicas que existen. Cuanto mayor es el grado de conocimiento de la clase con la que se está trabajando, las plantas estudiadas se vuelven más complejas y peligrosas.- No agregó las diferentes clases de plantas, no se las acordaba a todas claro. En eso si debería poner bastante más atención. - Miranda Goshawk fue una escritora famosa, autora de muchos de nuestros libros entre ellos una enciclopedia de Herbología.- La conocía también por haber escrito diferentes volúmenes de criaturas, de hecho era donde la había leído. Pero fue la primera que se le ocurrió. Tomó la taza del café que el maestro les ofrecía y le dio un sorbo. Estaba gustoso, fuerte y caliente. Justo como a ella le gustaba. Agradeció internamente. @@Emmet Haughton Gaunt @@Talia Mckinnon
  5. Estaba allí desde hacía rato. La pelinegra, enfundada en su sobretodo negro, parecía estar estudiando algo. Apoyada en una pared veía a los magos entrar y salir, comprar, llenar sus bolsas de compras, gastar galeones sin parar. Los vendedores revisaban planillas, marcaban errores, tachaban acá y rellenaban allá. Pero no había nada de lo que ella estaba buscando. Específicamente. Por suerte su pasado, aunque tormentoso, le había dejado una bóveda repleta de galeones y aún no se los gastaba. Y cuando empezara a bajar también subiría, pues la morocha acababa de quedar asignada a Jefa de Oficina, del Departamento de Criaturas. Ya había estado en la otra planta, en donde se vendían criaturas y tampoco había visto lo que le interesaba. Se alzó de hombros y avanzó, ya que estaba allí se iba a comprar el siguiente libro de los Guerreros Uzza. Los anteriores no le habían venido mal, había aprendido varias cosas nuevas y el saber, nunca estaba de más. -Señorita, un libro de la sangre- pidió sin prestar demasiada atención a la vendedora mientras sacaba una bolsita llena de galeones de su morral y los apoyaba sobre el mostrador. –Ese…el de los Uzza.- especificó señalándolo con cara de nada. Costaba caro, si, pero invertir en poderes era la mejor manera de gastar el dinero que con sudor y sangre había ganado tiempos atrás. ••• ID: 45041 Nick: Avril Malfoy Link a la Bóveda Trastero: Trastero. Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Dinero. Nivel Mágico: XIII Fecha: 2017-04-08 Nombre del producto: Libro de la Sangre Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizo Nivel (del libro): VII Precio: 7000 G Precio total: 7000 G
  6. Solo se escuchaban los pasos de la mortífaga. No había nadie en pie, todo estaba oscuro y la clásica multitud viciada con las compras descansaba. En esa ocasión, la Malfoy no podía dejarse ver. No quería. En sus planes no estaba que alguien se enterase de lo que pensaba adquirir, no estaba interesada en que nadie, absolutamente nadie, lo supiera. Es que según su opinión, comprar criaturas debería estar prohibido. Luego iban a parar a la Reserva, como cualquier animal. Ninguno estaba etiquetado, simplemente vivían ahí porque alguien había pagado mucho dinero para que lo hicieran. No se molestaban en aprender acerca de ellos, no se informaban acerca de lo que estaban comprando, no los respetaban, no sabían cuidarlos. No podían. Y de esa manera terminaban casi todos bajo su cuidado. Ella los alimentaba, ella los curaba, ella merodeaba. ¿A quien pertenecían entonces? Pues todos a ella claro. Y a Cillian, quizás. Aquella vez era distinta. Quería eso quizás más que a nada en el mundo. Crecerían bajo su cuidado, serían más libres que cualquier dragón y ella los criaría. De manera secreta. Ella sería la llamada Mother of Dragons cual Daenerys Targaryen. Excepto por el cabello claro, Avril lo llevaba negro azabache. ¿Habría alguien a estas horas de la madrugada? Tosió. El lugar estaba cerrado, claro, no podía entrar a las tres de la mañana a un negocio y pretender hacer compras como si fuera la luz del día. Pero otra vez, la adquisición no sería habitual. Palpó bajo se capa de viaje negra su morral de piel de moke, aquél que llevaba siempre rodeando su cintura y donde guardaba casi todas sus cosas. Allí tenía el dinero suficiente…y las llaves. Tosió. Alzó una mano para golpear pero no le convenía hacer tanto ruido. Quizás la suerte no anduviera a su lado como lo había estado últimamente, probablemente nadie saldría a abrirle, nadie la escucharía. Se aclaró la garganta de manera sonora. Cerró su puño y lo alzó en dirección a la puerta, protegida con cerrojos y candados, justo sobre el letrero que rezaba “Cerrado” Tocó la puerta dos veces. Y aguardó.
  7. Murmuraba con Cillian. Ambos estaban en la Reserva, les gustaba pasar el tiempo allí, rodeados de naturaleza. A la Malfoy no le gustaba más su mansión llena de lujos que aquél lugar. La Reserva se había convertido en su hogar y nada podía hacer para cambiarlo. Ni quería. Se sentía más a gusto entre las bestias que entre los magos. Excepto Cillian, claro, su jefe de departamento. El era como ella. -Tratemos de que no note nuestra presencia, sé que para estas horas puede tener hambre…- hablaban dentro de la cueva que se encontraba en el gran campo abierto de los dragones. Tenebrus, el hébrido negro de Fernando Black, sobrevolaba, ella ya sabía que buscaba alguna presa. Lanzaría una cabra para que la comiera en cualquier momento. De repente notó como Tenebrus detenía su vuelo y lo direccionaba hacia otro lugar. Uno que ella no tenía previsto. La mortífaga se puso de pie. Lo más seguro era que la bestia alada hubiera divisado algún animal y podía terminar en desastre si no lo distraía. Los animales, casi todos allí, tenían dueño. No podían decirles que un dragón se los comió de un solo bocado. Con una floritura de su varita lanzó la cabra y la misma comenzó a correr. Era asustadiza por esencia. Lo que más le gustaba a Tenebrus. Pero el dragón no la miraba sino que daba vueltas y vueltas con un solo objetivo: una lechuza. –Ay no ¡ese es un mensaje para mi! – dijo saliendo de la caverna y haciendo uso de su varita. A la cabra le dio un expulso leve, en sus nalgas, para lograr más saltos y berridos. –Accio lechuza- dijo mientras el dragón lanzaba una llamarada que hubiera resultado mortal para el ave, si Avril no hubiera estado allí. Tomó la lechuza y se desapareció, haciendo que el dragón frenase de golpe al desaparecer su objetivo. En nada estaría detrás de la cabra y ella, leería con más tranquilidad el mensaje. ••• Apareció en los terrenos traseros del Ateneo de conocimientos. Había sido convocada allí para su clase de Herbología. Era lógico que las clases tuvieran lugar en os invernaderos, la mejor manera de enseñar algo era interactuando con práctica, y allí se encontraban todo tipo de plantas. Golpeó la puerta del Invernadero número tres y se apoyo en el marco de la puerta, con la lechuza bien amarrada. Quería estar segura antes de soltarla. –Le traigo su lechuza, profesor. No la pasó nada bien la pobre…- dijo y recien la soltó para que volviera con su dueño. El animal parecía estar aliviado y con muchas ganas de alejarse de Avril. –Soy Avril Malfoy, un gusto- se presentó y aguardó indicaciones. Como ya sabía, las clases en el Ateneo se respetaban. @@Emmet Haughton Gaunt
  8. El semicírculo transparente absorbió el rayo, tal como Avril supuso que sucedería. Media sonrisa se dibujó en la cara de la Malfoy.-Muy bien, ya establecimos entonces quien pagará la cena- dijo algo divertida. No olvidaba lo que su hermano era capaz de hacer con algunas copas de más. Inclusive una vez le había propuesto matrimonio. ¡Si! ¡A su hermana! Y muchas cosas más pecaminosas que esa…pero eran muy jóvenes. Solían dejarse llevar demasiado. -Pero nos falta determinar donde será, si va a ser de día, si va a ser de noche…si tu novia te va a dejar ir a una inocente cena con tu hermanita querida- sonrió mientras un brillo especial salía de sus ojos. Como le gustaba provocarlo. –Mejor no, no contestes eso último…Silencius- siguió traviesa, pero esta vez con una floritura de varita. Si el mortífago tenía pensado atacarla con algún hechizo verbal, no podría hacerlo. Si decidía contestarle sus provocaciones, tampoco podría. Todo corría a su favor. -Si si, ya te vi en la Riddle dándole forma a sus…rizos- continuaba, pero en su mente ya comenzaba a preparar su próximo ataque. No le había gustado perder la última vez, menos cuando se les habían ofrecido tremendos hechizos para luchar. Ahora sólo contaban con los que cada uno tenía, y él una vez más corría con ventaja. ¿O no? Ella no se olvidaba de sus recientes compras. Los libros Uzza. La cosa podía ponerse interesante. Aunque no todavía. -Sectumsempra- volvió a murmurar, indecisa. En su posición no podía elegir un hechizo mejor que ese. Si bien lo pensaba y lo repensaba, la única manera de que el duelo durara un poco más de lo que había durado el último era tenerlo contra las cuerdas. Y para hacerlo la pelinegra no podía dejar de atacar. Simplemente no podía hacerlo. Y con sus limitados poderes…sólo tenía que ganar tiempo. Un poco más de tiempo. ••• @@Nathaniel Malfoy
  9. Bien conocido era que n podían hacerse ver en el mundo de muggles. Los no mágicos no tenían ni idea de su existencia, cada cosa extraña que sucediera lo adjudicaban a fenómenos paranormales o inclusive psicológicos. Les era más fácil aceptar que ellos mismos estaban locos a que existía un grupo de gente con el poder suficiente como para arrasar con todos ellos: la comunidad mágica. Sólo los primeros ministros y presidentes de países estaban al corriente de lo que ocurría. O de una parte al menos. Era por eso que ellos estaban confinados a sus propios lugares, esquivando los sitios en donde los muggles pudieran advertirlos. Sin embargo, había un lugar que a un cierto horario podía ser concurrido por tan sólo dos magos para batirse a duelo sin que nadie se diera cuenta. Debía ser una noche de tormenta, como lo era esa, con rayos truenos y un cielo encapotado de color negro y gris, bien cubierto por las nubes en donde ni siquiera la luna era visible. El lugar debía ser alto y para dos contendientes debían ser dos lugares altos. Como las torres gemelas de New York. Y allí estaba la mortífaga, bajo la lluvia justo en la terraza de una de las torres gemelas esperando a que su hermano, Nathaniel, le diese la revancha que esperaba. Hacía pocos días también se habían batido a duelo aunque en un lugar muy distinto de ese, en pleno día y lleno de muggles, en una plaza española. Esta vez los americanos serían sus anfitriones y tan solo esperaba poder explicar de una manera convincente los daños que allí pudieran efectuarse, cualquier destrozo involuntario que los mortífagos pudieran causar. Ya se las arreglarían para inventar algo, un ataque terrorista, en el último de los casos. Todo estaba por verse. Ambas torres contaban con 110 pisos cada una, y se enfrentaban. Superaban las nubes, por supuesto. Y las separaba nada más que una calle. La pelinegra, que presentaba algunos mechones de cabello blanco que enmarcaban su rostro fino y pálido, ya empuñaba su varita esperando el momento en el que su propio hermano apareciera, justo sobre la otra. No podía perder tiempo con él, si bien no contaban con los hechizos extra que habían gozado dentro de la Fortaleza Oscura, volvían a entrenar juntos y la victoria no era lo que más importaba, sino el entrenamiento y el aprendizaje, no había mejor lección impartida que la práctica en sí. -Bienvenido- le dijo apenas lo vio llegar. Se acomodó la capa de viaje que la cubría entera, no podía arriesgarse a ser vista llamando mucho la atención. -¿Me darás la revancha entonces? Prometo amortiguar el golpe si te caes hermanito- sonrió algo divertida. Pocas actividades le atraían más que batirse a duelo. Realizó una reverencia, como el protocolo bien indicaba y levantó su brazo por sobre su cabeza, lanzando el primer hechizo…-¡Sectumsempra!- básico pero efectivo. El rayo salió de la varita de la Malfoy con una única dirección: su oponente, con el objetivo de abrir profundos cortes en su pecho, torso y quizás extremidades superiores. De cualquier manera sería bastante molesto para él, aunque no peligroso. Avril no dudó un segundo en que se defendería del mismo sin problemas. @@Nathaniel Malfoy
  10. Juro que no tengo la bola de cristal. De hecho, todavía no cursé adivinación (??) xDDDD Mi postulación: Nick: Avril Malfoy. Conocimiento que quiere dar: Cuidado de Criaturas Mágicas, of course. Motivo: Siento que puedo aportar mucho a la clase, no sólo por mi puesto actual en el Ministerio, sino por mis antecedentes. Fui Directora del Departamento, mi pj es magizoologa y se dedica básicamente a esto. Su vida está centrada, hoy por hoy, al cuidado de las criaturas. De hecho va a empezar a capacitar los nuevos empleados del departamento en éste área. Cargos y responsabilidades desempeñadas con anterioridad y actualmente en el foro: En el Ministerio: •Jefa de la oficina de bestias •Directora del Departamento de Control y Regulación de criaturas mágicas •Miembro del Wizengamot. En el mundo de rol: •Líder mortífaga en dos tríadas. •Profesora en la Academia de Duelo básico y Avanzado. •Tutora de duelo. Estado del plan de estudio: (Enviado o en proceso) Enviado.
  11. Nadie. Que aburridos. –Imperius- dijo la Malfoy apuntando al elfo, de nombre Simón, que no paraba de retorcerse del dolor y comenzaba a sufrir graves heridas en su torso. –Ahora bailas mientras cantas: Los mortífagos mandan, mis amos pollos dan asco, cacarean escondidos, los mortífagos mandan…- entonó una canción de lo más divertida para que el elfo la cantara durante las siguientes cinco horas sin parar ni a respirar. Probablemente moriría, pobre bestia. Pero ella no tenía la culpa de que sirviera a semejantes gallinas…era su destino. Vio como sus compañeros se disponían a “retocar” la ambientación del lugar y ella se les sumó haciendo una floritura con su varita en lo alto. La visita no pasaría inadvertida aunque les quisieran hacer creer lo contrario. –Que bonito, que lugar tan amigable, me dan ganas de vomitar arcoíris multicolores…- paseó su mirada por el sitio y asintió, para darse la vuelta y desaparecer por donde había venido. http://i.imgur.com/pzBkmxM.gif
  12. Al entrar la adrenalina se le desató por completo. Parecía que estuviera entrando a una fiesta en donde había todo lo que ella deseaba. No pudo más que esbozar una gran sonrisa al percibir ese aroma que el ave destilaba cuando sabía que la estaban por matar en el matadero. -¡Confringo!- dijo y explotó de repente todos los estantes con libros que se encontraban en el lugar, haciendo que volaran en pequeños pedazos de papel, convirtiendo el lugar en una festiva celebración, que es lo que aquello significaba para la mortífaga. -¡A volar pajaritos! – gritó como una desquiciada mientras pisoteaba las alfombras con las botas embarradas como las llevaba. Una criatura pasó corriendo, emitiendo unos sonidos inteligibles, alterado por el caos que de repente se estaba formando en su casa. -¡Cruciatus!- dijo apuntando hacia el doméstico que también, aparte de revolcarse del dolor en el piso, se quemaba con la quemazón que Ishaya había provocado. –Les dices a tus dueños que pasamos a decir “Hola”, pero como no encontramos a nadie les dejamos unos regalitos…- Tomó una silla y golpeó a la criatura, que salió volando de un lado al otro del lugar. Luego reventó la silla contra el suelo, despedazándola. Probablemente también terminaría quemada y hecha trizas, como casi todo en el lugar. ¿Y ellos se aguantaban ese ultraje así como asi? Vaya, nunca dejaban de sorprenderla.
  13. La habitación de la Riddle era decente. Si. Lo que cualquiera en la comunidad mágica podría describir como suntuosa y lujosa, eso es verdad. No para Avril, claro. Ella estaba acostumbrada a otra cosa, mucho más salvaje, más incómoda pero más relajante. Pero ya era hora de que comenzara con su “civilización” y esa era la mejor manera de hacerlo. Claro que nadie sabía que dormía en el suelo en vez de la cama, pero eso ya formaba parte de su privacidad, nadie podía saberlo. Y allí estaba cuando sintió el llamado, la Marca Tenebrosa en su antebrazo vibró repetidamente, parecía como si la serpiente tatuada se retorciera dentro de sus venas. No lo pensó demasiado, en realidad nada. Cuando su bando la llamaba acudía, aunque quien convocara el llamado fuera ese extraño personaje… Giró sobre sus talones inmediatamente, así como estaba vestida aunque sin olvidar la máscara plateada que solía usar en todos los ataques abiertos. También tomó la capa de viaje negra, que cubría su cuerpo entero y su varita, como siempre escondida en su bota derecha. Usó todo antes de desaparecerse, de esa manera aunque alguien la viera aparecer no podría reconocerla. El “crack” dio lugar frente a la Gryffindor, donde también sus compañeros bases se encontraban ya. Avanzó, mientras hacía girar de manera frenética la varita en su diestra. Estaba ansiosa, después de muchos años aquella era la primera vez que salía a divertirse. Nada podía compararse con aquella sensación de adrenalina, bueno, quizás algún vuelo en dragón. En su muñeca izquierda llevaba una pulsera, plateada con hilos celestes y violetas y unos cascabeles. Le habían dicho que aquello los protegería. Alzó los hombros sin entender porque, pero de cualquier manera lo hizo. -Cuando quieran- se dirigió a sus compañeros en las puertas de la mansión, asintiendo y preparándose. Ojalá y tuvieran suerte que los pollos tuvieran alguna reacción.
  14. Abrió los ojos como platos cuando vio sangrar al caballo alado. No era su intención, pero siempre podía curarlo al finalizar el entrenamiento. De hecho lo haría, pero en ese momento lo esencial era usar todos los recursos posibles, incluidos y sobretodo, los del libro para salir airosos de aquél lugar. El alado restante aún se mantenía, como bien Felías había visto, a un par de metros justo sobre la cabeza de la Malfoy. Orbis Bestiarum pensó rápidamente cuando vio que Felías creaba un rayo de su varita y en mismo tiempo que al rayo le tomó viajar hasta ella le tomó al cabello aterrizar justo enfrente suyo, para recibir el ataque, con un notorio anillo dorado a su alrededor dando a conocer así que el mismo estaba controlado por la mortífaga. Por suerte era un hechizo que ya había logrado en dos ocasiones y no le supuso problemas como los otros. Ahora el caballo regurgitaba caracoles sin caparazón sin parar. Con todos aquellos recursos podrían estar dueleando por siglos. La magia de los Libros era muy poderosa, los guerreros Uzza bien sabían lo que hacían al combinar poderes con criaturas y si se sabía potenciar, la cosa se ponía bastante útil. Esperaba que Felías pudiera cambiar su ponión acerca de estas prácticas, que sumaban a sus conjuros de siempre. Avril parecía satisfecha con la información plasmada en aquellos volúmenes. La estrategia estaba clara en su mente y Snape todavía tenía que terminar de curarse para librarse de su primer ataque, por lo que la morocha volvió a decir: -¡Sectumsempra!- y nuevamente aquel relámpago verde salió de su varita con dirección a su compañero. La idea era que no tuviera mucho respiro, aunque si fuera necesario Avril lo curaría. No era su enemigo, pero la prueba había que transitarla y no había mejor defensa que un buen ataque, ella siempre lo había dicho. @@Felias Snape Triviani
  15. *Aleera te amo! Hola xD vengo a postularme para ser profesora de un conocimiento. Que no está vacante, pero si quieren una suplente, yo estoy disponible. Es la única clase que me interesa dar. Nick: La Avril Malfoy. Conocimiento que quiere dar: Cuidado de Criaturas Mágicas, of course. Motivo: Siento que puedo aportar mucho a la clase, no sólo por mi puesto actual en el Ministerio, sino por mis antecedentes. Fui Directora del Departamento, mi pj es magizoologa y se dedica básicamente a esto. Su vida está centrada, hoy por hoy, al cuidado de las criaturas. De hecho va a empezar a capacitar los nuevos empleados del departamento en éste área. Cargos y responsabilidades desempeñadas con anterioridad y actualmente en el foro: En el Ministerio: •Jefa de la oficina de bestias •Directora del Departamento de Control y Regulación de criaturas mágicas •Miembro del Wizengamot. En el mundo de rol: •Líder mortífaga en dos tríadas. •Profesora en la Academia de Duelo básico y Avanzado. •Tutora de duelo. Estado del plan de estudio: (Enviado o en proceso) En proceso.
  16. Un excelente movimiento de Snape la había dejado sin varita. ¡Que rápido había sido! La mortífaga casi esbozó una sonrisa, pero el panorama que ahora se les presentaba no era de lo más alentador. Un centauro, una criatura semihumana muy celosa de su territorio había irrumpido el entrenamiento, y eso sólo podía significar problemas. Se puso a pensar como tratarlo, si intentaba poseerlo las cosas podrían ponerse peor, eran seres de lo más orgullosos. No, eso quedaría fuera de cuestión, aunque no veía muchas alternativas. Ni siquiera hacía falta usar aquellos anteojos que le dirían el estado de ánimo de la criatura, el mismo saltaba a la vista muy claramente: estaba furioso. -¡Lo leí en las estrellas, los vi venir! – dijo el equino mientras ahora se volvía claramente hacia ella.- ¡Y no dejaré que destruyan nuestro hogar con esos poderes blasfemos!- y comenzó a correr hacia ella, a todo galope, haciendo que el suelo vibrara bajo sus pies. La morocha miró a Felías, más bien al lugar en donde estaba, pues estaba momentáneamente incorpóreo. Y ella, sin varita. Frotó las palmas de sus manos sobre sus lados, pensando frenéticamente que hacer. Los centauros eran seres extremadamente raros, muy agresivos, de hecho el Ministerio los clasificaba con cuatro X y ella, con sus escasos poderes, no podía controlarlos. Intentar hacerlo jugaría en su contra ya que el centauro sólo se pondría más furioso. No eran sociables y no confiaban en nadie más que en ellos y en lo que les decían los astros. Eran muy habilidosos en las artes de la curación y astrología, y pasaban mucho de su tiempo buscando augurios en las estrellas. Exigían respeto y no toleraban invasiones de ningún tipo. Si lo atacaba, cosa que estaba totalmente en contra de su voluntad, vendrían los demás, pues solían vivir en manadas de entre 10 y 50 miembros. De hecho no entendía que hacía solo, y estaba alerta para saber si algún otro se avecinaba. Lo único que le quedaba era tratarlo con mucha diplomacia e intentar que se vaya por sus propios medios. -Lo entiendo y lo respeto en demasía- aclaró la Malfoy alzando las palmas una vez que había recuperado su varita. –Nosotros sólo cumpliremos con nuestro entrenamiento y nos iremos, no pretendemos usurpar su territorio.- pero el salvaje estaba desbocado, no entendía razones. Rápidamente sacó de su morral el anillo de amistad con las bestias, el mismo la ayudaría a razonar con él, pues el objeto, combinado con su conocimiento de cuidado de criaturas mágicas, haría que el entendimiento con el mismo sea más empático. –Entienda que no haremos nada que le perjudique a usted ni a sus familiares, tiene mi palabra con esto…- El anillo parecía tener efecto en él, ya que sin el mismo la Malfoy hubiera estado perdida. Fue frenando la marcha despacio, hasta quedar cara a cara con ella. Podía notar que su ímpetu mermaba y sus pensamientos comenzaban a ser más pacíficos. –Les doy dos horas más- dijo, finalmente. –Si vuelvo a verlos por acá después de ese tiempo, no seré tan benevolente. Les sugiero que hagan lo que tienen que hacer, y se marchen. Si no lo hacen…me volverán a ver- relinchó alzando sus patas delanteras mientras la morocha asentía y se marchó, perdiéndose en el horizonte. -¡Este anillo sirve mucho, Felías!- dijo Avril casi sin poder creerse lo que había pasado. Al ser un ser de cuádruple X era muy difícil lograr una comunicación, pero con la ayuda del anillo y su propio conocimiento, la bruja lo había hecho posible. Miró a su contrincante, algo débil aún, pues para estar completamente curado necesitaba una curación más. –No pensé que ibas a dejar que el rayo te de, anda. Perdóname.- le dijo mientras pasaba la varita por sus cabellos e intentaba reponerse de la reciente aparición. Pero el duelo debía continuar y al menos él ya no estaba herido de muerte. –Silencius- dijo y el efecto sería instantáneo. La lengua del vampiro se pegaría a su paladar y no podría decir una palabra más, por un tiempo al menos, mientras ella pensaba en cómo batallar sin graves consecuencias. Decidió seguir callada, pues la charla con el centauro la había agotado. Pensó un efectivo Seccionatus. Era tan fácil utilizar los hechizos que siempre había usado, los de las magias Uzza se le tornaban bastante difíciles, completamente desconocidos para ella. Sin embargo las familiares medialunas salieron de su varita con dirección al hombre de la mirada bicolor, todas en grupo dirigiéndose hacia su torso, cabeza y extremidades. - Solo estoy jugando, de éstas te defiendes. Son sólo pequeñas estrellitas, vamos- dijo la contradictoria bruja. No sabía como manejar aquél duelo, ni ningún duelo, sin algo de ataque para sazonar la cosa.
  17. @@Athena Rouvás Cuando te menciono, sale otra Athena xD Hizo la academia conmigo, de hecho (?) Perfecto. Ahora pregunto: en el turno que tenemos los centauros, siempre tenemos dos acciones para atacar? O podemos usar una acción para defendernos del centauro y las otras dos, para el duelo? No se si me explico. Gracias por las respuestas!
  18. @@Athena Rouvás Hola! xD Vengo con un par de dudas. •La primera es la fecha de la prueba. Si bien el tópic fue posteado el día 21, recién el día de hoy (23-03-2017) fue hecho visible, por lo que me preguntaba si podríamos tener tiempo al menos todo el domingo para seguir con el duelo. Es decir, tener realmente los 5 días que dura la prueba y no dos días menos. Aguardo las instrucciones para esto. •La segunda: en cuanto a las reglas. Por ejemplo dice que en el segundo turno nos atacará un centauro. ¿Eso debemos rolearlo nosotros o un Game Master entrará al duelo para rolearlo? En caso de rolearlo nosotros: ¿Podemos rolear cualquier cosa, siempre y cuando el centauro nos ataque? ¿Estarán de acuerdo con todo lo que roleemos (solemos ser bastante alocados y creativos en los roles, por eso lo digo xD) o debemos seguir ciertas pautas? ¿Cuales son las pautas a seguir, exactamente? Así con lo demás. Agradezco de antemano y saludos muy cordialmente (? xD
  19. Abrió los ojos como platos cuando la profesora dijo que debían continuar con la siguiente fase de la clase, y que debían hacerlo con la mayor celeridad posible. -¿Qué?- preguntó sin saber si estaba haciendo bien en no responder correctamente a los hechizos Uzza o si estaba por ser desaprobada contundentemente. No le había salido uno bien. Negó con la cabeza, visiblemente nerviosa. ¡Si apenas se había deshecho de los billywig con un pobre inmobilus! -¿Los…los libros, dice?- ¡Pero si no habían aprendido nada! Acomodó casi de manera neurótica los mechones blanquecinos que caían hacia el costado de su rostro y miró a Felías. Frunció el ceño ante lo que decía. Si había comprendido bien tenían que duelear, pero usando los poderes de los libros. Al menos ella sí se había tomado el trabajo de leerlos, pero le faltó la explicación de cómo lograr los conjuros. En general cuando uno aprendía alguna nueva maldición se le explicaba cómo conjurarla, como preparase mentalmente para lograrlo, en que pensar, en como concentrarse…acá nada era así. O te vinculabas o no. -¿Tengo que ganarle? Eso si…eso puedo hacerlo- dijo, confundida. Veía como Snape sacaba todos los anillos y amuletos de su monedero. ¿Ella también tenía que hacerlo? ¿Tenía que hacer contacto visual con los mismos para que funcionaran? Eso la Rouvás lo había mencionado, no hacía falta, sólo se requería tenerlos cerca para que funcionaran. ¿O no? –No pidas disculpas, es un entrenamiento…- y de repente su oponente comenzó con la batalla, lanzando un rayo muy conocido para ella. En ese ambiente sí se podía mover. En tan sólo un segundo, la mente de la bruja comenzó a trabajar. Podía herirlo de gravedad o desarmarlo también, realmente el hechizo de desarme no era el mejor para comenzar un duelo, pero lo que tenía que demostrar era que podía aplicar los hechizos nuevos, aquellos que los libros mencionaban, a la situación. Un duelo común y corriente no serviría. -¡Sectumsempra!- no le importó nada y decidió a último momento, justo cuando el hechizo del vampiro la dejó sin varita. Avril rodó un par de metros a su izquierda, en donde había ido a parar su arma mágica, aquella que canalizaba toda la magia que corría por sus venas, y la recuperó en un santiamén. Sabía que su contrincante podría defenderse y manejar su ataque. Lo que no sabía era como aplicar los poderes Uzza. -¡Maldición!- soltó, impotente. @@Felias Snape Triviani
  20. Una vez más la bruja se encontraba en aquél gigante mall de la comunidad mágica. Al principio, cuando estuvo recién reinsertada en la sociedad no le gustaba aquello pero ahora, aunque jamás lo admitiría en voz alta, la cosa comenzaba a atraerle. Sucedía que luego de haber adquirido aquellos útiles libros con magia Uzza, su parecer cambió: aquél lugar no era inútil en absoluto. Y como disponía todavía de algún que otro dinerillo, se acercó otra vez para mirar objetos y realizar algunas compras. Fue directamente a la primera planta, pues estaba interesada en equipo para su trabajo. Estuvo mirando, pero no veía nada que se asemejara a lo que ella estaba pensando. O si existía era demasiado costoso. Paseó su mirada por las estanterías y en la misma se pudo observar un brillo de curiosidad y verdadero interés. Finalmente comenzaba a aclimatarse. -¿Puede darme un par de éstos?- señalo unos guantes de piel de dragón, probablemente del Ridgeback ya que eran de un negro brillante, en extremo elegantes y hacían juego con casi todo su atuendo. Lo único que Avril no tenía de color negro era su piel y sus ojos. El resto todo. También la ayudaría a trabajar en la reserva, trasportando criaturas y lidiando con los mismos dragones, les serían útiles. Estaba mirando unos anteojos muy parecidos a sus propias antiparras antibasiliscos, aunque no con el mismo poder, que hacían que uno pudiera ver el estado de ánimo de las criaturas su mirada se distrajo un poco. Un poco mucho, a decir verdad, cuando vio la increíble moto voladora que estaba en exhibición. Ya pudo verse volando junto a Tenebrus y no sobre él, acompañándolo para todos lados y siguiendo de cerca sus cacerías. -Me llevaré entonces los guantes y los anteojos ahora...pero quiero hacerle un pregunta. ¿Cuanto cuesta la moto voladora y que necesito para adquirirla?- aún le quedaban dudas acerca de la burocracia de todo y prefería preguntar antes de que le quitaran la posibilidad de comprarla debido a su identificación o a cuan poderosa era, o debía ser, para adquirirla. ♦♦♦ Planilla de Compra​s Normales para Personajes: ID: 45041 Nick (con link a la ficha): Avril Malfoy. Link a la Bóveda Trastero: (en caso de poseerla): Bóveda Trastero. Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda. Fecha: 2017-03-17 Objeto: Anteojos Alfa. Puntos: 20 Precio: 1000 G Objeto: Guantes de Piel de Dragón. Puntos: 10 Precio: 500 G Total de puntos: 30 p Total de Galeones: 1500 G
  21. No fue difícil encontrar un lobo pues, seguida de su aullido pudo localizarlo sin problemas en aquel selvático lugar. En cuanto lo vio pensó Orbis Bestiarum, el hechizo Uzza que había aprendido a usar al comprar el libro en el Magic Mall, y luego al hacer el entrenamiento del mismo en la Isla de Pascua. Un anillo dorado envolvió a la bestia y la misma se puso a lamer el frasco que tenía en la mano, para juntar los ingredientes. Ya tenía bastante mucosa para la poción. Para encontrar al grupo de imps usó su anillo de plagas, que vibraba en cuanto detectaba una plaga de insectos o diablillos cerca. Recorrió varios kilómetros e inclusive estuvo dando vueltas en círculos un buen rato hasta que vibró. –Accio imp- dijo y apuntó a uno de ellos con la varita, arrancándole unos cuantos pelos. Ya tenía las tres cosas para una poción fácil y rápida. Guardó todo en su morral de piel de moke, que siempre llevaba abrazando sus caderas y al que había hechizado con un encantamiento que hacía que la extensión del mismo sea mucho mayor a la que parecía. Se llamaba extensión indetectable y le servía para llevar miles de artefactos. Lo que no le informaron era que también debería llevar un caldero, supuso que la clase debería de tener alguno. Se alzó de hombros y se encaminó hacia el establecimiento que hacía de aula. Pudo notar a Cye y a la joven profesora enzarzadas en una divertida clase de lo que parecía ser conjuros y maldiciones y negó con la cabeza. ¡Y a ella le había tocado eso! Bufó y entró al lugar. Dejó los tres ingredientes sobre la mesa, tal como le habían indicado, y esperó a nuevas indicaciones. Si es que las había. -Si me facilita un mechero, un cucharón y un caldero, puedo comenzar con la poción embellecedora.- dijo sin ganas, actuando ya como un autómata. Muerta del aburrimiento. @@Dovakhin Haughton
  22. El joven Haughton parecía querer tener el control de la situación a como de lugar. Desconocía que a las personas no se las manipula tan fácilmente, ni se las puede controlar a excepto que se las imperie. En ese mundo, el respeto se ganaba. Eso era lo que el muchacho desconocía. Se había sentado justo enfrente suyo tratando de amedrentarla, de intimidarla sin éxito alguno, para su desgracia. –Usted no es más que alguien que certificará mis famosos conocimientos, nada más. Un títere que firmará un pergamino, que no le quepan dudas.- respondió manteniendo la mirada, sólo moviendo su rostro hacia un costado.- Pero si eso hace que sienta que su miembro es más grande…- alzó las cejas y dirigió su vista a su entrepierna sólo por un instante, para luego volver a posarla sobre su mirada, tan deseosa de poder-…entonces lo llamaré “profesor” y fingiré, como seguramente lo hacen sus amantes en su lecho. ¿Qué le parece, profesor?- con un movimiento de su varita entonces cambió su atuendo por una falda muy corta a cuadros verdes y negros y un suéter con cuello en V de color negro. Si lo que quería era una colegiala, lo tendría. -Comencemos entonces, enséñeme su gran poder- le dijo dispuesta a seguir el juego. Jamás tendría respeto por él y no pisaría otra vez el Castillo de los Haugthon en su presencia. Realmente había iniciado con el pie izquierdo en lo que a ella respecta. Le explicó como continuaría la parodia y ella asintió. –Oh si, profesor, tendré mucho cuidado con las criaturas, eso si…- el ignorante también desconocía su puesto en el Ministerio como el hecho de que había dedicado su vida a estudiar a criaturas mágicas y que había diseñado la Reserva Mágica de propio puño. Pero no lo mencionó, no quería herir sus ya frágiles y susceptibles sentimientos. -Deberá ser una poción que se haga en el día, no estaremos aquí tres semanas hasta que se haga…-repensó sus palabras y las reformuló.- Aunque en realidad, no sé cuanto demoran en hacerse las pociones, sé tan poco de esto…necesito su ayuda en absolutamente todo, profesor.- el desprecio se podía percibir disfrazado de ironía, pero no le dio demasiado tiempo y se puso de pie saliendo del lugar. -¡Si me ataca una criatura venga a salvarme por favor, no me va a dejar tan desprotegida ante semejante peligro, señor!- dijo justo antes de adentrarse en la espesura del bosque. Ya tenía en mente que ingredientes buscar por lo que simplemente se dispondría a encontrarlos. Con un poco de pus de bubotuberculo, mucosa de lobo y pelos de imp bastaría para hacer una poción bastante rápida y que de paso ayudaría a Dovakhin. Los bubotubérculos los encontró abrazados a las raíces de un viejo sauce, húmedos y a punto de explotar. Perfectos para extraeles el pus de su interior, lo demás era un poco más trabajoso, pues consistía en encontrar a un lobo y sacar mucosa de sus fauces y luego encontrar algún grupo de diablillos que merodeen en aquél bosque. A ver como le iba con eso. @@Dovakhin Haughton
  23. Negó con la cabeza mientras sus cabellos se desordenaban. Tenía que volver a utilizar el hechizo en el que tanto había pensado. Orbis Bestiarium, pensó mientras intentaba ponerse en la piel del atheonan restante, el único que había quedado libre. Pensó en su fuerza, en lo que podría ser el movimiento de sus alas, en sus fuertes patas traseras realizando la danza que lo ayudaba a volar. Pero no sucedió nada. Claro, no le saldría a la primera aquél conjuro Uzza. Inspiró, notando que sus compañeros ya habían logrado fácilmente la acción de dominar y no entendía porque a ella no le había funcionado. Quizás, en otros tiempos, había estado demasiado empeñada en dejar lo más libres posibles a aquellas criaturas, en atender todas y cada una de sus necesidades para que ellas pudieran sentirse como en su hábitat natural, que no daba en la tecla. -Lo intenté…en silencio…pero por alguna razón…- repensó el hechizo en su cabeza, notando en su morral un zumbido que intentaba llamar su atención, pero ella no lo atendió. Claro, estaba concentrada en el Orbis, que debía lograr para poder continuar con la clase. –No es lógico que les salga a la primera- murmuró más para sí misma que para los demás y volvió a inspirar, llenado su pecho de aire puro y de valor. Repasó las palabras en el libro…Orbis Bestiarium, formuló bien claro en su mente y de repente un anillo dorado rodeó a una de las hembras, que de inmediato la miró y comenzó a planear elegantemente. Fue hacia la derecha, detrás de Felías y luego hacia la izquierda, pasando al lado de la profesora. La Malfoy sonrió cuando vio que Arcanus se proponía hacer de las suyas, y pensó, como si fuera ella la que desplegaba sus alas y las batía, como el caballo alado pasaría justo por detrás de él, que se encontraba al borde del volcán y lo lanzaba empujándolo, haciéndolo literalmente volar hacia el centro del cráter. –¡Si los hechizos te salen a la primera debería salir de esto ileso, querido!- le gritó divertida, repasando mentalmente los demás conjuros que contenían los libros. Pero no pudo concentrarse demasiado en lo que haría Arcanus, pues su anillo seguía con la vibración y la profesora justo acababa de mencionar que era lo que quería avisarles: una plaga. Escuchó a Rouvás decir un hechizo que la volvería incorpórea. Y si no tenía materia, nada podía afectarle. Intentó lo mismo: -Salvaguarda mágica- agitó su varita pero no notó nada. El hechizo no le había salido, una vez más. No sabía si era porque había enviado a Arcanus a volar y estaba enfocada en eso o si realmente la magia Uzza no era para ella, pero nada de lo que había mencionado la profesora había ocurrido en ella misma. -¡No me sale profesora! ¡Explíqueme como hacerlo antes de que me piquen!- mientras sentía los bylling zumbando a su alrededor, apunto de picarla. ¿Podría usar el Orbis Bestiarum con ellos? Lo habría intentado, pero hubiera sido todo lo contrario a lo que su entrenadora les estaba diciendo que tenían que hacer. De manera que un pequeñpo caos comenzaba a darse en la Isla de Pascuas. Por un lado, Arcanus caía, empujado por el Atheonan, al vacío. Por el otro, Avril estaba por ser indefectiblemente picada por estos pequeños insectos a los cuales no quería matar y no se atrevía a dominar. No sabía que podía terminar todo aquello. ••• Off: Hola xD Pido disculpas si mi rol es alocado, lo que pasa es que me parece que el hechizo no puede salir bien siempre a la primera, más si los personajes jamás lo han usado. Por eso es que a Avril las cosas le salen mal xD creo que es lo más lógico que puede pasar. Cualquier corrección que tenga que hacer en mi rol, me lo indica y lo hago así, sólo que me parece más coherente y divertido de esta forma. ¡Muchas gracias!
  24. La bruja ladeó su cabeza y el reflejo de la luna le dio de lleno en el rostro. Examinaba a aquél mago de arriba abajo: sus reacciones, sus pupilas dilatadas, el nerviosismo que emanaba desde cada poro de su piel. Lo reconoció. El tipo era vampiro, peor que eso, era un neófito. Nuevo en el arte de consumir sangre. Se podía percibir que estaba muerto de hambre y bien sabía que la situación se podía descontrolar en cualquier momento, más con toda esa gente merodeando. Los seres como ellos podían notar la sangre que corría por sus yugulares a metros de distancia. -Vine a buscar sexo- dijo sin más e intentando no ponerlo más nervioso agregó. –Yo soy Malfoy.- Agudizó sus ojos achinándolos aún más de lo que los tenía, pues nunca los había tenido saltones (¿) – Pero los muggles no me gustan ni siquiera para eso…- giró su varita entre su dedo índice y pulgar preparándose para defenderse en caso de que el descontrolado la atacara. –Tienes aspecto de famélico. Dime ¿Te has registrado ya en el Departamento de Criaturas?- Ella registraba vampiros todo el tiempo y le daba consejo a alguno que otro. O lo intentaba. Bien sabía que en su estado no solían ser obedientes en absoluto, al contrario, sus temperamentos solían desbocarse a la más mínima. A ella misma le había pasado, no era fácil mantener la cabeza fría mientras la sed se apoderaba de su garganta haciéndola similar al infierno mismo. -No lo tomes a mal, pero si das los pasos que tienes que dar, y sigues los consejos que puedo darte la pasarás mucho mejor de lo que la estás pasando ahora. Tu ansiedad te delata amigo…- mencionó esperando que no lo hiciera personal, aunque sabía que eso era prácticamente imposible. El tipo debía ser preso de la paranoia en ese mismo instante, más habiendo mencionado al Ministerio de Magia y sus reglamentaciones. @@Felias Snape Triviani
  25. Puso en blanco sus ojos girando la cara. No podía seguir mirándolo sin reaccionar, sin responder a nada. ¿Como se desarrollaría aquella clase? Luego de eso se presentaría personalmente ante el director del Ateneo y le expondría la situación. ¿Habría algo que podría enseñarle aquel chiquillo? La otra profesora en cambio era distinta. Al parecer, por lo que Avril había podido observar, la cosa de la otra clase había sido distinta. La joven, que tenía un aire a los Malfoy, había estado allí desde un primer momento y la que había llegado tarde era la alumna. A ella si que la conocía bien, de hecho la recordaba de muchos muchos años atrás. ¿Habían hecho la academia juntas? Si que la había atacado muchas veces, pero eso no lo diría en voz alta. - Mis respetos profesora- le dijo Leah, con todo el afán de molestar a su propio profesor, que no respetaba. O al menos eso había demostrado la morocha. Le guiñó un ojo a la bruja y volvió su mirada a Dovakhin. -¿Y bueno? ¿Me vas a enseñar o tendré que enseñarte yo? Que aburrido...- ••• Off: solo roleo para capturar a Leah por la guerra de rangos! *O* xD Leah capturada. *desaparezco*

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