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Avril Malfoy

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Mensajes publicados por Avril Malfoy

  1. @@Athena Rouvás

     

    Hola! xD Vengo con un par de dudas.

     

    •La primera es la fecha de la prueba. Si bien el tópic fue posteado el día 21, recién el día de hoy (23-03-2017) fue hecho visible, por lo que me preguntaba si podríamos tener tiempo al menos todo el domingo para seguir con el duelo. Es decir, tener realmente los 5 días que dura la prueba y no dos días menos. Aguardo las instrucciones para esto.

     

    •La segunda: en cuanto a las reglas. Por ejemplo dice que en el segundo turno nos atacará un centauro. ¿Eso debemos rolearlo nosotros o un Game Master entrará al duelo para rolearlo? En caso de rolearlo nosotros: ¿Podemos rolear cualquier cosa, siempre y cuando el centauro nos ataque? ¿Estarán de acuerdo con todo lo que roleemos (solemos ser bastante alocados y creativos en los roles, por eso lo digo xD) o debemos seguir ciertas pautas? ¿Cuales son las pautas a seguir, exactamente? Así con lo demás.

     

    Agradezco de antemano y saludos muy cordialmente (? xD

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  2. Abrió los ojos como platos cuando la profesora dijo que debían continuar con la siguiente fase de la clase, y que debían hacerlo con la mayor celeridad posible. -¿Qué?- preguntó sin saber si estaba haciendo bien en no responder correctamente a los hechizos Uzza o si estaba por ser desaprobada contundentemente. No le había salido uno bien. Negó con la cabeza, visiblemente nerviosa. ¡Si apenas se había deshecho de los billywig con un pobre inmobilus!

     

    -¿Los…los libros, dice?- ¡Pero si no habían aprendido nada! Acomodó casi de manera neurótica los mechones blanquecinos que caían hacia el costado de su rostro y miró a Felías. Frunció el ceño ante lo que decía. Si había comprendido bien tenían que duelear, pero usando los poderes de los libros. Al menos ella sí se había tomado el trabajo de leerlos, pero le faltó la explicación de cómo lograr los conjuros. En general cuando uno aprendía alguna nueva maldición se le explicaba cómo conjurarla, como preparase mentalmente para lograrlo, en que pensar, en como concentrarse…acá nada era así. O te vinculabas o no. -¿Tengo que ganarle? Eso si…eso puedo hacerlo- dijo, confundida.

     

    Veía como Snape sacaba todos los anillos y amuletos de su monedero. ¿Ella también tenía que hacerlo? ¿Tenía que hacer contacto visual con los mismos para que funcionaran? Eso la Rouvás lo había mencionado, no hacía falta, sólo se requería tenerlos cerca para que funcionaran. ¿O no? –No pidas disculpas, es un entrenamiento…- y de repente su oponente comenzó con la batalla, lanzando un rayo muy conocido para ella. En ese ambiente sí se podía mover.

     

    En tan sólo un segundo, la mente de la bruja comenzó a trabajar. Podía herirlo de gravedad o desarmarlo también, realmente el hechizo de desarme no era el mejor para comenzar un duelo, pero lo que tenía que demostrar era que podía aplicar los hechizos nuevos, aquellos que los libros mencionaban, a la situación. Un duelo común y corriente no serviría.

     

    -¡Sectumsempra!- no le importó nada y decidió a último momento, justo cuando el hechizo del vampiro la dejó sin varita. Avril rodó un par de metros a su izquierda, en donde había ido a parar su arma mágica, aquella que canalizaba toda la magia que corría por sus venas, y la recuperó en un santiamén. Sabía que su contrincante podría defenderse y manejar su ataque. Lo que no sabía era como aplicar los poderes Uzza. -¡Maldición!- soltó, impotente.

     

    @@Felias Snape Triviani

  3. En la sala tengo dos, pero nunca me parece suficiente. Aparte ni contestan e.e

     

    Me gustaría hacer un duelo con algún compañero tipo Nath (?) xD y que vayamos usando todos los hechizos de los rangos, asi como un torneo *--*, no sé hasta tal post usan hechizos base, hasta tal tempestad y asi sucesivamente hasta repasar los más posibles.

     

    Es para ir quitando el óxido, y tiene que ser alguien que responda al menos un post por dia ._. (ya ya , ya sé que pido mucho xD). Después también para ir desempolvando, me gustaría traer duelos aqui y que los vayamos analizando nosotros, y vos después nos corregís el análisis. Eso es algo que ayuda mucho también. Yo es que si estoy mucho tiempo sin actividad me pongo vieja y fea y no me salen los hechizirijillos (?? xDDDD

     

    También puedes ignorarme y ponerme en cualquier duelo, prometo no hacerle bulliyng como a Dova xD

     

    @ Edito que me olvido siempre de mencionar a la gente xD

    • Me gusta 2
  4. Una vez más la bruja se encontraba en aquél gigante mall de la comunidad mágica. Al principio, cuando estuvo recién reinsertada en la sociedad no le gustaba aquello pero ahora, aunque jamás lo admitiría en voz alta, la cosa comenzaba a atraerle. Sucedía que luego de haber adquirido aquellos útiles libros con magia Uzza, su parecer cambió: aquél lugar no era inútil en absoluto. Y como disponía todavía de algún que otro dinerillo, se acercó otra vez para mirar objetos y realizar algunas compras.

     

    Fue directamente a la primera planta, pues estaba interesada en equipo para su trabajo. Estuvo mirando, pero no veía nada que se asemejara a lo que ella estaba pensando. O si existía era demasiado costoso. Paseó su mirada por las estanterías y en la misma se pudo observar un brillo de curiosidad y verdadero interés. Finalmente comenzaba a aclimatarse.

     

    -¿Puede darme un par de éstos?- señalo unos guantes de piel de dragón, probablemente del Ridgeback ya que eran de un negro brillante, en extremo elegantes y hacían juego con casi todo su atuendo. Lo único que Avril no tenía de color negro era su piel y sus ojos. El resto todo. También la ayudaría a trabajar en la reserva, trasportando criaturas y lidiando con los mismos dragones, les serían útiles.

     

    Estaba mirando unos anteojos muy parecidos a sus propias antiparras antibasiliscos, aunque no con el mismo poder, que hacían que uno pudiera ver el estado de ánimo de las criaturas su mirada se distrajo un poco. Un poco mucho, a decir verdad, cuando vio la increíble moto voladora que estaba en exhibición. Ya pudo verse volando junto a Tenebrus y no sobre él, acompañándolo para todos lados y siguiendo de cerca sus cacerías.

     

    -Me llevaré entonces los guantes y los anteojos ahora...pero quiero hacerle un pregunta. ¿Cuanto cuesta la moto voladora y que necesito para adquirirla?- aún le quedaban dudas acerca de la burocracia de todo y prefería preguntar antes de que le quitaran la posibilidad de comprarla debido a su identificación o a cuan poderosa era, o debía ser, para adquirirla.

     

    ♦♦♦

     

    Planilla de Compra​s Normales para Personajes:

    ID: 45041
    Nick (con link a la ficha): Avril Malfoy.
    Link a la Bóveda Trastero: (en caso de poseerla): Bóveda Trastero.
    Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda.
    Fecha: 2017-03-17

    Objeto: Anteojos Alfa.
    Puntos: 20
    Precio: 1000 G

    Objeto: Guantes de Piel de Dragón.
    Puntos: 10
    Precio: 500 G

    Total de puntos: 30 p
    Total de Galeones: 1500 G

    • Me gusta 1
  5. Yo ya tengo todo bastante en claro y creo que estoy lista para hacer un duelillo *O*

     

    Entendí lo de la niebla, lo usé en mi duelo pero como en la misma batalla no se habían pronunciado los hechizos que yo quise hacer, pues no salieron ninguno. ¿Si o si esto tiene que pasar? ¿No puedo rolear que por ejemplo, mi pj ha visto y realizado muchas veces el Fuego Maldito como para poder realizarlo y recordarlo?

     

    Ya sé que no, ya se que no xD pero tenía que rellenar líneas (?) Tengo todo en claro!

    • Me gusta 1
  6. No fue difícil encontrar un lobo pues, seguida de su aullido pudo localizarlo sin problemas en aquel selvático lugar. En cuanto lo vio pensó Orbis Bestiarum, el hechizo Uzza que había aprendido a usar al comprar el libro en el Magic Mall, y luego al hacer el entrenamiento del mismo en la Isla de Pascua. Un anillo dorado envolvió a la bestia y la misma se puso a lamer el frasco que tenía en la mano, para juntar los ingredientes. Ya tenía bastante mucosa para la poción.

     

    Para encontrar al grupo de imps usó su anillo de plagas, que vibraba en cuanto detectaba una plaga de insectos o diablillos cerca. Recorrió varios kilómetros e inclusive estuvo dando vueltas en círculos un buen rato hasta que vibró. –Accio imp- dijo y apuntó a uno de ellos con la varita, arrancándole unos cuantos pelos.

     

    Ya tenía las tres cosas para una poción fácil y rápida. Guardó todo en su morral de piel de moke, que siempre llevaba abrazando sus caderas y al que había hechizado con un encantamiento que hacía que la extensión del mismo sea mucho mayor a la que parecía. Se llamaba extensión indetectable y le servía para llevar miles de artefactos. Lo que no le informaron era que también debería llevar un caldero, supuso que la clase debería de tener alguno.

     

    Se alzó de hombros y se encaminó hacia el establecimiento que hacía de aula. Pudo notar a Cye y a la joven profesora enzarzadas en una divertida clase de lo que parecía ser conjuros y maldiciones y negó con la cabeza. ¡Y a ella le había tocado eso! Bufó y entró al lugar. Dejó los tres ingredientes sobre la mesa, tal como le habían indicado, y esperó a nuevas indicaciones. Si es que las había.

     

    -Si me facilita un mechero, un cucharón y un caldero, puedo comenzar con la poción embellecedora.- dijo sin ganas, actuando ya como un autómata. Muerta del aburrimiento.

     

     

    @@Dovakhin Haughton

  7. El joven Haughton parecía querer tener el control de la situación a como de lugar. Desconocía que a las personas no se las manipula tan fácilmente, ni se las puede controlar a excepto que se las imperie. En ese mundo, el respeto se ganaba. Eso era lo que el muchacho desconocía.

     

    Se había sentado justo enfrente suyo tratando de amedrentarla, de intimidarla sin éxito alguno, para su desgracia. –Usted no es más que alguien que certificará mis famosos conocimientos, nada más. Un títere que firmará un pergamino, que no le quepan dudas.- respondió manteniendo la mirada, sólo moviendo su rostro hacia un costado.- Pero si eso hace que sienta que su miembro es más grande…- alzó las cejas y dirigió su vista a su entrepierna sólo por un instante, para luego volver a posarla sobre su mirada, tan deseosa de poder-…entonces lo llamaré “profesor” y fingiré, como seguramente lo hacen sus amantes en su lecho. ¿Qué le parece, profesor?- con un movimiento de su varita entonces cambió su atuendo por una falda muy corta a cuadros verdes y negros y un suéter con cuello en V de color negro. Si lo que quería era una colegiala, lo tendría.

     

    -Comencemos entonces, enséñeme su gran poder- le dijo dispuesta a seguir el juego. Jamás tendría respeto por él y no pisaría otra vez el Castillo de los Haugthon en su presencia. Realmente había iniciado con el pie izquierdo en lo que a ella respecta. Le explicó como continuaría la parodia y ella asintió. –Oh si, profesor, tendré mucho cuidado con las criaturas, eso si…- el ignorante también desconocía su puesto en el Ministerio como el hecho de que había dedicado su vida a estudiar a criaturas mágicas y que había diseñado la Reserva Mágica de propio puño. Pero no lo mencionó, no quería herir sus ya frágiles y susceptibles sentimientos.

     

    -Deberá ser una poción que se haga en el día, no estaremos aquí tres semanas hasta que se haga…-repensó sus palabras y las reformuló.- Aunque en realidad, no sé cuanto demoran en hacerse las pociones, sé tan poco de esto…necesito su ayuda en absolutamente todo, profesor.- el desprecio se podía percibir disfrazado de ironía, pero no le dio demasiado tiempo y se puso de pie saliendo del lugar.

     

    -¡Si me ataca una criatura venga a salvarme por favor, no me va a dejar tan desprotegida ante semejante peligro, señor!- dijo justo antes de adentrarse en la espesura del bosque. Ya tenía en mente que ingredientes buscar por lo que simplemente se dispondría a encontrarlos. Con un poco de pus de bubotuberculo, mucosa de lobo y pelos de imp bastaría para hacer una poción bastante rápida y que de paso ayudaría a Dovakhin.

     

    Los bubotubérculos los encontró abrazados a las raíces de un viejo sauce, húmedos y a punto de explotar. Perfectos para extraeles el pus de su interior, lo demás era un poco más trabajoso, pues consistía en encontrar a un lobo y sacar mucosa de sus fauces y luego encontrar algún grupo de diablillos que merodeen en aquél bosque. A ver como le iba con eso.

     

     

    @@Dovakhin Haughton

  8. Negó con la cabeza mientras sus cabellos se desordenaban. Tenía que volver a utilizar el hechizo en el que tanto había pensado. Orbis Bestiarium, pensó mientras intentaba ponerse en la piel del atheonan restante, el único que había quedado libre. Pensó en su fuerza, en lo que podría ser el movimiento de sus alas, en sus fuertes patas traseras realizando la danza que lo ayudaba a volar. Pero no sucedió nada. Claro, no le saldría a la primera aquél conjuro Uzza.

     

    Inspiró, notando que sus compañeros ya habían logrado fácilmente la acción de dominar y no entendía porque a ella no le había funcionado. Quizás, en otros tiempos, había estado demasiado empeñada en dejar lo más libres posibles a aquellas criaturas, en atender todas y cada una de sus necesidades para que ellas pudieran sentirse como en su hábitat natural, que no daba en la tecla.

     

    -Lo intenté…en silencio…pero por alguna razón…- repensó el hechizo en su cabeza, notando en su morral un zumbido que intentaba llamar su atención, pero ella no lo atendió. Claro, estaba concentrada en el Orbis, que debía lograr para poder continuar con la clase. –No es lógico que les salga a la primera- murmuró más para sí misma que para los demás y volvió a inspirar, llenado su pecho de aire puro y de valor. Repasó las palabras en el libro…Orbis Bestiarium, formuló bien claro en su mente y de repente un anillo dorado rodeó a una de las hembras, que de inmediato la miró y comenzó a planear elegantemente. Fue hacia la derecha, detrás de Felías y luego hacia la izquierda, pasando al lado de la profesora.

     

    La Malfoy sonrió cuando vio que Arcanus se proponía hacer de las suyas, y pensó, como si fuera ella la que desplegaba sus alas y las batía, como el caballo alado pasaría justo por detrás de él, que se encontraba al borde del volcán y lo lanzaba empujándolo, haciéndolo literalmente volar hacia el centro del cráter. –¡Si los hechizos te salen a la primera debería salir de esto ileso, querido!- le gritó divertida, repasando mentalmente los demás conjuros que contenían los libros.

     

    Pero no pudo concentrarse demasiado en lo que haría Arcanus, pues su anillo seguía con la vibración y la profesora justo acababa de mencionar que era lo que quería avisarles: una plaga. Escuchó a Rouvás decir un hechizo que la volvería incorpórea. Y si no tenía materia, nada podía afectarle. Intentó lo mismo: -Salvaguarda mágica- agitó su varita pero no notó nada. El hechizo no le había salido, una vez más. No sabía si era porque había enviado a Arcanus a volar y estaba enfocada en eso o si realmente la magia Uzza no era para ella, pero nada de lo que había mencionado la profesora había ocurrido en ella misma.

     

    -¡No me sale profesora! ¡Explíqueme como hacerlo antes de que me piquen!- mientras sentía los bylling zumbando a su alrededor, apunto de picarla. ¿Podría usar el Orbis Bestiarum con ellos? Lo habría intentado, pero hubiera sido todo lo contrario a lo que su entrenadora les estaba diciendo que tenían que hacer. De manera que un pequeñpo caos comenzaba a darse en la Isla de Pascuas. Por un lado, Arcanus caía, empujado por el Atheonan, al vacío. Por el otro, Avril estaba por ser indefectiblemente picada por estos pequeños insectos a los cuales no quería matar y no se atrevía a dominar. No sabía que podía terminar todo aquello.

     

    •••

     

    Off: Hola xD

     

    Pido disculpas si mi rol es alocado, lo que pasa es que me parece que el hechizo no puede salir bien siempre a la primera, más si los personajes jamás lo han usado. Por eso es que a Avril las cosas le salen mal xD creo que es lo más lógico que puede pasar. Cualquier corrección que tenga que hacer en mi rol, me lo indica y lo hago así, sólo que me parece más coherente y divertido de esta forma.

     

    ¡Muchas gracias!

  9. La bruja ladeó su cabeza y el reflejo de la luna le dio de lleno en el rostro. Examinaba a aquél mago de arriba abajo: sus reacciones, sus pupilas dilatadas, el nerviosismo que emanaba desde cada poro de su piel. Lo reconoció. El tipo era vampiro, peor que eso, era un neófito. Nuevo en el arte de consumir sangre. Se podía percibir que estaba muerto de hambre y bien sabía que la situación se podía descontrolar en cualquier momento, más con toda esa gente merodeando. Los seres como ellos podían notar la sangre que corría por sus yugulares a metros de distancia.

     

    -Vine a buscar sexo- dijo sin más e intentando no ponerlo más nervioso agregó. –Yo soy Malfoy.- Agudizó sus ojos achinándolos aún más de lo que los tenía, pues nunca los había tenido saltones (¿) – Pero los muggles no me gustan ni siquiera para eso…- giró su varita entre su dedo índice y pulgar preparándose para defenderse en caso de que el descontrolado la atacara. –Tienes aspecto de famélico. Dime ¿Te has registrado ya en el Departamento de Criaturas?- Ella registraba vampiros todo el tiempo y le daba consejo a alguno que otro. O lo intentaba. Bien sabía que en su estado no solían ser obedientes en absoluto, al contrario, sus temperamentos solían desbocarse a la más mínima. A ella misma le había pasado, no era fácil mantener la cabeza fría mientras la sed se apoderaba de su garganta haciéndola similar al infierno mismo.

     

    -No lo tomes a mal, pero si das los pasos que tienes que dar, y sigues los consejos que puedo darte la pasarás mucho mejor de lo que la estás pasando ahora. Tu ansiedad te delata amigo…- mencionó esperando que no lo hiciera personal, aunque sabía que eso era prácticamente imposible. El tipo debía ser preso de la paranoia en ese mismo instante, más habiendo mencionado al Ministerio de Magia y sus reglamentaciones.

     

     

    @@Felias Snape Triviani

  10. Super entendidas xD

     

    Bueno, tan super super, no. Yo una vez que entendí que el rayo toma unos segundos en impactar y que el efecto es instantáneo entendí las reglas. Las razono, las pienso, las entiendo.

     

    La duda que yo tengo es: Se puede cambiar el orden de las intercalaciones? Antes decíamos "robar" las intercalaciones. Yo sé que había una manera, recuerdo un duelo que tuve de como 20 posteos (?) que estuve intentando todo el tiempo robarme las intercalaciones y no lo conseguí. No recuerdo que es lo que hacía, sé que tenía que ver con un efecto. Quizás esto se dé sólo en rangos altos, no me acuerdo bien.

     

    Aparte de rayo, efecto e invocación, hay otro que es equipable. (hay uno de esos en el Libro y me dio algunos problemas xD) Me gustaría saber bien cómo usarlo, si en todos los casos es igual (como el celerus era?), que hacen y demás.

     

    Amo las tutorías, siempre hay cosas que aprender cuando alguien te explica las cosas desde su punto de vista por estoy re agradecida por esto Toia xD

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  11. Puso en blanco sus ojos girando la cara. No podía seguir mirándolo sin reaccionar, sin responder a nada. ¿Como se desarrollaría aquella clase? Luego de eso se presentaría personalmente ante el director del Ateneo y le expondría la situación. ¿Habría algo que podría enseñarle aquel chiquillo?

     

    La otra profesora en cambio era distinta. Al parecer, por lo que Avril había podido observar, la cosa de la otra clase había sido distinta. La joven, que tenía un aire a los Malfoy, había estado allí desde un primer momento y la que había llegado tarde era la alumna. A ella si que la conocía bien, de hecho la recordaba de muchos muchos años atrás. ¿Habían hecho la academia juntas? Si que la había atacado muchas veces, pero eso no lo diría en voz alta.

     

    - Mis respetos profesora- le dijo Leah, con todo el afán de molestar a su propio profesor, que no respetaba. O al menos eso había demostrado la morocha. Le guiñó un ojo a la bruja y volvió su mirada a Dovakhin. -¿Y bueno? ¿Me vas a enseñar o tendré que enseñarte yo? Que aburrido...-

     

     

    •••

     

    Off: solo roleo para capturar a Leah por la guerra de rangos! *O* xD Leah capturada. *desaparezco*

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  12. Le hizo ilusión haberlo encontrado allí después de tanto tiempo de no verlo. Asintió, tanto como con la cabeza como con sus ojos. Estaba tan igual que siempre y a la vez tan cambiado…vestido como muggle con unas zapatillas con suela tan fina que la morocha dudaba que pudiera correr si quiera. Sabía, no obstante, que Felías era un mago con incontables recursos y que si necesitaba correr sobre terreno sinuoso lo haría. O volaría. O se las arreglaría de alguna manera ingeniosa. El tipo era de buena madera, no ostentaba más de lo que sabía y no hacía alarde de sus atributos. No siempre, al menos.

     

    Escuchó lo que le contaba acerca de sus basiliscos y apretó los dientes. Aún no entendía como había cambiado tanto todo, que de repente ellos que habían sido magos poderosos ahora estaban limitados, obligados casi a volver a empezar. La burocracia de antes no servía ahora, las leyes habían cambiado drásticamente. No sólo, también lo había hecho la comunidad. Si ellos no lograban adaptarse a aquellos cambios, sucumbirían y no podrían sobrevivir de una manera digna.

     

    -Te creo querido- soltó mientras posaba su mirada al horizonte, abarcando todo el paisaje desde el volcán hasta su fondo, un cielo libre de nubes y muy primaveral, un terreno terriblemente vivo. –Si supieras las cosas que he tenido que hacer estos últimos días, lo distinto que es todo.- No mencionó la absurda clase de Pociones porque sabría que molestaría al vampiro. Después de todo el había sido uno de los mejores profesores que enseñaban el noble arte de elaborar brebajes mágicos. La Malfoy en cambio había sido reducida a una clase de educación secundaria en donde debía simular que “aprendía” a hacer pociones. Todo por un certificado que diga que efectivamente…sabía hacerlas. Ella, que en su momento había sido miembro del Honorable Consejo del Wizengamot. A veces pensaba que la gente no sabía que era aquellos, un cuerpo conformados por los magos más poderosos y capacitados de todo Londres.

     

    Pero cuando quiso responderle más, comentando la situación de las criaturas y también acerca de los que había leído en aquellos raros compilados, otra presencia se hizo viva en la Isla: Arcanus. Levantó el mentón saludándolo, no tenía muchas ganas de dirigirle la palabra debido a aquél encuentro que habían tenido en la Sala de Duelos. Prefería no pensar a que aspiraba Arcanus e intentaría convivir con él durante aquella capacitación.

     

    -Como te decía, hoy por hoy mi única motivación es sobrevivir…y si no bailas con su música, no bailas con ninguna. ¿Qué mejor que sobrevivir haciendo lo que realmente me gusta? Estoy en un ambiente cómodo para mí, rodeada de criaturas que no hacen demasiadas preguntas…- iba a agregar “como tú”, pero se lo guardó. Quizás compartir información con el Snape podría llegar a ser provechoso. –Los estuve leyendo, si, y me parecen extremadamente interesantes. Sin lugar a dudas es una magia que no conocemos, pero supongo que podremos adaptarnos bastante rápido.- miró a Arcanus y recordó como había usado algunos poderes del primer volumen en su batalla.- Estuve probando algunos, los que tienen que ver con criaturas…verás- y se sentó en una roca apoyando el libro sobre sus rodillas mientras pasaba de página en página, buscando lo que había intentado.-…salieron relativamente bien. Otros no, otros no salieron nada bien- y volvió a observar de soslayo a Arcanus recordando su encuentro casi fatídico. Como siempre.

     

    -Sin embargo…- pero estaba ya hablando de más, pues la profesora comenzaba a darles indicaciones. Mencionó los objetos, que Avril guardaba en su morral con extensión mágica indetectable. Allí podría llevar todo lo que necesitara para el uso de los poderes de la magia desconocida. Guardó su libro y se posicionó junto a la bruja para escuchar bien cada una de sus palabras. ¡Eso era una clase! No sentados detrás de un pupitre como niños.

     

    La rubia les indicó bordear el volcán y lo evidente se hizo presente en el fondo del mismo: cuatro caballos alados gigantes revoloteaban la zona. - ¡Cuatro caballos alados! – dijo después de que los contó utilizando su dedo, pudo distinguir por el color de su pelaje que tres eran hembras y uno, el macho, que de seguro sería el semental. -¿Son los tuyos Felías? ¿O usted los trajo, Señorita? – ya comenzaba a divagar, estaba más interesada en la procedencia de las criaturas y en cómo se veían que en la instrucción de sus próximos movimientos. Sacudió su cabeza haciendo que sus cabellos se desordenaran y se concentró en lo que decía ella.

     

    -Yo tuve un…encuentro de duelo mágico e intenté utilizar el Orbis- comentó mientras los animales subían y bajaban y uno de ellos pasaba por detrás de Arcanus a una velocidad increíble y casi rozándolo por apenas centímetros. ¿Qué pasaría si…? Miró a Felías, pensó que efectivamente, podía controlar al menos uno de ellos, pero por un período muy limitado de tiempo. –Creo que el hechizo puede conjurarse sin pronunciar palabra…- soltó pensativa. Esperaría a que alguno de ellos se lanzara primero.

     

    @@Athena Rouvás@@Felias Snape Triviani@Arcanus

  13. Las documentaciones las había hecho un tiempo atrás. Le habían dado una fecha estipulada para el comienzo de la clase, aquella en donde debía aprender lo que ya sabía de sobra. ¿Por qué debía hacerla? ¿Qué burlesca vuelta del destino hacía que una bruja como ella, dotada por demás en diversos conocimientos, con una experiencia amplia en todo tipo de hechizos, conjuros y uso de artefactos mágicos, pociones y encantamientos la llevaba a estar ahí y a soportar esta clase de ironías? La burocracia, claro estaba. El papeleo, una vez más le indicaba que no sabía nada sino podía certificarlo con un sello del Ministerio. Todo controlado, todo estipulado, todo comprobable. No era su estilo.

     

    Una lechuza llegó para comunicarle lo que ya sabía, que la clase daba comienzo. Se habían olvidado de comunicarle a la lechuza que ella ya estaba esperando en un Castillo en las afueras del Ateneo hacía horas que encontró buscando información sobre la clase que debía hacer, para probar cuanto sabía de pociones. ¡Hipocresía!

     

    Estaba sentada en una de las mesas maltrechas del lugar, con la cola hacia atrás en la silla y apoyada en una de sus pálidas y escuálidas manos cuando lo vio aparecerse, parecía que iba a quedarse dormida en ese mismo instante cuando el profesor irrumpió. Impuntual, desarreglado y lo que era peor: irreverente. ¿En serio pensaba que podía enseñarle algo? La lechuza, inquieta, aguardaba a su lado en la mesa, ni siquiera ella entendía como la habían enviado a un viaje de un par de metros.

    -Es que ya estoy aquí, Haugthon. ¿No me ves? Y sentada también…pensaba que los profesores predicaban con el ejemplo, pero por lo visto hasta el personal docente ha cambiado.- dijo con sorna y algo de diversión. Podría necesitar un papel que le dijera que sabía de pociones pero el chico a ella no podía enseñarle nada. -¿Y realmente piensas que el hecho de ser familia me podría beneficiar? Vaya…que no me relacionen con usted y sus prácticas, se lo ruego señor Profesor.- masticó las palabras hasta formarlas con la dosis de sarcasmo como las quería y las soltó entre dientes, fastidiada. – Regla número uno de Pociones: Si te pasas con el tiempo, si te retrasas, puedes morir intoxicado o incinerado. Eso sé de pociones – Y asintió con la cabeza. El le había preguntado.

     

    Enfundada en un enterizo de cuero negro, que no tenía mangas ni piernas, se apoyó en el respaldar. Al parecer el profesor pensaba que no se podía estar parado para elaborar una poción. Alzó una ceja y le lanzó una mirada de desprecio. Comenzó: -También sé perfectamente que una poción agudizadora de ingenio se prepara con escarabajos machacados (con triturador de madera de sauco quedan más jugosos), bilis de armadillo, raíz de jengibre cortada, preferentemente en cuadrados de medio centímetro por un centímetro todos iguales y que todo eso, a fuego lento durante dos horas y treinta y cinco minutos lo ayudaría a usted a inventarse una excusa por su evidente y bochornoso retraso. – hizo un ademán con sus manos como si estuviera terminando de recitar una poesía, hacia a un lado y luego hacia otro, esperando aplausos de un público que no estaba allí, pero que de seguro vitorearía su ácido humor y sus impecables conocimientos.

     

    -O bien…- y ahora directamente le hablaba a la audiencia, como poseída por un espíritu actoral vehemente.-…la Poción Matalobos, una represión al verdadero ser según mi opiniones, pero claro está que mis opiniones aquí no cuentan mucho, que se prepara con Crisopos, sanguijuelas, Descurainia sophia y centinodia, polvo de cuerno de bicornio, piel en tiras de serpiente arbórea africana ...y el ingrediente principal, el acónito, una sustancia muy venenosa. La poción completa desprende un humo azul débil y tiene un sabor repugnante. La adición de azúcar para remediar esto no es posible ya que esta sustancia le resta efectividad…a los pobres licántropos, unas criaturas fascinantes a mi criterio. Medidas represivas al fin, con las cuales jamás estaré de acuerdo.- Y así podría seguir durante horas, haciendo ademanes estrafalarios y girando la cabeza de lado a lado, realizando muecas con su boca y con la expresión completa de su cara.

     

    Lo miró, con el semblante ahora divertido, y apoyó la palma de su cerúlea mano en el mentón como si estuviera aguardando lecciones. -¿Tengo que seguir o prefiere comenzar con la clase y preguntar cosas especificas?- Conocido era que la mortífaga no respetaba aquellos que eran soberbios sin saber con quién, altaneros sin razón, rebuscados y prepotentes. Y no había pergamino en el mundo que certificara que a Avril Malfoy le gustaba ese tal Dovakhin Haugthon.

     

     

     

    @@Dovakhin Haughton

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  14. No supo el porqué del fallo en sus hechizos. Ella sabía de sobra como se manejaban aquellos conjuros que en ese mismo momento le eran prohibidos, sabía como ejecutarlos y llevarlos a cabo, de hecho podría haber hecho muchos más aparte de esos. Pero lo que no tenía era el poder suficiente para realizarlos a la perfección, no era suficiente quien era ahora, no servía. O era Arcanus que le ponía los nervios de punta con las cosas que decía.

     

    Inspiró mientras sintió que el habla le volvió de repente, intentó calmarse y no dejarse llevar por la ira que en ese momento sentía ante el aspirante a “todo lo que para Avril estaba mal”, con el seguidor de sus enemigos, con el postulante a tener plumas en vez de capuchas. Negó con la cabeza, furibunda. Aquellas ideas no la ayudarían a tener en claro que movimientos hacer, tenía que separar lo que sentía de lo que lo le provocaba que su hombre, su único hombre, la única pareja de la Malfoy fuera a defender los ideales, para ella incorrectos.

     

    Y como si todo eso fuera poco, unas cuerdas salieron de la varita del hombre. Tres. Y al parecer venían directo hacia ella. –Evanesco- dijo y al instante desaparecieron las tres, pues fueron tan sólo unos segundos de su aparición y ni siquiera llegaron a estar a dos metros de ella misma. -¿Es que me quieres callada y atada? ¿En un día como hoy? Que tremendo desacierto Arcanus, vas de mal en peor…

     

    Pero eso no era nada. Un repentino rugido felino se hizo presente justo a su lado, un animal tan hermoso y carismático como peligroso. No hubo ni siquiera tiempo de hablar, sólo podía actuar con la mayor celeridad posible. Apenas vio su fulgurosa mirada verde y notó que las intenciones de la bestia, creada por Arcanus, eran atacarla simplemente lo pensó. Orbis Bestiarium. Podría haber usado un hechizo de iguales características pero que precisaba de las palabras para ejecutarse pero Avril no podía perder ni una milésima de segundo. El efecto debía ser de inmediato, el animal ni siquiera había dado un paso cuando un anillo dorado la rodeó y su dirección cambió hacia Arcanus, recorriendo cuatro metros en menos de 30 segundos.

     

    La directiva era clara: Atacar a Arcanus de frente y sin miramientos, saltando para darse el impulso final y así caer con los colmillos en su cuello. -¿Cómo pueden amarse un tiburón y una gaviota? No viven en el mismo lugar, no respiran el mismo aire…y el tiburón indefectiblemente se va a tratar de comer siempre, siempre a la gaviota.- intentó, con un dolor en el pecho que hacía que hiciera todas las cosas de la manera inepta que las estaba haciendo, explicarle como se sentía con una metáfora algo extraña, pero que cuadraba para ellos.

  15. Los deseos de la Malfoy habían sido distintos en otra época. Nunca tuvo problemas en conseguir hombres, ni en desearlos. O mujeres de así quererlos. El dilema ahora era si su cuerpo seguía funcionando como lo hacía antes de su exilio. No probaba deseo alguno, estaba apática completamente, nada la atraía como para colmar sus necesidades más profundas. Tenía que descubrir que pasaría con esa parte de su existencia. Tantos años sin probar el toque de otra persona habían dejado estragos en su ser.

     

    Fue por eso que decidió, sin sopesarlo demasiado, asistir a uno de aquellos lugares muggles en los que se podía comercializar ese tipo de acercamientos. No tenía a nadie que la estimulara, pero eso no fue nunca un dilema, se estimularía sola.

    El antro estaba lleno y ahí sobrevino su primer arrepentimiento. No soportaba ver a la gente desbocada, totalmente entregada a sus instintos sin un propósito claro más que el propio placer y regocijo. Y lo peor es que estaban sudados.

     

    Miraba a todos con desprecio, un semblante muy diferente al que todos tenían allí. Subió la capucha de su capa de viaje color negra y esperó que nadie la mirara, aunque de esa manera no lograría su cometido. Comenzaría a mirar para ver si alguno de sus más bajos instintos se despertaban, porque hasta el momento lo único que le provocaba de hacer era morder a más de un espectador. Las chicas que bailaban sobre la tarima eran lindas, sin embargo, sabían moverse y sus cuerpos parecían esculpidos y voluptuosos. No eran más que carnadas claro, pero aún así gustaban a la vista.

     

    Muy pronto descubrió que no encontraría allí lo que le hacía vibrar. No tendría relaciones con ninguno de aquellos homo sapiens sin formación alguna, mucho menos un muggle. Jamás lo había hecho, nunca le habían atraído aquellos energúmenos sin poder alguno. Si supieran que ella podría aplastarlos como ratas de alcantarilla y comerlos en la merienda junto al té de las cinco.

     

    De pronto la presencia mágica se hizo presente, no podía esconderse de ninguna manera pues no sólo era un ser con magia, sino que también era un vampiro, como ella. El extraño pareció percibirla de la misma manera ya que se acercó y luego de un significativo intercambio de miradas le indicó que lo siguiera. Avril estaba completamente cubierta y sus ojos grises, con el reflejo de aquellas luces ultravioletas que danzaban por todo el lugar, se tornaban de un verde extraño, impropio de ella. Pero ahí todo era una tienda donde vendían espejitos de colores, nada era lo que parecía.

     

    Lo siguió, porque le pareció que era lo más divertido para hacer, hasta el callejón sin salida que se encontraba atravesando la puerta trasera de aquel antro y notó que el joven se alejaba de ella como doce metros. Señaló su oído y alzó los hombros, al ver que el hombre le hablaba y gritó.- ¡Estás muy lejos y no te oigo! – sin descubrir su cara, que descansaba bajo la capucha oscura.

     

    De repente un rayo, de la nada, uno que si era verde y que viajaba directamente hacia ella con intenciones nada amigables, salió de su varita para alcanzarla. –Protego- musitó con calma, para así crear un círculo transparente que absorbería el ataque y lo dejaría en la nada. Sin embargo, no entendía porque la atacaba así, de buenas a primeras. Caminó unos pasos hacia él, hasta quedar a cuatro metros, un radio donde podría escucharlo con claridad y hasta ver sus rasgos, sus dientes tan distintos a los de cualquiera. -¿Quién eres y porque me atacas? Tienes que controlar tu ansiedad o acabarás muerto en cualquier momento- negó con la cabeza, con la varita en alto y apuntándolo, pero sin atacar.

     

     

    @@Felias Snape Triviani

  16. La Malfoy se encontraba en la Reserva de Criaturas Mágicas Newt Scamander. Había estado viviendo allí mucho tiempo como para abandonarla de buenas a primeras. Esos animales, aquellas bestias habían sido su familia durante demasiado tiempo. ¿Qué libro podría fortalecer aún más la conexión que ella tenía con sus hermanos, los basiliscos? ¿Quién le iba a enseñar a montar dragones si hacía centurias que lo hacía sin problema alguno? Sin embargo se podía, para ella la información plasmada en aquél libro era invaluable, la había leído y releído miles de veces ya y siempre encontraba un detalle más que le aportaba una visión diferente, sobre todo de sus amadas criaturas.

     

    También había intentado alguno de sus hechizos en la batalla contra Arcanus, pero no le habían salido como ella esperaba. Todavía debía “vincularse” con el libro y con la magia extraña y diferente de los guerreros Uzza.

     

    Alzó la vista al aire para mirar como Tenebrus, el dragón de Fernando Black que había quedado a su cargo tras la desaparición del mismo, alzaba vuelo batiendo aquellas imponentes alas de color negro y lanzando fuego por sus fauces, imponente. Lo veía un poco a él cada vez que miraba a Tenebrus. Estaba detrás de un cervatillo bastante rápido aunque no del todo, no ciertamente capaz de escapar a semejante colacuerno húngaro. Tenía sus años ya el reptil y, como le sucedió a ella misma con su cabello, ahora presentaba escamas plateadas en su cuello, signo de madurez. Parecían conectarse de alguna forma ya que sus propios cabellos color negro se habían debilitado convirtiéndose en mechas plateadas que decoraban su cabeza y hacían resaltar su mirada gris. A la morocha no le disgustaba aquél nuevo aspecto.

     

    Vestía, como era habitual, su traje de cuero color negro ajustado y flexible, que se adaptaba a la vida de la mortífaga. Una rutina llena de movimiento sobre dragones, arrastrándose en alcantarillas y túneles subterráneos, cavernas húmedas y terrenos sinuosos requerían aquella vestimenta especial. Las botas, con suela todo terreno, hacían posible que ella trepara colinas y morros y protegiera sus pies de la cruel humedad. Sobre su cabeza, abrazando sus cabellos, descansaban las antiparras que ella misma había inventado, con las que podías mirar de cara a un basilisco y no morir en el intento. Las inventó al mismo tiempo que creaba la reserva de animales mágicos gracias al arduo trabajo que hacían en el Departamento de Control y Regulación de Criaturas Mágicas junto a Glenin Black y a su propio hijo, Bastián. Sin lugar a dudas era su lugar en el mundo.

     

    Pero mientras admiraba a su más preciada bestia devorar su chamuscada presa un pergamino revoloteó a su alrededor para finalmente terminar el vuelo en sus propias manos. La mujer extendió sus escuálidos dedos, que presentaban una palidez espectral como toda su piel, y abrió la misiva. La misma la citaba en La Isla de Pascuas, más precisamente en el Volcán Rano Raraku. –Vaya nombre…- musitó Avril para continuar leyendo. Decía que debía usar ese mismo pergamino como traslador y que llevara consigo los dos libros que tenía, los amuletos y anillos. Se emocionó y, como cada vez que lo hacía, sentía una especie de ansiedad especial que inflaba su pecho. Era la oportunidad que había estado esperando para poder sacarle el jugo a aquellos volúmenes. El que tenía el conocimiento, tendría el poder.

     

    Sin dudar, llevando en su morral de piel de moke todo lo que necesitaba, pues le había aplicado el encantamiento de extensión indetectable como al anterior y de esa manera podía llevarlo todo, inclusive a Tenebrus de haberlo querido, tomó el traslador y sintió aquél familiar pinchazo debajo de su estómago. Era como si un gancho mágico la tomara de su bajo vientre y la hiciera dar vueltas hasta llegar al lugar indicado.

     

    Cuando aterrizó se maravilló con el lugar. Una densa vegetación abundaba y el cálido viento hizo que Avril se quitara rápidamente las mangas y las piernas de su enterizo y que bajara un poco el cierre frontal, dejando ver parte de su escote. Sus cabellos sueltos danzaban con la escasa brisa mientras caminaba cuesta arriba para llegar adonde estaba su instructora.

    -Mi nombre es Avril Malfoy, un gusto- se presentó ante la mujer y palpó su morral para cerciorarse de que estaban los objetos que ella mencionaba. Vio un mago bastante austero, sin pinta de mago, pero al mirarlo dos veces se percató de quien se trataba. –Felías, tanto tiempo- recordaba especialmente cuando llevó a sus basiliscos y le enseño como tratar con ellos. Era por esas pequeñas cosas que Avril había amado tanto su trabajo y esperaba poder volver a hacerlo en breve.

     

    Colocó una pierna en una roca y apoyó sus manos en las caderas, esperando que el entrenamiento dé inicio. Sin dudas iba a ser algo que no olvidaría fácilmente.

  17. Lanzó una carcajada que resonó en todo el lugar, rebatiendo en las paredes de aquella sala y recorriéndola entera. -¿Qué amas de mí, Arcanus?- le preguntó aún riendo, pero con el semblante concentrado y los ojos fijos en él. -¿Cómo puede tu personalidad ser la misma que antes? Lo que yo amo en ti ya lo has perdido con ese pensamiento…

     

    Y mientras se protegía de su rayo mediante el escudo invisible que tan bien conocían ambos la mortífaga no perdió el tiempo. El libro que había adquirido se le vino a la cabeza, había cosas que nunca había probado antes y estimó que ése sería un buen momento para probarlas.

     

    Y alzando ambos brazos, infló su pecho de aire y orgullo exclamando -Espejo de niebla… ¡Fuego maldito!- justo antes de ser silenciada. Después de haber pronunciado aquellos hechizos se quedó muda pero los movimientos de la morocha comenzarían a parecerle a Arcanus muy atemorizantes. Lo miró fijo y sonrió mientras un caballo de fuego llegaba a él con apenas dos trotes y lo quemaba de lleno, mientras la figura de ella le parecía imponente, poderosa y terrorífica. En su fuero interno, Avril esperaba que el mago cambiara de opinión.

     

    Ya no podía hablar pero aún tenía la ventaja de la niebla que jugaba a su favor por lo que una violenta llamarada violeta salió de su varita recorriendo los cuatro metros lineales que los separaban y dejándolo inconsciente y chamuscado, cuando en su mente formuló el Fuego púrpura. Ella volvía a ser la que había sido, una vez más sentía esa intensidad en su pecho que se movía de arriba abajo en un rítmico movimiento.

  18. @Arcanus

     

    La tensión que tenía permanentemente en su cuerpo se había esfumado estando entre sus brazos, pero apenas por unos pocos segundos. El joven había cambiado todo con esa frase. ¿Formaría parte de la Orden del Fenix? ¿El?- No digas estupideces Arcanus – le dijo mientras daba algunos pasos hacia atrás ubicándose al otro extremo del tablero. -¿Tu? ¿El extermina aurores? No hablas en serio…

     

    La Malfoy no lo podía creer, si lo hubiera escuchado de la boca de cualquier otra persona no lo hubiera creído pero ¿El porque querría hacerle una broma así? –Me estás diciendo entonces de que no eres la misma persona que yo admiraba, de la que yo me enamoré.- negaba confundida con la cabeza mientras sacaba su varita instintivamente. Sus ideales, sus metas, sus creencias. Sus aventuras. Todo perdía sentido si él no seguía siendo la misma persona.

     

    -No puedes amarme con tus nuevos “ideales”, no seas incoherente- el desprecio emanaba de sus labios mientras su ceño se fruncía y por inercia su brazo derecho se alzaba a la altura de su hombro y lo apuntaba con su arma mágica, haciéndola girar sobre sus dedos sin decidirse a atacar. -¿Cómo vamos a buscar a Bastián juntos, eh? ¿Cómo podría dormirme en tu presencia sabiendo que querrías matarme en todo momento?- Le había dicho lo que menos necesitaba oír, había perdido la confianza en todo y eso lo ratificaba aún más. ¿Para que car.ajo habría vuelto a ese lugar?

     

    Inspiró y sin meditarlo más gritó. -¡Sectumsempra!- justo un segundo antes de que el rayo de color verde saliera disparado de su varita con dirección al pecho de el que había sido su hombre. El mismo esquivaría cualquier objeto que pudiera encontrarse en su trayectoria para poder llegar al destino que Avril tenía pensado que llegue: Arcanus.

  19. @Arcanus

     

    Amor. Juntos. Pareja. La Malfoy no recordaba como en algún momento pudo ser capaz de albergar esos sentimientos que ahora no eran más que palabras ella que se arremolinaban turbulentas en su mente desgastada. El decía que la había buscado, que había buscado a su primogénito también, pero que todo se había desvanecido. ¿Era por eso que Avril no había intentado volver en todos estos años? ¿Es que sabía que cuando volviera descubriría que lo había perdido todo? Y en ese todo tan inmenso lamentablemente también se encontraba ella misma, que estaba perdida.

     

    El joven atrapó su cintura y la atrajo hacia él. La familiaridad era agradable, el sentirse por un instante en casa estando en sus brazos, el deseo de que todo vuelva a ser como antes comenzaba a impregnar el alma de Avril llenándola de ganas de vivir, de hacer, de seguir allí…

     

    -No importa, estoy segura de que vamos a recuperarlo todo- dijo pensando en su hijo y en él, en su antigua vida y en lo que ambos generaban. Le devolvió el beso y hasta ese momento no se había percatado de su propia avidez, de su falta de humanidad y de lo que esos labios provocaban en ella. Se dejó acariciar como si eso fuera un elixir que comenzaba a curar sus heridas. –Vamos a volver a las filas oscuras, a seguir pelando por lo que queremos, a hacer de este mundo incomprensible el lugar que era antes…- decía dejándose llevar por los recuerdos y las sensaciones que Arcanus despertaba una vez más en ella.

     

    Se formó un mapa en su cabeza. Un plan para recuperar a Bastián. Si ambos comenzaban a trabajar juntos una vez más, nada podía fallar, no había universo que pudiera contra ellos. Lo que no sabía era que esta vez el destino sería diferente. -¿Vendrás conmigo, verdad?- preguntó por inercia, pero de seguro que no conocía la respuesta…

  20. Y era pensando en su pasado que el mismo la había alcanzado. Evocando su vida pasada cuando la misma se arrodillaba junto a ella y la llamaba por su nombre. ¿Cómo creía por un solo segundo que habría podido olvidarlo? El. Su compañero incansable, quien compartía absolutamente todos sus gustos, la única persona en aquél mundo en la que la Malfoy confió. Y no la defraudó, claro que no. De un millón de almas tortuosas Arcanus fue el único que no la defraudó jamás.

     

    Sin embargo ella no actuaba como se suponía que debía actuar una bruja. Apenas se vio envuelta en su abrazo la recorrió un escalofrío que no supo interpretar. Se puso nerviosa y lo único que pudo atinar fue a cubrir sus flancos bajando las antiparras que descansaban sobre su cabeza para cubrir sus ojos. Los últimos años había vivido entre basiliscos y estaba tan acostumbrada a usar las antiparras en caso de peligro y no su varita, que era lo único que sabía hacer. Se las volvió a quitar rápidamente, estaba salvaje pero no loca.

     

    -Arcanus- dijo sin poder entender mucho de lo que estaba sucediendo.- Arcanus- volvió a mencionar su nombre como si le pareciera imposible poder decirlo y hacerlo real, ahí junto a ella. Y de repente los recuerdos la invadieron. ¡Como odiaba cuando eso sucedía! Una serie de diapositivas en papel fotográfico comenzaron a danzar frente a sus ojos. Ellos, siempre ellos, en contra de todos. Ellos juntos, aprendiendo. Ellos, saliendo a divertirse. Ellos, protegiéndose. Ellos, engendrando a dos hijos. Ellos, juntos en el poder. Ellos, perdidos por años. Ellos, reencontrándose. Siempre ellos. Arcanus y ella. Arcanus y Avril.

     

    -Yo…vine…estoy bien…- balbuceaba la morocha sin saber muy bien que debía contestar. –No sé bien…de que se trata este mundo…pensé que estaban todos muertos, pensé que nunca…que estabas muerto- cerró el millón de ideas que divagaban en su mente en una frase. En una palabra: muerto. ¿Acaso ella había estado muerta también? Cada día que pasaba en aquél nuevo mundo la desconcertaba un poco más, pero el haberlo encontrado podía significar la punta del hilo del que se desenvolvería su cordura.

     

    Se puso de pie poniendo un poco de distancia. Tanto calor humano la abrumaba, hacía que sus sentidos se nublen y que su pecho se cierre en una sensación de ahogo. Su relación con las personas estaba peor de lo que ella pensaba, hasta el momento no se había relacionado con nadie. –Volví aquí, era uno de los lugares donde solía estar. Estuve mucho tiempo viviendo…afuera. – no iba a decir donde estuvo ni que estuvo viviendo como un animal durante todos esos años. Prefería mantener el tema al margen. –Pensé en esto…vine a esto. – no sabía como explicar que había venido llamada por su pasado, que quería volver a sentir algo, que añoraba su forma de vida. Y se encontró con él. El destino no podía ser tan preciso.

     

    Pensó en sus hijos. Nunca los habían criado con muchos remilgos, ellos siempre se las habían arreglado solos. Por eso mismo la morocha no sabía nada de ellos, ni de su padre. -¿Qué haces tu aquí? ¿Estás con Bastián?- lanzó ansiosa y evitó justo a tiempo que su voz se quebrase. Algo tendría que saber él de sus hijos, no podía ser que él también los hubiera abandonado así.

     

    @Arcanus

  21. Sus pasos sonaban en aquél lugar, como si estuvieran aplaudiendo la decisión de su dueña de entrar nuevamente allí, como si ellos de manera independiente, celebraran el camino de quien los manejaba. Es que en otro tiempo aquél solía ser su lugar en el mundo, su segundo hogar o mejor dicho, el único. Solía pasarse allí la mayor parte del tiempo batiéndose a duelo con el primero que encontraba, aprendiendo el manejo de los diferentes hechizos y, no mucho tiempo después, enseñándolos.

     

    Pero esa Avril Malfoy que hoy se colaba en la Sala de Duelos Mágicos no era la misma que antes. Apenas conducía su propia magia, de casualidad accionaba su propia varita para canalizar sus poderes de siempre. Ahora la morocha era poco más que una sombra de lo que había sido.

    De cualquier manera ahí estaba, buscando un no sé qué, quizás volver a sentirse con la capacidad de batallar, que su alma vieja se rejuveneciera con las sensaciones que la lucha mágica le había otorgado siempre. No sabía en realidad que buscaba, pero era definitivamente algo. Giró la antigua varita de sauce blanco entre sus dedos pulgar e índice preguntándose si sería tan añeja que habría olvidado como atacar y defender. No tenía idea.

     

    Sus pies parecían tener memoria propia, pues la llevaron a aquella plataforma en la que tanta experiencia había tenido: el tablero gigante de ajedrez mágico. Los cerámicos del suelo eran cuadrados de medio metro por medio metro, intercalando entre blanco y negro, lo que lo hacía un cuadrado de cuatro metros por cuatro, ocho cuadrados por cada lado. En las dos primeras hileras tanto blancas como negras, enfrentadas, se encontraban las imponentes piezas hechas de mármol de carrara, impolutas. Estaban todas, encabezadas por el pelotón de peones.

     

    La morocha esbozó una mueca con su boca mientras rodeaba a la Reina negra, siempre su pieza favorita, tallada con semejante exactitud que podía notarse su semblante, serio y poderoso. Ella, si bien llevaba el mismo color, no estaba tan imponente en cambio. Vestía su traje de cuero enterizo, aquél que había usado mientras vivía en la Reserva, que le permitía moverse con total facilidad gracias a su elasticidad. Sus cabellos, de un color ébano penetrante, estaban manchados con algunos mechones grises producto del paso de los años pero su mirada aún brillaba como cuando era la más joven líder de la Marca Tenebrosa.

     

    Negó con la cabeza, burlándose de ella misma y se acomodó en cuclillas junto a uno de los peones mirando al frente. ¿Cómo podía haber pasado de ser la Reina a ubicarse ahora como un peón más? Inmersa en sus pensamientos no escuchó otros pasos, ni ningún otro ruido. Ella no lo sabía, pero estaba por enfrentarse a mucho más que un par de hechizos, tendría que enfrentarse a su pasado de cara y salir ilesa para comenzar su futuro, una vez más.

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  22. Nick: Avril Malfoy
    ID: 45041
    Libro de Hechizos: Libro de la Fortaleza.
    Justificante de compra del Libro (Link al post del Concilio de la bóveda trastero): http://www.harrylatino.org/topic/109707-boveda-trastero-de-tara-lestrange/?p=5060016
    Rango Social: Unicornios de Oro
    Nivel de Magia: VI
    Fecha aproximada de aprobación EXTASIS o de salida de la Academia (versión anterior): Noviembre 2009.
    Link a la Bóveda: http://www.harrylati...showtopic=78340
    Link a la Ficha: http://www.harrylati...e-avril-malfoy/

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  23. No sabía como moverse en ese mundo tan burocrático. Antes el simple hecho de su presencia era su carta de identidad. Eso, o presentar su propia varita, aquel pedazo de madera de sauce de color blanco que tan representativa era para cada mago, aquella que te elegía a tí y te hacía único en aquél mundo. Pero ya se había dado cuenta de que las cosas no paraban de cambiar.

     

    -Oh si, dejeme...- revolvió en su morral hasta que la tomó. Una tarjeta en la que decía su nombre y algunas otras cosas más. Aún pensaba que su varita debería bastarle. -Aqui tiene.- le extendió la identificación sin demora. pero mientras lo hacía, vio otro libro que podía ser de su incumbencia. Se llamaba el Libro de la Fortaleza, y fuerza era lo que la morocha necesitaba tan desesperadamente en esos momentos.

     

    -Quisiera llevarme también aquél libro de allá, si es tan gentil- pidió con firmeza llevando su dedo índice en dirección al libro que estaba apostado en la estantería. Y aguardó. No sabía que papeleríos tocaban para un libro más.

     

    •••

    ID: 45041
    Nick: Avril Malfoy ---> http://www.harrylatino.org/topic/78278-ficha-de-avril-malfoy/
    Link a la Bóveda Trastero: 109707
    Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: 78340
    Fecha: 2017-02-23

    Nivel magico: VI

    Nombre del producto: Libro del Aprendiz de Brujo
    Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizo
    Nivel (del libro): 1
    Precio: 1000

     

    Nombre del producto: Libro de la Fortaleza
    Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizo
    Nivel (del libro): 5
    Precio: 5000

    Total de Galeones: 6000

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