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Orión Yaxley

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Mensajes publicados por Orión Yaxley

  1. - Buen día, mi nombre es Ariane, en que puedo ayudarle.

     

    - ¡Hola! Buenas tardes.

     

    El Black dio una pequeña reverencia y no pudo evitar el deje de empatía para con su interlocutora. Ariane realmente parecía que había pasado una tarde de locos. Estaba como desganada y cansada. Asintió, como entendiendo la situación y dio unos pasos dentro del local. Se giró hacia Ariane e intentó observar algún dejo o pista de los problemas que venía a solucionar.

     

    - Acá, mi estimada Ariane, vengo yo a ayudar. Soy Orión Black, por parte de Misterios. Me han comentado que necesitaban ayuda en el lugar.

     

    Volteó a ver el local. Estaba tal cual como recordaba cuando vino a escoger su primera varita. Al principio, no notaba nada raro. Salvo por un patrón específico. Constantemente las varitas con números y posiciones pares salían y entraban del lugar. A veces, ni llegaban a concretar lo segundo que quedaban tiradas en el suelo. Las luces, cada cuatro segundos, titilaban. Tenía una teoría específica.

     

    - Creo que es un Poltergeist. Pero no quiero cerrarme a algo específico todavía. Temo pedirle té y que se nos caiga encima ¿Hace cuánto viene con este problema? ¿Ha pasado algo que se maneje así sistemáticamente? ¿Patrones? ¿Horarios específicos?

     

    Vio que encima del mostrador había un polvo púrpura. Leve. Pero estaba ahí. Pasó los dedos y sintió la textura entre las yemas. Parecía arena, porque se colaba rápidamente entre los mismos. No tenía un olor particular.

     

    - Si esto fue de un día para el otro, necesito algún espacio para la bola de cristal.

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  2. A mí me gustaría que las Galas duren menos tiempo, porque siento que se alargan mucho y como que se pierde un toque el “ambiente de gala”. Si hay programados 5 juegos, por ejemplo, y dos actividades más, creo que la gente podría prenderse más.

     

    Me gusta lo del buzón que dice Nymcienta. Una cosa que hicimos hace muchísimo y nos reímos es un concurso de a ver quién hace la historia más cliché de amor, podemos mezclarlo con el de Mortis Recomiendan.

     

    Estoy atento a las firmas de Clau c:

  3. Oh, el trabajo dentro del departamento de misterios se hacía cada día más emocionante. Primero, porque en definitiva, en una comunidad mágica sí abundan esas cosas. El segundo punto iba más por un tema de que por fin podía salir a participar en otros ambientes que no sean los del ministerio. Siempre se había proyectado como alguien que trabajaría en varios escenarios diferentes. A veces, tendía a la oficina. A veces, al campo de batalla.

     

    Y hoy tocaba el campo.

     

    Por eso se había aparecido en Ollivander’s, donde aparentemente la dueña estaba lidiando con un problema un toque más sobrenatural. El escaparte, que se apareció frente a él tras el uso de la magia, brillaba con delicadeza en aquella tarde de invierno. Lo primero que sintió fue un gran golpe nostálgico. Fue donde compró su primera varita de álamo, la cual tras los años nunca supo bien donde quedó.

     

    Llevaba un sobretodo negro. La su pesada varita gris en la derecha. Unos pantalones de vestir, junto con unos zapatos de azabache que hacían juego. Era como un uniforme serio de trabajo como Inefable, ya que estaba como una visita oficial. Su cabello cobrizo con puntas azules estaba peinado prolijamente hacia atrás, formando una pequeña colita en su nuca. Finalmente, unos ojos azules compasivos revisaban todo los puntos de la puerta. Con la izquierda tomó el picaporte y entró.

     

    - ¿Hola? Vengo por el Departamento de Misterios. Soy Orión Black –dijo y al ver que no había gran peligro, guardó la varita dentro del sobretodo-. ¿Alguien puede darme los detalles?

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  4. Esas compras en el Mall le daban escalofríos. De por sí, tener que estar visitando esa planta por medio del peligroso ascensor le daba indicación suficiente que ese lugar no le gustaba tanto las visitas. Eso era lo que le daba la mala espina general al Black. Pero sus ansias de conocimiento eran mayores en algunos aspectos y era un paso necesario. Amargo, pero necesario. Por eso estaba suspirando, con cada paso que daba hacia el mostrador.

     

    Puso sus dos manos a trabajar, buscando un pergamino y una pluma con tinta. Comenzó a llenar su ficha. Nunca se olvidó de la primera vez que había puesto demasiada en aquella y resultó en casi un rechazo de su compra. Ew. Más vergüenza todavía.

     

    El Libro de la Sangre era el siguiente. Su paso por el de la fortaleza fue un poco traumático, dado que se había olvidado prácticamente de los anillos que le daban esa posibilidad de utilizar alguna que otra magia. Por eso estaba decidido a controlar que todo estuviese en orden para poder seguir con los estudios.

     

    - ¡Hola! Vengo por el Libro de la Sangre ¿Ustedes dan las herramientas para llevar al curso?

     

    Sin más, dejó la ficha completa.http://www.harrylatino.org/user/46902-orion-black/

     

    ID: 46902

    Nick: Orión Black

    Link a la Bóveda Trastero: 108859

    Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: 78333

    Nivel Mágico: VII

     

    Fecha: 2017-01-24

    Nombre del producto: Libro de la Sangre

    Consumible o Libro de Hechizo: Libro de hechizo

    Nivel (del libro): VII

    Precio: 7000 G

     

    Precio Total: 7000 G

     

     

    - ¡Gracias!

  5. Ese beso tuvo el poder del mismísimo dios del tiempo para él, porque todo se congeló. Básicamente, desde que había hecho la pregunta, se moría con cada segundo sin que ella diera respuesta. Y eso, obviamente, le dio un gran respiro. Porque con esa respuesta, algo muy dentro de él se encendió. Una pequeña llama, que le daba calor al resto del cuerpo. Ahora empezaba para él algo diferente, y no podía ignorar ese dejo de aventura.

     

    Sonrió ante el comentario de la habitación. Obviamente irían a la suya, en esa torre pequeña que servía también como estudio. A veces las noches podían ser demasiado crudas, y por más capas de colchas y sábanas lo cubrieran, no lograba mantener el calor. Y ella, ella podía ser la solución, de ese y de tantos problemas más.

     

    Y a decir verdad, Orión quería presentarle a Aziid. Un joven a quien se había encontrado en una taberna de mala muerte por el callejón y quien sorpresivamente había tomado como protector dentro de la Black. Nunca supo exactamente qué había pasado dentro de la historia del Base, pero era tan Black como él.

     

    - Hay alguien. Aziid. No sé si lo recuerdes, con todo eso que pasó en Octubre con Luisitha. Ya sabes. Él estuvo ahí y bueno, lo he tomado como “hijo” hasta que se sepa bien su parentesco con la familia.

     

    Y ahí estaba esa veta paternal.

     

    - No me olvido del recuerdo.

     

    Lo había soltado. El vaso seguía en la cocina. Pero Mahia, Mahia se había aparecido en la cocina sin que tomara conciencia de la presencia de la pajera. El Black carraspeó con fuerza, intentando llamar la atención. No hacía falta ser adivino para sentir la tensión que había desde el desayuno.

     

    - Yo buscaré al otro, creo que tienes cosas que hablar con ella.

  6. Apareció Axel. Con una mana, descalzo y muy poco sueño. La primera impresión del Black fue de preocupación. Sabía que Gabrielle había visto a Frenger, pero nunca entendió en definitiva qué había pasado. No había visto más a su hermana con él, ni siquiera en una charla de paso. Sabía también que había dejado el bando. Se arrepintió no haberlo visitado antes. Revisó de arriba abajo devuelta, mientras tragaba saliva al verlo cerrar la puerta. Le estaba prácticamente denegando el espacio de su local.

     

    - ¿Qué haces aquí? ¿Qué quieres?

     

    Suspiró. No quería arrebatarse. Pero cuando el Rexdemort reaccionaba así no le dejaba más ventana que cachetearlo para entrar en razón. El origen de la agresión, en definitiva, venía por la omisión sobre el carácter de vida de Gabrielle. Orión, no negaba merecerse un par de golpes en su cara, pero por eso, jamás.

     

    - ¿Que qué quiero? Me entero que estaremos en la misma clase al mismo tiempo que estás a punto de romperme la cara. Y creo que necesitamos aclarar un par de cosas entre los dos.

     

    Dio un paso hacia delante. Quedándose a considerable distancia del danés. No tenía su varita encima. No llamaría a sus compañeros de bando.

     

    - ¿Qué dem****s te pasa? Tampoco tenía idea sobre si Gabrielle estaba viva o no. Una de las razones por las que me alejé de todo fue por su supuesto suicidio.

     

    Miró hacia abajo con unas lágrimas en sus ojos. Fue una época muy oscura para él. Sus cuatro hermanas ya habían desaparecido y no le quedaba casi nada de familia inmediata dentro de la marca. Salvo él. Pero como todos los detalles eran confusos y no prefería meterse.

     

    - Sé. Debí haberte avisado antes ¿Te parece si discutimos esto adentro? Me estoy congelando

     

    Se inclinó hacia el cuerpo del danés mientras estiraba el brazo y tomaba con fuerza el picaporte detrás de él. Lo giró rápidamente y dio un leve empujó para que se abriera la puerta. Dio un paso más, intentando pechar de alguna forma al Rexdemort, qué, teniendo en cuenta su accionar en Aritmancia, no se iba a sentir tan intimidado.

  7. http://i65.tinypic.com/rk3g5z.jpg Retomó la conciencia. En un arrebato de desesperación intentó mover sus extremidades. El hierro cantó. Estaba colgado, cadenas en sus manos, cadenas en sus pies, cadenas en su cuello. Su barba cobriza, al igual que su cara, tenía restos de barro. Sus ojos, desesperación por la desorientación. Al menos ahora tenía el sentido del tacto. Suspiró cuando pudo hilar las ideas. Había sido secuestrado. Sí. Lo recordaba, como si hubiese sido ayer, pero ¿Fue ayer? ¿O la semana pasada?

    Respiró hondo, liberó su nirvana.

    Reconocía Abbadon aunque estuviese encadenado en una de sus jaulas. Lo cual, lo estaba. Había visitado el lugar un par de veces, siempre con el objetivo de rescatar viejos compañeros caídos en las garras del bando opuesto. De ahí que se conocía de memoria el laberinto natural que formaba toda la cárcel fenixiana. Pero nunca en su vida hubiese pensado que pasaría al menos cinco minutos en esa situación.

    El edificio estaba completamente en ruinas. Un cálido sol se filtraba por cesuras de lo que eran paredes amarronadas. Helechos, árboles y lianas tomaban fuerte posición en el lugar. Se sentía realmente un ambiente ¿Puro? No, para nada. La pureza no tenía nada que ver con la imposición de modos de vida, ni siquiera con ese tipo de cruel encarcelación. Se ocupó de revisar todo lo dicho. Descubrió así que las cárceles no se usaban en años.

    - Mmm… mar –susurró al sentir una leve brisa en su cara. Cada tanto, gotas caían de su frente. Pasó de un frío asesino a un calor agradable.

    No recordaba absolutamente nada de su traslado al lugar. Pero sabía que para entrar sin magia debían pasar tres pruebas. Tan sólo tres pruebas. Las cuales, se describían así:

    La entrada de Abbadon tenía el mismo tono de piedra, viejo castillo de arena style. Tal como toda construcción ocupada por fenixianos, esta estaba demasiada decorada con todas esas cosas que caracterizaban a algo como bueno, con pilares, arcos, ángeles con trompetas, ángeles orinando, ángeles haciendo… cosas de ángeles. Con todo un camino de piedra que daba a la playa. Era, efectivamente, una isla que pertenecía al Bora Bora, con todos los encantamientos necesarios para no existir a los ojos de un muggle.

    La puerta de piedra tenía dos manos y una inscripción. No sé bien lo que decía esta, pero era algo cursi que tenía que ver con la unión hace la fuerza y esas frases de libro de autoayuda. Piedra gruesa. No iba a ser fácil moverla ¿Reaccionaba ante la magia? Tampoco lo creía, porque la antigua cárcel tenía un no-se-qué de hechizo de protección que sólo podía ser vulnerado por los mismos líderes de la nibble. Entonces, no magia ahí.

    Entonces, recapitulando. Tenemos una entrada bastante est****a, en una isla del pacífico: llena de tablas y fierros por naufragios, que guiaba a los ingresantes a una gran puerta de piedra. Ésta básicamente tenía que moverse manualmente. La arquitectura de la prisión era una torre altísima, que escondía su techo tras un colchón de nubes. Este lugar, contaba con siete pisos ¿Por qué siete? Porque era el número divino o alguna tontería de esas.

    Cada piso tenía una estructura similar, un largo pasillo con jaulas a los costados, y al final, una escalera que llevaba al piso siguiente. El tema es que cada uno de ellos había como una suerte de equipos de trabajo. A lo que vengo a llamar yo, pruebas. Si no se completaban, toda la estructura colapsaría, matando a todos los que estaban ahí dentro. Porque eso era lo único que sabían hacer los fenixianos: explotar todo y suicidarse.

    El primer piso se inspiraba en la prueba de Ulises con el arco y flecha. Había una serie de hachas desalineadas y al final, una diana. A un costado había un arco y flechas doradas, pesadas. Una persona sola no podría siquiera levantarlo, menos aún, poder pasar la flecha frente a la hilera de 20 hachas desalineadas. La prueba era fácil igual, sólo había que ali… Esperen. Yo no les voy a dar la respuesta. Averigüen, o mueran.

    El segundo piso habían dos banquetas de mármol y un pedestal, como una precaria sala de un juicio. En este último, se encontraba un libro que se hacía llamar “El compás”. Este efectivamente estaba vacío. Acá sí que no tengo idea de qué estaban pensando. Pero en el pedestal había unos grabados de una bestia marítima. Era evidente que había que escribir algo en el libro ¿Pero qué? ¿Por qué un compás? ¿Qué le daba legalidad? ¿Por qué esa bestia?

    El tercero y cuarto piso eran más minimalistas todavía. El tercero no tenía absolutamente nada, salvo que en las escaleras a la próxima instancia se encontraba una suerte de boquilla por la cual había que hablar. En el piso, decía: “Pide lo que buscas en la lengua común”. En el cuarto, en cambio, había un dado, y sólo aquel con suerte tenía que sacar el número divino. En el quinto, había dos cosas: por un lado, una bola de cristal, junto con tres escaleras que daban cada una a un camino diferente; por el otro, estaba Orión, con ganas de orinar.

    En los otros dos pisos estaban los fenixianos por suerte. No iban a interferir, salvo de que realmente se den cuenta que había gente intentando quebrar la seguridad. De ahí en más, la comunidad del anillo rescate, tenía que ser cuidadoso con sus movimientos. Conocer específicamente sus habilidades y conocimientos. Después de todo, eran ellos y sus cuerpos sin magia los que iban a quedar a merced de las pruebas.

    ¿Por qué dije tres si son más? Porque no soy bueno en matemáticas.

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  8. - ¿Qué necesitas? ¿Más espacio? Cada vez que creo entenderte, resulta que no es así.

     

    Él seguía de espaldas a ella. Se había apoyado en su espalda, como si de alguna manera encontrara paz en esa estilizada espalda morocha. En ese cuerpo, encontraba una paz peculiar. Podría decir que para Orión existían diferentes tipos de la misma, algunas que lo tendían a llevarlo a una zona de confort. Con Gatiux no. Era totalmente lo contrario. Algo excitante, dinámico, que lo llevaba a un cambio constante. Y eso era hermoso.

     

    - No tengo miedo de ponerle un nombre. Pero ¿para qué? Somos tú, somos yo, somos nosotros.

     

    La apretó con aún más fuerza tras decir lo último. Toda su cara seguía apoyada en su espalda y cuello y exhaló fuertemente por su nariz. No es que le tenía miedo a la velocidad, sino es que necesitaba procesar mejor cómo iban las cosas. No quería transitar esa etapa de su vida sin ella. Por fin se habían alineado tantos planetas.

     

    - No es la rapidez. Es que quiero asegurarme de estar contigo en estos momentos. Te necesito acá. Éste es tu espacio. No tengo miedo de dar el siguiente paso.

     

    Tragó saliva nuevamente. Y la giró con suavidad, para quedar cara a cara.

     

    - Gatiux Malfoy ¿Quieres vivir conmigo en este castillo?

     

    La tomó de la mano y sin esperar respuesta la llevó hacia fuera de la habitación, hacia la cocina.

     

    - Necesito que conozcas a alguien.

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  9. Me encantaron los dos.

     

    Amo que la gente se anime a traer banderas. Los instamos que sigan así +3+. Pronto se vendrá algún otro concurso de banderas y con esa creatividad tienen grandes chances de estar en el podio.

     

    Quería avisarles que las dos están aprobadas. No vemos ninguna falta de normas en el foro.

    Capaz Dova, ponele acento al "Defenderé" sólo para que quede bien con el acento(?, sino no hay drama.

     

     

     

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    Que siga la partyyyy

  10. Tenía un dolor de cabeza horrible. Su cuerpo le dolía. No entendía mucho las palabras. Se acercó e todas maneras a Gabrielle. Era a la que acudía cuando tenía una resaca monumental, quien seguía tomando un poco más de alcohol. De por sí le revolvía el estómago. Pero, calavera no chilla, en definitiva. Sus ojos estaban cansados, gritaban que quería volver a casa.

     

    Sacó su varita ¿Votaciones? Oh, sí, sí, pero no creía que estaba en facultades para emitir votos. Miró a su hermana, suspiró y comenzó a mover su estilizada arma gris seleccionando los nombres para ir colocándolos en donde tenían que ir. Obviamente y tal como lo indicaba su propia naturaleza, comenzaba a divagar sobre el sistema de la democracia, si esas cosas que decía Stuart Mill, podían llegar a tener una cabida en una sociedad estratificada. Si es que esa era o no, algún tipo de escape, o calle sin salida.

     

    - Te juro que te pediría un trago, pero me siento fatal.

     

    Como no se encontraba Gatiux, se sentía un poco cojo. Si bien, ella era parte del bando, estaba con licencia de actividad, lo que le daba ciertas atribuciones pero que la excluía de algunas misiones generales.

     

    No estaba tan presentable como el resto. Y tampoco se daba cuenta que fue nominado en algunas categorías. Qué cosas estas de la vida. Estaba sentando, con la izquierda en su frente, masajeando para quitar un poco el dolor. Eso ya significaba algo. Nunca más se excedería con los vicios antes de una actividad importante. Sin embargo, esos nuncas estaban fundados en arena. Y él, ante esas cosas, era débil.

     

    ***

    MP enviado y borrado tenkiusss

  11. - Sí. Creo que está mal Axel.

     

    Escribió rápidamente los números, 23 + 8 + 15 + 7, daban 53, como era un número de dos cifras, tenían que sumarse entre ellas, siendo 5 + 3, 8. De ahí, se levantó con el pedazo de pergamino y se acercó hacia donde estaba él. Sentía en carne propia la tensión. Al menos Orión, cansado y todo por la dura noche anterior estaba de mejor humor que el Rexdemort.

     

    Volvió a su banco y estiró sus extremidades. Pegó un bostezo, revisó nuevamente a sus compañeros y luego hacia la gran ventana. Se apoyó sobre su brazo y pensó en alguna contestación elocuente al comentario irónico de Alegna.

     

    - El cero puede significar muchas cosas. Como lo no-es. Lo que es, no es no-es y con eso ya tenés el fundamento de algo. Puede ser otra cosa. No sé. No tengo estudios sobre la muerte para teorizar específicamente sobre eso.

     

    Pensó en la pregunta de Alegna. En la matemática el orden de los productos no altera el resultado, pero no siempre. Ahora, el tema es que estaban viendo en esos momentos la numerología en base a objetos. Por ejemplo, las manchas de un perro. O la cantidad de escamas de un dragón. Lo que le daba curiosidad, en definitiva y en base a su trayectora, era aplicar este tipo de técnicas sobre personas.

     

    - Entonces, teniendo en cuenta que tenemos los números de objetos ¿Cómo podemos hacer para expandir estas técnicas sobre otra persona?

  12. - Por si quieres examinar la escena. Ahora, si me disculpas...

     

    Orión calló. Vio el vaso con el líquido plateado que revoloteaba. En su mente cruzaron dos caminos, por un lado iba a tomarse el tiempo para revisar el mismo pensamiento, buscar por detalles, ver quién había dicho qué y así, para formar otra opinión. Pero por el otro, no había tiempo. Gatiux no era de esas mujeres que se planteaban irse así como así.

     

    Se incorporó ¿Vieron cuando estás apurado que si hacés todo rápido te sale mal? Así iba el Black entonces. Un paso de él significaban tres de ella, o por ahí. La cosa es que, indudablemente, llegó a visualizar como ella cerraba la puerta de un portazo. Su cara estaba seria, de piedra. Dio un poquito de envión y rompió la cerradura al golpearla con el hombro. Vio la escena y suspiró, pero de esos en los que te quedás sin aliento.

     

    La tomó por detrás con fuerza.

     

    - Estás viviendo en el Castillo con el permiso de Glenin. Ni mis hermanas, ni yo, podemos opinar sobre tu presencia en el castillo.

     

    Pegó su cara a su cuello y miró hacia la ventana. Ya iba marcando la media mañana, casi el almuerzo. La planta baja estaba llena de gente. Sus hermanas perdidas en el bosque. Y la presencia de su tío haciendo de las suyas por ahí.

     

    - ¿Podemos si quiera hablar de esto? Digo… aparentemente estamos ¿viviendo juntos? ¿con nuestros hijos? Muchos pasos en poco tiempo –tragó -. Y bien sabés que te necesito.

     

    Pequeños diamantes comenzaban a caer del cielo. Volvía a nevar. A todo esto, su magia seguía ordenando su ropa. Él no quería que se vaya, claramente. Pero tampoco la podía detener. En definitiva era su decisión y su relación se mantenía coherente así.

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  13. - ¿Ya sabes a que parte en concreto iremos? Sólo pregunto para saber si puedo ir averiguando algo que nos sirva de ayuda para que puedar hacer lo que necesites.

     

    Miró hacia abajo. Había escuchado, de una gruta. Ése era el problema. Los rumores son un arma de doble filo, que siempre se presentan un poco engatusadores frente a la necesidad de ser utilizados, para una forma u otra. Sin embargo, con todo y sus aspectos negativos, eran a veces los únicos recursos con los que uno contaba para iniciar las investigaciones. Resulta, entonces, que este lugar se encontraba en medio de uno de los caminos cerca de una cadena montañosa en la parte más continental de la isla.

     

    - Cuando el momento llegue, me adelantaré y les avisaré por lechuza ¿Sí?

     

    Se movió un poco incómodo en el lugar. Estar pidiendo ayuda lo mataba. Más que nada porque no tenía nada a cambio para pagar el favor. Y para él, siempre, pero siempre, se tenía que presentar una contraprestación de algún tipo. El balance era primordial.

     

    - Gracias, Emmet. Espero que en este viaje puedas sacar algo positivo, también. No quiero molestarte más. Tengo el presentimiento que tendrás una larga visita.

     

    Le dio una sincera sonrisa ¡los compañeros de bando eran lo mejor! Más allá de llamarlos para esconder un cadáver, cosa muy común entre ellos. Ése tipo de viajes eran un poco más personales y a veces, en la marca, algo personal era tabú. Le dio un abrazo medio sorpresivo y con el mismo cuidado con el que entró, salió del Atelier.

  14. A ver. Entendamos una cosa. Orión no es específicamente un hombre matutino. Como no le gustaba el café, porque lo ponía demasiado hiperactivo, necesitaba de un par de tazas de té para recuperar en cierta medida, un dejo de conciencia sobre el contexto. De ahí, es que en relativas palabras, puedo explicar la poca predisposición ante los comensales en aquella fría mañana en el castillo.

     

    Sólo se limitaba a tomar. Intentar hipotetizar sobre el restante de las hojas de té. Su inconsciente sí escuchó el intercambio entre Kya y Gabrielle. Pero su consiente estaba despertando todavía. Bostezó y aun con los ojos somnolientos vio como Gatiux se dirigía hacia la cocina. Parpadeó varias veces. El tema de ser padre todavía no le golpeaba en su puerta del cotidiano. Sus “hijos” iban y venían. Su trabajo tampoco le permitía darle grandes ventanas de tiempo compartido. Pero algo tenía que decir.

     

    - Kya, sabes que esas cosas están mal decirlas. A veces es mejor tener paz, a tener razón. Hablaremos de esto más tarde

     

    No es que estaba haciendo referencia a ese caso específicamente. No le interesaba si su hermana hablaba francés o no. Él mismo tenía un par de modismos irlandeses que se le escapaba. Lo suficiente como para que él solo se diera cuenta. Y es que, en una comunidad británica cosmopolita, donde básicamente los ingleses eran la minoría, uno se terminaba acostumbrando.

     

    Lo que sí lo terminó de despertarlo fue cuando Aziid entró en escena. Hacía tanto que no lo había visto. Desde ese ataque en Halloween, donde muy pocos recordaban los verdaderos sucesos. De ahí, entendió que el joven Black hubiese tomado distancia. A veces, involucrarse demasiado con algo en muy poco tiempo, tendía a llevar una reacción opuesta. Le levantó la taza a modo de saludo cuando éste primero se apoyó en el hombro.

     

    - Como verás, pasamos de drama terrorífico, a un drama novelero. Lo que sí, queridos míos, voy a pedirles permiso. Creo que tengo un par de cosas que resolver en la cocina. Si alguien me hace el favor de despertar a Luisitha, sería bastante conveniente. Siempre es la que se despierta temprano, en definitiva.

     

    Se levantó de su asiento mientras terminaba el contenido de su taza. Se acordó, después, de ese intercambio medio raro entre su hermana y Aziid ¡Diablos! Estaba fallando como padre. Nunca podía educar a tiempo. Apoyó la taza en la mesa y miró al joven morocho.

     

    - Contigo también tengo que hablar seriamente –se quedó en silencio, viendo a Akiza, Benisher, Kya y Azzid-. ¡Qué casualidad! Todos primos hermanos acá. Volveré en unos minutos.

     

    Se dirigió hacia la cocina. No quería sorprender a Gatiux. No le había dirigido palabra desde que apareció. Tampoco quería iniciar un encuentro furtivo carnal, como sus bellas hermanas.

     

    - ¿Hablaste con Gabbs? ¿Te importa si me comentas los detalles? –preguntó, al mismo tiempo que se apoyaba en el marco de la puerta.

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  15. Se había encargado de descargar y marcar su territorio en cada una de las esquinas del lugar. Su bóxer guardaba los restos de su pequeña hazaña. Había reído e intercambiado un par de miradas cómplices con Nathaniel. El tipo de por sí había “madurado” pero había un impulso casi natural que lo llevaba a hacer esas prácticas bárbaras. Ésa misma fuerza se desarrollaba a base de estar cerca de gente tan vieja como él.

     

    Nathaniel también era su familia. De esas que iban más allá de los lazos sanguíneos. Aún para un Black, para un orgulloso y puro Black. Porque eran los momentos que habían pasado con sus hermanas, antiguos compañeros de bando y él los que hacían el vínculo que con más fuerza ataba Orión a su bando.

     

    - ¡El joven mojado en rebaja!

     

    Casi se hacía lo primero de la risa, casi, porque no le quedaba nada de las banderas de Nathaniel. El movió finalmente su varita para colocar la tercera y última. Todo con el noble fin de decorar la nueva mansión de la familia Gryffindor. Finalmente, caminó hacia la salida del lugar, haciéndole un ademán a sus hermanas y al mismo Malfoy. Pronto visitarían nuevamente el lugar.

     

     

     

     

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  16. Entraron por una ventana de la planta baja como si fuesen un equipo de especialización militar especializada, sí, así re derundante y tonto. Porque todo lo que ocurría en ese lugar era tonto. Los cristales quedaron regados por el suelo del salón. Sonrió debajo de la máscara, tras darse cuenta que gracias a magia gitana, ninguno de los múltiples objetos punzantes se había insertado en su cuasi desnudo cuerpo.

    Se acercó a Nathaniel con sigilo. Llevaba el pantalón todavía. Ésta iba a ser su venganza por haber vuelto al pueblo y ni siquiera haber tenido la decencia de invitarlo a por unas frescas. Ya saben el dicho, el último propone. Lo peor, era que por más borracho que estaba, se acordaba de que Gatiux y él habían aparecido en Hemu y por más diversión que hubieran tenido esa noche, se las tenía que pagar.

    Como si se hubiese lanzado un celerus, tomó los pantalones junto con los boxers y se los bajó hasta el suelo. Tal cual lo haría un joven universitario en una novatada. Lo aprisionó con su izquierda, tomando por completo su cuello lo suficiente como para dejarlo inmóvil unos segundos., presionando ciertas partes y se acercó al oído con recelo.

    - Igual me seguís debiendo unas frescas. ¿Tenés frío papurri? El buen amigo azote te va a ayudar.

    Con la derecha tomó lo que tenía que tomar y empezó a descargar toda la cerveza que había consumido durante del día por las posaderas del Malfoy. Todo su posterior, desde su lumbar, hasta sus pantorrillas. Finalmente lo soltó.

    - Ponete las pilas. Voy a terminar lo mío en una de las esquinas por allá.

     

     

     

     

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  17. http://i.imgur.com/0zSXH6w.gif

     

     

     

     

    Inspiró profundamente. Se llenó los pulmones de ese distintivo olor a mansión, castillo, hogar nuevo. Un nuevo lugar para ir a atacar, quemar muebles y hacer ése tipo de cosas que marcaban la diferencia de bandos dentro del barrio británico. En cierta manera era su pequeña forma de contribuir a la desestabilidad del sistema que oprimía a los ciudadanos de la comunidad mágica del país. Lanzó una carcajada debajo de su máscara.

     

    Se había aparecido con sus tres hermanas desde el Castillo Balck. Era un momento tan bello. Orión, con sus tres hermanas menores, iban en camino para hacer desastre ¡Anarquía! ¡Fuego! En definitiva, la única Orden que ilumina, era la que arde. La peculiaridad era que los cuatro iban con poca ropa. Al menos, el único hombre se había desecho de su remera.

     

    Había revelado un torso trabajado que estaba a punto de alacanzar su gloria pasada. Estaba exactamente igual que cuando había ascendido a Mago Oscuro. Unos pectorales firmes y unos abdominales que denotaban una consistencia maciza, de roble. Era más ancho que el mortífago común, gracias a sus genes Black. Glenin sí que representaba ese linaje.

     

    El frío se hizo notar. Sus pezones, más duros que una piedra, podían cortar por sí mismos la tensión del aire. Imaginaba, que los de sus hermanas también. Cosa que quería sacarse de la cabeza al instante. No se bancaba los pensamientos incestuosos, aun teniendo en cuenta que esa característica estaba a flor de piel dentro del castillo.

     

    - Pero que sensualidad muchachas. No me extraña que las tres estuviesen en pareja. Tampoco me extrañaría golpear a estas mismas personas.

     

    Sólo llevaba un bóxer. Y no tenía miedo de mostrar su virilidad frente a nadie. Ya era era algo de público conocimiento prácticamente. Se puso en marcha hacia una de las ventanas junto con sus hermanas. Todo eso, tras darle un gesto con su cabeza a Alyssa, que había realizado el llamado.

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  18. La última vez que había visitado el lugar, había entrado con cuidado, sin la necesidad de anunciar de forma tan ruidosa su llegada. El tema con Orión es que tenía altas y bajas en su humor. Cuando se acordaba de lo que pasó en Aritmancia, se ponía todo rojo y se enfurecía. Cuando se acordaba que era su amigo el que lo hizo, se le pasaba un poco. Aunque tenían que hablar, claramente. Y no iba a esperar más tiempo. No. Esas cosas no se dilataban.

     

    Llevaba unas zapatillas de lona, unos jeans fit, una camisa a cuadros roja y un sobretodo negro que lo abrigaba del duro clima. Era de noche y no había parado de nevar. Encima, el tipo era friolento, siendo que cuando entró en el viejo barco recuperaba la temperatura lentamente. Estaba medianamente arreglado, y medianamente descansado. Lo suficiente como para poder hablar cuerdo por un buen rato.

     

    Todo estaba casi igual de la última vez que estuvo. Salvo por el vestido, que seguía guardado en su armario. No había encontrado el momento para regalárselo a Gatiux. Quería quitárselo de encima, en cualquier momento, tras un despiste matutino, podía terminar usándolo. ¿Fetiche del inconciente? Capaz.

     

    - Señor Axel. Tiene un cliente –dijo tras dar un par de palmadas-. Hablemos, tal como querías.

  19. Estiró los brazos. Parpadeó un par de veces lentamente. Miró hacia el gran ventanal que daba hacia el este. El sol ya estaba a una altura considerable. Esa noche había dormido desnudo, una pequeña intuición le dijo que durante el alba algo le subiría la temperatura. Puso los dos pies sobre una alfombra que cubría la piedra negra y se acercó la ventana. Sintió los rayos sobre su cuerpo y manhood, mientras que sus ojos se ponían como platos al ver el largo manto níveo que se presentaba en todo el jardín.

     

    Era curioso, porque los Blacks siempre habían vivido en una residencia en pleno Londres. Ése castillo, se había erigido para presentar competencia social frente a otras antiguas familias que se presentaban como enemigas en la comunidad mágica británica. Pero mucho había cambiado, y el poder ya no se traducía en posesiones, si no en otro tipo de cosas. Por eso que el cuarto del Black era bastante acotado, a comparación de otros.

     

    Estaba la cama, un gran ventanal al este, otro al oeste, entre ellos un pequeño escritorio con un cajón. También había un ropero, una alfombra azulina que cubría la piedra negra y un pequeño anexo, que daba a un baño aún más chico, con el espacio suficiente para que él estuviese cómodo. Lo más curioso, era la posibilidad que tenía el de quitarle el techo en forma de cono para poner un semi-piso donde estaba su telescopio y material atronómico.

     

    Se puso los boxers, acomodando todo en su lugar, luego unas jogginetas grises, una camiseta blanca y un sweater grueso color miel pálido. Se colocó unas pantuflas de garras que le había robado a Frenger una vez y bajó a hacia la sala. Se acomodó un poco la barba y cabello. Tenía un par de canas a los costados. Movió su varita y el color azul de sus puntas se revitalizó. Finalmente se lavó la cara y bajó hacia la sala.

     

    - ¡Buen día familia! –ni se inmutó por quiénes estaban ahí. Si lo hacía, vomitaría todo lo que no desayunó-. Té de lavanda y huevos sin yema.

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  20. No hacía falta tener la habilidad de legilimancia para poder sentir la bronca que emanaba el Rexdemort. Orión, por su parte, le lanzaba miradas furtivas cada tanto. Quería observar cada detalle. Luego se lo iba a cobrar de alguna forma. No quería derrochar tanto aceite. No es que el tipo sea del rencoroso, al contrario, pero creía que Frenger estaba buscando ese tipo de encuentro, y como él es una buena persona no se lo podía negar.

     

    - Ahora, tengo una pregunta. Ya tenemos todos nuestros números y no es que me quiera adelantar mucho a la clase.

     

    Bajó la mirada luego, quería hilar bien las preguntas. Indudablemente, le parecía pésima la actitud de intentar demostrar más inteligencia que la profesora, pero realmente tenía unas dudas que evacuar y para algo estaba pagando con sus impuestos esa clase.

     

    - ¿Hay posibilidades de que exista el… 0? ¿Cuáles serían los principios más importantes para determinar el o los números?

     

    Cuando terminó de hablar se fijó en el rompecabezas ya terminado. Era una hermosa playa de la polinesia francesa. El Bora Bora. Le pareció extraño. Hacía muchísimo que no la visitaba y por su cabeza cruzó la típica idea de unas merecidas vacaciones.

     

    - Entonces, el paso más importante es la obtención de un número simple. Pero ahora me estoy encontrando en una posición difícil para poder conectar el nueve con… esto.

     

    Sintió un escalofrío recorrer su espalda. De las ventanas podía colarse el fresco del invierno que, aún con el sol radiante, se podía hacer presente sin problemas. Había dejado su saco a un lado de su asiento, llevando solamente un cárdigan sweater verde oliva del tío abuelo Hop. Se quedó viendo en Mery, algo en ella le recordaba alguien. Cortó un pedazo de pergamino en el que escribió alguna nota para Mery. Él también tenía asuntos que arreglar con ella.

  21. Increíblemente le habían depositado dinero en su bóveda. Eso significaba una cosa en la comunidad mágica británica: gastarlo todo en el Magic Mall. Muchas teorías económicas indicarían que el ahorro es el mejor camino para ascender de clase social en cualquier círculo social. Pero no, acá las normativas económicas no funcionaban. Ni bien le depositaban, uno tenía que gastar todo lo antes posible. Y así es como él había vuelto al mismo lugar de hacía unas semanas.

     

    Esta vez no iba tarareando alguna canción festiva. Ya había pasado reyes y era un insulto para el mismísimo universo hacerlo. Sólo procuró visitar la tienda para irse lo antes posible. No había nada peor que un compañero de su bando viendo cómo caía ante las garras del sistema. Pero ya saben lo que dicen, aprende a vivir con las reglas, para romperlas.

     

    - ¡Hola! Vengo por un par de cosas. Estoy buscando esas puertas mágicas para no usarlas nunca y un águila de la Sabiduría para decirme que tan tonto soy. Acá tienen la ficha –comentó riéndose entre dientes, mientras que dejaba un pergamino con tinta fresca en el mostrador.

     

    ID: 46902
    Nick: Orión Black
    Link a la Bóveda Trastero: Bóveda N° 108859
    Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda N°78333
    Fecha: 2017-01-09

    Objeto: Puertas Mágicas
    Puntos: 40P
    Precio: 2000G

    Objeto: Águila de la Sabiduría
    Puntos: 80P
    Precio: 4000G

     

    Total de puntos: 120P
    Total de Galeones: 6000G

     

     

    **

    Gracias a quién me atienda!

  22. Encima que la cabeza se le partía a la mitad, Axel se había tomado el atrevimiento de recibirlo de una forma… grata. Bueno, era entendible. El tipo estaba casado con su hermana, quien creía muerta, porque supuestamente se suicidó y todo eso. También lo creía muerto a él. Pero él también creía muerta a Gabrielle. En fin, toda una descripción digna de un drama. Y es que le hubiera avisado si realmente hubiera tomado conciencia en aquel encuentro furtivo en el local-vivienda de Axel.

     

    Sintió su cuello apretándose. No podía reaccionar, siendo que esperaba un abrazo más que una patada simbólica a los genitales. Y si contestaba con la misma violencia, iba a ser peor. Alegna y Mery eran también mortífagas. Él no era más que un respetado miembro de la comunidad mágica. La situación así se tensó, hasta que él le devolvió con una sonrisa a modo de agradecimiento por devolverlo al suelo.

     

    - Hablaremos después de eso.

     

    - Pero con alcohol de por medio. Así puedo devolverte el favor –le respondió, suspirando al unísono.

     

    Ya sentado, con su pluma y tinta escuchó a Mery. Se masajeó la garganta y carraspeó varias veces. Diablos, sí que le había hecho daño. Pero Orión podía soportar peores golpes, como el no tener suficiente té por el resto del día. Su vista iba de la profesora, a Alegna, y de ella al tatuado. Se preguntó qué le había pasado a su marca tenebrosa. Dibujó una parecida a la que tenía en el pergamino: un zigzag, terminando en un triángulo con puntas redondas, la serpiente que no es venenosa.

     

    Se espabiló cuando Mery pidió que elijan los envoltorios. Su vista se fijó inmediatamente en el azul cielo. Con un movimiento de la varita lo acercó hasta donde tenía sus materiales de trabajo. Lo abrió, dejó por un lado el envoltorio con los números y por el otro se puso a armar el rompecabezas, mientras pensaba en los números. Esto estaba fácil, al haber estudiado Adviniación, se podía acercar más fácil al resultado.

     

    - Acá tenemos veinticuatro piezas –murmuró, apoyando su cabeza en su mano, mientras las movía buscando armar la imagen-. Y acá tenemos tres números cuatro, lo que suman doce. Si sumamos estos dos números, tenemos treinta y seis, y si de ahí, sumamos los esos dos llegamos a 9.

     

    Había terminado.

     

    - Nueve, el número principal es nueve. Lo que me lleva a pensar en una suerte de representación completa, por ser el último número. Siento que significa algo con conexión, porque el nueve tiene parte de todos los otros números, pero es algo completamente diferente.

  23. - ¿Eh? No entiendo nada.

    Intentó codear a Gabrielle, pero ya todos sus compañeros estaban desapareciendo. Tenía un millón de dudas ¿Cómo volverían al presente? ¿Si mataban a un funcionario pez gordo, no podían cambiar el futuro? Capaz los giros de la vida hacían que los primeros magos tenebrosos no pudieran accionar como correspondían, y que eso se traduzca a una marca muy diferente de la actual, ni mejor ni peor, sino diferente. Al menos para él, meterse con el pasado era tabú y por eso siempre miraba en frente.

    Ya era uno de los últimos en salir. Estaba un poco nervioso porque no quería llegar tarde y perderse. Movió el pequeño artefacto lo más rápido posible. Contó, pero así como hacía la mayoría de las cosas, contó mal. Le había dado diez vueltas.

    Y no entendió lo que sucedía hasta que se encontró doce horas antes a todos los sucesos en los que sus compañeros estaban accionando ¿Cómo lo supo? Porque era una hora de madrugada, donde los muggles se preparan para trabajar, mientras que él intentaba quedarse de pie. Si de por sí odiaba los viajes en traslador, los del tiempo eran como demasiado nauseabundo para él.

    - Ni modo –se encogió de hombros y empezó a caminar.

    Su ropa vintage lo ayudó a camuflarse entre la sociedad neoyorquina de la época. Algún lado iba a parar. Ya había estado en esa ciudad, bueno, en su época, y reconocía en cierta manera los bares donde los surrealistas se juntaban a delirar. Tomó iniciativa. De cualquier forma tenía que matar el tiempo, para no matar a nadie. Creía que la droga del momento era el opio y recién se conocía la marihuana.

    - Una whisky por favor. -sí, una (ya estaba con estupefacientes).

    Dijo tras sentarse en un bar de esos que tienen todas las ventanas bajas. La prohibición de alcohol había sido un fracaso, gracias al cielo. Y así empezó un día de excesos, que lo llevó a saltearse la mitad de las actividades, y cayendo a un intento de disimular su estado en aquella ceremonia en el Broadway.

    ***

    Nominaciones!

    Sociales

    El más Sexy: Nathie, has pasado la pubertad con éxito amigo +3+
    La más Sexy: Gabbs! Miren a esa mujer, te baila ballet y tiene altas bubis!
    La más Codiciada: Taurogirl, le demandan demasiado amor ;o;
    El más Seductor: Glenin Black y Nathie, maldito negro xD
    El/la más Adorable: Mery y Maida!
    El/la más Molón/a: Galery y Dovakhin Haughton(ven? Puedo escribir bien los nicks)
    El/la más Gracioso/a: Luisitha y Pik
    El/la más Tímido/a: Joa – Bea ;o; no las conozco mucho
    El/la más Atrevido/a: Liam – Shalyit (Puntitos), me encantan *3*
    El/la más Pervertido/a: Emmet y Dave y su albur xd
    El/la mas Egocéntrico/a: Todos somos una banda de inseguros ;o; pero Pik y Alyssa son bastante seguros de sí mismos.
    El/la más Extermina Aurores: Los pollos* son un mito :C
    El/la más Emprendedor/a: Mía y Mery!!!
    El/la más Activo/a: Mery
    El/la más Social: Mery y Luisitha.
    El/la más Polémico/a: Pik y su huelga de diseñador xD
    El/la Posteador/a Compulsivo/a: -
    El/la más Friki: Gatiux
    El/la más Extravagante: Otto
    El/la más Creativo/a: Luisitha (Vieron sus banderas en el EDAM??) y Clau +3+
    Mejor Firmero/a: Claudia y Cissy!
    Mejor Blinkero/a: Shalyit Malfoy Karkarov
    La Pareja más Oscura – Beltis y Wilson
    La mejor Pareja – Dova y Arya (soy testigo del amour :love: )
    El/La más activo/a en la Universidad – ANNE!!!!!
    El/La más activo/a en el rol Ministerial – Mary
    El/la mejor cliente de la Taberna: Gatiux

    Mortífagos:

    Mejor Familia Mortífaga: Black
    Mejor Negocio Mortífago -
    Mejor Escuadrón: EDAM y Consejeros :love:
    Mejor Proyecto: -La Fiesta (estoy enamorado de ese rol, perdón +3+)

    Rangos:

    El/la mejor Angel Caído: Alyssa!
    El/la mejor Nigromante: Darla
    El/la mejor Mago Oscuro: Mery y Emmet
    El/la mejor Tempestad: Alegna Black - Gabbs
    El/la mejor Base: Luisitha – Arya!


    Odefos.
    No me siento muy capacitado para nominar ._.

    * Dios/a Odefo del Año: —
    * Odefo más Fantasma:
    * Odefo más Odioso/a:
    * Mejor Odefo/a: Niko Uzumaki y Bastian

     

    • Me gusta 4

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