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Gyvraine C. Sullivan

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Mensajes publicados por Gyvraine C. Sullivan

  1. La voz de un hombre le hizo enfocar su atención en algo más que los delgados dedos de sus manos. Por lo menos era señal de que pronto tendría la reunión con la jefa de la oficina en la que trabajaría y juzgando el ruido que llegaba de las demás puertas, quedaba claro que aquel departamento estaba lleno de magos y brujas yendo de un lado a otro.

     

    - Excelente - contestó poniéndose de pie como movida por un resorte -, porque sí, la estoy buscando a ella - continuó mientras se encaminaba hasta la puerta que el mago le había señalado, apenas unos metros de distancia. Apenas entró al área del Gabinete, se preguntó si además de café podría habría un poco de vino y solo la voz de su hermana Eris, que hacía de su consciencia, le hizo olvidar la idea.

     

    Su celeste mirada recorrió todo el lugar, deteniéndose tan solo una fracción de segundo extra en la puerta que correspondía a la oficina en la que había sido aceptada para trabajar. Con cautela, avanzó paso a mpleo. paso, hasta encontrar el escritorio que, suponía, debía ser del recepcionista del Gabinete. "Todo sigue siendo un laberinto" pensó, sin mostrar mayor emoción pues ni la elegancia del lugar parecía sorprenderle.

     

    Por un fugaz momento olvidó que se encontraba en compañía del joven que la había guiado hasta ahí y su atención estuvo por completo centrada en la puerta que, según el letrero sobre ella, era el archivo: justo por lo que había pedido el empleo. Un movimiento de Roberto le hizo de nuevo regresar a la realidad, aun había muchos pasos que dar para cumplir con su meta y para eso, tenía que cuidarse sobre todo de quienes estaban en el área directiva.

     

    - Creo que me resistiré a una taza de café - dijo como para desviar la atención del hecho de que había pasado demasiado tiempo analizando el lugar, tal como si quisiera aprendérselo de memoria -. ¿Puedo sentarme? - preguntó, señalando un par de asientos que al parecer estaban ahí justamente para esperar ser atendidos por la jefa de la oficina.

  2. Escenas de copas de vino de contenido carmesí, hilos de humo provenientes de cigarros a medio quemar y siluetas dueñas de rostros desconocidos comenzaron a arremolinarse en la memoria de Gyvraine, mientras trataba de pensar en cualquier otras cosa que no fuera aquella sofocante sensación que dejaba la red flú, pero los recuerdos de la noche anterior solo parecían empeorarlo todo. Había sido una pésima idea el salir a vagar por los bares de la ciudad una noche antes de su primer día de vuelta al ministerio; solo el sentir de nuevo tierra firme bajo sus pies, al llegar al ministerio, le permitió recobrar la ya perdida orientación.

     

    - Igual que siempre - susurró apenas vio el atrio principal, restándole importancia y buscando con su celeste mirada los ascensores que la llevarían justo al piso en el que había sido aceptada como Asesora para la coordinación de Departamentos, un título demasiado largo a para gusto -. ¿Por qué todo debe complicarse? - se quejó una vez que la rejilla del ascensor se cerró frente a ella, para dejar atrás el atrio e ir directo a la Oficina del Ministro.

     

    Apenas comenzaba a acostumbrarse al traqueteo propio del viaje a lo largo de las plantas del ministerio, cuando una fría voz femenina le indicó que debía bajar, por lo menos sino quería llegar tarde en su primer día. Respiró profundamente como reuniendo de nuevo el coraje para encerrarse una vez más entre las cuatro paredes de una oficina.

     

    - Muy bien, aquí estamos - se dijo a sí misma una vez que caminó un par de pasos hasta encontrarse con el pequeño hall, donde se estaba la puerta que había ido a buscar: "Oficina de Asesores, Gabinete de Protocolo y Prensa" -. Y se supone que tengo que reunirme con...- Gyvraine había olvidado por completo de lo que se trataba un primer día de trabajo y manteniendo una clara serenidad en su pálido rostro se quedó de pie frente a la recepción de la oficina, buscando en su portafolios de piel de dragón, el documento que confirmaba su nuevo puesto - Anne K. Haughton, sí. Busco a Anne K. Haughton; soy Gyvraine Malfoy, la nueva asesora para la Coordinación de Departamentos - se presentó al recepcionista.

     

    Aquel lugar era particularmente enorme, oficinas dentro de oficinas, que solo hacían más complicada la situación para la Malfoy, sin mencionar los largos nombres. Pero a pesar de la poca consciencia que la mortífaga tenía del lugar en el que estaba, sabía perfectamente el fin de dejar una vida en el extranjero por regresar al ministerio de Magia y solo aquella razón le hizo mantenerse impertérrita, completamente serena e incluso con un amago de sonrisa en el rostro.

     

    - Supongo que tengo que esperarla antes de ocupar mi oficina ¿cierto? - añadió, sacudiendo su elegante túnica oscura como para ocupar sus manos en algo, en vez de empuñar su varita y apuntarle al recepcionista - Espero que no tarde demasiado - continuó la Malfoy encaminándose ya hasta la pequeña área de espera, haciendo resonar sus zapatos altos con cada paso que daba, como si aquel sonido fuera la única muestra de su verdadero sentir, al tiempo que su largo cabello castaño se movía al compás de sus movimientos.

  3. Al rededor de la fortaleza oscura parecía que el sol ya podía gobernar en todo su esplendor, pero solo sobre la isla que era ocupada por los mortífagos como guarida, gruesas nubes se arremolinaban, como si se tratara de un eterna tormenta. Las olas salvajes chocaban contra las rocas con tal furia y fuerza que apenas al entrar en contacto con aquella muralla natural parecían pulverizarse en el aire.

     

    - Lindo día - ironizó Gyvraine mientras caminaba por uno de los pasillos de la fortaleza, sabiendo que aunque hubiera luz de día pronto iría a un lugar al que parecía siempre estar sumido en la oscuridad, en una noche perpetua -. Creo que no puedo retrasar más tiempo esto ¿no es así? - se dijo a sí misma mirando por milésima vez un trozo de amarillento pergamino que parecía haber estado mucho tiempo entre sus manos, pues las orillas ya lucían desgastadas y su plana superficie ahora estaba cubierto de arrugas de tanto se ocultado en su bolsillo.

     

    Aquel mensaje era una clara invitación, a la que sin duda quería responder, pero por una u otra razón su camino era interrumpido a las profundidades del bosque de la fortaleza. Aquella mañana no había encontrado nada, ninguna distracción, ningún llamado, nada, solo la posibilidad de por fin ir al claro donde ella misma sabía se encontraban reunidos los miembros del escuadrón de la muerte.

     

    - Me alegro tanto de no temer a la oscuridad - se dijo a sí misma al estar en los límites del bosque, donde los troncos de los árboles comenzaban a juntarse y conforme más se avanzaba era una simple vereda la que guiaba a través de la tenebrosa vegetación. Después de todos los años teniendo el tatuaje de la marca tenebrosa en el antebrazo, era la primera vez que Gyvraine ponía un pie en ese lugar, movida por la sed de regresar a su organismo la sed de sangre con el que vivía permanentemente apenas unos años atrás.

     

    Su túnica, completamente blanca, se atoró varias veces en zarcillos, mientras sus botas altas de piel de dragón se hundían entre las hojas secas de los árboles. Llevaba ya unos minutos caminando, lentamente, con varita en ristre y la punta de arce encendida para darle un poco más de claridad a aquella oscuridad, pero había muy pocas señales siquiera de encontrar el claro.

     

    - Creo que me perdí, genial - fingiendo festejar su sentido de la orientación, pero con la furia incendiando sus ojos. Antes de que pudiera replicar alguna otra cosa, como si en realidad todo ese tiempo hubiera estado en la negrura de la aparición y apareciera de golpe en el lugar al que se había visualizado, puso un pie en el claro, sin previo aviso, sin ninguna señal previa que le dijera que había llegado.

     

    Por todo un segundo se quedó en silencio, sorprendida por completo por la repentina llegada; tomó aire y recompuso el gesto pasando de uno de desconcierto a uno con aire completamente altivo. Sonrió al ver a los mortífagos reunidos, gesto en el que sus ojos apenas si participaron al recorrer cada uno de sus rostros.

     

    - ¿Dónde tengo que anotarme? - preguntó a nadie en particular, acercándose lentamente haciendo un gesto con las manos como esperando a alguien respondiera.

     

     

    ***

     

    En serio, es sábado y estoy roleando cuando acabo de despertar u.u no esperen mucho xD

     

    Eso :3 y una pregunta!.. a qué hora me tengo que conectar para que me inviten a ir de paseo ññ en serio! lo haré! xDD

  4. Hola!! desde el mes pasado quiero ser objetivo u.u y nada! siempre llegaba tarde D: pero por fin!! *O* solo tengo que llenar las líneas y poner mi nick en la lista, no? xDDD

     

    Líder / Ángel Caído

    Zack Black Rowle

     

    Nigromante

    Agatha M. Gryffindor

     

    Mago Oscuro

    Leah Black Ravenclaw

    Lisa Weasley Rambaldi

    Gyvraie C. Sullivan

     

    Tempestad

    Anne K. Haughton

    Koa Black

     

    Base

    Ashley Atkins

     

     

    Ocupados: 8

    Vacantes: 1

     

     

    Se nota que me aburro, no? >_> xDDDD

  5. Los rayos que rasgaban el cielo negro, al rededor de la fortaleza oscura, iluminaban por escasos segundos las nubes de tormenta dándoles un color purpureo. Aquella noche en especial, parecía que la naturaleza estaba particularmente furiosa, pues las olas rompían con brusquedad en las rocas que rodeaban a la guarida mortífaga.

     

    - Algo no anda bien - susurró Gyvraine mirando cómo es que las ráfagas de viento soplaban y silbaban al adentrarse hasta por la más mínima rendija de los gruesos muros - ¿Augurio de muerte? - preguntó a la tormenta al ver como su propio Augurey sobrevolaba una de las torres haciendo escuchar su triste canto - Supongo que si, para haberme alcanzado hasta aquí - le dijo con los celestes ojos fijos en el ave que por un fugaz momento pareció entenderla.

     

    Antes de que siquiera pudiera decir una palabra más, la Malfoy sintió como es que su antebrazo izquierdo comenzaba a arder, y apenas levantó la manda de su túnica negra, pudo ser testigo de cómo e tatuaje grabado a fuego en su pálida piel, cobraba vida. Aquel era un llamado muy diferente al habitual, casi podía sentir la rabia y la sed de venganza correr por sus venas, como un sentimiento ajeno que poco a poco iba envolviéndola y haciéndola parte de él.

     

    - Tenías razón, algo no anda bien - le dijo a su ave con los dientes apretados, sintiendo la furia como propia y echando a andar con pasos firmes hacia la sala en la fortaleza que parecía llamarla. Tragó saliva sabiendo lo que significaba que sus pies la guiarán por los desiertos pasillos completamente hechos de piedra.

     

    Conforme sus pasos hacían más corta la distancia entre ella y la sala de juicios mortífagos, los ruidos propios de una multitud sedienta de algo más que muerte, comenzaron a escucharse. Por alguna extraña razón llegaba tarde a pesar de haber estado en la Fortaleza, a unos metros de distancia, al parecer su propia impuntualidad así como la muerte y humillación del traidor eran inevitables.

     

    Apenas ocupó su lugar, Gyvraine fue plenamente consciente de que sus sospechas no estaban para nada erradas, habían descubierto a una sucia rata que se escurría desde la Orden del Fénix hasta la fortaleza. Sus zafiros recorrieron, a través de las rendijas de su máscara, a todos los presentes, sabiendo que, a pesar de que sus identidades y facciones estaban ocultas, sus ojos mostraban profundo odio al acusado.

     

    - Yo juego - dijo la Mago Oscuro con la mirada fija en Mónica, pues su voz había atravesado el largo y ancho de la sala - ¿Pero no crees que la muerte es demasiado poco? - continuó, enfatizando las dos últimas palabras - Le haríamos un favor al matarlo. Con su muerte su falta no queda saldada - siseó, dibujando una media sonrisa con los ojos aun fijos en la Ángel Caído - ¿Cómo le mostraríamos al mundo que una traición así no se le hace a los mortífagos? ¿Qué te parece la más ácida de las humillaciones públicas y asedio casi perpetuo? Eso también es hilarante - concluyó soltando una carcajada, señal de que compartía la diversión de ver el sufrimiento de un intento de mortífago.

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  6. Ñam.. tenía que pasarme por aquí a... decir algo o,o pero no recordaba bien T-T (llevó más de veinte minutos distrayéndome y lo olvidé D: xD) Pero lo recordé *O* cofcofcreocofcof xD

     

    Ñam.. recibimos respuesta de la familia Crouch :3 así que mañana nos dispondremos a presentarnos con ellos para reanudar lazos y que firmen el contrato de seguridad (?) xD

     

    Por cierto, para cuando editen el post donde está la lista de familias.. una de las matriarcas ya no es Marush, ahora es Rachel Brice.

     

    Eso u.u

     

    Si se me pasó algo o.ó vengo de nuevo, porque en serio ando mal de la memoria D:

  7. Hola!! *O*

     

    Por si GoshI aun no te avisa, no hemos tenido respuesta de los patriarcas de la familia que nos tocó u.u osea, una de ellas ya vio el mensaje y todo D: peeeeeero no nos respondió o.ó nos dijo Gosh que esperáramos hasta el domingo.. sino pidiéramos otra asignación u.u y como ya es lunes (T_T) y no tenemos respuesta u.u a eso vengo...

     

    Queremos un lugar donde si nos quieran T-T seremos buenos y ya no estamos capturados xD

     

     

    Eso :3

     

    PD: Ahh y si, soy Bagy para todos B) xD (mejor responder eso tarde que nunca xD)

  8. Gracias al camino libre que le brindó su muralla logró correr a los límites de lo que era la prisión fenixiana, tenía que salir de ese asqueroso lugar lo más pronto posible, antes de que ningún fenixiano quisiera enviar algún colorido hechizo. El granito de la muralla era tan resistente que le había dado diez metros sin ningún tipo de daño a pesar de contar ya con el detritus.

     

    - En serio, me encantaría quedarme, pero no puedo - dijo Gyvraine con una sonrisa que quedó cubierta pos su máscara. Hizo un gesto como saludo militar y fue directo al lugar en que podía desaparecer plácidamente.

     

    Soltó un suspiro antes de girar sobre sí misma y con la mansión Malfoy en la mente, se hundió en la negrura de la desaparición, que la llevaría a su hogar. Ya habría tiempo para ver los resultados, necesitaba descansar de tanta pollería.

     

    - Nos veremos - se despidió, sabiendo que su salida podría ser una simple ilusión sino lo hacía correctamente. "cómo odiaba las líneas de poder"

  9. Gracias al camino libre que le brindó su muralla logró correr a los límites de lo que era la prisión fenixiana, tenía que salir de ese asqueroso lugar lo más pronto posible, antes de que ningún fenixiano quisiera enviar algún colorido hechizo.

     

    - En seiro, me encantaría quedarme, pero no puedo - dijo Gyvraine con una sonrisa que quedó cubierta pos su máscara. Hizo un gesto como saludo militar y fue directo al lugar en que podía desaparecer plácidamente.

     

    Soltó un suspiro antes de girar sobre sí misma y con la mansión Malfoy en la mente, se hundió en la negrura de la desaparición, que la llevaría a su hogar. Ya habría tiempo para ver los resultados, necesitaba descansar de tanta pollería.

     

    - Nos veremos - se despió.

  10. Todo estaba demasiado confuso como para ser comprendido, debía salir de ese lugar en cuanto pudiera. Sus celestes ojos se encontraron con un par de estatuas que le impedía el paso y no tuvo más que frenar cuando iba directo a la salida.

     

    - Demonios - maldijo antes de pensar en un par de "Necrohand" que se materializaron frente a ella y sujetaron de tal forma a las estatuas para que abrieran el paso a la Mago Oscuro - Malditas estatuas - seguía quejándose, mientras avanzaba, no podía irse al hacer aparecer su defensa.

     

    - Fortificum - dijo y una muralla en forma de media luna hecha completamente de granito de diez metros de largo y cuatro de ancho se formó para que ningún estatua o guardian pudiera llegar hasta ella. Tenía que acercarse lo más posible a la entrada, para que pudiera al fin desaparecer.

  11. Sacudió la cabeza de un lado a otro, para despejar su mente y concentrarse en la batalla y el lugar en el que estaba, había sido mala idea sumirse en sus pensamientos si es que le iban a producir semejante letargo. Soltó un suspiro, sabiendo que sus compañeros de bando estaban ya combatiendo con los guardianes y trató de centrar sus mente en todo hechizo posible para defenderse.

     

    - Detritus - dijo sin dudar, pidiendo una disculpa mental a su mentor, que le habían enseñado utilizar aquel hechizo a menos que fuera necesario - Es necesario - susurró para sí aun yendo por los pasillos de la prisión. Sabía que sus compañeras a su lado ya estaban protegidas, así que desistió de poner una barrera entre ellas y el peligro.

     

    - Fuego Maldito - dijo y un búho hecho completamente de fuego salió de su varita, yendo directo a los aires para después caer en picada sobre Harry, al tocar su piel le provocaría graves quemaduras que necesitarían atención inmediata. Eso le daba el tiempo suficiente como para poder salir de ese asqueroso lugar.

  12. Sin prestar la mayor atención si es que el fenixiano que había entrado a su celda a "interrogarla" se había ido o no, Gyvraine se concentró de nuevo en su propia mente, con los ojos cerrados, totalmente conforme con su aburrimiento. Se escuchaba un leve alboroto al rededor de su celda, pero la mortífaga no puso mayor atención, tal vez tan solo se trataba de una jugarreta de su mente, ante su deseo de querer salir de ese lugar.

     

    - Genial - por primera vez desde que estaba en la prisión su voz sonó animada, con algo de jubilo y no cargada de sarcasmo - Creí que me pudriría del aburrimiento antes de salir muerta - se irguió hasta quedar sentada en el camastro de su celda, esperando a ver a alguien de su bando que llevara consigo su libertad -. ¡Los fenixianos me aburren, más les vale sacarme!

     

    Los ruidos se hacían cada vez más y más intensos, al grado de escuchar explosiones, gritos y demás señales de batalla, todo iba tan rápido que la Malfoy tenía hasta temor de no reacción con suficiente rapidez como para salir de allí. Antes de que pudiera volver a decir una palabra más, una mortífaga se acercó a su celda y abriendo la puerta entró en su celda.

     

    - Gracias al Señor tenebroso que vienes - se alegró señalando las ataduras de sus tobillos - ¡Vamos! tenemos que irnos - dijo viendo como era liberada de tal forma que sus pies pudieron servirle para correr - Necesito varita - dijo casi con desesperación, cuando se vio levantada por un tobillo y elevada sobre el suelo, como si su compañera le leyera el pensamiento le dio una varita y con un gesto de la cabeza le indicó que eera de salir -. Liberacorpus.

     

    La Mago oscuro sintió el agarre de su liberadora y salió con ella al pasillo, para encontrarse con los demás presos, manteniendo la varita en ristre, lista para atacar ante cualquier obstáculo y manteniendo la distancia de diez metros con el enemigo.

  13. Aun con la mirada clavada en los poros de la piedra del techo, Gyvraine escuchó un voz demasiado cerca, incluso más cerca de lo que podría haber estado desde el pasillo. Soltó un suspiro de aburrimiento y lentamente giró la cabeza para tener plena vista de quién es que había entrado a sus "aposentos".

     

    - Vaya, ¿vas a hacer tú el interrogatorio? - comentó sin ánimo alguno, haciendo especial énfasis burlón en el pronombre - ¿Ya que están complacientes, por qué no pones algo de música? En serio, el servicio de la luz es pésimo - sus celestes ojos ni siquiera mostraban interés en el fenixiano que se había presentado, de todas formas no es cómo si fuera a responder sus típicas e ingeniosas preguntas.

     

    Ni siquiera se molestó en sentarse en el borde del camastro sobre el que estaba, simplemente miró de pies a cabeza al iluso fenixiano que parecía, por lo menos, demasiado ingenuo para creer en lo que la Orden del Fénix pregonaba sin cumplir. Por lo menos, la Malfoy ya no tenía que hablar sin nadie presente y, ante eso, no pudo más que sonreír con un dejo de burla; quedando tal gesto completamente oculto tras su máscara, pero perfectamente visible en sus ojos que reflejaban una mezcla de desprecio y lástima.

     

    - Déjame adivinar, me preguntarás ¿quién soy? ¿Quiénes son mis líderes? ¿Quiénes son mis compañeros? o, mejor aun - añadió con una fingida emoción -, ¿Dónde está la fortaleza? - sin poder evitarlo, soltó una gélida carcajada que resonó en las paredes de la prisión fenixiana -. Mejor trae una película, en serio, tus sentimientos pueden salir heridos, me conformo con la película ante tu trauma de saber lo vacío de tu ideología

     

    Algo le dijo a la Mortífaga que aquel joven era un bajo rango, por supuesto, no podría ver por esos lugares tan desagradables a quienes ella recordaba. "Claro, Gyvraine, con quienes te divertías hacía años estarán siendo respetables magos y brujas y enviando a los nuevos al trabajo sucio" se dijo para sus adentros, olvidando ya por completo al fenixiano, sin saber si aun estaba en la celda o ya se había ido.

  14. - En serio, en serio estoy muy aburrida - se quejó tirada boca arriba sobre la cama de piedra muy propia de prisión, ni siquiera había intentado levantarse, pues sabía que los amarres de sus tobillos estaban fuertemente sujetos y, sobre todo, no tenía ningún lugar a donde ir - Deberían pasar películas o poner música - siguió hablando a nadie en particular, solo como reflejo para no escuchar las voces provenientes de otros sitios de la prisión.

     

    Sus celestes ojos se clavaron en el mugroso techo, con tal detenimiento que parecía querer aprendérselo de memoria, mientras su castaño y largo cabello se esparcía por la piedra debajo de ella. Ya no le preocupaba la inmundicia por la que estaba rodeada y se concentraba solamente en el largo y reconfortante baño de tina que se daría en el momento de regresar a la mansión Malfoy.

     

    - Se supone que son los buenos, deberían de tratarnos bien - siguió quejándose - por lo menos deberían brindar un compañero que quiera defender sus ideas utópicas de lo que defienden - su mente comenzó a traer recuerdos de las clases de bando y perfil donde había dejado por completo sin argumentos a fenixianos que no comprendían ni la filosofía de su propia ideología - ¿Acaso ya ni interrogatorio hace?

     

    A pesar de que sus palabras pudieron sonar hasta cierto grado desesperadas, sus facciones finas y completamente blancas carecían de sentimiento, casi como si estuviera muerta. Ni odio, ni rencor solo ausencia de expresión. Relajado al borde de parecer estar en trance, en medio de un sueño.

  15. Ok, leí a Goshi u.u y dice que posteemos como confirmación así que eso hago xD

     

    Primero, ya me puse en contacto con Otto para ver quién iba a enviar el MP, y ahora agrego a Goshi al MP, creo que sería un buen lugar para organizar el rol que llevemos a cabo, no? o.o por si nuestros horarios no coinciden :3 (cosa demasiado común en mí u.u)

     

    Otra cosa o.o yo estoy capturada D: supongo que si aceptan los servicio de guardia y tenemos que presentarnos, yo podría unirme cuando quede libre, no? como dije, ya he planteado eso a Otto y por el no hay problema en adelantarse a hacer guardias y luego yo lo alcanzo u.u

     

    Siento que dije puras cosas sin sentido o.o

  16. Al abrir los ojos se encontró con una deficiente estructura carente de gusto por la arquitectura, señal inequívoca de que había sido llevada, una vez más, a Abbadón. Por un segundo la frustración se apoderó de su consciencia y comenzó a forcejear con las cuerdas de sus pies, tratando de aflojar aunque fuera un poco su amarre.

     

    - Genial - dijo con aburrimiento al darse cuenta que no solo estaba sola en la celda, sino que no había ningún otro preso a su alrededor -. No solo me encierra, sino que me alejan de los demás. Eso es en contra de los derechos - gritó con fingida indignación, mientras se sentaba en el filo del camastro de la celda - por lo menos mejoran servicios - añadió encogiéndose de hombros.

     

    Recordaba muy poco lo que había pasado aquella noche y, después de minutos exprimiéndose la memoria, desistió de tratar de comprender cómo es que había muerto; en realidad ya no importaba. La luz que se alcanzaba a colar por entre las mugrientas piedras que conformaban los muros de esa fortaleza, le indicaron a Gyvraine que su estancia en aquel hotel de lujo aun sería muy larga.

     

    - Estoy aburrida - se quejó, sabiendo que nadie la podía escuchar - ¿no puede venir alguien a conversar conmigo? - preguntó a nadie - En serio me aburro - se tumbó boca arriba sobre el camastro, evitando pensar la poca higiene de los fenixianos, después de todo cuando saliera de allí, tendría una larga sesión en su tina de baño -. Si alguien viene a platicar conmigo, prometo que enviaré una iniciativa a los guardianes de Nurmengard para que los presos no se aburran - siguió hablando, más por hacer algo que porque sus palabras fueran ciertas.

  17. Hola!!!

     

    Vengo a solicitar empleo!! Desde siempre me ha encantado Guardianes... y es como volver a casa u.u (?9 y como no sé qué más escribir ya dejo mi fichita:

     

    Nick: Gyvraine C. Sullivan

    Familias: Malfoy y Triviani

    Disponibilidad: Media

     

    También vengo a inscribir un negocio, la verdad es que Candela me nombró como algo así como socia xD y pues u.u tengo responsabilidad con mi única fuente de galeones xD

     

    Nombre: • Borgin & Burke •

    Dueños o Patriarcas: Candela Triviani y Gyvraine C. Sullivan

    Link al local o castillo: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=93567

  18. Abrió los ojos justo en el momento en que se dio cuenta que la opresión que le impedía respirar adecuadamente y la oscuridad que la rodeaba desaparecieron, aquello solo significaba una cosa, había llegado al lugar que tenía en mente apenas desapareció de Diagón: Nurmengard. Soltó un suspiro y con todas las fuerzas que reunió arrastró el cuerpo de Kris hasta una celda desocupada.

     

    - Lamento no llevarte al penthouse, pero estás muy pesado - le dijo Gyvraine al cadáver del fenixiano que había muerto en la batalla de apenas unas horas antes -. Lo bueno de tu estancia aquí es que podrás tener una estricta diera para bajar esas libras de más - continuó al tiempo que iba directo a la puerta, una vez que el cuerpo estuvo justo a mitad de la "habitación" en la que se hospedaría el Gryffindor.

     

    Había pasado tanto tiempo desde que había puesto un pie en la prisión mortífaga que apenas si pudo reconocerla, no es como si hubiera cambiado demasiado, pero a diferencia de lo que pasaba con otros lugares, aquel no le hizo rememorar nada en particular. Miró por todo un segundo el inerte cuerpo de Kris, para luego mirar a su alrededor, sabía que tenía que revivirlo muy a su pesar.

     

    - Incárcerus - susurró y una cuerda fue directo a las muñecas de Kris, para mantenerlas juntas en su espalda, una cuerda más ató con fuerza sus tobillos y. por ultimo, otra cuerda lo amordazó de tal forma que no podría hablar; haciendo un total de tres amarres que mantendrían quieto al visitante - Nunca he hecho esto, pero está bien - se encogió de hombros y susurró -. Ennervantente - - al instante el fenixiano volvería a la vida.

     

    Gyvraine simplemente cerró la puerta, dejando al prisionero en su sitio, sabiendo que aquellas rejas se cerrarían de forma mágica, sin que la mortífaga hiciera el menor esfuerzo. Sus celes ojos miraron a través de una rendija en una de las rocosas paredes y supo que era tiempo de irse, había desperdiciado la mayor parte de la noche en aquella batalla.

     

    - Episkey - dijo la Mago Oscuro, para que las heridas que pudiera tener Kris se curaran parcialmente -. Soy tan piadosa, comienzo a asustarme - se burló mientras caminaba por los pasillos de Nurmengard, para encontrar la salida e ir directo a la Mansión Malfoy.

  19. Mazmorras - Alta

     

    Sostuvo su cabeza entre sus manos por todo un minuto, en realidad odiaba eso de volver a la vida, y solo le hizo levantar la mirada el escuchar que alguien se acercaba de nuevo hasta donde ella aun estaba sentada. Por un segundo sintió que la vida volvía a escapársele entre las manos, pues solo por un momento confundió a la joven que tenía delante con la primera imagen que tenía de Absinthe.

     

    - Bien – fue lo único que atinó a decir, casi como una respuesta reflejo y sin sentido, asombrada aun por el fugaz parecido entre ambas Malfoy -. Muy bien, yo… las bebo – continuó ya sin ánimos, recordando entonces lo que más odiaba de las mazmorras: las pociones que se supone, ayudaban a restablecer las energías por completo.

     

    A regañadientes se obligó a sí misma a beber el contenido de cada frasco junto a su camilla, pues sabía que solo así podría irse y sr libre de nuevo. Escuchaba como Rocío hacía anotaciones sobre un pergamino, pero su atención se centró en ponerse ropa limpia, para dejar atrás los harapos con los que había aparecido en el Hospital.

     

    Esperó un segundo, sabiendo que aun necesitaba una nota de su salvadora y sanadora y su celeste mirada se fijó en ella. Por un fugaz minuto a Gyvraine, le pareció que aquella hermosa mujer era en realidad una pequeña que dibujaba en medio de una lujosa sala de estar sin ser plenamente consciente que era observada.

     

    - Muchas gracias – solo la voz de Rocío le hicieron salir de aquel flashback de los años en que la mortífaga había visto crecer a su hija mucho más cerca de lo que todo mundo podía creer – Y espero que en realidad vayas a la mansión, creo que tenemos muchos temas pendientes – respondió la Malfoy con una media sonrisa, la cual no se fue de su rostro mientras veía a su hija ir a atender a alguien más.

     

    Tal vez, en un mundo alterno, Gyvraine bajó de la camilla de un salto detuvo un segundo a su hija, dándole un gran abrazo acompañado de un beso en la mejilla, para después sonreírle y salir de las mazmorras, con la promesa de encontrarse en casa. “Será la próxima” se dijo, sonriendo aun más al caminar por los largos pasillos del hospital, justo antes de salir y desaparecer rumbo a la mansión.

  20. - ¿Intimidando a los empleados? Vamos Dan, págale al hombre - susurró Gyvraine al oído del modetífago. La Mago Oscuro había entrado a la taberna y mientras se acercaba al lugar donde estaba el Triviani había escuchado cada una de sus palabras hacia don Pascual -. Es su forma de ganarse la vida ¿Cómo puedes ser tan cruel? - añadió con un tono de voz empalagoso y claramente falto de sinceridad.

     

    El tabernero la miró confundido durante todo un segundo, pues Gyvraine tampoco pagaba su cuenta y era la menos indicada para pedir justicia, pero de inmediato Don Pascual entendió que aquello no tenía nada que ver con él y a regañadientes sirvió la bebida que la mortífaga siempre tomaba. Apenas la colocó frente a la Malfoy, desapareció, seguramente aliviado de no tener que ser la compañía de Danyellus.

     

    - Vaya, tengo semanas en Londres y es la primera vez que te veo - comentó sentándose a su lado y mojando apenas sus labios con su bebida color ámbar - Sabes esconderte, solo espero que no hayas estando evitándome - continuó fingiendo un gesto de tristeza, sabiendo en el fondo que Dan no era quien la evitaba, sino, y muy a pesar de lo que ella misma se decía, era ella quien lo estaba evitando.

     

    Su celeste mirada permanecía fija al frente, mientras acomodaba su cabello castaño tras su oreja, simplemente para hacer algo con sus manos, después de haber dejado su vaso sobre la barra. Su gesto estaba completamente serio, falto de emoción, y solo el recuerdo del primer encuentro con el joven a su lado le hizo dibujar una sonrisa en sus delgados labios, por un momento parecía que el tiempo no había pasado.

     

    - ¿Cómo has estado? - preguntó mirándolo fijamente, justo después de alizar una inexistente arruga en su blanca túnica. Su voz sonaba incluso cálida, y se le antojó extraña, tal vez las vacaciones lejos de todo le habían transformado por completo.

  21. Mazmorras - Reviviendo

     

    - Genial, no será un extraño - susurró su fantasma cuando vio quien era la persona que se acercaba a la camilla donde descansaba su cuerpo. Por un instante se quedó estática, en el mismo lugar, casi embelesada por la imagen que le daba su hija, pues por un momento le pareció que tenía apenas unos cuantos años de edad y jugaba de un lado a otro imaginando lo que sería al crecer.

     

    El remolino de emociones y recuerdos distrajo por completo a Gyvraine, hasta que un tirón a la altura del ombligo le hizo darse cuenta que de nuevo una poderosa luz le rodeaba. antes de que pudiera decir o hacer algo más sintió como es que el aire llenaba sus pulmones de golpe y su corazón volvía a latir lentamente, casi con dolor después de haber estado días literalmente muerta.

     

    - Demonios, en definitiva no es el revivir mi parte favorita de esto - se dijo en medio del ataque de tos que le dio, recordando de nuevo su propósito de encontrar aquello que le apasionaba de los asaltos -, y tampoco son los hospitales, odio ese maldito olor - se quejó incorporándose, revisando que estuviera completamente sana y con solo rasgaduras en su túnica cómo única huella de la batalla en la que había muerto.

     

    Su celeste mirada recorrió el lugar y una silueta a través de las cortinas le llamó la atención, recordando así toda la tormenta de ideas que había estado en su mente antes de ser traída abruptamente a la vida. El saber que estaba allí, a unos metros de su hija y aquel sentimiento de torpeza le hizo pensar si era ese el motivo por el que apenas si veía a Rocío. Después de todo, no era como si alguien le hubiera enseñado a manejar esos sentimientos, al contrario, la Malfoy parecía temerles.

  22. Mazmorras

     

    Tardó todo un minuto en recobrar el sentido, o aparentemente lo recobró, pues de inmediato se dio cuenta que la luz que le había cegado, no solo le había quitado la consciencia, sino también la vida; después de todo era la única forma de salir de prisión. Miró a ambos lados, completamente desorientada y pudo ver cómo es que era completamente ajena a su cuerpo, el cual estaba recostado suavemente sobre una camilla.

     

    - Ya decía yo que no podía estar en el cielo - dijo al reconocer el lugar, estaba en las mazmorras de San Mungo, donde los mortífagos eran resucitados y curados -. Sabía que le faltaba iluminación para ser el paraíso - añadió acercándose a su cuerpo - y también le faltan más ángeles, no puedo ser la única - se dijo sonriendo y sentándose de un salto sobre la camina, justo a sus pies.

     

    Solo tenía que esperar a que uno de sus compañeros mortífagos llegara a revivirla. Su cadáver parecía dormir plácidamente, como si en realidad no hubiera estado días en la prisión fenixiana y, a pesar de tener el cabello hecho un desastre, y su túnica prácticamente destruida, para su yo fantasma parecía aquello energizante.

     

    - Me volveré adicta a la muerte, parece que le sienta bien a mi cuerpo - se examinó a falta de algo qué hacer - es como si se detuviera el tiempo, lo haré más seguido - bromeó, al tiempo que acomodaba una de sus manos que colgaba por un lado de la camilla.

  23. - ¿Qué demonios es eso? - había permanecido tanto tiempo sentada en el mismo lugar simplemente mirando sin mirar e ignorando todo a su alrededor, que al ver una bola de luz acercarse a ella no pudo más que sorprenderse -. En verdad creo que aun no despierto - por alguna extraña razón sentía como si en verdad no se encontrara en sus cinco sentidos, tal vez afectada por los días sin respirar más que el hedor a pollo.

     

    Su mente tardó todo un segundo en recordar lo que pasaba antes de salir de ese lugar y justo antes de que la luz, que tal vez solamente ella veía, invadiera por completo su campo visual sonrió. Por segunda vez en una semana se entregaba a los brazos de la muerte.

     

    "Tal vez es esto lo que me gusta, dejar de sentir" pensó cuando comenzó a experimentar la sensación de dejar toda preocupación o dolor atrás, incluso dejó de sentir las cuerdas al rededor de sus muñecas, porque ni de su propio cuerpo era consciente. Sabía que con aquello moriría, pero también saldría de la prisión, directamente hasta el hospital mágico, más específicamente a las mazmorras donde sus compañeros le devolverían a la vida, una vez más.

  24. De pronto volvió a abrir los ojos, y por un momento todos los días que había estado en esa prisión se le antojaron una pesadilla, de las que al despertar en medio de una lujosa habitación en el extranjero, solo le hacían añorar viejas batallas. Bastaron unos segundos, en los que su vista pareció borrosa, para darse cuenta que no estaba en ninguna habitación propiedad de la familia Malfoy, sino en una celda.

     

    - Vaya, recordaba esto menos feo - dijo una vez se levantó y se puso a caminar por la estrecha celda - ¿Acaso ya no existen las habitaciones VIP para clientes frecuentes? - preguntó en voz alta, sin siquiera esperar una respuesta, después de todo no le interesaba hablar con nadie en ese lugar y mucho menos hacer "amigos".

     

    "Esto realmente es aburrido" pensó Gyvraine, sentándose en el sucio piso, después de todo tendría un largo baño esperándola en la Mansión Malfoy. Se escuchaban ruidos de los guardias yendo y viniendo, incluso hablando entre ellos, pero de nuevo, parecieron tan lejanos que apenas si les puso un poco de atención.

     

    - Muy, sigo sin recordar el por qué estas cosas me gustaban - se quejó, desde el momento de la batalla por la que había sido llevada ese asqueroso lugar se había estado preguntando qué era lo que tanto le emocionaba de eso - Es genial morir, pero no creo que sea esa la razón - se dijo a sí misma, tratando aun de encontrar la respuesta.

  25. Al abrir los ojos no pudo más que sonreír, tenía mucho que no se encontraba en una celda de tan... vistosa prisión, casi había olvidado lo que era cerrar los ojos, dejar de respirar y de un segundo a otro como un simple parpadeo, sentir como el aire entra de nuevo en los pulmones para volver una vez más a la vida. Levantó las manos y se dio cuenta que estaba atada, muy mal atada a decir verdad, pues las tres cuerdas estaban como entrelazadas para solo mantener juntas sus muñecas.

     

    - Genial, ponen comida y agua y te atan de manos - susurró, haciendo caso omiso a voces en el exterior, tanto de guardias como de otros prisioneros - no cabe duda que la orden quiere que potenciemos nuestras habilidades - ironizó, mientras se ponía de pie y recorría con la mirada su alrededor, al parecer no habían cambiado mucho esos agujeros -. Le pondría una dos estrellas a la atención y menos una a la infraestructura - dijo, evaluando la hospitalidad.

     

    Se acercó a la puerta y notó de inmediato que tenía el típico hechizo, por lo menos estaba en lo cierto, nada había cambiado desde hacía mucho. La Malfoy soltó un suspiro y se quedó mirando hacia el pasillo, tratando de escuchar lo más posible a sus captores o incluso a sus compañeros, después de todo no había mucho por hacer y mucho menos atada de manos con tres cuerdas.

     

    - ¿Quedarme callada? ¡Por amor a los dioses del Olimpo! ¿Me quieren privar de la liberta de cantar una hermosa canción versión zombie? - se quejó con la burla impregnada en cada sílaba que salía de entre sus labios -. Ustedes se lo pierden - concluyó, preguntándose a sí misma cuántos de los antiguos fenixianos aun visitaban a los prisioneros, había un par que deseaba escuchar.

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