-Cof, cof, cof, cof. Maldito polvo, siempre me pasa lo mismo cuando ha pasado tanto tiempo.
En una escondida esquina del abandonado lugar, tras la puerta a la oficina privada, llegaba a través de la red flu la dueña de "El Canto de las Sirenas". Fiamma se había alejado del mundo mágico por algunos años, algo no raro en ella. Y a su estilo se había ido sin avisar ni dejar nada arreglado, "ya lidiaré luego con las consecuencias" se engañaba a si misma.
-Bueno, pero este lugar es un desastre, no creí que estuviera tan mal.
Ya le habían advertido sus primas que necesitaba regresar a cuidar el negocio, que las cosas se ponían cada vez mas difíciles, pero la joven hizo oídos sordos y ahora se encontraba con un panorama a primera vista desolador. Fue hasta que sus queridos Elvis y Elton montaron una huelga y se cobraron "a lo chino" que Fiamma tuvo que regresar. Se habían ido y de pasada se tomaron todo lo que encontraron de valor. La Granger estaba convencida que habían sido hechizados de alguna manera, no encontraba otra explicación a la traición de sus empleados.
-Bueno pues, ¡a trabajar! ¡Wormy! ¿Donde estás?- llamó a su fiel elfo que vivía en la mansión Granger en libertad. Una criatura pálida llegó de inmediato sonriendo de oreja a oreja. -Hola viejo amigo, ¿me ayudas a poner orden aquí?
Con un rápido movimiento de varita la bruja abrió cortinas y ventanas para que se ventilara el lugar. Por fuera un letrero: En Remodelación.