Jump to content

Little G.

Magos Expertos
  • Mensajes

    450
  • Ingresó

  • Última visita

Mensajes publicados por Little G.

  1. Es un poco gracioso que venga justo después de Kass xD Yo, a diferencia de ella, vengo a preguntar si es posible reincorporarme a la Black Lestrange como hija de Valkyria (aunque no sé si sigue por acá xD). Sé que me he desaparecido millones de veces, pero me gusta mucho estar en esta familia. Es la primera a la que me uní cuando llegué al foro y tiene cierto valor sentimental para mí. Y por eso estaré feliz si Mía me acepta de nuevo *le hace ojitos coquetos* Prometo ser más activa que en mis años anteriores (?)

     

    Saludos a todos.

    • Me gusta 2
  2. La mirada dorada de la Black Lestrange se paseó por el lugar, tratando de buscar algo con lo cual distraerse. Tenía la sensación de que nunca se adaptaría otra vez a Londres, porque esta había cambiado tanto que ni siquiera se aproximaba al recuerdo que guardaba de ella. Y aquello la molestaba. Desde que era una niña se había acostumbrado a la ausencia de un verdadero hogar, porque su vida con Valkyria había sido tan inconstante como la que ahora ella misma le proporcionaba a Naunet.

     

    Amaba a su madre profundamente, pero tenía que reconocer que la había formado con un concepto muy vago sobre el hogar y los valores familiares en general. No había sido sino hasta los dieciséis años, cuando conoció a Bastian, que había empezado a creer que podía estabilizarse. Sin embargo, nunca fue así. Había abandonado y regresado tantas veces que era difícil contarlas.

     

    Escuchó las pisadas de su hija apenas esta empezó a subir las escaleras. La niña venía corriendo y Little pensó en regañarla hasta que vio la expresión entusiasta dibujada en su rostro, lo cual acabó por robarle una sonrisa amorosa. Lo cierto era que el único hogar que necesitaba estaba junto a su hija.

     

    -Mamá, este tiene dibujos -. Informó la pequeña rubia una vez llegó a su lado, depositando un libro empastado de título bordeado en letras doradas. Naunet se sentó en las piernas de su madre y lo abrió para mostrarle el contenido. -. Es sobre mitología nórdica. -. Añadió apartemente satisfecha por su elección, quizás porque sabía lo mucho que a ella le gustaban las leyendas y los mitos en general.

     

    Antes de que la mayor pudiera decir algo, un elfo se aproximó para atenderlas. Little asintió al verlo reverenciarse, le agradaba la amabilidad y la eficiencia de aquellas criaturas. Naunet, por otra parte, parecía dubitativa porque no sabía que actitud tomar; pocas veces había entrado en contacto con ellas. No obstante, la niña le regaló una sonrisa al notar que este también lo hacía.

     

    -¿Pastel de chocolate? -. Inquirió entonces la joven, dirigiendo sus orbes verdes a los mieles de su progenitora. Aunque parecía pedir una sugerencia, estaba claro lo que quería.

     

    -¿Podría traernos un trozo de pastel de chocolate? Y dos tazas de Earl Grey con leche, por favor. -. Esperaba que su petición no fuera algo extravagante ni difícil de cumplir. Tampoco quería causar molestias.

     

    Off

    No te preocupes xD @@Seba Granger

  3. La Black Lestrange no parecía convencida ante las palabras de su mejor amiga. Tenía los labios fruncidos, estaba realmente molesta; sus orbes mieles pasaban de Hilary a algún punto muerto del salón para evitar decir todo lo que quería decir. Kassandra estaba aún sentada, demasiado impactada como para intervenir en la conversación., y Aime lucía tan escéptica como Little porque nada tenía sentido.

     

    La mención de la supuesta madre logró exasperar a las brujas a tal punto que ambas empezaron a dejarlas sutilezas detrás. Querían a Hilary profundamente y era por eso que ninguna estaba dispuesta a permitir que siguieran maltratándola a causa de su espíritu noble; llevaba junto a aquellas dos el tiempo suficiente, casi una vida, como para reconocer que su amiga era ingenua.

     

    Little suspiró al escuchar las palabras duras, pero amables, de Aime. Su voz estaba llena de sabiduría o por lo menos del sentido común que a Hilary le faltaba con creces. Observó a su amiga, detallando el rostro que le había ofrecido consuelo y afecto en los tiempos más difíciles. Quería ser un apoyo para ella… Y también quería golpearla por su falta de carácter.

     

    -Aime tiene razón. No importa si bajas al mismo infierno, encontrar a una persona es fácil. Especialmente cuando sabes que la persona no tiene un hogar al cual regresar, especialmente cuando es tan vulnerable. -. A pesar de todo, las palabras de Little eran suaves. Aunque estaba disgustada, tenía que reconocer que le preocupaba la situación. Por muy ridícula que fuese. -. Oh, Hilary… Tengo tantas ganas de lanzarte una maldición. -. Acabó por añadir, frustrada.

     

    Decidió que necesitaba un trago por lo que se dirigió a la mesilla donde había depositado el vaso que su ahijada le había entregado. Lo bebió de un solo trago, sin importarle el ardor que descendía por su garganta. Si el licor no le bajaba los humos, nada más podría. No obstante, un sudor frío recorrió el cuerpo de la rubia una vez la palabra “embarazada” surgió en medio de la verborrea de la Gryffindor.

     

    -¿Desde hace cuánto tienes esas sospechas? -. Finalmente lo único que salió de los labios de la Black Lestrange fue aquello, mientras se sentaba tratando de procesar todo lo que Hilary había soltado de golpe. Pasó sus manos por el cabello dorado, agitándolo con ligereza, al tiempo que suspiraba de forma melancólica. -. Dime algo, Hilary… ¿Qué es lo que planeas hacer? ¿Has pensado en algo específico a parte de seguir trasladándote de un sitio a otro? Pienso que es momento que fijes una ruta. Por tu bien y el de tus hijos.

    • Me gusta 1
  4. Little podía sentir las manos temblorosas de Hilary entre las propias, lo cual le rompía el corazón. Aunque mantenía una expresión estoica, sus ojos mieles brillaban a causa de la preocupación. Podían decir cualquier cosa, pero aunque sus ademanes eran cada vez más parecido a los de sus padres... en el fondo seguía siendo la misma joven capaz de dar la vida por los suyos. Y Hilary indudablemente lo era, las unía un vínculo superior al de la sangre.

     

    La mirada de Georgina se topó con la de Kassandra. Llevaba en manos una especie de amuleto, una mano negruzca de mal aspecto que provocó una mueca en la Black Lestrange. Odiaba aquel tipo de magia porque no la conocía, era algo oscuro y poco confiable. Aime se adelantó antes de que el objeto se convirtiera en la mejor opción, probablemente pensaba lo mismo: había primero que poner las cartas sobre la mesa. Actuar sin pensar en las consecuencias...

     

    -Creo que Aime tiene razón -. Como aún estaba disgustada por la broma, aquellas palabras me quemaron la garganta como el ácido. Sin embargo, una ligera sonrisa se dibujó en sus labios: amable, dispuesta a dejar de lado sus emociones. -. Además, ¿qué tipo de brujas crees que somos? Pase lo que pase, si estamos unidas nada malo sucederá.

     

    Bastian probablemente se habría carcajeado si la hubiese escuchado. En su familia las palabras tiernas no eran comunes. No obstante, sólo bastaron unos segundo para que dejara de pensar en sus progenitores porque lo que escuchó la regresó a la realidad de golpe.

     

    Las siguientes palabras de Hilary la dejaron estupefacta. Seguía teniendo los dedos de su mejor amiga apretujados entre las palmas de las manos y tuvo que contenerse para no causarle daño; se sentía molesta, incluso más de lo que había estado instantes atrás. Oyó el chiste de Aime, que trataba de aligerar la tensión. No pudo evitar bufar. Observó con los labios fruncidos a la Gryffindor, mordiéndose la lengua para evitar soltar improperios y maldiciones.

     

    -No voy a juzgarte por amar a alguien, Hilary. Tampoco por desear confiar en alguien o querer un poco de entretenimiento nocturno... -. Little tuvo cuidado con la elección de palabras. Tampoco deseaba ser cruel. -. Pero tengo que preguntarte, ¿en que estabas pensando? ¿No tienes sentido común?

     

    La Black Lestrange se levantó del suelo, alejándose unos cuantos pasos y ubicándose detrás de Aime. Esperaba que la bruja sirviera de escudo porque tenía ganas de arremeter contra Hilary por su falta de buen juicio. La prioridad de una mujer siempre estaba con su propia seguridad; y en el caso de su amiga, tenía un bebé que proteger. Nada justificaba su error y, aunque estaba dispuesta a ayudarla, quería que se diera cuenta de la estupidez que había cometido. Porque temía por ella. Porque sabía lo que era ser engañada, amenazada y abandonada.

     

    La situación era tensa y si ella había complicado más las cosas... Cruzada de brazos, Georgina fijó fieramente su mirada dorada en la Gryffindor. Aguardaba que continuara el relato de su historia, esta vez desde la distancia y ganas de asesinar al mago que le había causado tanto dolor y angustia a la castaña.

  5. El bullicio de la calle era estruendoso y el calor resultaba sofocante. Little Georgina no entendía como se había dejado convencer por Naunet, quien la arrastraba por el Callejón dispuesta a encontrar un local de su agrado, para abandonar la comodidad del hotel donde se estaban hospedando. Desde que habían regresado a Londres la niña había estado eufórica e inquiera, quería que su madre la sacara a cualquier parte sin un motivo concreto.

     

    La rubia presentía que se debía al hecho de que su hija jamás había estado tanto tiempo en un solo lugar y sentía deseos de conocer el mundo donde su progenitora había crecido. No tenían un hogar fijo, Little siempre había estado viajando con la pequeña a cuestas y aquello seguramente le había afectado. Se abstuvo de suspirar cuando los ojos verdes de la niña se fijaron en ella, emocionados. Estaban frente un local fabricado con piedra, de grandes ventanas: una librería.

     

    -¿Quieres entrar? -. Preguntó con una leve sonrisa, enternecida. Naunet asintió sin soltarle la mano, esperando que fuera ella, la adulta, quien entrara primero. La Black Lestrange obedeció la orden silenciosa, empujando la puerta principal para acceder al local.

     

    Era un espacio amplio y las paredes estaban forradas con libros de diversos tamaños y colores. Tenía que admitir que era impresionante. Se percibía el olor de los aperitivos que los elfos servían a algunos clientes por todo el lugar, el ambiente era cálido y re confortable. La joven hija de Valkyria y Bastian dirigió su mirada hacia el segundo piso, que podía contemplar desde la planta baja. Lo mejor sería buscar un asiento.

     

    -Naunet, ¿por qué no buscar algún libro que te guste? -. La pequeña rubia frunció el ceño, dudosa si soltarle la mano a su madre. Little le dio un apretón cariñoso para animarla. -. Yo te esperaré arriba. Podemos leerlo juntas. -. La idea pareció convencerla. Más segura de sí, Naunet se aproximó hacia la sección infantil.

     

    El segundo piso era igual de espacioso y luminoso, había varios sillones colocados diestramente para asentar a los clientes. La rubia jugueteó con su cabello unos instantes, rizando las puntas, mientras buscaba algún punto particular; lo cierto era que no reconocía a ninguna de las personas que allí se encontraban y aquello la hizo sentir un poco incómoda. Había vuelto a Londres y este parecía ser una realidad desconocida.

     

    Optó por sentarse en uno de los sillones centrales, cerca de la escalera. La falda de su vestido floreado se agitó con ligereza y el tacón de sus sandalias resonó contra el piso una vez empezó a caminar en aquella dirección. Cruzó las piernas tras haberse sentado y paseó sus orbes mieles por la estancia. No recordaba la última vez que había estado sola en algún sitio, estaba acostumbrada a tener compañía. Solo quedaba esperar que su hija regresara o que alguien se acercara para atenderla.

  6. La voz de Valkyria hizo que Little se tensara. Ambas brujas se miraron fijamente a los ojos, cuyo color era el rasgo más parecido que compartían. Podía darse cuenta que la mujer, vestida de negro y adornada con finas joyas, la analizaba buscando intimidarla; quería que se sintiera culpable por abandonarla. En la expresión fría de la bruja había un rastro de disgusto inconfundible. Pero así como Valkyria era especialista ocultando emociones, Little había heredado la capacidad para leerlas con facilidad. Quizás por ello, habiendo detectado un rastro de amor en la mirada de su progenitora, Little sonrió entre divertida y aliviada.

     

    -Yo siempre tengo a mi familia presente, especialmente a mi adorada madre. -. La ojimiel alzó su mano para mostrar un anillo que la Haughton reconocería, pues ella misma se lo había obsequiado el día de su graduación. Combinaba con el atuendo que había escogido para la ocasión y contrarrestaba con el color del vestido de Naunet.

     

    La niña, cuya costumbre era rechazar a los extraños, dudó unos instantes antes de aproximarse lentamente a su abuela. Como llevaba años sin verla, no lograba conectar la imagen vaga que tenía de ella con aquella mujer hermosa, joven e imponente. Little observó el debate interno de su pequeña hija sin intervenir, creyendo que lo mejor era dejar actuar por cuenta propia; Naunet no siempre contaría con la opción de esconderse tras sus piernas.

     

    Lo cierto era que ninguna quería ser rechazada. La hija de Bastian y Valkyria volvió a clavar su mirada en la castaña, esperando alguna reacción adicional. Deseaba acercarse y abrazarla, justo como la rubia estaba haciendo en ese preciso momento; Naunet enredó nerviosamente sus brazos alrededor de las caderas de la bruja dispuesta a ser tomada en cuenta.

     

    -Abuela. -. El saludo era formal, pero la voz infantil se quebró por un segundo a causa del pánico. Lo suyo no era el contacto con otras personas, no estaba acostumbrada. Little evitó reír para no destruir la confianza de la niña y, en cambio, se acercó también para unirse al abrazo.

     

    Probablemente Valkyria no se esperaba semejante muestra de cariño y la joven no estaba segura si lo consideraría apropiado, pues estaban dando un espectáculo en la mitad del recibidor. Sin embargo, lo único que deseaba era quedarse por siempre junto a la mujer que le había dado la vida. ¿Cómo había sido capaz de marcharse y no haber escrito ni una sola carta? Se arrepentía. Y esperaba que su progenitora se apiadara (xD) por esto.

     

    -Oh, mamá. -. La castaña suspiró, sintiéndose segura entre los brazos de la Haughton. Su presencia era el único hogar que anhelaba. -. Te he extraño muchísimo.

     

    @ (?)

     

    • Me gusta 1
  7. Las tres brujas se encontraban ubicadas en la salita de estar ofrecida por Kassandra. Little tenía bailando entre sus manos un vaso lleno de Whisky de Fuego mientras esperaba pacientemente a que Hilary se animara a hablar; ella más que nadie sabía lo difícil que era comunicar noticias importantes. Aun recordaba el miedo que había sentido cuando su embarazo se volvió un conflicto en la mansión Rowle. Y aunque sus cavilaciones parecían no tener freno, la inesperada llamarada que encendió el borde de su túnica púrpura logró detenerlas.

    -¿Pero qué…? -. La exclamación fue ahogada por un leve gemido de dolor. El fuego había destruido la tela y había entrado en contacto con sus tobillos, apenas recubiertos por un par de sandalias de tacón. Los orbes mieles de la Black Lestrange se dirigieron huraños hacia Aime, quien había hecho una entrada magistral. -. Oh, por amor a Morgana.

    Tuvo que morderse la lengua y el pensamiento “Es solo un elfo” ni siquiera fue articulado. Los años la habían hecho más grosera y tenía que reconocerlo, pero no iba a dejar que su mal carácter tropezara con sus mejores amigas. En el fondo no le importaba el tema de las criaturas mágicas; Little detestaba la ineficiencia del servicio, era una persona exigente cuando se trataba de cosas como aquellas.

    -Mejor sírvele infusión de guardirraíz -. Murmuró la hija de Bastian y Valkyria al escuchar su petición. Tenía unas ganas tremendas de darle un par de píldoras ácidas a la bruja o hacerle tragar diablillos de pimienta. No obstante, podía ver que Hilary se encontraba demasiado nerviosa como para distraerse en aquel tonteo por lo que se abstuvo de responder el regaño.

    La historia de la Gryffindor comenzó atropelladamente y las lágrimas no tardaron en fluir. La expresión de Little se transformó en una de preocupación y lástima; Apros era su ahijado, le había visto nacer y pensar que podía estar en peligro resultaba aterrador. No sabía ni siquiera que decir.

    -¿Por qué esperaste tanto tiempo para contarnos? -. Inquirió la rubia, depositando el vaso sobre una de las mesas y agachándose a los pies de su amiga para sujetarle las manos con afecto. Sintió el ardor de las recientes quemaduras, pero no le dio mayor importante. Lo principal era velar por Hilary. No quería verla llorar, no quería verla asustada. -. Hilary, debes tranquilizarte… ¿Acaso alguno ha tratado de acercarse de nuevo a ti y al niño? -. Lo cierto es que necesitaban más información si querían ayudar.

    • Me gusta 2
  8. El cielo era de un azul claro y no se vislumbraban nubes próximas. Los rayos del sol caían sin piedad sobre el bosque que abría paso al hogar de los Haughton, ubicada sobre la cima de una colina, a través de un camino empedrado. Se escuchaba el rumor del algua corriendo, pero parecía ajena y distante al paisaje que los ojos de Little Georgina contemplaba. Aun le quedaba un pequeño trecho antes de llegar a la puerta principal, mas sus pies se detuvieron sin que esta se percatara de ello. Estaba nerviosa pese a que su rostro mantenía una expresión estoica.

     

    -Mamá -. La vocecita de una pequeña niña la sacó de la ensoñación. Sus orbes mieles se clavaron en un par de gemas verde pálido que la veían con exasperación. Aunque no había agregado nada más era evidente que le disgustaba la espera a la que estaba siendo sometida. -. Dijiste que no faltaba demasiado…

     

    La joven madre no le respondió. Estaba algo abrumada por la idea de reencontrarse con su madre otra vez y no podía evitarlo. Llevaba años sin verla y no estaba segura de que sería bien recibida. Little tenía la costumbre de desaparecer continuamente sin dar explicaciones, un mal hábito que parecía haber heredado de sus propios padres. Valkyria y Bastian. El solo hecho de pensar en ellos hacía que se le erizaran los vellos del cuerpo. No estaba segura si se debía al miedo que tenía de ser rechazada, pues algo similar había sentido años atrás cuando había conocido a su padre.

     

    Naunet suspiró con hastío y decidió que no esperaría por su madre. Tomando la iniciativa, poco propia de una niña de siete años, haló a la Black Lestrange camino hacia la casa. Tenía muchas ganas de ver a su abuela. Se había puesto su vestido más bonito para causarle una buena impresión, tratando de acoplarse al aspecto majestuoso de su propia progenitora y a la vaga imagen de Valkyria que guardaba en la memoria.

     

    La primogénita de Bastian sonrió levemente en dirección a la rubia, divertida por su actitud. Naunet estaba nerviosa, pero parecía tener más autocontrol que ella misma. Trató de convencerse que se debía principalmente a que probablemente su madre no la reconocería, pues hacía unos meses había transformado su cabellera rizada y oscura en una cortina de pelo lacio cuyo color se asemejaba al oro fundido. Su piel se había llenado de pecas inexplicables y tenía la piel más oscura.

     

    Una vez se encontraron frente a la entrada, la audacia de la niña amainó considerablemente. No se atrevía a tocar. Little, en cambio, si lo hizo. Bastaron dos toques para que la madera cediera, dejando entrever a un elfo muy anciano que parecía dispuesto a atenderlas inmediatamente.

     

     

    -Soy Little Georgina Black Lestrange, estoy buscando a Valkyria. -. Su voz se mantuvo firme y melodiosa mientras sus ojos miel miraban fijamente a la criatura -. Dile que su hija mayor está en casa.

    • Me gusta 1
  9. Sus palabras fueron mal recibidas por su prima, pero Little no parecía arrepentirse. Hilary y Kassandra la conocían lo suficiente para saber que era exigente y arisca por lo que no hizo ademán de disculpa mientras el elfo las guiaba hacia la Oficina de la Weasley. Los orbes mieles de la Rowle no se detuvieron en la decoración sino en la mirada amable de su acompañante. Se veía tan fresca y dulce como siempre, el tiempo no había hecho mella en ella.

     

    -El viaje... Supongo que estuvo bien, pude reflexionar un poco. - contestó con una breve sonrisa dibujada en los labios carmín. La voz le salía como una melodía taciturna, pero el brillo de sus ojos parecía desvelar que estaba jugándole una broma a la Gryffindor. - Creo que tú aprovechaste más el tiempo, ¿me equivoco?

     

    Hilary les había escrito por una razón y ambas, Kass y Little, lo sabían. Como habían mantenido el contacto de forma esporádica, era obvio que no se habrían citado si no se tratara de un tema urgente. Hilary era transparente y sincera por lo cual Little se preguntaba si algo malo había sucedido. Antes de poder decir algo, se encontraban con Kassandra.

     

    -Oh, cariño. Te ves divina. - alegó como respuesta la Rowle, sonriendo abiertamente una vez sus ojos establecieron contacto con los de su ahijada. - La verdad es que si estoy un poco cansada, pero no es algo que un buen vaso de whisky no arregle. - dijo, restándole importancia al asunto. Le habría gustado añadir que su exasperación se debía más al elfo que las había atendido, pero no quiso tensar el ambiente.

     

    Kassandra se veía algo nerviosa, más Hilary parecía preocupada. La palidez de las dos mujeres era anormal. Little tomó asiento en una de las butacas y observó a su mejor amiga, dándole a entender que podía hablar. Ella siempre estaría para escucharla cuando lo necesitara.

    • Me gusta 3
  10. Apareció en medio de un callejón deshabitado, lleno de basura y desechos. Su mirada color miel se paseó por los ladrillos grisáceos y el suelo lleno de brechas. Lo cierto era que no había pensado mucho antes de aparecerse y no entendía cómo había acabado en aquel lugar tan lamentable. Frunciendo los labios, Little se ajustó la capa púrpura que cubría su vestido de encaje negro antes de unirse a los transeúntes que recorrían la calle principal.

     

    Tenía el cabello rubio brillante y los labios pintados con rojo carmín. Los rizos anteriormente abundantes ahora eran hebras que caían limpiamente hasta el final de su espalda y la piel dorada se había recubierto con pecas inexplicables. Little no parecía ser Little. Sin embargo, su nueva apariencia no escondía una explicación trascendental. Solo había cambiado, así como Ottery y los alrededores habían dejado de ser lo que eran.

     

    Mientras atravesaba los nuevos locales se preguntó qué habría sido de su familia, pues hacía mucho que les había pedido la pista. Dorothy se había ocupado de su hija y Kelian había dejado de enviarle cartas hacía demasiados tiempo. Se recriminó a sabiendas de que había sido descuidada.

     

    -Supongo que iremos poco a poco – murmuró para sí misma una vez se encontró frente la puerta del Refugio Mágico. - ¿Hilary? - La Rowle tuvo que detenerse un instante al percatarse de que su mejor amiga estaba en la entrada, esperando ser atendida. Se situó a su lado y la observó.

     

    Hilary estaba vestida para una tarde de verano, con un vestido ligero que acentuaba su silueta de manera majestuosa. Se veía tan hermosa como siempre. Cada vez que la veía, Little recordaba vívidamente el pasado. Hilary era sinónimo de la Academia y lograba ponerla contenta. No obstante, el tiempo la había vuelto fría y orgullosa por lo cual su gesto no varió a excepción de una mínima sonrisa. Primero quería encargarse de aquella criatura que continuaba mirándolas con asombro y duda.

     

    -¿No has escuchado? Tu ama nos espera adentro, ¿cómo es posible que te quedes ahí parado sin invitarnos a entrar? -. Haciendo gala de los modales que Bastian y Valkyria le habían inculcado, le dirigió una mirada altiva al elfo que había abierto como si cuestionara su eficiencia. El elfo ahora parecía aterrado, pero la expresión solo exasperó más a la bruja -. Por amor a Morgana... ¡Ve a decirle a mi ahijada que estamos aquí o de lo contrario te enseñaré modales!

    • Me gusta 2
  11. La verdad no me causa mucha emoción venir a este tópic, porque los motivos que me traen no son aleres. Estos meses no he dado la talla en el local, y la verdad he estado tan ajena al foro que no creo poder estar pendiente de rolear mensualmente en los sitios a los cuales me afilié. Por esta razón, debo pedir que se me elimine de la lista de privilegiados.

     

    Espero que tengan mucha suerte en el negocio, realmente me da pena con ustedes porque siempre se han comportando excelente conmigo. Les deseo lo mejor a ambos. Prometo que pasaré a visitarlos ^^

  12. La joven Rowle asintió ante la respuesta de la directora del departamento, dejándola marchar en busca de los papeles necesarios. De soslayo observó la alegría de la pareja y no pudo evitar sonreír aunque no se atrevió a comentar nada. Lo que menos quería era interrumpir el momento que ambos compartían. Sus orbes mieles se posaron en el papel que Reena le tendía, saliendo de la ensoñación que la había envuelto repentinamente. Los vocablos de su antigua jefa le provocaron cierto malestar, pero mantuvo una sonrisa amable dibujada en los labios; no tenía ganas de pensar en el padre de su hija.

     

    Tomó la pluma y se dispuso a garabatear meticulosamente los datos sobre el formulario, escuchando el rasgueo que producía. A su lado, Perseus y Ethiane hacían lo propio mientras intercambiaban suaves ademanes amorosos. Se preguntó entonces si no estaría cometiendo un error al asistir al registro sin la compañía de William, negándose casi al instante. No podía seguir estancada en aquel punto, porque cada error contaba en la vida de Naunet; ella merecía mucho más. Finalmente apartó los objetos, entregándoselos a la Vladimir tras oírla. Negó, indicándole que todo estaba en orden.

     

    Formulario de nacimiento

     

    Padre y madre biológicos

    Padre biológico desaparecido // Little Georgina Rowle Black Lestrange

     

    Nombre del hijo

    Naunet Aeryn Rowle

     

    Familia a la que pertenecerá

    Familia Rowle

     

    Fecha de nacimiento

    21 de julio del 2012

     

    Raza

    Humana

     

    Notó que sus manos temblaban, por lo que las entrelazó sobre la tela verde agua de su vestido, esperando que todo estuviera en perfecto estado. Deseaba marcharse. No obstante, la castaña desvió su atención hacia la figura de la Slytherin. Tras unos segundos de incertidumbre, se situó junto al reciente matrimonio. Volvió a sonreír con familiaridad. No sabía si el Myrddin la recordaba, pero no estaba demás saludarlo con cortesía; por esta razón, extendió la mano en dirección del esposo de la lincan.

     

    -Es un placer verte de nuevo, Perseus. Soy Little, la hermana de Ethiane… No sé si me recuerdas -. Saludó con voz apacible. Todavía sentía un nudo en el estómago, mas este no mermó en la expresión que formaban sus facciones. Era una de las tantas cosas que Valkyria le había enseñado: Nunca había que demostrar más de la cuenta -. Sé que va a sonar poco adecuado, pero me preguntaba si al salir podrías prestarme a tu flamante esposa. Hace mucho que no charlamos, quisiera robártela un par de horas.

     

    Ojalá el joven no se lo tomara de mala manera, pero era cierto. Tita y ella no se habían visto desde el nacimiento de Naunet, hacía más de un año. Estaba segura que tendrían muchas cosas que contarse y sobretodo ansiaba poder concretar una cita donde sus dos hijos tuvieran oportunidad de conocerse. Después de todo, eran familia. Ambas brujas, dignas herederas de Valkyria Black Lestrange, pertenecían al linaje de Jocker y nadie podría romper el vínculo de sangre que las unía. Solo restaba esperar la respuesta de Reena, quien todavía revisaba el registro, y del mago.

  13. La primogénita de Bastian y Valkyria clavó sus orbes mieles en la figura esbelta de una mujer a la que anteriormente no había notado y que era acompañada por su marido. De no haber sido por la intervención de Reena, jamás se hubiera percatado de quien se trataba, pues no habría tenido oportunidad de escuchar la voz familiar de su hermana menor. Se sintió descolocada un par de segundos, sintiéndose terrible por no haberla notado mientras se levantaba de aquel sillón donde anteriormente reposaba. Ethiane si parecía haber dado señales de verla.

     

    De alguna forma se le antojaba diferente la apariencia de la hija de Radamantys. Tal vez porque la maternidad le había dado un aura maduro y porque el matrimonio le había regalado la paz que necesitaba para alejarse de las penurias que durante varios meses la atormentaron. Se alegró de saberla en buen estado, pensando que tal vez podrían salir a tomar el té luego de realizar todos los trámites. Interiormente se prometió enviarle correspondencia más a menudo para concretar una reunión. Aún deseaba que la melliza conociera a su hija.

     

    Con una ligera sonrisa hacia la lincan, Little se aproximó hacia la directora del recinto para poder comunicarse con ella. La Sra. Higgins continuaba ateniendo el papeleo de los dos futuros novios, aliviada de no tener que lidiar con más clientes. Nunca había sido la persona más paciente del mundo y se agobiaba con facilidad si le tocaba encargarse de otras cosas aparte de la recepción. La castaña se situó junto a la pareja de recién casados con cierta familiaridad, esperando no incomodarlos; Les guiñó el ojo con picardía antes de emitir una cordial expresión en dirección a su antigua jefa.

     

    -Casualmente vengo por las mismas razones, pero en vista de que los señores Myrddin han llegado antes no quisiera causar molestias. Puedo esperar a que tenga tiempo, señorita Vladimir -. Comentó con gracia. Era lo menos que podía hacer para recompensarle a la ojisverdes su falta de atención. Hacía muchísimo tiempo que no se veían y que su encuentro fuera tan frío no le había sentado bien. Sin saber qué más agregar, desvió su atención a Ethiane en busca de su aprobación para volver a sentarse en la sala de espera.

     

    Aunque había estado de muy mal humor, no podía permitirse un comportamiento que redujera su educación y modales. Colocó una de sus hebras castañas destrás de la oreja, para seguidamente entrelazar los dedos de sus doradas manos, asiendo la cartera cobre que llevaba en ellas. Con algo de suerte el trámite no se prolongaría y todos podrían salir del lugar con tranquilidad para ocuparse de otros asuntos. Por su parte, todavía le quedaba un par de visitas a ciertos departamentos del Ministerio antes de regresar a su hogar.

  14. Las delicadas manos de la Rowle acariciaron la piedra agrietada que componía las paredes de aquel siniestro lugar donde solo se aspiraba miseria, desolación y crueldad. Se mantuvo así unos instantes, sintiendo la aspereza de la textura e intentando adaptarse a ella con inusitado silencio. Hacía escasos minutos se había aparecido en Numengard en busca de paz, aunque el aura oscura que se alzaba a su alrededor no era la más apropiada para cobijarla con consuelo. Sus orbes mieles solo denotaban inexpresividad y tras el antifaz plateado parecían hechos en acrílico.

     

    Inició un andar pausado, admirando los cuerpos inertes de los fenixianos encarcelados con desinterés. Sabía que tarde o temprano el aire se cubriría en ecos de agonía y dolor, el mayor entretenimiento de los seguidores de Voldemort. Pensar en el Señor Oscuro le hizo cuestionarse sobre su prolongada ausencia de Londres, en los confines de tierras lejanas donde buscaba alejarse de cualquier problema. Ahora que estaba en casa su labor era retribuirles la falta de compromiso a sus superiores haciendo el trabajo que le habían asignado.

     

    -Parece que no soy la única que viene a meditar en este sitio -. Pronunció en un murmullo melodioso, fijando su atención en la silueta esbelta de Lyra cruzar el pasillo delantero, pero prefirió dejarla sola. No parecía tener ganas de que alguien la agobiara con palabras y ella más que nadie comprendía aquello. Continuó su camino a través de la edificación, semejante a un laberinto de torres y pasadizos, sin rumbo fijo.

     

    Su vestido de encaje negro y falda vaporosa, que dejaba al descubierto gran cantidad de piel, permitía que su cuerpo se delineara con suavidad y le daba un aspecto enigmático. En su antebrazo un brillo esmeralda se erguia orgulloso sobre la piel dorada, mostrándose malicioso. Dentro de los muros del terreno aquel símbolo no estaba prohibido y los miembros de la Marca solían dejarlo al descubierto; dentro de los muros, la identidad no importaba demasiado porque el pacto de fidelidad hacia los suyos los protegía.

     

    Las sombras se mantenían paseando de un lado a otro, pero no perturbó su pasibilidad. Finalmente acabó frente a un barandal aunque desconocía el punto exacto de su ubicación. Se apoyó sobre él, inclinando su cuerpo hacia el vacío y disfrutando la sensación del aire helado acariciar su rostro y sus hebras castañas al tiempo que comenzaba a tararear una canción en francés.

  15. El taconeo insistente de sus pasos logró irritarla, pero no por ello detuvo el andar rápido que mantenía mientras se aproximaba a los ascensores ubicados en el Atrio del Ministerio de Magia. Dentro se topó con un hombrecillo de aspecto nervioso y una bruja de labios severos que dictaba algún memorándum a la vuela pluma color marfil que la acompañaba; El espacio reducido, sumado con el calor sofocante de los inicios de abril, lograba colmarle la paciencia. Estaba de un humor terrible y cualquiera que admirara su rostro, empolvado y delineado en rímel, podría saberlo.

     

    Little Rowle le dirigió una mirada de soslayo al anciano que se encontraba frente a los botones del elevador y tratando de moderar su expresión le pidió cortésmente que marcara el piso de Servicios Administrativos del Wizengamot, el lugar de su destino. A pesar de que le daba algo de vergüenza presentarse ante Reena, esta vez como visitante, sabía que debía arreglar una serie de papeles importantes para poder continuar con su apacible vida en Ottery. Pensar en que después le tocaría visitar el Departamento de Cooperación Mágica Internacional hizo que suspirara.

     

    El aparato comenzó a moverse, transportándose a través de las plantas del recinto mágico para llevar a los magos y brujas a sus respectivos destinos con tortuosa lentitud. La morena decidió apoyarse sobre la pared del fondo al tiempo que jugaba con sus largas hebras castañas y paseaba de manera distraída su mirada ambarina por el espacio. En el fondo se decía que su objetivo era tranquilizarse, porque no quería pagar la amargura con los empleados del SAW cuando ninguno tenía culpa de su falta de organización.

     

    Una vez el último de sus acompañantes abandonó el ascensor, este se dispuso a avanzar hasta el piso que Little deseaba visitar. Estaba sola y ahora podía relajarse un poco más, aunque de nada le sirvió repetirse que pronto saldría de aquel agite; sus orbes claros se figaron en la Sra. Higgins, la mujer que atendía la recepción, una vez las puertas se abrieron y recordó que primero debía pasar por las preguntas de la squib antes de ser atendida. Sin embargo, solo se atrevió a aproximarse un par de pasos al notar que ella parecía bastante ocupada.

     

    -Buenas tardes -. Saludó la matriarca de los Rowle, haciendo gala de sus modales, hablando expresamente para la recepcionista y los dos hombres que se encontraban frente a ella. Sabiendo que solo lograría irritar a la anciana, optó por caminar grácilmente hasta los sillones, agitando la falda de su traje hecho de encaje color verde agua, para sentarse.

     

    Cruzó las piernas de forma educada para evitar dar un panorama indecoroso y extendió una de sus manos hasta la cartera de sobre que llevaba, abriéndola con suavidad para extraer el guardapelo que había comprado hacía años cuando su hija había nacido. Dentro se encontraba una foto de la pequeña Rowle, una niña de aproximadamente cinco años con ojos verdes y cabello dorado, siendo abrazada por ella misma y un mago apuesto de facciones despreocupadas. Ver el rostro de William Rodes la hizo sentir enferma, pero se obligó a mantener la compostura.

     

    Una vez que los papeles estuvieran listos él no podría hacer nada más y ella podría olvidarse de su existencia; estaba segura que todo aquello era lo mejor para Naunet, que comprendía, a pesar de su corta edad, las acciones de su madre. Se mordió el labio inferior, cerrando la joya y colocándosela alrededor del cuello. Seguidamente, dejó que sus perlas color miel se posaran en los dos visitantes, aguardando que ambos terminaran de hablar con la Sra. Higgins. Seguramente le tocaría esperar un par de minutos.

  16. Holaaa. Vengo otra vez, a jorobar. Vine a dejar mi inscripción para dos tutorías, que realizaré mientras espero que mi clase con Alyssa tenga el número de alumnos necesario para que se abra. También quería comentar que aunque mi nombre sale en la lista de alumnos que cursan la tutoría de duelo con Zack, en el tópic de la clase no estoy... Por esa razón, y porque la verdad está muy avanzada, quería pedir para esperar a la próxima clase (si es posible). Y... bueno, nada xD Dejo los formularios.

     

    ¡Saludos!

     

    •Nick

    Little G.

    •Rango

    Base

    •Tutoría a tomar

    Perfil

    •Link de Referencia

    Los tres últimos roles que hice.

    http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=99189&view=findpost&p=4436901

    http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=88539&view=findpost&p=4436737

    http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=99820&view=findpost&p=4436650

    •En caso de querer tomar tutorías de perfil mortífago, ¿Por qué crees que las necesitas?

    La verdad es que mi personaje no es tan mortífaga como me gustaría xD Aparte, creo que eso puede ayudarme a pulir la ficha como corresponde. Quiero comenzar a participar activamente en la Marca y me parece que sería bueno dar inicio tomando una tutoría.

     

     

    •Nick

    Little G.

    •Rango

    Base

    •Tutoría a tomar

    Duelo

    •Link de Referencia

    Mi nivel en duelos es nulo, por eso preferiría una clase para principiantes. No posee ningún duelo reciente.

  17. Antes no había pasado, porque vi el post de Lisa dedicado a los mejores del escuadrón y me dio penita pasarme. Creí que debía dejar que los otros postearan. Bueno, escribo aquí para pedir mi ingreso al Ejército de Sombras, porque quiero unirme a algún escuadrón y este me pareció entretenido. También productivo, puedo serle útil a la Marca como nunca antes lo he sido xD Además, están Zack y Lisa y a ambos los adoro *0*

     

    Espero poder adaptarme pronto al estilo de trabajo y no generarle problemas a nadie por aquí. Daré lo mejor de mi. Estoy a la disposición de cualquiera ^^ Y... Ya no sé que más decir xDD Ojalá pueda caerles bien (?)

     

    Saludos y besitos :blush:

     

    *Deja galletas*

  18. Moni, hola *O* Anteriormente había venido a inscribirme, pero por motivos personales no tuve tiempo de asistir a las clases que me correspondían. Incluso pedí ausencia. Ahora que ando de vacaciones tengo tiempo de reintegrarme poco a poco al foro, por lo que quería saber qué pasará con mi tutoría de rol. Según lo que leí en el primer post me toca con Alyssa, pero falta gente xD ¿Deberé esperar, cierto?

     

    Lamento las molestias. No sé ni siquiera si debo postear aquí (?) Saludos :c

  19. Hola, Mónica *O*

     

    Me paso porque decidí inscribirme a las tutorías, aunque tuve un par de complicaciones con la ficha, porque no entiendo lo del link de referencia (puse lo que mejor me pareció). Creo que hay cositas que debo pulir, sobretodo en los duelos. También quisiera preguntar si se pueden tomar dos tutorías a la vez o hay que ir de una en una. De igual forma, dejo la ficha con las dos tutorías que quiero cursar (de preferencia, desde lo más básico).

     

    Saludos.

     

    Nick: Little G.

    Rango: Base

    Tutoria a tomar: Roles y duelos.

    Link de Referencia Roles ~ Duelos

  20. Una vez el señor Medina se marchó, Little suspiró con alivio y apoyó el mentó en una de sus manos, reposando un rato de sus labores. Cornelius había regresado para atender a una joven que reconoció como Andrómeda, mientras Reena se retiraba a su hogar debido a que su turno había finalizado. La oficina se sumía, poco a poco, en un tranquilo y pacífico silencio que solo era interrumpido por el rumor de las voces de su colega y la visitante.

     

    Sabiendo que lo mejor sería marcharse, la Rowle cogió su bolso y se dispuso a levantarse, pero un papel sobre el escritorio llamó su atención. Se trataba de los formularios que se utilizaban en el departamento, aquellos que se le entregaban a los visitantes para archivar los trámites. Con curiosidad, la matriarca depositó la cartera en el suelo y tomó delicadamente los pergaminos, leyéndolos con atención.

     

    -Supongo que podría familiarizarme un poco con mi área de trabajo… - musitó para si misma al tiempo que se levantaba del escritorio, el cual le pertenecía a Jank, y se encaminaba a uno vacío: el suyo. Aún no lo había acondicionado apropiadamente, por lo que las siguientes horas se dedicó a hacerlo.

     

    Pronto el pequeño lugar que le correspondía se encontró repleto de carpetas, plumas y papeles nuevos que utilizaría para trabajar, así como un portarretrato de cuatro paneles donde relucían fotos mágicas de su familia y sus amigas. La Rowle continuó revisando los formularios, tratando de memorizarlos para no complicarse la próxima vez que tuviera que atender a alguien.

     

    Las horas continuaron pasando mientras la joven se iba adaptando al puesto y se encargaba de archivar los papeles pendientes. La mayoría se encontraba desordenados y nada más le molestaba que ver aquel revuelto de pergaminos sin sentido. Se mantuvo allí, decidida a no marcharse aun cuando su turno había finiquitado hacía bastante. Magnus también se quedó trabajando, como si ambos quisieran recuperar el tiempo perdido.

     

    Pasadas varias horas, la castaña se dio cuenta de que otros dos visitantes ingresaban en la sala de espera, buscando ser atendidos. Reena retornó al cabo de unos minutos, dando inicio a una nueva jornada y se encargó de atender de uno de ellos, un mago que reconoció instintivamente gracias a Dorothy, quien constantemente le hablaba sobre Only. Fijando sus orbes mieles sobre la bruja, que se veía algo nerviosa, Little se levantó para aproximarse a ella.

     

    -Buenos días, soy Little Georgiana Rowle, una de las trabajadoras del SAW – Saludó con propiedad, dirigiéndose directamente a Isabelle Ryddleturn - ¿En qué puedo ayudarla?

  21. Los hechizos continuaban volando por todo el lugar, ocasionando un caos tremendo. Sorpresivamente, Mía fue elevada por los aires, como si los fenixianos estuviesen dispuestos a evitar que ella saliera de la cárcel. Little frunció los labios y apuntó con su varita de endrino la figura de su compañera – Liberacorpus – pronunció, eliminando el efecto del encantamiento. Ahora solo quedaba marcharse lo más pronto posible y contaba con Mía para salir de allí. Los animales que las rodeaban las protegerían.

  22. Una inesperada ceguera se apoderó de ella, incapacitándola. Aunque tan pronto como había venido, se fue. Sus orbes aguamarinas se fijaron en Blackie, quien la había ayudado. Le sonrió agradecida, sin despegarse del lado de Mía. – Morphos – esta vez su varita apuntó a una de las rocas ubicada al fondo del lugar, transformándola en un lobo grisáceo que se interpuso entre su cuerpo y cualquier ataque. – Morphos – apuntó a otra roca, convirtiéndola en un oso pardo feroz que se ocupó de protegerla también.

  23. En vista de que Mía empezaba a colaborar para eliminarse de sus ataduras, Little decidió que debía contribuir. Faltaba poco para poder sacarla, pero el ruido de afuera comenzaba a crisparle los nervios. Los rayos volaban en todas direcciones, destrozando el lugar y la confrontación se tornaba cada vez más confusa. Al menos Mía se había encargado elevar defensas para ambas.

     

    Antes de poder hacer algo, una nuevas cuerdas se encargaron de apresar a Mía nuevamente. Con fastidio, la pelirroja apuntó a las cuerdas, viendo como su compañera caía al piso por efecto de otro hechizo.

     

    -Evanesco – su voz salió clara, nuevamente como un canto. Mía estaba libre nuevamente, aunque en el suelo - Finite - de esa forma, el hechizo perdería su efecto y la rubia podría incorporarse para que ambas salieran.

  24. Mía pareció comprender lo que Little le decía a través de sus ojos. Afuera, el caos comenzaba a desatarse. Los fenixianos aparecían dispuestos a defender la cárcel y los mortífagos se disponían a darles lucha. Los hechizos empezaban a volar por todos lados. Había que actuar rápidamente. Con prontitud, Little apuntó su varita hacia otra vez hacia las ataduras de su compañera. Tenía demasiadas cosas encima y había que eliminarlas.

     

    -Evanesco – pronuncio, viendo como otra cadena desaparecía – Evanesco – otra más se desvaneció. Faltaba poco para sacarla de la celda, pero necesitaban protegerse si no querían salir heridas. Pensando en que lo mejor era apurarse, Little se preparó para encargarse otra vez de reducir las ataduras que le habían puesto a la Black Lestrange.

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.