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Prueba - Libro de la Fortaleza (#5)


Jank Dayne
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De repente, todo se desvaneció. El campo visual de los cuatro hechiceros que habían logrado ganarse la posibilidad de demostrar su valía mediante una prueba, cambió drásticamente en un solo parpadeo. Los guerreros y sus alabardas se habían esfumado. Las criaturas, ocultado. A simple vista, parecía un chiste mal gusto, pero de serlo habrían risas. Sin embargo, el silencio acaparó los oídos de Evarela, Cillian, Keaton y Heliké, dejándolos en el centro de una de las docenas de plazas abiertas que poseía el complejo de jardines, apenas bañados por la tenue luz de la luna menguante.

 

Veinte antorchas, entonces, se encendieron iluminando los cuerpos de los próximos combatientes. Estaban dentro de un círculo perfecto, haciendo referencias a un módico domo custodiado por grandes árboles que parecían susurrar con cada ventisca. Hades y Jank se encontraban en una esquina, fuera del terreno de combate delimitado por un desnivel considerable, donde también se posicionaban varias estatuas en formas de Esfinge, Gárgolas y Mantícoras, elaboradas a partir de un material mágico de dudosa procedencia, que a la percepción humana se asemejaba al acero.

 

- Bienvenidos, futuros poseedores del Libro de la Fortaleza - empezó a decir Jank, quien usó un encantamiento para amplificar su voz - dentro de muy poco tendrán la deseada posibilidad de desenmascarar todos los misterios que las páginas de éste increíble libro albergan. Pero primero, deberán demostrar su valía mediante un noble enfrentamiento.

 

Jank dio paso a Hades, quien acto seguido levantó su varita e hizo aparecer en el aire los nombres de los contrincantes, a través de líneas de fuego brillantes:

Evarela Black Haughton vs Cillian

Heliké Rambaldi Vladimir vs Keaton Ravenclaw

 

- Para pasar la prueba, deberán vencer a su rival de cualquier manera - continuaron los profesores - lógicamente, involucrando los hechizos del libro en su estrategia; tanto para derribar al contrincante como para vencer al "obstácu.l0"..

 

Y el ruido encordecedor fue suficiente para completar el parlamento. Las ramas de los antiguos árboles babilónicos se retorcieron al instante, cual serpientes celosas, haciendo sonar sus prominentes espinas gigantes, y sus raíces traspasaron el suelo de cerámica abriendo grietas gigantes. Durante la faena, a las tres estatuas se les escuchó crujir. Todas salieron de sus pedastales al mismo tiempo, y descendieron en un brinco hasta la arena. Las nuevas contingencias se dirigieron sin reparo hacia los magos. La magia podía sentirse a flor de piel en ese lugar, pero todo dependía de quienes la manipularan de hacerlo a su favor.

 

OFF:

 

  • Tendrá la mismas reglas de un duelo 1 vs 1.
  • Se podrán usar hechizos neutrales y los hechizos del Libro del Aprendiz de Brujo y del de la Fortaleza (la utilización de los de éste último tendrá especial importancia)
  • Evarela y Heliké deberán defenderse del ataque de los árboles en el post de entrada, pudiendo atacar o defenderse independientemente de su rival y sin contar como hechizo para el duelo.
  • Cillian y Keaton deberán defenderse del ataque de la Mantícora y Esfinge de acero, respectivamente, pudiendo atacar o defenderse independientemente de su rival y sin contar como hechizo para el duelo.
  • Cada dos (2) posteos, se repiten las defensas intercalas. Es decir, los árboles primero hacia Evarela y Heliké, pasados los dos posts, las estatuas. Y viceversa.
  • Al pasar 24hrs de ausencia por parte de un rival, podrá volver a sortear la defensa y contará como post para evaluar. Si necesita un puente, uno de los profesores roleará el obstácu.l0.
  • No podrán involucrarse en el duelo de un compañero, salvo para sanar, cosa que pueden hacer una vez.
  • La prueba finalizará el 4 de Junio.
  • Cualquier duda será atendida en el topic de Consultas y Sugerencias destinado al Libro de la Fortaleza.
Editado por Jank Dayne

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¿De verdad?

 

Todo a su alrededor había cambiado y al parecer no sólo el escenario sobre el que estaban parados... También las reglas. ¿Así que aquello era lo que en realidad tenían que pasar para obtener que los poderes del libro les pertenecieran en realidad? Suspiró, odiaba aquel tipo de enfrentamientos y ahora estaba obligado a hacerlo.

 

Apenas escuchar las nuevas reglas del juego, se apartó de sus compañeros, al parecer no eran más un equipo. Por lo menos no hasta que aquella especie de prueba llegara a su fin y mientras tanto tendría que luchar con Evarela. No conocía a la bruja, no sabía que tan poderosa era pero no importaba. Lo primero que realizo fue reactivar el poder de la Salvaguarda Mágica, sabiendo que quizá eso detendría los ataques por parte de las estatuas que comenzaban a acercarse a él.

 

Acto seguido llevó su mano de vuelta hasta su varita y sin pensarlo dos veces apuntó hacia Evarela.

 

Silencius —murmuró, no sabía si debía atacar para dañar pero no quería hacerlo, esperaba que aquello sirviera de algo. Se alejó un paso más y ya con ello estaba exactamente a cinco metros de su oponente—. ¿En serio tenemos que hacer esto? —Inquirió dirigiéndose a los guías que estaban fuera del espacio de pelea.

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Y de repente, todo cambió, el escenario en el.que nos encontrábamos se vio distorcionado solo para dar paso a lonque realmente era la prueba que nos daría el conocimiento del Libro de la Fortaleza, sin embargo, me llevé un chasco al comprobar que, efecribamente, aquello sería un duelo uno versus uno. Me quedé un tanto ofuscado, pero me debía reponer y empezar con la prueba.

 

A penas estar en el campo de batalla, la inmensa figura de una esfinge se me vino encima para atacarme, sin embarho, al tenerla ya un poco más de cerca, pude notar que se trataba solo de una estatua, por lo que me relajé ya que de momento no tendría que emplear los hechizos del libro. Alcé mi varita mágica de cerezo y apunté a la estatua.

 

--¡Incárserus! --Invoqué y tres gruesas cuerdas salieron de mi varita. La primera fue a dar contra las patas delanteras de la esfinge, la segunda a la patas traseras y la tercera a su hocico para impedir que me atacase con él. La estatua cayó de bruces, aunque sería.momentáneo, pues era solo preventivo, ahora, tendría que irme eb contra de Heliké, mi oponente en aquel duelo.

 

--¡Disparo de Flechas! --Dije apuntando a la Rambaldi y doce flechas salieron de la punta de mi varita en pos del pecho de la mujer --Es una pena, Heli, en verdad me caes bien, pero el conocimiento puede más que cualquier amistad --Musité y esperé a ver su reacción ante aquel primer ataque.

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- ¡Adelante! – había gritado yo, para seguir avanzando mientras los guardas nos pisaban los talones. En un momento dado de la noche, no sabía en qué hora, todo se había desvanecido de repente…


- pero, ¿qué c***? – pregunté yo, estupefacta ante lo que estaba pasando. Todo había desaparecido y habíamos llegado a un lugar que no tenía ni idea en dónde estábamos. ¿Seguiríamos en la antigua Babilonia? No tenía ni idea.


Me llegaba el aroma de los árboles que estaban cerca nuestro, el lugar parecía que estaba hecho para que fuese una zona de batalla. Miré todo alrededor, sorprendida. ¿Sería cosa de los guerreros Uzza? Tal cosa parecía. Quizás deberíamos de derramar sangre para poder conseguir, de una vez por todas, el ansiado enlace al Libro de la Fortaleza y conseguir esos hechizos tan apreciados.


Escuché la voz de uno de los profesores. Era de Jank y presté atentión a todo lo que tenía que decir. Me ajusté bien la toga que llevaba puesta. Mientras oía iba preparando los anillos en cada dedo, así como los diferentes amuletos que me había puesto al cuello acompañando al monedero de piel de moke que portaba en esos momentos.


Agarré fuertemente la varita. Estaba entre ansiosa, nerviosa y con ganas.


- ¿Noble enfrentamiento? – susurré yo, preguntando y alzando una ceja, incrédula. De noble no tenía nada, de eso estaba segura. Al final, se había confirmado mis sospechas de todo lo que estaba viendo ahí. Al final, seríamos cuatro personas… ¿Qué había pasado con las demás? Me pregunté yo. Negué con la cabeza y disipé esos pensamientos. Ya se preocuparían los profesores que estaban a cargo de la clase, era algo que no me importaba.


Hades dio un paso y trazó lo que parecía algo en el aire. Se asomaron unas líneas de fuego que conformaron unas palabras. Eran los nombres de los que nos pelearíamos por conseguir el maldito libro. Chasqueé la lengua, fastidiada.


Pero se escuchó algo más varias estatuas salieron de sus pedestales, dispuestas al ataque, varios árboles parecían amenazadores aún con la suave brisa que corría que corría por el lugar. Me puse alerta enseguida, sabía que habría problemas, y debería de tener cierto ojo con lo que pudiese tocarnos a nuestros contrincantes.


Escuché a Keaton, hice un gesto que parecía una sonrisa, agaché la cabeza para empezar el duelo, me aparté lo suficiente, a una distancia de unos siete metros. Lo suficiente para ver lo que haría mi oponente en esa ocasión. Reí por lo dicho.


- Me has sacado las palabras de la boca. Yo también pienso lo mismo. Cuando se trata de conocimiento no me importa llegar hasta dónde sea para conseguirlo – volví a asentir con la cabeza. Vi su primer movimiento con la varita, en ésta ocasión, pensé:


<< evanesco>> un movimiento de mi arma mágica y las doce flechas desaparecieron sin siquiera llegar a rozarme. Negué con la cabeza.


- Eso no es propio de un caballero – negué con la cabeza, divertida- amenazar a una dama con flechas – solté una tremenda carcajada- en verdad te creía más original - seguía riendo.


Pero maldita sea que, unos árboles parecía que querían hacer algo más… Estaba a una distancia de unos dos metros de uno de ellos. Me había desplazado sin tener en cuenta ciertos peligros. ¿Qué magia actuaba así con la naturaleza? No lo sabía. Las ramas de los viejos árboles, se habían hecho hueco a través de las cerámicas del suelo, parecían que tenían intención de pillarme los tobillos y colgarme o incluso destrozarme las piernas, no lo pensé más… y grité un poco a la desesperada.


- ¡Incendio! – un par de llamaradas salieron de mi arma mágica y dieron de lleno a una de las ramas que estaban ya cerca de mis pies, enseguida se prendió fuego con mucha intensidad, llegando a uno de los árboles más cercanos que tenía. Parecía que era una antorcha bastante grande. Debía de vigilar a los otros para que no me atacaran, pero sabía que eso, tarde o temprano, sería inevitable.


El olor a quemado empezó a inundar el ambiente. Poco a poco ese vegetal que tenía intención de atacarme, se había quedado casi en cenizas. Pero debía de tener cuidado y tener los sentidos todos en alerta.
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Evarela parpadeó y la escena cambió drásticamente y de forma automática frunció el ceño al contemplar el nuevo escenario. Se encontraban en una gran plaza o al menos eso parecía bajo la tenue luz de la luna menguante. De repente, una veintena de antorchas se encendieron dando claridad al lugar. Observó, todavía un tanto extrañada, todo lo que la rodeaba. Se encontraba al otro lado de un círculo perfecto y delante de ella solo había árboles. Pudo ver a lo lejos a sus dos compañeros magos y a su lado a Helike. Miró a la bruja durante unos segundos y comprobó que parecía estar tan perdida como ella.

 

Entonces alguien habló. La banshee buscó con la mirada a Jank que se encontraba junto a Hades. El primero anunció que debían pasar un enfrentamiento y los nombres de los cuatros aparecieron ante ellos, dejando claro los contrincantes. Le había tocado contra Cillian. Suspiró. No es que le importase demasiado aquel hombre pero no había contado con atacar a ninguno de sus compañeros. Claro que, tampoco suponía un problema para ella. Aferró con fuerza su varita en su diestra y esbozó una sonrisa pícara. Quizá después de todo aquello fuese lo más divertido.

 

El silencio que siguió a las palabras de los profesores se vio interrumpido por un ruido casi ensordecedor. Los árboles comenzaron a moverse, abriendo grietas con las raíces en la dura piedra. La Black no veía que tuvieran ojos pero estaba segura de que podían verla. Dio un par de pasos hacia atrás mientras su mente comenzaba a pensar en todas las posibilidades. Solo había una que le permitiera atravesar aquella primera defensa para llegar hasta su contrincante.

 

Entonces pensó en el Salvaguarda Mágica a la par que hacía una floritura con la varita. En seguida notó como su cuerpo comenzaba a disiparse, volviéndose completamente incorpórea. Entonces comenzó a flotar y atravesó los árboles que intentaban atacarla en vano. Cuanto estuvo a unos cuantos metros de ellos notó que volvía a la normalidad. Su cuerpo volvía a ser el de hacía unos minutos. Miró entonces hacia delante y clavó su verde mirada en Cillian, que no tardó en atacarla.

 

<<Seccionatus>> pensó apuntando a Cillian.Al instabte doce medias lunas brillantes salieron de la punta de su varita y fueron hacia el mago para impactar en su pecho y provocarle profundas heridas.

 

- Sectusempra - dijo después, volviendo a mover el arma de madera. Un rayo salió de su varita directo al pecho de Cillian.

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Heliké había optado solo por defenderse pero no a atacarme, aquello sin duda había sido un grave error. Si bien las doce flechas había logrado desvanecerlas y se había librado del ataque de los árboles, no duraría mucho en pie. Era lastimosa aquella situación, pues en verdad le hubiera gustado seguir trabajando en equipo, pero así eran las pruebas.

 

--¡Petrificus Totalus! --Grité y un rayo de color carmesí salió disparado de mi varita en pos de la Rambaldi, que de impactar, provocaría la inmovilidad total de la chica y tendría oportunidad de acabar con ella.

 

Sin más, los árboles, entonces, decidieron ir a por mi. Sin duda alguna.la prueba no sería fácil, teníamos que tener todos nuestros sentidos agudizados al cien o acabaríamos muertos ya fuera por nuestros contrincantes o por las defensas de la sala. Pensé en el Salvaguarda Mágica, lo que de inmediato me hizo intangible, logrando así que el ataque de las ramas espinosas de aquellos árboles me traspasaran sin hacerme daño. En ese momento, volví a centrar mi atención en Heliké.

 

--¡Sectusempra! --Dije en aquella ocasión logrando así que de la punta de mi varita saliera u rayo de color verdoso que se dirigía al pecho de la mujer. Tenía encima ya dos ataques, quería ver cómo salía libre de aquello.

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- ¿Pero qué? - no pude evitar preguntar y al mismo tiempo que el gesto en mi cara fuera de contrariedad... Estaba a salvo, de momento, de los ataques de los árboles, pero ahora, justamente estaba en pleno ataque de las estuas de acero y los ataques que me lanzaba el mago.

 

- ¿Piensas llegar muy lejos con eso? - Inquirí ésta vez con sorna... haciendo una mueca burlona en mis labios. Negué con la cabeza. Pero debía tener ojo para todo.

 

<< Sinceramente, le creía mejor duelista>> pensé para mí en esos instantes. En teoría estábamos para conseguir los ansiados enlaces a los libros y parecía que era un burdo ataque con magos novatos. Negué con la cabeza.

 

Pensé en un Salvaguarda Mágica en esos instantes y el efecto fue inmediato. Mi cuerpo se volvió transparente, casi cómo un fantasma, los rayos enviados por Keaton (el petrificus totalus y el sectusempra) me traspasaron cómo así también las estatuas de Mantícora y Esfinge de acero que venían veloces para atraparme y éstas casi que cayeron al otro lado de dónde estábamos, sabía que sería cuestión de timepo que volviesen al ataque. Suspiré de nuevo.

 

Cuando noté que volvía a ser corpórea, pensé un hechizo y en ésta ocasión apunté a los ropajes del Raveclaw.

 

- ¡Morphos! - el efecto fue inmediato, la camisola que llevaba puesta encima, se había transformado en una avispa marina venenosa, que, al contacto con su piel, inyectaría su veneno letal. Si éste no se curaba pronto con un bezoar podría morir a causa de los efectos de la ponzoña, inoculada por ese "animal".

 

Ahora me había desplazado unos metros. Estaba a una distancia de unos cinco metros, en ésta ocasión, apunté la varita hacia su boca y susurré:

 

- ¡Silencius! - el efecto fue inmediato de su boca no saldría ningún hechizo y sólo podría usar hechizos no verbales. Poco le quedaría de vida sino actuaba rápido con el veneno que, estaba segura ya corría por su torrente sanguíneo.

 

¿Qué haría ahora el Ravenclaw? No tendría ni idea, la verdad, no me gustaría estar en su pellejo. Eché un vistazo por el rabillo del ojo para ver cómo le iba a la Black y la verdad, parecía que se estaba defendiendo bastante bien, a pesar de todo.

 

p.d.: espero hacerlo bien, leí las consultas hechas por Keaton, pero la verdad es que es bastante lioso (y supongo que es más fácil de lo que parece jajajaja, pero soy así de especial xD que me complico con nada xD)

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Suspiró.

 

Un par de gárgolas habían pasado de largo al intentar atacarle gracias al efecto de la Salvaguarda Mágica pero el peligro seguía ahí. Sin que Cillian lo notará, Evarela se había reactivado en un segundo y había logrado sortear el peligro que los árboles le presentaban. ¿A dónde los llevaría todo aquello? Esperaba que nadie saliera herido. La observó durante un par de segundos, mientras las gárgolas volaban a su alrededor planeando otro tipo de ataque.

 

Y entonces, Evarela atacó. ¿Sería demasiado aburrido para los profesores ver que utilizaba la misma estrategia una y otra vez? Qué más daba, se suponía que tenía que utilizar esos poderes, ponerlos en practica para poder obtener el libro en su totalidad así que activo una vez más el efecto de la Salvaguarda Mágica, logrando así que las medias lunas de Evarela lo traspasaran sin causarle un un sólo rasguño.

 

— ¿Así que vamos a causarnos daño de verdad? —Preguntó a su compañera—. Pensé que los enemigos eran otros y que esto era sólo un duelo amistoso... Que más da.

 

Apuntó con su varita otra vez hacia a Evarela, ¿qué debía hacer ahora?

 

Tarantallegra —murmuró y un rayo salió de su varita directamente hacia la bruja frente a él. De impactar lograría que Evarela bailara descontroladamente durante un par de minutos.

 

Sí, por lo menos él seguiría con la idea de no dañar.

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Evarela miró a Cillian con el ceño ligeramente fruncido. Parecía aburrido o incluso pasota ante aquel nuevo y extraño reto. ¿A caso no quería pasar la prueba para poseer el libro de la fortaleza? Quizá le pareciese aburrido pero la banshee se tomaba muy en serio aquella prueba. Por fin había llegado hasta el final y no pensaba dejar pasar la oportunidad. Usó el mismo hechizo que había usado ella misma para atravesar los árboles y así consiguió esquivar la docena de medias lunas que le había mandado.

 

- Bueno, no esperaba menos - murmuró la banshee sonriendo con picardía.

 

Entonces atacó de nuevo con otro rayo y, mientras el tarantallegra impactaba en la Black, el sectusempra hacía lo mismo con su oponente. El cuerpo de la Black comenzó a bailar de una forma descontrolada, ageno a la voluntad de Evarela que soltó un gruñido. Cualquier persona que la conociese sabía que no era una persona muy dada a bailar y menos de aquella forma. <<Finite Incantatem>> pensó moviendo la varita. Al instante su cuerpo se detuvo en seco y volvió a su postura inicial.

 

Clavó su verde mirada en el pecho de Cillian, que sangraba de forma copiosa. Volvió a apuntar al mago, sin dejar de sonreír. Al parecer el mago había optado por no hacerle daño pero no se trataba de cuidar al contrincante, sino de vencerlo.

 

- Incárcerus - tres cuerdas gruesas salieron de la punta de su varita. Una iría hacia la boca de Cillian, la otra hacia ambas manos y la última hacia los pies.

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Había logrado librarse de las medias lunas pero el impactó del Sectusempra había sido completado. Suspiró, podía sentir como comenzaban a abrirse pequeñas heridas por todo su cuerpo dejando escapar su sangre poco a poco. Negó, odiaba aquel hechizo, tenía que hacer algo rápido o moriría desangrado en aquel mismo lugar y no, no estaba para eso. Desvió su mirada de Evarela por un breve momento, mismo que utilizó para realizar la primera curación.

 

Pensó durante un segundo el poder de Curación que el libro de La Fortaleza le ofrecía y poco a poco comenzó a curarse aunque sabía bien que eso no era suficiente. Echó un vistazo a su alrededor, las estatuas parecían haber cambiado de objetivo y ahora se dirigían hacia Evarela, ya no eran más su problema. Pero si lo eran aquellos árboles que su contrincante había logrado traspasar, ya que ahora estaban lo bastante cerca de él.

 

No podía continuar estando débil así que apuntando con Leah hacia su propió cuerpo murmuró: — Episkey —. Y en menos de un segundo las heridas se habían cerrado por completo.

 

Ahora tocaba sortear aquellos árboles que en cualquier segundo lo atraparían. Suspiró y optó por correr, no muy lejos de él se la pared que los mantenía dentro de aquel lugar, se arriesgaba demasiado pero parecía fácil de escalar. Un par de segundos más tarde estaba intentado subir. Los árboles estaban cada vez más cerca y le estaba costando bastante.

 

Pero al final lo logró, logró llegar a la cima y aunque se sentía seguro ahí, sabía que no podía quedarse o perdería toda oportunidad de conseguir el libro así que concentrando su pensamiento en otro de los libros, logró hacer aparecer el Amuleto Volador alrededor de su cuello y después de tomar un poco de viada, saltó de nuevo dentro del desnivel. Y gracias al poder del amuleto logró planear hasta llegar casi al mismo lugar dónde se encontraba antes.

 

Llegó justo en el momento en que su contrincante estaba lista para otro ataque, había dejado de bailar.

 

Evanesco —soltó apuntando a las cuerdas antes de que comenzarán a separarse para llegar cada una a su destino.

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