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Libro de la Fortaleza~ (#7)


Athena Rouvas
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—Sus ideas son cada vez más extrañas. . . ¿Qué se supone que les puedo enseñar allí?

—El uso que antiguamente se daba a la magia. Los tiempos son diferentes, las personas eran diferentes, pero las ideas son las mismas.

—Hum. . . Bueno, al fin y al cabo son ustedes los que ordenan esto, yo solo cumplo con trasmitir los conocimientos a nuevos adeptos, y que por supuesto, entiendan un poco el camino que comienzan a recorrer.

Todo quedó en un sepulcral silencio. Rouvás no terminaba de comprender con exactitud el significado del lugar. Esperaba que tal cual la vez anterior sobre la marchas las cosas quedaran claras. Por el momento solo debía limitarse a servir de guía en lo que estaba también aprendiendo a ser mejor con cada oportunidad.

Como intuyó que nada más saldría de la conversación se dispuso a marcharse. No sin antes escuchar una última advertencia. "No pruebes del Calafate pues querrás volver por más"

Eso de los Mitos y Leyendas de otros lugares no eran muy lo suyo. Le bastaba con los cientos que la cultura griega le había aportado a su vida como para buscar los significados de otros nuevos. Craso error. Pero ahora debía centrarse en conocer y preparar el terreno para aquellos que intentarían ahondar en la adquisición y vinculación con el Libro de la Fortaleza. Los nombres llegarían a la brevedad a sus oídos y ojos desde algún pergamino proveniente de la Universidad.

* ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ *


¿La escena? Tierra del Fuego. Hasta allí debería llevarlos el traslador que insinuaba la carta enviada por la Universidad a aquellos que habían solicitado cursar la clase. Por supuesto, en la letras no aclaraba cual sería la ubicación exacta, ni las cosas que debían llevar, pues cada uno era libre de escoger con que se sentía mejor. Solo solicitaba llevar el Libro, y los amuletos y anillos puestos.

A esas alturas estaba convencida de que más de algún vistazo le habían dado a las páginas, y por ende lo básico al menos era recordado. Y también contaba con que la parte del Libro del Aprendiz de Brujo ya estaba interiorizado, aunque también repasaría un poco en aquellas materias.

La instrucción era bastante sencilla. Una vez que se trasladaran al sitio podrían comenzar a hacer uso de los amuletos, al menos. Ella se situaba a unos 20 kilometros más allá de donde la carta les dejaría, pero para llegar a su lado deberían esquivar primero las plagas que allí habitaban. Porque sí, las habían. Era un lugar alejado e inhabitado por muggles, por lo que era fácil que algunas criaturas hicieran de la antigua tierra su hogar.

—Este les será bastante útil. —Miró uno de los anillos que resaltaba en uno de sus dedos. Ni ella misma estaba enterada de qué plagas con exactitud habitaban por allí.

Esperaría un tiempo prudente a que todos llegaran. Dos de los nombres le sonaban familiar de la clase anterior, otro era completamente nuevo.

—Espero que no les asuste la tierra desconocida, y que también sepan o recuerden que estoy alerta por si alguno requiere ayuda. —Mentó para si misma.

En efecto, estaba al pendiente de qué tal complicado podía resultar aquel camino.


______________________________

ALUMNOS
Cye Lockhart
Adrian Wild
Alyssa Black Triviani
Emmet Haughton Gaunt
Bea Haughton G.
Mary Croft Atkins
Aysha Potter Black T.
Divied E. Potter Black
Beltis
Antoni Tonks

Editado por Elvis F. Gryffindor

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El peliverde se encontraba sobre una rama de un fresno, descansaba de una semana con mucho trabajo y obligaciones, pero estar en el bosque le llenaba de calma. No siempre era así, porque en varias ocasiones se suscitaron problemas y hubo que entrar en acción, ya sea a sofocar un incendio iniciado por magos desconocidos o por alerta de criaturas en peligro.

 

Esto último le preocupaba más, siendo las criaturas mágicas tan especiales y únicas, no le parecía correcto que se atentará contra ellas, recordó a sus criaturas adquiridas en la Magic Mall y son para él bastante apreciadas. Un tiempo hubo que pensaba que todo mago tenía ese mismo aprecio por ellas Solo que...en todos lados se encontraban personas de todas las ideologías y tendencias, había que aceptar esa realidad.

 

El cielo se veía como en reposo, muy pocas nubes se observaban y se movían tan perezosamente, que le parecía muy parecido a un cuadro con el paisaje de arbolada y cielo, los colores verde y azul que para el muchacho eran sinónimo de tranquilidad. No estaba seguro que esperar de su nuevo intento por comprender el libro de la Fortaleza. Una de sus conocidas profesoras le había mencionado que solo llegado el momento propicio, entendería con facilidad el mencionado legado de magia, pero...¿qué sabía él de este volumen en especial?...no mucho. Él se resistía a tener que utilizar esos conocimientos, pero no quedaba otro camino, tendría que hacer un intento al menos.

 

Muy quitado de la pena estaba observando el horizonte, Kautet se desplazaba con gran gozo por el aire y despertaba en el muchacho, el deseo de disfrutar al igual que su halcón peregrino. Hacía mucho que no enviaba cartas ni tampoco las recibía. Por eso se extraño de ver llegar una...la abrió con curiosidad. Sus labios delgados se movieron para mostrar una singular sonrisa...una misteriosa carta! lo más interesante que agradaba al peliverde...el misterio.

 

Tuvo que desaparecer y aparecer en la habitación que su madrina Valkyria le designo en el castillo Karkarov...la carta solicitaba llevar el libro, los amuletos y los anillos puestos. El amuleto volador ya lo usaba desde unas semanas atrás pero el resto estaban resguardados en el compartimiento secreto que la habitación mágica había creado por su deseo de tenerlo. Un sitio inaccesible, solo él como dueño y creador de lo contenido en la habitación, podía disponer de lo guardado en ese compartimiento.

 

Ya no perdería tiempo en mudarse de ropa, la que traía era cómoda y le agradaba mucho, por lo que solo tomo lo recomendado para tomar la clase y ya en su poder tomo de nueva cuenta aquella carta...el jalón característico de los trasladores, se dejo sentir en cuanto lo hizo. Cuando al fin llego a su destino, sus botas de piel de dragón se sentía bien en aquel tipo de terreno. No lo reconoció, pero eso era lo menos importante, se preguntaba ...¿qué tendré que hacer?...mucho tiempo atrás, un año, el profesor Hades le llevo con sus compañeros a una isla desierta y aquella vez le atacaron las plantas mágicas...¿sería esta vez igual? El pantalón de mezclilla oscuro sería útil en aquel lugar abierto de una zona natural que se asemejaba a un tipo de terreno volcánico, inclinó y apoyo la cabeza sobre el cuello de su camisa esmeralda, ni idea de que hacer, no vio a nadie todavía pero no podía confiarse, sacudió su brazo y "Cobra" se deslizó hasta su mano diestra, el instinto le dictaba que tenía que estar alerta.

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Tenía la carta en la mano. El Gaunt estaba dentro de la biblioteca de los patriarcas dentro del su Castillo, últimamente se pasaba mucho tiempo allí dentro leyendo y leyendo sin parar. El mensaje que había recibido fue claro, el comienzo del cursado de su primer libro había comenzado por lo que se le solicitaba llevar los libros, los amuletos y los anillos que venían con la compra de cada uno de los tomos correspondientes. Apoyó el papel en la mesa y se giró sobre sus talones para buscar entre el espacio que quedaba entre dos grandes libros de magia antigua, allí descansaba una pequeña bolsita que contenía todos los anillos y amuletos que le vendieron con los libros, tanto así con el de Aprendiz de Brujo y el de la Fortaleza.

 

Se colocó cada uno de los anillos en los dedos de su mano pero tuvo que sacarse el que tenía como regalo de su hermana Anne ya que no le cabían todos. Luego de ello, tomó el amuleto por la soga que tenía y se lo pasó por el cuello haciendo que descansara en su pecho. ¿Cómo haría para saber en qué momento usar cada uno de los anillos? ¿Le avisarían cuando algún peligro estuviera cerca? Tantas preguntas estaban llenando su mente que ni siquiera había llegado a la clase.

 

Controló que todo estuviera en su bolso, ambos tomos de los libros y una botella de agua. Su vestimenta era simple y muy cómoda: una remera de color celeste manga corta, pantalones deportivos de color blanco y sus zapatillas deportivas; por cualquier desafía que tuviera que pasar no sabía lo que involucraría si saltar, correr, trepar, etc; tenía que ir preparado para todo.

 

Too estaba listo. Tomó sus bolso, metió por último una prenda de abrigo, se paró en medio de la biblioteca y volvió a tomar la carta en sus manos. Aquella era el traslador que lo levaría al lugar d encuentro para esta clase. Sintió como si se hubiese metido dentro de un embudo y estuvieran dándolo vuelta a cada rato, jamás le había gustado los trasladores pero por lo menos había perdido los mareos y nauseas que eso le producía cuando recién comenzaba a utilizarlos.Esa sensación se acabó cuando sus pies tocaron tierra firme.

 

Sus ojos azules comenzaron a reconocer el paisaje que lo rodeaba. Era completamente desconocido para él pero lo que notó al término de su vista fue que otro chico había llegado al mismo lugar que él ¿sería otro de los que se habían aventurado dentro de esta clase? Seguramente sí, no cree que ninguno se viniera a esta tierra desolada por motus propio. Lo que le había pasado fue que comenzó a sentir una pequeña presión en el dedo anular, dónde se había colocado el anillo de plagas ¿podrían llegar a ver algunas de las criaturas mágicas consideradas plagas? ¿cuál era la posibilidad de que ello sucediera? La verdad que ya nada le sorprendía al Mago Oscuro, en el mundo de la magia todo era posible ... hasta lo menos pensado.

 

Su fiel compañera de batallas siempre estaba dispuesta a ayudarlo. Nix, su varita, se materializó en su diestras sintiendo esa corriente eléctrica que le producía la conexión que tenía con su arma. Cualquier ataque que viniera de una criatura o persona sería bien defendido.

 

- Hola, emmm ... ¿vienes a lo del Libro de la Fortaleza?.

 

Se acercó al muchacho acortando la distancia entre ellos. Le dedicó unas palabras y esperó la respuesta del mismo.

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El muchacho suspiro, no era de su agrado sentirse perdido, no era el lugar el que le hacía sentir esa emoción porque lo desconocido le atraía como un poderoso imán...era, su propia opinión con respecto al libro de la Fortaleza, pero acabo por aceptar que debía continuar en el camino de adquirir más conocimiento, si o si, porque aunque fuera un mago neutral, se presentaban ataques y no deseaba tener que quedarse a un lado, al menos tenía que ser capaz de ayudar a los que le recibieron en su hogar con agrado,

 

Ya estaba decidido a dejar a un lado su repudio al libro por lo que lo ojeo, más preguntas surgieron, ninguno de los poderes le hubiese servido en el castillo Karkarov...necesitaba más, pero primero lo primero, era como subir usando la vinculación con cada libro como un peldaño, guardo nuevamente el libro y se quedo observando lo que acontecía en su cercanía y aquello que lograba distinguir en el horizonte.

 

No paso mucho cuando un joven de ojos azules apareció, también llevaba puestos los amuletos y anillos como él, así que dedujo que era un compañero en el curso que les ayudaría a vincularse con el libro de la Fortaleza. Su anillo de plagas vibraba, eso le preocupo.

---Hola...si, ese es mi objetivo...disculpa ¿se supone que el anillo de plagas vibre? me pregunto que clase de criaturas nos encontraremos, supongo que este anillo solo las detecta, habrá que hacerse algo, vaya parece que se localizan hacía allá, veré de que se trata...--Encaminó sus pasos mientras por su mente hacía un repaso rápido de lo que conocía, además el tipo de terreno podía darle una clave para enterarse a que se enfrentaría.

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Por fin iba a dar comienzo la clase de su libro. Lo había tenido custodiado desde el momento en el que se hizo con él, en una de las vitrinas más preciadas de su estantería, esperando el momento de sacarlo de allí y poder cursar las clases para poder usarlo. Lo había deseado durante tanto tiempo.

 

Se le escapo un suspiro cuando abrió la vitrina para colocarse las cosas necesarias. Fue sacando cada uno de los amuletos, que estaban guardados en distintas cajas situadas alrededor del libro. Las toco todas, con cuidado y apreció, no habían acumulado ni una sola gota de polvo en el tiempo que habían permanecido allí guardadas, aunque apenas las había tocado. El libro por el contrario, se podía deducir que no era nuevo y a pesar de estar bien cuidado, lo había leído tantas veces hasta memorizarlo que se notaba cierto desgaste en sus hojas.

 

Colocó los anillos en la mano derecha, todos excepto el anillo detector de enemigos, para tener libre la izquierda, que era la buena y con la que utilizaba la varita, y los amuletos colgados del cuello, escondidos debajo de la camiseta que iba a llevar para que no se viera. Podía sentir el contacto de los cuatro objetos contra su piel, y en cierto modo, eso la hacía sentir poderosa. Dedicó unos instantes a observarse en el espejo, disfrutando de la sensación, antes de volver al mundo real y a la inminente clase a la que no podía llegar tarde.

 

Se cambió de ropa, para sustituir la falda elegante que había estado llevando hasta que recibiera la carta, por unos pantalones que le proporcionaran comodidad y flexibilidad, debía estar preparada para todo. No se hizo pocos arreglos a parte del carmín rojo, imprescindible para sus labios, prácticamente era una seña de identidad.

 

Con su bolso debajo del brazo y recogiéndose distraídamente el pelo con un lápiz salió de la habitación, en busca de la carta y sin descuidar el reloj. Estaba tentada de dejar el libro del aprendiz de brujo, se lo sabía tan bien como la fecha de su cumpleaños, pero podía hacerle un servició mayor en la clase. Iba bien de tiempo pero prefería llegar con minutos de sobra que tarde así que se dejó de dudas que la retrasasen y lo llevaba todo. Últimamente estaba tan ocupada que parecía imposible llegar a un sitio a su hora, y era una de esas características que siempre había odiado en la gente, tenía que controlarlo antes de que se le fuera de las manos.

 

Encontró la carta en uno de los salones y su elfo doméstico estaba allí, custodiándola tal como le había pedido para que no la tocase nadie. – Si alguien pregunta por mí no le digas que espere, ya sabes que no sé cuando volveré – escupió las palabras sin prestarles atención ni ella misma, y con el tono de voz que no extrañaría a la criatura, estaba acostumbrada. Tocó, sin despedirse, la carta, que era el traslador, y al instante se apoderó de su estómago la sensación de agarre y vértigo que no se desvaneció hasta varios segundos después de haber tocado tierra.

 

Con los ojos todavía cerrados oyó voces de gente que ya estaba allí y cuando por fin los abrió sus pupilas se dilataron hasta que consiguió acostumbrarse a la luz y ver algo, a otros dos chicos que habían llegado allí antes que ella. Reconoció a Emmet y una sonrisa se dibujo en su cara al verle, estaba bien saber que no iba a estar sola, rodeada de desconocidos.

 

Hola chicos – saludó a los dos dando por hecho que iban a lo mismo que ella y mientras su vista se alejaba de ellos, perdiéndose en el paisaje que estaba delante, en los detalles que podía captar, aunque no eran demasiados, parecía que esa sería la prueba que tendrían que superar. ¿Cuándo sería la última vez que habría habido allí humanos antes de que llegaran ellos? No le parecía un lugar muy frecuentado. Se llevó la mano al pecho, sintiendo al otro lado de la tela el amuleto de la curación, y el volador, que hicieron un ruido al chocar. - ¿Hay que esperar o se puede ir empezando?

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No podía dejar de sentir la vibración en su anillo de plagas, no era muy fuerte pero podía percibirlo en su dedo. El chico al que le había hablado también sintió la vibración por lo que eso, por un lado lo dejaba tranquilo de que el anillo no tenía alguna falla o algo por el estilo; y por otro, lo ponía más atento para cualquier cosa que se avecinase sobre ellos en algún momento de la travesía.

 

- Seguramente está vibrando porque algún tipo de plaga está cerca de nosotros. Quizás será como una primera prueba que tengamos que pasar pero ...

 

Hizo una pausa notando la presencia de una tercera persona. No podía verla desde lejos pero cuando se fue acercando, el rostro de la fémina se iba aclarando e inmediatamente la reconoció a Bea.

 

- ... Bea querida, ¿Cómo estás?.

 

El Mago Oscuro la saludó cordialmente depositando un beso en su mejilla de manera cariñosa. Se apartó y volvió retomar el lugar que había ocupado; Nix siempre estaba en su diestra por cualquier peligro que apareciera por allí.

 

- Bea, permíteme hacerte una pregunta, tu anillo de plagas ¿puedes sentir la vibración que emite en este momento? Porque los nuestros están haciéndolo en este mismo instante, es más, desde que puse un pie aquí no ha dejado de hacerlo.

 

El vampiro tocó el anillo notando la persistencia de la vibración y volvió sus zafiros azules hacia sus compañeros.

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Se detuvo al escuchar el comentario del joven, seguramente que su presencia en aquel sitio ponía en aviso a los seres que habitaban ahí, sin ningún tipo de acecho por humanos o magos...un paraíso para criaturas mágicas que ahora el chico ojimiel estaba seguro que se habían adueñado del lugar. Una joven apareció y fue al encuentro de ellos, ese joven y ella eran conocidos por lo que su saludo fue más afectuoso, él no le extraño aquel proceder por lo que respondió al saludo emitido por la joven.

-- Hola.---El joven comento que era posiblemente una prueba...-- Seguramente, al parecer este sitio esta alejado de la presencia de humanos y por lo tanto es el hogar propicio para toda clase de criaturas mágicas, abra que estar alertas, algunas se defienden a mordiscos o picaduras con sus consabidos efectos y por lo que creo son más de una especie. No creo que nos hallan hecho venir solo para quedarnos en la orilla a contemplar, debemos explorar el lugar, al menos eso quiero hacer, que las ocasiones que he tenido que explorar en islas y otros sitios, siempre hay cosas interesantes por conocer.

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Solo sonrió ante el saludo del mortífago, no era dada a esas muestras de cariño, no le daba dos besos ni a su madre, y no sabía reaccionar ante ello, así que la mueca de su cara fue todo. – Supongo que bien, aunque algo nerviosa, ¿tú qué tal? – Fue entonces cuando reparó de nuevo en el otro chico y se corrigió. -¿Vosotros, qué tal? Soy Bea, por cierto, encantada de conocerte.

 

Sin duda, los dos chicos ya se habían puesto con ello y quería dejar a un lado las presentaciones cuanto antes. Toco sus anillos, todos los de la mano derecha y no parecía que ninguno temblara, aunque quizá fuera porque ella misma estaba temblando entera. Sin embargo, al detenerse en el anillo del dedo anular, pudo notar que estaba muy caliente, en contraste con su piel helada y sobre todo con los otros anillos. – Sí, sí, noto algo.

 

Levantó la cabeza primero hacia Antoni y Emmet y luego hacia el paisaje que tenían delante de ellos, su cerebro funcionando con rapidez. - ¿Eso es lo que tenemos que superar? ¿Hay una plaga, o varías? Supongo que tiene sentido, sí.

 

Cerró los ojos un momento intentando tragar aire con tranquilidad. Criaturas. Debería haberlo imaginado, con ese anillo, pero nunca era una buena noticia. Las odiaba, la mayor parte de las criaturas que habitaban la tierra y no creía que en ese lugar pudiera haber ninguna que encontrara agradable.

 

Toco por precaución el que ella consideraba el más importante, el anillo detector de enemigos pero no había nada, estaba tranquilo. Era raro encontrarse con algún enemigo en una clase, pues todos estaban por la misma razón, pero no se fiaba. Nunca se fiaba. – Si, tendremos que explorar y ver de qué se trata. La única duda es si solamente tenemos que hacerlo para llegar a algún lado concreto o nos han traído aquí para que desinfectemos todo y puedan construir un complejo turístico.

 

Ya estaba resignada, y lo dejo entrever por la voz que uso en la última frase. No había pasado tanto tiempo esperando para cursar esa clase como para ir a ponerse exquisita con lo que tuvieran que hacer allí aunque las cosas interesantes que sugería el chico no la atraían en absoluto.

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Me encontraba en mi habitación en el castillo Croft preparando todo para poder asistir a la clase del libro de la fortaleza que lo había comprado hace poco y a pesar de poco tiempo que lo tenía ya me había leído unas cuantas veces para estar preparada el día de la clase.


La carta que me había entregado mi elfina Isis decía que debíamos llevar el libro junto con los anillos y amuletos que venían en él, el libro se encontraba arriba de la cama y los anillos y amuletos se encontraba en el escritorio.


Me acerco al escrito para agarrar todos los anillos de ambos libros y los amuletos , me cuelgo los amuletos y los anillos en los dedos y por suerte estaba vestida con ropa cómoda porque no sabíamos a que nos tenía que enfrentar.


Agarro la carta porque era un traslador y me lleva a un lugar abierto y puedo ver que ya se encontraba algunos compañeros que también querían aprender a usar el libro por suerte a los que se encontraba en ese momento los conocía.


Escuche que hablaban que se encontraba una plaga cerca porque el anillo de plagas no lo hacía notar , no sabía a qué clase de plagas habría que enfrentarse para tener que usar este anillo , en mi trabajo en el departamento de criaturas había tenido que ir a erradicar plagas en algunos lugares pero solo había sido doxis o chizpurffle pero seguro estos anillos debían ser para enfrentarse a alguna plaga peligrosa


Me acerco a los compañeros que ya se encontraba presente - hola como están ,escuche que dijeron que había una plaga cerca y notaba como el anillo de las plagas vibraba y estaba más caliente que los demás

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El muchacho no se encontraba en el "hogar de Shena" pero lo que había aprendido al aceptar visitar su hogar, era que había muchas criaturas mágicas, por lo que comenzó a ver con más cuidado y detenimiento tanto el terreno como la flora, muchos de los seres eran pequeños y solo podían ser visualizados si se ponía empeño de observar más que ver.

 

Volvió a revisar los anillos que traía puestos, no notaba nada raro en los demás pero el que vibrará el anillo de plagas lo ponía sobre aviso. Una joven se agrego al grupo y el ojimiel la saludo pues la conocía.

--Hola Mary, si, hemos detectado que vibra el anillo de plagas, solo que ...debe ser por que representan un peligro...mmm si no me equivoco en ese árbol hay unos bowtruckles pero ese tipo de criatura es pacifica ¿ de qué clase de plaga nos estará alertando el anillo? -- Por si acaso, revisa su anillo detector de enemigos...pero no vibra, ni brilla o se calienta, eso es algo que lo calma y vuelve a revisar el terreno. Mueve con cuidado un poco de tierra y sale una especie de rata y en su lomo parece tener una anémona del mar...mueve la cabeza negativamente, no...no puede ser por estas criaturas, tiene que tratarse de otra cosa, algo que en gran cantidad sea peligroso...-- Mary...refrescanos la memoria ¿Qué criatura en demasía podría ser un peligro eminente?...dime que es poco probable que no encontremos con criaturas como el graphorn o los quintaped...

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