Jump to content

En el castillo..


Jank Dayne
 Compartir

Publicaciones recomendadas

~Isabella Hawthorne

En la enfermería

 

Conservaba los ojos cerrados manteniendo aquella suave respiración que hacía que su pecho se moviera de forma suave y apaciguada. Estaba sumergida en un profundo sueño hacía ya varias horas en la enfermería. El accidente que había tenido sobre la escoba la había deja inconsciente por solo unos minutos, pero se había despertado justo cuando la señora Pomfrey intentaba acomodar uno de sus huesos.

 

Había soltado un grito de dolor tan fuerte y agudo que las lechuzas que se encontraban durmiendo en los árboles cercanos salieron volando, pero para su suerte estaba bajo los cuidados de Poppy, quien la obligó a tomar una poción bastante repulsiva para calmar el dolor y sumergirla nuevamente a un sueño profundo. Unos finos y huesudos dedos palparon la piel de su frente haciendo que la media veela despertara.

 

Sus pestañas se movieron justo antes de que sus parpados revelaran aquellas brillantes pupilas plateadas. Al despertar lo primero que pudo observar fueron unos grandes ojos saltones, una nariz puntiaguda y un par de orejas afiladas. La pequeña criatura yacía a un lado de ella, escondida entre su cama y un mueble de madera que contenía un plato de sopa humeante y un poco de jugo de calabaza. — ¿Qué haces aquí? — Logró modular fijando su mirada en aquellos ojos azules que la miraban de forma expectante.

 

—Hugo no lo pudo evitar, Hugo no pudo llegar a tiempo, Hugo es un mal elfo —. Gimoteaba mientras sus ojos se cristalizaban y soltaba sollozos agudos. — Shhh, te van a descubrir —. Intentó silenciarlo, pero fue en vano ya que las lágrimas comenzaron a correr por las mejillas del elfo apretando los dientes con fuerza a medida que soltaba gruñidos. — Yo estoy bien, ahora vete —. Sentenció, mientras volvía a desplomar su cuerpo sobre el duro colchón.

 

Estaba mintiendo, se sentía como un gran moretón gigante y le dolía cada parte de su cuerpo, en especial su muñeca izquierda que estaba vendada con una especie de ungüento que le impedía la movilidad. Sentía como si su cuerpo había sido mutilado, sus huesos molidos y como si su rostro se hubiera estampado contra el concreto. No supo en qué momento el elfo había desaparecido y mucho menos si le había dicho algo irse, pero en ese momento poco le importaba.

 

Un suspiro de agotamiento y frustración salió desde una pequeña abertura de sus labios, los cuales sentía más hinchados de lo normal. La noche había caído y no sabía con exactitud qué hora era, ni si se podía levantar, pero estaba segura que no iba a quedarse postrada en la cama sabiendo que esa misma noche tenía que escabullirse a la biblioteca, y no podía dejar pasar aquella oportunidad.

 

Sintió que alguien en la cama de al lado se removía, quizás la persona con la que había chocado, no sentía culpa y mucho menos le ofrecería una disculpa, sabía que después de todo no había sido la culpable de aquel accidente. Miró de soslayo al joven, el cual parecía un poco malhumorado por lo sucedido y claro, ella tampoco estaba contenta de pasar la noche en la enfermería.

 

Intentó sentarse, tomando una bocanada de aire que la hizo soltar un quejido de dolor. Sus pulmones le ardieron y, bajo aquella camisa blanca tenía otro vendaje que se ajustaba a su cintura intentando sostener algo en su lugar. Llevó su mano derecha con torpeza para examinar su abdomen y así poder notar como la poción crece hueso comenzaba a surgir efecto. — Luces terrible —. Murmuró, intentando deshacerse de los vendajes que tenía en mano hábil.

 

 

@

http://i.imgur.com/QF8MI.png


DZeSWOy.png


http://i.imgur.com/o4GYh.png


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Aaron Augustine Black Ryddleturn.

 

Enfermería; 7mo año

 

@

 

A duras penas me quité la sábana que cubría mi cuerpo. Mi pierna derecha estaba vendada y podía notarse una fina línea escarlata sobre la blanquecina tela (parecía de días); como una fotografía, la imagen de una fractura expuesta envolvió mi mente y casi pude sentir nuevamente aquél dolor. Quizás por eso el frasco de "crece huesos" se encontraba a un costado de la camilla; logré alcanzar un vaso de agua a duras penas.

 

-mier**... - solté en un quejido cuando logré sentarme apoyado en un gran almohadón.

 

Quité la tablilla de mi antebrazo izquierdo y poco a poco sentí la mano mientras alternaba puño y palma un par de veces. Parecía ser de noche puesto que frente a mí, se encontraba un crío que parecía ser de primero, el mocoso roncaba como nunca y tras voltearme hacia el otro lado pude notar a una mujer que lograba sentarse al borde de la cama, parecía que le hubiesen apedreado. Respiró a duras penas y me dijo que lucía fatal, por lo que volví mi rostro al tenue reflejo de la ventana que daba con el respaldo de la camilla pudiendo notar un parche en la mejilla izquierda seguido de un rasmillón en la frente por el mismo costado....Otra imagen regresó a mi cabeza dándome a entender que me había arrastrado un par de metros. De todas maneras aquellas heridas parecían estar cicatrizadas.

 

-No lo haces nada mal...- murmuré mientras le copiaba la acción quitándome el parche del rostro y aflojando el vendaje de la pierna para ver como lucía aquella herida- ¿que te ha pasado?- pregunté mientras fijaba la mirada en la cintura que iba descubriendo poco a poco.

 

Unos pasos se escucharon desde el corredor, casi podía intuir que venían camino a la enfermería. Mis gélidos grises se reflejaron en los de la chica en un oculto mensaje para que se hiciera la dormida igual como hice yo. La señora Pomfrey se había levantado, arrastrando sus flojas y cortas piernas con unas desaliñadas pantuflas que recorrieron la sala. Con los ojos entrecerrados pude notar que miraba hacia ambas camillas (la mía y la de la bruja).

 

-Pobres niños, ya llevan casi una semana allí...espero despierten mañana- susurró para sí.

 

¡¿Una semana?!......

ISh3z7l.gif

1yVXGup.png
xV0xd.gifmdbNxIw.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

~Isabella Hawthorne

7mo año, en la enfermería con @

 

Definitivamente su mano derecha no servía para nada en ese momento, intentó arrancarlo, pero justo cuando estuvo a punto de lograrlo el muchacho le había advertido que la señora Pomfrey se acercaba para verlos. Sus ojos se abrieron más que nunca y aquella acción le provocó un profundo dolor en el pómulo derecho, el cual presentaba un color morado producto de un fuerte golpe.

 

Volvió a apoyar su cuerpo contra el colchón dejando que su cabeza se hundiera en la suave almohada, sus ojos volvieron a cerrarse, pero estaba más atenta que nunca. Contó cada uno de los pasos que realizó la enfermera hasta llegar entre ambas camas, pudo sentía aquella mirada penetrante que le provocó cierto escalofrío. No podía permitir que aquella mujer regordeta se diera cuenta que había despertado porque eso impediría que se escapara esa misma noche.

 

Cuando los pasos le indicaron la retirada de la mujer volvió a abrir los ojos y dirigir su mirada hasta el muchacho. — Una semana —Repitió más para sí misma que para su acompañante mientras mantenía los labios entre abiertos como intentando volver a decir algo, pero no lo hizo. Descubrió completamente su cuerpo, sentándose en el borde de la cama y dejando que sus pies descalzos rozaran apenas los cerámicos fríos del piso.

 

Terminó de deshacerse el vendaje de su mano, su muñeca estaba completamente morada, casi negra y el dolor se extendía hasta la punta de sus dedos. — ¿Tan mal se ve? — Alargó la mano, para contemplarla desde otra perspectiva. Intentó doblar la mano pero un dolor punzante se apoderó de aquella zona y se vio obligada a reprimir un grito. — No podré hacer absolutamente nada en un mes —. Gruñó, destilando impotencia en sus ojos.

 

Se puso de pie y tanteó su cintura, necesitaba encontrar aquella varita de ébano y que al final encontró sobre aquella mesilla de noche. La tomó con cierta torpeza y apuntó directamente a su mano contraria y tras farfullar un hechizo la coloración se desvaneció un poco, haciendo que el dolor cesara y que su mano recuperara cierta movilidad. — Ni siquiera sé qué día es hoy —. Aquel acento Francés resonó en la habitación, mientras enfilaba hasta la puerta donde había escuchado a la enfermera desaparecer.

 

Definitivamente no había nadie en aquel lugar, seguramente había decidido tomarse un descanso mientras pensaba que ellos seguían durmiendo como angelitos. Su cabellera rubia platinada caía por su espalda cubriendo gran parte de ella rozando su cintura con sutileza. Su contextura era delgada, pero sus largas piernas le daban a su figura una forma estilizada y atlética. —Tuve un accidente con alguien jugando al Quidditch — no se había siquiera voltearlo a verlo, se encontraba recargando su hombro sobre una pared, con la vista clavada en la puerta de roble — ¿y tú por qué estás aquí?

 

Comenzó a sentirse mareada, los recuerdos comenzaron a apoderarse de su mente una vez más, no podía esperar ni un minuto más para ir a la Biblioteca y esa era una noche perfecta, no podía dejar pasar la oportunidad y al parecer todo estaba más que normal dentro del Castillo. — ¿Quién eres? — Dijo volviéndose hacia el muchacho, mirándolo con cierto eje de curiosidad, mientras una sonrisa maliciosa se formaba en sus labios con forma de corazón.

 

Quizás él podía ayudarla a encontrar lo que necesitaba, además de robarse un par de ingredientes que seguramente le harían falta para finalizar aquella poción que llevaba meses intentando realizar, pero nunca podría llegar a concretar. Chasqueó la lengua luego de un par de segundos contemplando sus uñas crecidas teñidas de negro.

http://i.imgur.com/QF8MI.png


DZeSWOy.png


http://i.imgur.com/o4GYh.png


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Aaron Augustine Black Ryddleturn.

 

En la enfermería con @ (7mo año)

 

La señora Pomfrey se había retirado del lugar con su pequeño farol danzando en su mano. La desconocida bruja volvió a sentarse en el borde de la cama mientras yo volvía a destaparme reprimiendo ciertas punzadas de dolor; recordé las palabras de la enfermera de Hogwarts "una semana" ¡Una Semana! definitivamente el muchacho (como creía en ese entonces) que me había lanzado de mi escoba recibiría un puñetazo por el dolor que me hacía pagar en ese instante.

 

-Luce terrible...- agregué a las palabras de la bruja para cuando ésta extendió su delicado brazo. Pero no le dí mucha importancia, debía buscar mi varita para salir de aquél lugar; no aguantaba más el olor a pociones y medicamentos sin contar los frascos de la gran repisa junto a la pared del final que contenía quizás que cosas; la verdad era que a nadie le agradaba estar mucho tiempo en la enfermería.

 

La luz de la vela sombreó la mitad de mi rostro para cuando presenté el elegante perfil de un Black; rostro delgado, mirada fría y labios finos. No tenía una nariz respingada como los señoritos de los Malfoy pero tampoco era tosca ni aguileña, sino una normal. El mentón, aunque rasmillado estaba, daba a mi rostro los rasgos varoniles que me definían a mis 17 años de edad. La varita se reflejó en el gris de mis ojos y la alcancé con cierta indiferencia.

 

La chica parecía querer salir de allí también, no le culpaba, era lo que yo buscaba también. Su cabellera platinada se movía de un lado a otro como alma en pena.

 

-¿Porqué tanta prisa?- cuestioné mientras veía como abría un par de centímetros la gran puerta de la sala de enfermería, como esperando a que no hubiese moros en la costa. Sin embargo no me contestó, limitándose tan solo a responder mi primera pregunta- ¿Accidente de quidditch dices?...

 

La miré de pies a cabeza para cuando la misma se volteó a preguntarme porque había estado allí. Su cabello caía lacio por sobre sus hombros, era mucho más baja que yo, su pequeña nariz apuntaba mi rostro que demostrando cierta curiosidad denotó cierta molestia ante sus palabras. Sus ojos grises conectaron con los míos y me vi acorralándole una vez que di un paso para que cerrara la puerta con su trasero.

 

-Tú ...- rocé mi nariz con el pulgar y me di media vuelta ¡No podía levantar la mano a una mujer!- ¡¿no podrías haberte fijado por donde sobrevolabas?! - cuestioné entre dientes (para que nadie más que ella oyera) mientras me volvía nuevamente hacia la bruja- ¡seguramente por tu culpa he perdido una semana aquí dentro!...

 

Me acerqué al baúl a los pies de la camilla donde había estado en coma y al abrirlo pude notar que había una muda. No me importaba llevar aquellos short de lino como ropa interior, no me desnudaría en público, así que me puse unos pantalones sobre ellos y me quité la camisa de la misma tela dejando al descubierto un cuerpo esbelto, atlético y acorde a la edad. Tenía unos vendajes cruzando el pecho para afirmar el hombro y unos cuantas quemaduras producto del roce con la caída. Saqué los zapatos (parecía estar todo muy ordenado) y tras ajustar las agujetas envainé la varita al cinturón. No había ninguna camisa o ramera, por lo que tuve que volver a echarme encima aquél camisón que ajusté muy desparramado por los pantalones.

 

-Agradece que eres mujer y tienes lindo rostro, bonita - sostuve mientras abría nuevamente las puertas sin temor- por cierto, Aaron Black...

 

Sin más, puse un pie fuera del umbral y mirando a ambos costados me dispuse a encaminarme por los pasillos del castillo. No estaría un minuto más allí dentro.

ISh3z7l.gif

1yVXGup.png
xV0xd.gifmdbNxIw.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

~Isabella Hawthorne.

Séptimo año, con @ en los pasillos

La actitud de aquel muchacho comenzaba a enojarle de sobremanera, todo había sido un accidente ¿a caso ella también hubiese querido pasar una semana entera dentro de una enfermería, aullando de dolor cuando se despertaba? No. Además si hubiese sido por ella jamás se hubiese perdido una clases de pociones y mucho menos la oportunidad de poder hojear aquel libro todas las noches ne la sección prohibida de la biblioteca de la escuela.

 

Rechinó los dientes con fuerza, mientras contemplaba como se colocaba aquella muda de ropa, algo que claramente ella no haría. Lo vio acercarse, y abrir aquella puerta que hacía segundos la había obligado a cerrar con sus voluptuosas caderas. Un bufido escapó de sus labios mientras contemplaba la enfermería en penumbras, la sombra de aquellos objetos inanimados cobraba vida bajo la luz de la vela. Un escalofrió le recorrió la columna vertebral haciéndola temblar y pese al zarandeo experimentado involuntariamente por su cuerpo sintió una especie de ardor en su torso.

 

—Ni sueñes que me quedaré sola ahí adentro —. Masculló mientras se adelantaba casi corriendo hasta colocarse a su lado. Sus talones golpeaban sobre los cerámicos que estaban en los pasillos, los cuales estaban completamente a oscuras. Le resultaba imposible perderse en aquel castillo. Conocía cada rincón y sabía exactamente en donde se encontraba, al igual que el joven que tenía al lado.

 

No supo exactamente cuanto tiempo permanecieron en silencio, vagando por los amplios corredores de la escuela Mágica hasta que el ruido seco de una suela contra el concreto la obligó a tomar el brazo del Black para pegarlo del otro lado de la columna. Pegó su cuerpo al de él, mientras sus cuerpos se camuflaban entre las sombras y la oscuridad. Cerró los ojos sintiendo la calidad respiración del joven estamparse en la tersa y fría piel de su rostro.

 

El perfume que tenía impregnado en su ropa llegó hasta sus fosas nasales embriagándola un poco, estaban tan cerca que podía sentir el suave vaivén de pecho al respirar. Pestañeó varias veces, intentado oír como los pasos se alejaban de ellos . Le costó separase de él, pero al fin pudo despegar su anatomía del muchacho para volver a ponerse en marcha. Agradeció el hecho de que estuvieran a oscuras, ya que podía sentir como la sangre llegaba a sus mejillas dejando sobre ellas un suave color rosado que hacía un contraste perfecto con su nieva piel.

http://i.imgur.com/QF8MI.png


DZeSWOy.png


http://i.imgur.com/o4GYh.png


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Aaron Augustine Black Ryddleturn.

 

Pasillos de Hogwarts 7mo año. Con @

 

No alcancé a oír lo que decía la chica, más si pude notar que apresuró el paso hasta quedar caminando junto a mí. Sin detener mi andar le miré por sobre el hombro para luego volver la vista al frente y soltar un bufido. Esperaba no tener otro accidente por culpa de su inexperiencia (o al menos eso creía referente al Quidditch) o delicadeza de mujer; no es que fuera machista pero jamás había tenido un caída en mi carrera por el deporte mágico y casi lo tomaba como un acto de frustración en la edad compleja de los 16-17 años de edad que cursábamos en séptimo año.

 

Los pasillos del castillo eran helados, con suaves brisas que con el tumulto del día no se notaban. Acomodé un par de veces el cuello holgado del camisón que había ajustado a mal traer por los pantalones; el hombro se descubría cada cierto intervalo. La verdad era que había salido de la enfermería para ir en búsqueda de un objeto que me habían solicitado en el salón de los Black, un libro de magia antigua, hechizos y maleficios que desbordaban los tediosos vocablos que debíamos aprender. No podía fallar en aquella misión, era crucial para demostrar la confianza que los líderes oscuros habían depositado en mí.

 

-Piensas seguirme toda la no....- iba a finalizar cuando la chica me jaló del brazo hacia uno de los pilares que colindaban con el pasillo que daba camino a la biblioteca.

 

Me había acorralado junto al concreto, sintiendo el contraste del frío en mi espalda y el calor de su cuerpo adherido a mi torso. Por unos segundos quedé perplejo, su respiración casi al borde de mi cuello y su mano aferrando firmemente uno de mis brazos hasta que pude escuchar unos pasos acrecentarse junto a la silueta de un hombre que se dirigía hacia donde estábamos nosotros. Tomé la calma en el asunto, comprendiendo que la bruja tan solo velaba porque no nos pillasen a esas horas fuera de la cama y mucho menos, de la enfermería. Quité suavemente la mano que me aferraba impidiéndome mirar de quién se trataba; puse el índice sobre mis labios para que la mujer no emitiese ruido extraño mientras que con mi otra mano le aferré aún más junto a mí para cuando le tomaba la cintura por su espalda.

 

-Debe ser hoy...

 

-¿No podemos hacerlo por la mañana?

 

-Es peligroso, el libro no puede caer en manos equivocadas ¿traes la llave?

 

-¿Que llave?, la sección prohibida no tiene cerraduras

 

-¡La llave para la cerradura del libro i******!

 

Poco a poco los pasos y las voces de lo que parecía un dúo de profesores o bien podrían ser estudiantes de otra casa, se perdieron por los pasillos de la connotada academia de magia hechicería. Agaché la mirada gris para toparme de sorpresa con unos grandes ojos del mismo color que parecían observar el perfil de mi mentón para cuando sostuve la oída de costado al pilar. Enarqué una ceja y me despegué de la bruja.

 

-¿Hacia dónde te diriges?- pregunté mientras me acercaba al borde del pasillo por donde se habían perdido aquellas voces- deberías irte a la sala común de tu casa, niña... -volví a cerciorarme que ambas capas se habían perdido al final del sendero- ... ¿cuál es tu nombre?

ISh3z7l.gif

1yVXGup.png
xV0xd.gifmdbNxIw.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

~Isabella Hawthorne.

Séptimo año, con @en los pasillos.

Parecía que lo que acababa de oír era producto de su alocada imaginación, pero no. Había salido de aquel trance tras escuchar las claras palabras de dos personas, quienes, al juzgar por el sonido de su voz se trataban de hombres, pero no pudo saber de quienes se trataban. — Iré a la biblioteca —. Habló lo suficientemente alto como para que sólo el Black la escuchara mientras que una curvatura bastante extraña se formaba en sus labios.

 

Un extraño cosquilleo se apoderó de su cuerpo mientras sus pupilas color plomo se iluminaban de una particular forma, soltando pequeños destellos de tonalidades violáceas reflejando así como la adrenalina se apoderaba de su cuerpo. — Ya no soy una niña, cariño —. Lo miró con un toque de superioridad aunque al parecer tenían la misma edad y comenzó a caminar siguiendo desde lo lejos los pasos de aquel par de extraños.

 

— Isabella Hawtorne —. Desde hacía tan solo un par de años supo que aquel siempre había sido su apellido, aún aquel vil engaño le oprimía el pecho y la obligaba a preguntarse una y otra vez si volvería a pisar el castillo Crowley o si volvería a ver a Fokker, aquel mago oscuro que había velado por su bienestar desde que sus verdaderos padres murieron. Quizás aquella era la verdadera razón por la cual iba a la biblioteca ese día.

 

Antes de que tuviera el accidente había recibido la información de que en la sección restringida existía un libro que narraba todo lo que había pasado con su familia, en especial sus padres. Hugo detestaba hablar sobre el tema, lo único que el elfo había accedido a contarle era que su madre era una veela y que su padre era un Mortífago muy poderoso. —Algo me dice que me acompañarás a la biblioteca — chasqueó la lengua, girándose hasta toparse con los ocres de Aaron.

 

—Date prisa, o los perderemos de vista —. Afirmó luego de un momento para volver a emprender su camino hasta la biblioteca, apurando el paso, se agria arrimado a la pared para evitar que alguien viera su sobra en un recodo. Andaba con cuidado y guardando silencio hasta que aquellas voces volvieron a resonar en su cabeza. Los observaba detrás de una pared, muchachos altos con sus pesadas túnicas negras sobre los hombros haciendo que la tela toque el suelo.

 

—¿Los conoces? — Se animó a decir luego de un momento, apenas moviendo los labios percibiendo como los pelos de su nuca se erizaban ante la respiración de su acompañante. Sentía su anatomía nuevamente muy cerca de la de ella; inspiró profundamente cerrando los ojos tan solo un segundo escuchando su propia voz que le decía: no te sonrojes. Cerró los ojos y, tomando la muñeca izquierda del muchacho, lo obligó a avanzar lentamente hasta poder adentrarse a aquella habitación.

 

Se escabulló entre los distintos estantes, agachándose para poder asomarse en las esquinas para no perder de vista los zapatos de ese par, los cuales los condujeron directamente hasta la sección restringida.

http://i.imgur.com/QF8MI.png


DZeSWOy.png


http://i.imgur.com/o4GYh.png


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Aaron Augustine Black Ryddleturn

 

De camino a la Biblioteca; 7 año con @

 

-¡Espera!...- exclamé extendiendo mi brazo para que no avanzara; había hablado muy fuerte, por suerte y los tipos que recién habían pasado no escucharon-espera- volví a recalcar en un tono mas recatado mientras bajaba el brazo- no puedes, tú, no...- ¿como iba a explicarle lo del libro que andaba buscando?, recién le conocía y por mis jóvenes impulsos había dejado que me siguiese, ¡había sido un completo i******!. No podía perder esa misión- ...no dejaré que vayas sola...Isabella... ¡Claro que te acompañaré a la biblioteca!

 

Su nombre siseó en mis labios para cuando volvía la gélida mirada gris hacia el final del pasillo. Saqué mi varita y tras volverme hacia a ella asentí en un gesto resignado de tener que unirme a su aventura para concretar la mía, tenía razón, debíamos apresurarnos. Seguimos al par de desconocidos por varios pasillos y escaleras, de vez en cuando nos esquinábamos mientras los mismos cercioraban que nadie los siguiese; de hecho alcancé a atajar a la bruja sosteniéndole de la muñeca para cuando uno de ellos escuchó una pequeña piedrecilla que patearon nuestros pies.

 

-Si ves a alguien, mátalo...

 

Crucé miradas con Isabella, estábamos caminando por la cuerda floja, por tanto cualquier maniobra en falso podría costar la vida del otro y por ello no tenía más remedio que entregar mi confianza y esperar lo mismo de ella. Pasé la diestra por mi cabello, peinando el flequillo castaño y rebelde que caía por mi frente en un acto de liviandad para cuando los tipos entraron en la biblioteca. Me apegué al cuerpo de la chica sintiendo el frío de la empedrada pared del castillo y bufé mientras negaba mirando el suelo ¿debería contarle el porqué le había seguido hasta allí?

 

-¿Buscas morir aquí?- solté mientras quedaba erguido mirando la gran puerta de la biblioteca (cerrada) dándole la espalda. Me volteé nuevamente- ¿conocerlos? ...- callé un par de segundos- no lo entenderías de todos modos...

 

No alcanzaba a dimensionar la gravedad del asunto, cuando en eso la chica me tomó de la muñeca para adentrarnos en la biblioteca; definitivamente no lo entendería, pensé; nos escabullimos entre los angostos pasillos, estanterías llenas de libros (inimaginables títulos), mesas, archivos que revoloteaban aún a esas horas de la madrugada (horario en que no había nadie más allí dentro). No los veíamos, habíamos perdido de vista a los encapuchados. Isabella pisaba mis pasos, en un momento escuché un par de voces y parando en seco me volteé hacia mi acompañante para topar perfil con perfil. Alejé mi rostro unos cuantos centímetros y le señalé el taconeo de las botas...

 

Les seguimos hasta la sección prohibida, el ambiente era denso, tenso y a la vez intenso. Pequeños susurros que no provenían de apariencias físicas se escuchaban como murmullos por todo el sector, los libros, magias poderosas ocultas entre sus hojas. La risa de un niño me guió por un pasillo desconocido y sin perder de vista la cabellera platinada de la chica, me alejé un par de metros como si conociese el lugar al que me dirigía.

 

-Vaya vaya, que tenemos acá...

ISh3z7l.gif

1yVXGup.png
xV0xd.gifmdbNxIw.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 1 mes más tarde...

Darius, Licántropo.

En la biblioteca (supongo, que soy de primero)

 

Como todo Ravenclaw era Darius un amante por los libros, allí se encontraba explorando lo que se encontraba a su cercanía. Era posible que esto lo indujera a ser un poco retraído, esto no le daba mucha importancia, dado que era más interesante ser un apasionado de las lecturas, que estar con alguien que no conozco a Platón, Aristóteles, Nicolás Maquiavelo, entre otros grandes de la literatura. Allí como otros de su curso, se encontraba investigado sobre sus tareas, quizás incluso imaginándose conocer alguien. Entre los que pudieran considerarse sus iguales, ninguno lo era.

 

Entre sus allegados se encontraba Belsia (personaje de relleno, de la historia de personaje.) quien era que le escribía con frecuencia estando en el colegio de Magia y Hechicería, se pudiera decir que era su familia, ya que este le cuidada con su esposo, esa misteriosa figura que se encontraba oculta. Esta no se encontraba muy contenta, con la elección del joven a la casa diferente a la de ella, pero reconocía que era posible, asumiendo de donde este provenía, de esa noble casa, que cayó en decadencia y ahora no quedaba rastro. Ella temía que le hicieran burla por sus gafas o por ser regordete.

 

A penas si diviso un cierto aroma dulce, el cual se desprendía al abrir un viejo tomo de magia, en el cual se explicaba de forma grafica el combate de magia, se preguntaba si en ese lugar se pudiera poner entrenar, pero temía que ello le creara alguna dificultad, era posible que todo fuera parte de algo como un sueño. La educción, en el combate no era algo que le llamara la atención, pero le apasionaba leer al respecto. En ello ve aparecer al fantasma de su casa.

 

-¡Helena!- Comienza a expresar y se levanta con libro, haciendo que su capa oscura con decorados de su casa entre en leve vuelo, y al caer al suelo, sea arrastrada suavemente contra el mismo. –Me pudieras ayudar…- El espectro se le acerco, mientras que le acompañaba, esta era casi tan tímida como él, apenas si llego a la casa, ella fue de inmediato una de sus primeras amigas en hacer. Esto era no muy frecuente, como sus compañeros de casa, quien pocas veces le solían hablar o simplemente le ignoraban, claro era su curso. El trato de los años superiores lo desconocía.

 

Al cruzar por entre los pasillos, observo como ella le relataba un poco de la vida más allá de vida, algo que le pareció interesante, y entre esas conversaciones fue sumergida su dialogo, lentamente, observo todo y le pareció un sueño, estar rodeado de tantos libros, le hizo recordar su vida con los frailes de aquella comunidad religiosa, se pregunta si el fantasma de aquella casa, pudiera haber conocido a sus frailes.

 

En ese lapso de tiempo, pudo ser que un mago (Aron Black Lesntrage) cerrará la biblioteca sin que él se diera cuenta, por lo que no sería difícil que ello ocurriera mientras que se encontraba divagando con la fantasma, pero en todo momento su atención, estuvo pendiente de otra cosa más importante y ello era el conocimiento.

7VZGWBY.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Sala comun de Ravenclaw

 

La hora de cenar era el mejor momento para disfrutar del silencio de su sala. Acompañada de sus libros, sus mas fieles amigos, se hubico en una de las más comodas butacas al frente de la chimenea para leer, su genero favorito, la fantasia, muchos la molestaban diciendo que la fantasia muggle era aburrida, pero ella tenia ese don de meterse en la historia, de sentir a los personajes, de experimentar sus sentimientos como propios, cuando leia el mundo parecia detenerse, los sonidos apagarse.

 

El hambre, pues despues robaria algo de las cocinas, preferia evadir el tumulto de personas, ya tenia bastante con cruzarse entre clase y clase. siguio su lectura, ignorando los rugidos de su estomago.

 

El primer Ravenclaw volvia de la cena, un muchahito de segundo o tercer año, como hacian todos, la ignoro para subir a su cuarto, bufó, si uno ya habia llegado, el resto estaria proximo, guardo sus libros en la mochila y salio de la sala, era mejor ir a las cocinas ahora para que los elfos no tuvieran que trabajar por ella.

 

Rasco la pera del plato de frutas, la puerta se abrio con un suave crujido, les pidio a los elfos un poco de comida, pero eran tan atentos que la rodearon con un manjar, tomo un poco de todo y se dirigio al aula desocupada mas cercana a su sala, si algun prefecto la encontraba, era mejor estar cerca.

 

En un pupitre viejo, se sento a terminar la obra que habia empezado por la mañana. A si era su vida, pero no se quejaba.

t1ARQ2V.gif


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.