En el castillo..

[Thoth]

Darius, Licántropo.

En la biblioteca con @ y @

 

Algo extraño sucedía, por lo que Helena Ravenclaw, aquel fantasma de casa, le pedí al estudiante que se esconda, mientras que ella averiguar qué pasaba. La dama gris, como era conocido por mucho, observar que la puerta se encontraba cerrada con magia emite un desgarrador grito. Su apariencia se ve furiosa, algo que no era muy fácil de observar. El tumulto hace que los libros comiencen volar de un lado a otro.

 

Por otro lado, el joven estudiante - ¡Expecto Patronum!- El haz de luz sale de su varita, mientras que realiza los movimientos según había aprendido por los libros, el cual se transforma en una serpiente, por primera vez develada el animal que lo identifica, extrañamente no era el lobo, como era el caso de muchos licántropos, este era la serpiente, pero no cualquiera, esta era una Taipán del interior, la misma se movía como un digno reptil, al verlo queda asombrado, dado que no sabía que lo fuera hacer, pero esto le desgato mucho.

 

La creatura espectral comienza a moverse por todo el entorno, haciendo que la atención de la Ravenclaw se percate, ella no se imaginaba de donde provenía, por lo que hizo que se molestará más y todos los cuadros comenzaran a caer producto del enojo, dado que pensaba que alguien estaba atacando su hermoso lugar. Al desmayarse el licántropo, este ser espiritual se desvanece, por lo que Helena fijo su mirada en todos los presentes, allí fue que comenzó a recorrer todos los pasillos.

 

Estando en la sección prohibida escucho pasos, esto era extraño, por lo que al notar intrusos en lo mismo, supuso que ellos eran los responsable de la serpiente espiritual, además de cerrar la biblioteca. Allí lanza un grito desgarrador y hace que unos libros se caigan.

[Ellie Moody]

Tiempo atrás...

Maddie, primer año.

 

Maddie es consciente de que es la más bajita de su grupo, pero Hogwarts hace que se sienta todavía más pequeña, minúscula. Ignora, sin saberlo, la voz de la profesora que los dirige, así como ignora el hecho de que está caminando y de que se dirige a un tal Gran Salón. ¿Quién puede prestar atención a algo que no sean las altas paredes, los cuadros de las paredes...?

 

―¡Oh!

 

¿...las velas en el techo?

 

Ignora también las voces, las miradas y las burlas de los estudiantes más viejos. ¿A quién le interesa cualquier otra cosa que no sea apreciar ese majestuoso castillo? Lo más cercano que había visto antes era el internado donde pasó los últimos once años de vida, un caserón muy pulcro, muy elegante pero también muy gris y muy aburrido. Allí las velas no flotaban, ni tampoco había en el techo un papel tapiz con estrellas que se movían. No, ese lugar era muy aburrido, y estaba lleno de gente aburrida. Pero allí todos parecen más interesantes, con esas graciosas túnicas y esos sombreros puntiagudos (que ella también usa, aunque parece haberlo olvidado). ¡Y las coloridas bufandas!

 

Es sólo cuando se da cuenta de que ella no tiene una, ni ninguno de sus compañeros. Y también se da cuenta de que, mientras todos los demás están sentados, ella y el grupo de los "nuevos" están al frente de todos, frente a unos adultos y un pequeño asiento. Aunque nadie ha dicho nada, el bullicio general se transforma en un silencio expectante cuando un sombrero viejo, bastante remendado, es colocado sobre el banquito. Maddie se queda boquiabierta y atónita, cuando abre su boca (¿allí todos los sombreros tendrían boca?) y comienza a cantar.

 

Off: Pensé que sería interesante rolear una ceremonia de selección

[Lestat Rambaldi]

Hacia mucho tiempo no pisaba la academia, la invitación había llegado prontamente y Lestat se preparó para aquel momento, aunque hacia ya muchos años de su selección, este era un buen momento para acompañar a los nuevos magos que en Hogwarts comenzaban la experiencia.

 

Su capa de viaje era esta vez roja pero en su cuello tenia una bufanda, tenia que usar una manera de llegar al castillo y como sabia que no se podía aparecer en el castillo, era momento de usar su escoba, el Myrddin no usaba aquella forma de viaje muy a menudo, pero era una forma de presentarse dramáticamente al lugar.

 

Ya había volado unos kilómetros y su cabello al viento mostraba que así era, durante varios minutos surco el cielo estrellado y juntando algunas nubes para que los muggles no notaran nada, el viaje había terminado, a lo lejos vió la torres altas del castillo y mientras mas se acercaba oia a la distancia las voces y risas de lso jóvenes magos que ahí estudiaban, como le alegraba estar nuevamente en aquel lugar...

 

El aterrizaje fué suave y sin esperar un minuto mas caminó rápidamente hacia el Gran comedor donde seguramente conseguiria al resto de magos, quizás algún conocido, pero de lo que si estaba claro, era que conseguiría a su nuevo ahijado, trabajo que para la orden del fénix era muy importante, era hora de trabajar y a la vez divertirce un poco conociendo a los jovenes que en hogwart esperaban aprender.

[Andromedario]

Es pequeña y menudita. Está temblando no sólo por los nervios, sino también porque la noche es fresca. Además de ser estrellada. Lo sabe porque cada tanto hecha un par de vistazos hacia el techo, el cual le devuelve un reflejo del cielo nocturno. Varias velas flotan sobre sus cabezas y más arriba, otorgando la luz necesaria a aquel salón.

 

Se siente más observada que nunca. Más de un millar de ojos están puestos sobre ella y el grupo de niños de más o menos de su edad que la rodea. Está realmente nerviosa. Mucho más que durante el viaje en tren, donde no pudo hablar con ningún niño de su vagón, y muchísimo más que cuando tuvieron que cruzar aquel lago en barca.

 

Varias veces tuvo que pellizcarse su brazo para darse cuenta que aquello real. Aún parecía todo un sueño: el que su padre –si tenía un padre- la hallara en medio de un bosque, el enterarse que no era una anomalía hacer magia (porque eso era lo que hacía), y que debía asistir a clases para aprender a controlar la misma.

 

Ahora se encontraba mirando a todos los que se hallaban allí. A sus costados, cuatro mesas se distribuían a lo largo y estaban repletas de chicos y chicas, charlando en voz baja y dándose algún que otro codazo. Al frente, están los adultos del lugar, quienes se ubicaban en una mesa sobre una elevación. Todos parecían emocionados de verlos allí y estaban atentos a sus caras. Andy tragó con fuerza y desvió la mirada, asustándose aún más. ¿Qué se suponía que debían hacer? ¿Ver a quién de todos ellos agradaban más? ¿Realizar alguna prueba?

 

Una niña morena estaba a su lado. Su cara era pálida, pero en sus ojos había un brillo que daba a entender que todo allí le fascinaba. Mientras que Andy solo podía sentir temor. No podía disfrutar nada hasta no sentarse y poder observar todo sin la necesidad de saberse vigilada.

 

Entonces, alguien lleva un sombrero sobre un taburete. El mismo abre su boca y comienza a cantar. Aquello toma de sorpresa a Andy, y su rostro es pura curiosidad. ¿Cómo era posible aquello? ¿La magia podía realizar semejante cosa?

 

La historia que cuenta la prenda remendada y notablemente vieja es fascinante. Habla de tiempos pasados, de enfrentamientos constantes, de conocimientos buenos y malos… también habla sobre aquella escuela. Hogwarts, fundada por cuatro grandes magos. Dice algo de secretos, peleas y por último menciona el por qué están allí parados: todos deben ser seleccionados para ir a alguna de las cuatro casas: Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slythering. Cuatro casas, una por cada fundador.

 

Todos aplauden, y la persona que dejó el sombrero sobre el taburete comienza a llamar, alfabéticamente, a cada niño que se encuentra allí.

 

 

 

@ @@Mary Adler Westrong

[Sagitas E. Potter Blue]

Sagitas

Primer año en Hogwarts

 

 

Era una muchacha de pelo violeta que se había quedado atrás en el grupo de los nuevos que habían bajado del Tren. Era bastante tímida y su equipaje entraba en una mochila raída que cruzaba su pecho. De color indeterminada, apenas contenía una muda, algún papel del espectácul0 callejero que había dejado atrás, en español, su idioma materno, alguna fruta envuelta en paño y su varita. Eso era todo. No tenía dinero para comprar nada de lo que pedían en la lista para entrar en el Castillo de Hogwarts, donde estaría internada todo ese año. Su guía, quien le había encontrado y le había dado la carta de admisión a la Escuela de Magia y Hechicería, le había dicho que allá la proveerían de todo lo necesario, seguramente de segunda mano pero en buen estado.

 

Sagitas caminó tras el grupo, solitaria, sujetando en su mano una ratita alada. Había sido fruto de un sortilegio mal confeccionado. La chiquilla, aunque de recién 11 años ya cumplidos, ya había practicado la hechicería de forma autosuficiente. El ratón era producto de uno de sus ensayos. Estaba convencida que, en la Academia, algún profesor le ayudaría a deshacer el entuerto. Amaba aquella ratita pequeña. Amaba las criaturas y su mayor deseo por encima de cualquier cosa era poseer un lugar donde tener al menos una pareja de todas las criaturas del mundo.

 

Alguien les acompañó a todos hacia una gran sala, llamado el Gran Comedor. Sagitas miró por encima de su hombro derecho cómo un gigantón cerraban las enormes puertas por la que habían entrado. Sintió pesadumbre pero no miedo. Se había escapado de sitios peores en sus años de romería de pueblo en pueblo, haciendo numeritos con pelotitas, naranjas o cualquier cosa redonda que pagaran por mover en acrobacias.

 

De sitios peores se había escapado, sí... Y este no sería diferente en cuanto se aburriera. De momento, sólo había ido atraída por la posibilidad de saber usar la magia sin que fuera a escondidas. En cuanto aprendiera lo justito, Sagitas se iría de aquel castillo y viviría lejos. Le encantaba los bosques, la naturaleza; no estaba hecha para vivir entre gruesos muros.

 

Entró, al fin, para sentirse observaba. Si hubiera podido, se hubiera sentado en una de las mesas más alejadas del centro donde les habían situado a todos los nuevos, frente a un taburete andrajoso. Fue la primera vez que sonrío. Le gustaba aquel sombrero. Si no hubiera tantas miradas fijas en ellos, se lo pondría y, tal vez, hasta se fugaría con él. Seguro que le quedaría estupendo.

 

O eso pensó hasta que se puso a cantar. No entendió nada sobre lo de mantenerse unidos y sobre las cuatro casas. Ella observaba el cielo lleno de velas flotantes y no se dio cuenta que empezaba a decir nombres en voz alta. Saltó sobre sus pies cuando dijo su nombre.

[Charlotte Lovegood]

Charlotte Lovegood

 

Primer año

 

Vaya que era un lugar enorme, despues de dar finalmente con el castillo ya que se habia perdido del tren, como? no lo sabia, solo tenia entendido que habia griado por un callejon que no era llego mucho mas tarde que sus demas compañeros, al ingresar detras de todos observo en silencio lo que sucedia a su alrededor, un castillo gigante se alzaba al frente de ella el cual se veia bastante hermoso y algo intimidador, cuantas camaras secretas tendria? cuantos lugares ocultos que nadie conoce nin nunca conocera quiza? y magia? tendria magia aquel lugar?

 

El dia que recibio su carta a Hogwarts era uno bastante triste, donde descubrio que sus padres muggle en realidad eran adoptados, ella no era realmente su hija sino que algun brujo que todavia no conocia los habia hechizado para que piensen que CHarly era su hija hasta que llegase el momento de que abra los ojos y reciba su carta para ir a Hogwarts. McGonagall estaba alli tambien pero bastante lejos, ella habia sido la que trajo a Charlotte en primer lugar al mundo de la magia y ella personalmente se encargo de traerle su carta y desencantar a sus padres que no la reconocieron, es decir que ahora no tenia a nadie ni nada.

 

En silencio se mantuvo parada detras de todos los estudiantes y al ingresar quedo en shock al ver velas flotando, un cielo nublado y una mesa enorme llena de cosas sabrosas, eso era algo muy bienvenido ya que Charly tenia un apetito espectacular. Ademas que habian mas estudiantes mayores a ella, unos mas que otros que observaban a los demas alumnos con gran expectativa.

[Patri Gryffindor L]

Patricia

Primer año en Hogwarts

Flash back

 

Sus ojos asustados se mueven de su madre a su padre con mayor frecuencia cada vez. Ambos se miran y la pequeña sabe que algo no va bien. - ¿Qué sucede? - Pregunta haciéndose oir pero, no obtiene respuesta. - Ella debe saberlo... - Dice su padre con calma. - Su padre sabe lo que dice...- Piensa. - No, ella es demasiado pequeña. No puede saber - y el sobre con la carta que mamá lleva en sus manos es hecho añicos.

 

Patricia llora y se esconde en su cuarto. Su cuarto es grande como el resto de la casa pero ahora lo nota más grande que nunca. Se siente triste porque sabe que sus padres ocultan algo. Ellos nunca le ocultan nada, ¿por qué ahora sí? El miedo la hace llorar de nuevo.

 

Pasan las horas y sus padres entran al cuarto. Su madre está llorando en brazos de su padre. Patricia ya no llora, solo se abraza a uno de sus peluches favoritos y los mira fijamente

 

- Tenemos que hablar... - Dice su madre y se derrumba. Cae al suelo tapándose los ojos con sus manos mientras llora y balbucea sin parar. - Te mentí, te mentí y ahora no sé como reparar mi error... - más y más palabras salen de sus labios pero Patricia solo llega a escuchar una única frase.

 

- ... Eres adoptada... Elvis... así se llama tu padre... - Y todo se vuelve negro en su mente.

 

........................

En la "actualidad"

 

Han pasado más de veinticuatro horas desde el fatídico suceso. Patricia ya no se encuentra en casa. Patricia ha escapado. Ahora ella está en Hogwarts, su nuevo colegio. Ella no sabe nada de magia pero le han dicho que es una bruja. La castaña aún no lo acepta pero al parecer es así. Toda su vida ha sido una cruel mentira. - Mentira, mentira, mentira... ¡Ustedes son unos mentirosos...! - Recuerda haberle gritado a sus padres tras releer aquella carta. Suspira y abre los ojos para encontrarse de nuevo en aquella sala tan enorme.

 

Sus ojos verdes, demasiado grandes para su delgado rostro, observan el lugar y se sorprende de todo lo que ve. Magos y brujas por todas partes. Pero ella no puede ser una bruja. Deben haberse equivocado. Se encuentra en el centro de la sala. Muchos ojos la miran y ella luce nerviosa. Al final de la fila de alumnos un sombrero la espera.

 

Es su turno, lo sabe y camina asustada. - ¿Y si el sombrero se da cuenta de qué ella no debería estar ahí? - Un nudo se le forma en la garganta. Inspira y Expira. Trata de tranquilizarse y se sienta en el banquito colocándose el sombrero. Y el sombrero habla. Patricia cierra los ojos asustada y algunas lágrimas luchan por caer de sus ojos pero se resiste a llorar.

 

- Vaya, vaya... ¿que tenemos aquí...? Valiente sí... y testaruda... Muy testaruda. Una mente difícil pero, ¿oh?... Ya sé donde te pondré... Sin duda tú jovencita debes pertenecer a... -

 

- ¡GRYFFINDOR! -

 

El alarido de gritos de júbilo estalla en la mesa de la izquierda. La pequeña sonríe. Empieza a ser consciente de que realmente es una bruja y después de todo, no parece ser tan malo.

[Bodrik]

 

 

Hace un tiempo

Primer año en Hogwarts

En realidad Bodrik jamás pareció de 11 años, pues un año después de haber nacido entró al colegio, pero se veía mayor a su edad real. Sin embargo, nunca ha sido una adulta ni física ni mentalmente sin embargo la sensación experimentada la mañana del su primer día el Hogwarts seria imposible de olvidar para cualquier mago o bruja; al menos la pelinegra aun lo recordaba, tal vez por lo extraña que se sentía en medio de tantos alumnos y profesores ya que jamás había convivido con alguien fuera del Castillo Lockhart de donde no había salido jamás.

A las 11 Am el tren a Hogwarts partió llevando a la pequeña niña que había sido acompañada por su familia paterna incluyendo a sus abuelos Adriano Wallace Y Cye Lockhart, además de su padre Finn Lockhart que siempre había estado mortificado por el momento en que su hija dejara la seguridad del castillo Lockhart para arriesgarse en un mundo que le significaba un gran peligro. Ahora estaría sola y debía poner en práctica todo lo que aprendió durante su entrenamiento; no debía morder a ningún ser humano.

El viaje fue largo hasta su llegada al famoso castillo escolar, pero consiguió superarlo gracias a la gran cantidad de dulces consumidos durante el trayecto; suerte que siempre pasaba el carrito por el pasillo y ella aprovechaba para abastecerse debido al consejo que su tatarabuelo Gilderoy le proporcionó la noche anterior desde su bello retrato que descansaba en la sala de espera familiar, y desde donde todos los días hablaba con la niña que lo atendía con mucha admiración.

Ser una Semivampiro en un castillo lleno de niños no sería nada sencillo, pero tenía un gran autocontrol obtenido durante su encierro, además su padre le proporcionó un cofrecito repleto de pequeños frascos que servirían cada vez que fuese necesario; su peor problema sería vencer la timidez (se debe recordar que jamás salió del castillo Lockhart hasta ese momento).

En un mismo día no solo se había visto obligada a viajar en un tren repleto de desconocidos, sino que además desde su llegada a la estación estaba acompañada por los alumnos que al paralelo con ella comenzarían su primer año escolar y eran trasladados en pequeños botes hacia un puerto especializado por donde los amontonados chicos tendrían acceso al gran comedor medio de la ceremonia de bienvenida.

Al anochecer estaba en el gran salón temerosa y con nauseas, igual que todos sus compañeros al momento en que luego de escuchar su nombre se vio empujada a un incómodo banco ante la mirada inquisidora de sus compañeros cuando el sombrero estuvo sobre su cabeza gritando Gryffindor como la casa que le había sido asignada durante la estadía en la escuela mágica.

@, @@Noah Lockhart, @@Ezequiel granger

[Patri Gryffindor L]

Patricia

Primer año en Hogwarts

 

Desde su banco en aquella gran mesa, observa el resto de la ceremonia. Es el turno de otra niña aunque esta parece tener más edad que Patricia. - Que extraño - piensa la castaña ya que según le han dicho, todos deberían tener once años de edad. La chica desconocida también pertenece a "Gryffindor" y camina para sentarse junto a Patricia que luce incómoda - tanto o más que la pelinegra -. De cualquier forma, necesita abrirse. Ahora ella también es una bruja y quiere encontrar amigos desesperadamente.

 

- Hola... - Empieza con timidez y sus mejillas se sonrojan. Sus ojos verdes, demasiado grandes para su delgado rostro, se posan en los de su compañera y trata de infundirle la confianza que ni ella misma siente. - Mi nombre es Patricia Er... - Casi está a punto de decir el apellido de sus padres adoptivos pero termina por guardar silencio. Ella ya no tiene padres. Los odia... - odia, odia, odia.. - Ahora ella es huérfana.

 

Un nudo amenaza con aflorar su garganta pero carraspea para eliminarlo. No piensa volver a llorar. -... Patricia.. a secas; y al parecer vamos a ser compañeras de casa. ¿Tú eres? - La pequeña de ojos verdes es amable y aunque sus mejillas siempre permanezcan sonrojadas, sabe como comportarse para que el resto de personas se sientan cómodas en su compañía.

 

Lo que más desea en estos momentos es sentirse aceptada y, - ¿quién le dice que esa niña no podría ser su futura mejor amiga? - El pensamiento le hace sonreir, y sin que pueda controlar sus palabras, estas salen sin más - Espero que podamos ser buenas amigas. - Su sonrisa es sincera y se extiende por todo su rostro iluminándolo. Su sonrisa es contagiosa y lo sabe porque su nueva amiga parece tener también ganas de sonreir.

 

Ahora, Patricia es una bruja que se relaciona con otras brujas. Patricia no para de sonreir. Patricia es feliz ahora.

 

@Bodrik

Editado 3 de Marzo del 2017 por Patri Gryffindor L

[Ezequiel granger]

El día había llegado, su aventura personal comenzaba, el Joven muy nervioso, apenas once años, el un niño valiente, vergonzoso, pero a la ves dispuesto hacer cualquier cosa para llegar a ser un gran mago o brujo, con una vestimenta muy neutra hasta saber su casa se dirigió al castillo, repleto de gente, todos emocionados excepto los antiguos que solo muraban de los jóvenes que veían.

 

un salón muy bien adornado, los directivos, una silla y un sombrero, eso se llevaba las miradas de todos.

 

uno a uno fueron pasando, todos a sus respectivas casas que eran elegidos por el sombrero, hasta que escucho que una voz lo llamaba, era su turno, muy ansioso y a la ves curioso por saber donde lo pondría el sombrero.

 

paso al frente se sentó, le colocaron el sombrero, mmm Curioso, valiente, curioso y dispuesto a todo, ya se, SLYTHERIN dijo el sombrero llevando ce la sorpresa del mago, slytherin era una casa famosa por que sus integrantes por lo general eran bastante malos con los demás, miro hacía la mesa de sus compañeros de casa y fue y se sentó, mientras tomaba haciendo dijo, saludos mi nombre es Ezequiel parece que pertenezco a esta casa.