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Libro de la Fortaleza


Keaton Ravenclaw
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Termine mi explicación y Hayame me dijo que lo expuesto había sonado bien y me preguntaba sobre lo que haríamos ahí. Solo encogí los hombros. El profesor nos daba sus puntos de vista sobre lo que le dimos como respuesta, yo iba a replicar a lo que me había dicho de no subestimar los objetos y el otro hechizo que nos daría el libro cuando la otra chica del grupo comento sus intereses. Suspire profundamente, exhalando el aire de manera lenta.

 

Al terminar con la explicación de Maida, el Ravenclaw nos dijo que aprenderíamos el uso correcto de los anillos, nos explico su funcionamiento y el cómo activarlos. *No era muy difícil* pensaba escuchando de manera atenta. Mis compañeros prestaban toda la atención posible al igual que yo, fue hasta que sentí el rayo del ave de trueno que nos trasladó en diferentes direcciones a todos.

 

Por primera vez desde que había llegado a la clase me sentía solo, quizás era bueno, me gustaba meditar antes de poder iniciar un buen trabajo, el rayo nos había dejado una especié de intercomunicadores que se alojaban en el casco burbuja. Nos dio las especificaciones para la misión que debíamos de realizar, salvar muggles atrapados, sin causar avalanchas y no usando mas que los dos anillos explicados.

 

*Listo creo que entendí a la perfección* meditaba mientras miraba los anillos que había sacado de una fornitura de mi cintura. *Si los coloco en mis dedos entonces me veré genial, bueno no ya es momento de actuar, aquí debe de haber mucha gente que corra peligro* Debía empezar a actuar o esto estaría mal. Toque el Anillo de Salvaguarda Contra Oídos Indiscretos.

 

Si lo que quería era pasar desapercibido debía de acudir a lo que fuera necesario, no podía poner en riesgo mi identidad, que, aunque sonara ilógico con un casco burbuja en la cara seria mas difícil. Observé el lugar un poco, y encontré lo que estaba buscando. A unos cuantos metros de donde estaba dos rocas de un tamaño promedio (a la altura de la cintura) reposaban sin causar problemas.

 

Apunte a Zharr a la parte baja de las mismas y pronuncie Diffindo, los cortes fueron precisos, quedo la base aun sobre la nieve y la otra parte por encima. Gire la cabeza esperando que no hubiera alguien que me espiara, para evitar problemas active el Anillo de Escucha, no quería hacerlo, pero era lo mejor para evitar algún acontecimiento inusual.

 

Sin dejar de apuntar a las rocas luego de haber revisado que seguía solo, pronuncie. Morphos ambas tomaron la forma de Husky Siberiano los perros serian mis distractores para ayudar a los montañistas. Me concentré nuevamente y apreté el anillo, era momento de escuchar algo. Unos instantes pasaron y nada. Pero, además de el anillo las mascotas me ayudarían. No escuchaba nada, al parecer me había tocado un lugar solitario, quizás no había nadie de este lado, cuando, un sonido logre escuchar.

 

Era la voz de una pareja pidiendo ayuda, al parecer no fui el único que los escucho ya que los canes salieron a gran velocidad, ellos y sus habilidades me hicieron apresurar el paso. Al llegar a lo que parecía una caverna dos personas se morían de frio, eran dos personas mayores, la primera en verme fue la mujer, misma que me dijo que si no tenia algo para su esposo que necesitaba calor. Los perros fueron a su alcance luego de que active el Anillo de amistad con las bestias. La mujer miraba a su esposo y me agradecía.

 

*Esto no va a ser suficiente* pensaba saliendo de la caverna, tras unos instantes me arriesgue a todo, otro hechizo de Aparición y dos mochilas repletas de víveres mantas y cosas que les ayudaran a bajar aparecieron. Entre nuevamente, al parecer la señora también se había quedado dormida. *Bien creo que es mejor esto*

 

Dejé las mochilas a sus lados y pensé Episkey apuntando a cada uno. Se recuperarían de eso estaba seguro. Apunte a un grupo de leña apagada y pronuncie Incendio. Las brasas tomaron un fuego maravilloso, el calor se generaba, era momento de salir. Antes de irme apunte mi varita a ellos y pronuncie Obliviate, los husky se quedarían ahí, pero cuando ellos despertaran solo serían dos grandes rocas.

 

--Profesor, creo que debo moverme de aquí, al menos que piense algo más.

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EL vampiro comenzó entonces a percibir el aroma de los muggles, algunos heridos, otros solamente congelados, y no pudo evitar dejar escapar un gesto de asco. Los odiaba, en verdad que sí, por él hubiera sido mandaba a matarlos a todos, pero desde luego no podía, ¿qué tal si dentro de sus alumnos, que no eran los Yaxley, había un miembro de La Orden del Fënix? No quería que su identidad se viera comprometida. En fin, suspiró y fijó su mirada en el cielo: se aproximaba una ventisca. Sus estudiantes se tenían que dar prisa. El que comenzó fue Eliot.

 

El ojiverde puso atención a sus movimientos, y sonrió. Jamás les había impedido usar ningún otro hechizo mas que los del Libro, por lo que al verle usar una maldición imperdonable, el ojiverde sencillamente soltó un "típico", pues los mortífagos pocas veces podía evitar mostrar su poderío ante los demás. Usó bastante bien ambos Anillos, pudo evitar que esos muggles le escucharan y pudo percibirlos al usar el de Escucha para notar sus comunicadores. Una vez que terminó, un rayo lo volvió a la diestra de Keaton.

 

—Bien hecho, Eliot, no tengo quejas de tus movimientos. Solo hay que tener más cuidado con las imperdonables —Dijo el Base —Veamos qué hacen tus compañeros —Añadió y le mostró un pequeño holomagigrama, el cual estaba ocupando mediante una Bola de Cristal, que le permitía concentrar su Ojo Interior para ver qué hacían sus estudiantes.

 

Keaton casi se va directamente a Hayame cuando vió lo que estaba haciendo, no podría creer, en primer lugar, que se hubiera puesto los Anillos en el cabello, ahí jamás tendrían efecto, porque, como bien se sabía, la magia emana de las manos, no de los cabellos. Por lo que para empezar, el efecto de los Anillos, quedaba mermado. Lo peor vino cuando la Snape arrojó el Libro en la cara del Yeti. ¡PERO QUÉ FALTA DE RESPETO! Si seguía de esa manera, tan altanera, terminaría por reprobar el curso, no se podía vincular con algo a lo que no le tenía respeto. Al menos, había ayudado bien al muggle, pero... Abarai la trajo de regreso.

 

—Señorita Snape, pésimo uso de los Anillos, ¿quién diantres le dijo que puede ponerse los anillos en sus cabellos? ¿Sabía usted que nuestra magia, y la de todos los magos y brujas del mundo, emana de sus manos? ¡LOS ANILLOS NO FUNCIONAN SI NO SE PONEN EN LOS DEDOS! —Aquello último ya lo dijo gritando —Y lo peor, ¿quién se crees usted para lanzar así el Libro? Entienda, que si no pone de su parte para respetar la magia que él trae, no se podrá vincular con el Libro —Dijo notablemente alterado el Animago. Jamás ningún estudiante, en ninguno de sus años como profesor, le había sacado tanto de quicio —Haga favor de prestar atención a sus compañeros y veo como se emplean los Anillos —Añadió y le señaló el holomagigrama.

 

Maida era la siguiente. El vampiro vió cierto temor en ella ¿pero por qué? No lo supo, ya tendría tiempo de hablar con ella en la Fortaleza, ¿sería miedo a la muerte? Lo ignoró. Lo que si notó fue la excelente utilización de los Anillos, pudo encontrar bastante bien a los muggles y los curó de manera correcta, aunque no debió esmerarse tanto siendo mortífaga, pero él, como profesor, desde luego lo veía muy bien. Aunque tal vez la orden al Anillo de Salvaguarda Contra Oídos Indiscretos, pues la muggle la pudo escuchar. Abarai la trajo de de vuelta.

 

Maida, en general bastante bien todo, solo debes de aprender a dar mejor las órdenes al Anillo de Salvaguarda, porque no supe bien por qué la muggle te pudo escuchar, cuando habías activado el Anillo. Eso fue lo único malo que vi, de ahí en fuera, tarea bien cumplida —Le informó. Ahora era el turno de Aaron, el cual entró en acción.

 

¡KEATON AMÓ AL CHICO! Eso era un mortífago, Keaton jamás les dijo que ellos no podía provocar el accidente, y la verdad aquello hizo que al Ravenclaw se le pasara el enojo con Hayame. Aaron había empleado bien sus dos Anillos, por lo que había demostrado que los sabía ocupar. Sonrió, pues básicamente él hubiera actuado de una manera similar, eso de salvar muggles... Agitó su variota mágica de cerezo y Abarai hizo regresar a Aaron.

 

—No, Aaron, no era necesario que salvara a los muggles, con que me demostrara que sabe usar los Anillos me bastaba. Buen trabajo —Pero por si las dudas, y solo para no evidenciarse, hizo que Abarai salvara a los muggles de aquella situación transportándolos a la base de la montaña.

 

El último había sido Djvash, su utilización del Anillo de Escucha fue perfecto, incluso el de Salvaguarda había estado bien, la verdad es que era de esos alumnos que se decantaban a hacer lo que el profesor les decía, lo cual estaba bien, pero al ojiverde le gustaba más que fueran un poco más proactivos. Pero ésto no se lo diría a su alumno, su para él aquella era la forma perfecta de aprender, por él estaba bien. Lo importante ya vendría para el final del curso de vinculación.

 

—Bien Djvash, ha estado bastante bien la utilización de los Anillos —Dijo cuando Abarai lo llevó de vuelta u justo también cuando el holomagigrama desaparecía —Solo trata de darle un poco más de inventiva a tus tareas y créeme, te divertirás más —Añadió —Muy bien chico, pasaremos ya a la utilización de uno de los hechizos y del siguiente objeto —Continuó.

 

A esas alturas, el ojiverde estaba seguro que muchos pondrían un poco más de atención, y esperaba de verdad que la Snape encontrara utilidad a aquello, sobretodo, porque sería vital en vista de que ya se había enfrentado a un Yeti. El Ravenclaw sacó el Anillo Detector de Enemigos y se lo puso en el dedo medio de la mano izquierda. Aún no estaba activado, y dudaba activarlo en aquella clase, porque solamente irradiaría aquel escozor sin un miembro de La Orden del Fénix estuviera cerca y quisiera atacarle, pero como aquel bando estaba casi extinto...

 

—Bien chicos, pasaremos al Anillo Detector de Enemigos. Este objeto funciona de una manera sencilla, aunque si consume mucha de su magia, sobre todo porque va a depender de sus pensamientos. El Anillo Detector de Enemigos va relacionado a lo que ustedes piensen que será su enemigo. Por ejemplo, si quieren prevenirse de algún tipo de persona, solo deben pensarlo antes activar el Anillo, con ésto, y hasta que desactiven el mismo, éste les causará un pequeño escozor en la piel del dedo donde se lo pongan además de que emitirá una luz de cualquier color —Les explicó —Para activarlo, basta girar la piedra que lleva en la parte de arriba.

 

—Ahora bien, vamos a empezar ahora con el Salvaguarda Mágica, este hechizo puede ser No Verbal, pero igual si sienten la necesidad de soltarlo en voz alta, tampoco habría problema. Como ya leyeron en el Libro, este hechizo los volverá intangibles y podrán atravesar superficies, o bien, los objetos los podrán atravesar a ustedes, poco más o menos como si fueran fantasmas. No los volverá invisibles, hay que aclarar, y deben de ser muy precavidos cuando lo empleen y saber exactamente qué desean atravesar o qué desean evadir, porque si al usarlo solo piensan en traspasar todo, pueden quedar completamente desnudos —Aquí Keaton no pudo evitar pensar en sus tres alumnos hombre completamente desnudos, sería una imagen digna de ver, ojalá alguno cometiera el error.

 

—Para su próxima tarea —Dijo el vampiro, y aquella era la verdadera razón por la cual los había llevado al Everest —El Ministerio de Magia de este país ha solicitado ayuda al Ministerio inglés con una infesta de dementores. Tras buscar su origen, descubrimos que el nido se encuentra cerca de aquí, por lo cual, nuestra tarea va a ser la de tratar de controlarlos y alejarlos cuanto podamos de las faldas de la montaña y hacerlos subir para que no afecten a la comunidad mágica de Nepal. Deberán usar sus Anillos Detectores de Enemigos y el Salvaguarda Mágica. En esta ocasión, haré equipos. Hayame, Eliot, ustedes irán a la parte sur, ahí se encuentra el nido más pequeño, así que ustedes dos podrán solos. Aaron, Maida y Djvash, ustedes tres irán a la parte norte, donde está en nido más grandes. Si necesitan ayuda, por favor, lancen chispas rojas con sus varita y acudiré a auxiliarles. Al finalizar, nos vemos en la faldas de la montaña. Pueden irse —Explicó el Black Lestrange y los vio empezar a partir.

Editado por Keaton Ravenclaw

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La pelirroja aguantó con calma los gritos de aquel supuesto docente, decidiéndose a que sí, iba a presentar definitivamente la queja en su contra ante sus superiores por la manera en que se dirigía a ella.

Le había ofrecido la paz... él quería la guerra...

Perfecto por la Snape.

Ladeó la cabeza y no se movió cuando les despacharon a por los dementores, ni siquiera le apuraban dado que no tenía un alma que pudieran chuparle en realidad y el asunto de la vinculación con el libro? había hecho las paces con este por lo que era muy su asunto cómo llevara a cabo la conexión con este, independientemente de la opinión del docente.

Y ya que el campo de batalla estaba impuesto...

-No

Dijo con firmeza observando al Ravenclaw con gesto aburrido

-No me voy a ir... hasta que me diga exactamente en cuál de las páginas del Libro de la Fortaleza dice que si no se usan los anillos en los dedos, pierden efecto

Aunque no sonreía era evidente que la mirada era sádica y disfrutaba mucho esos instantes retando al profesor.

Haciendo una venia pretendida sacó su maltratado ejemplar y con un movimiento de dedos, lo abrió; unas gafas mágicas decorativas y que pretendían ser de lectura aparecieron sobre el puente de la nariz de la Snape que mostró un fingido gesto de calma y neutralidad.

-Vamos a ver... anillos, anillos, anillos... aja. Anillo Salvaguarda Contra Oídos Indiscretos

Su voz era clara y firme. Sin ver a aquel chiquillo que tenía por docente, siguió leyendo en voz alta

-"Bloquea una zona de hasta 50 metros para que los sonidos no salgan de ella, yada, yada, yada..."- seguía leyendo- "lo que se habla solo pueda ser escuchado por aquellos a quienes el portador del anillo permite que escuchen"... madre mía... portador! -abrió mucho los ojos y se bajó un poco las gafas- no dice nada de dedos o que pierda el efecto!... pero no se preocupe "profesor", quizás se haya saltado algún párrafo de lo que pretende enseñar, vamos a ver qué nos dice el Libro de la Fortaleza acerca del pequeño Anillo de la Escucha...

Sonrió de fingida forma agradable dándole un vistazo rápido al Ravenclaw para después, volver a hojear el Libro

-Aquí está... "Anillo de Escucha"

Carraspeó cubriéndose la parte delantera de los labios con un puño cerrado antes de volver a hablar

-"Sirve para escuchar a distancia conversaciones que no están debidamente protegidas. No tiene efectos cuando se han realizado protecciones con el anillo para Salvaguardas contra oídos indiscretos"... Merlín bendito... no, tampoco

Cerró de golpe el libro y las gafas desaparecieron

-Nada de dedos, nada de advertencias de que por que fueron hechos por los duendes de la olla de oro mágica si no te los pones en la mano ya perdiste...

Esta vez si sonrió y lo hizo con crueldad, apoyando el peso de su cuerpo en una de sus caderas mientras sostenía el tomo por el lomo y la parte de apertura hacia arriba en la mano libre

-Cero. Creo que alguien no se leyó muy bien lo que pretendía enseñarnos y ha decidido tomarla solo porque no tiene la madurez para lidiar con el hecho de que no todos van a temblar de miedo ante su voz- dijo con suavidad al tiempo que volvía a ladear la cabeza- hijo... tengo más edad que tú y muchísima más experiencia en general. No trates de verme la cara porque no te va a servir y lo único que vas a conseguir, es pasarla muy mal en esta clase. No me estás afectando a mí, te estás afectando tú

Inspiró profundo aunque no era necesario. Paciencia ante todo, se recordó a sí misma.

-Si quieres que te respete como profesor, empieza a respetar tú a los demás. Acepto tu posición como docente pero ello no significa que tenga que aguantar tus desplantes que empezaron desde que te ofrecí con amabilidad algo que pudiste responder de otra manera- bajó muy apenas los párpados ya sin sonreír- te falta temple. Esta bien que quieras ser estricto pero no es lo mismo eso a ser altanero- continuó- creeme que nos veremos con los Arcanos y los Guerreros Uzza terminando la clase para hablar al respecto pero mientras llega tan agradable momento... te lo ofrezco una última vez: llevemos las cosas en paz y no me vuelvas a levantar la voz

Entornó la mirada

-Y como última sugerencia... ve a San Mungo a estudiar un poco acerca de las propiedades mágicas en general de magos y brujas. Te lo digo como ex Directora de San Mungo- alzó una ceja- porque ese "la magia de magos y brujas solo emana de las manos..." -chasqueó la lengua un par de veces- creo que hay unos cuantos magos menores de once años que discreparían contigo, por no hablar de algunos miembros del propio Ministerio

Se cruzó de brazos

-Entonces... haremos esto en paz o tendré que irme a buscar dementores pensando en que vamos a terminar esta clase asesinándonos el uno al otro y ante un jurado de Altísimos revisando un bonito Pensadero con las memorias de lo ocurrido?

Terminó de sentenciar

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Aquello era la guerra. La pobre mujer no sabría si subía o bajaba, la pobre mujer se creía lo suficientemente sabia para poner en duda lo que el Ravenclaw sabía, y además, estaba completamente desquiciada si creía que los Uzza o los Arcanos estaban en disposición de escuchar aquellos argumentos acerca de la supuesta "mala enseñanza" del ojiverde. Aquello hizo que lo que estaba tratando de controlar, ese mortífago suyo que trataba de ocultar ante el mundo, saliera. Porque si bien el Black Lestrange era altanero, déspota y muy arrogante, una cosa era cierta, jamás se pondría a inventar algo que no fuera cierto, jamás, no era su estilo. Pero iba a responder a la Snape solo por el mero afán de llevarle la contraria.

 

―Para empezar, la que entiende por completo mal el funcionamiento y lugar de los objetos, es usted. No me imagina a la gente andar por la vida con sus anillos de boda o de compromiso en los cabellos, ¿verdad? Si bien existen cientos de Anillos, es evidente que éstos van en las manos, cualquier con dos dedos de frente lo sabría, señorita Snape ―El chico estaba hablando despacio, pero siseando, aquello estaba alcanzando sitios que jamás ningún estudiante le había echo tocar.

 

―En efecto, en ninguna parte del Libro de la Fortaleza dice que los Anillos deban de usarse en los dedos y es tan sencillo como que no se esperaba que alguien dudara de donde van. Todas esas citas que hace, debería entonces entenderlas muy bien usted, y le pido me siga llamando de usted, porque no somos iguales, señorita Snape ―Continuó ―Ahora bien, le diré algo, esta forma de enseñar que tengo, la saben perfectamente bien los Uzza, saben que no soy alguien a quien le gusten los errores y que no soy alguien que permita que cualquier hija de vecino venga aquí a menospreciar la magia que ellos amablemente están poniendo en nuestras manos. Usted empezó la clase menospreciando la Magia del Libro, no es mi culpa que ahora que uno le viene a reprender, usted se sienta aludida por mi forma de enseñar ―Añadió.

 

Su voz seguía siendo tranquila, ya no estaba alterado, su estado ya no reflejaba coraje, ahora, era ira. Ya no iba a hacer desplantes como los que había hecho antes, y el problema ahora iba a ser que por ella pagarían todos, ¿por qué? pues porque así era él, por le venía importando poco su sus alumnos iban ante Niko o Leah, incluso ante los Uzzas o Arcanos, él estaba ahí por su conocimiento, por lo que había aprendido a través de siglos y siglos de estudio, y ahora una mujer, que seguro no pasaba de los trescientos años, venía a llamarle "hijo" PATÉTICO.

 

―Ahora bien, y esto va para todos. Recuerden que la Magia es mental, no depende de la sangre, como muchos creen, porque en ese caso, no habría squibs, la magia es un don que se le entrega a pocos seres humanos en el mundo, y si, seres humanos porque todos los aquí presentes, sean de las razas que sean, en algún momento fueron humanos, ya que sino, no podrían usar la varita. La Magia únicamente puede ser manual, porque que yo sepa, nosotros no tenemos magia en los ojos para pulverizar cosas, podemos tener estas habilidades, si, pero mediante un hechizo hecho desde nuestra varitas que sostenemos con nuestra manos ―La Snape quería conocer sus conocimientos, los tendría.

 

―Señorita Snape, me dice que los niños que están en San Mungo pueden sacar magia de otras partes de su cuerpo, ¿me dice alguna? ¿ojos, nariz, boca? ¿o será que cuando les da diarrea sus heces son pastelillos de purpurina mágica? Es evidente que fue una pésima directora de San Mungo si no conoce los principios de su mundo. Dígame cualquier hechizo que no use sus manos, incluso en el Aresto Momentum, debe de mover la mano señalar lo que va a frenar o bien para hacer la imposición de manos para crear ese colchón mágico que amaina la caída. En las civilizaciones mágicas antiguas como Egipto, que no usaban varitas, realizaban hechizos con movimientos manuales, los mismo las civilizaciones americanas en las selvas, los chinos, los hindúes, TODOS ―Puntualizó ―Y sobre mi edad, nací por los años 990 después de cristo, usted me dirá que tan joven soy ―Finalizó.

 

Estaba harto de dar explicaciones, todo lo que acababa de decir eran conocimientos básicos dados en Hogwarts o en la Antigua Academia, dados incluso en las clases de conocimientos, pero que llegaran a Libros de Hechizos haciendo este tipo de peroratas sin sentido, lo volvió a pensar, patético.

 

―Si ya no hay ninguna otra "queja" sobre mi desempeño como profesor o alguien quiere hacerse como que sabe más sin saber nada, pueden ponerse ya hacer lo que les indiqué, si no, no se preocupen, pueden irse y nos vemos el mes que sigue, porque si, para su desgracia, soy el único que dicta esta clase, señorita Snape ―Añadió y esperó ver si si había alguna otra réplica.

Editado por Keaton Ravenclaw

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-Para mi desgracia?

Abrió mucho los ojos, después de apoyar un par de dedos en su mejilla mientras escuchaba al chico hablar y hablar y hablar... y hablar nuevamente. Y sin embargo no pudo más que dejar escapar esta vez y sin vergüenza alguna, una poderosa risotada.

-Pero válgame el chico... ves lo que te digo?

Entornó los ojos con una sonrisa divertida y más que entretenida

-"Temple" hijo. Te falta temple- recitó con un falso tono de dulzura- es verdad que muchos profesores han sido elegidos por una y otra razón... pero bueno, hay muchas cosas en la vida por la cuál llegan a la docencia y ya que mencionamos profesores... hablemos de nuestras primeras escuelas mágicas donde nombres como "Lockhart" o "Trelawney" eran conocidos

Volvió a ladear la cabeza

-Y sí hijo. Eres un niño en comparación- suspiró con pesadez y nuevamente, un gesto sereno- ves? te he ofrecido la paz dos veces y la has negado

Movió un poco la cabeza, casi como si se sintiera decepcionada

-Pésima directora de San Mungo, eh?

Entornó los ojillos con malicia, con el reflejo de una serpiente en ellos. Como buena Slytherin, no podía dejar pasar esas oportunidades cuando se presentaban y...

Bingo.

El chico estaba cayendo cuál palomilla en la telaraña de la Snape. En parte sentía una mínima culpa... muy, muy mínima porque estaba aplicando en el pobre un conocimiento terrible que había enseñado a otros a usar en su beneficio, tanto tiempo atrás en otros momentos... y era casi como estar en una de sus propias clases pero sin alumnos excepto los de su memoria.

Quería volver a reír, sus ojos se humedecieron pero resistió

-Vale chico listo. En qué parte de tu frase va incluída una enfermedad mágica que de diarrea para que pienses que iba a referirme a una magia de ese tipo?

Alzó una ceja mientras movía un dedo en además, como si indicara un punto demasiado fuera de si

-Ay chico... -suspiró- en serio que te estás dejando llevar demasiado por la ira y por eso estás comenzando a equivocarte- hizo una mueca- no suelo señalarle esas cosas a los demás, es mas bonito cuando caen por su propia cuenta pero dado que me estás haciendo recordar épocas de mi juventud, me tomaré el tiempo para hacerlo

Ladeó la cabeza y siguió viéndole. Pero tampoco era tonta por lo que ahora apoyaba una mano en el estuche que llevaba en su muslo.

-La magia que emerge de las manos es por guía- empezó a contar con la paciencia de una madre a la que un hijo muy empecinado intenta desubicar- no por que "salga de las manos"- quiso rodar los ojos pero se resistió- hablas de los magos hindúes. Muy bien, toquemos a estos: sabías que una parte de su magia proviene de los sonidos y de las voces, así como el poder que convocan con sus cánticos mantricos?

Sonrió condescendiente

-A mi me parece que la voz proviene de la boca y no de los "dedos", verdad? muy bien, ahí va una- enumeró- ahora vayamos a los egipcios que me has mencionado también. Durante el uso de los Hekas no siempre se requería de la vara de hueso o marfil, sino que con el sencillo pronunciamiento de la orden los magos transmitían el poder con su voz... alguien con tu edad y que por lo que entiendo, ha visitado egipto debería saberlo

Se movió el cabello hacia un lado con la mano libre

-Ahora bien. Pasemos a la parte dónde habla acerca de que los anillos no pueden ir en otras partes del cuerpo fuera de los dedos. Esa es una forma demasiado obtusa y poco flexible para tratar con la magia o el poder de algo- volvió a un gesto aburrido- si hay poder en el cabello de todo ser mágico, incluso de los propios magos al grado de que para magias oscuras se requiere una parte del cuerpo de todo ser vivo como para que muchos teman que se les arrebate un solo cabello por la conexión que hay entre el núcleo... me explico? todo el cuerpo del mago tiene magia, por eso es que los niños y otras... personas, solo requieren de su mente

De poco en poco su enojo iba disminuyendo. No así su alerta pero ahora comenzaba a sentir lástima y tristeza por aquel muchacho a sus ojos

-Si me dice que nunca ha visto un anillo colgando del collar de alguna amada que prefiere llevarlo cerca del corazón o de aquellas que los engarzan para adornar sus orejas... entonces, o no ha visto mucho o como dije antes, no es muy dado a ser flexible con las posibilidades del poder de la magia y los objetos

Parpadeó un par de veces con languidez

-Creo que estoy siendo por demás amable debo de decir, porque podría simplemente dedicarme a hacerle la vida imposible de aquí a los siguientes años. No me molesta pasar el curso una y otra vez, porque seguiré diciendo lo mismo una y otra vez y dado que ambos tenemos una larga vida por delante, seguramente nos estaremos viendo mucho. Además... se supone que somos nosotros los que nos vinculamos con el Libro, no?

Alzó una ceja

-Si paso las pruebas y el Libro y yo nos vinculamos, por mucho que a usted le enoje eso no va a romper el vínculo y podré demostrarlo a los superiores... que le aseguro que sí, puedo sacar perfectamente la cita y con tranquilidad mostrar todos los puntos que he tocado. Hice lo que nos pidió en principio y fuí sincera con la pregunta, no voy a responder con mentiras solo por caerle bien y si, estoy buscando una respuesta mucho más positiva porque me parece por demás una falta de respeto que me siga tratando de esta manera. Yo hubiera sido más receptiva si en un inicio usted hubiera sido también mucho más educado y menos prepotente

Puntualizó con firmeza

-También eres capaz de equivocarte, por más que seas el maestro. Yo no te temo, ni tengo porqué hacerlo sin importar lo que suceda- le vió de lado con seriedad- no me asustan las actitudes altaneras... pero si me irrita alguien que se supone que está para enseñar y en lugar de ello, quiera imponerse como si fuese la perfección en medio de un mar de seguidores- resopló

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Inútil, verdaderamente inútil estaba resultando aquella plática con la Snape. Keaton chasqueó la lengua cuando la mujer empezó con otra oleada de palabras sin sentido. Quería hacerse la sabia, estaba bien, él se daba por vencido ya con ella, pero no por eso la dejaría hacer lo que se le viniera en gana, le daba igual que la acusara con los directores o con los mismísimos Uzza, ella haría lo que él dijera si quería vincularse con el Libro, no estaba a complacencias, no iba a aceptar que una simple chica que ni dos dedos de frente tenía le viniera a decir cómo dar su clase. El chico odiaba que la gente se quedara en su ignorancia, pero estaba bien, no a todos les quedaba bien la inteligencia.

 

—¿Ha acabado ya, señorita Snape? Y se lo vuelvo a repetir, no somos iguales, así que si quiere que le siga prestando atención se va a dirigir a mi de manera correcta. Me va a hablar de usted, no de tú, ¿estamos? —Dijo ya con sequedad, sin rastro de enojo ni ira, sin ningún sentimiento o emoción de por medio —Y ahora va la mía. Va a hacer exactamente lo que YO le diga y como YO lo diga si quiere pasar la clase. Se va a poner los Anillos en los dedos la mano y punto, ¿por qué? Pues porque soy el profesor y conozco los poderes de este Libro, y se hace lo que yo digo cuando yo lo digo. Y como se lo dije hace rato, si no le parece, puede desaparecerse de aquí y volverse a matricular cuando deje su altanería y sabebiondería inútil atrás y acepte que hay quienes no vamos a aceptar sus desplantes —Finalizó.

 

Miró al resto de sus estudiantes, lamentaba que lo vieran actuar de esa manera, y no por otra cosa, sino por el hecho de que lo había visto rebajarse al nivel de la Snape. Suspiró, y volvió a mirar a sus alumnos ¿qué esperaban? ¿que llegara el mismísimo Ministro a darles la indicación de continuar?

 

—¿Qué estpan esperando? ¡A su tarea, rápido! No tenemos toda la vida —Dijo notablemente harto aunque su voz seguía sin demostrarlo al ser seca, baja, pero amenazante —Y señorita Snape, donde vuelva a cuestionarme, seré yo el que la envíe a casa —Finalizó y se dio la media vuelta caminado hacia la parte baja de la montaña sin esperar a que le diera otra respuesta.

Editado por Keaton Ravenclaw

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. . . .

La mujer permaneció en silencio durante casi un minuto, solo viendo por dónde se había retirado aquel chico casi soltando más lava que un volcán aunque le tenía que dar puntos por al final haber "tratado" de mantener la compostura y el aplomo...

"Tratado" era la palabra correcta

Se cubrió el rostro con una mano y comenzó a temblar con fuerza, casi como si estuviera llorando...

Al menos hasta que en verdad lágrimas comenzaron a caer de su rostro pero era risa. Mucha, mucha risa que le estaba costando ahogar, sabía que había personas que eran propensas a caer en sus trampas cuando las ponía pero que aquel chico se lo hubiera puesto de esa manera tan, tan, pero TAN sencilla...

Voldemort!

No había usado algo así en años, lo ponía en práctica con una persona para la que no se suponía que daba el tipo de público objetivo... y caía.

Redondo y completamente en su trampa.

Casi podía escuchar a sus antiguos camaradas reírse... o tal vez, se preocuparían de que hubiera sucedido de aquella manera porque eso solo significaba que los magos que en aquel momento vivían en el pueblo, realmente no estaban preparados para nada; Hayame suspiró un poco y dejó las risas para dar lugar a un pensamiento melancólico y meditativo al respecto: era verdad. Su trampa ni siquiera era demasiado elaborada... era sencilla y diseñada específicamente para conseguir que fuera el propio adversario quien perdiera el piso y al mismo tiempo la concentración.

Y como podía ver... seguía siendo eficaz, pero ese era el punto.

Estaba diseñado para otro tipo de enemigo, no para los profesores que se suponía tenían en sus manos el conocimiento que el resto debía de recibir.

Mas sin embargo, el profesor de ese primer libro, uno que a ella realmente no le servía para lo que quería...

Suspiró y le dirigió una mirada vaga a su querido amigo Vash, sonriendo a desgana

-Y aquí nos encontramos -suavizó la mirada y rió quedo- me recuerda a Godric. Lo recuerdas?... pasó exactamente lo mismo pero ya son muchos años de eso...

Musitó por lo bajo para después, encogerse de hombros con los ojos cerrados

-Bueno pues... buena suerte con tu grupo y los dementores- le sonrió de forma agradable al licántropo para después voltearse con las manos en la cintura a su compañero de equipo- y bueno... ya que seremos solo tú y yo y dado que aparte de malas miradas por ahí no tengo ningún pleito contigo, te dejaré que lideres y me acomodaré a ello

Ofreció cerrando los ojos con agrado

-Vamos a por esos dementores!! aunque te advierto que como no tengo alma ni nada de eso, probablemente vayan directo a por tí- hizo una mueca y negó con la cabeza- no estaría de más trasmutar un par de rocas en animales para distraerlos... después de todo, de todas maneras tenemos que usar la joyería al menos una vez y después supongo que con un par de Patronum podríamos hacerlos correr un poco... después de todo, el profesor nos ha dejado la tarea más sencilla

Volvió a encogerse de hombros pero no pudo evitar ver con seriedad sobre su hombro pensando en Vash

Los Hombres Lobo no contaban con el beneplácito de no tener un alma y aunque era rápido, de todas formas le preocupaba que algo fuera a pasarle

"Ten cuidado, querido amigo"

Pensó con preocupación aunque con la seguridad de que fuera lo que fuera el reto, él podría con cualquier cosa y saldría airoso como siempre

Ya se verían nuevamente al terminar cuando todos bajasen de la montaña

Y entonces...

"La prueba final" pensó con un escalofrío de emoción, ya que no por nada había espiado al profesor anteriormente y había visto sus anteriores clases para prepararse para ese momento

Y lo iba a disfrutar en grande

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No estaba seguro si debía intervenir en aquella discusión interminable. No estaba de acuerdo con aquellos que buscaban discutir con cualquier profesor, sea como fuere, el veredicto final siempre estaría del lado del educador. La actitud de Hayame no me había gustado pero intentar frenar aquello sería una falta de respeto para con el Ravenclaw. El sabía lo que hacía.

 

Bufé justo antes de que la acalorada conversación terminara. Acomodé mi cabello, despeinado por la fuerte y gélida ventisca que azotaba la montaña, y volví a cruzarme de brazos, esta vez con la varita en una de mis manos.

 

Levanté una ceja ante el comentario de mi compañera de equipo. No recordaba haberla mirado mal, a pesar de no estar de acuerdo con su actitud superada ante la autoridad, en este caso nuestro profesor. Incluso estaba seguro de haber sonreído al rechazar aquel sandwich, por muy descolocado que fuera el ofrecimiento.

 

- Seguro fue el horario - musité casi interrumpiendo aquel comentario sobre las malas miradas -no suelo mirar mal, prefiero discutir de una forma totalmente distinta. No querrías llegar a eso.

 

Hice girar la varita entre mis dedos dejando el resto del mensaje al propio entendimiento de mi compañera. Aquello de no tener alma no me terminaba de convencer pero estaba seguro de que ningún dementor nos haría daño.

 

- Muy bien... no creo que necesitemos gran organización para esto - atiné a colocarme el Anillo Detector de Enemigos y esperé que Hayame hiciera lo mismo - Con esto, solo necesitamos ir al sur y esperar a sentir a los dementores.

 

Miraba con atención, no sabía si la bruja se colocaría el anillo en la mano o no. Por lo que había escuchado del Ravenclaw podría esperar cualquier tipo de uso. "Como sea con el mío bastará" pensé divertido. Me volví hacia Maida y Aaron, ellos irían a un supuesto nido "grande" de dementores, no estaba seguro de como me sentía al respecto.

 

- Tengan cuidado chicos - Toqué luego el anillo de salvaguarda contra oídos indiscretos pensando en que solo Maida y Aaron pudieran escucharme. - En todo caso, en ambos grupos tenemos una carnada.

 

Comencé entonces a caminar hacia el sur de nuestra posición sobre una gran cresta nevada, era más que probable que Keaton nos hubiera dado la ubicación correcta, su principal objetivo era que nos topemos con esas criaturas.

 

Asumí que Hayame me seguía bien de cerca, ella mismo había dicho que me encargara de liderar la marcha contra aquellos seres. Solo quería terminar rápido con la misión y pasar a la prueba final. Un escozor de adueño de mi brazo, sabía que estábamos cerca.

 

Me giré solo para comprobar que la vampiresa no estuviera apuntándome en ese momento, nada me aseguraba que él enemigo no fuese ella. Entonces los ví, nos habíamos pasado unos metros, pero al parecer una pequeña cueva detrás nuestro albergaba aquel nido de Dementores.

 

- Es lo bueno de verlos antes que ellos a nosotros - Estaba listo para atacarlos con magia pero se perdería toda la diversión si no usaba mis nuevos poderes - No creo que vaya a influir, pero ¿que te parece entrar allí completamente intangibles, ponernos en medio del nido y destruir absolutamente todo? - Nada me indicaba que la pelirroja fuera a hacerlo pero yo definitivamente lo haría, con o sin ella.

Editado por Near

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Aaron Augustine Black R. Yaxley.

 

Fueron segundos pero a mi me parecieron a lo menos cinco minutos, tiempo en el que caminaba alrededor de una mano que pedía ayuda, tiempo en el que me frotaba la barbilla, ponía las manos tras la nuca-sin dejar de rendir paso firme- y pensaba como acabar con el trío de muggles; y para cuando ya lo tenía ¡paff!.... desaparecí de aquél lugar para verme con la varita apuntando los pies del profesor a quién reconocí por el calzado. Guardé mi arma pausadamente.

 

-Está bien, está bien...- musité mientras buscaba un peñasco para sentarme. Sacudí los pliegues de mi túnica antes de hacerlo y pasee la indiferente mirada percatándome que mis primos habían vuelto sanos y salvos; no es que me importaran mucho sus vidas pero como decían por ahí "la sangre tira" ¡y yo era un afamado insaciable por los linajes de la magia!

 

Ya con el último alumno en regresar, Keaton nos explicó la siguiente misión que formaba parte de la clase, lo cual y nuevamente nos ponía en pro de los muggles y sus vidas subyugadas al sistema que ellos mismos alimentaban. Dediqué una mirada analítica para quienes serían mis compañeros, Maida y Djvash, personas a quienes no les confiaría mi vida- en realidad a nadie- pero sí me sentía parte del cuidado personal para con mi prima, mas que mal y en contra de muchos y vagos sentimentalismos, guardaba cierto aprecio por la bruja, pues como bien decía, solo me reducía a "familia y sangre", linajes y quizás un poco de paradoja.

 

Llamé a la menor de los Yaxley con un descuidado gesto de mi diestra para que se me acercase, momento en el que me erguí completamente sobrepasando por mucho su frágil, y no por menos poderosa, estatura.

 

-¿Me hará saber si existe algún traidor a la sangre cerca?- pregunté al momento que me inclinaba a su oído. Y la verdad que nadie podría juzgarme si es que me hubiesen escuchado, pues la pasión por la sangre limpia no sería un indicio claro de mis aspiraciones mortífagas- digo, yo los sentiría como enemigos...- reí en un afán de ironías mientras me erguía nuevamente y buscaba a nuestro compañero con la mirada- ¡Hey tú!... sí tú, ¿quién mas?- sostuve rápidamente en cuanto capté su atención- ven a compartir con los Yaxley que ya nos vamos...

 

La verdad es que la discusión que mantuvo Hayame con Keaton la aprecié unos cuantos segundos para luego dedicarme a estudiar como controlar el nido de dementores, y así, acercarlos hacia alguna aldea cercana, sin embargo siempre tuve la disyuntiva de como mantener un pensamiento feliz al momento de invocar mi patronus- tonterías en las que divagaba uno antes de cualquier acción- pero luego me respondía solo, casi recordando a mi hermana mayor quién me había enseñado a defenderme de los dementores hace unos cuantos años atrás.

 

>>La felicidad es subjetiva Aaron...

 

-¡Bien!- exclamé de minuto que, entre medio de mi equipo, entrelazaba mis brazos por ambos cuellos en un satírico movimiento de unidad. Guiñé uno de los grises a Near en señal de aprobación a su comentario y luego seguí observando el vacío en frente- ¡Nos vemos!, chicos, profesor...

 

Y allí, mediante contacto físico, recordé haber visto la falda de la montaña cuando me había quedado pegado en un punto sin bloqueo de las nubes para observar unas cuantas copas de pinos nevados- ¡desaparecimos! en off de un sonido que terminó por jalarnos en un vórtice que nos escupiría en el lugar que tenía previsto en mi mente- donde intuía sobre los dementores, pues ¿qué mejor lugar para ocultarse que en un foco de sombras?

 

La nieve espolvoreó a nuestro alrededor y soltándolos rápidamente, giré la piedra de mi anillo detector de enemigos que mantenía en el meñique de la mano izquierda sintiendo un leve escozor, cómplice de un frío más gélido de lo normal; al parecer mi intuición no me había fallado. Estábamos cerca.

 

-¿Los sienten?- pregunté a ambos mientras me paraba en seco frente al pequeño bosque- ya me siento un poco deprimido...- bromee alcanzando a Maida con la mirada sobre mi hombro.

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Hayame de primera mano solo se había encogido de hombros para luego, alzar la mirada ante la amenaza del chico sintiendo como era ahora ella la que pedía la paciencia

"ARGH!! NIÑOS!!" gritó dentro de su cabeza "ESTOY RODEADA DE NIÑOS!!"

Sacó el siguiente anillo de joyería mágico que seguía y lo colocó en el dedo distal de las mano izquierda, el más pequeño ya que mientras más pronto pudiera deshacerse de esas cosas, tanto mejor; aquel profesor le había hecho desagradar tanto el Libro de la Fortaleza que probablemente al pasar de grado...

Bueno...

Los anillos y el collar no iban a tener precisamente un futuro muy brillante por parte de la Snape

Asintió un poco al chico al que ahora seguía y comenzó a caminar detrás de este tan solo escuchándole, dispuesta a seguir su idea a como la propusiese y a sabiendas de que podía zafar fácilmente cualquier situación... pero por primera vez en esa clase, alguien había dicho algo interesante, algo que iba justamente con su manera de hacer las cosas y de armar lío y esas llamas de emoción borbotearon por debajo de su piel haciéndole sentir casi viva

Estaba segura de que incluso se había ruborizado solo por la felicidad de algo así, independientemente cualquier trampa que el niño quisiera plantarle después

-Destruírlo todo...?

Repitió y antes de un suspiro ya estaba al lado del chico con las botas hundiéndose en la nieve con firmeza ya que le estaba costando controlar la energía que ahora sentía; era tan eléctrico!! ni siquiera el bendito Yeti le había hecho sentir un temblor por la emoción de algo peligroso o maligno, diablos que no!

Tomó la piedra del anillo Detector de Enemigos y la giró, percibiendo la ténue luz rojiza que parecía emanar en respuesta a su corazón y la pequeña quemazón... que nunca llegó

Alzó la mano y se observó el dedo con un dejo confundido y lo movió varias veces pero aunque ahora percibía a las criaturas de la cueva donde el chico guía había detectado a los dementores que también les habían percibido ya... no, nada. Su dedo estaba tan tranquilo como siempre y sin rastros de escozor o dolor alguno.

Sus párpados cayeron a la mitad

"Claro Keaton" pensó comenzando a resignarse que probablemente el maestro estuviera ahí como una especie de castigo a él mismo "te has de llevar fatal con tu libro y sus aditamentos si ninguno te funciona mas que en los dedos y encima te los quiere comer"

Dejó salir una nubecita blanca de la boca e hizo una mueca

El viento alrededor de ambos nuevamente arreciaba y se revolvía de forma que la capa de la mujer se agitaba violentamente con un sonido de fru-fru muy característico

-Que diablos... me E-N-C-A-N-T-A la idea de destruírlo todo!! -aseguró a su compañero con una verdadera sonrisa entusiasta y maligna: sus ojos ahora brillaban de blanco y hasta parecía que había llamas bailando alrededor de su cuerpo- no tengo problemas en que nos vayamos intangibles hasta el centro y que lo volemos todo en pedazos, dementores incluídos (aunque creo que mas que despedazarlos por su naturaleza según los libros de criaturas fantásticas, sería encerrarlos en la cueva)... pero justo le veo dos pequeños obstáculos

Alzó dos dedos no muy alto

-Bueno... ya hemos detectado al enemigo y él a nosotros así que por ese lado... ya zanjamos el uso del anillo... aunque serviría tal vez nuevamente- comenzó- pero... el primero es: si nos vamos intangibles a la cueva y lo volamos todo, nos vamos a quedar encerrados con los dementores... a menos que puedas correr muy rápido para esquivar las rocas y salir... te vas a atrapar tu solo

Frunció el ceño pensativa

-Y dentro de lo mismo, el hacerte intangible solo dura un rato por lo que si lo usamos de buenas a primeras nuevamente vamos con las de perder porque nos quedariamos encerrados y en tu caso, tú si tienes alma y no creo que podrías esperar al delay del hechizo antes de que un dementor te alcance si es que el Patronus que tengas te agota

Comentó

-En todo caso... porqué no corremos literalmente al fondo lo que hará que los dementores nos sigan, destruimos y volamos la cueva, usamos un Patronus para alejarlos de nosotros y usamos el hechizo para atravesar las rocas que cubran el ingreso? -sugirió volviendo a ladear un poco la cabeza

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