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Enterrando a nuestros muertos


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La bruja no recibía respuesta de la familia en aquellos momentos y la angustia empezaba a llenar su corazón, tan solo de pensar en todo lo que había visto alrededor de su casa

 

Porqué? porqué las personas habían pensado que era una buena idea dejar a las personas acostadas en los bordes de su propiedad como en una especie de círculo mágico de muertos?

 

Un temblor le pasó por todo el cuerpo recordando ese escenario y nuevamente las ganas de vomitar parecieron subir por su garganta como una especie de ácido que le estaba revolviendo el estómago

 

Afortunadamente la casa de la familia siempre le tenía abierta la puerta a todos los miembros familiares, así que sintiendose con el fuerte malestar corrió hasta la entrada de la mansión

 

Ni siquiera se fijó en el momento de abrir la puerta o si alguno de los elfos la había saludado o si la habían recibido aunque seguramente por su palidez los había preocupado a los pobres

 

Se fué corriendo hasta el primer baño que encontró cerca de ella y con el cuerpo todavía temblando se dejó caer cerca del excusado y comenzó a vomitar otra vez de las nauseas

 

Se sentía terriblemente enferma y se recargó un poco de lado en el muro pero entonces comenzó a escuchar gritos terribles y abrio mucho los ojos mirando en todas direcciones

 

-Ay dios, qué fué eso?

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http://i.imgur.com/7WhajUW.gif ♥ TE AMAMOS SAGITAS ♥

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El Cementerio Local:

 

No era hora para estar allá. ¿Por qué @Ela Karoline me habría llamado para aparecerme en el cementerio? Precisamente estaba preocupada por Xell, ya que hoy ella tenía una misión en él y la habíamos dejado ir sola. Ella mismo había insistido en que no la acompañáramos pues mucha gente en él podría llamar la atención para lo que hacíamos, a pesar que actuábamos como sacerdotisas cumpliendo con su sacro oficio. Ela no sabía nada aunque podría ser de ayuda, pues... No era de la familia. Lamentaba ser tan estricta pero nos jugábamos mucho con lo que hacíamos y no quería poner en peligro a nadie de fuera. Si hubiera sido Cye, no lo habría dudado nunca pero ella..., no tenía derecho a meterla en esta trama siendo recién llegada al pueblo, a pesar que la conocía como Hermana y como compañera de Bando.

 

La poca luz no me dejaba ver bien. O lo contrario. Me permitió ver el motivo por el que mi amiga (al final, ¿éramos familia o no? Era prima de Cye, mi cuñada pero...) Había un alma flotando, ya desunida de su cuerpo que Ela sostenía a medias. Parecía muy afectada.

 

-- Hermana... Ya no puedes salvarla. Hay que dejarla irse...

 

El alma que la acompañaba inició un lamento y junté las manos, dedicándole un rezo. No podíamos hacer más. Excepto...

 

-- Si quieres, podemos enterrarlo en la cripta, para que descanse...

 

Aunque eso haría que la muchacha se enterara de... nuestro secreto. ¿No sería mejor una fosa común, sin mezclarla a ella? Sentí pasos y me envaré un poquito hasta que un elfo con las orejas gachas se acercó a nosotras tres (el Alma también cuenta, pobre, no podemos dejarla sola)

 

-- Montpellier... ¿Qué haces aquí?

 

La voz chillona del elfo sonó en el cementerio tan fuerte que seguro que nos oían en kilómetros. Nos dijo que le enviaba la Amita Xell para ayudarnos en todo lo que le dijéramos.

 

Ah, sí, y también dijo que se llamaba Montmeló... Es que se ponen unos nombres tan raros estos elfos...

 

 

OFF.- Perdón, Xell, no lo vi.

Editado por Sagitas Potter Blue

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En la habitación de Dick Grayson:

 

El primo parecía delirar, se movía inquieto, como si tuviera una lucha interior. Tenía fiebre así que tomé un ungüento antitérmico que apliqué en la frente y en el cuello esperando que eso le ayudara. Yo también necesitaba ayuda pues no era sanadora, a pesar de tener Primeros Auxilio; notaba que Dick necesitaba una ayuda más especializada que la que yo podría ofrecer. Rogué a la Diosa Gea que me ayudara.

 

Sentí una voz femenina y bendije a la Diosa por responder tan rápido. Era la voz de la tía Lisette quien también pedía ayuda. Me levanté para acercarme a la puerta y llamar su atención.

 

- ¡Aquí tía Lisette, aquí arriba!

 

Dick reaccionó gritando el nombre de una mujer. ¿Es que tenía novia? ¡Qué calladito se lo tenía!

 

- ¡Ayyyy, que me tiras! - exclamé, al pasar a mi lado como si le persiguiera un demonio. - ¡ No te muevas tan rápido que se te pueden abrir las heridas, primo!

 

Corrí tras él, intentando pararlo antes de que se hiciera más daño. El primo parecía enloquecido y gritaba por "Abigail".

 

- No es Abigail, es Lisette. Ven a la cama, primo. Anda, ven, que yo te acompaño. - No quería que sonara como una invitación o algo así pero temía por la salud del primo. - Si no te estás quieto, llamaré a la tía Sagitas para que te encierre en las mazmorras. Allá podremos tenerte amarradito. Anda, primo, no me obligues a atarte a la cama.

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En la zona más alejada del cementerio...

 

La noche parecía fría pero no lo notaba. Caminaba despacio entre la escarcha que se producía tras un cielo despejado. La luna estaba visiblemente en lo alto. Intentaba caminar lo más sigilosamente posible y agarraba con firmeza mi morral de cuero colgado al hombro. Traspasé el talud del cementerio con suavidad y casi sin apenas hacer ruído. Sólo se escucharon unos leves quejidos de rotura de ramitas y hojas. Farfullé molesta. Seguro que se escucharía en todo el lugar y lo que menos necesitaba era llamar la atención lo menos posible, aquella noche. Necesitaba enterrar a mis propios muertos sin que pasaran cosas extrañas. Bueno, así era la magia. Imprevisible y maravillosa a la vez.

 

Vestida completamente de negro para pasar casi invisible y ser como una sombra oscura, en medio de los árboles y que no se me distinguiera ningún rasgo en particular. La lástima era mi tez, pálida como la leche a causa de mi vampirismo. Pero tampoco podía hacer otra cosa. Llevaba encima, un traje pantalón chaqueta, con unas botas de piel de dragón y una camiseta. Llevaba la varita colocada dentro de los bolsillos. Sólo esperaba que no hubiera ningún ataque. No me apetecía en lo más mínimo hacer uso de ella. Quería tener paz, aunque fuese tenebrosa, durante una noche. Y aún así...

 

Parecía que el lugar estaba lleno. Pude reconocer varios aromas gracias a la ligera brisa que enfriaba el ambiente más aún. Y aunque a veces me comportaba como una humana, recordándome tiempos pasados, no lo era. Sólo se podía decir que lo fui tras unos breves meses... Al menos no notarían mi presencia si me hacía notar y me negaba a ello, por lo menos, no soltaba vaho por mi boca y era un alivio. Aunque tenía cierto resuello por el esfuerzo. Mi cuerpo era como el de las piedras que decoraban el cementerio. Frío, sin vida. duro como una roca y débil como un guijarro.

 

Encontré el lugar que había encargado para colocar un mausoleo a mis propios muertos y a los de mis súbditos. Habían sido muchos y estaba bastante afectada. Gracias a mis lugartenientes que movieron todo lo necesario, en pocos días ya estaba montado. No era gran cosa, sólo una mole de piedra, terminado en un tejado, de pizarra y en su parte superior con un ángel con las alas extendidas agarrando a un cuerpo desfallecido. Irónico, por quién yo era. La propia 'muerte' convertida en ángel, me miraba con sus ojos pétreos y no pude evitar cierto escalofrío. Sabía que nunca o casi por una excepción, no podría avanzar. Quedaría estancada, de por vida. Una larga vida.

 

Con la varita hice que se abrieran las puertas fuertes de hierro. Al menos lo hicieron lo más suavemente posible. En su interior era oscuro, como la boca del lobo y rogaba que tanto como ese lugar como el resto del recinto, fueran respestado por tod@s. En algún momento de esa maldita guerra, se necesitaría reposar las consecuencias de esa deflagración, y que apenas tenía constancia de cómo había sucedido... Casi todo por un maldito dragón, según tenía entendido. Mientras cavilaba en todas éstas cosas. Suspiré.

 

El pequeño altar vacío me esperaba, con un par de movimientos más de varita hice sacar del morral varias cajitas en dónde reposaban las cenizas que había podido sacar. Las fui moviendo en silencio y casi sin moverme, a cada espacio de las pequeñas urnas que había en ese monumento que había mandado levantar. Había costado una fortuna en oro, pero no importaba. El descanso de esas almas era lo primordial. Aunque a veces el asesinato justificaba muchas cosas, en esa ocasión no estaba del todo de acuerdo. Era absurdo e irreal. Lo había vivido y sufrido. Sentía que esas consecuencias me habían cambiado. Quizás, para siempre.

 

Tras depositar las cajitas en sus sendas urnas, dentro de los huecos pétreos, coloqué los nombres a las personas que, con ciertos chasquidos se iban identificando. Por último y aunque fuese un sacrilegio, los huesos de mis padres encima de un par de huecos del altar. Saqué la bandera italiana y española, puse un par de candelabros de un sólo brazo y los encendí. Quemé un par de varillas de incienso y también mirra en honor a los caídos y a los antepasados. Al menos que tuviesen una ceremonia, aunque privada de un momento de homenaje. Ellos serían recordados por los vivos que visitaran ese lugar de último descanso.

 

No serían olvidados.

 

Tras unos breves minutos, apagué los cirios y los guardé nuevamente en el monedero dejé las banderas colocadas en el altar por si necesitaba hacer más "visitas". Mi trabajo como jefa del Clan Erebus había terminado. Era mi deber honrar a los muertos y enterrarlos como era debido, con ceremonias sencillas para que sus espíritus descansaran tranquilos. Tras volver a suspirar, negué con la cabeza y me moví despacio. Tras salir otra vez de ese cementerio personal, colocado debajo de un árbol de Saúco de madera negra, volví la vista hacia la luna... sería una noche larga...

Editado por Helike R V PB
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--MUJER QUE ESTAS HABLANDO!!!!! NOS ESTAMOS MURIENDO!! LA ESPADA ESTABA ENVENENADA--

 

El Dick malo... Si ese mismo al que se había enfrentado ah Avalon estaba ahí buscando entre todas las puertas buscando esa voz que al parecer provenía de @@Lisette Ryddleturn a la cual el Dick malo había confundido con su ex-esposa, por lo que al no encontrarla sencillamente derramó una lágrima callendo de rodillas comenzando a cambiar lentamente al cuerpo original y así caer otra vez desmayado... Las heridas se habían vuelto ah abrir y la sangre de nueva cuenta comenzó a brotar...

 

En la mente de Dick..

 

Sencillamente el panorama era tan bizarro que ninguno de los dos se lo creía... El Dick malo estaba callado en un rincón, el Dick bueno detrás de el con los brazos cruzados y suspirando sencillamente se alejo de el... Al final el mensaje ya había Sido entregado.... Por lo que todo quedaba en manos de la prima...

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Mansion Ojo Loco

 

::::::::::::::::::::::::::::::::

 

La bruja había observado a su hermana que la recibía y comprendía que la situación se estaba convirtiendo casi en una muy mala broma; el que los pensamientos de muerte se hubiesen esparcido entre la comunidad mágica de forma tan repentina solo le confirmaban que las cosas iban empeorando

 

Una especie de clima venenoso flotaba en el ambiente y comenzaba a temerse que de a poco tiempo, todas las personas que aun guardaban un poco de cordura la perdiesen

 

Si es que no había sucedido ya

 

-Por supuesto, la buscaré, sabes que puedes confiar en mi -dijo con seriedad la vampiro mirando a su hermana mayor para luego verla irse... y tal parecia que ni bien se habia ido, alquien comenzaba a gritar

 

"Ufff... más fácil decirlo que hacerlo"

 

Pensó la Snape haciendo una mueca para luego comenzar a buscar a su hermosa sobrina, pensando en cumplir lo que le habian pedido pero al mismo tiempo empezando a preocuparse de la situación

 

-Xelli!! -llamó la Snape comenzando a subir las escaleras -dónde estas!!?

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Fenrir

 

El gran lobo blanco había salido solo. Matt estaba en casa cuidando de su cachorro, pero el lobo prefería salir a pasear. Si quería, podía ser "invisible" a ojos de los demás humanos. Había aprendido a ser sigiloso y ocultarse, a pesar de su enorme tamaño.

 

La temperatura exterior para él era agradable, y percibía el olor a tierra y hierba mojada, aunque hubiera tensión en el ambiente.

 

Terminó de repasar sus patas, momentos antes manchados de sangre a causa del conejo que había cazado en la penumbra del bosque que rodeaba a la Potter Black. Había estado por alli visitando a Bennu y Drago, y una vez limpio, había comenzado a vagar por ahí. Hacía tiempo qeu no lo hacía, sobre todo desde que se había pronunciado aquella situación que los humanos en casa llamaban "guerra".

 

Además, si sucedía algo, sabía que Matt estaría cerca de él, o Fenrir regresaría a su lado.

 

Las calles y bosques de Ottery resultaban ya familiares a Fenrir. Ni mucho menos era el primer paseo solitario y nocturno que aquel animal se daba por sus calles. Asi que cuando llegó a los alrededores del cementerio, y percibió el olor familiar de la tía y la madre del chico, con un gruñido bajo, decidió adentrarse en él, seguirlo, para saber que las dos mujeres estaban bien.

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  • 3 semanas más tarde...

Kautet, halcón peregrino.

 

El halcón no había tenido cambio en su comportamiento, a decir verdad, siempre gozo de entera libertad para ir y venir a los bosques o lugares agrestes, fue solo un tanto más astuto de alejarse de los sitios donde hubo estallidos, las explosiones fueron generalmente en los poblados, así que en cierta manera, ir a las montañas o a las zonas más profundas de los bosques, fue más seguro para él. Seguía cazando cuando requería recuperar energía y pasaba buen parte del día, extendiendo sus alas y disfrutando de volar observando el paisaje. Tenía tiempo que ya no había acontecido algo relevante como lo del caso del pavo real albino, así que iba de un lugar a otro.

 

Esa noche hubo algo que antes no había presenciado, movimiento y actividad en un lugar donde árboles tanto verdes y lozanos como secos, se ubicaban allí y aculla de ese sitio con piedras y pequeñas edificaciones... era algo que antes Kautet no había visitado. (cementerio)

 

Por curiosidad sobrevolo el lugar, vio moverse con cautela a un enorme lobo, luego en el lugar más alejado vio a una bruja vestida totalmente de negro, que cerca de una de esas pequeñas edificaciones, miraba atentamente la luna. El fino oído del ave de rapiña, capto ruidos en otra parte de aquel lugar y fue al sitio... si, ahí había más brujas, una de ellas le era familiar, pues un par de ocasiones le había llevado unas misivas, el halcón se posó en lo alto de un árbol muy alto desde donde el ave podía ver a la bruja pelivioleta y otra joven, esperaba para entender que hacían en el lugar.

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El primo Dick desvariaba. Había confundido a alguien con la tía Lisette y quería ir con ella. Lloraba, no sé qué pasaría por su mente pero parecía un recuerdo doloroso. Además, de tanto moverse, sus heridas no paraban de sangrar. Cuando parecía que conseguía cortar la hemorragia, volvían a abrirse.

 

- ¿Dónde estará la tía Hayame? Ella seguro que sabría solucionarlo. ¿Por qué no prestaría atención en Primeros Auxilios?

 

Como si me hubiera oído, o tal vez sí la había llamado de alguna manera. ¿Habría utilizado la mente para llamar a mi tía? No, seguro que no, lo importante es que @@Hayame Snape Potter Black gritaba mi nombre y me buscaba, para ayudarme.

 

- ¡Aquí, tía, aquí! Necesito tu ayuda. ¡Este hombre se desangra!

 

Hubiera podido usar mis poderes de sacerdotisa para sanarle pero no estaba segura de que funcionara; aún me faltaba muchos estudios para conseguir la destreza necesaria. O el amuleto de curación pero lo había utilizado mucho y no recordaba si había que descansar o funcionaba siempre que lo utilizara. De todas maneras, no me atrevía a levantar las manos de la herida de la que perdía más grande, pues estaba taponándola. Volví a gritar a la tía.

 

- ¡Tía Hayame, por favor! Qué se nos muere!!!

 

¿Qué habría pasado con la tía Lisette? Seguro que había huido, despavorida, ante tantos gritos y tanta sangre.

 

 

 

Elfo Montmeló:

 

Al elfo personal de la Amita Xell no le importaba que su tía le cambiara el nombre. La conocía y sabía que no lo hacía por maldad sino por despistada. Tantos años al servicio de la Familia Vladimir le permitía conocer a todos los miembros y su peculiar forma de ser. Por ello, sólo le repitió su nombre y notó como lo corregía con un movimiento de mano. Por supuesto, tenía en mente cosas más importantes que recordar los nombres de los elfos. Siempre le pasaba lo mismo, recordar esos detalles era casi un imposible para la mujer violeta, pero era muy buena en otras cosas, como las que tenía ahora entre manos.

 

- Me manda la Ama Xell. Ha recibido el mensaje de una sacerdotisa hermana y me dice que ahora está salvando la vida de un muchacho, por lo que no puede acudir al llamado. Me ha pedido que le ayude. ¿En qué puedo servirle? ¿Hay que esconder ese cadáver en algún lugar para que no lo encuentren...?

 

Mal momento el que vivíamos, con tanta guerra, tanto muggle suelto por los lugares mágicos, tantas peleas, tantos muertos... ¿Por qué estarían escondiendo a un muerto en un cementerio?

 

A lo lejos, un halcón peregrino planeaba por encima del lugar y al elfo le pareció extraño. Eran criaturas diurnas. ¿O estaría espiando?

 

- Debiéramos hacer lo que haya que hacer cuanto antes, pues puede que nos estén mirando.

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El Cementerio Local:

 

Ela no contestó así que decidí seguir yo sola. Esperar más ponía en peligro la integridad del recuerdo y eso era lo importante en aquel momento. La ayuda del elfo era importante aunque yo echaba de menos las manos de otra sacerdotisa. Y Xell sabía lo que hacíamos, así que ella hubiera estado mejor que no Montmeló.

 

-- Gracias, elfito. -- Procuré no decir su nombre para no enfadarlo. Siempre recordaba que no a todos les parecía bien que confundiera sus nombres, como el de Passpertouto de Lucrezia. -- Ayúdame a llevar este cuerpo a la cripta de la familia, por favor.

 

Entre los dos, levantamos el cadáver y lo hicimos levitar hacia la puerta de la cripta de la Familia "Ojo Loco". Era muy discreta y de construcción reciente. En realidad, nunca había pensado en ello y actualmente ninguno de los cuerpos que contenía era nuestro. Pero en estos tiempos en los que la Muerte era la dueña de las calles de Ottery, había resultado un buen lugar donde dejar los cadáveres que se apilaban en las aceras y que nadie reclamaba.

 

-- No es exactamente esconderlos, Montmeló. Es una labor social en la que dar santa sepultura a los caídos en esta maldita guerra y que serán olvidados. Somos una familia de sacerdotisas. No podemos olvidar la piedad de nuestro oficio.

 

Bueno, tal vez no fuera exactamente eso para mí pero estaba segura que Cye o Xell sí creerían eso a pies puntillas. Yo era más despiadada y con un sentido de Justicia que me hacía resistirme a que aquellos muertos no pudieran contar su propia historia y desaparecieran de la vida de todos. Y, además, siempre había creído que los culpables debían pagar por sus actos y darle voz a los Muertos era algo en lo que pocos habían pensado.

 

-- Bien... Gracias, elfo. Ahora... Puedo seguir sola. -- No quería que el elfo viera la ceremonia que iba a iniciar y que podría parecerle horrorosa. La Nigromancia no es entendida por todos. Además, si alguien le interrogaba, no sabría qué decir porque nada habría visto. -- Ahora acompaña a Ela Karoline a su mansión, no es hora de que esté tan de noche fuera de casa. Y dile a Xell que, en cuanto pueda, acuda a ayudarme, por favor...

 

No sabía qué era lo que entretenía a mi sobrina pero debía ser importante si no había acudido a la llamada de nuestra Hermana. Además, había notado que alguien nos observaba, no sé bien si un ser humano o un animal, pero lo sentía en la nuca y eso me ponía nerviosa. Cuando antes empezara y arrancara ese recuerdo de su muerte, antes podría volver a la seguridad de la casa.

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